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MIEDO.
17 de Mayo de 2018, Salamanca.
Querida Asun:
Hoy vengo a hablarte del tiempo. Del miedo que me da el dichoso paso del tiempo. Ayer lo hablaba con mi prima en una de esas conversaciones de las 2 de la mañana, cuando ninguna de las dos puede dormir y viene a mi habitación a hablar de la vida.
Nos hicimos llorar, la una a la otra. Hablamos de si merece la pena la existencia en general. De si habrá algo más cuando aquí no quede nada de nosotras. De si los cuentos que sabemos desde pequeñas serán verdad o no. Yo quiero creer que sí, pero mi prima es más escéptica. Quiero creer que cuando nos vayamos de aquí, habrá algo más, que todo esto habrá merecido la pena y que no solo “nos van a comer los bichos”.
Le tengo miedo al paso del tiempo… Y por consiguiente, a la muerte. Pero no a la mía. Sino a la de mis padres y la gente que quiero. No me gusta pensar en eso, pero a veces la mente me juega malas pasadas y me agobio demasiado con cosas que a mis 22 años no deberían agobiarme. No sé si podría significar que entonces tengo miedo a la soledad. Miedo a encontrarme sola en este mundo sin las personas más importantes de mi vida.
Quiero creer que algún día cuando todos nos vayamos, nos volveremos a encontrar. En otra vida o en otro cielo. Porque si no, ¿de qué vale todo esto?
Me da miedo el paso del tiempo. El ver a mis abuelos cada vez más mayores. Incluso a mi hermano. El renacuajo que hace dos días tenía 4 años y ahora ya es mayor de edad. Me da miedo que se separen nuestros caminos. Que yo haga mi vida lejos de ellos. No quiero.
Me da miedo el paso del tiempo. Mucho. Me río de la gente a la que le preguntan cuál es su mayor miedo y responden: “las arañas”. No sabes lo que es el miedo de verdad. Miedo acompañado de angustia, de agobio y de una sensación de impotencia.
Quiero creer. Me ayuda a sobrellevar la situación, aunque a veces no sé cómo. Pasan los años y empiezo a no darme cuenta de ello, como me dijo siempre mi madre: “a medida de creces, todo pasa más rápido”. No la creía, los veranos para mí eran eternos. Ahora duran un suspiro. Se acaba otro curso y tampoco quiero. He encontrado mi sitio, mi gente. Y no quiero que esto se acabe.
Extrapolo esto también a que quiero que se pare el tiempo, porque eso significaría que no habría final. Ni para mí, ni para la gente que quiero. Que no hará falta reencontrarnos en cualquier otro sitio, porque no nos iríamos de aquí.
Me da miedo el paso del tiempo.
Esmeralda Román

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MAMÁ

Luchadora, como una presa que aguanta el agua del mal tiempo con todas sus fuerzas.
Sensata, como el que siempre mira a ambos lados de la carretera al cruzar, aún sabiendo que es de sentido único.
Detallista, como el niño que guarda todas las caracolas que ve en la playa para regalarlas en su vuelta a casa.
Entregada, como el hijo pequeño que quiere parecerse a su hermano mayor.
Organizada, como la mejor jugada de ajedrez de todos los tiempos.
Persistente, como alguien que cuenta sus lunares una y otra vez porque se empeña en que le falta uno.
Valiente, como un héroe que arriesga su vida por salvar Nueva York.
Auténtica, como la moneda más brillante por la que se matan los coleccionistas.
Trabajadora, como el que lleva veinte años haciendo el mismo trabajo con la dedicación del primer día.
Responsable, como el que repasa cien veces la lista de preparativos antes del viaje de su vida.
Fiel, como la chica que se sienta en el mismo lugar del autobús cada mañana.
Generosa, como un niño que comparte el mejor trozo de su merienda.
Elegante, como la mejor fotografía de una puesta de sol en todos morados.
Honesta, como la niña a la que le preguntas qué es el amor.
Orgullosa, como una hija cuando intenta hablar de su madre.
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QUEEN, EL ORIGEN

Todos sabemos que Freddie Mercury fue el cantante voluble y carismático de Queen, grupo con el que compartió veinte años y casi 200 millones de discos vendidos.
