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Dominique Meier C. # Entrevista para Date Me!

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Sacudió su cabeza ante su comentario, a la vez que dejaba escapar suaves risas—. No solo lo decía por ellos, los de seguridad aun no están acostumbrados a nuestra presencia —señaló discretamente a cierto par que suspiraban resignados a soportar a los inquilinos por unos días más—. De todas formas, ¿Quién es esa tal Susi que nombrabas?

...

—Uh, perdoname, nunca quise asustarlos… por ahí traumarlos de por vida pero nada más —dibujó su mejor expresión de arrepentimiento en su rostro, riendo hacia sus últimas palabras—. 

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En apenas horas dejarían atrás la bella ciudad de Los ángeles; por tal razón, no era extraño que los turistas observaran sorprendidos a los participantes del reality ir de un lado para el otro, llevando diversos objetos en sus brazos. La castaña formaba parte de ese grupo, mas ayudando que encargándose de sus cosas, cuando -al pasar por el recibidor del hotel- escuchó una voz femenina llamarle, volteando en todas direcciones hasta dar con la indicada--. ¡Oh, Hola! --dibujó una sonrisa cómplice al ver cuán cómoda estaba la chica--. Bueno, nos dieron apenas tres horas para organizarnos. Que inteligente lo tuyo, ¿acabas de llegar?

— Hey, disculpa...—

Comenzó la joven a aquella persona desconocida pasando delante de sí. Con sus maletas alrededor -ella misma sentada sobre una de las mismas-, Brielle se encontraba aún sin desempacar en absoluto, un vaso de capuccino siendo su única defensa contra el cansancio. — ¿Tienes idea de cuándo se decidirán a sacarnos de aquí?

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@juls-here: @whiterabbit-dom Porque es verdad... Nada en especifico. Solo hay gente tonta que me estresa y y y #ugh

@whiterabbit-dom: » @juls-here ¡Vamos, Juls! Sin preocuparse, es como hay que vivir. ¿Qué no recuerdas la canción?

@whiterabbit-dom: » @juls-here Pero dejando de lado mi filosofía favorita, ¿qué pasó? :(

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Danielle Campbell for Genevieve Garner photography by Lorenzo Hodges

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@juls-here: Soy solo yo... O todos se volvieron 10 veces mas molestos hoy? #ugh

@whiterabbit-dom: » @juls-here ¿Por qué dices eso? ¿Qué te hicieron? :(

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--No lo es, no lo es, lo juro --rió la joven--. Llevo un par de minutos intentando preguntarte con qué quieres los hot cackes que me pediste. O sí aun los quieres... ¡Ufa, Marco Antonio! Jamás vuelvo a cocinarte nada --se cruzó de brazos con gesto indignado, fingiendo obviamente.

— ¿Por qué cada vez que enciendo la música comienzas a hablar de nuevo? Parece apropósito.  

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--Con más razón, necesitas a alguien para que te anime. No digo que yo sea el alma de la fiesta, pero al menos puedo intentarlo --se terminó por acercar con cautela, sin temor a que la rubia la trate de mala manera--. Escuché lo que pasó, lo siento mucho. Él parecía un buen chico --admitió, tomando asiento en una de las reposeras, dejando el vaso de jugo en una de las mesas de vidrio--. ¿Fumar no te da sed? Anda, puedes tomar, es de naranja. Uno de mis favoritos.

Con un cigarrillo en los labios, la rubia se encontraba sentada sobre una de las sillas, afuera en la terraza del hotel. Salvo por ella, aquel lugar se encontraba desierto, y eso, en aquel momento, le gustaba. Con un golpeteo de colilla contra el cenicero, escuchó los pasos de alguien acercarse, y sin ver de quién se trataba, habló en voz alta.— Vete, ¿Sí? No estoy de humor —espetó de manera seria y cortante; muy diferente a cómo solía ser ella.—

