Tumgik
orabxd · 8 months
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Miedo
El miedo es la respuesta primitiva del ser humano a cualquier estímulo que ponga en peligro a su existencia. Si si, ya me pasé al lado científico, pero es que de algo me tiene que servir todo el conocimiento que he acumulado leyendo páginas de Wikipedia, viendo videos de YouTube o documentales de NatGeo.
Hablo del miedo porque toda mi vida he vivido con el sobre mis hombros. De adolescente me costaba comprender porque tanto pavor en mi casa a lo diferente, a lo nuevo, a salir de la zona de comfort.
Me crie en un hogar estilo Coco o Encanto. Creo que Disney hizo un excelente trabajo recreando el estilo de vida de muchas familias latinoamericanas, donde la cabeza de la familia no es una figura patriarcal, sino que son las abuelas. Lo que pasa es que, en la mayoría de las veces, a estas mujeres les tocó asumir el rol principal porque fueron abandonadas por sus esposos, porque fueron madres solteras o como en mi caso, les tocó una abuela con un carácter muy complicado.
Y puedo entenderla. Haber crecido en un ambiente carente de necesidades básicas, haber tenido que perder a tu madre a muy temprana edad, tener que haber trabajado desde muy pequeña, haber perdido a su hermano (con el que comparto nombre) en un accidente en el mar, haber perdido a su padre de manera trágica, tener una familia complicada, entre otros, hace que tu carácter se torne muy fuerte por tantos golpes de la vida. Creo que mi abuela no la pensó bien cuando quiso comenzar a tener una familia a sus cortos 21 años.
Perdió a su primera hija, y el dolor con el que cuenta como esperaba a esa niña me confirma que fue otro de los traumas que ha tenido que vivir. El papá de esa niña y de mi mamá era casado, no sé qué labia habrá tenido para conquistarla sabiendo lo que estaba haciendo, pero ella quería tener un hijo con él. No se cansó hasta que en su segundo embarazo tuvo a mi mamá, y las fotos recortadas de su nacimiento en el álbum me indican que su relación no terminó de la mejor manera, era de esperarse.
A veces uno como hijo o nieto ignora muchas cosas del pasado de su familia, lo mejor es hacerlo pues la visión y respeto que uno les guarda se puede ver afectado (en dependencia de la persona y la situación), pero creo que de conocer un poco más podría comprender mejor porque algunos comportamientos.
Después de todo, se terminó casando con uno de sus amores de la adolescencia, pero como esto no es un cuento mágico, los problemas siempre persistían. Pasó una guerra, una revolución y el comunismo. La vida no parecía sonreír porque la economía producto a las sanciones de los Estados Unidos y el conflicto interno hacían difícil la supervivencia de hasta los más acomodados; pero mi abuela, incansable, luchaba para darle a mi madre un mejor futuro que el que ella tuvo.
Mi abuela, con el sacrificio de su trabajo y el apoyo de su esposo (mi abuelo que me ha criado y a quién tanto quiero) lograron darle una buena educación desde sus inicios en uno de los colegios más importantes de la ciudad. Ella se partía el lomo viajando desde mi ciudad hasta la capital a veces hasta dos veces por día, buscando materiales escolares para vender junto a una de sus más grandes amigas, mientras mi mama estudiaba y estaba en la casa.
Honestamente no se si ella sobreprotegía a mi mama o por el mismo afán de buscar una mejor vida a veces la descuidaba, pero siento que muchas veces mi mamá resiente algo con ella. No sé qué será, pero prefiero no hablar de eso porque no tengo mucha información. Lo que sí sé es que mi mamá tuvo una adolescencia algo complicada; lo poco que conozco es que no era muy dada a las clases, e incluso hubo una temporada donde ella se fue a vivir donde su papá, a una ciudad algo alejada de donde vivimos. Por lo que logro inferir, parece que hubo una discusión fuerte por lo que mi mamá tuvo que irse por un tiempo.
Mi abuela siempre fue atormentada por los fantasmas de su pasado, y en lo que si estoy seguro de que interfería en la vida de mi mamá era en su vida amorosa. No la culpo tampoco, ella quería un mejor futuro para su hija, y que mejor forma que garantizándole una vida buena con un hombre bueno, que la quisiera y que supiera apreciarla. Pero creo que, en vez de ayudarle, más bien la dañó.
Mi abuela es del tipo de persona que, si dice que se tiene que hacer algo, lo quiere exactamente en el segundo que lo dice y a cómo lo dice. No hay paso para la flexibilidad. Algo que ella misma denomina "picazón de culo", porque es una característica que comparte con sus otros dos hermanos. Ese pequeño detalle fue el causante de muchas peleas con mi mamá porque, ella no quiso a uno de sus pretendientes por considerarlo inapropiado para ella. Y pues no niego que tuviera razón, pero en esta vida todos debemos de ser capaces de tropezar y levantarnos de nuevo; todo se trata de aprender, lo bueno y lo malo.
Mi mamá es sumamente dependiente de lo que hace y dice mi abuela. Y después de su enfermedad eso no desapareció, más bien se hizo peor. Un par de meses antes que mi mamá sufriera su derrame cerebral, ella había estado teniendo acercamientos de nuevo con ese hombre que mi abuela pensaba que había desaparecido de sus vidas. Fue tanto el problema que recuerdo que mi mamá me dijo que buscara casas donde rentar porque ya no quería seguir viviendo acá.
Recuerdo como si fuera ayer, verlas pelear cómo nunca. Usualmente mi abuelo antes de irse a trabajar después del almuerzo me dejaba cinco pesos y yo compraba mi merienda para la tarde que constaba de un juguito de dos pesos y dos panes dulces de uno cincuenta cada uno. Después de regresar de la venta me encuentro con la escena de la pelea entre mi abuela y mi mamá en la cocina; no recuerdo muy bien que decían, pero sí sé que era fuerte porque mi mamá estaba llorando y tenía sus ojos rojos. Y yo desde el pasillo les decía que dejaran de pelear, pero no me hacían caso. Arrojé la bolsa con el juguito de dos pesos en el suelo para hacer que dejaran de pelear, pero aun así seguían gritándose. El suelo estaba lleno del líquido rojo que salió de la bolsa desparramada y yo creo que de ver la escena yo estaba llorando también, no recuerdo. Mi mamá ya se tenía que ir de regreso al trabajo y recuerdo que entre lágrimas me decía que todo iba a estar bien, y que la llamara en caso de que algo pasara.
Yéndonos un poco atrás, cuando mi mamá se dio cuenta que estaba embarazada de mi se encontraba en un punto cúspide de su vida. Le hacía falta poco para terminar su carrera universitaria (ella ya tenía educación técnica y trabajaba con mi papá porque producto de su cortejo, el jefe anterior la había despedido). Mi mamá prefiere no contarme muchas cosas sobre esa época de su vida, me parece que fue muy difícil, pero ella solo prefiere hablarme de cuanto me esperaba y de algunas dificultades de salud que había pasado. Mi papá se hizo el loco y la dejó con el problema sola; si bien se hizo económicamente responsable desde el momento que supo que iba a tener un hijo, él se desapareció. Es una persona rara, creo que despues de todo lo que ha tenido que ocultar y pretender, quedó loco por querer mostrar algo que no era.
A diferencia de otras madres que hubieran dejado a su suerte a sus hijas despues de semejante acontecimiento, mi abuela apoyó mucho a mi mamá. El trato que hicieron fue que ella se encargaría de criarme mientras mi mamá trabajaba y colaboraba económicamente con las cosas de la casa. Y así ha sido hasta el día de hoy.
Luego de la pelea que tuvieron, las cosas en la casa no andaban muy bien. Mi abuela consiguió un trabajo con una vieja amiga que vendía ropa y muchas veces me tocaba quedarme solo en la casa despues de clases. Ella se encargaba de hacer el almuerzo y los quehaceres del hogar, pero durante ese tiempo la casa parecía abandonada. Por otra parte, mi mamá se estaba encontrando así misma.
Creo que nunca en la vida la había visto ser tan responsable con el hogar. Se levantaba más temprano de lo usual porque ahora le tocaba lavar mi ropa y la suya (cosa que mi abuela hacía antes). Le tocaba limpiar su cuarto y parte de la casa. Esa parte de la historia me parece muy buena, se hizo independiente finalmente; lastimosamente dos meses despues de todo eso, ella sufriría un derrame cerebral que casi le cuesta la vida, producto del estrés laboral, estrés personal, sus finanzas y su vanidad, pues solía consumir unas pastillas para adelgazar que no le hicieron ningún bien.
La recuerdo como con un brillo diferente. En ese momento iba a ser promovida de puesto pues su jefe se había jubilado y quería que ella fuera su sucesora porque se conocía todo el teje y maneje de la administración. Pero como en todos lados, siempre hubo gente serruchándole el piso, lo que contribuyó a su colapso un 14 de noviembre de 2009.
Fueron días difíciles. Yo no sabía que pasaba. En ese momento solía dormir en la misma cama que mi mamá, pero no me di cuenta en qué momento pasó todo lo que pasó. Según me cuentan, mi mamá se había levantado normalmente al baño en la mañana, pero cuando quiso salir del baño no pudo levantarse. Le gritó por ayuda a mi abuela y llamaron a mi tío, quién las llevo a la clínica previsional para que la revisaran. Pasaron varios días y los médicos incompetentes no sabían que era lo que tenía cuando claramente se trataba de un derrame cerebral; todo era un círculo de emociones y nuevas experiencias que no sabría cómo explicar. Nadie me daba respuestas, solo sabía que mi mamá estaba enferma pero no sabía cuándo iba a regresar, nunca había estado tan lejos de ella en toda mi vida.
Uno de los días que la llegaba a visitar a la clínica yo ya no la pude ver porque había caído en coma. Recuerdo que uno de mis tíos fue a buscar a una de sus hermanas que estaba estudiando enfermería en el hospital general de la ciudad y cuando veníamos doblando por la esquina, recuerdo haber visto a mi abuela llorar y con mucha gente rodeándola. Al parecer, el doctor le había dicho que solamente restaba esperar pues mi madre tenía 3/4 partes de su cerebro muerto.
Los milagros existen, y lo comprobé con todo esto que les cuento. Inmediatamente que mi tía enfermera llegó, ordenaron su traslado al hospital general y fue ingresada a cuidados intensivos. Pasaron alrededor de diez o quince días hasta que recobró su conciencia. No sé qué pasó, solo sé que la vida le dio una segunda oportunidad para verme crecer y para arreglar su vida.
Se acercaban los días festivos y recuerdo ver a mi mamá sentada sin poderse mover mucho, dependía de una sonda para poder comer y de sus medicamentos para poder sobrevivir. El rastro de aquella persona vívida se había borrado y solamente quedaba el cuerpo consumido de lo que alguna vez había sido. Para fin de año, las emociones estaban a flor de piel, y recuerdo que, al sonar las doce de la medianoche, ya en año nuevo, todos los adultos que estaban acompañándole se pusieron a llorar porque en la vida se habían imaginado todo lo que les había sucedido.
Pasaron meses de larga recuperación. Pudo volver a caminar, volver a tragar y poquito a poquito recuperar parte de su vida cotidiana. Pero algo de lo que no estoy conforme es que se haya vuelto tan dependiente de mi abuela.
Mi abuela en su afán por limpiar su consciencia de todo lo que había pasado la convirtió en un ser dependiente de ella. Si bien mi mamá sufre de mareos y otros padecimientos crónicos, estoy seguro de que ella puede hacer muchas cosas que por miedo no hace. Estoy seguro de que si acudiera a un psicólogo y a un terapista podría ser más independiente. No solo se trata de ser dependiente en asuntos de movilidad, sino que también en asuntos emocionales y económicos.
Y todos estos miedos me los han transferido. No solo por haber sido hijo único y haber sido sobre protegido por todas las razones que les he planteado anteriormente, tener que vivir lo mismo que ellas han vivido y pasar por todas las dificultades, sino que también tienen miedo de perder todo lo que les ha costado reconstruir.
El miedo de mi abuela a perderme a como perdió a su hermano cuando la intentaba rescatar en mar abierto y a su padre cuando lo perdió debido a un individuo que le disparó y le arrebató su vida; el miedo de mi mamá de perderme como casi pasa cuando sufrió su derrame. Si me quedara paralizado por el miedo, nunca hubiera sido capaz siquiera de salir de mi cuarto por temor a morir en la calle.
La vida es como una ruleta rusa, a como me puede tocar un día salir a la calle y que sea el último día que viva, también puede que no. Es como el gato de Schrödinger, si no abro la caja de mis probabilidades nunca sabré si es posible aspirar a mejores cosas solo por tener miedo de abrirla.
Cada día que paso lucho por ser diferente, por nadar en contra de la corriente y ser mejor. No me gusta tener que contradecir lo que me dicen en la casa porque no quiero ser irrespetuoso, pero es que despues de probarme que puedo con todo al haber salido de mi zona de comfort y al haber vivido solo por un año, no puedo querer menos.
Está en mi naturaleza querer probar nuevas cosas, pero mis fantasmas siempre me atormentan diciéndome que tal vez me muera por hacerlo, pero ¿qué tal y si no?
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orabxd · 8 months
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Sin amigos
Parece que el fantasma de aquel niño gordito de ocho años que se sentaba solo en recreo nunca desaparece.
No recuerdo haber tenido malas experiencias en preescolar en referencia a hacer amistades. Generalmente mis compañeros eran niños que vivían en el mismo barrio donde mí, y todos nos hablábamos con todos. Lo único fue cuando me amarraron a la asta de la bandera con una niña gordita porque según los otros niños, éramos compatibles por ser así. Pero todo cambió cuando comencé primaria.
No me quiero quejar del colegio donde estudié porque de una u otra forma, todo lo que pasé y todo lo que me enseñaron allá me hizo quien soy hoy, pero debo decir que ahí fue donde pasé de los peores tragos amargos de mi vida. Honestamente yo no sabía que cambios implicaban el pasar de kinder a primaria; tenía solo seis años y hacía lo que mi mamá me decía. Recuerdo un día de tantos salir con ella hacía un lugar nuevo, un lugar que estaba lleno de personas que nunca había conocido y donde me dejó por un par de horas para "jugar". Estaba haciendo mi examen de admisión para esta nueva escuela.
Los días pasaron y recuerdo que me gradué del preescolar con todo y toga. El año escolar comenzaba y mi mamá siempre me aconsejaba de portarme bien porque generalmente yo era un huracán en la casa y ella solo quería mi bien. Le pregunté que qué había pasado con mis amigos y me dijo que ellos ya no iban a estar, que me tocaría hacer nuevos amigos. Yo como un niño sin saber, le pregunté que cómo se hacían amigos, y ella me respondió con que solo se los preguntara.
Recuerdo haber entrado al salón de clases, había quedado en primero B. La mayoría de los niños parecían haberse conocido desde antes, estaban sentados juntos y el aula estaba ordenada en forma de circulo; recuerdo acercarme a un grupo de niños que parecían conocerse desde antes y solo les pregunté que si podía ser su amigo. Uno de ellos, sin pensarlo dos veces me dijo que no porque era una albóndiga con patas, en referencia a mi apariencia. ¿Por qué los niños pueden ser tan crueles? ¿Qué culpa tenía yo para recibir ese insulto en ese momento cuando me encontraba tan vulnerable?
