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— ¿Qué está pasándome…? —puede preguntar, al fin. — ¿Acaso no lo sabes? Has perdido tu vestidura y has regresado a tu desnudez, tal y como Él te ha pensado y te ha dado nacimiento. —¿Él…? —piensa, pero ya se siente lo suficientemente despierto como para sospechar una respuesta—. El creador, quieres decir —concluye y, de pronto, tiene una nueva pregunta que hacer—. ¿Quién eres tú? — Ya lo sabes. Tú, mejor que nadie. Pero eso no importa ahora. Mírate, estás muy lejos de tu destino. ¿Acaso no sabes regresar? Recuerda, de pronto, su encuentro con el Valarauko en la montaña, las palabras de su madre, especialmente aquellas que debía recordar bien. Su rostro nuevamente toma forma y sus ojos, los tres, se encuentran cerrados. —Perdí la conexión con mi cuerpo. Jamás podré regresar… Se lamenta. Nunca ha estado en esta situación, pero sabe bien que no es posible volver a un cuerpo una vez que la conciencia se ha separado de este. Sabe que no puede y, llenándose de pesar, su esencia se torna oscura y fría, tanto como para rechazar momentáneamente el calor que recibe de aquella entidad misteriosa que se comunica con él. Momentáneamente, por cierto. — Te equivocas. Tú eres hijo de maestros de las dimensiones, tú, mejor que ninguna otra criatura que habita en el reino de la vida, sabes cómo regresar a ti. Tú conoces todos los caminos, esa es la verdad que se te ha heredado. La angustia de Alyosha se transforma rápidamente, como si algo o alguien más se la hubiera arrebatado. — No conozco cuál es el camino de regreso y ya no está mi cuerpo para guiarme. ¿Cómo sabré cuál es la senda correcta? Jamás la encontraré a tiempo… Aquella entidad misteriosa e incorpórea, gentilmente insiste en inspirar valor en la conciencia perdida. Ríe, pero en forma cariñosa, lleno de ternura. — No necesitas encontrar el camino de regreso, ¿Para qué buscarlo, cuando puedes crearlo?

Las cualidades mágicas de la puerta del hotel agilizan las cosas. Yendo y viniendo a travéz del portal, Friedrich reduce a unos cuantos minutos, si acaso media hora, la búsqueda, usualmente, tardaría horas.

Su bolsa está llena; algunos cirios espirituales, incienso y, lo más importante, un talismán tallado en jade. Sus botas están embarradas y algunas hojas secas permanecen prendidas a su cabello como muestra de su pequeña travesía por parajes más bien indómitos.

No está del todo molesto cuando ingresa en la habitación, pero tampoco luce feliz.

— Niña —llama sin poner mucha atención en la cama, su destino es la atufa a leña sobre la que acomoda sin cuidado un puñado de sahumerios— ¿Sigue respirando? —mientras el calor de la estufa activa el inscienso y el lugar comienza a impregnarse de su inconfundible aroma, Friedrich ubica y enciende las velas, una en el centro de la habitación, las otras dos cerca del muro donde de su apoya la cabecera de la cama, una a cada lado. Al terminar, retira el cobertor de un tirón.

       Escuchó los pasos y se acurrucó sobre Alyosha cubriéndole con su abrazo. El ritmo de los pasos de Friedrich se habían grabado en su memoria, eran pesados, se sentían como si se acercara un elefante u otro animal grande y asustaban un poco.

       Asiente primero, pero las mantas le cubren hasta la cabeza...

       «Si...» responde en un murmullo todavía más tensa cuando el varón le arrebata tu tapada «¡¿Qué hace?!» intenta cubrir cuanto puede de su amigo, intenta mantenerle abrigado y a resguardo del otro, aunque no se siente del todo amenazada “¿A qué huele?” Está segura que algo está pasando alrededor, algo místico o espiritual que no alcanza a comprender «¿Qué... qué es eso? ¿Qué está pasando?» preguntó mirándole sin despegarse de su amigo, esperanzada con la idea de que fuera medicina.

El Bello Durmiente y la Niña de Azúcar

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ofpaperandquills·:

Venimos de aquí

La historia de los conejos de polvo sonaba confusa y tal vez un poco inverosímil. Lenne llevaba solo dos años conociendo la magia y algunas cosas seguían pareciendo elementos de una historia de fantasía y no de la vida real. Pero también era cierto que había invocado a una especie de demonio que solo ella podía escuchar y estaba hablando con una joven hecha de azúcar. No era quien para juzgar qué existía y qué no.

Asintió ante su explicación, desviando la vista a las esquinas de la habitación para ver si captaba alguno. La imagen de un monstruo de conejitos no era del todo intimidante, pero Marshmallow parecía bastante convencida de que era una figura aterradora. Contuvo el aliento y se encogió un poco, volviendo la vista a ella.

— ¿Lethan? Es un ángel caído que vive aquí también. En la primera planta casi al final.— Comenzó a explicar, con una sonrisa.— Cuando vine me acogió y se preocupa mucho por mi, por eso supuse que tal vez te había dicho que vigilaras para ver cuándo llegaba…— Hizo una pausa. Algo se había caído en alguna esquina de la habitación. Tal vez era el alcohol que le hacía escuchar cosas.— ¿Has escuchado algo?

