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Sororidad

La agresión entre las mujeres es resultado del patriarcado que nos ha enseñado que somos valiosas cuando le pertenecemos a alguien. Por eso sentimos la necesidad de competir con otras mujeres por la atención de un hombre y culpan a la mujer cuando su pareja les es infiel, por ejemplo.

Pero, y si dejáramos de mirarnos como enemigas y lucháramos juntas por una sociedad mejor?

Las mujeres somos amigas, no rivales. Se trata de darnos una mano para empoderarnos, crear alianzas y saber que por cada mujer que se supere a sí misma, vendrán muchas otras más. Es también el reconocimiento de nuestra fuerza como colectivo para lograr cambios sociales

“La sororidad no plantea que tengamos que ser mejores amigas ni que entre todas nos caigamos bien”, “Es entender que hacemos parte de un sistema que de alguna manera a cada una nos tiene jodidas y que nos vamos a aliar para enfrentarlo”.

Pero la sororidad va más allá: propone una solidaridad transformadora para defenderse, apoyarse y luchar contra el patriarcado, conscientes de la existencia de una discriminación y de unos problemas compartidos por el hecho de ser mujeres. Y apela también a una espiritualidad propia de las mujeres y a la búsqueda de espacios comunes.

“Practicar la sororidad te permite liberarte de los estereotipos machistas que dicen que las mujeres nos envidiamos y no podemos ser amigas, de la necesidad de “ser mejor” que las demás y de las relaciones de amistad tóxicas que sólo comparten críticas y odio hacia otras mujeres. Significa por fin encontrarte con un espacio seguro donde puedes dejar de esforzarte por cumplir las expectativas que te dicta el patriarcado y ser tú misma”

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La agresión entre las mujeres es resultado del patriarcado que nos ha enseñado que somos valiosas cuando le pertenecemos a alguien. Por eso sentimos la necesidad de competir con otras mujeres por la atención de un hombre y culpan a la mujer cuando su pareja les es infiel, por ejemplo.

Pero, y si dejáramos de mirarnos como enemigas y lucháramos juntas por una sociedad mejor?

Las mujeres somos amigas, no rivales. Se trata de darnos una mano para empoderarnos, crear alianzas y saber que por cada mujer que se supere a sí misma, vendrán muchas otras más. Es también el reconocimiento de nuestra fuerza como colectivo para lograr cambios sociales

“La sororidad no plantea que tengamos que ser mejores amigas ni que entre todas nos caigamos bien”, “Es entender que hacemos parte de un sistema que de alguna manera a cada una nos tiene jodidas y que nos vamos a aliar para enfrentarlo”.

Pero la sororidad va más allá: propone una solidaridad transformadora para defenderse, apoyarse y luchar contra el patriarcado, conscientes de la existencia de una discriminación y de unos problemas compartidos por el hecho de ser mujeres. Y apela también a una espiritualidad propia de las mujeres y a la búsqueda de espacios comunes.

“Practicar la sororidad te permite liberarte de los estereotipos machistas que dicen que las mujeres nos envidiamos y no podemos ser amigas, de la necesidad de “ser mejor” que las demás y de las relaciones de amistad tóxicas que sólo comparten críticas y odio hacia otras mujeres. Significa por fin encontrarte con un espacio seguro donde puedes dejar de esforzarte por cumplir las expectativas que te dicta el patriarcado y ser tú misma”