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张馨予
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misery00 · 7 years ago
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        ◈┅ Instagram┅◈ ⇝ @Sam_Park
Descripción gráfica de una alpha dando su opinión.
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misery00 · 7 years ago
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Aʀᴇ ʏᴏᴜ ᴀɴ ᴀɴᴛɪ﹣ғᴀɴ﹖ ( By Anhlei)                𝘗𝘳𝘪𝘷𝘢𝘥𝘰               𝘝𝘪𝘦𝘳𝘯𝘦𝘴, 𝘔𝘢𝘺𝘰 25               #CA_ÓmicronStar⭐  
¿Hacía cuánto tiempo que no hablaba con su madre? En realidad habían pasado meses sin que supiese de ella, en que había bloqueado su número o incluso cambiado el propio para que no pudiese localizarla. Si bien ya había superado lo sucedido con Kelly en el pasado, seguía molesta con su madre y no quería hablar con ella aún. Podría ser una actitud inmadura por parte de la menor, pero simplemente no podía evitarlo.
Aquella tarde, después de clases y los desvelos de días pasados, se había sorprendido a sí misma respondiendo la llamada de esa mujer a quien había estado evitando desde hacía mucho tiempo. Pero lo que más le molestó fue el motivo de la llamada y el cómo inició ésta. "¿Cómo es posible que ahora te hayas metido con Donghyun?".
Samira tenía un carácter especial, sumando que había dormido poco los últimos días, lo irritada que la ponía su madre y que ni siquiera le preguntase cómo estaba, la hizo explotar, gritando dentro de su habitación.
—¿Sólo para eso me llamas? —preguntó gritando por el móvil con bastante enojo. —Estoy bien, gracias por preocuparte. —añadió aún en volumen alto y con sarcasmo.
La mujer al otro lado de la línea comenzaba a regañarla por estar saliendo con su hermanastro, hijo del hombre con quien se casó cuando las cosas con su padre no habían funcionado. —¿Cómo demonios te enteraste de esto? —preguntó después de suspirar y tratar de tranquilizarse un poco a pesar de sólo recibir reprimendas. ¿Y si el hombre que la estaba chantajeando con revelar su pasado, también sabía sobre esto? Era más probable que un acosador supiera sobre eso que su madre. Comenzaba a sentir nervios y ansiedad.
—Deja de meterte en mi maldita vida. Odio en lo que la convertiste, sólo quiero vivir en paz y si eso implica dejar mi carrera artística, eso es exactamente lo que haré. —amenazó aunque sabía que no lo haría, pues ya estaba preparando su reaparición en público después de algún tiempo, lo extrañaba. —Si una vez arruinaste mi felicidad, no permitiré que lo vuelvas a hacer. Puedes tragarte tu opinión y no quiero que vuelvas a buscarme. —finalizó la llamada bastante enojada. Lanzó su móvil a su cama, estaba bastante alterada.
Abandonó su habitación con la intención de despejarse antes de volver y terminar su tarea. Tenía más preocupaciones ahora. Iba pensando en demasiadas cosas. Ansiosa, nerviosa y enfurecida como estaba, no veía por dónde iba, sólo quería alejarse un rato del edificio de Ómicron. No vio que una chica caminaba cerca; la joven tampoco había notado la presencia de la estrella ya que habría evitado el impacto de ambas, dando como resultado que lo que fuera que trajese en sus manos se estrellara contra el piso.
—¿Qué te pasa tonta? ¿Cuál es tu problema? ¿Acaso no ves que voy pasando? ¿No sabes quién soy? —ella no tenía la culpa de lo que a la estrella le estuviese pasando, pero había aparecido en mal momento y por impulso se estaba descargando con ella. —Si me queda una marca por tu agresión, vas a pagar caro y te vas a arrepentir de haberte cruzado conmigo justo ahora. —no paraba de gritar sin importarle si alguien más los veía, todo le importaba poco en ese momento.
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misery00 · 7 years ago
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Hace tiempo no recibía noticias de un amigo, je.
#postalkljh
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misery00 · 7 years ago
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◈┅Caminata  ◈┅Lugar: Invernadero abandonado.  ◈┅Cerrado 
En una oscura noche en Cross, una sombra fémina caminaba entre la espesa niebla, con la mirada en alto, con sus pensamientos perdidos en la diversidad de una mente incomprendida. A paso lento iba con una chaqueta larga hasta los muslos, que además tenía una capucha por sobre su cabello, perdiéndose entre pequeños caminos no reconocidos por la facultad que llevaban hasta lo que pareció ser un invernadero fuera de uso, o lo que fue de él.
Empujó con suavidad la madera oscura de aquella puerta desgastada, las bisagras oxidadas rechinaron en el momento que la puerta se abría, el lugar lucía sucio, las ventanas estabas fisuradas, el suelo mohoso. Del techo pequeñas gotas caían, de seguro por culpa de las lluvias pasadas, caían sobre unas plantas ya podridas que daban ese olor nauseabundo al acercarse a las mismas, todo en si era una habitación tenebrosa, pero a ella no le importaba.  En la oscuridad del lugar, la muchacha avanzó hasta la mesa, prendió cuatro velas pequeñas que traía de su bolso, dejando un espacio perfecto entre ellas para que su libro de magia negra. La noche de insomnio no daba tregua a la muchacha, no podía conciliar el sueño sabiendo que en algún lugar de este infame mundo estaba él aun riéndose de lo que había sucedido, de un suceso que por poco le quitaba la vida.
