Tumgik
edihnatalia · 4 years
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Vacaciones emocionales
Escribir después de dejar hacerlo por meses es más complicado de lo que uno cree, pero he estado realmente ocupada o bueno, más bien distraída...
Por más extraño que parezca me han pasado cosas muy buenas los últimos meses, obviamente con sus bajones en momentos inesperados como es de costumbre, pero las he podido llevar. Aunque siento que de nuevo se acerca ese caos y vacío que me atormentará por meses haciendo que baje otra vez de peso, que el cabello se me caiga y que las ojeras pronunciadas vuelvan, así que aprovecharé para disfrutar de estos últimos días de vacaciones emocionales.
Porque sí, son plenas vacaciones emocionales antes de volver a lo que uno llama días cotidianos con toda su normalidad llena de nada emocionante. Dejando a un lado los días buenos en los que miró con pelao programas horribles como "El Rastro", los comentamos y nos sorprendemos de la vida, haciendo bromas pesadas y quedando un poco marcados por las cosas de este horrible país, para después dormir sintiendo que estamos para querernos y que estamos el uno para el otro en este momento de fatilidad... En fin, esos días se irán y no volverán.
Mejor me retiro, este lugar me vuelve un poco melancolía y es momento de seguir en estas placenteras vacaciones emocionales.
Edith N. Araque
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edihnatalia · 4 years
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Cosas que no entiendo.
Supongo que la vida es eso, una utopía que no muere pero no deja vivir... Los años pasan y todo se complica un poco más, terminas algo y antes de terminarlo tienes la maldita zozobra de tener que hacer otra cosa por miedo a quedar estancado en una carrera absurda con un objetivo que no tiene mucho sentido.  
Son cosas que no entiendo, pero uno se siente en la obligación de lograrlas, es como estar en una realidad a la que sientes que no perteneces pero estas sin otra opción que vivirla y no hay mejor manera de sobrellevarla que con tu playlist de fondo para simular que estas en una realidad alterna a tu realidad ajena.
Edith N. Araque
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edihnatalia · 4 years
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Texto corto sin sentido, uno.
Reírse de cosas difíciles para quitarnos el miedo. La enfermedad y el dolor son inevitables, reconocer que la muerte existe y que siempre está con nosotros es la parte que nadie quiere enfrentar pero son inevitables de dejar a un lado. La pesadilla de mostrarnos débiles a los ojos de los demás y mostrar desnudos nuestras almas en un esplendor de completa debilidad.
Se necesita la muerte para dejar ir las cosas que no entendemos y entender que no somos eternos y que estamos solos. Me da pánico dejar de sentirme miserable porque siento que sin esa miseria no tendré algo que escribir. Estar en un éxtasis de felicidad no deja que mi mente vea mi realidad, soy adicta al dolor, fan del drama y con una tremenda necesidad de escribir cosas sin sentido.
En conclusión, la conciencia de la muerte, el dolor, el miedo y el pánico, me hace pensar en lo bueno que quiero dar de mi, que me recuerden por lo menos las partes buenas que tengo y no por la parte llena de óxido y fuego que quema que tengo por dentro.
Edith N. Araque
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edihnatalia · 4 years
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Domingo.
Un libro no leído por miedo a quedar en el olvido, un libro no entregado porque no hay dirección de destino; un café cancelado por bloqueo inmediato, una canción no dedicada ya que no hay oído. Pensar en ese rostro mientras estás cagado del susto colgando con un arnés a diez metros sobre el suelo; sentir que algo malo sucede y días después darse cuenta que fue así.
Extrañar su voz y su rostro para darse cuenta que no sale de sus sueños y sus pensamientos; en sueños le abrazo y le siento, en sueños aún está. Ya no me aferro a su recuerdo, elegí la opción de dejar ir, el odio no existe, al igual de que yo no existo para ese ser.
Hoy es domingo, día para vernos y caminar por Bogotá, mientras llueve o hace un sol mortal, para hablar de las historias pasadas y reírnos porque alguno dijo una estupidez; hoy es domingo, día ideal para manosearnos en una esquina mientras la noche nos acompaña y el frío no se siente, hoy es domingo para entender que se necesita una ciudad en compañía de una persona para hacer del resto de cosas soportables y no cansarse en el intento de seguir.
Hoy es domingo, otro domingo en el que no estás.
Edith N. Araque
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edihnatalia · 4 years
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Gracias, por los tangos, los boleros y Gardel.
Este escrito va acompañado de una serie de canciones que les invito a escuchar mientras lo leen, gracias.
