Nos han hecho madrinas del canibalismo y estamos contentas con eso.
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▋PEUR NATUS IN PARIETE.
[ 17/01/2016 - Hogar Kirchner. (Groenlandia) ]
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▋SICUT OPTIMUS PATER.
[28/02/2016 – Tanatorio Central de Groenlandia.]
La discusión había comenzado aproximadamente hace cinco minutos. Loréa estaba cara a cara frente a su progenitor. Fue molestada mientras diseccionaba el cuerpo de una mujer que había recibido varias puñaladas en el abdomen y alrededor de la columna vertebral junto a visibles roturas de vasos sanguíneos que le coloreaban la tonalidad de la piel con manchas púrpuras y renegridas, todas ellas relacionadas a la violencia de género que sufría por parte de su cónyuge.
— Desapareciste hace dieciséis años, ¡DIECISÉIS! Y te atreves a presentarte en mi “santuario”, en mi zona de trabajo, para pedirme explicaciones de lo que le ocurrió a madre… A la misma que abandonaste por una de tus fulanas. Lárgate y vuelve con ellas, pero a mí no me incordies después de haber renunciado de mí. — El odio que se percibía a simple vista salir de la muchacha estaba totalmente claro. Siempre culpó de la muerte de su madre y todo lo ocurrido al que la engendró, todo por desaparecer y dejarlas tiradas años atrás. Pero en realidad aquello no era lo que le molestaba, sino el hecho de presentarse en el tanatorio y no dejarla disfrutar de lo que ella veía como maravilloso: el poder abrir a sus cadáveres e investigar en el interior de los cuerpos, despedazándolos hasta despojarles de sus órganos y luego usarlos como decoración en sus cuadros.
— No tenías ni puta idea de lo que la zorra de tu madre era capaz de hacer por solo verme hablar con alguna vecina o amiga, Loréa. Era una mujer horrenda y que ha merecido todo lo que ha sufrido, incluso que la matase aquella bestia. Ojalá hubiera podido tener la oportunidad de romperle la tráquea con mis propias manos y follarme su cuerpo una y otra vez hasta que me llegase a cansar de ver su rostro pútrido y ya sin vida alguna. No he venido para preguntar por ella, sino para recuperar a mi hija, a la sangre de mi sangre. Y esa eres tú, quieras o no, pero te vendrás con… — Césare notó su cuerpo desplomarse contra el suelo, sin percibir reacción alguna de una de sus piernas; y así era. Loréa había agarrado una de las tijeras quirúrgicas que poseía y la clavó en la extremidad izquierda de su propio padre, obstruyendo y perforando la rodilla donde se concentraban los nervios que le daban la capacidad de andar para dejarlo postrado en el piso. La morena solo tenía sentimientos hacia su compañera sentimental y a la que conoció un día como su madre, por lo que ver hablar a ese ser de la manera tan obscena y ridícula le provocaba arcadas.
Ambos no pronunciaron ninguna sola palabra tras aquello, pero nada conseguiría parar a Loréa. ¿Qué tenía pensado hacer con Césare, con su padre? Estaba claro que nada bueno, y él mismo lo sabía. El caballero dejaba ver en el rostro una orgullosa sonrisa, como si lo que estuviera sufriendo en sus propias carnes le gustase. — Así que te las gastas de esa manera, mi pequeño ángel… ¿Por qué no me abres por la mitad como a la mujer que se encuentra en esa camilla y vomitas en mis pulmones? O mejor aún, conviérteme en uno de tus cuadros. ¿Crees qué no lo sé? ¡Te equivocaste! Llevo varios días siguiendo tus pisadas como si fueras un cervatillo herido y yo el cazador.Entré en tu casa mientras tú y tu amiguita estabais fuera. He visto aquello que crees que es arte y eso me deja clara una cosa: eres como yo. Tienes pensado hacerme agonizar o suplicarte en que me mantengas con vida, en perdonarme… Pero no ves que tú realmente estás haciendo con esas personas lo que yo quise hacer una vez con tu madre. Increíble, ¿no crees? Eres un monstruo, incluso se podría decir que me superas… Te felicito, hija mía. —
Loréa se encontraba atónita ante las palabras del hombre. Por un momento sintió una sensación de admiración y aprecio al conocer la inteligencia de su parentesco tras haberla descubierto, pero la repugnancia hacia él e incluso hacia ella misma superaba a lo anterior. No quería parecerse a él. En su mente sabía de sobra que no eran iguales. Ella no mataba, sino quería sentir lo que era dar a luz a su propia creación; algo bello y con gran valor. Sin embargo, él tenía un tremendo odio hacia la que era su propia esposa y madre de Loréa, un odio que buscaba como fin haberla podido matar él mismo. La fémina se aproximó hacia él, agarrándole de la raíz del cabello y golpeando su rostro contra una de las patas de la mesa de metal donde reposaba el cadáver. La cara de Césare había quedado desfigurada; una nariz unida todavía al rostro mediante hilos de los tejidos, los párpados amoratados y algún que otro rastro de sangre que borbotaba proveniente del interior de la boca.
