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Mientras caminaba en total paz junto a su acompañante, aproximándose al particular velero, notó las estrellas, el cielo nocturno que para ambos tejía un manantial de ideas. Unos pasos adentrándose en aquel transporte que comenzó a moverse en segundos. Los asientos juntos dejaban libre un paisaje panorámico de aguas oscuras con un reflejo de luna, y las canciones a violín lentas sonaban para ambos. Nadie interrumpía su atemporal cita. Y no lo harían. 

El capitán solo tomaba curso hacia los lugares que la naturaleza creó, como para dos enamorados. Mientras avanzaban en completo toque de seda, el espadachín se armó de valor, coraje, paciencia y gusto para tomar la mano ajena, besarla. Y señalar al cielo una particular constelación que por su deslumbrante silueta formaba un pétalo de rosa. El aire rozaba ambas cabelleras.

►¿Hermosas estrellas, no?...◄ 

Pero Yasuo ya no miraba la constelación, sino a su antes oponente, a quién apreció por su tonalidad de piel rozando la palidez. Hombros que parecían esculpidos por quién tenía la perfección como musa. Ojos que de jade dejaban un regalo. Su diestra, en una acción arriesgada y dejando la monotonía de la comedia rozó sin pena la mejilla ajena. 

Más suave que la tela más cálida. Inspiradora como el sol poniente, y perdida como la belleza de un filo que muerde con exageración, así era akali. Una rosa espinada que nadie se atrevía a tomar por miedo. ¿Pero un hombre que no tenía nada que perder, que miedo tendría?. Solo el miedo de perderse entre su delicada voz, su postura, la curvatura en la que caminaban sus lúgubres sombras y el sentimiento egocéntrico de desearla sin más que acceder a su parte lujuriosa y trazar en sorpresa un manantial. 

►Que afortunado el que entre las sendas de tu mirada quede.◄ Yasuo parpadeó con lentitud, seguro de sus palabras. ►Igual que éstas aguas claras y calmadas, escondes mucho.◄ 

Debajo de tanto metal y armadura, de honor y encanto. Habían solo un hombre y una mujer que desvariaban por el innato gusto de matarse o amarse. Matar la rivalidad, o amar el temple de sus armas. E ahí el dilema envuelto entre tantas capaz. 

El paisaje era romántico, en quietud y aires de noche en Jonia era perfecto.

“デートの夜”

Tomado de la mano de su acompañante, una mujer que solía correr entre las sombras. La primera vez que ambos podían verse a los ojos sin intenciones de asesinarse era entre una laguna profunda como una rivalidad, y un árbol cuyas hojas caían rosas como los labios de ella. Yasuo suspiró casi desesperado, y sin aguantar más, se soltó de ella, dando un paso atrás.

►Solo hemos dado tres pasos, y siento que me quemas la mano.◄ 

Justificó su amargura ante el amor con eso, pues su corazón estaba tan lleno de rencor que solo pensar en albergar a alguien en él le repugnaba y terminaba por arrojarlo de cabeza hacia la sangre. Pero estaba vestido con un traje formal, corbata, camisa de un color como las hojas de aquel cerezo. Ni su arma, ni fuerzas, mucho menos violencia en el aire. Su olor era agradable.. ¿Era Yasuo en verdad?. Se estaba arrepintiendo, pero había un diamante entre punta de ambos. Perdido un segundo entre sus crecientes pensamientos como una roza espinada, por fin, retomó su postura de caballero.

Extendió su brazo hacia la ninja, que vestía igual que él, formal para una cita de noche. La luna parecía un reflector que iluminaba su camino y sus manos, toque suave, tanto como aquella sensación de paz y amor que hace años no conocía, y que hizo su corazón más cálido por unos segundos. Fallaba aquel pensamiento de ermitaño al que le había dado la razón. Una pequeña hoja se deslizó por su diestra, y quedó en su extendida palma. Tenía la pequeña forma de la carta que había seleccionado. 

¿Señal?, ¿verdad?. ¿Alguien más?… Quizá.

►La reservación es en veinte minutos. ¿Gustas hacer… algo más?.◄

Un paseo en barca, que les llevaría por una hora y media alrededor de las aguas calmadas, vigiladas y románticas de Jonia hasta el claro de la luna. Donde una vez cada doce noches se postraba el reflejo directo de una luz en el centro para guiar a dos amantes hasta una danza de puro cariño, dejando fuera de ambos corazones el rencor.

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La fuerza bruta de Yasuo superó; Y el corte fue repelido por su campo de fuerza temporal, junto al viento. En posición defensiva logró aguantar un par de segundo. Sin embargo, una brecha se vio cuando su rival estuvo en el aire, le dio la espalda. Yasuo, pese a recién haberse defendido, le interceptó en el aire. Uno, dos, tres cortes y una fuerte estocada al suelo. No fueron suficientes, pues su agilidad mejorada junto a un particular brillo amarillento en su espada le hicieron ganar velocidad, corte tras corte arruinaba el blindaje ajeno. Hasta poder dejarlo en el suelo. Su HUD indicó como cancelar su regeneración, y cuanto tuvo oportunidad, con su katana de alta frecuencia raspando el suelo. Lanzó un tornado con aún más potencia para interrumpirlo. 

Yasuo tiraba a matar, y mientras tomaba su arma a dos manos, corría. Listo, pues su letalidad máxima estaba encendida, había ganado ventaja y no la dejaría pasar hasta dejar inactivo a su modelo rival. Un rodillazo para levantarlo de su postura lastimosa, y un remate al suelo. Si bien tenía un par de ventajas sobre él, las aprovecharía para marearlo. Le tenía en mal estado. Y pensaba en amenazarlo, hacerlo retroceder. ¿Diferencia?, su último aliento ya volvía a enfriarse, y no tardaría mucho en volver con facilidad. >40 segundos hasta ello.

