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De Colores

Quiero verte en diferentes matices; verde, amarillo, rojo, naranja o azul. Cada uno de ellos iluminará tu piel, tus ojos y tu cabello. Y frente a mí te combinarás en colores y formas como en un caleidoscopio. Me abrazarás, entonces tus colores se unirán al parco gris que yo poseo. Y me prestarás uno, dos o tres matices para pintar mi vida. Y seré feliz como tu amarillo, te querré tanto como el rojo, me sentiré vivo como el verde y estaré en calma como tu azul.Pero después de un rato tendrás que volver a casa y los colores que nos acompañaban se irán contigo, volveré a ser gris  como antes de conocerte, como antes de estar contigo; como antes de saber que tenías el poder de dar color a mi vida.

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Sismo

Justo esa noche, mientras conversaba con ella, se había sentido el vaivén de la corteza terrestre. "¿Te digo algo? -dijo- es feo, malo y detestable pero… los sismos me emocionan."  Entonces sentí por dentro un temblor que derrumbó la poca cordura que me quedaba, pues desde pequeño sentía una fijación por ese fenómeno natural; me di cuenta que no era el único.

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Melodía Lunar

Pasan una, dos, quizá tres horas. No importa, yo te espero. Esperar a la luna durante el día, qué curioso ¿no? Pero suele suceder, quiero pensar que todos lo hemos visto, el sol se hace acompañar algunas veces de ella. Bebo un frasco de paciencia y puedo esperar en calma hasta que se oculte el sol. Y cuando anochece siento más cerca el momento de volver a escucharte. A veces un susurro, una oración; a veces una historia que nace en tu interior. Y después de saberte, de verte brillar, puedo ir a dormir. Tal vez no exista necesidad de esperar por ti, pero me agrada que tu melodía lunar me arrulle por la noche.

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A distancia

Te escribo; un saludo, por ejemplo. Y espero y espero… me respondes, con una pregunta quizá. Respondo en dos o  tres días, tal vez más. Quiero saber de tu vida, preguntarte cómo estás, pero siempre tarda tu respuesta en llegar… no es queja, con la mía te pasa igual. Así conversamos a distancia, con mensajes de larga espera como cartas lejanas.

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Seguir tus pasos

Un día te busco; te encuentro, te miro y te sigo. No me ves, pero ahí estoy contigo. Y avanzas, retrocedes, corres o caminas. Y sigo ahí, estoy contigo. Un día escapas del mundo, te desconectas. No quieres saber nada de nadie y justo en ese momento te percatas de mi presencia. Pides que me aleje, que me detenga, que deje de seguirte pues no sabes a dónde vas y dudas de querer que vaya contigo. Y te dejo ir. Pero después te busco; te encuentro te miro y te sigo. A veces no me ves pero ahí estoy, intentando seguir tus pasos aunque me alejes (o te alejes)

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Camino

Estás de pie mirando al horizonte; te parece casi infinito. Un paisaje verde se despliega ante ti; casi interminable. Y entonces ves un camino, un sendero apenas perceptible y que no sabes si es casualidad que este ahí o si acabas de descubrirlo. Junto a él, aparecen cientos de posibilidad para ti; casi infinitas. Y entonces debes detenerte a pensar cuál será la mejor opción: seguir observando el horizonte para comprenderlo e interpretarlo, o adentrarte en él por el camino que se mostró ante ti. Estás de pie mirando al horizonte; te parece casi infinito. Será mejor dar media vuelta antes de empezar a imaginar rumbos desconocidos...

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Madrugada

Mucho se ha dicho (se cuenta, se escribe, se lee, se dice...) acerca de las madrugadas. Momento de la noche que pertenece a un tiempo futuro pero que nos hace pensar que aún es hoy. Nos sitúa en una especie de presente atemporal donde no es hoy, ni mañana, tampoco ayer. En las madrugadas se ama, se besa, se llora, se ríe, se canta; se vive... con mayor intensidad. Y antes de dormir, sigue siendo el mismo día. Y por lo mismo me dirás hasta mañana en un momento más, aunque no obedezca a la lógica temporal ese enunciado. Y de madrugada he leído muchas cosas, he visto otras más y me he perdido profundamente entre sueños. Porque también de madrugada se descansa. Pero me gustan más porque es cuando tengo tu atención, cuando me lees, cuando respondes, cuando me compartes parte de ti, parte de tu tiempo, parte de tus madrugadas. Y en esta percepción atemporal es que estamos mejor. Que nuestra madrugada nos dure para siempre aunque el amanecer llegué en un par de horas. Pero déjame abrazarte y engañarte haciéndote creer que jamás estarás sola. Háblame en las madrugadas, antes que llegue el sol, y lo arruine con su mañana.

