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Papeles en el viento (2015)

El Mono (Diego Torres) es uno de los cuatro hinchas de Independiente que conforman el grupo, junto con el Ruso (Pablo Rago), su hermano de la vida, Fernando (Diego PerettI), su hermano sanguíneo, y Mauricio (Pablo Echarri), su amigo de toda la vida. El puntapié es doloroso, acudiendo a como estos últimos tres abandonan el cementerio luego de acudir al entierro del Mono, y en una charla posterior descubrimos una “inversión” que dejó pendiente antes de pasar al otro lado: era apoderado de un jugador cuyo futuro vislumbraba como perfecto, pero por esas cosas de la vida, no es lo que esperaba, y sus amigos se deberán embarcar en varias peripecias para tratar de venderlo y así recuperar el dinero, el cual será entregado en su totalidad a la hija que dejó el Mono.

Creo que cometí un error de los que nunca uno debe cometer: fui a ver con demasiadas expectativas la película. Esto debido a que previamente me había devorado el libro de Sacheri (literalmente, porque lo arranque un martes lo terminé el miércoles, y es que es así, es un libro que te obliga a quedarte sentado y leer página tras página) y tenía altas expectativas, por los actores, por el libro ya mencionado, porque Sachieri formaba parte de ella y aseguraba de que no iban a hacer cualquier mamarracho, y porque la historia contiene elementos infalibles para una historia disfrutable: fútbol y amigos.

La película es correcta,  entretenida la hora y media que dura, y tanto Rago como Peretti se llevan las palmas (los “tics” que tiene Rago cada vez que da la vuelta, motivo de risas constantes) y a su vez, entiendo que hay cosas que no se hayan podido adaptar o debieron modificarse porque siempre pasa en una transición libro-película, simplemente porque no se alcanza la profundidad de cientos de páginas en un par de horas de metraje. Pero es ahí donde se haya la mayor falencia y haría que al que haya leído el libro no le guste para nada la película: el sentido de amistad perdurable que impregna el libro se pierde completamente en la transición a la pantalla. En el libro, al Ruso lo amás, lo querés abrazar, entendés que comete errores, pero es un bonachón, un tipo bueno por donde lo mires, que al Mono no lo quiere, lo ama. Fernando es el Yin del Yan de Mauricio, y viceversa, se quieren un tiempo y no se bancan otro tanto porque son la antítesis, uno es maestro de una escuela pública y el otro un abogado (con todos los motes que eso conlleva), y eso se refleja en sus personalidades y en sus accionares, pero ambos se equivocan y aciertan, porque son humanos y cometen errores como todos. Pero el accionar de Mauricio y la forma en la que piensa en ciertos pasajes hace que lo aborrezcas, que lo odies por completo y pienses que es mala gente, porquería total, no entiendas como puede juntarse con los otros dos que son totalmente lo contrario. Es ahí donde la película tiene su mayor falencia y me deja un gusto agridulce en la boca, porque las escenas están bien llevadas, el elenco no desentona nunca y se hace llevadero en todo momento, pero si no lees el libro, hay muchos cabos que quedan sueltos, porque acá se cuenta a las patadas y rápido, parecería como que fue hecho así “porque tiene que durar X cantidad de tiempo y no nos podemos pasar”. En ese camino tomado, el Ruso pierde un tanto su encanto y parece más bruto y torpe de lo que es en realidad, así como Mauricio gana adeptos y no parece tan turro, y Fernando se hace más terrenal y pierde bastante su parte de alma caritativa.

Más allá de todo esto, si no leíste el libro, andá a verla, vale la pena. Tiene muchos momentos de risa, así como algunos de llanto. Tenemos un buen elenco, tenemos una buena historia, toca temas actuales, tanto fubolísticos como sociales,  y si estamos tentados por la historia, vayamos a verla, para apoyar nuestro cine, que tanto ha mejorado en los últimos años. Aparte está empapada en términos futbolísticos, movilizados por los personajes que son fanáticos de Independiente y de su historia, por lo que aquellos que son hinchas del Rojo DEBEN (si, como imperativo) ir a verla.

