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Oscar Petrel
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LA CUMBIA COMO ORÁCULO
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oscarpetrel · 8 months ago
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Bitácoras del viaje
Fluir para viajar, viajar para fluir
¿De qué se trata enseñar? ¿Quién practica la enseñanza? ¿para quién? ¿Por qué?
Esta es una fotografía de una sala de clases de una Isla lejana del Seno Reloncaví. La sala tiene en su interior una estufa a leña. Alrededor del fuego están las mesas y las sillas. La disposición de la sala de clases no es la disposición convencional. Pareciera que la pizarra cedió su protagonismo al fuego. Imaginemos la escena: Los niños y las niñas comienzan la clase. Un niño observa y escucha el crepitar del fuego mientras sus compañeros y compañeras tejen. Están haciendo unos atrapasueños de lana. En una isla lejana del Seno Reloncaví estudiantes tejen atrapasueños. La profesora ve por la ventana. La profesora dice: Niños, niñas, la palabra texto significa tejido. Tejer es una forma de escribir. ¿Qué les gustaría guardar en el bolsillo secreto de sus atrapasueños?
Oscar Petrel
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oscarpetrel · 8 months ago
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hola, hace cuatro semanas un profesor de la universidad llevó a clases un libro tuyo, me gustó mucho como describes Puerto Montt y sus alrededores con un lenguaje tan común y con esa crítica certera y compleja a la vez. Te encontré genial. Saludos.
Hola, muchas gracias por escribir. Me alegro. Y qué bueno leer este mensaje.
Desde la carretera austral
Oscar
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oscarpetrel · 1 year ago
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La poesía: esa santería tan personal
Sobre la XIII Encuentro de Jóvenes Escritores de Iberoamérica, dentro del marco de la Feria Internacional del Libro de la Habana, febrero 2024.
I
Estoy en la Sala Ché Guevara. Es el salón principal de Casa de las Américas. Pienso en Haydée Santamaría, la fundadora de este lugar. Ella pensaba que esta casa no es tan solo de quienes trabajan en sus muros, sino también de quienes en toda América y en el mundo hacen posible que la casa exista. Entonces, ¿de qué se tratan las manifestaciones artísticas que aquí llegan? Sinecio me aclara: “El folklore, para los marginados, es un grito de resistencia”. Identidad y resistencia, de eso se tratan. Víctor Jara estaría de acuerdo. Claro que sí. Lo veo cantar aquí mismo en el año 1972. Lo escucho decir en esta misma sala: “yo no canto por cantar”.  Música y resistencia, de eso se trata. A mi manera y en el balbuceo, lo que escribo y canto intenta reiterar lo mismo. “Seguimos siendo todavía”, diría José María Arguedas. Literatura y resistencia, de eso se trata.
II
Después de este enorme viaje, la memoria me quedó funcionando atemporal. Ahora que estoy en el sur de Chile y ahora que Cuba adquirió esa materialidad tan propia de los sueños, me parece que estoy recordando en realidad, un recital de poesía que todavía continúa. En mi memoria resuena un mismo concierto y estoy seguro que alguien allí adentro sigue pintando el mismo mural que Roberto Matta pintó. Es que la utopía de un mundo más humano es la misma. Nada más cambian las voces y los colores de quienes la pronuncian. Son los trinos de las aves migratorias que llegan a compartir y beber el agua cubana frente al mismo malecón. Casa de las Américas. Tengo la impresión que la muerte no sabe dónde queda este lugar que estoy soñando. Vuelvo aquí: Estoy nervioso, toco acordeón. Veo tres mujeres al fondo de la sala. Son tres sonidistas encargadas de hacer la magia y la santería. Las tres levantan las manos. La muerte no las puede ver, pero yo sí: estoy viendo a tres sonidistas bailar.