Con la mirada fría fija en la hoja marcada de ese libro grueso y empastado, sacó además un pequeño muñeco de vudú, dentro de él había una pequeña ave sacrificada, envuelta en vendas junto a otros objetos de su culto local más la foto del muchacho a quien quería que su vida fuese un infierno. No era primera vez que se perdía dentro de su odio, que su depresión vulneraba la razón y que ella terminaba metida en textos oscuros que lo único que hacían era borrar el pasado de la muchacha, dejando al cuerpo sin “vida” que era hoy.  Dibujo el hexagrama en el centro, sacó de su bolsillo su daga pequeña, punta de filo diagonal, parecía incluso la punta de una pluma antigua, que daba justo el corte necesario para poder empezar con su ritual.
Cortó un poco de la palma de su mano arrugando un poco su nariz mientras sus ojos estaban cerrados, con su mano empuñada la acercó hasta el muñeco que estaba en el centro de aquella estrella, dejando que cayeran pequeñas gotas color tinte de vino manchando de él en las partes que necesitaba. Comenzó así a murmurar un dialecto escrito en el libro con sus ojos cerrados una y otra vez, eran frases “brujería” invocación a algún demonio de bajo peso, que para mucho no existía, pero Sam era algo más que  un juego.  
 “Odio como sonríes, odio tu cabello, tu piel, esos ojos que no olvido; odio como respiras, como vives y la forma tan absurda de como ves la vida después de todo lo que haz hecho. Aborrezco tu falsedad, que tu corazón no se haya detenido, tus mentiras, todo mi pasado contigo.  
No necesito nada de ti. Ojalá te mueras y te pierdas en el infierno.”
 Terminando de pronunciar la ultima oración no escrita en los textos antiguos, terminó por clavar con fuerzas de una sola vez el filo de la daga en el centro del corazón de ese muñeco con un cuerpo falso y diferente.  Con la misma vela que la muchacha había encendido cerca de su libro, tomó la misma y prendió de los pies a cabeza al muñeco, sentía como el olor a cuerpo quemado llegaba hasta su nariz, su expresión seguía   firme, como si nada le afectara, pero por dentro se derrumbaba moría, desaparecía en inquietud y desamino.
Cuando el cuerpo de genero no pudo ser más devorado por las llamas, sopló las velas para quedar a oscuras, llevándose consigo sus pertenencias. Salió de ahí con las manos entre los costados de su capucha, intentaba tapar su rostro por si alguien le había visto, no quería que indagaran mucho en el tema, quería tranquilidad, que nadie supiera ni su nombre.  Volvió por el mismo camino, la niebla poco a poco comenzaba a desaparecer por la cercanía de un nuevo amanecer, y en aquel campus solitario ya no había nadie, pues la psi ahora estaba en su propia fraternidad.
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misery00 · 7 years ago
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◈┅Arte incomprendido  ◈┅Lugar: Sala de artes ◈┅Privado   
 Los ojos rasgados de la muchacha comenzaban a fijarse en los colores barmellón que plasmaban en el lienzo de tela cada vez que su pince fino rodeara los detalles necesarios para terminar su propia creación incomprendida.  La sala parecía un poco silenciosa, todos se concentraban en sus trabajos para cierre de semestre, arruinar algo en esta instancia podría significar la perdición por lo mismo todos se centraban en lo suyo, incluyendo a la muchacha.
Gozaba de esos momentos en que la tranquilidad podía ser también adquirida en espacios públicos, y no solo a través de su habitación lúgubre, fiel testigo de como la depresión de la muchacha la invadía hasta el punto de enloquecer. El odio que existía en Sam no era sano para nadie, era ilógico e irracional; pero quien podría comprender a una muchacha que siempre vivió con ese sentimiento de soledad, de discriminación, de agresiones físicas de las cuales estuvo a punto de morir.  Y solo por ser diferente a los demás. Todos esos episodios angustiantes que calló, que guardó para no hacer de ello un drama expuesto, ridículo y sentimental; ahora le jugaban en contra, nada de lo que la muchacha fue ahora existía en ella, incluso la mirada de la muchacha parecía perder el brillo con el cual siempre miró las cosas de la vida, algunos le llaman también “ilusión”
Sentada en el banquillo, tomó nuevamente de una paleta improvisada, sucia, llena de colores mezclados para continuar con su arte oscuros, no muchos entendían la mente de Sam, pero ella seguía aportando en las técnicas que pedían y no en el contexto de su tema. Su silencio no tardó en ser quebrantado por esas voces finas que empezaban a alabar las terminaciones de Sana Minatozaki, una japonesa de traslado que lejos de ser una compañera agradable la hacía aborrecerla en todo momento. Con esa voz aguda, con esa felicidad abundante, asqueante.
La profesora a cargo antes de irse se detiene en su cuadro “Me gusta esa forma en que determinas colores de un amanecer” La vista de la psi rodó en segundos, notando desde su perspectiva un cuatro típico, un paisaje con una cabaña de fondo, que original.
Continuó con lo suyo, ahora cambiaba colores mezclándolos con sustancias caseras que habían enseñado para que el color secara un poco más rápido y de ese modo poder apresurar un poco sus proyectos e iniciar a otros. Pero la voz de ese “grupo” se alza ¿no conocen el espacio personal?  Odiaba siempre ese modo de ser, todos parecían seguir el mismo sistema en esa universidad, a todos los grupos les importaba competir destacar y ser el centro de atención de un modo desesperado. Y no, no era necesario que hiciera un esfuerzo para buscar, en donde viese siempre había una persona que desbordara energías para ser tomados en cuentas.
“Crees que es bonito” “arigato” “¿qué debería agregar” “¿qué debería proseguir” “siento que algo le falta”
La mirada de Sam atravesaba por los espacios de su lienzo, no podía concentrarse con esa muchacha hablando sin aire con el resto de sus compañeros, la psi era una amargada, no soportaba los ruidos molestos, mucho menos en su momento de inspiración.