Los días pasaban y me sentía solo. Mi mamá le había pedido el favor a un vecino de llevarme a la escuela en su carro porque su hijo también estudiaba conmigo, y pensé que ese podía ser mi grupo de amigos pues además de ser mis vecinos habían estudiado conmigo antes y también asistía a escuela dominical con ellos. Pero cada vez que me acercaba a ellos, se corrían de mí. Eran el tipo de niños que estaban obsesionados con el estilo de vida gringo que habían aprendido viendo series de Disney Channel; me imagino que en algún momento pensaron que ser crueles era ser genial. Cada vez que me quería unir con ellos, salían corriendo, si no, me dejaban de hablar y yo no entendía nada. Si jugábamos landa landa, siempre me tocaba a mí y siempre se escondían para deshacerse de mi presencia. ¿Qué había hecho mal para merecer tanto desprecio?
Por si no fuera poco, los niños del aula comenzaron a echarme la culpa de todo lo que pasaba a mí (y eso duró un buen tiempo hasta secundaria). Tal vez yo me encontraba sentado tranquilamente, llegaba una niña y vaciaba su corrector sobre la paleta de mi silla y después llamaba a la profesora para decirle que yo había hecho eso a propósito. Me sentía a mi suerte, abandonado y sin ayuda de nadie; cosa que cambió brevemente pero nunca desapareció.
Varias veces mi abuela me visitó por las mañanas antes de entrar a clases porque iba a comprar pan en una panadería cerca de la escuela. Recuerdo estar sentado en una mesa frente al aula de clases y ella me preguntó que porqué estaba solo. De repente un niño llegó y le dijo que él había sido mi amigo, pero yo no recordaba haberle hablado antes. Si bien me habló un poco más después de ese incidente, era recurrente, no era alguien que estuviera presente.
Pasó el año y en segundo había quedado con uno de mis amigos de preescolar. Al mismo momento, estaba entablando amistad con amigo de él porque resulta que se llamaban parecido y eso los había unido; eran Orlando y Hernando. Pero el mismo niño que me había negado su amistad comenzó a molestar a Orlando, en referencia a que porqué me hablaba si yo no merecía que nadie lo hiciera. Sinceramente no sé qué le pasaba a ese niño, parece que desde pequeño tenía algo mal en su cabeza y lastimosamente no fue la última vez que me haría la vida imposible. El año transcurrió bastante bien gracias a esa amistad que había hecho con Orlando y Hernando, pero por cosas de la vida nos separaron al año siguiente, volviendo a la misma tortura de antes.
Para no cansarles el cuento, fue la misma historia. La gente prefería no hablarme porque había otros que les decían que no lo hicieran. ¿Será que tenía una enfermedad contagiosa que nadie quería acercarse a mí? Incluso las niñas me tenían asco, y no era porque no me bañara bien (cosa que siempre me inculcaron en la casa); no sé por qué. Me sentía como el patito feo, siempre era el último en ser elegido y nunca me invitaban a ninguna actividad.
Una cosa que afectó a mi generación fue la televisión. Los padres de familia de mis compañeros nunca supervisaron lo que veían (incluyéndome), ni se interesaban en aconsejarlos para que fueran buenas personas. Parece que solamente las cosas negativas tomaban en cuenta y de eso hacían repetición en la vida real.
Hubo una serie de televisión muy famosa en toda Latinoamérica titulada "Patito Feo", y la cual pasaban tanto en Disney Channel como en televisión nacional; era un fenómeno internacional y todos querían ser o populares o divinas. Se suponía que las divinas eran las antagonistas de los populares; los populares eran los buenos, los inadaptados sociales, los que no tenían lujos y que no eran convencionales, que se habían agrupado para ser una fuerza en la escuela y hacerse compañía.
Pero en mi escuela irónicamente se había creado un grupo de niños que se autodenominaban "los populares" y prácticamente hacían todo lo que las divinas en la serie original. Eran los niños que no tenían supervisión de sus padres, los que tenían más libertades que el resto y que por eso se consideraban superiores. A la edad de diez años comenzaban a tomar alcohol, ir a fiestas y a besarse entre ellos. ¿Hormonas? ¿Televisión? ¿Poca supervisión? Yo solo sé que quería ser parte de ellos.
Parece que me quería salir del molde. Me tocaba portarme bien porque dada la enfermedad de mi mamá, tenía que comportarme, tenía que reprimir mis instintos de rebeldía porque no quería serle el causante de otro derrame cerebral.
Durante mucho tiempo perseguí el propósito de convertirme en popular porque quería tener amigos, quería tener reconocimiento y quería ser alguien en el colegio. Y por cosas de la vida, lo logré y no me gustó.
Durante ese proceso para ser amigo de ellos tuve que soportar cosas dignas de retos de fraternidad en universidad americana. Tuve que deshacerme de mi personalidad y de mis valores para poder encajar en un lugar donde nadie me quería. Cuando me di cuenta de todo lo que me había pasado me cuestioné porque soy así, porque mi insistencia de ser popular si al final era dejar mi esencia.
No voy a negar que si disfrute de los privilegios de ser parte de ese grupo. Conocí a un montón de personas, pero solamente superficialmente, gané conexiones y me hice un lugar dentro de la escuela cómo alguien que sabía de tecnología. Estaba invitado a cada fiesta grande de quince años y andaba en la pelota de los más importantes, pero todo a costa de autoestima y amor propio.
Fueron años negros, con recuerdos que hoy me siguen atormentando y sentimientos que me siguen diciendo que no soy merecedor de nada, que estorbo y que no tengo amigos, como cuando estaba pequeño. Me sentía miserable, hipócrita y les había cerrado la puerta en la cara a los pocos amigos que tenía antes al haberlos cambiado por gente que no me quería con ellos. Y esto lo sé de primera mano cuando la persona que me había abierto la puerta a "los populares" me lo dijo sin remordimiento.
Gracias a Dios tuve mi arco de redención. Después de sentirme miserable por eso que me dijeron, busqué a mis amigos de antes y les pedí perdón. Pasaron un par de meses donde vagué sin un rumbo fijo hasta que comenzó mi historia con los Doggos, que conté en un post anterior. Había logrado mi propio grupo de "populares", hecho a medida como en la serie de televisión.
En la universidad fue relativamente sencillo hacer amigos. Al final ya todos estábamos en el mismo lugar porque compartíamos intereses en común, pero los rezagos de esa triste infancia me seguían atormentando de vez en cuando, sintiéndome poca cosa, como un perrito recién regañado sentado en una esquina y viendo a los demás con sus ojos llorosos.
No sé qué será. Envío un mensaje y si no me responden me comienzo a imaginar que la otra persona está cansada de mí, que soy un estorbo y que mejor debería alejarme para no causar más conflicto. Tal vez así sea, tal vez no; no le puedo exigir a la gente que me quiera ni que me soporte, prefiero no molestar ni ser insistente, pero cuando lo hago es porque de verdad me interesa esa persona.
Espero algún día dejar de sentirme así.
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orabxd · 8 months
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Crisis de identidad
Si bien vivíamos apretados económicamente, nunca me hizo falta amor en la casa. Me siento sumamente afortunado que crecí con el amor de mis abuelos y de mi madre, en un lugar donde después de mi nacimiento se trató de llevar la fiesta en paz luego de vivir una vida turbulenta con la familia y vecinos.
Crecí en una zona digamos que buena, no es ni muy buena ni muy mala, algo promedio pensaría uno. De mi cuadra era el único niño de mi edad, razón por la cual crecí sin amigos por acá, y aunque hubiera habido alguno, dudo que la sobreprotección con la que se me manejaba me hubiera permitido entablar algún tipo de amistad. Mis amigos eran mis primos, pero todos vivíamos de punta a punta; la escuela no fue en sus primeros años necesariamente un lugar donde me abundaban los amigos y si bien tenía un par de ellos, después de finalizado el año escolar era seguro que nos mezclaban para que pudiéramos conocernos todos con todos.
Mis primos y yo éramos un terremoto cuando estábamos pequeños. Recuerdo jugar inocentemente con ellos con latas e hilos, hablarle al abanico para escuchar nuestra voz distorsionada y correr por toda la casa mientras mi mama y mi abuela hablaban con mis tías de cualquier cosa. Al crecer, solamente conservé una amistad significativa con mi prima; el otro por cosas del destino y la irresponsabilidad de su padre vivió una vida muy difícil, con poco acceso a la educación y sentimientos conflictivos, de paso es fanático del gobierno, no les canso el cuento. A veces hubiera querido ayudarle, que la vida le hubiera sonreído de forma diferente, pero ¿qué podía hacer?
De mi prima estoy orgulloso, como nos hemos criado prácticamente juntos me ha tocado verla superar cada una de sus etapas de manera satisfactoria. La ayudé a estudiar en el mismo colegio donde estudié yo y de cierta forma siento que la impulsé a continuar con sus sueños, ¡hasta su roomie estudió inglés conmigo!
Pero debo de reconocer que a veces sentía que no encajaba en mi familia. Una parte de la familia digamos que no "anda en buenos pasos", es algo conflictiva y honestamente yo le huyo a los problemas. Prefiero vivir tranquilo, no meterme con nadie y que nadie se meta conmigo.
Siempre supe por mi mamá que la familia de mi papá era bien instruida, tenían posibilidades y que de casualidad había heredado su carácter sin siquiera haberme criado con ellos. Era una curiosidad que siempre tuve, sabía de mi tío porque generalmente lo tenía presente, si me hacía falta algo le pedía el favor de ayudarme (siempre con muchísima vergüenza porque se me acostumbro a no pedir) y él nunca me decía que no. Sabía que tenía como una docena más de tíos y que había un par que me querían conocer pero que por cosas de la vida nunca se dio la oportunidad.
De mis abuelos mi mamá me había contado cosas buenas y algunas no tan buenas, ella siempre trató de no meter rencor en mi en contra de nadie porque siempre ha sido una persona noble. Lastimosamente debió tener un hijo con el miembro más loco de la familia.
Cuando sufrí mi primera crisis de identidad tenía 16 años. Estaba terminando secundaria y a mí se me metió por querer conocer a mis abuelos pues ya estaba terminando una de las etapas más importantes de mi vida y pues... me agarró picazón. Mi mamá siempre respetó las decisiones que tomaba en referencia a mi familia paterna. Al finalizar el colegio, hacía falta dinero para completar ciertos gastos y cómo siempre, tocaba "consultar" con mi papá para ver si se podía obtener un poco más de dinero. Por la enfermedad de mi mamá y los gastos de la casa generalmente no sobraba más que para lo necesario y cuando había un evento importante, lo común era hacer algo pequeño entre los cuatro de la casa y uno que otro invitado que nos visitaba de casualidad. Esta vez queríamos hacer una celebración y recuerdo que le habíamos pedido a mi papá por 1000 extras para completar la comida. Era lo único.
Generalmente para comunicarnos con él había que usar intermediarios. No sé en qué siglo pensaba que estábamos, como si se tratara de telenovelas de época donde había que avisarle al mandador para obtener una respuesta, literalmente así funcionaba. A mí me enojaba que, si el respondía una grosería, el mandador se la decía a mi mamá, cómo si el tuviera algún derecho moral para hablarle así a ella. Llegó la gota que derramó el vaso y decidí entablar la comunicación yo mismo con este personaje para evitarle a mi mamá más tragos amargos.
Resulta que resultado de la crisis de identidad, me surgió la idea de invitar a mis abuelos a mi graduación de secundaria, así como a un tío que tenía mucho tiempo de quererme conocer. De repente me encontraba en la puerta de la casa de ellos, sabía dónde era porque siempre que pasaba por ahí en el bus mi mamá o abuela me decían que allí era la casa de ellos, pero jamás me había animado a entrar porque sentía que no pertenecía, que podía encontrarme con algo que no quería ver, que podía ver a mi papá y que me podía decir algo y quebrantarme más de lo que ya estaba.
En la entrada había una colección de placas con los nombres de ellos y un par de amigos con los que andaba se quedaron examinando lo que decía cada una de ellas. En la puerta del despacho me esperaba una de mis tías, y con la confianza como si me hubiera conocido de toda la vida me hizo sentir bienvenido y me dijo que me sentara para recibir a mis abuelos que me querían conocer. Yo pensaba que solo iba a dejar las tarjetas de invitación y ya me regresaba, al menos eso era lo que les había dicho a mis amigos que me estaban esperando afuera del pórtico.
De repente, veo a mis dos abuelos apareciendo por uno de los costados del patio central de la casa, de estilo colonial como las que caracterizan a mi ciudad. Mis abuelos lucían conservados, eran dos personas que se habían casado por amor, como en los cuentos de hadas y que estaban hechos a la antigua (naturalmente). Habían tenido la oportunidad de llevar una vida sana, llena de mucha familia porque habían formado a sus diez hijos y parte de sus nietos. En ese momento, mi abuelo necesitaba un poco más de atención pues los años ya pesaban sobre su cuerpo, en su tiempo, robusto; en cambio, mi abuela se movía por toda la casa con su andarivel, maquillada a como le gustaba y siempre bien vestida. Recuerdo haberle dado la mano para sentarse porque yo ya tenía la experiencia cuando me llegaba a visitar la tía de mi abuela materna, quien era una reliquia en la familia.
Por dentro estaba sumamente nervioso, no sabía que estarían pensando de mí. Según mi mamá, yo era un retrato de mi papá de forma física y en comportamiento; me daba miedo pensar que en uno de esos cuartos estaba él y que me apareciera de repente porque no estaba preparado para saber que decir. Era una situación que no podía controlar y que por eso me causaba pánico.
Pero mis abuelos fueron dulces, creo que fue menos traumático de lo que esperé. Me preguntaron de todo, cuál era mi nombre, cuántos años tenía, dónde había estudiado, sobre mis notas, mis hobbies, de todo un poco. Creo que la visita duro menos de quince minutos porque recuerdo sentirme incomodo por todo lo que había pasado y porque tenía a mis amigos esperándome afuera, pero esa pequeña prueba me hizo interesarme un poco más por todo.
Mis dos abuelos ya habían vivido su vida, todos sus hijos de cierta manera se encontraban realizando las suyas y ellos se encontraban la mayor parte del tiempo solos en esa enorme casa que era habitada en su mayoría por gente que trabajaba ahí como ayudantes del hogar o personal de las fincas. Eso en especial me movió porque algo por dentro me decía que podría ayudarles a sobrellevar su vida diaria de una forma menos rutinaria.
Esa visita fue el motivo por el cual mi papá me negó esos 1000 pesos. No sé qué clase de problemas tenga él, pero ese fue el comienzo de un calvario que culminó con el hecho de que me negara la pensión que me daba desde que mi mamá se dio cuenta que estaba embarazada de mí.
Posteriormente comencé a conocer más a mi familia paterna. A veces me forzaba a asistir a algunas reuniones porque quería comprender porque era como era. Por qué era gritón, por qué era explosivo, mandón y por qué siempre debía de tener la razón, entre otros. Pero, aun así, sintiéndome de cierta forma inferior, me di cuenta de que todos me trataban con respeto como si fuera uno más de ellos, porque efectivamente, si lo era. Mis primos contemporáneos siempre buscaban como entablar conversación conmigo, tratábamos de encontrar puntos en común y al final se desarrolló una muy bonita amistad. Pero el fantasma de lo que mi papá pensaba o de lo que la gente decía por ser un hijo antes del matrimonio siempre me acechaba.
Aprendí a sobre llevar mi historia porque al final, es mía. ¿Si yo no la voy a aceptar, entonces quién lo hará?
Mi papá continuó molestando con su cobardía, queriendo evitar que media ciudad se diera cuenta de que no era lo que quería aparentar. Esto en específico me motiva a ser diferente, a dejar la cobardía y mis pretensiones de un lado para convertirme en una persona diferente y no repetir su historia.
