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Cuando Cenizas conoció a Brasas lV - “Cuando Brasas conoció a Cenizas”
Una tarde estaba viendo un punto fijo en el sol del horizonte, cuando su voz me interrumpió.
—¿Es aquí, este lugar? —me giré y el punto de luz no me dejó ver su cara. Me enseñó un papel en sus manos.
Cuando logré enfocar algo de la imagen, tomé el papel, me giré y le indiqué con la mano por dónde era.
—Todavía te falta, es al fondo.
—¿Más? —dijo, gritando. Me quitó el papel rápido de las manos y se fue en la dirección que le indiqué.
A Cenizas nunca le gustaron los mapas; él era bueno con las máquinas.
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Cuando Cenizas conoció a Brasas III - “Incandescente”
Pedí un viaje en primera clase a las profundidades del todo. Resultó que siempre tuve razón y no dormir como la gente decente un día hizo que mi memoria cansada flaqueara. Olvidé que había hecho una reserva mucho tiempo atrás y que estaba previsto para mí. Es un viaje que está ahí para todos, pero alguien con un humor raro decidió que este eslabón podría lograrlo.
Me notificaron de un momento a otro que estaban por salir, que había llegado la hora. Como estaban las circunstancias en ese entonces, no lo dudé ni un segundo. Para poder viajar por las profundidades del todo, en realidad no te piden vacunas ni algún conocimiento previo, solo te piden creer.
Parece fácil, pero en la primera prueba te explican que, para abordarlo, hay un camino delante de ti que no está a simple vista, pero ahí está. Yo miré un largo tiempo alrededor tratando de verlo, hasta que, a tientas, fue tomando dirección. La forma se la dieron los señalamientos. Eso no parece importante… hasta que se te olvida por dónde era que tenías que ir.
De tantos señalamientos que yo requería para no olvidar el camino y forjar el de enfrente, empecé a ponerles dedicación. Los hacía lo más elegantes y visibles que podía, como si hubiera deseado haberlos visto así de claros y brillantes antes. No quería olvidar ningún detalle. Aunque descansaba mejor, no podía confiar todavía en mi memoria.
Al mencionar que, de primera, el camino lo hace uno mismo para llegar o ir poniendo señalamientos, no suena como un viaje de placer, lo sé. Pero hay gozo en ello para quienes quieren saberlo todo… El descubrimiento es un alimento divino. Deja una sensación de calma y seguridad sobre algo que antes era desconocido.
Es lo que viene despu��s, sobre lo que descubrimos, cuando tenemos que determinar si lo que sabemos ahora es una carga o una liberación. Yo no recuerdo si eso venía en las letras pequeñas. Debí de estar en serio distraída para no haber notado qué clase de viaje sería cuando me dijeron que más adelante me darían una armadura…
¿Qué había al llegar ahí? ¿Qué requería eso? Me distraje. Yo iba contenta aún por haber encontrado el camino y haber subido a tiempo. Como dije, estaba feliz de no estar donde estaba antes. Me lo tomaba en serio. Algo, después de pasar la primera prueba, me había despertado un ánimo diferente. Guardaba silencio cuando debía, y cuando comprobaba o aprendía una lección durante el viaje de la mejor manera, me daba la sensación de tener una oportunidad.
Debí haberme distraído de nuevo con la idea de que había algo que yo podía hacer bien, que podía seguir aprendiendo. ¿Había un montón de cosas maravillosas que aprender a partir de eso? ¿Trazar caminos que no estaban a simple vista? ¿Qué más había ahí? Saber la raíz sobre cómo se compone todo tenía que ser bueno, y lo que no conocíamos era la promesa.
Si lo pensamos un poco, es importante conocer bien el camino cuando viajas a las profundidades del todo. Es la parte que no conocemos cuando navegamos hacia la profundidad. La densidad en la oscuridad, cuando estás a sus puertas, es diferente para cada quien. Pero no es para asustarse. No es un trayecto sin guía. Es importante recordar el camino para no desviarse. “Uno nunca sabe”.
Me habían gustado un par de paradas. A la distancia está la contemplación, ahí adquirí reflexión. Aunque en ese lugar venden la culpa por todos lados, te sugiero que no la compres. Uno de mis lugares favoritos fue la templanza , solo puedo estar agradecida por mi paso por ese lugar y lo bien que cuidaron de mi.
Había otras personas que viajaban al mismo lugar que yo. Pero yo no hablaba con nadie, solo veía al horizonte esperando llegar al siguiente punto. Creo que fue antes de pasar por la ilusión. Sí, ahora lo recuerdo bien. Fue antes de eso cuando lo conocí.
Que una persona esté en el mismo barco que tú, en el mismo lugar, con las mismas circunstancias, la misma vida, no quiere decir que tengan el mismo destino. Y cuando crees conocer algo, no quiere decir que lo domines. Pero estaba emocionada con todo lo que estaba conociendo, y yo quería saber más.
Entonces averigüé cómo podía hacerme miembro, y para mi sorpresa había vacantes como guía en diferentes tours. En esos viajes hay terrenos escarpados, y me dijeron que, como yo lo había hecho “tan bien” con lo de los señalamientos, tal vez podría hacer un buen trabajo con eso.
Dijeron que, de elegir eso, tenía que seguir preparándome. Había pasado mucho tiempo desde el día que comencé el viaje, escalando pruebas como colinas que nunca creí superar. Acepté. Entonces me dijeron que comenzara de inmediato. De nuevo creo que me distraje, y no puedo asegurar que no estaba en letras pequeñas. Desconocía que habría una prueba.
No sé cómo pasó. Un día, de repente me cegó una luz y cuando abrí los ojos, estaba frente a él. Esa prueba también es diferente para todos. La mía fue una especie de graduación inesperada. Me dijeron que, para acceder al siguiente nivel de las profundidades tenía que hacerme incandescente.
Debo reiterar que, hacia las profundidades del todo, existe la parte que no conocemos y esa parte es oscura. Parte de la densidad dentro de ella no pertenece a una cosa en específico. En la profundidad del todo está todo en conjunto. Eso lo hace un lugar con corrientes estrechas, y muy poca luz puede pasar por ahí.
La única manera de hacerse incandescente es a través del fuego, dejando que la llama te consuma lentamente hasta que solo quede ese rastro de luz que se emite por el calor. Era la manera más segura de acceder y poder conocer lo que había ahí.
Para entender las cosas que ahora sé, ya había dejado tanto atrás que pensé que el fuego sería una prueba más. Pero… ¿Qué tenía que ver con él?
Las instrucciones eran claras: darle un tiro y darte otro a ti en la mano. Tal vez las pruebas para todos sean diferentes, pero lo que se siente debe ser parecido. Porque no será cualquier persona: van a tomar todo lo que ahora saben de ti y lo van a poner en un reflejo perfecto.
“La rendición no es una agonía eterna”, los escuché decir mientras veía las gotas de sangre rojas resbalando por mis dedos.
Un tiempo seguí avanzando sin notar que dejaba un rastro de esas gotas en el camino. Comencé a hacerlas tinta y, a veces, se hacían palabras en hojas. Y empecé a escribir sobre lo que había pasado. Tal vez era verdad: no sería eterna.