Sin embargo, existen muchas cosas sobre Freddie que solo han conocido aquellas personas de su círculo más íntimo. Hasta en su última declaración el día antes de morir, seguía aludiendo al deseo de preservar su intimidad. Y aún así, Freddie era capaz de pronunciar titulares impactantes, fruto de una personalidad carismática y creativa, pero al mismo tiempo tímida y vulnerable.
¿Quién era Freddie Mercury? Freddie Mercury, cuyo nombre verdadero era Farrokh Bulsara, nació el 5 de septiembre en la isla de Zanzíbar (Tanzania). Al poco de nacer y por motivos laborales, sus padres se trasladaron a Bombay y más tarde a Londres.
Ya en Londres, en 1966 comenzó sus estudios en la Escuela de Arte Ealing, decantándose por la ilustración gráfica. En esa época, conocidas sus cualidades vocales y su amor por la música, se convirtió en un ardiente seguidor de Jimi Hendrix.
Freddie Mercury hizo buenas migas con el bajista Tim Stafell, compañero de la escuela. Junto con Brian May a la guitarra y Roger Taylor a la batería, formaron un grupo llamado Smile. Pero Freddie abandonó la formación en sus inicios. Pasado un tiempo, Tim Stafell, quien se había convertido en vocalista del grupo cuando Freddie se fue, abandonaba también el grupo. Así pues, la incompleta banda Smile, llamó de nuevo a Freddie para sustituirlo. Esta vez aceptó y cambió el nombre del grupo por el de Queen.
En 1971 se unió a los componentes John Deacon como bajista. Una vez formado el grupo, Freddie diseñó el logo tomando como base los signos del zodiaco de cada miembro: dos vírgenes por su signo (Virgo), dos leones por Brian y John (Leo) y un cangrejo por Brian (Cáncer). Queen estaba al completo.
Al frente de Queen, Freddie Mercury logró un éxito a nivel planetario como pocos. Canciones como “Bohemian Rhapsody”, “Somebody to love”, “We will Rock you”, “We are the Champions”, “I Want to break Free”… merecen el calificativo de clásicos de la historia del rock.
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MÚSICA Y RADIO
La radio ofrece diferentes tipos de comunicación, no solo la informativa. En este caso, la radio musical ofrece una comunicación emotiva a través de la difusión constante de música. Se aprovecha la dimensión estético-emocional de la música, convertida así en elemento principal de la narración radiofónica musical. Ofrece un mensaje que entretiene y acompaña, que se oye más que se escucha.
La radio musical cruza fronteras, al basar su argumento principal del mensaje en un lenguaje universal y polivalente emotivo, la música.
La percepción de las formas sonoras musicales constituye una gran variedad de sensaciones. La música, como fuente creadora de imágenes auditivas, encuentra en la radio su auténtico ámbito perceptivo.
La integración de la música en la expresión del lenguaje radiofónico, ha supuesto una cierta pérdida de autonomía. La música en la radio se entiende como un valor de uso comunicativo y expresivo, no como una realidad ajena.
Desde el punto de vista acústico, se considera que los elementos de la música son el ritmo, la melodía, la armonía y el timbre. Combinando estos elementos, el resultado es una expresión musical que estructura el mensaje a transmitir. De esta forma, el mensaje musical viene determinado por prácticas que definen el código:
Tema
Transición
Fase secundaria
Grupo de notas terminales
Resolución de los temas
El factor de originalidad de la música en la radio puede ser ilimitado, haciendo posible la construcción de una relación afectiva entre el oyente y el mensaje musical. Esto sería consecuencia de la función comunicativa y expresiva de la música.

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CASA

Vocación. La seguridad de tener claro qué es lo que quieres. Sentir que ha sido una de tus mejores decisiones a pesar de que no fue el primer destino planteado. Felicidad y rutina. Aprender cada día un poco más sobre lo que te apasiona. Rodearte de gente que vale la pena con unas inquietudes muy parecidas a las tuyas. El lugar donde me formo como profesional y crezco como persona. Acerté, no me arrepiento.