Para ver: cuando hay ganas de fútbol y no sea un partido.

Escenas a tener en cuenta: por escándalo, la “edición”

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Interstellar (2014)

  Vientos de cambio

Es un futuro, no sabemos si cercano o muy lejano, pero este nos presenta un panorama pálido: la Tierra está perdiendo su capacidad para generar alimentos, y es por esto que el tipo de plantaciones se va reduciendo cada vez más, quedando solo un par que son viables. Cooper (Matthew McConaughey) es uno de los tantos granjeros con vastas tierras, persona con estudios calificados, pero que los mismos son inútiles en un presente que es totalmente abrumador y un futuro que lo pinta mucho peor. Es por esto que debido a una serie de eventos, su vida girará completamente de rumbo y tendrá la oportunidad de ser una pieza importante para la humanidad.

  Days go by

Creo que decir Christopher Nolan es decir un sinónimo de calidad. Si vemos su lista de largometrajes, todos son interesantes y quizás los que más se salen de esa línea son los de la trilogía de Batman, que sin ser del estilo que estábamos acostumbrados, le dio una vuelta de tuerca impresionante al encapuchado y fascinó a medio mundo. Todas tienen un entramado complejo y nos invita a pensar un poco más allá del tiempo que estemos sentados frente a la pantalla, generando muchas veces reincidir en el “PLAY” para entender un poco más lo que acabamos de ver. Interstellar es el caso más reciente y admito que cuando ví la preview en el cine, si no hubiese estado dirigida y guionada por él, (junto a su hermano, Jonathan) probablemente la hubiese dejado pasar, ya que pintaba de típica propaganda estadounidense, el fin de todos los tiempos y nosotros (siempre) vamos al rescate. No me malinterpreten, este es un vehículo que se utiliza en la película y no es ajeno a la trama, pero en ningún momento sentí que se lo utilizara como propaganda para enviar un mensaje de “Nosotros somos lo mejor de lo mejor y siempre estamos un paso adelante”, si inclusive cambiamos el nombre de la agencia espacial y la bandera un par de veces podría pasar en cualquier parte del mundo y estaríamos en la misma situación, pero vamos, Christopher decidió contarla así y está perfecto. Es por esto que la fui a ver con todas mis expectativas y he de decir que no me defraudó en lo más mínimo. Tiene mucho diálogo técnico pero se hace totalmente entendible, a pesar de que los temas tocados sean totalmente complejos para la mayoría de los mortales, y es que el mensaje final es otro y este es tocado constantemente a lo largo de las más de dos horas de duración. No pretende darnos clases de ciencia avanzada ni que entendamos las capacidades del universo y todos los misterios que nos depara este, sino que es utilizado como un medio para entregar un (bello) mensaje final.

  Todo esto no podría pasar sin el genial guión, los efectos especiales que hace que todo sea mucho más realista, la música INCREIBLE de Hans Zimmer que hace de los momentos más amenos o dramáticos dependiendo de los acontecimientos que este atravesando la cinta, las muy sólidas actuaciones, que desde Matthew McConaughey (gran giro de 180° dado en los últimos años, entregándonos grandes actuaciones como en Mud (2012), Dallas Buyers Club (2013) y la serie True Detective (2013)) hasta Jessica Chastain nos dan lo mejor de ellos para creer por lo que van atravesando, y vaya que son variados. Apartado aparte merecen las voces de CASE (Josh Stewart), y principalmente TARS (Bill Irwin), que aportan sus momentos de comedía a la película, y noto que es un apartado al cual se le está dando mucho protagonismo, tal es el caso de Her (2013) donde una estrella como Scarlett Johansson “solo” aporta su voz pero que genera distintos estadíos en el personaje y en los que la estamos viendo, también como Frank (2014) donde a pesar de que el actor pone su piel, solo oímos la voz y vemos sus movimientos, siendo estos suficientes para ir avanzando en la película.