— ¡Has tenido una gran idea! Así podré escupirte en esa cara de cerdo que tienes y recordar cómo humillé y fui superior a una persona tan indigna, débil y sin corazón como mi padre. Y sí tenemos algo en común, en que mostramos carencia de empatía y afectiva hacia nuestros seres queridos. Y eso es lo que único que siento hacia ti, rechazo e indiferencia. Odio ver cómo dejáis salir de esa boca miles de blasfemias e insultos hacia las mujeres, inferiorizándonos y creyendo que sois mejores que nosotras… Vas a ser mi creación principal, la mejor de todas. — Aplaudía totalmente llena de gozo y alegría. Por primera vez alguien se había ofrecido para convertirse en uno de sus cuadros, aunque lo hiciera indirectamente. Loréa se sentó al lado de Césare, cogiendo antes algunos instrumentos que tenía en una bandeja y extrayendo del cuerpo sin vida que los acompañaba el intestino delgado.
Comenzó por una pequeña fisura circular en el centro del cuello, cerca del gaznate. Taladró la tráquea de manera lenta y delicada, creándole un orificio por donde podría entrar y salir el aire para que pudiera respirar sin ninguna dificultad tras lo que le ocurriese después y afectando así en las cuerdas vocales, lo que conseguiría que solo pudiera emitir sonidos y no palabras. Ese detalle era lo que buscaba ante todo, que su padre se asemejara a un animal y privarle del parentesco con el “ser humano”, es decir, convertirlo en una verdadera bestia. Con las mismas tijeras que usó para inmovilizar una de las piernas de su padre, repitió el mismo proceso en la derecha, dejándolo sin sensibilidad en ambas. Seguidamente, rasgó el pantalón y ropa interior hasta desprenderle de sus vestiduras y, a su vez, de la poca dignidad que le quedaba. Con dicho instrumento quirúrgico, atravesó el miembro viril y se lo arrebató por completo.
Se estaba deleitando con todo lo ocurrido como si de una niña pequeña se tratase cuando le dan algo que le gusta y se divierte con ello. Poder ver cómo se convertiría en una de sus mayores obras aquel ser que le otorgó la vida y la condenó a estar atormentada día tras día desde su niñez. Plasmar su odio, ira y rabia en Césare como un lienzo en blanco. Le introdujo el intestino delgado en el interior de la boca, obligándole a masticar y convertirlo en una pastosa masa de excrementos, fluidos, tejidos y sangre. Tras eso, le colocó el falo que le había amputado en los labios y lo utilizó como tapón que sellaría su cavidad bucal, mejorando esa cerradura tras coserle las comisuras unas con otras. Sabía que no hablaría de todas formas, pero cuanto mayor sufrimiento le creara a ese hombre, mayor bienestar para ella. Para finalizar su maravilla, abrió el almacén donde se depositaban los cadáveres en estado de descomposición, arrancándole un brazo a uno de los cuerpos de los que ya nadie lloraría por ellos. Rompió los huesos de los dedos, colocando la mano en forma de puño y adentrándola en las fauces del recto, penetrándole hasta desgarrarle el interior y que pudiera experimentar algo similar a una violación.
— Ya he terminado contigo, padre. Lástima que tu gran entusiasmo por convertirte en uno de mis cuadros se acabe aquí. He estado pensando y… Lo mejor es que vayas a morir de la peor forma posible: c o n g e l a d o. Hubieras sido mi gran obra, pero prefiero ver cómo te pudres en uno de estos cajones sin que nadie lo sepa, para luego ser comida de carroñeros. ¿Vaya decepción, no? Qué hay mejor que la muerte de una bestia a manos de otra bestia y más cuando esa última es tu propia hija. — Ese sentimiento descrito por Loréa se reflejaba en el rostro de su padre, comenzando a retorcerse sobre el suelo tras aquella desagradable noticia. Había sido un ingenuo al creer que la que él consideraba su hija iba a mostrar un mínimo de cariño y le mantendría con vida, aunque fuera de aquella forma tan grotesca. Al igual que la fémina hizo al principio, clavó las uñas sobre la cabellera de Césare, arrastrándolo hacia uno de los depósitos individuales e introduciéndolo en el interior.