►Si te levantas, te acabaré. Yi.◄ 

Su amenaza fue clara, y rápidamente puso su arma resplandeciente cerca del cuello de su rival. Ésta perdió filo poco a poco, volviendo a su tono naranja. Algo de energía se notaba, el gran calor, y como decía su nombre, alta frecuencia. Corte de mero pulso dictado por su portador.Un simple movimiento hacia el visor de éste terminó por dejar una leve marca, para irse apartando luego, envainando su arma, en señal de dejarlo luchar. Por honor, por decisión. Porque así sus memorias dictaban. 

“¿Cuanta sangre hay en tus manos?”

Era la pregunta de aquel proyecto quien yacia en lo alto de la cima de una colina, manteniendo aquella de espada energia clavada al suelo mientras miraba a la nada. El viento soplaba con fuerza, moviendo aquel liso y largo cabello de aquel proyecto mientras se movia de manera ondulada con el soplido del viento, mirando cada aldea que estaba frente a el, actuando como un vigilante desde las sombras mientras su cuerpo permanecia como una roca, buscando el rastro de aquel hombre quien causó la muerte de aquel anciano que representaba lo mas importante para Jonia.

Movía sus drones al rededor de cada aldea, de las granjas a la lejanía mientras buscaba su rastro e incluso sensores remotos que daban grandes camaras en su HUD, todo fue calmado, sin rastro de su objetivo, pero la paciencia era una virtud para el, el se guiaba por el viento, era como si le dijese que el vendría por tal lado, quedó inmovil por minimo 2 horas, el viento soplaba hacia su izquierda y minutos después, sus radares detectaron movimiento al este y su HUD mostró una camara instalada en la rama de un arbol donde veía con total atención a ese unico hombre rondando en la nada, a juzgar por esa espada, esa apariencia familiar, muy familiares, pudo reconocerlo.

– Pronto morirás bajo tu propia espada. –

El proyecto retiró aquella espada clavada del suelo y su mirada se alzó hacia aquel cielo nocturno, era una bella noche la cual habian muchas estrellas, cientas y cientas y sobre todo aquella luna que iluminaba su camino y fue donde lentamente levantó su espada y la dirigó en dirección hacia el este, donde estaria avanzando el espadachín del viento como un reto a combatir, era su oportunidad y no la desperdiciará.

– El cielo te dará la bienvenida, Yasuo. –

Dicho esto, este emprendió un gran salto hacia aquella naturaleza, pareciendo perderse en la nada y solo se escuchaban esos arboles ser agitados entre los rapidos saltos que daba el espadachín, era muy veloz y lo unico que se podia apreciar a ver era como un relampago naranja que se movia entre esa oscuridad, “rapido y tonto” la decisión que alguna vez tomó su alumno y que el debia tomar para enfrentar a quien sería su rival.

– “Sin miedo, sin piedad.” –

Era una frase la cual resonó en un eco de esa oscura voz que hablaba en su mente, la cual el mismo repitió cuanto mas se acercase, su radar mostraba el movimiento y el se acercaba justo por la espalda y justo a la ultima que logró llegar, dió un enorme impulso que lo elevó hasta el cielo, justo en direccíón hacia aquella desolada calle donde el unico ser que habia ahi, era el, y Yasuo.

Antes que quisiera hacer un ataque sorpresa, cayó justo a muy pocos metros de el, haciendo una cortina de polvo justo al rededor de aquel proyecto, y con aquella espada, dispersó aquel polvo y mostrarle a su rival a quien se enfrentaba. Sus ojos en lugar de ver su actualidad, dieron paso al pasado y en lugar de verlo con esas viejas prendas, Yi lo vió convertido como un proyecto, estaba casi todo borroso y fue donde pudo escuchar su voz, donde ua vez conversaron y se dieron un combate a muerte.

“Cuanto tiempo, Yi.”

Esa voz de quien algu a vez fue su aliado, fue muy fria donde su cabeza comenzó a dolerle en la cual intentó sujetar su cabeza y resistir el dolor antes que se calmara todo y viera al otro joniano.

– Cuanto tiempo.. Yasuo. – Repitió esa frase dirigida hacia el espadachín de manera fría y seca.

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Usando más que su visor, sus ojos, Yasuo podía sentirlo en el viento, y a sus pasos, la energía convocada junto a una guardia alta, confiado de saber como vendría, y analizando su técnica. No tuvo miedo al momento de que su katana reconociese a su usuario, desbloqueando entonces un filo completo que absorbió el golpe de su rival, y con esa misma fuerza hizo un rápido bloqueo, para ponerse en mejor guardia, y tras ello, lo hizo retroceder a pura fuerza bruta y mecánica. ►No moriré sin honor.◄ Su voz junto al filtro se escuchó, metálica, fría. Sin recuerdo alguno.

Su ofensiva, letal, fue usar su propio flujo de viento en una estocada casi falsa que impactó no solo rozado el visor de su rival, sino enganchando ambas espadas, y terminando por lanzar a metros a su rival. Yasuo no gozaba de tal velocidad como sería “<Yi>”, pero lo superaba en algo de fuerza gracias a su refuerzo mecánico. Un diseño anterior a él, efectivamente. Pero compensaba un par de cosas, inclusive armadura.

