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Finalmente se fijó en las muletas. Ah, Robin había estado ahí muchas veces. Sólo que no, bueno, durante un apocalipsis donde correr podía ser importante. Hizo una mueca de sólo pensarlo— Sí, he escuchado que los refugios para apocalipsis están bastante desfinanciados. Deberíamos hablar al gobierno sobre eso —siguió línea de broma, sonriendo de lado mientras se acomodaba en la camilla—. ¿De por aquí? Bueno, no, soy de Nueva York. Pero tengo... tenía familia en Safe Haven. Así que conozco la zona —mirada se perdió un poco en la nada, mente temporalmente detenida, antes de negar con la cabeza y suspirar—. Escuché que la salida de ese pueblito no fue sencilla. ¿Ahí te lastimaste? —preguntó, señalando con el mentón las muletas.

Con muletas, así se encontraba. Los accidentes y todo lo que había sucedido lo habían afectado física y emocionalmente, pero especialmente en su rodilla, que aún sufría las secuelas de una operación del pasado. Por eso debía moverse de esa manera. Escuchó unas palabras mientras intentaba levantarse de la camilla y alzó la mirada para observar a la persona frente a él. —¿Qué? Ah, no, no creo que se hayan olvidado. Más bien, deben andar cortos de stuff porque el presupuesto no da para más…— bromeó con una sonrisa. —Eh, sí… ¿tú eres de acá, no?��� preguntó, un hábito que había adoptado recientemente.

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Hizo una mueca mientras escuchaba relato. No era muy detallado, claro, pero le alcanzaba para comparar con propias horribles experiencias— Sus propios vecinos... Debe haber sido aterrador —murmuró, su mente volviendo un momento a su propio hogar. ¿Qué habría hecho ella? Al final terminó por bufar, intentando finalizar penosos pensamientos—. No sé tú, pero yo no estoy hambrienta. ¿Probaste la sopa de anoche? Un manjar, al menos para lo que hemos estado comiendo, supongo —un pequeño brillo en la oscuridad, algo para levantarle el ánimo. Había que aferrarse a lo que fuese en esos tiempos. Ladeó apenas la cabeza ante lo del coqueteo, planteándose que fuese mentira. Probablemente sí—. Ah, es cierto, deberías temer a mi abogado. Está a sólo una paloma mensajera de distancia —jugó a su vez, sonriendo de lado. ¡Cómo extrañaba la comunicación instantánea! Sin mucha suavidad alzó la tela de su pantalón, exponiendo tobillo herido—. No es nada fuera de otro mundo, tampoco... —muchas veces se había lastimado en su vida, esto no era nada, pero con el fin del mundo a la vuelta de la esquina prefería estar lo más sana posible—. ¿Ah, sí? Pues tendremos que reírnos de tu hermana, entonces. Rápido, di algo embarazoso de ella, antes de que venga —susurró con diversión, inclinándose a su vez al contrario como si fuese algo confidencial. Pregunta le hizo rascarse la cabeza mientras lo consideraba—. Uh... No sé. ¿Un cuatro? No es nada terrible. Creo que sólo hay que vendarlo de esas formas que hacen para que no se mueva mucho, ¿no? Y lo puedo apoyar, aunque duela. Creo que, de estar algo roto, ni siquiera podría hacer eso. Lo digo por las series de doctores, obviamente. Yo no soy ninguna veterinaria experta como otros.

ante cuestión se permite soltar un suspiro reflexivo, aunque corto, buscando ordenar las ideas en su cabeza para contar un resumen que no rozara lo mediocre. ' básicamente— después de mudarme, pasó una semana y... caos. recuerdo, uh, haber estado viendo una serie o algo así, de pronto muchas sirenas de bomberos y... policías... ' explica, recuerdos se le hacen lejanos, incluso borrosos. ' los vecinos estaban locos, intentaban matarnos a todos— era difícil distinguir quiénes eran los infectados y quiénes estaban asustados ' entrecierra los ojos, y luego niega con la cabeza. ' y ahora estamos aquí. hambrientos y desconfiados ' lo dice con más naturalidad de la planeada, y solo se encoge de hombros. le dedica una suave sonrisa una vez que registra su nombre, era bueno memorizando. ' tsk, ¿coqueteo? no sé mucho de eso ' y a pesar de que era cierto, no sonaba como tal. había recibido un par de comentarios similares, sin embargo, atribuía más que era una cosa de su personalidad. ' bueno, mi hermana es enfermera— yo soy veterinario. pero... no me atrevería a diagnosticarte nada, luego puedes demandarme o algo si me equivoco ' exagera, y eso le hace pensar lo extraño que se sentía estar en un mundo donde ese tipo de autoridades no existían. y lo expuestos que estaban al crimen de cualquier tipo. sus ojos entonces recorren camilla, dubitativo, optando por darle un vistazo de todas formas. ' a ver, déjame ver igual, por si acaso ' le pide, removiendo ligeramente las cobijas que le cubrían. ' ah, busco a mi hermana, pensé que podía estar por aquí dándoselas de superheroína, pero parece que es de las que se ríe de ti en la otra habitación, y el que terminará jugando al superhéroe seré yo ' medio broma, inclinándose con sutileza para examinar tobillo en cuestión. ' ¿te duele? del 1 al 10 '