III
Estos recuerdos y ensoñaciones no hubiesen sido posible sin el entusiasmo quijotesco de Sinecio Verdecia Díaz, Alejandra Ferrer Cairo y Yanelys Encinosa Cabrera. Ellas y Sinecio, desde La Casa de la Poesía nos inventaron a esta fiesta. Nos enviaron todo tipo de instrucciones y arengas para asistir. De las Islas del Seno Reloncaví, a la Isla de Cuba. Fueron cantidades de mensajes de audio que llegaron a mi celular a más de 7.000 kilómetros de distancia.  Es un mérito enorme organizar un encuentro justo en medio de una crisis económica tan apremiante. Cuba resiste, pero le duele. Por eso me asombra que hayan logrado el objetivo de reunir a escritores, artistas y mediadores culturales como Discursos en Movimiento, en estos tiempos que son los tiempos de las contradicciones del ser humano. Yo no sé si a ti te pasa Alejandra, (hablo al aire como si estuvieses acá), que es tanta la hipocresía que uno termina con el ánimo maleado. A ratos uno decae y pierde el entusiasmo. A ratos uno piensa en colgar la toalla. Hasta que aparecen amigos y amigas como ustedes, capaces de gestionar espacios idóneos para el despliegue artístico. Lugares que nos recibieron con los brazos abiertos como Espacios Creativos o el mismo Convento de Belén, entre otras instituciones. Ustedes son amistades que andan trayendo una esperanza desmesurada. Uno los ve reír mientras hacen equilibro en la cuerda misma del abismo. Van silbando.
IV
Desde el inicio del fin del mundo y sus volcanes helados, uno pierde referencias de las pulsiones del mundo en este sentido. Salir de nuestra casa ayuda a encontrarse con formas de resistir y vivir que buscan y confabulan la espontánea compañía de los otros y las otras mediante un lenguaje común. Y el lenguaje común finalmente es la literatura, la música y la danza. Por eso requerimos cantidades exageradas de conversaciones. Y en el día vamos solicitando el regalo de la noche para alargar la hermosa convivencia.
Porque nos andamos traduciendo en los demás y por eso la bailamos.   
Oscar Petrel
En Pelluco.
Marzo del 2024
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oscarpetrel · 2 years ago
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Sobre la obra Catedral, de la compañía Primavera inútil
Ayer fui a ver la obra de teatro Catedral al Diego Rivera y me quedé pensando en la onda punk de Puerto Montt y toda su derrota. Muerto Montt le dicen por ahí. Una ciudad con curas zoombis. Una ciudad pastiche, entre la Cruz de Tenglo con luces led y sus íconos contemporáneos. Sus fracasos tan visibles como esa pileta y la crisis del DAEM. Esta obra vino a saturar los parlantes. No le quedó otra al dramaturgo: enrostrarnos la hipocresía. Tragedia pura y dura. Caleta de texto, chorros de textos y a toda velocidad, contándonos la venta de guaguas articulada por los curas en la dictadura, mezclando la volada de los futbolistas asesinados en Linz y todo ese jugo que dio el arzobispado al meter preso a ese cabro en el estallido social por quemar la banca de la catedral. Puerto Montt haciéndolo todo mal. No espero nada de ti y aun así me desilusionaste. Teatro contemporáneo. Teatro denuncia. Teatro tracher. Teatro terrible e hevy. Me acordé de la onda narrativa de Tarantino y sus películas. Se fueron al chancho.  
Le contaba a la Caro que me gusta el teatro porque ahí hablan todos los olvidados. Los mal muertos. Nos cuentan sus versiones.
Es decir, la obra es buena, pero en Puerto Montt ocurren cosas malas. Para vivir en esta ciudad uno tiene que hacerse un poco el leso. El que no cacha.
Buena la dirección también. Le sacó el trote a las actrices y actores. Bueno el humo permanente y fantasmagórico. La alusión al otro sistema espiritual. Una obra verdadera, puro punck chilote.
Ojo ahí queridos subversivos: no lo mataron los milicos, los mataron los aviadores. Decirlo así, aquí, es más incómodo. Duele más.
Oscar Petrel
Fotografía: Rafael Arenas Encinas
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oscarpetrel · 2 years ago
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Para allá alumbra la utopía
El asunto del destino
Con discursos en movimiento estamos revisando nuestro diario local. Las noticias y la información que circuló en Puerto Montt hace 50 años atrás. Me detengo, por ejemplo, en el titular del 2 de mayo de 1973. En ese entonces ya se hablaba de impedir una guerra civil. Allende pide la lealtad de las fuerzas armadas. Usa esa palabra: lealtad. El cardenal Silva “contempla con angustia la división que se ha creado en el corazón del mundo obrero”. Es como si el Golpe de Estado hubiese estado escrito desde ese mayo del 73. Hasta en Puerto Montt se presentía, como una corriente de mar que el mismo presidente intentaba encausar más no le resultaba. Allende estiraba el chicle. Tal vez no creía posible esa pasada para la punta de los militares. Tal vez Allende creía que el actuar de los golpistas tendría algo más de juicio. Más de razón y menos de fuerza. Para algunos, para algunas, el destino ya estaba escrito y no había otra forma posible más que hacer andar la furiosa maquinaria de exterminio.
