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¿Almacenamiento gratis e ilimitado en la nube? Sí, con Telegram es posible

Hay cientos y cientos de alternativas para guardar cosas en la nube. Dropbox, Drive, OneDrive, MEGA… las hay para dar y para regalar, pero todas tienen una cosa en común: el almacenamiento es limitado. Esto es algo más que obvio por el sencillo motivo de que es su modelo de negocio: te doy un par de gigas, te enamoras del servicio y luego ¡ZASCA!, te cobro una mensualidad por más gigas.
Este sistema se repite en todos los servicios sea cual sea su nombre, el color de su logo y la talla de zapatos de su fundador. Sin embargo, con Telegram podemos tener almacenamiento gratis e ilimitado. ¿Cómo? ¿Una aplicación de mensajería que tiene nube? Sí, vaya que sí. Te explico cómo.
Telegram: almacenamiento ilimitado en tu nube personal, pa’ ti pa’ siempre

Telegram es, en pocas palabras, el WhatsApp ruso. Su creador es Pavel Durov, fundador de VKontacte, el Facebook de Rusia, y tiene dinero para aburrir. El bueno de Durov montó con su hermano esta app de mensajería con una donación del copón, y la hizo open source y sin ánimo de lucro. Telegram no gana un duro, y es igual de segura que WhatsApp, además de tener más funciones.
Entre estas funciones se encuentran el envío de archivos sin compresión (cuando mandas una foto por WhatsApp se comprime y pierde calidad) y la nube personal (al que ahora llaman "Mensajes guardados"). Cuando digo “archivos” me refiero a todo: .doc, .ppt, .PDF, imágenes, vídeos, archivos .zip, vídeos en .mov, .mp4… lo que quieras, puedes enviar lo que quieras en el formato que te de la real gana.
Importante: Puedes encontrar la opción "Mensajes guardados" en los ajustes de la app.
En Telegram puedes enviar cualquier tipo de archivo siempre y cuando pese menos de 1,5 GB, pero no tienes límite de subida de ningún tipo. A esto se le suma tu nube personal. En la app tienes un chat contigo mismo, que es la nube personal. Ahí te puedes enviar cualquier cosa y tenerla guardada en Internet, lo que la convierte en la mejor nube que puedes tener.
Cómo montar tu propia nube ilimitada usando Telegram

La nube es el futuro, ya os lo digo yo — Imagen de Cómo Funciona Qué
Te explico cómo lo hago yo y tú ya lo haces como te de la gana. Para guardar las cosas en mi nube hago uso de las etiquetas (alias hashtags). Imagina que subo una película que para nada he descargado por Torrent para poder verla este fin de semana, por ejemplo, Star Wars.
Yo lo que hago es irme a Ajustes > Mensajes guardados, mandar un mensaje a ese chat con el hashtag #StarWars, y luego me envío el archivo de la película. Como seguramente siga subiendo más cosas durante la semana, ese mensaje se irá subiendo y subiendo en el chat, hasta desaparecer. Ahora entenderás el hashtag.
Cuando llega el momento en que quiero buscar y descargar la película, solo tengo que usar el buscador y teclear “#StarWars”. De esa forma, Telegram me muestra el mensaje que escribí cuando subí la película, y puedo localizarla de forma rápida y descargarla. Es como mandarse el archivo por WeTransfer pero sin la caducidad de 7 días.

Se te quedaría algo así. Parece un caos, pero es muy intuitivo
Para las fotos hago exactamente lo mismo. Uso unos hashtags como estos: #Fotos_Madrid_290317, #Fotos_Quedada_250217… y luego subo un archivo comprimido con todas las imágenes/vídeos que quiero guardar. Es un poco más tedioso que con las películas, sin duda, pero cumple su objetivo, sobre todo si eres organizado y constante con el método.
Pues imagina esto con todos tus archivos. La única pega es que no puedes organizar las cosas en carpetas como sí puedes en Dropbox o Drive, pero no se le puede pedir peras al olmo. Si eres medianamente organizado y usas bien las etiquetas, te puedes montar tu propia nube personal ilimitada en cuestión de segundos. Y sin pagar ni un solo euro, chaval.
¿En qué dispositivos puedes usar Telegram?
Puedes usar Telegram donde te de la gana
Lo bueno de Telegram es que lo puedes usar en todos y cada uno de los dispositivos que tengas por casa y que usan tus amigos. Puedes usar Telegram en Android, iOS, PC, Mac y Linux, e incluso en los navegadores como Chrome, Edge, Safari o Firefox. Usarlo es gratis, por si te ha molado la idea.
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La disonancia cognitiva, o por qué tu nuevo móvil es el mejor del mundo (aunque no lo sea)

