Alumno: Emmanuel Segura Pérez Evidencia de trabajos en clase para la maestría en Educación y Docencia 2024.
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Que me deja la materia de Evaluación del aprendizaje .
En conclusión : La clase de evaluación del aprendizaje comprendí la relevancia de crear y utilizar estrategias eficientes para analizar el avance de los estudiantes, fomentando una evaluación formativa y con propósito. El portafolio de evidencias me ayudará a reflexionar sobre mi aprendizaje, estructurar mis actividades y entender cómo realizar una evaluación integral que me favorezca tanto en la labor docente como en mi crecimiento personal.
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Introducción Evaluación del aprendizaje
La evaluación del aprendizaje
La evaluación del aprendizaje ha evolucionado significativamente desde sus orígenes, pasando de ser un proceso meramente punitivo a convertirse en una herramienta clave para mejorar los procesos educativos. Según Díaz Barriga en Enseñanza situada (pp. 126-135), el concepto de evaluación auténtica surge como una respuesta a los enfoques tradicionales, que muchas veces desconectaban el aprendizaje de la realidad de los estudiantes. Este enfoque propone situar la evaluación en contextos reales y relevantes, vinculando los conocimientos teóricos con aplicaciones prácticas.
Por su parte, Anijovich y Cappelletti en La evaluación como oportunidad (2018, pp. 65-92), destacan que la evaluación debe ser entendida como un proceso continuo y formativo, donde la retroalimentación juega un rol central. Esto contrasta con la evaluación sumativa, que históricamente ha sido utilizada para calificar sin necesariamente ofrecer oportunidades para el aprendizaje. En palabras de los autores: "La evaluación es un medio para comprender el aprendizaje y, al mismo tiempo, para regularlo" (Anijovich & Cappelletti, 2018, p. 70).
Enfoque de evaluación Tanto Díaz Barriga como Anijovich coinciden en que el enfoque de evaluación debe centrarse en el aprendizaje más que en la calificación. La evaluación auténtica propuesta por Díaz Barriga busca reflejar la complejidad de los problemas del mundo real. Mientras que Anijovich enfatiza la importancia de procesos reflexivos que permitan a los estudiantes identificar sus fortalezas y áreas de mejora.
Retroalimentación La retroalimentación es un componente esencial en las tendencias actuales de evaluación. Según Anijovich y Cappelletti, la retroalimentación efectiva debe ser específica, constructiva y oportuna, permitiendo al estudiante reflexionar sobre su desempeño y tomar acciones correctivas. Díaz Barriga añade que esta retroalimentación debe ser contextualizada, ayudando a los estudiantes a aplicar sus conocimientos en situaciones reales.
Evidencias de aprendizaje La evidencia de aprendizaje ha trascendido los exámenes tradicionales. En este sentido, Díaz Barriga sugiere la utilización de proyectos, portafolios y tareas auténticas como herramientas para evaluar el desarrollo integral del estudiante. Anijovich complementa esta idea, señalando que estas evidencias deben ser analizadas no solo desde una perspectiva cuantitativa, sino también cualitativa.
En mi opinión, la evolución de la evaluación hacia enfoques auténticos y formativos representa un avance significativo en la educación. Estos enfoques no solo permiten valorar el aprendizaje en contextos reales, sino que también promueven la autonomía y la autorregulación en los estudiantes. Además, considero que integrar la retroalimentación como parte del proceso es fundamental para construir una cultura de mejora continua tanto en estudiantes como en docentes.
En conclusión, la evaluación del aprendizaje ha transitado desde un enfoque estático y punitivo hacia uno dinámico y formativo. Tanto las propuestas de Díaz Barriga como las de Anijovich nos invitan a repensar nuestras prácticas evaluativas, poniendo énfasis en la autenticidad, la retroalimentación y el uso de evidencias que realmente reflejen el aprendizaje significativo.
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Evaluaciones de los aprendizajes de los estudiantes. Abdiel & Emmanuel
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Recensión de Modelos de Evaluación Educativa
El tema de evaluación educativa, representa un punto de análisis y reflexión con relación al fin de la misma. Por tanto, para evaluar se requiere tener claridad desde qué paradigma se va a realizar, de esta manera en la sección 1.2 Modelos de Evaluación Educativa del libro “Evaluación de los aprendizajes” de Julio Herminio Pimienta Prieto 2008, proporciona una revisión completa de diversos modelos de evaluación educativa, resaltando su relevancia histórica y metodológica en el contexto de la educación contemporánea. Estos modelos permiten entender diferentes enfoques y principios que guían la práctica evaluativa.
