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sunlight;

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La blusa de la profesora fue tirada en el piso, ambas quedando en igualdad de condiciones, pero antes de que Katherine pudiese separarse para apreciar su torso, fue jalada para corresponder a un nuevo beso, beso que era mucho más pasional que los anteriores, la lengua de la pelirroja tocaba sus labios de una manera que la estaba volviendo loca, y gustosamente la pelinegra le dio el acceso, ahora sintiendo como todo su ser era invadido por la mayor. Sus caderas comenzaron a moverse de una manera más rápida, haciendo que la cabecera rechinase cada vez que hacía un movimiento brusco, y aunque había tratado de contener el gemido que se formaba en su garganta, una vez que su pelvis arremetió contra la de la maestra, e hizo que su intimidad ya más sensible de lo usual chocase contra su propia ropa interior, sus intentos fueron fallidos y gimió fuertemente, separándose de la mujer sólo para poder respirar de una mejor manera.

Sus ojos encontraron los contrarios, y aunque quería tomar las cosas con calma, aunque quería tomarse su tiempo para besar cada parte del cuerpo de la otra y escuchar cada súplica y pequeño gruñido, al ver cómo su pecho se alzaba arrítmicamente y cómo sus mejillas ahora estaba coloreadas de un tono rojizo, ésa idea abandonó su mente. Una de sus manos rápidamente alcanzó el botón del pantalón de la mayor, bajándolos hasta que éstos quedasen poco arriba de sus rodillas, y sin perder ni un segundo, una de sus manos se introdujo en la ropa interior de la pelirroja, mordiéndose el labio al sentir la suave piel que resbalaba entre las yemas de sus dedos. Su índice acarició con suavidad los pliegues de Hlíf, disfrutando de la sensación que esto lo ocasionaba, y sus labios se hundieron en el cuello de ésta, mordiendo una vez más para dejar una marca por sobre la yugular. Sus propias piernas se habían separado, encontrando un lugar contra el muslo de la profesora, donde comenzó a mover sus caderas, y aunque su pantalón seguía estorbándole, el hecho de que la mujer estuviese a su completa merced ya le era más que suficiente.

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hyunwoo.

Tranquila, ya pronto la excursión terminara y podremos disfrutar de un buen vaso de bebida fría acompañado de aire acondicionado. —por primera vez pudo ver la encantadora sonrisa de la joven cosa que provoco que mostrara una nueva sonrisa. Ahora que lo pensaba no había dejado de sonreír en ningún momento igual no había razón para no hacerlo—. ¿En serio? vaya, me alegro que pudieras ir y espero que en un futuro puedas ir nuevamente. Es realmente un lugar muy bello y no solo lo digo porque haya nacido allí. —negó suavemente con la cabeza acompañado de un gesto de manos que imitaban el movimiento—. Todo lugar es bello en el mundo aunque uno debe ver esa belleza. Oh, bueno… es que escuche hablar mucho sobre la institución y al sabes que era una de las mejores también con respecto al arte no tuve duda alguna de viajar. Mi madre me ayudo a buscar otras opciones más cercanas pero ninguna lograba atraer mi total atención o tenia algo que no era de mi agrado. Sonara algo quisquilloso pero si hubieras visto las demás creo que pensarías lo mismo. —sonrió con un poco de diversión al decir lo último—. Por otra parte mi padre no quería que estudiara lo que a mi me gustaba por eso todo lo hice a escondidas hasta el gran día que tome ese avión. —soltó un suspiro al recordar fugazmente aquel momento el cual mejor prefirió no traer a su mente—. ¿y tú?