►Me redimí al tiempo de tu propia caída.◄ Mientras hablaba, su HUD daba información básica. Mientras Yasuo gozaba de una espada de alta frecuencia, diseño que gozaba de la capacidad de pulso y corte a puro calor, dependiente de su portador y de su técnica. Capaz de producir los tornados junto a una onda de choque eléctrica. Su rival poseía un filo de plasma más avanzado coordinado a su velocidad, hojas múltiples. Su perfecta oportunidad fue luego de aquel análisis, que tardó tan solo un par de segundos, y sin más, el pulso de su arma le hizo rodear de un flujo, y un tornado salió disparado de su arma a gran velocidad, impactando a su rival. Pero todavía no lanzaría completa ofensiva. Sabía bien que tarde o temprano, se le acabaría el combustible a su sable. ►¿Te levantarás, anciano?.◄ 

Le esperaba de guardia alta, firme, sin doblegarse ni flaquear, intentando cubrir sus puntos débiles. Además de su conocido escudo de energía que lograba reflejar un ataque del rival. 

“¿Cuanta sangre hay en tus manos?”

Era la pregunta de aquel proyecto quien yacia en lo alto de la cima de una colina, manteniendo aquella de espada energia clavada al suelo mientras miraba a la nada. El viento soplaba con fuerza, moviendo aquel liso y largo cabello de aquel proyecto mientras se movia de manera ondulada con el soplido del viento, mirando cada aldea que estaba frente a el, actuando como un vigilante desde las sombras mientras su cuerpo permanecia como una roca, buscando el rastro de aquel hombre quien causó la muerte de aquel anciano que representaba lo mas importante para Jonia.

Movía sus drones al rededor de cada aldea, de las granjas a la lejanía mientras buscaba su rastro e incluso sensores remotos que daban grandes camaras en su HUD, todo fue calmado, sin rastro de su objetivo, pero la paciencia era una virtud para el, el se guiaba por el viento, era como si le dijese que el vendría por tal lado, quedó inmovil por minimo 2 horas, el viento soplaba hacia su izquierda y minutos después, sus radares detectaron movimiento al este y su HUD mostró una camara instalada en la rama de un arbol donde veía con total atención a ese unico hombre rondando en la nada, a juzgar por esa espada, esa apariencia familiar, muy familiares, pudo reconocerlo.

– Pronto morirás bajo tu propia espada. –

El proyecto retiró aquella espada clavada del suelo y su mirada se alzó hacia aquel cielo nocturno, era una bella noche la cual habian muchas estrellas, cientas y cientas y sobre todo aquella luna que iluminaba su camino y fue donde lentamente levantó su espada y la dirigó en dirección hacia el este, donde estaria avanzando el espadachín del viento como un reto a combatir, era su oportunidad y no la desperdiciará.

– El cielo te dará la bienvenida, Yasuo. –

Dicho esto, este emprendió un gran salto hacia aquella naturaleza, pareciendo perderse en la nada y solo se escuchaban esos arboles ser agitados entre los rapidos saltos que daba el espadachín, era muy veloz y lo unico que se podia apreciar a ver era como un relampago naranja que se movia entre esa oscuridad, “rapido y tonto” la decisión que alguna vez tomó su alumno y que el debia tomar para enfrentar a quien sería su rival.

– “Sin miedo, sin piedad.” –

Era una frase la cual resonó en un eco de esa oscura voz que hablaba en su mente, la cual el mismo repitió cuanto mas se acercase, su radar mostraba el movimiento y el se acercaba justo por la espalda y justo a la ultima que logró llegar, dió un enorme impulso que lo elevó hasta el cielo, justo en direccíón hacia aquella desolada calle donde el unico ser que habia ahi, era el, y Yasuo.

Antes que quisiera hacer un ataque sorpresa, cayó justo a muy pocos metros de el, haciendo una cortina de polvo justo al rededor de aquel proyecto, y con aquella espada, dispersó aquel polvo y mostrarle a su rival a quien se enfrentaba. Sus ojos en lugar de ver su actualidad, dieron paso al pasado y en lugar de verlo con esas viejas prendas, Yi lo vió convertido como un proyecto, estaba casi todo borroso y fue donde pudo escuchar su voz, donde ua vez conversaron y se dieron un combate a muerte.

“Cuanto tiempo, Yi.”

Esa voz de quien algu a vez fue su aliado, fue muy fria donde su cabeza comenzó a dolerle en la cual intentó sujetar su cabeza y resistir el dolor antes que se calmara todo y viera al otro joniano.

– Cuanto tiempo.. Yasuo. – Repitió esa frase dirigida hacia el espadachín de manera fría y seca.

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La espesa neblina detrás de su marcha había dejado homicidio. Científicos, soldados, robots, y alguno que otro “proyecto”, secundario e incompleto que terminó por repelerlo, mascullaba entre su soledad sus planes para salir de entre sus problemas, huir, pero no podía a planea luz. Su sable, de un corte firme era capaz y sin dudarlo de atravesar la más firme armadura. Una katana envuelta en plasma, calor elevado junto a una fuerza implacable y decisión al viento. 

Mientras su HUD daba información sobre posibles escondites, se vio cegado. Una interferencia rápida causó gran dolor en su cabeza, un pulso PEM fue suficiente para quitar algo de estabilidad, y hacerlo huir de la zona, sin batería, no era nada. Sin tecnología, no podría ni mantenerse en pie. Pero si algo se quedaba de aquel hombre, era su necedad, negligencia, y decisión inquebrantable. Hasta por fin, quedar entre árboles, sus sistemas se reactivaron, y terminó por ser detectado. El viento a su lado, y contra él, un enemigo que en velocidad amenazaba. Pero no lo quebrantó, ni le hizo temer.

►Tú.◄ 

Tarde o temprano vendría su combate, se habían creado uno al otro para destruirse entre sí, sin dejar rastro alguno. No el mismo fabricante, mucho menos la misma intensión, pero sí el mismo modelo. <Wuju.>. Podía reconocer esa extinta técnica entre su base de datos, había quedado guardada especialmente para repeler a un enemigo de esas capacidades Sin miedo, y decidido a dar un ataque, midió su fuerza y velocidad contra su rival, para comparar su salto, y luego de ello, analizarlo cortamente en el aire. <Yi.>

Sin duda, era el modelo de su propio rival. Su propia destrucción, su objetivo inclusive desde antes de ser reconstruido, antes, aliados. Dudosamente buenos y cercanos, pero ahora, tal cuál como el fuego contra fuego, habían renacido para hacer una masacre con su propio estilo. Técnicas perdidas, viento contra wuju. 