Creer me había llevado hasta ahí, pero aún tenía una sensación extraña, así que empecé a estudiar sobre el reflejo. Al principio pensé que se habían equivocado, pero está ahí, aunque en una forma contraria, como en un espejo…
Era difícil descifrarlo porque en realidad éramos contrarios en diferentes cosas. Si se trataba de ¿por qué los pájaros volaban?, tú empezabas a explicar el mecanismo de sus alas, yo respondía que entendían la voluntad. Si se trataba de fuego, tú decías “combustión” y yo decía “inmolarse”. Tú decías que sentías que la vida te había consumido hasta el polvo y yo… que solo así renacían los fénix.
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Cuando Cenizas conoció a Brasas II - “Catapultas de colores”
En algún lugar suena el timbre de un teléfono…
-¡Hey! ¿Cómo estás? Feliz cumpleaños atrasado. -Hola, estoy bien. ¿Estás en la estación? ¿Interrumpo? -No, mientras no esté la jefa sabes que todo está bien. -Quisiera contarte algo. ¿Tienes tiempo? -Sí, estaba por bajar a la cafetería a tomarme algo, ¿te regreso la llamada? -Vale, gracias. -bye.
En algún otro lugar suena el timbre de otro teléfono…
-¡Hey! ¿Cómo estás? -Bien, te echamos de menos el día de tu cumpleaños, en mi turno puse tus canciones favoritas. Esperaba que donde te encontraras las escucharas… ¿Qué pasó? ¿A dónde fuiste esta vez? Yo sabía que seguro era por algo importante, pero tuve que inventar explicaciones. -Estaba un poco lejos, solo pude sintonizar una y un pequeño spot que diste sobre los canguros en su hábitat, le atendiste la llamada a un niño y después se perdió la señal, lo siento. Debió ser una buena transmisión. -¡Qué bien! Me conforta… Jaja, no todo puede ser música, también debo dar datos curiosos de vez en cuando para mantener todo interesante. Y bueno, haré como que no noté que no respondiste donde te encontrabas, al menos lo intenté… ¿De qué querías hablar?
-Tuve un sueño el otro día y no sé, no me deja la cabeza tranquila aún. -¡Cuéntame! -Bueno, si divago, disculpa, está aún revuelto todo… Hace unos días me desperté de lo que creía que era un sueño… pero pasaron un par de cosas que lo hicieron extraño. Estaba en el lugar donde crecí, era de noche o de madrugada, estaba oscuro, pero la imagen se sentía tan real, y yo estaba corriendo por la calle que iba al cementerio, agitada. Yo conocía bien esa calle por las lámparas que la iluminaban; eran diferentes al resto del pueblo, cualquiera que haya perdido a alguien en ese lugar tiene un recuerdo de cómo se siente ese recorrido. Ya sea de noche o de día.
Pero yo corría hacia el lado contrario de ese lugar, evitándolo. De repente, había un chico que estaba corriendo, tratando de llegar hacia mi dirección, no lo conocí… Y no sabía qué estaba pasando, no gritaba, solo veía cómo avanzaban hacia mi dirección. Y comencé a avanzar más fuerte, empezando a sentir miedo. Detrás de nosotros venía un grupo de personas que tampoco reconocí, era un grupo grande, no veía del todo sus expresiones, pero querían atraparnos, porque algo me decía en el pecho que debía correr.
-Intenté avanzar y, al hacerlo, me dio la sensación de que solo me di la vuelta y en ese momento el chico estaba más cerca de mí, y las personas de las que huíamos lo habían atrapado y se lo estaban llevando cuando gritó: -¡No, yo no quiero estar aquí! Fue todo lo que dijo. Cuando estaba a punto de gritar por auxilio, la luz de una puerta se abrió en esa dirección, iluminando todo, y a contraluz vi la silueta de alguien llevando a un niño de la mano, diciéndole que “Todo estaría bien.”
-Cuando desperté, había una sensación extraña, triste. ¿Aún tienes tiempo de escuchar el resto? -Sí, no te importa que fumaré un cigarrillo mientras te escucho. -Para nada. Bien, traté de no darle mucha importancia a la aflicción y me levanté para alistarme a mis labores, tenía dolor de cabeza y pocos planes, pero igual trataba de ocuparme en diferentes cosas hasta que abrí mi computadora. Había una noticia en redes sociales, lamentando la partida repentina de un joven conocido del lugar donde crecí. En realidad, los populares eran sus padres por diferentes negocios que poseían.
Pero las personas en realidad lo lamentaban, al parecer era un joven amable y respetuoso. Y había comentarios de grupos organizándose para acompañar a la familia y recordar su memoria. Tiempo atrás viví en un departamento propiedad de esa familia, tengo recuerdos significativos, pero no me atrevía a escribir nada, y a pesar de tener el número de teléfono personal de ellos, no me atreví a llamar, no sabía qué decirles ni siquiera si era apropiado. Tenía el contacto por si acaso, pero no éramos cercanos. -Solo lo hablé una vez con él.
-¿Así? ¿Qué te dijo? -Nada, en realidad, iba bajando las escaleras del departamento y me parece que había ido a pintar una habitación contigua. En ese tiempo, yo estaba renuente hasta a saludar, íbamos a pasar por la misma entrada y dijo: “¡Buenos días, ya quedó!” y lo dijo sonriendo. Yo no sabía si me hablaba a mí, y solo le dije: “Qué bien,” pasamos y él guardó la pintura en su camioneta y yo me fui para el otro lado.
-Qué impresión, ¿él estaba en tu sueño? -Son sueños, es difícil precisar… pero días después de eso llamé a mi madre, la verdad es que me había comunicado con ella por mensajes y, a pesar de saber la noticia de mis ex caseros, no quería tocar el tema con mi mamá, tengo casi la edad del joven y hay temas que no me gusta llevar a la conversación y a ella tampoco. Pero mi boca no se detuvo y se lo mencioné:
-“Me enteré de la muerte del joven hijo de mis ex caseros, es lamentable, al parecer tenía más o menos mi edad…” le dije sin pensar. Aquí debo hacer una pausa para explicar mi horror:
-Verás, yo tenía un recuerdo desde niña, posiblemente de mis primeros recuerdos conscientes, estaba jugando con un niño en el preescolar, no había nadie más que nosotros en ese patio por alguna razón, me parecía que mi mamá estaba ocupada. Hacíamos catapultas con las llantas que acercaban los juegos de recreación, todas estaban cortadas a la mitad, pintadas de colores azul, rojo, violeta, amarillo y verde, unidas en líneas formaban una cerca suficientemente clara para indicar a un niño el pequeño espacio donde podía ser libre.
No lograría describir la imagen de ese pequeño niño, ni lo que llevaba puesto porque no sería fidedigna, solo sé que ese recuerdo evocaba una energía tranquila, como un momento pleno. Por alguna razón, eso nos parecía demasiado divertido acarrear un montón de piedritas cerca de una de esas llantas, cuando teníamos suficientes, nos sentábamos uno frente al otro, cada uno en una llanta igual, en un acto de lucidez dedujimos que uno tendría que empujar con sus manos mientras el otro rellenaba.
