We can hear, your blackened dispair...
Last active 4 hours ago
Don't wanna be here? Send us removal request.
Text
☽○☾ The traps are laid in sand and when the fall, we'll rise...
Misión en busca de la bandera... y otras cosas más shady en el proceso ✨
@homenumreveliorp
5 notes
·
View notes
Text
🏳️🌈 PRIDE MONTH!!!
Mes del orgullo en @homenumreveliorp shoutout‼️a nuestros enamorados LGBT+ representando y visibilizando el orgullo a través del rol ✨✨
♡ R. Soren Fayre ↔ Darren P. Callahan
♡ Emrys W. Awbrey ↔ Zachary Renshaw
♡ Kathleen W. Thropp ↔ Dalia A. Moretti
♡ Hugo Weasley ↔ Claude N. Delacour
♡ Andreas A. Moretti ↔ Benedikt Kovalenko
♡ Amanda Travers ↔ Anthea I. Burke
♕ Anson Walsh → Trans King 🏳️⚧️
♔ Astra M. Mayfair → La lesbiana madre 🙏
✨ Happy Pride Month ✨
12 notes
·
View notes
Text
【 The Tales of the Fox and the Hound 】
߷ Capitulo 9: Sueños del destino.
El expreso de Hogwarts soltó su primer silbido mientras una nube espesa de vapor se deslizaba como un fantasma entre los andenes. Soren se mantuvo recostado contra la pared de piedra, con los brazos cruzados y el ceño hundido en una mueca de fastidio que, si uno miraba con suficiente atención, apenas lograba ocultar una ansiedad soterrada. A su lado, Aidan sujetaba una maleta abultada con una sola mano, la otra rascándose la nuca con aire resignado.
—¿Crees que sobrevivamos este año? —preguntó Aidan, sin despegar la mirada del tren. Un poco tratando de aliviar la tensión en el aire o mejor dicho, el aura asesina que emanaba su mejor amigo.
—Solo si no te veo reprobar Aritmancia otra vez —replicó Soren con sequedad—. Lo cual es optimista de mi parte.
Aidan le dio un codazo, y Soren fingió tambalearse con dramatismo exagerado, rodando los ojos. Se relajó un poco, ninguno de los dos podía hacerse el idiota en no saber a que se debía todo eso ya que la respuesta era bastante obvia:
Darren llegaba tarde y el tren ya estaba por irse.
La escena habría sido perfectamente común, si no fuera por la figura que emergía a paso firme entre la multitud: una chica de once años con trenzas tan perfectamente armadas como la actitud que portaba, pecas impacientes en las mejillas y una expresión de autoridad natural que parecía incompatible con su estatura. Aisling Callahan avanzaba entre los estudiantes como si el tren estuviera allí exclusivamente para ella. Al verla, Aidan sonrió.
—Ahí viene el terror de papá.
—Ais... —murmuró Soren—. ¿Dónde está...?
—Hola, idiotas —saludó Aisling interrumpiendo a Soren por completo, mientras dejaba caer su mochila a sus pies—. No sé donde está tu estúpido novio Soren, no me preguntes.
—Qué bueno que estás entusiasmada —dijo Soren, bajando la mirada con fingido desprecio—. Tendremos que ponerle una correa al nuevo cachorro.
—¿Disculpa? —Aisling alzó una ceja.
Soren apretó los labios e hizo un gesto como si estuviese sellándolos con un cierre imaginario
Aidan soltó una carcajada, y Soren suspiró con una sonrisa breve que se le escapó sin permiso. Fue entonces que sintió algo sutil llamando a su hombro. Cuando se giró allí estaba Darren sonriendo como si el idiota no hubiese tardado una eternidad y Soren hubiese estado a punto de hacerle la vida imposible para cuando volviese a verlo.
—Llegas tarde...
—¿Así saludas ahora?
Darren sonrió y Soren lo odiaba por ello.
—¿Qué haces aquí?—. Preguntó como si no fuese obvio y como si no hubiese estado al borde de un tantrum si no aparecía.
—Vine a ver a Aisling tomar por primera vez el tren a Hogwarts. Pero... también quería verte a ti.
—No entiendo como terminé en esta familia.— declaró Aisling rodando los ojos como si se estuviese a punto de verse el cerebro.
—A veces no sé si se quieren o se detestan... me confunden.— agregó Aidan viendo a Soren y luego a Darren como si fuesen dos pares de leprechauns con cabezas enormes y veinte ojos.
—Cállate.— Gruñó Soren pero no pudo añadir nada más ya que Darren se acercó a besarlo en los labios.
—Nos queremos
Soren se puso rojo como tomate. Aidan largó una carcajada de tan solo verlo. Aisling hizo una cara como la de alguien que tragó moco de troll y estaba a punto de vomitar.
El último silbato del tren resonó para que los estudiantes subieran al tren. Los tres se dirigieron al mismo camarote observando a Darren y sus respectivos padres por la ventana en lo que el Expreso a Hogwarts emprendía su marcha directo al castillo.
Él último viaje.
Los primeros días del curso se deslizaron con la velocidad perezosa del otoño. Entre horarios renovados, libros de texto que olían a tinta fresca, y un castillo que parecía respirar más lento con la ausencia de los alumnos mayores que ya se habían graduado, Hogwarts parecía otro.
Y Soren… también.
El cielo sobre Hogwarts amanecía cubierto de nubes pálidas, una capa de gris suave que parecía arrullar al castillo en una melancolía nostálgica. Era el último primer día de clases para Aidan Callahan y Soren Fayre. El inicio del séptimo año.
Los pasillos no parecían distintos: el mismo olor a pergamino viejo y piedra húmeda, los mismos retratos murmurando comentarios sarcásticos desde las paredes, la misma algarabía de alumnos de primer año perdiéndose camino al Gran Comedor. Pero algo en el aire era distinto. Un cierre se aproximaba, y ambos lo sabían.
Aidan, por su parte, venía decidido a vivir el año al máximo. “Última ronda de caos”, lo llamó con una sonrisa torcida mientras entraban al Gran Comedor. Soren se limitó a rodar los ojos, aunque con una sonrisa imperceptible que se asomaba en la comisura de sus labios.
Pero algo en él estaba distinto también. Las noches se volvían más turbias. Las pesadillas, más nítidas. No eran solo imágenes de muerte, sino de una vida que jamás había vivido: un cuarto frío, gritos apagados, un nombre que nadie usaba. A veces se despertaba con palabras en japonés que no entendía. Otras, con las manos temblando y el corazón palpitando al ritmo de una canción que no sabía que conocía.
Y ahora, sin Darren en el castillo, el silencio se le hacía más pesado.
Aisling, por su parte, se adaptó al castillo con una facilidad inquietante. A los dos días ya tenía un grupo de amigas, a la semana un mapa improvisado de los pasadizos secretos y a las dos semanas una lista de estudiantes que “merecían su atención”. Aidan y Soren se turnaban para vigilarla.
—Tú eres peor que mamá —le dijo Aisling a Aidan mientras este le revisaba la túnica en el gran salón, buscando quien sabe que entre sus bolsillos.
—Y tú eres más peligrosa que un dragón con asma —replicó él.
—No tengo tiempo para esto —interrumpió Soren, recostado en uno de los bancos de las largas mesas con un libro sobre Maldiciones Antiguas—. Los EXTASIS están a la vuelta de la esquina
—Es literalmente el PRIMER día de clases Reny —replicó Aidan completamente horrorizado.
Soren bajó el libro con un suspiro dramático.
—No puedes simplemente declarar que vas a vigilarme, Aidan. No estoy en prisión ¡Y no tengo ninguna carta de amor metida en la túnica imbécil! —Aisling se lo quitó de encima removiéndose, el uniforme aún sin arrugar ahora era un desastre gracias a Aidan y eso no la puso exactamente de mejor humor. Tenía el cabello recogido en una trenza apretada y una mirada que quemaba.
—No, claro que no —respondió Soren antes que Aidan pudiera hablar, apoyado con languidez contra la mesa—. En prisión al menos tendrías privacidad. Esto es peor.
—Lo único que me faltaba es que ustedes dos se complotaran en hacer de mi primer año una parodia.
—No nos tientes, Ais —dijo Aidan, cruzando los brazos y una sonrisa satisfecha en el rostro.
Desde entonces, Aisling se volvió parte del trío. Aunque no lo admitieran, tanto Aidan como Soren la espiaban desde lejos. Cuando un par de alumnos de tercer año se le acercaron en el invernadero con "intensiones sospechosas" según Aidan, Soren casi decapitó uno con una maceta accidentalmente mal lanzada.
—Fue el viento. —dijo, sin expresión, mientras el chico se frotaba la cabeza.
Aidan no lo contradijo. Solo le ofreció una palmadita en la espalda. Aisling los asesino a ambos con la mirada.
Cuando la distancia duele.
La tensión amorosa tampoco daba tregua.
La ausencia de Darren se sentía más aguda de lo que Soren esperaba. El verano había sido extraño. Cálido, lleno de tardes en la casa Callahan, momentos fugaces, miradas que duraban demasiado, roces de dedos que no eran accidentales. Pero también silencios, muchos. Soren no sabía cómo gestionar ese afecto creciente. Era más fácil enfrentarse a una mantícora que aceptar lo que sentía.
Ahora, con Darren en el mundo exterior, cada día se preguntaba si lo olvidaría. Si conocería a alguien más. Si todo eso fue solo un pasatiempo de verano.
—¿Sabes que sonríes como idiota cuando lees sus cartas? —dijo Aidan una tarde mientras caminaban de regreso desde la clase de Encantamientos.
Soren se detuvo, levantó la carta y fingió lanzarla al lago.
—No estoy sonriendo.
—Claro que sí. Como si acabara de escribirte una balada irlandesa.
Soren se ruborizó y empujó a Aidan con el hombro.
Los días pasaban entre clases exigentes, tutorías, discusiones sobre el futuro, ensayos de pociones y algún que otro duelo en los pasillos cuando los prefectos no miraban.
Y en medio de eso, una noche cualquiera, Soren recibió una carta. Reconoció la letra de inmediato. Su pulso se aceleró. La carta de Darren era breve. Tres líneas. Pero su contenido lo desarmó más que cualquier pesadilla.
“Estuve soñando contigo anoche. No me despiertes. P.D.: ¿Te diste cuenta que te robé una bufanda mientras empacabas? Huele a ti.”
Soren quemó la carta. Pero no sin antes releerla siete veces.
Era difícil para él describir lo que sentía, pero más difícil era el poder convencerse de que todo estaría bien a pesar de las distancias.
Una noche cualquiera luego de una cena en el Gran Salón, Aidan y Soren decidieron salir a tomar algo de aire nocturno antes de ir a sus dormitorios.
Aidan, meditativo como nunca lo estaba, le preguntó: —¿Lo extrañas, verdad?
Soren lo miró de lado, levantando una ceja.
—¿A quién? ¿A mi sentido común?
—A Darren. No tienes que decirlo. Solo… lo noto. Y está bien.
—No sé de qué hablas —replicó Soren con un tono seco, y dio gracias que la noche no tenía luna y sus mejillas no se veían ruborizarse—. Me da igual si está con alguien más.
—Claro, claro —dijo Aidan, soltando una carcajada—. Como alguien que realmente te quiere y te conoce debería decirte que la estupidez no te sienta muy bien
—¡Son preocupaciones justificadas!
—Mi hermano tardó al menos unos tres años en animarse a decirte lo que siente por miedo a que le mordieras una pierna, Reny. Estoy bastante seguro de que no echará a perder eso solo por un año que est��n separados ahora que finalmente lo consiguió.
Soren no respondió. Pero gruñó algo parecido a "estúpidos Callahans y sus estúpidas palabras coherentes y sus estúpidas caras de mártires" mientras aceleraba el paso para no soportar más de las verdades que Aidan pudiese decirle sobre Darren.
El último invierno.
El curso avanzó con la velocidad de una profecía cumplida. Llegaron los exámenes, los entrenamientos de duelos, los rumores de bailes, las peleas, las noches sin dormir.
Y una tarde de invierno, mientras el sol declinaba entre los vitrales del Gran Comedor y la luz dorada dibujaba formas ondulantes en el suelo, Soren se quedó quieto mirándolas perdido en la danza de luces.
Pocas cosas le robaban su atención y últimamente con las constantes pesadillas de sitios que no conocía, rostros extraños y nombres que apenas podía pronunciar, parecía que las cosas no hacían más que empeorar. Aidan como siempre notaba estos cambios, cuando se trataba de su mejor amigo no había un solo suspiro fuera de lugar que él no pudiese interpretar.
—¿Otra vez las pesadillas?—preguntó Aidan sentándose a su lado.
Soren asintió, sin decir nada.
—¿Quieres hablar?
—No.
—¿Quieres un té?
—No.
—¿Quieres que me siente y guarde silencio mientras haces de estatua trágica?
Soren suspiró.
—Eso suena mejor.
Se sentaron juntos en silencio. Después de unos minutos, Aidan murmuró:
—Darren también tenía pesadillas.
Soren no lo miró, pero su mandíbula se tensó.
—No soy Darren.
—No. Pero eso no significa que tengas que cargar con todo solo.
—Lo sé, es que ni yo mismo entiendo que es todo esto.
Aidan dibujó una mueca en su rostro pero cualquier rastro de seriedad se borró del rostro de ambos cuando escucharon un estruendo en el patio exterior y ambos se levantaron de golpe saliendo directo al encuentro de lo que parecía ser una guerra de un solo hechizo.
—¡¿Qué demonios fue eso?! —exclamó Aidan al entrar al salir al patio exterior al Gran Saloón y ver a su hermana quitándose el polvo de la túnica.
—¿Una victoria? —respondió Aisling, con la nariz en alto.
Del otro lado del patio, un chico de tercer año se sobaba el estómago mientras era asistido por sus amigos.
—Le diste un Everte Statum directo al diafragma —analizó Soren, examinando la varita de la pequeña Callahan con una ceja arqueada—. Estéticamente impecable, pero estratégicamente agresivo.
—Se lo merecía. Dijo que las chicas de primer año solo sabían llorar o peinarse el flequillo.
Soren le devolvió la varita.
—Estoy empezando a respetarte. Lo cual es preocupante.
—¡Soren! —saltó Aidan, sujetando a su hermana por el brazo—. No la animes, por Merlín. El otro día atrapó a un chico en un armario usando Encantamiento de Trampa.
—Era para investigación —dijo Aisling.
—¡Era tu tutor de Herbología!
—Y me contradijo en algo en lo que claramente yo estaba en lo correcto. Como le dije a la Profesora, no necesito tutores, mucho menos en Herbología. Soy una Callahan.
Aisling parecía desbordar orgullo al mencionar su apellido. Soren miró a Aidan, luego a Aisling, y dijo:
—¿Estás seguro de que no fue adoptada?
—A veces creo que Darren y yo somos los adoptados.
Una navidad diferente.
Poco antes de Navidad, llegó una carta. Con el sello de los Callahan.
La caligrafía era de Darren. El sobre tenía un perfume leve, a tinta y madera. Soren tardó dos días en abrirla. Al tercero mientras miraba el sobre con una intensidad con la que se mira una bomba a punto de estallar mientras se llevaba una cucharada de avena a la boca durante el desayuno, Aisling que ahora estaba obligada por Aidan a desayunar con ellos comentó:
—¿Te ha hecho algo el sobre que lo asesinas con la mirada?
—Darren no le escribe desde Noviembre.—agregó Aidan encogiéndose de hombros mirando a su hermana.
—Oh... Es un milagro que Darren sepa escribir siquiera. Tal vez le ha costado mucho esta vez no cometer ninguna falta de ortografía.
—Soren cree que encontró a alguien mejor y que se casarán la semana que viene. La carta es solo una confirmación de asistencia.
Un largo silencio se sumió entre los tres por al menos un segundo antes de que Aidan y Aisling estallaran en risas descontroladas. Soren levantó la mirada y ahora era a ellos a los que estaba asesinando con aquella intensidad.
—¡No es gracioso!
—Si lo es.— dijo Aisling con lagrimas en los ojos
—Demasiado.— añadió Aidan.
—La abriré y cuando se queden sin su estúpido hermano porque yo mismo me encargaré de asesinarlo y esconder su cuerpo ¡verán lo gracioso que será!
Y entonces procedió a abrir la carta con la fuerza que se necesitase para romper una barra de metal.
Me he pasado semanas escribiendo borradores. Pensando en formas de decirte que cada día sin verte es como tener un libro sin palabras. Quiero que vengas en Navidad. Mamá dice que le envíes una carta confirmándole si quieres tu cuarto al lado del mío o en la otra ala. Dile que prefieres el mío. Te extraño. Darren.
Soren se quedó en silenció su mandíbula tensa pero con un brillo en los ojos. Aidan estuvo a punto de abrir la boca y lo sintió antes de que lo hiciera porque lo miró como si fuese a incinerarlo solo de mirarlo.
—Ni una palabra.
Las vacaciones de Navidad llegaron, y con ellas, la casa de los Callahan, la nieve y una Irlanda que parecía tan inmensa como viva en aquella época.
La casa de los Callahan era cálida, de madera y ladrillos, con olor a pan recién hecho y a café tostado.
La señora Callahan los recibió con un beso en la mejilla a cada uno. Soren, incómodo como siempre, solo murmuró algo ininteligible y se metió al interior de la casa como quien ya ha estado allí cientos de veces.
Pero cuando vio a Darren bajar las escaleras, más alto, más adulto, con esa sonrisa imborrable… su garganta se cerró. Solo habían pasado unos meses desde que lo había visto pero parecía que habían transcurrido años.
—Hola —dijo Darren.
—Tardaste en escribir, idiota —le respondió Soren, con los brazos cruzados y el rubor subiéndole por las orejas.
—Tu respuesta tardó más. Lo justo sería un castigo.
—¿Como qué?
Darren se acercó, su mirada intensa.
—Como esto.
Y lo besó. En el pasillo. Con el árbol de Navidad a su lado y el eco de Aidan gritando “¡¿Dónde están mis guantes?!”
Soren no supo si empujarlo o gritarle. Lo que sí supo fue que no quería que se detuviera. Y que en ese beso estaba el hogar que nunca tuvo.
Darren se separó un poco, con las manos en su cintura. Soren lo miró en silencio.
—Eres un idiota —murmuró.
—¿Y?
—Y te odio. Y te extraño. Y no me dejes solo otra vez.
—Jamás.
Y esta vez fue Soren quien lo besó. Corto. Avergonzado. Torpe. Pero real.
Y la casa Callahan, ese invierno, fue un refugio entre las tormentas. Una tregua en medio del caos. Un paréntesis de paz.
La noche antes de navidad Soren y Aidan decidieron ir al pub del pueblo para beber algunas cervezas de mantequilla juntos.
La madera crujía bajo las botas embarradas de los recien llegados y el calor del lugar hacía que el vaho empañara los cristales. Aidan estaba apoyado contra la barra, con una cerveza de mantequilla medio olvidada en la mano, cuando la vio.
La pelirroja.
Había oído que cantaría esa noche. Una estudiante de séptimo de Ravenclaw, solía pasar desapercibida, tanto que apenas la había conocido hace unas semanas en las Tres Escobas en un show a quien la profesora McGonagall había recomendado personalmente para cantar. Era parte del Coro del Sapo y por una casualidad que aún no podía entender, vivían en el mismo pueblo en Irlanda.
Soren le había dicho que era un idiota y más distraído que Peeves por no darse cuenta de la existencia de Meabh a quien todos parecían conocer excepto él. Hasta ahora.
Y entonces, comenzó.
No usó un micrófono. No le hizo falta. Su voz era de otro mundo: dulce, melancólica, con esa cadencia rítmica del gaélico que parecía una plegaria hecha canción. Aidan sintió algo hundirse dentro.
Soren, a su lado, sorbió su bebida sin disimular el fastidio.
—¿Desde cuándo te gustan los recitales espirituales?
Aidan no contestó.
No podía.
Miraba a la chica como si acabara de recordar un sueño que no sabía que había olvidado.
Soren lo notó. Frunció el ceño.
—Oh, no. No vas a enamorarte de una vocalista mística. Dime que no.
—Creo que ya lo hice —susurró Aidan.
—Y yo que creí que lo tuyo eran los problemas —replicó Soren, rodando los ojos
—No te pongas celoso, Reny.
Le dio un codazo directo a las costillas y Soren simplemente bufó. No era que no deseaba ver a su mejor amigo feliz, es que odiaba que alguien le rompiera el corazón. Aunque la verdad, siendo Aidan, seguro terminaría siendo a la inversa.
Navidad paso como un sueño del que no quieres despertar y Año Nuevo no hizo nada a favor de que Soren calmara la espantosa presión que sentía en el pecho a medida que la hora de volver a Hogwarts y volver a dejar a Darren se acercaba.
—Estarás bien
Le afirmó él con la seguridad de quien no debe ir a recluir a un castillo en medio de Escocia y dejar que su mente le juegue los más maravillosos juegos mentales jamás antes vistos. Obviamente no le respondió, pero si lo despidió con un beso y le prometió que le cortaría los dedos si volvía a tardar al escribir una carta.
El último adiós.
—Juro por Merlín, Aidan, si vuelves a tararear esa maldita canción voy a lanzarte al lago con un ancla en el tobillo —gruñó Soren, cruzado de brazos mientras lo miraba con desdén.
—¿Cuál? ¿La de “Siúil a Rún”? —canturreó Aidan con descaro—. Pensé que te gustaba. Tiene alma, drama, pasión.
—Tiene vocalización nasal, un tono deprimente y la culpa de que lleves una semana caminando como si te hubieras enamorado de un espíritu celta. —¿Y si sí? —preguntó Aidan, alzando una ceja.
Soren lo miró, soltó un bufido y se fue, murmurando por lo bajo cosas sobre “pelirrojas traicioneras” y “estúpidas letras tristes en idiomas muertos”.
Pero lo peor no era el enamoramiento de Aidan.
Peor aún eran las visiones que habían regresado. No las suaves premoniciones, no los ecos de emociones ajenas. No. Soren soñaba con una vida que no le pertenecía. Con cadenas. Con un nombre que le resultaba propio y ajeno a la vez. Con un grito de su madre y una figura que se llevaba algo envuelto en mantas negras.
Se despertaba empapado en sudor. La ventana empañada. Las manos temblando. Y una sola certeza: había algo roto en él. Algo que no sabía como rearar.
Pero si algo podía distraerlos a ambos del caos emocional, era la más pequeña de los Callahan. Aisling de cierta manera los mantenía a ambos a raya, cuando el objetivo era que ella cuidaran de la muchacha.
—¡Por favor, dime que no estás siguiendo a esa Ravenclaw! —exclamó Aidan un día, con tono teatral mientras la encontraba caminando por el pasillo del cuarto piso.
—¡No estoy siguiendo a nadie! —replicó Aisling, roja como una amapola.
—Entonces explícanos —intervino Soren, igual de dramático— por qué llevas media hora dando vueltas como un Boggart en entrenamiento. ¿Te perdiste?
—¡Voy a clases, imbéciles! —espetó ella, dándoles un codazo a cada uno al pasar.
Un mes antes de los EXTASIS, Soren y Aidan caminaban junto al lago. Aisling había ido a una práctica de Quidditch y ellos buscaban aire fresco para despejarse.
—¿Crees que reprobaremos Encantamientos? —preguntó Aidan, echádose boca arriba sobre el césped, los brazos cruzados bajo la cabeza.
—Solo si haces ese estúpido gesto con la varita otra vez —respondió Soren, sin mirar desde su lugar a su lado—. Te lo dije cien veces, el giro va hacia la izquierda.
—Me parece discriminación mágica que una dirección determine el éxito de un hechizo.
—También lo es que tengas el don de la terquedad sin que nadie te haya hecho un exorcismo aún.
Aidan sonrió, los ojos entrecerrados por el sol. Soren, aunque no lo dijera, estaba igual de nervioso. No por los exámenes en sí, sino por lo que venía después.
Habían pasado años bromeando con ser aurores, con luchar contra la oscuridad y proteger a los que no podían defenderse. Pero ahora era real. La solicitud estaba enviada. Las entrevistas programadas.
—¿Estás seguro? —preguntó Soren de repente, con una seriedad que heló el momento—. ¿Aurores? ¿Para toda la vida?
Aidan giró el rostro hacia él. Lo miró un segundo.
—No sé si para toda la vida. Pero lo estoy si es contigo.
Soren bajó la mirada, mordiendo la punta de una ramita que había encontrado en el suelo. —No es una broma, Aidan. La vida real… es otra cosa.
—Sí. Y la enfrentaremos juntos, como siempre. —¿Y si no soy como esperas?
Aidan alzó una ceja. Sin entender muy bien a que se refería
—Últimamente tengo estos sueños. En uno de ellos estamos en un callejón oscuro, y tu me reconoces pero yo... me veo diferente. Como si no te conociera, como si fueses nada más que una presa. Lo sé porque lo siento dentro de mi, como si un instinto natural me dijese que debo... que debo.—hizo una pausa inspirando profundamente y cerrando los ojos, cada vez que lo hacía aquella escena se repetía en su cabeza y era como si viviera esa pesadilla una y otra vez.—Que debo matarte y huir. Y no sé que significa. Aidan... ¿Y si es el futuro? ¿Y si me convierto en... eso? ¿Y si soy peligroso?
Aidan hizo un silencio largo. Su rostro estaba serio como nunca se lo veía pero había resolución en sus ojos.
—Escúchame bien porque solo diré esto una vez.—dijo alzando una ceja.—Eres un idiota Soren Fayre.
Soren frunció el ceño pero no dijo nada porque antes de que pudiese abrir la boca Aidan lo envolvió en un abrazo. No lo esperó. Como nunca esperaba nada de las reacciones de los Callahans... para él eran criaturas de una espontaneidad que jamás llegaría a comprender.
—Ese no eres tu. Y aunque ese sea el futuro que veas, ningún futuro es fijo, nada está predefinido... un simple cambio, un simple soplo de viento en la dirección contraria puede cambiarlo todo. Pero puedo prometerte esto...
—Aidan...
—¿Recuerdas aquella tarde cuando prometimos que iríamos a Hogwarts juntos?
—Si.
—Lo cumplimos ¿verdad? Bueno, nueva promesa...— Se enderezó extendiendo su meñique hacia Soren. La pulsera roja brillando en su muñeca como hace años.—Seremos los jodidos mejores aurores del maldito Ministerio de Magia. Tu y yo, y que se joda todo lo demás.
Soren dudó un segundo hasta que sonrió levemente y entrelazó su meñique con el de Aidan, la misma pulsera de color rojo en su muñeca.
—¿No estamos un poco grandes para esto?
—¡Ay cállate imbécil estoy intentando ser un buen amigo!
Soren estalló en risas, una risa auténtica. Una que solo Aidan lograba sacar de su interior.
El baile de graduación.
