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ACTOS FALLIDOS
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Memorias de un libro
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memoriasdeunlibro · 3 years ago
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Así de simple
56
Tengo otro recuerdo: Una vez estábamos en un bodegón de últimas, por el Abasto, donde hay unos bodegones infernales. Eran como las 3 de la mañana, comíamos unos tallarines, hasta que Enrique, pasado ya de ginebra, de golpe mete la cabeza dentro de los tallarines, y yo pienso: ¨ acá vamos en cana por alcoholismo, ebriedad y otras intoxicaciones, como decía el edicto policial de la época…¨
Entonces viene el mozo, un muchacho joven del interior, correntino, y Enrique seguía ahí, con la cabeza en el plato, y yo digo: ¨lo que pasa es que el profesor está muy cansado, dio muchas clases¨, tratando de explicar por qué tenía la cabeza dentro de los tallarines, y el otro no entendía, estaba desconcertado, pero a la vez se mostraba algo extraño, como lloroso, se lo veía mal.
Entonces Pichón levanta un poco la cabeza, toma la servilleta y le dice unas palabras en guaraní, y el otro le contesta y al rato se pone a llorar. Pichón le dice entonces dos o tres frases más y lo tranquiliza. Se había muerto la madre el día anterior y él pescó la tristeza del muchacho. Así de simple: pescó esa angustia que el otro traía por la manera de poner el cuerpo, por la voz y por todo.
Alfredo Moffat
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memoriasdeunlibro · 3 years ago
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Cuando Samanta Schweblin me preguntó como te llamás, le dije tu nombre.
El amor está ahí, en los detalles. En las sorpresas inesperadas.
En saltar una valla, burlar a un guardia y hacer papelones solamente con un objetivo fijo: tu cara de alegría leyendo que tu escritora preferida te escribió un autógrafo.
Y lo que no te dije es que ese mismo cuaderno donde tu escritora preferida te escribió un autógrafo, ya estaba lleno de tu nombre, como cualquier cosa mía.
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memoriasdeunlibro · 3 years ago
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Que herido diario:
Vie, 01:07
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[15/9 23:33] Virginia Florito: Salí de la radio con un dolor intenso  de cabeza. Una molestia que parecía que me pesaba, como si se cayera para el costado. Me recosté en la cama boca abajo porque boca arriba me mareaba y me dormí 10 minutos. Cuando me desperté me cambié en silencio para ir al recital. 
Bajé, camine dos cuadras, pensé en ese poema de Cortazar que dice:
me pararé en la esquina
a la que no vendrás
y diré las cosas que sé decir
y comeré las cosas que sé comer
Y se muy bien que no estarás
 Llegué. Subí, me senté. Esperé.  Enfrente mío una pareja se besaba. Un chico y una chica.  Que fácil la tiene ellos pensé.  Nadie se pone incómodo frente a la heterosexualidad.  Y seguramente ellos, no miran para el costado a ver si algún conocido los esta mirando.  El beso público es de los heteros. Lo demás debe esconderse para ser. Y no es que era algo que me importara esto de esconderse. Pero de a dos. Siempre y cuando nos escondiéramos juntas y para habitar terapias amándonos, riéndonos, cogiéndonos, estándonos, mirándonos, diciéndonos,tocándonos, pensándonos.
 Al lado mio, dos chicas se rozaban con las manos. Jugaban con los dedos. Prudentes. Miraban de reojo a ver si no me ponian incómoda. Se agarrban y se soltaban cosa de que no se notara mucho  Eso nos toca a quienes habitamos también otra forma de amar . La prudencia. El decoro. La ubicación. Nada que se asemeje a la verguenza ni al papelón.
Cambio el tiempo: 
Presente imperfecto:
Empieza el recital y ahullan como perros.  El rubio le pone onda. Pero su voz no me llega. No se si soy yo o es que no pegan una sola nota.  Y la cabeza me pesa. Y los ojos se me nublan. 