  Es una película que es difícil de catalogar, ya que tiene toques de comedía, mucho drama, pero también suspenso, partes de aventura y también thriller. Creo que la mejor manera de definirla, tanto a ella como a su creador, es “Vino”.

  Para verla: porque queremos disfrutar de un buen cine que nos haga pensar y nos deje un muy agradable sentimiento.

  Momento a tener en cuenta: me quedo con el de comedía, el de TARS al momento de despegue

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Prisoners (2013)

 (2002) con Denzel Washington, en la cual se posiciona como el padre de un ni��o, el cual debe ser operado y con la burocracia del sistema de salud, la intervención no puede ser realizada. Y es en ese momento, cuando se ve al individuo que tanto protege y quiere en es un estado crítico, explota en su interior una fuerza interior, se saca de las casillas y de brazos cruzados no se va a quedar.

  ¿Dónde está mi silbato?

Keller (Hugh Jackman) es un padre que podría ser catalogado como el de la “típica familia (norte)americana”: casa de dos pisos, hijos hermosos, mujer hermosa y una hipoteca, que nunca está de más en el cóctel. Los vecinos también son de lo más simpáticos y grandes amigos de la familia, por lo que organizan una cena en pleno invierno, de esos que parece ser que hielan la sangre (mucha nieve, que dicho sea de paso, no conozco, por si les interesa el dato), por lo que se disponen a ir a la casa de estos últimos. Hasta ahí, todo el viento a favor, hasta que en un momento, sucede algo que cambia la trama y la encausa al tema con el que abrí la opinión. Como es de mi costumbre, no quiero develar mucho más sobre el relato, solo decir que por los hechos sucedidos, entra en escena el Detective Loki (gran nombre gran, interpretado por Jake Gyllenhaal) a ayudar en los sucesos acontecidos. Dejo eso y el titulo de este apartado como pistas de lo que sería el nudo de la historia.

  Y si, es que los niños son la principal trama de la historia, sin lugar a dudas. Son el medio por el cual cada personaje muta a lo largo de los minutos y alcanzan sus fondos más profundos, siendo nosotros espectadores de lujo. Suelo tratar de evitar las típicas películas norte americanas con cliches a su cultura y a sus constantes mensajes de “we’re the best of the best”, aunque tengo mis tropiezos (ese cine pochoclero estilo The Avengers, maldita adicción), por eso trato de consumir los productos independientes de esta industria, aquel que trata de mostrarnos un aspecto quizás más realista, quizás menos edulcorado, de la vida por esos pagos. Y a pesar de que esta no sea una película independiente ni muchos menos, ni toque un tema que no haya sido abarcado en gran cantidad de veces previamente, las actuaciones son tan sólidas (me saco los auriculares ante Gyllenhaal, que bajo mi humilde opinión, la descose en su papel), la fotografía es genial, manejándose siempre en tonos tirando a lo oscuro, y el clima, creado desde aproximadamente el minuto 10, te mantiene en vilo hasta el final, literalmente, porque me ha pasado de no querer levantarme para ver como terminaba todo este embrollo en el cual se ven metidos los personajes. Ojo, que no estamos hablando de una historia de lo más original ni mucho menos, pero todas estas combinaciones previamente mencionadas hacen que sea un largo totalmente disfrutable en sus más de dos horas de duración, y es algo que no es para menospreciar en estas épocas de vacas flacas. Ah, casi me olvido, el papel de Paul Dano es acojonante.

Para ver: cuando se quiera disfrutar de un buen thriller.

Escena a tener en cuenta: afuera de la comisaría, entre Dano y Jackman, dondé largué un “Nuuuuuu”.