Finalmente cerró el cajón, dejando como única prueba de lo acontecido en aquel mero lugar toda la sangre esparcida por el suelo, el cadáver demacrado y usurpado de la señora y los alaridos provenientes del depósito que tendrían su cese al cabo de un par de horas o días. Para Loréa, todo aquello realmente no había ocurrido, al igual que la aparición del que alguna vez, cuando su alma era pura e inocente, consideró su padre.
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▋Imago hominis.
[ 17/01/2016 - Hogar Kirchner. (Groenlandia) ]
Todo estaba preparado para comenzar la operación en la sala de disecciones. Ahí estaba él, postrado sobre la camilla y sujetado contra su voluntad a base de cables y cinturones de cuero. No tenía ni idea de la razón por la que aquella mujer le había elegido a él para sus macabras intenciones. ¿Qué hizo para encontrarse en esa situación, para ser carne fácil de una depredadora en potencia?
— Vaya, vaya… Gerome. ¡Bienvenido a tu nueva pesadilla! De la que nunca te olvidarás hasta que tu corazón cese. No tendrás ni la más remota idea de por qué tú, ¿verdad? Bueno, es muy sencillo de explicar; tu cuerpo. Una piel tan robusta, esas venas remarcadas y, sobre todo, tus ojos… Habrás enamorado a más de una chica con ellos, seguro. Gracias a Dios que los tíos como vosotros hacéis que vomite bilis hasta por los poros. Y aunque me des asco, tu figura para mí es arte. — La expresividad de su rostro y su cuerpo dejaba claro en ella que se sentía superior, tanto a él como a cualquier hombre. Era más que asco: un profundo odio engendrado en su interior tras lo vivido con el marido de su madre. En cambio, le fascinaba totalmente la anatomía humana independientemente del género, raza o edad de cada persona.
Se aproximó hasta el cuarentón, agarrando de una de las bandejas algo similar a unas tenazas. Con ellos, comenzó a arrancar uno a uno los dientes de Gerome; encías que más de una acababan siendo tragadas por el hombre al estar totalmente acostado. Sin embargo, tuvo la osadía de escupir uno de los molares sobre la cara de Loréa. Esta sonrió, manteniendo sobre sus manos una aguja e hilo que estaba a nada de utilizar sobre él. — Así que eres tan valiente como para hacer tal cosa, ¿eh? Mostráis mucho coraje, pero luego acabáis como babosos de mierda buscando estar entre las piernas de una mujer o ser queridos por alguna de ellas. Siempre tan predecibles, tan débiles en el fondo... Ni os podría comparar con una mosca. — Un par de carcajadas brotaron de la garganta de la morena, justo cuando clavó la punta de la aguja sobre el borde de los labios del hombre, cosiendo lentamente estos para no tener que escuchar sus sucias palabras o sentirse agredida nuevamente por tal semejante ser.
No tenía intención de anestesiarlo ya que su principal objetivo era que sufriera y, el segundo, que fuera la primera obra de arte creada gracias a ella. Un nuevo estilo de arte concebido y, aunque se quisiera ver como algo inmoral y que rompía todas las libertades del ser humano, no lo veía de tal forma sino como algo maravilloso y digno de tener colgado en el salón de una casa. Con las mismas tenazas que usó para los dientes, apretó con ellas los pezones de Gerome, retorciéndolos y tirando de estos. Los tejidos de la piel comenzaron a dar de sí con cada tirón, rasgándolos y borbotando del interior el conocidísimo líquido rojo que circula por todo cuerpo con vida. Finalmente, la carne dio de sí y se desprendieron como si fueran ventosas adheridas a una pared. Loréa, tras ver cómo su obra iba cogiendo el aspecto que ella deseaba, guardo esos dos miembros amputados en un frasco de cristal con el que decoraría su “sala de trofeos”.