[15/9 23:59] Virginia Florito: Me voy. Me quiero ir. A la cuarta canción me levanto y me voy con los ojos como si un edificio inmenso empezara a derrumbarse adentro de ellos. Ojalá las chicas no piensen que es por ellas. Pero no me da el tiempo a avisarles y ademas, ¿avisarles qué? mirá si a dos personas que no pueden dejar de tocarse les va a importar quien se enoje.
 Me fui porque me ahogo en mi cuerpo. Me quiero ir de mi. Abandonar el envase que me pesa. 
Llego a mi edificio y me intercepta alguien del laburo en la pizzeria de abajo. Me saluda por mi nombre. Yo no sé como se llama. Me dice sentate charlemos y yo no tengo fuerza ni para resistirme.  Lo escucho un rato y le digo que me esperan. Me dice de hacer algo articulado con deportes. Le digo que si.  Me pide mi numero. Se lo doy.
 Llego a mi casa y me siento en la cama.   De golpe empiezo a llorar con todo.  Me salen lagrimas que siento que se desprenden de la parte interna de mi cabeza. Lagrimas con peso de baldozas.
Por eso me pesaba tanto el cuerpo. Era angustia. La angustia de la bronca.
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memoriasdeunlibro · 3 years ago
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El día que vino Samanta Scheweblin.
Que herido diario
Hoy me até el pelo temprano, antes del mediodía. Cuando me ato el pelo es porque estoy molesta o irritada y siento que me invade la nuca pero también los hombros y los brazos como una enredadera que no para de crecer. Las extremidades se prenden de las cosas. De mi sweater, de la cartera, de la curva de mi brazo y hombro, como si no pudiera controlarlo o como si fuera una extensión de mis pensamientos que trepan como pulpos a todo lo que encuentran buscando atención.
Pido un café y lo tomo rápido. Pido otro y no lo toco. Pido un café detrás del otro porque no quiero tomar café, pero quiero sentir algo.
En el fondo un grupo de personas grita. No habla a los gritos, grita directo. Me pregunto por qué la emoción del reencuentro hace gritar.
Miro el trabajo que tengo que terminar. No tengo ganas.
Mi teléfono vibra sobre la mesa como un despertador que no se cansa, y las notificaciones trepan por mis manos igual que mi pelo, como un pulpo prendiéndose de las cosas.
Alguien pide apuntes de psicopatología.
Alguien me agrega a un grupo de vóley Martes y Jueves.
Alguien me dice si me puede llamar.
Alguien me manda una foto.
Alguien que me piensa hace silencio.
Pienso en el cuento de Samanta Schweblin, siento que pierdo velocidad.
Pienso en tus piernas largas. 
Pienso en tu forma de colocar las manos sobre los libros. 
Pienso en tus dedos y en si los reconocería si apareces por atrás y me tapas los ojos.
Pienso en que si me acostara sobre tus piernas a dormir la siesta, mi pelo estaría tranquilo y la extensión de mis pensamientos que tienen tu nombre, dejarían de treparse a las cosas para que les preste atención.
Pienso en tu nombre, demasiado corto para todo el ruido que me hace en la boca.
Pienso en que no sé si me gusta Samanta Schweblin aún. Pero se que te gusta a vos, y acercarme a lo que te gusta es un poco tenerte enfrente. Y me urge ir a verla porque es ver donde ven tus ojos que se parece a mirarte.
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memoriasdeunlibro · 3 years ago
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Cuando tenia 10 mi abuelo me regaló un libro de Alfonsina Storni por mi cumpleaños. No se qué hace a un adulto regalar a una niña un libro que aún no va a entender, pero pienso también que los adultos ven en los niños cosas que los niños aun no saben. Mi abuelo tenía muchos libros, demasiados diría mi abuela que era la que los limpiaba. Podría haber elegido cualquiera, pero eligió el de una poétiza Suiza -Argentina, enamorada de un loco que se fue a vivir a la selva misionera, a escribir el Almohadon de plumas.
