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Uno
¿Cuántas personas se necesitan para destruir un país? En Ecuador solo se necesitó a uno. Uno que convenció a idealistas, intelectuales de izquierda, banqueros, industriales, jóvenes, mujeres y adultos de toda edad y nivel socioeconómico, de que él era el mesías que, a punta de correazos sacaría al Ecuador de la “cloaca” que éramos. Esa era la palabra que le encantaba repetir como lugar imaginario en el que estaba el país antes de su llegada refundacional y revolucionaria.
¿Cuántas personas se necesitan para salvar al país de lo que hizo y deshizo ese uno?
Correa fue como una peste destructora, mucho más letal que el Coronavirus, porque carcomió la esencia de cómo nos vemos como nación. Antes de Correa, cuando pensábamos en nuestro país, pensábamos en un lugar lleno de oportunidades mal aprovechadas. Ahora ese sentido de posibilidad, esa esperanza está destrozada, pues no se ve ninguna luz al final de este larguísimo túnel. ¿Por qué? Porque la esperanza necesita de antorchas que iluminen el camino, y esas antorchas necesitan de al menos una persona que la encienda y la use para guiarnos hacia la salida. En vez de antorchas, tenemos selfies y videos de políticos promocionándose sin decir nada que nos convoque, porque hablan de ellos y su auto importancia, y no de nosotros y nuestra tragedia. Nos rellenan de diagnósticos de lo que está mal –todo–, pero no dicen cómo lo solucionarían o cómo están ayudando a solucionarlo, en concreto y en verdad.
Lo más desolador de este Ecuador en 2020 es no encontrar a ningún actual o potencial gobernante que se note que le duele el país. Si les doliera no podrían permitir que sigan los robos, si fueran conscientes de la dimensión del abismo en que estamos, no desperdiciarían los impuestos sagrados de los contribuyentes en pagar megasueldos de funcionarios en el exterior, que tampoco nos representan. Y si les doliera a los aspirantes a Carondelet, tal vez se juntarían y trabajarían por diseñar un plan de reconstrucción nacional. Ver a gente capaz que hoy está cada uno por su lado sentarse a conversar y a planificar una salida cívica a la verdadera cloaca en que nos dejó el correísmo, por ejemplo, nos haría creerles que el país está por encima de sus egos, de sus pedestales y de sus burbujas. Pero bueno, para eso se requiere más de una voluntad, y tal vez eso es pedir demasiado.
Buscamos a uno.
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Entre la indefensión y la indignación
Así es la tensión que nos sostiene en una especie de equilibrio bipolar entre dos fuerzas, la que nos hunde con las pérdidas y el dolor, y la que nos levanta con la rabia que produce, –al menos entre los que hacen uso del pensamiento crítico para cuestionar los relatos–, la tremenda incapacidad e indolencia con la que se ha manejado la emergencia, especialmente en Guayaquil.
Escribo impulsada por la indignación que me da el ver que gana espacio la narrativa que pretende lavar los pecados del Estado con la sangre de los guayaquileños, narrativa aupada por la idiosincracia del “pegue, patrón” y del “si te caes, te pego encima” que le decían ciertos padres y madres a sus hijos cuando eran pequeños, y estaban haciendo algo que podía significar un resbalón. Es una combinación letal de la falta de dignidad de una población más la falta de empatía y de asumir las responsabilidades de adultos, o de gobernantes, en este caso.
Pero ahí no queda todo. A la falta de empatía, de capacidad de respuesta, de planificación, hay que sumarle la voracidad de los delincuentes que siguen robando en medio de los cadáveres. Ya es hora de que esto nos indigne lo suficiente como para dejar de mantener la compostura, y exigirle a Lenín Moreno, de una vez por todas, que muestre un ápice de decencia y deje de agradecerle a Paúl Granda. Y al resto funcionarios que dejen de salir en fotos y videos junto al indeseable, como si no supiéramos de los negociados que Granda permitió, y seguramente sigue permitiendo, ¡nada más y nada menos que en el IESS! El IESS maneja miles de millones de dólares que no son dinero del Estado, sino de los afiliados. ¿Cómo podemos tolerar que un tipo moralmente desautorizado como Paúl Granda siga decidiendo el destino del dinero de los afiliados? ¿Qué nos está diciendo el presidente Moreno, y el resto de funcionarios que no se inmutan ante esta barbaridad! Nos están diciendo, claramente, que no les importa, que no tienen problema alguno que el dinero de los afiliados siga siendo manejado por una mafia a la que los miles de muertos no les ha disminuido en nada su apetito por seguir robando. Ese robo sistemático se paga siempre en vidas, hoy más que nunca.
Mientras eso no ocurra, mientras el gobierno no muestre ese mínimo de voluntad de decencia, de transparencia, de integridad, me opongo a entregarles más recursos, más poder, más apoyo.
Aunque salgan a amenazar a la asamblea de inútiles (salvo pocas excepciones) con la muerte cruzada, aunque se paren de cabeza, aunque se tomen un millón de fotos cuasi idénticas fungiendo de héroes con mascarillas y trajes de bioseguridad, y nos reten como a impúberes en cadena nacional.
Si quieren gobernar, sean gobierno, sean líderes. No hay liderazgo sin credibilidad, y no hay credibilidad sin transparencia y sin integridad. Ya basta de usar la emergencia para sostener a tantos ladrones. No abusen de nuestra indefensión, que es temporal, como la pandemia. Téngannos un poco de miedo, todo tiene su límite, la paciencia ciudadana también.
