Solo quería subir mis escritos por**graficos y recordé este lugar.
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Hice una portadita para mi historia ¡me siento orgullosa! Crédito a la Diosa Aogirinaru, que es la mejor (a opinión propia) dibujante de Sontails <3
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Vs Shadow
TAILS
El pobre zorro solo estaba entre la espada y la pared…
21
Tails se encontraba sumamente nervioso. Después de la pelea de los dos erizos y de tener a un Sonic taciturno que no se separó de él durante toda la tarde, no podía sentirse de otra manera. Allá a donde iba Sonic lo seguía, en silencio, mantenimiento su distancia, como si lo vigilara. Y cuando decidió irse a casa, al voltear a buscar al azul este ya estaba a su lado, con una extraña mirada. Cuando Sonic le pidió si podían ir a su casa a conversar, Tails no tuvo corazón para negarle la cita al ver la cara de tristeza y desasosiego que ponía el azul.
La llegada fue silenciosa, al igual que la ligera cena (que se tuvo que adelantar por la “segunda cita” del zorro) y cuando pasaron a sentarse al sillón un tiempo después para beber algo, el erizo hablo.
—¿A qué hora vendrá Shadow, Tails? —la voz sonó baja y ronca, como si sintiera enojo al decirlas.
—Y-yo… hablé con él y suspendimos la reunión… —Tails esperaba que, de estar Shadow ya en la casa esperando a que Sonic se fuera, entendiera el mensaje de que no era el mejor momento para su reunión.
«Mentiroso, deja de mentirme Tails…» Pensaba el erizo, tratando de ocultar su rabia.
—Tú te has vuelto muy cercano a él… —y le dio un trago a su café.
—A-algo… estamos compartiendo mucho trabajo juntos, solo eso… —y el pobre zorro temblaba entero al sentir como Sonic cada vez se acomodaba más cerca de él en el sillón.
—Solo eso… —y de reojo, el erizo vio como el zorrito se ponía alerta, tensándose con su cercanía.
El silencio reino en la habitación, solo se escuchaba la pesada respiración de Sonic y los suaves sorbos que daba Tails a su taza de té.
—Así que… —Sonic dejó su café en la mesita frente a él— ¿desde cuándo te acuestas con Shadow, Tails? —el zorro casi se ahoga con su té.
—¿D-de qué e-estás hablando Sonic? «no, no, no, él no puede saberlo» —pensaba, mientras alejaba la taza de sus temblorosas manos.
—Si, es muy simple ¿no?, hace cuanto tiempo te revuelcas con Shadow ¿unos días?, ¿meses? —Sonic había pasado a sentarse en la mesita frente al sillón—, ¿un año? —preguntó mirando de forma seria a Tails, incluso con el ceño levemente fruncido.
El pobre zorrito sentía que se moría ahí mismo. Mientras Sonic habría sus piernas para recargar sus brazos sobre estas inclinando su cuerpo contra el del rubio, Tails cerraba las suyas para tratar de hacerse más pequeño en el reducido espacio que le estaba dejando el azul.
—¿No sabes lo que es “acostarse” con alguien Tails?, ¡me extraña!, un chico tan inteligente como tú, que no sepa lo que es tener sexo —el ceño del azul se fruncía más, al ver la cara de desconcierto y los ojitos celestes desviándose de su verde mirada—. Que no sepa lo que es abrir sus piernas para que un hombre se meta entre ellas. Que no sepa que al hacer eso, es porque claramente quiere que el hombre lo penetre…
—¡SONIC!, ¡no seas vulgar!, c-claro que se lo que es tener relaciones sexuales, p-pero… —sus palabras se vieron interrumpidas al momento de tratar de apartar a Sonic, quien, con un fuerte agarre sobre las muñecas del zorro acercó el pequeño cuerpo al suyo.
—Pero qué ¿es mentira que te acuestas con Shadow?, ¿qué apartas tus colas para que el muy imbécil te coja cuando quiera?, ¡NO ME CREAS ESTÚPIDO!, ya vi suficiente como para saber lo que puedes hacer “colitas” —Sonic estaba embravecido, recordando las veces en que vio como su mejor amigo era tomado por el azabache, una de ellas, en la misma mesa donde cenaron hace un momento. Tails por su parte se estremeció al escuchar ese apodo venir de la boca de su amigo, sintiendo una extraña contracción en su vientre.
—¡N-No me llames así!, ¡eso es muy personal!, ¿¡y qué si me acuesto con Shadow!?, ¡no es tu asunto! —Tails comenzó a forcejear para librarse del agarre del azul, quien ahora estaba más enfurecido al negársele el sobrenombre cariñoso que él había usado en Tails antes y que el cretino de Shadow ahora usaba cuando se cogía a su zorrito, a su colitas.
—Sólo yo puedo decirte colitas, solo yo puedo llamarte así. No ese imbécil, no tiene derecho a llamarte así, solo yo, entiendes… porque colitas es mío ¿o me equivoco?, yo te enseñe ese apodo, yo te bautice así, así que ese imbécil no puedo ensuciarlo…
El cerebro del rubio trataba de procesar el sinsentido de palabras de Sonic ¿los había visto?, ¿había estado mirando cuando Shadow y el tenían relaciones?, ¿por qué?, ¿para qué? «¿Nos escuchó entonces?» pensó asustado.
—Así que, querido amigo ¿vas a contarme?, ¿cuándo perdiste la confianza en mi Tails? —y se acercó aún más al cuerpo ajeno—, ¿hace cuanto él profana tu cuerpo?, dime colitas ¿te gusta ese idiota? o ¿es un reemplazo de alguien? —la mirada de Sonic se volvió fría y sus palabras tomaron un tono sarcástico— En algún momento creía escuchar algo, como si imploraras por alguien más…
—N-no…. no Sonic— Tails estaba aterrado. Una cosa era que el azul los hubiera visto y otra muy diferente que los hubiera escuchado, que hubiera escuchado como gemía su nombre con cada arremetida que le daba el azabache.
—Si Tails… así que ¿qué tan buen reemplazo mío fue?, ¿tanto deseabas ser tomado por mí que te buscaste un sustituto?, ¿desde hace cuánto colitas?, ¿tal vez desde esa tarde cuando te rechacé?, ¿tal vez desde esa estúpida fiesta?, ¿tanto te gustó como lo hice que necesitabas un reemplazo porque te rechacé? —Sonic se sentía lleno de rabia y celos al pensar que, por su estupidez hace unos meses atrás, había alejado a su pequeño zorro.
—¿Fiesta? —la mirada de Tails era de consternación absoluta ¿de qué hablaba Sonic?, sí recordaba la tarde en que, después del beso que le dio al erizo este lo rechazó, pero ¿una fiesta?, ¿se habían acostado juntos?, ¡cómo era posible que no recordara nada!
—Oh, no lo recuerdas aún, hieres mis sentimientos colitas… —Sonic se inclinó más sobre el cuerpo del zorro llevando una de sus manos a acariciar la mejilla y oreja de Tails, y la otra la poso en el muslo comenzando a apretar de forma suave el músculo. El rubio no lo resistió y soltó un suave gemidito que hizo que la respiración de Sonic se volviera más profunda y pesada. El azul se acercó más a Tails, invadiendo todo el espacio del pequeño con su cuerpo, quien tembloroso solo trataba de apartar esa mano de su muslo que atrevida acariciaba con su pulgar entre sus piernas juntas.
—¿No recuerdas como te tomé?, y en todo el sentido de la palabra colitas. Te traje hasta aquí para cuidarte y protegerte, iba a dejar que descansaras tranquilo… pero sabes algo, no podía olvidar esta carita tan linda confesándome su eterno amor, en contraste con el travieso zorro que se dedicó a menear sus colas en esa maldita fiesta y a coquetear con cuanto hombre se le cruzo por el frente… —Sonic tomo el mentón de Tails presionando sus mejillas, acercándolo más a su rostro.
El rostro de Tails había recobrado su color al escuchar esas palabras, al tener vagos recuerdos de una fiesta, la única fiesta del cuartel a la que había ido hasta la fecha. Recuerda que fue con la idea de olvidar todo lo que había pasado hace un tiempo al confesarse a Sonic. Iba dispuesto a hacer todo lo que en sus veinticuatro años de vida no había hecho y a consejo de Rouge un trago le ayudaría a quitarse todas esas inhibiciones que lo hacían comportarse de forma “simplona y aburrida” como muchas veces su colega chacal le había dicho. Lo que claramente no recordaba era cuantos vasos de alcohol había tomado, pero de que le quitaron la vergüenza, lo habían logrado. Tenía recuerdos vagos de bailar junto a Zero, Rookie y Amy, de conversar con Rouge, de haber sido seguido por Mike, de jugar a los dardos con Shadow y Knux. Pero en ningún recuerdo estaba Sonic.
—¿Ahora recuerdas algo colitas?, ¿recuerdas cómo te frotabas descaradamente contra el otro idiota de Zero?, ¿recuerdas que tuve que ir a buscarte porque no querías dejar de beber?, fuiste una presa muy fácil, dejándose comer por toda esa manada de imbéciles… yo sí recuerdo muy bien lo testarudo que fuiste y lo inútil que fue hacerte entrar en razón. Y cuando te traje a casa, no podía… no podía quitarte la vista de encima, de lo caliente que te veías con esa estúpida ropa y por mi cabeza solo pasaba tu confesión, porque hacía solo un mes me habías confesado tu amor ¡y ya estabas revolcándote con otro! —las acciones que ejecutó Sonic dejaron desconcertado a Tails, quien de un solo empujón fue recostado en el sofá siendo apresado por el gran cuerpo del azul sobre él, con sus manos imposibilitadas de moverse debido al fuerte agarre del erizo.
—Yo sí puedo recordar todo querido amigo. Recuerdo muy bien tu sonrojada carita, tu tembloroso cuerpo. Recuerdo muy bien cómo te abriste de piernas y me pediste que te tomara. Como me pedías que fuera suave contigo en tu primera vez…
Y el cuerpo del azul comenzó a mecerse suave contra el del zorro, haciendo que el rubio se tensara al sentir el peso y el calor de su amigo. El sinuoso movimiento estaba haciendo que su vientre se calentara y que su corazón latiera con prisa, pero ahí había algo más, algo que le carcomía la conciencia aunque no supiera bien qué era.
—N-no Sonic… basta, no… —se quejaba el rubio, tratando de apartar a Sonic, haciendo que sus colas pasaran a cubrir su cuerpo, impidiendo que el azul tuviera contacto directo.
—¿No? —gruñó el azul, mirando fijo a su mejor amigo—, no recuerdo que te negaras a él mientras pedías y gemías por mí colitas… —el sonrojo fue mayor en Tails, quien apartó la mirada y siguió con su inútil forcejeo.
—No Sonic, tu no…
—¿¡Yo no!? —y su furia se disparó, haciendo que su boca fuera rauda a tomar la del rubio, quien al sentir el primer contacto de sus labios se apartó asustado, volviendo a sentir esa extraña sensación, como algo que quiere salir de su cabeza y no puede.
Sonic al sentir el rechazo liberó una de sus manos para tomar el rostro de Tails a fin de conseguir juntar sus labios, que desesperados se fundían con los suaves labios del zorro, humedeciéndolos con su lengua tratando inútilmente de abrirlos a la fuerza.
—¡N-no Sonic!, ¡b-basta…! —las palabras de Tails era cortadas por la insistencia del azul, quien ahora estaba completamente sobre el cuerpo del zorro, haciendo que sus manos tomaran el rostro de su amigo para evitar que pudiera apartarse.
A cada palabra que trataba de emitir Tails, podía sentir como la lengua del erizo intentaba inmiscuirse en su boca y esa acción, sumada a la extraña sensación en su cabeza y bajo vientre, lo confundían más y más.
«¿Qué hace Sonic besándome?, ¿por qué?» Se repetía el zorro, tratando de evitar que la lengua cumpliera su cometido, porque si el beso se profundizaba no habría vuelta atrás para él.
Sonic se detuvo por un momento admirando el rostro de Tails, que jadeante trataba de llevar aire a sus pulmones, con la boquita a penas abierta, con los ojos fuertemente cerrados.
—Mírame Tails… soy yo, el real —y los besos pasaron a ser suaves caricias en sus labios, tratando de tentarlo de forma suave, pero el pequeño zorro aún rehuía sus besos. Sonic estaba desesperado, porque Tails ni si quiera quería verlo.
—Te amo cariño, terminaste por encantarme amor… —susurró el azul contra la oreja del zorro.
—¡NO!, ¡basta!, ¿por qué me haces esto?, ¡por qué me haces sufrir así! —y en una rápida reacción, el rubio giró su cuerpo por completo en el sillón dándole la espalda a Sonic, tratando de protegerse con sus colas.
El erizo terminó por pararse del lugar, consternado por la reacción de Tails. Debía admitir que pensó que sería fácil hacer que su zorrito lo aceptara, pero con todos los desplantes que estaba haciendo sentía que lo había arruinado todo. Pero no quería dejarlo ir, ya no podía dejarlo, menos ahora que sabía que su amigo lo buscaba a él en las caricias de otro. En un rápido movimiento, Sonic había ido al armario de Tails para buscar un pañuelo y bajar la intensidad de las luces de la casa. Cuando volvió a acercarse al rubio, quien se había levantado del sillón para buscarlo por la habitación sin resultados, procedió a tapar su vista rápidamente y a acoplarse a su espalda, sacando un jadeo del zorro.
—No tienes que buscarme más amor, aquí me tienes —y el azul procedió a dejar besos en el cuello y hombros del rubio, quien soltaba tímidos jadeos.
—¿Por qué Sonic?, yo no te gusto, no hagas esto por favor… —y Tails, ya dominado por el deseo que le provocaba el cuerpo ajeno, el cuerpo de su amado erizo, se dejó llevar.
