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Lógica de la perfección

“Pensó que nada mejor podía sucederle. Estaba instalado en un lugar de trabajo con buen reconocimiento social y económico, hacía pocas semanas que una hermosa mujer le había asegurado un amor intenso y duradero, su salud podía calificarse de excelente, en la flor de la edad su cuerpo lucía elástico y firme y nadie dudaba de la rigurosidad de su pensamiento lógico. Para confirmar este último atributo, y dado que nada mejor podía sucederle, sin demoras ni distracciones se suicidó.”

R. Doberti

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reunión

De los espacios y las pantallas, los rostros apenas se miran, apenas son reales. Debate de ciegos y sordos sin cuerpo. Luminosa planicie sin espesor, frágil ventana donde asoman los rostros planos del humano emoticón, genérica mueca complaciente y ausente. De ahí salen las palabras en estampida atropellando la razón a su paso, les urge encarnar en la presencia, pero sólo un ruido impertinente resalta, les urge la permanencia, anhelo imposible del último aliento pues, sus gritos mueren en la retina ciega que habita el otro lado de la pantalla, allí, donde otra mueca plana sonríe ausente.

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En una vieja plaza europea

jugaba con mis manos como si hiciera frío

sentado en el escalón de piedra

ella se detuvo al lado mío

Luego

mientras se iba por la calle de piedra

mientras la miraba con ojos de aliento

se detuvo como estatua de mármol

y se volvió con sus ojos y manos

La seguí

al ingresar por la calle de piedra

la vi marchar con la bandera roja del país

un anciano celebraba su independencia

y ella construía pájaros de madera

 Entré a su escuela llena de pájaros

y vi libros volando en las pizarras

ella se sentó a mi lado

y mi cabeza cayó en su saco de lana.

5-12-2021

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Cuando en tus manos las flores sólo pueden marchitarse y cuando al caminar no haces más que pisotearlas... pero, sin embargo continúas; entonces sabes que eres un puto descarado de la verga.

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sigue aquí

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Pájaro de mal agüero

En plena tormenta un pájaro cayó en mi terraza, es una tórtola, una paloma, no lo sé; está herido y sucio, no puede volar.

Golpeaste mi puerta buscando calor; te construí un abrigo de cartón y te puse migajas de pan; no has entrado aún y no has comido nada; pronto volverá a llover, quizá no llegues a mañana. Volaste alguna vez y ahora sólo tienes miedo.

Son tus alas las que me han hecho caer, ¿son tus alas o las mías? ¡Deja de volar y deja de irte! Pero no eres tú la que está en mi terraza, soy yo y tengo frío.

05/01/2017

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Bueno

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Vocación de fracaso

Dos gatos aruñan las cobijas mientras conmueve el silencio de tu espalda. Sólo el monstruo en la pantalla gruñe, trizando paredes y rompiendo maquetas. El sol quema. Que buen día dices… Pero estoy muy lejos ahí en tu cama; habitando el reverso de una página cualquiera que se arranca cada vez que nos miramos.

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El espectáculo de la boca

Se interna en la arena de la cueva, al pie de la gran concha en que soñará su cama; la oscuridad abraza sus pies mientras camina y angustiado apura su regreso por la arena; calcula la distancia de la boca mientras corre y sus pies descalzos descubren que es de noche. ¡El espectáculo está allá! Grita con su mano, señalando a lo lejos luz, olas y nubes. Vuelve su mirada a la gran concha medio alzada, donde estará su cama mirando la cueva;  esa oscura boca traga huellas... Lanza piedras para dibujar ventanas y caen otras piedras vueltas arena.

12/05/2016

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te arrancaría la lengua de un beso y con ella blasfemaría en los templos del capital

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el mejor trabajo del mundo debe ser administrar la luz

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fuuuull como la lluvia fuuuull...

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Dormía. Soñé que ella también lo hacía en otra cama frente a la mía. Me levanté para ir al baño, al volver me recosté y mi cobija me cubría la mitad del cuerpo, el resto se extendía por el piso hasta impedir que la puerta de la habitación se cierre y pueda abrirse una rendija de luz. Disimulé dormir. La vi levantarse y salir por la rendija, escuché que balbuceó algo y recordé su tono de voz. Disimulé dormir y la vi volver, vi su magnífico vestido claro casi volar, vi su cabello largo y recordé su cabello vivo. De su vestido o de su cama sacó un rastrillo blanco, se acercó a mi cama mientras reía y pasó el rastrillo por mi cuerpo hasta mi sexo. Disimulé despertar, disimulé sorprenderme de verla, se acostó a mi lado y nos abrazamos como lo hacíamos antes, dije que siempre la quise y ella dijo que nunca me quiso. Vi el inverso de su rostro cerca del mío, bese su boca invertida y sentí su nariz invertida. 

