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femmefxtale93-blog · 8 years ago
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“Do you believe in love at the first sight?
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femmefxtale93-blog · 8 years ago
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The liar and his lover OST
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femmefxtale93-blog · 8 years ago
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femmefxtale93-blog · 8 years ago
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( ᵒ̴̶̷̥́ _ᵒ̴̶̷̣̥̀ )
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femmefxtale93-blog · 8 years ago
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take my heart girl…
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femmefxtale93-blog · 8 years ago
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femmefxtale93-blog · 8 years ago
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femmefxtale93-blog · 8 years ago
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femmefxtale93-blog · 8 years ago
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femmefxtale93-blog · 8 years ago
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femmefxtale93-blog · 8 years ago
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                       𝐒𝐩𝐫𝐢𝐧𝐠              Song ;https://goo.gl/gOkpYJ                —— Persephone.               De nuevo era aquella época del año, ella siempre contaba con tal precisión cada uno de sus días que no había ninguna necesidad de que nadie le diera aviso de que era hora de marcharse.     La mirada baja y rostro inexpresivo al pasar junto a Hades antes de dirigirse a la salida, a las amplias y casi infinitas escaleras que la llevarían de vuelta a la tierra.     Pasos ligeros, lentos y cuidadosos daba en cada uno de los escalones húmedos que daban un ruido suave al su andar. A veces miraba por sobre su hombro, encontrándose con la mirada azul que la observaba marchar amenazante, mandando una advertencia silenciosa que ella entendía muy bien.     Poco a poco era perdida de su vista, poco a poco ella miraba cada vez más al frente y avanzaba más rápido, sin cansancio en búsqueda de la luz al final del túnel que en algún momento brilló iluminando su azabache mirar.     Podía sentir el aire helado del exterior que poco a poco presentía su llegada, tornándose más cálido conforme se acercaba. No habían más nubes grises, veía más cielo azul a través de la amplia apertura que la esperaba.     Una alfombra de brillante color verde se ampliaba al derretir la nieve, dejando crecer pequeñas flores. Ella entrecerraba su mirada, tan acostumbrada a la penumbra se sentía cegada por los brillantes y cálidos rayos del sol que se alegraban de verla otra vez.     Intentaba cubrirse con su palma hasta que se acostumbrara. Su brazo poco a poco se extendía hacia arriba y sus dedos se separaban ligeramente dejando filtrar la luz. Era bello, era perfecto. Un momento se tomó para dar un profundo suspiro, llenando sus pulmones de aquel limpio aire que la rodeaba con un dulce aroma floral y rocío.     Sus pies abandonaron la liza piedra donde se había detenido a su salida y avanzó sobre el tierno césped que cosquilleó la palma de sus pies haciéndola reír ligeramente. Ella nunca había abandonado la tierra ni el inframundo, pero aquello creía era caminan sobre las nubes blancas y de maravillosas formas que adornaban el cielo.     Una vuelta y admiró todo a su alrededor, brillante, verde, con gotas de brillantes colores, todo tan completamente lleno de vida; el sentimiento era mutuo, ella traía vida y ver aquello se la devolvía a ella quién sentía un pedazo de su alma inmortal se perdía cada vez que debía bajar a aquel lúgubre lugar que era obligada a reinar.     Ella quería permanecer ahí, siempre, en un mundo al que ella pertenecía por nacimiento; a aquel lugar que solo volvía a existir gracias a regreso, y es que más allá de simplemente la flora y la fauna, había algo más, algo más que la hacía siempre querer volver con unas insaciables ansias; aquello que era la razón del recelo del Dios del inframundo.     Avanzó con pasos rápidos al sostener la preciosa tela de su vestido. Iba entre las rosas y petunias, entre los tulipanes y gardenias, esquivaba árboles y pequeños arbustos frutales, ignoraba a las bellas criaturas recién despiertas de su sueño invernal hasta que llegó a un punto que parecía no más que uno como cualquier otro.     Como una niña juguetona comenzó a trepar un árbol hasta sus gruesas ramas, gateando sobre una con cuidado de no caer y descuidada de su vestido hasta que tomó un lugar, justo sobre un amplio espacio dónde solo había pasto de un verde pálido.     Perséfone miraba expectante, con tranquilidad. Eternos minutos pasaron antes de que del suelo comenzaran a florecer anémonas de un brillante rojo, una tras otra las pequeñas flores brotaban hasta crear una pequeña laguna de pétalos carmesí que cubrían el lugar.     