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Se encogió de hombros. Ni se había reído de su pequeña broma, qué hombre serio. Después de las largas semanas (¿meses?) desde que todo había empezado, Robin apreciaba un poco de buen humor, y muchas veces lo necesitaba. A veces era lo único que le mantenía cuerda. Eso y Tavy, claro. Lo primero que notó fue ceño fruncido contrario, el cual naturalmente replicó. ¿Por qué esa reacción ante su consulta? Mueca sólo se profundizó ante sus palabras, bajando pies de la camilla para quedar en su dirección— ¿Qué tipo de pregunta es esa? —dijo, entre indignada y confundida. El dolor en su tobillo fue un aviso, el cuál no escuchó, pues su mente se ocupó con una nueva posibilidad. Su expresión cambió, pasando a una de alarma y, seguramente, temor—. ¿Les pasó algo? Si les pasó algo, dímelo, ahora —orden no fue muy amable que digamos, pero apenas se dio cuenta. Era obvio que el contrario sabía de ellos. Notó que su mano temblaba, así que apretó las sábanas detrás de sí, su mirada clavada en el contrario—. Son mis hermanos —declaró, aunque sin tanta rigidez como habría querido. ¿Les había ocurrido algo? ¿Les habían hecho algo? Tal vez el joven que tenía frente a sí...

‘ lo siento, no tengo tanta información. ’ referente al percance, lo único que sabe es lo que ha proferido a nueva compañía. un instante paseaba tranquilo cerca de locación y al siguiente uno de los médicos en turno le asignó encargo. apenas y pudo atender a toda la conmoción a lo lejos. ‘ tal vez todos los doctores estaban en su hora de descanso. ’ suelta posibilidad sin mayor relevancia, volviendo a fijar intención en tarea. mirada termina de recorrer gabinetes con particular detalle, siendo el indicio ofrecido lo que precisa para finalmente dar con utensilios. designio sin embargo no es duradero, vuelve a perder todo interés tan pronto familiaridad resuena en conversación. su reacción es arbitraria de inquietud ; ceño fruncido va a parar en dirección a silueta femenina, un fallido intento de asignarle cualquier indicio de afinidad a su semblante. ‘ por favor disculpa mi indiscreción. no es mi intención sonar grosero, pero — ¿les conoces? ’ consternación es natural dada su afinidad con uno de los nombres mencionados, o quizá es simple costumbre aguardando por sugerencia que despierte sospecha.

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Casi se resistió a la distancia, pero al final se permitió separar su cabeza del hombro contrario y alzar la mirada a él. Apenas empezó a hablar, Robin sintió su labio inferior temblar, sin poder evitarlo— Iba a visitarte —logró decir, y para ese momento ya sentía las lágrimas cayendo, empezando en tono suave pero este aumentando para compensar cómo se entrecortaba—. Iba a ser una sorpresa. Tavy se ofreció a traerme, y Ed se agregó al viaje, así que hicimos las mochilas para unos días y... —ahora negaba con la cabeza, el caos y el dolor eran demasiado para recordar sin previo aviso. Pero se veía incapaz de dejar de hablar—... Toda la señal se cay��, no podía comunicarme con nadie, y no podía avisarte de lo que pasaba, y... Y no sabía si estabas bien, si alguien estaba bien, si estabas tomando margaritas en Safe Haven o si estabas... —ya lo había imaginado cien, mil veces, pero no podía obligarse a decir la palabra. Intentó asentir y asegurarle que estaba perfecta, que ahora lo estaba, pero ya las lágrimas le cegaban y no estaba segura de qué estaba haciendo su cabeza. Le apretó de nuevo, tal vez con aún más fuerza—. No, no te vayas. Estoy bien. No te vayas —repitió como pudo, sonando patética hasta a su afectado parecer, pero no podía hacer otra cosa.