Pimienta (2008, p.11), presenta a los siete clásicos que surgieron a partir de la época de la profesionalización: Tyleriano, Científico de Suchman, Orientado a la Planeación de Cronbach, CIPP de Stufflebeam, Centrado en el cliente de Stake, Ilumnitativo y holístico, Centrado en el consumidor de Scriven y el Sistémico de Arturo de la Orden Oz.
El modelo Tyleriano, de acuerdo con el autor, es un modelo orientado hacia objetivos y es el primer modelo sistemático de evaluación educacional, consistente en comparar los resultados con los objetivos (Pimienta, 2008,p.12). Para Guerra (2007), con este tipo de modelo se puede incurrir en pasar por alto productos parciales o beneficios inesperados más allá de los fines originales. Por otra parte, Edward A. Suchman propuso un enfoque que subraya la importancia de la evidencia empírica y el método científico para la evaluación conocido como “Modelo Científico de Suchman”. (Pimienta, 2008,p.12) Este modelo se destaca por establecer diferencias entre evaluación e investigación evaluativa, donde la primera se enfoca en emitir un juicio y la segunda en asegurar el valor. Un tercer modelo de evaluación que es mencionado por Pimienta es el propuesto por Lee J. Cronbach quien introdujo la idea de considerar el contexto en la planeación de las evaluaciones y subrayó la necesidad de una comunicación eficaz entre evaluadores y partes interesadas. Su modelo integra tanto métodos cuantitativos como cualitativos y enfatiza el uso de las unidades (U), los tratamientos (T) y las operaciones (O).(Pimienta, 2008,p.13) Si bien, este modelo orientado en la planeación proporciona información importante sobre el qué evaluar, es preciso también conocer el proceso y promover la toma de decisiones fundamentadas, es así como el Modelo CIPP de Stufflebeam propone cuatro componentes que se deben considerar : contexto, entrada, proceso y producto.(Pimienta, 2008,p.14) El quinto modelo es el propuesto por Robert Stake, conocido como Modelo Centrado en el Cliente de Stake, quien plantea un enfoque holístico y flexible que considera a los docentes y otros beneficiarios como los principales actores de la evaluación. Este modelo promueve la observación y la mejora de las prácticas educativas y enfatiza la importancia de reflejar juicios de una variedad de interesados.(Pimienta, 2008,p.15) En esta misma línea de considerar la multiplicidad de factores que intervienen en el acto educativo se encuentra el Modelo Iluminativo y Holístico, el cual enfatiza la descripción holística de los programas y busca entender cómo estos impactan a los estudiantes y profesores.(Pimienta, 2008,p.17) Utiliza métodos como la observación y las entrevistas para explicar los procesos de manera comprensiva. Por su parte, Michael Scriven centra la atención en el consumidor “estudiante”, para ello incluye un conjunto de 18 criterios (1. Descripción 2. El cliente 3. Antecedentes y contexto 4. Recursos 5. Función 6. Sistema de distribución 7. El consumidor 8. Las necesidades y valores de los afectados y potencialmente impactados 9. Normas 10. El proceso 11. Resultados 12. Posibilidad de generalización 13. Costes 14. Comparaciones con opciones alternativas 15. Significado 16. Recomendaciones 17. El informe 18. La metaevaluación) y resalta la importancia de la metaevaluación.(Pimienta, 2008,p.18) Por último encontramos el Modelo Sistémico de Arturo de la Orden Hoz. Este modelo subraya la coherencia entre los diferentes componentes de la evaluación educativa y la necesidad de juicios comparativos basados en criterios preestablecidos. Arturo de la Orden enfatiza la complejidad de evaluar los elementos educativos y la importancia de utilizar técnicas especializadas.(Pimienta, 2008,p.19)
Pimienta describe la historia de la evaluación educativa desde Tyleriano, pues considera a dichos autores como los clásicos y relevantes, que estructuraron las bases de la evaluación actual; sin embargo, en el artículo titulado La evaluación educativa: concepto, periodos y modelos de Mora en la revista electrónica “Actualidades Investigativas en Educación”, hace una división diferente en la historia de la evaluación educativa siendo esta:
El período pre-tyleriano marca el inicio de la evaluación educativa y, aunque se remonta a tiempos antiguos (aproximadamente 2000 a.C.), adquiere relevancia en el siglo XX con el uso de pruebas estandarizadas para medir el rendimiento estudiantil. Esta etapa, denominada por Guba y Lincoln como la “primera generación”, muestra un enfoque limitado centrado en la cuantificación de resultados. La crítica a este período se centra en su reduccionismo, ya que prioriza los datos numéricos sobre el análisis cualitativo del proceso de aprendizaje.