►Si has venido a matarme, espero que hayas traído a tus amigos.◄

Arrogante, tras la cortina de humo, habló, y por fin, desenvainó en lentitud su katana de plasma, iluminada, lista para cortar, y demostrar que su valor era incomparable, su velocidad la más alta. Que sería una mortífera danza en la rivalidad de ambas facciones.

►Si das un paso más... Lo vas a lamentar.◄ 

Por fin presurizó su careta. Para comenzar a analizar a su rival, su tecnología era de diseño ligero, sin resistencia, pero con velocidad y cohetes de sobra. Como él. 

“¿Cuanta sangre hay en tus manos?”

Era la pregunta de aquel proyecto quien yacia en lo alto de la cima de una colina, manteniendo aquella de espada energia clavada al suelo mientras miraba a la nada. El viento soplaba con fuerza, moviendo aquel liso y largo cabello de aquel proyecto mientras se movia de manera ondulada con el soplido del viento, mirando cada aldea que estaba frente a el, actuando como un vigilante desde las sombras mientras su cuerpo permanecia como una roca, buscando el rastro de aquel hombre quien causó la muerte de aquel anciano que representaba lo mas importante para Jonia.

Movía sus drones al rededor de cada aldea, de las granjas a la lejanía mientras buscaba su rastro e incluso sensores remotos que daban grandes camaras en su HUD, todo fue calmado, sin rastro de su objetivo, pero la paciencia era una virtud para el, el se guiaba por el viento, era como si le dijese que el vendría por tal lado, quedó inmovil por minimo 2 horas, el viento soplaba hacia su izquierda y minutos después, sus radares detectaron movimiento al este y su HUD mostró una camara instalada en la rama de un arbol donde veía con total atención a ese unico hombre rondando en la nada, a juzgar por esa espada, esa apariencia familiar, muy familiares, pudo reconocerlo.

– Pronto morirás bajo tu propia espada. –

El proyecto retiró aquella espada clavada del suelo y su mirada se alzó hacia aquel cielo nocturno, era una bella noche la cual habian muchas estrellas, cientas y cientas y sobre todo aquella luna que iluminaba su camino y fue donde lentamente levantó su espada y la dirigó en dirección hacia el este, donde estaria avanzando el espadachín del viento como un reto a combatir, era su oportunidad y no la desperdiciará.

– El cielo te dará la bienvenida, Yasuo. –

Dicho esto, este emprendió un gran salto hacia aquella naturaleza, pareciendo perderse en la nada y solo se escuchaban esos arboles ser agitados entre los rapidos saltos que daba el espadachín, era muy veloz y lo unico que se podia apreciar a ver era como un relampago naranja que se movia entre esa oscuridad, “rapido y tonto” la decisión que alguna vez tomó su alumno y que el debia tomar para enfrentar a quien sería su rival.

– “Sin miedo, sin piedad.” –

Era una frase la cual resonó en un eco de esa oscura voz que hablaba en su mente, la cual el mismo repitió cuanto mas se acercase, su radar mostraba el movimiento y el se acercaba justo por la espalda y justo a la ultima que logró llegar, dió un enorme impulso que lo elevó hasta el cielo, justo en direccíón hacia aquella desolada calle donde el unico ser que habia ahi, era el, y Yasuo.

Antes que quisiera hacer un ataque sorpresa, cayó justo a muy pocos metros de el, haciendo una cortina de polvo justo al rededor de aquel proyecto, y con aquella espada, dispersó aquel polvo y mostrarle a su rival a quien se enfrentaba. Sus ojos en lugar de ver su actualidad, dieron paso al pasado y en lugar de verlo con esas viejas prendas, Yi lo vió convertido como un proyecto, estaba casi todo borroso y fue donde pudo escuchar su voz, donde ua vez conversaron y se dieron un combate a muerte.

“Cuanto tiempo, Yi.”

Esa voz de quien algu a vez fue su aliado, fue muy fria donde su cabeza comenzó a dolerle en la cual intentó sujetar su cabeza y resistir el dolor antes que se calmara todo y viera al otro joniano.

– Cuanto tiempo.. Yasuo. – Repitió esa frase dirigida hacia el espadachín de manera fría y seca.

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►Ayudaré en lo que haga falta.◄ Al ver a la pelirosa acercarse a sí, se levantó, como el dragón que sin dudarlo era, cruzó sus ojos con los ajenos, y dio un paso al frente con el honor que correspondía. La liga de su cabello al suelo y sus intensiones de demostrar su valía. Pero la tensión en soledad crecía, y con ello la duda. El instinto decía, “más cerca”. Pero su mente divagaba, y prefería estar a una distancia segura.

Su conclusión llegó al minuto, y se acercó más, como todo buen guerrero, estaba dando su fuerza sin cuestión, y estaría dispuesto a romper esa pequeña y gélida barrera que dividía sus pensamientos, si ella pensaba tanto como él. Terminarían en una rápida y necia batalla de fuerza por ver quién dominaba a quién. Sin ojos que les puedan ver, tan a solas como a la deriva el impuro velero de su corazón que latía a un ritmo calmado. Y esperaba alterar al ajeno en su búsqueda de impresionarla. ►¿Qué debo...◄ Su mirada se perdió en segundos con los cielos que en ojos ajenos estaban, no fue coincidencia, pues recordaba a su patria, y a la nocturna soledad que vivía en su destierro.