— ¿Qué te parece lo que estoy haciendo contigo? Tranquilo, que todavía no has pasado por lo mejor. No pienso matarte, no… Voy a hacer de ti un ser maravilloso y digno de admiración para toda la humanidad. — Su voz dejaba clara la felicidad y gozo que Loréa tenía en su interior con todo aquello que estaba haciendo. Incluso parecía que estaba cogiendo un comportamiento similar al típico de Nívea durante su pre-adolescencia, esa actitud tan infantil y que causaba miedo a la vez. Era la hora de llegar al final del espectáculo, a lo que vendría siendo lo que haría destacar esa obra de todas las demás hechas por los más temidos asesinos seriales conocidos. Cogió con una de sus manos el miembro flácido que tenía Gerome entre las piernas, clavando las uñas sobre él y provocándole esta acción un dolor inmenso al chico. Sin que él se diera cuenta, sintió cómo su órgano se partía por la mitad y, en efecto, así era. La fémina había utilizado un cuchillo para rajarlo verticalmente en dos, cayendo cada trozo de carne hacia un lado pero sin dejar de estar unido al hombre. Con la misma arma, lo despellejó haciendo visible la carne interior. Le era fascinante ver cómo los músculos de aquella zona se contraía y el color de la carne iba optando por una tonalidad más morada y blanquecina.
Era casi un milagro que la víctima pudiera mantenerse consciente y, sobre todo, con vida. La forense sabía bien por dónde cortar y cómo drenar cada zona para que la sangre no le jugase malas pasadas y Gerome pudiese acabar desangrado sobre la camilla. Sabía que si actuaba con su presa de tal manera acabaría muerto tras tanto dolor y debería decirle adiós a su obra, aunque en cierto modo no le importaba ya que no tendría pensado parar con aquella idea en mente. Volcó el cuerpo del hombre para que este se colocase boca abajo e introducirle una avispa en el interior del ano, cosiéndolo acto seguido. Las picaduras en el recto no tardarían cuestión de minutos en aparecer y en torturarle cada vez más y más.
Al darle la vuelta y dejarlo recostado sobre la camilla, Loréa agarró una cuchara y con ella sacó los ojos de Gerome. Los dos globos oculares se mantenían agarrados gracias al nervio central que los unía al cerebro, aunque no fue de mucha dificultad cortarlos con el bisturí, dejándolos rodar por la sala y siendo finalmente pisados por la fémina. El líquido viscoso y corrosivo que salía de ellos junto a la sangre apareció de la nada, quedándose en el suelo pequeños trozos intactos de la retina. Le había quitado al hombre lo más preciado que tenía, su mirada. La morena se encaminó hacia otro de sus frascos, donde en el interior descansaban dos preciosos ojos felinos de tonalidad verdosa, eso sí, reflejando estos una enfermedad inusual en los gatos: la inexistencia de pupila. Con los dedos, apretó sobre las cuencas de los ojos vacíos de Gerome, colocándole sus dos nuevos atributos que, para Loréa, eran mil veces más bonitos que los anteriores. Podía decir que, al fin, su maravilla había sido terminada.
Con ayuda de Nívea arrastró el cuerpo, aún con vida, a la habitación de ambas. En el suelo de la sala se podía observar un marco de madera tallado, un martillo, clavos y varios enganches ya situados en la pared. Puso sobre el marco al cuarentón, colocándole los brazos en cruz y sus piernas señalando a las distintas punta situadas en el inferior del recuadro. Tras ello, perforó la piel y hueso de cada mano con los clavos y el martillo, estando sujeto sobre la moldura. Cada vez quedaba menos para que todo estuviese listo y creerse digna de comparación con Pablo Picasso, Leonardo da Vinci o incluso Michelangelo Buonarroti. Lo único que quedaba por hacer era colgarlo, y así lo hizo. Tanto ella como la rubia lo cogieron entre las dos, alzándolo hasta la altura de los enganches y dejar reposar el marco sobre ellos. ¡¿Cómo podía ser que se mantuviera sostenido con todo el peso del hombre y de la madera en conjunto?!
— ¡Está terminado! Oh, mi hermoso cuadro viviente… Una lástima que solo puedan verte nuestros ojos. La sociedad actual todavía no está hecha para presenciar y sentirse enamorada de una obra de arte tan brillante como lo eres tú. Pero no te preocupes, que te traeremos más compañía con la que no te sentirás solo. Aunque como mucho durarás con vida un par de semanas y te convertirás en algo inútil y sin mera importancia. — Las palabras de Loréa reflejaban cierto amor y cariño, aunque no iban directas a Gerome, sino a lo que ella concebía como su creación. Todo aquello no era más que el comienzo de una futura oleada de secuestros y desapariciones que darían lugar a una de las galerías de arte caseras más repulsivas y estremecedoras vistas. La chica no tenía pensado dejar este suceso como algo pasajero y que no se volvería a repetir, sino todo lo contrario. Ella veía algo normal y lógico que cualquier persona con un elevado sentido del arte quisiera tener en sus casas cuadros cuyo lienzo y pintura era un cuerpo humano con vida y mutilado.