Yo empujaba la llanta hacia abajo y él me cubría las manos y cuando estaban totalmente cubiertas, me indicaba que las sacara. Y los dos, viendo al centro, veíamos cómo el caucho subía poco a poco. Entonces, el elástico hacía que rebotaran las piedras y volaban disparadas y esparcidas como confeti y todas las piedras pequeñas nos caían encima como lluvia. Hasta ese momento no sabía cómo llegamos ahí, pero un par de ocasiones tuvimos la oportunidad de esperar juntos el estallido.
-Verás, Conocí hace poco tiempo a una persona, y algo en sus palabras hizo que ese recuerdo volviera y se intensificara. Después de que conocí a esa persona, algunos recuerdos se hicieron nítidos y otros se perdieron. Como si su paso por aquí, a mi memoria, la hubiera alterado con una especie de fuego abrazador y solo quedaron en pie algunas cosas. Algo no me dejó ver con claridad y yo…pensé que me había reencontrado con esa persona, todo coincidía: su madre llamando a la mía despidiéndose, mismos vecinos y la historia que me contó es… uní puntos donde quizá no los había.
Se me heló la sangre cuando mi mamá comenzó a decir en la llamada:
-“Sí, hija, es triste. Era casi de tu edad cuando eran niños, estudiaban en el mismo colegio poco tiempo antes de que su mamá lo cambiara cuando se mudaron a un poblado cerca de aquí.” Me quedé muda, mis oídos sabían que estaban a punto de escuchar un estruendo… -“Ma, ¿yo jugaba con ese niño?” -“Sí, hija” -“Ma, ¿yo jugaba con ese niño en las piedras en el preescolar?” -“Sí, hija. ¿Todavía te acuerdas? eran pequeños, su mamá estaba haciendo el cambio de escuela, yo también tenía que atender cosas de ti. Pero sí, jugaron al menos una vez, ¿por qué? ¿Te encontraste con él cuando vivías en los departamentos?” “¿Eran amigos?” Yo ya no quería seguir conversando y le dije: -“En realidad no, me tengo que ir.” Antes de colgar, me dijo que prendiera una veladora y orara un poco, que me haría sentir mejor. Era un recuerdo tan personal y mi mamá lo estaba describiendo. Y eso significaba que esa persona se había ido. Eso es de lo que quería hablarte.
-¡Wow! En realidad es algo peculiar, ¿cómo te sientes después de eso? Me sabe mal, parece que te angustió. -¿Quieres escuchar la verdad? -Sí. -Ahora que te lo he contado, me siento mejor. Estaba avergonzada por una idealización y después sentía que ahora compartía un recuerdo con alguien que ya no estaba en este plano y no sabía cómo manejar ese sentimiento. Me asusté de un recuerdo, de un sueño y de los dos, enfrentados con la realidad, todo cambia y no dejan de ser suposiciones y una unión de puntos.
-Es normal sentir que todo parece una broma de la vida, una jugada extraña. No sabremos cómo lo recordaba él. Pero si las fibras con las personas que alguna vez fuimos felices están tan enraizadas, también es bueno. Gracias por contármelo, sobre la otra persona…
-Después de enterarme de eso ,fue como quitar una pieza de un rompecabezas que ya estaba completo y alguien me volvió a esconder. -No te entiendo... -Sólo debo tranquilizarme un poco. Siento menos miedo ahora de volver a soñar, gracias por escucharme. Ya es hora de que entres al aire… ¿no? -¡Creo que deberías escribirlo! -¿Bromeas? No quiero faltarle el respeto a nadie y ni siquiera conozco realmente a esas personas. -Sí, pero tampoco es poco el tema. Tal vez él también lo recordaba así y sería un buen detalle, alguien lo tenía presente en un buen recuerdo y ni siquiera lo conocía, ni qué fue de él. El mundo está conectado por fibras tan profundas que no imaginamos. No dejes que se haga un recuerdo triste. Escríbelo y dale un lugar a ese momento con la misma luz y colores que dices que tenía todos estos años, no deberías dejar que cambie y escríbelo para que los “¿Por qué?” con el tiempo se calmen. Eso decía un dato curioso sobre los sueños que leí el otro día… ¡Es hora! Cuídate, por favor. -Pensaré sobre eso, igual tú cuídate, gracias.
Alguien en algún lugar colgó un teléfono en un extremo, esperando lo mejor. Alguien en algún otro lugar colgó otro teléfono en el otro extremo, deseando lo mejor.
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Cuando Cenizas conoció a Brasas I – “Clarito”
Transcripción del mensaje recibido
Origen: Nave Z-09 Osa Mayor Destino: Estación Central Templanza Fecha de transmisión: 03.05.2525 - 13:88 TEM Estado de la señal: Parcialmente degradada
Transcripción automatizada 01:
(Estática)... Brasas: Hola, soy yo, desde la nave Z-09, reportando la misión en curso…
Perdón si esta vez no sigo el protocolo. Calculé que solo para encender el transmisor con la energía que queda, tengo como 17 minutos. Hubo un impacto y no he logrado repararlo todo a la velocidad que quisiera. He observado que hay una corriente que está empujando mi posición a lugares desconocidos. Decidí guardar la energía de los controles principales para enviar el mensaje y aprovechar esa corriente, pero no tengo asegurado que podré salir.
(Estática)... Brasas: Descubrí, sobre lo que vi en el recorrido, que estoy como a dos años de distancia de ti, aproximadamente. Quisiera decirte que es menos, pero no he podido arreglar el regreso. Tampoco puedo decirte lo que vi hasta ahora; si te digo algo equivocado, solo te retrasaría más en el camino. Entonces decidí hablarte solo de las dos cosas que tengo claras:
(Estática)... Brasas: El karma no es como lo imaginas… (Estática)... Brasas: Yo clarito escuché esa voz interna que me decía, cuando pasé uno de esos portales, que sí habría equilibrio en lo que me hicieron, que la vida no lo dejaría pasar. Pero yo no vería nada de eso… (Estática)... Brasas: Que no me enteraría, ni sabría cómo sería, pero que lo habría. Primero pensé que estaba bien por el equilibrio, sin importar quién lo merecía más. Pensé que el hecho del aprendizaje y estar viva era ganancia. Pero algo cambió después, cuando entendí que eso también significaba que no volvería a saber de esas personas. Y eso también me dio paz. Más que cualquier revancha o cualquier justicia.
(Ruido estridente)... (Estática)... Brasas: La segunda cosa de la que estoy segura es que eras tú. Te vi a ti en otra forma. Pasé por una línea con la luz más blanca que había visto, pero eras tú, como si ocuparas el recuerdo más inmediato que encontraste para que recibiera el mensaje. Alguien me llevaba de la mano hacia una puerta; se parecía mucho a la casa de mis abuelos, la primera. Estabas ahí. Era como ver a un chico empezando a ser joven, viendo algo en sus manos… (Estática)... Brasas: Te prometo que vi clarito cómo, cuando crucé la puerta, al verme, me extendiste los brazos, y, como una niña pequeña menor que tú unos años, corrí a abrazarte.