—Me encantas colitas, como no tienes idea… —Sonic también perdía el norte de sus pensamientos, porque por fin tenía a Tails en sus brazos, porque no intentaba apartarlo. Y cuando sintió como las colas del zorrito se enredaban contra su cuerpo, supo que podía continuar.
Sonic recostó nuevamente a Tails en el sillón, recorriendo todo el cuerpo con sus manos, apretando los lugares que lo volvían loco, dejando suaves besos en la boca ajena. Ya no podía parar, ya no podría soltar nunca a su Tails.
—Mi amor, solo tú… no necesito a nadie más que a ti —y guiado por los temblores del cuerpo del menor y los suaves meneos de sus colas, volvió a intentar asaltar esa adictiva boca.
El gemido ahogado de Tails se escuchó alto y necesitado, solamente por sentir la presión de los labios del erizo. Cuando este comenzó a masajear y humedecer con su lengua los labios del menor, el zorro no pudo evitar caer. Con desesperación llevo sus manos a tomar el rostro del erizo aumentando el ritmo del acalorado beso, sintiendo como el azul de forma desesperada le robaba el aliento. Era tan surreal la sensación, tan buena y adictiva, tan correcta y dulce, nada comparado a otros besos que haya tenido. Se sentía desesperado por la agradable sensación que lo recorría entero, por la corriente eléctrica que lo hacía estremecer.
—Si mi amor, así… tan dulce, tan lindo colitas —y con cada frase que decía el azul, hacía que Tails se retorciera bajo su cuerpo, gimiendo de forma ahogada por la caliente sensación de escuchar a su erizo.
—S-Soniiiic…—Tails no había podido evitarlo, porque inconscientemente abrió sus piernas para que el cuerpo sobre él se acomodara, siendo gratamente recibida la oferta por el azul quien ni tonto ni perezoso dejo caer con cuidado su peso sobre el pequeño cuerpo del rubio.
—Si dulzura, ábrete para mi —y el erizo comenzó a mecerse nuevamente contra el cuerpo del zorro, ahora por fin en completo contacto. Su falo comenzaba a endurecerse dentro de su funda al igual que el de Tails, por el constante roce que cada vez se hacía más fuerte y necesitado.
Sonic confiando en la fuerza que podía tener el rubio, dejó caer todo su peso contra el cuerpo bajo suyo, sacando un suspiro ahogado de los labios ajenos. Sus manos pasaron raudas a tomar las llenas piernas que tanto le encantaban, enredándolas en su cintura para acoplarse contra el trasero y vientre de Tails, comenzando a rozar más desenfrenadamente el lugar, embistiendo duro. Los gemidos del zorrito eran música para los oídos del erizo, que trataba de juntar sus labios contra el azul para seguir con los deseados besos.
La desenfrenada faena siguió unos minutos más y cuando el zorrito se aferró fuerte contra el cuerpo del erizo soltando un necesitado gemido debido a la mordida que el azul dejo en su cuello, terminó por correrse entre ambos cuerpos. Sonic aguanto en un jadeo el orgasmo que casi lo hace desfallecer, el cuerpo de Tails era una completa delicia y verlo bajo suyo solo hacía que su lívido aumentara. Quería penetrarlo, una y otra vez, quería quedarse para siempre así…
Y Sonic a pesar de estar en un limbo de placer, solo por tener bajo su cuerpo el del menor, no podía quitarse de la cabeza que, tal vez, su pequeño zorro estaba en alguna retorcida fantasía como las que vivía con el azabache. Porque, al fin y al cabo, Tails seguía con los ojos vendados igual a como lo vio en sus encuentros con el otro erizo.
Tratando de aguantar la furia, porque sabía que estaba pagando con esos enloquecedores celos el haber herido a su zorrito hace meses, quito con delicadeza la venda que cubría la celeste mirada. Los brillantes ojos lo miraban perdido por el placer, con la vista gacha por la cosquilleante sensación que aún recorría su cuerpo.
Tails sentía que estaba en un sueño, un húmedo y caliente sueño donde era su amado azul quien lo tomaba, pero al desvelarse su fantasía terminó por caer en la cuenta de que, quien estaba sobre su cuerpo sometiéndolo a un irrefrenable placer, no era nadie más que Sonic.
—S-Sonic… ¿por qué?... —y el cuerpo del menor comenzó a temblar.
—Porque eres tú Tails, mi amado zorro, mi dulce colitas —y sus labios se dirigieron a besar los ajenos, siendo aceptado por el rubio—. No sé cómo enmendarlo ¡pero ya no aguanto!, no soporto verte con ese imbécil, saber que tiene tu cuerpo. Pero tu amor sigue siendo mío y voy a luchar por él —y nuevamente fue besado, con un poco de desesperación y afán.
A pesar de la gran inteligencia del zorro, el pobre no terminaba de entender que sucedía con el azul, que ahora besaba con hambre su cuello y bajaba por su pecho, buscando entre su pelaje.
—¡Sonic! —gimió fuerte, al sentir como uno de sus pezones era mordisqueado y succionado por el erizo, mientras el otro era masajeado con fuerza por la gran mano del azul, que hacía movimientos circulares y jalaba con la punta de sus dedos el rosado y sensible botón—, n-no soy una ¡Ahh! No soy una chica Sonic… más suave…— gemía sin parar.
—¡Lo sé!, eres mejor que una. Mil veces mejor cariño, tan suave y dulce —y la erección que aún mantenía el azul ahora rozaba sin tapujos contra el húmedo vientre del zorro, ya fuera de su funda y goteando preseminal—, tan rico amor…
Tails era una jadeante masita a punto de explotar. Todas las caricias dadas por el erizo lo hacían ver destellos de colores en sus ojos. Se sentía tan perdido por el desmedido placer, que ni quiera podía seguir pensado en por qué estaba ocurriendo todo eso. Cuando sintió como Sonic acomodaba sus piernas contra sus hombros llevando la punta de su húmedo falo contra su ano, el zorrito se tensó.
—N-no, no, no Sonic ¡no puedes! —y los ojos llorosos miraron fijo a los verdes, contemplando en toda su magnificencia el fornido cuerpo sobre él, con los músculos tensos por soportar su peso para no aplastarlo y los colmillos expuestos en una mueca predadora.
—No me niegues amor, porque sé que era a mí a quien querías y anhelabas —y el cuerpo del erizo descendió, presionando la punta contra la estrecha entrada, acercándose nuevamente al rostro del zorro para reclamar sus labios, comprobando la flexibilidad de este.
—N-no amor… espera, se suave p-por favor… —gimió desesperado contra la boca del azul, temiendo que Sonic lo lastimara con su falo, el cual resultaba aterrador para el pobre rubio debido a su tamaño —e-es muy grande amor…
A pesar de que las palabras dichas por el rubio podrían haber elevado hasta las nubes el ego del azul, la palabra “amor” había desencadenado sensaciones mucho más fuertes en Sonic, quien sentía que su pecho estallaría solo por escuchar ese término de los labios del zorrito. Su cabeza estaba haciendo corto circuito, porque una parte de su conciencia pedía a gritos terminar de enterrarse en el suave cuerpo del rubio y la otra decía que debía ser considerado y tratarlo como el ser más frágil del mundo. Por lo que, optando por la mejor opción, se levantó raudo del cuerpo de Tails para ir a buscar lo que necesitaba. Las piernas del rubio ni si quiera lograron salir de esa posición cuando ya tenía nuevamente al erizo entre estas, acariciándolas de forma suave ahora con sus manos ya sin guantes, que de forma apurada saco los botines para evitar golpearse. El zorro se sorprendió al ver en una de las manos del azul el tubo de lubricante que era guardado en su buró, porque no entendía como es que Sonic había dado con esa caja, aunque claramente el no recordaba la anterior vez en donde se lo dijo.
—¿Y-y el condón? —preguntó tímido. Sonic gruño en respuesta.
—No —dijo tajante.
—Pero Sonic…
—“La próxima vez será sin condón dulzura” —y gruñó más fuerte mientras mordía una de las rubias piernas, al mismo tiempo que Tails tapaba su cara con vergüenza. De forma rápida destapo el tubo de lubricante y dejo salir una considerable cantidad contra el agujero expuesto.
El gemido de Tails fue audible a pesar de encontrarse su rostro tapado por sus enguantadas manos y a medida que Sonic ingresaba de forma suave y lenta sus dedos, el zorrito se retorcía bajo el cuerpo del azul, desesperado por las caricias dadas en su interior, por el rápido movimiento que ahora hacían esos dedos hacia dentro y hacia afuera. Sonic llevó su mano libre a tomar las del rubio para apartarlas de su cara, llevándolas sobre su cabeza.
—Déjame verte amor —le decía con la voz ahogada de placer. Ver de esa forma a su pequeño zorro lo enloquecía.
—N-no Sonic, no me mires… —y Tails cerraba con fuerza sus ojos para evitar la penetrante mirada del erizo.
El azul ya no aguantaba más, necesitaba estar dentro de su zorrito. Así que, volviendo a la anterior posición, con las rubias piernas aferradas a su cintura y las manos del zorro tomando sus hombros, dirigió su falo nuevamente contra la humedecida entrada. Tails dio un saltito al sentir el contacto directo contra su carne, sintiéndose extraño a medida que avanzaba en su interior.
—S-Soniiiic el condón…
—No amor —y lo beso en la boca—. Estoy limpio cariño. Hace meses que no me acuesto con nadie, solo por ti, porque no puedo sacarte de mi cabeza —y volvió a besarlo mientras ingresaba de forma lenta en el estrecho canal—. Solo yo puedo tenerte así ¿verdad?, solo yo puedo tomarte de esta forma…
—¡Soniiiic! —gimió desesperado—, es extraño… m-me siento muy lleno —y los ojos del zorro se cerraron con fuerza al sentir por completo el falo del erizo dentro suyo, haciéndolo temblar con cada roce que daba al entrar y salir, tensando su cuerpo como una cuerda de violín, expectante del placer producido. Y su cerebro le enviaba extraños recuerdos, de una sensación muy parecida y remota, de un cuerpo que se mecía sobre el suyo, de un punto que lo hacía gritar de placer.
El vaivén comenzó a hacerse más rápido a medida que Sonic perdía los estribos por escuchar los gemidos de su zorro. Su voz era adictiva, sus gemidos lo hacían querer ir más profundo y fuerte para sacar más de estos de la boca de su amado y fue con ese ímpetu que llego a cierto punto, donde se empujó más fuerte, haciendo que el cuerpo bajo suyo se contrajera de una forma abrazadora contra su miembro. Tails había gemido de forma ahoga a medida que su cuerpo se apretaba por completo, sus manos apresaron con fuerza las almohadas bajo él y su mirada se perdió dentro de sus cuencas. El orgasmo seco que lo alcanzó había sido tan fuerte, solo porque el miembro de Sonic había tocado un punto, que Tails sintió que desfallecía.
Sonic dejo de sentir las temblorosas piernas de Tails a su alrededor cuando dejo de presionar contra ese lugar, aguantando como pudo su propio orgasmo cuando sintió como todo el interior del zorrito se contrajo, como si quisiera sacar su semilla a la fuerza. Cuando vio que Tails se desplomaba contra el sillón respirando entrecortadamente con la boquita abierta y los ojos idos por el placer, se sintió satisfecho de su hazaña. Al fin y al cabo, aún le quedaba la suficiente estamina para seguir dándole placer a su zorrito y seguir el mismo en ese paraíso.
—¿Todo bien amor?, creo que eso te gusto ¿no? —su cuerpo volvió a encimarse sobre el zorro, buscando sus labios que comenzó a besar de forma suave y lenta, aún sin abandonar el cálido interior—, mucho mejor que ese idiota ¿verdad? —y el beso se profundizo, siendo seguido de forma lenta y torpe por el rubio— Solo yo puedo hacerte temblar así ¿verdad amor?, solo yo colitas…— y ahora los besos seguían su camino por el cuello y hombros.
—S-si am-mor —gemía entrecortado—, s-solo tú mi vida… —Tails estaba en un limbo orgásmico, sintiendo todas las atenciones de su erizo sobre él. Sintiendo aún ese duro miembro dentro suyo, que volvía a entrar y salir de su apretada cavidad de forma lenta y suave.
—Si mi amor, solo yo puedo estar aquí dentro verdad… —y la mano del azul se dirigió al vientre del zorrito, que presentaba una ligera protuberancia a medida que Sonic se empujaba contra él—. Solo yo puedo llenarte así…
Sonic volvió a dar una contundente embestida contra el zorro, quien arqueó la espalda al sentir ese punto siendo nuevamente tocado.
—N-no, no amor, es extraño ahí, no más… —la saliva caía por la comisura de los labios del zorrito, quien se tensaba con cada embestida del azul que llegaba al “final” de su canal. Era una sensación tan extraña, que lo hacía querer salir corriendo de ahí, pero al mismo tiempo lo hacía desear que Sonic se enterrara más en él. Su cuerpo se arqueo por completo, dándole a Sonic una vista panorámica de todo el placer que sentía.
Las manos de Sonic ahora aferradas a la pequeña cintura, levantaron el cuerpo del zorrito para poder sentarlo encima de él. El agudo gemido del rubio le dio a entender que ahora estaba en otro nivel de placer, porque él mismo lo sentía, como la punta de su miembro chocaba con una pared suave que se habría lentamente para él. Quería estar ahí, quería enterrarse profundo en ese lugar y no salir más, así que terminó por levantarse del sillón, haciendo que Tails se aferrara a su cuello y gimiera con más desesperación a cada paso que daba el azul, quien comenzó a caminar por la habitación.