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Grupo 7 (2012)

  Ángel (Mario Casas) es uno de los cuatro integrantes del llamado “Grupo 7”, una división encargada, de reducir los números de casos vinculados a las drogas fuertes, principalmente la cocaína (nada de chiquitajes). Se comienza con una escena que engancha para que nos mantengamos despiertos desde el comienzo y de a poco veremos como la historia comienza a desarrollarse poco a poco, mostrando como cada integrante se irá modificando mientras la importancia del grupo vaya in crescendo, especialmente para Ángel y Rafael (Antonio de la Torre), los dos móviles principales de la historia y mediante los cuales viviremos los mejores momentos de la película, sin lugar a duda. El tema se pone turbio casi comenzada la película, así que no me permito develar mucho más de la trama, he dicho. 

Lo interesante de todo esto es que podremos vivir en primera persona los hechos y sacar nuestras propias conclusiones y hacer las preguntas que nos hicimos al principio, pero ahora con conocimiento de causa. Remarco, la peli busca mostrar al “bando de los buenos”, sus falencias y sus virtudes, mas no el de los malos, en cierto sentido da a entender que estos son así y punto. ¿Qué hubiese estado bueno que les den más importancia? Quizás si, pero se desvirtuaría el mensaje que quiere dar la peli, y en lugar de llamarse “Grupo 7” se llamaría “Spanish Gangster” (obvia alusión a “American Gangster”, dicho sea de paso)

  Antonio de la Torre cada vez me convence más. En los papeles que lo he visto siempre está sólido como un menhir, está bien que tampoco son contrapuestos, suelen tener cierta similitud los perfiles de los personajes que realiza, pero los lleva tan bien que por mí, que los siga haciendo. Su compañero (Mario Casas) ya dejó de ser una promesa hace un tiempo y demuestra que es  una de las joyas actuales del cine español (hace poco se lo pudo ver en “Las Brujas de Zugarramundi”, de Alex de la Iglesia). El largo se hace interesante desde el comienzo y está muy interesante el punto de vista que se le da a los personajes y sus tramas, las cuales son llevadas de manera sencilla pero efectiva. Todo el hecho del “Grupo 7” sirve como un medio para mostrarnos cuales son los karmas que carga cada uno de los integrantes y como se van a ver modificados a lo largo de la historia, sea para llegar a buen puerto o terminar hundidos bien en lo profundo del mar. Quizás no sea una película que pase a los anales de la historia, pero tampoco apunta a ello, busca darnos una buena historia, con actuaciones sólidas y momentos trepidantes, y cumple con creces su cometido. 

Para ver: cuando tengamos un rato libre y queramos disfrutar de un buen rato sin muchas vueltas.

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Que a una chica le gusten las mismas porquerías raras que a ti, no significa que sea tu alma gemela

Rachel a Tom (500 días con ella, 2009)

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Oslo, 31 August (2011)

Mundo, aquí estoy

Adicto a las drogas (de las jodidas), Anders sale por un día de su rehabilitación para “hacer trámites”, ponerse al día del mundo que se encontraba fuera de las paredes en las que se encontraba confinado. Anders parece ser buen tipo, tranquilo, paciente. Así es como la película nos llevará por un paseo en esas 24 horas decisivas, entrando en contacto nuevamente con rostros que no veíamos hace rato, situaciones que no vivíamos hace rato, sentimientos que no teníamos hace rato. Nos veremos en la piel del protagonista, viendo prácticamente desde sus ojos todas estas vivencias y llegaremos a sentir como este las está transcurriendo.

¿Aquí estoy?

Si una de las decisiones más importantes de nuestra vida debiera ser tomada dentro de las próximas horas, ¿percibiríamos todo como siempre? Pienso que no, claramente. Y parecería ser que a Anders le pasa lo mismo. Corriendo porque no alcanza el tiempo, no se presta atención de lo apurado que se está. Pero detengámonos un segundo en la persona que tenemos enfrente, tratar de captar lo que le aqueja, escuchar sus palabras, ver sus expresiones, sentir su respiración. Por separado lo captamos y mediante nuestras capacidades lo hacemos un todo y así quizás podamos hacer algo, lo que podemos, nos corresponda o nos permitan, pero hacer el intento no genera un gran esfuerzo y podemos brindar un servicio que no es mesurable.