Los EXTASIS tocaron a la puerta de todos los alumnos de séptimo como una bendición maldita.
Fueron largos, agotadores y crueles. Los profesores no tuvieron piedad.
McGonagall observaba como un halcón cada movimiento durante las pruebas prácticas, y cuando Soren logró ejecutar un encantamiento de desarme con tal precisión que la varita del examinador terminó en manos de Aisling (que pasaba por ahí por accidente), nadie pudo evitar reír.
—No estaba planeado —dijo Soren, con la expresión inalterable.
—Seguro —dijo McGonagall, aunque se le notó el inicio de una sonrisa.
Aidan, por su parte, fue espectacular en Defensa Contra las Artes Oscuras. Rápido, firme, con un control del entorno casi instintivo.
—Fuiste brillante —dijo Soren, cuando terminaron. —Solo pensé que esa criatura tenía tu cara y me salió natural el hechizo —respondió Aidan, guiñándole un ojo.
Todos respirarón una vez que se los sacaron de encima y ahora solo esperaban una cosa. El día del Baile de graduación.
Soren se miró al espejo minutos antes del baile. No le gustaban los trajes. Pero Darren se lo había hecho llegar por lechuza con una nota que decía:
Póntelo. O no iré a recibirte para cuando vuelvan en el tren.
No tuvo opción.
Aidan apareció minutos después, impecable, nervioso. Ambos se observaron un segundo en silencio. Casi no parecía real.
—¿Preparado para el final? —preguntó Aidan. —No.
Aisling apareció en la antesala del gran salón con un vestido rojo sangre, mirada orgullosa y sonrisa de batalla.
—No me digan que no voy a ir por ser de primero.
—No, claro que no —dijo Aidan—. Pero vas a ir a metro y medio de nosotros.
—¿Por qué?
—Para que podamos lanzar maldiciones si alguien te invita a bailar.
—No necesitas maldiciones —dijo Soren—. Yo tengo una daga.
—¿¡Qué!? —chilló Aidan.
—¿Creías que me iba a ir a un evento formal sin armamento?
Aisling giró los ojos y se fue, mientras los dos continuaban discutiendo en cual era el mejor método para resguardar la integridad de la más pequeña de los Callahan.
Entraron al gran salón minutos después, transformado por completo. Lámparas flotantes, mesas bajas, música suave. Todo olía a finales.
En el punto álgido del baile, mientras otros bailaban, Soren y Aidan salieron al patio. El cielo estaba despejado, lleno de estrellas. Y por un momento, todo estuvo quieto.
—Recuerdo cuando te conocí —dijo Aidan.
—¿Te pondrás sentimental ahora? No voy a morirme, solo nos graduamos
—Escúchame idiota...
—¿Que recuerdas de cuando me conociste? —murmuró Soren. —Estaba nervioso.
—¿Tan mal me veía?
—No. Te veías asustado... y tenía miedo de asustarte aún más y no quisieras, ya sabes, ser mi amigo.— Aidan lo miró. Soren no dijo nada simplemente apretó los labios.—Nunca había visto a alguien de mi edad así. Pero me armé de valentía y me dije a mi mismo que te haría sonreír al menos una vez... para sacarte la cara de fantasma
Aidan sonrió en una risa silenciosa, Soren simplemente rodó los ojos.
—Le pedí a tu mamá si me permitía jugar contigo, creo que ni ella se esperaba que eso fuese a suceder. Pero cuando me acerqué dijiste una sola cosa...
—Tienes las agujetas desatadas, podrías caerte...—recordó Soren con un tono cansino, tal vez la frase más estúpida con la que inicias a conocer a alguien.
Aidan asintió y se echó a reír.
—Desde el primer momento te preocupaste por mi. Se suponía que yo iba a hacer algo bueno por ti, pero te adelantaste. Siempre... siempre te adelantaste en cuidarme.— Aidan lo miró pero no dejó que Soren se lo reprochara.—No digo que yo no te haya salvado el trasero incontables veces también... solo digo, que siempre estuviste allí para mi, incluso sin saber si obtendrías algo a cambio. Incluso teniendo la apariencia de un niño asustado.
Se quedaron callados. El viento olía a lavanda y a algo que ya no volvería.
—Te seguiré a donde sea —dijo Aidan—. Aunque no seas auror. Aunque elijas otra cosa. Aunque te conviertas en otro.
Soren lo miró. Algo en sus ojos se ablandó, se cristalizó y se desarmó por un instante. Algo remoto en un lugar olvidado y oscuro, una sombra de una vida que no le pertenecía sintió la calidez de unas palabras que no correspondían a su vida.
—Seguirás siendo mi hermano donde sea que vayamos Aidan, ningún sueño profético va a cambiar eso. Ni siquiera si yo mismo lo olvido, me obligaré a recordar.
Aidan no dijo nada. Solo lo abrazó. Un abrazo largo. Verdadero.
Cuando regresaron al Gran Comedor, la música ya era más suave. Y Soren, contra todo pronóstico, aceptó bailar.
Nadie lo olvidó. Ni él. Ni Aidan. Ni el eco de esa noche, que vivió en los pasillos del castillo incluso después de que se fueran.
Un eco perdido en un destino diferente. Un destino que pudo haber sido pero jamás ha sucedido.
Pero hay promesas que nunca se olvidan. Y palabras que nunca se borran de nuestra alma.
Y esa noche, Aidan y Soren conjuraron su promesa, y aquellos hechizos eran tan poderosos que podían atravesar el espacio y el tiempo, incluso la vida y la muerte.
#ch: Aidan S. Callahan#ch: R. Soren Fayre#ch: Darren Callahan#ch: Aisling Callahan#The Tales of The Fox and The Hound#Capitulo 9: Sueños del destino
1 note
·
View note
Text
【 The Tales of the Fox and the Hound 】
𖤓 Capítulo 8: The Phantom of our Unwritten Fate
Hogwarts cambió con los años, o quizás fueron ellos quienes cambiaron y comenzaron a ver todo desde otro ángulo. Pasaron del asombro infantil a una comprensión más compleja de lo que los rodeaba: profesores que no eran tan justos, casas que no eran tan distintas, reglas que no estaban pensadas para protegerlos, sino para domesticarlos. El castillo ya no era solo piedra viva y escaleras móviles; ahora tenía rincones donde esconderse, pasillos donde perderse a propósito y torres que ofrecían consuelo cuando nadie más lo hacía.
Aidan creció en muchas direcciones, y la sensatez no era una de ellas. Donde había un reto, allí iba. Donde alguien necesitaba ayuda, allí estaba. Donde nadie más se atrevía a hablar, él levantaba la voz como si fuera inmune a las consecuencias. Su impulso por la justicia, aunque noble, era una máquina de problemas. Soren, por su parte, dejó de preguntarse tanto por el porvenir. El mundo detrás de sus párpados —las visiones, los ecos y los gritos amortiguados— seguían allí, pero se volvió menos dominante. Aidan, en una conversación particularmente seria en tercer año, lo había convencido de que si quería sobrevivir, debía anclarse al presente. Y por alguna razón, esa vez Soren le creyó. Fue el primer consejo sabio y sensato que Aidan le había dicho jamás —y probablemente no volvería a tener uno así de su parte por al menos una década— así que lo tomo como quien toma una preciada caja de cristal.
Desde entonces, el vidente conectado al Velo optó por la distracción. Y el presente ofrecía muchas formas de distraerse. Especialmente una que caminaba con paso firme por los pasillos y respondía al nombre de Darren Callahan.
Darren siempre había estado allí, siendo el hermano mayor ideal que Aidan idolatraba. Alto, seguro, con esa mezcla entre confiabilidad y arrogancia tan propia de los que ya saben quiénes son. Para Soren, en sus primeros años, no era más que una figura secundaria. Un rostro familiar, un apellido compartido, un alumno mayor que pasaba como un cometa entre clases, compromisos y sonrisas que funcionaban con todos, menos con él.
Pero ahora… ahora era distinto.
Todo empezó de forma casi ridícula. Una tarde en la biblioteca, cuando Aidan intentaba —sin éxito— estudiar para Adivinación mientras Soren fingía leer algo sobre pociones. Darren apareció de la nada, se sentó en la mesa sin ser invitado y soltó una crítica brutal sobre el lamentable estado de los apuntes de su hermano menor. Soren levantó la mirada, molesto por la interrupción, listo para ponerlo en su lugar, pero se quedó trabado. Hubo algo en la forma en que Darren le sostuvo la mirada, en cómo sonrió como si conociera un secreto que él no, que le descompuso el estómago.
—¿Qué te pasa? —le susurró Aidan cuando Darren se fue.
—Nada. Me dan náuseas los idiotas con voz grave. Será eso.
—Sabes que no lo hace a propósito ¿verdad?
—No me gustan que te molesten... ni siquiera si es Darren.
Fue una mentira pobre y Aidan lo supo, pero no insistió.
—Bueno, la próxima vez asegúrate de mandar a la mierda a Harrington por mi. Me trae psicótico estos días.
Desde entonces, la presencia de Darren se volvió insoportablemente constante. Coincidían en el Gran Salón, en los pasillos, en los patios. Y siempre, siempre, encontraba una forma de comentar algo que para bien o para mal que irritaba a Soren. Él respondía con sarcasmo, sin filtros. Y Darren, lejos de ofenderse, lo disfrutaba. Incluso parecía provocarlo adrede, como si forzar aquella interacción fuese algo increíblemente fascinante para él y una verdadera molestia para Soren.
—¿Hoy no te acompaña mi querido hermano? —decía Darren, apoyado contra una pared.
—No siempre estamos juntos ¿sabes? Cada uno tiene su propia vida —respondía Soren, casi gruñendo.
—Todo el mundo piensan que son pareja o algo así... —la sola insinuación hizo que Soren se pusiera rojo hasta las orejas, abrió la boca y la cerró al instante ¿sería seguro insultarlo? ¿matarlo y esconder el cuerpo? No, Aidan lo extrañaría y no podía hacerle eso a su mejor amigo.
—Tienes suerte de que haya gente alrededor, de lo contrario no sería seguro para tu integridad
—¿Pero es verdad?
—¡¿QUÉ COSA?!
—Lo de tu y... mi hermano.
—¡Por supuesto que no!
El rubor en su rostro no bajaba por más que quisiera, y esa era una de las miles de cosas que detestaba de Darren Callahan. La estúpida habilidad de ponerlo en evidencia cuando menos lo esperaba.
—Además ¡a ti que te importa!
—Es mi hermano, si está saliendo con alguien debería saberlo. Especialmente si esa persona tiene inclinaciones a ser alguien fácilmente alterable.—Darren sonrió como quien dice menos de lo que realmente quiere decir. Un brillo detrás de sus ojos denotaba una esperanza que Soren no terminaba de entender.
—Eres un imbécil.—gruñó antes de darse media vuelta y desaparecer como un felino que se cansó de la compañía indeseada.
Las discusiones se volvieron rutina. Y luego, hábito. Después, una especie de deporte personal. Los demás empezaron a notar la tensión —incluido Aidan—, pero ninguno de los dos involucrados hizo nada por evitarla. Si acaso, la buscaban más.
En paralelo, la amistad entre Soren y Aidan se fortalecía. Sus conversaciones ahora incluían temas más profundos: miedos, frustraciones, las dudas existenciales que llegaban con la adolescencia, el plan de volverse aurores juntos cuándo se graduaran. Aidan no entendía del todo las heridas invisibles que Soren cargaba, pero las respetaba. Y Soren, aunque nunca fue particularmente emocional, había comenzado a apreciar el hecho de que podía ser vulnerable con él sin perder poder en el proceso.
Había tardes en que se recostaban en la torre de Astronomía a mirar el cielo, sin hablar durante horas. Días en que Aidan volvía con un ojo morado por defender a alguien y Soren lo curaba sin decir nada, salvo por una burla amarga entre dientes. No era afecto tradicional, pero lo era en su lenguaje.
Una noche en quinto año, Soren tuvo una de esas visiones sueltas que ya casi había aprendido a ignorar. Era la imagen de un rostro cubierto por sombras y fuego. No lo reconoció, pero tampoco quiso interpretar demasiado. Lo dejó pasar. Fue entonces cuando entendió que algo dentro de él estaba cambiando: por primera vez, el futuro no le importaba tanto. Estaba distraído, enredado en cosas más inmediatas. Como el extraño cosquilleo que le recorría el pecho cada vez que discutía con Darren y este lo miraba con una mezcla de burla y algo más que no podía —o no quería— definir.
Eventualmente, empezaron a tener conversaciones más largas. No solo insultos o sarcasmos lanzados al azar, sino discusiones sobre temas reales. Darren tenía opiniones fuertes sobre política mágica, sobre el rol de las casas, sobre los estúpidos estándares que se esperaban de los varones sangre pura. Soren, que solía guardar su cinismo como escudo, empezó a notar que debajo del brillo de niño bien y estupidez, Darren era… alguien interesante. Alguien con cicatrices también.
—¿Por qué siempre peleamos? —le preguntó una vez Darren, después de una discusión absurda sobre el mejor horario para volar en escoba.
—Porque hablar en tu idioma requiere dos cosas: paciencia y tolerancia a la mediocridad —soltó Soren, sin pensarlo.
Darren rió. Una risa franca, limpia, que a Soren lo desarmó más de lo que le gustaba admitir. No lo soportaba.
Aidan no tardó en notar el extraño vaivén entre su mejor amigo y su hermano mayor. No lo mencionó, pero sus cejas se alzaban sospechosamente cada vez que los veía discutir con demasiada efusividad. Soren fingía no darse cuenta. No podía explicar lo que pasaba, y ni siquiera sabía si quería entenderlo. Pero Aidan poco a poco comenzaba a entender, siempre supo que el lenguaje de Soren era la guerra—como el suyo—solo que Soren lo disfrutaba de otro modo, más personal, casi lúdico. Como un zorro que se divierte con las travesuras y el caos que genera a su alrededor.
El seguir creciendo en un ambiente repleto de adolescentes hormonados no ayudó absolutamente en nada en calmar las aguas. El humor de Soren se volvió más filoso, pero también más controlado. Usaba su sarcasmo como un arte. Era el tipo de persona que podía destruirte con una sola frase… o salvarte con otra. Tenía esa aura de quien sabe más de lo que debería y aún así se mantiene al margen por puro desprecio al caos ajeno.
Aidan, por su parte, se había vuelto casi insoportable para los profesores, inalcanzable para los prefectos y un dolor de cabeza para cualquiera que decidiera cruzarse en su camino. Su sed de justicia era una condena voluntaria. Castigos, amonestaciones, suspensiones. Pero siempre por lo correcto, alguien con buenas intenciones pero con los métodos más controversiales jamás antes vistos. Soren lo apoyaba de todas formas: lo sacaba del castigo con excusas brillantes o lo esperaba en el gran comedor con una taza de té caliente y un comentario mordaz y astuto, a veces para vanagloriarlo pero no tanto como para que se le inflara el ego, porque si eso sucedía rápidamente lo bajaba de un hondazo con el sarcasmo más venenoso que una serpiente pudiera lanzar.
Era solo para mantenerlo humilde por supuesto.
Lo que compartían era real, indestructible a su modo. Y lo que empezaba a florecer entre Soren y Darren… era otra cosa. Algo peligroso, impreciso, cargado de tensión y de palabras no dichas. A veces eran solo miradas. O roces accidentales que no eran del todo accidentales. A veces, eran peleas donde se decían cosas hirientes que sonaban demasiado a verdad.
Y otras veces… silencio. Uno denso, cargado de todo lo que no podían expresar sin romper algo.
En el fondo, Soren lo sabía. Ya no era solo confusión. Era deseo. Era rabia. Era esa extraña combinación entre atracción y rechazo que le hervía bajo la piel cada vez que Darren sonreía de esa manera estúpida que tenía de sonreír o se le acercaba demasiado, peligrosamente demasiado.
Pero por ahora, no lo nombraría.
A veces, para sobrevivir, hay que dejar ciertas cosas sin nombre. Aunque quemen. Aunque se instalen como una duda persistente en medio del pecho.
Aunque uno sepa que tarde o temprano… arderán.
Y si algo había aprendido Soren con los años es que los Callahan tenían la absurda habilidad de arder como mil hogueras en una noche de Samhain.
Once Upon a Time...
El sexto año en Hogwarts llegó con el mismo entusiasmo desordenado de siempre, pero para Soren, algo había cambiado. Y no era el nuevo horario de encantamientos ni el hecho de que Peeves ahora había decidido hacer de los inodoros su escenario personal. Era algo más visceral. Algo que latía justo en su pecho cada vez que Darren Callahan entraba a una habitación. Algo que ya se había vuelto insoportable e imposible de ocultar.
No era como si Darren acabara de aparecer en su vida —lo conocía desde que tenía memoria. Hermano mayor de Aidan, Hufflepuff, amable hasta el absurdo, de esos que siempre saludaban con una sonrisa aunque le estuvieras arrojando una pluma en la cara. Durante años, Soren había visto en Darren una figura secundaria en el caos que era su mejor amigo. Pero ahora… ahora sus ojos parecían quedarse más tiempo sobre él. Y eso era un problema.
Porque Darren era atractivo. Estúpidamente atractivo. Insoportablemente encantador. Su risa tenía ese tipo de carisma que desarmaba cualquier argumento. Y lo peor de todo: ni siquiera parecía notarlo. O peor aún… quizás sí lo sabía, y lo usaba contra él a propósito. El solo hecho de reconocer que le causaba todo eso y más en su interior le provocaba unas increíbles ganas de atarse de los pulgares y lanzarse por la Torre de Astronomía.
—¿Tú crees que es normal…? —dijo Soren una tarde en el Gran Comedor, mirando su plato sin probar bocado—, que alguien se ría como si el mundo no fuera un lugar horrendo y asqueroso.
Aidan, que ya había aprendido a traducir a Soren como si fuera un dialecto propio, ni se inmutó.
—¿Te refieres a mi hermano?
—¡NO! No... no necesariamente —masculló Soren, apretando la cuchara con más fuerza de la necesaria—. Puedo estar hablando de… de gente en general. De personas molestas. Con cabello estúpido y camisetas aún más estúpidas.
Aidan levantó la ceja con una sonrisa torcida.
—¿Reny?
—¿Qué?
—Si te gusta Darren, está bien.
Silencio. El mundo pareció detenerse. Para Aidan ya era hora de dejarlo en claro, podía parecer un idiota—y generalmente lo era— pero no cuando se trataba de Soren, y a él podía leerlo como un libro. Lo sabía hace ya bastante tiempo pero nunca lo había dicho por el simple hecho de resguardar el orgullo y la integridad de su mejor amigo.
Pero ya no podía seguir ignorándolo. No cuando Soren parecía torturarse a si mismo tragándose los sentimientos.
Soren parpadeó una vez. Luego otra. Finalmente, la cuchara salió disparada contra el plato.
—¿¡Qué!? ¿¡Yo!? ¿¡Gustarme Darren!? ¡No seas idiota! Solo me irrita. Irrita a cualquiera con neuronas funcionales.
—Ajá...— Susurró Aidan conteniendo una risa que por su seguridad prefirió esconder antes de que Soren decidiera tomar el cuchillo más cercano y clavárselo en la garganta.—Como digas... solo quería que supieras que, si te gustara Darren cosa que ya me has aclarado que NO es así...—hizo una leve pausa como quien se suma a las fantasías esquizofrénicas de su mejor amigo en negación.—No es algo que me moleste o que vaya a perjudicar nuestra amistad.
—Bueno, no debes preocuparte. Porque jamás estaría con tu fastidioso hermano.
Aidan simplemente se echó a reír. Soren miró hacia otro lado e inexplicablemente ahora la comida en su plato parecía mucho más interesante que seguir conversando.
La vida con Aidan se había vuelto más dinámica que nunca. Si antes los unía una extraña hermandad nacida de la aventura y la costumbre, ahora parecían una dupla destinada al caos diario. Aidan seguía liderando mini-revueltas por la dignidad de los estudiantes, colándose en zonas prohibidas, metiéndose en líos y sacando a Soren arrastrado detrás.
—Tú podrías decir que no —dijo Aidan una noche que escapaban del despacho del profesor de Transformaciones.
—Y tú podrías intentar pensar con el cerebro y no con los puños por una semana. Pero aquí estamos.
—Siempre tan cariñoso.
—Calla o te lanzo al lago con el calamar gigante.
Pero el verdadero problema tenía nombre y sonrisa tonta: Darren.
Cada vez más seguido, Soren se topaba con él en los pasillos, en la biblioteca, en los entrenamientos de duelo, en los jardines… como si Hogwarts fuera demasiado pequeño para sus tormentos emocionales. Peor aún, Darren había comenzado a… hablarle, más todavia. No una charla casual. No un saludo cortés. No. Conversaciones. Diálogos completos. Interacciones que podían durar hasta horas porque por alguna razón Aidan desaparecía por completo cuando Darren se cruzaba en su camino.
—Soren, ¿has probado los bollos de calabaza del desayuno? Creo que son mágicos. Literalmente.
—Todo en esta escuela es literalmente mágico, Darren. Es una escuela de magia.
—Vaya, qué ánimo. ¿Siempre eres tan simpático a las nueve de la mañana?
—No. Contigo hago una excepción. A los demás solo los ignoro.
Y sin embargo, Darren sonreía. Siempre sonreía. Y Soren siempre estaba a una minúsculo paso de darle un puñetazo en la cara.
—¿Sabes qué me gusta de ti?
—No. Y no quiero saberlo.
—Tu habilidad para estar a la defensiva sin motivo. Es adorable.
Soren se atragantó con su propia dignidad. El calor le subió hasta la coronilla y allí estaba una vez más la increíble capacidad de un Callahan de incendiar todo a su paso como si una sola chispa les sirviera para reducir un bosque a cenizas.
—¡No me digas adorable!—gruñó entredientes mirándolo con los ojos bien abiertos a punto de arrancarle el alma a Darren si pudiera.
—Pero lo eres...
—¡¿Dónde mierda se metió Aidan?!—fue lo único que rugió antes de irse de allí antes de que su enrojecimiento se volviese demasiado evidente para que Darren no suelte otro de sus ingeniosos comentarios sobre lo adorable que se ve.
Pero no todo era sarcasmo y confusión. A veces, Soren se encontraba observando a Darren sin darse cuenta. Viéndolo hablar con sus compañeros, ayudar a los de primero, enseñarle a Aidan una táctica nueva de duelo. Había algo… desesperadamente amable en él. Una luz que parecía resistirse a apagarse incluso cuando el mundo era frío. Y eso, para alguien como Soren, que había aprendido que el mundo no era para nada luminoso, era casi insoportable.
Y, sin embargo… reconfortante.
Una tarde, en los jardines, Soren y Darren terminaron sentados juntos por accidente (o conspiración cósmica, aún no lo tenía claro).
—No te molesta que me siente, ¿verdad?
—Demasiado tarde para preguntar. Ya arruinaste la atmósfera con tu optimismo insoportable.
Darren se rió.
—Tú me haces reír, Soren. No sé si te das cuenta.
—No es mi intención. Si ríes es porque tienes un defecto cerebral, porque no intento ser chistoso. Deberías revisarlo.
Hubo un largo silencio, y por un momento Soren se sintió tentado a mirarlo de reojo pero luchó con todas sus fuerzas para no hacerlo.
Y luego, una pausa diferente. Una en la que Darren lo miró, como si intentara leer entre líneas. Como si supiera. Como si hubiera sabido desde hacía mucho.
Soren no lo soportó. Se levantó de golpe.
—Tengo cosas que hacer.
—¿Como qué?
—Evitar esto. A ti. A tu... cara decente.
—¿Mi cara decente?
—¡Olvídalo!
—¡Espera!
Darren se puso de pie de un salto y todo en Soren gritaba no detenerse y aún así su cuerpo se congeló por completo en el sitio solo con una palabra del Callahan. Apretó los labios mirándolo como si lo que saliera de su boca fuera un cumplido se lo metería por otro sitio.
—¿Qué?—susurró Soren algo hastiado pero con una curiosidad latente en su garganta.
—¿Puedes quedarte? Intento pasar tiempo contigo ¿sabes? Es... interesante. Eres interesante.—había algo de torpeza en sus palabras, como quien hablaba con miedo a decir lo incorrecto, a ahuyentar a un pequeño animal asustado. Soren frunció el ceño recalculando por un instante.
—¿Soy interesante?—no lo preguntaba porque no supiera si lo era o no. Lo preguntaba porque no podía creer que esa era la mejor razón que se le podía ocurrir a Darren.
—Si...—chasqueó la lengua en un instante algo frustrado, Soren lo notó como si fuera la primera vez que lo veía así.—Es mi última semana en Hogwarts, la última definitivamente. Quiero llevarme buenos recuerdos y tu... estas en algunos de ellos ¿podemos simplemente sentarnos y hablar? Aunque no sea bastante obvio me divierte discutir contigo, es cierto que me hacer reír.
—Me alegro que el sacarme de quicio sea de tu entretenimiento.
—No me refiero a eso, y lo sabes.
—Eres insufrible, pero no importa cuantas veces te lo diga parece que no harás nada al respecto.
Y como quien no hacía completamente caso a todo lo que decía simplemente volvió a sentarse junto a Darren. A veces no era solo peleas, y aunque lo fueran de alguna manera terminaba conociendo un poco más a Darren. Y era cierto, era su última semana en el castillo, la última para siempre antes de graduarse. Aún no estaba completamente listo para aceptar esa realidad.
࿓ A night to remember
El eco de los aplausos del Gran Comedor aún flotaba en el aire, apagándose con la brisa que corría por los pasillos altos del castillo. Afuera, la noche se deslizaba lenta, con ese silencio que solo conocían los rincones más altos de Hogwarts.
Soren subió a la torre del reloj sin pensar. Bueno, pensó mucho, demasiado, pero no en lo que debía. Subió para huir. Porque el estómago le daba vueltas con cada palabra que pronunciaba McGonagall en esa ceremonia. Porque no soportaba ver la cara de Darren iluminada por los hechizos festivos mientras Aidan lo palmeaba como si no fuera el fin de una era.
El viento golpeaba suave, cargado del olor de las flores nocturnas del bosque. La piedra estaba fría bajo sus muslos cuando se sentó en el alféizar, piernas colgando, sin miedo a las alturas. Estaba tranquilo. O al menos, fingía estarlo.
Escuchó los suaves pasos acercarse pero no se inmutó.
Los reconoció al instante. No por el sonido, sino por cómo su cuerpo reaccionó. La tensión en la nuca. El calor en el pecho. Era como si supiera que estaba cerca incluso sin verlo.
—¿Otra vez escapando del bullicio? —preguntó Darren con esa voz que parecía un suspiro arrastrado por el viento.
Soren no se giró.
—¿Tú no deberías estar abajo, abrazando viejas amigas lloronas y recibiendo promesas falsas de “te escribiré cada semana”?