(Estática)... Brasas: Entonces díselo. Dile que tenía razón. Que las almas son como niños pequeños que ven el mundo como si lo descubrieran siempre, que pueden aprender, pero que desean todo tipo de sueños y es difícil explicarles algo que no pueden obtener.
(Diferentes ruidos estruendosos)... (Estática)... Brasas: Eso es todo lo que quiero decirte. No te voy a mentir: pensé que sería más lista y resolvería cómo volver, pero no tengo manera de afirmarlo hoy.
(Estática)... Brasas: Desde que te conocí, me han pasado cosas extrañas… (Estática)... Brasas: Espero llegar y verte del otro lado. (Estática)... Brasas: Brasas, fuera.
Fin de la transcripción.
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Dios puso en ella un sueño para mover una rueda, y movió más de una.
Quiero comenzar a contarte esta historia recalcando la insistencia con la que me pidieron contarla. Tengo la fortuna de tener amigos necios, un tanto intensos e impulsivos, pero con sus encantos y peculiaridades que los hacen perseverantes y buenos en su arte. Es como una colección de historias individuales que tengo el placer de conocer. Pero nunca había escuchado a uno de ellos pedirme que escribiera una historia para alguien con tanto asedio.
Me había apenado días anteriores escuchar que me decía: —¿Puedes?... ¿Por favor? ¡Me harías un gran regalo!
Me despertaba por llamadas y por mensajes, hasta que mi amiga llegó a mi casa. Debía ser importante, y aunque todas las causas lo son, hasta ese momento yo había esperado que su obstinación cediera o al menos encontrara a alguien con un humor relajado para su entusiasmo.
—¿Puedes escribir mi historia? —¿La historia de tu vida o solo sobre ese sueño del que me querías hablar en la fiesta?
Como había llegado de improviso a mi casa, yo lo dije de primera, sarcásticamente y burlándome. Pero me volteó a ver de un modo serio, como tratando de descifrar la respuesta justa, mirándome a los ojos. Después se rió como aliviada, me arrojó a la cara una almohada de mi sillón, puso su bolso en mi mesa de estar y se sentó.
—JAJA, me preguntas como un doctor en una revisión. Como un caso de estudio. Sabía que estaba en el lugar correcto.
En ese momento, por una resistencia interna, me descontrolé un poco porque no quería jugar con eso. Era sobre escribir, no importaba el tema. Yo ya solo lo hacía por trabajo. La parte de la inspiración, o al menos de brindar un par de líneas en favor de las letras, requería de mí un alto costo en presencia. En mi mente, era volverme a poner en un mapa, en una dimensión alcanzable hacia un mundo del que yo ya no quería saber.
Tan solo al recordar cuánto requería el proceso me incomodaba. No era una especie de cansancio; lo que desgastaba era ser prudente con lo que se dice en las historias. Cuidar cada línea para que vaya a algún lugar es como hacer caminos en relieves, y con una pala te esfuerzas en pasar cada palabra desde la mente hasta donde son alcanzables para otros. De la misma manera, supones que esos caminos van de regreso a ti.
A ella no le interesaba eso en ese momento, y algo me irritó cuando dijo:
—Es sobre alguien especial, de verdad. Si no, no te lo pediría. Los demás no lo entenderían, por eso no te quise contar allá. —¿Y yo sí?
Mi tono serio cuando dije eso hizo que ella guardara un pequeño silencio, dudando. Le dije que dejara de apelar tanto a mis vanidades como en la fiesta. Le pregunté si ella no había intentado escribir sus intenciones. Para ese momento, pensaba que era algo romántico o íntimo, cualquier detalle artístico para la patria persona. Pero no era así.
Siguió un rato en silencio, sentada en el sillón, y luego bajó la cabeza mirando al piso. Sacó unas hojas dobladas de libreta de su bolsa de mano, las empezó a extender en sus jeans, me miró como si me fuera a sentir ofendida y me las extendió. —Es que no te he contado todo.
Se puso a prepararnos un té de cedrón en la cocina mientras yo leía las hojas y retazos de textos, a párrafos y a modo de cartas pequeñas que escribió por aquí y por allá, con notas. De lo que ella te quería hablar era un tema sensible en cualquier mente equivocada. Ese fue mi resumen mental sobre lo que hojeaba. Y mientras leía, me daba cuenta del porqué se sentía como si estuviera apenada de ofenderme. Entendí que se trataba de las cosas que yo escribía y de la fama que tenía de no juzgar la vida de otros.
Y eso era un sentimiento dual: en realidad, no me interesaba la vida de otros ya, pero se trataba de confianza. A veces es la única cosa que, si le muestras un poco a alguien, la puede volver enorme. Es por eso que es dual. Como escribir. Antes, en sus llamadas previas, me sentí hostigada, como cuando me decían en la escuela que, porque podía contar la historia, yo debería hacer el trabajo escrito.
Pero habían pasado tantas cosas en mi vida que sí me había ofendido un poco. Pero también debía ser la resistencia a elaborar unas cuantas líneas escritas, de la que todavía no me libraba del todo. Yo sentía que no quería ser el rostro de lo que pasara realmente en esa historia.
Le advertí una última vez, bajando las hojas a la mesa, diciéndole que “yo ya no hacía eso”, que tenía mucho trabajo y que tal vez no sería fácil lograrlo como ella quería. Pero si estás leyendo esto es por una sola razón: le hubieras visto los ojos a esa mujer ese día. No apelaba a mi vanidad su insistencia para darte algo. Lo que mi amiga necesitaba era un canal y un mensajero.
Ya un poco más intrigada con todo lo que estaba leyendo, le pregunté: —¿Entonces se trata de una confesión? —No lo sé, pero he escrito lo que más he podido recordar —lo dijo mientras nos servía el té.
Yo estaba un poco atónita, pero leí la parte de su sueño esperando leer más. Leí las hojas y le dije que realmente su sueño era breve, que no era una historia todavía, pero sí la escena de algo delicado.
—Si ese sueño era tan importante y está causando todo esto, ¿por qué es todo lo que tienes como prueba? Me miró como una niña a punto de dar explicaciones, avergonzada por una travesura, y me dijo: —Desperté después de eso.
Me lo dijo con tanta seriedad que solté una carcajada enorme. No me malentiendas, esta vez no me burlaba de ella.
Por más que yo intentaba marcar el límite de lo tangible y hablar como un adulto, ella me daba respuestas como una niña que deseaba con todas sus fuerzas explicarse, pero que no conocía las palabras todavía para eso.
—No deberías tener tanto miedo, y menos a algo que todavía no pasa. Tenemos sueños, y sí, algunos son cansados, pero otros serán buenos y no siempre se cumplen. Tal vez este se siente más real por los detalles que asemejan la realidad, y es por eso que te ha preocupado así.