Su confianza se excedió, antes de salir de la celda. Y sin más, en un rápido movimiento, puso en contra de los barrotes a su contraria. Sus rostros quedaron pegados. Y no sabía si ahora correr, o quedarse. Había demostrado astucia y la chispa, el rastro de esa fusión entre amante, criminal y asesino que desembocaba en un maestro del viento. No tardaría en anochecer, y en Piltover se pintaría de color la ciudad del progreso. 

Pero en sus entrañas, propiamente en la matriz de su justicia, nacía, como la rosa que en campos jonios brotaba, un romance creciente. Espinado, y que sangraba poco a poco mientras más se iluminaba. Pero solo en privado rociaría su esplendor, pues para todos, nada más que un par de campeones rivales, separados por un océano. Y no solo de diferencias, sino de intenciones. 

Así pues, la mente de Yasuo jugaba bromas, y sus demonios interiores debatían contra la carne en un tóxico intento de controlarse... O no. ►Soy capaz de doblegarte. ¿Y dudas de mi palabra?.◄ Pero su tono, ya no era el del amenazante espadachín. Él se fue, dejando de lado aquel amante que indirectamente seducía a pulso a su pareja.

La plaza de Piltover relucía como el centro tecnológico y avance de runaterra. Mientras las nubes comenzaban a cubrir el lugar, un fugitivo huía, cual relámpago que dormía y despertaba en guiño de la luz, aparecía y desaparecía, pues entre tormentas se movía, el viento a su lado, y una katana en su mano. Inculpado de crimen, instantáneamente un criminal. ¿Quién estaba detrás de él?, nadie más que la furia rosa, amiga de la oficial Caitlyn. Los movimientos de Yasuo prevenían el desastre a medida que avanzaba, ágil entre tejados, y confundiéndose en corto con gente, pero su llamativo aspecto era una desventaja enorme.

Por fin, se vio acorralado. Débil, herido, y perseguido, sus ojos estaban casi cerrados, y parecía despreocupado de su vida. Cuando escuchó las sirenas en su espalda, ofreció su katana. ►Guardenla, hasta mi salida.◄ Pidió, y tras ello, se entregó. Sin causar homicidio, pues en su corazón estaba el demostrar su inocencia sin derramar sangre de otra ciudad estado que no fuera la suya, sería injusto arrebatar vidas de los que hacen justicia a diario en un lugar como ese.

Las horas pasaron, hasta que entró de golpe en una celda, barrotes metálicos y una sinfonía de soledad, acompañado a pensamientos sobre como salir y demostrar su inocencia venían a sí. Pero sus ojos fueron desviados hacia la singularidad de su captora. Vi. 

►No merezco estar aquí.◄ Justificó con palabra el honor de su linaje, pues era perseguido por cargos desde Jonia, mentiras, repulsivas. No era un ladrón, mucho menos un traidor a su patria, honraba su continente, pero… Nadie comprendía su negligencia, su llamado al deber. ►No tomé la vida de alguno de tus soldados. Y tampoco planeo hacerlo.◄ Golpeó con fuerza las rejas, y junto a él el viento desencadenado en impotencia y rabia hacia su maltrato justificado con un cartel de tinta.

Así como el loto entre aires volaba, estaba su mente decepcionada, y casi quebrada por su creciente condena. Si tocaba terreno Jonio, moriría.

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►¡No levanté ni levantaré la mano contra un piltoviano!.◄

Dijo en honor frente a ella, antes de liberarse de su agarre y retroceder un par de pasos, notándose en su rostro la molestia, y casi la intensión de romper cada barrote solo para demostrar (nuevamente) su inocencia. Estar frente a la oficial que le tenía a pulso era peligroso, en cualquier segundo volarían los golpes, ella tarde o temprano abriría la celda, y sería, o escapar, o enfrentar al león con su propio rugido. Yasuo siempre tomaría el segundo camino. Sin importar si era derrotado o no.

Dio vueltas en círculos alrededor de su pequeño espacio, mientras pensaba, intentando dar con el atacante de los oficiales, pero sin tener más que decir, se pretextó. ►¡No soy el único con una técnica de viento!...◄ Calló durante varios segundos, y dos minutos, hasta que prefirió declinarse hacia la lógica. ►Si hubiese sido yo también habría tomado armas contra ti, Vi. Me conoces de la liga... ¡Nuestro pasado no nos da la mejor reputación. Y tú sabes que es ser tratado como un criminal!.◄ Sus palabras, veloces como los cortes al defenderse terminaron por desmedirse, y él, rendido por la resistencia del metal decidió sentarse en el suelo, y soltar su cabello, que llegaba casi al final de su espalda, la liga que sostenía quedó en su mano, y de un suspiro volvió a ver a la “justiciera”.

►Me comprendes mejor que nadie.◄ Ambos, desde pequeños habían caído bajo el rigor de la necesidad, uno al entrenar, la otra al robar. Pero aquella que veía frente a sí, se redimió bajo buenas obras. Él fue necio, cuál águila herida arriesgó su espada, y perdió su nombre, su familia, y su honor en el trayecto hacia la desesperación. Su mirada, de cansancio y humillación fue solo hacia el suelo, no hablaría más. Sus intentos serían en vano, pero su voz resonó para concluir su argumento, intentando hablar con la verdad. Con su verdad. ►Mi viento es incapaz de herir soldados ajenos a mis rivalidades.◄

La plaza de Piltover relucía como el centro tecnológico y avance de runaterra. Mientras las nubes comenzaban a cubrir el lugar, un fugitivo huía, cual relámpago que dormía y despertaba en guiño de la luz, aparecía y desaparecía, pues entre tormentas se movía, el viento a su lado, y una katana en su mano. Inculpado de crimen, instantáneamente un criminal. ¿Quién estaba detrás de él?, nadie más que la furia rosa, amiga de la oficial Caitlyn. Los movimientos de Yasuo prevenían el desastre a medida que avanzaba, ágil entre tejados, y confundiéndose en corto con gente, pero su llamativo aspecto era una desventaja enorme.

