NO NOS DAN MIEDO LAS RUINAS PORQUE LLEVAMOS UN GULAG NUEVO EN NUESTROS CORAZONES [email protected]
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Futuro Terror: “Nos hemos estancado, pero yo soy peor persona”
La calle Les Heures con todos sus olores y colores en Barcelona no es el mejor sitio para hacer una entrevista a Futuro Terror, y menos cuando no has preparado ni una sola pregunta. Sin embargo teníamos la cita apalabrada con Jose Pazos (voz, guitarra) y en cuanto tuvimos un momento tras el bolo –La Hidra estuvo allí- nos lanzamos a ello, sumándose a la fiesta Néstor, bajista de la banda.

Habéis editado segundo disco y os estrenáis en Bcore. ¿Hay cambios, no hay cambios? ¿Qué podéis explicar de la grabación en sí mismo? Néstor -Yo creo que hemos mejorado. Ha estado bien hoy, ¿no? José -Yo he empeorado como persona. En lo otro nos hemos estancado N - Estamos ahí, donde siempre.
Pero tampoco tocáis la música de King Crimson, vamos, que no hace falta que evolucionéis siempre. J - Sí, sí. Ahí está la cosa. Nos hemos estancado.
¿El balance es positivo entonces? J - No, no es positivo. Yo ya he dicho que soy peor persona y que como músico me he quedado igual.
Lo primero que llama la atención de vuestro nuevo disco es la portada. Creemos que sencillamente es preciosa, y más si se compara con la del primero. ¿Quién os hizo el diseño? J - La del primer disco es como muy rara, sale todo lleno de humo y es muy fea. La segunda es la ostia porque Adrián Bago, un dibujante de comics colega nuestro, se ofreció a hacernos el trabajo y, qué quieres que te diga, pero me parece un genio. N - Para la primera estaba pensada una sesión de fotos con un amigo que es un fotógrafo de puta madre. El rollo es que tiramos el humo, empezó a echarnos fotos y fotos rodeados de esa humareda. Al final nos agobiamos del ambiente y por eso salimos con esa cara. J - Claro, esa es la portada: la casa llena de humo, sin más. Yo no podía abrir los ojos. N – Para este disco ya comentamos que mejor un dibujo. J - ¡Haz un garabato de esos que haces tú, Adrián!
¿Qué mensaje os está dando Lenin en la contraportada del disco? N - ¿Es Lenin? J-¡Claro que es Lenin! Adrián que es muy amigo, aparte de ser dibujante de cómics milita en el PCE igual que yo, de hecho su último cómic ACHTUNG es una “comedia marxista” Él se montó una historieta de ficción lovecraftiana en la que mete a Lenin como guiño a nuestra militancia. Se nos aparece en un sueño y nos dice que vayamos a visitar a Moloch, de ahí se desarrolla una historia muy loca.
¿Por qué como dice una de vuestras letras “el futuro es aterrador”? J - Es una cosa tan chorra que da incluso un poco de vergüenza explicarla. Es el juego de la expresión punk “No Future”, pero al revés: hay futuro y es una mierda. Hay capitalismo para rato, ya sabemos que no va a haber una revolución en el corto plazo, pero no es lo de ¡”no hay futuro!” que te lleva a la inacción y al pasotismo. La reflexión es: caray, cómo se reproduce el capitalismo, lleva realmente a cabo una revolución pasiva, se metamorfosea y es capaz de sobrevivir a sus convulsiones. No hay que perder el optimismo nunca, igualmente. Siguiendo con las letras de este disco ¿Cómo es que en vez de veranear en Marina D’or queréis hacerlo en un barrio tan anodino como Tres Forques en Valencia? J - Los de Tres Forques es un caso muy Cuarto Milenio que Iker Jiménez ha “investigado” profusamente. Se trata de una finca de ese barrio en la que ha palmado un montón de gente a lo largo del tiempo en extrañas circunstancias: uno por sobredosis, otra una mujer que era una diva en su época… y todos esos personajes salen retratados en la canción. En “Burguesía Records”, aunque más o menos es evidente ¿a quién os referís exactamente? J - No es tan evidente, no apuntamos a unas personas en concreto. Más bien criticamos al ”indieempresariado”. Ya hemos visto, por ejemplo, lo que ha estado saliendo estos días referido al Primavera Sound y todo lo que hay detrás de ese festival; el nombre de la canción es un juego de palabras con Burger Records, como es obvio. N - Yo creo que el último disco que han sacado King Crimson colaborando con Yes es de lo mejor que le ha pasado últimamente al free jazz (sic) ¿Qué música estáis escuchando últimamente y que os llame la atención? J-Pues últimamente mucho DILMC (D. Leopardo Industrial Musicaand Co.), que es una banda que graba unas canciones pop que te quedas loco, los Coneheads que también molan mucho; Institute, igual lo último no tanto, pero son una banda de Austin que suena mucho a Crisis.
¿Te gustaría añadir alguna cosa más? J-No, de momento no se me ocurre nada más. Néstor, quizás tú podrías decir algo sobre pastillas de bajo. N-Ha estado bien que en las últimas cinco canciones del concierto he tocado con el ampli bajado y menos mal que estaba conectada la línea ¡Pero eso no le interesa a nadie! Nadie quiere saber… “¿qué bajo usas?” ¿Os haréis famosos algún dia de estos? J - Pues la verdad, espero que no! Muchas Gracias J - A vosotros, un saludo de Futuro Terror a La Hidra
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EL ATAQUE DE LOS CUÑADOS PROGRES Los casos de Lagarder Danciu y Txus Di Fellatio
Póngase a cubierto. Si creían que el concepto cuñado afectaba solamente a las personas de ideas casposas, reaccionarias y, por ende, contrarias al progreso, la extinción del estado y la expropiación de la burguesía, entonces andan ustedes especialmente equivocados. Saben perfectamente que la masa humana no es ajena a dos fenómenos descritos al dedillo en diversas biblias del materialismo dialéctico: la falsa conciencia –alienación, prejuicios y filias y fobias- y la ubicación en la escala socio-económica.
Así, no es difícil encontrar a un señor como el ex taxista asturiano Henry Felgueroso, un paisano de cabeza a los pies y votante comunista de toda la vida, bramar en su cuenta de FB a favor de la monarquía, la desaparición de las autonomías y los coches oficiales como solución mágica contra la crisis. Y como ése caso muchísimos casos más: así de permeable es la conciencia humana cuando el Pueblo Trabajador™es desorganizado, individualizado y aislado socialmente y ha de enfrentarse al veneno de la propaganda burguesa y pro-capitalista. No queríamos hacer un profundo ensayo como esos que editan en Capitán Swing o en Akal a las nuevas vedettes de los combates culturales (entre lo correcto y la indigencia intelectual absoluta) así que nos vamos a detener en dos ejemplos infectos y de cierta proyección mediática. Nos referimos al músico –es un decir- Txus di Fellatio y al “activista” Lagarder Danciu. Txus Di Fellatio: soy un reaccionario, pero de la izquierda “No creo en los sindicatos. Con el tema de los piquetes son fascistas. Muchas veces son ellos los que vulneran el derecho al trabajo”. Rolling Stone, Marzo 2012 Yo soy un tío muy de izquierdas, pero de la izquierda capitalista. A mí me gustan las políticas de izquierdas: que la gente gay se pueda casar; que el aborto sea libre; que los que más ganemos más paguemos a hacienda. Todo eso está muy bien. Pero si me quiero comprar dos Porsches, me los compro, porque me los he ganado. Con lo que sí: soy de izquierdas, pero capitalista, porque me gusta que la gente pueda aspirar a tener, por ejemplo, una casa más grande. Lo contrario es el comunismo, y a mí el comunismo no me entusiasma.” Playground, Enero 2017 “Bienvenido al Bürdel, Bienvenidos al edén, Sexy, alcohol y rock & roll, Y un poquito de imaginación. Sigo acto seguido en ello, Yo puedo elegir a quien Solo sexo y disco nena, ábrete.” “El Sexorcisto”, Bürdel King, 2011

