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"¿Tedioso e incómodo?" Inquiere en cuanto menciona el viaje en avión. Desde Rumania... vaya, cada vez se sorprende aún más al descubrir la diversidad de personas que se encuentran ahí reunidas... en San Francisco. Ellie por su lado, tuvo que viajar en un auto alquilado por Talbott y ser atacados por bestias a medio camino. "Aunque ahora me pregunto, por qué entre todos los lugares del mundo, escogieron esta ciudad en específico..." Comienza a divagar en una serie de preguntas absurdas y que no tienen relevancia alguna en el momento. "Supongo que ser semidioses no nos exime de obedecer un horario." Coincide en las palabras de la desconocida. Asemejándose más a una especie de campamento de verano a algo más bien... celestial. Pero por la poca información recabada hasta ahora, nada bueno puede surgir de ello. "Ah, es por eso." Asiente con la cabeza en un par de movimiento lentos. "Me pasa lo mismo." Confiesa. "Pero por lo visto... deberemos acostumbrarnos a la presencia de la otra. ¿puedo saber tu nombre? Yo soy Eleanor."

un mundo alterno. no lo había pensado de esa manera hasta ese momento, mientras se distrae doblando una de las esquinas del panfleto. ' es cierto que no se parece en nada a rumania, pero el viaje en avión se vio muy real ' murmura, echándole un vistazo a la mujer. ' si fuera una fantasía podríamos elegir a qué hora y por cuánto bañarnos ' señala, apuntando con el dedo índice a la hoja de papel que sostiene. ' tal vez nos quieren acostumbrar a la rutina para algo... ¿pero para qué, exactamente? ' frunce el ceño antes de investigar su alrededor lentamente con la mirada. ' no incordias, no estoy acostumbrada a lidiar con gente que no conozco ' asegura, negando levemente.

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Eleva la comisura de sus labios en una sonrisa tensa. Pues claro, el cuerpo no deja de sentir cansancio o hambre. Lo sano, incluso, sería obligarse a comer algo tal y como la desconocida lo menciona. Pero, acostumbrada a mal pasarse con sus horarios de comida y descanso, Eleanor prefiere bloquear e ignorar sus necesidades básicas en lo que termina por asimilar todo. "Ya veo." Responde tajante una segunda vez. Pues no quiere admitir que la forma de sobrellevar la repentina noticia de ser un semidios por parte de la contraria, es tan reconfortante que incluso le da envidia. "Espero en ese caso, el menú vegetariano se acomode a sus gustos." Se encoge de hombros sin saber qué más añadir. No sabe dónde se encuentran los platillos, ni siquiera reconoce lo que es cada uno como para atreverse a probarlo. Sólo escuchó que había algo con jabalí incluido. "Además de la comida, ¿qué pasatiempo consideras emplear aquí para no 'perderte'?" Esta vez, la pregunta va dirigida con genuino interés, pues si de ser cierto lo que dice, lo mejor sería entablar conversaciones con el resto de las víctimas presentes en el refugio. "Soy Eleanor, por cierto."

tono con el cual evoca interrogante no le ofende, aunque sí le toma por sorpresa. mirada abandona mesa que sostiene amplia variedad de platillos, centrándose en interlocutora. contra pronóstico, eleva comisuras, interceptando siguientes palabras que funcionan como sencillo justificativo. ' indiferentemente de lo que pase a tu alrededor, el cuerpo sigue necesitando comida. ' opina. tono es neutro, pero no del todo desinteresado, comprende dónde nace inquietud foránea. ' también yo, pero no sentir hambre, no es una señal para descuidarse. ' eleva hombros, aquella no es su primera adaptación y sabe que todo encontrará su curso de forma progresiva, sin importar que tan turbio se percibiese futuro. ' creo que aferrarse a las cosas normales como una comida a tiempo, considerar algún pasatiempo que te guste o forjar nuevos vínculos puede ser una buena práctica para no perderse completamente. '