En el período tyleriano, Ralph Tyler introduce una perspectiva más estructurada, enfocándose en la evaluación como una herramienta para medir el cumplimiento de los objetivos educativos. Este enfoque, catalogado como la “segunda generación: descriptiva”, amplía el horizonte evaluativo al integrar la comparación entre resultados y objetivos. No obstante, si bien se logra un avance al reconocer la necesidad de una descripción más detallada de las capacidades de los estudiantes, persiste una dependencia del cumplimiento de metas predeterminadas, lo que puede limitar la creatividad y adaptabilidad en el proceso de enseñanza.
El período de la inocencia y el período del realismo representan una transición hacia una mayor profesionalización de la evaluación. En la década de los 60, la evaluación se reconceptualiza para ser más que una herramienta técnica: se convierte en un mecanismo para mejorar el desarrollo curricular. Esta “tercera generación: de juicio” pone al evaluador en un papel dual de técnico y juez, lo cual, aunque enriquece el análisis, también introduce subjetividad y un posible sesgo en los juicios.
La cuarta generación: constructivista se caracteriza por la participación activa de los evaluados en el proceso, reflejando un cambio hacia la autoevaluación y la metaevaluación. Este enfoque busca que la evaluación sea formativa y no solo sumativa, fomentando la reflexión y el desarrollo integral. Sin embargo, el texto sugiere que, a pesar de la teoría, aún existen deficiencias en la implementación de estas prácticas en algunos contextos, como en el proceso de acreditación de programas académicos.(2004, pp. 6-11)
Pimienta resalta la importancia de los modelos que han influido en la concepción contemporánea de la evaluación educativa, minimizando el método pretyleriano y omitiendo su análisis detallado. No obstante, consideramos que para comprender plenamente la evolución de la evaluación es esencial conocer sus orígenes, pues no es posible analizar el cambio sin entender la base sobre la cual se construyen las prácticas actuales.
El conocimiento de los distintos modelos de evaluación educativa permite al docente fundamentar su práctica desde un paradigma claro, transformando la evaluación en un proceso consciente y sistemático que contribuye a la mejora continua de la práctica educativa.
Los autores ponen de manifiesto la evolución del pensamiento evaluativo, que ha transitado de enfoques más rígidos hacia modelos integradores y holísticos. Subraya la importancia de adaptar la evaluación a los objetivos, las características particulares de cada contexto educativo y a los actores implicados, haciendo que la evaluación no solo se limite a juzgar, sino que se convierta en una herramienta para la mejora constante de los procesos de enseñanza y aprendizaje, logrando así una experiencia evaluativa más significativa y enriquecedora.
Referencia
Guerra L. , I. (2007). Evaluación y Mejora Continua. Conceptos y herramientas para la medición y mejora del desempeño. Global Business Press.
Mora V., A. I. (2004). La evaluación educativa: concepto, períodos y modelos . En Redalyc (pp. 6–11). Instituto de Investigación en Educación . https://www.redalyc.org/pdf/447/44740211.pdf
Pimienta, P.H.J(2008) 1.2 Modelos de Evaluación Educativa. En Evaluación de los aprendizajes. (pp.11-19) Pearson Educación
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La evaluación del aprendizaje
La evaluación del aprendizaje es un proceso fundamental en la educación que permite medir el grado de adquisición de conocimientos, habilidades y actitudes por parte de los estudiantes. Este proceso no solo se centra en calificar, sino también en orientar y mejorar el proceso educativo.
Tipos de Evaluación
Existen diversas formas de clasificar la evaluación del aprendizaje, entre las cuales destacan:
Según su función:
Diagnóstica: Se realiza al inicio de un proceso educativo para identificar los conocimientos previos y las necesidades de los estudiantes. Permite al docente planificar estrategias adecuadas de enseñanza.