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Una tumba para la frivolidad en tiempos de Covid-19
Hoy estamos enfrentando la peor crisis de nuestras vidas, y hay herramientas que no solo no sirven sino que hacen daño, como el marketing político. Lo que hoy cabe y urge es la comunicación de crisis. Y esa comunicación tiene unas reglas muy distintas a las de la comunicación política normal, porque exige un nivel de sensibilidad, de conexión con la realidad y de coherencia mucho más alto, así como canales rectores únicos para que la ciudadanía se informe y se oriente mientras dure la emergencia.
En comunicación de crisis no caben slogans, ni logos de campañas institucionales, no caben videos artificiales de funcionarios recorriendo barrios, repartiendo ayuda, la gente sabe que hay otro tipo de trabajo que deben hacer los funcionarios, y reconoce lo que se parece mucho a propaganda electoral, y que suplanta el espacio de la información imprescindible para afrontar la emergencia. Tampoco caben las salidas histriónicas que cuestionan las decisiones del gobierno, como si se tratara de una época normal, donde a mucha gente le gusta el espectáculo del conflicto, hoy la gente necesita certezas, no peleas ni rivalidades. Cuando un líder seccional sale a cuestionar al gobierno, lo único que consigue es multiplicar la incertidumbre en la población, y al hacerlo, no genera confianza para sí, solo reparte la pérdida de liderazgo, y multiplica los riesgos, que en una emergencia, significa aumentar las posibilidades de contagio y de muerte. Así de grave.
Unidad es actuar unidos
Todos hablan de la importancia de la unidad, pero pocos actúan en ese sentido. Sin esa unidad, que empieza por algo simbólico como una frase o proclama ¿Se acuerdan de Ni Un Paso Atrás?, que requiere una vocería rectora que muestre el camino, con empatía y ética, razonando las decisiones, explicando los procedimientos en cada caso, por ejemplo: ¿Qué hacer si se tienen síntomas pero se puede respirar sin dificultad? ¿Qué hacer si ya hay dificultad al respirar? ¿Qué hacer en caso del fallecimiento de un familiar? ¿Por qué hay tantos fallecidos que no entran en las estadísticas del COE?, etcétera.
En vez de esto, vemos buenos funcionarios, con las mejores intenciones, dando muchas entrevistas, y haciendo videos publicitarios, en vez de generar un contenido oficial directo, que no dependa de las preguntas de los periodistas, menos aún de aquellos que hoy usan gasolina para combatir el fuego.
Mas allá de esto, lo único que nos va a salvar es que las mejores mentes del Ecuador, sean o no parte del gobierno, se sienten ya a conformar un gabinete de crisis público-privado, que tome las riendas de la nación, que utilice todos los recursos que tenemos como país para enfrentar la mayor pandemia en 100 años. Claro que podemos salir triunfantes en esta guerra, pero si no trabajamos juntos, no lo lograremos. Aún se puede, no sigamos perdiendo tiempo. Cada día se cuenta en vidas.
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Si es con Guayaquil, es contigo
Al principio yo también estuve de acuerdo con el tono que usó, en primer lugar, el vicepresidente Otto Sonnenholzner para llamar la atención de los guayaquileños sobre su falta de cumplimiento a la cuarentena. Ahora estoy segura de que fue un error.
¿Por qué? Porque la voz de la autoridad ejerce una gran influencia en el resto, es un acto de pedagogía política. En palabras más fáciles: pone el ejemplo. Y, aunque su tono fue respetuoso, el haber señalado a Guayaquil como el lugar donde sus habitantes estaban siendo más irresponsables, abrió la puerta para que mucha gente, de todo nivel, sacara a desfilar sus pequeñeces, sus taras, sus miserias.
Hoy leo con dolor que lo que pasa en Guayaquil es “selección natural”, se ven memes donde se restan las cifras de contagios de Guayaquil del resto del Ecuador, animaciones donde se usa al Coyote con un serrucho recortando a la provincia del Guayas del resto del país. Esto es muy grave, no solo porque evidencia la fractura regional y social, sino porque estamos en EMERGENCIA, y ese tono casi punitivo del resto del país hacia Guayas y Guayaquil, podría influir inclusive en toma de decisiones que determinen la vida o la muerte, la muerte digna o la muerte miserable y atroz no solo de guayacenses, sino de cualquiera que esté albergado en esta Casa Grande que es Guayaquil. ¿Cómo así? Porque algún funcionario podría poseer la soberbia moral para decidir que los guayacenses no se merecen la cantidad de pruebas, de camas, de medicamentos, de insumos médicos, etcétera, por ser como han sido señalados.
El contraste
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, en una rueda de prensa dada hoy 25 de marzo de 2020, sobre la situación de su ciudad, epicentro del Covid-19 (38.800 de los 55.000 casos están en NYC) en Estados Unidos, dijo frases como estas: “Le estamos pidiendo al país que nos socorra, luego nosotros los vamos a socorrer. Si nos ayudan ahora, yo personalmente veré que los respiradores y la asistencia sea enviada después al próximo hotspot. Podemos usar la ayuda y las lecciones de NYC luego en otros lugares. Tenemos 15 veces más el problema que California y Nueva Jersey. ¿Por qué? Mi opinión personal es porque NYC le da la bienvenida a todo el mundo. Nuestra cercanía, nuestra apertura es lo que nos hizo vulnerables, pero es lo que nos hace NYC, y lo que nos define como el tipo de humanidad que somos.”
Esta es la clase de liderazgo que necesitamos para enfrentar al enemigo que aún siendo común, no termina de unirnos. Sin líderes que muesten empatía, no hay confianza, y sin confianza en los líderes, no hay manera de que un país se deje guiar por las palabras de esos líderes.