Creo que el destino nos tiene siempre un porqué guardado para cada uno y el mío no estaba en Madrid. Todavía. Empecé con escepticismo y pensando «Nada va a ser como el Ciclo de Audiovisuales. Seguro que no hago amigos como los de allí» en una ciudad que no acababa de convencerme del todo «Es más bonito León». Y qué equivocada estaba. Cuatro años me parecían una eternidad… Y ahora se están pasando en un abrir y cerrar de ojos. Qué puñetera la mente, que juega con la concepción del tiempo a su antojo y no podemos hacer nada. Qué rápido pasa lo bueno y qué lento lo malo.
Este es el sexto año que estoy viviendo sola y me siento más en casa que nunca, a pesar de echar siempre de menos a papá y mamá.
Adoro la rutina en la facultad, el pasarme aquí medio día metida y casi no tener tiempo de nada. Puede parecer una ironía, pero os aseguro que no. Adoro llegar un día de lluvia y subir corriendo esa maldita rampa mientras cruzo los dedos para no caerme. Adoro los cafés “templados” de la cafetería, aunque sigan abrasando. Adoro estas clases magnas con mal audio y mucha reverb. Los cambios de numeración de las aulas y estar a mitad de curso preguntando «¿Pero la 02 cuál es?». Considerar a Edu el guardián y manitas de todo lo que hay de puertas para dentro. El famoso plató que hasta 3º no sabremos si es de verdad o no es más que un decorado. Adoro la cola y cantidad de gente para desayunar entre clase y clase. Bueno, igual eso no tanto. El ir descubriendo cada rincón a medida que avanza el tiempo y pasearme ya como “Pedro por su casa”, porque así la considero. Adoro los sillones del Auditorio, que hacen imposible seguir una clase con toda la atención que te gustaría. El laberinto que es el piso de abajo o cruzarme con gente que no he visto nunca y pensar «Será de algún máster». El pedir e incluso suplicar que nos lleven de excursión a alguna radio, televisión o cualquier sitio que implique viajar a Madrid y conocer los entresijos reales del mundillo audiovisual, sin éxito alguno. Adoro que no me cueste madrugar o que por fin este año todos los ordenadores tengan el paquete Adobe y poder editar con Premiere en vez de con Final Cut.
Hay cosas que no me gustan tanto, lógicamente, pero pasa en las mejores casas. Lo que sí tengo claro es que quiero que se pare el tiempo. Que no pase más. Que en nuestras descripciones de Facebook siga poniendo “Alumno de la Facultad de Comunicación de la UPSA”. Seguir viendo crecer a mi pequeña familia salmantina. Ver de cerca todos sus éxitos y pequeños baches. No pensar en si algún día perderemos el contacto.
Adoro este maldito cubo oxidado, que no sé qué me ha hecho, pero ya no me quiero ir.
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ADOLESCENCIA
¿Para ti, quiénes son los adolescentes?
Son personas que pasan por un periodo de desarrollo biológico, social, sexual y psicológico, que comienza con la pubertad. En esta etapa nacen rasgos humanos mucho más completos.
¿Qué crees que es el adolescente, producto de la herencia o del ambiente?
En mi opinión, es una mezcla de ambas. Por herencia entiendo las costumbres o la forma en la que te han criado en casa y el ambiente, con la gente y la sociedad en la que te relaciones. Por esto mismo, todo influye. De poco vale que te eduquen con unos valores o unas ideas, si luego haces más caso a la gente de fuera o son capaces de hacerte cambiar de percepción.
La adolescencia, ¿es una etapa romántica o un drama?
Depende de la manera de enfocarlo de la persona. Hay gente que solo lo ve como una etapa de cambios en la que nada se asienta y no hay una constante. Para otros, les sirve de experimentación y disfrutan con los cambios.
¿Es negativa la rebeldía de los adolescentes?
En muchos casos, sí. Es una forma de hacerse notar y exaltar su nueva forma de ser.
¿Crees que el adolescente va dejando de ser un niño?
Totalmente. Estos cambios y actitudes “rebeldes” traen consigo una madurez que ayuda a entender el porqué de las cosas.
¿Qué ocurre cuando se alejan de los padres, se acercan a los amigos o se aíslan...?