Cuando Tails sintió la madera de su mesa de comedor y el cómo Sonic abandonaba su interior, se extrañó. A pesar de sentirse agotado, aún deseaba seguir sintiendo al azul… pero cuando las manos de Sonic le dieron la vuelta, dejando su trasero y colas expuestas, comenzó a sentirse ansioso. Un agudo gemido escapó de sus labios al sentir el duro empujón que dio Sonic contra su interior, mientras jalaba la base de sus colas de forma firme y rítmica con cada arremetida que daba. Tuvo que pararse de puntitas para poder seguir sosteniéndose, porque con cada arremetida que daba Sonic, levantaba su cuerpo por la fuerza bruta que aplicaba. Podía sentir por completo el duro falo entrar y salir de él, además de las manos ansiosas que ahora se paseaban por sus glúteos apretándolos y amasándolos.
—Y-ya n-no p-puedo más… —y con cada embestida, más se cortaba su cansada voz.
—Ya casi amor —jadeo el azul contra su oreja—. Voy a llenarte tanto que me recordaras con cada paso que des cariño —y rio pícaro, mientras mordía la base de la oreja.
—¡Per-pervertido! —el orgasmo del zorrito se acercaba de una forma desenfrenada en su interior, incluso podía sentir los fluidos que se movían dentro suyo, preparándose para salir.
El movimiento pélvico de Sonic era tan fuerte y rítmico, que el lubricante gorgoteaba del interior del zorro produciendo un lúbrico sonido con cada arremetida, sumándose al sonido producido por la mesa que chirreaba al ritmo del azul. Cuando Sonic sintió como el interior de Tails se contraía contra su miembro y el gemido producido por su amado se volvía más agudo, se dejó llevar por las placenteras sensaciones.
—Cariño…—jadeo el azul—, tan bueno, tan rico amor…—y un gemido ronco se dejó escuchar de parte de Sonic, que se aferró en un fuerte abrazo al cuerpo del rubio al sentir como su semen era expulsado dentro de la caliente cavidad de Tails.
El pobre zorro solo podía jadear por aire, sintiendo el peso de su amado erizo sobre él al igual que la caliente semilla que lo llenaba. Se sentía tan extraño, sentir esa viscosidad dentro de él que de a poco era expulsaba de su agujero por la ingesta cantidad que lo llenaba, sentir como su propio orgasmo había sido alcanzado solo por el placer que le brindaba el azul.
Cuando las rodillas del rubio ya no pudieron sostenerlo, Sonic abandonó suavemente su interior para evitar causarle algún daño. La vista del agujero del zorrito expulsando de forma lenta el blanquecino líquido y el trasero que daba ligeros temblores por el reciente orgasmo, fue tan caliente para el erizo que su miembro dio un ligero bote contra las nalgas del rubio. Pero debía ser paciente, más si tenía a su zorrito cansado en ese incómodo lugar.
No había podido evitarlo, necesitaba con urgencia tomar a su zorro contra esa mesa, para sacar de Tails los recuerdos del azabache, quien lo había tomado en ese mismo lugar quien sabe cuántas veces. Los celos aún lo enloquecían al pensar en todas las veces que esos dos debieron tener sexo, pero él se encargaría de borrar todos esos fatídicos recuerdos con infinitas sesiones de hacer el amor.
—Vamos amor ¿una más sí? —le ronroneo prácticamente el azul en la oreja al cansado zorro.
—Y-ya no puedo más… —y el zorrito solo sintió como Sonic lo cargaba entre sus brazos, dirigiéndolos hacía su habitación.
Cuando fue dejado en su cama Tails pudo respirar tranquilo gracias a la frescura del lugar. Ya no sentía de forma penetrante el olor a sexo y mucho menos el fuerte y masculino aroma del azul. Y tampoco sintió su cuerpo, porque al mirar alrededor el azul ya no estaba.
—¿S-sonic?… —preguntó un tanto asustado, pensando que todo había sido producto de su imaginación.
—Aquí estoy tesoro —y un refrescante paño húmedo fue dejado contra su cuello, siendo sujetado por Sonic quien lentamente se dedicó a limpiar el cuerpo del zorrito.
—Oh Sonic… ¿e-eres real?, ¿de verdad eres tú? —y de forma lenta llevo una de sus manos al rostro ajeno, la cual fue tomada en el aire por el erizo quien quito el guante y procedió a llevar el dorso de esta contra sus labios, donde deposito un beso.
—Si mi amor, soy real —y no pudo evitarlo. Su boca fue a parar contra la de rubio, comenzando un profundo beso en donde su lengua buscaba la del zorrito, que tímida le contestaba.
—Vamos mi amor, debes reponer energías… —y Sonic siguió con su labor de limpiar el cuerpo de Tails, quien soltaba suspiros por las caricias dadas en los sensibles lugares. El erizo termino por desnudarlo, quitando el guante que quedaba, junto con las medias que usaba el rubio ese día.
Para Sonic era una delicia ver de esa manera a su hermoso zorro. Era tan lindo y tierno, pero al mismo tiempo tan caliente y sensual que lo hacía tener pensamientos nada sanos con él.
—Dame unos minutos amor, ya vengo —y depositó otro beso en los labios del rubio—. No te vayas a dormir, aún falta una cariño…
—P-pero Sonic… —y Tails no estaba preparado para eso, una tercera vez. Ya con su primer orgasmo había quedado completamente rendido, ni hablar del segundo y el tercero ¿y ahora muy probablemente venía un cuarto?
—Tengo que llenarte de mí amor, no te me vas a escapar dulzura —y antes de irse a la cocina, tomo desde la base las colas del zorrito jalándolas de forma contundente, sacando un gemido a Tails. El pequeño zorro se estremeció por completo y se hizo una bolita en la cama cuando Sonic salió de la habitación.
«¡Por qué Sonic hizo esto!, ¿tal vez este ebrio?, pero estuvo todo el día conmigo, así que no tendría tiempo, a no ser que se escapara por segundos a beber, pero no tiene aliento a alcohol… ¿será que lo drogaron?, pero no se ve extraño tampoco… ¿tal vez el que este drogado soy yo?, no seas idiota Miles Prower…» El pensamiento del zorrito era todo un lio, no lograba entender que había llevado a su amigo a hacer todo eso «Todas esas cosas p-pervertidas» Y las colas se movían desenfrenadas al recordar las caricias, los besos, las arremetidas sin piedad que le daba el azul «¿En qué momento nos vio con Shadow?, ¡cómo se metió a la casa a escucharnos!, pervertido, eso no está bien… ¿por eso estaba tan extraño conmigo?, ¿de verdad sentía celos por mí?, ¿por qué estaba con otro hombre?, pero el me rechazó ¿qué lo hizo cambiar de decisión?...» Y las mil y un preguntas que se hacía el zorro no tenían respuesta, porque quien podía dárselas aún no las conocía y solo lo miraba fijamente desde la puerta, encantado con el suave meneo de las coquetas colas que no se quedaban quietas.
—Puedo escuchar desde aquí tu cerebro pensando colitas— y en un ágil movimiento Sonic se subió a la cama y rodeo con sus brazos el cuerpo ajeno.
—Yo no… no puedo dejar de preguntarme… —y era cierto, tenía tantas preguntas y no lograba comprender que pasaba por la cabeza del azul— ¿Por qué Sonic?, tú me rechazaste, tu no me amas…—y la mirada se dirigió con pesar hacia el azul, bajando sus orejitas por la pena que sentía.
—Y no sabes cómo me arrepiento de ese día amor —y de forma suave beso a Tails, quien correspondió—. A medida que pasaban los días seguía confundido… y-yo nunca pensé que tu podrías amarme, mírame, soy un completo idiota y tu… tú buscabas un hombre correcto y de familia… —y el erizo se acomodó sobre el costado del rubio, sin aplastarlo, logrando así liberar una de sus manos para darle agua del vaso que le había llevado a Tails, quien comenzó a beber sin chistar.
—Yo me asusté Tails, porque nunca me había sentido atraído por un hombre. Aunque ya desde antes había tenido pensamientos bastante pervertidos contigo… ���y el rubio lo miró asombrado, mientras Sonic apartaba su mirada de forma avergonzada—. ¿Recuerdas cuando empezaste a entrenar conmigo? ya para esa fecha había algo que me atraía de ti, pero era tan cobarde que solo pensaba que era una confusión momentánea, porque cada vez estabas más lindo y dulce. Eres toda una delicia Tails y solo me di cuenta cuando ya fue muy tarde —Sonic dejo caer su boca contra la de Tails, besándolo nuevamente—. Cuando vi cómo te alejabas de mí, cuando comenzaste a ser más cercano al imbécil de Shadow…
—¡Sonic! —le recriminó bajito el zorrito.
—¡No! es verdad, ese imbécil te estaba apartando de mí y tu cada vez eras más distante conmigo y yo lo único que quería era tenerte nuevamente a mi lado. Fui egoísta, porque nunca me puse a pensar que debía ser difícil para ti tenerme cerca. Así que intenté dejarte… pero no pude amor, no quería apartarme de ti —y el cuerpo del azul se posó por completo sobre el rubio, apartando de un empujón el vaso que rodo hasta la alfombra.
Comenzó a besar lenta y profundamente a Tails, saboreando toda su boca, sintiendo la frescura del agua en el zorro. Ya no podía más, necesitaba tomar de nuevo a Tails.
—No podía sacarte de mi cabeza, no podía dejar de pensar en ti. Quería creer que todo era por amistad, porque eres hermoso y te mereces al mejor hombre del mundo. Y ocurrió esa tonta fiesta que lo único que hizo fue sacar lo peor de mí, porque los celos terminaron por ganarme esa noche ¡parecía un esposo engañado!, al verte con los otros inútiles de Zero y Mike, solo quería romperles la cara a ambos y sacarte de ahí…
Las manos de Tails comenzaron a acariciar la espalda del azul, tratando de reconfortarlo.
—Y esa misma noche, aquí en esta cama, yo tome tu primera vez…—y le sonrió, una brillante sonrisa que era opacada por la mirada compungida del azul—. Fue maravilloso amor, eras mío, tu primera vez, algo que guardaste con tanto fervor era mío. Pero al día siguiente, tu no lo recordabas… el alcohol te jugó en contra y apartó de tu cabeza todo lo que vivimos —y volvió a besarlo, disfrutando de los ahogados gemidos que emitía Tails.
—L-lo siento Sonic… yo no recuerdo ¡creo que, puede haber algo, p-pero no termino de recordar!
—No es tu culpa amor, es mía por no definir mis sentimientos a tiempo…
Y Sonic giró sobre la cama, llevándose el cuerpo de Tails que ahora estaba sobre el del azul. Sonic no desaprovecho el momento y comenzó a masajear la entrada de Tails con sus dedos, sacando un gemido sorprendido del zorrito.
—¿O-otra vez? —gimió Tails, al sentir como Sonic acomodaba su ahora duro falo contra su trasero, mientras lo sentaba sobre su pelvis.
Las colas del zorro se levantaron raudas sobre su cabeza, comenzando a moverse sinuosas al sentir como el miembro del azul penetraba en él. Era tan extraño, la sensación hacía que todo su cuerpo se calentara y sintiera una corriente eléctrica recorriéndolo. Quería detenerse, pero al mismo tiempo deseaba que Sonic se quedara ahí dentro para siempre. Mordió sus labios y cerró fuerte sus ojos, tratando de aguantar el placer, ahogando los gemidos que querían salir de su boca.
Y Sonic no estaba en mejores condiciones tratando de aguantar su orgasmo el cual quería llegar solo con ver las sensuales muecas que hacía su zorro. Además, la estreches de su interior lo estaba volviendo loco, más ahora que estaba llegando a un lugarcito que el recordaba a la perfección.
—¡S-Soniiiic ya no puedo más! —gemía con desesperación el rubio, al sentir como la punta del miembro de Sonic traspasaba de forma lenta y tortuosa el punto que hace un rato también lo volvió loco. Sus manos buscaron algo a lo que aferrarse, encontrando las de Sonic que se entrelazaron con las suyas.
Tails trataba de resistir su peso con sus piernas, las cuales ya no tenían fuerza, pero la penetración termino por forzarse cuando Sonic, en un arrebato, levantó sus caderas contra el trasero de Tails, haciendo que con el leve salto y la caída del cuerpo del zorro contra la pelvis del azul, terminara por profanar ese lugar tan especial que los volvía loco a ambos. Los gemidos de ambos no se hicieron esperar con tal hazaña.
—¡Si Tails!, ¡tan b-bueno cariño!, t-tan a-apretado… —Sonic no podía parar de jadear, hipnotizado por la sensación de estreches del lugar y la maravillosa vista del cuerpo ajeno.
—Estas muy a-adentro amor… t-te siento tan profundo Sonic… —y Tails estaba peor que el azul, porque ahora sentía por completo el miembro de su amado llenando todo su ser.
Tails se sentía más extraño que nunca, ese lugar era completamente desconocido para él, porque ni si quiera podía recordar si el azabache había logrado rozar ese punto y ni hablar de sus juguetes, mientras que Sonic se hundía más contra su carne, con cada embestida que ahora le proporcionaba de forma desenfrenada. Sonic ya no aguantaba todo el placer que sentía por tomar el cuerpo de su amado zorro, quien era una delicia a la vista, con los ojitos cerrados, la boca abierta gimiendo su nombre como un mantra, las colas que se movían de allá para acá tras su cuerpo, el bulto que se formaba en su vientre con cada arremetida que daba en su interior y el miembro que se movía sinuoso por las embestidas.
—Te amo tanto Tails, no te separes nunca más de mi cariño, s-solo yo ¿sí? —y el orgasmo estaba a punto de llegar, al sentir como era presionado nuevamente por el interior de su rubio.
—S-Sonic, sí Sonic, s-siempre… s-solo tú amor… ¡Ah, Soniiiic! ¡Sí! ¡Sí, MÁS! ¡MÁS FUERTE AMOR! —y los gemidos del rubio ya eran de desesperación por querer sentir más de todas esas turbulentas sensaciones.