—Este sueño que escribí no es eso. Este sueño es algo diferente. Se sintió diferente. Yo también pensé tiempo antes de contarlo, pero algo se debe hacer.
No tuve un argumento lógico para eso y comencé a tomarlo un poco más en serio. Además, cuando me lo dijo, un pequeño flash me hizo recordar que ya había olvidado la última vez que yo había soñado algo. Nadie extraña la falta de sueños hasta que te das cuenta de que no están ahí.
Por más banal que fuese algún recuerdo onírico, no lo recordaba en ese momento.
Intenté pensar por un momento que ella solo estaba asustada, y eso les pasa a niños como adultos cuando la realidad no empata con lo que hay en sus mentes. Le di una última vista a las hojas arrugadas y a las letras sesgadas como si las hubiera hecho rápido, cuando podía recordar más detalles de su sueño. Notaba la precisión en las palabras mal hechas, en los renglones a gran velocidad, tratando de no olvidarlas y sujetándolas al papel. Yo estaba orgullosa: no dejó ir ninguna.
Te puedo decir que hizo lo que pudo. Por esa parte, la dedicación en esas hojas merece un reconocimiento al sentimiento. Pero debía advertirle de nuevo...
—No puedo escribir esto. No es así de fácil, aunque cambie nombres, aunque imagine el escenario irreal que lo sostenga. Debes comprenderlo: es difícil, y te meterás en líos, y probablemente a mí también. Y lo más importante: esta no es la forma. No puedes decirle estas cosas a la gente así como así. Y menos si son cosas de su vida que podrían cambiarlo todo.
Estaba guardando silencio ya un tiempo largo, pero me daba la impresión de que sí meditaba mis palabras viendo el fondo de su taza.
Pero si estás leyendo esta parte de su historia, es porque tenías que saber lo que causó el sentimiento en esas hojas y lo que movilizó a otros para que lo supieras. Las personas precavidas nos dicen que “no debemos meter al fuego las manos por nadie”, pero ella no solo se levantó de un sueño una mañana y lo dejó pasar. Ella creyó que era importante, algo que debía atenderse.
Pasó semanas decidiendo si te contaba, y cuando lo decidió fue porque pensó que no podía dejar pasarlo. Llamó todo lo que pudo, a quien pensó que podía ayudarle, y aunque no lo quiso admitir, me parece que faltó al trabajo ese día que vino a buscarme. Sé que parecen pocas pruebas, pero esta parte de la historia es de cómo, aun así, aunque no parecía lógico, movió la rueda, y eso no se hace por cualquiera.
—Pero tú sí me creíste. ¿Me crees, verdad? —Claro que te creo. Y en realidad, lo hacía. —Pero no puedes hacer esto así. Una parte de ti sabe que tal vez no te crea. ¿Y esperas que lo descifre? ¿Que le llegue como una señal? Te veo cansada. Está tomando de ti este asunto.
Recogió las tazas de té ahora vacías y se acercó al lavatrastes, cabizbaja. —¿Sabes? Lo he pensado desde esa mañana y realmente no me importa si me cree, solo quiero que esté bien.
Miré el reflejo de mi amiga en la ventana y vi su expresión a punto de rendirse, y entonces no lo pude permitir…
—No puedo escribir eso, pero… puedo escribir sobre este día, sobre ese deseo. Puedo hablarle sobre este momento de la historia, sobre que le deseas el bien a pesar del futuro. También de tu desesperación y tu intención de decírselo. Aunque les competa a los dos, tienes que dejar todo tal como está hasta que no se tenga otro sueño con una solución mejor. Te creo. Y si alguien me pregunta, defenderé tu verdad. Por eso buscaste un cuento como medio. Da igual si era un poema o una canción, con dibujos, con lo que sea, una parte de ti sabe que tiene que ser con tacto, aunque tus intenciones sean buenas, aunque solo quieras hacer el bien.
—Las buenas intenciones no bastan. Es como lanzar una moneda esperando que te entiendan o vean las cosas de la misma manera. No todas las personas creerán hasta que no ven que pasa frente a ellos. Y sí, tal vez sea tarde. Pero no podemos culpar de eso a nadie. Ni a ti. Solo puedes enfocarte en hacer tu parte, dejando que cada quien tome sus propias elecciones en el camino.
Sé que eso no lo resuelve, pero dejémoslo como una historia que podría pasarle a cualquiera, en cualquier lugar. Eso puedo hacer por ti: ser el notario de este sueño que te ha traído hasta la sala de una cuentista, y que logró que, por un día, dejara de ser indolente con el mundo. Eso no se hace por cualquier sueño.
Sobre lo que pase en el futuro, solo "sabrá un Dios", y si lo dejas ser, tal vez todo esté bien. —¿Todo será una apuesta a que me crean o no en el futuro, no? —el tono de cansancio se había alargado en sus respuestas. —No, más bien es un acto de confianza en la vida. Pero te entiendo... sí, sigue sintiéndose como una apuesta.
Se quedó callada. Ella ya no quería insistir, y yo había notado que entendió mi punto. Pensé que decirle eso a un adulto sería fácil. Ella solo quería un cuento, pero no imaginaba todas las fuerzas que necesitaba reunir para dárselo. Pensé que había ganado, que la había traído de vuelta a la realidad. Pero, con la claridad de la luz en una ventana, pude ver cómo algo en ella comenzaba a irse a un lugar nuboso, como si dudara de sí misma.
Yo conocía las puertas de ese lugar, y de nuevo, no podía permitirlo. Me levanté rápido, sin pensarlo, y fui a mi estudio a tomar un cuaderno y un lápiz. Mientras tanto, la mente me gritaba: ¿En serio lo harás? ¿Cómo vas a hacer eso? Suspiré profundamente antes de salir, tratando de disimular unas manos temblorosas.Le hubieras visto cómo se le iluminaron los ojos a esa mujer cuando me senté junto a ella y le dije: —Está bien, cuéntame tu sueño otra vez. Después de todo, yo también espero que estén bien los dos en el futuro.
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Narcisos
-¿Cuántas veces te has casado?
-¡Ammm! … Ninguna, esta sería la primera vez, y… tú?
-Igual la primera.
-¡Bien! Y… ¿Cuándo es el gran día?
-¡Mañana!
-¡Mira qué coincidencia! La mía también.
-No es coincidencia, estas en la sala de estar, de una detallista de arreglos de ramos de novia de último minuto, aquí sólo hay gente con prisa…
-Y dime ¿Tú sabes? Si no te has casado jamás, ¿Cómo sabes que lo estás haciendo bien?
-¿A qué te refieres?
-Digo, te mire muy tranquila ,luego dices que es mañana y te veo leyendo ese libro que si no me equivoco es “El libro de los Abrazos” es un tanto irónica tu imagen.
-Dices que ¿Debería estar de otra manera? O que en mis manos ¿Debería tener otro libro o revista de novia? O a lo que vas es que ¿Debería estar hecha un manojo de nervios? …Yo te miro muy normal a ti.
-Pero es que a ti te vi llegar sola, digo no es de mi incumbencia pero te vi atravesar la calle sola, allá dentro está mi madre y mi hermana debatiendo cómo debería quedar ese voluminoso adorno que llevaré en mis manos, ya que ayer en mis manos torpes lo rasgue.
