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Notas del destino.

@karliitacr

Connor O'Bryan no era precisamente un aficionado a la música de camara, cómo jefe de las familias Irlandesas de la costa este sus gustos iban más por canciones de borrachos y rock folklórico, pero no pudo rechazar la invitación que le hicieron para acudir a aquel recital, era una oportunidad perfecta para recordarle a la alta sociedad de New York que el era aún una fuerza a reconocer.

Entonces fue cuando vio a la chica por primera vez. Tocaba el violonchelo de una forma que hasta un ignorante de la música como el irlandés reconoció como extraordinaria. Y era hermosa si, deslumbrante de hecho, pero había algo más. La reconocía, era Ouyang Nana, la había conocido hacia años, antes de ir a Afganistán, y sabía lo que había ocurrido con sus padres. Se pregunto si ella lo sabría, y eso le hizo querer volver a verla. Mandó a qué le trajeran una rosa blanca y tiro de algunos hilos para poder visitarla tras bastidores luego del concierto.

Una hora después estaba en vestidores, acompañado por uno de los manejadores, camino al vestidor. Tocaron la puerta antes de entrar.-¿Señorita Nana? Le presento al señor Connor O'Bryan, insistía en conocerle.- El irlandés se adelantó y le ofreció la rosa a la mujer, antes de besar el dorso de su mano.-Fue un concierto precioso, es usted muy talentosa, señorita Nana.- Soltó Connor, con una sonrisa encantadora.-Y es un auténtico placer conocerle.- Y alargó sus palabras, al encontrar sus ojos azules con los de ella.-Los dejaré solos...- Se despidió el agente, al cerrar la puerta tras de si.

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MAYA HAWKE Take Lie Detector Tests | Vanity Fair

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La libertad es gasolina en el tanque, dinero en la billetera y un arma en la alforja.

Así habló el Presidente de los Death Angels.

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rybernia​:

“¿Será una vuelta larga? ¿Hacia dónde?”, curioseó mientras colocaba su chaqueta sobre sus fríos hombros. No acostumbraba a marcharse con desconocidos a casa, sin embargo, decidió hacer una excepción por tratarse de una noche tan aburrida como esa. La menor siguió tranquilamente sus pasos, esperando que no se tratara de un psicópata, o un tipo demasiado extraño. “En mi caso no fue así, no me siento seducida por ti, macizo.” Aseguró encogiéndose de hombros sutilmente. No pensaba enredarse con él, lamentaba destruir sus planes. “Vaya… ¿Es tuya?” Preguntó una vez que la moto se encontró frente a ellos. El vehículo de dos ruedas logró impresionarla, lucía un poco peligroso. Jamie acarició suavemente el asiento de cuero negro con dos de sus dedos, desviando su mirada hacia Derek. “No, y creo que no lo hubiera hecho. Parece un poco arriesgado para alguien como yo. ¿No te parece?” Cuando el chico subió a su Harley, la castaña dudó por un momento emprender ese viaje con él. ¿Qué tal si no regresaba y se trataba de un perturbado? Revolvió su propia melena, observando el bar que dejaba atrás. “Tengo la seria impresión de que sabes exactamente a donde me llevas… Cuidado, llevo una navaja.” Amenazó como si se tratara de una simple broma suya, pero en realidad la cargaba consigo por si algún contratiempo se presentaba. Acto seguido, subió tras él. Luego colocó sus manos alrededor de su cuerpo, sujetándose firmemente.

-A donde nos lleve la carretera, guapa.- Señaló con maldad el sargento de armas de los Death Angels, en lo que llevaba consigo a la chica al estacionamiento.-Bueno, al noche aún es joven, Jamie.- Dijo en medio de una risa entre dientes Derek, tras guiñarle un ojo. Naturalmente ella quedó impresionada por la motocicleta, una tremenda pieza de ingeniería americana como ya no se hacían.-Toda mía, una belleza. ¿Eh? La hubieras visto hace un año, era una chatarra, pero no era nada que trabajo en el taller y suficiente amor no arreglaran.- Aseguró, tras también darle una buena mirada a la moto. -No mas arriesgado que ir a beber a un bar de mala muerte a un lado de la carretera.- Estimó el motero, al tomar asiento y hacer rugir el motor un par de veces.-Y apuesto a que sabes usar bien esa navaja, Jamie.- Estimó el hombre, al negar divertido con la cabeza.-Súbete, guapa, si no te gusta a donde vamos, siempre puedes apuñalarme.- 