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Asiente en acuerdo. Sabiendo que no importa cualquier técnica conocida y experimentada por Eleanor previamente. Nada sería suficiente para tranquilizar la ola de pensamientos intrusivos que inunda su mente. "Pero ya estamos aquí, y no tenemos muchas opciones para distraernos." Puntualiza. Porque eso es lo que ha intentado hacer en lo que va de su estancia en el refugio. Distraerse, ignorar la voz interna que no deja de hostigarla incluso por la noche. "Además, prefiero intentar algo nuevo a sólo quedarme aquí con mis pensamientos." ¿Y qué si le meten ideas extrañas en el inconsciente? No puede hacer nada para huir del encierro, y siendo sincera, sería mejor para Eleanor si la convierten en un peón sin consciencia. "Ah, te referías a eso." Arruga un poco la nariz al descubrir que ha interpretado en el peor sentido posible las palabras de la desconocida, aunque todo tipo de lástima resulte lo mismo. "Para ser seres ancestrales, su manera de lidiar con los humanos es pésima." Comenta con burla. Pues no había mejor forma de describir lo ocurrido. Aunque, ¿tuvieron otra alternativa? Cuando ella misma estuvo al borde de la muerte un par de veces en el viaje hasta Arcadia. "¿Tú la tendrías, lástima? Me gusta más el término cómpasión."

"hm, no estoy segura, pero tampoco sé si realmente podamos relajarnos justo ahora…" reformula despacio, tratando de dar coherencia al entramado complejo de pensamientos que cruzan su mente. su intención inicial ha sido la de cuestionar la utilidad de la actividad en sí, nada más, como cuestiona cada detalle de aquel lugar. "si ponemos como prueba sus técnicas de curación, es probable que sí lo sean" le da la razón. aunque, si le preguntan a ella, no sabe qué tan bueno sea cuando se trata de algo que interviene directamente con su cabeza. "no lo dije con esa intención" responde en medio de una exhalación con tintes de risa suave por causa de las palabras ajenas. "más bien, que nos tengan lástima porque nos han sacado de nuestro mundo, lo único que conocemos, para insertarnos en el suyo forzosamente" porque ha asumido que ninguno de los que llegaron con ella el otro día lo han hecho de forma voluntaria. "¿tú no nos la tendrías de estar en su lugar?"

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La afirmativa, lejos de convencerla, sólo ayuda para confundirla más, ¿no son todos igual de histéricos entonces? "¿Lo dices en serio? Entonces tuve mala suerte." Menea la cabeza con decepción. Ah, entonces algunos Sátiro realmente saben comportarse. Talbott no había parado de hablar en todo el camino hacia el refugio sobre las fiestas que hacían y lo costoso que era conseguir cierto tipo de insumos. Estaba a punto de hacer una pregunta al respecto, cuando el repentino cambio de expresión se refleja en el rostro de la contraria. Mira unos segundos al grupo que comienza a alejarse, y regresa su atención en la pelinegra de inmediato. "Sí, ¿no escuchaste? Así se pueden apreciar mejor las vistas del refugio." Comenta con inseguridad. Pues no estaba del todo segura si aquello fue un simple comentario soltado al aire o de verdad planeaban trepar un árbol. "Pero... si veníamos a un paseo. ¿No se te ocurrió que un vestido era mala idea?"

"Por supuesto que lo hice". Aclara de inmediato, inclinándose levemente hacia la mujer para escucharla mejor entre las carcajadas que Leopando ha comenzado a emitir de pronto. Pero de una forma u otra, termina arrugando la nariz levemente y su cabeza comienza a sacudirse en señal de negación. "Admito que, en un principio, creí lo mismo que tú. Pero el mío lucía bastante cuerdo, en términos generales". Dejando de lado el cómo se infiltró entre su staff, las incesantes charlas sobre semidioses y cuando le gritó en el bosque de camino al campamento, ¡solo porque no pudo dejar de llorar cuando la atacó uno de esos feos pájaros! "¿T-Trepar árboles?" Rostro palidece de inmediato y Qingyue lleva una mano hacia sus labios, cubriendo la expresión de asombro. "¡Nunca hice eso! ¡Me niego a aprender cuando traigo puesto uno de mis vestidos favoritos!"