Entre las multitudes
 Imagino estar escuchando ese discurso del 1 de mayo. Soy un profesor más. Un viajero en el tiempo. Me emociono al escuchar a Allende manifestar el fundamento esencial del sueño compartido: “La decisión implacable de convertir a Chile en un país independiente en lo económico, y dueño absoluto de su destino”.
Qué mal dormir
Chile como que resultó exactamente al revés 50 años después. Perdimos compañero Allende y lo que más nos duele es que el rival fue irrespetuoso con la muerte. Hasta los piratas tenían ética con los muertos del enemigo. Aquí pasó otra volada. Como para ser analizada por psicólogos extraterrestres. Como esas películas mediocres donde uno sabe que al final mueren todos.
 La sabiduría
Sin embargo, hay una frase en latín que prevalece y prevalecerá. Fue dicha hace tantos siglos para atrás. Se repitió y repitió de generación en generación. Lavada y reiterada por los tiempos. Es una frase que no le gusta a los dictadores ni a la gente muy rígida. La escribió en una pizarra de Concepción, en un invierno lluvioso, el gran maestro de latín Enrique Ruggeri: “unusquisque faber fortunae es”, cada uno es el arquitecto de su propio destino.  Se parece mucho a lo que dijo Allende ayer: “seamos dueños absolutos de nuestros destinos”.
En la oscuridad las luces pequeñas se ven con más fuerza.
Para allá alumbra la utopía, 50 años después.
Oscar Petrel
Pelluco, 1 de septiembre del 2023
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oscarpetrel · 2 years ago
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Tanto mar para nuestros remos: Isla Tenglo
Hay familias que viven en Chinquihue que prefieren que sus hijas e hijos crucen en bote a Isla Tenglo para cursar la enseñanza básica. Y en ese mismo bote, que llevaba a una estudiante de sexto básico bien abrigadita, cruzamos con @discursosenmovimiento para llegar a la Escuela Isla Tenglo del sector La Capilla. La escuela tiene cerca de cincuenta estudiantes y es preciosa. Años atrás pensamos con Carolina en matricular a nuestro hijo Gaspar allá. No lo hicimos tan solo por la lejanía y porque no tenemos bote.  Es que me hace más sentido la educación rural y su intimidad en comparación a la saturación y estridencia de los liceos y colegios de la ciudad. La pedagogía rural bien puede ser una forma de resistencia a la crisis del sistema educativo.
Con discursoenmovimiento y Travesías Literarias presentamos allá la obra Círculo: una obra de danza y teatro hecha especialmente para las primeras infancias. Y la escuela nos abrió sus puertas y nos dejó quebrar su cotidianidad. Hay veces que me lo pregunto: ¿Qué tan necesario es nuestro quiebre, nuestra forma? Lo escribo porque no se puede generalizar la realidad escolar insular. Es que también hay estereotipos funcionando a la hora de imaginar el mar y a quienes lo habitan.
Muchas veces se cree que en la ruralidad no pasa absolutamente nada cuando en realidad está todo pasando. Pienso en las escuelas de Isla Maillen e Isla Huar, por ejemplo. Con profesores y alumnos que ya quisieran los grandes establecimientos educativos de Puerto Montt. Recuerdo a Daniel Hernández, el maestro cuentero colombiano, que en uno de nuestras travesías comentaba, a propósito de la comparación Isla / ciudad, que en el Seno Reloncaví todavía hay una posibilidad para la utopía; estos niños y niñas saben escuchar.
 Lograr cuadrar estos viajes ha sido complicado. Hemos fracasado en dos intentos de viaje, con músicos y parafernalias, por cierre de puertos y suspensión de clases por temporal. Quizás eso es lo que necesitábamos: cacharle el mote a la naturaleza marina y sus lluvias, estar atento a los vientos desesperados que de pronto llegan. Cacharle el mote a las naturalezas humanas. Creer que uno es, como decía Rimbaud, un aprendiz de vidente. Esa es la mayor dificultad y también la posibilidad de seguir aprendiendo. Aprender a ver y aprender a no tostarse, porque la mayoría de lo que nos ocurre en estas aventuras, ni siquiera depende tanto nosotros.
Pero cuando ocurre, qué felicidad que es.  