Darren soltó una risa. Una suave, honesta.
—Lo hice. Durante cinco minutos. Después me pregunté dónde estarías tú.
—Ah, claro. Porque soy tan entrañable.
—Soren…
—¿Qué?
—No puedes esconderte de todo —le dijo Darren, con esa calma que a Soren le irritaba profundamente porque siempre lo dejaba sin argumentos y porque se veía jodidamente atractivo cuando se ponía serio.
—No me estoy escondiendo. Me estoy… preservando. Como un buen vino. O un veneno.
Darren sonrió, acercándose hasta quedar junto a él, apoyando los antebrazos en la barandilla.
El cielo estaba particularmente claro esa noche. Las estrellas como alfileres de hielo clavados en terciopelo negro. Soren intentó concentrarse en eso. No en cómo Darren lo miraba. No en cómo lo hacía sentir ese silencio tan… lleno. En como su cuerpo estaba tan cerca del suyo que hasta podía sentir irradiar su calor. Su particular aroma junto a él mezclándose en contraste con el de las flores del bosque. Como un roble rodeado de retoños.
—Sabes, podrías haber dicho adiós como una persona normal —dijo Darren con suavidad.
Soren entrecerró los ojos.
—¿Y regalarle a la multitud mi conmovedora despedida emocional? No, gracias. No soy de lágrimas fáciles. Ni de multitudes. Ni de… adioses.
Darren no respondió. Solo lo miró. Y eso bastaba para descolocarlo.
—¿Qué?
—Nada.
—No pongas esa cara.
—¿Qué cara?
—Esa. La de “Soren me preocupa pero no lo voy a decir porque es arisco y me puede morder”.
Darren bajó la mirada, sonriendo. Soltó una leve risa, a veces se preguntaba si realmente encontraba fascinante y divertido todo lo que saliera de su boca o simplemente aparentaba para hacer que su cerebro se embotara como en una clase de pociones con exceso de gases tóxicos.
—Solo pensaba en lo mucho que cambiaste.
—Error. No cambié. Evolucioné. Deberías intentarlo, tal vez así dejarías de ser tan molesto.
—Y más adorable.
—Te voy a empujar por la barandilla.
—No lo harías... Aidan se pondría triste y jamás harías algo que pusiera triste a Aidan.—respondió Darren sin inmutarse pero había una sonrisa cargada de broma en sus estúpidos labios.
Soren bufó, pero no pudo evitar que se le escapara una sonrisa. Pequeña. Involuntaria. Eso lo irritó aún más.
—¿Sabes por qué me fui del discurso? —preguntó de pronto, con voz más baja.
Darren alzó una ceja.
—Porque no te gustan los eventos sociales. Y tampoco los discursos. Y probablemente tampoco las personas.
Soren negó lentamente.
—Me fui porque no soportaba la idea de verte irte.
El silencio fue inmediato. Denso. Como si el aire dejara de moverse por un segundo. Darren se enderezó un poco como si fuese la primera vez que escuchara a Soren hablar.
—Es ridículo —continuó Soren, apurado por no dejar que esa emoción flotara demasiado—. Porque seguramente te vea en verano cuando Aidan me arrastre a tu casa como siempre hace. Y aun así, la idea de volver aquí sin ti… me pone de mal humor.
—¿Y por qué eso es ridículo?
—Porque no debería importarme. Porque no eres especial. Porque no eres más que otro Callahan ridículamente decente que me obliga a sentir cosas que preferiría ignorar.
Darren sonrió. No con burla, sino con ternura.
—Me alegra que no me hayas dicho eso antes. Te habría besado en medio del comedor.
—¡No me habría dejado!
—Lo sé. Por eso estoy aquí.
Soren se enderezó, apretando los labios. Sabía. Lo sabía.
Y antes de que pudiera replicar, huir, lanzar otro comentario venenoso, Darren se inclinó. Lo besó. Sin previo aviso. Sin ceremonia.
Y el mundo se detuvo.
Fue un beso honesto. Directo. Un gesto cargado de todo lo que no se dijeron durante meses. El viento se enredó en su pelo. Las manos de Soren se aferraron al borde de piedra como si fuera lo único sólido en ese instante. El pecho le latía con fuerza, como si su cuerpo supiera que estaba pasando algo irreversible. Sentía que podía lanzarse allí mismo de la torre y la gravedad no haría efecto alguno en su cuerpo.
Cuando Darren se separó, aún con la frente cerca, no dijo nada al principio. Lo dejó sentir. Lo dejó temblar. Lo dejó encontrarse.
—No sabía si iba a volver a verte en septiembre —murmuró—. Y si me iba sin hacer esto… me iba a arrepentir cada día. Especialmente porque sé que tu jamás lo harías primero.
Soren parpadeó. Había rubor en sus mejillas. Furia, vergüenza, deseo, confusión. Todo en una maraña indescifrable. Pero no se apartó.
—Eres un imbécil —susurró.
—Lo sé.
—Podrías haberme preguntado primero.
—Lo intenté. Ciento veinte veces. Me mordías con los ojos.
—…Tienes suerte de que me gustes un poco.
—¿Solo un poco?
—No te emociones.
—Entonces me emocionaré el doble —dijo Darren, apenas separándose un instante, una sonrisa cómplice en su rostro hizo que todo el interior de Soren se revolviera de esa fuerte sensación inexplicable.
Soren cerró los ojos.
Y por una vez en su vida, no dijo nada.
Lee el capítulo VI y VI:
#ch: R. Soren Fayre#ch: Aidan S. Callahan#ch: Darren P. Callahan#The Tales of The Fox and The Hound#Chapter 8: The Phantom of our Unwritten Fate
0 notes
Text
【 The Tales of the Fox and the Hound 】
🌙 Capítulo 6: Un destino diferente
"Cuando los Asakura los encontraron, los Fayre no estaban solos. Escondidos en las colinas de Irlanda, Meredith y Soren evadieron la captura gracias a la intervención de los Callahan. Un pequeño hilo del destino modificado desencadenando un cambio rotundo en el futuro, un niño de cabello castaño oscuro y ojos de un azul brillante notó a tiempo lo que sucedía y acudió a sus padres en busca de ayuda.
Un aleteo de mariposa que cambio el trayecto de todo lo sucedido."
La estación de King’s Cross tenía ese aire de tránsito y despedida que dolía en la boca del estómago. Entre el bullicio de viajeros, el vapor espeso y el silbido del tren, Soren Fayre se mantenía cerca de su madre.
Meredith lo observaba como si aún fuera un niño de cinco años a punto de cruzar una calle sin mirar. Le acomodó el cuello de la túnica por quinta vez, fingiendo que algo estaba mal con el botón.
—Mamá —dijo él, sin impaciencia pero con firmeza.
—Lo sé, lo sé —suspiró ella, con una sonrisa triste—. Es que… estás creciendo demasiado rápido. Ni siquiera te diste cuenta de que ya no necesitas subirte a un banco para mirarme a los ojos.
Soren ladeó una sonrisa, leve y discreta. No le gustaban las despedidas, pero su madre siempre supo cómo hacerlas más suaves. Ella se agachó, sacó algo del bolsillo interior de su abrigo y se lo entregó: un pequeño relicario de plata, con un zafiro oscuro en el centro.
—Es de la familia Fayre —explicó—. Lo llevó mi madre y la madre de ella, quien sabe cuantas generaciones más atrás. No lo uses a la vista, no es una baratija para mostrar, pero… si algún día te sientes perdido, ábrelo, tiene una magia muy bella en su interior cada que lo abres. Es como recibir un abrazo de alguien cercano.
Soren lo sostuvo entre los dedos con cuidado. El metal estaba frío, pero al tacto parecía latir, como si tuviera un pulso leve. Algo antiguo, algo suyo.
—Gracias —murmuró. No dijo más. Meredith no esperaba palabras.
En ese momento, una voz familiar se abrió paso entre la multitud.
—¡RENY! ¡Dime que no perdiste tu boleto otra vez!
Era Aidan Callahan, arrastrando su baúl y su jaula con una lechuza adormilada adentro. Su cabello castaño oscuro estaba desordenado como siempre, y sus ojos celestes chispeaban como si cada día fuera una aventura esperando comenzar. Detrás de él y junto a su padre y madre estaba Darren despidiéndose de ellos y algo en el pecho de Soren se contrajo al verlo.
—Me preguntaba dónde estaría —dijo Meredith, con un brillo cómplice en la mirada, observó a Aidan acercarse hasta ellos con una sonrisa amplia y genuina.
—Ya es tarde Aidan…
Aidan llegó hasta ellos y saludó a Meredith con una cortesía torpe pero encantadora. Ella le ofreció una sonrisa amplia y cálida. Cuando miró a Soren se encogió de hombros.
—Cuida a Soren —le dijo Meredith, como si le estuviera confiando un secreto importante.
Aidan se encogió de hombros una vez más despreocupado.
—¿Yo cuidarlo? Me va a terminar salvando él a mí.
Y mientras los dos chicos se perdían entre la bruma del andén 9¾, Meredith los observó partir con una mezcla de nostalgia y algo más… una inquietud vieja como las raíces. Algo que no lograba recordar con claridad, como un sueño olvidado.
Los Fayre… y los Callahan… Una conexión tan antigua como olvidada, renaciendo en un fuego abrasador como un fénix.
Un eco enterrado se agitó en su pecho. Una magia tan antigua como el castillo a donde estaban por ir.
· Camino a Hogwarts
En el tren, Soren y Aidan se acomodaron en un compartimiento vacío, como si el universo mismo supiera que no necesitaban a nadie más. Había una complicidad unica entre ambos, especialmente de Soren, no le gustaba compartir a su amigo y mucho menos con desconocidos. En parte era una especie de sobreprotección por miedo a perderlo de alguna forma.
—¿Estás nervioso? —preguntó Aidan mientras sacaba unas ranas de chocolate de su mochila.
—No —respondió Soren, sin levantar la mirada del paisaje que se deslizaba detrás del cristal.
—Yo sí. Pero supongo que no se nota porque soy valiente y muy guapo.
—Claramente.
Aidan soltó una carcajada y se tiró hacia atrás en el asiento. Luego se quedó en silencio por unos segundos, observando cómo Soren sujetaba el relicario que su madre le había dado.
—¿Es de tu familia?
—Sí.
—¿Antiguo?
—Mucho.
—¿Está embrujado?
Soren no respondió enseguida. Se limitó a abrir el relicario con un clic casi inaudible. Dentro, no había fotografía, ni hechizo a la vista. Solo una inscripción grabada:
“Fae. Ceallachán.”
Soren frunció el seño visiblemente, un escalofrío le recorrió la espalda como si se hubiese apoyado sobre un enorme metal frío, los dedos se le entumecieron y su mente se nubló como cuando está a punto de ver algo que no debería. Cerró el relicario y lo guardó bajo la túnica.
—No lo sé.
Aidan lo observó con curiosidad, pero no insistió. Una de las muchas razones por las que Soren lo soportaba —lo quería, aunque no supiera bien cómo llamarlo—, era que Aidan sabía cuándo no hacer preguntas. Y eso, siendo Aidan, era demasiado.
· La Ceremonia de Selección
El Gran Comedor era inmenso, mucho más de lo que Aidan había imaginado. Cuatro largas mesas repletas de estudiantes, el techo encantado reflejando el cielo nocturno, y mil velas flotando en el aire. El Sombrero Seleccionador reposaba en una silla alta frente a todos, tan gastado como sabio.
Soren no se dejó intimidar. Sus ojos recorrían el salón con calma, memorizando detalles, ubicaciones, gestos de los profesores. Ya había contado cuántas puertas había a su alrededor, por si acaso. Siempre por si acaso. Era un instinto que tenía desde muy pequeño, al principio por una costumbre de su madre, luego por algo más, algo que no podía explicar. Como si la vida de alguien más se colara dentro de la suya.
Cuando llamaron a Aidan, el chico le lanzó una mirada rápida a su amigo y caminó al frente con una mezcla de nervios y emoción. El sombrero apenas tocó su cabeza antes de gritar:
—¡GRYFFINDOR!
Los aplausos retumbaron. Aidan se giró con una sonrisa y le hizo un gesto a Soren como diciendo te veo después.
El siguiente nombre no tardó en llegar.
—Fayre, Soren.
La sala se volvió un poco más silenciosa. Soren caminó con firmeza contenida. Se sentó. El Sombrero cayó sobre su cabeza.
—Hmm… qué interesante —murmuró el Sombrero en su oído—. Mente aguda. Frialdad calculada. Pero también lealtad inquebrantable. Hay una disputa en tu interior, como si una sombra del futuro intentara reclamarte. Difícil decisión…
Soren no respondió. Su mente estaba como siempre: en alerta, silenciosa, esperando. Pero las palabras del Sombrero era cripticas y no podía evitar sentir curiosidad por ellas. Él sabía que era un Vidente pero ¿A qué se refería con una sombra del futuro?
—Tienes lo que hace falta para Slytherin, eso está claro. Aunque no eres cruel, no en el sentido común. Tu ambición no es poder. Es comprensión. Control.
Silencio.
—Slytherin, entonces. Sí… será un buen hogar.
—¡SLYTHERIN!
Los aplausos resonaron en el Gran Salón. Soren se levantó, sin expresión. Aidan le aplaudía desde la mesa de Gryffindor, sin parecer decepcionado. Al contrario, parecía orgulloso.
Esa noche, cuando se cruzaron en el pasillo camino a los dormitorios, Aidan lo empujó contra una pared con una carcajada.
—Así que Slytherin, ¿eh? Siempre supe que eras un poco serpiente.
—Y yo sabía que tú eras imprudente. Gryffindor te queda como un guante.
—¿Eso es un halago?
—Solo si quieres que lo sea.
Se sonrieron en silencio. Y siguieron caminando. Aunque los dos parecían visiblemente afligidos por no compartir casa o vivir la experiencia de estar en el mismo dormitorio ninguno de los dos comentó nada al respecto. No necesitaban de eso para seguir siendo tan unidos como siempre y ambos lo sabían.
· Días Ordinarios y Magia Silenciosa
Las semanas siguientes en Hogwarts se llenaron de rutinas nuevas, y sin embargo, algo en esos días tenía la textura de un recuerdo feliz.
Por las mañanas, Soren y Aidan coincidían en Pociones, donde se sentaban juntos por insistencia de Aidan y desdén del profesor. Soren medía cantidades con precisión milimétrica. Aidan improvisaba, y el caldero explotaba una vez cada tres clases.
—¿Cómo no te mataron todavía? —le preguntó Soren, sacándose polvo del cabello.
—Estoy protegido por un aura de carisma.
—Eso no es magia. Es idiotez.
Después de clases, solían escabullirse a una torre abandonada que llamaban “La Vigía”. Desde allí, veían el castillo respirar. Las luces en las ventanas, los pasillos vacíos, la luna flotando sobre el bosque prohibido.
Una tarde encontraron grabadas en un viejo muro de piedra un escudo, casi borrado por el tiempo. Ninguno parecía pertenecer a ninguna de las casas de Hogwarts de eso estaban seguros. En el centro de este había un enorme roble de raíces profundas y ramas aún más largas y extensas, a su alrededor era sobrevolado por dos enormes cuervos. Había una inscripción debajo pero estaba tan percudida por el pasar del tiempo que era imposible de leer.
—¿Eso será una E? —dijo Aidan, tocando la piedra con la yema de los dedos—. Creo que es una H
—No creo que sean letras normales —dijo Soren, pensativo.
—¿Crees que sea un idioma antiguo?
—Tal vez, creo que incluso aunque estuviese en condiciones no podríamos leerlo.
Se sentía extraño, solo había sentido una sensación así antes al ver aquel escudo grabado en piedra. Era la misma sensación que había recorrido su cuerpo al abrir el relicario.
· El Susurro Bajo la Piedra
Esa noche, Soren despertó con una sensación extraña. Como si alguien lo llamara desde muy lejos, una voz parecida a un susurro. Su mente era una neblina donde el tiempo no existía y todo sucedía en un mismo instante. Era joven, era adulto, era un anciano y era tan solo un bebe en los brazos de su madre. Era todo al mismo tiempo y también no era nada. No existía. No al menos en la forma en la que se conocía.
A veces era un muchacho muy parecido a sí mismo pero ligeramente diferente. A veces era una mujer de cabello negro y largo, de ojos profundos y penetrantes. Su forma cambiaba pero había algo que permanecía con él siempre o con ellos, ya no sabía si eran la misma persona. Todos se sentaban en una enorme piedra bajo un gigantesco roble, parecían casi parte de la naturaleza, como si en cualquier momento se convirtieran en animales y se fusionarían con ella. Alrededor del roble volaban dos cuervos y en la enorme piedra yacía dormido él mismo. Acurrucado como si esta desprendiera calor.
Envuelto en su propio cuerpo como si fuese un pequeño zorro.
🌙 Capítulo 7: Ecos del Velo
El viento soplaba con un murmullo antiguo a través de las grietas de piedra del castillo. Aunque el otoño aún no traía escarcha, Soren sentía el frío en la nuca como si algo invisible lo siguiera desde el bosque. Dormía poco. Y cuando lo hacía, soñaba demasiado.
Soñaba con el roble. Con los cuervos.
Y con voces que se deshacían apenas despertaba.
Aidan Callahan solía encontrarlo en la biblioteca, con los ojos rojos de cansancio y las manos heladas, como si jamás hubiese tocado el fuego. Nadie más parecía notarlo.
—¿Otra vez los sueños? —preguntaba, con una taza de chocolate caliente en las manos, como si la normalidad pudiera protegerlos de todo lo extraño.
Soren a veces asentía. A veces no respondía.
Pero siempre aceptaba el chocolate.
· Primeros Inviernos
Hogwarts en invierno olía a humo, pergamino viejo y sopa de cebolla. Las túnicas se volvían más pesadas y los pasillos, más estrechos, llenos de risas, corridas y quejas. Soren caminaba en silencio entre ellos. No era invisible, pero casi.
La gente no sabía cómo mirarlo.
Su piel era pálida, y su cabello, oscuro como tinta. No importaba cuán brillante fuese el sol, él siempre parecía recién salido de una sombra. Había algo en su forma de mirar —fija, penetrante— que hacía que algunos apartaran la vista, como si temieran encontrar respuestas que no querían conocer.
Pero Aidan nunca apartaba la mirada.
—Te pareces a los árboles secos en invierno —le dijo una vez, sonriendo. —¿Eso se supone que es un cumplido? —Sí. Son los únicos que sobreviven.
· Entre Susurros
Fue en Historia de la Magia cuando todo volvió a temblar.
El profesor Binns, flotando como una nube olvidada, divagaba sobre tratados entre clanes ancestrales de Irlanda y Escocia. Soren rara vez prestaba atención a esas fechas secas y nombres desgastados, pero esta vez, las palabras se colaron como agujas en su nuca.
—…los tratados de Éire involucraban estrechamente a los Fae… —musitó Binns.
Soren alzó la vista. “Fae.” El corazón se le detuvo un segundo.
Ese nombre no le era ajeno. Lo había visto en su relicario. Lo había soñado. Pero no sabía por qué. Ni cómo.
—¿Profesor…? —su voz salió más baja de lo que quiso. —¿Sí, señor Fayre?
—¿Quiénes eran… los Fae?
Binns parpadeó lentamente. Se acomodó las gafas espectrales.
—Ah, sí. Una línea antigua. Les llamaban custodios del Velo. Videntes, algunos decían que podían oír las últimas palabras de los muertos. Los que no los comprendían les temían. Decían que mirarlos a los ojos era como ver tu propia muerte. Fueron exiliados tras los Alzamientos del Noveno Ciclo. Su sangre… se disolvió con el tiempo. O eso se cree.
Soren lo miró como quien ve, literalmente, un fantasma.
—¿Estaban relacionados con los Ceallachán?
—Mmm… Alianzas políticas. Matrimonios estratégicos. Pero eso fue hace siglos. Nombres que el tiempo tragó. No me especializo en historia irlandesa antigua, pero existen manuscritos en la biblioteca que podrían interesarle, señor Fayre.
La campana sonó. El hechizo se rompió. Soren parpadeó como quien despierta de un sueño largo, y su mirada fue directo a Aidan.
Aidan caminó a su lado, como siempre.
—¿Qué fue eso?
—Son los nombres que aparecen en mis sueños… y también… —Soren tragó saliva—. Olvídalo. Tal vez no sea nada.
Aidan lo observó con seriedad, pero no insistió. Ya conocía ese “nada”. Era un “nada” que dolía. Que pesaba. Y que, eventualmente, iba a salir.
· Debajo de la Superficie
No pasó mucho tiempo antes de que las cosas comenzaran a cambiar.
Un chico mestizo de Ravenclaw fue empujado por las escaleras en dirección a la biblioteca. Soren no vio al culpable, pero sí la expresión del chico al caer: miedo. Humillación.
Algunos Slytherin comenzaron a murmurar cada vez que una criatura mágica o mestiza cruzaba los pasillos. Palabras como “aberración”, “mezcla” o “error” se filtraban entre carcajadas.
Y entonces, sucedió.
Saliendo de Encantamientos, un estudiante mayor se cruzó con Soren y murmuró lo bastante alto para que todos oyeran:
—Dicen que ese Fayre no es del todo humano. Que nació muerto. Que su madre hizo un pacto con una banshee para revivirlo. Por eso parece tan… Inferi.
Aidan se giró de inmediato, los puños cerrados.
—¿Quieres repetir eso?
El otro se rió. Era al menos dos cabezas más alto, pero Aidan no se echó atrás. De hecho, parecía crecerle la audacia hasta alcanzarlo en altura. Soren tiró de su manga.
—No —susurró. —Sí —replicó Aidan, furioso. —No vale la pena. —¡Sí la vale!
Al día siguiente, Aidan estaba en detención por golpear al muchacho y morderle un brazo. Soren fue con él, voluntariamente. Dijo que también había participado.
—¿Por qué hiciste eso? —preguntó Aidan, ya en la sala de castigos.
—Porque si ibas solo, volverías con un ojo morado.
Aidan sonrió. Estaba furioso, sí. Pero también contento. Tenía a alguien en quien confiar.
Soren también.
· Murmullos y Sombras
Las visiones comenzaron a intensificarse.
Ya no solo en sueños.
A veces, en clase, veía rostros parpadear frente a él: más viejos, heridos, o muertos. A veces, el Gran Comedor se le presentaba vacío, cubierto de ceniza. A veces, su sombra se despegaba del suelo.
Se lo contó a Aidan una noche, en la torre de Astronomía.
—No entiendo lo que veo —dijo Soren, mirando el cielo.
—No tienes por qué entenderlo —respondió Aidan, acostado en el suelo.
—¿Y si es importante?
—¿Y si simplemente dejas de preocuparte? Reny, se supone que estos son los mejores años de nuestra vida. No me gusta verte atrapado en cosas que aún no han pasado. Este es el presente. Recuérdalo.
—Tal vez tengas razón.
—Siempre tengo razón. Por eso soy el cerebro del equipo.
—Si fueras el cerebro del equipo, ya estaríamos tres veces más castigados de lo normal y nuestras casas últimas en puntos.
—¿Siempre tienes que arruinarlo?
—Solo cuando se te sube el ego.
Soren sonrió. Una sonrisa real. Por primera vez, pensó que quizá… alguien en el mundo no le temía. Ni siquiera a lo que todavía no entendía. Ni siquiera si eso implicaba caminar junto a la oscuridad.
Aidan rió suavemente, mirando el cielo.
· Luz bajo la Ceniza
En los meses siguientes, Aidan empezó a hacerse un nombre en el castillo. No como el mejor alumno, ni el más talentoso. Sino como el que no se callaba.
Cuando un semigoblin fue excluido del club de duelo, Aidan protestó. Cuando un grupo de semitritones fue obligado a sentarse separados por “motivos de seguridad”, Aidan se levantó de su mesa y se sentó con ellos. Cuando un profesor usó la palabra “impuro” en clase, Aidan se levantó y se fue.
Eran formas de rebelarse que a Soren le resultaban casi sagradas. Lo miraba desde la distancia —o a su lado—, como si descubriese una parte de su amigo que aún no conocía. Una que no solo era valiente, sino auténticamente buena.
Las otras formas de protestar eran más… al estilo Aidan.
Tenía una boca tan grande como la de un basilisco y tan venenosa por igual. Si se enfurecía, su voz retumbaba hasta en las cámaras más profundas del castillo, y hasta el último elfo doméstico se enteraba de las vulgaridades que soltaba a quienes se atrevieran a molestar a alguien.
Especialmente si se trataba de Soren.
Porque el castillo aprendió algo rápidamente: hablar contra Fayre era firmar una sentencia. No solo por la furia de Aidan, sino por la sombra silenciosa que lo seguía.
Soren no siempre hablaba. Pero estaba ahí.
Como un cuervo que observa desde la cima de una torre, inmóvil, agazapado, esperando. Aidan era la voz y el fuego. Soren, el eco de algo más antiguo y más oscuro. El guardián silencioso.
Había algo en él que nadie entendía del todo. Un gesto contenido. Una calma que no tranquilizaba, sino que inquietaba. Una mirada que, al cruzarse, dejaba una impresión extraña como si por un segundo los gélidos dedos de la muerte pasaran rozándote la nuca.
No era solo discriminación. Era miedo.
Miedo a lo que no sabían nombrar. Miedo a ese silencio que parecía mirar desde más allá del Velo.
Porque Soren no era simplemente extraño. Era como si estuviese contaminado por algo más violento, más antiguo. Una sombra respirando a su lado tan salvaje como extraña. Y eso bastaba para que su sola presencia bastara como advertencia.
Una vez, saliendo del Gran Salón tras la cena, Soren miró a Aidan con preocupación pero una que parecía venir desde un sitio ajeno a él.
—No vas a cambiar el mundo entero, Aidan.
—No. Pero puedo cambiar las partes que toco. Especialmente las que están llenas de imbéciles que creen que valen más que los demás.
Soren se quedó quieto, observándolo. Aidan era impulso puro y una fuerza salvaje de la naturaleza… pero sus motivos eran puros. Como el fuego que arrasa un bosque solo para permitirle renacer. Como la tormenta que azota una tierra seca para que pueda volver a florecer.
—Un día te vas a cruzar con alguien que no se calle. Alguien como tú. Y no va a terminar bien.
—Cuando ese día llegue —dijo Aidan, medio sonriendo—, te tendré a ti.
Y Soren bajó la mirada. Porque lo sabía. Aidan era fuego. Pero era él quien evitaba que se consumiera.