Hay muchas razones para el incumplimiento
No hay solo una razón para incumplir la cuarentena, hay muchas, pasa por el trabajo informal que alimenta a diario a millones de guayaquileños, que no saben qué es ser asalariado, y por tanto, no pueden darse el lujo de no salir. Pasa también por la cultura más abierta y sociable, pasa por la rebeldía de creerse que pueden aún mantener control sobre sus vidas, pero pasa más que nada, porque somos parte de la humanidad, y, según expertos, la naturaleza humana dificulta que muchos se acojan al encierro. No solo en Guayaquil, pasó ya en muchísimas ciudades como Milán, Madrid, NYC, Miami, y sigue pasando. Y está en los líderes encontrar caminos para conectarse emocionalmente con sus mandantes, de modo que podamos salir juntos de esta terrible catástrofe. Juntos, porque solo juntos es posible, separados, atacándonos, es imposible.
Así, que hermano ecuatoriano de cualquier rincón de este pequeño y gran país, mi mensaje para ti es que sepas que lo que pasa en Guayaquil, nos pasa a todos, que asumas como propia la tragedia, porque hoy más que nunca, así lo es, que te solidarices antes de juzgar, y que abraces a Guayaquil, que sufre hoy primero y mucho más que el resto del Ecuador. Si es con Guayaquil, es contigo.
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Cuando ya no estén
Irremediablemente todo llega a su fin. Hasta la revolución de los trescientos años será relevada por una generación nueva de líderes, más pronto que tarde.
Cuando ese día llegue, quienes asuman el poder se encontrarán ante un banquete que tentará hasta al más recatado de los nuevos funcionarios. ¿Qué podrían hacer con tanto, pero tanto poder! Poder para por ejemplo –y solo a manera de hipótesis absurda– disponer de dineros públicos en contratos bajo modalidades especiales, que permiten llamar a los panas del colegio para armar una empresita, y auto adjudicarse millones de dólares en rubros como asesorías en comunicación y relaciones públicas, diseño de sitios web invisibles con precios imposibles, y otros servicios reales o inventados, para promover el liderazgo planetario de un pequeño hombre.
Poder para aplicar la ley mordaza a periodistas y no periodistas que quieran desentonar con la versión oficial de la realidad.
Poder para condenar y encerrar a los que protestan y denuncian, y poder para soltar y homenajear a los que callan y complacen.
Poder para, usando títulos como Consejo de Participación Ciudadana, cooptar y maniatar a la ciudadanía, hasta dejarla sin ningún tipo de manifestación de voluntad, ni de opinión.
Poder para controlar la justicia y a todos los jueces. Poder para ‘proteger’ al Estado todopoderoso de los ciudadanos más indefensos que nunca.
En fin, poder para ser reyes disfrazados de mandatarios. Autócratas escondidos detrás de una banda.
Una banda, esa palabra me recuerda lo que en realidad pueden llegar a ser los gobernantes que no tienen su poder limitado: una banda de delincuentes.
Qué miedo cuando ya no estén los de las manos limpias, y otros se sienten a gobernar semejante banquete.
(Este texto solo ha sido publicado aquí, donde aún podemos escribir sin censura).
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Democracia en extinción
Sobreviviendo en el Yasuní hay un grupo de seres humanos que mantienen la decisión milenaria de vivir en aislamiento de otros grupos humanos. Nosotros, los que supuestamente hemos decidido vivir en sociedad, los denominamos Pueblos No Contactados. Hay una ironía en esta terminología, pues creo que su futuro inmediato está ligado a que miles de ciudadanos como nosotros dejemos de vivir en un tipo de aislamiento voluntario que impide que reaccionemos ante amenazas que atentan contra la Vida en su versión más pura y más frágil, contra la humanidad presente y futura, y contra los derechos civiles y la democracia.
A diario, y mucho más cerca de nosotros los civilizados están ocurriendo cosas que deberían de contactarnos con la realidad, realidad que nada tiene que ver con la propaganda que nos dice que avanzamos. Al precipicio avanzamos.
Avanzamos con dinero electrónico para extinguir el milagro ecuatoriano conocido como dolarización. (La revolución debería de prohibirse olvidar que autor de este milagro fue el partidócrata Jamil Mahuad.)
Avanzamos con dudas planteadas desde las redes sociales que muestran indicios de que el padre de un alto funcionario acusado de violar y embarazar a una menor estaría aún evadiendo la justicia con ayuda de un doble que lo reemplaza, no sabemos hasta dónde, ni hasta cuándo.
Seguimos avanzando con el exministro de deportes acusado de peculado y sentenciado por sólo tres meses. El peculado tiene una pena de entre 8 y 12 años, de modo que Raúl C. debe ser muy devoto de la justicia verdeflex, pues le concedieron un milagro de sentencia flash.
Avanzamos muertos de risa con la autoridad electoral tomando partido con tesis del gobierno, y burlándose y amenazando en cadena nacional a un grupo de jóvenes que han hecho lo que ningún político: desafiar la soberbia y la ignorancia del poder temporal con dignidad imperecedera, y principios inclaudicables.
Finalmente, mientras escribo estas líneas, se otorga licencia para explotar los campos Tiputini y Tambococha, y se viabiliza la reelección indefinida. Ambas decisiones se toman de espaldas a los mandantes, sin consulta popular, poniendo en peligro la vida y la república.
Así se extingue la democracia en Ecuador. Se extingue, sobre todo, con nuestro aislamiento voluntario.
#DemocraciaEnExtinción
(Publicado originalmente en El Universo, el jueves 12 de junio de 2014 http://www.eluniverso.com/opinion/2014/06/12/nota/3091221/democracia-extincion)
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El silencio de los culpables
He tenido la oportunidad de visitar un par de veces, en Washington, DC, el Museo del Holocausto. En ambas ocasiones, lo que me ha producido más asombro y dolor no ha sido el nivel de la maldad aterradora a la que puede llegar el ser humano, sino la contraparte indispensable para que esa maldad prevalezca en el tiempo y en el espacio. Me refiero al silencio de los ‘buenos’.