Mi abuelo, abogado y soberbio, egoísta y egocentrico, buen abuelo pero mal marido, buen amigo pero mal padre, cometió un error abismal que en la idea que tenía de la imágen de mi abuelo, jamás hubiera ocurrido. Y es que uno cree que conoce a alguien solo porque lo tuvo cerca. Por qué, pienso, mi abuelo que tenía en su biblioteca más de 10.000 libros, eligió entregarme uno de Alfonsina Storni, creyendo que era chilena?
Pienso en su estudio, siempre fresco y con poca luz, lleno de armas de colección y animales disecados. Recuerdo el carpincho, el gato y los canarios, que segun contaba mi abuela se habian infartado con el Coronel no se cuánto, amigo de mi abuelo, que hablaba muy fuerte y no aguantaron el susto. Pienso en los cueros de víbora enrollados a un costado. En las pipas. En los chicotes. En las carpetas llenas de expedientes. En los discos de tango. Y no sé quién fue mi abuelo.
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memoriasdeunlibro · 3 years ago
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Que herido diario
Por si me extrañas: yo también miro tu última conexión para saber si andas por ahí
Que te amo
Que te extraño
Que estoy harta. De no verte. De no haberte besado nunca más. De no abrazarnos nunca mas. De sentir que se nos van los días.
Que a veces estoy bien pero otras veces siento una tristeza enorme y se me van las ganas de todo. Que realmente te esperaba, que fantaseo con que me toques el timbre o te aparezcas de sorpresa donde esté
Que extraño saludarte todas las mañanas y todas las noches antes de dormir y que te saludo igual aunque no te escriba porque entro y miro tu foto de perfil ni bien me despierto.
Que sos lo primero en lo que pienso cuando me despierto y cuando me acuesto.
Que extraño llegar temprano a Rosario y ver cómo se va encendiendo la ciudad. Que yo no puedo odiar una ciudad  donde fui feliz yendo a verte en un colectivo hecho mierda categoría semicama y que tardaba mil años pero que si ahorraba en eso, podía quedarme un día más en un airbnb más lindo y más cómodo con vos.
Que a veces cuando voy al supermercado me acuerdo que te gustan y te pienso caminando y me acuerdo de nosotras riéndonos de la señora que llevaba una pila enorme de papel higiénico y se le caían y pienso en tu risa, y en tu cara y me acuerdo que una vez, mi mamá dijo que el amor es extrañar la cara del otro y yo pienso en la tuya.
Y en la primera vez que te vi. Y en la noche de los jazmines más caros del mundo.
Que me acuerdo cuando descubrimos que Bambi significaba ciervo pequeño de río y que me acomodaba a los pies de tu cama para dormir. Que extraño las noches desveladas hablando como si fuéramos el ciervo y la dama del bosque. Que sigo ahí, vagando Oroño hasta que bajes a caminar conmigo. Que te extraño Angi, que te extraño.
Que la mejor forma con la que expreso el amor a pesar de que creas que es la escritura, es con el cuerpo, pero no te puedo tocar. Que es como si alguien nos hubiera maldecido para que nunca más nos veamos y pienso en el Gauchito Gil de tu cuento y en que me pararía en el medio de la ruta para pedirle por favor que se termine la tortura de no verte ni tocarte ni tenerte porque me devora la desesperanza. 
Y que esta noche no importa nada porque se que aunque estuviera en cualquier lugar te extrañaría.
Y que prendí una vela no se para qué pero me acordé de tu abuela y que cuando tenías examen prendía velas y siempre salías bien y que las abuelas cuando quieren que algo aparezca le piden a San Antonio y por ahí si le pido, aparezcas milagrosamente como aparece eso que se creía perdido pero estuvo siempre ahí.
Y que te dejo ir, y que vivas todo lo que necesites sentir hasta que un dia la imagen de un ciervo te recuerde todo lo que nos falto vivir. 
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memoriasdeunlibro · 3 years ago
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Dos y diez
Somos eso que guardamos en un cajón  para no perderlo. Pero nos olvidamos que existe: La tapita de un termo, un espejo roto. Una foto
El olvido nos acecha a diario como un cuervo que se acomoda en la rama de un árbol y espera.