Formativa: Se lleva a cabo durante el proceso de enseñanza-aprendizaje con el objetivo de monitorear el progreso y proporcionar retroalimentación continua, facilitando ajustes en la metodología y apoyando el desarrollo del estudiante.
Sumativa: Se aplica al final de un periodo educativo para evaluar el logro de los objetivos planteados. Generalmente se traduce en calificaciones que reflejan el desempeño global del estudiante.
Según el agente evaluador:
Autoevaluación: El propio estudiante valora su desempeño, promoviendo la reflexión y la autorregulación de su aprendizaje.
Coevaluación: Los estudiantes evalúan el trabajo de sus pares, fomentando la crítica constructiva y el aprendizaje colaborativo.
Heteroevaluación: La evaluación es realizada por una persona distinta al evaluado, comúnmente el docente, quien valora el desempeño del estudiante.
Según el momento de aplicación:
Inicial: Se efectúa al comienzo de un curso o unidad para conocer el punto de partida de los estudiantes.
Procesual: Se desarrolla durante el proceso educativo para monitorear el avance y detectar dificultades.
Final: Se realiza al concluir un periodo educativo para determinar el nivel de logro alcanzado.
Formas de Evaluación
Las formas de evaluación pueden variar según los instrumentos y métodos utilizados:
Cualitativa: Se centra en la descripción y análisis de aspectos no cuantificables del aprendizaje, como actitudes, habilidades sociales y procesos cognitivos.
Cuantitativa: Utiliza datos numéricos para medir el rendimiento, como calificaciones, porcentajes y puntuaciones en pruebas estandarizadas.
Mixta: Combina elementos cualitativos y cuantitativos para obtener una visión más completa del aprendizaje del estudiante.
Es esencial que los docentes seleccionen y apliquen los tipos y formas de evaluación más adecuados según los objetivos educativos, las características de los estudiantes y el contexto de enseñanza, garantizando así una evaluación justa, equitativa y orientada al desarrollo integral del alumno.
Referencia
Escuela Iberoamericana de Postgrado. (s. f.). ¿Qué es la evaluación educativa? Recuperado de https://www.escuelaiberoamericana.com/blog/que-es-la-evaluacion-educativa
Educación Maestros. (s. f.). Tipos de evaluación educativa: ¿Cuáles son? Recuperado de https://educacionmaestros.com/tipos-evaluacion-educativa-cuales-son/
Educatics. (s. f.). Tipos de evaluación en la educación. Recuperado de https://educatics.ar/tipos-de-evaluacion-en-la-educacion/
Web del Maestro CMF. (s. f.). Tipos de evaluación educativa. Recuperado de https://webdelmaestrocmf.com/portal/tipos-de-evaluacion-educativa/
Docentes al Día. (2020, 9 de agosto). Los tipos de evaluación educativa que todo docente debe conocer. Recuperado de https://docentesaldia.com/2020/08/09/los-tipos-de-evaluacion-educativa-que-todo-docente-debe-conocer/
Educrea. (s. f.). Tipos de evaluación educativa. Recuperado de https://educrea.cl/tipos-de-evaluacion-educativa/
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EVALUACIÓN FORMATIVA

La evaluación formativa, es un pilar fundamental para optimizar el aprendizaje, ha sido ampliamente estudiada por diversos autores. En esta recensión, compararemos y contrastaremos las visiones de dos referentes en el campo: William James Popham y Ángel Díaz Barriga. Popham: Un enfoque sistemático y riguroso En su obra "Evaluación trans-formativa", Popham propone un modelo de evaluación formativa estructurado y sistemático. Popham (2016) menciona que “la evaluación formativa es un proceso planificado en el que tanto los profesores como los alumnos usan la evidencia basada en la evaluación para realizar ajustes en lo que están haciendo”. Para el autor, la evaluación es una herramienta clave para ajustar la enseñanza y promover el aprendizaje de los estudiantes. Sus principales aportaciones se centran en:
Claridad de objetivos: La evaluación debe estar alineada con los objetivos de aprendizaje establecidos.
Instrumentos válidos y confiables: Es esencial utilizar instrumentos de evaluación que midan de manera precisa lo que se pretende evaluar.