La cabeza de ella se inclinó con curiosidad y poco a poco de entre todo ello un cuerpo comenzó a emerger con mirada perdida y somnolienta. Era un joven de apariencia hermosa aquel al que la Diosa había presenciado en su despertar, era aquel a quién siempre ansiaba ver, aquel que si por ella fuera se quedaría ahí para siempre; pero él no la amaba con la misma y egoísta intensidad como ella hacía con él.     Al menos la alegraba que él solo podía volver y permanecer el mismo lapso de tiempo que ella lo hacía. Seis meses de vida cada año, los seis meses que ella volvía a la tierra para devolverle su vitalidad.     ¡Ah, pero si tan solo ella pudiera haberse llevado consigo el alma de tan precioso hombre entre sus brazos bajo tierra! Tan solo aquella perfecta belleza era capaz de hacerla olvidar del amor que sentía por su madre, por la tierra repleta de hermosos colores.     Si tan solo fuera para ella, si tan solo él la amara a ella. Deseaba tenerlo, deseaba capturarlo, acariciar de todas maneras aquella piel de porcelana y robar de sus labios cada uno de sus besos hasta que su último día ahí llegara; ¡Si tan solo pudiera!     Pero tan solo podía conformarse con observarlo, con su compañía y sus palabras cuando pasaba el tiempo dictado con ella que por culpa de aquella otra estúpida Diosa se había visto reducido, ¡ah! Si no hubiera sido tan avariciosa con los hombres, llena de lujuria sembrando la envidia y los celos en otros había terminado provocando la muerte de Adonis a causa de la furia Ares.     —¿Estás bien?—Había escuchado su angelical voz, no habiéndose dado cuenta de la forma en que había fruncido el ceño hasta aquel momento, mirando a la nada, abstraída en todos esos pensamientos recargados de odio a causa de toda la frustración que sentía.     —Espléndidamente—Respondió.—Como cada vez que vengo a recibirte—Le aseguró al dueño de la mirada curiosa antes de deslizarse de aquella no tan alta rama y volver a poner los pies en la tierra, teniendo su mano hacia él.—¿Nos vamos ya?     Él pareció pensarlo un instante antes de aceptar la mano de la Diosa de joven apariencia, ayudándose de ella para ponerse de pie en un ligero tambaleo a causa de haber pasado tantos meses en un profundo sueño.     —Espero que hayas tenido dulces sueños, mi bello Adonis.
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femmefxtale93-blog · 8 years ago
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                       𝐓𝐡𝐞 𝐟𝐚𝐥𝐥                                  —— Frau Eva.              Sus alas fueron sujetada, estas se crisparon. Ella se mantenía inexpresiva, aguardando y tan solo dejando escapar un suspiro por sus labios rojos entreabiertos antes de emitir un estruendoso grito al son del ruido de la piel desgarrarse violentamente.     Dolor. Un dolor intenso e inimaginable hacía que gritara sin fin, hasta que su voz simplemente se desgastara. La tibia sangre se deslizaba por su delicada espalda, lágrimas de dolor se derramaban en su agonía.     Las alas que habían perdido su brillo inmaculado cayeron a una superficie gris y nebulosa, moviéndose como si se convulsionaran, dejando ver en el extremo de su anatomía lo profundo que habían estado en ella, dejando en claro la gravedad de la herida.     Ella se abrazaba a sí misma, sentada de rodillas, doblada del dolor. Nunca habría creído sufrir algo como eso, y como si aquello hubiera sido poco, unas manos que tan solo la tocarían por ordenes directas la tomaron de sus delgados brazos y la hicieron levantar. Ella continuaba aturdida cuando la llevaron, arrastrando ligeramente sus piernas hasta llegar al extremo y entonces la lanzaron al vacío como el pedazo de basura que ahora era ante sus ojos.     El golpe fue violento. Su cabeza y muchas zonas de su suave y nívea piel se habían desgarrado creando heridas sangrantes en la tierra, manchándola. La luz de luna era casi inexistente, las gotas que caían del enfurecido cielo comenzaron a golpear su rostro.     La tierra se volvía lodo que se escurría, manchándola aun más. Incluso sus dorados cabellos vacilaban entre el rojo deslavado (a causa de la creciente tormenta) y el café del barro.     Las heridas empezaban a sanar muy lentamente, habían fracturas que tomarían aun más pero ella en su ligero y mugriento vestido alguna vez blanco se levantó con dificultad del suelo.     No tenía de dónde se encontraba. Ella había pecado, lo había aceptado y se había negado a arrepentirse y el dejar de continuar todas aquellas prácticas inmorales.     Caminaba por dificultad, sintiendo la fría y suave humedad del césped bajo sus pies mientras andaba en medio de la lluvia que había lavado la sangre de sus lastimaduras, dejándolas ver todas como eran y como poco a poco iban cerrando. La sensación del aire y la fría lluvia contra aquellas zonas escocía, especialmente en su pequeña espalda en donde antes habían estado sus alas y ahora solo quedaban dos largas e irregulares heridas todavía sangrantes.     Se sentía incompleta; pero a su vez más ligera, oh, ¿acaso en vez de ser castigada siendo enviada a la tierra había sido liberada de una pesada carga? Aquella idea fue la única que pudo provocar una sonrisa en sus labios.     « Demian… »     Aquel nombre cruzó como un relampago entre sus confusos pensamientos. Debía encontrarlo. Debía encontrar a Demian. Quizás se reiría de ella, quizás la felicitaría al darle el enhorabuena.