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Observa de reojo las reacciones dramáticas del contrario. Un juicio silente se instala en su mirada y opta por no decir nada. Aún en su intento por recuperar el aire, niega con un ademán la oferta del pañuelo, cubriendo la mitad de su rostro con la otra mano a cambio. "Es una buena descripción." Afirma, tomando una gran bocanada de aire una última vez antes de recobrar la compostura. Enderezando su cuerpo sobre el asiento. "Y esa, una teoría todavía más descabellada. ¿A caso usted podría pagar la extorsión si se tratara de un secuestro?" Indaga. Porque de algo está segura, si la situación fuera real, nadie habría pagado dinero por rescatar a Eleanor. Aquello sólo le hizo preguntarse con qué clase de persona estaba hablando, y la respuesta llega sin ser solicitada. Tomando la pequeña tarjeta entre sus dedos y leyendo la descripción. "Director financiero... vaya." Eleva las cejas con impresión. Pobre sujeto. Es lo único que piensa. Dejando atrás un trabajo de ese calibre, y Ellie quejándose por haber perdido un empleo de medio tiempo. Lamentable. "Mi nombre es Eleanor." Se presenta con simpleza y sin formalidades. Esas cosas no iban con ella. "Ah... no sé cómo decir esto. Pero no creo que se traten de cámaras ocultas ni secuestros." Musita con lentitud, como si intentara convencerse a sí misma de la inminente realidad. "¿Ha comido? Creo que le vendría bien algo caliente para calmar los nervios."

cuando sucede, el brinco de la chica no es sólo de ella, sino que se vuelve propio al asustarse de igual manera. yongho se pone la palma en el pecho, ¡se le va a salir el corazón en cualquier momento! 

¿cómo no va a estar confundido? ¡¿cómo no?! destrozado y rendido, se hace atrás en su asiento. rebusca en el interior de su blazer un pañuelo de tela y se lo tiende, por si acaso ella se ha manchado de la bebida entre tanta tos. ‘ nos tienen secuestrados ’ dictamina de repente, pues esa es su segunda teoría después de lo de la cámara oculta. ‘ seguro que están pidiendo rescates millonarios mientras nos tienen aquí engañados, ¿a que sí? — ¿tu familia podrá cubrir el gasto? ’ se cruza de brazos, como si lo que está diciendo tuviera algún sentido. ‘ kwon yongho ’ se presenta mientras le ofrece una de sus tarjetitas de presentación.

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La pregunta le toma por sorpresa. No esperaba recibir una interrogante a cambio, ¿por qué le importaría a la desconocida? En su defecto, y pensando superficialmente en lo visto hace unos segundos. La respuesta le resulta obvia. "Nada, realmente." Eleva los hombros con desinterés. "Estamos en medio de lo que parece un delirio febril, y tú permaneces aquí, inmutable." Aquello le sorprendía más que cualquier otra cosa ya vista. Pensando incluso en si no era ella misma la del problema por mirarse tan distante de todo y todos. "Tienes razón, no es asunto mío." No planea ponerse en un pedestal, ni jugar a pretender ser la heroína acusando en voz alta a la ladrona. No hay beneficio detrás de ello, y tampoco le interesa añadir más problemas a la carga que ya lleva consigo. "En cualquier caso, si te es de utilidad en algún futuro. Espero un favor tuyo a cambio."