       «¿Un ángel caído?» despertó su curiosidad «¿Significa que ya no es un ángel? ¿No puede volar ni ir al cielo o...?» “¿Qué más hacen los ángeles?” Se preguntó en silencio notando su infinita ignorancia, pero continuaba incomoda y el estruendo en el rincón no le ayudó a concentrarse y mucho menos tranquilizarse.

       Dio un saltito, sobresaltada y see enderezó, tensa, como si el monstruo del polvo fuera a aparecer frente a ellas en cualquier momento.

       «¡¿Quién anda ahí?!» increpó al rincón mientras respondía “sí” subiendo y bajando la cabeza, tomando como arma y escudo el asiento que ocupaba, pero sin atreverse a acercarse al rincón.

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begonespirits·:

Mihai la escucho divagar sobre el asunto. No sabía mucho sobre ello, pero tenía conocimientos generales, después de todo, las religiones y los sistemas normativos eran cosas que iban muy de la mano uno de otro.

“Al menos puedo responder estas cosas”, se dijo a sí mismo, sin embargo, se percató de que la joven respondía apenada a su pregunta luego de haberla ignorado. La situación era satisfactoriamente cómica.

-No te preocupes -se apresuró a decir-, a todos nos pasa. -Mihai la siguió hacia la cocina mientras asentía y reía al verla tartamudear acerca de frutas, hasta que llegó a ese tema en específico-. Veo que no todos saben quién soy. La Orden Oculta se dedica a cazar espíritus y fantasmas en todas partes del mundo, somos exorcistas. Esas malas personas confunden nuestro conocimiento con magia y por eso nos persiguen, ya han matado a algunos en distintas partes del mundo, motivo suficiente para tomar contacto con tu mago y enviar a alguien como emisario.

Se quedó pensando si estaba bien hablar de todo eso, mal que mal, la Orden era secreta, pero el calibre de los detalles que había relatado no era de gran relevancia. Hasta que notó que había permanecido unos segundos en silencio.

-Perdón, me quedé en… Bueno, da igual. -Tosió para aclararse la voz mientras apoyaba el brazo derecho en el marco de la puerta de la cocina-. Sobre lo que hablabas, la ley no refleja realidades, es un deseo de lo que los humanos quieren lograr, llegando al punto de castigar a quienes contraríen ese sueño. Es por eso que yo no diría que los que matan tengan más derechos, simplemente atentan contra ese sueño y son castigados por no seguirlo… El sueño de que todos tengan una vida pacífica, entre otras cosas. El castigo al agresor no hace más que darle más fuerza a ese ideal -concluyó-. Pareces interesadísima en este asunto, es hasta contagioso. Me pregunto si la biblioteca tendrá libros sobre eso… ¡Ah!, pero antes, esas manzanas suenan bien, espero que haya de las rojas -terminó de decir con una sonrisa.

       Se le colaban algunos saltitos entre los pasos andaba hacia la cocina procurando no distanciarse mucho del varón.

       Había escuchado algo sobre exorcistas, más allá de lo que podría aprender de la televisión, pero nunca había estado frente a uno. Dedicó un momento a observarle ¿Así lucían todos los exorcistas? ¿Y qué les daba el derecho de cazar espíritus...? “Ellos mismos se lo dan”, se respondió rememorando su reciente conversación sintiendo una punzada en el pecho.

       Se dio la vuelta para ir hasta la cesta de frutas, dejó lo que quedaba de su manzana-micrófono en el fregadero y tomó dos manzanas regordetas, rojas, para ofrecerlas al otro.

       Al acercarse extendiendo ambas manos con las frutas hacia él, le miró a los ojos.

       «No me gusta leer» respondió con franqueza aunque no era lo que le interesaba exponer «¿Habrá un hotel que resguarde fantasmas y espíritus de personas como usted?»

Filosofía con Sabor a Manzana

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dustinthespace·:

“¿Qué hago? Aprovecho la oportunidad”, piensa. — “¿Pensabas que hubiera alguna otra vez?” —pregunta con señas de ánimo exaltado. Pronto, sin embargo, se relaja cediendo a la euforia, junto a Mash ríe a carcajadas y así, siente que el nerviosismo se disipa rápidamente. — “No vamos a comprar un auto, vamos a guardarlo. Además, ¿Para qué necesitas un auto si tienes esta puerta?” —aclara. Siguiendo el ejemplo de la muchachita, se quita la media que sirve de máscara y toma los fajos que han caído al piso debido a la poca capacidad de carga que tiene su nueva amiga y cómplice. Asiente, está de acuerdo con la idea de regresar a la guarida, es decir, a su propio cuarto. Y una vez ahí, deja caer el dinero sobre la cama, justo antes de regresar a la puerta para cerrarla cuidadosamente detrás de los pasos de Mash. Entonces, voltea, sin miedo, pero de ansioso de preguntar. — “¿Para qué quieres tanto dinero?” —quiere saber.