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femmefxtale93-blog · 8 years ago
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                       𝐃𝐢𝐨𝐬𝐞𝐬                —— Persephone.               El prado brillaba de vida. Eterno verde y flores que relucían en sus intensos colores bajo los rallos del sol. A su paso los pequeños botones florecían hermosamente para darle la bienvenida aunque ella estaba tan acostumbrada que apenas lo notaba.     Correteaba sin parar junto algunas ninfas en un juego, tan solo deteniéndose cada vez que alguna encontraba alguna bella flor que quisieran tomar y para ella, no hubo una hasta que llegó al lago y, deslumbrante, tan inmaculada como solo ella misma encontró aquel blanco lirio que robó su atención.     Sus rodillas tocaron el húmedo pasto cuando trató de estirarse para alcanzarlo, pero, la tierra tembló. Pájaros y demás pequeñas criaturas comenzaban a correr despavoridas ante tal inesperado evento. Las ninfas observaban con terror, abrazadas entre ellas mientras Perséfone continuaba sola en el suelo, observando como este se agrietaba debajo de ella hasta abrirse por completo y tragarla.     Fue una mirada de horror lo último que pudo dedicarles antes de desaparecer por completo bajo el suelo, siendo llevada a un lugar por completo opuesto a su bella tierra. Obscuro, frío y desolado dónde la sensación de melancolía permanente rondaba por el pesado aire.     No podía escapar, no había como. Correr no servía de nada, no había por dónde salir y obligada fue a tragar una semilla de granada para que su estadía ahí fuera para siempre.     Las lágrimas no podrían funcionar de nada. Lo hecho, hecho estaba y atrapada estaría ahí para siempre; ella, alguien que lo único que hacía era traer vida, brillo y colores... ahora rodeada por la penumbra y desdicha, destinada a reinar en un lugar dónde podías ver almas desgraciadas pasar a cada segundo.     ¿Como estaría todo allá arriba? ¿Como se encontraría su madre? Aquella Diosa que toda su vida había dado todo para protegerla, para alejarla de las malas manos ahora debía hallarse hecha pedazos con su hija perdida y no podía hacer absolutamente nada para hacerle saber de su paradero.     El tiempo pasó hasta que simplemente perdió la noción del mismo y un hueco había quedado en lugar de su corazón, corrompida por aquel mundo que la rodeaba. Para aquel que la había secuestrado aquello no le había importado, bien podría ser tan solo un cascarón vacío y aun así se la habría llevado.     Las puertas al inframundo se abrieron un día con la orden de dejarla ir; aquello había creado ilusión, pero sabía estaba atada ahí para siempre... y así era, era un hecho irremediable.     "Pasará una parte del año en la tierra con su madre, Deméter", aquella fue la orden nada y aceptada muy a regañadientes. Un breve tiempo, un breve tiempo al que podría aferrarse como su único rayo de esperanza.     No podía esperar más y aquel fue su primer día en largo tiempo bajo la penumbra. Infinitos y húmedos escalones había subido junto a su padre en silencio, siendo el ruido de sus lentos pasos lo único que se escuchaba.     Una luz grisácea al final del túnel ascendente fue lo primero que pudo divisar. Más pasos y cuando por fin los tenues rayos del sol pudieron tocar su pálida piel tuvo un sentimiento nostálgico, más, fue la profunda tristeza la que invadió su alma al ver aquel mundo que la rodeaba, tan distinto al que había sido antes.     Infértil y sin vida con cada árbol y matorral desnudo hasta sus ramas y solo tierra y fango en lugar de un sedoso césped. Frío y húmedo... le recordaba     Su ausencia y la tristeza de su madre ante su desaparición habían causado ello a la tierra, contagiándola de su tristeza hasta enfermarle.     —Ya... ya estoy aquí—Expresó en un suave susurro antes de dar sus primeros pasos, observando como lentamente una ligera alfombra de un verde claro comenzaba a crecer bajo sus pies, extendiéndose muy lentamente.     