La primera vez que recorrí este museo, vi cómo, mediante la apropiación sistemática de todos los espacios de poder, empezando por el más importante: la mente y la voluntad manipuladas por la propaganda Goebbeliana, Hitler escaló, en seis años, a la cúspide de la demencia totalitaria, pasando del hostigamiento y persecución de personas, por razones de etnia, discapacidad, condición sexual, etc, a su tortura y exterminación. Mientras esto ocurría, millones de ciudadanos en Alemania y en el resto del mundo, tomaban decisiones a diario: unos pocos excepcionales optaban por oponer resistencia y hacer toda clase de hazañas para proteger a los perseguidos. La masiva mayoría, en cambio, eligió la indiferencia. Si no les había llegado el turno de ser perseguidos, daban gracias a la deidad que tuvieran presente, y miraban para otro lado; si podían beneficiarse de sus contactos con el régimen, lo aprovechaban para hacer negocios; si estaban en el círculo íntimo del Führer, se sentían igual de predestinados que él para transformar Alemania en un imperio de 'hombres superiores'.
El sentido de conservación en la mayoría de la gente decente, demasiadas veces, los hace traicionar valores éticos básicos, como el de la solidaridad ante el abuso, el de la indignación ante lo cruel, el de la desobediencia a las leyes injustas. Resulta una mala jugada esta reacción de supervivencia, pues debería de generar el efecto contrario: en vez de callar, obligarnos a gritar ‘¡Basta!’; en lugar de mirar para otro lado, impulsarnos a querer investigar y exponer todo lo que está pasándonos, aquí mismo, mientras bajamos la cabeza y cerramos los ojos. Porque si creemos que es peligroso levantar la voz y la protesta, sepamos que mucho más temerario es callar. Podría llegar un momento en que el silencio y el anonimato sean las mejores armas del represor para eliminar nuestros derechos, sin que nadie se entere. El silencio nos hace invisibles, nos vuelve ausentes, nos oculta entre las cifras, de votantes, de subempleados, de víctimas de la inseguridad. Mientras menos nos hacemos oír, menos existimos. La indiferencia es la tumba de nuestra humanidad.
Pero lo peor del silencio es que nos condena. No hay silencio inocente. A lo sumo, silencio cobarde, indulgente, cómodo, pero siempre culpable.
Al final del recorrido en el museo, cada persona que llegó en busca de respuestas sale con una inevitable pregunta: ¿Cómo pudo pasar esto? ¿Cuál es la responsabilidad individual de los testigos mudos de un país que se descompone hasta llegar al genocidio? La respuesta está ahí mismo, en una frase que lo dice todo: "What you do matters.", que podría traducirse como “Lo que haces importa."
(Publicado originalmente en El Universo, el domingo 9 de febrero de 2014 http://www.eluniverso.com/opinion/2014/02/09/nota/2155521/silencio-culpables)
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Imitacione$
La tecnología, el ingenio, y la demanda han impulsado la producción de miles de imitaciones de productos de marcas caras y conocidas. El atractivo de estas falsificaciones es, lógicamente, el precio irrisorio en comparación con el del producto original.
Ahora, en el país de Ripley pasan cosas increíbles, como ustedes ya saben. Aquí han encontrado la fórmula de vendernos imitaciones carísimas y –disculpen el pleonasmo– falsísimas. En la lista tenemos logotipos de instituciones, spots de TV como La Megan (¿inspirado en la Dolores de Argentina?), el Sueño Ecuatoriano (muy similar a otro spot de Argentina de TyC Sports, para el mundial Sudáfrica 2010), el comercial de relanzamiento de Tame (casi exacto a uno de Virgin Atlantic) y, qué pena sacar mi alfiler y ponchar el globo del patriotismo inflado por la campaña All You Need is Ecuador, pero ese hermoso spot también tiene un ‘marco teórico’ propio de otro spot, igual de emocionante y de bello, realizado por la agencia RKCR/Y&R, para su cliente la BBC, y lanzado en diciembre de 2011. No me crean, solo hagan la búsqueda en Google de “Wonderful World BBC” y el primer video que aparece en los resultados es un spot de la serie Frozen Planet, narrada por Sir David Attenborough. El spot también es narrado por Attenborough, y el fondo musical es la canción de Louis Armstrong, What a Wonderful World. Miren el video, y luego miren el ‘nuestro’, y verán las coincidencias en el tratamiento visual, el sonido, la edición.
Esas imitaciones le han costado al Estado, cientos de miles, millones de dólares de nuestros impuestos, sin contar con las posibles demandas por uso indebido de la propiedad intelectual de otros, y con el daño a la autoestima de los ecuatorianos, al enterarnos que esto que creíamos era creatividad nuestra, es la vieja viveza criolla, nada nuevo. Y eso que estamos en tiempos revolucionarios.
Sin embargo, hay otras falsificaciones que más que vivezas, son bajezas. Como las de los representantes de las dos preguntas que compiten deslealmente con la pregunta de Yasunidos, que busca evitar la explotación del último espacio libre de extracción petrolera que nos queda en el Yasuní. Estas dos agrupaciones han copiado y difundido por cientos de miles, muy probablemente con el auspicio económico involuntario de todos nosotros, dos folletos que falsifican y alteran la imagen de la campaña de Yasunidos. El precio de esta falsificación es altísimo, es la comprobación de que estos señores pueden actuar con total desvergüenza, al saberse respaldados por el poder temporal de quienes salieron a defender los deseos de su patrón, cuestionando formato de formularios y contenido del folleto de Yasunidos, pero guardando cómplice silencio frente a las reiteradas publicaciones de la imagen falsificada y alterada de la campaña de Yasunidos. ¿Se imaginan qué pasaría si un movimiento político contrario al de Alianza Pais usara los colores y la imagen de su logo-líder para recoger firmas o ganar adeptos? ¿Cómo se llamaría eso sino campaña sucia, boicot, trampa?