Others bands plays, Mägo de Oz Kills!!!
20 años después de que lo hicieran Fear Factory o Ministry, Txus di Fellatio se hizo conocido por pre grabar todos los sonidos de su batería en directo, truco musical novedoso en España -con permiso de Versus- y que tomó prestado de su afición a jugar largas partidas al Rock Band en modo demo. Como en el caso Rufián, con Txus hemos de poner el ad-blocker de prejuicios ante la lectura de su nombre de guerra ¿Di Fellatio? ¿Quería rebasar al macho del metal, Joey di Maio? No lo sabemos, el caso es que cual Lars Ulrich patrio Txus comanda Mago de Öz –ese umlaut no podía faltar, los heavys siempre ponen los puntos sobre las oes- banda de inexplicable éxito en España y allende los mares. También al igual que Lars Ulrich que abandonó el tenis, o mejor aún, que Julio Iglesias, Txus abandonó las categorías del Real Madrid ante la llamada de la rock and roll y fundó su banda en 1988, aunque el espíritu de Juanito -por lo de pisar cabezas, no por las remontadas- le siguió acompañando en sus andanzas musicales. Su grupo se podría definir como una mezcla musical entre Celtas Cortos, Muro y Shalom aderezado con unas letras que, por no escapar del cliché rockurbanita viñarockero –qué a gusto me he quedado acuñando dos neologismos seguidos- muestran toques comprometidos y ecologistas un poco de andar por casa, sin llegar a un cuñadismo con notas a pie de página.
A lo largo de años de carrera y pisar muchos escenarios, el señor Di Fellatio en su actividad cotidiana se ha ido ganando una reputación de músico asocial, prepotente y soberbio, una prima donna borracha de ego que ha pretendido emular la actitud de Robert Plant en la patria del Dioni, y tanto monetaria como popularmente no le ha salido nada mal. Ello pese las leyendas que afirman, entre muchos otros cantares de gesta, que fue expulsado de la sala Rivendel de Salamanca por meter cubitos de hielo en canalillos ajenos sin consentimiento, o que en el vestuario de una extinta tienda Tipo usó un trozo de póster de la Guerra Civil colgado en la pared como materia prima a la hora de construirse el churrito y meterse unas clenchas en medio de una firma pública de discos.
Más interesante son sus opiniones políticas, y por eso hemos destacado sus declaraciones sobre el sindicalismo. Ignoren aquí siglas, fobias y afinidades y centrales obreras: Txus odia desde los amarillo chillón a lo CSIF hasta la última escisión insurrecionalista de la CNT. Para Suso el Oral los piquetes son fascistas porque coaccionan el derecho al trabajo, y no cree en los sindicatos, dado que como buen músico profesional podrido a millones no plantea organizarse más allá de la SGAE. La coacción cotidiana de patrones y jefes para él no existe. Eso y acordarse del derecho al trabajo un día de huelga le ubican a la altura cuñadil de un Javier Cárdenas, pero más espectacular es su definición ideológica de “izquierda capitalista” ™. Según dicho concepto, por un lado estaría a favor de tributar progresivamente a Hacienda, del aborto o las bodas gays (hasta ahora nada que le diferencie de Albert Rivera) pero por contra se considera capitalista ya que quiere aumentar su patrimonio personal de una manera bidireccional: en su caso personal anhela comprar deportivos alemanes y para los demás desea una casa más grande. Justo cuando estábamos pensado los editores de La Hidra Marxista que pertenecíamos a la dirigencia de algún cartel mundial del tráfico de armas, fetos y opiáceos debido a los discos que acopiamos en casa y a que tenemos más de tres polos Fred Perry en estado operativo, la tozuda realidad material nos dejó claro que eso no iba a modificar nuestra posición en las relaciones de producción y que íbamos a seguir siendo asalariados. Adiós sueño de ascensor social: no hace falta leer los clásicos para darse cuenta de que compartir el cepillo de dientes no solo no es de comunista, sino de guarros, y que semejante bobada esconde únicamente, en el caso de Txus y los de su ralea, los deseos de poseer una nueva grifería de oro, cocaína de mejor calidad y unas lumis decentes con los fondos obtenidos de apropiarse de parte del pastel excedentario de la máquinaria del rock’n’roll.

Bürdel King: Sin las mujeres no hay Revolución
No queríamos abandonar el análisis de la figura de Jesús el Felador sin recordar sus dos otras facetas artísticas. Una como escritor de poesía, con una obra que deja a Robe Iniesta casi a la altura del Conde de Lautréamont en calidad y creatividad y de la cual nos ahorraremos mostrar ningún verso, máxime en los tiempos 2.0 en los que vivimos. La otra como cantante de una banda tributo a Gigatrón con un nombre equiparable en ingenio y elaboración a los chistes de Jugar al Teto™, Limpiarse el Sabo ™, o Se Van a Pelear™: Bürdel King, otra bautismo con umlauts incrustados aleatoriamente en la mejor tradición de Spinal Tap o Mötley Crüe; banda con la que Txus” quería mostrar ese sentido pervertido que no puedo sacar con Mago de Öz”. El desastre para Txus es que Discípulos de Dionisos solo hay unos, y el resultado a nivel de letras de Bürdel King es tan fétido que parece obra de la máquina del tiempo, una auténtica banda sonora distópica para películas del destape de Ízaro Films tachuelas mediante y líricas a lo Susana Estrada y el Payo Juan Manuel
Sin embargo, y a pesar de todo esto, Txus Di Fellatio tuvo que comerse un logotipo con las herramientas en la portada de Gaia II, uno de sus discos más célebres. Y es que “dentro del grupo, yo era de los que no quería tocar en esas fiestas (del PCE), pero mi opinión no era mayoritaria. La gente se cree que yo soy el que manda, pero no: Mago de Öz, por desgracia, es una puta democracia.” Pues por una vez viva la puta democracia. Txus, apestas.

La mayor y más insidiosa arma de los comunistas: ¡El flúor!
Hola, Soy Lagarder Danciu y esto es JackAss
Casi nadie sabía nada de Lagarder Danciu hasta que su rostro se popularizó fruto de un titular viral en los muros y timelines de las redes sociales del progre medio bienpensante: “Apalizado un antifascista en la concentración franquista del 20N” La indignación de baratillo del primer momento se tornó en gélida cuando comprobamos en qué consistió el acto. El señor Lagarder, por sus huevos palomeros, optó por transformar la sana tradición del movimiento antifascista ibérico (es decir, concienciación, contramanifestaciones, etc… y otras cosas que no podemos decir por aquí) en una suerte de Jackass a la española. Nos explicamos. En el vídeo del 20N que narra sus hazañas bélicas se observa cómo Lagarder opta por ir él solito a una concentración de centenares de neonazis y franquistas –y como bien sabrán no sólo de ancianitos, sino también de hinchas futboleros bastante bien mazados y con capacidad de fuego- con una pancarta arte-povera de cartón en la que pone “Franco Asesino”;y hecho eso se lanza a lo suicida contra las hordas nacionalsindicalistas exclamando con tono Muchachada Nui y a modo de grito de guerra la consigna que lleva entre sus manos a modo de dazibao. Como ustedes podrían prever los fachas le pegan una paliza de miedo. Años y años de movilizaciones anti 20N organizadas por Lucha Autónoma, Plataforma Antifascista y otros colectivos tirados a la basura por la ocurrencia del Fantástico Hombre Bala Danciu y su parodia activista.