Las cosas no pueden salir bien. La familia tiene que ser siempre el apoyo principal para todos los problemas, aunque en esta etapa no se les vea como más que un estorbo.
¿Cuánto les importa lo que opinen sus colegas?
Importa más lo que piense alguien de su grupo de amigos que la opinión que se le da en casa. Valoran mucho más lo de fuera, porque empiezan a experimentar y todo es más “guay”.
¿Por qué no piensan las cosas?
Se dejan llevar porque creen que lo tienen todo bajo control, que ya son “mayores” y que nunca van a tener un problema.
¿Es cierto que no se concentran?
Están a otras cosas. Es una etapa de cambio en la que la mayoría de lo que les sucede es nuevo. No pueden estar atentos a una rutina que han vivido siempre si a la vuelta de la esquina les espera algo que no han vivido aún.
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INSEGURIDAD
Me acabo de despedir de mis amigas y sí, les enviaré un mensaje cuando llegue. Cómo odio irme sola a casa, pero hoy no puedo más. Estoy helada y estos zapatos me están matando. Voy a intentar darme prisa, aunque a estas horas parezca que no hay nadie por la calle. Igual sí que debería haber llamado a un taxi como me dijo papá, pero total, estoy aquí al lado. Uy, parece que ahí hay gente, voy a cambiarme de acera. Bueno, aunque creo que es el grupo de amigos de mi vecino. Da igual, por si acaso. Se me está haciendo el camino eterno y no hay un alma por la calle. ¿Y si me pasa algo? Deja de pensar tonterías, solo date prisa. Quizá debería haber esperado por Ana, vivimos al lado. Pero ella se estaba divirtiendo y yo estoy agotada. No va a pasar nada. Viene un coche, voy a ir por esta otra calle, que es peatonal y parece que hay más luz. Doy más rodeo, pero no me importa. Voy a sacar las llaves de casa ya. Yo y mi manía de colocarlas alrededor de los dedos por si pasa algo. Igual debería llamar a mis amigas para ir hablando con alguien, aunque no creo que me cojan el teléfono. Solo les dije que les enviaría un mensaje, no quiero molestarlas. Creo que viene alguien detrás de mí, voy a aligerar el paso. ¿Pero por qué se me está haciendo tan larga la vuelta a casa? Oyes cada cosa por ahí, que como para ir tranquila a estas horas. Y sola. Nada, el próximo día hago caso a papá y cojo un taxi de verdad. O mejor espero a mis amigas, da igual. Ya estoy llegando, por fin. Portal, sitio seguro. Chicas, ya he llegado.

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CRÓNICA DE UN ASESINO

“Llegó el día. No puedo esperar más. Este idiota me amarga los días solo con su mera presencia. Estoy harto de su prepotencia y de su forma de creerse más que los demás. Pues va a saber lo que es bueno”. El día comenzaba distinto para Diego. Había tomado la decisión de acabar con la vida de un compañero al que no soportaba. Eligió un método fácil y rápido. Llevaba semanas preparando todo y esperando a las circunstancias perfectas. Hoy era el día, lunes, once y cuarto de la mañana. Su plan era esperar a que este compañero llegase a la cafetería de la facultad y se sentase en la misma mesa de todos los lunes para tomarse su café. Seguía siempre una rutina marcada y Diego lo tenía claro. Esperaría a que, después de pedirse el café y llevarlo a la mesa, el chico se levantara a por el periódico que estaba encima de la barra. En este instante, Diego se acercaría rápidamente con la excusa de tener su ordenador cargando en un enchufe cercano. En un momento de despiste de los trabajadores de la cafetería, vertería en el café una dosis mortal de un calmante líquido que apenas cambiaba el sabor de la bebida. Así lo hizo. Solo quedaba esperar. Su compañero volvía hacia la mesa y Diego estaba algo nervioso. El chico tomó el café de un sorbo mientras leía el periódico y miraba el móvil, todo parecía normal. Pero de pronto y pasados cinco minutos, el muchacho se desplomó sobre la mesa, tirando la taza de café y asustando a los trabajadores, que llaman al 112. Llegó la ambulancia, pero poco pudo hacer. Diego lo había hecho y no comprendía esa sensación de victoria en su interior. Se había convertido en un asesino y no había vuelta atrás.