Nos han vendido demasiadas falsificaciones, la peor de ellas: la supuesta democracia.
(Publicado el 17 de abril de 2014 en El Universo. http://www.eluniverso.com/opinion/2014/04/17/nota/2748581/imitacione)
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La factura
Quien ostenta el poder político como una compensación de sus debilidades interiores necesita constantemente desafiar los límites, burlarse de las reglas y creerse ganador, aunque sea con artimañas. Para alguien de estas características, poder hacer trampa impunemente es parte esencial de sentirse poderoso. ¿De qué sirve el poder si no rompe las reglas? Eso no es poder real. Para quien quiere ser rey.
El 23F fue una especie de radiografía de la conciencia política de la nación. Al ver los resultados, pocos podíamos creer que en tan sólo un año, la avalancha verde flex se hubiera desinflado tanto.
De pronto, el gladiador que se fortalecía en cada contienda electoral, ya no pudo, ni con toda la maquinaria estatal creándole ventajas a su favor, y fabricándole obstáculos a sus adversarios, arrasar con los espacios de poder local.
La explicación más lógica a este fenómeno es el hartazgo de una gran cantidad de ciudadanos en todo el país. Miles de votantes decidieron castigar la prepotencia y el abuso de un señor que hace siete años inauguró el estilo de relacionarse con los otros, al utilizar a un grupo de estudiantes para mandar a unos periodistas a la casa del palo perpendicular de un velero.
Con la misma elegancia y majestuosidad dignas de un [llenen ustedes, amables lectores, este espacio] ordenó a jueces perseguir al médico de un hospital que dijo algo distinto a la versión oficial de aquella fecha, cuando nació La Megan. Y, así mismo, se bajó varias veces de su carroza para defender su intocable majestad, y agredió e insultó a ciudadanos irreverentes, rebeldes y no sumisos ni obsecuentes como súbditos.
En ese mismo empacho de poder, se dio un allanamiento en la madrugada, con llanto y terror de niños y su madre; también se ejecutó la reputación, las finanzas, y, en algunos casos, hasta la libertad de atrevidos fiscalizadores, veedores, investigadores, disidentes, cantautores, y hasta caricaturistas.
Es difícil elegir una razón para este revés del éxito, también llamado derrota. Pero creo que una de las más importantes es el anuncio de una decisión que probablemente ya había sido tomada muchos años antes. Explotar el último espacio intacto del Parque Nacional Yasuní, el ITT o bloque 43. La supuesta miseria en que estamos –claramente reflejada en la compra del segundo jet presidencial, los gabinetes itinerantes, la millonaria propaganda, entre otros ejemplos de coherencia– es la excusa para romper con la promesa revolucionaria más valorada por sus adeptos, y más respetada por sus críticos. Y es, por tanto, la mayor amenaza a perder más legitimidad en su otrora cancha predilecta: las urnas.
Los abusos de este poder, descontrolado como el pánico, y absurdo como la demencia, fueron sumándose en una cuenta menos imaginaria que la invencibilidad de un candidato. La factura del 23F fue contundente, altiva y soberana.
Pero como un jalisco nunca pierde, nos querrá cobrar la factura indefinidamente. ¿Se imaginan la prepotencia indefinida? Yo le apuesto a la resistencia indefinida.
(Publicado el 23 de marzo de 2014 en El Universo http://www.eluniverso.com/opinion/2014/03/23/nota/2432951/factura)
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Humor libre
Los caricaturistas son como el niño del cuento El Traje Nuevo del Emperador que no dudó en reírse y señalar lo que todos veían, pero no se atrevían a decir. Los humoristas son esos niños, que nos hacen reír al ridiculizar a los solemnes emperadores que deambulan desnudos.
¿Un emperador desnudo y humillado deja de ser emperador? Depende, si el ridículo le sirve para reaccionar y conectarse con la realidad, tal vez se convierte en un mejor líder para su pueblo, pero si la humillación lo llena de odio y de venganza, seguramente él mismo se encargará de desfigurarse en una caricatura de villano oscuro y amargado.
Un poder que se toma demasiado en serio como para aceptar críticas es un poder temeroso, débil, que tiembla como gelatina ante las risas burlonas.
¿Dónde está el poder? ¿Estará en quien se exaspera ante la irreverencia y mueve a todo el Estado para obligar a que rectifique el osado, o estará en el osado que al rectificar multiplica por mil la ovación cómplice de quienes ríen y aplauden la hazaña?
Hace un tiempo escuché al comediante venezolano Laureano Márquez, quien además de humorista es politólogo, contar una anécdota que se aplica perfectamente a la situación de la sanción a Bonil, y a El Universo. La transcribo a continuación:
Carlos Soublette, quien fuera un militar conservador, y presidente de Venezuela entre 1837 y 1839, se enteró de una obra satírica titulada “Excelentísimo Señor”. El gobernante mandó a llamar al escritor Francisco Robreño, y le pidió que le leyera la obra. Soublette, que río en ciertos casos, al final le dijo “Veo efectivamente que usted se burla de mí, pero le voy a ser honesto: esperaba mucho más”; y agregó: “Vaya y monte su obra, que Venezuela no se ha perdido ni se perderá, porque el pueblo se ría de su presidente, sino cuando el presidente se ría de su pueblo.”
Que tengamos un humor libre y un poder sujeto, porque no es lo mismo morirse de la risa que reírse de los que mueren, física o moralmente, en manos de quienes ostentan el poder temporal de gobernar.