inesperadamente, gesto femenino le permite saborear algo similar a la alegría, incluso si familiaridad y calidez que emana, resultan demasiado extrañas para digerir con facilidad. inevitable que brazos se cierren alrededor de anatomía, ceder a anhelo incluso si racionalidad desprende una señal de alerta que inunda sistema. eterno minuto semeja un efímero instante en aquella posición, hombros se relajan, dejando ir preocupaciones contenidas desde inicio de brote. ni siquiera está seguro de cuánto tiempo ha pasado, pero ahora inquietudes no son más que un desliz del pasado que se evaporan poco a poco. ' ¿qué estás haciendo aquí, robin? ' cercanía con oído foráneo le permite mantener un tono suave al enunciar interrogante, aún contra deseo, se permite colocar un poco de distancia entre ambos para observarle. ' creí que estarías en nueva york, yo — ' detiene palabrería, incapaz de exponer línea de pensamiento cuando en más de una ocasión, consideró abandonar refugios para ir en su búsqueda. ' ¿estás bien? ' evoca preguntas una a una al priorizar información. escenario aún se manifiesta como algo fuera de lo común, sin evitar cuestionar vivencias que ha atravesado para llegar allí. ' ¿estás herida en algún sitio? conseguiré a alguien que te revise. '

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— Lo tendré en cuenta para la próxima —contestó, riendo sólo un poco más. Ante instrucciones bufó por lo bajo mientras afianzaba agarre con la mano contraria—. Me lastima más que pienses que eso podría lastimarme. No te preocupes, soy una experta —dijo, sonriendo de lado antes de jalarle hacia sí, usando firmeza típica de ella. Al menos la sacaría de ese hueco que se había hecho ella solita. Dio un paso para atrás para darle espacio a nivelarse—. ¿Este tipo de serie de eventos desafortunados te ocurre seguido? —y eso lo agregó sólo como burla, pero en buen plan. Miró a su alrededor como para dilucidar qué estaba haciendo la contraria ahí—. ¿Estabas camino a hacer un muñeco de nieve o algo? Que no estoy juzgando, eh, cada uno lidia con el apocalipsis como debe. Hasta me parece buena idea.

"puedes reírte con toda confianza, no me voy a ofender" asegura mientras se quita su beanie tejido para sacudirle la escarcha antes de volver a colocárselo. lo dice con sinceridad porque ella misma probablemente lo habría hecho si las cosas fuera al revés. por ello, agradece con una sonrisa la mano ofrecida que toma con cuidado y reprime el impulso de revolar la mirada porque comparación con caricatura le parece más que precisa. "gracias, sólo— jala un poquito. no quiero que te lastimes" pide tomándose un instante para sacudir un poco los tobillos para liberarlos de la nieve comprimiéndose a su alrededor.

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Al menos, ante eso, Robin no pudo evitar sonreír burlona— Sí, tampoco yo —concordó. Por algo le había costado tanto terminar la escuela y evitado la universidad a toda costa. No se olvidó de aquella pregunta extraña del contrario, mas intentó ver qué ocurría a partir de allí. Tal vez no se repetía. Arqueó una ceja ante reacción ajena, y de nuevo no hubo forma de ocultar su diversión—. Lo tendré en cuenta —dijo, intentando sonar seria, pero una risilla acabó por vencerle—. Tal vez era un coqueteo y no te has dado cuenta —y sólo lo agregó por ponerle un poco nervioso, mientras finalmente apartaba la mirada de él para buscar pan en el congelador. Triunfante se dirigió a calentarlo—. Mira, normalmente jamás diría que no a una buena sopa, pero el fin del mundo me tiene un poquito intranquila —con lo cuál, obviamente, quería decir desconfiada—. Pero siempre puedes guiarme sobre cómo prepararla. Para la próxima vez que tenga hambre y sólo haya hombres "desabridos y huesudos" disponibles para consumo.