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Saturno

Vistes matices y tonos carmín,haces que el tiempo pare y cambias todo de color. Vistes de oscuridad los susurros de la ciudad,que a veces traen melancolía y otras arrullan para dormir en paz. Y cada vez que estamos lejos los dos, aparecen mil miedos.Y cada vez que estamos lejos los dos,quiero verte en mis sueños. Con la fe de los sueños, vuelvo a encontrarte en Saturno,con ansías y nervios espero el futuro. Y otra vez cedo a tus besos, vuelvo a ese mismo lugar;aunque al final despierte del sueño para descubrir que no estás.

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Confía

Si no te escribo o no llamo en todo el día, es porque estuve ocupado pues el trabajo es demandante, pero estoy bien y te recuerdo. Tú  confía.Si te digo que llegaré tarde a casa porque me reuniré con algún amigo que no veo hace tiempo, es verdad; sabes que no los frecuento. Tú confía.Si alguna amiga llama para saludarme cuando estoy contigo y le respondo, no tardaré mucho hablando con ella. Tú confía.Sí ando muy lejos de ti por unos días o una semana, te extraño aunque no lo diga y pienso en ti. Tú confía. Tú confía en que no hay nada malo en no hablarte, no escribirte, no mirarte o ausentarme algunos días. Confía en mí, confía en mis palabras. Déjame darte la tranquilidad que tú me das y no imagines cosas que sólo suceden en tu mente insegura. Yo te quiero y por eso es que cuando estoy contigo te lo digo tantas veces.Abrázame y dime que me quieres tanto o más de lo que yo te quiero a ti. Te amo de verdad; tú confía.

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14 de febrero

Despierto, veo el calendario y es 14 de febrero: día del amor… y la amistad. No creo, si decidiera celebrar el día de la amistad tendría que marcar 5 fechas en mi calendario: cuando fuera el cumpleaños de cada amigo que tengo y sin duda el día del amor sería el 4 de junio, tu cumpleaños… o quizá algún día de marzo, cuando por primera vez supe de ti. Se me hace inconcebible cómo es que muchas personas sólo el 14 de febrero se acuerdan de lo importante que son sus amigos o sus parejas… aunque podría ser peor, quizá sin ese día no lo recordarían. Día con día agradezco por cada una de las personas que se cruzan en mi camino, obviamente por mis amigos y camaradas me alegro mucho más, y aunque a veces no lo parezca trato de pasarla lo mejor con ellos, pues si algún día la vida nos decide separar, mantengamos lo más valioso que tenemos y nadie nos podrá arrebatar: los recuerdos, esos recuerdos de cada momento que hayamos vivido y que existirán dentro nuestro por siempre… recuerdos que no se venden en algún aparador de tienda comercial cerca del 14 de febrero. Aún creo en el valor de la amistad, en un verdadero amigo, aquel que puede estar contigo siempre y ante cualquier situación. Tengo la fortuna de siempre tener a mi lado a personas que no me dejarán bajo ninguna circunstancia, almas afines a la mía con las que tengo la dicha de compartir cada día, cada tarde y hasta fragmentos de la noche que, si bien no deja ver el cuerpo físico a detalle, permite brillar al espíritu en su máxima luz. ¿Cómo pensar que sólo existe un día para la amistad? por eso y más les agradezco estar conmigo siempre y no sólo el 14 de febrero, pues la amistad es un valor que debería reforzarse a diario. En cuanto a ti, estrella más hermosa de la constelación terrenal, no sé qué pueda decir. Cada día te digo más cosas y a la vez me van faltando palabras por decirte. De manera que no creo terminar algún día… y qué bueno. Además, aunque no aparezcas cada noche, sé que te hallas en alguna parte de la bóveda celeste, y cuando menos lo espero me sirves de guía. Y las estrellas brillan cada noche… no sólo un día, no sólo el 14 de febrero. Así, tú representas el amor diario, que renace con el sol y se disipa por la noche, pero nunca desfallece. ¿Cómo sé que es amor? realmente no lo sé con certeza, quizá faltan fundamentos, pero por eso mismo creo que lo es; me explico: alguna vez leí “decía el Principito ‘lo esencial es invisible a los ojos’… por eso mismo los fanáticos del racionalismo no han alcanzado a ser felices”. Entonces yo quiero ser feliz, por eso no le busco explicación a este sentir, por eso la ambigüedad de llamarlo amor, porque quiero sentir algo que no veo, que no puedo explicar, sólo ser feliz; de ser posible, serlo contigo. Sigo creyendo que el sentido de la vida, de mi vida, es el amor, tu amor; ese que sueño cada noche con poder alcanzar. Cada noche… no sólo la del 14 de febrero. Con esto no quiero decir que el día de San Valentín sobra en el calendario, lo que sucede es que todos los días deberían celebrarse el amor y la amistad… deberían ser todos los días San Valentín. Por ahora sólo pido al cielo que te deje brillar para que a estas letras no les falte inspiración… inspiración que necesito todos los días y no solamente el 14 de febrero.