-No entiendo ¿Qué tiene que ver, con que llegara sola hasta acá. He estado los últimos meses entre tanta gente como para aporrearme otro día más y mañana será aún peor; Sólo traje a coserle dos cuentas que se le cayeron al ramo, que a mi me dan lo mismo, pero mi familia seguro las notaría , no es como si mañana llegara sola a la boda.
-No pretendo molestarte, es que pensé que en todos lados pasaba como en mi vida, creí que la invasión de la gente durante estas horas previas a tu cambio de vida, sucedía y era común siempre; A mí no me han soltado ni para ir al baño, y como tú dices mañana empeora el asunto.
- Ya veo y me lo imagino…No me malentiendas a lo que te diré; Pero he aprendido que entre menos personas existan en la vida de dos es mejor, es más que si son sólo dos…Bueno ya sabes, no hay error en un par. Pero entiendo, no deja de ser algo importante, creo… No creas que mi madre no opina o mi familia o la de él, son lo que podrías decir de la tuya mejor o peor. Pero es cosa de deslindarse, de todos…Al final del día la gente nota la felicidad y esa no se puede armar y desarmar porque sí. No toda la gente es buena y no toda la gente te dará un consejo revitalizante, digamos que mucha gente está amargada y a veces como digo, es mejor que sólo sean dos ,apartados del mundo en el suyo y en paz.
-Me gusto eso que dijiste…perdón si te abrumo, ahora tengo un poco de emoción en lugar de nervios atroces, pero no dejo de tener algo de miedo; Creo que ya viene tu ramo…¿Qué bonito! Nunca había visto un ramo de narcisos blancos tan vivo, ¿Crees que estarán así para mañana? … ¡Jajaja! escúchame me preocupo de todo hasta de tus narcisos.
-¡Jaja! Ya lo veo, pero no te preocupes lo estarán. Tengo que irme…Toma léete este libro en lo que esperas, tómalo como un regalo de bodas de improviso, me has dado un lindo presente preocupándote por estas flores.
-¿Enserio?
-Sí, tómalo. Supongo que al reconocerlo lo habrás leído, Galeano siempre fue bueno para escribir y leerse en todo momento, pero no se tal vez tu futuro esposo no lo ha leído, ya sabrás que haces con él.
-¡Muchas gracias! Lo cuidaré bien … ¿Crees que leerlo me quite los nervios?
-¡Jaja! ¡Claro que no!...Pero por lo menos los entretienes un buen rato.
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Los últimos momentos de mi memoria. (Último día)
Descabellado…Un tanto cruel, pero hasta estas alturas es lo más sincero que he leído. En el pasado decías mucho eso de que “Lo que empieza bien…bien termina” no es verdad, nuestra historia empezó tan bien que es cierto que tal vez no merecía ese final, encontraste la manera de terminar la historia de la única forma en que yo lo entendería su curso, que se acabó… con una historia y muy buena, si me permites decírtelo.
Antes justificaba todo lo que pasaba diciendo que historias como la nuestra, sólo podían acabar así, si no nunca lo harían. Que de tan fuertes y apasionadas, sólo podían terminar con el atropello de los corazones de ambas partes. Ahora sé que algunas veces es necesario un doble atropello, una reafirmación, para quien no le quedó claro. Esto sería cuento de nunca acabar sí te buscaras en mis historias y yo en las tuyas. Ya nos conocemos tan bien que a estas alturas podemos decirnos todo, porque ya no tenemos nada que perder.
En las últimas cosas que me enviaste leía algo muy hermoso. Era sobre todo lo que esperabas del mundo, cenas en navidad con nuestras familias, salidas en la feria del pueblo, despertares y amaneceres al lado de una persona, deseando con todas tus fuerzas que esa persona cuide de ti; Leí tanto anhelo en cada una de esas palabras, en un principio me conmovieron estaban descritas con tanto amor que las vi parte de una historia que de la cual quisiera leer completa. Pero a medida de que leía, algo pasaba en mi mente, empecé a sentir mareo y ganas de vomitar. Me provocaron un gran dolor de cabeza y de repente recordé todo.
Yo quería todo eso que describías cuando estuve a tu lado, yo era la que anhelaba cada una de esas cosas que con tanta facilidad escribías ahora, y yo sólo las imaginaba todo el tiempo que estuvimos juntos. Y esa fue la razón por la que me fui, porque en esa espera me rompí cuando me hiciste saber que el mundo que construía en mi mente sobre una vida tu lado no era real, era un mundo donde sólo estaba yo. Y ahora las escribías, pero no eran para mí.
Tiene tanto tiempo que no he vuelto a verte. Y ahora también lo sé, creo que debemos dejar de escribirnos. Sé que queda pendiente ese “tenemos que vernos algún día y hablar”. Pero creo que no, sólo me hacía falta leerlo para entenderlo. Ya no somos los mismos y pudimos conocernos como las personas que somos ahora, pero ya no quiero. Resulta que ya ha vuelto todo a mi mente, parece que sólo había olvidado porque me fui.
Gracias por recordármelo, no sé qué pase después de esto y tampoco sé sí contestaras esta carta, te aconsejo que no lo hagas pues no las recibiré, sé que en cuanto salga de aquí, me iré otra vez, tomando de hogar mis historias y creo que eso estará bien para mí por un rato. Sonrió un poco ante la ironía de este momento, no más historias sobre esa vida. Tenía que ser escrito por alguno de los dos,”Hasta otra vida” dijiste. Nunca la siguiente palabra había encerrado un principio, nunca había tenido tanto sentido.
Fin.
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Los últimos momentos de mi memoria.(Día cinco)
He pensado tantas cosas y no va nada bien, porque creo que a medida que avanza el tiempo aquí adentro, ¡Si! de mi cabeza, como en líneas, estoy olvidando más de la cuenta, para hoy sólo puedo contarte sobre un día cuándo tomaba unos tragos con un amigo, no se porque recuerdo esto,pero creo que es importante. Él veía su vaso cuando de la nada le dije:
-No sólo era dormir con él, después de mucho tiempo me di cuenta de que era una acción que parecía común pero al mismo tiempo única. No, mal entiendas no era de rutina como se escucha , pero era normal, era mi novio. Fue hasta que un día en un cuarto sola en la ciudad, sentí que algo me hacía falta con tanta fuerza que quitaba el aire . No era falta de calor, no era soledad. Era una de esas ocasiones en las que simplemente no te sientes completo. Salí un poco a caminar tratando de averiguar que era, pero no lo supe hasta que volví a la cama.
No era sólo el hecho de dormir con él, fue el final de mi incapacidad de comprender la función de los parpados sobre mis ojos. Pues ¿Sabes? Ahora me son inútiles, ya casi no duermo y cada vez es peor. Pasa el tiempo y amaneces en lugares distintos y después de un rato olvidas como llegaste ahí. Y no hablamos de noches de alcohol y drogas, si no de cuando tomas tantos caminos y carreteras, y ves tantos señalamientos que te haces indiferente a los que dicen ¡Pare! O a los que dicen ¡Fin del camino! A veces caminas tanto que te acostumbras a llegar tarde a todos lados.