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ESPONJAS
Una de las principales funciones de un profesor es motivar a los estudiantes, pero también debe dejarles descubrir, observar todo lo que hay a su alrededor y permitirles cierto desarrollo por ellos mismos. Así es cómo desarrollan su propia creatividad.
Un buen profesor debe motivar a los alumnos y darles instrucciones, pero también debe potenciar el uso de su imaginación.
Muchas veces el sistema educativo basa el aprendizaje en la imitación o memorización de hábitos y conductas. Sin ser conscientes de que los niños deberían ser considerados esponjas con miles de posibilidades, con habilidades diferentes que habría que fomentar. Obviamente deben tener unos conocimientos comunes sobre algunas materias, pero también tienen que desarrollar un criterio propio. Esto hace que en algunas ocasiones, los niños escondan su personalidad por miedo a no ser como el resto.
Todo nos educa, todo nuestro alrededor nos influencia de alguna manera para dar forma a nuestra manera de ser. Por eso, como monitores, debemos saber actuar en distintas situaciones y con las diferentes personalidades que hay.
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CASO FREYTEZ

Patxi Freytez es un reconocido actor español, famoso por sus obras de teatro y sus papeles en cine y televisión. Hace unos años, Patxi sufrió la pérdida de su hermano Rafa a causa de un cáncer. Una muerte muy dura, lenta y dolorosa para él y su familia, que supuso un antes y un después en la vida de sus conocidos, pero sobre todo en la de Patxi. Tras la muerte de su hermano, recibió un regalo de una amiga, “La voz de papel”, un libro escrito por Olga Bejano. A partir de este momento, comienza una historia desconcertante para Patxi. Olga era un chica tetrapléjica que, además de escribir libros, recibía mensajes de gente fallecida y los transmitía. Esta vez el destinatario de los mensajes que recibía, era Patxi. Olga comenzó a percibir mensajes de Rafa, que encomendaba “misiones” a su hermano, que le servían tanto para su vida diaria como para su vida profesional, o para hacer de mediador del mensaje con otras personas. A partir de todos estos sucesos, Patxi convirtió su ateísmo en una reforzada fe y credibilidad en Dios. Esta lectura fue la última misión que le encargó Rafa, contarle sus experiencias al mundo.
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AMISTAD SIN BARRERAS
No sé qué pasará conmigo. Sigo flotando a la deriva. Acabo de despedirme del único amigo que he tenido en toda mi vida, alguien que me ha visto como algo más que un objeto. Dejo atrás unos años que jamás me imaginé vivir, una auténtica aventura. Quién me iba a decir a mí que cuatro años después sentiría lástima por separarme del idiota que lo primero que hizo conmigo fue tirarme como una basura y plantarme la mano en la cara. El bueno de Chuck. He sido su confidente todo este tiempo y no sabéis la cantidad de historias magníficas que guarda este hombre en su interior. Es un narrador de cuentos nato. También me comentaba sus problemas y aunque mi papel era el de pesimista en esta amistad tan extraña, siempre sabía cómo salir adelante. Nunca dejó de intentarlo. Sé que llegará a su destino. Y sé que conseguirá todo lo que se proponga.
Echaré de menos nuestras riñas, las risas después de estar cogiendo cangrejos en las rocas de la parte alta de la isla. Incluso echaré de menos cuando me retocaba el pelo. Le voy a echar de menos, a él. No sé cómo sonará esto, pero fue Chuck quien me dotó de personalidad. Antes de conocerlo no era más que un trozo de plástico cuya meta en la vida era que los demás le diesen golpes sin importar quién o dónde. Él fue diferente. Encontró en mí un amigo con el que desahogarse, una compañía. La única en toda aquella isla.
Juntos pasamos miedo, nos resguardamos bajo esas lluvias tropicales que llegan sin avisar, contábamos los días que quedaban para emprender el viaje. Construimos juntos la balsa. Bueno, lo cierto es que yo solo vigilaba sus movimientos para que nada fallase. Siempre me lo echó en cara, que nunca le ayudaba. Amigo Chuck, a ti te creció la barba, pero a mí nunca llegaron a crecerme manos.