Bellamente filmada, con muchos planos largos y sin palabras, nos vamos a sentir dentro del protagonista, como si nos sucediera. La sensación está perfectamente transmitida, nos hace replantearnos todos y ver hacia atrás cuantas veces hemos estado en situaciones similares y lo hemos hecho, sin darnos cuenta de cuanto nos necesitan. La familia, los amigos, el trabajo, las fiestas, las comidas, todo está reflejado en este camino de 24 horas. ¿Qué por momentos parece denso? puede ser, pero el gustito final que nos deja vale la pena.

Para ver:  sin estar apurados, con tiempo de sobra y con ganas de reflexionar un poco al terminarla

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Keep the lights on (2012)

Este es uno de los temas que saltan a primera vista en esta producción norteamericana del 2012, en la cual nos pondremos en la piel de Erik Rothman (Thure Lindhardt) buscando a lo largo de casi una década, superarse a sí mismo y llevar a cabo sus deseos profesionales y amorosos mientras lleva a cabo una relación un tanto particular con su contraparte, Paul Lucy (Zachary Booth).

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Seremos observadores de como Erik busca en los primeros minutos de la película una compañía para pasar un buen rato, recurriendo siempre a sus características físicas para concertar una cita con otro hombre que esté con ganas de pasar un buen momento. Es con uno de estos contactos telefónicos con los cuales, sin esperarlo, comenzara esta historia de idas y vueltas a lo largo de todo el largometraje. A pesar de que siempre se encuentra en una relación (queriéndolo o no), podremos ver como el uso del teléfono para concertar citas lo acompañara siempre, quizás como una manera de demostrarnos de que a pesar de que se sienta que está acompañado, tiene la sensación latente de que espera que alguien más nos desee y nos complete aquello con lo que aún no contamos, a pesar de que la boca para afuera digamos otra cosa.

¿Todo sigue igual?

La situación planteada por la película es de lo más extraña, y quizás a su vez, es la más común que podemos encontrar en la vida: las mutaciones y cambios que realiza un individuo no por sí mismo, sino por la persona que se encuentra como a acompañante, a pesar de que la otra persona no lo quiera o no lo solicite. En toda la película vemos como Erik intenta e intenta cambiar constantemente para ayudar a Paul, cuando este las mayoría de las veces toma actitudes totalmente egoístas y cuando realiza alguna acción para demostrarle cariño a Erik, resulta muy forzado y casi que lo hace sin ningún tipo de interés. Solo en el trayecto de las situaciones que van surgiendo en la película vemos una opinión dura, frontal, pero cargada de realidad, en el cual le advierten al protagonista “que no lo vas a poder salvar, por más que te guste o no, ya es una persona grande y no podés ir yendo por la vida salvando gente”

Esperando el subte

Casi en ningún momento del largometraje nos encontramos con una luz apagada, por más que haya escenas nocturnas, siempre se nos da la sensación de que una luz apuntala a nuestros protagonistas del momento, y creo que por eso también muchas tomas tienen un cargado color amarillo, como aquel que nos genera las famosas lamparitas que dominaron nuestra niñez, cuyo color amarillento era tan característico. Solo en una escena casi que nos quedamos a oscuras con los dos actores, y sin necesidad de decirlo explícitamente en la película, se daba por entendido, y creo que esta situación mal logró el momento, ya que dejándola así, muda, hubiese sido sencillamente perfecto. Como niños, siempre queramos dejar alguna luz que quede encendida, ya que en la oscuridad no solo no vemos lo que nos rodea, sino que nos vemos obligados a vernos a nosotros mismos y no es algo sencillo de hacer, por eso esperamos que aparezca esa luz salvadora que nos devuelva la visión, como ese subte que llega justo cuando se te está haciendo tarde.

Para ver: al momento de empezar a ver los otras facetas de lo que nos puede deparar una relación

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Desde la pelicula Martha Marcy May Marlene (2011) se desprende este bellisimo momento musical, donde quedamos hipnotizados a partir de sus primeros acordes. Gran momento que surje inesperadamente para armonizarnos durante unos minutos.