La irritabilidad de la psi fue tal, que no supo en que momento su mente ordenó antes de que su conciencia lo notara una acción que dejó a todos perplejos. Como en una digna página diseñada por Jacen Burrows, la japonesa, su junta y el cuadro que tanto había trabajado ahora estaba impregnado de pintura roja que ella misma había tomado y lanzado sobre ellos. Se quedó en silencio, no dijo una sola palabra, más la mirada en ella seguía del mismo modo frio.
-Creo que era lo que faltaba. De nada.
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misery00 · 7 years ago
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◈┅Habitación oscura ◈┅Lugar: Fraternidad psi ◈┅Cerrado
A media tarde de primavera, cuando el sol calentaba los rincones de Cross, evaporando aguas cristalinas que caían en la mañana por el rocío, la luz apenas traspasaba por las sombrías ventanas de la fraternidad psi. Los ojos pequeños y rasgados de la asiática comenzaban a acostumbrarse al color de lo que llamaban “hogar”.   Se la había pasado la semana entre las sabanas de su  cama, asistía menos frecuente a clases de artes, salía a ducharse, o a conseguir algo de comida en la cocina de la residencia, si es que se podía llamar de ese modo a lo que consumía, pues  los ánimos de Sam eran tan bajos que apenas conseguía probar un par de bocados  a medios cocinar que terminaban en el bote de basura por la falta de apetito, el no consumir alimentos le estaba jugando de a poco en contra, su cuerpo menudo estaba más débil de costumbre.  Nuevamente la tristeza caminaba por su piel incrustándose en sus ojos húmedos, en su respiración sin fuerzas, quedándose en las medias lunas bajo sus ojos que comenzaban a oscurecerse notándose así el poco descanso que ella tenía. Pero ahora se encontraba con sus manos sucias de aquel acrílico, el arte para ella siempre fue un medio de escapatoria que tenía, además de sus arranques de ansiedad. Los dibujos de la psi, sus creaciones en general variaban, eran oscuros, grotescos a veces inclusos sádicos, como si en sus ojos  las puertas del infierno se abrieran para adorar la “belleza” incomprendida, con colores sombríos, imágenes borrosas y tétricas,  ganaban distancias a las del resto de sus compañeros, quienes se dedicaban a retratar o hacer  cuadros de estúpidas  frutas, como si no hubiese algo más interesante que pintar. Pero las creaciones de la muchacha en realidad no siempre eran expuestas, existía esa necesidad de retratar lo que le obsesionaba, como lo veía ella de su mundo, aunque tapizara habitaciones llenas del mismo diseño.  Estaba sentada en el suelo, con su cabello tomado y sus mejillas con pequeñas pintas acrílicas que hacían tono con la pintura de aquel lienzo ya casi terminado. En aquel cuadro se impregnaban sus deseos ocultos, lo que tenía en mente, lo que su depresión distorsionaba para de una forma u otra plasmarlo como una constancia de lo que pudo haber sido su perdición. Sam siempre seguía fiel al recuerdo de la venganza, sus peores emociones florecían tras el pincel que dejaba rastros de ideas vagas; más ahora solo se trazaba a ella misma, ciega, perdida entre un mundo  inexistente que carecía de colores alegres, el azul era un mural que no podía sobre pasar, aquello era su depresión, en cada paso que daba siempre había una valla que  molestaba, que agotaba sus energías de sobre pasarlas, de a poco hacía que el animo de la muchacha decayera dejándola en un espacio pequeño de  preguntas sobre si era lo correcto. El rojo carcomía de a poco el entorno como las llamas ardientes el fuego que quemaba su felicidad y la ataba al infierno mismo en vida, inundaba sus ojos de perlas cristalinas,  dejaba medias lunas oscuras bajo sus ojos, que   devoraba  su piel haciendo que gritos desesperados se perdieran entre el dolor mismo de sentir  que ya no podía más con la vida.    Estaba sola, se sentía de esa forma aunque hablase con muchas personas, era una batalla que ella tenía que conllevar de por vida,  pero sabía siempre que la escapatoria, la solución de ello sería atravesar su pecho con un punzante que acabara con su agonía, cortaría cada parte de su piel, amarraría su cuello en sogas tras sogas, de no ser porque el único motivo por el cual vivía respiraba, era feliz, pero pronto él entendería lo que era sufrir como ella, la psi no olvidaba, y terminaría su venganza algún día, aunque de ello su depresión la detuviese hasta tardarse mil años.
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misery00 · 7 years ago
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Odio la obsesiva forma impuesta por esta sociedad, que obliga a participar de eventos estupidos y populistas.
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misery00 · 7 years ago
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Luz adecuada para leer, según ska.
Buenas noches 😌
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misery00 · 7 years ago
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Detesto la primavera.
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misery00 · 7 years ago
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Que estupidez de lugar.
#psi
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misery00 · 7 years ago
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           Psi Black            Privado       w/ Carlin, Sam and Yu Ha       
Entre una charla broma Holly se había autoproclamado líder de Psi Black y no le molestaba, pero no quería decepcionar a sus compañeros así que aún no se animaba a rellenar el título por completo. Sin embargo en ideas sueltas todos llegaron a un acuerdo de que hacer algo como fraternidad, en forma de bienvenida, al menos por Carlin y Sam, quienes habían llegado hace poco a ser parte de la fraternidad, es una grandiosa idea.       
Con esa idea y para que no quedara en el aire, Holly fue quien tomó la iniciativa de reunirse con ellos tres para realizar un ritual con ofrenda animal, al menos por ser el primero no utilizarían una víctima humana, pero nada aseguraba que fuera así en el siguiente.
       | SMS ; Chat grupal Psi Black |
Queridos, la cita es a las 3 am en los jardines de cross, encontré un lugar apartado al norte y a juzgar por la vegetación muerta, es el lugar perfecto para realizar el ritual. No olviden las túnicas, el rojo será.