Engelbert Dollfuss murió por una Austria libre de Hitler. Era austrofascista, pero eso es un detalle sin importancia
Llega el momento de interrogarnos por quién es el puñetero Lagarder Danciu. Una mirada a su perfil de twitter nos da claves: se llama a sí mismo “Activista”™. Huyan como de la tiña ante todo personaje que defina su profesión así. Desconocemos cual es el convenio colectivo de los Activistas, a qué patronal sufren, o si dicha actividad forma parte del sector terciario, secundario o primario. Cuando alguien se etiqueta de esa manera siempre suele ser un sujeto, y solo ÉL, que se auto atribuye la correcta interpretación de las injusticias y su portavocía, amén de alardear y fanfarronear de su activismo social, normalmente con la voluntad de darse notoriedad, alimentar el ego y, por qué no, sacarse unos durillos.
Siguiendo con la descripción de su twitter podemos echarnos a temblar: se define, encajando con lo peor de las políticas de la identidad, como rumano, homosexual, gitano, anarquista okupa y ateo. Suspiramos de tranquilidad al detenerse la ristra de adjetivos ahí. Vamos, es el compendio perfecto de los estigmas sociales que pueden condenarte en un orden social injusto a ser un marginado social y un absoluto indeseable. Rastreando por su pasado conseguimos averiguar que intentó hacerse un nombre en los ambientes politizados de Sevilla, liando unos pollos inmensos en las asociaciones gitanas –proponía el fin de las subvenciones y que el pueblo caló barriera las calles de las 3000 viviendas como forma de empoderamiento-, se afilió a nuestros trotskistas preferidos -En Lucha- para ser luego expulsado por intentar agredir a un militante, quiso trepar puestos en los días emergentes de Podemos en la capital hispalense e intentando copar todo embolado para acabar saliendo a ostias de todos ellos. A todo ello hay que añadir que debido a su relación laboral con la Policía Nacional como traductor más de uno sospechó de él como potencial confidente del cuerpo uniformado.
Cumbre cuñada entre progrecuñao Lagarder y fachacuñao Álvaro Ojeda. En medio, la centralidad del tablero
Es el momento en que nuestro amigo Lagarder ve que eso de organizarse colectivamente, ceder protagonismo, debatir ideas y llegar a acuerdos no era lo suyo, por lo cual pone pies en polvorosa y acaba en Madrid. Antes de aparecer en la Meseta, Lagarder monta un pifostio en Cádiz capital que alcanza a asistentes sociales, concejales y activistas contra la pobreza insultos mediante, terremoto Lagardiano que se culminó con youtubes varios en los que entrevista paisanos votantes del PP y Teófila como testigos de la inacción social del consistorio capitaneado por el Anticapitalista Kichi, dado que como converso Lagarder ha cultivado el ataque contra todo lo que huela a podemita, ya sea luchadores honestos como Diego Cañamero o ya sea el círculo falangista de Ynestrillas.
Una vez en la capital del reino Lagarder optará por hacer de Gunter Walraff, es decir: se hará pasar por homeless a la par que renunciará a su vida de ciudadano normal y a su trabajo para conocer la realidad de los excluidos sociales. Solo que, al contrario que Walraff, el componente cañí siempre lo estropea todo. De esta manera Danciu es un homeless que gestiona una cuenta de twitter, actualiza su perfil de Facebook, edita y cuelga vídeos en youtube con sus acciones y denuncias y se mueve por la geografía hispana como pez en el agua. Un homeless con demasiados medios a su alcance. Tras su aparición digna de Humor Amarillo en el 20N y su surreal escrache a Rafa Mayoral, diputado de Podemos del ala Pablista, empezó a caer mal en otros ambientes ya a escala estatal. En los últimos días ha iniciado una guerra anticomunista sin cuartel en twitter –basada en su experiencia infantil rumana- con referencias a “conozco comunistas con Iphone” “Ceaucescu me obligaba a estudiar libros” “Rosa Luxemburg era una persona libre y su ideología no importaba” y otras lindezas la vez que alegremente defiende a Álvaro Ojeda como un periodista serio y diligente en su profesión.
Habló de putas la tacones
No debería alarmarnos más de lo razonable si no fuera porque nuestro one-man-army de pancarta en cartón y supuesta vida indigente empieza a ser promocionado mediáticamente como un paladín de la lucha contra las injusticias, desde el panfleto cultureta Playground –un día nos detendremos en quién es su jefe y de qué estirpe de rancio abolengo procede- pasando por Prisa o Atresmedia. Y sinceramente, nos da miedo de que acabe montándose un partido cuñado progresista tras el fracaso merecido de engendros como el Partido X o RED de Elpidio Silva, pese que debido a su egocentrismo y individualidad tendría problemas incluso para ponerse de acuerdo con dos personas más para firmar la legalización de unas siglas en el Ministerio. Lo peor de todo es que contamos los segundos hasta que este heredero de Jill Love (la joven indignada que rezaba en tetas a Isis en las manifestaciones) o el camarero del Bar Prado (sobran los comentarios) aparezca en un plató de La Sexta noche como nuevo portavoz indignado, y eso sí que sería grave. Aquí, desde La Hidra, solo le aventuramos una reeducación como Pinhead en bandas a homenaje de Ramones, letrero de cartón mediante con el Gabba Gabba Hey escrito en él. Lo dicho. Danciu, apestas. PD: Ahora Danciu anda lanzando loas a la CNT. Cenetistas, huyan.
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Esta semana La Hidra no puede impartir doctrina, justicia, verdad ni resentimiento justificado. Hemos estado liadísimos colectivizando movidas y leyendo El País, dos cosas duras, cansadas y frustrantes pero necesarias. Al final un movidón del quince con mucha teoría burguesa y poca y mediocre práxis. Es lo que hay. Nos vemos la semana que viene.
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1,2,3,4...I DON’T LIKE YOU - unas cositas sobre punk y ultraderecha.
Pals a les rodes
Probablemente conozcan a ULTRA y a Anarquía Vertical a raíz del artículo “¿Es el nuevo punk de ultraderecha?” publicado en El Español el 3 de septiembre de 2016. Puede que los conocieran de antes, yo qué sé, aquí no controlamos el compromiso con el arte DIY de nuestros lectores. El caso es que, sin querer entrar en polémicas ni en cuestionar el compromiso con la objetividad y el antifascismo de un diario con semejantes credenciales -no hace falta que recordemos a nadie quién dirige ese medio-, la cosa terminó en que se metía en el saco tercerposicionista a militantes anarquistas y ocupas, una pirueta dialéctica -otros lo llamarían torpe y bendita ignorancia, otros manipulación, otros una cabronada sin más- de las buenas, y muy poco responsable porque, y les digo de verdad, la calle está muy mala, y es la típica barrabasada que puede meter en líos a alguien y no precisamente al periodista.
<a href="http://lavidaesunmus.bandcamp.com/album/espan-a-invertebrada-7">España Invertebrada 7" by Ultra</a>
El 7” de Ultra, en fin, con su impactante portada, su atropellada y descontrolada mezcla de diferentes tradiciones hardcore de los últimos 40 años, y sus citas de Ortega nos gustó lo suficiente como para darle unas cuantas vueltas aquí en Chez Hidra y de paso hacernos pensar en punk y ultraderecha y ultraderecha y punk. Y no nos referimos a la escena RAC, ni tampoco a toda la gente duramente implicada en el meollo del punk anarquista que escucha y colecciona grupos nazis en la intimidad, algo que parece que es aceptable si es usted un Formador de Opinión del Rollo(TM), pero que desembocará inevitablemente en una persecución idiota si es un mindundi cualquiera o alguien que cae gordo al cantante de los Abominación Descontrolada. Ahí tenemos esas míticas listas de grupos nazis del hardcore ibérico noventero donde cosas como Bad Brains o Exploited estaban al mismo nivel que Klan o No Remorse, o a los punks actuales molestos porque cuando se adentran en los terrenos del ‘neofolk’ y derivados se encuentran con algunas runas y algunas hojas de roble y cosas de estas. O eso, o intentar justificar de la forma más patillera posible que escuchan a grupos nazis y pagan dinerales épicos por verlos en directo.

Este señor no es nazi, es tradicionalista radical. Y artista, muy artista.
Si es usted ducho en la materia esta del punk y su cerebro no ha sido lobotomizado por algún formador de opinión determinado (ya sea el fanzine punk anarquista de moda o los ridículos libros hechos a golpe de Google de Quarentena Ediciones), sabrá de sobra que el punk y la derecha siempre han tenido una relación más ambigua y complicada de lo que puede parecer a simple vista. No hablamos solo de una determinada y juguetona fascinación estética, al fin y al cabo a todos nos gusta cómo queda una esvástica bajo una chupa de cuero y el rollo “Portero de Noche”, igual que lo de comprar discos nazis ya mencionado arriba, le hace tilín a más de uno (probablemente a los mismos, de hecho). Tampoco merece la pena repasar los clásicos lugares comunes sobre el derechismo de Johnny Ramone. El que no esté al corriente o tiene trece años y por tanto no debería estar leyendo este blog, o es idiota y por tanto tampoco debería estar leyendo este blog.
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Sencillamente nos apetecía compartir esto.
A lo que íbamos, la cosa se pone divertida en los 80: Reagan, Thatcher, la URSS, huelgas, Kiko Amat siendo mod en Sant Boi, heroína y todo eso que YA SABEMOS no podía no dejar huella en una escena conformada principalmente por gente joven, aburrida y puesta de anfetas. Obviaremos por completo la escena RAC, porque creemos que merecería un artículo aparte (que estamos estudiando encargar a alguno de nuestros amigos punks anarquistas que nos hablan en privado de lo mucho que les molan Vengeance) pero nos vemos en la obligación de mencionar como el ámbito ESQUIN sirvió de correa de transmisión de la derecha hacia la escena punk. La clase obrera -muchos se encargan día a día de ello- suele caer en unas dinámicas horrendas de ignorancia orgullosa e identificación con el enemigo, por eso tanta gente vota PP y ve “Sálvame”, y en ese sentido era inevitable que un ámbito pródigo en cuñados proletarios imbuidos además de ese patriotismo tan británico fuera un caldo de cultivo idóneo para letras cuanto menos reprochables (siempre desde nuestra óptica hídrica, claro, si usted es derechón y futbolero le parecerán estupendas). Valgan como ejemplos “Watch your back” de CockSparrer (que con ese sonido a lo Slade-de-cancha no eran un grupo de Oi!, pero eso es otro debate), la maravillosa “Right to Choose” de Combat 84 (‘When you're on your knees with a gun to your head/It's better to be dead than fucking red’), o la clasiquísima “One Law For Them” de 4 Skins, que sus amigos pankisberdaderos ansiosos por justificar su afición por un grupo en el que tocaba el guitarra de Skrewdriver le dirán que habla de la desprotección proletaria ante la justicia, cuando en realidad es una letra anti-inmigración donde se permiten el lujo de parafrasear a Sir Enoch Powell (a la sazón nexo de unión entre el Oi! y Eric Clapton). Incluso el mismísimo Adam Ant, de cuyo compromiso político no dudaríamos jamás (de la total ausencia del mismo, queremos decir) y que probablemente hubiera terminado en urgencias de haberse cruzado con cualquiera de los arriba mencionados, se mostraba abiertamente crítico con el furor anarcopunk y rojeras que empezaba a extenderse por su isla. Y aquí, en ese meollo de ocupación, ropa negra, estofados de lentejas y chaos mágick en squats del Hackney pre-gentrificado tenemos que detenernos dos veces.