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Beginners (2010)

  Oliver (Ewan McGregor) descubre que su padre guarda un secreto hace rato, y se entera luego de un acontecimiento importante de la vida. De todo ello, quedan los sentimientos y un perro, gran acompañante que exterioriza los sentimientos como su nuevo dueño no puede. Conoce a Anna (Melanie Laurent) en una fiesta de disfraces, con la cual comenzará un vaivén amoroso, sencillo, terrenal, humano. Ambos tienen sus ambivalencias, sus problemas, sus ángeles y sus demonios, se exponen sobre la mesa cual cartas, a la espera de que su contraparte los puedan hacer menos pesados. Es una historia de amor, si, pero real. A pesar de que presente tintes fantasiosos o un poco incongruentes, las cosas que van sucediendo pueden ocurrir en nuestras vidas tranquilamente. El amor tarde o temprano siempre nos llega, muchas veces cuando ni siquiera lo estamos esperando.

  La mezcla de pasado/presente utilizado en la película funciona a la perfección. Pasar del momento actual a una situación vivida por Oliver a veces resulta brusco, hasta que nuestra mente hace las correcciones correspondientes y los engranajes comienzan a funcionar. Hay que estar atento, guardar muchos de los detalles que se nos van presentando en estos flashbacks, ya que muchos de estos guardan una conexión con la actualidad y encontrarlos resulta una verdadera belleza. La química entre Oliver y Anna resulta maravillosa y real, parecen pareja en serio (por algo corrieron rumores de infidelidad entre ambos actores a sus correspondientes parejas) y lo sentimos a lo largo de todo el largometraje, tanto en las escenas con connotaciones de felicidad como aquellas un tanto más grises. La imagen es excelente y la misma acompaña a nuestros personajes todo el tiempo, pasando de brillosa y colorida a un tanto más “desganada” en las situaciones que más aquejan a la pareja. Simpáticos los agregados de close caption de Arthur (Cosmo) que muchas veces “dice” lo que su dueño piensa pero no se atreve a exteriorizar.

 Para ver: cuando hay ganas de confirmar que los momentos bellos están a la orden del día (y solo hay que saber donde encontrarlos)

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"Tal vez la gente es lamentable porque luchan para protegerse contra el curso natural de las cosas"

Die Wand (2012)

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Where the wild things are (2009)

  Un viaje ¿sin destino?

Max es revoltoso, insoportable. Max es un niño, no se lo puede culpar por esto, casi todos a esa edad somos iguales. Lo que si no nos pasa a esa edad es irnos corriendo calle abajo, hacía la mismísima nada y montarnos a un bote y si, llegar a tierra firme a un lugar aparentemente normal, salvo por las “terribles” bestias que se encontrarán allí. Peligrosas si no fuera Max, ya que este cuenta con poderes increíbles el cual los ayudará a ellos en todo aquello que necesiten. Nos encontramos pues con 7 salvajes, con personalidades muy dispares entre sí pero que parecerían poder convivir, más allá de los roces que puedan existir.

  Más acá que allá

No quiero arruinar la película. Quiero que la descubran por su propia cuenta. Podrá flaquear en ciertos pasajes, pero es sencillamente hermosa. NO es una película para chicos, a pesar de que en los trailers y el afiche pudiera aparentarlo, no está apuntado a ese público. Spike Jonze nos ha regalado verdaderas joyas en el cine (la más reciente, Her, totalmente imperdible), y a pesar de que  las recaudaciones en la taquilla no la han acompañado, ya que apenas ha logrado recaudar poco más de lo que ha costado, las críticas en general la han recibido con brazos abiertos. Jonze nos va a introducir en un mundo natural, al alcance de la mano, puede ser cualquier bosque al que hayamos visitado alguna vez e introduce el elemento fantástico para afrontar de otra manera lo que podría ser contado en situaciones cotidianas, sencillas, domésticas. No se pierdan un solo segundo, aprecien cada cuadro y quédense maravillados con lo real que parecen esas monstruosidades bondadosas, que te sacan las ganas de seguir durmiendo con las sabanas hasta por arriba de la cabeza.