       Pensó en decirle que no era su primer delito, que ya había visitado la bóveda de ese banco y era relativamente normal para ella hurtar de las tiendas pequeñas cosas como dulces o accesorios de moda, pero, aunque la culpa se notó en sus ojos, no tuvo el valor de confesarse.

       Corrió hasta la habitación del varón y se lanzó de pancita en la cama como si se tratara de una piscina.

       «¡No quiero tanto dinero!» aclaró entre risas «Creo» rió un poco más «Es para su libreta ¿Cuánto cuesta una de esas? ¿Y los lapices? Necesita lapices para dibujar ¿No? ¿O usará pintura?» rodó en la cama para quedar de lado acomodando el dinero en un mismo montón «¿La pintura no se usa en tela? ¿Tiene? Y esas cosas de madera con patitas para sostener el cuadro mientras lo pinta... Caba... ¿Caballitos? ¿Necesita caballitos?»

Favores de voz

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dustinthespace·:

Mash abre la puerta y, inmediatamente después, Alyosha es sorprendido por algo que le envuelve la cabeza cubriéndole el rostro de una forma particularmente incómoda. “Particularmente”, porque rápidamente comprende que no debería quitarse la suerte de máscara que le han puesto, sospecha que, por alguna razón, debe ocultar su identidad. Y la razón está justo frente a sus ojos, una imagen que, junto a la misteriosa explicación de la muchacha, son difíciles de digerir y mucho más de comprender.

“¿Acaso estamos… atracando un banco?”, se pregunta. Las manos de Mash manejando un cutter y extrayendo un fajo de billetes de una bolsa plástica llena de estos, le responde. “¿Se ha vuelto loca?”, insiste. Sin embargo, la tentanción es demasiado grande. El dinero está sólo a un brazo de distancia, anónimo, abundante y limpio. Aunque esto último es más bien dudoso desde el momento en que se encuentra en un banco, Alyosha no ignora los engaños e injusticias que envuelven al dinero que va a parar allí. Bien. Rápidamente decide que tomará la oportunidad, y después se preguntará todo lo demás. Estira la mano y clava la punta del cutter en la bolsa plástica, sin mucho cuidado ni medida. El resultado es el agujero que hizo Mash siendo generosamente ampliado, lo suficiente como para que la mano de Alyosha pueda ir y venir un par de ágiles veces, tomando dos, tres, cinco, seis fajos de billetes, cada uno es ofrecido con celeridad a la muchacha a su lado. Pronto, sin embargo, cuando ya ha pasado una docena de montones, cierra la puerta de golpe y con rapidez. Nervioso, voltea en busca de la mirada ajena y, sobre todo, analiza su expresión. “¿Qué es lo que acabamos de hacer?”, piensa, y es lo que transmite su faz.

       Recibió el primer fajo con algo de sorpresa, pero los siguientes ¡Y tantos! Le asustaron a tal grado que empezó a tironear del brazo de su amigo mientras se las arreglaba para alejarle de las estanterías y sostener el dinero con una sola mano hasta que la puerta estuvo cerrada. Entonces explotó.

       «¡¿Qué hace?!» exclamó agitada y nerviosa. M apenas había robado unos quinientos euros, solo cinco billetes que, según ella, los del banco pensarían se habían traspapelado mientras contaban y empaquetaban el dinero ¡¿Pero seis fajos?! Eso no pasaría desapercibido ni siquiera después de un tornado «¡No debe tomar tanto de una sola vez! ¡Nos descubrirán!» le miró, miró el dinero entre sus propios brazos, le miró de nuevo y explotó en carcajadas ¿Podrían atraparles? Vivían en un hotel mágico, no era muy probable «¡Ahora podemos comprar un auto!» inmediatamente se mordió los labios y encogió ocultándose el dinero bajo la blusa, después se quitó la pantimedia de la cabeza «Hay que regresar a la guarida»

Favores de voz

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dustinthespace·:

¿Qué se siente cuando el alma se separa completamente de su cuerpo? Muerto. ¿Qué significa? Nada. No existir.

¿O sí? Primero, la nada. Luego, un chispazo le obliga a… sentir. Pero, ¿Qué es lo que siente? Una presencia, alguien. ¿Acaso le escucha? No. ¿Siente su calor? Tampoco. ¿Le toca? No. Donde Alyosha se encuentra, nada de eso tiene valor, pues no dispone de un cuerpo para poseer tales sentidos. Pero sí puede percibir la presencia de alguien más, alguien que le transmite una intensa sensación de seguridad e infinita compañía, cariño y… paz. — Bienvenido al reino de los esprítus, un sitio donde las almas cuyos cuerpos mortales han muerto pueden encontrar descanso. Pero tú no estás muerto.