Aidan podía ser bocón, imprudente, irrespetuoso. Pero no tonto. Sabía que, si aún no le habían roto la cara, era porque la sombra de Soren estaba detrás. Y que, sí, él era la voz de los que no podían o no querían hablar. Pero también sabía que Soren era la única razón por la que esa voz aún no había sido silenciada
Lee el capítulo V:
2 notes
·
View notes
Text
☠︎ Emrys William Awbrey
Your favourite wizard superstar 👨🎤✨
Lovesick Lullaby próximamente en la Wizarding Wireless Network stay tuned 🎶
I'm not going through a breakup, but it feels like that today somehow So let's keep it professional, I got things in my mind that my mind don't like You loon nice on the outside, do you wanna come out tonight? 'Cause I, I wanna feel good emotions in this lovesick lullaby
0 notes
Text
❧ Fayre
Guardian of three
𖥠 Soren Cathmore Fayre – Foxglove
Bound to none, yet tethered to three — the fox walks in shadows, guarding what the druids once blessed.
*Cathmore: "Great Warrior" from the Gaelic words "cath," meaning "battle," and "more," meaning "great" or "big".
"Oak, Hound, and Heather rise under the storm, the shadow of the fox shall keep guard. For the trickster spirit guards what the old magic marked... Three souls bound by root and blood, and one destined to protect them until the end of winds."
La oscuridad lo envolvía, densa como un susurro antiguo entre las sombras del bosque. Solo la luz azul de la luna, fría y etérea, se filtraba tímida entre las copas de los robles ancestrales. Bajo sus pies descalzos, las hojas crujían con un ritmo pausado, casi ritual, marcando el compás de un sueño… o de algo más.
El claro se abrió ante él como una herida luminosa en la noche, vasto e intacto, con una roca solitaria en su centro, colocada con una intención tan antigua que parecía parte del mundo desde su origen. Sobre ella, un zorro de pelaje ardiente lo esperaba, resplandeciente bajo la luna. Nueve colas se desplegaron tras él, suaves y majestuosas, flotando como si el aire mismo obedeciera su magia. Un milenio de sabiduría por cada una de ellas lo contemplaban.
— Fae —susurró la criatura, y él se detuvo, ladeando la cabeza con la curiosidad de un niño. — Fae —repitió el zorro. Sus fauces no se movían, pero su voz resonó con claridad dentro de su mente, como el eco de un río secreto.
— Es Fayre —respondió, casi sin pensarlo, como si su lengua recordara algo que su alma aún no comprendía del todo.
— Fae —repitió el zorro, inmutable, como si no existiera diferencia alguna.
Un viento húmedo barrió el claro, cargado de tierra, de corteza, de lluvia dormida. El zorro inclinó la cabeza, reflejando su gesto. Sus ojos dorados lo atravesaban como si lo conocieran desde antes de su primer aliento.
— Roble —musitó, y algo se encendió en su pecho, un fuego enraizado, un latido que se expandía con raíces invisibles. — Sabueso —dijo después, y su garganta vibró, lista para un aullido que nunca llegó. — Brezo —fue la última palabra, y con ella, una paz suave descendió sobre su mente, como pétalos cayendo desde la cima del tiempo.
El zorro descendió de la roca, sus patas apenas tocaban el suelo. Caminaba como flotando entre planos, con las nueve colas danzando al compás de una gravedad ajena. No fue hasta tenerlo de frente que comprendió su tamaño: imponente, inmenso, sagrado. Aun así, su presencia era serena, casi familiar. Con un leve empujón de su hocico, lo hizo trastabillar hacia atrás, apenas manteniéndose en pie.
— Guardián —susurró con una sonrisa ladina en el rostro. — Unidos por magia antigua. Un Fae por cada linaje Ceallachán. Un protector por cada tres druidas. —Como si recitara un verso perdido del destino, como si leyera directamente del tejido del mundo.
— No soy un guardián, —replicó, firme— soy un asesino.
— Un guerrero que no ha probado la oscuridad no sirve para defender la luz. —la voz del zorro era como un tambor sagrado, sentencias grabadas en piedra. — Has sido forjado por el dolor, marcado por la sombra. Pero los druidas saben encontrar luz donde otros solo ven ruinas. — El Roble te dará fuerza: las raíces de un hogar perdido. El Sabueso te enseñará lealtad: una voz que puede hacer temblar la luna. El Brezo te sanará: portadora de antiguos secretos.
— No lo entiendo…
— Es el destino. No puedes evitarlo. Ni ellos.
Las palabras del zorro se desvanecieron en una bruma espesa, una neblina que lo arrastró al olvido. Cuando abrió los ojos, solo quedaba la luz de la luna entrando por su ventana. Todo estaba en silencio. Sentía la mente pesada, como si hubiese cruzado un umbral invisible. Y sin embargo, cuando intentó recordar… solo halló niebla. Un vacío suave. Una ausencia con forma de profecía.
@sweetm3lody @ignisincantato @homenumrevelio-rpg
#ch: R. Soren Fayre#Fayre blood#The Callahans#ch: Darren P. Callahan#ch: Aidan S. Callahan#ch: Aisling Callahan
3 notes
·
View notes
Text
❧ The Callahans
El Clan que lo cambiará todo.
𖥠 Darren – Bulwark He is the shield that does not break — protector of the innocent, bearer of quiet strength.
𖥠 Aidan – Fervor Unyielding and true — a soul bound by fire and conviction, who runs where angels fear to tread.
𖥠 Aisling – Sagefire She weaves wisdom into power — a mind sharper than blades, keeper of the old ways.
Forjados en la fragua de la valentía y el coraje. Un linaje tejido con sudor, sangre y sacrificio, donde cada generación talló su nombre en las sombras de las historia, alejados de la luz del reconocimiento y la fama, de la ostentación y la fortuna. Rocas implacables en un río turbulento, unidos para proteger, luchar y prosperar. El faro que ha iluminado incluso las noches más oscuras en Irlanda. Héroes silenciosos, aquellos que actúan cuando nadie más los ve y que solo quienes han sido tocados por su resiliencia recuerdan sus nombres y acciones. Los Callahans en sus décadas de existencia jamás fueron un apellido que resuene en las bocas de los poderosos, sino susurradas en los labios de los que más los necesitaron. En cada uno, una chispa de la misma llama, eterna y feroz, que arde con la convicción de aquellos que jamás se rinden.
Fuego en la sangre, ardiendo como mil soles.
Acero en el silencio, una fuerza que no grita.
Piedras de río, la resistencia en medio del caos.
Faros de luz que guían a casa a los desamparados.
@sweetm3lody @ignisincantato @homenumrevelio-rpg
4 notes
·
View notes
Text
【 The Tales of the Fox and the Hound 】
Capitulo 5: Kage no Kitsune
Londres Callejón Knockturn - 2 a.m.
La lluvia caía como una cortina de agujas sobre los callejones traseros de Knockturn Alley. Soren caminaba sin prisa, cubierto por una capa gris que se fundía con la oscuridad de la noche. Sus pasos eran mudos, como si el suelo mismo evitara delatar su presencia. En el exterior, todo estaba en silencio, pero su mente era un torbellino de cálculos precisos.
Kaito Hoshino. Mejor conocido como Genbu, era el Shateigashira del Clan, el segundo comendante y una de las manos más cercanas a Kengo. Encargado de eliminar amenazas externas, y ahora, asignado a una nueva presa: Darren Callahan.
La información había llegado por medio de un soplo torcido de uno de sus subordinados menores. Kaito había recibido la orden directa: el auror mayor Callahan debía desaparecer. No porque supiera algo, sino porque se estaba acercando demasiado. Porque era astuto. Porque tenía la lengua rápida y la mala costumbre de hacer las preguntas correctas.
Soren no reaccionó. No arrugó la frente, no curvó los labios. Nadie habría leído preocupación en su rostro pálido y serio. Pero en su mente, la sentencia ya estaba sellada. Kaito debía morir. No por él, claro. No porque quisiera proteger a un auror molesto. No por… eso.
Solo por supervivencia.
Eso se repitió una y otra vez.
“Si él cae, yo caigo. Eso es todo.”
Ese fue el pensamiento oficial. El aceptable. Pero debajo, la verdad lo carcomía: no podía permitir que alguien como Kaito pusiera un dedo sobre Darren. No por lógica. No por estrategia. Sino porque no era suyo. Y sin embargo… nadie más podía tocarlo. Nadie más que él podía ponerle un dedo encima a Darren Callahan.
Almacén abandonado Callejón Knockturn - 3 a.m.
El almacén abandonado estaba custodiado por un hechizo de repulsión menor. Soren lo atravesó como quien camina bajo la lluvia, los años de sometimiento a magias extremas habían desarrollado una resistencia a ellas. El interior era una maraña de cajas, estructuras metálicas y columnas desechas. La luz mágica colgaba de un solo hilo y proyectaba sombras danzantes en las paredes.
En el centro, Kaito trabajaba sobre una mesa con un mapa abierto y varios documentos flotando a su alrededor. Proyecciones mágicas mostraban los recorridos habituales de los aurores, con un rostro claramente señalado: Darren Callahan.
Soren observó en silencio, oculto entre las alturas del techo metálico. No hizo ruido. Ni una respiración de más. Cuando el momento fue propicio, descendió en completo silencio, aterrizando detrás de Kaito como un depredador.
—No esperaba que te aparecieras tú —dijo Kaito sin volverse, como si hubiera olido la muerte detrás de él—. Aunque, pensándolo bien, sí. Tenías que venir.
Soren no respondió. Se limitó a desenfundar dos cuchillas de obsidiana desde los brazales ocultos bajo su capa. Las hojas eran finas, oscuras, un elemento peculiar como la obsidiana era capaz de cortar incluso la magia, absorberla y dispersarla. Era normal que cuando se enfrentaba a un mago varias de sus dagas estaban hechas de este material.
Kaito giró con una sonrisa torva. —¿Vas a matarme por un auror? ¿Desde cuándo te importa alguien lo suficiente para romper la cadena?
Soren permaneció en silencio. Su mirada era una lámina negra. Kaito chasqueó la lengua, burlón.
—Claro… Callahan. Es algo estúpido, pero tiene esa actitud de héroe incorruptible que a ti te debe parecer… fascinante.
Soren apenas movió los dedos.
—¿Te vas a quedar callado, zorrito? ¿No quieres negarlo? ¿O es que finalmente te diste cuenta de lo patético que eres?
El tono de Kaito cambió, se volvió más venenoso. La comisura de los labios del Kitsune se movieron suavemente.
—Debí sospechar que tenías una nueva obsesión ¿Qué pasará con este esta vez zorrito? Ambos sabemos lo que ocurrió con los últimos. Te pueden golpear, amarrar, romper, y siempre vuelves al amo.
Soren habló al fin, su voz baja, filosa.
—No vuelvo al amo. —¿No? ¿Entonces qué haces aquí? ¿Proteger a tu héroe? —Kaito sonrió con sorna— ¿O matar para sentirte menos… sucio?
Soren lo fulminó con la mirada. —Estoy aquí porque tú firmaste tu sentencia. Él no tenía por qué aparecer en tu radar. Pudiste haber elegido cualquier otro objetivo.
—Pero lo elegí a él. Kaito se encogió de hombros. —Sabía que vendrías. Lo tuyo con él es enfermizo. Kengo no lo ve, pero yo sí. Te arrastras detrás de ese auror como si fuera tu redención.
—No quiero redención. La frase de Soren fue como un escupitajo de sangre.
—¿Entonces qué quieres, Ryuuk? ¿Su aprobación? ¿Un abrazo? —rió Kaito— ¿O que te vea como algo más que un animal que aprendió a caminar sobre dos piernas?
Fue la gota final.
Soren se movió con brutalidad quirúrgica. Lanzó una daga hacia la garganta de Kaito, que apenas logró esquivar por un milimetro. El filo rebotó, pero la segunda daga ya volaba hacia su pierna. Impactó. Kaito cayó de rodillas.
—¡Bastardo! —gritó, alzando la varita.
Soren ya estaba sobre él, un tercer cuchillo apareció desde el interior de su túnica, este tenía otra clase de filo, metálico, pero extrañamente más brillante de lo normal. La hoja cortó la muñeca de Kaito antes de que pudiera agitar su varita y el veneno con el que estaba imbuida penetró en sus venas paralizando su mano y aflojando el agarre.
Kaito conjuró sin voz, el habilidoso mago no necesitaba varita despues de todo, una magia oscura que salió desde sus labios rotos. Una serpiente ígnea se abalanzó contra Soren, pero él activó una pequeña cápsula que soltó un polvo oscuro: carbón volcánico y sal negra. La serpiente se deshizo en el aire.
Kaito aprovechó aquel instante para volver a tomar su varita con su mano sana. —¡Maldito perro traidor! —. Un hechizo voló hacia él y le dio de lleno, la maldición cortante lejos de echarlo hacia atrás provocó un rugido gutural que salió de la garganta del zorro como si fuese un animal lastimado que en lugar de retroceder se abalanza con más fuerza y salvajismo que antes.
Había rabia en sus ojos, muerte, violencia. No lo dudó un instante, la mano de Soren tomó la de Kaito y de un simple movimiento seco le quebró todos los dedos.
Entonces, el cuerpo a cuerpo comenzó. Soren no usaba varita, pero su cuerpo era un arma. No había compasión. No había vacilación.
Kaito gritó. Sangró. Cayó.
—¿Vas a decir su nombre de nuevo? —susurró Soren, con la rodilla en su pecho.
Kaito escupió sangre, sonrió.
—¿Te molesta tanto? Pensé que no sentías nada.
Soren acercó su rostro al suyo, con los ojos teñidos de un rojo fantasmal.
—Es mío. Y sabes que no me gusta que toquen lo que me pertenece.
Kaito soltó una carcajada quebrada entre gracia y dolor. Su cuerpo estaba destrozado a golpes y cortes limpios que abrían su carne en todas direcciones.
—¿Acaso el zorrito se ha enamorado? Vaya tragedia... supongo que ya no importa si es mi mano o la de otro el que termine con la vida de Callahan. Ese maldito auror ya tiene la sentencia de muerte escrita en la frente si ha logrado que el Kitsune se obsesione—. Una nueva carcajada rompió a través de la sangre que ahora se escurría por su boca y Soren apretó los dientes rechinándolos como viejas cadenas oxidadas. Kaito lo miró con un delirio incandescente antes de volver a abrir la boca. —Sabes muy bien que tarde o temprano tú serás la causa de su muerte. No puedes tocar nada sin hacerlo perecer, esa es tu maldición—.
Y con un giro seco, hundió la hoja de obsidiana en el corazón del hombre. La rabia incendiando todo a su alrededor como fuego maldito. Por territorio. Por furia. Por él.
Casa segura de Soren Londres - 4 a.m.
El baño estaba en penumbras. Soren se quitaba la camiseta empapada en sudor y sangre frente al espejo empañado. La túnica que repelía hechizos no era infalible, especialmente no contra maldiciones potentes, pero si servía para evitar la muerte o incapacitación. Él podía aguantar las secuelas que tuviese luego. Los cortes eran superficiales, pero uno profundo le atravesaba el costado. Vertió alcohol y no parpadeó. Se cosió con hilo invisible.
Y entonces se miró. De verdad.
Los ojos rojos. La piel pálida. Las cicatrices viejas. Las nuevas. Y los recuerdos, emergiendo como olas violentas.
“Te estás sobreesforzando otra vez, ¿no? No me mires así, puedo verte temblar.” “Dime que sucede... háblame, Soren.” “Tengo algo para ti, es un regalo.”
Darren.
No entendía qué era lo que provocaba en él. Solo sabía que no soportaría verlo herido. Que no dejaría que lo destruyeran. Pero protegerlo sin que él lo supiera era lo único que podía hacer. Lo único seguro. Lo único que lo mantendría a salvo de la maldición que era.
Apretó los vendajes contra su herida. Cerró los ojos.
—Ya sabes como funciona, no pueden redimirte.
Y en el silencio, el reflejo le devolvió la mirada de un chico que había sido moldeado por el dolor. Pero por primera vez, esa mirada no estaba vacía. Estaba furiosa.
Y protegía algo.
O alguien.
No era suyo, eso lo sabía. Jamás podrías serlo.
Pero no dejaría que nadie le hiciera daño.
Minka Asakura Afueras Londres - Dos días después.
La sala de reuniones del clan era un círculo de sombras y mármol frío, vacía salvo por el hombre en el centro. Kengo Asakura no necesitaba alzar la voz para dominar el silencio. Su sola presencia lo llenaba todo, como una grieta en la realidad que nadie podía ignorar. Soren cruzó la puerta sin anunciarse, sin prisa, con las botas salpicadas aún de sangre seca y el abrigo oscuro colgándole como una segunda piel.
—Has matado al segundo comandante —dijo Kengo, sin levantar la mirada de la taza de té que sostenía entre sus dedos inhumanamente pálidos.
Soren no respondió. Caminó hasta quedar frente a él, erguido, sin mostrar rastro de cansancio, aunque cada músculo de su cuerpo aún ardía con el recuerdo del combate.
—¿Vas a negarlo? —añadió Kengo, con una sonrisa apenas curvada. Su voz tenía ese tono tranquilo que era más peligroso que un grito.
—Se metió en asuntos que no le correspondían —respondió Soren con frialdad, sus ojos rojos como carbones dormidos. No explicó más. Nunca lo hacía.
Kengo alzó la vista al fin, clavándole una mirada afilada como una navaja.
—¿Y qué asuntos son esos, Kitsune?
Hubo un silencio denso. Podría haber dicho que Kaito se había metido en infinidad de situaciones que atentaban al bienestar del Clan, todos sabían que Genbu no era de los más decentes o silenciosos. Pero no. Lo que salió fue la verdad desnuda, desprovista de todo adorno:
—Mis asuntos.
Kengo soltó una risa breve, seca. Dejó la taza sobre la mesa sin hacer ruido, como si incluso su porcelana le temiera.
—¿Tus asuntos tienen nombre y apellido?
Soren no parpadeó. Pero la tensión se esparció por todos sus músculos, atento, alerta. Como un animal a punto de escapar.
—Siempre los tienen.
—Por supuesto... —dijo Kengo, incorporándose con la lentitud de un depredador saciado—. Has hecho lo que debía hacerse. El clan necesita limpieza constante, y aquí solo sobreviven los más fuertes.
Se acercó, hasta quedar lo bastante cerca como para que Soren pudiera oler el incienso antiguo que siempre lo rodeaba.
—Genbu está muerto. Su puesto como Shateigashira está vacío. Lo quiero ocupado por alguien que no tiemble. Ese alguien eres tú.
Soren no se movió. No lo agradeció. No fingió sorpresa.
Porque no era una recompensa. Era un ajuste de correa. Un ajuste capaz de estrangularlo hasta la asfixia.
Lo supo por el brillo cruel en los ojos de Kengo. Ese ascenso no era libertad: era más vigilancia, más control. Un anillo más apretado en el cuello. No se premiaba la lealtad, sino la utilidad… y Soren sabía lo que ocurría cuando uno dejaba de ser útil.
—Entiendo, así será padre. —fue todo lo que dijo.
Kengo sonrió. Una sonrisa de dueño satisfecho.
—Buen chico. No me hagas lamentarlo.
Y así, sin ceremonia, sin sangre esta vez, Soren se convirtió en el nuevo segundo comandante. No por deseo, sino por necesidad. Porque hasta el más peligroso de los zorros sabe cuándo debe fingir que el lazo que lo ata es una corona.
Lee el Capitulo IV:
2 notes
·
View notes
Text
【 The Tales of the Fox and the Hound 】
Capítulo 4: El eco de una promesa rota
Cork, Irlanda Abril de 2006
El día en que Soren desapareció fue el primero en que Aidan sintió lo que era el verdadero miedo.
No el miedo infantil a los monstruos bajo la cama o al castigo de un adulto, sino ese otro, más frío, más real. El que se mete bajo la piel como una aguja de hielo, que transforma la risa en silencio y lo cotidiano en un terreno incierto. Aidan tenía nueve años y, hasta entonces, creía que nada malo podía pasar en su pequeño pueblo de Cork. Que los ríos cantarían siempre igual, que el bosque los protegerían, que su mejor amigo estaría cada mañana esperándolo en la puerta con esa sonrisa torcida y esos ojos raros, uno de ellos de un rojo imposible.
Pero Soren no volvió.
Al principio pensó que habría enfermado y que tuvo que irse de urgencia a San Mungo. Luego creyó que su madre lo habría llevado de viaje. Pero los días se hicieron semanas y las semanas, meses, y nadie volvió a ver a Meredith ni a su hijo.
El rumor creció como hiedra venenosa: se fueron en la noche, escapando de algo. O de alguien. Las palabras flotaban entre los vecinos, apenas un murmullo, un susurro esquivo entre pociones y hierbas mágicas. Nadie decía nada claro. Nadie buscaba.
Pero Aidan sí.
Durante meses recorrió el bosque donde solían jugar, revisando los viejos escondites, gritando su nombre al viento. Llegó incluso a internarse hasta donde el musgo era más espeso y el aire olía a magia antigua. De alguna manera infantil y valiente, creía que si gritaba lo suficiente, si deseaba con todas sus fuerzas, Soren volvería. No entendía por qué nadie más lo hacía.
Él había sido su primer amigo.
El niño pálido y callado que nadie entendía. El que no hablaba mucho, pero sabía escucharlo todo. El que podía predecir cuando alguien iba a morir —aunque Aidan nunca supo si eso era solo una historia o la verdad. Para él, Soren era simplemente “Soren”: el niño que sabía trepar los árboles mejor que nadie, que hacía figuras con ramas torcidas, que hablaba con las luciérnagas como si fueran viejas amigas.
Se habían prometido ir juntos a Hogwarts.
“Seremos compañeros de casa”, había dicho Aidan con orgullo. “O enemigos eternos si me toca en Slytherin”, había bromeado Soren, y ambos se habían reído hasta rodar por el barro.
Pero eso jamás sucedió, los susurros de la desaparición pronto se volvieron silencio y ya nadie volvió a hablar o recordar a la extraña mujer y su hijo que vivían en las colinas cercanas al río.
Excepto Aidan por supuesto.
King's Cross, Londres Septiembre de 2008
El tren partió sin él.
Aidan se quedó mirando por la ventana del Expreso de Hogwarts con la esperanza, absurda e infantil, de que en el último segundo Soren apareciera corriendo entre la multitud, con esa expresión entre desafiante y contenida que tanto conocía. Pero la estación quedó atrás, y su asiento permaneció vacío.
—¿Crees que podamos ver un troll de montaña este año? —comentó un chico de su compartimento, intentando romper el silencio.
Aidan no respondió. No sabían de qué hablaban. Ni le importaba. Su cabeza seguía prendida en aquel niño perdido.
Soren no se había ido de viaje. No se había mudado. Había desaparecido. Una mañana estaba, la siguiente no. La casa cerrada. Las ventanas vacías. Sus padres no decían nada, pero Aidan había oído susurros en la cocina, su madre llorando mientras su padre hablaba en voz baja con un auror.
Habían buscado. Lo sabía. Pero el resultado era el mismo: nada. Y de repente un día simplemente le dijeron que debía intentar olvidarlo. Que no había caso y que solo terminaría haciéndose más daño, y fue eso lo que hizo, al menos con los demás. Dejó de mencionar a Soren, aunque en su cabeza viviera presente.
Así llegó solo a Hogwarts, con la promesa incumplida aún latiéndole en los dedos.
¡Gryffindor! El Sombrero Seleccionador exclamó apenas rozó su cabeza antes de gritarlo.
—Eres fuego —murmuró en su oído—. Y ese fuego quiere proteger.
Tenía razón.
Pero también era rabia. Esa primera noche en la torre, mientras el resto celebraba, Aidan se quedó en silencio, observando el cielo raso de la Sala Común. Se sentía fuera de lugar, como una pieza mal puesta en el tablero.
Los días siguientes fueron igual de confusos. Extrañaba a sus padres, odiaba el bullicio de los pasillos, y le irritaban los niños ricos que se burlaban de los muggleborn. Por las noches, en la oscuridad de su cama, tocaba con los dedos la pulsera de hilo rojo que él y Soren habían hecho juntos. La única cosa que le quedaba de su amigo. Se juró no quitársela nunca.
—¡Callahan! ¡Otra vez peleando! —¡Se lo tenía merecido! ¡Le dijo a Niven que su sangre era sucia!
Aidan se volvió conocido muy pronto. No por sus notas, que eran promedio, ni por su puntualidad, que era nula, sino por su incapacidad de quedarse callado ante la injusticia. Si veía algo mal, actuaba. Con palabras, con hechizos, con puños si era necesario.
A los doce años, ya había pasado dos veces por la enfermería, cinco por detención y una por el despacho del Director por arrancar una gárgola del baño de los prefectos con un encantamiento fallido.
—Te vas a meter en problemas —le decía Darren, su hermano mayor, al encontrarlo otra vez castigado.
—Ya estoy metido en problemas, Pax. Así que al menos que valga la pena —respondía Aidan, limpiando el suelo con un trapo encantado que se burlaba de él en francés o quien sabe que idioma hablaba el bendito trapo.
Darren era Hufflepuff, dos años mayor, y una constante presencia en su vida. Era su persona favorita en el mundo, pero Aidan jamás diría eso en voz alta y mucho menos en frente de Darren. Era quien lo ayudaba a estudiar antes de los exámenes o al menos lo obligaba a concentrarse, quien le cubría cuando rompía alguna regla tonta y quien, en secreto y sin saberlo, le ayudaba a olvidar la existencia de aquel amigo que alguna vez había conocido.
Biblioteca, Hogwarts Febrero de 2011
Aidan estaba concentrado. Lo juraba por todos los leprechauns de Irlanda. Tenía el libro abierto, la pluma lista, y hasta había sacado dos pergaminos por si cometía errores. Estaba a punto de subrayar un párrafo de “Transformaciones Interespecíficas y sus Riesgos Éticos”, cuando sintió una sombra sentarse a su lado.
—¿Estás estudiando por voluntad propia o es que perdiste una apuesta?
Aidan suspiró sin mirar. —Hola, Paxy.
—No, en serio. ¿Te caíste y te diste en la cabeza?
—Si no te molesta, estoy en una etapa de iluminación académica.
—¿Te vas a transformar en erudito o algo? Sabes que así no funcionan las Transformaciones ¿verdad?
Aidan giró lentamente la cabeza, como si estuviera considerando si valía la pena usar el encantamiento Silencio Perpetuo en su hermano.
—Por tu culpa no me respetan en esta biblioteca, lo sabes, ¿no?
—Eso es porque, la última vez, conjuraste un incendio accidentalmente con una pluma mágica.
—¡Fue una hipótesis científica! ¡La teoría era sólida!
—Encendiste la bufanda de Filch. Aún la cuelga como recuerdo para no olvidarse de colgarte de los pulgares si es que vuelven a habilitar ese tipo de castigos.
Aidan bufó, cerrando el libro con demasiada fuerza.
—¿Qué quieres?
—Mamá me escribió. Dice que si no te hago estudiar, me corta el dinero para Hogsmeade.
—¿Estás chantajeándome en nombre de mamá?
—Estoy canalizando su sabiduría financiera.