Sonic intento soltar una de sus manos para dirigirla al miembro de Tails para poder masturbarlo y darle más placer, pero el zorrito se negó y las llevó a su cintura, lugar donde hizo que se aferraran con fuerza ayudando al erizo a embestir de forma más rápida y desenfrenada al tener ahora un mejor control sobre el cuerpo de Tails. Su mente estaba perdida gracias a los gemidos que escuchaba del zorro y al abrazador interior. Cuando sintió el orgasmo arremolinarse en su bajo vientre, de forma ágil giró su cuerpo para dejar bajo suyo al rubio y ayudándose de sus piernas terminó por embestir más duro si era posible contra Tails, quien ya solo balbuceaba el nombre de su azul mientras se aferraba a su espalda.
El orgasmo los alcanzó a ambos de forma turbulenta, con Tails corriéndose entre sus vientres juntos y Sonic depositando su semilla en lo más profundo del interior del zorrito. Un último beso los unió de forma lánguida, ya cansados por todo el ejercicio realizado.
—Mi amor, mi Tails… —Sonic no podía quitarle la vista de encima al satisfecho rostro de Tails.
—Mi Sonic… —y con esas palabras, Tails terminó por dormirse.
22
La luz del sol no demoró en entrar por la cortina entreabierta de la habitación de Tails, quien dormía de forma tranquila y reconfortante entre los brazos de un erizo azul que, hace una hora aproximadamente lo observaba dormir. Sonic no podía apartarle los ojos de encima, ni sus manos tampoco, embelesado por el dulce rostro durmiente, que cada tanto se acurrucaba contra su pecho y soltaba suaves suspiros cuando acariciaba de forma lenta su cintura.
«Mierda Tails ¡por qué eres tan lindo!» se preguntaba el azul a cada instante. Lo único que quería era besar nuevamente esos labios y ver los brillantes ojitos de su enamorado ¿cómo es que no se dio cuenta antes, su corazón ahora latía desbocado por recordar la apasionante noche que vivieron, por recordar los gemidos y los “te amo” que emitía su zorrito. Se sentía ansioso al tener el suave y cálido cuerpo entre sus brazos, quería despertar al rubio a besos, pero también quería dejarlo dormir para seguir presenciando su tranquila faz.
Sus pensamientos fueron interrumpidos al sentir un profundo suspiro provenir del rubio, quien lentamente abría sus ojos «¡Por fin!» El azul no iba a cometer el mismo error anterior, así que simplemente se quedó ahí, esperando a que el otro terminara de desperezarse.
El zorro por su parte no quería abrir sus ojos por las agradables sensaciones que sentía. Tuvo el sueño más maravilloso que haya podido tener y el calor que lo envolvía era simplemente sobrecogedor. Se sentía tan bien, siendo estrechado entre unos fuertes brazos… «¿Qué?» pensó fugaz y sus ojos terminaron de abrirse por la sorpresa, topándose con unos duros pectorales de pelaje melocotón y siendo rodeado por unos marcados brazos. Su vista subió de a poco, topándose con dos brillantes esmeraldas y una suave sonrisa.
—Buenos días amor —y ni si quiera lo dejó responder, porque los labios del erizo tomaron voluntad propia y raudamente se posaron sobre los del rubio, quien ahogo un gemido.
Fue un simple topón de bocas al principio, pero cuando Sonic paso su lengua por los esponjosos labios del rubio, humedeciéndolos y tratando de inmiscuir su lengua, terminó por despertar al zorro.
—¡S-Sonic!, ¿q-qué haces…? —y el zorrito estaba anonadado, porque recién ahora su cuerpo reaccionaba a todas las sensaciones vividas la noche anterior y su cerebro le traía de forma rápida todos los recuerdos.
—¿No es obvio?, le doy los buenos días a mi novio —y sin poder (ni querer) evitarlo, se posó sobre Tails cubriendo el rubio cuerpo con el suyo, donde se acomodó entre sus piernas para sentir por completo los temblores que sufría el menor.
—Pe-pero yo no soy… —y ni si quiera podía terminar la frase, por la vergüenza que le daba ver el imponente cuerpo sobre suyo. Así, a la luz del amanecer, podía distinguir cada musculo que se tensaba a su alrededor.
—Si, si lo eres. Desde anoche —el erizo volvió a unir sus labios, beso que terminó satisfecho cuando el zorrito gimió—. Eres mi novio, mi zorrito, mi colitas, mi dulzura, mi cielo, mi corazón… —y siguió.
—¡Sonic! —le alegó completamente avergonzado, con los ojos brillantes que solo hicieron estremecer al azul.
—¿Si mi amor? —y con esa frase el pobre zorro terminó por explotar, soltando un gritito mientras tapaba su rostro con sus manos. Sonic solo sonrió triunfante—, Tails… colitas, déjame verte cariño —y lentamente fue sacando las manos del rostro del rubio, quien apartó la mirada—, sé que anoche no fue la mejor manera de que te enteraras de mis sentimientos. Pero fue real, todo lo que dije, todo lo que hice.
—Anoche fue extraño… —contesto— p-pero fue… —y la vergüenza volvió, haciendo menear un poco sus colas bajo su cuerpo.
—Lo se cariño, fue increíble —sus bocas se acercaban con un extraño magnetismo que las unió de forma lenta y suave, en un amoroso beso. Los brazos del zorrito pasaron al cuello del azul para acercarlo más a su cuerpo, mientras Sonic sostenía parte de su peso con sus brazos a los costados de Tails.
—¿Qué pasó con tu chica?, la que le contaste a Knux, a la que querías conquistar… —preguntó un tanto triste. Sonic solo suspiró, frunciendo el ceño.
—Tu eres mi chica Tails —y el zorrito lo miro sorprendido—. Tu eres mi brillante estrella, es a ti a quien quería… no creo que sepas lo que sufrí estos meses solo por verte cercano a otros hombres ¡hasta yo creo que es anormal que sea tan celoso!, pero no podía evitar hervir de rabia cuando te veía con el imbécil de Shadow o cuando Mike te acosaba por el cuartel… yo necesitaba llamar tu atención, ver si aún pensabas en mi más allá de los momentos donde te acostabas con… —y suspiró.
Sonic abandono su posición para dejar de aplastar al zorro por lo que se tumbó a su costado, comenzando a acariciar el vientre del zorrito, quien se estremeció entero por la caricia.
—Qué tal si voy por el desayuno y conversamos ¿sí? —preguntó el azul.
Tails solo se giró a verlo, anonadado de la madurez de su amigo quien casi siempre evitaba las conversaciones porque no era capaz de mantener la compostura en situaciones de estrés o incomodidad. Por lo que el rubio le contesto bajito que estaba bien, que mientras usaría el baño ya que sentía su vejiga reventar, haciendo reír a Sonic.
Cuando el zorrito intento levantarse de la cama, a pesar de los dolores de cadera y cintura que eran soportables, no tuvo la fuerza necesaria en sus piernas y “casi” termina en el suelo, si no fuera por su ahora flamante novio, quien lo tomó en brazos para llevarlo al baño.
—Creo que me excedí anoche cariño —le sonrió pícaro.
—S-sí, creo que si… —y también le sonrió, pero avergonzado.
Sonic terminó por dejarlo en el baño advirtiéndole que lo esperara, que no se demoraba nada y que vendría por él. Que, si en algún momento llegaban a tocar la puerta, que ni si quiera hiciera el intento por abrir, porque no quería que nadie los interrumpiera en ese importante momento a solas. El pobre zorro solo rio, entretenido con la actitud del azul que no terminaba por irse del cuarto de baño, cuando por fin logro echarlo, pudo sentirse más tranquilo. Necesitaba con urgencia usar el inodoro y darse una ducha, porque sentía una mezcla de olores sobre su cuerpo y zonas bastante pegoteadas por ahí y por allá, además de una extraña sensación dentro de él.
Mientras Tails estaba en el baño, Sonic reviso de forma rápida la alacena y heladera, viendo que podría hacer de desayuno. A quien engañaba, él no cocinaba, con suerte sabía hacer tostadas con mantequilla y una ensalada de frutas. Por lo que, arriesgándose, se dirigió fuera del hogar para hacer las compras más exprés que haya hecho nunca, ya que en solo diez minutos se encontraba de nuevo en la cocina de Tails, arreglando la gran variedad de comida que había comprado. Era un apetitoso desayuno, lleno de energía para su zorrito, que, si todo salía bien, tendría bajo suyo muy pronto.
«No tienes ni idea como deseo devorarte colitas» El sonrojo no se hizo esperar y mucho menos los pervertidos pensamientos con su rubio. Cuando entro a la habitación, encontró a Tails secándose con una toalla sus esponjosas colas y la ventana del cuarto abierta, renovando el aire dentro de el.
—Te dije que me esperaras, podría haberte pasado algo colitas —le dijo, mientras dejaba el desayuno sobre la mesita de noche y se acercaba al zorro.
—No me dejaste lisiado Sonic «por poco…» así que no te preocupes, además, necesitaba sentirme fresco —le comentó mientras seguía con su labor. Cuando sintió la mano desnuda del azul rodeando su cintura, un placentero escalofrío lo recorrió.
—Creo que igual tomaré un baño, tal vez por eso la cajera me quedo mirando con cara de asco jajaja —y antes de irse a dar una ducha, en un parpadeo cambió las sábanas de la cama, dejó la bandeja de desayuno sobre esta y se acercó a darle un beso a Tails, quien solo rio contento por el cariño.
Mientras Sonic se tomaba su tiempo al bañarse, Tails volvía a la cama a descansar un poco sus adoloridas caderas y piernas, sentándose contra el respaldo de esta. Realmente el erizo había sido un completo apasionado anoche sorprendiendo al zorrito con el hecho, después de todo los únicos encuentros sexuales del rubio habían sido con el azabache y nunca fueron así de intensos y devastadores.
«Sonic es como una bestia en la cama…» Y el sonrojo y la vergüenza volvieron, porque de solo recordar la pasión del azul hace unas horas le hacía hervir la sangre. No podía engañarse, a pesar de tratar de olvidar a Sonic con otro hombre, su recuerdo siempre volvía, más aún porque nunca pudo mantener una distancia prudente que le ayudara a olvidar su cercanía y al escuchar en su momento que el azul había encontrado a alguien le había roto el corazón, recordándole aún más su fallido amor por su amigo.
—Eres hermoso Tails —escuchó el zorrito en un suspiro, proveniente del azul que lo miraba desde la puerta del baño.
Tails no se había dado cuenta del silencio en la habitación y mucho menos del azul que había salido del baño y que lo miraba con una extraña cara. Las esponjosas colas ahora más brillantes y suaves, se menearon contentas de un lado a otro ante las palabras del azul.
—Sonic… —le objeto, con voz suave. Era tan extraño escuchar al erizo decir esas cosas, cuando hace solo un día se seguían llamando “amigos”.
El erizo se dirigió calmado a la cama, disfrutando de la vista de su zorrito sobre las blancas sábanas, siendo acariciado por los rayos del sol mientras comía unas cuantas frambuesas. Se sentía en el paraíso solo por ver a Tails. Cuando llego a sentarse, no pudo evitar acercase lo más que pudo, igual que un cachorrito buscando cariño. Obviamente el zorro se lo dio, comenzando a darle en la boca de los bollitos dulces que había llevado el azul.
—Te amo Tails —soltó Sonic, mirándolo fijo—. Y me arrepiento profundamente de haberte rechazado hace un tiempo, pero en ese entonces no sabía lo que tenía y lo que podía perder… tú, mi querido colitas, terminaste por postrarme a tus pies… —esas simples palabras hicieron estremecer al zorro.
—Sonic ¿tú de verdad estas enamorado de mí?, ¿no será que te sientes solo o temes perder mi amistad?, después de todo, a ti no te gustan los hombres… —preguntó dudoso.
—Si no te amara, no querría tenerte bajo mi cuerpo en este mismo instante —y se acercó más al cuerpo del rubio—, si no te amara, no querría ver tu hermosa sonrisa todos los días —y otro poco—, si no te amara, no me hubiera peleado con el idiota de Shadow por ti… —y sin resistirlo más, el azul se posó sobre Tails, apoyando su rostro sobre el mullido pecho del rubio, quien paso sus brazos por su espalda para comenzar a acariciar las púas— Además, amor mío, a mí no me gustan los hombres, me gustas tú, un espécimen completamente diferente y exótico. Ningún idiota se compara contigo cariño… —el zorrito solo se rio.
—¿Ayer te peleaste con Shadow por mí?, ¿fue cuando los encontramos en la sala de entrenamiento?
—Si. Le fui a decir que se apartara de ti, pero el muy hijo de… ¡auch! —se quejó el azul al sentir un tirón en una púa—, pero el imbécil me saco en cara que él era mejor que yo y que pronto me olvidarías gracias a él.
—Pero no fue cierto… —y las manos de Tails tomaron el rostro del azul para llevarlo frente al suyo— no pude sacarte de mi cabeza Sonic —y lo beso, lenta y dulcemente.
—Lo se cariño… —y el erizo devolvió el beso.
—¿Cómo es eso de que no te gustan los hombres?, yo soy uno Sonic…
—Cuando te rechacé —y le planto un beso en la boca—, trate de volver a lo de siempre. Noches de baile y mujeres…
—L-lo sé, Amy me lo comentó… —y Sonic al ver la triste cara del rubio volvió a besarlo, como reforzando así su declaración.