Tras que ella abordó y se aferró a él, encontrándose con los músculos del sargento de armas, Derek volvió la mirada a ella solo un momento.-Sujétate fuerte, Jamie.- Soltó, antes de salir a la carretera. Entre rugidos de la Harley aceleraron por el asfalto, sin encontrar nadie más en su camino a parte del ocasional camionero que evitaron a alta velocidad. La melena dorada del motero se agitaba al viento, cuando se detuvieron en un mirador junto a la carretera. Desde allí se apreciaba la luna y las estrellas del firmamento.-¿Qué tal el viaje hasta ahora, guapa?.- Consultó con ella Derek Mauser, tras detener la moto con una bota al suelo.-¿Qué dices, tienes hambre? Allí abajo hay un puesto de hot dogs, podemos parar a comprarte una soda.-

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Los hombres no mueren cuando les disparan, mueren cuando les olvidan.

Así habló el Presidente de los Death Angels.

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rybernia​:

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“Bueno, estoy lista para conocer tu moto. ¿Por qué no damos esa vuelta que me prometiste?” Aunque llevaba un poco de alcohol en la sangre, creía que era capaz de sostenerse y disfrutar del viaje. “No me digas que solo era una de esas tácticas tuyas para seducir muchachas menores que tú.” Dijo simplemente para molestarlo un poco. “De lo contrario me marcharé a casa, y fingiré como si este encuentro jamás ocurrió” 

Derke Mauser negó con la cabeza, casi divertido, ante la petición de la chica, tras dejar su cerveza aún lado, y la amplia sonrisa del motero fue la primera respuesta que ofreció.-Una vuelta será entonces, guapa.- Soltó el sargento de armas de los Death Angels, antes de hacerle un gesto para que le siguiera. Acabó riendo de buena gana tras las palabras de la mujer.-¿Me estas diciendo que no funcionó esa táctica contigo, Jamie?.- Preguntó con ironía el motero, al detenerse junto a ella en el estacionamiento. Frente a ellos estaba la moto de Derek, una reluciente Harley-Davidson XL1200 en negro, furiosa como un corcel negro.-¿Que te parece mi bebe, guapa?¿Te habías subido en una antes?.- Le cuestionó, para luego abordar la moto, arrancarla y hacer rugir sus motores gemelos.-Sube, Jamie, y veamos a donde nos lleva la carretera.-

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Brock O’Hurn 🖤 still a vibe

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Cuando los irlandeses somos buenos, somos buenos. Pero cuando somos malos, somos los mejores.

Dicho Irlandés

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"Nos estamos mirando, simplemente mirándonos, y juro que hay vidas enteras contenidas en aquellos diminutos segundos compartidos".

La guía del caballero para el vicio y la virtud - Mackenzi Lee

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Por supuesto que Connor O’Bryan sospechaba de Kismet Arslan, había en ella algo que no estaba bien, algo en sus ojos ocultaba muchos secretos y algo en su forma de ser alertaba de que esa mujer era algo más que una simple reportera. Y claro, aquello le fascinaba solo tanto como le despertaba su curiosidad. Por algo no había dudado en llevársela a una habitación. Y era que el jefe de las familias irlandesas sabía que ella no era una enemiga, no una directa al menos, pues a sus enemigos los conocía y los mantenía cerca. El asunto era que lo que Connor no sabía era que su propio Padre, alguna vez, había dejado asuntos sin concluir en Turquía. 

-¿Así que soy su desayuno, señorita Arslan?.- Consideró el irlandés, con una sonrisa depredadora, encantado por la mirada llena de lujuria que su improvisada amante le regalaba.-Usted es la deliciosa aquí...- Rectificó, mientras mordía y saboreaba los labios de Kismet, y dijo aquello con la experiencia de alguien que había explorado con la lengua cada rincón de su piel. Terminó llevándola a la pared, atrapándola, y el escucharla le excitó de sobremanera, mientras aprovechaba para recorrer el cuello de la mujer a besos.-Me encanta escucharla gemir, señorita Arslan...- Admitió, casi eufórico, al tiempo que una potente erección se acusaba contra el culo de Kismet, producto de la manera en que ella le tentaba con las caderas. 