Pelluco
 Fines de mayo del 2021
Fotografía: @francolibi
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oscarpetrel · 2 years ago
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Mi amigo Tatancito Mijito me mandó un audio preguntándome si tenía un caballo que le preste. Qué belleza que me da. Y yo pienso Tatancito Mijito que en algún momento nosotros los seres humanos nos torcimos del cogote y el juicio y nos maleamos de tal manera, pero de tal manera que nos enceguecimos, que optamos por criar perros y gatos en vez de tener caballos. Uno más que sea me gustaría tener yo. Un caballo. Sueño con irme a la universidad a dictar mis cátedras en un caballo y dejarlo amarrado al cable del data por hora y media. Un caballo me gustaría tener yo, con un carretón amarillo que diga Covepa. Y llevar a mi hijo en carretón a su colegio desayunando una sopaipilla con manjar y a la Caro, a la Carito, me gustaría tanto, llevarla en carretón a sus ensayos de danza contemporánea. Qué lindo que sería. Me gustaría tanto irme a Metri en carretón y llegar a la casa de mi amigo con mi acordeón y todos sus encargos: un quintal de harina tostada marca oso, helados de invierno, manzanas confitadas, yogu yogu, cigarros sueltos, fósforos copihue, piures, robalos ahumados, leche condensada, milo, estrellitas, cometas, planetas y universos.
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oscarpetrel · 2 years ago
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Tanto mar para nuestros remos
Llegamos a Angelmó un domingo, poco antes de las cuatro de la tarde y la lancha Patagonia ya estaba en el muelle. Antes de embarcarnos, cargamos varios sacos de trigo que enviaba Sofía a su familia. Sofía es una amiga del sur. Es hija de Marlene Neumann, directora de la Escuela Unificada de Isla Huar y nosotros viajábamos hacia la isla.
Ya adentro de la cabina de los pasajeros, me recosté en los colchones y salvavidas que estaban amontonados en la proa de la embarcación. Allí se escuchaba el fluir de las aguas y en cada golpe de ola crujían los maderos, como si el mar estuviese jugando con la embarcación, queriendo verla por dentro. Como si el Seno Reloncaví estuviese abriendo el fuelle de un acordeón marino.
Después de dos horas de viaje llegamos Huar. Dicen que la isla se llama así en homenaje a un indígena chono llamado Huercán. Esa versión indígena colisiona con un relato exagerado que cuenta que la isla entera fue regalada por una misión católica que nombró al sector San Felipe de Huar, en homenaje a un cura misionero. No es descabellado leer la isla desde lo religioso, sobre todo porque hasta el día de hoy es una isla que posee cinco iglesias funcionando para sus cerca de mil quinientos habitantes.  
Cuando llegamos en el embarcadero apareció una camioneta antigua y enorme de color rojo que esperaba el cargamento de sacos de trigo para las gallinas. También nos esperaba la señora Angélica que nos llevó a su bondadoso hospedaje.
Viajamos con la bailarina Paulina Aburto que presentó Mi propia fiesta; una obra que da cuenta de su propia historia por las danzas folclóricas del norte y del sur bajo el lenguaje de la danza contemporánea. El público estuvo compuesto por la totalidad del alumnado, además de los profesores y profesoras de la escuela. También tuvimos tiempo de hacer una clase de literatura para releer un relato maravilloso escrito por el músico Javier Aravena en nuestro libro Poesía a Cielo Abierto: travesías literarias isleñas. Editado por Provincianos editores. Finalizamos con una exposición del propio ilustrador del libro; Francolibrí. Sobre la mesa aparecieron tintas, gubias y rodillos quizás por primera vez.
En la pandemia, con el editor Andrés Urzúa y Franco, realizamos ese libro infantil antológico. Fue escrito por poetas, narradores y músicos. El capitán Helmuth se encargó de distribuirlo por algunas de las escuelas del Seno Reloncaví; en los mismos establecimientos educativos que habíamos visitado en las travesías literarias de Cielo Abierto en años anteriores. Ser original es volver al origen, dice el poeta Nelson Navarro.
Carolina y Julia amarraron toda la producción de esta vuelta al mar.  Volvimos a este lugar que resguarda en su interior a cintos de cisnes de cuello negro y enormes cormoranes. Carolina y Julia hicieron la técnica y el sonido, y fueron la miel de todos los mates. Ellas son las nuevas exploradoras de nuestra cartografía del maritorio.
            De vuelta en Calbuco almorzamos sopa de mariscos mientras sonaba una radio de otro tiempo. Como si una señal perdida de los años 90 hubiese entrado de golpe a un presente ajeno. Es que en el mar se pliegan los tiempos.