—No pude, ni bailar, ni coquetear, ni acostarme con nadie. Una de esas noches se me acercó un chico y ni si quiera pude intentar nada porque de inmediato me causo repulsión su cercanía… no sé a qué se deba Tails, pero no pude sacarte más de mi cabeza. Creo fervientemente que mis sentimientos por ti siempre estuvieron, pero mis prejuicios siempre fueron más grandes o simplemente no quería perderte… cuando me enteré qué te gustaban los hombres, algo se encendió dentro de mí y cuando comprendí el tipo de hombre que te gustaba, me llené de rabia al saber que podrían apartarte de mi lado…
Tails solo lo miro sorprendido por la declaración. No terminaba de comprender los sucesos que llevaron a Sonic a este punto, pero no iba a mentirse, le alegraba que hayan pasado. Sentir por fin el cuerpo de su azul, sentir por fin sus caricias y su amor, le derretía el corazón.
—Sonic te amo… —susurró bajito, mirándolo a los ojos. El sonrojo comenzó a extenderse por sus mejillas, haciéndolo ver adorable.
—Mi Tails, te amo mi vida —y un suave beso se inició, lleno de sentimientos y cariño—. Miles Tails Prower, quiero ser tu novio ¿me aceptas? —preguntó, con la mirada brillante y las púas de su cabeza erizándose de a poco.
La respuesta de Tails se demoró en llegar, poniendo nervioso al erizo.
—Sí mi amor ¡quiero ser tu novio! —Y el abrazo por parte del zorrito no se hizo esperar, rodando ambos por la cama, riendo, dejando un desastre al caer la bandeja del desayuno sobre las sábanas.
Pero a ellos no les importaba, en ese momento la felicidad era tanta que no importaba si se caía el cielo en ese momento. Solo eran ellos dos, juntos, por fin.
23
Fue una fortuna que Tails tuviera días libres después de esa turbulenta noche, porque la increíble mañana y tarde que le siguió, fue devastadora para su cuerpo. Ni Sonic ni él habían resistido la tentación de yacer juntos nuevamente, siendo el zorrito tomado por el erizo en casi todos los lugares de la casa, el placer era tan desenfrenado que con suerte comieron ese día, solo necesitando sentir el cuerpo del otro.
También estaba el hecho de que tuvieron que aclarar cierto punto si querían que la relación funcionara. Obviamente, eran los celos de Sonic quien en un momento le expreso que no quería que Tails tuviera contacto nuevamente con el azabache, ni con el chacal, ni con el idiota del lobo que lo acosaba, ni con cualquier hombre del cuartel. Incluso en su desvarío le mencionó que incluso con Knux debía tener cuidado, llegando al punto en donde Tails se enfadó.
—¡Sonic!, no puedes prohibirme tener amistad con otros chicos, menos que trabaje con uno. El cuartel está lleno de ellos, no puedo simplemente encerrarme en mi laboratorio e ignorar a todo el mundo.
—¡Pero es que todos esos idiotas te miran con deseo!, ¡lo sé porque incluso llegué a escucharlos! —refunfuñó el azul.
—Pero eso no significa que yo sienta algo por ellos o que me vaya a encamar con alguno —un gruñido se escuchó haciendo erizar las colas del zorro—. Además, si lo piensas, llevaba años sin haberme acostado con un hombre, no voy a cambiar solo porque ahora sepa lo bien que se siente… —y las colitas se menearon de un lado a otro de forma coqueta.
—Mi vida no hagas eso, estamos teniendo una conversación importante… —y Sonic se comenzó a excitar (de nuevo) solo por ver el suave cuerpo.
—Volviendo al tema, si yo nunca te reproche nada cuando tu estabas de “suelto”, más que nada por tu salud, no puedes reprocharme que tenga contacto con otros hombres. Eres mi novio, te soy fiel porque te amo, pero no eres mi dueño y no puedes disponer de mí como te plazca.
—¡Pero Tails!
—Pero nada Sonic. Debes aprender a controlar tus celos, así como yo supe lidiar con los míos antes —ante esa frase, Sonic se acercó raudo a arrodillarse frente a Tails, abrazando su cintura —¡Sonic!
—¿Sentías celos porque estaba con otras amor? Fui un idiota tanto tiempo…
—Vamos Sonic. Tu no sabías de mis sentimientos, por lo tanto, no tenías por qué cambiar tu actitud.
—Pero ahora lo sé y me siento un idiota. Siempre estuviste ahí… —y se levantó para besarlo. El zorrito ronroneo feliz al sentir la suave caricia en sus labios.
—Entonces Sonic, debes aprender a controlar tus celos. Yo siempre seré fiel a ti, por algo mi amor ha durado tantos años.
—Lo intentaré… ¡pero no prometo nada!, me desagradan bastante algunos idiotas que andan detrás de ti.
—Cariño, si alguien anduviera detrás de mí no me importaría, porque solo tengo ojos para ti —y otro beso fue dado.
—Fue por eso por lo que… —guardo silencio un momento, temeroso de la pregunta— ocupabas una venda con el imbécil de Shadow…
Tails lo miró fijamente, tratando de calmar su desbocado corazón. Recién recordaba al azabache y al hecho de que Sonic los había espiado. Sin temor a las represalias simplemente jaló con fuerza un mechón de púas del azul.
—¡Auch Tails!, ¡por qué!
—¡Eres un pervertido!, ¡me espiaste en mi intimidad!, ¡por qué hiciste eso! —le reclamó enojado el rubio.
—Pe-pero corazón… —dijo asustado— si no lo hubiera hecho, no estaríamos juntos ahora mi amor, mi vida, mi cielo… —el zorro se veía realmente enojado.
—Ese no es el por qué Sonic —el azul apartó su mirada avergonzada.
—¡Porque estaba jodidamente celoso!, quería saber que tanto hacías con ese idiota… la primera vez fue una casualidad, pero la segunda… ¡cuando te escuché gemir mi nombre, no pude evitar quedarme!, ahí fue cuando lo descubrí todo…
Y Tails simplemente tomó el rostro de Sonic comenzando a besarlo con desesperación «¡Tonto!, ¡idiota!, ¡pervertido celoso!» y obviamente el azul no se quedó atrás aferrándose fuerte a la cintura del rubio.
—¿Funcionó no? Era el escarmiento que necesitaba para darme cuenta de que te quería conmigo… —le dijo entre risitas el azul, aunque por dentro aun existía esa rabia desenfrenada contra el otro erizo.
—¿Y si simplemente hubiera llegado un día y decía que Shadow era mi novio? ¿Qué hubieras hecho? —le recriminó. El ceño del azul se frunció de inmediato.
—Lo mato —y Sonic ni si quiera lo pensó.
Tails se esponjo entero (literalmente) antes las palabras de Sonic. Se estremeció entre los brazos del azul, besándolo nuevamente con desenfreno. Le excitaba tanto ese lado celoso y demandante de Sonic. De un saltito subió sobre el erizo, enredando sus piernas contra la cintura para acoplarse al cuerpo ajeno.
—Soniiiic… —y cuando Tails gemía de esa forma el nombre del erizo hacía que este se emocionara aún más — ¡Hazme el amor Soniiiic!
—¡Siempre mi vida!
Y ahí iban una vez más a entregarse en cuerpo y alma los tortolos.
24
Llegó el día en que el zorrito debía volver a su trabajo por lo que Sonic no estaba para nada contento. Ya no estarían juntos en casa, ya no lo tendría siempre regalándole esa maravillosa vista de su suave cuerpo, ya no podría robarle besos cada vez que le pasara cerca y peor aún, el imbécil de Shadow estaría rondando por ahí.
Nada más llegar al control de acceso y siendo saludados por los guardias de turno, se le informó a Sonic que Tower lo buscaba con urgencia. Ahí fue donde Tails cayó en cuenta que ni Sonic ni él tenían sus comunicadores y que no recordaba haberlos visto por la casa.
—Iré a ver a Amy primero, debo consultarle algo. Ve con Tower mientras.
—Pero colitas… —e hizo un puchero.
—Nada de colitas, vete, estaré en la enfermería —y Tails le regalo un suave beso en los labios, sorprendiendo con eso a los guardias.
Cuando Sonic pasó una de sus manos por la cintura para acercar el cuerpo del rubio, el zorrito solo rio contento y se alejó, despidiéndose con la mano. A Sonic no le quedo de otra que ver como su novio se perdía camino al área médica.
«Bueno, entre más rápido hable con el viejo, más pronto estaré con Tails» Pensó, yendo de forma rápida a la oficina del general.
Por su parte, cuando Tails entró a la enfermería buscando a Amy fue asaltado por un fuerte y apretado abrazo por parte de la rosada.
—¡Por Caos Tails!, ¡dónde estuviste!, ¡te llamé miles de veces y no me contestabas! y cada vez que iba a tu casa Sonic me decía que no estabas disponible ¡qué te paso amigo! —y Amy no paraba de soltar información.
«Acaparador…» Pensó el rubio —Tranquila Amy, fue un descuido de mi parte, creo que perdí mi comunicador jejeje… ¡pero estoy aquí por otra cosa!, yo… no sé cómo decirlo… —comentó apenado.
—¿Quieres una prueba de ETS? —le preguntó tranquila, al notar perfectamente la falta de pelaje en algunas zonas del cuello de su amigo y las contundentes mordidas en el lugar. Además, Tails tenía un caminar diferente, su instinto femenino no le mentiría.
El zorrito se sorprendió «¿Cómo lo supo?» Pensó, sonrojándose.
—¡Aquí estas!, ¡ahora me vas a decir que fue lo que paso hace tres días entre Sonic y Shadow!, no te vas a escapar de esta zorro —le amenazó Rouge, acercándose rápido a él.
—¿Ese día que Sonic llegó lastimado?, ¿qué tiene que ver Tails? —cuestionó la eriza, ignorando al zorro e iniciando el interrogatorio con Rouge.
—¿Por qué te desapareciste? Shadow anda con un humor de perros desde ese día. Suelta todo zorro ¿qué fue lo que pasó?
El pobre Tails solo podía tapar su rostro avergonzado a medida que escuchaba a sus amigas. Y claro, todo podía ponerse peor al escuchar la voz del azul de fondo, buscándolo.
—¿Cariño donde estas? —preguntaba al aire el erizo, sin verlo aún.
—¡CARIÑO! —gritaron ambas mujeres, viendo por fin al azul cerca de ellas.
—¡SONIC! —y Tails también gritó, avergonzado.
—¡Hola primor! —y se dirigió raudo a rodear la cintura del rubio, dándole después un beso en su mejilla.
Ahora ambas chicas solo podían chillar, aunque un tanto indignadas por recién enterarse de esta noticia.
—¡No puede ser!, ¡tails era tu chica Sonic! —gritó Amy emocionada.
—¡Son unos desconsiderados!, ¡Sonic tu eres un golfo muy heterosexual!, ¿cómo puedes estar con Tails? —gritó la albina.
—¡HEY! No soy un golfo… Ahora solo soy Tailsexual ¿cierto amor? —preguntaba, a medida que abrazaba más al zorrito.
Tails solo podía cubrir su rostro totalmente avergonzado. Quería morirse ahí mismo, esa no era la forma en que quería contarle a sus amigas, además aún estaba el hecho de que quería saber si era posible que contrajera alguna enfermedad, porque como bien dijo Rouge “Sonic era un golfo” y puede haberse pegado algo él y transmitírselo, en especial porque el muy posesivo siempre se lo hacía sin condón.
—Tails, tranquilo —le dijo Amy acercándosele —, chicos necesito que nos dejen a solas, debo hablar algo importante con Tails.
—Pero… —alego Sonic.
—Ven acá azul, tú y yo tenemos algo que conversar —y Rouge lo había entendido, por lo que tomó una de las púas del azul y lo sacó arrastrando de ahí.
Ya estando solos, Amy llevo a Tails a una camilla donde se sentaron juntos.
—Así que Sonic eh… no pensé que aún tuvieras sentimiento por él —inicio Amy, sonriéndole de forma suave.
—S-si yo… no pude superarlo como tú Amy…
—Tranquilo amigo, yo ya veía llegar este día. Contigo rechazando a todos los hombres que se te acercaban y Sonic nunca estableciéndose con ninguna de las chicas que conquisto, se me hacía que aquí iba a pasar algo jejeje —y rio junto a Tails—. Por cierto, quédate tranquilo, estoy cien por ciento segura que no tienes ninguna enfermedad.
Tails la miró curioso por la afirmación.
—¿Recuerdas cuando encontraron a Sonic acá en la enfermería? —el zorrito asintió—. Pues él me estaba pidiendo el mismo examen, porque tenía a una “chica” especial que quería conquistar y debía cuidarse por ella. Sus resultados salieron negativos, además de que me confeso que llevaba meses sin poder acostarse con una mujer.
Tails solo se sonrojo más, recordando que eso había sido hace algún tiempo atrás, corroborando la historia de Sonic donde le decía que no había podido volver a su rutina de pubs y chicas.
—Me alegro por ustedes, siempre pensé que eran muy lindos juntos. Además, tú eres el único que ha podido domar ese horrible carácter que tiene Sonic.
—Gracias por ser tan comprensiva conmigo Amy —y la abrazó.
—Todo para mis queridos y atolondrados hermanos. Soy muy feliz de que por fin brilles de esta forma, te ves tan lindo y radiante Tails.
Pasaron unos minutos conversando, hasta que, de forma imprevista una sombra los cubrió.
—Miles, tenemos que hablar —dijo cortante Shadow, cruzado de brazos y con el ceño fruncido.
—Lo sé… —y suspiró— Perdona Amy, debo hablar en privado con Shadow. Cuando encuentre mi comunicador las llamaré a ti y a Rouge para conversar ¿sí?
—¿No le dirás a Sonic? —preguntó temerosa al ver como Shadow parecía cada vez más enojado.
—¡Claro que sí!, si no, es capaz de destruir todo GUN. Seguramente está afuera con Rouge —y giró para observar a Shadow—. Estaré en quince minutos en mi cuarto, ahí hablaremos.
—Ahora —exigió el azabache.
—¡Claro que no!, iré por Sonic y después hablaré contigo, si no es bajo mis condiciones, es muy problema tuyo —lo desafió el zorrito, impresionando a Amy quien aún estaba ahí.