La caída a un abismo que parece no tener fin, inicia con una llamada a las siete de la mañana del lunes. No entiendo porque tenemos la capacidad de percibir cuando las cosas no van bien, esa llamada solo nos comunicaba lo que veníamos esperando hace meses. Mi mamá, sin decirnos una palabra se alista y sale de prisa, yo me quedo en cama pensando que esto no es más que un sueño... A los diez minutos suena de nuevo el teléfono, mi hermano contesta, solo bastaron tres palabras para entender lo que estaba sucediendo, me siento en el borde de mi cama, el llanto no cesa.
Al llegar a la puerta de la casa de mis abuelos, los recuerdos atacan, como si de repasar la vida se tratará, a mi mente llega la tienda de mi tía Mari, quien muy alegre siempre nos saludaba, una tienda llena de dulces y cerveza, la silla larga de madera donde se sientan a descansar los que van subiendo la loma y toman un Tampico, mi tía nos abre la reja y nos deja entrar, pero esta vez no es así, eso ya no está. Cruzó el pasillo, alzó la vista y veo las plantas de mi abuela, subo la escalera y se cruza otro recuerdo, mi abuelo sentado en su silla con su ruana nos saluda levantando la mano mientras ve las noticias, su bigote abundante que hace cosquillas en la mejilla y su cabello blanco que peina de medio lado, pero esta vez no es así, él ya no está. Cómo por inercia voy a la cocina, en donde mi abuela siempre está en la cocina sentada en aquella ventana grande, pero esta vez no es así, ella ya no está.
Mi abuela está en la habitación, su rostro refleja la tristeza de lo que está sucediendo, mi tía Mari no puede hablar, solo se aferra a mí y llora, me siento al lado de mi abuela, solo me dice "Se nos fue, su abuelito se nos fue". Él está en la cama, su cuerpo aún está tibio, sus ojos color azul cielo están cerrados, sus manos tiesas, al parecer no sufrió, solo estaba muy cansado, se durmió y jamás despertó.
Toda la mañana me quedo con mi abuela en su habitación, por primera vez ella me cuenta su historia de cuando era pequeña, de como a los siete años se fue de casa en Mariquita, y de como a los quince años conoció a mi abuelo, un cachaco alto, que era muy elegante, que andaba con su sombrero, al que le gustaba la política y a causa de ello recibió un ladrillazo en la cabeza que casi le cuesta la vida por el partido liberal de aquella época.
En esa habitación veo las serenatas de años pasados, a mis abuelos bailando de una manera muy teatral, mientras ella sonríe y él la toma con una mano de la cintura, de los días en que a mi abuelo tocaba hablarle fuerte porque no escuchaba bien, es extraño todo porque el cuerpo de mi abuelo está, pero en realidad él no está.
La tarde transcurre con rezos y oraciones,con la espera del levantamiento del cuerpo, con anécdotas y llanto. En mi mente van quedando pensamientos sueltos, como el de qué sabemos que día nacemos, pero no el día que vamos a morir, aún así está en nosotros presente la muerte. Alguien deja un vaso de agua debajo de la cama y una vela encendida en la cabecera de la cama, esta casa no había estado tan silenciosa y melancólica en toda la vida.
Siempre se ha tenido la regla de que no se puede tocar las cosas de los abuelos, pero ese día los nietos alistamos la ropa que mi abuelo iba a usar por última vez, el traje más elegante que tenía, esa sería la última vez que se arreglaría para salir.
A las ocho de la noche pasadas mi papá estaba asomado en la ventana y ve llegar la carroza que hará el levantamiento, el llanto en todos es inevitable, sería la última vez que mi abuelito estaría en casa, él ya no estará en su silla, ni tampoco usando su ruana, no habrá con quien compartir la música linda que escuchaba, ni nadie para compartir silencios cómodos en los que se veía las noticias a todo volumen, él ya no estará.
Llega el momento de despedirnos, pasa uno por uno a despedirse, los que le recuerdan por Argentina, el tejo, los viajes, la cerveza, la política, los regaños, las serenatas, las grandes comidas, la buena música... Luego mi abuela, quien con cariño y amor le dice "Si ve mi viejito, estuvimos juntos hasta la muerte".
En la calle esperamos todos, mientras lo sacan de la casa, la carroza fúnebre tiene abierta la parte trasera, es azul rey y pequeña, un auto antiguo, volteó mi mirada al segundo piso, en aquella ventana donde él siempre se encontraba, pero esta vez estaba vacía. Mi primo mayor ayuda a bajar el cuerpo con ayuda de un señor de la funeraria, lo ponen en la carroza, lo cierran, "ATH 303", es la placa del carro y pienso en el número para el chance, lo cual es algo irónico, porque es algo que diría mi abuela. Por última vez me despido y le gritó "Chao abuelito", le digo bien fuerte porque su sordera no lo deja escuchar bien.
