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Bebo el té
me pongo los zapatos
Es de mañana:
Sorbo reflejos entre ciénegas tendidas en mi vientre,
sonrío verdores, me calzo algunos techos agrietados
de luciérnagas. Puedo incluso bañarme mientras me enredo
de música eléctrica y ligera. Ellos que nunca han sido
los mismos, delinean mis ojeras de caminos oscuros.
No sé qué desayunar con los fantasmas, qué ponerme
al dar la vuelta a los espejos ¿Esa calle, por ejemplo?
Sé que ellos incluso están de paso y, sin embargo
puedes cogerles de la mano, corazón. Puedes ahondar
en la certeza de quien mira a un ser amado
como a la vida propia, huyendo de sí...
para encontrar refugio en un alma nueva.
Ya sé que es cosa mía lo de la piel de porcelana,
las noches de cebolla donde el tiempo brilla por su ausencia,
y estas goteras que han hecho de mi sueño una piscina.
Estas profundidades ya no admiten más palabras rotas,
tal vez desecadas como "eones" o "astrolabio", ninguna hueca
de tanto uso por sonora. Yo las pongo en mis pasos,
caminan marcha atrás, me visten mientras extirpo
cada orificio que ha dejado su veneno, lo sumerjo antes
de meterlo de nuevo en mi boca; de besar una instantánea.
Vivimos lo que hemos querido contarnos, de aquí al infinito.
Ellos seguirán ahí, con cada cuerda que se asome
colgando de nuestro cuello, como primaveras rabiosas
ofrendando sus corazas en busca de misericordia.
Es por eso que hoy camino la cinta de mis ojos a contraluz,
está mi sombra grabada con los brazos en alto.
La ley de gravedad me ha preguntado: ¿qué traigo en los puños?
-Sólo son cerillas entre los dientes y sé que prenderé la mecha-
Las aves son el hogar de los árboles perdidos en el fuego
Las trombas; amartelados albergues que abren sus puertas,
por tener el corazón anegado de clamores;
Las hojas, plástico y sus frutos luz prohibida para los triángulos
que labran las nubes:
-Un beso no devolverá la vida a la lluvia. -
No hará que levante el vuelo y busque de nuevo una copa
Hará que todos brinden la inopia de un mar desconocido,
con bombones amargos pintados a mano,
como si fueran caracoles con sonares a plena luz,
calzados dentro de una lata de metralla en el país de las maravillas,
cantando alegres salomas en un intento desesperado
por maquillar su viaje a la deriva.
Hablo de potros sin heraldos,
de envoltorios metálicos dando los buenos días al nacer.
Crujiendo el trino de los pájaros bajo los pies de las estatuas
y su prometea virtud de observadoras eternas.
Pero, dígame: - ¿Conoce usted matrífago sin dentadura?
-Con manos sí, con bocanadas negras, colmillos oscuros
y fresas abrasivas. Jugosos lamentos servidos en cloacas
y por supuesto: extravagantes vanidades.
-Le traigo un par de soles envueltos en mis cuencas:
Podría comprar otra tierra o incluso un árbol
que flote en el espacio. ¡He aquí las manos
que cambié por mariposas!
-Como es obvio no puedo darle sustento ni carne,
la compulsión de volver a su tumba le ha desterrado
los puños a raudales.
-¿Dice acaso que no podré florecer los huesos en la piel?
¿que este músculo no se inflamará al blanco vivo?
-Lo digo por el esqueleto que le brota de la boca
No solo es el ocaso con que golpea el alba,
también es la fuga del calor que ingiere.
-Es increíble tanta barbarie que me cerca,
¡Menos aún donde he nacido!,
- ¡La nación de los muertos
siempre está cubierta con las flores más hermosas!
-No puedo creer que haya matado a dios a fuego lento
¿Qué dirá mi madre?
- ¿Qué va a decir, si ha comido de su pecho hasta saciarse?
Le ha sorbido la médula y ahora se encuentra desecada.
- ¡Quiero ver aquel destello, quiero tanto!
¡Dígame usted si no hay imposibles!
- ¿Ha vendido el mundo entero y ahora me pregunta?
- Quiero...quiero...quiero...
-Nada, un simple destello y es todo en cuanto oscurece
La noche ya cierne su memoria y ya es tarde para querer nada.
-Tal vez solo me quede un poco más, sólo necesito un poco más...
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