Hubo un momento de silencio. Luego Aidan lo miró de reojo. Tal vez no era mala idea cambiar el hechizo de Silencio Perpetuo por uno de Tragamocos.
—¿Y si te digo que sí estoy estudiando? ¿Podemos fingir que soy un buen hermano y tú te vas?
—¿Y perderme el placer de verte fallar un encantamiento de autoescritura y terminar firmando “Aidan el Glorioso” en todos tus deberes? Ni de broma.
—Fue UNA VEZ.
—En defensa tuya, sonaba épico. Le envié dos copias a mamá.
Aidan apretó los ojos. Estaba a punto de agarrar su varita, lo juraba por Merlín.
—Un día, Darren, un día te devolveré todos estos momentos de humillación.
—Sí, sí. Pero ese día no es hoy.
Y con una sonrisa triunfal, Darren le lanzó un pequeño frasco de tinta de repuesto.
—Por si accidentalmente haces estallar el tuyo, “Glorioso Aidan”.
Los años pasaron.
Aidan creció en altura y en fuego. En quinto curso ya era una figura central entre los Gryffindor. Algunos lo admiraban, otros lo evitaban. Era impulsivo, terco, y a veces, demasiado honesto. Pero también era leal, valiente y absolutamente incapaz de traicionar a un amigo.
Una noche, mientras patrullaba los pasillos para el club del castigo (una especie de sistema de redención ideado por un profesor excéntrico que creía que hacer el bien para la escuela los redimiría de sus errores), encontró un libro viejo sobre transformación animal avanzada. Se obsesionó. No era solo la magia lo que lo atraía, sino la idea de cambiar. De ser algo más allá de su cuerpo, de su historia, de todo.
—¿Estás intentando convertirte en un pato? —preguntó Darren, al verlo en la biblioteca frente a una pila de libros de animagia.
—Quiero transformarme. —¿Por qué? Ya eres una pesadilla como estás.
Aidan rió sarcásticamente, pero no explicó. Porque si lo hacía, tendría que admitir que soñaba con correr libre. Que en sus pesadillas, él era un perro ladrando a la nada, buscando a su amigo en un bosque oscuro. Que deseaba, con todo su ser, poder oler el pasado y encontrarlo.
Nunca le había contado a Darren sobre Soren a pesar de su su hermano, y ya habían pasado demasiados años como para empezar ahora.
Un años después, en una noche de luna, lo logró. Su cuerpo tembló, crujió, se dobló. Y cuando abrió los ojos otra vez, tenía cuatro patas, una lengua húmeda, y un mundo lleno de olores.
Un husky tan grande como un lobo huargo. Fuerte, ágil, imponente y con ojos intensos de un azul zafiro que parecían arder. Se miró en el reflejo del lago negro y supo que, por primera vez en mucho tiempo, se parecía a sí mismo.
Séptimo curso trajo consigo un gran cambio: Aisling.
Su hermana menor llegó a Hogwarts con once años y una mochila que parecía tener vida propia. Era una tormenta de energía, sarcasmo y preguntas sin filtro. Darren ya se había graduado y él lo haría pronto, pero aprovecharía todo ese año que tenía junto a su hermana para ayudarla a adaptarse lo mejor posible al castillo.
—¿Cuántas veces te han castigado? —le preguntó apenas bajó del tren.
—Depende. ¿Solo en esta escuela o también en casa?
—¿Alguna vez besaste a alguien?
—¿¡QUÉ!?
—Solo quiero saber si te falta desarrollo emocional.
—¡Aisling!
—¿Sí?
—Por favor, no seas como yo.
—Muy tarde.
Gran Comedor, Hogwarts Primer desayuno en Hogwarts de Aisling y último primer desayuno en Hogwarts de Aidan.
El murmullo de estudiantes recién levantados llenaba el aire entre crujidos de tostadas, tazas de té flotantes y lechuzas aún medio dormidas lanzando cartas sobre las cabezas distraídas. En la mesa de los de primer año, Aisling Callahan, con la túnica perfectamente abrochada y una expresión más seria que un examen de Pociones, trataba de leer su horario mientras esquivaba migas de pan.
—Oh no… no, no, no… —dijo entre dientes cuando sintió una presencia ruidosa y demasiado familiar detrás de ella.
Aidan apareció con una túnica desprolijamente colgada de un solo hombro, el cabello en todas direcciones como si hubiera dormido debajo del sauce boxeador y un pedazo de bacon colgando de su boca como si fuese una rosa romántica.
—Aaaaaisliiing —canturreó con dramatismo—. ¡La última Callahan ha llegado a Hogwarts! ¡Que toquen las gaitas! ¡Que bailen los trasgos!
—¿Qué estás haciendo en esta mesa? —le espetó sin levantar la mirada—. Esta es la mesa de primer año. ¡Tienes tu propio lugar entre los fósiles!
—¿Fósiles? Herida. Directo al corazón. —Se dejó caer a su lado como si fuera un cojín humano, haciendo tambalear una bandeja llena de jugo de calabaza—. Pero Darren me pidió que te vigilara. Dijo que alguien tiene que enseñarte a no prender fuego a los profesores con la mirada.
—Por Merlín… ¿Qué parte de “no necesito niñera” no entiende esta familia?
—Él te crió. Yo solo vine por la comida gratis y para robar un croissant. —Estiró la mano hacia la bandeja de ella sin disimulo.
—Toca mi desayuno y pierdes la mano, perro callejero.
Aidan alzó las cejas, divertido. —Guau. La mini-yo tiene garras. Qué orgulloso estaría mamá si viera esto. Aunque también estaría gritándote por cómo usas el tenedor.
Aisling lo fulminó con la mirada. —No me compares contigo. Yo no planeo pasar la mitad de mi educación en detención.
—Detención es solo otra forma de esparcimiento educativo —respondió, como si fuera una máxima de vida—. Una vez pasé tres semanas enteras castigado por pintar bigotes a los retratos de todos los directores de Hogwarts. Dippet fue el más favorecido, si me preguntás.
—Tú eres la razón por la cual mamá casi le da un infarto en cada boletín escolar.
—Y también soy la razón por la cual el profesor Willmintong nunca más dejó su tintero sin vigilancia después de que se lo cambié por jugo de remolacha. Reacciones preciosas, Aisling. Una obra de arte.
Ella resopló, conteniendo una risa, pero firme como estatua. —Yo voy a ser Prefecta, voy a ser la mejor de mi año y no voy a manchar el apellido Callahan como tú.
—Ambición, disciplina, sueños. Qué aburrida vas a ser.
—¡Y tú vas a terminar convertido en callejero, vagando por Hogsmeade en busca de sobras!
—Ya lo hago. Es parte de mi entrenamiento animago —dijo mientras movía las cejas, como si fuera el mayor de sus talentos—. Transformarme en husky no es un castigo, es un estilo de vida.
—¿Estás diciendo que te gusta andar babeando y lamiéndole los zapatos a la gente?
—Solo los días festivos. Y una vez le mordí el trasero a Darren. Fue glorioso.
Aisling, sin poder contenerse más, soltó una carcajada. —Eres insoportable.
—Y me amas por ello.
—Te tolero, que es lo más alto que llegas a obtener de mí.
Aidan sonrió con esa mezcla de descaro y cariño tan suya, y le revolvió el cabello con una mano antes de que ella pudiera esquivarlo.
—No te preocupes, enana. Hogwarts aún no sabe lo que le espera. Vas a incendiarlo… pero con estilo.
—Y tú vete ya, que si un prefecto te ve en esta mesa nos van a sancionar a ambos.
—¿A mí? ¿A Aidan Callahan? Nah… —Se puso de pie como si saliera de una función teatral, haciendo una pequeña reverencia—. Me retiro, pero volveré con pasteles y caos.
—Trae pastel y te dejaré vivir.
—Hecho. Y no te metas con Slytherins hasta el jueves. Tienen entrenamiento de Quidditch y muerden cuando están de mal humor.
—¡Lo tendré en cuenta, oh sabio oráculo de la idiotez!
Y así, entre gritos, amenazas fraternales y risas, comenzaba un nuevo año en Hogwarts. Uno con más rebeldía, una Callahan más… y probablemente un par de explosiones más también.
Él la protegió como un centauro protege su bosque. Se mantuvo cerca, cuidando que no se metiera con los alumnos equivocados, que no se dejara intimidar por las casas más elitistas, que no revelara a nadie que era la más lista de su clase.
Cuando se graduó, le dejó una carta escondida en su baúl:
“Sé libre, pero no cruel. Sé valiente, pero no idiota. Y si alguna vez necesitas ayuda, búscame. Siempre sabré oler el camino de vuelta.”
Se convirtió en Mago Golpeador antes de cumplir veinte.
Junto a Darren, ahora compañero de batallas, formó parte de una generación feroz. Fueron enviados a patrullas en Knockturn Alley, a limpiezas en el Callejón Claddagh en Irlanda su hogar, a negociaciones tensas con goblins y licántropos. Aidan era fuego, más ardiente que nunca. Pero ahora sabía dónde arder.
—Nunca entendí de donde sacaste eso —le preguntó Darren, mirando la pulsera de hilo ya deshilachada.
—Es un recuerdo, nada más.
—¿Uno bueno?
Aidan se encogió de hombros. —No lo sé. Ya no importa supongo, un recuerdo y ya.
Darren lo miró de reojo, no muy convencido de la respuesta, antes de volver a la carpeta de casos pendientes.
—Un recuerdo y ya...
Londres, Inglaterra Junio de 2026
Y una noche, en un callejón cualquiera, pasó.
Un cruce de pasos. Una figura. Un ojo rojo que lo atravesó desde la sombra. Un temblor en la memoria. El eco de una voz que no había oído en años. Irreconocible, más adulta al igual que la suya, pero lo supo... por alguna razón lo supo de inmediato.
Habían cosas que jamás se olvidaban.
Personas que jamás se van de tu memoria.
El zorro y el sabueso volvían a encontrarse. Él no lo recordaba, pero Aidan sabía perfectamente quien era.
Pero antes de poder decir algo había desaparecido, como un fantasma, como aquella vez hace muchos años atrás.
Paso semanas preguntándose si había sido real. Si de verdad estaba vivo. Preguntándose constantemente que habría sido de su vida en todos estos años.
Lee el Capítulo III:
2 notes
·
View notes
Text
8. Umbromanzia: La Magia del Vacío y las Sombras
La Umbromanzia es una forma de magia extremadamente rara y temida, asociada al vacío entre las sombras, al tiempo suspendido, al silencio del mundo invisible y al éter. No es simplemente una manipulación de la oscuridad: es el arte de controlar lo que existe entre las cosas, lo no dicho, lo no visto, lo no manifestado. La base más primordial de la magia. Su dominio requiere una sensibilidad única y una voluntad férrea, pues corrompe fácilmente al mago que la usa de forma imprudente. Es una habilidad prohibida para aquellos que no han nacido con ella debido a la extrema complejidad para controlarla si no se manifiesta desde el nacimiento.
8.1 Origen Mítico de la Umbromanzia
La madre de la Umbromanzia: la Diosa Nix (Nyx)
Nyx (en griego) o Nox (en latín) es una diosa primordial de la mitología grecorromana, personificación de la noche absoluta, el misterio, el silencio eterno y las fuerzas más antiguas del cosmos. En los mitos, incluso Zeus le teme, lo que indica su enorme poder y su naturaleza inabarcable. Es madre de muchas entidades relacionadas con el destino, la muerte, el sueño y la oscuridad, como Hypnos (el sueño), Thanatos (la muerte) y Las Moiras (el destino inevitable).
La Umbromanzia y Nyx
La Umbromanzia es considerada una herencia directa de Nyx/Nox, nacida del vacío entre estrellas, de la oscuridad no malvada, sino primordial a la luz y la vida. No se trata de una magia oscura en el sentido ético, sino una forma de poder que existía antes de que la luz fuera creada, y que sobrevive en los márgenes de la realidad.
Según antiguos textos de estudiosos magos de las eras etruscas, los primeros Umbromanti fueron elegidos en sueños por Nyx, quienes les susurró las artes perdidas de manipular el silencio y el espacio entre luces.
Se cree que la Umbromanzia permite al mago conectarse con el flujo oculto del universo, aquel que corre entre los latidos del tiempo, y que sus practicantes más avanzados pueden incluso ver fragmentos del destino, como los hijos de Nyx. Algunos dicen que pueden existir en el margen del espacio y el tiempo y esto mismo lo que ha llevado a muchos de ellos a la locura.
8.2 Dualidad Primordial: Vesta y Nyx, el Equilibrio Oculto
En el corazón del mundo mágico italiano, existen dos fuentes de poder tan antiguas como la creación misma:
La Fiamma di Vesta, la llama sagrada de la vida, el calor, la curación y la armonía.
Le Ombre di Nyx, la noche eterna del silencio, el vacío, la introspección y la muerte.
Estas fuerzas no son enemigas, sino complementarias, representando los extremos necesarios para que la magia se mantenga en equilibrio. Ni luz sin sombra, ni sombra sin luz.
VESTA - La Guardiana del Fuego Interno
Características: Vida, sanación, protección, luz, fuego, pureza y manifestación.
Representación: El fuego eterno, los ciclos vitales, la comunidad, la luz que guía.
Manifestación mágica: A través de la Vesturgia, la medicina mágica, la llama eterna curativa y la regeneración espiritual.
Canalizadores: Vesturgos (Vesturgia)
Dominio: Dimensión de la Realidad
Emblema: Símbolo de Vesta y la llama eterna.
NYX - La Sombra que Envuelve el Mundo
Características: Vacío, muerte, introspección, disolución, oscuridad, sombras.
Representación: El silencio cósmico, los sueños proféticos, la sombra entre realidades, el poder no revelado, el plano más allá del tiempo.
Manifestación mágica: A través de la Umbromanzia, la manipulación de sombras, portales oscuros, silencios eternos, percepción del destino.
Canalizadores: Umbromantes (Umbromanzia)
Dominio: “Plano de la Notte Primordiale” Dimensión de las Sombras
Emblema: Triqueta lunar.
8.3 Practicantes del Equilibrio: I Custodi dell’Ombra e della Fiamma
En el Mundo Mágico italiano existe una orden secreta nacida del tiempo de los druidas etruscos y mantenida viva durante siglos por magos fieles a las fuerzas de Vesta y Nyx, jurando proteger el equilibrio entre estas dos fuerzas: la Vesturgia y la Umbromanzia. Y proteger al Mundo Mágico de la llegada de la Noche Eterna.
Si la Llama de Vesta arde sin control: el exceso de vida podría provocar desbordes mágicos, consumir todo lo conocido o incluso la ruptura del velo de la realidad.
Si la Sombra de Nyx se expande: podría generar la oscuridad eterna, la desaparición del tiempo y la entropía mágica, el alzamiento del reino de las sombras capaz de atravesar el frágil velo entre las dimensiones de la realidad y las sombras.
El Juramento de los Custodi
“Dove c’è luce, io veglierò sull’ombra. Dove c’è ombra, io custodirò la fiamma. Finché il mondo respiri, la ruota girerà.” “Donde haya luz, velaré por la sombra. Donde haya sombra, custodiaré la llama. Mientras el mundo respire, la rueda girará.”
8.4 La Profezia della Notte Eterna
Nacida en las nieblas del pasado “La Profecía de la Noche Eterna” es una de las profecías más importantes de la historia mágica italiana, se dice haber sido canalizada por un Augur hijo de Nyx, un oráculo con conexión directa con la Umbromanzia y la visión del mundo más allá del tiempo. La misma vaticina la llegada de un Umbromante que desatará lo que se conoce como “La Noche Eterna” un evento mágico que uniría la dimensión de las sombras con la dimensión de la realidad devastando el mundo como se lo conoce volviendo a una era donde las sombras caminaban en la tierra.
“Quando l’ultimo figlio del sangue antico risvegli l’ombra sepolta, e la fiamma non basti a scaldare il vuoto, il mondo tremerà sotto la danza delle stelle nere. Una porta si aprirà dove la luce no può entrare, e dalle profondità sorgerà l’equilibrio o l’estinzione. Solo colui che abbraccerà la notte senza temerla, e riconoscerà la fiamma come parte sua, potrà riscrivere il filo del destino.” “Cuando el último hijo de la sangre antigua despierte la sombra sepultada, y la llama no sea suficiente para calentar el vacío, el mundo temblará bajo la danza de las estrellas negras. Se abrirá una puerta donde la luz no puede entrar, y desde las profundidades surgirá el equilibrio… o la extinción. Solo quien abrace la noche sin temerla, y reconozca la llama como parte de sí, podrá reescribir el hilo del destino.”
Contexto histórico y mágico de la profecía
La “sombra sepultada” habla de la dimensión de las sombras, allí donde vive la oscuridad, el tiempo detenido y el vacío eterno. Seres de sombras y destrucción viven en esta dimensión que cuando el velo que evita la unión de ambas realidades esta debilitado estos logran pasar y manifestarse en el mundo de la realidad. Es un mundo donde no solo existen bestias sino también doppelgängers como reflejos oscuros de nuestro mundo. Para los Ignari (los sin magia) este mundo es conocido como el Purgatorio o el Inframundo.
“El último hijo del sangre antigua” dado que la Umbromanzia es una habilidad que de no ser heredada puede causar efectos devastadores en el mago que se proponga usarla, este último hijo es como lo indica, un descendiente de Nyx y por tanto heredero de la habilidad.
“La llama que no basta” sugiere que ni siquiera el poder de la Vesturgia podrá contrarrestar el desequilibrio que la Umbromanzia podría causar si se desata sin control.
“Las estrellas negras” en la dimensión de las sombras se dice que existen las conocidas estrellas negras, casi un mito para los magos, una historia que se le cuenta a los niños para que se porten bien o “serán capturados por las estrellas negras”. Son seres de oscuridad y caos absoluto, conocidos por los Ignari como demonios.
Interpretaciones mágicas y teorías sobre la profecía
Un secreto a voces es que todo el mundo mágico italiano asocia esta profecía con los Sforza. Es por eso que son tan temidos como venerados dentro de la élite mágica siendo la única familia que ha transmitido la Umbromanzia de generación en generación. Todos saben que de haber un “último hijo de la sangre antigua” como dice la profecía, seguramente nacerá siendo Sforza.
Los Custodi dell’Ombra e della Fiamma creen que “último hijo” es el equilibrio encarnado, y que debe ser guiado para dominar ambas magias: la de la sombra y la de la vida. Convirtiéndose en el primer mago capaz de dominar la Vesturgia y la Umbromanzia, solo así podría evitarse la Noche Eterna.
Las Janare del sur de Italia susurran que el cumplimiento de la profecía abrirá el paso a un nuevo orden mágico donde los límites entre vida y muerte, tiempo y espacio, serán difusos. Las sombras convivirán con los humanos y la realidad dejará de ser como la conocemos, los Ignari servirán como alimento de las sombras y los magos deberán adaptarse a un nuevo mundo oscuro donde su conexión con la magia será vital para la supervivencia.
Algunos Umbromanti ocultos desean que la profecía se cumpla para restaurar la supremacía de la magia oscura como fuente originaria del poder mágico. Volviendo a una Edad Oscura de la magia.
8.5 Rituales y Prácticas de Umbromanzia
El Ritual de Umbromanzia: “Il Velo di Nyx”
Este ritual permite a un Umbromante nato abrir su vínculo con el Vacío Primordial, la dimensión donde moran las sombras conscientes. Es un rito antiguo, reservado únicamente para aquellos con Umbromanzia en su sangre. El ritual no solo despierta el control sobre las sombras, sino que enlaza el alma del practicante con la oscuridad eterna, forjando un pacto con lo invisible y despertando su marca Umbrae, un símbolo oscuro que aparece en el cuerpo de todo Umbromante nato.
Requisitos previos:
Debe realizarse en la hora más oscura de la noche sin luna (Notte Vuota).
El espacio debe estar sellado en silencio absoluto, sin fuentes de luz.
Se necesita una sombra ancestral: un fragmento de sombra sellada de un antepasado Umbromante (generalmente conservada en urnas oscuras de obsidiana).
El ritual debe hacerse dentro de un Círculo de Obscuratio, grabado en obsidiana y ceniza consagrada por un Umbromante.
Pasos del Ritual:
Invocazione del Vuoto (Invocación del Vacío): El Umbromante medita frente al Círculo de Obscuratio, pronunciando en voz baja los nombres prohibidos de las estrellas oscuras (Nomi Senzaluce), palabras en un dialecto prelatino ya olvidado por casi todos los magos. El Umbromante realiza una ofrenda de su propia sangre al círculo para abrir el velo entre mundos.
Unione dell’Ombra (Unión de la Sombra): El Umbromante libera la sombra ancestral (o doppelgänger oscuro), permitiendo que se una a la suya. En este punto, sus pupilas se vuelven completamente negras, y puede empezar a percibir las “fisuras” del mundo: grietas invisibles entre realidades. Se unifica su cuerpo de ambas dimensiones en uno solo.
Assorbimento del Velo (Absorción del Velo): En un trance, el Umbromante deja que la oscuridad penetre en su cuerpo y espíritu. Es aquí donde el vínculo con Nyx se manifiesta: una voz sin cuerpo revela secretos o fragmentos del futuro del Umbromante. Conectado con el vacío de Nyx este finalmente sale del trance convirtiéndose en un Umbromante completo.
Chiusura del Passaggio (Cierre del Paso): El Umbromante sella el portal abierto con su propia sangre, marcando su cuerpo con un símbolo oscuro que solo otros Umbromanti pueden ver. Este símbolo es la prueba de su conexión con la Umbromanzia.
Efectos secundarios extremos de la habilidad
Si bien todo mago tiene el potencial de comunicarse con la fuente del poder de la Umbromanzia (la dimensión de las sombras) solo aquellos herederos natos de la habilidad pueden utilizarla sin sufrir efectos devastadores, transmitida sólo a través de linajes específicos (como los Sforza). Por esta razón, los intentos de usarla sin tener la sangre adecuada resultan en consecuencias extremadamente terribles.
Efectos extremos documentados:
Ceguera permanente: La exposición a las sombras conscientes consume la vista de los no-herederos, quienes son capaces de ver en la oscuridad con los ojos abiertos.
Fusión de sombra y cuerpo: Algunos terminan devorados por su propia sombra, el doppelgänger oscuro consume a su contraparte quedando atrapados entre dimensiones como espectros sin vida.
Locura: La conexión con el vacío susurra secretos ininteligibles, causando un deterioro mental irreversible, obsesión con la oscuridad y pérdida de identidad. Una mente frágil y débil se fragmentaría al instante del primer contacto con la dimensión de las sombras.
Parálisis del alma: El alma queda inmovilizada, impidiendo el uso de cualquier magia, condenando al mago a la no-muerte (ni vivo, ni muerto). Un receptáculo sin esencia ni memoria, en la antigüedad cuando la Umbromanzia no era una habilidad estrictamente regulada los magos solían conectarse con esta magia terminando en efectos desastrosos. Algunos datos históricos indican que los Dementores son de hecho magos que han pasado por la parálisis del alma tras su contacto irresponsable con el vacío, condenados a convertirse en una criatura de las sombras y alimentarse de aquello que les fue arrebatado.
Somatofagia Umbrae: Las sombras conscientes empiezan a alimentarse del cuerpo del usuario desde dentro hacia afuera, dejando solo cenizas oscuras. Algunas puede parasitar a un mago durante años, drenando su vitalidad hasta que este se convierte en simple polvo.
8.6 Razón de su prohibición
Durante la Edad Oscura Mágica (Epoca delle Tenebre), la época donde la magia existía libre y sin restricción, varios magos intentaron replicar la Umbromanzia por ambición. Esto provocó la destrucción de la ciudad mágica de Veltenebra, cuyos habitantes fueron absorbidos por una grieta en el Vacío. Fue el mayor desastre mágico registrado de la historia antigua y uno de los más importantes de la historia mágica italiana.
El Consiglio delle Arti Magiche, más tarde, prohibiría completamente la enseñanza y uso de la Umbromazia a los no-natos. Solo los Umbromanti nati pueden practicarla bajo vigilancia y siendo registrados en los archivos del Consiglio.
“Solo chi nasce nell’Ombra può danzare con essa.” “Solo quien nace en la Sombra puede bailar con ella.”
Eventos Históricos que Llevaron a la Prohibición de la Umbromanzia
1. El Colapso de Veltenebra (568 d.C)
Ubicación: En la región hoy conocida como Basilicata, al pie del Monte Pollino. Descripción: Veltenebra fue una ciudad mágica próspera fundada por alquimistas y ocultistas. Su consejo de sabios descubrió antiguos fragmentos de Umbrae Vetustae (Sombras Ancestrales) en una cripta etrusca. Creyendo que habían descifrado el arte de la Umbromanzia, realizaron un ritual masivo, ninguno de ellos nacido de Umbromantes. Resultado: La ciudad fue engullida por una grieta del Vacío. Los cielos se oscurecieron durante tres días. Solo quedaron cenizas negras y ecos de gritos grabados en la piedra. Desde entonces, ningún mapa mágico muestra Veltenebra, y el lugar está sellado por maldiciones automáticas que afectan a cualquiera que intente explorar sus ruinas. Consecuencia: El suceso llevó a la fundación del Codice delle Arti Proibite, el grimorio oficial del Consejo Mágico donde se sellaron los rituales oscuros. Se estableció el Edicto della Luce Eterna, prohibiendo toda forma de Umbromanzia para quienes no nacen con ella. Posteriormente estos grimorios fueron utilizados como guías por el Consiglio delle Arti Magiche para establecer las prohibiciones actuales de la Umbromanzia.
2. La Masacre del Monasterio de Lùgara (1214 d.C.)
Descripción: Un joven mago, Marzio Ferreni, obsesionado con alcanzar la inmortalidad, encontró en los archivos de San Miniato un fragmento del Velum Umbrae (el Velo de Sombras). Lo utilizó para abrir un portal hacia el Vacío, extrayendo sombras conscientes para realizar experimentos de resurrección. Resultado: El monasterio entero fue arrasado. Los monjes mágicos fueron consumidos por sus propias sombras, y sus cadáveres deambularon durante días como marionetas vacías y oscuras consumiendo toda la felicidad a su alrededor. Marzio fue hallado años después convertido en una criatura sin rostro y alma, su túnica negra destrozada únicamente reconocible por el anillo de su familiar que aún cargaba en sus dedos largos y esqueléticos.
3. La Noche de los Coros Silenciosos (1459 d.C.)
Descripción: En Florencia, la familia noble mágica Ravizzi quiso igualar el poder de los Sforza al intentar replicar Umbromanzia mediante espejos oscuros de obsidiana. Invocaron una entidad del Vacío conocida como Thesbrar, el Silente. Resultado: En una sola noche, toda la ciudad mágica subterránea de Florentia Oscura quedó muda. Las voces de todos sus habitantes fueron robadas condenadas a la locura del silencio absoluto del vacío. Muchos se suicidaron incapaces de soportar la tortura del silencio de vacío. Hasta hoy, los corredores del subsuelo florentino emiten coros de las voces perdidas. Consecuencia: Se firmó el Tratado de Nyx, donde se consagró que la Umbromanzia solo puede ser practicada por natos, y sus grimorios fueron sellados en Teldravia, bajo vigilancia de la Guardia de los Ojos Cerrados.