Mis abuelos fueron excelentes conmigo. Cada día que pasa me imagino como hubiera sido mi relación con ellos si toda esta situación se hubiera desarrollado de forma diferente. Mi abuelo murió el 2019 y recuerdo que eso fue uno de los detonantes de mi ansiedad pues casi me toca enfrentarme con uno de mis mayores miedos: el confrontar a mi padre cara a cara.
Con mi abuela si pude desarrollar una conexión un poco más profunda. Era una señora buena, un alma caritativa que le gustaba ayudar a los menos favorecidos y que estaba en conexión con Dios. Recuerdo que siempre le llevaba un pastel de la mejor panadería de la ciudad y ella siempre me daba 500 pesos para que me ayudara en mis gastos de la universidad. Hablábamos de todo un poco y ella siempre me auguraba éxitos en mi vida, que iba a ser un personaje y que iba a ser grande. Todavía no se si lo seré, pero está en mí el deber de honrar su palabra.
Los problemas después de la muerte de mi abuelo se intensificaron a tal punto que mi papá logró dividir a toda la familia por asuntos económicos. El cansancio emocional fue marchitando poco a poco a mi abuela, quién se había dedicado a mantener a toda su familia unida por más de sesenta años.
Lastimosamente mi abuela murió repentinamente. En una semana su salud se deterioró tanto que todos estábamos sorprendidos de que todo lo que pasó hubiese pasado tan rápido. Yo me encontraba en Europa de intercambio cuando recibí la noticia de que ella estaba en agonía, justamente el día que estaba visitando Ámsterdam y le había enviado una foto de unos tulipanes que me había encontrado en el Bloemenmarkt, porque sabía que ella era amante de las flores. Siempre que tenía oportunidad le regalaba una docena de girasoles, y ella siempre fina los colocaba en un jarrón con agua para evitar que se marchitaran.
Un mes antes que todo esto pasara, recuerdo haberle pedido ayuda para completar para mi pasaje de avión y ella movió todos sus contactos para poderme ayudar. El último día que la miré antes de irme, me dijo que iba a ser la última vez que nos veríamos porque cuando yo estuviera de regreso ella ya no estaría acá. Eran palabras proféticas.
Sin duda, su impacto en mi vida fue profundo a pesar de lo corta que fue nuestra convivencia. A los días de haberla conocido, mi tío llegó a mi casa a entregarme un regalo de graduación que constaba de 100 dólares y una Medalla Milagrosa que mi abuela acostumbraba a dar a todos sus nietos para su protección. Ese era el pase VIP para formar parte de su familia.
Todavía es el día y pienso que me hubiera gustado despedirme de ellos en mejores condiciones. A mi abuelo se suponía que lo iría a visitar el día que murió y por cuestiones económicas no pude ver por última vez a mi abuela en su lecho de muerte. Solo una pequeña videollamada ya cuando no tenía fuerzas para hablar y poco tiempo antes que expirara.
Cuando vine de regreso, una de las primeras cosas que hice fue ir a su tumba a visitarla. Le pedí disculpas por no estar cerca y por ser uno de los motivos por los cual mi papá no la visitaba. De cierta manera, siento que en sus últimos días cuando todavía podía visitarla, ella se sentía reconfortada con mi presencia porque tal vez mi personalidad y físico se asemejaban al de mi padre cuando tenía mi edad.
¡Cómo hubiera querido hacer más por usted!
Hoy por hoy creo que he sanado muchas de esas heridas que me hacían sentir inseguro cuando comencé a frecuentar a esa parte de mi familia. Después de mi intercambio, mis tíos y mis primos siento que me miran con más respeto pues según palabras de uno de ellos, todo lo que logré lo hice por mis propios medios. Logré encontrar un lugar donde pude conectar con gente que pensaba parecido a como yo lo hacía y donde podía expresar una parte de mí mismo que muchas veces no era comprendido en otros lados.
Sic itur ad astra, cómo decía mi abuelo.
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orabxd · 8 months
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Dualidad onda-partícula
La dualidad onda-partícula establece que la luz puede actuar como una onda y una partícula al mismo momento. Usé esta analogía para describir este post porque hay una peculiaridad con mi persona que me gustaría analizar.
Como buen hispano/latino, la gran mayoría tenemos dos nombres. Resulta que desde pequeño en mi casa me llaman por mi segundo nombre, Rodrigo. ¡RODRIGO, VENÍ PARA ACÁ! ¡RODRIGUITO, LA COMIDA ESTÁ LISTA!
No sé qué me pasó, pero parece que el primer día de preescolar me dio pánico escénico cuando la maestra me pregunto por mi nombre y yo les respondí con lo primero que se me vino a la mente: mi primer nombre. Así fue como mi dualidad comenzó a formarse desde pequeño, en la casa era Rodrigo y en la escuela era Omar.
Describiría la personalidad de Rodrigo como más apacible, más tranquila pero que decía muchas malas palabras; después de todo en la casa si tenía permitido decir cosas así pues el dialecto de mi país no está libre de ellas. A Omar lo describiría como un poco más atrevido, era quien hacia las cosas que no le permitían hacer en la casa y quién por ser el que más tiempo pasaba fuera de la casa, el que más dominaba mi forma de ser. Aclaro que, hasta el momento, no tengo conocimiento de haber creado estas dos personalidades por algún trauma; más bien, creo que lo hice para poder diferenciar mi forma de ser de quien yo era en la casa y quien era en la escuela.
Podría decir que mis inseguridades las tengo gracias a Rodrigo, después de todo era el mimado de la casa, el que tenía que callar porque a como se acostumbra en Latam, los niños no tienen derecho de opinar en temas de adultos. Rodrigo es quien calla cuando alguien levanta la voz, quien tiene miedo de que las cosas salgan mal porque al ser hijo y nieto único lo mimaron tanto porque no querían que le pasara nada. Omar es impetuoso y enérgico, porque le tocó lidiar con el bullying de la escuela, ingenioso y perspicaz porque su naturaleza se lo pedía, pero quien quería participar en todo lo que podía para no dejar a Rodrigo sufrir de los problemas que había en casa. Ambos son sensibles, pero tenían que mostrarse fuertes para no quebrarse y ser de apoyo en el hogar, para sobrellevar los retos del día a día y convertirse en la persona de sus sueños.
Después del colegio la línea divisoria entre ambos se ha ido borrando. Es difícil mantener dos personalidades cuando uno quiere ser auténtico y en especial cuando uno quiere ser feliz y libre sin fingir ni pretender nada. Cuando Omar Rodrigo aprendió a ser independiente, a valorarse a sí mismo y a sanar sus heridas internas, pudo fusionar la dualidad onda-partícula y mostrarse a como realmente es.
Podría decir que no me gusta quien soy cuando estoy borracho. Soy demasiado extrovertido y hablo cosas de las que no me atrevo a hablar cuando estoy sobrio, pero al parecer a la gente le agrada muchísimo más esta parte de mi por lo despreocupado y relajado que puedo llegar a ser. No sé si ponerle algún tipo de etiqueta a esta persona, pero puede que llegue un día en que le permita fusionarse con mi forma de ser (obviamente sin estar alcoholizado).
Mi meta es llegar a ser como mi amigo Klaus; nadie sabe cuándo está borracho porque es el mismo todo el tiempo. Admiro eso de una persona porque me indica que es un alma noble que no necesita de máscaras para esconderse.
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orabxd · 8 months
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Lo bueno de ser bueno
Finalmente, un post no deprimente.
Desde pequeño mi filosofía de vida es no tratar a los demás como ellos me tratan a mí; esto es en referencia a aquellos años en los que el bullying era mi pan de cada día. Aprendí que, si soy bueno con los demás, puede que la vida también sea buena conmigo, o al menos voy a tener mi consciencia tranquila.
No puedo negar que, como todos, también tengo cola que me pisen. Pero puedo decir que al menos, el 95% del tiempo hago las cosas porque me nace ser bueno, me nace ayudar a la gente y me siento feliz de hacerlo. Es parte de toda esta mezcla de pensamientos como el de "amar a tu prójimo como a ti mismo" o el karma lo que me hace enfocarme en hacer el bien sin mirar a quién.
Recuerdo que desde pequeño fui bendecido con el don de reparar aparatos electrónicos y si Dios me brindó este don, quien soy yo para no usarlo para el bien común. Toda mi familia acudía a mí para saber que era lo que tenían sus teléfonos o computadoras, mi abuelo incluso les decía a sus amigos que su ñeto lo podía reparar y ya me lo traía. Todo esto hizo que poco a poco me fuera enamorando de lo que en el futuro se convertiría en mi profesión y de lo que disfruto hacer a diario. A veces ni siquiera es el dinero lo que me importa (a pesar de que muchas veces me hiciera falta), honestamente me encanta hacer lo que hago porque me siento útil.
Y no solamente con mis habilidades; no sé por qué tengo la bendición de que en mi país o en la China siempre me encuentro con gente igual de buena que mí. Cuando viví en Europa, a pesar de las dificultades que conlleva el independizarte en un país donde no hablas la lengua local, siento que hice conexión con gente igual de buena que yo. Había italianos, portugueses y alemanes que conservo en mi corazón como nadie más; los mexicanos eran como mis hermanos, aunque al comienzo eran algo reservados, y ni se digan los otros amigos que hice en el camino. Ni les cuento cuando fui a Estados Unidos; me hice de un grupo de latinos que congeniamos instantáneamente. Los dominicanos y ecuatorianos son cosa de otro mundo, y en especial los venezolanos pues compartíamos cierto tipo de traumas por las situaciones que vivimos.
Dios siempre pone la gente correcta en el lugar y momento correcto en mi vida, no puedo estar más agradecido por todo lo que me ha tocado vivir.
En la universidad, a pesar de las dificultades que habían de repente, no me puedo quejar. Compartía el mismo tipo de retraso mental con mis compañeros de carrera, razón por la cual la convivencia como grupo se hacía más amena. Las conversaciones eran tan variadas que en un momento podíamos hablar de cosas super profundas y al segundo estar hablando de memes y cosas sin sentido, todo por el simple hecho de tener el mismo tipo de humor.
En secundaria ya les había contado, tengo excelentes recuerdos de mis últimos dos años. Ojalá nuestra historia hubiera terminado en mejores condiciones.
Lo bueno de ser bueno, es que uno vive con su conciencia tranquila. Solo imagínense ir por la vida haciendo el mal sin poder dormir tranquilamente, sin poder disfrutar del sonido de la naturaleza porque tu mente te tortura por no hacer lo que se debe hacer. Pero esto ya es cuestión de cada quién.
La vida me ha puesto retos muy interesantes pero que he podido resolver satisfactoriamente. Cuando me iba de intercambio no tenía ni un céntimo para mi pasaje, a pesar de que era todo pagado, pero por esas vueltas que da el mundo, me dieron un dinero que no espectaba y pude conseguir volar al otro lado del mundo. Esta experiencia fue enriquecedora y por un momento me hizo darme cuenta de que puedo hacer todo lo que me proponga, qué puedo ser independiente y que mi valor como persona va más allá de lo que alguna vez pensé.
Y estando de intercambio en Europa, también me tocó otro intercambio en los Estados Unidos. Como me encontraba fuera del país pensé que no iba a ser capaz de llegar a mi destino pues los organizadores estaban ocupados con sus asuntos y pues yo ya tenía más de lo que mis compañeros habían obtenido (hablando de viajes e intercambios), era comprensible. Pero gracias a mi mente incansable y mi "proactividad" fui capaz de resolver todos esos conflictos como si se tratase de un gol de último minuto.
Creo que buena parte de todo lo que aprendí de ser bueno es por querer imitar a mi tío. No sé si lo había dicho antes, pero ante la ausencia de mi padre conté con un tío espectacular. Tal vez no estuvo presente físicamente el 100% del tiempo, porque como padre, esposo y empresario él también tenía que estar en sus cosas, no lo culpo, pero todo lo que él ha hecho por mí no tengo forma de devolvérselo (hasta la cama en la que duermo me la dio él).
Tal vez mi padre se hacía "responsable" de manera económica, pero mi tío cumplía el rol de consejero espiritual y ejemplo; el siempre ayudaba a quien podía y tenía un carisma único, razón por la cual aspiro a ser como el en ese sentido. Ya en otro momento le dedicaré un post completo a la breve pero significativa experiencia que tuve con mi familia paterna.
Me mueve el ayudar a los demás, es algo que disfruto mucho; ojalá algún día pueda trabajar de lleno en esto. Desde moverme para organizar las actividades en el colegio, ayudarle a mis amigos a conseguir becas, compartir hacks para que las cosas se puedan hacer más fáciles hasta mi más reciente incursión en la recomendación de talento humano para la empresa donde trabajo. ¡Qué gratificante!
La vita è bella, como dice la película, y por eso quiero vivirla.
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orabxd · 8 months
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Incertidumbre
No me quiero morir. Creo que ya había hablado en muchas ocasiones del miedo irracional que le tengo a la muerte; uno de los catalizadores de mi ansiedad y razón de la crisis existencial más grande que he tenido hasta el momento.
Hay días que honestamente me siento sin ganas de vivir, es decir, no me quiero morir, pero hubiera preferido nunca haber existido en primera instancia. Preferiría no tener que estar pasando por todo lo que estoy pasando, el no saber si mi futuro será como lo planeé; si voy a graduarme de la carrera que tanto me costó, no porque no tenga los medios para hacerlo, sino porque hay gente que me quiere arrebatar el derecho a la educación; si voy a casarme o tener hijos, no porque no quiera hacerlo, sino porque no estoy seguro si encontraré a alguien con quien hacerlo; si me tocará emigrar de nuevo pero esta vez sin un viaje de retorno, no porque me quiera ir definitivamente, sino porque así como con la carrera, hay personas que quieren arrebatarme el derecho de vivir mi vida en mi país.
Antes de 2018, mi vida la tenía planeada: saldría de secundaria en 2016 y comenzaría la universidad en 2017; culminaría la universidad en 2021 y me casaría a los 23 años. Ya voy para los 24 y con costo logré salir de secundaria y no puedo evitar tener sentimientos encontrados por fallarle a mi proyecto de vida. Tan poco seré tan brusco conmigo mismo; he viajado por el mundo, crucé el Océano Atlántico cuatro veces, viví en Europa, hice amigos de todo el mundo que hoy se han vuelto parte indispensable de mi vida a pesar de la distancia, conocí una pequeña parte de Estados Unidos, la Torre Eiffel, el Coliseo Romano, el Vaticano, los canales de Ámsterdam, el pastéis de nata, ¡MIRÉ LAS AURORAS BOREALES!
Y ustedes dirán, ¿de qué se queja este personaje? Honestamente, no lo sé. He hecho la mitad de las cosas que la mayoría de la gente sueña con hacer y aun así me sigo preocupando por lo que me puede pasar mañana. Parece que está dentro de la naturaleza humana la avaricia y el siempre querer más, el preocuparse por cosas banales y al parecer yo no soy la excepción.
Ahorita mi mayor problema es mi preocupación por mi carrera. Cuatro años y cuatro meses me tomó terminar mi plan de estudios. En 2018 por azares de la vida, una tormenta de problemas sociopolíticos azotó a mi país y cambiaron mi forma de ver la vida. Antes de esto, recuerdo estar lleno de problemas superficiales: qué si no tenía dinero para salir el próximo fin de semana, qué si mi mamá me iba a dar permiso para ir a la fiesta en el mar, qué si tenía problemas con mis antiguos amigos de secundaria; ahora todos mis problemas giran en torno a lo que sucede en mi país: qué si van a cerrar mi universidad por represalias políticas, qué si voy a tener que emigrar y dejar a mi familia de lado, qué si de repente un día entra la policía a mi casa y se lleva a toda mi familia y nos desaparecen. En fin, problemas que puede que mi mente este sobre pensando pero que no dejan de tener fundamento porque aquí todos vivimos en incertidumbre.