Puerto Montt desde la isla Huar se ve pequeñísimo. Como un dibujo futurista que brota entremedio de eternos volcanes y cerros magnéticos. Mucho más grande se expande el Seno Reloncaví; sobre sus aguas surcan las barcazas y las historias que cruzan de un lado para el otro sobre el lomo de las más furiosas y tiernas corrientes marinas.
Oscar Petrel
Pelluco
Marzo del 2023
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oscarpetrel · 3 years ago
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A Roman Jakobson le gustaba leer poesía 
Recuerdo la sumatoria de ecuaciones escritas en la pizarra. Esa pedagogía del desenlace donde no hay conflicto. No estuvo el contexto que llevó a cierta persona a hacerse cierto tipo de preguntas. En matemáticas, me suprimieron al matemático. Me lo baipasearon. De la misma manera que en lenguaje. Memorizar la figura retórica eliminó la obra. En los colegios y liceos el modelo de comunicación de Jakobson suprimió al lingüista Roman Jakobson. Fue una educación centrada en la optimización del tiempo y la entrega de datos. 
 La metáfora es terrible y también añeja: pensar al ser humano como un pendrive que hay que llenar de información. El verdor terrible de Benjamín Labatut me hace pensar en toda esa pifia por contraste. En su novela vuelve con maestría al inicio delirante que es el ser humano.
La ecuación está al final. La canción está al final. El poema y la novela están al final.
Se saturó la realidad de respuestas.
Una generación crece parecida a las otras; imposibilitada de hacerse preguntas. No distingue la mancha humana en la perfección. 
Óscar Petrel
Pelluco, 4 de diciembre del 2022.
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oscarpetrel · 3 years ago
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Pasarán más de mil años
                                                      Pasarán más de mil años, muchos más.  
                                                                                          Trío los Panchos
Luego de conocer la facultad, la organización me lleva a conocer el casino. Me sumo a la fila y sigo a los demás con mi bandeja. De pronto me doy cuenta que el almuerzo es exactamente el mismo de hace quince años atrás, pero de otro casino universitario. Comienzo a recordar la ciudad en donde estudié. El sabor aguado del jugo de frutilla y el arroz con leche que siempre fue lo mejor. Aparece en mí Concepción y su nostálgico otoño. Las metáforas del transporte público: Flota Centauro, Vía láctea, Vía del sol. Aparece la diagonal. La Floripondio tocando en la plaza Perú. Los tres tocando en el Campanil. Inti illimani, Manu Chao en Concepción. Gonzalo Rojas caminado hacia la facultad. El remontaje de la Negra Ester. Los 18 de septiembre y la feria de artesanos en el parque Ecuador. La señora Tita. La Pinacoteca envuelta en plástico y las marchas demandando un futuro mejor, cuando creía que la historia principal era mi carrera universitaria. 
Recuerdo las interminables noches y los amigos y las amigas y la danza roja del vino caliente con naranja y canela. Volvíamos abrazados por las calles enormes y largas bajo la lluvia del sur.  
Estoy almorzando lo mismo que almorcé hace quince años atrás. Todo ha cambiado y nada cambió. Porque la historia principal siempre fuiste tú, almorzando lentejas conmigo.
Fotografía: @francolibri
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oscarpetrel · 3 years ago
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Pedagogía del chamullo
Recuerdo la presión del colegio, la prueba de lenguaje, el libro que había que leer, los pocos ejemplares que había en la biblioteca, el libro pirata, el resumen circulando, el compañero que lo había leído y que opinaba. El que se quedó hasta tarde y le faltó leer el final. El que lo leyó, pero por partes. El que vio la película. El nerviosismo de recordar apenas esa parte. Y luego, la pregunta rebuscada del profesor, el personaje secundario, las preguntas de alternativas binarias. Verdadero o falso. Las referencias del autor. Es que Chile creció así: leyendo el resumen. Preocupado del torpedo. Chile creció así. Con otro que te cuenta lo que a él y a ella le contaron. Siempre en recreo, siempre antes que suene el timbre, a última hora. Y llegar a la prueba valsamente, a interpretar. Cara de palo, mentir si fuese necesario. Hablar por hablar, opinar. Extender el párrafo. Eso fue lenguaje. Una pedagogía del chamullo. Atreverse a pedir un punto más. Una especie de malabarismo afectivo. Lenguaje asociado a la sentimentalidad y a la subjetividad. Otra cosa matemáticas. Otra cosa biología. Pasar y pasar de curso sin que el libro importe realmente. Hasta que uno lee y se encuentra.