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A Víctor mi abuelito, quien me dejó el tango, los boleros y Gardel, gracias.
Edith N. Araque
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edihnatalia · 4 years
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Señorita María, la falda de la montaña.
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La señorita María Luisa Fuentes Burgos, nació en Boavita, Boyacá, luce su falda como gran símbolo de su feminidad, vive entre las montañas colombianas, arando el campo y ordeñando, se baña entre las cascadas que bajan del cielo y quien vió por primera vez nacer un eclipse.
No se necesita ver más de cinco minutos de esta película documental para enamorarse de su beldad, nos muestra los paisajes ocultos de este país, el trabajo del campesino, las costumbres tanto religiosas como triviales de nuestros pueblos, y el gran corazón que aún tienen algunas personas como en este caso la señorita María, quien se encarga de contarnos su vida y atraparnos con cada anécdota, que en lo personal me hicieron reír, llorar y compadecerme ante tal misticismo.
Señorita María, la falda de la montaña, fue dirigida y escrita por Gustavo Fernández, quien descubrió este mito que se rumoraba en Boavita y que logro capturar en toda su esencia.
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No haré spoilers, porque es algo que todos deberíamos ver, este mes de agosto está disponible en la Cinemateca Distrital, que está proyectando sus joyas y las podemos ver en casa, tiene un valor de $5000, cómo de costumbre, lo lindo de esto es que puedes ver la película dos veces o compartirla con alguien para que la vean juntos, está disponible para cualquier parte de Colombia así que no esperen mucho, vale cada minuto.
Edith N. Araque
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edihnatalia · 4 years
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Echoes - Pink Floyd.
Antes de leer, darle play a la canción.
Siendo las tres de la tarde, bueno tres y algo, me dedico a armar un porro... Hace meses no disfrutaba del placer de estar sola, sí completamente sola en casa y no tengo ganas de invitar a alguien para que pase la tarde conmigo, probablemente invitar a alguien para follar, dormir y comer, no está vez no quiero eso, así que pongo mi playlist favorita en el equipo de sonido, se reproduce a un volumen que satisface en mis cálculos absurdos de números exactos (Vol. 15), termino de armar el porro y cuando procedo a prenderlo, empieza esa magnífica pieza musical, "Echoes - Pink Floyd", señala la pequeña pantalla de píxeles del equipo, es como si una parte del universo se alineará para que disfrutara del pequeño placer de elevarse escuchando a Pink Floyd.
Siento que este texto me tomará unas cuantas horas, quizá porque el THC se está empezando a activar en mi cuerpo, así que me acuesto en el sofá, pongo las piernas en la ventana, el sol las acaricia mientras el viento cosquillea la planta de mis pies, solo espero que mis vecinos no estén viendo a la drogada en ropa interior que tiene las patas fuera de la ventana.
Ayer en el club de lectura analizamos "Un cuarto propio" de Virginia Woolf, estoy descubriendo algo, disfruto leer un libro y analizarlo con otros que comparten la misma pasión que yo. Virginia nos dice que para uno escribir plácidamente es necesario, una habitación propia y dinero, de esa manera uno puede dedicarse a escribir lo que a uno se le da la gana, con una independencia de las cosas absurdas de la vida, como la familia, el dinero, el trabajo... pero bueno, son cosas que en el mundo real es una plena utopía.
En este momento me siento feliz, disfrutar de mi misma, hablándome de cosas sin sentido y riéndome de estupideces del pasado, con todas estas cosas he llegado a la conclusión de dejar de desperdiciar el tiempo en personas y cosas que no lo valen, porque el tiempo es oro y uno debe decidir bien con quien gastarlo.
Probablemente solo exista esta vida y uno debe entender que no se tiene el poder de controlarlo todo, que hay cosas que duelen pero no hay nada que hacer, pero la vida sigue y se debe dejar fluir con el río y entender su corriente... Esto no tiene sentido, muchas cosas no tienen sentido. Por el momento prefiero estar acá sola, mi música y mi ventana, parece que va a llover, así que tomo el último rayo de sol y me voy a mi habitación.
Edith N. Araque
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edihnatalia · 4 years
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"Pensé que eras la mujer de mi vida".
¿Cómo no quieres que me quedé sentada con este cúmulo de tristeza luego que me dices eso? La nostalgia sale al extrañarte, al pensar lo que fuimos y lo que no se dió, al entender que has cerrado la puerta a una mínima posibilidad de que tengamos algo, porque dañe todo y te perdí.