(Publicado el 20 de febrero de 2014 en El Universo http://www.eluniverso.com/opinion/2014/02/20/nota/2209486/humor-libre)
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Martha Roldós y el Innombrable
Vuelvo de mi silencio de varios meses movida por la indignación ante la infamia, una más, proferida desde el poder temporal de un Innombrable, en contra de Martha Roldós, luchadora tenaz e incansable.
Gracias a la bajeza y pequeñez de aquel a quien es peligroso nombrar, he podido ser testigo de la grandeza de Martha, de su resiliencia, de su coraje, de su paz. Y eso me ha llevado a reflexionar sobre los efectos de la tragedia en la vida de Martha y sus hermanos. Tragedia que abarcó no solo la desaparición de sus padres –sin respuesta clara hasta ahora– sino la maldad y el abuso de parte de algunos familiares, que en vez de ser su refugio, fueron su espada y su trampa, queriendo lucrar de su dolor, de su pérdida, de su absoluta vulnerabilidad.
¿Qué clase de espíritu resiste estos golpes, y mantiene su integridad, incapaz de mutar en un ser oscuro, odiador, vengativo, delirante de persecución? Un espíritu libre, conducido por la mayor fuerza del universo, el amor.
Esto me recuerda la saga de Harry Potter, cuyo protagonista también fue dejado en orfandad por una fuerza siniestra, y estuvo al ‘cuidado’ de unos tíos y primo ensimismados y mezquinos. Harry, tal vez porque según cuenta la historia, sus padres lo amaron al punto de dar su vida por él, eligió estar en la luz.
Voldemort, también conocido como el Innombrable, fue huérfano de madre desde el nacimiento. Su padre los había abandonado antes de que él naciera. Se crió en un orfanato. De adolescente, buscó y asesinó a su padre en venganza por el abandono. Vivió movido por el odio y un hambre insaciable de poder para el mal.
¿Qué hace que, a pesar de las similitudes de sus circunstancias, Harry y Voldemort sean tan distintos? ¿Qué hace que Martha sea tan diferente a otros personajes, a quienes la vida parece haberles dado licencia para ser innombrables, indenunciables, incuestionables, inopinables, huérfanos de compasión, de respeto, de veracidad, de buen humor?
Creo que la respuesta nos la da la misma autora de Harry Potter, J.K. Rowlings, a través del más sabio de sus personajes: Albus Dumbledore.
“Son nuestras elecciones las que muestran lo que somos, mucho más que nuestras habilidades.”
“No importa cuánto se parezcan, sino cuánto se diferencien.”
Gracias, Martha, por haber elegido ser quien eres. Por perseverar en la batalla de lo ético, de lo justo, de lo correcto.
No necesitas ganar ninguna elección para ser una triunfadora. Son precisamente tus elecciones, tus decisiones las que te han hecho una persona cuya alma gigante es capaz de sentir empatía y ejercer solidaridad por cualquier ser humano cuyos derechos son vulnerados. Desde la niña ‘presuntamente’ violada por J.G.V., hasta Fernando Balda, pasando por los diez jóvenes de Luluncoto, los pobladores de Dayuma, los pueblos no contactados, y cientos de perseguidos. Cientos.
Tú no estás sola. Solo y perdido está quien abandona sus principios, se rodea de aduladores, y persigue a sus amigos cuando le dicen la verdad.
#YoEstoyConMartha
(Publicado el 20 de enero de 2014, en El Universo http://www.eluniverso.com/opinion/2014/01/24/nota/2075586/martha-roldos-innombrable)
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La censura
Están entre nosotros, de manera física y virtual, asisten a los mismos lugares de reunión, incluso organizan pomposas galas, donde lucen su nuevo y rápido enriquecimiento. Matriculan a sus hijos en colegios exclusivos, ahora también controlados por su líder. Compran su ropa y sus zapatos de diseñador en el ‘imperio’, de donde también importan cada año sus Porsches y BMWs, elegidos con su exquisito gusto revolucionario. Son cada vez más. Son cada vez más jóvenes.
Estos que describo también se convierten, súbitamente, en prósperos empresarios, con millonarias inversiones en inmuebles y franquicias (también del ‘imperio’ –¡qué cosa tan rara!–) ubicados en las zonas urbanas más vilipendiadas por su amado caudillo.
La clase alta, la élite social de la que tal vez nunca fueron parte, o ahora lo son más, reacciona con cómplice aprobación y los recibe con los brazos y bolsillos abiertos. Si antes estaban quebrados y endeudados, ahora tienen el dinero de otros, y pueden hacer buenos negocios, o tal vez malos, qué importa, el capital lo pusimos –sin saber y sin querer– todos nosotros.
Estoy hablando de los 'cleptómanos' de terno y corbata, que, habiéndose destacado en el sentido contrario de quienes han investigado y denunciado la corrupción, están más libres que nunca. Estos flamantes cortesanos son los nuevos ricos y los más ricos que nunca. Muchos de ustedes los conocen, tienen sus números grabados en sus iPhones, y sus emails también.
Y no pasa nada, hace más escándalo un divorcio por infidelidad, una salida del clóset de un gay, que la corrupción galopante de sus conocidos. ¿Qué tan ínfima es nuestra clase alta? ¿Qué tanto se debe tener oculto bajo la alfombra para no condenar la cleptocracia? ¿O es más bien un “si estuviera en su lugar haría exactamente lo mismo”?