Hasta entonces, Holly.       
El mensaje fue enviado a las dos horas antes de la cita, los Psi eran conocidos por ser almas nocturnas así que confiaba que su mensaje había sido recibido. Sólo quedaba hacerse con las cosas hasta el lugar que había acordado; los implementos del ambiente para realizar el ritual los había guardado cuidadosamente en una mochila.       
... 3:00 am ...
Como esperaba fue la primera en llegar, aunque había llegado media hora antes para poder preparar todo, cuando los otros Psi llegaran se encontrarían con todo el escenario montado, el sello de bafomet (tallado a detalle en madera) estaría cuidadosamente puesto en el suelo, entre escombros, piedras y ramas, con el altar enfrente y sobre este, elementos como el cáliz con elixir, las velas y la campana, todo en espera de ser puesto a un dueño y un rol. En cuanto a la ofrenda, mantenía al pequeño conejo entre sus brazos, brindándole un cariño falso pero cálido, pues para realizar el corte en su cuello necesitaba al animal relajado hasta que llegara la hora.
Uno a uno fueron llegando y dejaría a elección quien haría que parte, por la suya, estaba decidida en asesinar al pobre animal.
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misery00 · 7 years ago
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◈┅Habitación oscura ◈┅Lugar: Fraternidad psi ◈┅Cerrado
En un día de primavera, la luz cálida de aquel día apenas traspasaba las incoloras cortinas de su habitación dando un aspecto más lúgubre, callando con sus sombras lo que nadie podía ver. El lugar se encontraba desordenado, sucio, solitario. La tristeza había llegado a su corazón nuevamente, como un huésped maldito, insensible y egoísta, que se negaba rotundamente a salir de ella y dejarla vivir en tranquilidad. No podía dormir, cerrar los ojos significa el tener sus recuerdos presentes, su sonrisa, sus labios, era como si a su causa, en su sangre corrieran gotas de veneno que consumían lentamente su cuerpo, su mente, su alma hasta el grado de que sus ánimos se esfumaban incluso para vivir.
¿Por qué ella? ¿por qué siempre ella?
Su vida siempre fue difícil, cualquiera pensaría que por solo tener dinero las cosas se solucionaban, que el tener una mejor calidad de vida significaba el sonreír eternamente, pero no, no para Sam. El dinero no compraba la felicidad, no ayudaba a calmar sus entrañas, y no la alejaba de esta maldita agonía que hacía que su corazón explotara y no dejase que la depresión encadenara su vida. Todos los caminos que alguna vez le habían enseñado nuevas oportunidades se cerraban por voluntad propia, se negaba a tener ánimos, no los sentía, ni tampoco se obligaría a tenerlos. Negarlo, ignorarlo no estaba funcionando, no era suficiente, jamás lo iba a superar, porque se había calado en lo más profundo de su alma, era dueño de todas sus emociones, él era el único que hacía que cambiara de parecer, porque así lo quiso, y así debía ser. Pero la vida siempre era un juez injusto, decidía por todos y a la psi le tocó la peor parte de todas.
Fragmentos de vidrios quebrados, espejos rotos y cruelmente azotados al piso, estaban reposando aún en espera de que alguien los removiese, pero nadie los haría, no quería verse en ningún reflejo, ni por muy pequeño que fuese. La histeria se había presentado ante la psi; odiaba su rostro, su cabello, odiaba su cuerpo y la vida en la cual estaba.
El tinte granada de los mismos cristales jugaban en combinación con las manos goteantes de sangre que la muchacha asiática tenía flojas por el costado de su cuerpo; el cabello oscuro se esparcía de una forma desordenada por sobre su cabeza, su mirada estaba perdida en los mismos objetos rotos, su cuerpo estaba inmóvil, aquellos ojos pequeños ahora eran húmedos, los segundos pasaban y las pequeñas perlas que caían por sobre sus mejillas sin control de sus actos arrastraban las gotas granadas que sus manos en desespero llevaron hasta sus mejillas. Se sentía sola, triste, ahogada, vivir con odio le estaba envenenando el corazón; pero era la única manera en la que ella había aprendido a vivir, después de todo lo que había vivido, las humillaciones, el haber sido parte de un juego cruel, todo le causo enormes vacíos en la vida que en días débiles como hoy no podía callar.
Su pecho se inflaba por la respiración punzante, los nervios aumentaban el malestar, quería vomitar, le dolía incluso existir. Quería enterrar el filo de aquel extracto en sus muñecas, sentía que esa sería la solución para todos sus fantasmas del pasado, el no respirar, el no saber nada de él ni de nadie. Pero era una cobarde… una muchacha que guardaría para si todo lo que sentía, omitiría sus pensamientos, sus deseos, sus emociones, no iba a recaer nuevamente, y si lo hacía sería sola, como siempre lo había estado.
La muchacha psi estaba desquiciada, angustiada, no oiría razones, no quería nada.
Se quería morir….
