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La paz de las cosas salvajes

Cuando el temor por el mundo crece en mí y despierto en la noche ante el menor sonido, preocupado por qué será de mi vida y de las vidas de mis hijos, voy y me acuesto allí donde el pato descansa en su belleza en el agua, y la garza real se alimenta. Entro en la paz de las cosas salvajes que no ponen a prueba sus vidas con la anticipación del dolor. Entro en la presencia del agua quieta. Y siento sobre mi cabeza a las estrellas ciegas al día esperando con su luz. Por un momento, descanso en la gracia del mundo, y soy libre.

Wendell Berry

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de Mai Trung Thu

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"CONSTRUIR o algo" 28 páginas de noséqué. Por acá lo leen: https://drive.google.com/file/d/1SkxHViRWhbalpItylmDoBtTjruFjGiJd/view?usp=sharing

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los pilares de la creación según

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ROTURA

¿Creía yo que tenía una mente lúcida? Era como el agua de un río poco profundo  que corre sobre el hielo. Y ahora que la crecida de las aguas ha roto el hielo, veo que cuanto pensaba que era luz es parte de la oscuridad.

Wendell Berry

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Creo que hay algo de no intencionalidad en la vida que hace mucho bien.

También creo que hay esfuerzos que se notan demasiado.

Y si nos concentramos en "lo natural", quizá primero deberíamos empezar por definirlo; no como un significado general, sino para nosotros. Qué será "ser natural".

Lo normal y lo natural guardan diferencias.

No creo que la gente deba votar, no creo que la gente deba meditar, no creo que la gente deba leer, no creo que la gente deba hacer ejercicio. No creo que la salud funcione igual para todos, pero sí creo que hay hilos que operan por encima, y a través de nosotros, hilos que no podemos distinguir a primera vista.

Creo poco, pero lo que creo lo creo con bastante fuerza. Suena como algo que decía San Francisco de Asís, ¿no?

Encuentro cierta clase de confort en trabajar tanto en esta temporada, eso me permite dejar de vivir con la cabeza en el culo. Y el cansancio ya no es mi cansancio.

En la ceremonia de ordenación, el maestro me dijo que me faltaba delicadeza. ¿Y qué hice? Salí a ser lo más tosco y abrupto que pude. No a propósito, el problema es que ahora no podía dejar de verlo.

No creo en lo que nace del intelecto, creo mucho (de verdad, bastante) en la espontaneidad y en el juego de relaciones que el cerebro por sí solo hace, sin mi ayuda.

Así he escrito varios libros.

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El otro día me puse muy loco de forma un poco accidental. Como estaba en mi departamento, que no se caracteriza por su belleza, decidí cerrar los ojos y esperar a que se me pasara el efecto.

Había un viejito que me regañaba y no entendía por qué tenía que meditar. Y había viejitos arriba que me estaban esperando.

Yo también me quedo pensando por qué tengo que meditar. Es una de esas actividades que han caído en la cesta de cosas que hace la gente para evadirse o tener una identidad. Como ir al gimnasio, tener pareja, leer mucho, subir memes a diario, trabajar. Supongo que cada una de esas cosas no es mala o idiota en sí, y que es más importante cómo nos acercamos a la vida que lo que hacemos con ella.

En este mundo donde debo ser alguien he decidido ir desapareciendo de a poquito, pero claro que mi cabeza no quiere y mi cuerpo menos, mi cuerpo pide ser visto y aceptado.

He notado que mi hermano tiene una cierta fijación con el "éxito", antes se sentía orgulloso de su hermano que escribía y viajaba, de su hermano que podía ser famoso, exitoso. Ahora se siente orgulloso de los logros de sus hijos. Y cuando me pregunta si ya no he viajado le digo que sí, que voy a intensivos de meditación, y se queda callado.

Nuestra vida es una extensión de las cosas que hacemos porque nos conviene hacerlas y las cosas que hacemos sin razón. A lo mejor sólo hay que buscar un equilibrio entre ambas.

Y cuando esperaba que bajara el efecto del sueño en el que estaba pensé en la desagradable importancia que me doy a mí mismo. El año pasado que escribía un libro sobre la masculinidad leía que el hombre crece educado por los héroes que le ofrecen los medios de comunicación. La gran mayoría de ellos son sujetos solitarios, distantes, que dan su vida por salvar a los demás, como si fueran víctimas de su grandeza y estoicismo. Esa es la visión de sí mismos que tienen muchos hombres, o que tenemos.

En esta película mental que se transmite una y otra vez mientras nos morimos no hay espacio para aceptar la insignificancia, y si lo hay es sólo en los momentos depresivos. Nunca como una característica sin más. Ha de ser bonito poder aceptar quiénes somos sin pasar primero por el filtro de enjuiciarlo todo.

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Bariloche, 2010 - Inti García Santamaría

Era primavera en el hemisferio sur. Viajaba solo. Nadie tenía tanto frío como yo. La gente andaba en mangas cortas, faldas y bermudas, pero yo tenía frío. Me abrigaba y seguía sintiendo frío. El aire que respiraba me daba frío. Nadie parecía sentir lo mismo que yo. Me preguntaba: ¿me estaré volviendo loco? Así más o menos me siento cuando no me gustan varios autores de moda, varios libros galardonados. ¿Es este otro viaje que me toca hacer solo?