No se trata de palabras ni de voz, sino de alguna forma de comunicación en forma de pensamientos. — ¿Estás perdido? ¿Cómo es posible que un hijo de la visión sin límites, esté perdido? ¿Acaso no conoces todos los caminos? Alyosha no puede responder, no tiene boca. — ¿Dónde está tu vestidura? No entiende a qué se refiere con eso, ¿Acaso le está hablando de ropa, en esta dimensión inmaterial? — Tus días entre los mortales son incontables, y no fuiste tú quien te arrancó tu vestidura. ¿Sabes por qué estás aquí, hijo de las oscuras devoradoras del vacío? Con cada pensamiento que la misteriosa entidad le transmite, se siente más y más confundido. Sin embargo, cuida de almacenar aquella información para futuras referencias, y lo hace no guardándola en su mente de humano, si no en sus memorias del alma. De pronto, una súbita sensación de calor le invade el pecho y, como si hubiese estado congelada, su capacidad para evocar pensamientos sublimes se despierta. —Resuenas, al fin. Alto y claro, puro, digno de un maia.

       No notó sus propias lágrimas hasta que sintió como mojó con ellas el pecho del varón. Se apuró a secarlas con la manta, secándose también las mejillas y cubrirse nuevamente, hasta la nariz, acomodando la manta meticulosamente para cubrir cualquier huequito por donde podría colarse el aire hasta el cuerpo del otro.

       «No se vaya» insistía abrazándole con más confianza y más preocupación «¿Quién comerá fresas conmigo?» esnifó intentando contener las lágrimas, no quería enfriarle con ellas «¿Quién me ayudará a montar un huerto? Íbamos a plantar arándanos y frambuesas... Aún debía dibujarme como a una de sus chicas francesas...» esnifó otra vez, le costaba mucho contenerse ¡Y no podía estar callada! Algo le decía que su amigo podía escucharle, sentía que valía la pena, que debía insistir y más aún hacerlo con más fuerza ¿Más fuerza? M era insistente y enérgica por naturaleza, pero nunca fue fuerte «Y darle a probar mis pasteles. No sé cuál es su cupcake preferido y... y... Jugar al escondite» comenzaba a sentirse incapaz, como si su amigo estuviera cada vez más lejos «Ir juntos de fiesta y... y... Alyosha...» su voz tembló «Por favor, no se vaya»

El Bello Durmiente y la Niña de Azúcar

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¡¿Esto significa que hay una criatura peligrosa suelta en el hotel?! ¡¿Y podemos encontrarnos con ella?!

(Trama) Palabras perdidas y libros olvidados

Como este es el primer evento del Hotel Relictus, haremos una pequeña introducción. El grupo tiene una trama definida que irá avanzando poco a poco con los eventos, sin embargo, los eventos no son de participación obligatoria en ningún caso. Sus efectos, sin embargo, afectarán a todos los residentes (como nuevos descubrimientos, cambios en el edificio, etc.). Algunos eventos requerirán participación más directa de los usuarios (roles, asks) mientras que otros serán meramente informativos. Ante cualquier duda, recordamos que la askbox siempre está abierta.

En este caso, como este es el primer evento del hotel este solamente presentará nueva información para la trama. Sin embargo, se pueden escribir roles sobre utilizando la nueva información o roles sobre vuestros personajes encontrando estos datos.

Y sin más dilación, comencemos.

*AVISO: El siguiente evento puede contener violencia gráfica moderada.

La biblioteca del Hotel Relictus es algo fuera de lo normal. Montañas y montañas de libros, conocimiento mágico casi ilimitado, las memorias de cientos de generaciones pasadas. Pero sin embargo, ha aparecido un libro nuevo.

No es un manual, libro de hechizos o novela, es un pequeño cuaderno con aspecto de estar bastante desgastado, de tapas negras, escrito con tinta también negra y una caligrafía impecable. Pero tenía algo. Algo raro.

Era como si estuviera vivo. Como si él eligiera en quién confiar. Cuando uno de los residentes echaba la mano a una estantería, el libro aparecía, como si hubiera sido llamado. Si el residente decidía coger el libro, éste se dejaba leer, y él solo volvía a esconderse entre el resto cuando habían terminado de leerlo, siendo imposible encontrarlo buscándolo con la vista. Era como si escondiera algo que no podía ser descubierto, pero aun así, su interior cambiaba. Las letras que contenía, poseedoras de una fuerte magia, eran distintas cada vez que se abría el libro, mostrándose en el idioma del lector.

Respecto al contenido cabe remarcar en primer lugar un pequeño documento, de un solo folio, que estaba guardado entre las páginas. En él se podía leer lo siguiente:

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the-balrog·:

para @mashmallow-doll· y @dustinthespace·

Golpea la puerta con los nudillos, dos veces.

— Niña ¿Eres amiga de Alyosha, verdad? Los he visto cuchicheando por ahí ¿Él te importa? Pues necesita un favor, ven —camina para llevarle a su propia habitación, abre la puerta y se adelanta para invitarle a la cama levantando el cobertor para ella, permitiendole ver que el colchón ya está en parte ocupado por un joven y pálido Alyosha inconsciente y un poco mojado— Necesita entrar en calor y tu cuerpecito es perfecto para eso —instruye ya de salida— Estará bien, no hace falta que montes una escena. Por cierto —se detiene a echar un par de leños a la estufa a leña que ocupa uno de los rincones, donde un fuego crepita deliciosamente creando un ambiente más bien cálido — Sin ropa funcionará mejor, y no hablo sólo de tu ropa —se despide enseñando la mano abierta, en alto, y deja la habitación; necesita encontrar un chamán para que le asista en la creación de un faro, para que la consciencia del muchacho encuentre el camino de vuelta antes que su vida se agote, y no tiene la menor idea de cuánto tardará eso.