Escuchó su nombre en la lejanía. Ella se giró por completo. De nuevo su nombre en una exclamación y ella no pudo hacer más que avanzar con cansancio algunos pasos cuando, en una rápida carrera, su madre ya había llegado a con ella atrapándola entre sus brazos. Lágrimas que crearon lirios (tan bellos como aquella flor que la llevó a su hórrido destino) comenzaron a florecer a sus pies con cada pequeña gota que tocaba el suelo.     Lágrimas de alegría que se contagiaba a su alrededor trayendo consigo la verdadera apariencia de la tierra en vivos colores. Las nubes se disipaban lentamente, dejando ver otra vez el claro azul del cielo y que el sol tocara con toda su calidez todo lo que podía.     Aquella sería su eternidad, entre un mundo obscuro y su verdadero mundo que brillaría para recibirla y se marchitaría de tristeza cada vez que tuviera que marcharse.
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femmefxtale93-blog · 8 years ago
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                   Daydream.                —— Lacie                     。Pandora Hearts.               En medio del frío y húmedo suelo de una habitación en la alta torre yacía recostada una chica de cabellos obscuro como la noche y piel blanca de ceda que mantenía escondida una mirada carmesí debajo de sus delicados párpados.     Ella no dormía, pero tampoco estaba despierta; se encontraba perdida entre la realidad y el sueño, sumida en profundos pensamientos sobre algo de lo que ella era consciente cada día.     Pronto se iría, no existiría más en aquel plano ni en ningún otro. Si acaso continuara haciéndolo... sería en.la infinita nada Su cuerpo sería encadenado y tragado lentamente por la profunda obscuridad hasta que no quedase rastro de ella; No tenía miedo, en realidad, no sentía absolutamente nada al respecto, pero… había algo que no le gustaba de todo ello…     Sus manos pasearon por la preciosa tela color amatista que conformaba el elaborado vestido que lucía en aquel momento mientras descansaba. Delicado, su tacto pasó por su figura entre los encajes hasta llegar a ligero montículo sobre su vientre; algo había ahí.     Unas vidas, crecían dentro de su cuerpo y… estaban destinadas a formar parte de aquel cruel experimento. ¿Ellas que culpa podrían tener? Si, ella estaba segura de que serían unas preciosas niñas, algo en sus sueños se lo había dicho y ella lo creía con firmeza.     Sus párpados se entreabrieron, observando el techo que daba la apariencia de ser un cielo estrellado entre mil lunas menguante. Tan silenciosa e inexpresiva, pensaba en como se sentiría una vez que estuviera en lo más profundo del abismo sin poder moverse ni un centímetro, colgando incómodamente, sintiendo su piel magullada por culpa de sus metálicas ataduras e… inevitablemente, en su mente, escuchó el fuerte llanto de unas bebés.     Lloraban fuertemente. Ella, por más que intentaba al menos rozarlas con la punta de los dedos simplemente no podía. Colgaba, su cabello apenas y dejaba visión de las pequeñas criaturas y lo único que podía hacer era crear suaves sonidos con su voz y pedirles que se calmaran porque ella estaba ahí…     ¿Acaso sería ese su destino y el de las bebés que cargaba en su aun pequeño vientre? ¿O moriría apenas darlas a luz?     Luego de aquella última cuestión, escuchó una puerta abrirse y poco a poco unos pasos andar, subiendo la larga fila de escalones. Se reincorporó un instante y reconoció aquel lento andar. Con cuidado se había puesto de pie y dejando en el olvido los delicados tacones que había estado usando, se encaminó hasta la puerta abierta que daba a las escaleras, tan solo aguardando y…     Pronto lo vio, con aquella característica mirada taciturna y vacilante, a su hermano llegando, subiendo peldaño a peldaño; parecía ser (y lo era), que de entre los dos quién resentía más la cuenta regresiva de los días que poco a poco se le acababan; él la vería, él sería quién provocaría su muerte e internamente… se odiaba por ello; ella lo sabía. Podía leer la tristeza y frustración en su mirar.     