Por fin, se vio acorralado. Débil, herido, y perseguido, sus ojos estaban casi cerrados, y parecía despreocupado de su vida. Cuando escuchó las sirenas en su espalda, ofreció su katana. ►Guardenla, hasta mi salida.◄ Pidió, y tras ello, se entregó. Sin causar homicidio, pues en su corazón estaba el demostrar su inocencia sin derramar sangre de otra ciudad estado que no fuera la suya, sería injusto arrebatar vidas de los que hacen justicia a diario en un lugar como ese.

Las horas pasaron, hasta que entró de golpe en una celda, barrotes metálicos y una sinfonía de soledad, acompañado a pensamientos sobre como salir y demostrar su inocencia venían a sí. Pero sus ojos fueron desviados hacia la singularidad de su captora. Vi. 

►No merezco estar aquí.◄ Justificó con palabra el honor de su linaje, pues era perseguido por cargos desde Jonia, mentiras, repulsivas. No era un ladrón, mucho menos un traidor a su patria, honraba su continente, pero… Nadie comprendía su negligencia, su llamado al deber. ►No tomé la vida de alguno de tus soldados. Y tampoco planeo hacerlo.◄ Golpeó con fuerza las rejas, y junto a él el viento desencadenado en impotencia y rabia hacia su maltrato justificado con un cartel de tinta.

Así como el loto entre aires volaba, estaba su mente decepcionada, y casi quebrada por su creciente condena. Si tocaba terreno Jonio, moriría.

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La plaza de Piltover relucía como el centro tecnológico y avance de runaterra. Mientras las nubes comenzaban a cubrir el lugar, un fugitivo huía, cual relámpago que dormía y despertaba en guiño de la luz, aparecía y desaparecía, pues entre tormentas se movía, el viento a su lado, y una katana en su mano. Inculpado de crimen, instantáneamente un criminal. ¿Quién estaba detrás de él?, nadie más que la furia rosa, amiga de la oficial Caitlyn. Los movimientos de Yasuo prevenían el desastre a medida que avanzaba, ágil entre tejados, y confundiéndose en corto con gente, pero su llamativo aspecto era una desventaja enorme.

Por fin, se vio acorralado. Débil, herido, y perseguido, sus ojos estaban casi cerrados, y parecía despreocupado de su vida. Cuando escuchó las sirenas en su espalda, ofreció su katana. ►Guardenla, hasta mi salida.◄ Pidió, y tras ello, se entregó. Sin causar homicidio, pues en su corazón estaba el demostrar su inocencia sin derramar sangre de otra ciudad estado que no fuera la suya, sería injusto arrebatar vidas de los que hacen justicia a diario en un lugar como ese.

Las horas pasaron, hasta que entró de golpe en una celda, barrotes metálicos y una sinfonía de soledad, acompañado a pensamientos sobre como salir y demostrar su inocencia venían a sí. Pero sus ojos fueron desviados hacia la singularidad de su captora. Vi. 

►No merezco estar aquí.◄ Justificó con palabra el honor de su linaje, pues era perseguido por cargos desde Jonia, mentiras, repulsivas. No era un ladrón, mucho menos un traidor a su patria, honraba su continente, pero... Nadie comprendía su negligencia, su llamado al deber. ►No tomé la vida de alguno de tus soldados. Y tampoco planeo hacerlo.◄ Golpeó con fuerza las rejas, y junto a él el viento desencadenado en impotencia y rabia hacia su maltrato justificado con un cartel de tinta.

Así como el loto entre aires volaba, estaba su mente decepcionada, y casi quebrada por su creciente condena. Si tocaba terreno Jonio, moriría.

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►Si es para ti el mejor presente, lo haré.◄ 

Entre manos, Yasuo fingió tener su arma, soltando en segundos a su acompañante, danzó unos segundos en briza, y tras un rápido movimiento, tomó a la ninja desde la cadera hasta una palma en su pómulo, y un par de pasos más la dejaron a cuatro pasos de la pared que ella había señalado. Las rosas del cerezo que los cubría la rodearon, y terminaron clavados en la pared como una flecha. Medio corazón. La altura de Yasuo permitió abrazar por la espalda a la ninja, y completar el corazón, pues a la poca distancia, encajaba perfectamente su mano al grabado de hojas rosadas.

Entre ceño algo coqueto, y movimiento cuál seductor de bares jonios, susurró a su oído. Casi como si el viento hiciera a sus palabras frívolas. Cuando iban como el corte de su espada, directo, en una danzante batalla, nuevamente la condujo hasta quedar ambos frente a frente, el frío viento de la noche les movía en parte de un baile privado. Y tras acabar esos momentos, el barco a vapor llamó Justo al terminar la danza.

►Oportuno.◄ 

Una risa entre burlona y carismática acompañó la elevación de la mano abierta de Yasuo. Si bien deseaba pasar en paz la velada, debía lucirse, mostrarse no como el imperdonable. Sino como lo que debió haber sido, un hombre de prestigio y obediencia. 

►Dame el gusto de acompañarte por aguas que como nuestras miradas parecen cruzarse, pero sin desatar una mortífera actuación.◄ 

La propuesta más que fija y seria estaba ahí, como el cuadro de un artista y la poesía de un enamorado que a velero y humo formaría esa noche una esperanza más de desterrar en la eternidad de dos corazones el gusto por el olor de la masacre y la adoración de la sangre fresca entre metálicas armas envainadas por propósito jonio. 

El paisaje era romántico, en quietud y aires de noche en Jonia era perfecto.