De todos los escenarios que mi ansiosa mente pudo haber creado antes de 2018, jamás me habría imaginado este que estoy viviendo. Es que cada día desde que pasó lo que pasó no me puedo levantar sin ver una nueva noticia que me altere internamente. Hace poco cerraron una universidad importante y no puedo dejar de sentirme preocupado por eso, pues sienta un precedente para que cualquier cosa pueda pasar con la mía; me siento como de luto, pero sin haber perdido nada todavía, siento que ya pasé todas las etapas del duelo como una antesala de preparación para lo que pueda pasar. Si no me quedé fuera del país fue porque tenía esperanzas de que mi situación acá iba a mejorar, pero al parecer me equivoqué. No me quise quedar porque irse significaba dejar atrás a mi familia y sé que ellos me necesitan; mis abuelos ya están ancianos y sus fuerzas no son las mismas de antes y la salud de mi mamá es tan inestable que no me perdonaría que algo le pasara a ella y yo fuese incapaz de verla sonreír por última vez.
Irme del país para mi significaría botar a la basura toda mi "estabilidad". Jamás me imaginé tener un trabajo tan bueno como en el que estoy; trabajo que pienso yo que me lo gané por aguantar tantas cosas en la vida, que logré entrar después de aplicar infinidad de veces en LinkedIn y que provoca seguir mejorando para hacer de mi país un lugar mejor para todos. Qué lástima que por el egoísmo de algunos todos la tengamos que pagar.
Seis años tenía cuando eligieron a la persona que hoy es presidente ¿Qué voz o que voto tenía yo si con costo sabía leer y escribir? Y aunque haya tenido edad para votar, creo que mi voto tenía poco o nulo impacto. ¿Cómo un país con paisajes tan hermosos, dignos de un planeta extraño, puede acabar con su esplendor de la noche a la mañana? ¿Por qué no podemos convivir como otros países en el mundo? Tener derecho de opinar diferente sin temor a ser ajusticiado, estudiar sin temor a que por ser estudiante te pueda pasar cualquier cosa, trabajar para realizarte de manera personal no solo para sobrevivir y tener que aguantar.
¿Qué clase de sociedad le estamos heredando a los futuros habitantes de este país?
Honestamente tengo la cabeza llena de ruido; estoy escribiendo porque quiero expresar toda la rabia y frustración que siento por dentro. No me alcanzan las malas palabras para expresar como me siento. A veces solo quisiera regresar a cuando era un niño pequeño y saber que al abrazar a mi mama todos mis problemas se irían. La vida no te prepara para afrontar este tipo de situaciones; solo espero que el tiempo me permita sanar para poder aprender a perdonar, pero por el momento solo quiero estar en paz.
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orabxd · 8 months
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Terapia de sanación
Después de mucho tiempo me percaté que necesito comenzar a trabajar en mí mismo. Parece sumamente contradictorio que ayer a esta misma hora estaba invadido por muchos pensamientos catastróficos y que ahora le ando buscando una solución a mis problemas. No sé por qué, simplemente está en mi naturaleza ser tan complejo.
Algo que me ha dado vueltas últimamente es el hecho que siento que soy muy cansón. No lo siento, sé que lo soy porque muchas personas me lo han dicho, pero me gusta expresar mi alegría y euforia cuando me siento feliz. A pesar de ser sentimientos positivos, parece que me extiendo mucho y me duele pensar que no le caigo bien a la gente por el simple hecho de querer ser como soy.
No sé si esto de escribir sea para mí, me aburro bastante rápido y no sé si seguiré haciéndolo después de esta crisis emocional; pero de lo que si estoy seguro es que me siento mejor al haber ventilado todo lo que sentía.
Puede que los párrafos que este escribiendo no sean consecutivos y no aporten mucho a la historia, pero es que así funciona mi mente. De repente estoy pensando en algo y al segundo ya tengo otra idea en la cabeza; no sé si sea algo bueno o malo, si tenga cura o no (debo seguir yendo al psicólogo para descubrirlo) pero esto es una bendición y una maldición.
Quizás el hecho de haber sufrido bullying de pequeño y de no tener amigos me haga ser muy susceptible a los comentarios de los demás y a no tener confianza en lo que hago; tal vez es el hecho de ser hijo único y haber sido mimado hasta en lo más sencillo. A veces me siento completamente inútil y no merecedor de las cosas buenas que me pasan, pero en otras ocasiones me siento en la cima del mundo por qué he logrado cosas que nunca me imaginé, pero así de contradictorio soy.
No me quiero seguir quejando de todo, pero es que ya traigo el chip configurado así. Pensé que durante el tiempo que viví solo había cambiado, pero no sé si es que el haber regresado a mi casa me ha vuelto a hacer pensar de la misma manera que antes. Quiero mucho a mi familia, no sé qué haría sin ellos, pero muchas veces pienso que podría desatar mi verdadero potencial si estuviera en otro lado, donde me sienta útil y donde me sienta escuchado.
El otro día unos amigos me dijeron que era un cobarde; honestamente si lo soy, al menos acá tengo la decencia de admitirlo. No sé si sea hereditario, pero si de algo estoy seguro es que quiero cambiarlo porque no quiero que me afecte. Si la gente supiera por todo lo que he tenido que pasar, tal vez pudieran comprender un poco más porque soy como soy.
Me tocó ver como mi madre casi moría. Tal vez la consciencia de mi yo de nueve años estaba despierta y me hizo recordar buena parte de todo el sufrimiento que viví cuando se supone que debía de reprimirlo, pero al menos me ayudó a percatarme que todo lo que pasaba no era mi culpa a pesar de que había gente que me lo echaba en cara. Recuerdo que antes de la fiesta de año nuevo de 2009 me dijeron que todo lo que le había pasado a mi mamá era mi culpa, pero qué tenía que ver yo si solo era un niño. Mi mente me ayudó a comprender que lo que me habían dicho era solamente un mecanismo de defensa de la persona que me lo dijo por sentirse culpable de lo que había pasado; logre sentir empatía y había comprendido que había gente pasando por problemas más graves que los míos. No puedo culpar a esa persona por sentirse así si vivió una vida traumática y lo que se le había enseñado era a ser de esa manera.
La gente no comprende que a mí me tocó madurar emocionalmente desde pequeño. Comprender que mis problemas no son más grandes que los de los demás me ha permitido ser un poco más empático, pero a veces ni mis propios amigos reconocen lo que hago por ellos porque tal vez soy muy brusco para expresar lo que siento. Me tocó alejarme de un par de ellos porque me sentía muy mal absorbiendo toda la carga que no tenía por qué absorber. Pero parece que el problema soy yo porque lugar donde llego, lugar donde me siento mal, siento que no encajo, que molesto y que nadie me quiere. ¿Algún psicólogo que me explique por qué? ¿Por qué las bromas me las tomo a pecho cuando se supone que son "bromas"?
No puedo echarle la culpa al mundo de todo lo malo que me ha pasado. Me tocó ver cosas que un niño o adolescente no tendría por qué vivir, pero esto me marcó a corta edad para poder tener mi desarrollo de personaje. Ver como tu madre comienza a caminar de nuevo, como comienza a tragar otra vez, como sentir en cada momento que le faltaba la respiración el sentimiento de una muerte inminente, las noches largas en el hospital rogándole a Dios para que te permita tenerla un poco más; son ese tipo de cosas lo que los demás no saben cuándo te miran a la cara y examinan tu comportamiento.
Comprendo la preocupación de mi madre hacía mí; ser su único hijo y casi habernos separado no es nada sencillo. Pero a veces me pregunto si soy un mal hijo por querer mi espacio, por querer crecer y darle la vida que se merece. A veces siento que soy un ingrato por cómo le contesto; me duele el corazón tener que forzarme a hacer cosas para el bienestar de todos, como si se tratara de que yo soy el padre de la casa. Quiero mi vida, pero al mismo tiempo los quiero en la mía; ¿qué puedo hacer para fusionar todo y ser feliz?
¿Por qué será que salí tan complejo? ¿Por qué no puedo ser una persona unidimensional? ¿Mi naturaleza está en quejarme de todo, pero no hacer nada para remediar mi situación? ¿Saber que debo de hacer, pero aun así no hacer nada?
Espero que expresar estas palabras sean mi terapia de sanación porque quiero ser mejor; quiero convertirme en alguien que pueda vivir en paz con sus pensamientos; que pueda alcanzar sus metas y mirar al pasado diciéndose que lo logró a pesar de los obstáculos.
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orabxd · 8 months
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Fuentes de Ortiz
Tenía pensamientos recurrentes, pero estos no me habían pegado tan fuerte como ahora.
El sábado por la madrugada, saliendo con unos amigos, me di cuenta de que estaba estancado. Naturalmente, todos tenemos nuestros propios problemas de amor y a veces, vivimos tan ocupados que ni tiempo para eso tenemos.
Pero es que vuelvo y les digo, que difícil es estar enamorado de alguien que no existe, por más de ocho largos años; y aún más difícil cuando has intentado tener algo con otras personas, pero tu consciencia te tortura noche y día pensando que no podés ser maldito estando con una y pensando en la otra.
No sé porque será, no comprendo a mi mente todavía. No quiero estar solo el resto de mi vida, pero estoy en paz conmigo mismo si estoy solo porque no le hago daño a nadie. Quiero amar y ser amado, comprender y ser comprendido, construir un futuro y vivir plenamente.
Justamente ahora me siento bloqueado, las palabras no me salen como en el post anterior; pensé que sería un post de redención, pero al parecer será uno más de la colección de quejas de este Tumblr. ¿Por qué me costará tanto expresar lo que siento? ¿Por qué tanto temor a la fiscalización si al final quién vive su vida soy yo? ¿Por qué llorar no me sale natural como cuando era niño si se supone que ahora soy consciente de lo que siento?
Ahorita solo quisiera estar completamente borracho como aquel primero de enero, cuando vivía fuera del país, para aprovechar y llorar a mares por todo el sufrimiento que traigo por dentro. Recuerdo contarle la historia aun amigo portugués ese día, y su consejo fue de ser maldito con todas, pero no puedo, no soy así, y no quiero serlo.
Seguramente es porque no quiero ser mierda como mi padre lo fue con las mujeres, o como la mayoría de mis tíos que también lo fueron y que les inculcaron a sus hijos que eso es de machos. Me di cuenta de que, si me quiero volver a enamorar, pero ¿qué puedo hacer para sacarte de mi cabeza? ¿qué más tengo que probar para dejar de pensar en vos?
La cereza del pastel fue escuchar Fuentes de Ortiz. En ese preciso momento me di cuenta de lo desgraciado que me he vuelto por estar obsesionado con un mismo acontecimiento. Tal vez sea bueno regresar al psicólogo para que al menos me den una razón clínica para saber porque no te puedo olvidar, sería más fácil de curar si fuese una enfermedad que se puede quitar con un par de pastillas.
Mi desgracia amorosa es el resultado de mi inmadurez y tu inestabilidad, pero no te puedo culpar, éramos niños todavía cuando te amé por primera vez; nadie sabía lo que quería y estoy seguro de que tampoco ahora estamos en una posición diferente a ese momento.
Tal vez esta es otra crisis existencial porque puede que mi vida esté por cambiar, pero ya he pasado varias y sigo igual. Tal vez un día de estos sea el fin del mundo y por fin pueda tener un tanto de paz. (pd. no me voy a/ni quiero matar)
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orabxd · 8 months
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He aquí, de nuevo...
Voy a escribir sin filtro, sin importarme si cometo errores; al final escribo para desahogarme, lo mejor que puedo hacer es escribir desde el corazón sin importarme lo que la gente diga.
Pensé que la vida era fácil; debí suponer que no me tocaría sencillo desde que mi papá no se presentó en mi vida o cuando casi se me muere mi mama a los nueve años. Honestamente no recuerdo bien lo que escribí hace tiempo y si les soy claro, que pereza volver a leer todo lo que escribí cuando pasaba por ese breakdown.
Regreso a Tumblr porque, pues a pesar de que me han pasado un montón de cosas lindas, no puedo superar mi pasado y seguir adelante. Quiero comenzar el meollo del asunto con la frase: "Estoy dañado por dentro".
Y puede que haya sido tema de debate anteriormente lo que me sucedió con mi primer amor, pero es que han pasado ocho años y aún no puedo superarte. Me molesta y me duele saber que no puedo sentir con nadie lo mismo que sentí por vos. Me enoja que no puedo ser egoísta como los demás y tapar un clavo con otro clavo. Me siento frustrado conmigo mismo por ser un imbécil y siempre pensar en vos cuando quiero comenzar algo con alguien por temor a herir a esa persona. ¡Qué impotencia! Pensé que había resuelto todos mis problemas, pero seguís presente en mi alma.
Me fui al otro lado del mundo y seguías siendo tema de conversación; soy tan idiota que me auto saboteo porque no sé qué es lo que quiero. Lo que me dicta mi cabeza es que solo quiero ser amado y al parecer soy como un perro que viene y busca amor en el mismo lugar donde le dieron una patada en el culo. Perdón por ser tan brusco, pero son las palabras que me salen y no quiero taparlas.
Estaba limpiando los archivos de la nube y me encontré con una carta que te escribí en 2016. Un día de estos escuché por primera vez "Fuentes de Ortiz" y qué golpe. Si me hubieran dicho cuán dañado iba a quedar después de todo lo que vivimos, te juro que nunca te hubiera hablado. Pensé que era cuestión de tiempo para que mi vida pudiera ser normal, que viviendo todas las experiencias que he vivido iba a poder superarte, pero parece que no. ¿QUÉ PECADO ESTOY PAGANDO? ¿QUÉ PENITENCIA PUEDO CUMPLIR PARA SANAR?
Seguramente tu vida ya sea diferente, y honestamente estoy convencido que todo rastro de esa persona que conocí cuando estaba en secundaria ya no existe, pero ¿qué le puedo decir a mi alma para que sane y se olvide de vos?
Usualmente le echo la culpa a todos menos a mí, pero tengo que reconocer que esta vez yo he sido el más idiota de todos. ¿Por qué convencerme de que algún día voy a amar a alguien con la misma fuerza que lo hice con vos? ¿Por qué creer que alguien me moverá el piso como lo hiciste vos? ALGUIEN DEME LAS RESPUESTAS.
¿Tenía que doler tanto el primer amor? ¿Tenía que dejarme traumado de por vida? Mis traumas de niño me dicen que te arraigaste en mí porque nunca nadie fuera de la casa me había mostrado afecto. ¿Por qué me hice las ideas de que cuando estaba con vos mi mundo se paraba por completo? ¿Fue mucho Disney o películas de romance adolescente los que me dieron ideas erróneas de lo que era sentir amor por alguien?
El abrazarte me hacía sentir seguro; nunca te pude besar, pero lo que sentí por vos no tuvo necesidad de uno para arraigarse a mi ser. ¿Qué tengo que hacer para que pueda vivir en paz? ¿Para poderme enamorar de nuevo y poder olvidarte de una vez por todas? ¿Para ser libre y poder seguir con mi vida? Si yo antes de conocerte estaba bien. Si antes de enamorarme de vos todas me parecían igual y tenía corazón de pollo que al año me interesaba alguien nuevo.
