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La casa de fuego.

Sin entender muy bien por qué esas imágenes invadían tu mente. La noche de verano te bañaba en sudor y los molestos mosquitos te pinchaban como diminutas agujas, mientras la recordabas en sus cosas. Seguía viva en ellas, en sus objetos que aún estaban allí, soportando el polvo y la humedad del tiempo en una vieja pieza depósito. Allí fue donde descubriste los libros de erotismo y ocultismo. Detrás de esa faceta de Maestra, había algo más.

Ese verano, ciertas noches ella te pedía que cuidaras su casa mientras salía con su marido a cenar.

Cada noche que ibas, ya no sabías cómo mirarla: ¿una maestra o una mujer y amante ?

Una idea recurrente vino a tu mente: pensaste visitarla. Hacía tiempo que no la visitabas. Siempre hubo en ti esa extraña atención. Recordabas estar en su casa, encontrar sus revistas sexuales escondidas entre la ropa interior. Recordabas el libro de Kamasutra con sus ilustraciones en tinta sepia. Recordabas pasar horas encerrado, devorando a escondidas esas páginas prohibidas que olían a polvo y poemas viejos, los lomos rozando tus muslos húmedos de sudor.

Fue así que te quedaste dormido en el sofá de su salón, jugando con tus manos bajo la camiseta pegajosa. Y el sueño te dominó. Primero fue el deseo que te atravesó como corriente subterránea, luego su cuerpo tomando forma: ese cuerpo blanco de mármol viviente bajo la luna, ese pelo negro azabache moviéndose como serpientes de ébano. Cada balanceo de sus caderas sobre ti . El temor de que su marido entrara, en cualquier momento y los descubriera parecía excitarte más, excitarlos más a ambos. Las sábanas azules ondeaban como imitando un mar furioso donde su piel era la espuma, las espumas de esa gran tormenta llamada deseo. Cuanto más te hundías en ese mar , más la deseabas. Podías ver cómo cambiaba su cuerpo de posición sin salir de ti, sin dejar de respirar dentro de tus huesos.

Despertaste sobresaltado.

Aún no habían llegado. Las ventanas estaban abiertas de par en par y una brisa fresca te azot�� el sudor. El miedo te clavó garras al pensar que alguien había venido, que tal vez ella había vuelto y te había visto... Pero estabas completamente solo en esa casa ajena. Ella seguía tan lejos, en algún restaurante con su marido,o caminando con el de la mano en alguna playa, en algún pliegue de la noche que ahora se confundía con tus sueños .

Luis Bogh

(escritos pos- siesta junio 2025)

@mafer1606

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TALISMÁN

Te agradezco que sanes mi alma

Sobrevivo encontrando en tus ojos

El resplandor de un verde talismán

Si al final esta vida es un sueño

Solo sé que a tu lado me quiero despertar

Amanecer una vez más.

( Adrián Barilari)

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Hoy hace 7 años que llegué a Tumblr. 🥳 7 años aquí y puedo decir que lo que más me gusta es la diversidad

Pero también veo que hay perfiles que no sé si son de todo reales... Por lo demás hay hermosas comunidades hay hermosa gente aquí he tenido charlas muy gratificantes y también he leído a personas muy talentosas aquí tanto en lo que tiene que ver con lo visual el impacto visual y también el trabajo escrito así que vamos a seguir unos años más por acá.

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QUE LA LUNA TE ENVUELVA CON SU MANTO PLATEADO ...

Buenas Noches

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"El Viaje"

El frío de las 6 AM te cala los huesos mientras esperan, junto a otros dos, frente al punto de encuentro. El chofer no ha llegado, y la impaciencia se enreda en tu garganta como una sombra. Para matar el tiempo —o el miedo— preparan una bebida caliente. Las manos tiemblan; el vapor se confunde con el aliento.  

A lo lejos, unos faros rompen la niebla. Un auto conocido —¿o no?— avanza  con un ritmo irregular, como si dudara. De pronto, se detiene. La puerta abre y el chofer suelta su chiste habitual: "Cierren como si fueran Mercedes".Rien

Dentro del auto, la música ahoga todo. *Black Sabbath* retumba a un volumen que te hace sentir sordo. Levantas la voz para hablar, pero las palabras se pierden. Cien kilómetros por delante. Dos horas, tal vez tres, porque el conductor maneja como si escapara de algo. No toma mate. No come. Sus ojos no se apartan de la ruta.  

Te dice que no abras la ventanilla —*"Se empañan los vidrios"*—, pero a las 8 AM el calor es asfixiante. El aire huele a cuero rancio y gasolina. Alguien baja un cristal unos centímetros, y el viento te golpea la cara como un ladrón.  

El conductor habla. Te cuenta que prefirió la Ruta 14: menos baches, menos camiones. Luego, la confesión de ese viaje : "Casi atropellamos a un oficial. No llevaba chaleco reflectante". Su voz se quiebra. "Fue la Providencia… o lo que sea".  

—"No soy religioso", aclara, pero luego murmura que conoció al Papa.  

La noche anterior, en su viaje desde Buenos Aires, algo pasó. "Sentimos un desnivel… como un lomo en la ruta". En la estación de servicio, revisaron el paragolpes manchado de sangre seca, trozos de "algo" pegados como barro. El olor te revuelve el estómago. Carne.  