' ¿y entonces qué te importa? ' pregunta sin suavidad, aunque también sin agresión, solo con filosa curiosidad. dice que no le importa, pero, ¿estaba prestando atención? sabe que ella no es la dueña, aunque no sea algo de lo cual red vaya a hacerse cargo. finge sorpresa, como si no supiera de qué habla, desligándose de cualquier tipo de ilegalidad cometida. ' ¿devolverlo? ¿a quién? no tengo idea de lo que hablas. ' miente exagerando con ese dramatismo cómico que usa cuando no le interesa ganar, sino incomodar, porque de todas formas jamás lo admitiría en voz alta, su especialidad es escabullirse. ' quizá pueda cambiarlo por algo bueno. ' o robar un objeto mejor, sea como sea, necesita entretenerse un rato.

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"Así es como comienza todo, ¿no?" Un desconocido, una pequeña coincidencia, algo que en el momento parece nimio pero con un enorme impacto para el futuro. Ese es, ni más ni menos, el flujo de la vida. "Pero si lo dices así, suena incluso reconfortante." Comenta en tono burlón. Sirviendo como pequeño consuelo saber que no es la única quien se siente igual a un pez sacado del agua, ni existe nadie invalidando sus emociones conflictuadas, por difícil que parezca. "No realmente, aún no me siento en confianza como para comer algo de... aquí." Señala los alimentos. Esta soltaba un aroma fragrante e incluso apetecible. Pero el impacto aún es demasiado como para siquiera pensar en comida. "¿Tú sí? Puedes probar la comida y calificarla del uno al diez, así sabré qué escoger la próxima vez."

"Eso es irónicamente cierto"Le dice a la muchacha para luego de ello comenzar a pensar en que realmente era así, pero que había situaciones en donde ellos podían ser más o menos conocidos, quizás porque habían sido atacados por el mismo monstruo o cosas así, pero ya más allá de eso, la pregunta realmente era la siguiente. ""En cuanto a si es que eres una persona desconocida, pues ahora podríamos decirlo que quizás un poco menos, ¿tienes hambre?"Le pregunta, teniendo presente que la locación en la que estaban, tenía que ver con ello.

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Asiente con lentitud en acuerdo con las palabras del contrario, pues no dice nada más que la verdad. No hay otra opción salvo adaptarse a su nueva vida. La resignación bañando su cuerpo de a poco y tal vez algún mecanismo de defensa mal desarrollado, al actuar con presuntamente indiferencia a algo que sólo puede catalogar como aterrador. "Es difícil encontrar las similitudes, pero estoy de acuerdo." Suelta una risa leve, carente de humor. Su cerebro también intenta conectar lo que ha visto y escuchado con cosas de su anterior vida. "¿Y has logrado encontrar algo que te haga sentirte como... en casa?" Esta vez, la pregunta viene del genuino interés, curiosa por saber un poco sobre la vida del hombre a su lado. "¿Cómo te llamas?"

"Yo creo que dejando de lado el hecho de adaptarnos, ninguna"Refiere sin más para luego de ello acabar por entender que sí, era cierto, no les quedaba de otra. "Aun así, no hay nada de malo, en querer algo que se parezca a lo que hemos venido viviendo, han sido muchos años de ser solamente humanos, para ahora ser semidioses o algo parecido"

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Asiente en silencio. Observando aún desde su posición segura y alejada del animal. Es cierto que una podría decir que era como un sueño de la infancia hecho realidad, al ver una criatura mitológica y de apariencia majestuosa. Pero más allá de la mera fantasía infantil, la incapacidad para procesar el repentino cambio de vidas, aunado a lo imposible que todo parece, está lejos de verse tentada por el animal. "Sólo me pregunto si su catácter será similar al de los caballos." Insiste en comparar aquella nueva vida con el mundo que conoce, intentando encontrar aunque sea un poco de correlación para sentirse menos ajena a todo. "Si es así, entonces no debería ser tan riesgoso. Puedes ofrecerle algo de comer." ¿Qué comen los pegasos? Es lo primero que se le viene a la mente. Niega con lentitud, cruzando ambos brazos sobre su pecho. "Yo paso, gracias. Pero si te muerde, puedo correr a pedir ayuda desde mi lugar seguro." Difícil saber si está bromeando o no, cuando las palabras salen con tono neutro y un rostro inexpresivo. "¿Has convivido con caballos anteriormente?"