—Ahh, no te preocupes. Se me daba pésimo, de hecho —una risita nerviosa acompañando sus palabras. —Estudiar, era muy malo —explicó, asintiendo con un movimiento de cabeza—, pero eso fue en otro tiempo —sentenció, intentando dar por finalizado el tema y volviendo a prestar atención a lo que quedaba de su comida, jugueteando con la cuchara dentro del tazón de sopa, hasta que decidió llevarse un poco a la boca. Proceso que se interrumpió por la respuesta contraria, que provocó que casi se le saliera lo que intentaba tragar por la nariz. —¿Es eso una advertencia? —consultó, con la garganta gastada por la tos—. Me temo que tendré que darte una de vuelta: soy tremendamente desabrido y huesudo, solo pellejo, nada sustancioso —dijo, entre risas, ilustrando su punto mientras estiraba la piel de su cuello y antebrazo. —Esta sopa está mucho mejor que yo, lo juro. Puedes probarlo tú misma—asintió enfáticamente, estirando una cuchara servida hacia la mujer, a modo de invitación.

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— Bah, tienes razón. ¿Qué apuro tengo, en realidad? No es como que tenga que llegar a trabajar —dijo con media sonrisa, intentando seguir el estilo positivo de la joven. Con poca atención observó sus movimientos, su mente en aquél pueblo al cuál no había logrado llegar, mas intentó no perderse mucho en ello—. Originalmente, de Nueva York. Últimamente, de algún refugio, o de cualquier sitio sin gente intentando matarme —y dijo "gente" con cierto tono de incertidumbre, pues ese probablemente ya no era el término correcto. Antes eran personas, sí, ¿pero ahora?—. Sólo me torcí el tobillo en mi última huida. Unos locos quisieron sacrificarnos en otro refugio, así que... La verdad, un tobillo herido es un precio bastante bajo, al fin y al cabo —había mucho más caros, como sabían seguro todos a esta altura. Necesitó unos segundos antes de recuperarse de ese pensamiento—. Como sea... ¿Cuál fue tu trayecto hasta aquí? Escuché que a Safe Haven no le fue muy bien, cuando finalmente les golpeó.

' no lo creo, solo siguen muy ocupados, pero si están riéndose en otra habitación, al menos eso significa que alguien se está divirtiendo por aquí, tienen suerte. ' rueda los ojos mientras organiza unas vendas en un estante cercano, a salvo, sí, pero también aburridísima, realmente no encuentra ningún tipo de divertimento en el refugio. ' sí, vengo de safe haven. ' suspira de forma pesada, decir el nombre de aquel pueblo que la llevó a la perdición y que aún detesta pareciera que quemara su lengua. ' ¿y tú qué, de dónde vienes? ¿qué hiciste para terminar aquí? ¿intentaste bailar sobre la nieve o algo así? '

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Le devolvió media sonrisa— Si están riendo, más vale que no sea a costa nuestra. Que mi tobillo esté algo herido no significa que mis manos no puedan hacer que lo lamenten —y aunque amenaza era, en su mayoría, ficticia, igual alzó puños e hizo una mueca exagerada para marcar su punto. Ante confirmación de su estadía en ese pueblo, mirada se fijó con atención en la joven—. ¿Cómo que lo que queda de él? —preguntó, tono tornándose en algo afligido. Su mandíbula se endureció, y sentía un nudo en la garganta, pero sabía que no debía preocuparle un sitio cualquiera. Lo único importante de allí ya lo había encontrado. Aunque quería saber qué habían tenido que sobrevivir para llegar hasta ella—. Yo iba camino a Safe Haven cuando empezó todo —agregó, como detalle que tal vez explicaba su interés por el estado de aquél pueblo—. Apena logramos llegar a Greenville hace... no sé, dos semanas. Esta torcedura me la hice escapando del refugio de unos locos de remate —junto con explicación alzó un poco el pie, como para ilustrar su punto—. ¿Y tú, qué cuentas de heridas de batalla?

Vala se inclinó un poco hacia adelante en la camilla, apoyando los codos sobre las rodillas mientras giraba la cabeza para seguir el sonido. Su tobillo palpitaba con una molestia sorda, pero lo ignoró. "Si se están riendo, espero que al menos tengan buen sentido del humor." Respondió con una sonrisa débil y algo irónica, aunque su tono reflejaba el mismo cansancio que el de la otra persona. Sus ojos finalmente encontraron al dueño del sonido, estudiándolo con cautela por un momento antes de volver a recostarse ligeramente. "Sí, vengo de Safe Haven." Dejó escapar un suspiro breve. "O lo que queda de él." Añadió, dejando que las palabras se deslizaran sin filtro. Se frotó la nuca, sintiendo el peso acumulado de los días. " ¿Y tú? No pareces tener mejor suerte que yo." Señaló el tobillo con un gesto leve, intentando distraerse de sus propios pensamientos mientras esperaba una respuesta.