       Estaba sentada en el medio de la cama, en pijama, plegando grullas de papel de todos colores cuando escuchó la puerta.

       «¡Voy!» se apuró a levantarse y abrir «¿Si-si?» titubeó un poco impactada al tener en frente a un hombre tan alto y fuerte y sin un brazo, con cara de pocos amigos y voz grave que le erizaba los vellos de la nuca «Es mi amigo... ¿Él está bien? ¡Espere!» preocupada, ansiosa y confundida, le siguió sin siquiera cerrar su puerta «¿Qué le pasó? ¿Qué necesita? ¡Respondame!» le apuró sintiendo el corazón en la garganta «¿Está dormido...?» no le pareció dormido, tenía los labios amoratados y la piel gris, como un muerto «¿Qué...?» los ojos se le llenaron de lágrimas, toda ella temblaba ¡Alyosha estaba muerto! ¿O no? Miró al varón con desesperación ¡¿Podía creerle?! ¡¿Cómo era posible que estuviera bien SI ESTABA MUERTO?! ¡Se veía como un muerto!

       Se aferró a la esperanza y gateó sobre la cama para acercarse a su amigo, su angustia crecía con cada segundo, quería correr, huir y esconderse donde las cosas malas de la vida, la tristeza y el dolor no le alcanzaran, pero se obligó a apoyar la cabeza en su pecho y escuchar conteniendo la respiración.

       Los latidos eran tan tenues que apenas los sintió, pero no necesitaba más para creerle al hombre sin un brazo y hacer lo que le dijo con renovada esperanza.

       Pasó muchos años en un escaparate recibiendo los mejores elogios, en la vitrina todos se le quedaban viendo, M no era vergonzosa de su cuerpo. Se quitó el pijama sin haber notado que el hombre alto ya no estaba, pero le costó un poco más desvestir a su amigo.

       «Lo siento...» susurró nerviosa mientras tiraba con rodas sus fuerzas de los pantalones para quitárselos sin tener que levantarle. Quitarle la camisa fue más sencillo, pero acostarse junto a él, debajo de las mantas, no «Yo no quería...» murmuró abrazándole con timidez, con un escalofrío por culpa de la diferencia de temperatura entre sus cuerpos, arrimándose un poco más para trasmitirle más calor «No es que no quiera ayudarle... Y me gustan los abrazos... Pero...» pero estaba nerviosa, su corazón latía muy rápido y no sabía si esto realmente funcionaría, no sólo sentía que violaba la intimidad de su amigo, también tenía miedo de perderle «Despierte...» comenzó a frotarle un poco los brazos «Por favor...» las lagrimas corrían por sus mejillas «No se vaya... No quiero estar sola»

El Bello Durmiente y la Niña de Azúcar

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Estaba todavía algo mareada por el alcohol, pero eso no le impedía sentirse cada vez más abochornada cuando escuchó la pregunta. ¿Por qué había salido?

— ¡¿Cómo que por qué he salido?!— Se quejó, frunciendo el ceño con tristeza.— ¿Qué voy a hacer, quedarme recluida aquí para siempre? Seguro que Lethan te ha dicho que me vigiles o algo, pero al final él también aprovecha para salir y hacer cosas. No vamos a vivir atrapados, ¿no?— La pregunta de si estaba bebiendo le desconcertó, pero la vergüenza volvió a ella. Todavía no tenía la edad legal para beber y se podía meter en un apuro.— Bueno, sí, ¡pero…!— La actitud de la joven cambió y eso terminó por delatarla, sobre todo cuando sonrió y se acercó a ella, disculpándose por la broma. Así que todo eso era un juego. Suspiró aliviada, llevándose una mano al pecho para controlar su respiración y calmarse. Todo daba un poco de vueltas.— Qué susto me has dado.— Murmuró, entrelazando su meñique con el de ella, agradeciendo la confidencialidad. Sin embargo inclinó la cabeza, desconcertada.— ¿Y entonces qué haces a oscuras en el salón a las 3 de la mañana?

       Estrechó con su dedo con energía, subiendo y bajando la mano tres veces antes de separarla.

       «Es una promesa» repitió con la alegría de que la otra hubiera entendido «No quise asustarle. A veces me cuesta dormir y vengo aquí a cazar conejillos del polvo. Solo salen en la oscuridad. Son muy rápidos y se esconden en los rincones, así que me entreno sin parpadear para poder verlos» pero tanto esfuerzo le hacía arder los ojos, los tenía enrojecidos y parpadeaba mucho para contrarrestar «¿Ha visto alguno? Mi habitación estaba llena cuando llegué y si se juntan muchos hacen un monstruo enorme que da mucho miedo...» se estremeció al recordarlo «Así que... me ocupo de que no se junten muchos» se frotó los brazos ¿Hacia frío? Estaba incomoda, de pronto sentía que no estaban solas «¿Quién es Le...? ¿E...? ¿Ethan?»

