Tumgik
eclair-violet · 7 months
Text
Atracción mutua por motivos incompletos
No hay bondad ni tampoco desgarros,
solo debilidad.
Sucumbir no puede ser una opción,
renuncio a mi piel.
0 notes
eclair-violet · 7 months
Text
Ajedrez: Me lo contó Platón
Cuando juegas ajedrez, no solo te dispones a ganar, sino que juegas por una ejecución impecable, precisa, sin mayores sacrificios, juegas por la excelencia de la elegancia mental.
Te sientas a observar una superficie de estructura cuadrada, compuesta de ambivalentes 64 cuadros, con una diversidad de piezas a tu merced, se revisa con una mirada para asegurar el orden.
Con regla en mente, con agudeza y ambición, levantas la vista, y sabes que comienza el juego. Desde el azar, se determina el privilegio, se comienza con simpleza encaminando una táctica perspicaz.
Pieza tocada, pieza movida; no hay descuido, o no debería cuando seleccionas entre todas la que sería buena opción. Es reglamentario, toqué el alfil diagonal negro situándolo para engañar al enemigo.
La estrategia se tejió así, una constante pillería, quién cae primero. Qué aburrido.
Ya sé jugar, sé cómo hacer para que caigas. En definitiva, sé cómo obligarte a caer en el cuadro equivocado, el que te deja a mi merced. Atarte a mi voluntad es dejarte morir.
Cuando juegas no te quedas solo con el movimiento de piezas, te quedas con la mirada, los gestos, la comunicación fuera de las reglas, todo tan humano.
Pienso en mi vida como una partida,y sobre eso, hace 1 minuto eterno que no puedo moverme, estoy en jaque, no te vi venir. No hay elección, hay que proteger la razón de tenerte un momento más en la mesa, conmigo.
Me protegí sin mayor opción, era inevitable. Moví la pieza hacia un costado, en el momento en el que sonreíste ya era declarado un jaque mate. Me esperabas del otro lado, y yo descubierto, me dejo caer por partes.
¿Quieres jugar otra partida?
-Otro día tal vez, mientras, prolonga las ansías que tengo de volver a verte un poco más, pero no te olvides, estoy en jaque desde que te apareciste, y no me puedo mover.
1 note · View note
eclair-violet · 7 months
Text
Una memoria que tuvo nombre y buscó redención de sus apellidos.
Es un lienzo en el vaivén del océano.
Sus colores inspirados en tonos fríos,
ojos tan profundos como un arrecife,
fuerza de dioses en su vaivén.
Si existió el arte, te aseguro que nace de allí.
Lo sé, heredera del talento y misticismo.
0 notes
eclair-violet · 7 months
Text
En besos de escarlata
Cuando veo en tus oscuros ojos, trato de entrar en ellos para descifrar bien tu amor por mí.
Cuando sonríes vivo observando tus labios, ya para cuando me acerco a ti, se vuelve escarlata entre tu boca y la mía.
Tu cabello se enreda en mis dedos como cuando escurre la acuarela en mis memorias, lo vuelves de escarlata, todo mi mundo en verdad.
Haces de un lienzo por tus trazos, el color,pero prima el hecho del sentido que me nace cuando pienso en tí.
Podré perder el rumbo, y cuando pase, quiero recordarte con la tintura de tu aroma y el perfume de tu vida.
0 notes
eclair-violet · 7 months
Text
Destellos de silencio
En colores explotan sentimientos,
en un ambiente tan frío como extraño,
la verdad resulta impía.
Improvisa dicen,
el sufrir es inevitable,
mañana sabrás a lo que arriesgas.
Haz todo menos decirlo,
guarda el secreto un poco más,
el sufrir es inevitable.
¿Existe valentía?
existe, mas no la prudencia.
Apacigua tu boca en silencio.
0 notes
eclair-violet · 7 months
Text
Tinta seca
Antes de ser opalina y tinta.
Dibujé y escribí en hojas simples, guié mi mano con cada microespasmo de mi corazón;
escribí una historia sin ningún principio, 
dibujé fantasías y plasmé todo lo que era incrédulo.
Ahora redacto el final, 
sin jamás escribir un título.
Por lo pronto, es el borrador de mi historia, 
un escrito que jamás será verdad, 
que jamás será un libro con hojas de opalina y tinta.
0 notes
eclair-violet · 7 months
Text
Entré a un gran salón adornado con los más finos bouquet de flores y porcelanas relucientes. Se orquestaba un encuentro, se preparaba un vals.
Todos hablaban sin notar mi desabrida apariencia, era obvio, todos los demás tenían trajes coloridos, brillantes y adornados con cristales.
Era bastante clara la diferencia, absolutamente asimétrico, era lógico que no encajaría en el cielo con las estrellas. Yo no tengo ni un poco de brillo, pero para encajar lo intenté, probé ser un astro; fallé.
En dolor. Pude mirar mi sombra de frente, podía verla por primera vez, porque a mis espaldas los demás gozaban del olimpo dorado, solo por eso, y por única vez.
A mitad del baile, se abrió un portón gigante, brillante, tan potente que hizo desaparecer la oscuridad y quemó mi piel a gravedad, me voltee para ver esa proeza natural; de ese gran portal salió lo imposible, salió el sol vestido de una túnica dorada, ojos plateados, una tez de diamantes, y una simpatía cálida.
Por un acto suicida, me acerqué, y cada vez que lo hacía, los invitados hacían una barrera para tomarme del ropaje y arrojarme al despojo. Un ser sin luz jamás podría siquiera asomar un respiro ante la nobleza de la mayor aristocracia de la galaxia. Entendí mi posición con cada empujón al olvido.
Derramé la primera lágrima, me odié, los odié. Pero jamás a la divinidad, tenía una devoción innata, al parecer, como todos los que estaban en aquel lugar. Me retiré al patio y a la humedad.
Las estrellas de la noche se iban ya a reposar, y yo ahí sin poder encontrar paz al cerrar los ojos, mi conciencia me hacía del insomnio mi mejor amiga cada día.
Ya estaba próximo el amanecer del otro extremo, todo se hacía más claro y mi presencia caduca con los segundos. Cuando quería soltar el último aliento, una boca me devolvió el alma a los ojos con un beso. En ese momento sentí un abrazo único, una experiencia que repetiría en cada reencarnación. Duró apenas pocos minutos. Tu y yo somos un eclipse. Tú, el sol y yo, tu triste parásito. Te esperaré otros años más, por favor no tardes.
Creo que voy a perecer en tu olvido, volveré como la luna roja.
0 notes
eclair-violet · 7 months
Text
Hasta el último latido
Ese día en que decidí sería mi último suspiro, mi alma abandonó el cuerpo destruído. Necesitaba salir de ese cuerpo moribundo, roto hasta el último hueso, investido de sangre por toda la piel, pero vivo por una sola promesa.
Hasta el último latido lo sentía por ti.
Te amaba tanto como para no querer perderte, y el consuelo de verte en otra vida no me era suficiente, me sujeté a todo, incluso al dolor. En mis ojos taciturnos se veía mi fin.
Todo se apagó. No recuerdo más.
Un impulso eléctrico viajó desde unos ojos hasta el cerebro, después de eso te vi, te vi caminar en un espacio que no reconocía. A mi mente volvieron los recuerdos de mi amor por ti, desesperadamente me acerque para abrazarte, y no me entendías, me abandonabas.
Y claro, mi corazón caminaba con otra piel, con otros huesos, con otro nombre. No me reconocías, llevaba otro nombre y otro rostro. Mi corazón fue transplantado a otra oportunidad de enamorarte.
1 note · View note