Adam Ant teorizando sobre teología.
The Apostles eran una especie de enfants terribles del punk anarquista. Muy ligados a London Class War -de cuyas polémicas y miserias no vamos a dar cuenta aquí, pero que inspiran cierta simpatía en el ala Makhnovista de La Hidra- resultaban un grupo molesto e incómodo para muchos seguidores del anarcopacifismo predicado por Crass por su muy publicitada afición a resolver los dilemas dialécticos e ideológicos a hostia limpia, por sus constantes y viciosísimas críticas al gregarismo y la fantochada de la escena anarco y muy especialmente por editar un disco en el que tomaban prestadas músicas y letras de la más notoria banda neonazi de la historia. En su cuarto EP, “The Giving of Love Costs Nothing”, Andy Martin, vocalista de la banda, homosexual y militante del RCP se despachaba con dos canciones con música directamente fusilada a Skrewdriver: ‘Rock Against Communism’, con unas hermosas letras cargadas de folclórico y melódico fascismo y con “Kill Or Cure”, un recordatorio de la inevitable degradación moral que produce la homosexualidad en nuestra sociedad, y la obligación de curar o matar a los que la padecen, muy en la onda del ‘Les das una semana para abandonar el país, tienen una opción. Y si no, los matas.’ que expresaba aquel joven en el mítico reportaje de TV3. Un ejercicio espléndido de trolleo antes de que existiera tal concepto, Martin afirma haberlo hecho para probar que la politizada y santurrona escena anarcopunk no sólo no iba a tomar represalias contra una banda capaz de expresar semejantes ideas abiertamente, sino que incluso recibirían cumplidos por ello. Dicho y hecho: no sólo tuvo la suerte de oír todo tipo de comentarios felizmente homófobos a cargo de gentes de la escena libertaria, sino que su siguiente single fue editado por Mortarhate, el sello de los todopoderosos Conflict.
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En los círculos de cotorras del meollo anarco Conflict tenían una posición extraña: por un lado eran el grupo más popular y con mayor poder de convocatoria tras la disolución de Crass. Por otro tenían cierta fama de marrulleros con amistades, ahem… ideológicamente interesantes. Todo esto no hizo más que mejorar con la edición en 1985 a manos de Mortarhate de “Expect no mercy…If you cross your real friends”, el primer EP de Admit You’re Shit. AYS eran una banda de Londres cuyo sonido y contenido parecían estar más influenciados por el hardcore norteamericano de la época que por cualquiera de los grupos presentes o pasados de la escena anarco británica en la que se desenvolvían. Hasta ahí todo normal: diversificación de oferta para ampliar mercado. Lo interesante es que su vocalista, un tal John Cato, también es conocido por una fructífera carrera en movimientos neofascistas británicos, incluyendo su participación como ideólogo en publicaciones afiliadas a la organización paramilitar Combat 18. No es nada raro que a 30 años vista alguien cambie de chaqueta: la edad con frecuencia hace que broten la barriga, el northern soul y el fascismo, pero Cato afirma haber estado involucrado en el British Movement durante los primeros 80, antes de formar AYS, y también haber mantenido y expresado sin tapujos siempre sus firmes ideales raciales y nacionalsocialistas, aún cuando él y su banda compartían conciertos, espacios e incluso vivienda con punks anarquistas. Aún dudando de que fuera algo sabido en la época, el hecho es que Mortarhate reeditó la discografía de AYS en 2004, cuando Cato era públicamente nazi (y muy nazi, nazi reglamentario, con certificado de excelencia y homologación europea) hacía años.

Igual que nosotros usamos este humilde blog para expresar nuestro odio por el capitalismo y el reggaeton, John Cato se servía de The Order para hacer lo propio con judíos, comunistas, homosexuales...Una macedonia de odio con un logo, admitámoslo, bastante molón.
¿Infiltración neofascista de la escena en los 80 y ahora? ¿Tolerancia y pasividad en nombre del colegueo y la música rápida? En realidad a nadie le importa porque esto no dejan de ser cuatro tipejos editando discos que no le importan una mierda más que a otros cuatro. La vida real es otra cosa, por si no se han dado cuenta. A lo que queríamos llegar con esto es a decir que un nazi es un nazi, lo que no es un nazi no es un nazi, y a pedir que aquel que no tenga ni puta idea ni ganas de informarse no se dedique a decir bobadas y a mezclar churras con merinas en la prensa burguesa para sacarse cuatro duros (muy) mal pagados.

Jóvenes agrupándose en grupo para ir a un concierto de Ultra y Anarquía Vertical, hace unos días en Sant Andreu.
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DISPOSABLE HEROES Una fábula sobre líderes mediáticos de usar y tirar
I am a cliche, I am a cliche I am a cliche, I am a cliche I am a cliche you've seen before I am a cliche that lives next door I am a cliche you know what I mean I am a cliche pink is obscene
La aparición de líderes deseosos de canalizar el descontento social viene de lejos y, dentro de nuestros mitos judeo-cristianos, tendría su origen en Moisés, aquel carisma natural que llevó al pueblo judío a la tierra prometida a lo largo de un éxodo psicotrópico con lluvia de cupcakes divina y travesía marítima a pie incluidas. Sin embargo ha sido la generalización de las nuevas tecnologías (lugar común), de las redes sociales (toma otro lugar común) y de la sociedad 2.0 (megalugarcomún) las que han provocado un flujo de información tan rápido y vertiginoso de noticias y novedades, con picos y descensos tan inmediatos en el tiempo, que ha provocado la creación artificial de líderes de opinión masivos de usar y tirar capaces de dirigirse a las masas depauperadas y de sintonizar con sus demandas a la caza del voto. Todo ello con una consistencia y una durabilidad, como meros productos de consumo que son, equiparables a la trascendencia de un peo silencioso lanzado al aire libre al lado de una fábrica de aromas para chupa-chups.

Beatriz Talegón: Crucified by her sins
A esto se ha sumado dos factores más: el primero el cuñadismo cañí –no olvidemos su versión nostrada- ya largamente teorizado en otras instancias y demasiado obvio como volver a definirlo aquí, y el segundo el auge de todos los tics y los tocs de la neopolítica hija del fiasco, definitivo o no, de los partidos de régimen gestores del gran pastel capitalista como capataces de Los Amos de Todo Esto. Neopolítica que ha resultado, en el mejor de los casos, la elevación de individuos pertenecientes al frente de masas a niveles de vanguardia política, o bien la colocación de veteranos militantes extraparlamentarios a la gestión cotidiana de pipi canes y parques de petanca con un rigor social seguramente mucho más avanzado que el de la socialdemocracia psoecialista hasta ahora conocida. Y en el peor de los casos neopolíticos resulta en que se acaba uno afiliando a Ciudadanos en el año 2006, hace de extra desnudo en alguno de sus spots publicitarios, deserta del partido-butano con la aparición de UPyD y se baja del Titanic de Rosa Díez ante la nueva burbuja electoral, medios mediante, de las huestes de Albert Rivera.

Rivera tonteó con lenguajes audiovisuales del cine clasificado “S”
Es en este contexto hay que resaltar dos ensayos fallidos: el de Beatriz Talegón, -la famosa joven socialista de peinado garçon indignada porque sus compañeros realizaban sus cónclaves internacionales en hoteles de cinco estrellas, si recuerdan- o el de Miguel Ángel Revilla: ese señor mezcla de humanoide y uva-pasa, con mostacho saddamhusseiano y rostro curtido a fuerza de mirar durante eones el desarrollo de cualquier obra pública, ese señor equipado con conexión telepática con la esfera pública y el zeitgeist de lo que acontece en la barra de todos los “Bar Pepe” de España, ese señor que es recibido en loor de multitudes por las Españas como un pérfido antisistema para vergüenza de cualquier cántabro con dos dedos de frente que haya sufrido su gestión en la región norteña.