-Querías ver el mundo, me respondió serio. Me preocupa cuando hablas así, como si estuvieras cansada de todo y el viaje hubiera terminado. ¿Acaso es eso?
-Ya vi el mundo y no me gusto… Es más puedo decirte que estoy algo asustada de lo que vi, como cuando sólo metí los pies porque me dio miedo el agua ¿Recuerdas cuando fuimos al mar?
-¿Lo ves? No puedes decir eso, Sé que la pasaste bien te vi reír. Además por un par de cosas o personas que no fueron buenas, no puedes decir que fue todo el mundo, sólo no has dormido lo suficiente. Sé que existen personas malas, o personas que pasan a tu vida y no te dejan un buen sabor de boca, pero sólo son una persona, de entre todas en el mundo.
-Una persona puede ser el mundo.
-¿De qué hablas?
-Nada…Mira si he pensado en regresar a casa, no porque este cansada; Algo me falta, algo que antes no me hacía falta.
-Entonces vamos hagamos las maletas y regresemos.
-No entiendes, esto lo tengo que hacer sola. Y si no es hoy no creo poder hacerlo.
-De acuerdo, entonces seguiré. Sí cambias de opinión, sí al final de todo descubres que no está allá, sabes cuál es la ruta que seguiré, alcánzame. ¿De acuerdo?
-De acuerdo.
-Vamos pronto, ahora que lo veo si regresas hoy llegaras a tiempo para navidad. Ven dame un abrazo.
-¿Estarás bien? Me sabe mal dejarte sólo para estas fechas
-Tranquila,sólo vuelve en algún momento, si tú estas bien, vuelve aunque sea un rato, para saber que estas en casa y feliz. Jajajaj ¡Claro que estaré bien! Los ateos no celebramos navidad.
…………………………
Supongo que querías saber de mí avance y te conté algo de mi pasado. Esto acabara pronto porque me he sentido con más fuerzas a raíz de que olvido. Tal vez estas cosas no son patrañas y en verdad son la cura. Gracias por tus textos de la semana pasada, me alegra que te agradaran los míos. Recuerda que tenemos que hablar, pero no así… ¿Sabes? llegue a una conclusión: Quiero volver a casa y ya no quiero escribir cuentos.
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Los últimos momentos de mi memoria.(Día uno)
“Deberíamos dejar de escribirnos”…Pensé. A modo de cubrír mi temor a que las líneas de esos textos nos llevaran a algún lado del que no pudiera salir de nuevo. Cuando estás en encierro empiezas a pensar en muchas cosas de tu vida… ¡Bueno! En realidad no sé qué te llevo a escribirme de nuevo, pero me has hecho más llevadero el aislamiento. Ahora puedo contarte ciertas cosas que con el tiempo escribí.
Decía a todos que cuando escribía y te mostraba mis páginas no veía nada en ti. No subestimaba que nos los comprendieras, sólo que no decías mucho. Los tomabas y decías “Después los leeré con calma” y ahí acababa el asunto, nunca preguntaba después si lo hiciste y he de decir que lo olvidaba con el tiempo, que esperaba escuchar tu opinión, pero pasábamos muchas cosas juntos, y eso me hacía olvidar el día anterior siempre por uno mejor.
Después de unos meses de habernos separado, recordé que te habías quedado con algunos de mis borradores de mis historias. Preferí por orgullo esforzarme en recordar cada palabra, en lugar de pedírtelos. No podíamos hablar de nuevo pensé .Paso el tiempo…mucho. Un tiempo en el que cada uno de los dos aprendió a caminar por laberintos. “Hasta otra vida” dijimos. Siempre lo he dicho “Algunas personas pierden el derecho a regresar a casa” los hogares pueden ser personas, donde no hay miedo y el calor se siente hasta con reírse. Ya estamos en otra vida, lo sé porque tú y yo, ya no somos los mismos de antes.
………………
Una noche antes de dormir platicábamos sobre lo que queríamos de la vida. Te hablé de mis ansias por salir y estar en otro plano , de lo que ambos leíamos en nuestras lecturas habituales, y que deseaba conocer el mundo. Recuerdo que me miraste y sonreíste diciendo “Sé que quieres todo eso, pero te aseguro que el mundo es muy pequeño”, mientras me apretabas la mejilla… ¡Maldición! Ahora caigo en cuenta que te referías a mí.
No dormir por periodos prolongados debilita la memoria. Pero creo que tal vez lo que ocurre es que en las horas que deberías dormir los recuerdos, los buenos y malos momentos inconscientemente se reproducen como una película al mismo tiempo , y los vas desgastando, porque en las horas en que deberías dormir y cobrar fuerzas, o que tu cerebro descansara y reaccionara a lo que pasaba en los días no recibe esa orden, y se queda reproduciendo recuerdos hasta que los pierdes. ¡Pero qué se yo! Soy paciente, no doctor.
Tengo recuerdos extraños. Como la noche que te vi leyendo con intriga recostado en la cama. Deje mi libro y me metí entre tus brazos para conocer el motivo de tu mirada inerte. Así de fácil saltaba de mi mundo al tuyo y tú me dejabas hacerlo con tanta naturalidad.
Era algo sobre que los cocineros en su trabajo, podían llegar a hablar peor que marineros en alta mar, como te digo recuerdos extraños... y sé que eso lo memorice porque me hizo reír al imaginarlos. Fue en ese momento donde te volteaste y tu mirada absorta tuvo otra dirección, me miraste y te señale la línea que me hizo reír, sonreíste igual y seguimos leyendo.
Sé que ese tipo de cosas son extrañas al recordarlas, porque son desconocidas ahora para mí. Ahora son como un sueño de tiempo atrás. Cuando se vuelven pasado empiezas a temer que algunas en ellas sean imaginación y no realidad. Las cosas que olvidas también se vuelven relativas; Como tu voz, no recuerdo tu voz…Ni siquiera los ¡Lárgate! ¡Vete entonces, si es lo que quieres! Que me dijiste el día que acabo todo. Sé que existieron, porque me los repetí por mucho tiempo para no volver, para con enojo no mirara atrás y cada una de esas palabras me empujaran más hacia el frente… ¡Claro! supongo que esas palabras también las desgaste.
Lo irónico es que recuerdo tus carcajadas, las cuales durante esos años solo tuve el privilegio de escucharlas 3 o 4 veces. Eran como un regalo especial fuera de lo cotidiano, no es que no te rieras, solo cuando sonaba así tu felicidad las vibraciones me alcanzaban.
No escribo sobre lo que paso, escribo sobre lo que descubrí. Ahora resulta que tú también escribes y entre esos escritos uno fue dirigido a un recuerdo mío. Después de tanto tiempo me di cuenta de que en realidad me leías. No hablabas de lo que decían mis historias, hablabas de mí. De la persona que escribía para los demás. No necesitabas entenderme sólo quererme…Pero ahora sé que me entiendes… ¡Bienvenido!