Buscó sus letras en mi cama y encontró otras huellas que brillaban como bambalinas tejidas en mi colchón, disimuló sorprenderse, disimuló reclamarme. Acaricié su espalda invertida con mis manos provocándole un dolor punzante en el pecho. Salí a comprar algo que la calme, caminé por las calles del viejo barrio. Pensé en llamar a su hermana y recordé que no tengo su número, seguí caminando y un amigo me saludó por el día de la madre, saludé su auto rojo y seguí.

Pensé que podía estar con ella en esta ciudad, que ahora podríamos estar juntos y volví a buscarla... Un perro viejo y hambriento me seguía, muy cerca de mis pantorrillas abrió sus fauces para morder, asustado con mi mano golpeé su hocico y al hacerlo desperté golpeándome el pecho.        27-02-2015

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perros de espuma

El puente está roto, el río lame sus brazos caídos y las piedras secretan la espuma que muere a sus pies. En la noche que ladra ríos entramos a la habitación sin sábanas, descalzos de agua soportamos la vieja puerta que empujan ellos; los de las navajas brillantes que te buscan, los que encontraron tus huellas en las sábanas y no olvidan aquel frío en los dientes. Tu habitación tiene el piso húmedo y el río inunda tus corredores, te muerden los pies las piedras mientras corres salpicando sábanas de huellas y las navajas brillan en la noche como espuma. Dos perros me acompañan o me dejan, busca el puente uno de ellos bajo el río, su cabeza quieta susurra espuma entre las algas y el otro se perdió bajo la falda de la anciana. Sigue el puente roto allí caído, sigue el río lleno de rumores y ladridos… Vuelven ellos; los que empujan puertas entreabiertas con sus navajas rojas entre dientes.

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Cementerio de Barcelona 2014

recuerdo de otras piedras que esperaron el fin y volaron

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El diseño del laberinto

Soy docente de diseño arquitectónico y espero intensificar acá mi práctica proyectual, esa es la idea fuerza que me trae a Barcelona. Hay una razón para estar aquí, una razón pensada con anterioridad, como si se tratara de un proyecto; primero pensado para luego ser realizado.

Se supone que cuando una idea es clara, ésta se proyecta sobre algo, sobre el mundo o sobre alguien, provocando el surgimiento material de la misma, surgiendo un objeto o una acción. Pero no siempre sucede así, generalmente las ideas no son tan claras y el mundo no cambia a placer. Lo que suele pasar es que la idea no es una, sino algunas en constante disputa, ideas que no son puras, sino contaminadas o mejor dicho alimentadas por otras tal vez contradictorias. Tampoco el mundo es la superficie diáfana que pasivamente se dispone a recibir el trazo ideal. El mundo se muestra más bien saturado de líneas y manchas de colores inauditos y texturas infranqueables.

Parece que así es la vieja Barcelona; un entramado de calles y lenguas que se entrelazan y superponen, donde cualquier foráneo acostumbrado a otras escalas fácilmente se perdería. Y es precisamente eso lo que me pasó cuando recorrí su barrio gótico; me perdí en sus calles angostas que a veces desembocaban en alguna plaza. Era la ciudad medieval, el trazo de sus calles tenía siglos y miles de personas las han transitado. Súbitamente el gran laberinto se abría para dejar ver alguna iglesia gótica que en otro tiempo debió estar llena de fieles creyentes y ahora está abarrotada de peregrinos coloridos que apuntan con sus pantallas portátiles. Gracias a una de esas pantallas y su GPS es que pude salir del laberinto. En la ciudad donde vengo la ubicación podía darse simplemente por referencias geográficas, los sentidos bastan para ubicarse; es un proceder sensible, mientras que acá sólo puede darse a través de coordenadas, es necesario saber leer su codificación, se procede racionalmente.

Estar en Barcelona, es como haber emprendido un proyecto en el que la idea original puede verse modificada durante el proceso. Sé que me volveré a perder en la ciudad y mi proyecto tomará rumbos no delineados, pero siempre será satisfactorio el descubrir eventualmente una nueva idea que se muestra de pronto sin haber sido buscada, como el encuentro repentino de una catedral gótica al girar alguna esquina en medio del gran laberinto.