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Arqueó cejas ante información, por instinto tensándose. Después de todo lo que había pasado el último mes... Pero ante explicación inocente y libre de criaturas monstruosas, soltó el aire— ¿Será que tienen sólo una persona en la enfermería, o el que picaba la cebolla se encargó de cortar a varios en el camino? Un picador serial —teorizó con poca seriedad y media sonrisa, sólo para disimular susto anterior. Positiva a su pregunta le tomó por sorpresa, ahora sí irguiéndole del todo—. No. Bueno, sí, pero se lo pregunto a todos —explicó, y sus dedos jugaban con las sábanas mientras ella tenía la atención en el joven—. En aquél estante, ahí a la izquierda... Asher y Wyatt Lee. ¿Los has visto? Uno es músico, el otro abogado... Los dos vivían ahí cuando empezó todo —fue indicando, como para hacer más sencillo que les reconociera. Había hecho esas preguntas ya muchas veces, pero nadie había podido decirle nada aún. Cuanto más cerca estaba, más desesperante se sentía, el no tener certezas.

al son de resoplo le siguen vocales que pronto despiertan interés. mera curiosidad le lleva a fijar mirada en silueta femenina, quien de momento parece ser la única dentro del recinto. ‘ no creo que se hayan olvidado de ti, hubo un pequeño incidente en la cocina. ’ mismo justificante a su presencia, aunque designio yace desatendido a favor de nueva conversación. ‘ creo que alguien se cortó picando cebolla, ahora mismo deben estar atendiéndole. ’ incidente no precisa de tanta atención, pero por las dudas siempre es mejor asegurarse... o es al menos lo que escuchó proferir a los médicos cuando uno de ellos le envió a buscar vendas. ‘ ¿se nota por lo desorientado que me veo? ’ media sonrisa y timbre socarrón atienden interrogante. ‘ supongo que de casualidad no sabes dónde podría encontrar vendas, ¿o si? ’

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Fue un segundo, un segundo en el cual sus sentidos se desorientaron. De repente, no comprendía nada, había una voz que no pertenecía a ese sitio ni a ese tiempo, sino a un lugar seguro, lejano, donde no había visto todos los horrores que ahora le perseguían, donde no se habían separado. Y luego ese segundo pasó, y no podía girarse lo suficientemente rápido. Ahí estaba él, su hermano, a unos pasos— ¡Asher! —gritó, o lloró, o algo. De un salto estaba en el piso, ignorando el dolor que podría haber sentido y el sonido de algo cayendo al suelo, rodeando al contrario con fuerza—. ¡Estás aquí! Mierda, sí estás... —la voz se le quebró y no pudo hacer más que apretar a su hermano, como si este se le pudiese escapar en cualquier momento y por otro mes no tuviese idea de su paradero, de su salud, de si estaba siquiera vivo. No podía creerlo. No le entraba en la cabeza que realmente estuviera abrazándolo, de que él estuviese ahí, en el mismo refugio que ella. Después de tanto esconderse, avanzar y pelear donde fuese necesario, había llegado a él. Ahí estaba. Ahí estaban.

inesperado favor le lleva a ala médica. atención que en algún otro momento quedaría sobre entorno, ahora solo se centra en traslado de insumos, apoyándolos con cuidado sobre superficie cercana. interrogante colisiona con canales auditivos, ocasionando que anatomía se congele en su sitio. esa voz. podría reconocer vocecita en cualquier lugar, aunque ahora se presenta como una especie de tortura personal. ah, quizá finalmente había perdido la escasa cordura que poseía. iris buscan origen de pregunta, perdiendo capacidad del habla cuando logra visualizar silueta femenina. ' ¿robin? ' nombre aparece en un tono bajo, carente de fuerza. pasos rompen distancia, llevándole a dónde ella se encuentra. quiere abrazarle, pero teme que entrar en contacto, la haga desaparecer de forma repentina. ' ¿qué haces —? ' aquí. palabrita muere en sus labios, interrumpiendo cuestión al recordar sala en la que se encuentran. ' ¿estás herida? ' alerta se manifiesta de inmediato, mirada analiza estado de hermana menor, incapaz de dar con lesiones visibles.