Supercuñado Revilla en su etapa del tercio nacional sindical remolachero
De la bisectriz de ambos experimentos nace el objeto de estudio que hoy analizamos. De la mezcla, por un lado, de supuesta izquierda radical y estética juvenil pero con peste a naftalina; y por otro lado del “habló de putas la tacones”, o bien si no quieren enfadar a nadie en su asamblea indignada de barrio del “consejos vendo, pero para mí no tengo”. Hablamos de Gabriel Rufián, el líder que Esquerra Republicana de Catalunya, en su intento de camuflar su caída de siglas por incoherencias entre significante y significado evitando competir en ello con el PSOE, fabricó para poder dotar de una cara insurgente y juvenil al carrincló y progresivamente boinil, cejijunto, tietero y casposo Procés Independentista ante el éxito y auge de True Young Rebels como el EnComunita Xavier Dómenech (¿cómo diablos se llama a un partidario de Los Comunes?) o la gran Anna Gabriel, cuya valía derrota por muchas cabezas a otras primeras espadas cupaires (de hecho teníamos pensado defecar ampliamente y con fruición sobre Antonio Baños hacia esta altura del artículo, pero dado que nos informa la Sigurumi que no es afiliado a dicha formación nos ahorraremos entrar en detalles). Un mozalbete que se le diseña desde la nada para fabricar a un joven dinámico y desenfadado, como Schwarzenegger programando por catálogo a su pareja femenina de aventuras en Desafío Total, solo que a diferencia del film de Verhoeven a Rufián parece que lo haya ideado estéticamente el espectro de Heribert Barrera ouija mediante. Un hombre que hace bueno aquello de “el rostro es el espejo del alma” y con el cual uno debe morderse la lengua y evitar hacer chistes fáciles, por muy a huevo que sean, con su apellido. Un ser cuya nuca fue pista de aterrizaje para miles de collejas adolescentes y juveniles bien merecidas.
Lo más increíble de todo es que Gabriel Rufián dentro de la progresía ibérica ha colado, por breves instantes y a raíz de su intervención en el congreso durante la investidura de Rajoy, como un radical anti régimen, cuando analizado el personaje y su formación política al detalle queda en niveles de preparación y coherencia equiparables a un enano del bombero torero puesto a dirigir el Soviet de Petrogrado en plena guerra contra los blancos. Rufián es el mascarón de proa de la falsedad, el subterfugio que usaría un adolescente para mentir en casa cuando llega apestando a chupitos y cubatas baratos ante la inquisidora mirada paterna. Rufián es el catch-all-man, el hombre que atrapa todo espectro ideológico o de opinión. Sube fotos del Che Guevara y citas del EZLN en sus perfiles de redes sociales y a la vez se burla del community manager de la PAH o bien su partido vota con CDC y el PP en contra de subir el IRPF a los ricos, o se opone a regular el precio de los alquileres y a retirar subvenciones a las escuelas del Opus, o tumba orgásmicamente el paso a trámite de la Iniciativa Legislativa presentada por 90.000 miembros de la comunidad educativa para relanzar la enseñanza pública catalana. Rufián es un oxímoron andante, un muñeco de ventrílocuo que afirma ser marxista para añadir a continuación que el filósofo de Tréveris publicó sus obras en el siglo XVIII. Un ser tan vacío que repite el mantra de la desobediencia al estado español y de los “presupuestos más sociales de la historia” de la Generalitat cuando en Pl. Sant Jaume su camarada Oriol Junqueras Sloth aplica las restricciones presupuestarias impuestas por la Ley Montoro al milímetro y sus colegas de Junts pel Si besan el culo de cada resolución del Constitucional sin decir ni mu. Rufián es un artefacto de precisión de la ingeniería política y la mercadotecnia mediática, pero con unos pies de barro evidentes que, sin embargo, pondrían cachondos a los postmodernos por tremenda disociación entre realidad e ideología. Rufián es la mayor expresión del tokenismo político llevado a su máximo exponente: el hijo de emigrantes andaluces que acaba siendo independentista pese que en las áreas metropolitanas de las grandes urbes catalanas dichas opciones no rebasen nunca el 15% de votos. El charnego que, por el contrario, afirma sin despeinarse que Jorge Fernandez Díaz “no es catalán” porque pasó sus tres primeros años de existencia en Valladolid; es decir, el charnego que usa una reductio ad hitlerum de manual mostrando a un ser indeseable como el ultramontano Ministro del Interior con el que poca gente puede identificarse para de esa manera transformar la catalanidad en una cuestión de apellidos y sangre, poniéndose a la altura del nivel democrático de los germans Badia o Josep Dencàs; convirtiéndose en un Tío Tom para su propia gente. Sarkozy ponía ministros de etnias no europeas, otros popes llevan a transexuales o iconos gays en sus listas pero, eso sí, sin normalización social alguna y con un currículum vitae que se inicia por su rasgo identitario pluralizante al igual que en otros tiempos de mayor visibilidad de la lucha de clases era de buen gusto colocar a algún obrero elegible en puestos de salida–José Luís Corcuera, el ministro de Interior que había sido electricista.

La flauta de Bartolo
Este cóctel viene presentado con el envoltorio humano de alguien que aparenta ser el nerdazo de clase sociópata marginado que acaba ejecutando su venganza contra aquellos que creía inferiores y chabacanos: sus compañeros de pupitres y tizas; ello aderezado con una buena meningitis y un leve defecto en el habla consecuencia de alguna medicación psíquica mal llevada. Rufián es el Neo de Matrix que le enchufan un cable en el cogote y pasa de ser un sujeto totalmente vacío a recitar una recopilación de mejores tuits de la semana como si fuera el Boom 5 o el Caribe Mix de la red social de los 140 caracteres. No hay nada de arriesgado en esta última frase: el currículum activista de Rufián previo a 2013 es blanco como un librito de papel de fumar Abadie: ni una asamblea en el instituto, ni una cuota pagada a desgana en una ONG. Solo un currículum laboral de comercial y aventuras dirigiendo empresas de trabajo temporal; ni una sentada inocente con las manos al aire en el 15M de, recordemos, 2011; podías hallar incluso hasta futuros fans de PXXR GVNG gritando que no nos representan en Plaça Catalunya –no, Lenore, no te empalmes tan rápido-. Rufián es una AKAI cuyos pads contienen sólo samplers en diferentes tonalidades del vocablo “fascista”, banalizando tal idea al aplicarla como insulto a todo aquel ser que no le gusta o del que discrepa, tal y como hacen los cachorros de su partido,-las JERC- que haciendo buena la traducción de esas siglas al inglés se dedicaron en su acto de boicot a la exposición “Franco Victoria Impunitat” a llamar fachas a la cara a ex deportados del campo de Mathausen y a antiguos presos políticos bajo el franquismo.