sonrisita se extiende en su rostro cuando escucha respuesta ajena ‘ probablemente ’ su nariz se arruga un poco buscando a la dueña de aquella voz sin permitir que las comisuras de sus labios descendiesen. ‘ quiero decir— ’ pausa por un segundo aclarando sus ideas antes de continuar ‘ es demasiado tentador tener a una criatura tan majestuosa cerca y no acariciarla ’ explica, la curiosidad era mayor que el temor en ese momento. ‘ aún no ’ admite ‘ la idea comenzó a rondar mi cabeza hace un par de minutos en los que pareció perfecto dejar de admirarlo desde la distancia ’ risita ahogada abandona sus labios. ‘ yo creo que tampoco me hará daño, ¿por qué permitirían que nos acercáramos a ellos si son peligrosos? ’ entorna sus ojos buscando lógica en aquello. ‘¿quieres intentarlo también? ’

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Con los ojos cerrados, intenta practicar los ejercicios de respiración, que en situaciones cotidianas le ayudan para calmar ansiedades. Hace el esfuerzo incluso de concentrarse en las sensaciones de su cuerpo. Porque son eso, sensaciones; reales, tangibles, y para nada parte de una ilusión. Pero, ¿por qué no resultan? Un ligero carraspeo denota su creciente incomodidad luego de percatarse que el jugueteo con una ramita de madera sobre las piedras ha incordiado a alguien más. Deja el objeto a un lado, sin decir nadia. Una obediencia silente denota que el reclamo ha sido escuchado, y vuelve a acomodarse. Empero, sin darse cuenta, vuelve a retomar el movimiento de forma inconsciente. "Lo siento." Se disculpa esta ocasión. Rendida al no poder detener la manifestación de la angustia sobre su cuerpo. "Pero... ¿cómo puedes estar tan tranquilo en medio de todo esto?" ¿Está siendo imprudente? Claro que sí, estaba tranquilo antes de su interrupción. "Ah, disculpa."

21 de mayo a las 19:00 durante la hora silvana.

dentro de la locura, ha encontrado momento del día que genuinamente alcanza a disfrutar. mantiene sus ojos cerrados, intenta calmar sus palpitaciones mientras disfruta la caricia del viento sobre dermis. los ruidos de la noche crean una atmosfera agradable, podría relajarse durante una hora completa de no ser por ese constante toc, toc, toc, que rompen con su propia paz. " si vas a continuar así es mejor que busques otro lugar, " ni siquiera tiene intención de averiguar qué es lo que está sucediendo.

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"Con todo lo ocurrido, ¿aún piensas en comida?" La interrogante surge sin filtro. Pensamientos todavía difusos y erráticos, productos del cansancio y estupor que le sigue carcomiendo por dentro. Pero consciencia regresa pronto, al caer en cuenta de que la pregunta sonó más ruda de lo deseado, y se apresura en enmendar el error. "Lo siento, es sólo que yo sigo inapetente después de todo." Ofrece una explicación que nadie pidió, creyendo que tal vez ayudaría a aliviar la tensión. "Pero no, ni siquiera logro comprender lo que dice en el menú." Menciona al horrible manuscrito que fue entregado por uno de los Sátiros. ""

SALA DE LAS CUATRO ESTACIONES : mirada delinea platillos expuestos con una parsimonia que resultaría extraña a cualquiera que le conozca. presiona labios, incapaz de esconder inquietud que se perfila en su cabeza. descarta obvia alternativa que no se ciñe a preferencia, aunque entre restantes, no logra discernir del todo ingredientes. sencillo notar figura en periferia, aún si solo le observa de soslayo. ' ¿sabes cuál es el menú vegetariano? '