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Ante aquella respuesta le detuvo, haciendo que mirada se dirija con incredulidad y algo de precaución— Eh... Sospecho que se ha postergado. Ahora tendrás más tiempo para estudiar —dijo con tono dubitativo, observándole con mucha más atención—. ¿Te sientes bien, hombre? ¿Estudiar te frió las neuronas? —claro, ese no era su verdadero temor, pero era claro que el contrario estaba un poquito, o muy, confundido. ¿Sería una respuesta normal al trauma, o debería estar preocupada? Tampoco podría culparle por estar un poco fuera de sus cabales. Le sonrió de lado ante respuesta y, sobre todo, comentario final—. Por ahora, puedo esperar. Pero serás el primero en saber si cambio de opinión —aseguró, dirigiéndose hacia el congelador, mas siempre manteniendo un ojo en el joven—. ¿Qué es eso otro que estás comiendo? ¿También lo recomiendas?

—¿Soccer? —preguntó todavía con la mirada perdida en un punto fijo que, aparentemente, solo él podía ver. Negó moviendo la cabeza frenéticamente hacia ambos lados, como intentando deshacerse de algo sobre ella. —De penal... el exámen final con Campbell... vale 30%...—fue disminuyendo, con cada palabra, la velocidad y el tono en que las pronunciaba, hasta que las últimas fueron prácticamente imposibles de escuchar. Se mantuvo así, en silencio y con los ojos perdidos por unos segundos. —¡Ah, el pan! Sí, claro —la energía que lo caracterizaba volviendo a su cuerpo como por arte de magia. —Estaba en el congelador, sabes. Hay que ponerlo un rato al fuego —explicó. Observó por unos segundos a la mujer y luego al rastro de alacenas abiertas de par en par que había dejado a su paso. —Bueno, si es que tu apetito puede esperar... Si no, te doy el mío, no vaya a ser que pienses recurrir al canibalismo.

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No pudo más que soltar una exhalación divertida ante respuesta. Apreciaba el buen ánimo contrario, le ayudaba a contagiarse ella misma— No se atreverían a hacerlo en mi cara —dijo con media sonrisa, alzando un puño con muy distraída amenaza. Ante positiva observó al contrario con atención, como si quisiera ver en qué estado estaba—. ¿Qué tanta locura? ¿Cómo pasó todo ahí? —preguntó con curiosidad, y tal vez algo de aprensión. Claro que le interesaba saber cómo había ocurrido todo ahí donde sus hermanos habían estado—. Robin, soy Robin. O Rob, para los que tienen poco tiempo —tenía una infinidad de apodos, pues solían divertirle, pero no se iba a poner a listarlos todos en ese momento—. Bah, nada grave. Un tobillo torcido. Pensé en venir a revisarlo antes de tener que salir corriendo de nuevo —dijo con humor, como si realmente no estuviese aterrada ante esa idea— Pero si era un coqueteo siempre puedes repetirlo en, no sé, unos días, y así puedo reconsiderarlo. Esto del fin del mundo me tiene algo oxidada —añadió, ahora sí permitiéndose una risa por lo bajo ante la ridiculez del asunto. ¡Estar viva después de todo lo que había ocurrido! Una sorpresa, realmente—. Aunque si sabes vendar un tobillo, no te diré que no. ¿Tú qué haces en la enfermería? ¿Paseando?

una sonrisa entretenida figuró en sus facciones ante primer cuestionamiento, lo cual le invitó a acercarse a la camilla donde nueva interlocutora se encontraba. ' voy por la segunda opción ' menciona, apoyando ambas palmas a los pies de la cama, tomándose su tiempo para articular sus palabras. ' apreciaría el hecho de que sean educados. mejor hacerlo en otro sitio que en tu propia cara ' bromea, para después asentir pausadamente con la cabeza. todavía no se sentía parte de pueblo en cuestión, pero en teoría lo era, o había sido. ' tecnicamente soy de montana ' explica, mueca disconforme se hace en sus labios. ' alcancé a estar como... una semana o menos en safe haven antes de que se desatara la locura ' y ahí suelta un corto suspiro, buscando restar importancia a sus pensamientos. ' soy lys. ¿tú cómo te llamas? ' inquiere, llevando su vista hacia contraria. ' ¿y para qué necesitas a los enfermeros? puedo pretender ser uno y ayudarte '