Si la PAH te basila tu te callas y lo asimilas
Rufián un día te dirá que se siente español, otro que España es irreformable y que en Catalunya estamos ya en la fase de soviets + conexión 4G. Ya ignorando que la ERC de Heribert Barrera prefirió investir en el lejano 1980 a Jordi Pujol -con apoyo de la UCD- en vez de votar al candidato Josep Benet propuesto por los comunistas, Rufián una mañana llamará traidores al PSOE y a sus votantes por investir con su abstención a la trotona de Pontevedra y por la tarde su partido votará a favor de armar a la policía con pistolas táser o de no expulsar del cuerpo a los Mossos que asesinaron al empresario Juan Andrés Benítez. Rufián es el ignorante que propone como alternativa a la festividad del 12 de octubre la celebración del “día de Marcos Ana”, un poeta comunista que, además de seguir felizmente vivo, sería el primer caso de fiesta nacional que conmemora el nacimiento de un literato, aunque después del Nobel Literatura otorgado a Bob Dylan nos lo creemos todo. Pronto lo veremos proponiendo el natalicio de Michel Houellebecq como sustitutivo del 14 de julio en alguna visita irredentista a Perpignan.
Rufián es, como gran colofón a este dazibao de desagravios al ser más mediocre de la escena política española –y eso es decir muchísimo- y por encima de todo, el tolai que en un artículo de El País llamado “El fin del enigma Gabriel Rufián” se vanagloria de dejarse 30 euros y pagar a precio de cocaína una reedición en disco del Led Zeppelin III que puede hallar fácilmente por 10 euros menos. Y esto, señor@s, sí que es auténticamente intolerable en Can hidra y motivo de nuestra propuesta condenada para Gabriel rufián consistente en reeducación, alquitranamiento y emplumamiento en un arrozal del delta del Besós. Julià de Jódete
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POLUCIÓN POPULISTA
Tiempos nuevos, tiempos salvajes. La prisa apremia, la actualidad ruge como un león de Chernóbil, y es tan necesario como urgente ocuparse de un fenómeno que nos tiene, como diría alguno de los artistas contra los que vamos a arremeter en este textito, ‘Mazo rayaos compare’. Seguro que saben a lo que nos referimos, nos ha pasado a todos: se encuentra una cómodamente en la butaca de su casa, leyendo en su publicación alternativa de referencia sobre el boxset con las maquetas de Bach Is Dead, o tomándose unos cacharros y alternando con amistades mientras disfruta del último single de Univers en el disco-pub indie predilecto cuando, sin que medie aviso ni provocación previa, IRRUMPE LO LATINO. Por mucho que uno creyera estar en una zona segura, no falta la invasión de esas bárbaras sonoridades dispuestas a transformar nuestro microcosmos en una gosadera de sabrosura.
Desgraciadamente cosas como el reggaeton, la bachata y un millón de subgeneros y mutaciones varias en las que no profundizaremos (porque al no interesarnos no tenemos ni puta idea del tema, más que nada) han experimentado un auge y una importante visibilización y aceptación en ámbitos, digamos ‘alternativos’. En esto tienen una influencia determinante dos factores: por una parte la falsa idea de que son músicas tan respetables y dignas como cualquier otra -lo que viene a ser como decir que Pío Moa o Cesar Vidal son historiadores respetables- y por otra, el archiconocido y muy querido en esta casa encanto de lo prohibido e ignoto. Hablamos de músicas mayoritariamente denostadas por la crítica musical, el público rockero, y la sociedad en general (esto último convendría matizarlo, pero de momento cójanme de la manita y acompáñenme hasta el final del argumento), y no hay NADA, absolutamente NADA que guste más a una joven de clase media con estudios universitarios que poder disponer de ciertos equipajes culturales “prohibidos” y “salvajes” para darse un cierto barniz de autenticidad rebelde a la par que se autoflagela por esa juventud en la que ejerció de genocida cultural elitista por escuchar Pavement, una actitud de victimismo cristiano que evidentemente nos resulta inaceptable.
Nosotros nos preguntamos por qué tuvo que sonar ninguna.
Más preocupante resulta la idea, cada vez más aceptada, de que por su origen y circunstancia se trata de sonidos inevitablemente revolucionarios y combativos. Si organiza usted un jolgorio reivindicativo, está claro que nada hará tambalearse los cimientos del patriarcado heternormativo turbocapitalista como unos cuantos pepinos dembow a 90 BPM sobre mover el cucu. Son músicas hechas por “minorías étnicas” (una forma sutil de disimular el eurocentrismo y las ganas de decir ‘sudacas’) y por consiguiente, es material insurrecto sí o sí. De que el 90% de su contenido lírico ensalce el sexismo más guarro y chabacano (incluyendo sus incursiones en el ‘amor romántico’ más casposo y machista y, sí, las letras de ‘tías duras’, que pueden parecer muy empoderadoras, pero suelen apoyarse en los clichés de género más ridículos desde ‘Los Bingueros’), el mezquino ombliguismo capitalista, el materialismo de nuevo rico hortera, o directamente el analfabetismo orgulloso, ya hablamos en otro momento si eso. Cualquier día iremos a algún acto sobre cualquier pandilla-callejera-terrorista-ontológica-ysusrastrosenelpunk (organizado por La Felguera, obvious) y nos deleitarán con el recopilatorio aquel de salsa que editara en su día Crónicas Marcianas o puede que incluso con el maravilloso single ‘Mi gente’, de la artista cubana Lucrecia, un canto a la insurrección lúdica que ríanse ustedes de la maqueta de Nocivo.
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In all our decadence people die In all our decadence people die In all our decadence people die In all our decadence people die, etc.
Estamos sin duda ante un ejemplo de una cosa muy fea y que tampoco aceptamos en Can Hidra: el tokenismo. Porque inevitablemente llegados a este punto de la conversación se nos recriminará que en realidad, si no sabemos apreciar debidamente a Andy Y Lucas o Juan Magán es porque además de unos aburridos y unos rancios, somos clasistas (y siendo como somos poco menos que lumpenproletariado del bueno, el problema pasa a ser que somos unos desclasados) y nos hablará de un montón de proyectos musicales que trabajan estos géneros pero ‘a la contra’ (lo cual suele ser sinónimo de ‘pijos disfrazados’). Nos hablará de ese delicioso ensemble de cumbia villera con letras sobre los Ocho de Chicago, esa maquiavélica agrupación de dembow transgenero influenciada por el ‘Penis Envy’ de Crass, de Las VVitch -que, la verdad, nos suenan a Superputa pero sin gracia, que ya es decir-, o de ese activista opositor venezolano emigrado a Williamsburg que ha optado por rebelarse contra lo establecido con sus versiones agitprop de Luis Miguel del Amargue. Vale. Lo que pasa que estos proyectos, dejando de lado que suponen agarrarse a la excepción para obviar la norma, son en mayor o menor medida expresiones de otra cosa muy fea: la temida APROPIACIÓN CULTURAL. Porque en su vertiente más auténtica y pura todos estos géneros gozan de una salud estupenda, y cualquiera que viva en una gran ciudad tiene a su disposición una oferta de ocio latino destacable, con conciertos semanales de figuras de primer orden y varias salas donde escuchar las más radiantes novedades llegadas de allende los mares. En cambio, quedarse desde fuera con aspectos superficiales y descontextualizarlos para hacerlos ‘seguros’ y ‘apropiados’ en un entorno cultural totalmente diferente es lo que podríamos llamar ‘currarse un Vanilla Ice’ pero con coartada intelectual. Y esto vale también para el público: el bar musical Canapé (c/de la Muntanya 34, 08026 Clot, Barcelona) quizás resulte un poquiiiiito demasiado aggro, que está lleno de negros con cadenas de oro. Lo que mola es quedarse en el Heliogabal y que Felip Monistrol, que presenta su poemario, nos ponga unos cuantos bangersz de kilo después del concierto de Pentina’t Lula. Así, con la pícara sonrisilla de medio lado. Quina conyeta maca, tete.

Por supuesto, está la idea de que son géneros marginados por una cuestión de construcción social (y de racismo, que es el gran caballo de batalla de estas historias), y que son víctimas del mismo prejuicio racista (vamos otra vez…) y clasista socialmente instaurado que en su día hubieron de afrontar los bluesmen de Chicago, George Clinton o NWA. De nuevo, la fascinación por "lo diferente" y "lo exótico" juega una mala pasada a los blanquitos de clase media, que meten en el mismo saco a cosas y contextos muy diferentes y que como observadores externos no pueden (no podemos, vaya) comprender de verdad. Es como si aquí les hablamos a ustedes de los Kinks y su vecino el inglés le habla de que Soul Jazz ha sacado un recopilatorio de Los 4 de la Torre (iba a jugar la carta Scott Walker/Raphael, pero no lo veo tan descabellado al fin y al cabo). Vamos, que es un argumento de imbéciles. Y aquí no tenemos tiempo que perder con imbecilidades, que hay que tomar los medios de producción antes de las 7.

Yo no soy tu bitch.
Y todo esto si nos ceñimos a LO LATINO, pero no hay que olvidar que la estupidez también campa a sus anchas si nos quedamos con expresiones musicales autóctonas. Podemos hablar por ejemplo de ese extraño y novedoso fenómeno consistente en reivindicar los ambientes makineros de mediados-finales de los 90. Puede que usted, señor crítico musical, en 1996 estuviera escuchando a American Music Club tomándose una copita de Porto en su pisito de alquiler y ahora, a toro pasado, vea la fauna del Pont Aeri como una bullente escena de vanguardia proletaria, una explosión de creatividad sin límites con los medios de producción en poder del pueblo, un Afrobeat patrio denostado y empujado al ostracismo mediático únicamente por una pinza burguesa. Seguramente si hubiera sido usted adolescente en la época y hubiera tenido que sufrir esa MORRALLA día a día en el instituto y tratar con esa escena de jóvenes estetas del analfabetismo funcional con chupas Alpha y pelos cenicero no vería el asunto como una especie de Swinging London de extrarradio.
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Lucha de clases, transversalidad y empoderamiento.
La historia, disfrazada de una lucha contra el elitismo musical no deja de ser lo más burgués -y por tanto clasista- y pedante: la fascinación por la pobreza, la exaltación de lo lumpen que hace que en lugar de hacer la cultura y las herramientas de reflexión accesibles al proletariado, se pretenda dignificar los subproductos producidos y promovidos originalmente para mantener a este en una suerte de letargo cultural. Igual que los rockers ibéricos se atavían con banderas confederadas, parches de la NRA y demás parafernalia _redneck_, el público -antaño- _indie_ reproduce el mismo fenómeno del ‘siente a un pobre a su mesa’, la visita al zoo a ver a los animalitos desfogarse a su rollo desde detrás de la seguridad de un cristal blindado y el joven maoísta de la letra de ‘Holiday in Cambodia’ exaltando la pobreza, la miseria y el atraso como señas inequívocas de pureza proletaria, flipándolo a tope con Los Caños o con jóvenes promesas del trap que perfectamente podrían ser Azucar Moreno. Que por cierto al paso que vamos cualquier día son cabezas de cartel de un LadyFest de esos.
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#A.E.S.T.H.E.T.I.C.S.
El argumento final que nos arrojará a la cara nuestro rival dialéctico, ya agotado tras una truculenta conversación contra nuestra granítica conciencia de estetas proletarios es que estos géneros son un campo prodigiosamente fértil y en constante renovación a nivel musical, seguido generalmente de alguna declaración hiperbólica tipo ‘es el nuevo punk’. De lo segundo sólo diremos que en los últimos veinte años lo hemos leído referido a prácticamente cualquier estilo musical que interesará lanzar en el momento. ¿Se acuerdan ustedes de cuando Goldie, embadurnado en purpurina y fundas dentales, era ‘el nuevo punk’? Pues nosotros sí, y ya ven. Lo otro, lo de la imparable evolución musical en manos del dalepapidale, pues…quizás-tal vez-podría decirse que-en cierta manera es verdad, suponemos. La verdad es que reconocemos nuestra ignorancia en este campo y por tanto no tenemos muy claro a qué nivel de vanguardismo y desarrollo está llegando la carrera espacial de la escena dembow burgalesa. Pero, aparte de que es un verdadero dedondevienesmanzanastraigo, no hay que olvidar que esto de la querencia por la innovación y la maravilla musical a cualquier precio va en dirección diametralmente opuesta a los modos y maneras de los artistas que son realmente importantes y queridos en esta casa: Discharge, Beat Happening, o Boogie Down Productions. Al final no deja de ser comportarse como los putos jevis fans de Lucca Turilli: entender la música como una carrera de fondo o un concurso de pollas de técnica e innovación para compensar el vacío absoluto en todo lo demás. Kraft durch Freude pero con beatz tope gordos. Pa’ que lo goses.
Lo único que nos cabe esperar de esta rompedora tendencia cultura es que el afán de reivindicar de manera inter/anti-clasista y sin prejuicios ni elitismos la cultura popular y masiva se extrapole con la debida coherencia más allá de la música. Cine, literatura, teatro, ensayo...no deben quedar al margen de este ejercicio de recuperación y dignificación, máxime cuando nuestro país y su estado de derecho nos han brindado tantas y tan destacables obras y figuras en este sentido: Carlos Herrera, '8 Apellidos Vascos', Los Morancos, Manos de Topo, Santiago Segura, Belén Esteban...¡hasta la victoria siempre!
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Última hora: han ganado los malos.
Estamos aquí hablando con nuestro cuñado que está muy preocupado por lo de Trump. A nosotros nos duele porque seguro que Hillary estaba totalmente por la labor de emancipar al proletariado de las garras del sucio turbocapitalismo patriarcal heternormativo y tomar los medios de producción cuanto antes. Otra vez será, mientras tanto NI WASHINGTON NI LA CUP.
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ICONOS ESTALINISTAS
Una revisión 20 años después de la aparición del primer 7” de Manifesto.