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Dos hachas - Tadeusz Rózewicz

Cuando mi padre cumplió 77 años me dijo "dos hachas, Tadeo, cuando uno pasa por ellas, todo lo demás va fácil sobre ruedas"

nos bebimos medio litro de vodka

mi padre encendía sin prisa un cigarro y comenzó a hacer círculos de humo círculo tras círculo

se elevaban hacia el techo crecían se deshacían

recuerdo una pregunta de esta nuestra conversación de cumpleaños "papá, dime ¿vale la pena vivir?"

mi padre se quedó viendo los círculos de humo sacudió la ceniza del cigarro y dijo "¡claro que vale la pena!" después me miró "qué pasa, ¡Tadeo!"

entonces comprendí que mi padre nos amaba pero no lo decía

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Estos días he estado caminando no hablo mucho en estos días estos días me la paso pensando mucho sobre las cosas que olvidé hacer y todas las ocasiones en que pude hacerlas he dejado de hablar y hablar no hago muchas apuestas estos días estos días estos días me la paso pensando como todos estos cambios me pudieron suceder a mí y me pregunto si volveré a ver una carretera tenía un amante no sé si me arriesgaría a tener otro estos días estos días si parece que tengo miedo a vivir la vida de la que canto es que me la he pasado perdiendo por mucho tiempo dejé de soñar no haré demasiadas intrigas estos días estos días estos días me siento en lo fundamental y cuento el tiempo en cuartos de tono hasta el 10 por favor no me eches en cara mis equivocaciones no se me han olvidado

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de Mariano Blatt

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me gusta mucho esta canción

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La otra noche soñé que en el cielo había una luna llena enorme, de pronto se escuchaba una explosión y veía cómo se iba deshaciendo en pedazos. Luego los fragmentos iban cayendo a la tierra, destruyendo las cosas y matando a las personas. En el sueño no me daba miedo, hasta me parecía divertido.

Dzongsar Khyentse Rinpoche dice que es bueno repetirse, a lo largo del día, "lo que estoy viendo es sólo mi sueño, mi ilusión, mi proyección". Y cómo hasta es importante reflexionar "¿quién es el que está pensando que todo es un sueño?".

Cuando me pongo a leer este tipo de enseñanzas budistas llega un momento en el que mi cerebro dice "hasta aquí llegué, ya no puedo procesar del todo lo que estoy leyendo". Otras veces me pongo a pensar, pero sin tratar de entender mucho, y parece que la mente sabe moverse más fácilmente; como los bebés cuando saben nadar sin que se les haya enseñado antes.

Un amigo me platicó sobre un niño que decía recordar su vida anterior. Luego me quedo pensando qué tan necesario será saber cosas en esta vida, saber en el sentido de ir acumulando conocimientos. Me pregunto qué tan felices serán esas personas que son muy cultas, las que leen mucho, consumen mucho arte y les gustan las conversaciones elevadas. Quizá alguna vez leyeron algo que justifique la búsqueda de conocimiento y belleza. También es cierto que muchas personas no quieren ser felices.

Siempre me cuestiono por qué habré elegido ser esta clase de persona, tan rejega. Qué tan cierto será que soy así y qué tanto será una ilusión que un día me creé para poder "adaptarme" mejor.

Recuerdo que hace algunos años, en una reunión de poetas y escritores (de los cuales no conocía en persona a nadie), pensé "ellos no saben cómo soy, voy a crearme una nueva identidad por un rato". Entonces, por una noche, fui una persona extrovertida, bailé y hasta me sentí seguro de mí mismo. Es raro porque no sentí que ese no fuera yo, pero tampoco digo que ese soy yo.

En relación a quiénes somos, en el Hokyo Zan Mai, el maestro Tozan comenta: "El reflejo soy yo, pero yo no soy este reflejo".

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Aunque la vida a veces parezca un tanto compleja, son los mismos argumentos para verla de un modo negativo los que podríamos utilizar para reconocer su belleza.

Aprender a navegar la incertidumbre sería la mejor manera de meternos dentro de la corriente por elección propia y no con esa extraña sensación de ser arrojados a la fuerza.

Vinimos al mundo a ser parte de un cortejo, de una comparsa que se mueve en bola. Todavía creo que podemos movernos un poco con libertad dentro de los mismos cajones donde nos van a enterrar.

Acomodarnos, descubrir nuestra verdadera manera de vivir y de morir, averiguar qué tanto debemos estirar la mano para tocar las manos de los otros, atravesar los ataúdes, tocar algunas puertas.

La lluvia y el viento, el frío, el calor y la humedad nos persiguen. Somos bienvenidos y bienvenidas en esta suerte de ciclo que trata de disimularse.

Las cosas emitiendo todo el tiempo una clase de resonancia que nuestro cerebro más profundo alcanza a reconocer con fidelidad, pero en el proceso perdemos algunas palabras. Y entonces queremos creer que vivir es descifrar, y nosotros los maestros de la existencia.

Toda esta soberbia vuelve pesados nuestros cuerpos. La mente sigue chocando contra todo, más rápido y más lento. Mientras los animales, cansados de mirarnos, se mueven a otro sitio más oscuro, donde las cosas ya no dan miedo.