Había una vez un zorro que estaba intentando alcanzar un racimo de uvas de una vid. Las uvas estaban demasiado altas, y el zorro, por más que lo intentaba, no conseguía alcanzarlas. Así, tras varios intentos, decidió rendirse y despreciar el racimo de uvas por que "de todas formas, no estaban maduras". Esta pequeña fábula, conocida como la "Fábula del zorro y las uvas" (#originalidad), nos sirve perfectamente para introducir el tema de hoy: la disonancia cognitiva. Es una teoría psicológica que te va a encantar y que, ojo, también te afecta.
La moraleja de la fábula es que los seres humanos tendemos a despreciar aquello que queremos y deseamos pero que, por H o por B, no podemos conseguir. Aunque se puede reinterpretar. La fábula también nos dice que el zorro encuentra argumentos para fortalecer la decisión de rendirse a la hora de alcanzar las uvas, a pesar de que esta iba en contra de sus sentimientos iniciales. Eso, en resumidas cuentas, es lo que dice la teoría de la disonancia cognitiva.
En términos psicológicos, la disonancia cognitiva se refiere a la tensión, a la falta de concordancia y sentido, entre nuestros sentimientos y nuestros comportamientos. Es como aquel fumador que quiere dejar de fumar porque sabe que es malo y caro, pero no puede, y dice que "fumando un paquete al día, un cigarro más o un cigarro menos no le va a afectar". ¿Qué está pasando aquí? Que su comportamiento (seguir fumando) va en contra de sus sentimientos (tengo que dejarlo porque es malo), por lo que busca argumentos para reforzar su comportamiento, modificar sus creencias y encontrar armonía y calma mental. Esto, exactamente esto, lo podemos aplicar a las compras que hacemos día a día, sean o no tecnológicas.
La disonancia cognitiva en nuestro día a día
Fue el psicólogo Leon Festinger el que propuso esta teoría allá por el año 1957 en su libro A Theory of Cognitive Dissonance --puedes comprarlo aquí--. En el terreno del marketing y de la comunicación, cuando se habla de disonancia cognitiva se habla, en realidad, del remordimiento inmediato que sufre una persona tras hacer una compra y la posterior búsqueda de argumentos para justificarla. Se ve mucho más sencillo con un ejemplo.
A mí me encanta leer, y lo hago todas las noches. Cada libro me cuesta 20 euros, aunque podría costarme 7 en formato Kindle si tuviese un lector de libros electrónico. ¿Cuánto cuesta este lector? Vamos a poner que 120 euros. Si lo compro, en el momento en el que pulse "Tramitar pedido", voy a sentir remordimientos por haberme gastado 120 euros en algo que puede que tampoco necesite tanto. Mis creencias se enfrentan a mis comportamientos. ¿Qué hago? Convencerme, autoengañarme: "Bueno, amortizaré la inversión en X meses", "Así puedo tener muchos libros en un solo dispositivo", "Ahora serán más baratos y ahorraré"... ¿Ves? Lo que estoy haciendo es inducirme unas creencias nuevas para que estas concuerden con mis actos.
Cuando compras por Internet, por ejemplo, es el propio vendedor el que te da los argumentos necesarios para autoengañarte. Métete en la página de, qué te digo yo, Apple, y haz el proceso de compra de un iPhone X. A lo largo del proceso, la web te muestra diferentes argumentos de compra que, posteriormente, te ayudarán a autoconvencerte de que los 1.000 euros que te acabas de gastar tienen sentido. Mejor cámara, modo retrato, batería, Face ID, etc, etc, etc. Cuando pulses "Comprar" volverás a ellos y te autoconvencerás de que has hecho bien.
¿Y por qué te afecta?
Porque es una estrategia excelente para engañarte a ti mismo cuando la compra que has hecho es una basura. Os cuento un caso personal. Hace unos años me compré el LG G3, el primer teléfono con pantalla 2K del mercado. Era una p**a basura, como un piano de grande. Se veía muy bien pero lageaba que daba gusto, la cámara delantera era horrible, se calentaba, la batería le duraba un soplo... pero me había costado 600 euros. Cuando me metía en los foros y veía gente criticando estos fallos, yo no solo los reconocía, sino que los contraargumentaba:
El teléfono se calienta por culpa de la pantalla 2K -> Bueno, es que es el primero con esta característica, seguro que el siguiente mejora.
La cámara es una basura -> Total, para lo que la uso, me da igual.
La batería dura nada -> Da igual, siempre hay enchufes a los que puedes acceder, o cómprate una batería externa.
Estoy seguro de que esto te ha pasado también a ti en más de una ocasión a lo largo de tu vida. Suele pasar con los productos baratos, con el clásico "Mira, por 10 euros, que más da, lo compro y fuera". De esa forma, teniendo en cuenta la teoría de la disonancia cognitiva, el ser humano está siempre modificando sus creencias basándose en sus comportamientos, justificando sus acciones. Comprando cosas que no necesita porque "quedan cuquis en el cuarto", "porque son un chollo", etc, etc, etc.
Eso explica, por otro lado, el gran auge de los canales de chollos. Si un producto que vale 500 euros lo compras por 300, consigues inmediatamente un enorme argumento para convencerte de que has hecho una buena compra. ¿Necesitabas lo que acabas de comprar? Pues puede que sí, o puede que no, "¡pero es que era un ofertón!". Y así, con el paso del tiempo, te das cuenta de que tus acciones no tienen sentido, de que tus creencias son vapuleadas por argumentos de venta, y de que, al final, estás comprando cosas que no necesitas con dinero que no tienes porque una web te dice que ese nuevo móvil es "elegante por naturaleza".
Nota del autor: soy consciente de que el tema de hoy no es demasiado acorde a lo que solemos tratar en El Diario Geek, pero lo considero igualmente interesante. Es mi blog, y me lo fol*o cuando quiero. Fuera bromas. Si te molan este tipo de artículos, coméntamelo, porque hay muchas cosas así sobre las que hablar y podría ser súper chulo. Si has llegado hasta aquí, gracias por leerme.
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