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(Nota: todos en Can Hidra tenemos el 7″, pero nos daba palo ir a buscarlo al altillo y hemos decidido liberar esta imagen de Tc).
Se me hace difícil reordenar tantos recuerdos relacionados con la publicación de este single, así que empezaré por lo primero que se me pasa por la cabeza. Creo que yo asistía a un concierto de nuestros ídolos locales Afraid To Speak In Public –los hijos más aventajados de la hornada funk metal y de la locura Victims Family/No Means No- cuando algún asistente al evento se empleó a fondo, como si fuese un agitador del tardofranquismo, a lanzar pasquines sobre los asistentes, enzarzados en un pogo loquísimo. “Próximamente: Manifesto 7”, eso rezaba la octavilla, decorada con la imagen de una carga policial. Toda esa información minimalista en mi cerebro me capturó de alguna forma, y como entonces no existía ninguna de las sofisticadas tecnologías actuales y la información llegaba de forma más dosificada, Manifesto entró en mi lista de “nuevas bandas a descubrir”. Vamos, algo parecido ocurría con las extensísimas listas de agradecimientos de discos y maquetas: si los Real Vomit of Peerless Minds están ahí “es por algo” y eso significaba anotarlos en tu lista mental de futuribles descubrimientos.
Una de esas mañanas de sábado en las que me dedicaba a manosear las cubetas de Daily Records en busca de algo que llevarme a casa, y de paso arruinar mi paga de dos semanas con el consiguiente no tener ni un duro para Xibecas, apareció ante mis ojos un 7” que coincidía con aquel pasquín volador de la sala Garatge “El Arte de la Insurrección / Lo Nuevo y lo Viejo”. Todo encajaba, yo “estudiaba” Arte, eso de “Manifesto” sonaba muy comunistoide, la camiseta de Carlos en la contraportada era de Dag Nasty y, aunque en la vida los había escuchado, era una referencia “correcta”, y los títulos de los temas sonaban a políticos. Qué coño, y lo de “insurrección”, “lo nuevo y lo viejo” era un film de Einsestein; todo sonaba bien. Entre dejarme 2000 lúas en un futurible posavasos de Madball y 450 en ese single (¡de siete temas!) no había color. Y me sobraría pasta para algún que otro litro comprado en la gasolinera la misma noche de sábado.
Una vez traído el single a mi casa procedí a darle una, dos, varias escuchas. Naturalmente mi intención era memorizarlo a fondo y proceder a sumar un nuevo grupo favorito al que adorar durante un tiempo, pero algo se torció en ese plan quinquenal perfecto. La seducción me llegó rápidamente por los ojos. “El Arte de la Insurrección” sigue siendo uno de los artefactos más bonitos planchado en vinilo que han pasado por mis manos en muchos años. La profusa aparición de ilustraciones y arte de la Revolución Rusa me enganchó de inmediato, como estudiante de primero de Historia del Arte que ansiaba estudiar vanguardias rusas en vez de retablo medieval tras basílica paleo románica. En el apartado lírico, sin embargo, pasé de una excitación inicial a una decepción por momentos rotunda. El caso es que las letras eran eminentemente políticas y con una vocación de trascender la sencillez y el panfletismo del rock cañí hijo bastardo del rock radikal vasco y los cantautores de cuya cópula mutua nacieron varias generaciones de pesadas bandas Viña-Rockeras. Sin embargo de ese panfletismo de la sencillez y el maniqueísmo a lo SKA-P Manifesto pasaban directamente al panfletismo del sectarismo político más obtuso, cerril y cabecicubo. Y me explico.
Manifesto no dejaban de ser el vehículo ideológico del grupo político recién fundado por su vocalista Josep Garganté junto a un par de ingleses del Socialist Workers Party británico que, cual Fanellis del siglo XX, venían a extender su internacional de cuño trotskista a la piel de toro. Es por eso que las letras son por momentos calcos de las principales teorías del SWP y de sus cuadernillos de formación, llegando a producir eso en los temas del 7” momentos de absoluta cacofonía verbal. El momento “las ideas que dominan en cada sociedad son las ideas de la clase dominante” repetido dos veces en tres segundos que se puede oír en “Provecho” es, aparte de un trabalenguas a la altura del célebre de Mary Poppins, un despropósito inaudible. Para añadirle más salsita, las letras de Manifesto incidían además en polémicas que iban más alla de las diferencias con el resto de la izquierda tradicional comunista o socialista. Ya no era solo el manido “te apoyo pero no” respecto las organizaciones que cita en “Incondicional pero crítico” –auténtica Wikipedia de luchas internacionales acaecidas durante el “fin de la historia”- sino que además las letras de Josep entraban en las agrias polémicas con otras tendencias trotskistas de la época distintas a la suya. Vamos, las típicas sobre caracterizar a los países del este de Europa como “socialismo degenerado” que requieren de una reforma antiburocrática o bien directamente, como dice el SWP y también este disco en sus surcos, como meros estados capitalistas (capitalismo de estado ¡uh! Chernenko Industries Inc., vamos) a la imagen y semejante de, digamos, Singapur, Indonesia o Estados Unidos. Algo que si bien a los habitantes rusos que, por ejemplo, engrosaron en los 5 años post-soviéticos la población en situación de pobreza del 1,5% a un 45% no le haría ni puta gracia leerlo, a mi con 17 añitos, mucho acné y una virginidad vergonzante aún en pie me parecía tan fascinante como si una supuesta banda anarco-punk francesa se dedicara a defender el ideario de la fracción de su CNT particular contra todas las demás escisiones del mismo nombre.
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Y eso, señoras y señores, cuando estoy escuchando un single me importa un bledo. Un gigantesco y supino bledo. Y cuando más grande me hago, menos me importan esas polémicas de micropolítica recreativa. Es necesario contextualizar que el SWP fue, durante muchos años, el grupo de la extrema izquierda más importante en Inglaterra en dura pugna con Militant, otra tendencia trotskista de cuño británico que en España se hizo famosa por organizar el Sindicato de Estudiantes como frente de masas. Tanto el Sindicato de Estudiantes como la neonata sección española del SWP fueron y son una especie de MC Hammers de la política, banderín de enganche donde recabar en la adolescencia para, inmediatamente, ir a cosas más serias y abrazar el rap de verdad u otras siglas más serias, como acabó haciendo el propio Garganté con su paso al sindicalismo o a la CUP. Para otro día dejamos los chistes sobre trotskistas o sobre cuantas internacionales se reclaman herederas de la IV fundada por Lev Bronstein, les aseguro que necesitarían clonar su cuerpo para poder contarlas con los dedos de las manos y los pies. Sin ir más lejos, las propias camisetas de Manifesto eran modelos diseñados originalmente por el SWP y adaptadas por la banda (Únete y Lucha Contra el Fascismo y Una Solución: Revolución) En este single aún no se ve otra de las grandes fascinaciones de Josep: Manliftingbanner. En dicho grupo, hijo de Lärm y Colt Turkey había dos miembros del SWP holandés (Paul y Olaf, también de Seein Red, por el contrario, eran del PC a secas. Es decir: ¡capitalistas de estado!). Dicha obsesión llegó a que Manifesto imitase gran parte de la parafernalia de dicha banda hasta el extremo de copiar las mismas intros de sus discos ¡traducidas al catalán! Dicha sección española del SWP se llamó “Socialismo Internacional”, algo que en pleno 1996 y antes de la victoria del PP evocaba mentalmente a un Felipe González dando besos a abuelas en los mercados de abastos pero extendido, cual pandemia de gripe A, por la faz completa de la tierra. Eso les llevó a cambiar por su nombre actual “En Lucha”, y de paso nos arruinó el mote que los detractores de ese grupo político le atribuíamos: “mira, ahí están los de Satanismo Internacional”. Porque SI eran muy pesados. Josep, inspirado por el papel del SWP practicando agitación cultural en el mundo de la cultura y de la música (Redskins, Tom Robinson Band, los propios festivales Rock Against Racism o el mismo pope del OI! Gary Bushell, que perteneció al SWP hasta que se convirtió al nacionalismo inglés) practicó el “entrismo” en la escena HC de la época. Y la verdad es que reclutó a un buen puñado de mozalbetes que luego resistieron como activistas lo que dura un chupa-chups en la puerta de un colegio, así como también generó un rechazo ante la pesadez de las sesiones de proselitismo de Josep y sus acólitos en cualquier momento del día, un inoportuno “¿qué piensas de Cuba?” mientras departías amistosamente con colegas sobre temas más banales. De hecho se dice y se cuenta que el tema “Comunistas fuera” de la banda d-beat SIDA está especialmente dedicado a nuestros amigos de SI. Las pocas personas que he visto con cabeza amueblada defender abiertamente experiencias como la de Pol Pot o la de Sendero Luminoso lo hacían con el objeto de, o bien provocar, o bien alejar a miembros de SI en actitud proselitista-pesada-comeollas nada disimulada.
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Que nos perdemos. El single estaba apoyado por una serie de textos teóricos y citas que procedían absolutamente todos de miembros del SWP o bien de sus publicaciones. Ni un Samir Amin, ni un Chomsky, ni un Galeano. Nada amable para todos los públicos: a desayunar Tony Cliff, Chris Harman, Mike González, John Molineux y recitar como un mantra el opúsculo “¿Qué el socialismo desde abajo (sic)?”. El aspecto gráfico, por su parte, estaba amenizado por fotos de la banda y carteles soviéticos de primera hornada. El balance final del aspecto gráfico del single es: caray, qué bien presentado. Pero ello quedó arruinado en la portada del siguiente CD, cuando tras contratar un fotógrafo para fotografiar una manifestación a su paso frente La Pedrera de Gaudí, este echó la foto el día y la hora señalada desde un despacho alquilado a tal efecto a pesar de que no había absolutamente nadie con banderas y megáfonos en la calle: la movilización había sido desconvocada pocos días antes; pese a ello la imagen se utilizó. De esta manera el CD “De la Resistencia a La Revolución” tenía más similitud en su portada a una guía Lonely Planet de Barcelona que a un disco de hardcore.