Para ver: con ganas de soñar despierto.

Agregado de valor: no se pierdan de escuchar la banda sonora de la peli, realizada por Karen O (vocalista de Yeah Yeah Yeahs). Una joyita.

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Mi madre me enseñó a levantarme temprano. 'Alguien tiene que encender el sol', me decía. Y ahí lo tienes, encendido para ti.

Antonio a Belén (Vivir es fácil con los ojos cerrados, 2013)

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Her (2013)

Love letters

Theodore (Joaquin Phoenix) no es, digamos, el perfil de persona que se podría catalogar como “social”. Los pocos minutos transcurridos y los escasos contactos que tiene con sus pares nos dan ese indicio, así como su actitud un tanto retraída e introvertida. A pesar de todo esto, posee una capacidad que desarrolla espléndidamente: es un gran escritor de cartas virtuales, las cuales redacta oralmente y su PC las oye, las vuelca en la pantalla utilizando “Human Font” y ¡listo!, carta realizada para enviar a aquella persona que estaba esperando la respuesta de su ser querido. Desde el vamos comenzamos a notar el papel que juega la tecnología en la vida de toda persona que se cruza por la pantalla, prácticamente todos tienen un auricular con el cual van chequeando mails, recibiendo ofertas, visitando paginas, escuchando noticias. Mediante el mismo podemos redactar tanto un mail como responder un mensaje, y si una noticia es de nuestro agrado, damos la orden de abrirla y podremos ver la misma en una pantalla del tamaño de una caja de pastillas (un poco más grande que las de Tic Tac). La historia pone segunda cuando Theodore se entera de un nuevo sistema operativo que es revolucionario y el cual no tiene comparación, una oferta irresistible para él, que lo adquiere sin dudarlo y lo instala en su computadora hogareña, el cual luego de unas sencillas preguntas, comienza a estar operativo en cuestión de minutos y se autodenomina Samantha (en la voz de Scarlett Johansson), nombre elegido después de haber consultado una base de miles de nombres en cuestión de segundos. Luego de esto y durante los próximos 5 minutos, asistiremos a la introducción de lo que será una de las duplas más entrañables y disparejas que se puede encontrar en el cine de los últimos años.

  Otra vez Spike Jonze lo ha logrado. Es imposible no ver una película de él y no ver su sello en cada una de las imágenes, en cada uno de los personajes y en las historias que desarrollan en la pantalla.  Sobra un dedo de la mano para recorrer su papel como director de largos (Being John Malkovich, Adaptation, Where the Wild Things Are y Her) y cabe como anillo a ese dedo el dicho: calidad y no cantidad. Las conversaciones que llevan a lo largo de toda la película los dos protagonistas (y casi únicos a lo largo de las poco mas de 2 horas que dura la peli) son exquisitas, muchas de las conclusiones alcanzadas por estos son fácilmente aplicables a cuestiones que nos han sucedido y hemos sentido alguna vez y la facilidad con que es aplicada en la relación entabladas por ambos  es sensacional. Seguramente no se produciría esta sensación si no fuera por la voz de Scarlett (que enamora desde el minuto uno) y Joaquin, que se viene luciendo hace rato en los papeles principales y demuestra que puede adaptarse fácilmente a papeles totalmente distintitos. Solo las “intromisiones” de la vecina de Theodore, Amy (Amy Lee), dotarán en ciertos pasajes un carácter un poco más tangible a las palabras, pero que a la vez nos dará la sensación de que muchas veces no es necesario ver para sentir. Amy Lee se luce en las pocas escenas en las cuales participa, desarrollando al personaje a pesar de los pocos minutos que tiene de participación en la cinta. El conjunto hace que la película se pase volando, las escenas no se hacen para nada densas y el gustito que nos deja es verdaderamente genial.

  Para ver: cuando haya ganas de pasar un buen rato viendo una historia sencilla pero a la vez profunda y tierna.