hayalgoquesiguevivo

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Extrañar a alguien jode. Es esa angustia en el pecho que no se calma con nada. Es un corazón que late una ausencia espantosa. Extrañar te recuerda que no está. Pero es la forma más viva que encuentra el pensamiento de hacerla presente por un rato.

Por eso, para mí, una extraña a propósito. Se propone hacerlo. La traés de regreso en imágenes, canciones y palabras. La traés de regreso, incluso, en lo que pudo haber sido y no llegó a ser.

Cuando empezás a extrañar, te das el permiso de sufrir un poco más, sabés que va a doler. Que te vas a romper un poco mas. Lo sabés. Pero ese rato que la trajiste de vuelta con vos, no te lo quita nada ni nadie, ese rato que estuvo con vos, en el alma y en el cuerpo otra vez, calmaron tus latidos inquietos.

Ese rato valió tu pena.

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Todavía tengo mi latido detrás del teléfono.

No me animo a olvidarte.

No abandono la idea de pensar que no es que no quieras.

Aún deseo que no sepas cómo.

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Ahora decilo todo. Y si no sucede, te vas a ir a dormir con la tristeza de arrastrar tu deseo al cementerio de los recuerdos que nunca serán olvidados. Pero con esa palmadita en el pecho de saber que si no sucedió, no fue por vos. Intentalo. Que sea la certeza y no la duda la que te garantice que no se pudo. Para que después, como dicen por ahí, no vivas con esa nostalgia de añiorar lo que nunca jamás sucedió.

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Qué progreso entrelazarme entre tus besos.

Qué belleza dejar las dudas y tener certezas.

Sensato mantener activos los pensamientos que a tu piel me llevan.

Prudente imaginarte entregada y complaciente.

Quizás el momento exacto sea mostrarme vulnerable para dejar entrar al recibir, sin tanto pero y con más sentir.

Muy yo, tan mio. ¿Serás muy vos, tan tuya?

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En el fondo de cerveza de un vaso casi vacío. Ahí te encuentro. En el fondo de lo que está por sobrar y nadie se quiere tomar. Porque al final nos tomamos ese fondito de birra caliente y sin gas, para volvernos a servir otra más. Y así el vaso se vuelve a llenar. A veces porque queremos, otras veces por sed, otras por necesidad de que pase como agua ese trago amargo que no podemos hacer pasar de otra manera. Es por eso que te encuentro de a ratos, en esos momentos donde creo que todo se está por terminar. Y ojalá algún día pueda tomarme el fondito que queda y se me olvide, como se le olvida a la cerveza quedarse fría un buen rato más.

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Me amé en vos. Me vi con esa carcajada de nena descontrolada, arriba de la mesa. Con ese corazón un poco roto, que parecía estar sanando. Conocí mi templanza, mi espera y mi armonía. Mi fidelidad casi inquebrantable y mi deseo deseando desde las entrañas. Encontré mi simpleza y mi amor desinteresado. Mi mirada cómplice y mis consejos más sinceros. Confirmé mi carencia de abrazos y me descubrí gozando de tus ojos, clavados en mis pupilas.

Viajé con mi cabeza a todos los lugares del mundo de tu mano. Me vi en la playa, en la montaña, en el frío y en el calor. Aunque con un mate entre las sábanas y un poco de música de fondo, tenía ya todos los viajes viajados.

Me escuché la voz qué nunca me había oído. Te hablaba con una dulzura qué se me impuso sin calcularla. La ansiedad de verte me devolvió las ganas de pedirte que no te vayas. Que te quedes. Que me salves. No.

Me miré por dentro y descubrí que estaba amando mejor. Mejor que cuando evidentemente no amaba. Te extrañé y me propuse animarme a dar ese salto al vacío, a la nada y al todo.

Con vos, quería mandarme a mudar de todo lo ya establecido. No me comió una sola duda, no tuve una sola pregunta. Solo mis propias respuestas. Acá me quiero quedar. Al lado tuyo. Al lado mío. Dormí en vos.

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Todos tenemos un nido vacío incrustado en el medio del estómago. Todos tuvimos pájaros que abrieron sus alas para no regresar. Todos fuimos aves en nidos ajenos. Dejando huecos que duelen. Que pesan. Que huelen a abandono.

Muchos nos hemos ido de nuestros propios nidos. Hemos extirpado nuestro propio estómago para ir a buscar afuera lo que tenemos adentro. Suplicando de rodillas el regreso ajeno para llenar ese espacio infinito, sin darnos cuenta de que si uno mismo ocupa ese lugar, la espera se termina.

Volviendo a uno. Ese es el camino. Volver a uno para llenar nuestro propio nido.

Volver. Primero adentro, para poder estar afuera. Volver a mí para empezar a curarme.

Yo me curo sola. Y después sí. Después sí.

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Amarse es drama

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¿Dónde estas que no te encuentro?

¿Lo lograré?

¿Podré sanar o voy a seguir haciendo como si nada?

Me quiero, me deseo.

Me escucho, me recompongo.

Me río y también lloro.

Lloro para inundar, porque si lo vamos a lograr, que sea como el mar.

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Nadie te salva.

Te salvas sola.

Ni un ferne, ni el pucho, ni la música, ni mirar la película más triste que puedas encontrar.

Sos vos, en la oscuridad y en la luz.

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Lo que dejaste voló.

O quizás no lo dejaste,

sigue acá.

Pero ¿dónde esta tu amor?

Tus abrazos

Tus chistes

Que dolor papá.

¿Por qué me enoja que no estés?

Si no te necesito

Aprendi a vivir con tu ausencia

Lo que no aprendí es a vivir con el dolor

Lo material afecta lo emocional

No hay plata, no hay plata.

Pero acaso ¿había algo?

¿Sentimientos? ¿Emociones?

¿Cómo hago para dejarme querer?

Si después pasa lo que paso. Una enfermedad y se esfumó. Y yo tengo 2.

¿Es por mi o por la otra persona?

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No importa que duela, que el miedo intimide.

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Yo sé que te perdí, mi amor, pero aun queda algo bueno en mi. Voy a regar ese jardín para volver a hacerte feliz -

[hayalgoquesiguevivo]

La casualidad de poder vernos se escapa. Somos diferentes cielos en un mismo mapa

[hayalgoquesiguevivo]

buscando los sentires me encuentro frente a mi espejo. el que cuesta, el que duele, el que me apaga. vacío. incertidumbre. angustia. desvelo. tóxico. necesito llenarme de basura para hundirme más. otro cigarrillo más. otra chispa, otro hielo, otro vaso y otro trago. mi cuerpo siente todo el peso en la espalda, mis manos derrochan palabras que salen de mi mente. no pienso, sólo siento. escribo, vomito y libero. 

[hayalgoquesiguevivo]

En la soledad del toque de queda.

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