“デートの夜”

Tomado de la mano de su acompañante, una mujer que solía correr entre las sombras. La primera vez que ambos podían verse a los ojos sin intenciones de asesinarse era entre una laguna profunda como una rivalidad, y un árbol cuyas hojas caían rosas como los labios de ella. Yasuo suspiró casi desesperado, y sin aguantar más, se soltó de ella, dando un paso atrás.

►Solo hemos dado tres pasos, y siento que me quemas la mano.◄ 

Justificó su amargura ante el amor con eso, pues su corazón estaba tan lleno de rencor que solo pensar en albergar a alguien en él le repugnaba y terminaba por arrojarlo de cabeza hacia la sangre. Pero estaba vestido con un traje formal, corbata, camisa de un color como las hojas de aquel cerezo. Ni su arma, ni fuerzas, mucho menos violencia en el aire. Su olor era agradable.. ¿Era Yasuo en verdad?. Se estaba arrepintiendo, pero había un diamante entre punta de ambos. Perdido un segundo entre sus crecientes pensamientos como una roza espinada, por fin, retomó su postura de caballero.

Extendió su brazo hacia la ninja, que vestía igual que él, formal para una cita de noche. La luna parecía un reflector que iluminaba su camino y sus manos, toque suave, tanto como aquella sensación de paz y amor que hace años no conocía, y que hizo su corazón más cálido por unos segundos. Fallaba aquel pensamiento de ermitaño al que le había dado la razón. Una pequeña hoja se deslizó por su diestra, y quedó en su extendida palma. Tenía la pequeña forma de la carta que había seleccionado. 

¿Señal?, ¿verdad?. ¿Alguien más?… Quizá.

►La reservación es en veinte minutos. ¿Gustas hacer… algo más?.◄

Un paseo en barca, que les llevaría por una hora y media alrededor de las aguas calmadas, vigiladas y románticas de Jonia hasta el claro de la luna. Donde una vez cada doce noches se postraba el reflejo directo de una luz en el centro para guiar a dos amantes hasta una danza de puro cariño, dejando fuera de ambos corazones el rencor.

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El paisaje era romántico, en quietud y aires de noche en Jonia era perfecto.

“デートの夜”

Tomado de la mano de su acompañante, una mujer que solía correr entre las sombras. La primera vez que ambos podían verse a los ojos sin intenciones de asesinarse era entre una laguna profunda como una rivalidad, y un árbol cuyas hojas caían rosas como los labios de ella. Yasuo suspiró casi desesperado, y sin aguantar más, se soltó de ella, dando un paso atrás.

►Solo hemos dado tres pasos, y siento que me quemas la mano.◄ 

Justificó su amargura ante el amor con eso, pues su corazón estaba tan lleno de rencor que solo pensar en albergar a alguien en él le repugnaba y terminaba por arrojarlo de cabeza hacia la sangre. Pero estaba vestido con un traje formal, corbata, camisa de un color como las hojas de aquel cerezo. Ni su arma, ni fuerzas, mucho menos violencia en el aire. Su olor era agradable.. ¿Era Yasuo en verdad?. Se estaba arrepintiendo, pero había un diamante entre punta de ambos. Perdido un segundo entre sus crecientes pensamientos como una roza espinada, por fin, retomó su postura de caballero.

Extendió su brazo hacia la ninja, que vestía igual que él, formal para una cita de noche. La luna parecía un reflector que iluminaba su camino y sus manos, toque suave, tanto como aquella sensación de paz y amor que hace años no conocía, y que hizo su corazón más cálido por unos segundos. Fallaba aquel pensamiento de ermitaño al que le había dado la razón. Una pequeña hoja se deslizó por su diestra, y quedó en su extendida palma. Tenía la pequeña forma de la carta que había seleccionado. 

¿Señal?, ¿verdad?. ¿Alguien más?... Quizá.

►La reservación es en veinte minutos. ¿Gustas hacer... algo más?.◄

Un paseo en barca, que les llevaría por una hora y media alrededor de las aguas calmadas, vigiladas y románticas de Jonia hasta el claro de la luna. Donde una vez cada doce noches se postraba el reflejo directo de una luz en el centro para guiar a dos amantes hasta una danza de puro cariño, dejando fuera de ambos corazones el rencor.

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lYasuo marchaba con firmeza, katana envainada, armadura puesta, al solo llegar, dio un paso firme, el viento sopló cortante mientras él tomaba en ambas manos su espada sin desenfundarla. 

—Yo, soy el viento.—

Pronunció a mero pulso hasta por fin desenvainar en un corte su espada. Tres asaltantes le emboscaron, había dado su locación apropósito. Un rápido movimiento, y los tres cayeron al suelo. Marchitos ahora en sangre. No basto con eso, arrancó de tajo el golpe de uno de los mercenarios, y entre movimiento de su fiel arma hizo una flor de loto de carne fresca y sangrante. La cuál puso en el suelo, y tocando su flauta de madera a ritmo caótico, pero bello, invocó un espíritu dormido dentro de sí.

El teatro quedó a oscuras, y solo Yasuo, encendido en rayos, ventiscas y fuego se notaba. Arrodillado frente a su masacre, un tornado les rodeaba poco a poco, los brazos del joven samurái fueron asomándose convertidos, y al estar de pie, espinas crecían en su espalda, garras por manos, su espada demoniaca se tornaba. La transformación conmocionó todo el lugar de un temblor leve, y ya sin más, el portador del anochecer hizo una reverencia. De su antigua bebida, el sake, salían pequeños espectros de almas torturadas bailando a un ritmo colorido y clásico de Jonia.