Eran las tres de la madrugada y desde el rincón más oscuro del salón 👀

Envía un símbolo para: 👀 - Quedarse viendo incómodamente a mi personaje.

Lenne entró en el hotel con los tacones en la mano esperando que no se le escuchara. Había salido de fiesta, colándose en una discoteca y tomando alguna que otra copa. Se repetía que no estaba muy borracha pero había estado discutiendo sobre su serie favorita con el barman durante horas, bailado otras tantas y si en ese instante le pusieran una cama delante se desplomaría sobre ella sin siquiera desmaquillarse.

Sin embargo su borrachera adolescente le había hecho andar a la cocina, deslizando los pies por la alfombra del hotel y maldiciendo por cada quejido de la madera al andar. Solo esperaba que nadie se fijara en ella.

Asaltó la nevera cogiendo mucho agua (sabía que su yo resacoso de mañana se lo agradecería) y comida salada. Le encantaba el queso, así que cogió un par de lonchas precortadas y crackers y volvió sobre sus pasos dispuesta a subir a su habitación.

Solo que entonces se dio la vuelta y se fijó en aquel punto oscuro del salón. En la joven dulce (literalmente) que le observaba desde una butaca alta, casi pasando desapercibida. Lenne se sintió como si le hubieran pillado en medio de una travesura.

Bueno, porque así era.

— ¡Está bien! ¡He salido y no debería, ya lo sé!— Admitió. Quiso susurrar, pero no era capaz de medir su tono de voz. Soltó los tacones mientras avanzaba a otro sofá y se desplomaba sobre él, enfurruñada. Si en aquel momento se te ocurría meterte con su personaje favorito de alguna serie, te ibas a enterar.— Pero estoy sana y salva, ¿no? Y no ha pasado nada. Lo he pasado bien como una persona normal, nada más.— Volvió a replicar, encogiéndose de hombros con un gesto exagerado, para luego hundirlos y sentirse muy vulnerable.— ¿Vas a chivarte?

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dustinthespace·:

Por alguna razón, nota que esta segunda fresa es más dulce que la anterior.

“¿O no fue la fresa…?”

Como sea, apenas tiene tiempo de ponerse de pie cuando la muchacha le sale de encima para llevar su ropa a su cuarto. “Mash es muy enérgica”, piensa, pero ya le tiene de regreso a su lado, llevándole de la mano antes de siquiera acomodarse a la idea. Quiso hacerle notar las prendas que la chica parece haber olvidado y que asoman en sus bolsillos, pero no encuentra la oportunidad. Antes, sin embargo, ambos se encuentran frente a la puerta del hotel.

— “Lamento arruinar tu secreto, pero ya conozco esta entrada del hotel. Conduce a cualquier sitio, ¿No es así?” —explicó con un par de señas—. “La primera vez que la usé, aparecí en una tienda en… alguna parte, puede que hasta fuera en alguna otra dimensión, quizás…” —recuerda, no sin un poco de vegüenza.

       «¡Pero señor! ¿Cómo hizo eso si debe conocer el lugar al que irá?» rió y negó con la cabeza con una enorme y traviesa sonrisa «La puerta no es mi secreto» se detuvo antes de abrir para ponerle en la cabeza (como un pasamontañas) la mitad de la pantimedia que ya había cortado separando una pierna de la otra que puso en su propia cabeza después de verificar que nadie más estaba mirando «No debe hablar ni dar más de un paso fuera de la puerta porque el punto ciego en las cámaras de seguridad es muy pequeño. Mire» estaba un poco nerviosa, su mano tembló cuando tomó la perilla y abrió la puerta que dio al ángulo entre dos paredes de una habitación cerrada, notándose a ambos lados dos estanterías llenas de billetes empacados. M pasó sólo medio cuerpo del otro lado de la puerta y, estiraaaaaaaaandose con su cutter en la mano y un pie en el aire como un equilibrista, alcanzó a cortar el envoltorio plástico de uno de los empaques sin tocar nada más. Con muchisimo cuidado, usó las uñas para tomar unos cuantos billetes deslizándolos por la pequeña ranura en el plástico y se enderezó para quedar nuevamente dentro del hotel. Sonrío triunfante para su amigo y se apartó cediéndole el cutter «Inténtelo usted» dijo sin voz.

Favores de voz

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begonespirits‌:

“¿Tortura china?”

Finalmente articuló otras preguntas para él, que seguía alerta y listo para el bombardeo de interrogantes.