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--¡Aw, con que enserio eres un genio! Juro que le conté a muchas personas sobre Gaudí y algunas ni siquiera me reconocieron la Iglesia de Barcelona --ladeó las comisuras de sus labios en una leve sonrisa, volviendo a reír. Asintió ante sus palabras, quedándose pensativa; en realidad necesitaba un poco de ayuda, sobre todo porque su cansancio era mayor que su voluntad esa vez--. Y por supuesto, no menos que todo un as en los negocios --terminó por rendirse, aun apenada--, ¡Eso es trampa, Winnie! Pero de acuerdo, de acuerdo, tú me ayudas y yo pago la merienda. Tenemos un trato, señorita --soltó una risa divertida ante su comentario, dejando atrás la habitación y encaminándose hacia el comedor del hotel--. Oh, te aseguro que en cuanto veamos las delicias, te decidirás. Como... --sonrió ampliamente, al ver desde lejos algo que llamó su atención--, ¡Ese hermoso cupcake! Entonces, para mí será un mocaccino con doble de crema y uno de esas delicias, ¿ya decidiste que se te antoja, Winn?

—Gaudí era un genio. Sus obras son descomunales, me gusta mucho como trabajaba con el art Nouveau y la Sagrada familia es impresionante. Recuerdo varias cosas sobre él, porque lo vimos en la escuela en clase de arte— comentó, haciendo memoria de lo que había aprendido acerca del hombre y que aún recordaba. De modo que una idea se le vino a la cabeza para ayudar a su amiga —. Tengo una idea, vamos a tomar algo y después te puedo ayudar con ese trabajo. Si aceptas mi ayuda, entonces te dejaré pagar— le propuso, sonriendo divertida. —No tienes cabello de medusa— la contradijo y dejó salir una risa sutil, mientras salía de la habitación junto a la castaña —. Uhm, no lo sé, un batido tal vez o un mocaccino… no lo sé, ugh, soy indecisa hasta para elegir una bebida— bufó divertida y rió despacio.

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--¡Wow! Debería hacerte caso más seguido --estaba sorprendida, y no se molestó en ocultarlo. Mientras paseaban por las instalaciones del hotel, observaron como un grupo de turistas se deshacían de esas cajas, no tardando dos segundos la joven de amplia sonrisa en trazar un desafío--. Vamos, Pey, sal de ahí o te confundirán con un paquete... y quién sabe, tal vez termines en Madagascar o en algún lugar mucho peor --bromeó mientras se acercaba, extendiendo su mano para ayudarla a salir.

—¡Te dije que si cabía! —Le dijo a la persona que estaba con ella luego de meterse en la caja que había encontrado en los pasillos del hotel. —Desde ahora está será mi forma de viajar…

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--¡Oye! --si no hubiera alzado el brazo a tiempo, estaba segura de que hubiera terminado cubierta del pegajoso zumo, lo que no le agradó de solo imaginarlo--. Uhm, ¿seguro lo quieres de vuelta? Ya lo probé y está muy rico, justo como me gusta a mí. ¿Y si te sirvo otro y me dejas este? --propuso con una sonrisa, aún manteniendo el vaso lejos de su alcance--. Prometo que será el mejor jugo que hayas probado en tu vida.

¡Eh, eso es mío! —exclamó al ver cómo una persona se llevaba su vaso de jugo. El castaño estaba acostado en el sillón viendo una película, y no sabía si se habían llevado su vaso para molestarlo o porque no lo habían visto. De todos modos, tomó uno de los almohadones junto a él y se lo lanzó a quien llevaba su vaso, golpeándolo con éste— Devuélvemelo ya mismo. —volvió a decir, ahora divertido por haberle dado con el almohadón. 