Ahora solo espero, ¿A qué? No tengo idea, quizá a que cambies de idea o que me absorba este sillón mientras me derrito, pero bueno como dice esa canción, SKR de Zoe "tengo que luchar por la esperanza del amor"... o volver a fracasar en el intento.
Te cielo, mi cielo.
Edith N. Araque
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edihnatalia · 4 years
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Postal desde mi ventana.
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De la nada te he sentido, tu mano suave y bambocha volvió a mi, como la primera vez que la tomé, ese día en ese preciso momento supe que eso sería algo efímero, que tu mano y la mía no estarían entrelazadas por mucho tiempo, por eso no la solté hasta que me dejaste en casa, necesitaba memorizar como abrigabas mi mano fría. Te escribo porque sé que me lees, que aunque tengas un nuevo amor, aún me recuerdas y te atormento con mi nombre.
P.D: te pienso diez mil.
Edith N. Araque
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edihnatalia · 4 years
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Nadie lo sabe.
Uno siendo realmente imbécil, todo lo apuesta donde sabe que va a perder, cada decisión se convierte en la guía a nuestro próximo evento, ¿A dónde nos lleva? Nadie lo sabe, ¿Es como queremos o cómo lo imaginamos? Nadie lo sabe...
Pero si todo fuese como queremos, realmente nosotros lo imaginamos ¿Seríamos verdaderamente felices? Nadie lo sabe, a fin de cuentas somos marionetas que inconscientemente van por la vida bajo las decisiones de todos pero nunca bajo nuestra decisión. Esclavos, que se siguen esforzando por hacer lo que nos conviene, cadenas de decisiones que nos atan.
La vida nos va escupiendo la cara vez tras vez, también nos da caricias en el rostro, eso sí pasa de vez en cuando. ¿Esta es la vida que debemos llevar? Nadie lo sabe.
Edith N. Araque
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edihnatalia · 4 years
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Reflexión
Estoy en un dilema que me ha llevado tres días, escribiendo un cuento que no da ni para delante ni para atrás, pero que tiene ese algo que me ha hecho reescribirlo tres veces. Me siento colgada, lo que quiero contar no sale... y es que hablando en serio, yo no tengo la preparación para escribir algo medianamente bueno, he estado estudiando administración cuando siempre quise estudiar literatura, me siento simplemente colgada por la soga del desconocimiento.
Edith N. Araque
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edihnatalia · 4 years
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Memento
La vida no tiene tiempo de repetición, el alma busca la vida y el amor que nunca va a tener, por el simple capricho de que algo tenga sentido, porque a la final todo y todos se descomponen...
Se vive a las afueras de un lugar en el cual uno espera poder entrar, bajo un cielo que no deja de llover. Pásame una sombrilla que vengan acompañados de besos que me protejan también del frío de tu ausencia.
Mírame a los ojos directamente, acaríciame la mejilla con tu pulgar, ríete antes de besarme, dime que me quieres antes de irte y deja impregnado tu olor en la chaqueta de cuero que traigo puesta.
Ahora déjame guardar este memento, dejemos que todo siga su curso y volvamos a encontrarnos por casualidad (aunque igual que el chocolate blanco, las casualidades no existen), mientras cada quien está en lo suyo. Por hoy, me refugio en el vino, te veré de nuevo más tarde en mis sueños.
Edith N. Araque
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edihnatalia · 4 years
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A quienes.
A uno se le pasan los días dedicándole pensamientos a quienes ya no están; derramando lágrimas a quienes existen en el vacío; lanzando llamadas al universo a quienes ya no están, guardando recuerdos, voces, olores a quienes decidieron partir; uno se la pasa recordado a quienes lo echan a uno en el abandono.
Edith N. Araque
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edihnatalia · 4 years
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"Soñarte es veneno que bebo", como diría Mabiland.
No soporto una noche más soñando diferentes cosas que se desenlazan en el mismo hecho. Necesito que alguien le diga que deje de entrometerse en mis sueños, no quiero soñarle más, no quiero oírle más, con su plena ausencia me basta, no quiero sus respuestas en mis sueños, si hay manera de que salga de ahí, que alguien le indique la salida, le agradecería.
Quizá, escribiendo por acá mi deseo de no verle más mientras duermo, se cumpla y todo quede en recuerdos borrosos que pronto desaparecerán, que una energía mística lo saque de mis sueños y que no vuelva nunca más.
Edith N. Araque
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edihnatalia · 4 years
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Soy muy joven para entender la vida.