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ala médica // Era una tontera, un tobillo doblado y ya, pero este no le dejaba caminar sin una molesta renguera. Y por eso ahí estaba, sentada en una camilla. Desde hacía ya... demasiado. Soltó un suspiro exasperado— ¿Crees que los enfermeros se olvidaron de mí, o que se están riendo en otra habitación? —preguntó al aire, sólo por el hecho de que oyó movimiento a su alrededor. Buscó localizar al sonido con la mirada—. ¿Vienes de Safe Haven...? —algo que había pronunciado demasiadas veces ese mes, pero que aún no obtenía respuesta satisfactoria, y por eso su tono sonaba tan cansado al hacerlo.

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Pensó que realmente había tenido suerte en haber tenido una mochila llena de ropa encima al iniciar el brote. Ahora podía caminar tranquila por la nieve, sabiendo que tenía un par de pantalones secos esperándole adentro. Movimiento le llamó la atención, mas no pronunció palabra hasta ver a la joven hundirse súbitamente. No pudo más que soltar una risa por lo bajo— Bueno, ahora que me diste permiso... —pero no le salió otra carcajada, así que sólo avanzó sin mucho cuidado hacia ella, esperando no terminar en el mismo punto—. Venga, vamos, toma mi mano. Antes de que sufras otra desgracia de dibujo animado.

en el camino de un edificio a otro, se le hace fácil tratar de cortar el trayecto a través de la nieve que ha comenzado a acumularse desde la noche anterior. sin embargo, al dar un paso, su pie se hunde hasta la mitad de la pantorrilla y el otro sigue el mismo camino, haciéndole perder el equilibrio. su mano se estira instintivamente hacia una rama cercana buscando apoyo pero sólo consigue que nieve de las ramas superiores le caiga encima. "ríete si quieres, pero…" sacude la cabeza al darse cuenta de que hay al menos un testigo de su traspié. "¿te importaría darme una mano? creo que estoy… atorada" añade haciendo un intento por salir de la nieve.

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Encontrar la cocina fue estúpidamente difícil. Estaba cansada, preocupada, y además hambrienta. Por eso entró con pisadas algo fuertes, abriendo una alacena antes siquiera de reparar en presencia ajena. Frunció el ceño con confusión al observarle— ¿El qué? ¿De penal, penal de soccer? No sabía que había partidos aquí, pero anótame para el próximo, si no te disgusta perder —y generalmente acompañaba comentario juguetón con un guiño, pero hoy no tenía energía para eso. Mirada volvió a su próxima comida—. ¿Me dirías de dónde sacaste el pan?

#cocina: Cada día que pasaba se volvía más difuso en su mente, incapaz siquiera de recordar los pasos que había tomado para encontrarse en ese lugar, en ese momento, comiendo un trozo de pan mientras la sopa que lo acompañaba se enfriaba sobre la mesa, su mirada perdida en el espacio. —Oye, —habló hacia la nada, apretando sus ojos más de lo usual con cada parpadeo— ¿cuándo es el certamen de penal?

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Observaba en silencio la comida delante suyo, como si no pudiese creer que, después de todo lo que había pasado, hubiesen logrado llegar a un comedor. Movimiento a su lado le sacó de sus ensoñaciones, y alzó la mirada a él— Bueno, yo también me quejaría si, además de tener que lidiar con el apocalipsis, tuviese que hacer tarea —intentó esbozar media sonrisa, pero no le salió particularmente animada—. Al menos algunas cosas no cambian. Como la comida de comedor, por ejemplo. ¿Qué edad tienen tus hijos?

se dejó caer en una de las sillas del comedor, en un lugar desocupado frente a la persona que ya estaba ahí. colocó su bandeja con comida en la mesa y soltó un leve suspiro antes de hablar. ' no puedo creerlo. ' comenzó, negando con la cabeza mientras su tono llevaba una mezcla de incredulidad y diversión. ' hasta en el apocalipsis, mis hijos todavía se quejan de la escuela. '

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𝕣𝕠𝕓𝕚𝕟 𝕤𝕞𝕚𝕥𝕙. 28 años. americana. modista, ex-mecánica, ex-ceramista, ex-de-todo-un-poco.

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