OCHO AÑOS. Finales de secundaria, una universidad completa, un año viviendo fuera del país y al parecer, el resto de mi vida.
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orabxd · 4 years
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Publicación sin contexto I
Maldita ansiedad te odio. 
Si hubiera sabido lo terrible que es convivir con esto, jamás me hubiera reído de Saravia. Es terrible sobre pensar tanto las cosas cuando sabes que ciertamente puedan no pasar.
Me acuesto a escribir esto pensando que posiblemente me vaya a liberar de la presión momentánea que siento, pero comienzo a teclear y mágicamente se me olvida todo lo que quiero expresar.
Me siento vacío, sin rumbo; no sé qué hacer de mi vida. Por un lado, no sé si estoy hecho para lo que estudié, que supuestamente es un miedo que siempre a la recta final se debe experimentar, pero veo que hay gente que tiene mejor coco para las cosas que uno; y que, además, yo no me especializo en nada, siempre me pasa que siempre quiero abarcar todo al mismo tiempo y al final no termino haciendo nada. Es tan frustrante querer hacer tantas cosas, pero no tener éxito que no se ni para que lo intento.
De paso, no me siento conforme con el momento que estoy viviendo (sé que en este momento debería estar haciendo tareas, pero definitivamente me estoy enrumbando a escribir esto), me siento insatisfecho del rumbo que estoy tomando, que la gente a mi alrededor siempre esté infeliz y nunca haya nada bueno desde que pasó todo en 2018; parece que mi vida se volvió un bucle de desgracias, una tras otra, sin parar. A veces me queda solamente dormir profundo y esperar ser feliz en mis sueños.
Curiosamente, últimamente mis sueños se remontan a los tiempos donde realmente fui feliz: secundaria. Y que sí, está super mal encerrarse solamente en el pasado, pero es que no puedo evitarlo, la estoy viendo de a cuadritos y ese es mi único refugio para sentirme a salvo, aunque sea durante un segundo. 
Me sueño en mi salón de clases, nuevamente de uniforme, con mis amigos de siempre cuando todavía no percibía el mal ni la hipocresía, momentos donde me sentía pleno y realizado porque lo tenía todo; donde incluso enfrentaba a la bruja de mi profesora de Lengua y Literatura, a la que le encantaba sentirse superior y humillar a todo el que se le quería sublevar. Ese día recuerdo haberme levantado como recién confesado de mis pecados, con una paz interior digna de películas porque parece que había vencido uno de mis miedos de pequeño. 
Este tipo de sueños son oasis de paz, dónde puedo sentir que vuelo y que soy feliz, donde espero que algún día esa emoción y esos escalofríos regresen porque sé que me estoy enrumbando hacia la estabilidad. He llegado a este punto y siento que voy mejorando, tal vez esta noche no me de insomnio por pensar tantas pendejadas. 
Ahora, todo se pinta de gris; no puedo criticar que muchas veces Dios pone a las personas correctas en mi camino, pero a veces me pone pruebas muy difíciles. Y teniendo un maldito carácter tan complicado como el mío no es sorpresa que sea tan explosivo, porque las contradicciones parecen ser un don natural de mi persona.
Aguanto, aguanto como el lápiz al papel; pero hasta el más grueso papel sucumbe ante la fuerza de la punta de un lápiz al que recientemente le han hecho punta. Curiosamente siempre me pasa lo mismo y es porque no me gusta salir de mi zona de confort; empiezo a sospechar que mis tartamudencias son consecuencia de mis inseguridades porque cuando estoy cerca de alguien que sé que puede criticarme terriblemente, comienzo a cancanear, pero si estoy con alguien quien me hace sentirme pleno puedo irme como carreta en bajada con un tema del que incluso puedo haber leído.
Lo primero me pasa muchas veces con mis compañeros. No les mentiré, a veces siento que me desconecto de la realidad cuando estoy con ellos, pero solo con algunos, es uno de los mayores dilemas que tengo porque a pesar de compartir muchas similitudes vocacionales, respecto a modo de vida y opiniones radicales somos muy distintos. A ellos les repele la apertura social, los temas tabú y la diversidad de opiniones, y si uno tiene una opinión contraria, alistate porque sos el raro. Pero bueno, no los culpo porque cada quien viene de un lugar distinto con una crianza diferente; de lo que si culpo a dos de ellos es de su intolerancia y por ser inaccesibles, lo que me ha costado parte de mi estabilidad mental al ser sometido a sus bromas u intolerancia.
Siento que he escrito un montón, pero realmente, lo que siento se queda corto a esta publicación; me encantaría que hubiera una máquina que se conectara al cerebro para sacar todos los malos pensamientos, las frustraciones y las ideas estúpidas y las pudieras vaciar en un contenedor para desechos y así liberarme del estrés y el resentimiento que llevo por dentro a cada uno de los que me han hecho mierda en el pasado. Estoy cansado de tantas pendejadas, que lo único que me encantaría hacer es irme a un lugar donde nadie me conoce para comenzar una vida desde cero y no saber de nada.
Espero que esto solo sea un sentimiento pasajero. 
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orabxd · 4 years
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A Sky Full of Stars
No podía escuchar esa canción sin sentir cierto sentimiento de aversión y no es porque fuera mala, sino porque me recordaba a ti. Y no es porque hubiéramos tenido algún momento especial con ella, sino que me recordaba a lo maravillosa que eras en ese momento.
Recuerdo que la primera vez que lo escuché fue una de las veces cuando fuimos a Burger King después de exámenes con Donaire y Hernández: lucías tan radiante que al escuchar la canción solo me voltee a verte y cuando me preguntaste que porque te miraba solo te dije de manera aleatoria que esa canción no me gustaba, pero ya sabes ahora porque era.
¿Qué puedo decir de vos?, sin duda alguna has representado un antes y un después en mi vida, la magnitud de tu presencia en mi vida ha sido tan grande que no puedo compararte con nada. Fuiste parte de la mejor época de mi vida hasta este momento y fuiste mi primer verdadero y gran amor, me diste los mejores amigos que he tenido y me diste mis mejores días: yo no te puedo guardar rencor por nada.
Quién se hubiera imaginado que el niño baboso que en sexto grado te conoció, hubiera sido tu eterno enamorado. Todavía me acuerdo y no se que tenía en mi mente en ese momento, que decía puras tonterías pero era porque quería hacerte reír, todavía sin saber lo que llegaría a sentir por vos años después; jamás me lo hubiera imaginado.
Las cosas pasan por algo, y estoy muy seguro que todo lo que te ha sucedido te ha convertido en una buena mujer. Podrás haber repetido varias veces pero la esencia de tu ser siempre estaba en el impacto que tu forma de ser tenía en todos los que te queríamos. El año que quedaste en mi generación me sorprendió verte por mi sección, y le doy gracias a Dios (tal vez vos no, por obvias razones) por haberte puesto en mi camino de forma indirecta. Recuerdo que después de que sucedió todo eso me metiste conversación porque querías hablar de tu amiga, “la rinoceronte”, pero ninguno de los dos podría imaginarse lo cercano que llegaríamos a ser.
De la manera más aleatoria quedamos juntos en décimo, y sin tu presencia ese año hubiera pasado por desapercibido. Me hiciste sentir de todo sin haber hecho nada; tal vez muchas veces me inventé las cosas y las mal interpreté, pero sigo siendo feliz recordando cada vez que te veía reír o cuando te volvías tan frágil y delicada porque tu corazón se abría con el mío: cuanto te extraño.
Te soy sincero: yo no planeaba enamorarme. Acababa de pasar por una tremenda racha de decepciones en toda mi vida que tu presencia fue como un rayo de luz en medio de la oscuridad, me motivaste a cambiar. Me diste la oportunidad de conocer el verdadero amor y la verdadera amistad, esta última no solo mediante tu confidencia, sino que me presentaste a todos tus amigos, quienes se volvieron los míos y de quienes voy a estar agradecidos toda mi vida, de quienes me voy a acordar siempre y de quienes quiero dejar semblanza en este blog.
Al principio no te veía más que como una amiga, pero la experiencia diaria y tu manera de tratarme me hicieron verte de una manera distinta. Todavía me acuerdo de los pocos días que hicimos ese servicio social tan desgastante, éramos tan unidos que hasta la profesora nos preguntó si éramos novios; ¡que comiquisimo!. Y la manera en la que te diste cuenta fue graciosa porque nunca me hubiera imaginado que ibas a leer mis mensajes con Peralta, cosa que al comienzo sentía pero que al momento de que lo leíste se me estaba pasando por pensar que lo nuestro no tenía futuro. Seguimos cosechando nuestra amistad y mi corazón cada día estaba más atado a ti, en un viaje sin retorno hacia el máximo sentimiento que pude haber jamás tenido por alguien.
Atesoro los mejores momentos, porque como sabrás, el orgullo muchas veces se hizo presente, ¡qué infantiles!. Los días que nos veníamos a pie cantando tonterías, cuando te quedabas en las prácticas de banda me sentía completo con tu presencia; me abrazabas y sentía que lo tenía todo porque estar con vos era el cielo, me encantaba tenerte a mi lado y sentir como congeniabamos: lo eramos todo pero no eramos nada.
Recuerdo haber pasado unos dos meses sin hablarte, fue tiempo perdido que me hizo valorar los momentos felices que habíamos vivido. Te pedí disculpas porque no podía estar sin ti, el simple hecho de que estuvieras en el mismo lugar que yo me hacía estar feliz porque le dabas un respiro a mi alma. Y aún así, un treinta y uno de julio. bajo la luna azul, faltando a practica de banda, me anime a pedirte que fueras mi novia, no pasó pero el tiempo si y fue bastante duro saber que no podía estar junto a ti.
Hice todo lo que pude para que estuvieras conmigo al año siguiente pero me distancié por pensar que me querías por interés, no me cabe duda al día de hoy que las cosas hubieran sido distintas si todos hubiéramos actuado de la manera más madura, pero a como decía al principio, las cosas pasan por algo. ¿Qué hubiera pasado si hubiéramos tenido nuestro Senior Year al mismo tiempo?, ¿Podríamos haber quedado en la misma sección o podrías haber sido el impedimento para quedarme en la sección que no me gustaba?; son respuestas que nunca tendré porque el hubiera es tan incierto.
Me había decidido por rendirme, tu figura no era más la de una persona que había pasado por mi vida, quería darme la oportunidad de ser feliz pero no sabía que mi felicidad estaba a tu lado. La vida es tan rara que uno nunca sabe lo que va a pasar; fuimos al cumpleaños de Jaénz y no supiste si yo ya no quería nada, te sentiste mal y no tuviste mayor remedio después de negarte un abrazo que buscarme pensando que me harías un bien pero fue todo lo contrario. Me entusiasmaste y caí de nuevo preso de tus inseguridades.
Los nervios que me provocaba pensar que algún día estaríamos juntos nunca se me quitaron estando a tu lado, el estomago me daba vueltas como una rueda de la fortuna cuando pensaba que teníamos un futuro prometedor. Puedo decir que muchas veces he sido suertudo, pero esta vez el mundo conspiro en mi contra porque en los días donde tenía mi corazón para dártelo en bandeja de plata, tan pronto a mi vesícula se le ocurrió volver a molestar por lo que me tuvieron que operar antes de San Valentín, cuando me disponía a preguntarte de nuevo por si querías ser mi novia; no pasó pero me preparé para antes dejarte un presente con Roa. No se que pasó, no quiero investigar, es el día y todavía me siento fatal, pero tu sabrás que pasó con eso que te dí.
Mientras tanto, con el cuerpo recién abierto y pensando tonterías en mi cabeza lo primero que se me venía a la mente era que qué habías pensado sobre lo que te había dado, pero mis amigos trataron de ocultarlo y fue en vano porque no merecía sentir algo por quién nunca sabré si lo que me decía era cierto. Pasó el tiempo y en mi retiro me puse a pensar que sería de mi vida sin ti, pero ya habías vivido mucho sin mí, que triste ser el protagonista de esta historia trágica. Después de esto, el declive era inminente a pesar de la breve calma que se acercaba.
Yo no quería ser el protagonista de la historia turbia, ni mucho menos el centro de tu confusión que tres años después me di cuenta del embrollo en que estaba metido. Esta historia puede sonar muy contradictoria, pero de esos climaxs está llena mi vida. Fuimos algo por tres días, - esto ya parece tragicomedia -, y fue lo único bueno que tuve durante un breve periodo. Que triste fue el final de todo esto, aunque después de todo pudimos conversar profundamente de casi todo. No sé cuál fue mi obsesión de oficializar lo que sentía por vos delante de todos, pero vos siempre quisiste tenerlo oculto, como si de vergüenza se tratara. Si lo fue, no sé, nunca tuve el coraje para discutirlo frente a frente contigo y la verdad si lo hiciste te comprendo, lo que vino después fue peor para ambos.
Nunca tuvimos un primer beso, jamás, pero no hubo necesidad de hacerlo para que provocaras el impacto que tuviste en mi vida. Pasó lo que pasó, callamos lo que callamos y al final me arrepentí amargamente de todo el daño que te hice. Nuestra historia no merecía un final tan malo, debía haber sido en paz, de buena manera. Te descuidé y te hice sentir como basura en el momento que más me necesitabas. Me habías dicho que necesitabas de nosotros, tu futuro era incierto y necesitabas mi ayuda: ¿Qué hubiera pasado si te hubiera aconsejado sobre lo que debías hacer?, la historia sería diferente seguramente; estarías en medicina o en la capital estudiando algo que te moviera el piso, incluso hubiera llegado a sacrificar lo que hubiéramos tenido por verte triunfar; tenías las herramientas pero las despreciaste, tus motivos no los sé pero trate de hacer lo que más pude. Que coraje de haber sido tan cobarde.
Que coraje haber sido tan idiota de querer hacerme creer cosas que no eran por tratar de olvidarte, que egoísta y que poco hombre. Me sentía dañado pero no era justificación para dejarte atrás por quienes me querían hacer un “bien” pero se olvidaron que tu eras también su amiga. Fue el peor final para ellos, pero esta vez, cuando terminó esto, hubo un efímero comienzo amistoso al pedirte perdón por todo esto.
Siempre que nos veíamos teníamos el mismo trato; podrán pasar los años, el mundo se podría venir encima pero nuestra conexión, la misma. Lo comprobé muchas veces, y no puedo dejar de pensar en lo que pudiéramos haber sido. A como me lo dijiste una vez, ya llevaríamos varias navidades juntos, hubiéramos crecido juntos y compartido un horizonte. Tu eres parte de mi recurrente obsesión por el pasado, todo lo que me ata hacía atrás tiene que ver contigo, no sabes cuánto me encantaría repetir esta vida para tenerte junto a mi de nuevo.
Cuando te abrazaba, el mundo se paraba. Cuando estaba sucio por haber estado en servicio social todo el día y pasamos de un solo en la casa de Coronado, cuando buscabas con tus compañeros insumos para tu experimento de quimica cerca del hospital y yo iba de camino al colegio, cuando me gradué de secundaria y de la emoción casi te robo un beso; un año después, con todo el panorama al revés, me tocó verte toda hermosa graduándote. Que orgullo verte conseguir eso que tanto anhelabas, siempre me sentiré así cuando sepa que has hecho de tu vida una buena decisión, este o no junto a tí, este o no aquí.