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oscarpetrel · 4 years ago
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Cuando la patria es un paraíso
                 Un patriota amante de su país ¿no debería ser propenso a querer la nacionalización de los recursos naturales de su patria en contra de las multinacionales que operan en el mismo lugar donde nació? Esa otra empresa extranjera, ¿no debería ser considerada una amenaza territorial o ecológica?
Es una pregunta que revela un importante cambio conceptual. El concepto “patria” ya cambió. La pregunta importante es: ¿Cuál es verdadera patria? El dinero es la verdadera patria contemporánea por sobre el territorio. El dinero en sí mismo es la identidad del emprendedor y por consiguiente es la metáfora del respeto. Los trucos de Panamá son limpios en ese sentido: permiten ganar más, eludir más impuestos. Por eso se llama paraíso fiscal. 
Para unos la verdadera patria no es la familia, ni los amigos, ni la memoria de un lugar, la infancia. La verdadera patria es esa difícil abstracción del poder. Por eso eludir impuestos en la propia nación no genera conflicto de interés, al contrario.Tener más dinero, es “ser más”. Es un país contemporáneo que no tiene realidad física. Su frontera es una cartola de movimientos. Todos tenemos esa nacionalidad. 
Esta es la cuestión: el capitalismo inventó un nuevo lugar en el mundo que no queda en ninguna parte. Exilió al ser humano de su realidad y de su entorno. Más aún, cada vez que nos falta algo de dinero, aunque sea mínimo, sentimos algo parecido al exilio. Al no tener solvencia económica, ni siquiera podemos permanecer en la ciudad contemporánea, donde las áreas públicas son el consumo. Cuando no tenemos dinero desaparecemos de una lógica completa. Desaparecemos del país del consumo. Como si no estuviésemos en la realidad. 
Consumir es un simulacro de existencia, una operación que fija una presencia en otro lugar. Para un banco, por ejemplo, mientras más sea el consumo, más presencia se obtiene. Recuerdo una amiga que quiso pedir un crédito. Se acercó a un banco. Como no tenía deudas, era una ciudadana particular. Una persona sin ninguna deuda es como un adolescente para un banco. A mi amiga no le dieron el crédito. Al no tener huellas en la patria del consumo, no era una persona confiable. Consumir es tener una identidad, marca una huella.Trazar un camino. Delinear un lugar. Dibuja una nacionalidad. Un banco hace de esa huella su trabajo arqueológico.             
   Por eso el conflicto de la Araucanía es la síntesis del conflicto de Chile, ocurriendo simultáneamente en todo el mundo: dos paradigmas que no tienen posibilidad de verse el uno al otro. Unos defienden la patria y los otros también.  Por eso los helicópteros y tanques de guerra se ven tan fuera de lugar, descontextualizados. Esos enormes ejércitos se movilizan sin disparo. A toda velocidad hacia ninguna parte. Como si el enemigo no existiese. Para los militares serios y preparados, debe ser muy difícil resolver la abstracción del enemigo interno. ¿Dónde está?¿Cómo opera?¿Quién es realmente? A estas alturas el enemigo interno es un concepto hasta filosófico. El ministro del interior está haciendo lo que corresponde: propiciar el buen funcionamiento de la economía. La economía, no el país. Porque el país físico de una u otra manera ya está hipotecado. Debe funcionar cueste lo que cueste. Hay un área que necesita seguir produciendo, ya no para Chile, sino para el mundo. No puede diluirse la huella del consumo.             
Ese país que es el dinero, no está en ninguna parte, y aún así es capaz de movilizar a un ejercito para que lo cuide.
Oscar Petrel, corresponsal de guerra Revista Mocha.
Carretera Austral, 12 de octubre de 2021.
Fotografía: Militares llegando a la macrozona sur.