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misery00 · 7 years ago
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◈┅Ritual ◈┅Lugar: Parque ◈┅Privado / Daniel Lockhart
Dos de la mañana, y la muchacha de pequeños ojos, caminaba por el campus de la universidad; su silueta se marcaba por el suelo en cada paso que daba a contra luz de esos altos postes que parecía que le enseñasen el camino a la salida del lugar. Su diestra metida en su bolsillo, jugaba con el filo de una daga que llevaba consigo por si tenía algún encuentro poco fortunio con alguno de ellos, ¿Quiénes? Los que atormentaban los pensamientos de la muchacha aún sabiendo que los tenía lejos, que estaban en otro país, seguía pensando que podrían volver en cualquier momento y tomarla desprevenida como la última vez. Su intención era buscar algun lugar alejados de todos, quería ver si podía hacer algún tipo de ritual que sacase provecho en cuanto a personas que debía eliminar de su vida, e iniciaría con el sello de su venganza teniendo al menos la apertura de lo que sería su “guía” en la oscuridad. Un gran arco de césped formaba en frente de ella, sus rosas apenas eran un capullo pero parecían frondosas, una pared que dejaba un espacio pequeño entre el suelo, ahí se metió sin que nadie la viese y en el suelo comenzó a trazar la simbología exacta de un libro oscuro, fijo cada objeto de culto satánico en cada punta de esa estrella. Se levantó e hizo una leve mueca, necesitaba algo más para terminar el sacrificio de venganza, era valido animales, aunque con humanos el premio sería “grande” pero imposible de hacer, no en al menos la poca cordura que la muchacha tenía, aunque de ganas había de sobra. Caminó por el lugar, no muy lejos de ese rincón secreto, solo necesitaba alguna mascota perdida, para Sam el quitarles la vida no era significativo, todos morían al fin y al cabo, era el ciclo de la vida, aunque eso no aplicaba con Eddie, su mascota. Nunca había matado personas, pero si hecho que agonizaran en vida. Su búsqueda terminó entre un pequeño gato que tomó entre sus manos, lo llevaba consigo mientras acariciaba su cabeza viendo como cedía de inmediato, era irónico, parecía lo mismo que había pasado con ella, de ese mismo modo afectivo solo la habían llevado hasta casi morir a manos de unos imbéciles, no lo olvidaría tan fácil. A medio camino una figura delgada y femenina caminaba hacia ella, sus pasos parecían tristes, estaba algo aturdida, a su parecer, tal vez no era así. Sam se quedó vigilando a la chica unos segundos, no parecía traer compañía, y algo le decía que no andaba bien, liberó al animal entre sus manos, y caminó con cuidado hasta ella, quedando de pie, la miró con una sonrisa algo extraña, era maquiavélica, era primera vez que podría resultarle algo así, por ello la adrenalina se esparcía por su piel como droga adictiva, fascinante. - ¿Estás perdida? Te ves mal… puedo ayudarte. Como si fuese un cliché, un cuento repetido en que los pequeños no deben hablar con desconocidos, ahí estaba Sam acercándose a la muchacha con las peores intenciones, más al ver que sus ojos se notaban como los de alguien drogada.
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misery00 · 7 years ago
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◈┅Conejillo de indias ◈┅Lugar: Comedor  ◈┅Privado / Jonny suh
La tarde perfecta para muchos, las clases terminaban antes por las olimpiadas deportivas, pocos alumnos quedaban en las aulas de clases, incluso algunos tenían permisos exclusivos hasta para excluir de ellas todo el día completo, todo dependía de la fraternidad de la cual provenías, o eso estaba entendiendo la psi a medida que pasaba los días en Cross. No había que ser muy astuto para saberlo, porque no importaba por donde caminara, todo era el mismo sistema, todos los alumnos parecían caminar con una etiqueta en la frente que determinaba casi como vital la forma en que debían comportarse solo para ser individuos aceptados, para ser parte de algo, o aparentar lo que nunca fueron. Sam ya no se sorprendía, estaba acostumbrada a estar en grupos apartados que no tuviesen que tener ese estigma social, como ella y muchos otros, solo actuaba como le nacía hacerlo, sin importar los prejuicios o del porque razón lo hacía, ¿sería que estaba loca? Tal vez el problema era ella y no el resto de la sociedad, era seguro, pero no probable.
La campanilla sonó para dar aviso del cambio de hora, para muchos, el tan esperado descanso en donde podían comer, incluso salir fuera de la ciudad. Pero para ella el echo de salir no era una opción, le aburría mucho caminar por la ciudad entre tantas personas, eso le quitaba el aliento, el tener que hablar con ellos, aunque fuese pocas palabras le agotaba anímicamente; por eso era silenciosa, observadora, podía estar todo el día, o mejor dicho, todos los días sin conversar con alguien y jamás sentiría angustia, o soledad.  Pero había otro tipo de emociones que la detenían haciendo que cayera en depresiones que iban como sube y baja por toda su fina anatomía.
El no conocer a nadie había sido el principio de sus nuevos “proyectos” muchos sabían que la muchacha tenía una inclinación por las cosas esotéricas, principalmente lo que tenía que ver con magia negra, todo el texto en sí, incluso con lo sádico y oscuro que podía hacer le parecía fascinante; pero lo que no sabían era que parte de esos libros le enseñaba como preparar ciertas “pociones” por llamarlo así, eran experimentos que usaba en animales, o en personas que no conocía, de ellos veía de lejos los efectos que pudiesen tener los brebajes para anotarlos en un cuaderno secreto que tenía en su tapa flores, nadie sospecharía de ellas. En la hora de almuerzo estaba sentada en la última mesa del fondo, leyendo un poco de algunas hojas que había anotado, preparó un cierto liquido extraño, que llevaba en un frasco tal parecido a un portador de aceite, su olor y consistencia no eran muy alejadas de hecho.
Sam estaba en silencio, pensaba si a caso sería un veneno, un tipo de alucinógeno, o tal vez algo que hiciera agonizar a las personas, más interesante aún ¿eso dejaría rastro de ello? Pasaba su lápiz tinta anotando preguntas que debía responder, pero necesitaba un voluntario, ¿de donde sacaría uno?  ¿debería pagar por ello? No, era mucho mejor hacer todo en silencio. Se quedó pensativa jugando con el lápiz entre sus dedos, mientras su otra mano tomaba los palillos para tomar un poco de arroz y comer de él.