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Eleanor se encuentra sentada, sola en su totalidad, sobre una de las varias mesas rebosantes de comida, empero, entre el estupor y dolor de las heridas productos del viaje hasta el refugio, su apetito permanece prácticamente en números negativos. Toma apenas pequeños sorbos a su taza con agua, el estómago aún revuelto por los nervios de estar en un lugar desconocido. Y la repentina interrupción no ayuda a disipar los nervios, pegando un brinco ante la sorpresa y atragantándose con la bebida. "No entiendo." Comenta entre jadeos. Todavía se toma la molestia en responderle al desconocido a medio toser. "Creo que está confundido... " Carraspea, inhalando una gran cantidad de aire. "Yo también soy parte de la cámara oculta. No sé de qué habla."

le tienen que estar grabando. es que no hay explicación lógica. está siendo víctima de un experimento social, o de una broma de sus compañeros para celebrar su no-se-cuanto aniversario en el banco. ha escrito y tachado, esa libreta suya está en peor estado que el itinerario que le escribió el condenado de nooni. pero es que no, no le hace sentido. se aclara a la garganta en lo que se aproxima a la persona frente a sí en la mesa. ' te pillé, no hace falta que sigas fingiendo ' susurra como si fuese a haber alguien con superpoderes para oírle. ' eres actor, ¿a que sí? te contrataron como parte de una cámara oculta ' ✦ diecinueve de mayo, durante el almuerzo en la sala de las cuatro estaciones

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Avanza a pasos lentos, casi automáticos, siguiendo cual ganado a la criatura que insiste en unirla a su sesión para meditar. "¿Perdemos algo con intentarlo?" Cuestiona. Porque no hay nada mejor por hacer, no cuando los espacios a explorar son pocos y prefiere quedarse en las áreas que ahora cataloga como 'seguras' dentro del refugio. "Esperaría por lo menos que sus técnicas sean más eficaces a las del mundo mortal, o algo así." Comparte red de pensamientos como si fuera mera casualidad, y no una forma de ocultar la angustia que le pesa en su interior. "Pero es interesante que lo digas de esa manera, nos tienen lástima a pesar de que formamos parte de su mundo. Suena denigrante."

La Hora Silvana. 20 de mayo.

"creo que está esperando a que vayas…" musita en voz baja cuando la mirada de la ninfa que está invitando a la sesión del día, se posa durante largos segundos en quien está cerca -o tal vez en ella, es difícil saberlo a esa distancia- antes de decidirse a seguir su camino para iniciar la actividad por fin. "¿crees que realmente piensen que con meditación todes vamos aceptar nuestra permanencia aquí o será una costumbre de ellas en la que intentan incluirnos por lástima?" pregunta sólo por decir algo, tratando de ignorar la frustración que comienza a anidar en su pecho, a pesar de sus mejores intentos por mantenerse enfocada desde que llegaron.

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Silenciosa se mantiene, sentada en la esquina de una mesa observando el entorno, apenas y tocando los alimentos servidos sobre la mesa de madera pulida. Inapetente y aún abrumada por el repentino giro que su vida ha dado, observa el desarrollo de una escena... peculiar, y para nada acorde a lo que en su mente parece tener mayor relevancia. Mas omite hablar, desviando incluso la mirada en cuanto la mujer se gira. No es asunto suyo, ni considera que las reglas se manejen de la misma forma para alguien perteneciente a ese mundo. "No me importa." Espeta en cuanto la voz femenina recae sobre ella, pegando incluso un sobresalto al creer que la ha pillado en su fisgoneo. "¿No es mejor regresarlo a su dueño original? Si no te es de utilidad, me refiero."