Una de sus manos cubrió su frente, pues no quería volver a ponerse los lentes de sol, pero tampoco quería amanecer una quemadura, su necedad de no ponerse bloqueador ahora sufría las consecuencias, escuchó atentamente lo que el joven tenía que decir, sin lugar a dudas era uno de los pocos alumnos que Katherine había conocido que no dejaban de hablar, y no que le molestase, pero le parecía muy extraño que alguien se encontrara tan feliz todo el tiempo, ¿era normal? Quizá sí y lo que ocurría era que la pelinegra no convivía con gente tan jovial, ella por su parte siempre era alguien sarcástica, a quien una sonrisa sincera le era difícil de mostrar, y ni hablar de sus compañeros de clase, había llegado a la conclusión que la mayoría de los psicólogos tenían una eterna cara de disgusto, se incluía. Una vez que terminó de hablar, y le preguntó, su mente quedó en blanco. Su historia no era ni la mitad de interesante, y tampoco estaba segura si podría continuar con una conversación decente después de haberle escuchado, pero, tratar no le costaba nada. —Bueno, siempre viví en California, viajaba mucho por el trabajo de mi mamá, y uh… Casi siempre tuve la vida resuelta. —Estaba pensando en una manera de no delatar la profesión de su madre, nunca se sentía cómoda haciéndolo. —Y muchas personas me dijeron que para qué me molestaba en estudiar, pero no me gusta ser mediocre, ¿sabes? Por lo que continué con mis estudios y al final decidí venir a la Imperial porque parecía la mejor opción. —Hizo una pausa, una mueca en sus labios. —Supongo que me quería alejar un poco de mi familia, empezar por mi cuenta. 

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hyunwoo.

Oh, ya entiendo… ¿te encuentras bien ahora? si te garra migraña, y espero que no pase, dime y te iré a buscar una aspirina. Los golpes de calor son horribles así que debes beber muchas agua ¿esta bien? —nuevamente le mostró una de sus tantas sonrisas mientras le aconsejaba algunas cosas que sabía de antemano pues una vez tuvo algunos problemas por los golpes de calor pero por suerte no fueron nada grave. Gracias a su experiencia deseaba cuidar a los demás para que no pasaran lo mismo y además, luego de que la joven le contara el motivo por el cual no soportaba el calor lo entendía más y esas migrañas no le agradaban realmente por lo tanto estaba dispuesto a ayudarla si ella lo necesitaba—. Bueno, nací en Corea del Sur y también me críe allí. En ese lugar el clima siempre varia pues por suerte tenemos los climas cálidos tanto los fríos. A decir verdad siempre me gusto el frío pues podía salir a jugar en la nieve que se acumulaba en el patio además de que no tenia clases por esa razón. 

—Sí, sí. Estoy bien, pero espero que volvamos pronto a un lugar con sombra, o de lo contrario sí que me sentiré mal. Pero, gracias por preocuparte. —No podía creer lo encantador que era el muchacho, muy pocas personas se importarían por la salud de alguien más, muchas menos tratándose de una excursión, al ver que le mostraba una sonrisa, Katherine hizo lo mismo, sólo para hacerle ver que su ayuda era bien recibida. Escuchó lo que tenía que decir, ella había viajado con su madre a Corea del Sur hacía ya un tiempo, habían ido a promocionar una película de su mamá, pero ella apenas y recordaba cómo era, nuevamente, como era de esperarse, durante todo el viaje se había quedado en el hotel, rolando los ojos ante los paparazzis. —Ya veo, yo fui hace mucho, era un lugar bastante agradable. —Podía no acordarse de casi nada, pero sí de que la gente era muy amable y que la comida era exquisita, pero claro, a Katherine lo que más le interesaba de viajar era probar nuevos platillos. —¿Por qué fue que decidiste ir a estudiar en Dublín? Está algo lejos de tu casa.

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profesora jane.

Dio un rápido respingo al notar la mano de la alumna pasando por sus hombros. Soltó un suspiro. Aquella joven le había dado más de un problema dentro de sus clases, pero después de todo, no le parecía una mala chica. Los había mucho peores, eso sin duda. Fuera de las aulas, era incluso agradable para Jane. Dentro ya era otro cantar. — Katherine. — murmuró a modo de susurro. Su vista seguía fija en aquellos camellos, con una creciente preocupación. — Creo que por esta vez seguiré tus consejos. — le dijo en un tono confidente.  — Veamos tus dotes de actriz. — le susurró con una pequeña sonrisa.Agarrándola de la muñeca la llevó hasta otro profesor. — La señorita Katherine se ha mareado. No os preocupéis. Yo me quedaré con ella. — mintió descaradamente a su compañero y luego volvió a tirar de la alumna para alejarse de él.