Cuando estuvo lo suficiente cerca, se encontraba tan abstraído en su mente que solo se dio cuenta de que ella estaba ahí cuando fue capturado en el maternal abrazo de la joven antes de siquiera subir los escalones que faltaban para cruzar la puerta.     —Está bien—Susurró en suave voz, aun si la verdad nada lo estaba. Sabía que ambos debían desligarse el uno del otro para que aquello no resultara tan doloroso al final; él se esforzaba por no hablar porque seguramente rompería en llanto. Eran hermanos, habían crecido juntos, habían cuidado hasta el final el uno del otro...todo para ello.—Estaré bien—Continuó al posar sus manos en una de las mejillas de él y otra en su nuca, acariciando su cabello.     Él subió su cristalino mirar que se encontró con el intenso carmesí de su hermana. Ella solo podía intentar entregarle un poco de confort entre sus caricias; ella continuaba fría e indiferente...     —Las cuidarás—Le dijo en un tono seguro, él parecía confundido. Una de sus manos bajó hasta buscar la de él, para así colocarla sobre su propio vientre, presionando con suavidad.     Al menos, quería que aquella fuese su última voluntad. No había sonrisa, tan solo una fija mirada que se clavaba en la de él, ambos se observaban de cerca.—Yo seguiré contigo...—Le aseguró antes de volver a abrazarlo nuevamente, conteniéndolo con afecto.
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femmefxtale93-blog · 8 years ago
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              💔 𝐁𝐨𝐮𝐥𝐞𝐯𝐚𝐫𝐝 𝐨𝐟 𝐛𝐫𝐨𝐤𝐞𝐧 𝐡𝐞𝐚𝐫𝐭𝐬                       —Jimin, está bien—Había murmurado con suave voz al pasar su mano por la espalda ajena luego de haberlo visto en la misma posición durante largo tiempo, cabizbajo con los codos apoyados en las piernas y las manos cubriéndole el rostro.
    Pareció no haber reacción y entonces su mano subió, peinando suavemente los cabellos del contrario entre sus dedos, llamándolo de vez en cuando por su nombre. Ella era consciente de cuan dolido se encontraba por el rompimiento con su reciente novia, incluso le había reñido y se había enojado como nunca en la vida (aunque, claramente, aquello no con él).
    Lo había dejado largos días tranquilo. Habían dicho que quizás era lo mejor, que si quería ayuda la buscaría pero... continuaba así, tan silencioso, tan amargo y apagado, distinto al Jimin que estaba acostumbrada a ver; eso le molestaba por alguna razón. Eso y muchas cosas más, notando que nunca habiéndole dado tanta importancia al menor.
    —Jimin...—Volvió a llamarlo.—Ya pasó... ¿por qué tienes que estar así tú cuando seguramente ella está bien y sin ningún remordimiento?—Se había contenido a levantar la voz, a usar un tono peor porque bien sabía aquello por sí mismo era hiriente, pero debía hacerlo entrar en razón, quería sacarlo de aquel interminable hoyo del que parecía negado a salir.—No puedes seguir así, basta, lo digo en serio, basta. Si no lo haces por ti, hazlo por mí, por los demás que estamos preocupados por ti, ¡Jimin!
    Silencio. Pronto una amarga mueca se dibujó en sus labios cuando el chico finalmente alzó su mirada enrojecida hacia ella, completamente afectado. Sintió un dolor punzante. No dijo nada en aquel momento cuando posó sus manos en las mejillas de él, secando las lágrimas que se deslizaban con sus pulgares.
    —Es suficiente—Sentenció, pero aun veía y sentía como las lágrimas rodaban hasta donde sus palmas estaban situadas.
    Pronto, los brazos del contrario comenzaron a rodear la cintura de ella, haciéndola caminar hacia él hacia que tuvo el rostro del contrario oculto en ella en aquel abrazo. No supo que hacer, al principio, solo mantenía sus manos cerca de él sin tocarlo, incrédula.
    Largos segundos pasaron antes de que un cansino y profundo suspiro se escapara de sus labios y entonces una de sus manos se apoyara en la nuca ajena, proporcionándole pequeñas caricias en un intento de calmarlo pero pronto notó como se crispaba, sollozando en silencio.