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La joven no se llevaba bien con el calor, lo aborrecía y lo hacía saber con ligeras muecas que gobernaban su rostro, al momento de estar expuesta a los rayos solares. Caso contrario, celebraba la caída de la noche siempre que podía, dejando atrás su calurosa habitación. Y allí se encontraba, rumbo a la alberca del hotel, cuando alguien más advirtió su presencia, teniendo que carraspear por timidez antes de acercarse--. Buenas noches... No, no, solo venía en busca de un poco de tranquilidad, tanta gente me sofoca algunas veces --explicó con suavidad, mientras se sentaba en el borde de la piscina, removiendo las sandalias de sus pies--. Pero si te molesto puedo volver más tarde, ¿tú que haces aquí tan solo? ¿Algo te preocupa? --no pudo evitar preguntar, desviando un mechón castaño tras su oreja--. Uhm, no tienes que responderme si no quieres.

— Se terminó la paz —dijo al aire, al sentir pasos que ingresaban al sector de piscina que el hotel ofrecía. Era de noche y el muchacho se sentía afortunado de haber encontrado un horario en el que aquel lugar estaba vacío, pues parecía que nadie quería zambullirse en el agua con el fresco viento que corría. El muchacho dejó de lado el libro que leía con ayuda de las pocas luces exteriores, y con solo los pies en el agua, alzó la vista a la persona que se había aproximado—. ¿Piensas entrar…? —inquirió, refiriéndose a la pileta.

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--De acuerdo... ¿y tú desde cuándo sabes legeremancia? --devolvió la pregunta con diversión, dirigiendo su mirada hacia el edificio frente a ella, inspeccionando cuán bueno sería entrar allí--. ¡Bien, bien! --se rindió ante sus constantes ruegos, contagiada de su risa--. Pero solo un par de horas, no más Arly, y tienes prohibidísimo alejarte de mí, ¿entendido?

—Estoy totalmente segura de que quieres entrar allí— Apuntó el bar/club que se encontraba frente a ella y la persona que la acompañaba. —¡Vamos, vamos, vamos, vamos! ¡Por favor! Necesito una de esas noches de tragos para luego terminar moviendo el trasero de aquí allá— Se movió ligeramente como si estuviese bailando y dio una vuelta para luego volvió con una sonrisa a la persona. —¿Si, si, si, si?—

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Ocultó una risa detrás de su mano, intentando no ceder antes las carcajadas de sorpresa que luchaban por salir--. Eh, no, en realidad es de mi hermana --consiguió decir, acercándose para verificar el resultado. De hecho, el muchacho parecía llevar la razón--. ¡Increíble! ¿Cómo es que no se quema? 

¿Disculpa?

—¿Esta es tu plancha para cabello? — dijo tomando el objeto de aquella persona— La tomare un segundo, necesito quitarle las arrugas a mi camisa. Tengo que verme formal — sonrió pasando unas cuantas veces la plancha por el cuello de la camisa— Esto es más rápido que la plancha normal. Deberías intentarlo.—

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--Espero que no, espero que no, espero que no --susurró la joven con urgencia en su voz, acercándose a observar el bocadillo--. ¡Vaya, Kaylah! Hoy debe ser tu día de suerte, tranquila, es solo un canapé francés, su masa lleva huevo --formó una suave sonrisa, intentando tranquilizar a la joven frente a ella. Giró su torso, tomando uno para ella, no tardando en degustarlo--. Y muy ricos, por cierto. Lo siento, no tenía idea que eras intolerante a la lactosa, me alegro que al final no te enviara esos chocolates --suspiró con alivio, terminando el bocadillo.

{#3}

Se había levantado de su siesta y estaba hambrienta como ningún otra, su estómago rugía como un oso enfurecido. Buscó con la mirada para chequear su había quedado jamón que le había traído Jack la noche anterior. Nada, ni una curva de ese jamón tan delicioso. Pensó en llamar a servicio a la habitación, pero no era muy fanática de semejantes comodidades como aprovecharse de aquello. Bajó por el ascensor y tomó algo de la mesa de comidas, sin siquiera verlo, el sueño aún no la había dejado. Mordió el alimento para cuando notó que no sabía lo que era detuvo su masticación y observó a la persona más cercana— Dime por favor, que ésto no tenía nada derivado de la leche— Preguntó sin siquiera mirar lo que sus manos sostenían.

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