—¿Por ésta vez? ¿A qué se refiere con eso? —Su mirada fue dirigida hacia la profesora, una ceja enarcada a la vez que lo hacía, estaba dispuesta a contestar, a decir que sus ideas siempre eran buenas (aunque esto fuese una vil mentira), pero antes de que pudiese decir cualquier cosa, la mayor tomó su muñeca y la jaló fuertemente hacia otro profesor, que si mal no recordaba era quien se estaba encargando de dicha actividad. Las cosas pasaron tan rápido que Katherine no había podido decir absolutamente nada, pero aparentemente su cara de sorpresa había servido pues ambas se estaban alejando rápidamente y las habían dirigido a una tienda para que pudiese "descansar." Pft, si hubieran hecho eso unos minutos atrás, Kath se los hubiese agradecido. —Poco más y me arranca el brazo. —Dijo, desplomándose en una cama hecha de mullidos cojines, uno de los conocedores de los alrededores, al ver que se tiraba, cerró la tienda tras su salida. —No sabía que detestaba tanto a los camellos, digo sí son feos y escupen, pero hasta yo me subí a uno.

1.

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hyunwoo.

¿Qué es lo que más te gusta hacer cuando hace frío? —cuestionó con una pizca de curiosidad pues el siempre era de esa forma, un total curioso—. Katherine, es un bonito nombre ¿de donde eres? —nuevamente una pregunta salió de sus labios pues era una de tantas de las cuales tenia en su cabeza—.

¿Estaba éste chico hablando en serio? Katherine sentía la energía positiva recorrer su cuerpo a medida que continuaban hablando, y no que le molestase, pero sí que le sorprendía, nunca había conocido a alguien que sonriese de una manera tan honesta. —Supongo que el hecho de que no me dan dolores de cabeza, el estar tanto tiempo bajo el sol me da migraña, y soy de California, lo sé, el clima de mi ciudad es todo lo contrario a lo que me gusta. —Se encogió de hombros virando los ojos, California a pesar de ser su hogar, no era de sus lugares favoritos, prefería mil veces Canadá o Alaska. —¿Qué me dices tú? —Pensó que lo más apropiado sería continuar con las banalidades, sólo por cortesía. —¿De dónde eres?

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rizos.

—Si no está en la mesita de noche o sobre la cómoda, entonces no sé. No creo que me lo hayan metido en el bolso— se encogió de hombros y dejó salir un suspiro —Alguien debió haberlo tomado sin mi autorización.

Hizo una mueca, no tenía idea de cómo ayudar al joven, ni siquiera sabía de qué maldito libro se trataba, claro que conocía Harry Potter, pero siempre se había inclinado más al Señor de los Anillos, no era lo que se podría decir una fanática como tal. Se recargó en uno de los pilares cercanos, cruzando sus brazos sobre el pecho y respiró hondo. —Soy de la idea de que deberías preguntarle al personal del hotel, quizá lo movieron a otro lado y pensaron que sería lo correcto.

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nina.

—Ya han venido como cinco.— comentó soltando un largo suspiro, sin mover la vista de los camellos. Agarró la botella con una mano y curvó sus labios en una sonrisa amable. —Gracias.— dijo, para luego tomar un pequeño sorbo, procurando no beberla toda, finalmente devolviéndosela a la castaña. —Esa será mi excusa, entonces.— agregó, dejando escapar otra carcajada.

Una vez que su botella le fue devuelta, tomó un sorbo más de ésta, después guardándola en su mochila. —No hay problema. Eres una de las pocas que he visto que no carga agua con ella, deberías hacerlo, sería una pena que te desmayases en medio del desierto debido a la deshidratación. —Se encogió de hombros, ya había ocurrido antes, podía recordar claramente otros dos estudiantes que habían sufrido una terrible insolación y habían tenido que ser puestos en observación. Los camellos estaban siendo montados, y cuando uno de los instructores comenzó a acercarse, fingió una sonrisa amable. —No, no. Nosotras ya tuvimos nuestro turno. Gracias. —Y con esto, el hombre se fue en dirección contraria. —Luego me lo agradecerás.