Magos que Cayeron ante la Umbromanzia Prohibida
Desde que la enseñanza de la Umbromanzia fue prohibida para los no natos, los registros históricos han recopilado los nombres de algunos magos que desafiaron esta ley, con consecuencias trágicas para ellos y para el mundo mágico. Estos casos son ampliamente conocidos en la sociedad mágica actual y son usados como el ejemplo de la peligrosidad que representa la Umbromanzia y porqué no debe ser practicada por magos que no han nacido con ella.
Valerio Scarnati – “El Pozo Eterno”
Un erudito de la Academia Occulta di Milano, obsesionado con la manipulación del tiempo mediante sombras. Logró abrir un portal permanente hacia un plano de oscuridad pura que absorbió toda su humanidad. Se dice que su cuerpo se disolvió en sombras y que su risa aún puede oírse en la Biblioteca Subterránea de Milán. El portal fue sellado por cinco magos del Consiglio delle Arti Magiche, pero uno de ellos jamás volvió.
Nerina de Foggia – “La Viuda del Olvido”
Criada entre brujas Janare, accedió a textos umbrománticos prohibidos por medio de un pacto con criaturas del Vacío. A medida que aprendía más, perdió la capacidad de distinguir entre la realidad y la sombra. Mató a toda su comunidad en un ritual de unión con el Vacío, y su alma fue arrastrada a la dimensión de las sombras Su historia es contada como advertencia en todas las academias italianas.
Lucio Armentari – “El Carcelero”
Durante la Inquisición Mágica del siglo XVII, Armentari utilizó la Umbromanzia para encerrar a decenas de Ignari Inquisidores en prisiones de sombra donde el tiempo no fluía. Al intentar controlar las sombras, perdió su mente y su cuerpo se fragmentó entre realidades. Sus prisioneros fueron engullidos por las sombras sirviendo de alimento.
Leonetta D’Arco – “La Sombramaga”
Ex-profesora del Instituto Arcano delle Ombre, era una bruja adicta al poder y las Artes Oscuras. Robó una Sombra Ancestral del linaje Sforza e intentó implantarla en su cuerpo mediante cirugía mágica para poder desarrollar la habilidad de la Umbromanzia sin sufrir consecuencias. Fue un fracaso absoluto, perdió su rostro en el proceso, que se convirtió en una máscara cambiante de dolor. Asesinó a cinco colegas y desapareció. Su sombra aún aparece en los pasillos del instituto durante eclipses.
Bastiano Vetro – “El eco del Vacío”
Bastiano era un músico mágico con una profunda conexión con la oscuridad y el ocultismo. Sus obras siempre reflejaban un aura sombría y tenebrosa, capaz de sumir a sus oyentes en un ambiente lúgubre. Su acercamiento a la Umbromanzia surgió del deseo de crear una obra tan sombría que fuese capaz de apabullar hasta al más valiente, una sinfonía jamás antes creada. La misma la compuso usando notas extraídas del Vacío. Cada vez que tocaba, los oyentes enloquecían o desaparecía misteriosamente. Al no tener contacto con la Umbromanzia en sí, Bastiano no fue presa de sus efectos devastadores pero sí fue considerado un mago oscuro y trastornado que tras ser capturado fue encerrado en una cámara sónica en Teldravia, donde solo se le permite tocar una vez al año bajo supervisión de los Custodi dell’Orecchio dado que una vez extraída, la sinfonía del Vacío debe ser tocada hasta que su canalizador fallezca.
8.7 Caelus Virelli – El Portador del Ocaso
El origen del Umbromante prohibido
Nacido en la extinta aldea oculta de Tenebria, Caelus fue el último descendiente directo de la Casa Virelli, una familia maldita y olvidada, exiliada de Teldravia por practicar artes oscuras sin regulación o eso es lo que los registros dicen de él. En su juventud, Caelus fue considerado un prodigio: podía modelar las sombras sin sufrir los efectos mentales comunes en los umbromantes no natos y pronto demostró una capacidad anormal para absorber la oscuridad sin ser consumido. Algunos dicen que Caelus es realmente un hijo bastardo de los Sforza, un accidente que la familia ha ocultado y que se entregó a la Casa Virelli la cual le debía varios favores a los Sforza.
Nacido en el seno de una familia trastornada por las artes ocultas y las maldiciones, Caelus aprendió a convivir con lo que en Tenebria se conoce como “el sendero de los ocultos”. Un camino alejado de las enseñanzas tradicionales y ligado estrechamente a las artes oscuras como la nigromancia y los rituales de sacrificio.
Su iniciación en la Umbromanzia fue sangrienta desde que su familia descubrió su capacidad de canalizar sin consecuencias. Asesinó a tres de sus maestros, robando sus sombras mediante un ritual perdido llamado Soffio del Vuoto. Aquel acto desató una fisura en el velo que separa el mundo real del Plano de la Notte Primordiale (dimensión de las sombras), el lugar de origen de la Umbromanzia: un sitio anterior a la luz, donde el tiempo y el espacio son maleables. Sus ojos adaptados a la oscuridad pudieron ver en el interior de aquel plano corrompiendo su alma por completo.
Desde ese día, Caelus ha perseguido un único objetivo: abrir por completo la puerta a ese plano prohibido, trayendo consigo un nuevo orden de oscuridad eterna. Se convirtió en uno de los magos oscuros contemporáneos más temidos, una excepción a la regla, un mago tan habilidoso que fue incluso capaz de controlar la Umbromanzia sin nacer con ella. Es el principal enemigo de la Casa Sforza y quien hasta el día de hoy ha sido el primer mago en acabar con la vida de varios de ellos sin demasiado esfuerzo, su gran deseo el destruir a los Sforza para convertirse en el último Umbromante vivo.
En la comunidad mágica italiana se lo conoce como “El portador del Ocaso” aquel que de no ser detenido, traerá al mundo la Noche Eterna.
To be continued...
#Teldravia: Dove la magia sussurra noi rispondiamo#original worldbuilding#original stories#italian wizarding world#rpg#roleplay
1 note
·
View note
Text
【 The Tales of the Fox and the Hound 】
Capítulo 3: El brillar de Vulpecula
Londres, Subsuelo del Chinatown Base Mágica Secreta del Clan Asakura Julio de 2006
Tenía ocho años. No preguntó por su madre. No lloró. No hizo más que observar.
Había aprendido rápido que cada sonido que emitiera podía costarle un diente, una aguja debajo de sus uñas, un trozo de carne.
Lo primero que le quitaron fue el nombre.
— “Soren” es el de un niño.
El segundo fue su voz.
— No hablas a menos que se te ordene.
El tercero, su alma.
— El dolor es una ilusión. La compasión, una enfermedad. Tú no tienes ni lo uno ni lo otro.
Y después de eso, comenzaron los verdaderos métodos.
Año 1 — El Silencio del Dolor
Lo encerraron en una celda subterránea por meses. Piedra fría. Goteo constante e insoportable humedad. Maldiciones y sigilos sutiles grabados en los muros para evitar que su magia surgiera por instinto. Le lanzaban cadáveres de animales, a veces aún vivos, y lo obligaban a matarlos con las manos desnudas. Si no lo hacía, no comía. Si lloraba, lo azotaban. Si gritaba, lo mutilaban con precisión quirúrgica. Todo tenía un costo y rápidamente aprendió que estos no valían la pena pagarlos.
Sus instructores cambiaban cada semana. Nadie le decía sus nombres. Todos eran sombras con ojos crueles. Uno más despiadado que el anterior y a ninguno de ellos llegó a conocerlos personalmente.
El único rostro constante era el de Kengo Asakura.
Él no accionaba. Él solo observaba. Pero cuando hablaba, sus palabras eran más afiladas que cualquier daga. Más crueles que cualquier castigo y más frías que un inmenso iceberg.
— Las emociones no son para ti. Son armas que usas contra otros, pero jamás para ti mismo.
La primera vez que Soren mostró miedo, lo encerraron en una celda junto a un inferi sin piernas. Tres días. Sin agua. Sin luz. El niño destrozó al cadáver con manos y dientes después de que le destrozara el hombro.
Desde entonces, no volvió a temblar. Su rostro se volvió una tabula rasa carente de emoción y expresión. Sus ojos un vacío profundo indescifrable, un océano privado de sentimientos. Un agujero negro que lo absorbía todo. Había aprendido la lección. Y por eso mismo nunca más volvió a mostrar lo que había en su interior.
Año 2 — El Niño Zorro
Lo entrenaron para moverse sin ser visto. Para desplazarse sin hacer un solo ruido. Lo obligaban a dormir sobre astillas de hueso, a correr descalzo sobre brazas, a trepar paredes malditas que escupían fuego si pisaba mal.
Kai Asakura, el hijo legítimo de Kengo, entrenaba a escasos metros de él diariamente. Kai tenía tutores, entrenadores, un cuarto con cama y comida caliente todas las noches. Soren no.
Pero en los márgenes, entre las sombras, Soren observaba. Cada gesto de varita. Cada palabra. Cada ritual.
La magia estaba prohibida para él.
— Un zorro no necesita varita —le dijo Kengo— Solo colmillos.
Pero Soren no obedeció en eso. Los Asakura le habían dado algo más que constantes torturas y castigos, la habilidad única de un shinobi bien entrenado. Robaba libros. Espiaba duelos. Observaba a Kai conjurar protecciones, maldiciones, encantamientos complejos, y los repetía en su mente como un rezo secreto. No tenía varita, pero la magia lo reconocía. Aunque mutilada, su sangre semibanshee era una herida abierta hacia el otro lado.
Una noche, con casi diez años, logró conjurar su primera chispa sin varita. Un hechizo de silencio que lo envolvió por completo. Esa noche, se infiltró en la armería del Clan y robó un cuchillo encantado.
Nadie lo oyó.
Nadie lo vio.
Año 3 — El Poder del Ojo Rojo
A los diez años, los rituales comenzaron.
Querían que controlara sus visiones. Que domara ese fuego profético que hervía dentro de su sangre maldita. Le dieron venenos para forzar su trance. Lo enterraban vivo durante horas, bajo encantamientos de supresión sensorial, para que su alma vagara fuera del cuerpo. Para propiciar el despertar de su tercer ojo, de su intuición innata, de llevarlo a un estado tan próximo a la muerte que su espíritu se viera forzado a despertar su habilidad más primordial.
Le mostraban fotografías de objetivos políticos, mafiosos rivales, miembros del Ministerio de Magia.
— Dime cuándo morirán.
— Dime cómo.
— Dime si van a traicionarnos.
Cada error se pagaba con electricidad mágica y maldiciones de tortura. Con hambre. Con gritos en su cabeza que no se callaban incluso en el absoluto silencio.
Hasta que aprendió a ver lo que querían ver.
Hasta que aprendió a sumergirse en aquel trance por mérito propio.
Kengo lo usaba como oráculo personal. Un niño ciego de un ojo —el rojo, siempre cubierto— que podía predecir con un susurro la caída de un enemigo, el nacimiento de un aliado, el punto exacto donde una guerra sería ganada antes de que comenzara.
Así, el Clan prosperó. Nadie podía adelantarse a sus pasos. Porque el zorro siempre lo veía venir.
Año 6 — El Cuerpo como Arma
Con trece años, su cuerpo ya no era de un niño. Era una herramienta tallada con precisión. Cuando los demás muchachos de su edad debían estar en Hogwarts estudiando y viviendo los mejores años de su vida, él estaba siendo entrenado hasta el agotamiento extremo por los Asakura.
Ningún músculo fuera de lugar. Ninguna fibra sin propósito.
Entrenado en ninjutsu, pero no aquel superficial conocido por los muggles incapaces de explorar los rincones mágicos de un arte tan antigua como el mismísimo Japón.
Era aquella verdadera disciplina de las artes ocultas de los Shinobi, aquella que se practicaba en las antiguas aldeas de magos y brujas del japón antiguo. En la era donde vivían y respiraban magia, donde el Mikkyo era la pieza fundamental de todo el que estuviese conectado con la magia verdadera.
Era el Ninpō Majutsu, la mezcla oscura de artes marciales shinobi con magia ofensiva. Lo obligaban a combatir con las manos vacías contra oponentes armados y encantados. Aprendió a usar su entorno: su aliento, su sombra, su sangre.
Un estilo brutal, basado en interrupciones del flujo mágico del rival.
Golpes a puntos de canalización.
Técnicas de sigilo combinadas con maldiciones sin varita.
Combos diseñados para cegar, cortar, evaporar.
La utilización de venenos en hojas afiladas para incapacitar a un mago armado.
Podía lanzar cuchillos encantados con precisión quirúrgica y luego desaparecer en una neblina mágica.
Podía matar a un hombre con un solo dedo, si encontraba el punto correcto.
Era la sombra. Era el filo.
Y era apenas un niño.
Año 9 — El Ritual del Zorro
Con dieciséis años, superó la prueba final.
Kugutsu no Shōmei, el Ritual de la Marioneta.
Lo sometieron a maldiciones de control mental. Privación sensorial. Aislamiento absoluto. Repetición de órdenes hasta romper su personalidad. Lo desnudaron. Lo grabaron. Lo obligaron a ejecutarse mentalmente una y otra vez en ilusiones inducidas, vivir su propia muerte bajo su propia mano una y otra vez. Lo vaciaron por completo hasta quedar en blanco.
Cuando estuvo a punto de morir por convulsiones, Kengo lo revivió con una lágrima de fénix.
— No morirás. Aún no eres perfecto.
Y el ritual continuó una y otra vez.
Cuando despertó, tenía una cicatriz en las costillas. El sello del clan grabado con fuego maldito. Lo aceptaron, como uno más. Un hijo adoptivo. El arma perfecta del linaje.
Kai nunca lo repudió. Pero tampoco lo salvó.
Año 11 — Kitsune
Con dieciocho años, ya era una leyenda dentro del Clan y en los oscuros callejones del Londres Mágico. Ascendido recientemente e Kyodai entre las filas Asakura se convirtió en una figura fantasmal en los bajos mundos mágicos del Reino Unido.
Una máscara de zorro blanca. Una risa suave antes de matar. Una advertencia susurrada:
— Si el Kitsune te ve… ya estás muerto.
Se convirtió en ejecutor, en espía, en mensajero, en matón y en juez. Se volvió el símbolo de mal augurio y un heraldo de la muerte. En un objeto de superstición.
Cualquiera que mirase directo al ojo rojo del zorro conocería su final.
Nadie más que Kengo le daba órdenes. Nadie más que Kengo conocía su rostro sin máscara.
Ni siquiera él mismo.
Año 2025 — Vulpecula: La constelación del norte.
Soren se miró en el espejo del baño.
Uno de sus iris —el izquierdo— era completamente rojo. Un agujero que miraba más allá del velo rasgando el fino límite entre los vivos y los muertos.
A veces, en sueños, creía escuchar un canto.
Un nombre.
Un susurro.
Algo que no recordaba. Una promesa. Un meñique entrelazado.
Pero cuando ese algo intentaba aflorar, él se cortaba. Una línea limpia en el antebrazo. Sangrante. Un dolor que no llegaba a su rostro pero que estaba allí latente para recordarle que estaba vivo.
A veces olvidaba eso. A veces necesitaba recordarse que no era un fantasma. Un cadaver. Un heraldo que cruzaba una y otra vez el velo.
Recordaba.
No era un niño.
No era humano.
No tenía madre. Ni padre.
Recordaba que estaba vivo. Recordar que estaba vivo era aún más difícil. A veces imposible.
Recordaba.
Solo era el arma.
El zorro del mal augurio.
El hijo de acero.
El asesino.
El heraldo de la muerte.
Volvía a recordar que estaba vivo. Y el zorro… nunca olvida a su amo.
Pero todo comenzó a cambiar cuando las estrellas parecieron alinearse en aquella constelación raposa. Vulpecula comenzó a iluminarse en el norte como si hubiese llevado siglos dormida.
Y de repente, recordar que estaba vivo ya no era tan difícil.
Recordar su verdadero nombre. El aspecto de su rostro detrás de la máscara. La sensación de su cuerpo entumecido por los años de tortura.
Recordaba unos susurros entre sueños.
El nombre de un clan que lo cambiaría todo.
Y el cambio había comenzado.
Recordar que estaba vivo, ya no era tan difícil.
Lee el Capitulo II:
2 notes
·
View notes
Text
【 The Tales of the Fox and the Hound 】
Capitulo II: Night of the Fox
Garravagh, Irlanda Abril de 2006
Las ramas del bosque rasgaban el cielo nocturno como dedos afilados. El viento soplaba desde el este, trayendo consigo un olor metálico, casi como sangre derramada. En la pequeña cabaña encaramada en la ladera, Meredith Fayre sabía que la noche había llegado para cobrar una deuda que no era suya.
Había vivido tres años huyendo. Tres años desde que enterró a su esposo con sus propias manos en la tierra húmeda de las Tierras Altas, dejando sobre su tumba una promesa: “No dejaré que se lo lleven.” Pero las promesas hechas frente a los muertos rara vez sobreviven a los vivos.
Su esposo, había sido un hombre débil, un imbécil, pero lo había amado. Había caído en las redes del Clan Asakura buscando protección cuando Meredith quedó embarazada. Una deuda por un favor. Otro por un ingrediente. Uno más por un secreto enterrado. Y cuando no pudo pagar, lo pagó con su vida.
Ella escapó. No solo por miedo a las represalias y las deudas sin pagar de su esposo, sino porque Soren no era un niño común. Desde su nacimiento su pequeño muchacho jamás había sido igual a los demás.
⸻
El parto había sido una condena. Sangre, frío, y el olor a moho antiguo. Ambos estaban muriendo. Ella, desgarrada. Él, sin aliento, apenas una sombra entre sus piernas. Pero entonces, una figura surgió entre la tormenta. No una partera. No un sanador. Una banshee. Sus ojos eran espejos de muerte, y su canto estremeció los huesos de Meredith. Era un lamento… y una elección. Vida o muerte. El precio de la vida fue la maldición.
Desde entonces, Soren no lloró como los demás niños. Desde que comenzó a caminar, observaba con ojos desiguales: uno intenso como la medianoche y el otro de un rojo profundo, como si el fuego mismo lo habitara. Sabía cosas. Señalaba a personas que estaban por morir. Se despertaba gritando nombres que no conocían, nombres de personas que aún no existían, o de muertos que no había conocido la vida. A veces, cuando Meredith lo abrazaba, sentía como si su calor se desvaneciera. Como si él absorbiera algo que no podía controlar.
Soren era un semibanshee, pero más importante que eso era un vidente nato, un niño capaz de ver a través de la neblina del tiempo. Y los Asakura sabían lo que eso significaba.
⸻
Esa noche, el silencio llegó antes que los hombres.
Meredith estaba sentada junto al fuego, cosiendo con manos temblorosas la manga de un abrigo infantil. Soren dormía a sus pies, cubierto por una manta gruesa y con una muñeca de trapo apretada entre sus brazos. No por juego, sino por necesidad: se trataba de un objeto encantado que contenía parte del exceso de energía que se acumulaba en su cuerpo como una tormenta sin salida. Evitaba que el niño fuese perturbado por las voces detrás del velo y las visiones de una vida sin tiempo lineal.
Había reforzado cada sello de protección. Había sellado ventanas con sangre y sal. Enterrado runas bajo las piedras del umbral. Cada luna nueva realizaba un ritual para borrar su rastro. Pero esa noche, algo se rompió. Había pasado tres años huyendo, de un lado a otro, cambiando de sitio y de nombres para que no los encontraran pero esa noche estaban acorralados y Meredith ya no sabía como escapar.
No escuchó pasos. No hubo gritos. Solo una grieta en el aire, un parpadeo en la realidad, y entonces, ellos estaban dentro.
Tres figuras. Vestidos con ropas oscuras, sin adornos. Uno de ellos tenía el rostro cubierto con una máscara blanca, parecida al rostro de un demonio. Otro tenía la mirada muerta, como si sus ojos jamás hubieran visto la luz del sol. El tercero no necesitaba nada más que su presencia para inspirar terror. Se movía como si la gravedad no lo afectara, como si flotara entre los espacios.
— Meredith Fayre, hija de Aisling, la eterna vidente. —La voz del de la máscara era suave y educada, como si estuviera anunciando una cena, no una sentencia—. Vinimos por lo que es nuestro.
— ¡No! —se interpuso entre ellos y el cuerpo dormido de Soren—. ¡Él no les pertenece! ¡No es una herramienta!
— No, es un arma. Tu esposo pagó con su sangre. Pero su deuda era mayor. Y tu hijo… tu hijo es un tesoro.
Ella apuntó su varita con manos temblorosas. El hechizo que lanzó se dispersó en el aire como si hubiera chocado contra un muro invisible. Un susurro apenas audible, un gesto del hombre enmascarado, y su varita voló de sus manos. Fue derribada en un instante. Un golpe seco en las costillas. El suelo. Dolor. Sangre. Fue tan rápido que lo único que llegó s vislumbrar fue el intenso dolor de su abdomen.
— ¡Por favor! —suplicó, ahora sin aliento, al ver cómo se acercaban al niño—. ¡No lo toquen! ¡Él no entiende lo que es! ¡No puede controlar lo que lleva dentro!
— Precisamente por eso nos lo llevamos —respondió la figura con los ojos muertos—. Bajo tu cuidado, su poder se desperdiciaría. Bajo el nuestro... florecerá, como una flor de cerezo.
Soren no despertó. Murmuraba entre sueños. Los nombres de muertos aún no nacidos. Frases que no pertenecían a este tiempo. El nombre de un clan familiar que lo cambiaría todo.
El hombre de la máscara lo alzó con una facilidad antinatural. Y antes de desaparecer, miró a Meredith una última vez.
— Para él, tú lo vendiste. Para saldar las deudas de su padre. Así será más fácil. No buscará recuerdos rotos. No buscará a una madre que no lo quiso.
Meredith se arrastró por el suelo, gritando sin voz. No hubo promesas esta vez. Solo desesperación. Las lágrimas caían por su rostro desgarrado por el dolor que no venía de su cuerpo pero de su corazón viendo como le arrancaban de sus brazos a su pequeño. — ¡Te buscaré, mon cridhe! ¡Soren! ¡Soren te amo! ¡Soren, no me olvides!
Y luego, oscuridad. Oscuridad absoluta. Los fragmentos de un corazón roto se deshicieron en el tiempo y en las sombras. La existencia de Meredith se volvió un mito, una leyenda que ni siquiera ella recordaba, trastocada y destruida por la perdida absoluta.
⸻
Londres, Inglaterra Abril de 2016
Soren estaba de pie frente a su amo. Inmóvil, inmutable, atado con cadenas de fuego ardiente. Los años lo habían convertido en algo distinto. Sus ojos aún conservaban aquel rojo maldito, pero ya no brillaban con confusión ni con miedo, sino con una apatía absoluta, carentes de emoción... como si un enorme agujero negro existiese dentro de ellos absorbiendo toda la luz existente. Kengo Asakura observó al chico como quien examina una hoja recién afilada.
— ¿Quién eres?
— Kitsune —respondió.
— ¿A quién perteneces?
— Al Clan.
— ¿Tu pasado?
— No existe
— ¿Y tu madre?
— Una mujer rota que vendió su sangre por oro.
Kengo asintió, satisfecho, el arma estaba lista. La herida había dejado la oscuridad necesaria. La mentira, sellada.
Pero muy en lo profundo, en un rincón donde ni las manos del clan habían podido llegar, un susurro persistía. Un recuerdo latente. Un canto fúnebre. Un prado. Un meñique entrelazado. Una promesa olvidada.
El nombre de un clan familiar que lo cambiaría todo.
Lee el Capitulo I:
2 notes
·
View notes
Text
7. Vesta y la Magia Sagrada de la Llama Eterna
7.1. Vesta: La Guardiana del Fuego Curativo
En el mundo mágico italiano, Vesta no es solo la diosa romana del hogar y del fuego sagrado tan ampliamente conocida por los Ignari, sino también la patrona suprema de la sanación mágica. Se la venera como Madre de la Vitalità, protectora de los Medici Arcani, y fuente de la Fiamma Eterna, un fuego místico que no solo calienta y protege, sino que cura, transmuta y purifica. La Fiamma Eterna puede ser encontrada en algunos sitios sumamente protegidos del Mundo Mágico italiano, hace muchos siglos atrás cuando los magos no eran cazados por la Inquisición, esta llama abundaba en el mundo y era protegida y cuidada por las Sacerdotisas Vestales. En la actualidad muchas de estas llamas se fueron extinguiendo y tan solo quedan algunas pocas que son custodiadas con recelo. Todos los magos son capaces de manipular esta llama sin quemarse, sin embargo, solo algunos de ellos han sido bendecidos por Vesta para ser capaces de generarlo desde su interior y explotar su verdadero potencial.
Templos y Órdenes de Vesta
Aunque sus templos físicos desaparecieron tras el colapso del Imperio Romano, los magos italianos mantuvieron viva su llama en lugares ocultos del mundo mágico. Uno de los más antiguos e imponentes se encuentra en las catacumbas de Teldravia, donde la Flamma Originale di Vesta aún arde y es alimentada por una orden secreta: las Vestali Arcanæ.
Vestali Arcanæ
En el comienzo de los tiempos las Vestali Arcanæ solo podían ser mujeres, en la actualidad esta orden está conformada también por hombres. Todos son devotos a la sanación de la Llama Eterna y han jurado su lealtad a la protección absoluta del Fuego Original de Vesta. Cualquier Vestali está exenta de la ley del mundo mágico si es comprobado que sus acciones han sido tomadas en pos de la protección de la Fiamma. Así mismo los miembros de esta orden son tratados con prioridad en la sociedad debido a su importante trabajo.
Su magia se basa en la llama como símbolo de transformación del dolor, renacimiento del cuerpo, y purificación del alma. Las Vestali Arcanæ son capaces de manipular la llama de Vesta sin quemarse y utilizarla para la sanación, sin embargo, solo algunos pocos miembros de la Orden son capaces de dominar la Vesturgia, una habilidad mágica extremadamente difícil de manipular donde el mago es capaz de canalizar la Fiamma Eterna donde sea que esté y utilizarla a su antojo.
Son entrenados desde jóvenes, en rituales de silencio, meditación y canalización de las doctrinas de Vesta. Son fieles devotos, algunos de ellos son incluso seleccionados desde muy temprana edad dedicando su vida entera a la custodia de la Fiamma Eterna.