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▋ Passio enim es.
+ Información básica: Loréa Kirchner.
▲ Loréa tiene 29 años y reside actualmente en Nuuk (Groenlandia). De carácter frío y se asemeja al hielo tras parecer no sentir emoción alguna dado que está poseída por un ser sobrenatural que la usa como conexión con el mundo terrestre para alimentarse de almas de niños. Este individuo se le conoce como Bughuul; demonio que sobrevive a través de alimentarse por almas que él mismo corrompe tras obligar a sus víctimas a matar. (El demonio mencionado está sacado de la película “Sinister” y podéis encontrar información y fotografías sobre él en Google y variados.)
▲ A los seis años tuvo que presenciar la muerte de su madre a manos de la pareja de esta. Vio cómo aquel hombre usaba un machete y varios objetos punzantes con los que le perforó la cuenca de los ojos, amputó los brazos e hizo jirones la piel de su rostro para, finalmente, rebanarle el cuello y dejar rodar la cabeza por el salón. Cuando él estaba a nada de agarrar a la pequeña para realizar el mismo procedimiento, la policía apareció y resguardó a la joven Loréa en un orfanato hasta sus dieciocho años. Tras esa experiencia, su alma se corrompió profundamente y fue blanco fácil para ser usada como alimento principal de Bughuul. El paradero de su padre (Césare Kirchner) es totalmente desconocido.
▲ Trabaja como forense en el tanatorio central de Groenlandia. Guarda en frascos pequeñas extremidades que extrae de los cuerpos que estudia y disecciona en el laboratorio, ocultándolos como trofeos en una de las habitaciones de su hogar. Otros de sus grandes secretos es la creación de cuadros – Que para ella son como una nueva concepción de arte. – con seres humanos aún con vida, eso sí, con amputaciones en distintas partes del cuerpo, globos oculares extirpados, orificios cosidos con alambres, lenguas y genitales desgarrados, etcétera. Estas obras las tiene colgadas en varias habitaciones donde no pueden ser vistas a través de las ventanas o por las visitas y en algunas de ellas añade partes de animales o pequeños insectos como decoración; alas, escamas, hocicos de caninos, miembros felinos, dientes...
▲ En cuestión de pocos meses, Loréa se ha dispuesto a comercializar sus maravillosas obras. Permitirá que el interesado elija el cuerpo que servirá como lienzo y sus características; edad, sexo, etnia, color, raza, número de personas añadidas... - Los seres podrán ser tanto humanos como sobrenaturales. - Los únicos requisitos que la morena ha impuesto es poder realizar sus cuadros con las decoraciones que a ella le plazca utilizar y que el comprador sea un ser sucio, inhumano y cruel. El precio de estas creaciones rondará entre los 2.500€ hasta los 15.000€, dependiendo de cada característica señalada anteriormente y el tamaño del cuadro.
▲ Como ya se dijo, busca a niños como víctimas, metiéndose en sus mentes y teniendo tal control sobre los pequeños que les hace acabar con sus familias y así lograr que sean alimento fácil de Bughuul. El demonio prefirió usarla como cuerpo que lo mantiene con vida en la Tierra antes que alimentarse directamente de la chica. – Esa diferencia se produce solo con aquellos niños que consiguen matar a su parentesco de una forma tan brillante que se vuelven los preferidos de este ser o por los que, a tan temprana edad, sus almas fueron corrompidas por la ira y el dolor de un suceso que los haya marcado para siempre, como el caso de Loréa. –
▲ Es muy fácil encontrarla en museos o exposiciones de arte al aire libre. Esa pasión por la pintura, la escultura y la arquitectura en general viene adherido a ella desde muy pequeña. Lo concibe como una vía de escape que la mantiene fuera de sí durante unos minutos. Este amor por el arte hace que le guste dibujar y, gracias a la aparición de una misteriosa mujer años atrás, se haya dado el capricho de querer crear un nuevo movimiento artístico: los cuadros humanos. – Se menciona esto último en el 3er y 4to punto. –
▲ Durante una larga temporada, al finalizar sus estudios de forense y psiquiatra, entró en la Institución mental Severalls. Gracias a su entrada en el hospital pudo secuestrar a varios niños internos con los que alimentó a la ente demoníaca que habitaba en las entrañas de ella. Muchas malas lenguas hablan de que el cierre y abandono del psiquiátrico fue causado tras las desapariciones y muertes ocurridas al irse la Srta. Kirchner, considerándola a ella como la principal sospechosa y asesina de cientos de personas.
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