Shadow solo gruño y desapareció gracias a su Caos control.
—Vaya, nunca había visto que alguien pusiera en su lugar a Shadow ¡estas tan grande Tails!
El zorrito solo se rio y se dirigió afuera de la enfermería, donde Sonic lo esperaba sentado solo en una de las sillas del pasillo. Se sentó junto a él antes de que el azul se parase.
—Amor… —y fue interrumpido el rubio.
—Si mi vida —y Sonic tomo sus manos y las beso, casi con reverencia. Tails se estremeció entero por la galantería del erizo.
—Debo hablar con Shadow cariño —y sus manos sufrieron un apretón por parte del azul.
—¿Por qué? —y el ceño del erizo se frunció. Él no quería eso, no quería que estuvieran juntos.
—Debo cortar todo trato que tuviera con él anteriormente, debemos volver a nuestra antigua relación de trabajo. Además, no es culpa de él que tu seas tan celoso… debo arreglar las cosas, porque no pueden estar siempre enfadados entre ustedes y yo no puedo perder a un colega.
—P-pero no solos ¿verdad?
—Cariño… —suspiró apenado.
—No es que desconfié de ti ¡sino de él!, lo que me dijo, me hacía entender que quería algo más…
—Tranquilo amor. Estaré en mi cuarto, si quieres puedes esperar afuera a que todo termine. No creo demorar mucho —y Tails acarició la mejilla del azul para después darle un beso en los labios.
Los dos se levantaron del asiento y tomados de la mano se dirigieron al sector de los cuartos. De fondo, ninguno escuchó un rápido aleteo que se alejaba. Cuando llegaron y entraron a la habitación esta se encontraba vacía aún, por lo que aprovecharon de planear la conversación que tendrían con su grupo de amigos para contarles sobre su relación. Unos minutos después se escuchó un golpeteo en la puerta.
—Tranquilo amor, no pasa nada —y Tails beso al azul, antes de que este fuera a abrir la puerta.
Sonic frunció su ceño al ver quien estaba ahí, al igual que Shadow al verlo en la puerta de la habitación. Ambos, en silencioso enfrentamiento, mostraron los colmillos al gruñirse.
—Alto ahí ustedes dos. Sonic, afuera cariño. Shadow, tu querías que habláramos —les dijo enfadado Tails, al ver la demostración de esos dos. Tails solo tenía a la vista la ancha espalda de Sonic, quien a medida que gruñía tensaba los músculos y erizaba sus púas. No quería excitarse con la vista, así que debía sacar a esos dos de ahí.
—Ni se te ocurra propasarte con Tails, porque lo sabré…—le susurró Sonic al azabache, antes de salir.
Cuando la puerta se cerró, dejando al zorro y al erizo dentro, Sonic no pudo evitar su rabia y terminó por darle un puñetazo a la pared contraria, aplacando un poco su furia. Tenía que asumir sus errores, después de todo el que esos dos se acostaran juntos fue por su primera decisión de rechazar al zorrito, porque Tails no le debía fidelidad. Debía ser consecuente y entender que, de no ser el novio de Tails ahora, este tendría el derecho de estar con quien quisiera.
—Veo que te consumen los celos azul —comentó Rouge, acercándose de forma silenciosa desde una de las vigas de acero del techo. El erizo por su parte solo suspiró.
—No puedo dejar de imaginar que estarán haciendo ahí dentro…
—Vamos Sonic, ya me contaste lo que paso, debes tener más confianza en Tails.
—¡Claro que lo hago! —y Rouge le chistó—, es en el imbécil de Shadow que no confió —y le susurró.
—Bueno, hay una forma de saberlo —y le acercó un pequeño auricular—, yo tampoco confiaría en Shadow en una situación así querido, tiende a ser un poco impulsivo… pero, es tu decisión —y se alejó de ahí volando, dejando con la intriga a Sonic al tomar el auricular.
Mientras tanto dentro de la habitación, cuando Shadow intentó acercarse al zorro, este se alejó.
—¿Así son las cosas ahora zorro?, pensé que te gustaba mi compañía.
—Pues sí, siempre he pensado que eres un hombre interesante, pero ahora tengo novio y por el bien de mi relación nuestro contacto debe ser netamente laboral, hasta que Sonic pueda entender que entre tú y yo no volverá a pasar nada.
—Veo que el faker es muy celoso ¿fue porque nos vio? —y sonrió socarrón.
—S-sí… desde ahí empezó todo. Pero volviendo al tema, el trato que teníamos de acostarnos juntos queda cancelado. Creo que sabes que aun estando contigo, era a Sonic a quien quería y ahora que está conmigo, no tengo ojos para nadie más —y sonrió suave, recordando al celoso hombre que seguramente estaba pegado a la puerta por fuera.
Shadow solo lo miró, entendiendo que fue una pésima idea el haberse acostado con Tails.
—Sin sentimientos ¿verdad Shadow? —susurró el zorrito, mirándolo fijo.
—Sin sentimientos Miles —y ahí el azabache vio su oportunidad cerrarse a cal y canto—, ¿cómo lo haremos aquí?, sigues siendo un funcionario de GUN al igual que yo, nos toparemos de vez en cuando y el faker no puede armar una escena por eso.
—Oh yo… —y guardo silencio— pienso hacer un trato con Tower… pero no te preocupes, nuestra relación puede seguir igual, después de todo seguimos siendo amigos, solo que ya no tan íntimos jejeje.
El erizo solo lo miró fijamente, analizando el nuevo comportamiento corporal del zorro. Se veía tan relajado, con el pelaje más brillante, la sonrisa más sincera. El semblante triste y cansado que mostraba antes ya no existía. Soltó un bufido e intentó acercarse nuevamente a Tails, esta vez, el zorrito no se apartó, pero si lo miró con duda.
—¿Un beso de despedida Miles? —susurró estando ya cerca. Tails abrió los ojos sorprendido.
—No Shadow. No puedo hacerle eso a Sonic «Ni a mí» —y le sonrió, llevando su mano al pecho contrario para apartarlo de su espacio personal.
Con ese rechazo, el erizo terminó por aceptarlo. Así que simplemente se dirigió a la puerta.
—Nos veremos Miles —y salió de la habitación.
Justo frente a la puerta apoyado en la pared del pasillo, se encontraba Sonic con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
—Van a comenzar a confundirte conmigo de nuevo si llevas siempre esa cara faker —dijo el azabache, acercándose al otro. Simplemente le extendió su mano—. Cuídalo, porque con cualquier descuido te lo arrebataré.
Sonic lo miro con suspicacia, para finalmente sonreír mordazmente y estrechar la mano del azabache de forma fuerte y ruda.
—Nunca, óyeme bien, nunca volverás a tener a Tails —y con esas últimas palabras, lo soltó para entrar a la habitación.
Cuando Sonic entró encontró al zorrito sentado sobre su escritorio de trabajo, moviendo las piernas en un suave vaivén, haciéndolo ver inocente. La sangre se la calentó al azul por ver de esa forma a su novio así que se acercó a él. Tails simplemente abrió sus piernas para que el erizo se acomodara entre ellas.
—¿Te encuentras bien amor? —preguntó el azul, mientras acariciaba las piernas y cintura de Tails.
—Si cariño. Todo salió bien. Tendremos una relación meramente de trabajo y cuando tú, celosillo —y beso la nariz del erizo—, aprendas a controlarte, podremos volver a ser amigos.
Sonic a pesar de no estar feliz con la respuesta, simplemente no objetó. Tails tenía razón, él no era de su propiedad, no podía imponer reglas en su vida, menos cuando el mismo tenía un pasado bastante turbulento al cual su zorrito tuvo que adaptarse.
—¿Solo mío amor? —le susurró el azul contra su boca.
—Solo tuyo amor —y el zorrito lo beso.
Las suaves caricias y el beso fueron intensificándose, pero cuando Sonic apresó a Tails sobre la mesa, el zorrito lo detuvo.
—Cariño aquí no, nos escucharan… —le susurró entre besitos de forma coqueta.
—Pero cielo, tengo que tomarte aquí también, para que cada vez que vengas acá te acuerdes de tu sexi novio que te ama y que quiere estar dentro de ti todo el tiempo, empujándose muy dentro, llenándote mucho… —le contesto con la voz enronquecida, dejando mordisquitos en el cuello del rubio.
El zorro se estremeció entero, esponjando sus colas y enredando sus piernas contra la cintura del azul. Le encantaba que Sonic fuera de esa forma, con esa boca sucia que le hacía tener pervertidos pensamientos.
—¿Un rapidito amor?, y después te dejo trabajar cielo… —preguntó el azul, haciendo pucheros. Tails solo se mordió los labios y llevo sus manos a tomar el rostro ajeno, para acercarlos sin llegar a besarse.
—Esto es lo único que no haces “rapidito” cielo… —y le planto un beso —se suave amor… —y el susurro termino por encender a Sonic.
—Siempre mi vida.
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Vs Shadow
SHADOW
Shadow recuerda perfectamente los sucesos que lo llevaron a acercarse más a Tails. Una de las mejores y peores decisiones que pudo haber tomado de hecho, a opinión de él mismo.
12
—Quiero besarte, quiero manosearte y cogerte. Cada vez que te veo por GUN no puedo evitar imaginar el ponerte en cuatro y… —las palabras subidas de tono fueron interrumpidas por un agudo grito de Tails.
—¡SHADOW! ¡No hables así! —el pobre zorro había tapado su rostro sumamente sonrojado, abrumado por las calientes palabras del azabache y por las imágenes mentales que ahora estaba teniendo.
—Te encuentro completa, absoluta y terriblemente delicioso. Porque me dan ganas de follarte cada vez que te veo… me dan ganas de darte duro y dejarte bueno para nada.
Tails simplemente estaba en shock, rojo como una manzana y lo más probable con la presión por las nubes. Sentía que echaba humo por sus ojeras, azorado por las calientes palabras. ¿Cómo habían llegado a eso?, lo único que recuerda en ese momento era haber estado tomando unas copas con el azabache mientras conversaban de unos experimentos de GUN (ya que debido a los turbulento acontecimientos de la fiesta anterior, el zorrito había preferido no ir a la fiesta de ese mes), cuando, al agacharse a recoger el tenedor que accidentalmente había tirado al ir a la cocina, Shadow había emitido un gruñido bastante gutural y había comenzado a soltar su discurso de querer tener relaciones sexuales con él.
Shadow se acercó a un catatónico Tails, quien ni si quiera sintió cuando el erizo tomó el utensilio y posteriormente de forma suavemente, tomar una de las manos del zorro para dirigirlo a sentarse, dejando que las ideas del rubio se calmaran mientras el volvía a su lugar «¿Habrá sido muy chocante la manera en que trate el tema?» pensaba el erizo, quien miraba como el pobre zorro seguía perdido en un limbo imaginario.
—Miles, despierta —y chasqueó los dedos frente a su rostro. El zorrito solo parpadeó confundido, mirando fijo a Shadow.
—Sabes, acabo de tener una alucinación muy extraña, por Caos que me asustó jejeje —a pesar de estar ya un poco más tranquilo, Tails no podía dejar de pensar en las palabras de Shadow. Era inverosímil pensar que el azabache quisiera acostarse con él ¿verdad?, porque era Shadow después de todo, uno de los hombres más deseados de GUN y a pesar de que compartían una amistad dentro y fuera del trabajo, tampoco era como si se conocieran muy a fondo.
—Miles, lo que dije fue en serio. Quiero acostarme contigo, con una vez bastará… —y no bromeaba.
A lo largo de sus años siendo compañeros en GUN, Shadow había comenzado a mirar más detenidamente a Tails. Era un ingeniero y científico increíble, una dulce y caritativa persona y un excelente amigo, pero había algo más, algo que le calentaba la sangre y le hacía tener erecciones en los peores momentos. Shadow a pesar de no tener un amplio prontuario de citas, si había disfrutado los placeres carnales que, llegado su momento, se hicieron presentes (y necesarios) en su vida. Tenía un marcado gusto por las mujeres y hombres de rasgos lindos, de actitud inocente y dócil, de pelaje suave y curvas harmoniosas, por lo que, a medida que el zorro de dos colas fue creciendo este se hacía cada vez más apetecible para él, pero por respeto a la amistad que los unía y a su relación de trabajo nunca llego a exponer sus necesidades. Pero el tiempo pasaba y a medida que su cercanía crecía se hacía cada vez más evidente el que Shadow quería disfrutar del cuerpo del zorro y de sus afectos. Y fue claramente inevitable el que, llegado su momento, el erizo soltara la bomba, ahora cuando ya el deseo era tanto que se calentaba solo con ver agacharse al zorro.
—¿Po-por qué querrías acostarte conmigo?, hay muchos mobians guapos que están a tu altura… que son mejores supongo —las titubeantes palabras de Tails descendían en tono a medida que las decía.
—¿Y por qué no querría acostarme contigo?, ¿te has visto en un espejo? —Shadow lo miró casi con hambre. Tails estaba sumamente rojo, con las orejitas gachas y sus esponjosas colas tratando de ocultarlo por la vergüenza—, eres un suculento malvavisco que cualquiera quisiera morder Miles.
Y claro que era verdad. A ojos de Shadow, Tails había desarrollado una armoniosa fisionomía: con largas y rellenitas piernas, con unas caderas redondeadas y una cintura estrecha, el pecho más abultado y lleno con abundante pelaje blanco y los hombros aun pequeños, hacían un conjunto bastante agradable a la vista. Su rostro seguía teniendo los rasgos suaves y dulces de su niñez, con sus grandes ojos celestes de largas pestañas, con las mejillas mullidas por el pelaje, con las tiernas orejas y la boca pequeña. Uno de los cambios más grandes habían sido sus glúteos, ahora redondos y bamboleantes y las colas que, ahora en su adultez eran una exuberante atracción a la mirada de cualquiera, esponjosas y brillantes, conjunto que coqueto e insinuante se mecía al compás de las caderas de su dueño, caderas que cada vez volvían más loco al azabache.