La balsa. Nuestro fin último en aquella cárcel. En la que invertíamos nuestro tiempo y con la que llegaríamos juntos a casa. Ironías de la vida, aquella balsa fue la que nos separó. Me llevo conmigo todo el tiempo que hemos compartido. Intentaré olvidar todas las veces que vi sufrir a ese pobre hombre y cómo parecía desgastarse poco a poco. A pesar de las penalidades, conseguimos construir un hogar. Eso sí, solo de paso. No había día que Chuck se levantara y no pidiera al cielo poder salir de aquel pedazo de tierra perdido en algún lugar del Océano Pacífico.
No soy consciente de cuánto tiempo llevo en el agua. El cartón que me envuelve va desapareciendo poco a poco y yo no dejo de dar vueltas. Qué oscuro se ve todo. Ahora me toca a mí ser el optimista en esta situación. Tal vez la suerte me tiene guardado un destino en cualquier playa a la que pueda llegar y en la que haya niños que se atrevan a jugar conmigo. Digo “atrevan” porque en estos cuatro años mi apariencia está muy desmejorada. Con este aspecto os aseguro que nunca me encontrarías en un catálogo de juguetes para pedir por Navidad. Aunque no todo va a ser lamentarse. Cada golpe y rozadura es una experiencia. Una nueva aventura que viví con mi querido amigo.
No puedo sacármelo de la cabeza. Ha quedado tendido en esa maldita balsa de la que me he caído. El recuerdo más fuerte que tendré de él, es oírlo gritar mi nombre con su último aliento. Ver su cara de rabia mientras el mar nos separaba. Sé que ha quedado roto por dentro, tanto como parecen estarlo mis filamentos por culpa del agua.
Hace unas semanas me clavé una de esas ramas traicioneras que habían convertido las piernas de Chuck en un nido de arañazos. El resultado del encuentro con esa rama, fue más que un arañazo. Tengo un pequeño hueco por el que noto cómo va entrando el agua lentamente. Y creo que mi parte pesimista está saliendo a flote mientras yo me hundo. Quién me lo iba a decir, que algún día acabaría en el fondo del océano para que la marea jugase conmigo a su antojo.
Me sigo alejando… Y ya no oigo llorar a Chuck. Buena suerte, amigo mío. Solo espero que nos encontremos en otra vida. Mientras tanto yo, sigo flotando a la deriva. Tanto tiempo como la marea quiera.

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RADIO EN PRIMERA PERSONA.

Emm… Hola. Seguramente no sepas quién soy… (Carraspeo)
Aunque me conoces perfectamente, desde siempre. Soy algo más mayor que tú, aunque nadie sabe decir con exactitud los años que tengo. Dicen que nací un 14 de Mayo y que uno de mis padres fue Guillermo Marconi, un ingeniero e inventor italiano. Pero sinceramente, no lo sé.
Llegué a España un 14 de noviembre de 1924, a Barcelona concretamente. Luego fui descubriendo otros lugares: Madrid, Cádiz, Sevilla… Al principio no me tomaban en serio, decían que mis opiniones solo eran pura propaganda política. Pero unos años más tarde, empezaron a confiar en mí. Me convertí en la fuente oficial de información, ahí es nada. Fui ganando credibilidad y ahora soy uno de los más importantes, por no decir el que más. Incluso celebran mi día el 13 de Febrero, qué guay.
Pero bueno, vengo a hablaros de los que significo para las personas… Hablan muchas cosas de mí, todo el mundo. Me definen con demasiadas palabras, a unos gusto mucho y a otro no gusto nada. Pensé que con la sociedad actual y con los avances tecnológicos me irían jubilando, pero aquí sigo, como una campeona. Porque yo también he sabido adaptarme, y aprovecharme, de las ventajas que me ofrece hoy en día la tecnología.
Dicen de mí que soy desconexión y a la vez conexión con el mundo, qué curioso. Dicen que soy perfecta para contar historias y para disparar la imaginación, que puedo transmitir cualquier mensaje en cualquier momento. Acompaño a la gente cuando se despierta y le cuesta levantarse de la cama cuando va al trabajo al bar a tomar una cerveza con los amigos… Y hasta cuando caen rendidos en la cama después de un día agotador. Estoy con ellos incluso cuando no saben que estoy. Me llaman cómplice, amiga y carrusel de emociones, la eterna compañía. Dicen que soy “recuerdos” y muchos creen que tienen cosas que agradecerme.