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misery00 · 7 years ago
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◈┅Llegada ◈┅Lugar: Residencia. ◈┅Privado / 韩庚嘉
#CA_ArrivalAtCross01
Era una fría tarde de invierno en que un auto de color oscuro continuaba su camino por new york hasta lo que sería el destino de la muchacha, Cross. Permanecía en silencio apoyada en el vidrio del automóvil, su mirada estaba fija en el paisaje, pero en su mente permanecían los recuerdos de aquellas personas que oscurecían su corazón, y le quitaban el aire como si fuese a morir de asfixia. No existía, no había en ninguna parte de su alma algún indicio de perdón u olvido, solo quedaba el odio, las ideas de venganza que un día llevaría a cabo, aunque fuese su último deseo de muerte. Su diestra deslizó sus dedos por entre su cabello desordenados, aún tenía mechones cortados; en sus muñecas llevaba marcas de rasguños junto a pequeños hematomas que pigmentaban su blanca piel como la noche misma. Los llevaba consigo, aun sin pedirlos, como recuerdo, una advertencia de que no debía cometer los mismos errores otra vez, no sin volver a sentir que moría en vida. La muchacha de mirada fría había aprendido por las malas que la traición se podía esperar de quienes menos considerabas como enemigos, es por eso que a esas alturas la muchacha no sentía ningún tipo de afecto por nadie. Al llegar, el auto estacionaba lo más cerca de la fraternidad; la muchacha se bajó para cargar sus maletas ligeras, más un bolso pequeño que llevaba algunos libros de magia negra entre otras libretas con apuntes de mezclas de sustancias o hierbas que provocaban malestares físicos, siempre experimentaba con esas cosas, prefería la idea de torturar por sobre todo más si era participe de aquella escena. Miraba a lo lejos como la fraternidad psi destacaba por una apariencia lúgubre, que más que una tortura como muchos afirmaban, habían sido la principal atracción de la muchacha hacía ese lugar. Alumnos que pasaban por su lado, miraban la ropa de la muchacha, incluso murmuraban y reían entre ellos, pero los ignoró. Siempre era la misma situación, por donde iba encontraba personas superficiales, ciegas, pero ya no le preocupaba que opinaran de ella. Llegó a su oscura habitación, ni siquiera corrió las cortinas, y a paso lento caminó dejando sus cosas en una esquina; examinó su habitación, pudiendo notar una ventana que a su juicio daba hasta el tejado ¿no sería relajante estar ahí? Sacó su libro de apuntes y “brujería” para ir hasta afuera de la ventana y sentarse en el tejado. Miró hacía el frente cerrando los ojos, sentía como el frío viento corría por entre sus cabellos, la verdad que la vista trasera de psi black era un asco, estaba todo sombrío, mal cuidado; el parque que daba hacía ellos parecía abandonado, pero ¿a quién le importaba cuando estabas lejos de todo? Se quedo ahí pensativa, había algo en ella que no le estaba permitiendo apreciar la soledad, y vaya que nunca necesito de nadie para poder ser feliz, ella le gustaba estar sin gente rodeándola, mucho menos si era para tener conversaciones largas pues nunca fue una gran conversadora, y los temas se le acababan en el mismo instante que decía “hola” Nunca tuvo muchos amigos y los pocos que tuvo los tuvo desistieron a la resistencia y se unieron aquel bullying colectivo que al fin y al cabo ni justificación tenía. Ahí quedó un momento leyendo de sus apuntes, tenía cosas que probar, pero necesitaba una víctima
韩庚嘉 Los bototos negros del chico psi hacen eco en la grava luego de una jornada de estudios, la ubicación de dicha fraternidad se halla alejada, próxima a una arboleda sin hojas producto de la estación invernal. Los colores se suman de forma gradual y tiñen el paisaje, el grisáceo predominante con el pasar de los días es frecuente, lento y progresivo conforme avanzan las semanas, intercalan el ambiente invernal debido a los residuos de masas de aire frío. El entorno rejuvenece, se renueva, el cielo se torna brillante, los días se extienden. A pesar de la estación actual, el joven psi siempre usa capas y capas de ropa, le incomoda mostrar su cuerpo, los huesos que sobresalen de su piel, las costillas que se ciñen en su torso y sus piernas delgadas que sólo son cubiertas por su piel. Su cuerpo casi raquítico se debe a sus desórdenes alimenticios, no come bien, y realmente no le importa, si algún día llega su fin por la nula ingesta de vitaminas y proteínas esenciales en su organismo, le daría fin a un sufrimiento constante que parece no tener final, su cabeza descompuesta le recuerda cada día que no es más que un saco de huesos malgastando oxígeno. Su estómago ruge mientras la obsesión compulsiva en su mente le recrimina y martilla, clava la culpa en él de haber nacido, se culpa por ser un cobarde y no jalar el gatillo justo en medio de su frente. Eso no es vida, no puede significar vivir, él mismo no debe ser real. Sus dedos que tiemblan rebuscan una cajetilla de cigarrillos en la mochila que cuelga de sus hombros, con desespero descubre unos lápices, hojas arrugadas con apuntes de letra ilegible y borrones de lapicero. Detiene su camino justo afuera de la casa en la que se hospeda y se pone de cuclillas sólo para sacar todas sus pertenencias del bolso, no hay otra cosa en su cabeza, sin sus cigarrillos que le brindan esporádica tranquilidad dejará de respirar, la necesita aún más que el mismo oxigeno que llena sus pulmones y los latidos que hacen que su corazón funcione. Revisa en cada bolsillo pero no hay rastros, solamente halla un cigarro ligeramente torcido al fondo del chiquero, intranquilo saca del bolsillo de sus pantalones su encendedor y lo sitúa entre sus labios temblorosos, la llama del fuego que acerca al extremo del cigarro le enciende con