Se apartó de ella por como Kismet le tomó del cabello, y la miró lleno de ansias, pero sin dejar de masturbarla ya en toda regla, tras haber separado con sus dedos los pliegues de la intimidad de su amante.-A ti te encanta provocarme... ¿No es así, Kismet? Te dejaré mas que un recuerdo.- Sentenció, encarándola, mientras con la diestra guiaba su congestionado miembro. A penas tentó la entrada al sexo de la mujer, para después penetrarla de golpe. Connor tuvo que gruñir de gusto y cerrar los ojos por un instante, disfrutando el hirviente y fuerte abrazo del interior de la supuesta reportera.-Carajo... Que buena estas...- Le acusó, al mirarla, antes de volver a besarla, fiero y con necesidad, mientras comenzaba a embestirla. Y lo hizo con tal fuerza que la mantenía contra la pared y se escuchaba claramente entre el ruido de la ducha cada golpe de sus caderas contra el trasero de la mujer.

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Jamie Dornan

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Siento que el poder de tus ojos destruye insensiblemente mi valor.

Los crimenes del amor, Marqués de Sade - Ernestine (via white-rhythmic)

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Kismet enseguida soltó una carcajada bastante notoria por toda la habitación de hotel en el que estaban. Aquello le parecía más que ridículo, era el séptimo hombre con el que se acostaba que le preguntaba aquello en forma de piropo.

“No, no soy modelo. Soy periodista, ¿No se lo he dicho ya?” respondió.

Las demás respuestas se mantuvieron no verbales. Eso sí, no dejaba de sonreír. Aquella noche fue la mejor noche de sexo que tuvo en mucho tiempo. Asintió a su pregunta sobre su soltería y sin más se adentró en la ducha.

Cerró los ojos y suspiró cuando la acercó para ponerla debajo del agua. Dejó que el agua recorriera sus facciones, olvidándose por un momento lo que significaba demostrar su cuerpo a plena luz del día. No sabía ni qué hora era, pero se dio cuenta de que ya el Sol estaba un poco más alto de lo normal. Podía verle perfectamente.

La inseguridad fue hacia ella, deseando que no se diera cuenta de la pequeña pero larga cicatriz de su espalda, como si la hubieran abierto como un experimento científico para revisar cada una de sus vértebras. No estaba orgullosa de la historia de aquella cicatriz, la única que tenía de la que se arrepentía. Pero no pudo evitar tenerla, pero sí pudo evitar lo que aconteció después.

Suspiró aliviada al ver que había pasado por alto su cicatriz y sonrió, dándose la vuelta para poder verle a los ojos y, aprovechó para acariciarle el pecho antes de que la atrapara entre besos.

“Al igual que usted, señor O’Bryan.” respondió coqueta, divertida y más que pervertida. “¿Acaso es que tiene ganas de más?” preguntó con diversión mientras tomaba aire entre beso y beso. Se pegó a él, queriendo empujarle un poco más hasta la pared de la ducha. Quería acorralarle.

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-Me dio a entender que es usted una periodista.- Consideró Connor O’Bryan, al acabar frente a ella, tras haber notado sus fuertes risas.-Pero apuesto que usted no es “solo” una periodista, señorita Arslan, al igual que yo no “solo” soy un empresario.- Y dijo aquello con un brillo en sus ojos igual a la maldad en el corazón de todos los hombres. Pero con una facilidad digna del Marques de Sade, aquello se volvieron besos y luego ellos juntos en la ducha, bajo el amparo del agua de la regadera y la intimidad de sus cuerpos, uno contra el otro. El irlandés exploró las femeninas formas de aquella enigmática mujer con demandantes caricias, especialmente sus pronunciadas caderas, mientras recorría el cuello de Kismet a besos. Al menos hasta que ella se giró para encararle y una sonrisa maliciosa apareció en el rostro de Connor ante sus palabras, le encantaba esa mujer.

-Tengo ganas de ti, Kismet...- Reconoció, mientras correspondía apasionadamente a los besos de su improvisada amante, pero tomándose el tiempo de saborear sus labios.-¿Tiene problema con que desayunemos mas tarde, señorita Arslan?.- Le preguntó, sin rendirse a aquellos fieros besos, al tiempo que la atraía a sus pectorales con un brazo, disfrutando el contacto de sus generosos senos contra sus músculos. No le paso desapercibida la manera con que Kismet trató de llevarle a la pared, dominante como ella sola, por lo que de inmediato se giró y fue él quien acorraló a esa enigmática mujer.-Porque quiero follármela de nuevo.- Reclamó, en lo que volvía a atacar el cuello de su amante, esta vez con maliciosas mordidas, en tanto su diestra se colaba entre las piernas de Kismet, acariciando su sexo, buscando provocarla.