    Miró a una parte, miró a otra. No parecía haber nadie cerca y... prefirió simplemente dejarlo desahogar, aunque, no dejaba de sentirse mal, triste y molesta a la vez de tener que verlo en aquel estado; tolerar que alguien le hiciera algo así era asqueroso. Sentía la necesidad de golpear a esa chica idiota. Quería que la olvidara, deseaba que ojalá nunca la hubiera conocido y muchas cosas más que pasaban veloces y simultaneas en su cabeza.
    —Estoy aquí, ¿vale? Deja de guardarte todo para ti—Le regañó sin detener aquellas caricias que intentaban darle algún tipo de consuelo. "No dejaré que nada así vuelva a pasarte", aquellas palabras quedaron atoradas en su garganta, pero... aunque fuera estúpido e imposible, deseo que llegaran a él de alguna manera.
    Aunque, ojalá hubiera logrado cumplirlo; pero le era imposible mandar sobre el corazón de él.
    Desde aquel momento, poco a poco se había hecho más cercana a él; largos meses pasarían llenos de sucesos típicos de su vida de idols antes de que de nuevo otra chica llegara y solo le trajera (al menos al principio solamente a ella) sobre aquella otra chica; se enojó, temió y finalmente aquella historia se repitió y resultó de nuevo en un Jimin de corazón roto.
    Las odiaba. Odiaba a toda chica que se acercaba a él. Era frustrante pero... solo podía tragarse todo lo que pensaba, ninguna de sus palabras agresivas serviría con alguien que parecía ser tan inocente y sin prejuicios como Park Jimin; solo le quedaba esperar.
    Pero dolía. No importaba cuantas veces fuera a suceder, igual a ella le iba a doler y le iba a molestar por demás terminar con el menor abrazado a ella en medio de lágrimas o un silencio que tan solo significaba un profundo dolor.
    Sonrisas que intentaban ocultar su dolor. Bromas y risas que parecían tan frágiles que parecían quebrarían con la más suave brisa; a ella nada de eso la engañaba quién le conocía tan bien.
    En algún momento, una pregunta llegó entre miles de pensamientos, "¿Por qué no puedo ser yo?", llegó a pensar que podía cuidarlo mejor, que podía ser mejor con él a diferencia de todas ellas pero... también la clara realidad de que ella también podría lastimarlo la golpeó.
    ¿Tendría que resignarse a eso, entonces? ¿A verlo sufrir sin fin cada vez que se enamorara y solo limitarse a consolarlo?
    Aun si él la aprisionaba con fuerza en un abrazo, en aquella ocasión, dónde entre el silencio y ruidosos pensamientos la atacaron inevitablemente, ella también se abrazó fuertemente a él, escondiéndose en el hueco del cuello ajeno sin que él supiera que ahora ella también se sentía dolida.
    ¿Por qué tenía que quererlo tanto? ¿Por qué era tan orgullosa como para reconocerlo? No era un simple gustar, le quería, y era incómodo, era doloroso, todo por el simple hecho de que no lo admitiría y simplemente se obligaría a sí misma a olvidarse porque ni siquiera podía existir la idea de una oportunidad. Ni siquiera era correcto.
    Suspiró con dolor al aferrarse con sus manos a la camisa de él, habiéndose casi olvidado de las circunstancias.
    ¿Qué era aquella horrible situación dónde solo habían corazones rotos?