—Cuando las necesidades de una especie chocan con lo que otra desea o necesita, solo queda el sometimiento violento de uno u otro —explicó—. Por eso vemos animales cazados, en jaulas o domesticados… Incluso los exorcistas como yo somos solo una manifestación de esa resistencia violenta. Solo soy una forma que tiene la humanidad de expresar su derecho a existir, en contra de los espíritus violentos —señaló mientras se revolvía la barba con el índice y el pulgar—. Ni siquiera tiene que ser entre distintas especies, basta ver lo que ha pasado en la humanidad con las colonizaciones, generalmente va a terminar en violencia. —Se tomó un instante para respirar antes de volver a hablar—. Y sí, estoy bien, pero estaré mejor si me dices dónde encontrar una de ésas —dijo señalando lo que quedaba de la manzana mientras sonreía—, todavía soy nuevo aquí.

       «Y si las personas han establecido que tienen derecho a existir ¿No lo están des...? ¿desestableciendo? ¿Existe esa palabra? O se dice... negan... invalidando... ¿No están invalidando sus propios derechos al matarse unos a los otros? ¿Eso tiene sentido?» la pregunta fue tanto para el varón como para si misma pues se sumergió en las profundidades de su propio pensamiento para reflexionarlo y tanta fue su concentración que apenas respondió señalando la cocina con un dedo distraído «¿Unos tienen más derechos que otros...?»

       ¡¿Pero qué modales son esos?!, pudo escuchar la voz de su antiguo amo colándose en sus pensamientos.

«¡Lo siento!» exclamó avergonzada, con el bochorno hasta las orejas «¡Están en la cocina! En una cesta grande cerca del fligo... frigodífi... co... ¡Cerca de la nevera! Puedo mostrarle» sonrió un poco «También había naranjas y melocotones. Es por aquí» se adelantó, no mucho, para mostrarle la cocina al varón «¿Le gustan los melocotones? A mi me encantan, pero las manzanas son mejores micrófonos ¿Esos hombres también quisieron matarle? ¿Por eso está aquí? Dicen que es un hotel, pero no he visto a nadie que viniera a vacacionar»

Filosofía con Sabor a Manzana

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¿Muñeca Mashmallow...?

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Deseo que nunca acaba~

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dustinthespace·:

No se puede decir que Alyosha se encontrara cómodo, dadas las circunstancias. Tendido en el piso, golpeado en la cabeza, sonriente, pero aturdido, con una muchachita encima suyo que, como si nada… ¿Le ofrece fresas… que se acaba de sacar del bolsillo? Un momento, ¿Ese bolsillo no sufrió con la caída? ¿Cómo es posible que las fresas se vean tan bien, y no aplastadas? Sin respuestas, se limita a comer de la fruta que le ofrecen y, vaya, no recuerda haber probado una fresa tan sabrosa en el pasado.

— “¿De verdad las has sacado del invernadero?” —pregunta con tanta curiosidad como extrañeza, abriendo la boca como petición para saborear otra.

Quizás hasta ahora, que el azúcar le seduce los sentidos, si se encuentre cómodo. Pero procura no acostumbrarse.

— “¡Necesito tu ayuda!” —otorga fervor a las señas— “Necesito comprar un cuaderno de dibujo… pero no creo que la gente de la tienda entienda mis señas…”

       Asintió con la cabeza muchas veces.

       «¡De verdad! Pero...» dudó «¿Quizá son fresas silvestres? Quiero decir, son muy grandes y dulces, pero no estaban en un huerto ni nada. Encontré las plantas cerca del muro ¿Quiere que se las enseñe?» sonrió amplío y le dio la otra fresa como le había dado la primera, tocando y endulzando sin querer sus labios «¿Ayuda?» fue una sensación extraña, las personas no acostumbraban pedirle ayuda o nada en realidad «¡Ah! ¡Si vi su frasco! Quería ayudar, pero no tenía dinero y después el frasco ya no estaba ¡Pero no hay que desesperar!» se quitó de encima y deambuló alrededor, agachada, para recoger toda la ropa. Después, hizo una visita rápida a su habitación para dejar la colada sobre la cama y regresó junto al varón con los extremos de unas pantimedias asomando del bolsillo «Venga» le dijo en voz baja «Le enseñaré mi secreto» le tomó de la mano para llevarle a la entrada del hotel.

Favores de voz

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Envía un símbolo para:

✍️ - Dibujar algo en la piel de mi personaje.

👻 - Saltar de la nada y asustar a mi personaje.

🤑 - Hacerle una broma con dinero a mi personaje.

💦 - Rociar un poco de agua encima de mi personaje.

🌊 - Arrojarle un montón de agua encima a mi personaje.

🍞 - Arrojarle pan a mi personaje.

💋 - Besar repetidamente a mi personaje.

🤛 - Golpear suavemente (como un juego) a mi personaje.

💪 - Levantar a mi personaje.

🤠 - Ponerle un sombrero tonto a mi personaje.

👅 - Lamer a mi personaje.

🤧 - Estornudar sobre/cerca de mi personaje.

👈 - Picar a mi personaje repetidamente con un dedo.

👀 - Quedarse viendo incómodamente a mi personaje.

🌱 - Arrojarle césped/pasto a mi personaje.

🍂 - Empujar a mi personaje a un montón de hojas.

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Vacía por dentro

Noche VIII - Oneshot!