Me encanta imaginar lo que hubiéramos sido, me alegras la mañana cuando sueño contigo. Me haces que mi lado poético salga a flote, te escribí cartas manuscritas y digitales, y tan pronto la de tu retiro nunca llegó. Que lástima, lo bueno es que muchos de los puntos de esa carta están reflejados aquí. 
Puede que me haya quedado corto para describir todo lo que pasó entre nosotros, que me hayan hecho falta partes medulares y cosas de las que vos te acordes pero que yo no. La intención es expresar todo lo que vivimos y como todo me hizo sentir. Si algún día llegas a leer esto, solo dejame decirte que debes de creer en vos misma, tenes todas las capacidades para hacer lo que te propongas. Yo estaré aquí para vos.
Pase lo que pase, siempre serás mi cielo lleno de estrellas. 
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orabxd · 4 years
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Un capitulo de la Rosa de Guadalupe de bajo presupuesto
Se que el título suena algo bien turbio, pero generalmente describo mi vida como eso que se menciona. Mi vida tiene una trama bien rara, no se si habrá algún ser o algo que se escape de mi comprensión que haya escrito todo esto pero ha sido comiquisimo e irónico.
Suelo ver que las cosas me pasan en combo, como cuando estás jugando Candy Crush y te salen un montón de combos de un sólo: así exactamente. Recientemente me di cuenta que tanto las cosas buenas como las malas me pasan de la misma manera, tal vez sea por eso que mi vida es bastante inestable y tengo esa obsesión por el pasado de las que le hablaba con anterioridad. La vida me ha premiado muchas veces: me ha permitido conservar a mi madre pese a su enfermedad hasta este momento, me ha regalado una excelente familia y las cosas se me dan con naturalidad, pero desde otra perspectiva las cosas no son tan buenas pues en el ámbito económico siempre he tenido problemas, mi salud a veces no es tan buena y la ansiedad me carcome por dentro, de esto último me he dado cuenta recientemente. 
Digo yo, que las consecuencias de todo lo que he hecho han sido producto de mis traumas de infancia o de alguna lesión cerebral que he de tener porque de pequeño me golpeaba mucho la cabeza, especialmente una vez en quinto grado cuando había armado un sube y baja con una pieza de madera y una piedra en el medio con un compañero, al final me deslicé y pegué la cabeza tan fuerte que recuerdo haber tenido un dolor de cabeza por varios días pero nunca me quejé, o sino los constantes abusos de bullying que sufría cuando estaba pequeño en el busito cuando los mayores me daban golpes en la cabeza por andar siempre bien corto el pelo, no lo sé. Al menos, ninguno de esos acontecimientos me hicieron perder la capacidad de acordarme de cosas innecesarias en momentos inoportunos.
Debo decir que si me siento orgulloso de esta última capacidad. Una vez conversando con mi mamá sobre una foto que me tomaron de pequeño, sin haber tenido siquiera un año, me di cuenta de esto porque no es normal que me acuerde con tanto detalle algo que pasó cuando mi cerebro no estaba tan desarrollado: recuerdo una tarde haber estado donde la hermana de mi mita y de repente estaba en la casa en el sofá viejo que tenemos donde era la sala por donde estaba la palanca de la luz en ese entonces, esperando al fotografo en la tarde para que me viniera a tomar la foto. Escribo esto pensando en cuantas cosas más recuerdo, incluso cuando una de mis tías me regaló un anillo de oro junto a un camioncito para navidad, juntó al árbol y la radio sonando para ese entonces junto a la sirena simbolizando la media noche. Cuando mis primos vivían en mi casa y las travesuras que hacia, ¡que chavalito más necio era!, llegué incluso a pegar la lengua en el refrigerador y después estaba llorando porque pensaba que me la iban a cortar, solo era ocurrencias. Un montón de babosadas que me pasaron y llegó a este momento a pensar que no quiero morir en el futuro próximo porque tengo muchas cosas por hacer todavía.
Me encantaría volver a ser un niño sin preocupaciones o volver a sentirme feliz a como lo fui en mi último año de secundaria. Todo lo que ha pasado después ha venido a mermar mi estabilidad emocional y todo mi entorno ha cambiado drásticamente. He de dar gracias porque a pesar de todo lo que ha pasado, nunca me ha hecho falta nada; a como les digo, mi madre se ha encargado de darme todo lo que hasta incluso no necesito, mi mita y mi papito le hacen ganas para salir adelante todos los días, e igual mi tío ha sido un ángel que me ha sacado de problemas o hasta he de reconocer que sin el dinero que mi padre me facilita mi vida no sería la misma, que le vamos a hacer si ha sido tan ausente en su vida que he llegado a esta edad y nunca me he relacionado con el más que para responder amenazas, pero bueno, no todo se puede en esta vida.
No morí con lo de la vesícula porque Dios es grande. Tres veces me quisieron operar y como dice el dicho: la tercera es la vencida. La primera no porque estaba inflamado, la segunda fue un fracaso porque se dañó la maquina (hasta me habían entubado y todo). la tercera tambien se daño la maquina pero me tuvieron que abrir, ni modo. A como les digo, mi vida es un constante ciclo de pendejadas, sin parar.
Digo ser privilegiado por estar estudiando en una universidad privada, en medio del contexto que vivo es casi un milagro para alguien cuyas raíces son bastante modestas. Comencé la universidad con el pie derecho, perdí algunas amistades pero gané varias más, fortaleci otras que no sabía el provecho que podía sacar, e incluso hice cosas que no había hecho antes. Fue un año curioso porque nada era como antes y tenía una lucha continua para adaptarme a todos los nuevos retos que venían, era nuevo y como todo nuevo fui muy optimista sobre mi futuro, a pesar de que muchas veces lo que pasa es que uno mismo se tropieza pero esta vez fue muy distinto. 
El segundo año de la carrera fue tan extraño que no sabría como describirlo; se suponía que al comenzar de lleno con lo de la carrera uno tendría que sentirse motivado a seguir adelante, pero con profesores que te hacían querer llorar sangre no se valía. Y para colmo, ver como tu estabilidad junto a la de tu país se venían al carajo fue triste y conmovedor: a uno no lo preparan para vivir todo esto, para ver morir gente, para sufrir las consecuencias de la ignorancia de la gente y de la avaricia de los grandes mandadores de tu país. Fue como si todo se juntara para decirte un rotundo no a todos tus planes; y como si fuera falta el día de hoy mueren muchos por la negligencia de los mismos quienes mataron una vez por la ambición y la locura de poder.
La salud mental en mi país, la educación de calidad y el desarrollo tecnológico deberían siempre estar en la agenda de los políticos para evitar ser el hazme reír no solo de la región, sino del mundo entero en todo ámbito. La salud mental porque desde los antecedentes podemos ver que mucha gente con ideas locas de la guerra de los 80′s son los protagonistas de esta historia gris, y porque hoy sufro los estragos de creerme fuerte y nunca decir nada ante todo lo que pasaba, el estrés se acumula y te hace puré de papa cuando la ansiedad se apodera de tu cabeza. 
La educación de calidad porque toda la vida me he cuestionado el porque uno tiene que pagar por la educación si quiere tener un buen futuro (aunque muchas veces suene clasista, creo que todos debemos de tener las mismas oportunidades), sin necesidad de que te den migajas en las escuelas públicas o que te quieran condicionar lo poco que te dan, a como sucede ahora. Me costó quitarme el estigma sobre que todos los que venían de colegios públicos eran iguales, es lo bueno de la universidad: te cambia todos los paradigmas de como concebías la vida antes y despues de salir de la capsula que era tu secundaria.
El desarrollo tecnológico porque si querés prosperar tenes que invertir en tecnología y ciencia. El viaje al congreso en 2019 me hizo abrir los ojos y ver que en otros países están mejor porque los recursos son bien manejados y se destina el dinero público a cosas que si importan, como el desarrollo científico y la tecnología. Espero algún día ver a mi país convertido en lo que los buenos de mi generación queremos para todos, sino me tocará emigrar y hacer de mis sueños la realidad que siempre he anhelado.
Ya me extendí hablando de políticas, pero es lo que he pensado de todo lo que ha pasado desde 2018, espero que algún día todos puedan dejar sus diferencias para hacerle frente al mal y poder prosperar. Sin embargo, aprendí que uno nunca debe envidiar lo que los demás tienen, para eso Dios nos dió a cada quien nuestros dones especiales: si hoy sigo aquí es porque el tiene un plan para concretar todavía. Todavía recuerdo haberme entusiasmado queriendo hacer un examen para el MIT, pero yo andaba bien confundido. Obviamente que si lo quiero, pero en ese momento buscaba competencia cuando en realidad todos debemos de trabajar en modo colaborativo para enfrentar los retos del futuro. Sin embargo, toda esta situación me motivó para mejorar mi experiencia al año siguiente, un año lleno de tantas emociones buenas y malas que todavía no creo que haya llegado a este punto de inflexión tan feo, feo como el 2018.
Viajé, me enamoré, sufrí y pasó de todo. Conocí nuevos lugares, hice cosas que nunca había hecho: di mi primer beso, sufrí por ansiedad social, estuve en otro país y disfrute de la vida. Sin duda este año fue demasiado bueno para ser verdad. Eso si, la ansiedad comenzó cuando mi abuelo paterno murió. A como les decía y de seguro han inferido, la relación con mi padre no es muy buena que se diga. Económicamente ha estado pero de ahí, nada más. No se si la cobardía es hereditaria, pero al parecer eso ha sido una de las cosas que tengo por su parte. No se que razones tendrá para hacer todo lo que ha hecho todos estos años tanto conmigo como con mi hermano pero muchas veces creo injustificable su actitud pedante ante la vida. Eso si, toda mi vida he comprobado que a como uno actúa, a uno se le devuelve todo y no le deseo mal, pero espero que tenga una buena lección que le cambie la vida, una epifanía que lo haga reflexionar sobre todo lo que ha hecho hasta este momento y el daño que ha causado.
La historia de mi familia paterna la quiero dejar para un post completo porque es necesario, pero de una u otra forma me cayeron múltiples problemas por intentar ser amable y tener una sana relación con ellos pues, sucedido lo de 2018 y pensando en que no me quería morir sin tener una buena relación con todos, me metí a un lío tremendo que terminó desembocando en buena parte de mis problemas de ansiedad actualmente. En ese semana que mi abuelo murió, mi mamá se enfermo terriblemente y los asesinos mataron a un vecino injustamente. Todo era una mezcolanza de sentimientos en el estomago que me devolvieron algunos tics que tenía cuando sufría de bullying en la primaria: el brazo izquierdo que nunca encontraba paz.
Eso, y que al final del año mi padre me mandó a amenazar de la forma más soez por haberle hecho un regalo a mi Ita, mi abuelita, una de las personas más tranquilas que nunca he conocido. Le había regalado un par de girasoles y mi padre saltó porque según “”me están utilizando”. Sea o no cierto, yo quiero ser observador y no dar mi opinión al respecto; yo solo sé que no tengo nada que ver y que quiero tener constancia de haber sido un buen nieto.
Antes me cuestionaba porque todo esto me pasaba y es realmente un buen recordatorio que uno debe de “hacer el bien y no mirar a quien”. Yo no soy una monedita de oro, menos un billete de mil. He hecho muchas cosas de las que me arrepiento, he mentido mucho y he pensado muchas cosas que las personas nunca creerían de mí. Sin embargo, y no se como lo he hecho, he tratado de llevar mi vida en paz desde que me puse a analizar el impacto de mis acciones en la vida de los demás, ha sido un cambio radical que he tenido y creo sentirme orgulloso hoy de pensar en los demás antes de ponerme de primero.
Muchas veces el síndrome del impostor se apodera de mi, y no se como explicarlo pero creo que tiene que ver con mi ansiedad y mi necesidad de sobre pensar las cosas, nunca he sabido porque tengo la necesidad de estar preparado para cualquier situación hipotética que suceda pero es sumamente estresante y me ha llevado a agravar mi situación. 
He aprendido que no debo de estresarme por cosas que no están dentro de mi control; con toda el alma me duele lo que pasa a mi alrededor, pero debo de aceptar todo lo que pasa. Me encantaría hacer algo por cambiar todo lo que está pasando, pero no puedo. 
Estoy jodido.
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orabxd · 4 years
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Los Doggos
Existen momentos en la vida que jamás van a regresar. Uno nunca se da cuenta cuando es feliz, solo vive el momento; como me hubiera encantado aprovechar más el tiempo que viví con mis amigos al final de mi secundaria. Hoy el grupo se dividió y cada quién tomó su camino; de lo único que me arrepiento fue de no haber solucionado las cosas a como debieron ser: de manera civilizada. Pero lo civilizado desaparece cuando uno se siente amenazado, cuando uno se siente traicionado, se que no es justificación para cualquier decisión o cualquier cosa que haya dicho pero recuerdo que nunca en mi vida hasta ese momento me había enojado a tal magnitud.
Para alguien que nunca tuvo un amigo que lo quisiera por lo que era, fue como un rayo de luz el sentirse querido por personas afines: en pocas palabras, todos teníamos el mismo nivel de pendejez. Muchos dicen que la tecnología solo sirve para separar, pero esta vez la tecnología había unido a unos doce pendejos un primero de abril del 2015 mediante un grupo de Whatsapp. Se había puesto de moda hacer grupos con gente aleatoria pero al parecer esta vez la suerte había jugado a mi favor pues de todos los que se salieron, quedamos la mayoría de los amigos de ella, los que me había presentado antes, cuando no tenía con quien andar en recreo.
En esa etapa, antes de juntarme con los amigos de ella, yo me había ido con Roa del grupo anterior donde nos manteníamos, uno de mis mejores amigos y quien me ha acompañado desde quinto grado, nunca le he dado el verdadero lugar que merece por mis complejos. Pero esta vez a ambos nos aceptaron (aunque con recelo de algunos). A ella le doy tantas gracias por ser la protagonista de todo lo bueno en ese entonces, a pesar de toda la historia turbia que tuvimos. Pero la vida es así.
Fueron tantos buenos momentos que pasamos juntos, y eramos un grupo bastante diverso por la personalidad de cada quien y por que algunos estaban en grados superiores. Los que quedamos al final de nuestra secundaria fuimos Donaire, Valencia, Matamoros, Hernández, Blanco, Cárcamo, Roa, Jaénz, Cabrera, Mendieta, Reyes y Vanegas. Algunos miembros que se fueron separando poco a poco desde el comienzo fueron Baldizón, Toruño, Sacasa y Lacayo. Tal vez se me olvide alguno, pero a como había dicho en alguna de las publicaciones en Facebook: “Nunca los olvidaré aunque tenga alzheimer :v”.
Que daría por retroceder el tiempo...
En décimo grado no recuerdo mucho más que todas las locuras en recreos, los cumpleaños en especial el de Blanco en el cine, donde vimos La Horca y al final, el grito de Lacayo, o el cumpleaños de Hernández con el pastel de disculpas de Blanco deshecho, luego de terminar el proyecto de informática. ¡Que días más estresantes!. Las griterías, los despelotes y toda la convivencia fueron de lo mejor. 
En undécimo si nos lucimos con recuerdos memorables. Desde que nos explotó el transformador en la calle supe que iba a ser un año excelente. Ese día cuando el profesor López estaba hablando por altavoz en medio de la oscuridad diciendo que guardaramos la cordura y yo gritando diciendo que no podía guardar la gordura... Me he reído como loco acordándome de esto. Sino las semanas de festividades del colegio y todas las fotos que nos tomamos, las reuniones de monografía o los lunes despues de educación física en la casa de Cárcamo. Jugando uno en las mesa verde por pastoral, cuando a Cárcamo no le salían las cartas azules y se enojó, muchas otras con Cabrera tratando de hacer todas las tareas del colegio en conjunto e inclusive la monografía.