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sunlight;

Una sonrisa casi imborrable empezó a acompañar todos y cada uno de los besos que compartía con Katherine. ¿Cuándo había sido la última vez que se sintió tan bien? Ya no podía recordarlo y ahora quería asegurarse de que ese momento fuese invorrable.Sentir la cercanía del cuerpo de la contraria contra el propio tan solo le hizo ansiar más hasta el punto que sus manos fueron directamente al borde de la camiseta contraria y se deshicieron de esta, dejándola así en sostén y pantalones. Sin retrasarse ni un solo instante, acarició con las yemas de los dedos cada centímetro de la piel, intentando dejar grabada cada textura y sensación que esto despertaba en ella. Ahora solo quería dejarse llevar.

Movida por el ansia, pasó ambos brazos por la nunca de la castaña y tiró de ella hasta que ambas cayeron en la cama, dejando salir a modo de respuesta una leve risa que pronto volvió a perderse entre besos y jadeos que deseaban más.

En un abrir y cerrar de ojos, su camisa había sido desabotonada y tirada en algún lugar de la habitación, por unos breves segundos se sintió insegura, no recordaba cuándo había sido la última vez que alguien la había visto de una manera tan íntima, apenas y se acordaba de cómo se sentía un cuerpo contactando el suyo, y sí, sentía sus piernas temblar y sus mejillas estaban cubiertas de un rojo carmesí, pero al momento en el que la pelirroja comenzó a acariciarle, sus preocupaciones salieron por la ventana, sus dedos trazaban patrones y la hacían sentir en las nubes, como si su toque fuese mágico. Ambas continuaron besándose, y cayeron a la cama de la profesora, risillas resonando por el pasillo.

Los labios de Katherine comenzaron a bajar, un beso en la barbilla, uno en la yugular, uno en la clavícula, y ahí se detuvo unos segundos para lamer y morder, no con la intención de lastimar, pero sí con la intención de marcar la nívea piel, ¿razones de posesión o simplemente autoreflejos? No lo sabía, y no le interesaba. Se posicionó sobre la mayor, sus cinturas conectadas y siendo apenas separadas por sus ropas, que ahora parecían un estorbo, comenzó a moverse, un giro lento de caderas, que hizo que a su espina dorsal le recorriese un escalofrío, sus ojos buscaron los de la pelirroja, y su respiración errática colisionó sobre los labios de ésta. Le espantaba lo mucho que la deseaba, lo mucho que la quería. Pero a la vez, nunca se había sentido tan bien, nunca había anhelado que alguien la poseyera de la manera en la que lo suplicaba ahora.

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❝My mind is telling me salad, but my body is screaming me french fries.❞

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rizos.

No es que Katherine necesitase que le repitieran las cosas, pero no podía importarle menos si alguien había perdido algo, cosas así pasaban todos los días, y en primer lugar, ¿quién en su sano juicio llevaría un libro a Abu Dhabi? ¿Para leer en las noches? Pft, le parecía completamente ridículo, sin embargo, cuando escuchó la voz preguntar de nuevo, se volvió, sorprendiéndose de encontrar a "ricitos", el chico con el que había mantenido una conversación días (o semanas) atrás. Suspiró. —No tengo ni idea de dónde puede estar, ¿por qué no preguntas al servicio del hotel? Seguramente lo pusieron en otro lugar en el que no has buscado. 

—Vale, te lo repito una vez más— suspiró, pasando su mano por su cabello. Nunca se desesperaba tanto hablando con otras personas, pero ésta lo estaba alterando —¿No viste un libro, tapa blanda, de color blanco con detalles naranjas? Tiene que aparecer. Es de una colección de Harry Potter que empecé a juntar hacer poco y no puede desaparecer así porque sí.

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???

— ¡Quiero ese camello! —exclamó observando a uno de los animales, el cual parecía un sobrepeso más que claro.— ¿Crees que podré llevármelo a casa?