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oscarpetrel · 4 years ago
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Antes de conocer a Victor Jara, Joan ya era bailarina. Y ya tenía, eso que la poeta Maha Vial llama  “fuerza bruta”. Pienso en ese viaje de Joan, en el año 1956. Cuando salió de Santiago en un tren al sur con Patricio Bunster y todo ese elenco delirante y contemporáneo a presentarse ni nada más ni nada menos que en un gimnasio de Puerto Montt. Joan escribe: “El viento del Polo Sur silbaba entre las ventanas rotas y la población canina participó del ensayo”. Esa presentación debe haber sido una de las primeras muestras de danza contemporánea en el sur. Me resulta asombroso imaginar a Joan dándolo todo. Viajando cientos de kilómetros con una compañía de danza, que es como decir una familia. Que es como decir, un circo. Joan: utópica, excéntrica en sí misma, desparramando chorros de luz.  ¿Cómo Victor Jara no iba a enamorarse de alguien así? Hay personas así. Tanta pasión andan trayendo, que hacen que el mundo entero tenga ganas de cantar. ¿Se puede vivir así? como una brasa candente/ que no se apague/. Debemos hacerlo, aconseja Maha Vial, es la única manera posible.
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oscarpetrel · 4 years ago
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1.- Marcela Cubillos increpa a Elisa Loncón por negarse a condenar la violencia en una entrevista.
2.- Elisa Loncón invita a Marcela Cubillos a leer y a descolonizarse.
3.- Alguien, refiriéndose a Elisa Loncón, postea: “manda a leer (a Marcela Cubillos) y con suerte sabe hablar castellano”.
4.- El posteo es de Agustina. Su posteo es el verdaderamente importante de analizar.
5.- Contra ese posteo muchos y muchas trabajamos incesantemente.
6.-  Agustina no es un enemigo. El gran enemigo es su ignorancia.
 7.- Agustina no sabe (o no le interesa saber) que Elisa Loncón es doctora en Lingüística.
8.- Agustina no se refiere a Elisa Loncón. Se refiere a un cierto tipo lenguaje Castellano que según ella debería usar el poder, o la chilena estandarizada.
 9.- Las palabras de Agustina son en realidad, las verdaderas palabras de la violencia y son el espejo de nuestro Chile y su fracaso. 
10.- El desafío de Elisa Loncón es ante todo simbólico y sobre todo lingüístico y para ello se preparó toda su vida.
 11.- ¡Qué honor ser representado por la intelectual y doctora Elisa Loncón en la redacción de un sueño de país! Para mí es muy importante manifestarlo.
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oscarpetrel · 4 years ago
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Los trabajadores del globo
               Antes no había globos. Los trajeron de afuera. Al principio fueron poquitos. Se veían bonitos en nuestras propias fiestas. Los inflábamos a pulmón. Al tiempo después llegaron los globos de cincuenta litros. Había que inflar millones y millones de globos. Afuera necesitaban adornar sus celebraciones. Hubo un montón de trabajo. A nosotros nos contrataron para inflar globos con ayuda de unos bombines amarillos. Hasta mi padre inflaba globos. Los camiones iban de aquí para allá trasladando globos. Los primeros años nos molestaba el olor fuerte de la goma cerca de la boca. El hormigueo en la cara. Después nos acostumbramos. Pero las pájaros no. Había tantos globos flotando en el aire, que los pájaros comenzaron a chocar con los globos y los globos se reventaban. Con la explosión también los pájaros morían. Hubo que traer más globos. Ahora ya ni quedan pájaros. De cuando en vez se escucha una que otra explosión. Pero el verdadero problema grave ocurrió después. Cuando comenzó a faltar aire. El encargado de medio ambiente nos dijo que no nos preocupemos; que los globos son los globos y que el aire es aire. Que se priorizaría por terminar de llenar los globos que faltaban. Pero nosotros ni deporte podíamos hacer. Menos podíamos ver el cielo, porque el cielo estaba lleno de esos globos que nosotros mismos habíamos inflado.
               Desde la llegada de los globos de cincuenta litros que hubo gente que quiso reventarlos. Decían que inflábamos globos para fiestas donde jamás fuimos invitados. Por lo mismo, los guardianes del globo nos ven a todos los que nacimos aquí como si fuésemos alfileres. Toman cursos para combatir el exceso de puntas. Forman comandos. Hoy amanecimos tristes. Ayer murió otro joven de un disparo. Dicen que andaba reventando globos. Que el joven era en sí mismo un metal afilado. Algunos piensan que se lo merecía por meterse demasiado en el tema del aire. Yo pienso: ¡pero si son globos para fiestas! ¿Cómo es posible que un bombín amarillo sea más importante que la tristeza nuestra?