¿Para qué sirven las élites de un país? Idealmente sirven para impulsar y aplaudir lo ético y lo innovador, y para reprobar lo deshonesto y lo retrógrada. Por supuesto no estoy hablando solo de las élites económicas, sino de las intelectuales, académicas, éticas, artísticas. Pero creo que en el caso de estos atracadores, a quienes la injusticia y el buen reparto los ha dejado ostentar el producto de sus desfalcos, son sus pares sociales los que mejor podrían ejecutar el escarnio público que, con tanto esmero, se han ganado.
Ni afrenta ni indiferencia, la 'crema y nata' los premia y solapa con un espaldarazo.
La censura está ausente hasta en el mundo virtual y frecuentemente anónimo de las redes sociales. Sigo una lista de ‘funcionarios y políticos’ en Twitter, donde veo a estos ‘señores’ participar con frescura y desfachatez. Tienen miles de seguidores; sus perfiles dicen cosas como “católico, guayaquileño, barcelonista, casado, 6 hijos”. No dicen nada de sus millones mal habidos, tampoco es necesario.
Comentan, a toda hora, sobre fútbol y espectáculos, lo de ellos ya no es ni la política ni la economía, ni nada que no sea entretenimiento. Nos han robado lo suficiente como para no tener que volver a trabajar un día más. Y no pasa nada.
(Publicado el 22 de agosto de 2013, en El Universo http://www.eluniverso.com/opinion/2013/08/22/nota/1325446/censura)
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Si ser gay es una opción, cuándo decidiste ser heterosexual? #DerechosHumanos #NoSeamosBobos #HomofobiaMata

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Jóvenes eternos
He estado reflexionando mucho acerca de lo que hace jóvenes a los jóvenes, y viejos a los viejos. Cualidades insignia de la juventud son el idealismo, la expectativa, la audacia, la intrepidez, la lealtad, el creer que todo es posible, que pueden ser superhéroes, cambiar al mundo. Que el tiempo es su amigo, y la vida su aliada, que los impulsa a conquistar metas, y nunca les pone obstáculos en su rumbo.
Hasta ahí todo bien, el problema es que a lo largo de mis 40 años, he aprendido que hay jóvenes y viejos de todas las edades. El pragmatismo, el conformismo, el cinismo, están presentes en chicos y grandes. Cuando los mayores tienen estas características, se entiende que son los golpes de la vida los que les han enseñado a dejar de esperar tiempos mejores, a no hacer olas, y a acomodarse a las circunstancias, porque total, así es la vida, y una sola persona no puede enfrentarse al mundo. No creo que eso sea cierto, pero puedo comprender que es fácil llegar a esa conclusión.
Mi conflicto mayor viene cuando me encuentro con jóvenes que han adoptado el descaro como filosofía de vida. Parece que se graduaron con honores de la especialidad que enseña a no sentir vergüenza alguna, e incluso a defender la práctica de la indecencia, la traición, la corrupción y la cobardía. ¿A quién responsabilizamos por esta tragedia? A mí se me ocurren algunos nombres, pero prefiero no señalar culpables, y mejor hablar del fenómeno contrario.
Quiero hablar de los que nunca envejecen, de los rebeldes y problemáticos, que son los responsables de cambiar la realidad, siempre. En ese grupo están Manuela Cañizares de 40 años, Jaime Roldós Aguilera de 38, Matilde Hidalgo de 34, Mahatma Gandhi de 78, Martin Luther King de 39, Nelson Mandela de 72, y miles de otros que sin ser tan conocidos, también alteraron el rumbo de la historia, algunos, hasta el día de su muerte.
En honor a esos jóvenes eternos, les dejo una de las citas más inspiradoras, de otro inconformista:
“Esto es para los locos. Los inadaptados. Los rebeldes. Los problemáticos. Los que no encajan en ningún sitio. Los que ven las cosas de otra manera. No siguen las reglas. Y no tienen ningún respeto por lo establecido. Puedes alabarlos, puedes no estar de acuerdo con ellos, puedes citarlos, puedes no creer en ellos, glorificarlos o vilipendiarlos. Pero la única cosa que no puedes hacer es ignorarlos. Porque ellos cambian las cosas. Ellos inventan. Ellos imaginan. Ellos curan. Ellos exploran. Ellos crean. Ellos inspiran. Ellos impulsan la humanidad hacia delante. Quizás tienen que estar locos. ¿Cómo si no puedes enfrentarte a un lienzo vacío y ver una obra de arte? ¿O sentarte en silencio y escuchar una canción que nunca ha sido escrita? ¿O contemplar un planeta rojo y ver un laboratorio sobre ruedas? Mientras algunos los ven como locos, nosotros vemos genios. Porque las personas que están lo suficientemente locas como para pensar que pueden cambiar el mundo, son las que logran hacerlo.” Steve Jobs
(Publicado el 1 de agosto de 2013, en El Universo http://www.eluniverso.com/opinion/2013/08/01/nota/1231041/jovenes-eternos?src=menu)
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Lo que nos une
Que el país está dividido, polarizado. Que quienes acumulan poder y abusan de este, desde hace casi siete años han calado en la sociedad con su propaganda que nos separa entre buenos y malos, en base a nuestra adhesión o rebeldía. Es verdad.
Sin embargo, esta aplanadora ha provocado el mismo efecto que generan las catástrofes, las tragedias, las pestes: unir a extraños, e incluso a adversarios, en el dolor de las pérdidas mutuas, y en la búsqueda de refugio para evitar seguir acumulando víctimas.
Este fenómeno ha permitido, por ejemplo, que ciudadanos de derecha compartan la indignación y el estupor de ciudadanos de izquierda, al ver a ecuatorianos disidentes ser perseguidos y encarcelados con cargos de terrorismo, sabotaje, rebelión y desacato. Me refiero, entre muchos otros, a Guadalupe Llori, Mónica Chuji, Diana Atamaint, los 10 jóvenes de Luluncoto, Fernando Balda, Cléver Jiménez, Fernando Villavicencio, Mery Zamora, los 12 estudiantes del Central Técnico, 189 indígenas incluyendo a Pepe Acacho.