El erizo no mentía, pero la autoestima de Tails siempre había sido baja lo que acarreaba el que pensara que nunca podría ser deseado por otros. El zorrito a pesar de la vergüenza que le causaban las palabras de Shadow, no podía evitar sentir cierto cosquilleo en su vientre al tener a un hombre tan guapo como el azabache diciéndole esas cosas. Se sentía alagado (a pesar de la forma tan salvaje de expresarse del erizo) pero había un inconveniente…
—Yo estoy enamorado de alguien… y no he podido sacarlo de mi cabeza, no me siento bien al pensar en tener sexo con otro… —dijo Tails, apartando la mirada.
—Eso ya lo sé Miles, pero si no me equivoco, el faker no corresponde tus sentimientos —las palabras habían sido tajantes por parte del azabache, haciendo quedar en shock nuevamente al pobre zorro.
—¿T-tan notorio es?, ¡cómo supiste que es Sonic!, nunca se lo he dicho a nadie —Tails sentía un nudo en su garganta, su mayor secreto había sido revelado como si nada. Aquellos sentimientos que prometió llevarse a su tumba fueron expuestos como si fuera una verdad universal.
—Dudo que alguien lo sepa en realidad, pero para mí que llevo bastantes meses viéndote no me resulta extraño. Volviendo al tema, ese idiota no te corresponde ¿para qué seguirle siendo fiel a un amor que no tiene futuro?, estas perdiendo los mejores años de tu vida por un imposible zorrito…
—Sé que es un imposible, pero yo lo amo y mientras él no deje mi corazón… además, quiero que mi primera vez sea con quien yo ame y que me ame a mi —Tails había bajado la mirada con tristeza.
—Ese es un pensamiento asquerosamente infantil. Asumo entonces que nunca has estado con nadie, ni hembra ni macho, por lo que no sabes las sensaciones que pueden llegar a causar el acto sexual ¿no? —el azabache dirigió su penetrante mirada al zorro, tratando de picar su curiosidad.
Tails por otra parte se levantó nervioso del sillón al observar como el azabache desenroscaba una larga cinta de su muñeca y la utilizaba para amarrarse las púas «Idiota, se ve aún más guapo así» pensaba. Las palabras del erizo lo ponían nervioso, la mirada de este lo hacía temblar, pero su corazón seguía diciéndole que no podía dañar ese amor tan puro e incondicional que aún siente por Sonic.
—¿Eres virgen Miles?, ¿nunca has tocado un cuerpo como si quisieras adorarlo? o ¿no te gustaría sentir como si alguien quisiera fundirse en ti? —la voz del erizo cada vez se hacía más ronca a medida que se acercaba lentamente al zorrito, que parecía huir de él. Se estaba excitando, ver de esa forma tan sumisa al pequeño rubio quien rehuía su mirada y sus acercamientos, y ver como sus colas se esponjaban cada vez que se le insinuaba lo estaba emocionando—. Yo puedo enseñarte Miles, puedo mostrarte lo increíble que puede llegar a ser perderte en el placer… dime zorro ¿prefieres el cuerpo de una hembra? —no hubo reacción—, ¿o de un macho? —y Tails simplemente lo miró con sus grandes y destellantes ojos celestes, bajando sus orejas por la vergüenza de ser descubierto, apartando posteriormente su mirada y tratando de cubrir su cuerpo con sus colas al sentir todo el peso de la sensual mirada del azabache—, me queda claro con eso —y sonrió ganador.
A Shadow le picaban las palmas al sentirse cada vez más cerca del pequeño rubio, todo su cuerpo lo llevaba a arrinconar a Tails contra la mesa del comedor, en donde el zorrito había tratado de buscar refugio. Pero necesitaba una respuesta, de preferencia positiva para tener esa oportunidad que desde hace un tiempo llevaba esperando.
—Y-yo… quiero que sea especial… —y Tails estaba completamente ido viendo como el alto cuerpo del azabache se cernía sobre él, tratando de doblegarlo. Una sexy sonrisa apareció en los labios del erizo, que lento se acercaba cada vez más al cuerpo contrario.
—Puedo hacerlo especial para ti Miles. Muy, muy, muy especial y placentero —el zorro ya no tenía escapatoria al ser su cintura agarrada por las grandes manos contrarias, quien de forma insinuante había acercado su boca a la contraria hablando sobre esta, haciendo que Tails sintiera el fantasmal roce de los labios ajenos.
—Dime zorrito ¿qué te dicen tus instintos?, ¿quieres tomar a un hombre y embestir contra él? —el rubio negó suavemente con su cabeza—, ¿prefieres que un macho te ponga bajo su cuerpo y te llene con su hombría entonces?, embistiendo duro y profundo, sometiéndote… —y tal parecía que Tails se había derretido con esas roncas palabras, dejando salir un necesitado gemido.
Los labios estaban a milímetros de juntarse, se sentía esa atracción magnética entre las bocas y eso al erizo lo hacía más que feliz, porque Miles le regalaría la oportunidad de sacar sus ganas de probar ese delicioso cuerpo además de ser el primero en deleitarse con este. Lo tenía en sus manos, ese hermoso y dulce zorro sería solo de él.
—N-no… no puedo —y la ilusión se rompió, Tails había alejado con fuerza al erizo, haciendo que sus cuerpos se separaran huyendo raudo de él.
El pequeño zorro se sentía tan nervioso, estaba temblando entero por el simple tacto del azabache sobre su cuerpo, por las calientes palabras dichas, por las insinuaciones dadas. El casi beso le había hecho recordar un momento tan hermoso y desolador al mismo tiempo, que su corazón había hecho corto circuito. Se sentía confundido, llevaba tanto tiempo negándose a permitir que su corazón albergara sentimientos por otro que no sabía cómo sobrellevar toda la galantería del azabache con él.
No iba a negar que miraba a otros hombres, pero el abandonar el gran amor que siente por su amigo azul, era un cuento aparte. El pequeño zorro entendía que Sonic nunca lo aceptaría como una potencial pareja, porque el mismo erizo se había encargado de negar el que pudiera existir algo más que amistad entre ellos, sobre todo por su notable gusto por las mujeres hermosas y exuberantes. Ese hecho le había roto el corazón, pero con el pasar del tiempo había logrado entender que su amistad era más importante que su amor no correspondido y eso hacía que su corazón siguiera latiendo por su amigo.
Pero también anhelaba el calor y el amor de alguien, que fuera solo para él y le diera su completa atención, el sentirse deseado y atrapado en el calor de un hombre. Ver como sus demás amigos se establecían con una pareja y lo felices que llegaban a ser le deba un poco de envidia y tristeza al pensar en todo lo que estaba perdiendo por su testarudo corazón que se negaba a abandonar el idílico recuerdo de su mejor amigo, aquel hombre que lo hizo sentirse querido y cuidado como familia, pero no amado y deseado como un amante. Y eso era lo que realmente quería a veces, el sentir que Sonic lo deseara y lo anhelara.
Mientras Tails peleaba con sus miedos internos, Shadow solo podía seguir con la miraba el suculento cuerpo ajeno que se movía en suaves vaivenes por la sala, meneando las colas de forma nerviosa, mordiendo sus labios a medida que sus expresiones cambiaban. Presentía que el pequeño zorro debía tener una pelea interna entre sucumbir a la lujuria que se presentaba en su vida o el seguir manteniendo puro ese infructuoso amor. Tenía que hacer algo para convencerlo, porque sentía que estaba tan cerca de conseguir ese exquisito cuerpo que no quería rendirse, así que, tomando una decisión se acercó lento al nervioso cuerpo del zorro.
—Puedo ayudarte Miles, puedo hacerte sentir amado y que olvides ese infructuoso amor que te ata de manos y no te deja volver a sentir —su voz se hacía ronca a medida que se acercaba, viendo como la espalda y hombros del zorro temblaba ligeramente a cada palabra dicha. Desató el moño en sus púas, jugando con el listón—, puedo hacer que disfrutes tanto que te olvidaras de todo el dolor que te causa ese amor imposible… —Shadow paso la cinta de forma cuidadosa por los ojos de Tails tapando así su visión. El zorrito solo emitió un jadeo al no poder ver y un pequeño gemido escapó de su boca al sentir como el erizo lo abrazaba fuerte por la cintura, aprovechando de esconder su rostro contra su cuello— Solo tienes que dejarte llevar… —Tails podía sentir como suaves besos eran depositados en su cuello, como las manos ajenas frotaban de forma suave su vientre y piernas. Al tener los ojos vendados hacía que la experiencia fuera intensa y le hiciera olvidar un poco que se trataba de Shadow quien lo acariciaba de esa forma tan sutil y placentera, que lo hacía sentir bien, bastante bien.
—Puedo hacerlo muy suave para ti Miles… —Shadow de a poco comenzaba a excitarse, el tener ese mullido cuerpo contra el suyo, frotándose despacio contra su vientre y entrepierna lo estaba enloqueciendo— ¿quieres probar Miles? Lo que se siente que un hombre te tome, lo que puede llegar a hacer un hombre entre estas hermosas piernas…
Tails estaba en peores condiciones, porque a pesar de no tener aún una erección visible (como el duro bulto de Shadow que se apoyaba contra su pierna), sentía un incesante cosquilleo en su vientre y zona baja. Sus colas un tanto inquietas lograron encontrar refugio al enrollarse contra el torso del azabache, que gustoso paso una de sus manos por estas, acariciándolas y tirándolas suavemente. No podía evitarlo, jamás había sentido tales sensaciones, las cuales no se comparaban en nada a sus experiencias con juguetes y en solitario. Esto era real, el calor de otra persona junto al suyo, la respiración pesada contra su cuello, las manos que inquietas paseaban por su cuerpo apretando y acariciando todo lo que tuvieran a su paso.
Ese desenfrenado encuentro entre los cuerpos de ambos se hacía cada vez más intenso, porque Shadow en su calentura había acomodado su prominente bulto para frotarlo contra las suaves nalgas del zorro quien gimió fuerte, llevando su cuerpo hacia el frente dándole una espectacular vista al erizo de esa exquisita espalda y la pequeña cintura que formaron un arco. Tails por su parte y de forma desesperaba había tomado las manos que ahora aferraban fuerte su cintura, tratando de encontrar un poco de estabilidad para poder soportar las arremetidas del erizo, que ni tonto ni perezoso había comenzado a dar empujones contra las llenas nalgas haciendo trastabillar a Tails.
«No, no, esto no está bien… pero es tan…» Los pensamientos del zorrito se perdían entre las placenteras sensaciones que estaba viviendo, el sentir el fornido cuerpo detrás suyo lo había calentado de una extraordinaria manera, haciendo que sus gemidos salieron raudos de su boda, haciéndole perder la capacidad de pensar. Estaba en un limbo de placer solo por sentir como el cuerpo ajeno se frotaba contra él, contra ese punto que cosquilleaba y se hacía cada vez más sensible. Era eso lo que quería sentir de su amado azul, sus fuertes brazos apresándolo, su voz jadeante, los mordiscos y besos que dejaba en su cuello, las arremetidas de su miembro contra sus glúteos.
—S-Soniiiic…—el gemido había sido inevitable, ni siquiera Tails se había dado cuenta de que había dicho ese nombre. Ya no tenía cabeza para pensar con claridad, solo imaginación para pensar que, quien se encontraba detrás de él embistiéndolo salvajemente era su amado erizo azul.
Shadow sí lo había escuchado, pero no era tan tonto como para perder esta oportunidad al ponerse sensible porque lo hayan confundido. Si esa era la forma para poder encamarse con Miles, con gusto se hacía pasar por el faker, todo sea por poder probar a fondo ese exquisito cuerpo. Estaba en su límite, a punto de eyacular, pero si lo hacía estaría transgrediendo aún más la inocencia del zorro.
—¡Ahhh! ¡So-Sonic no-no ahí! —el fuerte gemido alentó aún más al azabache, aunque a regañadientes movió su bulto para apartarlo de la hendidura de esas nalgas.
Tanteo terreno al llevar su mano a frotar fuerte contra el bulto que era la enfundada erección de Tails, apretando y masajeando el lugar, llevando su mano más al fondo frotando fuerte contra el perineo, acciones que no fueron refutadas por el zorrito haciendo sonreír con satisfacción al azabache al sentir como Tails trataba de sujetarse desesperado a su cuerpo.
Ese simple estímulo hizo que Tails se corriera, de forma fuerte y caótica. Su respiración se contuvo, sus manos se aferraron desesperadas a lo que podía agarrar del cuerpo del erizo, sus labios fueron mordidos y sus piernas temblaron descontroladamente, apretándose en el proceso. Perdió sus fuerzas haciendo que Shadow tuviera que aguantar todo su peso entre sus brazos. El erizo a pesar de estar aguantando el orgasmo prefirió dejar que el zorro disfrutara del suyo, dejando de estimular su propia erección contra el suave cuerpo del rubio.
«¿Quién iba a pensar que fuera tan sensible y estimulante?» Los pensamientos se perdieron por un segundo de la mente del erizo al sentir el cuerpo laxo del zorrito. Su respiración era pesada y profunda, sus jadeos y gruñidos chocaron con la sensible oreja de Tails que la movió en un acto reflejo por el cosquilleo causado. El azabache dejo de apretar su cintura para poder acomodarlo en sus brazos llevándolo a recostar al sillón de la sala, lugar donde el zorro siguió disfrutando de las placenteras sensaciones con suaves temblores y jadeos. Shadow estaba embobado con la vista del cuerpo ajeno, con la cara de profunda satisfacción que tenía el zorro, dándose cuenta recién de que no quito la cinta de los ojos y que posiblemente, Tails se dejara llevar por una fantasía donde era el erizo azul quien lo tocaba y tomaba de esa forma.