Oscar Petrel, 15 de julio del 2020
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oscarpetrel · 4 years ago
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La única colectividad posible para el poder es el consumo
Es duro ir al supermercado. Cuando voy a comprar chocan en mí todos los discursos. Estallan, arden y luego se apagan. La última vez que fui a comprar miré hacia la fila del lado buscando una caja algo más descomprimida. La verdad, y aquí lo aclaro, me da lo mismo el supermercado y sus quinientas personas moviéndose por los pasillos simultáneamente mientras suenan por los parlantes: mantén tu distancia social. Lo que me importa es cómo ese espacio se transformó de pronto en el gran espejo de nuestra hipocresía.
Ayer un amigo acordeonista se fue como kamikaze en contra de las presentaciones zoom y el teatro on line. “Al principio de todo esto se entendía” escribió, pero a estas alturas, dijo mi amigo Peco: “se están disparando en los pies”. Él lo piensa en relación a la lógica del poder. Cuestiona en el fondo, el por qué se repliegan a unos a la virtualidad y a otros no. Como ocurre con la pedagogía. Nada que hacer, son decisiones que se tomaron a nivel central, le responderían los mandos medios a mi amigo músico. Habría que abrir un colegio y un centro cultural adentro de un supermercado, diría un clown. Pero Peco en realidad está diciendo otra cosa: él está haciendo un llamado a la insubordinación.
Se trata de la ficción que opera en todos nuestros espacios cotidianos. Se trata de dónde nos sentimos seguros y dónde no. ¿Nos sentimos más seguros adentro de un supermercado, simplemente porque estamos comprando como lo hace el otro? Comprar nos iguala, nos homologa. Como si el consumo fuese una doble mascarilla o una especie de segunda piel que nos plastifica y nos hace sentir seguros frente a cualquier peste. Trato de analizar el problema:¿Qué pasó con los centros culturales? los centros culturales, hasta las escuelas, serían desde esta perspectiva espacios prescindibles, porque en verdad allí no se está ocurriendo el consumo de manera concreta.
Porque la única colectividad y ritual posible para el poder es la del consumo. Todas las demás colectividades, son formas que adquiere la entretención. Y para todo lo demás: mastercard. Esta es nuestra ficción y esta es nuestra hipocresía, porque además queremos mantenernos a flote, inclusive ser felices, trabajadores, entretenidos, hasta libres y sanos.
No hay que ser sociólogo para darse cuenta: un país que mantiene cortadas las diversas manifestaciones colectivas, un país con toque de queda, un país que no permite el desarrollo libre de sus expresiones identitarias, ceremoniales, culturales, inevitablemente se vuelve más triste, más mustio. Se apaga, se muere. Parece que Peco tiene razón.
Antes lo sabía, pero ahora me lo pregunto: ¿dónde estarán ocurriendo nuestros preciosos rituales? y sobre todo ¿dónde deberían ocurrir? 
Fotografía: Obra Amor Reverso.  Año 2017
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oscarpetrel · 4 years ago
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               El chacay
               Ayer pasó un auto de una nueva policía municipal, anunciando por parlantes delirantes el cierre de calle Varas para el tránsito de vehículos porque había mucha gente comprando. Calle Varas es la misma calle comercial que está en todas la ciudades del país.¿Cómo poder entender y conceptualizar la misma imagen: los centros urbanos de Chile colapsados por las compras navideñas? Byung Chul Han dijo que la pandemia agudizó la muerte de los rituales. Tal vez se trata de lo mismo, pero  al revés. Comprar un regalo, como una forma de mantener uno de los últimos rituales del sujeto del rendimiento contemporáneo. Ir al centro,  justo a dos días de la navidad para  buscar un regalo y de paso hacer las compras para armar una cena.
                La pandemia ha sido terrible, por supuesto, pero también ha sido un espejo enorme, que nos devuelve nuestra propia imagen. La avidez de nuestra alma pobre, diría Luis Oyarzún. Es el consumo vivo y chirriante incrustado en el mismo corazón del ser humano. Consumir, comprar algo banal: aunque sean unas pantuflas, unos calcetines, un juguete plástico, plástico, para dar cuenta de nuestro amor. Nada malo tienen los rituales, solamente que este tiene una naturaleza perversa y demoníaca. Da cuenta de un capitalismo vivo afilando su espina, un capitalismo chacay enraizado a nuestra ternura. Tan fuerte es el ritual que ignora la muerte. Consumir como un ritual sagrado, aunque esto signifique arriesgar la vida, aparentemente. Es el capitalismo sacándole la lengua al ministerio de salud, a la religión, a los centros culturales cerrados, a los músicos, escritores, actores y bailarinas y también a la estrella de belén.
En la foto: Gaspar, Eva y Colombia 
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