Retroalimentación oportuna: La retroalimentación debe ser específica y proporcionarse de manera oportuna para que los estudiantes puedan mejorar su desempeño. La fortaleza de la propuesta de Popham radica en su carácter práctico y en la solidez de su marco teórico. Sin embargo, algunos críticos argumentan que su enfoque puede ser demasiado rígido y poco flexible, y que podría descuidar los aspectos sociales y afectivos del aprendizaje. Díaz Barriga: La evaluación como construcción conjunta del conocimiento Díaz Barriga, por su parte, concibe la evaluación formativa como un proceso de construcción conjunta del conocimiento entre el docente y los estudiantes considera que para facilitar su análisis puede dividirse en dos dimensiones: la primera se centra en los estudiantes, promoviendo en ellos la reflexión, la responsabilidad y el análisis de su propio aprendizaje dentro de un ambiente de confianza. La segunda se enfoca en los docentes, brindándoles la oportunidad de ajustar su labor pedagógica, planificar las próximas actividades de enseñanza y establecer mecanismos para ofrecer retroalimentación constructiva a sus estudiantes. (Díaz 2024, pp. 2-3) Su enfoque se centra en:
Evaluación auténtica: La evaluación debe estar vinculada a las tareas y actividades significativas del aula.
Diálogo evaluativo: La evaluación debe ser una oportunidad para que los estudiantes reflexionen sobre su propio aprendizaje.
Autonomía del estudiante: La evaluación debe fomentar la capacidad de los estudiantes para regular su propio aprendizaje. La principal ventaja de la visión de Díaz Barriga es su enfoque en el aprendizaje significativo y su promoción de la autonomía del estudiante. No obstante, su implementación puede resultar desafiante en contextos educativos con recursos limitados. Comparación y contraste Ambos autores coinciden en la importancia de la evaluación formativa para mejorar el aprendizaje. Sin embargo, existen diferencias notables en sus enfoques:
Popham: Prioriza la precisión y la objetividad de la evaluación, utilizando instrumentos estandarizados.
Díaz Barriga: Enfatiza la relevancia de la evaluación para el aprendizaje significativo y la construcción del conocimiento. Los puntos de coincidencia de Popham y Diáz Barriga son: la evaluación formativa como herramienta de mejora continua, la importancia de la retroalimentación oportuna y constructiva con la finalidad de identificar áreas de mejora y así favorecer la motivación de los estudiantes, la participación activa de los estudiantes en la evaluación formativa, el papel del docente como guía y facilitador y la evaluación como un proceso integral. Conclusiones Las perspectivas de Popham y Díaz Barriga ofrecen valiosas aportaciones al campo de la evaluación formativa. Al combinar los aspectos positivos de ambos enfoques, los docentes pueden diseñar evaluaciones más completas y significativas que promuevan el desarrollo integral de sus estudiantes. Aunque la propuesta de Popham suele ser critica por su rigidez y la de Díaz Barriga por ser difícil de implementar en contextos con recursos limitados, sin embargo, ambos modelos son complementarios. La integración de ambos podría ser de beneficio, combinando la precisión y sistematicidad de Popham con el enfoque en el aprendizaje significativo y la construcción de conocimiento de Díaz Barriga. La evaluación formativa es entonces una herramienta que nos permite mejorar el proceso educativo, identificando áreas de mejora para realizar los ajustes necesarios en la enseñanza de acuerdo a las necesidades de los estudiantes. Por lo tanto, su aplicación debe ser flexible y adaptarse al contexto educativo. En resumen, tanto Popham como Díaz Barriga ofrecen marcos teóricos sólidos para la implementación de la evaluación formativa. La elección del enfoque dependerá del contexto educativo, de los objetivos de aprendizaje y de las características de los estudiantes. REFERENCIAS Popham, W. J. (2016). Evaluación trans-formativa: el poder transformador de la evaluación formativa: ( ed.). Madrid, Spain: Narcea Ediciones. Recuperado de https://elibro.net/es/ereader/ulsaoaxaca/46148?page=12. Díaz, A. (23 de Febrero de 2024). La evaluación formativa es un reto pedagógico-didáctico en el trabajo docente. Secretaría de Educación Pública: https://educacionbasica.sep.gob.mx/wp-content/uploads/2024/02/2324_s5_La_evaluacion_formativa_reto_pedagogico_didactico.pdf
Trini & Mario
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