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She is all the great heroines of the world in one. She is more than an individual. I love her, and I must make her love me. I want to make Romeo jealous. I want the dead lovers of the world to hear our laughter, and grow sad. I want a breath of our passion to stir dust into consciousness, to wake their ashes into pain.

Oscar Wilde, The Picture of Dorian Gray (via a-book-is-a-garden)

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@ovrjourney

BESTE KÖKDEMIR her yerde sen: 15. bölüm

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ovrjourney​:

Tomó aire con fuerza, debía controlarse si no quería que el desayuno se les atrasara una hora más. Conociéndole en ese aspecto, Kismet ahora era más débil a sus palabras… y a sus actos.

“Cita…” respondió por lo bajo mientras le daba vueltas al concepto. Ella no tenía citas. Estaba estirando demasiado aquel primer contacto. Sabía lo que pasaría si se dejaba llevar demasiado… Debía permanecer desapercibida. “Podría estar usted un poco más cerca, pero sí. Usted no es un hombre que desagrade a la vista.” Contestó con una sonrisa traviesa en los labios.

Aquella marca la perturbó durante un momento. Frunció el ceño intentando recordar dónde había visto antes aquella gran cruz. Su mente estaba bloqueando recuerdos que en ese momento no quería descifrar; si estaban ocultos era por algo. Mejor no perturbar el pasado. Aun así, le pareció curioso.

Los besos le frenaron la pregunta que ya tenía en el borde de los labios. Rio sin más, devolviéndolos por las cosquillas que aquella barba que parecía no haber sido tocada en días le provocaban.

“Demandante no, dominante” Kismet sabía perfectamente cómo era en la cama y no todos los hombres podían seguirle el ritmo, pero, sin duda, aquellas fue una de las pocas noches que iba a recordar durante bastante tiempo. “No, para nada. Simplemente es que no he podido tener muchas horas de sueño. No estoy acostumbrada a tener compañía durante tanto tiempo.” Le fue sincera. Quería que entendiera que después del desayuno ella se iría por un lado, esperando a que él no la siguiera.

La mirada fue hacia la de él y en seguida se levantó para ir con él. No iba a perderse aquel espectáculo de la espuma.

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-Usted tampoco es desagradable a la vista, señorita Arslan.- Señaló el Irlandés, aún entre las sabanas, con una sonrisa maliciosa.-De hecho podría atreverme a más... ¿No será a caso usted una modelo?.- Preguntó con una risa por lo bajo, al apartarse de la cama. Bien podría ser, Kismet era hermosa y tenía un cuerpo espectacular. De cualquier forma, tras estirarse, acabó besándola de nuevo, apasionado y lascivo.-Dominante es una mejor forma de decirlo.- Reconoció Connor O’Bryan, asintiendo con la cabeza, pero sin apartar esos ojos azules como el profundo mar de ella. Y vaya que lo había sido, esa enigmática mujer le había tenido en velo toda la noche. Debía tener cuidado, podría volverse adicto a Kismet Arslan.-¿Una solitaria sin remedio, eh?.- Formuló el hombre, con un repentino y fuerte acento irlandés.-Algo más que tenemos en común.- Dijo Connor, como si reconociera que ambos estaban igual de malditos, antes de invitarle a que le acompañara a la ducha.

Acabaron en el baño, y tras templar el agua apropiadamente, entraron juntos. El jefe de las familias irlandesas rodeo con un brazo la pronunciada cadera de Kismet y la guió bajo el agua de la regadera, tras tomarse un largo momento contemplando el escultural cuerpo de aquella enigmática mujer. Se encontró mirando la cicatriz en la espalda de su improvisada amante, aquella marca que bajaba desde su nuca. Y sin embargo no dijo nada, pues se conformó con recorrer a besos su cuello, en lo que ambos eran bañados por el agua tibia.-¿Le han dicho que tiene un culo perfecto, señorita Arslan?.- Le cuestionó con maldad, al volverse para mirarla un segundo, para después besarla entre suaves mordidas a sus labios.