A veces lo escucho cantar, victorioso. Otras veces sin embargo, observa sorprendido lo inesperado:
Entonces un cajón se abre y alguien que se esconde en la prudencia mira una foto con detenimiento y lamenta  tenerla escondida. El cuervo, demasiado conmovido para indignarse, vuelve al silencio inmóvil de su rama, resignado de no poder llevarse lo que quiere pero también desolado de su propia naturaleza que lo obliga a posar los ojos con saña en algo que ni siquiera está muerto.
Y reconoce que lo que se guarda no siempre se olvida, y que los cuervos, como el olvido también se pueden equivocar y acechar en vano algo que pelea por quedarse.
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memoriasdeunlibro · 3 years ago
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Que herido diario
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Mañana tengo radio y ojala no me den ganas de hablar de vos en vivo de nuevo. La ultima vez fue terrible, porque me preguntaron qué opinaba de los vínculos de hoy en día y no sabía qué decir. No sé, no opino nada. Pienso lo mismo que antes, quiero que me dejen sola y no me hagan preguntas, la gente me pregunta cosas y yo quiero hablar de vos. Quiero ir a un café a pensar. Quiero saber que estás bien.
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memoriasdeunlibro · 3 years ago
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Que herido diario
Volví a mi casa drogada y contenta por los efectos del porro.
Mañana va a ser terrible cuando me acuerde que no estás.
Quizas me despierte de madrugada y busque tu foto en whatsapp para mirarla un ratito. 
Anoche soñe con vos y no te dije nada. Es tan raro no hablarte y contarte las cosas. Me contuve todo el día y cada vez que lo iba a hacer, pensaba: para qué? y otra voz en mi cabeza respondía: para saber como está. Vos sabes perfectamente cómo está, y ella sabe cómo estás vos.
Y así estuve todo el dia, debatiendo conmigo de vos.
 Estoy como ausente, hablo con desconocidos pero no escucho, veo que mueven la boca y asiento, cada tanto agarro una palabra de las que dicen y la transformo en algo similar a una contestación,  pero en realidad no me comunico.
Skrolleo las redes sin ganas, me alimento de frases con las que no estoy del todo de acuerdo pero me dan la sensación de que me acerco a lo que siento y no puedo poner en palabras. 
 Likeaste algo que decia -  Thank you for loving me enough to give me space- y pienso que ojala no haya sido solo una frase que te gustaba y lo hayas likeado pensando en mi.
De fondo la RAI prendida, dos italianos que parecen agrónomos hablan sobre el campo y hay una vaca de fondo con una etiqueta amarilla en la oreja. 
Como me va a doler el dia mañana.
Leí que algunos pajaritos cuando pierden a su compañero, no vuelven a tener nunca más uno porque las dinámicas de vuelo que crean juntos, son irremplazables. Y no quiero sonar dramática, pero me siento un pajarito.
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memoriasdeunlibro · 3 years ago
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18 de julio
Mis vecinos cogen como animales. Reconozco que ella gime exquisitamente, pero no me genera nada.
Me pregunto qué sienten cuando terminan, si se complacen o fingen. Si el día es mejor mañana porque cogieron. Si la noche de hoy lo es.
Miro las baldosas de mi depto, pienso si cada una tendrá 25 centímetros y 4 harán un metro.
Calculo el tamaño donde pondría un mueble.
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memoriasdeunlibro · 3 years ago
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memoriasdeunlibro · 3 years ago
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Que herido diario
Encontré tus postales de Italia, dos cartas y una foto en un libro de Victor Frankl que me regalaste con una dedicatoria que decía que te gustaba regalarme los libros de los que alguna vez habiamos hablado e imaginarme leyendolos. 
Te extraño. Todo el tiempo. Es como si te hubieras ido, como si nosotras que habitábamos la ternura desde lo cotidiano, hubiéramos simplemente desaparecido.