       «¡Muy bien!» parada frente al espejo, se palmeó las mejillas algunas veces «Cuerpo, mente y espíritu ¿Qué haremos hoy para hacer del mundo un lugar mejor?» se quedó mirando el reflejo, una chica de cabello despeinado y expresión perdida le devolvía la mirada. Esa era ella y lucía tan apagada y triste, tan poca cosa...

       Se llevó las manos a las caderas y bajó el ceño imitando la expresión severa de su antiguo amo, hablando con fingida voz grave.

       «En la vida, hay dos tipos de personas» reprendió al espejo con el dedo índice «Las que luchan contra la adversidad para conseguir lo que quieren y las que la aceptan y se conforman con una vida mediocre ¿Qué tipo de persona quieres ser?» suspiró sintiéndose vacía por dentro.

       M se sabía una luchadora, inconformista ¡Tenaz y enérgica! Capaz de llevarse el mundo por delante con tal de alcanzar la felicidad ¡Imbatible! pero esa mañana toda la alegría y el brillo habían desaparecido, la habitación lucía más oscura de lo normal y sentía que fuera de allí no había nada para ella.

       Otro suspiro escapó sin su permiso. Bajó los hombros y relajó la postura como si no hubiera más por hacer.

       «Lucharé mañana» le dijo a su reflejo que le miró de vuelta con resignación «Mañana. Lo prometo» volvió a la cama y se encogió bajo el edredón.

       Los muñecos de azúcar también pueden tener un mal día.

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       Sus enormes ojos, abiertos de par en par, reflejaban la poca luz del salón delatando su posición estrategica. Sin parpadear ni mover un sólo dedo, observaba a la otra chica sin importar que los segundos se hicieran minutos y ella fuera y viniera, y comiera, pero al oírla olvidó el duelo consigo misma de no cerrar los ojos y respondió fingiendo enfado.

       «¿Pero por qué ha salido?» le costaba contener la risa para cumplir con el papel de adulto responsable, uno más de sus juegos «No le educamos para esto» bajó el ceño ya entrando un poco más en personaje «¿Ha estado bebiendo? ¡No admitiremos borrachos en esta casa!» al notar el eco de su propia voz notó su propio descuido, se cubrió la boca con ambas manos y esperó, encogida en su sitio, mirando a los lados, hasta comprobar que sus gritos no despertaron a nadie ¡No quería causarle problemas a la chica! «Lo siento» dijo con una sonrisita y el tono de voz más bien bajo «No le diré a nadie» se estiró hacia ella y le enseñó el dedo meñique extendido, apuntando hacia arriba, como garantía «Lo prometo»

Eran las tres de la madrugada y desde el rincón más oscuro del salón 👀

Envía un símbolo para: 👀 - Quedarse viendo incómodamente a mi personaje.

Lenne entró en el hotel con los tacones en la mano esperando que no se le escuchara. Había salido de fiesta, colándose en una discoteca y tomando alguna que otra copa. Se repetía que no estaba muy borracha pero había estado discutiendo sobre su serie favorita con el barman durante horas, bailado otras tantas y si en ese instante le pusieran una cama delante se desplomaría sobre ella sin siquiera desmaquillarse.

Sin embargo su borrachera adolescente le había hecho andar a la cocina, deslizando los pies por la alfombra del hotel y maldiciendo por cada quejido de la madera al andar. Solo esperaba que nadie se fijara en ella.

Asaltó la nevera cogiendo mucho agua (sabía que su yo resacoso de mañana se lo agradecería) y comida salada. Le encantaba el queso, así que cogió un par de lonchas precortadas y crackers y volvió sobre sus pasos dispuesta a subir a su habitación.

Solo que entonces se dio la vuelta y se fijó en aquel punto oscuro del salón. En la joven dulce (literalmente) que le observaba desde una butaca alta, casi pasando desapercibida. Lenne se sintió como si le hubieran pillado en medio de una travesura.

Bueno, porque así era.

— ¡Está bien! ¡He salido y no debería, ya lo sé!— Admitió. Quiso susurrar, pero no era capaz de medir su tono de voz. Soltó los tacones mientras avanzaba a otro sofá y se desplomaba sobre él, enfurruñada. Si en aquel momento se te ocurría meterte con su personaje favorito de alguna serie, te ibas a enterar.— Pero estoy sana y salva, ¿no? Y no ha pasado nada. Lo he pasado bien como una persona normal, nada más.— Volvió a replicar, encogiéndose de hombros con un gesto exagerado, para luego hundirlos y sentirse muy vulnerable.— ¿Vas a chivarte?

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¡Hola! Aquí yo desde el horrible mundo de las responsabilidades de la vida adulta ;__; ¿Cómo están? ¡Me disculpo enormemente por mi desaparición!

Quería decirles que me propongo estar más presente y como muestra de mi determinación -what?- comencé respondiendo todo lo que debía. Revisé y creo estar al día, pero siempre me pasa de perder alguna convo y no es adrede, así que si les estoy debiendo una respuesta, les agradecería de todo corazón que me lo hicieran saber uwu

¡Gracias por leer!  Y una disculpa por las molestias ¡Se les quiere, Hotel Relictus! ♥♥♥