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femmefxtale93-blog · 8 years ago
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                    📖 𝐓𝐡𝐞 𝐜𝐡𝐚𝐦𝐛𝐞𝐫 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐬𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐬              —— 𝘏𝘢𝘳𝘳𝘺 𝘗𝘰𝘵𝘵𝘦𝘳 。𝘼𝙐 | Ft. Min YoonGi              La cabeza le daba vueltas. En realidad, sentía que toda la habitación lo hacía como si se encontrara en un remolino sin. No podía moverse, cada vez que siquiera intentaba incorporarse, además del dolor que sentía en todo su cuerpo, sentía unas nauseas increíbles.     Llegaba a sentir los oídos taponados y un ruido sordo que no le dejaba entender nada de lo que le decía enfermera, tan solo entendiendo por como la obligaba a recostarse y la volvía a arropar, metiendo bien las cobijas a sus costados al punto de inmovilizarla que debía permanecer ahí hasta que ella dijera lo contrario.     Jamás había sentido un cansancio de tal magnitud, pedía la consciencia por distintos lapsos de tiempo (aunque, realmente esperaban la hubiera perdido por completo y permaneciera dormida). Un parpadeo, y todos los que estuvieron en la cámara junto con ella pasaban con ayuda de la enfermera, otro parpadeo y las velas que iluminaban el lúgubre lugar se habían gastado bastante, uno nuevo y el sol estaba a punto de emerger, otro más y la enfermera de nuevo estaba ahí, esta vez, en compañía del director.     —¿Ya se le ha informado a sus padres de esto? Tendrá que llevar muchos cuidados y...—Por fin pudo volver a escuchar con claridad, al igual que pensar, dándose cuenta que había estado demasiado aturdida todo ese tiempo (¿y cómo no?). La enfermera hablaba sin parar, y ella solo podía observar con el cansancio completamente marcado en sus facciones, en su mirada.—Enviaré la carta inmediatamente.     —Creo que... es algo de lo que yo me encargaré, seguramente preguntarán como su hija ha acabado en tal estado...—Habló finalmente el director con su característico tono impasible mientras miraba a la chica a través de sus lentes de media luna. Ella se esforzaba por sostenerle la mirada, estaba agotada.—Veo que has despertado, ya tu hermano está enterado de la situación—Le aseguró al dedicarle una sonrisa, ella continuó en silencio.     Sin haberlo deseado, sus párpados cayeron nuevamente en lo que sintió fue un parpadeo, pero, seguramente debió haber pasado poco más de una hora. La clara y suave luz del creciente amanecer se filtraba por las enormes ventanas que develaban un cielo de un azul pastel; el lugar podría haberse encontrado en el más tranquilo silencio (puesto los demás afectados dormían a diferencia de ella o ya se habían ido) de no haber sido por los apresurados pasos que escuchó a lo lejos in-crescendo.     La enorme puerta de madera se abrió en un chirrido pesado, dejando ver a un chico de pálida piel, quién, con una mirada apurada y temerosa, muy distinta a la habitual, parecía buscar algo y no fue hasta que cruzó mirada con ella que pareció volver a respirar, volviendo a acelerar el paso hasta ella.     —Hey... estoy bien—Fue ella quién habló. No lo había hecho desde la noche anterior y su voz era débil, como un susurro que se daría con el último aliento. Una de sus manos se levantó con pesadez hasta sujetar una de las de él.—Pero... no debió ser así...     Por más que los dos pudieran aliviarse de que, al menos, continuara con vida... ella había comenzado a martirizarse a sí misma mentalmente por haber fallado, creando un confuso choque de emociones encontradas que le dejaban temerosa.
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femmefxtale93-blog · 8 years ago
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                      ❝ 𝐓𝐡𝐞 𝐩𝐫𝐨𝐦𝐢𝐬𝐞 ❞                     —— Blood+ 。𝘼𝙐            Memorias que hasta aquel momento no se habían presentado llegaron como un film medianamente cortado por escenas que poco a poco iba tomando sentido.
    En medio de la obscuridad de la habitación, tan solo iluminada por la luz de la luna y la ciudad que se filtraba por la ventana, la chica de obscuros y cortos cabellos se encontraba recostada sobre la cama, cobijada, sin moverse y tan solo manteniendo su mirada fija en el blanco techo, abstraída en sus pensamientos.
    A la vez que continuaba asimilando los nuevos recuerdos recuperados, intentaba ignorar el dolor físico que sentía. Había sido apuñalada múltiples veces, uno de sus hombros dislocados y un antebrazo roto; aquello no habría sido nada un par de años atrás, pero «el sueño» se acercaba y la recuperación era más tardía; aquello que tardaba segundos en sanar, demoraba minutos, y aquello que tardaba minutos (como los huesos rotos) ahora lo hacía horas y el tiempo de dormir cada vez era más comparado al que se mantenía despierta.
    Más, en aquel momento que más debía descansar, no podía hacerlo.
    Debió haberlo intuido. Debió haberse hecho al menos una mínima idea… si su mano era igual a de un quíroptero, ¿por qué nunca se imaginó que él era uno por completo? O algo así.
    No dejaba de darle vueltas al asunto. No dejaba de ver aquellas enormes alas similares a las de un murciélago brotar de su espalda. Sus dos manos como garras monstruosas.
    «Había prometido no usar nada de esto nunca más, mucho menos en tu presencia… pero no podía dejar que te hicieran más daño»
    Aquellas palabras, aquella mirada dolida (que, tan solo gracias a las nuevas memorias, recordaba haber visto ta solo una vez siglos atrás cuando hizo esa promesa)... todo había sido su culpa. Cuando cerraba los ojos, lo veía claramente, se veía a sí misma reflejada en su obscuro mirar y la forma aterrada en la que ella le veía.