Pasando al aspecto musical debo decir que, si no fuera por la necesidad imperiosa que tenía en aquellos años de pobreza adolescente de amortizar a tope cualquier compra musical, posiblemente no hubiese pasado de las cinco o seis escuchas del single antes de abandonarlo. La intro, que era un speech tan mal grabado que parece un televisor sonando de fondo en el comedor grabado con un radiocasette Mx-Onda, da paso a los primeros estruendosos segundos musicales. Y ahí mi gesto cambia. Primero de todo, me preguntaba ¿vamos a ver, si es hardcore… por qué demonios no tocan rápido? Sí, a ratos tocaban rápido, pero a mi maniqueísmo de que el hardcore debía ser lo que Minor Threat había estampado con cincel sobre mármol se sumaba lo molesto que se me hacían determinados breaks mezclados con la cacofónica voz de Josep, a la que si a sus enrevesadísimos textos calcados de los folletos de SI (¡mentiras! ¡Capitalista de estado! ¡estalinistaaaaa! ¡incondicionaaaaaal!) le sumamos su timbre de voz nos encontraremos algo nada agradable de oír. Josep, siento decirlo, en aquella época tenía una voz que evocaba ladridos de perro con bronquitis que escupe esputos de chopped mientras entre tema y tema se fuma medio cartón de Habanos. Además se empeñaba en protagonizar él mismo algunos speaks con efecto megáfono “¡como clase, como izquierda, como resistencia!” Es cruel, pero comparativamente y oídas voces de otras grabaciones de la época (Robert en Uprising, los dúos de voces de Italiano y Abraham en E-150, Hopeful, etc…) vemos que Garganté en estudio no tenía un buen nivel. Cosa que sí consiguió para su última referencia “Un Mundo que Ganar” donde todo sonaba engrasado y como un bloque –pese que la letra de “Octubre Rojo” es, nuevamente, un calco del It Can Be Done de Redskins, otros discípulos del SWP-, solo que para aquellas épocas el hipermilitantismo del cantante había dejado a un lado el mundo musical para vender periódicos en manifestaciones, intentar afiliar a chavales en la universidad haciéndose pasar por estudiante de Historia o bien preguntándoles su opinión sobre la Polonia de Jaruzelski.
Lo cierto es que mi mente adolescente no conocía determinados sonidos que Josep reivindicaba como influencias y que luego yo amaría con profundidad: Downcast –la portada de su 12” aparece en este single al ser una obra de Kozlinski-, Born Against, Refused y Ebullition en general. Por desgracia un muro de guitarras triplicadas en el estudio arruinan lo que antes de ser plastificado parece ser sonaba muy bien. Y si bien hay producciones mierdosas que, pese ahogar bases rítmicas y matices, luego se tornan referencias míticas, lo cierto es que en este caso no estamos ante el “Raw Power” de The Stooges o alguna joya de lo-fi o garage. Lo peor de todo es que la energía de la banda en directo no queda recogida ni en este 7” ni en la anterior maqueta. Para mi modesto gusto la cumbre de Manifesto será después y ya se vislumbra en las dos reinterpretaciones para la radio local de Badalona de “Provecho” y “N es por Nunca Jamás”. Pero para entonces ya estarán casi retirados de los escenarios y con los miembros de la banda más involucrados a fondo en otros proyectos y Josep, por su parte, sumergido en los mundos de la cuarta internacional cliffista, a la caza y desenmascaramiento de estalinistas, falsa izquierda y contrarrevolucionarios.
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¿Balance? “El Arte de la Insurrección” podría haber sido un lanzamiento realmente epatante para la época, pero la nefasta producción como la omnipresencia obsesiva de la línea cliffista-socialismo-internacional-SWP en textos y libretos lo arruina por momentos. Destaca la cuidadísima presentación y un precio comedido para lo ofrecido. Por lo demás hay que saber contextualizarlo con otros trabajos de la época para ser conscientes de las limitaciones de sonido y de producción que cualquier banda podía encontrarse, por mil ensayos y mil conciertos que se tuvieran a cuestas. Yo, por si acaso, he disfrutado mucho pinchándolo otra vez, aunque sea solo por la carga emocional y nostálgica que conlleva rememorar cualquier grabación que te haya obsesionado en determinado momento de tu vida.
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Es la hora de la mano de hierro.
La Hidra Marxista ha visto desfilar ante sus ojos sus años de rebeldía juvenil. Ya han pasado. Y ahora huele todo a cloaca, con esos reflejos iridiscentes del agua estancada y también algún que otro bichillo flotando. Nos gustaría vivir holgadamente felando a la prensa burguesa, contando nuestras épicas batallas de juventud underground y haciendo bullying cultural a nuestros semejantes, capitalizando el ombliguismo y sacando rédito de la cantidad de tiempo y dinero invertidos en discos, conciertos, cervezas y speed durante nuestra juventud. Pero en realidad, trabajamos de camareros, de conserjes, dando clases particulares por horas, revisando máquinas de tabaco, cocinando menús baratos… Cobramos una miseria por tener horarios medievales y aguantar que nos traten como lemmings descerebrados por desempeñar trabajos manuales. Y por eso hacemos esto. Porque en el fondo somos unos listos y muy vengativos.
Pero a la hora de la verdad, y como dice esa vieja máxima que tantas veces hemos visto cosida en olorosas chupas de costra polaco “El amor es la base de nuestra rabia”. Y de eso va este fanzine: del amor. Os queremos, y esto es todo por vuestro bien.
No somos un medio democrático y cuando decimos que algo ‘no nos interesa’ es fácil que estemos siendo innecesariamente diplomáticos y en realidad queramos decir ‘ojalá los maten’. Por favor, tengan esto en cuenta.
También prometemos no usar emojis en los textos.
Contacto: loscuentosdelahidramarxista en el servidor email del buscador totalitario para todos sus ruegos y preguntas.
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