Los cumpleaños, los retiros cuando nos esmeramos en hacernos sentir bien entre todos, las cartas y los sentimientos que evocaban, el día de la fogata y lo preocupados que estábamos por nuestro futuro en la casa de Cárcamo y luego en las pizzas de la esquina del colegio, reflexionando. Nuestro último día de clases, las lágrimas y la foto de todos en medio de la cancha me llenan de emoción y me conmueven al ver lo felices que éramos, así como el dia que fuimos a la quinta de Donaire y veníamos todos en la tina de la camioneta en medio de la carretera viendo al horizonte con una luz tenue y compartiendo nuestra felicidad. Este fue nuestro punto de inflexión hacia el abismo del egoísmo y el egocentrismo.
El último buen día fue el de nuestra promoción: jamás me había sentido tan feliz como aquel día. La vida venía dándome oportunidad tras oportunidad para hacerme sentir vivo, incluso casi tuve mi primer beso pero por circunstancias de la vida las cosas pasaron de manera distinta. 
El día que invite a todos a mi casa para la Gritería todo se desmoronó. descubrí que no todo era perfecto, pero aún así por mi cobardía accedí a ser miserable. Tal vez mi historia con ella nunca fue la mejor, pero a sabiendas de que no debía dejarla sola porque me había expresado que se sentía triste al ver que todos sus amigos nos habíamos graduado, lo hice. Fue incomodo y me arrepiento porque me escudé en una razón absurda, no tenía validez porque yo te conocía y no eras capaz de haber hecho eso. No me quiero extender en esta parte porque pienso dedicarle un post completo a nuestra historia pero quiero recalcar que fui el peor. 
¿Cómo pude haberte pagado de esa manera?
Y a sabiendas de lo que había pasado, todavía tuvimos el descaro de hacerla sentir mal el día que tendríamos nuestra propia cena de graduación. Me comporte como un cretino desde que decidí irme con ellos a comer otra cosa porque consideré cara la comida de ese lugar. Que maleducado y desconsiderado fui.
Quien diría que para la promoción de Reyes nos íbamos a sentir tan decaídos. Ese día se marcó el final de nuestra etapa de secundaria porque sabíamos que si ella se iba del país no la volveríamos a ver. Veníamos tan deprimidos, melancólicos y sorprendidos por todo el análisis de la situación que habíamos vivido, las luces de navidad y el ambiente acentuaban la situación, tanto que se sentía un silencio lúgubre de camino y estando en la casa de Cárcamo. Recuerdo haber roto ese momento de hielo cuando puse el video del niño con la limonada y haberme ido feliz pensando que todo estaría perfecto.
La universidad llegó y sus indiscutibles cambios también. Se venía orquestando un tifón, un huracán, un terremoto junto a un tsunami, la explosión de todos los volcanes que veíamos a la distancia cuando veníamos de la quinta en la carretera como ese vívido sueño que me daba premoniciones de lo que iba a pasar. El egoísmo, el egocentrismo nos hizo protagonistas del peor juego de espadachines del mundo, donde al final todos nos acuchillamos por la espalda porque no supimos deponer nuestros intereses. Fui muy cerrado y muy hiriente, he de reconocerlo, cual animal herido revolcándose en su lecho de muerte pero siento que no me quedé corto ante tal acto de traición.
Todo por un trabajo, algo que siempre había hecho con desinterés pero que cuando los demás comienzan a valorar el esfuerzo que se debe de realizar para hacer las cosas bien, les cambia su postura frente a los que no hacen nada. Y una cosa lleva a la otra y todo se hace un mal entendido por intentar defender intereses propios en vez de llevar la fiesta en paz. Todos deberíamos escuchar los dichos de nuestros abuelos, como el que dice: cuentas claras conservan amistades.
Antes del fin definitivo nos llegamos a hacer una sesión de fotos como si nada estuviera pasando, fue bonito ese día y también lo fue porque sentíamos a flor de piel lo que era estar en las festividades del colegio siendo exalumnos. Pero todo eran risas fingidas, todos teníamos nuestra posición ante la situación y habían quienes trataban ser neutrales, pero en la guerra los neutrales son los peores porque ven que matan a la gente y no se inmutan ante la injusticia: nos ha tocado vivirlo a raíz de todo lo que pasó en 2018.
Nos tocó estar una última vez para el cumpleaños de Hernández, y no quiero contar lo que pasó en el de Matamoros porque fue un trago demasiado amargo. Me tocó ver en ese momento como todos nos habíamos vuelto de piedra, como cada quien se había endurecido tal magma después de una erupción. No había ninguna similaridad de lo que habían sido sus últimos dos cumpleaños más que estábamos presentes los mismos. Esa fue la última vez que estuvimos todos juntos pero a la vez tan separados.
Hoy por hoy, nos vemos en la calle y la universidad pero somos completos desconocidos, es como si nunca hubiéramos estado tan conectados, si nunca hubiéramos vivido tantas cosas. Me da tanto pesar pensar en que hubiera sido si todo hubiera seguido bien.
Es el día y sigo esperando que todo lo que ha pasado desde ese entonces sea una muy mala pesadilla, esperando despertar de golpe un día en el pasado o después de mi operación pensando que no ha pasado nada y que todavía puedo volver a vivir esos momentos que tanto aprecio en el alma.
Fueron lo mejor de mi juventud y jamás me arrepentiré de haber vivido mis mejores días con ustedes.
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orabxd · 4 years
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Mi recurrente obsesión por el pasado | pt. 2
Secundaria fue una etapa muy rara, no sabría explicar con exactitud en qué momento cambié tanto. Siento que no me di cuenta en qué momento pasó todo: fui feliz, fui desafortunado, hubo de todo y también no hubo nada.
Primer año fue algo muy raro, recuerdo haber ido a buscarme en la lista y de repente me reencontré con un personaje que no veía desde años atrás, sobre todo porque el no estudiaba en el mismo colegio que yo pero se inscribió con nosotros. Pensé que iba a ser bueno ayudarle presentando a mis amigos pero me quedó de lección que a pesar de preferirlo tener como amigo antes que enemigo, no debí haberme fiado de su forma de ser. Llegó a destruir lo poco que tenía pero le doy gracias porque esa fue la primera señal de que estaba haciendo las cosas mal.
Sin embargo, tengo excelentes recuerdos de ese año. Recuerdo que me había metido en un proyecto de informática y ese tiempo extra que pasaba con mis compañeros era de calidad: todos los domingos que teníamos entrenamiento nos íbamos a almorzar al supermercado que quedaba en la esquina del colegio. ¡Qué buenos tiempos!. Quedaron excelentes amistades después de ese proyecto pero lo bueno no siempre dura mucho tiempo.
El año siguiente por problemas de conducta (injustos por supuesto, ya que muchas veces me bajaban puntos sin razón aparente), me cambiaron de sección. Fue como un castigo, digo yo porque perdí a todos mis “amigos” de ese entonces. Me tocó hacer nuevos amigos y me tocó aguantar las estupideces de un par de pubertos que es el día y no saben que quieren de su vida. Me hicieron el peor bullying de la vida y yo queriendo ser aceptado socialmente solo aguantaba sin rechistar. La vida es bien mala pero al menos siempre te da lo que mereces, en referencia a lo que la historia de todos los que me hicieron daño han sufrido.
En una de esas historias amargas, recuerdo que como siempre nunca me dejaban jugar porque soy algo torpe y porque de pequeño era algo gordito. La verdad es que viéndolo bien, no le encuentro ninguna lógica a esos argumentos, estábamos jugando en educación física, no es que fueran las olimpiadas o el mundial de fútbol. Recuerdo haber estado en el equipo de voleibol, me gustaba y me hizo bajar de peso. En clases de educación física nos tocaba un parcial viendo voleibol, y en mi afán de querer jugar y ser aceptado accedía a cualquier cosa incluso a ser agredido. Eran más de diez los que jugábamos con la condición de que si el balón caía, al que la botara le tocaba ser golpeado y con la mayor mala intención del mundo, esos que se creían más que los demás por llevar una vida de libertinaje y poco respeto, me querían botar la pelota para darme. Lo lograron. Otra vez, los mismos me arrebataron mi teléfono, y extrajeron varios números de mi agenda para escribirles cosas obscenas. Veo todo esto y me pregunto como fui tan idiota como para dejarme hacer eso, que poca autoestima y que ganas de intercambiar mi dignidad por aceptación tenía.
Lo rescatable de ese año fue que a pesar de ese trago amargo, encontré buenos amigos. Fue el año del centenario del colegio y muchas cosas bonitas pasaron: muchos actos, muchas festividades y muchas celebraciones. Descubrí que quería pertenecer a la banda musical y al siguiente año me inscribí. Quien diría que mi mala racha estaba terminando y que mis mejores días estarían por venir.
Noveno fue bastante curioso, tuve mi única etapa de rebeldía pero era porque estaba influenciado. Mi sueño de aceptación social se había hecho realidad pero a costa de olvidar a quienes habían estado ahí para mi incondicionalmente. Lo recuerdo y no puedo evitar sentirme culpable por haber sido tan mal amigo y desconsiderado. No puedo negar que fue un muy buen año porque fui invitado a muchas fiestas de quince años, llegue a un punto sin retorno donde me sentía feliz pero que poco a poco se iba apagando por las actitudes de quienes consideraba mis amigos. En otra perspectiva, conocí por casualidades de la vida a mi mejor amiga, quien ha estado en todo momento desde que la conocí y a quien no puedo agradecerle tanto que ha hecho por mi.
Me metí a la banda, pase de tocar tenor a tocar redoble. Conocí mucha gente ese año y creo que mi popularidad incrementó demasiado desde entonces. Fui a las olimpiadas matemáticas donde a pesar de no haber ganado, me sentí orgulloso de haber representado a mi colegio en una actividad de tal magnitud. A pesar de todo esto, era una persona muy inmadura con un pensamiento muy superficial; publicaba todo lo que me pasaba en redes sociales, lo que me trajo muchísimos problemas, en especial con la persona que me vino haciendo la vida imposible desde primer grado y mi verdugo pedagógico, pero, ¿quién en su sano juicio deja que tu principal competidor en un concurso lleve a exponer tu idea a los demás?. Mi enojo creo que era justificado, y a pesar de todo eso comprendí quienes eran mis amigos nuevamente.
De esto aprendí que no todo lo que brilla es oro. Me juntaba con esos de quienes hoy reniego por su superficialidad y libertinaje y a como dice el dicho:  “Quien con lobos anda, a aullar se enseña”, aprendí muchas cosas de las que no estoy orgulloso. Pensaba que tenía amigos pero todos eran hipócritas entre sí, solo habían dos quienes valían la pena y con los que todavía tengo contacto. Jamás me vieron menos que ellos y siempre trataban de hacerme sentir incluido. Al final, después de todo lo vivido con todos ellos me terminé de separar producto a una revelación que si bien yo conocía en el fondo, terminó convenciéndome de que el único amigo que uno tiene es uno mismo. “No le caes bien a nadie del grupo” me dijeron. Tuvieron para no volverme a ver cerca de ellos.
A pesar de ese amargo comienzo en décimo, debo decir que fue un punto de inflexión tremendo. Me vi en la necesidad de reencontrarme conmigo mismo y analizar con profundidad cada uno de mis actos después de verme en un problema por editar una foto de una compañera. El suspenso de que me expulsaran porque no era el primer llamado de atención que tenía sumado a que todas las personas a las que no le agradaba tenían la mira sobre mi me empujaron a cambiar radicalmente. Le doy gracias a Dios por todo eso.
En décimo me perdoné con mi antiguo mejor amigo, me reconcilié con otro y fortalecí mi amistad con mi mejor amiga. Anduve vagando sin un rumbo fijo durante algunas semanas en recreo, sin una amistad con una conexión fija hasta que me encontré con una de las personas más relevantes en mi vida: ella. Sin duda alguna, en este punto de inflexión y su sucesiva progresión me di cuenta que gracias a ella todo fue de maravillas. No me quiero adentrar mucho en lo que pasó con ella porque pienso dedicarle un post completo porque ha significado mucho para mí.
Ella me presentó a sus amigos y a pesar del lúgubre comienzo, siento que fue la mejor decisión que pude tomar en mi secundaria. Sus amigos se volvieron mis amigos y formaron parte de la mejor etapa de mi vida hasta este momento. Por esa razón me encanta recordar tanto el pasado, ellos me ayudaron a crecer y a convertirme en quien soy ahora, a pesar del amargo final que ha acompañado esta historia. No me quiero extender tampoco en esta fase porque también pienso dedicarles un post extenso a todos ellos.
Cuarto año fue un año lleno de un montón de cosas buenas y malas. Me enamoré, conocí el verdadero poder de la amistad, aprendí y cambié. Hice vino y desinfectante de piso, a pesar de haber tenido un trago amargo con mi equipo a causa de la crisis económica que sufría en ese momento. Participé de otra edición del proyecto informático, con el cual fortalecí viejas amistades e hice muchas nuevas que agradezco infinitamente. Sin duda alguna fue un año espectacular pero no tanto como mi Senior Year.
¿Qué puedo decir de undécimo grado?. 2016 es el año que deseo que se repita de nuevo exactamente igual cada día de mi vida. A pesar de tener un comienzo oscuro, por haber quedado en una sección donde a causa de los problemas que tenía no le agradaba a nadie, todo cambió cuando me transfirieron a otra sección. Estoy tan agradecido con eso, no se que hubiera sido de mi año si eso no hubiera pasado. Todo me salió a la perfección a excepción de dos cosas: mi banda de excelencia académica y mi vida amorosa. Viví una epifanía total, y no fue porque haya ido de retiro espiritual, sino porque disfrute de cada una de las experiencias que me trajo ese año. Mi monografía: perfecta; mi semana de festividades escolares: perfecta; mis relaciones personales: perfectas; mi graduación: perfecta. Todo encajaba como debía ser, todo era perfecto y siento que nunca había estado tan realizado como en ese entonces. Fui redoblante de liras, y a pesar de no cumplir mi sueño de ir a tocar a la Virgen de Mercedes el día de la subida, siento que si hice algo productivo en todo el año. Ese fue el año que más salidas tuve y el año donde había reforzado mi amistad y mis relaciones personales con toda la gente a mi alrededor.
Algo que pasó fue que a pesar de saber que quería ser, hubieron pequeños obstáculos para lograr alcanzar mis sueños. No fui a estudiar a la universidad que quería por motivos personales: mi mamá no me quería dejar ir de la ciudad; pero siento que a pesar de eso, pude desenvolverme en cada uno de los exámenes de admisión que hice, por esa parte me siento realizado pues logre pasarlos. Fue un año corto por motivos electorales que luego siento fue un desperdicio de valioso tiempo.
Me inscribí en la universidad con mis amigos, pensando que era una buena opción pero veo que preferiblemente no tendría porque haber sido de esa manera. Me tuve que separar de ellos porque hubo un problema bastante extenso pero al día de hoy siento que los extraño tanto; ellos hicieron de mi 2016, mi 2016. La universidad marcó un antes y un después, literalmente no so más quien fui en secundaria por muchos motivos que prefiero abordar en un post aparte.
En esta última parte consiste mi recurrente obsesión por el pasado, por recordar tiempos simples donde mis preocupaciones eran superficiales, donde no me tenía que preocupar por si iba a amanecer con vida o por si alguien de mi familia se iba a enfermar. Es una cosa innata en mi, pensamientos espontáneos que me hacen abordar el pasado donde era feliz y que espero que pronto cambie por mejores momentos. 