El grito del mayor la tomó por sorpresa, y no pudo evitar dar un saltito del banco en el que estaba sentada, ¿de dónde demonios había salido? Su mirada se dirigió hacia el camello que el hombre señalaba, y no pudo evitar hacer una mueca de confusión, no entendía por qué había gente a la que en serio le gustaban los camellos, escupían saliva y eso era suficiente para que Katherine quisiera alejarse de ellos. —La cuestión no es si cree poder llevárselo, es si el maldito animal cabrá por la puerta del avión. 

#2

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profesora jane.

Contempló al animal con los labios torcidos. Estaba realmente asustada. No es que les tuviera fobia pero las alturas eran algo que la superaban. Por no hablar de alturas que además se movían de aquella forma tan desacompasada. — ¿De verdad es necesario que yo también me suba a uno de esos …. gigantes-escupe-saliva? ¡Son más altos que un caballo! Es algo para los alumnos, no tienen por qué montar los profesores también, ¿verdad? — murmuró con tono angustiado al mirar a los camellos.

  No era su intención escuchar lo que la profesora decía, o meterse en su conversación, pero sin duda era uno de los rostros más conocidos a su alrededor y se sentía con el derecho a irrumpir en cualquier momento, Jane le había dado clases desde el primer año, en psicología de la personalidad era alguien exigente, no soportaba las bromas de Katherine y muchas de las veces la había llevado a detención, pero fuera del aula, se veía mucho más relajada. Se acercó al ella y pasó su brazo por el hombro de ésta, mirando los camellos que se alzaban frente a ambas, la pelinegra había acabado con su viaje hacía unos minutos, y en efecto, todo le dolía. —Yo que usted, fingiría que tiene roto un talón o que tiene una alergia mortal a los camellos, porque créame, el montar uno es la cosa más horrible que me ha pasado. 

1.

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SMS: ¡Hey! Me diste tu número en la pista de hielo, pero sigo sin saber tu nombre... ¿Qué tan raro puede ser eso? SMS: ¿Estás ocupada? En vista de que nunca fuimos a comer pizza podríamos hacer algo aquí, ¿no te parece? SMS: A menos que sí, estés ocupada, o me haya equivocado de número. Si pasó eso puedes ignorar todo estos mensajes.

SMS → Número desconocido: Diablos, espera, estoy segura que te recuerdo, me salvaste del idiota que me acosaba, ¿cierto? ¡Hola, soy Katherine! 

SMS → Número desconocido: No, no. Me encantaría salir contigo, no he tenido mucho que hacer, y tal vez no pueda invitarte una pizza, pero sin duda sí algo de comer. 

SMS → Número desconocido: Creo que tampoco sé tu nombre, y es algo extraño no tenerte registrada. ¿Te parece si te veo en el lobby en una hora? Debo bañarme, heh.

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let's get some bitches ; fabrizzio.

fabrizzioserratore

Era bien sabido por todos que Katherine no tenía muchos amigos, en realidad su círculo social se reducía a una o dos personas a lo máximo, y estar de viaje sin nadie a quién llamar para salir, era sin dudar una de las cosas más patéticas que había experimentado, por lo que, el que Fabrizzio aceptase fue su llamada de rescate, por fin tendría algo que hacer aparte de quejarse sobre el calor en twitter. Tan pronto envió el último mensaje, tomó su mochila, poniendo una botella de agua ahí y sus lentes de sol, sólo por si acaso, salió de la habitación y bajó las escaleras hacia el lobby. El joven aún no aparecía, por lo que decidió recargarse en uno de los pilares y mirar la hora, seguramente no tardaría mucho en llegar. 

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sunlight;

Por unos momentos tuvo la sensación de que el ascensor nunca llegaría y se moriría ahí mismo de las ganas que tenía. Una vez ambas estuvieron dentro, agradeció haber dejado la medicación, estaba totalmente segura de que si estuviese bajo el efecto de esta, ahora no podría encontrarse de dicha forma con Katherine, deseando besar cada centímetro de su piel, sintiéndola en sitios que casi había olvidado. El beso le pilló ciertamente por sorpresa pero no tardó en reaccionar, primero con cierta torpeza y después con algo más de desesperación. Sus manos se enredaron en los cabellos castaños de la norteamericana para luego bajar hasta su nunca y espalda. Al escuchar un pitido, se separó unos centímetros. Ya estaban en la planta. Su respiración se aceleró y volvió a unir sus labios con los de ella, cogiéndola una vez más de la mano para poder guiarla hasta su habitación. En esta reinaba un caos meticulosamente ordenado, casi obsesivo.