Anda a terapia, me dicen. La gente que me conoce y me ama me dice que vaya a  terapia y yo pienso que ningún terapeuta debería ayudarnos a entender la homofobia ni la indignación que genera. Pero no digo nada. Es tan agotador explicar la indignación.
Empezamos a hacer silencio cuando notamos que hablar tampoco trae consuelo, y eso es probablemente lo más parecido a aceptar y seguir. Porque nadie nunca va a entender lo doloroso que es que alguien te diga te amo, pero no pueda buscarte. 
Porque te obliga a una soledad doble. La de no estar con quien queres. Y la de que nadie lo entienda.
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memoriasdeunlibro · 3 years ago
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Correspondencia no entregada.
                                                 Otoño, abril.
No sé qué te iba a contar, creo que nada, solamente te quería hablar. Es decir, hay mucho para contar pero quería hablar de vos.
Encontré una memoria vieja llena de fotos tuyas, es decir, una memoria como la mia. Estaban ahí, atemporales, como esos tesoros que todos saben que existen pero nadie sabe donde están. Las miré varias veces.
Llueve, parece que es verdad que los meses con A, son por Agua. Tambien parece mentira que siempre que te escribo llueve, y yo como a esos que agarra el frio a mitad de la mañana en la calle, te busco, como se busca el sol para sentirse cálido.
A veces escribo cosas pensando en cuando las leas. Me gusta pensar en tu cara. Me gusta pensar en tu cara y en los gestos que haces cuando estás concentrada. Y cuando te reís inesperadamente. Me gustaría por ejemplo, mirarte mientras trabajas, estar ahí como un testigo omnisciente, detrás de una cortina o un mueble y mirarte de perfil. Me encanta tu perfil, pero tu perfil concentrada me da ganas de acercarme y hablarte cerca del oído, porque te gusta mi voz, y a mi me gusta que te guste.
Tarde o temprano, en algún momento te vas a enterar por qué yo disfrutaba más que vos el hacerte reír.
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memoriasdeunlibro · 3 years ago
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memoriasdeunlibro · 3 years ago
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Esto que no vas a recordar.
Un 13 de Julio.
Una postal de Suiza. 
 Un cuadro de Magritte. 
Una declaración de amor.
Esto que no vas a recordar, porque la voragine y el cumplir con todos te llevó a pensar que uno está a salvo siempre y cuando se esconda, incluso de lo nuestro. 
Entonces nos guardaste adentro de un cajón como hacemos con las cosas para no perderlas. Pero nos olvidadamos que existen. 
Todos tenemos en casa un cajòn donde guardamos las cosas que no sabemos donde meter.
Y ahí estamos, adentro de un cajón. Necesitas saber que no me perdiste, pero no sabes realmente para qué me guardas. 
Soy esa foto que no mirás. Soy esa foto que no podes tener a la vista. 
Mi lugar es el cajón. La postergación. El potencial olvido. 
Porque quien esconde algo aunque lo quiera, tarde o temprano se olvida que existe porque naturaliza vivir sin el. Sin ella. 
Con el tiempo el cajón se llena de otras cosas acumuladas que tapan a otras cosas acumuladas y la foto guardada, es reemplazada por perdida. Aplastada por otra cosa que está antes que ella. 
Si un dia abriendo el cajon de tu memoria encontrás mi foto, tirame. Las fotos no son para los cajones. Las personas tampoco.
Y los amantes Magritte, los amantes no deberian cubrirse. 
Si hay dos que jamas deberian cubrirse, son los amantes.
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memoriasdeunlibro · 3 years ago
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Mapa del mereodeador
Julio 2022
Que herido diario:
Estoy entre eliminar textos viejos o aceptar que para escribir bien primero hay que escribir mal, muy mal, y sentir verguenza de leer poemas viejos. 
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memoriasdeunlibro · 3 years ago
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Que espectacular lo que escribis, tenes un talento admirable. Evidentemente sos mi escritora favorita, la forma en la que escribis me llega al corazón y en mas de un texto me siento totalmente identificada. Increíble.❤️
Gracias. Pero que horror leer cosas viejas jaja
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