    Él la había salvado aquella tarde de siglos ya pasados, pero ella aun no se había insensibilizado como lo estaba ahora y... el hecho de haber visto tanta sangre, a él destrozando personas que le habrían hecho daño le había causado demasiada impresión. Por eso él se había mantenido al margen hasta ese día, ahora entendía mejor; pero aun así, por alguna razón, no evitaba sentirse inquieta.
    La puerta de la habitación se abrió, dejando que la brillante luz de los pasillos se filtrara y su vez, que YoonGi pasara a la habitación, cerrando pronto la puerta detrás de sí.
    —Pensaba que seguirías durmiendo hasta mañana... en realidad, deberías hacerlo, tienes que recuperarte—Fue él quién rompió el silencio mientras ella poco a poco se sentaba sobre el colchón, sin inmutarse cuando las blancas sabanas se deslizaron, descubriendo su cuerpo desnudo.
    Ella aun no respondía, se mantuvo en silencio al mantenerse sentada con ayuda de uno de sus brazos al tiempo que su mano libre palpaba ligeramente una herida algo abierta que tenía justo en medio de sus atributos. Una ligera mueca de dolor se hizo presente en sus facciones.
    —Cada vez tardo más en sanar...—Murmuró ella antes de acomodarse un poco más, quedando completamente sentada pero con una apariencia sumamente cansada. Apenas le miraba al contrario de reojo.
    —Lo sé, es por eso que ahora más que nunca debes alimentarte bien y acceder a todos los cuidados que debo darte—Comentó él con un claro tono de regaño, aunque en sus expresiones se notara taciturno.
    De nuevo ella había guardado silencio. En la mediana obscuridad se escuchaba como una bandeja metálica era dejada sobre la mesita de noche. Aun si no lo miraba en aquel instante, sabía que él si lo hacía a ella.
    —Deberás comer todo esto—Le escuchaba indicarle.—Traeré aun más por la mañana, debes dormir lo que sea necesario y... ahora debes dejar que te revise, deberé tratar algunas heridas para que cierren más rápido—Y con eso dicho, el suave movimiento del colchón se hizo presente cuando él se sentó frente a ella.
    Se preguntaba, ¿acaso había olvidado todo? No, eso era prácticamente imposible si pese a los años pasados había mantenido aquella promesa, entonces, ¿tan solo intentaba enterrar el asunto? Sentía que no debía ser así.
    Cuando aquella mano de apariencia monstruosa se acercó a ella, ella lentamente posó su mano sobre la misma, sujetándola. Sabía que debía decir algo, pero no estaba muy claro que es lo que era.
    —¿Sucede algo?—Inquirió él. Ella sentía, que sin siquiera intentar hablar, la voz ya se le había quebrado hasta el polvo y no sería capaz de decir nada. Se odió aun más a sí misma en aquel momento.
    —No...—Fue lo único que brotó en su fina y despedazada voz.
    —Estás temblando... ¿acaso estás asustada?—Inquirió cuando pudo deslizar su mano de la de ella, acercándola hasta su rostro, sujetándola con suma suavidad para levantar su mentón cuando un suave "no" brotó de los labios de ella. Él se mantuvo expectante, por primera vez desde que habían vuelto, ella lo miraba completamente.
    —Porque eres tú—Añadió ella, aunque su mirada estaba enrojecida y a punto de derramar lágrimas.—Y yo te hice esto a ti...—Se quebró.—Si no hubiera sido tan infantil y descuidada... si no hubiera cometido tantísimos errores aquel día... nada de lo que pasa hoy en día sería lo que es—Se lamentó al cerrar los párpados un instante, dejando que todas las lágrimas corrieran por sus mejillas.—Ella no habría asesinado a todos, tú no habrías muerto, yo no te habría vuelto en esto que eres ahora...
    —Es verdad—Admitió él, provocando que ella sintiera aquello como una estaca clavándose duramente en su corazón.—Pero... al menos puedo estar siempre contigo, y la detendremos, ya verás—Completo él en un intento de devolverle un poco de sus ánimos a YoonJi.
    —Pero...—Hubo un largo silencio.—Cuando eso pase... debes cumplir tu promesa, la otra...—Ambos se miraban con melancolía.
    —Lo sé...
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