También dicen que no se sabe muy bien qué futuro me espera. Que internet y el desarrollo tecnológico van a acabar conmigo. Pero si he aguantado todos estos años dando guerra… ¿Por qué no seguir? Decían que si la TV me haría desaparecer, porque yo no tengo imágenes. Que si cuando encontrasen otras vías más modernas me dejarían de utilizar, que solo servía para dar noticias… Y todos se equivocaron.
Al fin y al cabo, me inventaron para eso. Para encontrar un sistema de comunicación sin ningún tipo de barreras. Y si el Atlántico no fue una de ellas, ¿Por qué lo va a ser el progreso?
Soy la radio y esta es mi historia.
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GARDEN LODGE.

Verano de 2014, agosto. Dos niñas de 18 años que recorrieron solas medio Londres en metro para llegar a este lugar: Logan Place, una calle situada en el barrio de Kensington. En el número 1 de esta calle que os describo, se encuentra Garden Lodge, la casa de Freddie Mercury. Un lugar de ¿culto? Para cualquier fan de Queen. Llevaba años pensando en cómo sería mi reacción cuando llegase a ese lugar. Y obviamente, la clásica. Lloré como una condenada y así aparezco en la foto. No sé cómo explicar la mezcla de sensaciones que experimenté, pero ha sido, sin duda, una de las experiencias más bonitas de mi vida. No me lo podía creer, estaba allí. Freddie Mercury había compuesto la mayoría de sus grandes éxitos, vivió los mejores años de su vida, e incluso murió allí. Me acerqué al muro que separaba aquella casa de la calle. Un muro lleno de mensajes y escritos de los seguidores de Queen, dirigidos a Freddie con el mayor cariño del mundo. Escribí el mío. Estos papeles estaban cubiertos por unas cristaleras para conservarlos y no dañar la pared. La puerta principal, en la que podía leerse “Garden Lodge”, estaba pintada de verde oscuro y escrita también con mensajes. En lo alto del muro, se levantaba una verja metálica con tablones de madera horizontales y unas plantas cubriendo los huecos, para evitar ver el interior del jardín y de la casa. Actualmente, en esa casa vive Mary Austin con su familia, la mejor amiga y confidente de Freddie, que heredó la casa después de que este muriera. Cuando te acercabas a la pared, podía oírse el ruido del estanque que se situaba en la esquina izquierda. Este estanque contenía peces japoneses que Freddie cuidaba. Olía a comida y a césped recién cortado. Si te colocabas en la acera de enfrente, podías ver la fachada principal de la casa y entre otras cosas, el balcón y las ventanas de la que fuera habitación del cantante. De nuevo, las sensaciones eran indescriptibles. Estaba allí. Donde Freddie había hecho vida, por donde pasaron cientos de artistas amigos y frente a la puerta que tantas veces él había abierto. Lloré. Lloré mucho. Y mi prima no sabía qué hacer conmigo. Conocí allí a dos chicas, también fans de Queen, y hablamos por un rato de las cosas que podrían haber pasado allí hace años. Era una calle muy tranquila y poco transcurrida. Los vecinos pasaban por allí como si nada, viendo normal la situación. Compartieron calle con el mejor cantante y compositor de todos los tiempos y yo no podía entender que no sonrieran cada vez que pasaban por delante de su casa.
A día de hoy, sigo considerando esta, como una de las experiencias más bonitas de mi vida. Disfruté del momento. Allí. Con mis 18 años recién cumplidos y mi camiseta de Queen. Me fui de Londres con la sensación de haber hecho lo que debía. Ni Big Ben, ni London Eye. Garden Lodge, la casa de ensueño de Freddie Mercury.
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Video
youtube
“I'm not a perfect person There's many thing I wish I didn't do But I continue learning I never meant to do those things to you And so I have to say before I go That I just want you to know
I've found a reason for me To change who I used to be A reason to start over new And the reason is you”
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