Cientos de hombresillos rojos salieron, y comenzaron a elevarse, mientras el demonio caminaba por donde quería, el aire creaba pequeñas escalinatas de color rojo, y su mirada era elitista, juzgando el show de sus súbditos. Otros más comenzaron a ser liberados de sus propias manos, tocando tambores, y algunos, flautas, e instrumentas de cuerdas varios. Cuando el teatro volvió a tener luces, Yasuo cayó al suelo, y poco a poco, fue volviendo a su forma humana, ésta vez, simplemente con sus atuendos típicos. 

Su siguiente acto; Sin palabra alguna, tomó una máscara guindada de su espada, y se la colocó. 

La luna sangrienta se postró personalmente en ese lugar, invocadores de demonios rodearon a Yasuo, y sin más, ofrecieron excelentes regalos. De un movimiento con la zurda, reventó la cabeza de todos, y como si nada, reunió su sangre, cuerpos enteros volviéndose marea roja. La máscara abrió su boca, y fue consumiendo cada simple gota de sangre, hasta quedar saciada. Y dejar el escenario limpio, en su estado natural. Lleno el demonio, soltó a Yasuo, la máscara al suelo, y él tuvo nuevamente sus ropas comunes.

—Soy lo que realmente buscas.—

Se arrodilló como buen samurái ante su posible nuevo amo.

“Luces, Drama ¡Hora del Show!”

Veigar, el villano más malvado, vil, maléfico, despiadado y famoso en todo Valoran estaba organizando un gran evento, el cual estaba en la boca de todos los habitantes de Runaterra. El gran villano y próximo emperador supremo “rento” (amenazo a los dueños de) un gran teatro.

Se sentó en una de las sillas del publico esperando a que aquellos que solicitaban ser su secuaz, con unos lentes de lectura puestos y una libreta en mano se dispuso a esperar a aquellos que tendrían el honor de audicionar para ser su secuaces. — Que pase el primero ¡Y rápido! No tengo todo el tiempo del mundo, escorias. —

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 La extrema tranquilidad y paz acompañaba a Yasuo. Ante las preguntas de su gigantezco compañero, decidió contestar, una por una, con su breve explicación claro está. ►Éste es mi hogar, fuera de los límites de Jonia, donde puedo vagar, recolectar y descansar. Nadie que porte el estandarte Jonio tiene derecho a entrar a éstos territorios. Si lo hace, no se reunirá nunca más con su familia.◄

Yasuo fue directo, inclusive en su explicación, el pequeño poro a su lado tembló por unos segundos, antes que él pasara lentamente su mano por éste mismo para tranquilizarlo. Samurái o no, vagabundo, imperdonable, era un ser humano que no disfrutaba del asesinato a tanta gente inocente, soldados que solo cumplían su deber, era una verdadera lástima ver como caían uno a uno por el grito de un incompetente general. 

►No disfruto el derramamiento de sangre, pero éstos momentos de paz, meditación, y calma, son los que extraño de mi anterior vida.◄

Como un guerrero que del cielo había caído para hundirse a un mar de flechas, la piel del vagabundo del viento contaba historias, cicatrices, marcas. Vergüenza y defensa, desde hachas noxianas hasta filos jonios y flechas de demacia habían intentado cazarlo sin éxito alguno ni mérito propio. Entraba una tropa, y salía un soldado horrorizado por la creciente carnicería invocada en un simple hombre y su espada.

La piedad se desvaneció como el viento, y fue éste mismo el que de un impulso guardó tres peces de un golpe en la canasta de Yasuo. Su flujo de brizas era constante, controlaba desde el voraz tornado que se aproximaba, hasta las aterradores noches tormentosas en aguas turbias, no de manera directa, pero el viento le seguía de baile en baile, paso a paso en una hermosa y letal danza al ritmo de la venganza. Ni aventuras, ni lujos, solo un hombre acabado, desecho por los hombres, adoptado por el viento.

►No gozo de oro, ni riquezas. Mucho menos de méritos por algo, pero tengo una vida, un objetivo, y algo de sake, con eso me basta.◄

Yasuo Respuesta (Mostacho power)

El silencio era lo más tranquilizante que Braum podía sentir, solamente se escuchaba el sonido de sus enormes manos entrando en el agua y saliendo para lavar su pelada. Incluso ese sonido, opaco la llegada de un “conocido”. Alguien que el capaz había visto alguna vez, pero lo que más sabía, era de las incontables historias que se hacían de el. Del mismísimo Yasuo, un hábil espadachín. Que con un sigilo prodigioso asesinaba a todos su enemigos sin ningún problema.

- ¿Qué?-Pregunto mirando a Yasuo, no había notado su presencia. Pero cuando le cayó la ficha, no pudo evitar sonreír y reírse un poco - ¡Oh! Jurro que no te escuche. Y si mi buen amigo, estoy lejos del iceberrg más cercano. -Se apoyo en su escudo y se cruzó los brazos- Veo que no soy el único en este bosque abandonado. -

Braum era un sujeto bastante amigable, incluso con sus posibles enemigos. No por algo tenía ese apodo.

El grandote tomó a su amiguito poro y se lo presentó, estirando su mano donde lo tenia, con una amplia sonrisa, se lo mostró orgulloso.

- Este es mi Porro. ¿has visto su bigote? ¡No hay ninguno mejor en toda Rrunaterra que el de mi Porro! - el poro saltaba de alegría al ver a Yasuo.- En fin…-Lo bajo y este fue corriendo a Yasuo.- ¿Qué haces por estos rumbos? Pensaba que podrrias estar en épicas batallas contrra enemigos muy difíciles de asesinarr- Pregunto el hombre mientras se sentaba en el suelo-

Miro el agua, algo que pocas veces podría presenciar con sus ojos, agua que no estaba congelada, en un pequeño río donde los peces y la naturaleza podría crecer sin problema. Eso era la ventaja de sus grandes aventuras por todos lados, conocer paisajes que sus ojos nunca vieron.

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Intento #3 ,Rola el pack