En el preciso momento en el que Hlíf correspondió, sintió sus rodillas doblarse, no tenía la fuerza suficiente para mantenerse en pie, y sabía que cuanto más decidiera besar la profesora, menos capaz sería de mantener una buena postura. El beso duró poco, no lo suficiente, pero al abrirse el elevador, se vio obligada a seguir a la pelirroja como si estuviese idiotizada, no había nada más en su mente que el perfume de la mayor, la suavidad de sus manos o la manera en que sabían sus labios, quería memorizar ése sabor, toda la noche, probarlo a como diese lugar. La puerta de la habitación de la profesora fue abierta, y entró tentativamente, apenas fijándose en los pequeños detalles, en vez de eso, sus ojos se enfocaron en los de la mayor y se mordió el labio, en algo parecido a ansiedad y excitación. ¿Qué debería hacer? ¿Tomar el control como acostumbraba o esperar a que la mujer hiciese un movimiento? Quería pensarlo, en serio que sí, pero su auto control había sido dejado atrás hacía minutos. —Maldita sea. —Dijo a la vez que jalaba a la profesora por la cintura, atrayéndola a su cuerpo, acariciándola con suavidad, un suspiro dejando su boca cuando sintió cómo sus pechos rozaban juntos. No quería dejar esa habitación, no quería dejarla aunque el mundo se acabase. 

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hyunwoo.

Supongo que realmente prefieres los climas fríos aunque lo comprendo, ojalá lo que dices se haga realidad. Me gustaría poder ir a Rusia… beber chocolate caliente todo el día, sería perfecto. —su sonrisa se había ampliado solo un poco al imaginarse todo eso pues realmente amaba estar bajo miles de mantas con un buen libro y una gran taza de chocolate caliente—. Aunque los climas cálidos tienen lo suyo y puedes hacer más cosas que con el frío… cuando hace frío la pereza aparece hasta para levantarse de la cama. —rió suavemente antes de poder fijar su mirada nuevamente en la contraria a quien pudo ver mejor sin aquellos grandes lentes de sol que poseía—. Soy HyunWoo, es un gusto. ¿Cual es su nombre, señorita? si es que puedo saberlo.

¡No podía creer lo que éste chico le estaba diciendo! No captaba su sarcasmo, su agresividad, los comentarios que eran de mal gusto, seguramente nunca había escuchado hablar de tal cosa en su vida, a decir verdad le parecía sorprendente, la mayoría de la gente en ese punto ya se hubiesen quejado de ella o le hubiesen seguido el juego. —Yo no soporto el calor. Prefiero el frío mil veces. —Posiblemente ésta era la única frase honesta que había salido de su boca desde que el joven y ella comenzaron a hablar, su mirada se enfocó en él nuevamente al momento que decidió presentarse, y suspiró. Bien, seguramente se le pasaría más rápido el rato si decidía ponerse a platicar. —Katherine, mi nombre es Katherine. Y sí, también es un gusto HyunWoo.

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nina.

Al ser una voz femenina la que habla, la castaña levantó la vista. —Creí que eras un instructor.— expresó, colocándose sus lentes de sol por debido a la molestia. Abrió sus ojos como platos y soltó una sonora carcajada al escuchar el comentario, no era virgen, pero aún así sería molesto. —No me será despojado nada.— replicó riéndose. Pensó en la posibilidad de correr, pero tardaría al menos un siglo.

—¿Un instructor? Pft, qué va. —Viró los ojos en disgusto al oír la voz de la castaña, lo que menos quería era estar parada bajo el sol dándole de comer a animales que escupían su propia comida, unas horas le habían sido suficiente para darse cuenta que los únicos animales que necesitaba en su vida eran los gatos. De su mochila sacó una botella de agua, tomando un poco y pasándosela a la joven, seguramente también tenía sed. —Bueno, yo lo menos que puedo ser es virgen, y te juro que se me rompió el falso himen como ochenta veces.