7.2. La Vesturgia
(del latín Vesta + urgia, “acción divina o intervención ardiente”)
Habilidad mágica avanzada y extremadamente rara. Solo puede aprenderse bajo la tutela directa de las Vestali Arcanæ que ya dominan la habilidad, algunos magos y brujas pueden heredar por linaje espiritual la Vesturgia pero es un caso excepcionalmente raro que no suele suceder seguido, aquellos que nacen con la habilidad son denominados Figli di Vesta (Hijos de Vesta) en el sentido literal de que han sido bendecidos por la diosa antes de nacer.
Descripción de la Vesturgia
La Vesturgia es una habilidad sagrada que permite canalizar directamente la Llama Eterna de Vesta para sanar, transmutar, purificar o destruir. Se dice que quien la domina puede actuar como intermediario entre el mundo físico y la Voluntad Sanadora de la Diosa. La canalización de la llama realizada por los Vesturgos no es “eterna” como las llamas custodiadas por las Vestali Arcanæ esto quiere decir que aunque la llama conjurada tenga las mismas propiedades que la Llama Original, esta se extinguirá una vez usada. Por lo tanto las Flamma Originale di Vesta que son custodiadas por las Vestali son el remanente mágico directo de la Diosa y no puede volver a ser invocado por un mago o bruja Vesturgo si esta desaparece o es destruida. De hecho existen mitos y profecías que dicen que si todas las llamas originales de Vesta dejasen de existir todos los Vesturgos perderían sus habilidades siendo incapaces de volver a invocar la Fiamma Eterna otra vez.
Niveles de Maestría
Foco del Alivio (principiante): Capacidad de invocar una pequeña llama dorada sobre las palmas para calmar el dolor físico y sellar heridas leves. Es el nivel más básico que se aprende apenas se obtiene la habilidad, el Vesturgo es capaz de brindar sanciones leves sin necesidad de conjurar ningún hechizo, solo por imposición de manos y concentrando su atención en canalizar la Fiamma Eterna.
Fiamma Purificatrice (intermedio): Crea un círculo de fuego blanco que purga enfermedades mágicas y quiebra maldiciones menores. Una de las técnicas más utilizadas gracias a su versatilidad para sanar cualquier tipo de enfermedad menor,puede ser utilizada incluso por las Vestali Arcanæ capaces de manipular la Fiamma Eterna original con sus varitas, sin embargo muy pocos tienen acceso a ella, las demás técnicas puede ser usadas únicamente por Vesturgos.
Abbraccio di Vesta (avanzado): Llama envolvente que envuelve al paciente en un manto cálido que regenera tejidos, limpia energías corruptas y devuelve la Vitalità. Una técnica muy avanzada y extremadamente efectiva, se han visto casos de heridas mortales cauterizadas y regeneradas por este fuego salvando la vida del moribundo.
Incendio del Dolore (avanzado-defensivo): Usado solo en situaciones extremas, transforma el dolor acumulado en el cuerpo del paciente en una ráfaga de fuego que puede destruir criaturas oscuras que lo parasiten. Este ritual único de la Vesturgia es extremadamente invasivo, sin embargo, pacientes que son parasitados por un Obscurial han logrado deshacerse de la entidad oscura destruyéndose con esta magia.
Rinascita del Sacro Fuoco (legendario): Ritual ancestral que solo puede realizarse bajo luna llena en un templo de Vesta y con una flama original, el Vesturgo utiliza esta llama junto con la propia para envolver al sujeto durante una noche entera. Durante este lapso de tiempo la Fiamma Eterna detendrá cualquier proceso degenerativo, sanará y renegerará cualquier herida por más grave que sea. Transmutará cualquier tipo de enfermedad mágica o maldición de sangre y otorgará nueva Vitalitá al paciente. Este ritual también es conocido como “El Renacer del Fénix” asociando las llamas de la Fiamma Eterna a las llamas que consumen a este animal una vez que renace, siendo que un mago o bruja al borde de la muerte es capaz de escapar de esta mediante este ritual “renaciendo de sus cenizas”. Maledictus han sido tratados bajo este ritual y se les ha erradicado la maldición tras esta, jamás se ha probado con licántropos debido que al tener que realizarse bajo la luna llena la maldición estaría en su punto más álgido incluso con restricciones que eviten que el licántropo se vuelva violento. La licantropía incluso bajo la llama de Vesta sigue siendo considerada una maldición incurable y de por vida.
Características de la Vesturgia
Color de la llama: Varía según la intención del sanador. Dorada (curación), plateada (purificación), roja (combate), azul (renacimiento), blanca (transmutación espiritual). Si bien la llama de Vesta es utilizada ampliamente para la sanación esta también puede ser usada para el combate, tiene casi los mismos efectos y peligrosidad que el fuego maldito si es manipulada con destreza. Sin embargo, los Vesturgos sólo tienen permitido este modo de uso únicamente en situaciones de defensa, peligro de vida o para defender la llama original.
Llama consciente: En niveles altos, la Fiamma responde al alma del mago, adaptando su intensidad, forma y función. Como si se tratara de un encantamiento Patronus, la llama cobra vida en su interior y se exterioriza mostrando el ser más interno del mago. Algunos Vesturgos incluso poseen pequeñas criaturas hechas de fuego vestal que los ayudan a realizar las sanaciones y protegerlos de peligros.
Sigillo Ardente: Los Vesturgos son reconocidos ya que poseen un tatuaje de fuego vivo sobre su piel, con la forma del símbolo de Vesta, que brilla durante el uso mágico. Este se materializa luego del ritual de obtención de la habilidad, cada Vesturgo tiene este tatuaje en una parte diferente del cuerpo pero siempre está a la vista. Los magos y brujas con este símbolo en la piel son tratados con respeto y veneración en la sociedad mágica.
7.3. Vesta y su paso por la historia de la magia
El Santuario Secreto di Vesta
Ubicado en una montaña invisible al ojo muggle, entre Lazio y Umbria, arde una de las pocas llamas originales. Las Vestali Arcanæ allí enseñan a una élite de sanadores, profetisas y alquimistas el arte de la sanación mediante el fuego eterno de Vesta. Este lugar cambia de forma, según la pureza del corazón del visitante, aquellos impuros de corazón no son capaces de pasar las primeras cámaras del Santuario que es donde generalmente se atienden a heridos de los pueblos mágicos de la zona.
El Libro di Cenere Viva
Grimorio vivo que solo puede ser leído bajo la llama de Vesta. Sus páginas están hechas de ceniza encantada que se reescriben según las necesidades del sanador y solo aparece cuando es iluminado por la Fiamma Eterna. Posee increíbles rituales de sanación y una guía completa de canalizaciones de esta magia y su versatilidad, algunos rumores dicen que incluso posee secretos prohibidos sobre la sanación del alma siendo capaz de reestructurarla y mantenerla unida incluso luego de la creación de un Horrocrux, además de rituales taboo de resurrección mágica. Nunca se ha comprobado, y jamás se hará, dado que solo Vesturgos de alto rango y renombre pueden acceder a este Grimorio guardado en las profundidades de la Biblioteca de Hermes.
Las Lágrimas de Vesta
Sustancia líquida creada en rituales extremadamente complejos, a partir del fuego de Vesta y gemas encantadas. Se usa para revertir hechizos que han fragmentado la esencia vital y transmutar enfermedades mágicas al instante. Es un artículo altamente vendido en el mercado mágico, muchos Vesturgos se dedican a la creación de estas pócimas y se han hecho una fortuna vendiéndolas. Así mismo también es una oportunidad única para los estafadores, siendo que el mercado se compone más por pócimas falsas que por aquellas reales.
7.4. Ritual de Iniciación a la Vesturgia
“Nel fuoco sacro, la carne si purifica, la mente se schiarisce, e l’anima si accende.” — Antiguo mantra vestal
Ritual Vestal: Il Risveglio della Fiamma
Este ritual permite al mago o bruja acceder al poder de la Vesturgia, estableciendo un lazo espiritual con la Llama Eterna de Vesta. Solo puede realizarse una vez en la vida dado que fallar puede dejar secuelas mágicas o cerrar para siempre el canal con la Flamma. Es por esto mismo que solo son seleccionados los magos y brujas altamente capacitados o que han desarrollado un nivel mágico excepcional para poder pasar por el ritual exitosamente. Sin embargo esto no es garantía de nada, se han conocido casos de magos expertos que han fallado por completo al atravesar el ritual.
Fases del Ritual
1. Preparazione (Preparación espiritual y física)
Duración: un mes
Requisitos:
Ayuno de palabras (silencio absoluto)
Ingesta de infusiones purificadoras de verbena, ruda y hojas de laurel encantadas. Cualquier alimento de procedencia animal está prohibido.
Meditación frente a una vela encendida en la Fiamma Eterna durante 12 horas diarias.
Baños en agua lunar bendecida con pétalos de lirios blancos y piedras solares.
Objetivo: Purificar cuerpo, mente y alma para que el fuego no destruya, sino transforme. La primera etapa es extremadamente importante por esto mismo y la etapa donde la mayoría suele fallar dado la disciplina y paciencia que requiere atravesarla. Muchos no logran atravesar siquiera la segunda semana de silencio.
2. Invocazione della Dea (Invocación de Vesta)
Lugar: Un Altar de Vesta, idealmente frente a la Llama Original en Teldravia o una llama legítima custodiada por las Vestali Arcanæ.
Elementos necesarios:
Candela di Vesta: una vela encantada con fuego proveniente de la Fiamma Eterna.
Ampolla di Cenere Viva: cenizas recogidas del Santuario Secreto de Vesta.
Anello della Vita: anillo consagrado que se colocará tras el ritual como símbolo del lazo con la Flamma, este es forjado en el fuego de Vesta por una Vestali Arcanæ.
Pasos:
El iniciado se arrodilla frente a la llama, en completo silencio.
Coloca la ampolla de cenizas en su pecho, sobre el corazón.
Repite en voz baja la Invocación Vestale: “Vesta, madre del calore eterno, fiamma del cuore antico, apri le mie mani, purifica la mia carne, accendi in me la scintilla della guarigione.”
Al terminar la invocación, la llama responderá. Si el alma es digna, las cenizas arderán en su pecho transmutando en fuego eterno e ingresando al interior del mago forjando así el vínculo con la Fiamma Eterna.
3. La Prova del Fuoco (La Prueba del Fuego)
Descripción: Una vez vinculado a la Fiamma Eterna el iniciado debe tocar la llama del santuario directamente. Si hay miedo, ambición, maldad o egoísmo, la llama se volverá azul y rechazará al candidato rompiendo el vínculo para siempre. Si su voluntad y espíritu son puros, no será quemado y el vínculo se consolidará por completo.
Posibles resultados:
Aceptación: La llama penetra las palmas del iniciado sin dolor. Aparece el Sigillo Ardente quemándose sobre su piel, una marca con el símbolo de Vesta que lo reconoce como Vesturgo. A partir de ese momento, podrá canalizar llama eterna.
Rechazo: La llama se apaga o arde azul. El iniciado sufre una ruptura espiritual temporal, perdiendo durante semanas o meses su conexión con la magia siendo incapaz de conjurar o realizar cualquier tipo de hechizo. El vínculo con la Fiamma Eterna se rompe para siempre y no podrá volver a realizar el ritual.
4. Sigillo e Giuramento (Sello y Juramento)
El iniciado pronuncia su Juramento Sagrado de Vesta, el cual será distinto para cada persona, basado en lo que ha aprendido en su preparación. Generalmente se expone en latín antiguo frente a una congregación completa de Vestali.
El Sigillo Ardente queda grabado en su piel de por vida reconociendo al Vesturgo, a partir de ese momento deberá emprender su camino de preparación y control de la habilidad.
Una Vestale Arcanæ presente (generalmente el Maestro/a del iniciado) entrega el Anello della Vita, que sella el final de la iniciación.
Efectos inmediatos tras el ritual
El iniciado siente el pulso de la llama dentro de su cuerpo durante los primeros días. El fuego de Vesta termina por purificar su cuerpo transmutando todo tipo de oscuridad en su interior. Se dice que los Vesturgos poseen una paz interior inmutable, toda oscuridad que quiera presentarse en su interior es iluminada por el fuego eterno. Sin embargo se han conocido aquellos que el fuego los ha dominado volviéndose inestables y peligrosos. Es por eso que se lleva un registro completo y minucioso de todos los Vesturgos italianos.
Su magia de sanación se vuelve intuitiva, sensible y mucho más poderosa. Ya no necesitan de hechizos o varitas para sanar, su simple canalización de la llama eterna a través de sus manos es suficiente para tratar a cualquier paciente con heridas o enfermedades leves.
Se establece una conexión emocional profunda con la llama: el iniciado sabrá cuándo alguien necesita ser sanado incluso sin verlo. Son capaces de detectar y empatizar con los seres sintientes, incluso con las criaturas, pudiendo detectar enfermedades o dolencias que aún no se han manifestado en ellos.
Sueños proféticos ligados a la Vitalità y a los desequilibrios energéticos del entorno. Si el Vesturgo posee un vínculo estrecho con alguna persona es posible que tenga sueños proféticos sobre la salud de sus seres queridos así como de los inminentes peligros al bienestar colectivo.
Tradiciones posteriores al ritual
Los iniciados suelen realizar una peregrinación por distintos lugares curativos de Italia para aprender más sobre la Vitalità. Especialmente visitando los diferentes Santuarios di Vesta que existen en toda Italia y guardan una prisión de la llama eterna de la diosa. Allí pasan meses aprendiendo y estudiando los métodos de las diferentes Vestali Arcanæ.
Algunos escriben un grimorio personal llamado Libro delle Braci, donde registran cada sanación, cada visión, y cada uso de la Vesturgia. Anotando incluso rituales propios o usos que han canalizado ellos mismos meditando frente a altares de la diosa.
Un Vesturgo está al servicio de los enfermos a donde sea que vaya, no importa de quien se trate. Existe una hermandad entre los Vesturgos donde todos se conocen entre sí de una forma u otra.
To be continued...
#Teldravia: Dove la magia sussurra noi rispondiamo#original worldbuilding#original stories#italian wizarding world#rpg#roleplay
1 note
·
View note
Text
6. Sanación Mágica en Italia
En el mundo mágico italiano, la sanación es considerada una de las artes más nobles y antiguas, heredada de los Harúspices y los druidas etruscos. Los hospitales mágicos son instituciones fundamentales para la comunidad mágica, donde se combinan técnicas ancestrales, pociones avanzadas, encantamientos protectores y magia innovadora. Pero la más llamativa de todas y la que los italianos atesoran como un gran poder es la magia de la Fiamma Eterna di Vesta.
6.1. Origen y Filosofía de la Sanación Mágica Italiana
La medicina mágica en Italia es una de las ramas más antiguas del conocimiento arcano, con raíces en los rituales de los Harúspices etruscos, los druidas umbros y las Vestales romanas. Se basa en la armonía entre cuerpo, mente y magia, y en la conexión con las fuerzas naturales y cósmicas. La evolución de las artes sanadoras a través de los tiempos pueden dividirse de la siguiente forma:
Etruria Antigua: Ritualismo natural, uso de runas, alineación con los ciclos lunares.
Roma Mágica: Fusión de ciencia y espiritualidad, nacen los primeros hospitales encantados. Conexión con la magia divina y la Fiamma di Vesta.
Edad Media e Inquisición: Persecuciones, conocimiento oculto en criptas o ciudades mágicas como Teldravia. Los magos se ven obligados a ocultarse así como terminar con los tratamientos mágicos por miedo a ser cazados.
Renacimiento Mágico: Revolución médica mágica con los primeros tratados de anatomía arcana y creación de pociones multielementales. La medicina mágica crece exponencialmente oculta de los Ignari.
Época Moderna: Integración de la magia sanadora a las escuelas mágicas, creación de gremios de curanderos, cooperación con instituciones mágicas europeas como Saint Mungo para compartir conocimientos.
Esta medicina se organiza en tres fundamentos principales:
Vitalità: Energía vital que fluye a través de todo ser vivo. La sanación mágica busca restaurar su equilibrio y poder para que el paciente sane por sí solo.
Fiamma Eterna: La llama sagrada de Vesta es una antigua magia practicada por las sacerdotisas de la diosa, el fuego transmutador de Vesta es capaz de sanar hasta las heridas y enfermedades intratables. Quienes poseen una destreza única en la magia pueden incursionar en el dominio de la Vesturgia, una habilidad extremadamente avanzada que permite canalizar el fuego de Vesta.
Ciclo Naturale: Reconocimiento de que todas las dolencias siguen ritmos cósmicos, estacionales y espirituales. Se utiliza la naturaleza y sus medios para la sanación desde la herbología para la fabricación de pócimas hasta criaturas mágicas con propiedades curativas.
6.2. Profesiones Mágico-Sanitarias
Medici Arcani: Sanadores formados en magia curativa general, herbolaria y encantamientos sanadores.
Alchimisti Terapeuti: Expertos en pociones avanzadas y transmutación de energías oscuras. Utilizan la alquimia con fines curativos.
Custodes della Vita: Guardianes de la salud espiritual, especializados en sanación lunar y regenerativa.
Visionari: Magos que usan la adivinación para diagnosticar y prevenir enfermedades futuras.
Sibili: Hechiceras médicas que canalizan la sabiduría profética para sanar con rituales ancestrales.
6.3. Hospitales Mágicos de Italia
Ospedale Magico di Apollo (Roma, en Teldravia)
Especialidad: Sanación general, enfermedades raras y energías corruptas. Es el hospital mágico más grande de Italia, allí trabajan todo tipo de sanadores atendiendo en diferentes plantas dedicadas a patologías diferentes.
Detalles mágicos: Utilización de fuentes curativas subterráneas con aguas del Tíberius, columnas antiguas encantadas con luz lunar que canalizan la sanación.
Áreas secretas: Archivos de grimorios etruscos, laboratorio de restauración mágica y sección prohibida para rituales experimentales.
Santa Sibilla di Cumas (Nápoles)
Especialidad: Maldiciones, venenos, enfermedades de criaturas oscuras.
Detalles mágicos: Criptas de alquimia profética, cámaras de eco-sueños donde se visualiza el futuro médico del paciente, utilización de magia ritual avanzada para la erradicación de maldiciones oscuras.
Fundado por: Un linaje de sibilas herederas de la profetisa de Cumas. El hospital es atendido únicamente por mujeres a las cuales se las conoce como Sibili.
Torre di Artemide (Florencia)
Especialidad: Sanación regenerativa, heridas mágicas, enfermedades lunares.
Detalles mágicos: Torre viva que cambia según la fase lunar, posee jardín de plantas mágicas con conciencia propia, trabajan con la energía mágica de la luna para favorecer la recuperación de sus pacientes. Muchos licántropos en sus etapas iniciales de transformación asisten a este lugar para ser tratados adecuadamente.
Técnicas destacadas: El “Soffio della Luna”, un hechizo de aliento lunar que restaura tejidos y cura enfermedades, además ayuda a los licántropos a estabilizar sus dolencias antes y después de la transformación. Aquí además se fabrican las famosas pociones de “Aqua di Luna” una versión reforzada del Matalobos que ayuda a los licántropos a evitar la transformación durante la luna llena sin efectos secundarios.
Le Terme di Elio (Sicilia)
Especialidad: Terapias mágicas por agua termales encantadas.
Instalaciones: Termas encantadas, saunas etéricos, baños de lava volcánica controlada.
Frecuentado por: Magos ancianos, alquimistas, y aquellos afectados por magia solar o ígnea. Es un sitio especial que se encarga de favorecer la longevidad en los magos más adultos, siendo capaces de extender sus años de vida incluso hasta los 200 años. En los baños de lava volcánica controlada se tratan las patologías provocadas por pyromagia siendo capaces de sanar incluso heridas provocadas por fuego maldito.
6.4. Disciplinas Curativas Importantes
Il Rituale di Lázaro
Ritual ancestral de recuperación total. El pozo de Lázaro está constituído de agua lunar encantada en el cual se sumerge al paciente bajo la luz de la luna llena, durante toda la noche. Es un ritual tan potente que puede restablecer la Vitalitá hasta de los moribundos, se utiliza únicamente en casos extremos dado que es un proceso de curación bastante invasivo y que somete al mago a una noche de dolor agudo.
Fiamma Eterna
Fuego curativo de la llama eterna de Vesta, existen varias locaciones en el mundo mágico italiano donde se puede hallar este fuego, los medimagos usan sus varitas para manipularlo y utilizarlo para la sanación. Sirve para purificar energías oscuras, sellar heridas del alma e incluso romper maldiciones de sangre, su poder curativo y transmutador es tan grande que el fuego eterno de Vesta es cuidado con extrema vigilancia, algunas sacerdotisas de Vesta aún vigentes hoy en día se encargan de mantenerlo con vida a diario. Además quienes cuentan con una extraordinaria habilidad mágica son instruidos en la Vesturgia, una habilidad que permite canalizar el fuego de Vesta.
Transmutatio Sanatoria
Es una técnica alquímica ancestral en la que a través de un proceso complejo de cambios en la materia la enfermedad del paciente es transformada en una sustancia física y líquida la cual posteriormente es extraída del cuerpo del afectado y destruida mediante Pyromagia. Muchos alquimistas conocen este proceso curativo, sin embargo no todos practican la profesión de sanadores, algunas veces estos ofrecen servicios de sanación privados a magos que ya llevan bastante tiempo enfermos. Enfermedades como la viruela de dragón pueden erradicarse del cuerpo de un mago mediante esta técnica.
6.5. Instrumentos y Amuletos de Curación
Amuleto di Salus: Talismanes de cobre grabados con runas latinas que protegen al usuario contra enfermedades mágicas. Son fabricados por alquimistas y se los suele entregar a magos propensos a contraer enfermedades o con gran debilitamiento luego de atravesar una.
Specchi di Diagnosi: Espejos encantados que reflejan las dolencias invisibles del cuerpo y las enfermedades que se están incubando y aún no presentan síntomas.
Fialas d’Aurora: Pequeñas botellas de luz concentrada que se usan para reanimar a pacientes con energía extremadamente baja.
Campanas de Ombra: Utilizadas para repeler entidades o maldiciones que habitan el cuerpo del enfermo. El tratamiento se realiza a diario y en salas especiales completamente insonorizadas al exterior, el paciente debe pasar un día entero rodeado de las vibraciones de estas campanas.
6.6. Criaturas Mágicas con Usos Sanadores
Tarantos mansos: Su veneno, refinado, sirve para sanar mordeduras mágicas.
Fenice Sarda: Ave legendaria cuyos cantos provocan regeneración celular acelerada.
Lupetti di Selene: Lobos lunares que detectan enfermedades espirituales.
Farfalle di Luce: Mariposas encantadas que absorben el dolor emocional del paciente.
6.7. Escuelas que enseñan Medicina Mágica
Scuola di Magia di San Miniato: Foco en herbolaria y curación natural.
Accademia Occulta di Milano: Enseñanza de alquimia médica y transmutación.
Università di Vesta: Instituto enfocado en el uso de la Fiamma Eterna di Vesta con fines curativos y uno de los principales formadores de usuarios de Vesturgia.
To be continued...
#Teldravia: Dove la magia sussurra noi rispondiamo#original worldbuilding#original stories#italian wizarding world#rpg#roleplay
1 note
·
View note
Text
5. Criaturas Mágicas Italianas
5.1. Regulación de Criaturas Mágicas en Italia
El Mundo Mágico de Italia mantiene una estricta y respetuosa política hacia las criaturas mágicas, fundada en el principio de Convivenza Arcana, un antiguo decreto mágico que establece los derechos, protección y límites de interacción entre magos y bestias mágicas. Esta regulación es supervisada por la Direzione Centrale per le Creature Magiche (DCCM), una división creada y regulada por Il Guardiano delle Creature, su sede se encuentra en Teldravia y desde allí se tratan todos los casos relacionados con las Criaturas Mágicas, desde avistamientos accidentales hasta el rescate de tráfico ilegal.
Pilares de la regulación
Clasificación Oficial de Criaturas Mágicas
Basada en dos escalas:
Peligrosidad (de 1 a 5 estrellas)
Rareza (de Común a Legendaria)
Esta clasificación se actualiza cada década tras investigaciones realizadas por magizoologos y naturalistas mágicos.
Licencias de Interacción y Custodia
Sólo magos con licencia oficial pueden estudiar, entrenar o proteger criaturas mágicas. Existen permisos especiales para criadores, sanadores y conservacionistas. Las licencias son extremadamente estrictas para criaturas de 4 y 5 estrellas de peligrosidad.
Santuarios y Reservas
Existen santuarios oficiales donde las criaturas mágicas habitan protegidas, con acceso restringido. Son áreas mágicamente selladas que respetan el hábitat natural de cada especie. Esto regula no solo que los Ignari eviten encontrarse con ellas sino que les aporta mejor experiencia de vida a dichas criaturas.
Prohibiciones
Está estrictamente prohibida la caza, comercio o uso ritual de partes de criaturas mágicas. El comercio de Criaturas Mágicas está fuertemente controlado y regulado, eso no significa que no suceda en el Mercado Negro, pero los castigos por esta trasgresión son realmente severos.
Los enfrentamientos con criaturas peligrosas solo están permitidos en casos de defensa o control de amenazas desatadas. El ataque indiscriminado contra criaturas es penado con severidad absoluta.
Educación y Conciencia
Todas las escuelas mágicas de Italia imparten asignaturas obligatorias sobre cuidado, respeto y defensa ante criaturas mágicas. Algunas de ellas fomentan incluso la sana convivencia con estas mismas como la Scuola di Magia di San Miniato, en la que sus alumnos aprenden de las bestias que viven en las inmediaciones de la escuela. Existen también programas de voluntariado y pasantías en santuarios para estudiantes avanzados. La Scuola del Mare Profondo ofrece programas de integración con la gente del agua para que los magos puedan instruirse en sus costumbres e idioma.
5.2. Santuarios Mágicos de Italia
Existen varios santuarios mágicos a lo largo de Italia, algunos de ellos se encargan de resguardar la integridad de varias criaturas mágicas aunque se dediquen expresamente a la crianza y regulación de algunas de ellas en específico. Algunas de estas reservas además funcionan como sitios de entrenamiento para los magos que desean dominar el Ars Primordialis, dado que no hay mejor manera de aprender sobre los elementos de la naturaleza que observando a las criaturas que viven y respiran la magia de estos.
Santuario di Lupofera
Ubicación: Abruzzo – Parque Mágico del Gran Sasso Entorno: Bosque montañoso cubierto de neblinas. Criaturas protegidas: Bestia di Barga (Rara – ★★☆☆☆): Lobo de niebla que guía a los perdidos. Fauni Umbrosi (Rara – ★★★☆☆): Faunos que crean ilusiones permanentes. Cervo di Luna (Muy rara – ★☆☆☆☆): Solo aparece bajo luna llena, protector de sabiduría ancestral. Observaciones: Solo se accede con bendición druídica. Los rituales de comunión se celebran en el equinoccio, algunos magos se acercan a esta reserva para vincularse con un espíritu familiar.