Esta semana mi ex me habló, cómo raro en un hombre con una estúpida excusa, me felicitó por el texto de "Continental", me dijo que él sabía que yo empezaría a lograr cosas por medio de la escritura, me preguntó que si sentía odio hacia él por tantas cosas pailas que me hizo y se sorprendió por el hecho de que lo tuviese presente después de tantas cosas, no le dije nada más sino "La vida es rara y soy muy joven para saber cómo funciona". Con esto sentí que cerraba un ciclo, llegue a la conclusión de que uno no odia lo que ama (a pesar de tanta mierda), que las personas no cambian y que de cada experiencia debo seguir escribiendo para ver qué sale, esto no es un texto de algo creativo, solo una reflexión sobre como uno puede salir adelante en momentos que uno piensa que se le va la vida, sacarle cosas bonitas y que no soy capaz de vivir con odio o rencores en mi corazón por los demás, aunque me hayan hecho más daño del que podría soportar.
Edith N. Araque
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edihnatalia · 4 years
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10:35
Llega un punto de nuestra existencia en el que uno piensa en la posibilidad de devolver el tiempo y cambiar algunas cosas, pensando en un sin fin de posibilidades en las que todo hubiese sido diferente, eso sí, siendo netamente teorías o supocisiones, porque no sabemos cómo sería todo si en ese específico momento decidiéramos cambiar algún detalle trascendental.
A menudo pienso en ello, en cambiar algún hecho, algo así como la película "The Butterfly Effect", en donde Evan descubre que puede cambiar las experiencias ya vividas, pero descubre que cada vez que la cambia todo está peor. Quizá ese es mi miedo, tener la capacidad de cambiar las cosas y que todo sea peor de lo que ya es, aunque si pudiera hacerlo, también cambiaría muchas cosas, personas y momentos, ¿Por qué no? Si a la final esas experiencias son efímeras, a mí parecer, mejor no haber pasado por ellas que tener recuerdos amargos.
Edith N. Araque
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edihnatalia · 4 years
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Buona notte, amor.
De nuevo, me encuentro frente a la pantalla, esperando el mensaje que nunca va a llegar, ya han pasado nueve días desde que Camilo decidió que yo no debía permanecer más en su vida. Desde entonces mis días no son los mismos, vivo repasando cual fue mi error y que hubiese hecho mejor, cualquier excusa para creer que no lo perdería. En mi piel habitan sus caricias y sus besos, mi cerebro se niega a olvidar el aroma de su piel, mis manos recuerdan la suavidad de su cuello, lugar que a él le encantaba que yo le acariciara; su camisa de AC/DC y su pantalón gris, lo que usaba cuando le vi por última vez.
“Ya no siento nada por ti”, son las palabras que aún retumban dentro de mi alma, como si me hubiesen pegado una patada en el estómago tan fuerte, que me hizo vomitar el corazón hecho líquido. Tengo entumecidos los brazos, un nudo en la garganta y quiero gritarle que lo peor que pude hacer fue creer en cada cosa que me dijo y que me demostró. Le pedí otra oportunidad, pero no me dijo nada… me despedí con un “Buona notte” como hemos tenido por costumbre desde que salimos, ya que los dos queríamos hablar italiano y al tiempo ir a Cali para pasar las noches en sus calles y pasar las noches haciendo el amor en hostales que estuvieran a nuestra disposición.  
Lo único que le pedí fue que no me hiciera daño, pero algo dentro de mí siempre me decía que lo mejor era que no me enamorase de él, porque me iba a herir, debí hacerle caso a esa voz, así no estaría pensando cómo hacer para volver a gustarle, para que me vuelva a decir “mi cielo” o por lo menos conteste mis llamadas.
No dejaba de encontrarlo por los pasillos de la sede centro, mi corazón no dejaba de crujir al verlo, él tan elegante y guapo, solo como él puede serlo; lo que no sabe es que en mi mente le extraño cada momento de mi vida, ya no hay sonrisas en mi rostro, las lágrimas me queman las mejillas, la soledad se siente más fuerte desde que no está. Quisiera no sentir este dolor dentro de mí, quisiera no haberle creído cuando él me decía que quería un futuro conmigo, cuando en realidad, solo quería un instante. Ahora solo estoy yo, con el alma hecha boronas, cargando con los recuerdos rotos, palabras vacías y un cariño que no se niega a desaparecer, él partió, yo me quede esperándolo. Hoy me dejo plantada, le espere por horas, pero él no llegó, él jamás llegó.
 Edith N. Araque.
 *Este escrito estuvo a nada de ser publicado, pero no pasó la última fase, así que lo dejo por acá.
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