¿Sabes? No te dabas cuenta que ya habías estado en este mundo de las letras, eras mi compañero y estabas en las palabras o las líneas desde ese principio antiguo de nuestra historia. Aunque no se trataran de ti, cada que narraba algo me llegaba el sonido de esas carcajadas, y ahora las imágenes medio borrosas de tus manos, todo lo que eras tú, pero ahora como una fotografía a la que hubiera deseado poner más empeño y dedicación. Siempre llegaba yo al mundo de mis historias, pronunciando lo mismo, que sí las cosas hubieran sido diferentes el día de hoy, hubiera dicho igual llegando al infierno:
“Él viene conmigo”
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“Te la pasas preocupándote por cosas como si tuvieras futuro cocodrilo.”
-La Chica cocodrilo-Paulina Zome.
-Ilustrado por Pablo Hdez.
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La chica cocodrilo lll
¿Cómo se supone que continúas después de esto? Mi madre me ha dicho que debería dejar de beber, ¿Puedes creerlo? Aún a estas alturas quiere preservar mi vida, la gente no debería recibir esta noticia antes de tiempo, te hace pensar en una línea enorme en blanco antes del punto final. ¿Sabes? No me encuentro bien. Quisiera decir que es por lo obvio, pero no es así.
Desapareció y por más que lo he buscado no lo encuentro. Después de esa noche en que le conté la verdad y me dejo a cuestas de mi casa, no lo he vuelto a ver. No sabes que patética me he visto yendo a todos los lugares donde podría estar, llegando hasta donde las bandas de rock más subterráneas han tocado, y yo sólo mirando a todos lados buscándolo; hasta he olvidado esa inercia magnética que era sentir su mirada y voltear a ver que ya me esperaba. En año nuevo alguien toco a la puerta de la casa antes de medianoche, abrí pero no había nadie en la calle, me la pase viendo a la puerta toda la noche, totalmente ida entre los abrazos de mi familia y sus lamentaciones sobre lo joven que era y que pena había sido mi vida y cuanto pude a ver hecho para hacerla mejor.
He estado agonizando antes de que el verdadero mal pudiera manifestarse, esta ansiedad de no entender una mierda de ¿Por qué? Sobre todo. Esto no está bien en verdad, es un poco vergonzoso contarte que tengo una maleta con todo lo básico, ropa, documentos, manta, chocolates, encendedores entre otras cosas importantes. Y todo bajo la idea de que podría llegar en algún momento y entonces saldría de inmediato a cualquier lugar, donde sea, donde estuviera él. Puedes reír si quieres…me provoca cierta mofa de mi cada que tomo la maleta al salir al caminar, la siento ligera sólo toma peso cuando regreso a casa y la dejo en el mismo lugar.
He comenzado a tener miedo, de hecho estoy aterrada de la idea que he tenido los últimos días. He preguntado por él en todos los lugares donde escucho su estúpida música y nadie sabe quién es, y al parecer nadie tampoco me vio con él las veces que iba a esos lugares. Me estoy rompiendo al pensar que la cosa en mi cerebro hizo que lo imaginara, que no existe en la realidad y que las alucinaciones de las que me advirtieron empezaron antes de lo que creímos. Sé lo que dirás te conozco y aseguraras que si está en mi imaginación así puedo traerlo de vuelta, pero este no es uno de tus cuentos, necesito encontrarle y escuchar su voz, su risa y las razones del ¿Por qué?
Escribiéndote esto caigo un poco en cuenta, de que no quiero quedarme aquí esperando sea lo que sea que estoy esperando… ¿Se acaba el tiempo cierto? No cuentes a mis padres todo esto, a nadie le importa realmente de que te mueres, sólo lo que mataste en ellos…Responde pronto.
Con amor la chica cocodrilo.
………………………………………………………………………………………………………………………................
Esa fue la última nota que leí de ese cocodrilo. Su madre me dijo que debes en cuando llama y reporta sus cambios y prometió regresar antes de que ya todo en su cuerpo le impida seguir. No se sí ella vuelva, algunos tumores malignos invaden rápidamente el cerebro, pero su expansión es uniforme, poco a poco vas perdiendo los lóbulos (lados), se determinan por el grado de malignidad, y no bromeo ese es el término: ¡Maldad!. Cuando ya el tumor lleva una parte considerable de tu cerebro, lo único que queda es algo a lo que le llaman “Salida de presión intracraneal”, que como supones es aliviar tu cerebro de presión y es todo, no hay más. Aprendes a vivir con jaquecas, nausea hasta que todas la células, que han recorrido algún camino evolucionando se consumen, y muerto tu cerebro tu corazón por un momento puede seguir con actividad, pero ya qué caso tiene ¿No?. Dudo que vuelva, reconozco cuando alguien se despide, pero no lo sé apostemos.
Después de que me conto todo pase algunas noches pensando en cocodrilos, específicamente en las mordidas. Una mordida es la sublime conclusión, del recorrido de los labios y la lengua sobre una piel, supongo que no siempre la idea es arrancarla, pero por un momento el instinto te envuelve, por un micro segundo en el momento en que encajas los dientes te conviertes en un animal. Con una mordida arrancas a brevedad una parte de algo, para tomarlo y devorarlo. ¿Él habrá arrancado una parte de ella? ¿Tal vez el cocodrilo era alguien más? Te la pasas preocupándote por cosas como sí tuvieras futuro cocodrilo.
La realidad es que tampoco ninguno de sus amigos lo vimos alguna vez, de repente desaparecía en los conciertos y tokadas, la buscábamos pero nunca contestaba el teléfono, no se tomó fotos con él y yo sólo quiero pensar que estaba viviendo tanto el momento que por eso no se detenía a capturar su imagen, después de todo ella pensaba que había tiempo. Cuando me mude y empezó a contarme todo, la leía tan feliz antes del tumor que no cuestionaba nada de lo que decía, me bastaba con ver a mi amiga feliz, no importaba que describía al tipo más loco y su ansiedad por ver las estrellas, era la mejor compañía para ella.
Antes de todo el caos le regale el libro de Peter Pan de James Matthew Barrie, donde un cocodrilo llamado "Tic Tac" atormenta al Capitán de piratas Garfio, después de que el cocodrilo devora su mano donde tenía un reloj y le fue tan placentero que regresaba a buscar a Garfio. El capitán se aterraba al escuchar ese "tic tac”, mientras Peter disfrutaba de ese terror la única debilidad de Garfio. Se lo envié porque era mi cuento favorito y donde un cocodrilo en su inocencia perseguía algo que devorar, que le encantaba sin percatarse que al hacerlo ya no tendría que perseguir.
Tiempo…El tiempo come, devora pero sólo si le prestas atención. Se cansó de bajar la maleta en el mismo lugar y se fue a buscar uno mejor donde esperar. Un libro te cambia la vida, y sólo espero que no se fuera porque leyó el "tic tac” en el cuento. Espero con todo mi corazón sólo dos opciones, que se fue a seguir buscando a Garfio o que se fue para seguir mordiendo hasta el final.
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