📍 19 de mayo, cena en la sala de las cuatro estaciones. — 20:17 p.m.

red se adentra en el lugar, deslizándose entre los cuerpos y las mesas con agilidad. en uno de sus movimientos, de forma muy sutil y casi mecánica, su mano se adentra en el bolsillo trasero de alguien más: un hombre que aplaude la música en vivo entusiasmado. sin embargo, tras observar lo robado chasquea la lengua decepcionada. se trata de un reloj barato con agujas trabadas, que luce antiguo pero no exactamente como una reliquia. rueda los ojos y lo hace girar entre sus dedos, pensativa por unos segundos hasta que capta a alguien más distraíde por ahí. ' hey, tengo un regalo para ti, ¿te interesa llevarte un recuerdo de nuestro primer día? '

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Con las manos en los bolsillos, sigue el camino sinuoso que trazan las figuras frente a sí; mirada fija en el suelo, entretenida con el crujir de los guijarro bajo sus botas. "¿No será a caso una realidad virtual?" Ofrece alternativa todavía más absurda. Con aparente indiferencia a lo que ocurre a su al rededor. Dolores de cabeza son suficientes como para no querer darle más vueltas al asunto. Un sobresalto la hace mirar hacia atrás y con el ceño fruncido niega a la interrogante. "Supongo que forzarnos a venir aquí y no decirnos nada es su manera de convencernos de no salir huyendo." Eso, y el evidente peligro que les espera si ponen un pie fuera del refugio.

PASEANDO CON LEOPANDO . entrada principal , segundo día .

' ya lo sé, es muy tarde para fingir que es... histeria colectiva. ' recita, quedándose atrás del guiado que recién toma ese día. el minotauro volvió a embestir la entrada apenas les vió & ruby no evita estremecerse ( mucho menos que la primera vez, eso sí ) en cada embiste. ve de soslayo a presencia ajena. no era su sátiro. ' no querrás escapar , ¿o sí? ' bromea, quizá, proyectándose .

[hanelean]

"Sabes... pensé exactamente lo mismo." Admite sin mucho pesar. Aún sigue esperando por aquél fallo en la realidad que le haga consciente de estar soñando. Ya vio que los pellizcos no funcionan, así que, ¿qué otra alternativa queda? "Por lo general, mis sueños son bastante entretenidos, ¿pero esto? Ni siquiera se asemeja a una pesadilla." Y termina hablando de más. Buscando inconscientemente alguna vía de desahogo a falta de la única criatura que conoce en el refugio. "¿Qué otras opciones nos quedan?"

En el momento en el que ve una ninfa, en la cabaña de los lirios, acaba por asustarse un poco, pero recordar que una de las personas que conocía era un sátiro y acabo por ser atacado por unas harpías antes de llegar, y no puede hacer que sus manos de fuego funcionen a voluntad, en un momento de mucho estrés, acaba por virarse por quien le acompañaba en ese momento. "Yo me estoy volviendo loco, son muchos cambios, pero sabes que es lo peor, no me han dado un recuerdo o algo para cerciorarme que no estoy soñando"

[hanelean]

Atónita queda ante el repentino exclamo que la mujer a su lado ha soltado. Le mira sin comprender, ni poder procesar todo lo que dice. "¿Es mejor una harpía a una novia neurótica?" Pregunta con cierta torpeza, en algún pobre intento de tomar con humor lo que sucede a su alrededor. ¿Debería ser consuelo el saber que no es la única al borde de una crisis? Debería. Pero no juzga, pues Eleanor tampoco la está pasando mejor. "¿Era alguien de renombre? Para que sea más importante a... esto." Gesticula al aire.

               diecinueve de mayo, en algún lugar del campamento.

      ‘ tengo — tengo un pastel de bodas que entregar mañana. seré asesinada, no por una… joder, que me... ¡que vi una harpía…! pero si no por una novia… una novia godzilla… ’ la realización comienza a golpearla levemente al verbalizarlo en voz alta a la par que se lleva palma a su frente. que sus compromisos anteriores ya no importaban, fácil de decir... difícil de asumir.