Cripta di Pietra di Umbra
Ubicación: Umbría – Cueva encantada bajo Perugia Entorno: Sistema de criptas mágicas selladas, húmedo y oscuro. Criaturas protegidas: Vipera d’Ombra (Muy rara – ★★★★☆): Letal si no es entrenada. Se adhiere a sus entrenadores para protegerlos de los hechizos. Tenebrelfi (Muy rara – ★★★☆☆): Criaturas de humo que espían y sabotean. Lamiae Capitolinae (Muy rara – ★★★★☆): Roban juventud con su canto seductor. Observaciones: Es una de las reservas más peligrosas, solo los magizoologos más intrépidos se atreven a trabajar en ella. En los niveles más profundos de las cuevas se encuentran las criaturas de oscuridad más terribles, solo un habilidoso Umbromante nato es capaz de entrar allí sin correr riesgo extremo.
Valle Infuocato di Etna
Ubicación: Sicilia – Laderas mágicas del Etna Entorno: Volcánico, activo y cargado de magia ancestral Criaturas protegidas: Basilisco Siciliano (Muy rara – ★★★★★): De mirada mortal. Solo se mueve en lava endurecida. Fenice di Monte Etna (Legendaria – ★★★★☆): Renace del fuego, su canto puede revivir a los moribundos. Lucertola di Fiamma (Rara – ★★★☆☆): Salamandra que se alimenta de emociones intensas. Observaciones: Considerado zona roja. Solo magos entrenados en la Pyromagia y autorizados por el consejo pueden acercarse, algunos pasan meses allí estudiando a las criaturas de fuego para aprender más sobre la magia ígnea.
Isola delle Janare
Ubicación: Golfo de Nápoles Entorno: Islas ocultas con fuerte carga de magia de la luna y el mar. Criaturas protegidas: Janare (Rara – ★★★★☆): Ninfas nocturnas, pactan para la protección de secretos antiguos. Tesseombra (Rara – ★★★★☆): Tejedora de redes de sombra para defensa o caza. Canti del Mare (Muy rara – ★☆☆☆☆): Sirenas que predicen catástrofes mágicas. Observaciones: Declarado sitio de respeto cultural para la magia italiana. Las Janare rigen el santuario como enclave autónomo, son las únicas criaturas a las cuales se les ha dado el poder de dirigir un santuario por sí mismas. Data de hace siglos que las Ninfas han convivido a la par de los magos como si fueran iguales, sin embargo con el paso de los años fueron desplazadas a la clasificación de criaturas humanoides.
Riserva dei Venti di Aelios
Ubicación: Cerdeña – Altiplano oculto Entorno: Meseta mágica de vientos errantes y clima cambiante. Criaturas protegidas: Equilo (Muy rara – ★★★☆☆): Espíritu del viento, provoca tormentas si es irritado. Alaumbra (Muy rara – ★★☆☆☆): Ave nocturna cuyas plumas revelan secretos. Taraxin (Rara – ★★☆☆☆): Felino alado que cambia según la intención del observador. Observaciones: Este santuario además de funcionar como un sitio de protección para las criaturas del viento y los cielos también funciona como un sitio de práctica para los magos que quieren dedicarse a desarrollar su Aeromagia.
Santuario del Mare d’Argento
Ubicación: Costa Adriática – Acantilados y cuevas submarinas Entorno: Región marina mística, construído mediante arqueomagia sumergida. Criaturas protegidas: Canti del Mare (Muy rara – ★☆☆☆☆): Sirenas oraculares que predicen tormentas mágicas. Orusco (Rara – ★★☆☆☆): Pez mágico que crea ilusiones fluviales. Gorgona Auralia (Legendaria – ★★★★☆): Variante de medusa, convierte en bronce con su mirada. Observaciones: En este santuario se realizan las mayores investigaciones de fauna mágica marina en toda Italia. Los magizoologos de esta reserva provienen generalmente de la Scoula del Mare Profondo dado que ya están acostumbrado a la vida acuática. También es un excelente sitio para los magos que desean desarrollar su Aquamagia.
Santuario delle Caverne Capitoline
Ubicación: Subsuelo de Roma Entorno: Catacumbas y ruinas mágicas etrusco-romanas Criaturas protegidas: Mantícora Nobilis (Legendaria – ★★★★★): Híbrido con aliento venenoso, habla latín arcaico. Chimera di Roma (Legendaria – ★★★★★): Criatura de múltiples cabezas, altamente destructiva. Dracones Capitolini (Muy rara – ★★☆☆☆): Dragones pequeños con fuego blanco sanador. Observaciones: Un misterioso santuario ubicado en las profundidades de Roma, muchas de sus entradas conectan con Teldravia pero ningún ciudadano tiene permitido entrar a menos de que cuente con un permiso específico. Los magizoologos que trabajan en esta zona son expertos en Terramagia manteniendo los túneles y catacumbas subterráneas en completa integridad, es el lugar perfecto para entrenar este tipo de magia.
5.3. Criaturas Mágicas más relevantes del Mundo Mágico italiano
En Italia existe una innumerable cantidad de criaturas mágicas, sin embargo, algunas de ellas son más relevantes que otras debido a su historia y su rareza. Algunas de ellas figurando incluso en mitos y leyendas de los Ignari, las criaturas mágicas italianas han tenido relevancia desde hace siglos y algunas de ellas aún siguen existiendo hoy en día mientras que otras han sido cazadas indiscriminadamente durante el Renacimiento hasta su completa extinción.
Mantícora Nobilis
Tiene cuerpo de león, alas de murciélago y rostro casi humano, habla en latín antiguo. Su veneno puede ser usado para revelar recuerdos ocultos si se mezcla con elixires de claridad mental. Algunos empleados bajo el mando de Il Custode del Tempo utilizan estos elixires para guardar las incontables cantidades de información que hay en la Biblioteca de Hermes, además de recordar sus constantes cambios de caminos.
Strigi
Aves oscuras de gran tamaño, similares a búhos demoníacos. Se cree que fueron mascotas de hechiceras romanas. Son mensajeras del destino y aparecen antes de que ocurra una gran tragedia mágica.
Chimera di Roma
Una quimera ancestral con cuerpo de león, cabeza de cabra en el lomo y una serpiente como cola. Fue preservada mágicamente por una familia noble y reaparece en rituales arcanos de sangre. Sus escamas pueden ser usadas en varas de combate extremadamente raras, algunos Sentinelle de la Guardia dell’Ombra cuentan con varitas de estas.
Fauni Umbrosi
Versiones sombrías de los faunos clásicos, vinculados a la magia oscura y los bosques abandonados. Pueden conjurar ilusiones permanentes que pueden conducir a la locura hasta a un mago bien entrenado y se alimentan del miedo infantil.
Draconi Capitolini
Dragones pequeños y dorados que habitan bajo el Capitolio en Roma. Se alimentan de emociones fuertes y son capaces de emitir fuego de luz pura capaz de sanar heridas emocionales. Algunas familias antiguas los crían como símbolo de estatus.
La Bestia di Barga
Un enorme lobo de niebla que solo aparece durante la luna llena en las colinas toscanas. No muerde ni ataca, pero proyecta visiones sobre el pasado o futuro de quien lo mira a los ojos. Son altamente reconocidos por guiar a los magos y brujas perdidos entre las colinas devolviéndolos a sus hogares a salvo.
La Vipera delle Madonne
Serpiente brillante que aparece en las iglesias abandonadas y se enrosca alrededor de estatuas sagradas. Es protectora de objetos mágicos antiguos. Su piel brilla como el oro, y sus lágrimas curan enfermedades incurables.
Gli Scortatori
Criaturas esqueléticas que acompañan a los viajeros mágicos perdidos por las regiones del sur. No hacen daño, pero protegen contra espíritus malignos. Se manifiestan como sombras caminantes envueltas en cadenas flotantes. Los Umbromantes son capaces de controlar naturalmente a estas criaturas.
I Canti del Mare
Espíritus del mar similares a sirenas, pero no tienen cuerpo físico. Hablan en verso y cantan para advertir sobre catástrofes mágicas. Solo los magos entrenados en la Scuola del Mare Profondo pueden escucharlas y entender sus mensajes.
Tenebrelfi
Criaturas nacidas de las grietas entre sombras. Su cuerpo parece un conjunto de plumas negras suspendidas en el aire. Sirven a los Umbromanti como espías silenciosos y pueden deslizarse por superficies reflejantes o muros oscuros.
L’Arcimanto
Un lobo de sombra pura, nacido en los pasillos ocultos de Teldravia. Es símbolo de la Umbromanzia ancestral, y puede transformarse en una capa protectora de oscuridad viva. · Capaz de ser controlado únicamente por un Umbromante.
Gli Vesperari
Murciélagos mágicos de gran tamaño que viven en los techos ocultos de Teldravia. Son extremadamente inteligentes y pueden imitar palabras humanas como si fueran ecos del pensamiento. Son utilizados en Teldravia para enviar mensajes.
La Vipera d’Ombra
Una serpiente mágica única en su especie, criada por generaciones de Sforza siendo casi como un símbolo familiar. Vive en los anillos y varitas de la familia y puede fusionarse con su dueño, envolviendo su cuerpo como una armadura viviente. La serpiente es capaz de absorber la magia mediante sus escamas protegiendo así a su entrenador de potenciales ataques con hechizos.
5.4. Otras Criaturas Mágicas
Alaumbra - Monte Amiata - Muy rara ★★☆☆☆ Ave nocturna con plumas translúcidas que revelan secretos cuando se las sopla.
Basilisco Siciliano - Sicilia - Muy rara ★★★★★ Serpiente mágica de mirada mortal. Vive en cavernas volcánicas.
Beneandanti - Friuli Venezia Giulia - Rara ★☆☆☆☆ Espíritus oníricos que protegen a magos y brujas durante sus sueños.
Bestia di Barga - Toscana - Rara ★★☆☆☆ Lobo de niebla que guía a los perdidos a través de visiones.
Canti del Mare - Costa Adriática - Muy rara ★☆☆☆☆ Sirenas etéreas que predicen desastres naturales o mágicos.
Cervo di Luna - Toscana - Muy rara ★☆☆☆☆ Ciervo espectral visible solo bajo la luna llena. Porta sabiduría ancestral.
Chimera di Roma - Subsuelo romano/etrusco - Legendaria ★★★★★ Criatura de múltiples cabezas y gran poder destructivo mágico.
Corvi d’Argento - Milán - Muy rara ★★★☆☆ Cuervos guardianes de secretos alquímicos. Vuelan en patrones rituales.
Draconi Capitolini - Catacumbas de Roma - Muy rara ★★☆☆☆ Dragones pequeños que irradian luz y fuego blanco.
Equilo - Alpes italianos - Muy rara ★★★☆☆ Espíritu del viento que provoca tormentas mágicas si es invocado erróneamente.
Fauni Umbrosi - Bosques oscuros del Lacio - Rara ★★★☆☆ Faunos sombríos que crean ilusiones permanentes.
Fenice di Monte Etna - Volcán Etna - Legendaria ★★★★☆ Ave de fuego, renace de las cenizas. Su canto puede revivir a los moribundos.
Gorgona Auralia - Cuevas submarinas - Legendaria ★★★★☆ Variante de medusa con cabello de cristal líquido. Convierten en bronce.
Grifo del Olimpo - Cumbres montañosas mágicas - Muy rara ★★★★☆ Guardián de reliquias mágicas antiguas. Majestuoso y feroz.
I Giganti di Pietra - Apeninos y Dolomitas - Legendaria ★★★★★ Gigantes de mármol dormidos. Se dice que pueden despertar ante amenazas extremas.
Janare - Benevento - Rara ★★★★☆ Ninfas nocturnas que lanzan maldiciones y manipulan el sueño.
Lamiae Capitolinae - Roma - Muy rara ★★★★☆ Seductoras serpiente-humana que roban juventud con su canto.
Lucertola di Fiamma - Calabria - Rara ★★★☆☆ Salamandra de fuego que se alimenta de emociones intensas.
Malabecchi - Mercados mágicos oscuros - Rara ★★★☆☆ Pequeñas criaturas ladronas que se alimentan de magia robada.
Mantícora Nobilis - Roma (ruinas subterráneas) - Legendaria ★★★★★ Híbrido ancestral que envenena con el aliento y habla latín arcaico.
Orusco - Ríos encantados del norte - Rara ★★☆☆☆ Pez mágico que puede crear ilusiones acuáticas y predicciones fluviales.
Scortatori - Apulia - Rara ★☆☆☆☆ Sombras benévolas que acompañan y guían a viajeros mágicos.
Strigi - Villas mágicas abandonadas - Muy rara ★★★★☆ Aves mágicas agoreras, se alimentan de recuerdos traumáticos.
Tarantos - Apulia - Muy rara ★★★★☆ Arañas gigantes venenosas con propiedades proféticas y curativas.
Taraxin - Piamonte - Rara ★★☆☆☆ Felino alado que cambia de color según la intención de quien lo mira.
Tenebrelfi - Grietas mágicas - Muy rara ★★★☆☆ Criaturas de humo que espían y se infiltran en objetos.
Tesseombra - Nápoles (calles encantadas) - Rara ★★★★☆ Criatura que teje sombras en forma de redes mágicas para atrapar a sus presas.
Umbrelloni - Plano de sombra - Rara ★☆☆☆☆ Criaturas flotantes que absorben maldiciones leves.
Vesperari - Ciudades mágicas - Común ★☆☆☆☆ Murciélagos inteligentes, se usan como mensajeros mágicos.
Vipera d’Ombra - Criptas encantadas - Muy rara ★★★★☆ Serpiente oscura que se adhiere a su víctima. Letal. Entrenada protege a su entrenador de hechizos y maldiciones.
Vipera delle Madonne - Iglesias abandonadas - Muy rara ★★☆☆☆ Serpiente protectora, sus lágrimas curan enfermedades del alma.
To be continued...
#Teldravia: Dove la magia sussurra noi rispondiamo#original worldbuilding#italian wizarding world#original stories#rpg#roleplay
1 note
·
View note
Text
4. Educación Mágica en Italia
4.1. Visión General del Sistema Educativo Mágico Italiano
Italia no posee una única escuela centralizada como Hogwarts, sino una red de academias y escuelas regionales especializadas, muchas de ellas protegidas por encantamientos, construidas sobre antiguos templos, fortalezas etruscas, torres medievales o incluso bajo ciudades actuales. El sistema está regulado por el Consiglio delle Arti Magiche, que establece los estándares de enseñanza y reconoce oficialmente a las escuelas mágicas.
Cada institución tiene su propia identidad, tradición, y enfoque mágico, lo que permite que los magos italianos reciban una educación profundamente conectada con el entorno histórico y cultural de su región. Ninguna de estas escuelas ofrece opción de internado por lo que todos los estudiantes de las artes mágicas en Italia cursan sus estudios durante el día y regresan a sus casas al terminar la jornada de estudio.
Estas instituciones son bastante pequeñas, no poseen el tamaño ni la cantidad de personal que se ve comúnmente en las grandes escuelas mágicas del mundo, pero es esto mismo lo que las vuelve más focalizadas y centralizadas en el aprendizaje específico de las artes mágicas dedicando especial atención en la educación de su alumnado.
4.2. Niveles Educativos del Mundo Mágico Italiano
Iniziazione (7-11 años): Educación mágica básica en el hogar o con tutores personales.
Apprendistato (12-17 años): Asistencia a una academia o escuela reconocida por el Consiglio.
Specializzazione (18-21 años): Cursos avanzados de formación profesional en escuelas que los ofrezcan o mediante maestros de las artes mágicas.
Maestria (21+): Pruebas de maestría mágica para ingresar al Consejo, fundar una Orden, o dirigir una escuela. Llevadas a cabo por Il Sommo Arcanista del consejo.
4.3. Academias y Escuelas de Magia en Italia
⚜ Accademia di Stregoneria di Venezia ⚜
Ubicación: Isla oculta en la Laguna de Venecia
Especialización: Ilusionismo, encantamientos visuales, navegación mágica, espejismo, hechicería fluvial y aquamagia.
Nivel educativo: Apprendistato.
Descripción:
Fundada por antiguos magos venecianos, esta escuela entrena a sus estudiantes en el arte de la ilusión y la manipulación sensorial, además se focaliza específicamente en la navegación mágica y la hechicería fluvial basada en la aquamagia. En esta academia se producen espejos encantados que permiten la comunicación entre escuelas italianas. Durante el Carnevale Magico, los alumnos presentan creaciones e ilusionismos mágicos en desfiles ocultos al mundo muggle, la gran tradición es que cada alumno debe crear su propia máscara mágica como parte de trabajo de clase.
Símbolo: Un espejo dorado con una máscara mágica.
⚜ Scuola di Magia di San Miniato ⚜
Ubicación: Fortaleza sobre una colina en la Toscana cerca de Florencia.
Especialización: Herbolaria, magia natural/elemental, pocionismo, alquimia forestal, astrología.
Nivel Educativo: Apprendistato - Specializzazione
Descripción:
Ubicada en una antigua fortaleza protegida por espíritus etruscos, esta escuela es conocida por su fuerte conexión con la tierra y la naturaleza. Sus estudiantes conviven con criaturas mágicas del bosque toscano, practican magia en círculos de piedra antiguos y aprenden a leer los cielos nocturnos y sus mensajes ocultos. Sus estudiantes se especializan en la magia de la naturaleza y los elementos, es uno de los pocos institutos que instruye a su alumnado en el arte del Ars Primordialis, una habilidad mágica especial que permite el control de los cuatro elementos y sus derivados.
Símbolo: Un árbol milenario con raíces que forman un ojo.
⚜ Accademia Occulta di Milano ⚜
Ubicación: Bajo el Duomo di Milano.
Especialización: Alquimia avanzada, magia renacentista, magia simbólica/rúnica, artes ocultas y encantamientos ancestrales curativos.
Nivel Educativo: Apprendistato - Specializzazione
Descripción:
La academia más prestigiosa y académica del país. Fundada por alquimistas del Renacimiento, es famosa por su exigencia intelectual y su archivo subterráneo de grimorios milenarios. La enseñanza se imparte en galerías ocultas bajo el Duomo por el cual los estudiantes acceden mediante entradas ocultas para los Ignari. Para acceder a esta academia los estudiantes deben realizar un examen de ingreso para evaluar su nivel de ingenio, solo aquellos que aprueben el examen son admitidos. Su gran exigencia es un reflejo de la calidad de alquimistas excepcionales que han formado durante años. No hay un solo miembro de la familia Vestri que no haya asistido a esta Academia.
Símbolo: Un compás alquímico sobre una flor de lis.
⚜ Collegio Lunaris di Matera ⚜
Ubicación: Dentro de cuevas encantadas en los Sassi di Matera
Especialización: Magia lunar, magia ritual, invocación y transformaciones, sueño profético, sanación especializada.
Nivel Educativo: Apprendistato
Descripción:
Escuela envuelta en misterio, sus clases se dictan en cámaras iluminadas por luz lunar mágica. Los estudiantes practican hechizos basados en los ciclos de la luna y acceden a reinos oníricos guiados por la Sibila de los Sueños. Dentro de esta escuela hay grandes piscinas de agua lunar que los mismos alumnos utilizan para encantar pociones sanadoras que cierran cualquier herida. Sin embargo una de sus enseñanzas más particulares es en los círculos de invocación grabados en las cuevas donde los estudiantes aprenden todo sobre la magia ritual y el uso de las fases de la luna.
Símbolo: Una luna creciente con una llave colgando.
⚜ Instituto Arcano delle Ombre ⚜
Ubicación: Bajo una mansión renacentista abandonada en Turín
Especialización: Magia de sombras, defensas ocultas, contrahechizos, defensa contra las artes oscuras, maldiciones y contramaldiciones.
Nivel Educativo: Apprendistato - Specializzazione
Descripción:
Formado por magos especializados en magia defensiva y maldiciones. Se dice que el Instituto posee una biblioteca que se mueve por sí sola y solo revela sus libros a quienes demuestran verdadera voluntad. Sus estudiantes son clasificados como personas de carácter fuerte y valentía única dado que este instituto es uno de los principales formadores de Sentinelle (miembros de la Guardia dell’Ombra). Sus enseñanzas se destacan en la defensa contra las artes oscuras, las maldiciones y la manera de destruirlas, el combate y la magia de las sombras.
Símbolo: Un cuervo posado sobre una calavera.
⚜ Scuola del Mare Profondo ⚜
Ubicación: Bajo el mar Mediterráneo, cerca de la isla de Tavolara
Especialización: Magia acuática, biomagia marina, comunicación con criaturas y gente del agua, arqueomagia sumergida.
Nivel Educativo: Apprendistato - Specializzazione
Descripción:
Accesible solo por portales submarinos, esta escuela está construída sobre la mítica ciudad hundida de Atlantis, un antiguo asentamiento de magos que tenían una estrecha relación con la biomagia marina, la hechicería ancestral acuática y la sana convivencia con la gente del agua. Los estudiantes aprenden a respirar bajo el agua mediante encantamientos marinos, estudian el idioma de las sirenas y tritones que viven en dicha ciudad y con quienes se comunican a diario y exploran las ruinas mágicas de Atlantis además de estudiar específicamente la arqueomagia sumergida, un tipo de magia que permite a los magos crear ciudades bajo el mar y vivir en ellas sin ningún problema.
Símbolo: Un tridente rodeado de perlas flotantes.
⚜ Collegio degli Spiriti Antichi ⚜
Ubicación: Entre los Alpes, en una villa encantada
Especialización: Necromancia blanca, comunicación espiritual, custodia de almas, encantamientos y vinculación familiar.
Nivel Educativo: Apprendistato
Descripción:
Esta institución enseña a comunicarse con los espíritus de manera respetuosa, para sanar, guiar o aprender. Está resguardada por antiguos guardianes etéreos de las montañas. Su magia se centra en la conexión ancestral y la memoria mágica estudiando no solo la historia de las almas sino también el poder oculto que los espíritus guardan en su interior. Sus estudiantes generalmente luego se convierten en custodios de las almas, trabajando para guiar espíritus de magos estancados en el velo. Además una de sus especializaciones es la vinculación familiar, tras graduarse todos sus alumnos realizan el ritual de vinculación donde se les asigna un espíritu familiar que toma la forma de un animal autóctono de los Alpes italianos.
Símbolo: Tres espíritus danzantes.
⚜ Conservatorio Magico di Napoli (Isla de Procida) ⚜
Ubicación: Antiguo teatro encantado sobre una isla volcánica
Especialización: Música mágica, arte performático encantado, rituales expresivos, pintura mágica, escultura encantada.
Nivel Educativo: Apprendistato - Specializzazione
Descripción:
Aquí los estudiantes canalizan su magia a través del arte: cantos que encantan, coreografías de invocación, óperas proféticas, pintura hechizada que da vida a sus personajes, escultura encantada que canaliza el espíritu de los difuntos en su interior. La energía del Vesubio da gran potencia a sus rituales y artes siendo utilizado como catalizador de las magias. Aunque sus estudios se dedican al arte y la expresión de la magia, sus alumnos estudian toda variedad de encantamientos y hechizos, estudian la historia de la magia, las leyendas y los grandes mitos del mundo mágico. Tras graduarse del nivel de aprendizaje general los estudiantes pueden realizar una especialización en una de las áreas del arte mágico.
Símbolo: Una lira rodeada de laureles.
⚜ Casa degli Elementi (Umbria) ⚜
Ubicación: En una colina entre viñedos y bosques mágicos
Especialización: Dominio elemental, Ars Primordialis (fuego, agua, tierra, aire, éter)
Nivel Educativo: Specializzazione
Descripción:
Un internado fundado por cinco familias mágicas elementales. Sus alumnos deben aprender a controlar y armonizar con los cinco elementos sagrados, respetando las reglas de la naturaleza mágica. Esta escuela además de la de San Miniato es una de los únicas que instruye en el arte del Ars Primordialis, la gran diferencia entre ambas es que la Casa degli Elementi es una escuela de especialización, sus estudiantes son ya graduados del nivel inicial que han decidido incursionar en la magia elemental. Su educación basada pura y exclusivamente en la magia elemental la convierten en una de las mejores en el mundo para aprender este tipo de magia.
Símbolo: El símbolo del Ars Primordialis, círculo (agua), triángulo (fuego), cuadrado (tierra), unión lineal (aire), puntos direccionales (éter).
⚜ Universitá di Vesta (Le Marche) ⚜
Ubicación: Ubicada entre las neblinas eternas dei Monti Sibilini.
Especialización: Magia ancestral de la Fiamma Eterna de Vesta.
Nivel Educativo: Specializzazione
Descripción:
Fundada por antiguas sacerdotisas de Vesta, un templo antiguo fue levantado en las extensiones de Monti Sibilini y escondido con una niebla eterna que evita que cualquier Ignari la encuentre por accidente. En épocas antiguas solo mujeres podían estudiar en este lugar y funcionaba como un internado, con el tiempo fue mutando permitiendo el acceso a hombres pero en menor medida. Sus estudiantes solo pueden ingresar una vez que terminan sus estudios iniciales, se especializa en la magia de sanación, medimagia avanzada y el estudio intensivo de la Fiamma Eterna de Vesta y sus propiedades curativas. Además se instruye, solo a aquellos que cuentan con la destreza suficiente, el dominio de la Vesturgia: una habilidad extremadamente avanzada y única que canaliza el fuego de Vesta para la sanación.
Símbolo: La llama eterna de Vesta.
⚜ Institutum Arcanum di Teldravia ⚜
Ubicación: Teldravia, ciudad mágica subterránea bajo Roma
Especialización: Magia general, política mágica y liderazgo, estudios avanzados, alquimia, hechicería antigua, historia ancestral.
Nivel Educativo: Apprendistato - Specializzazione - Maestria.
Descripción:
Centro académico supremo del mundo mágico italiano, es el centro de formación más grande de Italia. Aquí se forman los futuros líderes, investigadores, y miembros del Consiglio delle Arti Magiche. Generalmente los magos más prometedores de cada academia a lo largo de Italia son enviados aquí para especializaciones avanzadas o para ser entrenados para servir al Consiglio delle Arti Magiche. Todos los niveles de aprendizaje son impartidos en esta enorme institución, incluído el nivel de Maestro de la Magia, un examen especial que se da a aquellos magos y brujas que desean ser reconocidos como Maestros y tener el permiso de formar Órdenes Mágicas, tener su propia escuela o aspirar a formar parte del Consejo de Magos.
Símbolo: Un fénix envuelto en una corona de laurel.
Mapa de las escuelas y academias mágicas de Italia
To be continued...
#Teldravia: Dove la magia sussurra noi rispondiamo#original worldbuilding#italian wizarding world#original stories#rpg#roleplay
2 notes
·
View notes