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"Te fuiste, te perdí a tiempo (quiero pensar) pues estuve a punto de grabar tu nombre en lo más profundo de mi alma, y ahora que te siento tan lejana me doy cuenta que hubiera sido inútil, de cualquier manera tu destino está lejos del mío."

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Amarillo

Amarillo es tu color. Ni idea si te gusta, si lo vistes con frecuencia o nunca lo usas. Pero te veo de amarillo; alegre, resplandeciente… feliz. Así me siento cuando te veo, cuando hablo contigo; alegre, resplandeciente… feliz. Así quiero verte siempre, de color amarillo. Del color del sol por la mañana, del color de algunas frutas de temporada. Frutas dulces como tú, como seguro han de ser tus abrazos, como seguro son tus besos. Besos amarillos, suena gracioso. Quizá ahora estás sonriendo, y entonces brillas (“y brillas tan lindo”, dice una canción…) y soy feliz de verte feliz; de saberte feliz. Amarillo es tu color. Y cuando me cuentas que algo pasa por tu vida y te entristece, me preocupo. Pero al mismo tiempo estoy tranquilo porque sé que volverás a brillar… brillarás de amarillo. Y otra vez serás alegre, resplandeciente… feliz. Me gusta imaginar que estás sonriendo. Amarillo es tu color. Ni idea si te gusta, pero de ese color imagino la luz que reflejas. 💛

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Viajaré contigo hasta el final, tu aliento mi respiración. Me guío en la oscuridad siguiendo el eco de tu voz.

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Caricia

Que te acaricie el mar pues yo no puedo, que recorra tu cuerpo mientras bailas entre las olas. Que te acaricie el mar a ritmo lento, que deje un sabor a sal en tu boca. Que te acaricie el mar en su imposible silencio, que tu cuerpo se bañe en aguas cristalinas. Que te acaricie el mar por un momento, que guarde en su reflejo tu sonrisa. Que te acaricie el mar y se detenga el tiempo, como el día que te vi y fuiste un deseo. Que te acaricie el mar bajo el azul del cielo, junto a la blanca arena que se une con tus piernas. Que te acaricie el mar y se lleve tus miedos; que seas feliz siempre y sin tristezas. Que te acaricie el mar pues yo no puedo; estoy lejos de ti, del mar y eres un sueño.

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Ojos de Sueño

La mañana cuando te conocí, lo primero que noté fue tu mirada. Se veía extraña; no triste, no enojada, cansada tal vez. Volteaste a verme un par de veces. Pude apreciar mejor la forma de tus cejas y tu ternura al parpadear. Al tenerte cerca aproximé mi rostro al tuyo y puede ver el gesto de extrañeza que dibujaste; tranquila, no te iba besar, sólo quería ver el color de tus ojos con más detalle. Creo que lo entendiste; mi risa nerviosa te lo explicó perfectamente. Después, me contaste que no habías dormido la noche anterior y que sólo a intervalos de madrugada pudiste descansar. Entonces me dijiste que a eso se debían tus ojos de sueño; cansados pero que con tu sonrisa entre pícara y tierna formaban una seducción involuntaria en tu mirada. Y durante las semanas que nos vimos, no hacía más que ver tus ojos y tú no parabas de mencionar que no dormías… aunque nunca contabas por qué. Pero yo era feliz con ver tus ojos y a veces soñar con ellos.

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Al mirarte un par de abismos se engrandecen y se llenan con el beso de tu alma, espejos de un espíritu celeste que mueren por gritar lo que en silencio callan.

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Yo quiero navegar junto a ti al anochecer para ver si las estrellas se confunden con tu piel, quiero contarte una historia cuento que sólo yo sé preguntarte si me amas y respondas “tal vez”.

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