rapidez, dándole una calada profunda, luego de otra y otra. Guarda dentro lo que le pertenece y sube por las escaleras que crujen sin apagar su vicio, no se detiene en la segunda planta en la que se halla su cuarto, si no que sus pies le dan otro giro a su panorama…¿Un tercer piso sería suficiente para acabar en un segundo con su vida? Está escuchando sus pensamientos repetitivos que le ordenan morir, quiere saltar y se siente dispuesto a hacerlo. Pisa la última escalinata que le dirige a la azotea, su cabeza apenas se asoma vislumbra el paisaje del patio trasero, desaseado y asqueroso. Da su último suspiro al llegar arriba, pero nota que no está solo, hay una chica que le impide proseguir y aumenta su migraña, revira los ojos y se sienta a su lado sin decir si quiera una palabra, pero en los rasgos faciales del chico se denota su expresión adusta y la molestia latente que siente
Sam
Sus  ojos se encontraron con el paisaje tras la casa de los psi, era un asco, pero le distraían a cada momento en que no leía su libro, aquel entre sus manos. Tenía mucho en que pensar, su corazón parecía que iba a estallar de tanta amargura, de tanto odio y deseos oscuros acumulados,   su estómago estaba apretado, no podía creer que nuevamente había tenido que huir de un lugar solo por no ser aceptada. El hecho de que Sam no encajara en ningún circulo social realmente no era el problema, ella era de las pocas personas que podían vivir en la tranquilidad, alejadas de todos y seguir siendo feliz sin molestar a nadie; pero no todos tenían buenas intenciones, y era ya el destino de la pálida muchacha asiática el tener que encontrarse con personas que habían oscurecido su corazón, sus ojos, y sus ganas de seguir viviendo.   El nudo en su pecho no le dejaba respirar con tranquilidad, si no encontraba algo en lo que relajarse se iba a desquiciar aun más de lo que ya estaba.
Esta vez no sería la misma Sam, volvería a sus viejas andanzas, manteniéndose alejada de todo tipo de afecto que pudiesen empañar las ideas de la muchacha, no volvería a confiar en nadie, de eso no había duda, en la psi se había creado un nuevo muro inquebrantable, ya no podrían saber si realmente lo sentía, si le dolía, nadie iba a ver llorar a la muchacha otra vez ¿y del perdón? Lo dudaba, su irracionalidad injustificada estaba comenzando a hilar pequeños hilos de marioneta en todo su cuerpo, y no iba a dar un paso atrás cuando de venganza se trataba, pero necesitaba tiempo, y lo tomaría con calma, tenía paciencia para hacer cosas de ese tipo, no era primera vez que los pequeños ojos oscuros, presenciaban algún encuentro poco fortunio para sus víctimas, pues no había que juzgar por su apariencia, una mujer despechada, dolida, y traccionada podía ser la culminación de su suerte.
Abrió su libro, buscando algunas paginas que sus ojos reconocían a la primera letra plasmada en manuscrito, siempre los revisaba y memorizaba, a veces anotaba cosas extras, resultados que ella presencio en actos macabros de algún tipo de “brujería” que hizo. Sam era morbosa, le gustaba ver torturar a las personas, no sentía muchas emociones, porque en realidad no necesitaba sentirlas, o eso creía.
Cuando su lectura parecía silenciosa en su mente, ruidos y pasos de un intruso la hicieron mirar con calma a su costado. Un chico de ojos rasgados, piel blanca como la propia, y una mirada de molestia apareció cual fantasma invocado en su tablero, la mirada de Sam fue fija,  no sabía quien era pero no le temía. Lo siguió observando, alzando una ceja hasta ver que el se sentaba a su lado, Sam continúo mirándolo y luego desvió la mirada a sus libros para continuar de su lectura. Si el muchacho no la molestaba, ella tampoco tendría porque hacerlo, era tan simple como eso, entre más dejasen a la muchacha estar en su mundo, menos problemas tendrían con alguien tan vengativa como ella.
Las hojas recorrieron entre sus dedos pequeños, continuó de su lectura como si leer un libro de satanismo fuese algo normal en la vida diaria, el olor a cigarro chocó con su nariz, hace mucho que no fumaba, ¿sería prudente? ¿el hablarle no lo convertiría en cercano? Porque a su juicio suponía que era otro huésped de aquella fraternidad; más en una expresión de curiosidad lo miró a su lado. - ¿Tienes otro? Creo que necesito uno. -Explicó por el nudo de su garganta, el olor a nicotina le llamaba, y estaba en el desconocido en ayudarle. – Por cierto, me gustan tus ojos, cuando no los necesites, dámelos, o véndemelos.-Muy normal ella entablaba ese tipo de comentarios, en su mente todo era cotidiano.
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misery00 · 7 years ago
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⇢ Personalidad:
Es una chica reservada con su vida social. No suele hablar mucho ni buscar mucho a la gente, porque para ella, la soledad es mejor compañía que cualquier otro individuo hipócrita. Se mueve entre las masas populares discretamente, no suele sonreír, a menos que realmente le cause gracia algo, aunque eso no pasa con frecuencia. La gente que desborda alegría tiende a generar dolor de cabeza.
En tanto a su personalidad puede ser algo compleja de entender, es muy variante en estados de humor, tiene una actitud a simple vista muy tranquila, pero no intenten colmar su paciencia, o sacara su lado sádico.
Como amante de la soledad, siempre esta alejada de todos, la podrás ver en los rincones más anónimos de la universidad, siempre leyendo algún libro esotérico, o dibujando extraños cuerpos con rostros desformes. Le gusta el arte, sobre todo pintar cosas que mantengan su propiedad “pura” y no esté contaminada de algún sentimiento.
Tiene una melancolía profunda guardada dentro de si, no intentes pasarte de listo con ella, o ganarás una sombra sigilosa tras de ti. 