Lo tenía todo y no me daba cuenta.
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orabxd · 4 years
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Mi recurrente obsesión por el pasado | pt. 1
“Te acordas de...“. Que frase tan genérica.
No puedo evitar decirlo, es como que me nace del alma recordar los momentos que fui feliz. No se de donde me venga este trauma, digo yo que me viene desde que estaba pequeño y no tenía amigos, o al menos eso pensaba. 
Tengo recuerdos vagos de preescolar; una vez me prensaron en el asta de la bandera con una muchacha gordita a la que le gustaba; los niños pueden ser muy pendejos a pesar de ser inocentes. No recuerdo muy bien, pero creo que en esa etapa no la pase tan mal que digamos.
En primaria y parte de secundaria el panorama fue muy distinto. Comenzando primer grado y las cosas se fueron al carajo. Muchas veces me preguntaban porque le guardaba tanto rencor a él (consecuentemente, tuve varios problemas por esas razones), y creo que una buena parte de mis problemas se remontan a ese día. Yo ni sabía que era pasar de preescolar a primaria, recuerdo haber ido a hacer el examen de admisión al colegio con mi peguita en barra Pritt (que perdí ese mismo día, por baboso) y ni cuenta me daba que pasaba. 
El primer día de clases de primaria recuerdo haberle dicho a mi mamá que como haría amigos nuevos y ella me dijo que solo les preguntara si querían serlo. 
Hago paréntesis en esta parte porque se me ha venido a la mente la vivida imagen de mi madre siendo feliz, al menos eso recuerdo. Toda esbelta, una mujer de oficina con su uniforme siempre impecable y su trabajo siempre eficiente; esa administración no conoció otra mujer como mi madre, quien dió su vida, su juventud y sus energías por quienes le arrebatarían su jovialidad y le pagarían mal una década después. 
Sucede que me acerque a un grupo de extraños y naturalmente como el instinto primitivo del humano nos hace actuar, ellos estaban juntos porque venían del mismo preescolar. Yo era un intruso y el que era “el macho alfa” solo supo decirme que no se podían hacer amigos de una albóndiga con patas. Los niños son crueles, depende como los críen sus padres, por eso quiero algún día tener mis propios hijos para criarlos como el padre que nunca tuve.
Ese año fue de la patada recuerdo todavía. Logré hacer unos cuantos amigos. Recuerdo que tenía un vecino, cuyo padre me llevaba al colegio al principio todas las mañanas. Su padre fue un ejemplo para mi desde pequeño y gracias a su cibercafé descubrí que quería ser de grande. Lástima que su hijo me hizo bastante daño durante el tiempo que estudié con el. Creí que por ser mi “amigo”, sus amigos también lo serían pero estuve bien equivocado. Siempre que íbamos a recreo ellos se corrían de mi y me aplicaban la ley del hielo; no hay cosa que me caiga peor en esta vida que esas dos cosas. Pasó todo eso, una niña que repitió primer grado me echó corrector en la paleta de mi silla y me culparon injustamente (de ahí comenzó mi mala racha de cuando toda el aula me echaba la culpa de las cosas que pasaban). 
En segundo las cosas cambiaron, creo que el tener nuevos amigos me hizo comenzar a ser extrovertido. Enrique y Meléndez fueron mis primeros amigos en el colegio, y siendo tan pequeños siempre hubo alguien que trataba de separarnos pues no existe edad para la envidia. El mismo que me excluyó el primer día siguió siendo mi verdugo para el resto de la primaria y la secundaria. No se ni porqué salí bailando y cantando ese año para las festividades del colegio pero al menos me gané el primer lugar de canto con mi interpretación de “La Bamba” (los babosos de quinto grado de ese entonces jamás lo superaron y siempre me llamaron así). Increíblemente tenía problemas con mi caligrafía y me mandaban a hacer más planas que a los demás niños, al parecer me funcionó pues mis compañeros y amigos dicen que tengo una muy excelente letra.
Yo describiría tercer grado como un infierno. Fue un año pésimo comenzando que me habían separado de mis amigos de segundo, al parecer el mundo había confabulado para que todos se pusieran de acuerdo en que me iban a hacer bullying. Me doy cuenta ahora que en ese entonces tenía problemas de ansiedad y yo decía (aunque también puede ser) que era por mi gordura de niño. Lo único rescatable de ese año fue el tiempo en que fui vocal de pedagogía, donde se suponía que la profesora me había puesto por ser “buen alumno”, pero de la misma manera el cargo se me fue quitado en un acto de humillación donde además de hacerlo público delante de todos mis compañeros, me pusieron una amonestación conductual. Ese día lloré a mares, incluso me dio calentura por tanto llorar, nunca había tenido una humillación tan grande, peor siendo un niño de ocho años.
Pero bueno, igual recuerdo que mi vecino se portaba de lo peor conmigo. Venía el y su tía a pedirme copia de mis apuntes muy a las cinco de la mañana, y el muy ingrato se rehusó a darme copia de un mapa que no había podido conseguir y que él sí tenía. Qué desfachatez. Ese mismo año recuerdo haber dado mi primera comunión, en ese entonces estaba bastante metido en las cosas de mi parroquia y me gustaba de hecho. Era uno de los que le agradaba al padre de ese entonces por que según tenía mucha sabiduría. Como por lo general siempre hemos vivido con lo necesario, mi mamá y mi mita han sido sabias en invertir el dinero en educación y no cosas banales, entonces no tuve fiesta más que un par de pizzas y dos amigos que me hicieron la bulla: Luis y Fernando. 
También ese año comencé un programa de radio (mi vida ha sido bien multifacética, digamos) pero no se, siento que solo era una pieza más de un rompecabezas donde no encajaba. Era como una guerra de protagonismo, pero a mi nunca me interesó ser el centro de atención. Tengo que recalcar que a pesar de no gustarme estar bajo la luz del centro de atención, siempre terminaba siendo el que destacaba, no se porque, siempre es así y sigue siendo. Me metí a los scouts pero mi mamá me sacó a los pocos meses por temor a que me hicieran daño.
Sigamos con el asunto con cuarto grado. Resulta que no me acordaba de Luis, un amigo con el cual había estudiado en preescolar pero que por razones del destino, no coincidimos hasta cuarto grado en la misma sección. Fue la primer persona en invitarme a una piñata, por motivos de su comunión; fue un buen día. Me metí a la pastoral de niños de mi colegio, recuerdo que fue un espacio donde me sentía en plena paz y comunión con Dios; estuve buen tiempo hasta mi primer año de secundaria. Ese año tuve uno de los mejores cumpleaños de mi vida, estuve con mi familia en la playa y casi dormimos allá; que simples pero perfectos eran esos tiempos...
Pero nada es para siempre. Al final de ese año mi mamá sufrió su derrame cerebral, no me quiero extender en esta parte porque quiero dedicarle un post completo a su historia. Eran tiempos difíciles y nunca me imaginé que mi vida iba a cambiar para siempre. De ese entonces solo recuerdo haber pensado que si sacaba notas altas, iba a enorgullecer a mi mamá que estaba en el hospital.
Quinto fue algo extraño. Era una nueva etapa, nuevos amigos y comenzaban los grupos de personas a creerse mejores que otros, pura pendejada de niños que empezaban a entrar a la prepubertad con tan solo diez u once años. No pasaron cosas interesantes más que este era el primer año que no iba con mi mamá el primer día de clases, en cambio, me fui con mi mita. Recuerdo al profe Denis, siempre alegre y molestón, es una gran lástima que la vida le haya pagado tan mal en sus últimos días. Me salvé de una amonestación conductual por jugar “arriba” y nada más interesante pasó. 
Yo no sé qué rollo me tenía con esta cosa de la aceptación social, parece que era algo importante para mí pero la verdad es que ahora me veo y pienso que todo eso era una estupidez superficial. Ese objetivo me persiguió hasta que logré entender que tus amigos te van a querer por quien sos y no te van a pedir cambios a menos que sean por tu bien ya que están realmente interesados en tu vida. Sexto y séptimo grado me dejaron de lección que no siempre quienes crees que son tus amigos lo son, pues muchas personas quienes consideré mis amigos me dieron la espalda a la primera. 
En sexto conocí a mi verdugo pedagógico, mi guía de grupo era la combinación de todo lo pedagógicamente mal: preferencismo, elitismo, mediocridad y mente cerrada. Prefiero no entrar en detalles pero si de algo estoy seguro es que esa persona es la concepción completa de todo lo que un docente no debe de ser. Al día de hoy sigo acarreando muchos traumas por culpa de querer minimizar mi forma de ser y tratar de querer encajar en el lugar donde no me querían, pero que se puede hacer, la vida está llena de altibajos y uno tiene que aprender a vivir con ello. 
No se si fue por mi promedio, por qué razón pero al menos puedo rescatar que participé en la liga del saber, quedamos empatados pero bueno, siempre hay una de cal y otra de arena. Al igual que para mi comunión, no hubo fiesta, pero si recuerdo que mi mamá me compró un variado con el dinero que mi tío me vino a dejar. Ese señor vale más que el oro, que el diamante o el grafeno, cualquier cosa que tenga valor en esta vida.
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orabxd · 4 years
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Mi mayor miedo
Uff, no sé ni por dónde empezar. Tengo que aclarar antes que nada, de que soy un cobarde. Públicamente alguna vez tenía que reconocerlo.
Toda la vida me he pasado posponiendo mis miedos por temor a lo que la gente dice, me hacen falta huevos dirían por acá. No se ni por donde comenzar a describir cuales son mis mayores miedos, pero creo que en si el objetivo del porque cree este blog es un buen comienzo: la muerte.
Si he tenido experiencias cercanas a la muerte, debo admitirlo, pero mi conciencia no se había desarrollado todavía para poder saber a ciencia cierta que pasaba. No tenía ni cinco años cuando regularmente sufría de neumonías (y no atípicas o “de la comunidad” como dice el Mensa), una de las tantas veces recuerdo haber caído inconsciente de la calentura y haber amanecido con mi mamá y mi abuela en la clínica (posteriormente convertida en un bar, donde irónicamente pase varios buenos momentos).
Nada que me haya pasado me ha tenido con el Jesús en la boca como la enfermedad de mi mamá, desde los nueves años vivo con un miedo irracional a verla morir o que me vuelvan a decir que tengo que esperar a que ella muera. Mi madre sufrió un derrame y toda mi corta vida de veinte años junto a sus decisiones ha girado en torno a las consecuencias que puede causarle mi actuar erróneo.
Las personas cuando estaba en secundaria y me tachaban de “que me tenían amarrado” no saben el dolor que uno siente cuando le dicen que su mama va a morir, y todavía en la universidad me han salido unos cuantos comentarios pero prefiero sentir que he sido un buen hijo y privarme de mis libertades antes que hacer sufrir a mi mamá. Ellos no saben que es tener que desvelarse porque le dió un ataque de tos producto al tiempo que estuvo entubada, ellos no saben que es verla y sentir que en cualquier momento la vida te arrebata a tu ser más querido. 
A Dios le pido todos los días que le de salud, que le de más tiempo de vida para que me permita darle la vida que ella se merece pues se ha sacrificado con todo y su enfermedad para darme una vida normal, y  a veces yo siento que he sido demasiado exigente y mal agradecido con ella. Tengo un caracter demasiado explosivo que me hace actuar sin raciocinio muchas veces con la gente que no debería.
Ahora tengo el alma de un hilo, ella entra en más de cuatro de los grupos de riesgo por culpa del coronavirus y como es trabajadora del estado no tienen permiso ni de faltar porque les quitan el día. No se que haría sin ella, ni siquiera si muere en mis manos. Eso sería lo peor que me podría suceder.
Mi miedo es a la muerte. Se que todos tenemos que morir alguna vez, es propio de la naturaleza humana, pero todos deberíamos merecer morir de vejez, en una cama rodeado de tus seres queridos, a cómo murió mi Ito. Espero que ese sea el destino que Dios me ha propuesto a mi y a mi familia. 
Es turno de hablar de mi Mita, la señora que me ha sacado canas verdes porque soy demasiado desobediente y tenemos un carácter muy parecido a consecuencia de haberme criado con ella. Todavía recuerdo ser pequeño y estar bajo su regazo cuando mi mama andaba trabajando. Sin esa señora me voy a morir de hambre porque ella hace la comida más deliciosa, no se que haría sin su relleno navideño o su comida casera, me voy a desnutrir. 
La mayor parte de mi carácter ha sido forjado por ella, le doy gracias a Dios aunque a veces me saque de quicio (la he de comprender, son cuestiones de la edad y con eso no hay ninguna cura más que dejarle expresar su enojo). Esa señora es mi heroína, hace de todo y a pesar de renegar siempre está ahí. Me paso de malcriado, debo de admitirlo pero tenemos un carácter bien confrontativo; trato de evitar los roces lo más que puedo. 
De mi papito les puedo decir que es una de las mejores personas que he conocido, siento que ha sido muy infravalorado, que por su condición y sus problemas no pudo desarrollarse de la mejor manera como profesional y como persona pero que cuando estuve pequeño trato de darme lo mejor de todo y de enseñarme lo que el en sus conocimientos quería. Recuerdo vívidamente cuando me sacaba en su bicicleta a dar una vuelta y me llevaba a comer “sanguches” de la “sangucha”, fueron los mejores tiempos. A medida fui creciendo, me fui separando de vos, y aunque sienta que decirte te quiero puede sonar raro, quiero dejar constancia de que si lo hago y que siempre te he defendido. 
Los amo indescriptiblemente, no hay alguna formula científica, alguna fuerza que explique el amor que les tengo. No se que haría con ustedes, jamás me he planteado mi existencia sin ustedes en ella; creo que ese ha sido mi mayor error y se ha convertido en mi mayor miedo.
Todos se merecen que yo les de la vida que deberían de tener, todos ustedes me han formado y han invertido en mi para que yo pueda agradecerles. Nunca había tenido tanto miedo en mi vida como en este momento de crisis que estamos pasando. No quiero que me los arrebaten por la irresponsabilidad de la gente que está en el gobierno. Se que todos somos de la muerte, pero la vida nunca te prepara para estos momentos.
Los amo. 
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orabxd · 4 years
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El internet lo aguanta todo
He llegado a un momento donde me siento perdido, no se que hacer y no es porque no tenga definido lo que quiero hacer para el resto de mi vida, sino que tengo temor de no tener los medios para hacerlo: lo más fundamental, la vida misma. Y no es porque me quiera morir, estoy en una incertidumbre total porque el gobierno de mi país (como siempre inútiles e ignorantes) no ha hecho nada para controlar la pandemia.
He venido a Tumblr porque he querido hacer de este perfil una guarida de mis pensamientos, para que la gente pueda ver lo que ha sido mi vida si en un futuro llego a morir por la irresponsabilidad de esta gente. Me ha inspirado a escribir la historia de Ana Frank, libro que leí cuando estaba en octavo grado y que hoy por hoy, atravesando todo esto que está sucediendo siento que hay muchas similitudes entre ambos: estamos encerrados, amamos a nuestra familia y sufrimos las consecuencias del odio del gobierno de turno.
Serán algunos posts los que haré, y espero llegar vivo al final de todo esto para visitar este perfil y darme cuenta de que todo el miedo y la ansiedad que he sentido han sido sólo producto de mi imaginación y que logré superar todos los retos que se me han interpuesto.
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