Si la criminalización de la protesta y de la denuncia no bastara, la impunidad de los perpetradores y el abandono a las víctimas es razón inevitable para unirnos. Porque es imposible que exista una sola persona que pueda justificar que el Estado cierre los ojos frente al dolor de madres, padres, esposas, esposos, hijas, hijos, que han sido víctimas de toda clase de delitos, y, por razones incomprensibles, la investigación y las acciones legales no han prosperado en favor de las perjudicados, sino que se han estancado, en favor de los acusados.
El peor ejemplo de impunidad y abandono es el caso de la niña de 12 años, cuya madre denunció la tortura y violación sistemática de Jorge Glas Viejó, de 71 años, director del colegio donde asistía su hija. La obstaculización de la justicia, por parte del poder político, de este –todavía supuesto– crimen se desnudó cuando la madre de la niña denunció que la misma fiscal del caso, Diana Cueva Limones (ahora jueza), la conminó a cambiar de abogado por uno vinculado al Conelec, el Ab. Jean Piero Romano Campodónico Pérez, quien, según reveló la madre de la niña, ¡pretendió hacerla firmar un escrito de abandono del caso! Les vuelvo a recordar que esto salió a la luz, gracias a la prensa independiente, antes de aprobarse la ley mordaza.
Ante esto, yo, que no tengo hijos, me conmociono y me enciendo de rabia y de impotencia. Y siento una obligación, un deber humano, de alzar mi voz frente a esta tragedia engendrada y reproducida –aún presuntamente– por un depravado y sus cómplices, a una niña, a su madre y al bebé fruto de la violación y tortura. Y siento que su dolor, al menos en parte, es también el mío.
Es así, por medio del dolor y de la indignación, que mandantes de diversas corrientes nos unimos ante el terror de que la aplanadora siga exterminando inocentes, impune y descaradamente.
Esa unión de los ciudadanos lúcidos y supervivientes es la única defensa ante el terror. La unión nos hace fuertes. ¡Qué nuestra unión nos haga invencibles!
(Este artículo no ha podido ser publicado en medios regidos por la #LeyMordaza).
#opinión+política#ecuador#injusticia#Jorge Glas Viejó#criminalización de la protesta#leymordaza#texts
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Matilde, Rosa, Yevgenia, tú y yo
1924, Matilde Hidaldo de Procel, ciudadana lojana de 34 años de edad, se acerca a inscribirse en el padrón electoral de Machala, para ejercer su derecho al voto. Es la primera mujer ecuatoriana a la que se le ocurre semejante osadía: la de votar. Su derecho le es negado, ella invoca la Constitución y apela ante las autoridades superiores, hasta que, unos meses después, logra hacer uso de su derecho al sufragio.
1955, Rosa Parks, ciudadana afroamericana de 42 años, se niega a obedecer la ley de segregación racial del estado de Alabama, que ordenaba que debía darle su asiento de bus a un pasajero blanco. Su desobediencia civil le costó pasar unas horas en la cárcel, hasta que su esposo y unos amigos lograron juntar los 15 dólares de multa. Su acto de dignidad la perennizó como una de las claves en la movilización ciudadana para derogar las leyes racistas en Estados Unidos.
2008, Yevgenia Chirikova, ciudadana rusa de 33 años, sale a caminar con su bebé recién nacida y su hija de 5 años por el bosque protegido Jimki (Khimki Forest) y se da cuenta de que el bosque milenario va a ser cercenado para la construcción de una autopista entre Moscú y San Petersburgo. Así, accidentalmente, sin haber tenido nunca antes vocación política, Yevgenia se convierte en activista ecológica y política, en defensa de la vida de su bosque. Han pasado 5 años y, el gobierno implacable de Putin no ha podido imponer su capricho de atravesar el bosque con una carretera. Si desean saber más, visiten http://khimkiforest.org
¿Quién convocó, organizó o motivó a estas ciudadanas a actuar en defensa de lo que creían justo y digno? Nadie fuera de ellas mismas. Fue la claridad de su conciencia la que les impidió optar por la resignación.
2013, tú y yo, ciudadanos ecuatorianos de 27, 33, 49 o 90 años de edad, somos células vivas que formamos el cuerpo llamado nación ecuatoriana. El ejercicio de la ciudadanía es mucho más que ir a votar cada vez que hay elecciones. La diferencia entre ciudadanos y súbditos es la soberanía de los primeros y la sumisión de los segundos a la soberanía del rey. Miren eso, antes de la república democrática, la soberanía le pertenecía solo al monarca, y los súbditos no tenían ni voz ni voto en los antojos del rey. ¿Quiénes son los dueños de la soberanía ahora? Tú y yo. ¿Quién debe respetar esa soberanía? El gobernante. Y cada uno de nosotros debe exigir ese respeto, especialmente cuando al mandatario se le olvida que solo es eso, un funcionario. No un rey, ni una majestad, sino un subordinado a nuestro poder mandante.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando los ciudadanos actúan como súbditos, y el gobernante como monarca? Nos convertimos en una dictadura, sin división de poderes, sin sujeción a la ley suprema que es la Constitución, ni a los derechos humanos, ni al sentido común.
Asumamos nuestra ciudadanía, de manera soberana y responsable, defendamos la república democrática. Seamos una nación que se informa, que piensa, que cuestiona, que decide. Tú y yo tenemos el poder.
(Publicado en El Universo el 20 de julio de 2013) http://www.eluniverso.com/opinion/2013/07/20/nota/1183906/matilde-rosa-yevgenia-tu-yo
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