Su compañero bromea, nervioso: "Esto está para un bifecito".

Cuando llegan al puesto policial, el oficial alumbra el auto con su linterna. Su rostro no cambia. "Ya mandamos agentes", dice, demasiado tranquilo. "Eso lleva ahí rato". 

Entonces, la frase que hiela la  sangre:  

—*"No era un animal"*.  

Y lo recuerda. El golpe. El crujido. Las palabras de su compañero.  

"Está para un vuelta y vuelta, un bifesito".  

( Cuento para el podcaster Lecturas Nocturnas) Mayo 2025

Luis B.

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Fisica dell'estasi

I primi quindici,

dopo diciassette centimetri

del silenzio rotto.

Poi quattordici,

Più veloce*,

poi dodici,

dieci,

quindici chilometri,

quindicimila,

quindici miliardi—

fino alla distanza

è solo una voce

tra le tue cosce e le mie mani.

Caduta libera in te,

ascesa al cielo:

una vertigine di numeri

che cadono a pezzi

in migliaia di impulsi,

in metri di pelle,

a piedi nudi

entrare nell'abisso.

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*Tormenta Santa Rosa

Los truenos retumbaban como bestias enojadas, sacudiendo los vidrios de la casa. La tormenta de Santa Rosa había llegado otra vez, y con ella, el primitivo miedo: esos árboles gigantes que se inclinaban sobre el techo, amenazando con convertirlo todo en astillas. Mi madre lloraba en voz baja, rezando entre dientes, mientras mis hermanas y yo nos apretujábamos en el sofá, tratando de ignorar cómo el viento aullaba como un lobo hambriento.

La luz se fue de golpe. Un silencio eléctrico llenó la habitación, roto solo por el crujido de las ramas y el llanto ahogado de mamá, que intentó encender una vela, pero el aire se la llevó con un susurro burlón. Quedamos sumergidos en una oscuridad azulada, iluminada solo por los relámpagos que dibujaban sombras monstruosas en las paredes.

Fue entonces cuando la sentí.

Mi prima Ana, esa chica de curvas suaves que hasta entonces apenas me había mirado, se deslizó hacia mí en la penumbra. Primero fue un roce casual, un temblor compartido. Pero luego, entre un rayo y otro, vi sus ojos brillantes, fijos en los míos, antes de que sus caderas presionaran contra mi entrepierna.

No tuve tiempo de pensar. Mi cuerpo reaccionó antes que mi razón, y en segundos estaba tan duro que dolía. Ella lo notó—claro que lo notó—y en lugar de alejarse, se movió con más fuerza, ajustando sus nalgas redondas contra mi erección, como si buscara el calor entre tanta oscuridad fría.

Intenté contener el gemido que me subía por la garganta cuando sus dedos se colaron entre mi pantalón y me agarraron con una urgencia que me dejó sin aire. Sus manos tibias... Me bombeban con ritmo lento pero firme, como si llevara años sabiendo exactamente cómo tocarme.

—Shhh—murmuró contra mi oído, mientras el resto de la familia seguía temblando por la tormenta.

No sé cómo nadie lo notó. Entre los truenos, los sollozos de mi madre y la oscuridad, era fácil esconder el pecado. Hasta que, de pronto, la luz regresó.

Ella estaba ya a un metro de distancia, serena como si nada hubiera pasado. Yo, en cambio, quedé detrás del sillón, con los pantalones manchados y el corazón a punto de estallar. Nadie entendió por qué me escondía allí, ni por qué estaba extraño.

La tormenta siguió, pero ya no la escuché.

Desde esa noche, nunca más temí a los vientos de Santa Rosa.

Solo al fuego que ella había encendido en mí.

( Mayo 2025)escritos de-siesta.

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Asi—cuando abro los ojos  

y estoy en el paraíso—  

veo los tuyos,  

y los tuyos en los míos,  

y nos perdemos  

en el laberinto  

de nosotros mismos.  

Te besaría desde la sombra 

Al brillo de tus pupilas,  

Lo húmedo y lo caliente,

Lo caliente y húmedo

como la lluvia en un cristal  

bajo el sol de agosto.  

@mafer1606

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Esta noche te besaría toda,  

sin pedir permiso,  

como el viento que roba el perfume  

a los pétalos entreabiertos.  

Llegaría al final del camino  

—ese lugar donde la piel  

ya no tiene mapa—  

para perderme en ti,  

en tu respiración lenta,  

Fundirme Caótico 

Hoy te besaría así y 

Rompería las horas sin vos   

amontonadas en las esquinas  del dormitorio.

@mafer1606

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Álbum de Carretera.

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Sigamos resonando en el otro! No tenemos límites !

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Todo empieza y termina con vos...

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Nadie se Salva Solo.

El comic de El Eternauta fue publicado por primera vez en 1957. Fijate, eso es seis años antes que Doctor Who, nueve años antes que Star Trek y 20 años antes que Star Wars. La ciencia ficción argentina cuenta con una larga tradición. 🇦🇷

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Ascenso por un cerro en Pto Piray .

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Eden

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Kahlo F

Frida Kahlo, 1949. Antonio Kahlo. Gelatin silver print.

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Cuídame siempre en nuestra fragilidad.

@mafer1606