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⇢ Historia:
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Sam, una chica centrada que a veces era invisible para la sociedad. Había nacido un 10 de Febrero en una acomodada familia de prestigiosa reputación. Nunca fue como las chicas de su familia, menos como sus primas, siempre hubo algo diferente en ella que la hizo poco a poco caer en la irrelevancia y ser menos notadas incluso para sus padres, además que siendo ellos tan trabajadores nunca se preocuparon del estado emocional de la muchacha, más solo de sus comodidades, aunque lo cierto es que ella jamás gastaba más de lo necesario.  Estudiaba en un colegio privado, uno costoso y de excelente prestigio que en vez de haber entregado alegrías y nuevas experiencias solo le entregó momentos de agonía y agresiones físicas por su personalidad diferente de ser. Su cabello, su ropa, todo en ella era siempre juzgado por su aspecto algo colonia, o más bien gótico, a pesar de todo jamás les prestaba atención y vivía reprimiendo su odio escondida entre libros que a menudo eran de brujería, y todo lo relacionado con el esoterismo. Como amaba la lectura oscura, mucho más cuando de esos antiguos textos que conseguía por lugares secretos del pueblo le garantizaban una tarde en tranquilidad, fuera de todos aquellos que la hicieran sentir más miserable de lo que era. Su única amiga, le decía que tuviese cuidado al practicar brujería, que todo se revertiría hacia su alma a lo que  Sam le respondía ¿Alma? ¿Qué es eso más que una simple alusión de la vida?, la gente solía creer en cosas tan absurdas sin ni siquiera comprobar la existencia de ellos. Pero la blanca chica, sabía que lo que tenía entre sus manos en parte era real, no la magia pero si quien la practicaba ¿No es acaso el mismo lector que actúa? Era eso, el manipulador de los libros quien actuaba inconscientemente para dañar gente. Muchas veces re leía cosas y textos en lenguas extrañas entusiasmada con todo. Si fuera real todo, si tan solo eso existiera, ella leería un y mil veces la pagina 98, esa pagina tan bella como ninguna. Narraba la historia y la forma de hacer que cada uno de los seres sufriera en agonía, si esto fuera real las usaría con ese maldito y con todos los que la humillaron alguna vez, pero no más. Aunque no lo crean, solía ser una chica muy tranquila, una amante incluso de las flores, pero ahora incluso eso la aborrecía pues solo le hacían recordar antiguas experiencias vividas, de esos típicos desamores que solo ansias borrarlos de tu mente y alama pero que permanecen como estacas tangibles en cada parte de tu cuerpo. Las humillaciones y traiciones continuaron en la vida de la chica, hasta que poco a poco se dio cuenta que todos en los que confiaban, la habían traicionado por ser como ellos, por no atreverse a ser diferente, por no decir lo que de verdad sentían, pero era su propia culpa por haber cometido el error de enamorarse de él.
Pero no más.  
Aquella tarde, con su ropa rasgada, labios ensangrentados y piel llena de hematomas, logró salir de un cajón que la habían encerrado porque la llamaban vampira, por poco y perdía el aire, por poco y moría. Salió de ahí desesperada, con el cabello desordenado y los ojos húmedos, caminando fuera de ahí corriendo lejos de ahí pensando ¿Por qué lo hacían? Por ser distinta a los demás, por atreverse a tener otra vida otro sentimiento que no fuera común entre la sociedad. Solía escaparse a los bosques cuya cúspide del más frondoso cerro tenía una pequeña cabaña ¿De quién era? Una vieja anciana que habitaba a los lejos, a veces la miraba y sabía que terminaría como ella; arrugada sola, dedicada hacer sus cultos y actividades esotéricas pero feliz… No ansiaba más que arrancarse el corazón y vivir sin el ¿Era posible? Buscaría una forma de ser hacer posible los más recogidos y oscuros pensamientos de su mente. Más tarde luego de aprovechar el máximo con la anciana, se despidió de quien fue su más preciada joya en esta inmundicia de pueblo en el que sus padres no hacían más que llenar de centros comerciales bajo su apellido, hubiera querido que todos ardieran como en el infierno pero la anciana tenía razón. “Vivirán en su más mísera soledad tarde o temprano” Y solo así sabrán cómo te sentías. Ahogada en sentimientos de tristeza por dejarla, se llevo consigo pequeños libros de esotéricas cosas hasta su casa. Sus padres no entendían porque quería irse de ese país, quizás porque ella jamás les contaba ¿para qué? Nunca estaban, nunca entenderían la gravedad, así que sin más preocupaciones, arreglaron todo para trasladarla a NewYork, un lugar muy lejos. Un auto color blanquecino la esperaba para marcharse de lo que una vez llamo hogar. La trasladarían a una universidad, no por temor a quienes la molestaban si no por trabajo de sus padres, ellos no sabían lo que había sucedido, jamás les diría, a pesar de que eran unos miserables, no quería angustiarlos, porque a pesar de todo Sam se sentía una carga.
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⇢ Otros:
-Se dice que hace brujería. Y es cierto, pero como hobbie.
-Le gusta el esoterismo. 
-Fuma de vez en cuando.
-Es muy callada. 
-No le gusta la gente alegre.
-Como te odie no te librarás de ella.
-Es capaz de dañar a quienes la molesten.
-Es depresiva.
-Sufre de insomnio.
-Se pierde en lugares boscosos por gusto.
-Le gusta hacer rituales.
-Tiene un gato llamado Eddie. 
-Lee muchos libros de terror.
-No le gusta mucho comer.
-Siente rechazo hacía las personas sin motivo. 
-Se considera bruja, pero eso no “existe” 
-Le gusta dibujar.
-Le gusta la gente con colmillos. 
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⇢ Nombre del personaje : Seulgi
⇢ Grupo u Oficio: Cantante/red velvet
⇢ Imagen de su personaje 
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