Shadow no podía evitar pensar que, a pesar de haber sido un reemplazo la experiencia fue completamente placentera (y eso que ni si quiera había disfrutado de su propia culminación). El sentir que el zorrito había disfrutado de todas las caricias dadas de esa forma tan explosiva, le hacía pensar que podría llegar a disfrutar bastante de ese sensible cuerpo. Quería más, quería ver por completo a ese suculento zorro postrado ante él, tembloroso y húmedo por sus caricias. Con cuidado saco la cinta de los ojos del rubio, notando que tenía la mirada perdida y cansada, completando esa cara de completa satisfacción. Con cuidado, se sentó en el sillón cerca de él.
—Miles ¿te encuentras bien? —Shadow acaricio con suavidad las orejas del aludido, quien de a poco recobraba sus sentidos ante la sutil caricia. El rostro del zorrito se empezó a colorear al ver que frente a él se encontraba el azabache.
Tails cubrió su rostro con sus manos, escapando de la sexy mirada del erizo quien sonrió de lado al ver el sonrojado rostro ajeno —Yo…yo no quise…lo siento… —el sonido salía amortiguado, así que las manos fueron apartadas por Shadow, quien a su vez llevo estas a los costados del cuerpo del zorro, agarrándolas para que no volvieran a cubrir su rostro.
—Hey tranquilo, no pasa nada. Solo te dejaste llevar y eso está bien —Shadow volvió a acariciar una de las orejas y bajo por el rostro de Tails, posándose en su mejilla acariciando con su pulgar el labio inferior.
Tails solo podía mirarlo extasiado, encantado con el aura que desprendía el gran cuerpo del azabache sobre él. Debía admitir que por unos momentos se perdió en todas esas increíbles sensaciones y su imaginación lo había llevado a un paraíso donde era Sonic quien le regalaba todas esas placenteras caricias.
—¿N-no estás enojado? —preguntó, pensando que tal vez el erizo le recriminaría por haberlo confundido con su acérrimo rival.
—¿Tú qué crees? —era una pregunta trampa, porque si a Miles no le importaba que su relación pudiera quebrarse, le daría igual el enojo del erizo.
—N-no sé…yo no quiero que estés enojado, no cuando me hiciste sentir tan bien —los ojos de Tails se desviaron de la mirada del azabache, quien sonrió contento de esa respuesta. Al zorro le importaba lo que pudiera pasar con ellos, por lo que aún tenía chances de que se repitiese la situación.
—¿Te gustó Miles?, ¿te sentiste bien con todo esto? —Shadow siguió con las caricias suaves.
—S-sí, fue muy bueno en realidad…
—¿Te gustaría repetirlo? —Shadow ya no podía ser paciente, tenía al zorrito en una posición tan ideal para pasar a algo mejor entre los dos que en cualquier momento perdería la razón y el juicio.
—Y-yo… —titubeo— sí, pero…— Tails volvió a apartar la mirada, avergonzado por esos iris rubí que lo miraban con deseo.
—Puedo ser quien tú quieras Miles —el susurro se escuchó grave contra su oreja, donde se depositaron suaves mordiscos en la base, haciendo gemir quedito a Tails, quien se aferró a los hombros del azabache.
Cuando el erizo se apartó, tomo el mentón del rubio para mirarlo fijamente.
—Piénsalo —y con esas últimas palabras, se fue.
Tails quedo echo una masita esponjosa y temblorosa en su sillón, recordando todas las increíbles sensaciones que le hizo pasar Shadow.
13
Una semana después y llegando recién de una misión, Shadow encontró a Tails en el pasillo que llevaba a las habitaciones en el cuartel de GUN, jugando con una cinta negra en sus manos. Solo sonrió al comprender cuál era la respuesta del zorrito, así que raudo se acercó a él. El erizo estaba un poco impaciente y se notaba por el constante manoseo que estaba viviendo el trasero del zorro, quien tuvo que arrastrar al erizo a su habitación en GUN para no ser vistos.
—¡Shadow!, eres un desvergonzado, n-no ahí en el pasillo… —Tails estaba más que sonrojado, tratando de apartar las manos que ahora masajeaban sus caderas.
—Pensé que lo ansiabas tanto como yo Miles —refutó el otro mirándolo a la cara, dejando por fin sus manos quietas en la cintura del rubio. Era una delicia ver al zorrito en ese estado, jadeante y sonrojado, con las pomposas colas meneándose emocionadas sobre su cabeza.
—A-algo, pero no para hacer un espectáculo en el pasillo… —las manos del zorrito fueron a parar a los hombros de Shadow, que acaricio de forma suave. Luego paso al pelaje blanco en el pecho, perdiéndose un poco en las sensaciones.
Shadow estaba que hervía, ver así de sumiso y complaciente al rubio, le daban ganas de empotrarlo contra la pared y enterrarse entre sus piernas. Pero debía ser paciente, después de todo el rubio sin querer le había confesado que era virgen y el ser muy brusco podría asustarlo.
—Entonces Miles, cuáles son los términos para este acuerdo. Vi que tenías una de mis cintas ¿a qué se debe esto?
El zorro volvió en si al recordar que entre sus manos tenía la cinta mencionada (ahora enredada en una de sus muñecas), la cual le había hecho plantearse la loca idea que llevaba rodando su cabeza desde hace una semana. «Tal vez no sea tan malo» pensaba cuando su libido subía y el acariciarse a sí mismo era infructuoso, más ahora que había probado lo que era sentir las caricias de un hombre. Por su parte, Shadow solo podía ver el rostro cambiante del zorrito que entre pucheros se sonrojaba «tan jodidamente lindo». Ya tenía una idea de lo que podía ser y aunque no le gustara mucho, si de esa forma podrían disfrutar de un buen sexo los dos, no tenía de otra.
—Y-yo, quiero repetirlo. Quiero que me enseñes, p-pero con esto puesto —desenrollo la cinta, mostrándosela al azabache—. Q-quiero imaginar que eres Sonic…
—Entonces quieres hacer de cuenta que soy el faker —Tails asintió— ¿Qué pasara si en algún momento tu fantasía se rompe?, no creo tener la suficiente fuerza de voluntad para detenerme Miles, menos cuando este entre tus piernas, empujando fuerte contra tu cuerpo —Shadow sonrió de forma sexy, notando como el sonrojo del rubio se hacía más evidente y los ojitos celestes se apartaban.
—Yo no me opondré a ti… si vas a darme algo, yo tengo que dar algo a cambio ¿no? —Tails posó sus manos en los hombros del azabache al sentir como su cintura era apresada por esas fuertes manos y entre sus piernas se inmiscuía una del azabache, haciendo una ligera presión.
—Dime Miles, que experiencias has tenido —consultó el azabache, trazando círculos con sus pulgares en las caderas del zorrito, curioso de saber quién más había probado ese cuerpo.
—S-solo con juguetes y contigo la otra vez. Me han besado si… —Tails estaba temblando, expectante de esas caricias. Ver el rostro de Shadow tampoco ayudaba, porque la penetrante mirada le desnudaba el alma «¿por qué tiene que ser tan guapo?» y sin poder evitarlo trato de juntar sus piernas al sentir un cosquilleo en su zona baja.
Shadow al sentir ese tembloroso cuerpo comenzó a entusiasmarse, más al pensar que él sería el primero en descubrir todos esos placenteros lugares que harían suplicar a Miles. Sus manos inquietas pasaron a acariciar la espalda del pequeño, jalando suave las colas cuando se acercaba a las bases de estas, acariciando con las yemas de los dedos los llenitos glúteos, apretándolos suavemente <<debí sacarme los guantes>> pensó y la desazón de no poder sentir ese suave pelaje se hizo evidente con un gruñido, que hizo temblar por completo a Tails. Le había dado un escalofrío de solo escuchar la grave voz, haciendo que fuera a parar contra el pecho ajeno, apoyándose totalmente en el cuerpo del azabache, reposando su peso contra el muslo entre sus piernas, donde comenzó a frotarse suave. El erizo en compensación de esa agradable sensación apretó los glúteos, masajeándolos y separándolos, jugueteando con ellos. Cuando Tails le gimió en la oreja, supo que debía parar si no quería perder el control.
—¿Quieres practicar ahora Miles?, podemos empezar las clases en este momento… —la voz del erizo se hacía cada vez más pesada y grave, jadeando contra el cuello del zorrito.
—No, no aquí por favor —jadeo al alejar su rostro—. Quiero que sea en mi casa, aquí nos pueden descubrir…
—¿Qué tal un beso entonces?, empecemos por lo básico… —el erizo tomó el mentón de Tails con una de sus manos, mientras que la otra se aferró a las bases de las esponjosas colas, haciendo gemir al rubio.
Tails apartó la vista y sus orejas bajaron en señal de vergüenza. Era solo un beso, pero esa simple acción le ponía nervioso. Tails ya había compartido besos antes, pero en situaciones donde no terminaba de recordar cómo se sentían. Pero ahora que tenía a Shadow delante de él, le hacía preguntarse qué tan bien podría sentirse un beso apasionado. Con un poco de vergüenza le entrego la cinta negra a su dueño, quien raudo la colocó sobre sus ojos tapando su visión.
Shadow solo pudo mirar embelesado el dulce rostro de Tails antes de cubrir su mirada, le daban ganas de morder esas suaves y peludas mejillas, de lamer a lo largo las orejitas que nerviosas hacían movimientos inquietos. «Eres un pequeño dulce Miles» pensaba y cuando sus bocas por fin se unieron solo pudo escuchar como Tails retenía su respiración, expectante. El erizo se encargó de entregarle caricias lentas y suaves, disfrutando de los mullidos labios del zorrito, pasando su lengua por estos para lamerlos y lubricarlos. Cuando se separó, Tails volvió a respirar.
—Respira por la nariz Miles, de forma lenta y profunda. Ahora, abre esa linda boquita —y antes de que Tails pudiera objetar algo, sus labios volvieron a ser presa de los del azabache que ahora con más ímpetu lamía los labios ajenos intentando que se abrieran para él. Lo logró y fue una de las mejores sensaciones que haya tenido. Se notaba la falta de experiencia del pequeño zorro y le resultaba tan caliente el sentir que con nada roce de las lenguas este daba un saltito que juntaba más sus cuerpos, que seguiría con la faena de besarlo.
«Haré que te derritas en mi boca Miles Prower» el beso continuo, lento y profundo, con la lengua de Shadow acariciando todos los rincones que podía, degustando la saliva y deleitándose con los gemidos amortiguados que soltaba el zorro. El sonido viscoso de sus labios hacía que las orejitas de Tails se movieran entusiasmadas al igual que sus colas, las sensaciones en su boca se sentían tan placenteras que se creía un estúpido por no haber experimentado esto antes, después de todo, el que se negara ese tipo de caricias hasta sus 24 años resultaba puritano e infantil de su parte.
Cuando el erizo lamio de forma suave y constante en el paladar del zorro, este dejo escapar un gemido fuerte y alto, haciendo que sus bocas se separaran —¡S-Sonic! —fue el nombre que gimió, tembloroso por la increíble sensación vivida. Shadow, a pesar de no decir nada, volcó su furia en volver a besar esa boca, haciendo que los roces fueran más fuertes, que las lamidas fueran más placenteras y que Tails no pudiera ni respirar entre los gemidos y los sonidos lascivos que intentaban escapar de su boca.
—C-calma, no... ¡Mmh! no tan rudo… —su lengua fue succionada con hambre por los labios ajenos, haciendo que todo su ser temblara contra el cuerpo del azabache. La pierna del erizo presionó aún más contra la entrepierna de Tails casi levantándolo y sus brazos fueron raudos a apresar la pequeña cintura.
Shadow se sentía caliente solo por la dulzura que mostraba el zorro, por los suaves gemidos y temblores de su cuerpo, por sentir como el rubio se aferraba con fuerza a su cuello y hombros, buscando de donde sostenerse al ya no tener los pies en la tierra, de forma literal, ya que el azabache se encargó de levantarlo del suelo al hacerse espacio entre las piernas de Tails, presionándolo contra la pared.
—Más suave Sonic… —el rostro de Tails era una obra erótica en su máximo esplendor, con las mejillas arreboladas, la boquita abierta y jadeante, los labios rojos y húmedos de saliva. Shadow quería devorarlo entero, pero a solo unos centímetros de esa exquisita boca se detuvo.
—¡Hey Tails! Sé que estás ahí, Rookie me lo dijo ¿por qué estas encerrado? ¿te sientes mal? —afuera de la puerta de Tails, se encontraba un hiperactivo Sonic que no dejaba de tocar y hablar de forma incesante. Afortunadamente Shadow había puesto seguro a la puerta, ya que de lo contrario el azul estaría viendo el espectáculo que estaban montando esos dos ahí adentro gracias a su insistencia de jalar la perilla.
Tails en un acto reflejo se quitó la venda, mirando asustado a Shadow quien solo bufó por la interrupción. Susurrándole bajo al rubio, le indicó que contestara al molesto erizo.
—¡S-si aquí estoy! Dame unos minutos quieres… —Tails se apartó del cuerpo ajeno y comenzó a peinar su revuelto pelaje por donde antes pasaron las manos del azabache. Este último solo se acercó a la puerta, abriéndola de sopetón.
—¡Hey Tails! —se interrumpió el azul, al ver que quien le abrió fue Shadow— Hola Shadow ¿Qué haces en la habitación de Tails? —preguntó, cambiando completamente su semblante alegre por uno más fiero, frunciendo el ceño y cruzando sus brazos.
—Nada que te incumba faker —se dio vuelta para mirar al zorro—. Pasaré por tu casa esta noche Miles —y antes de que el zorrito pudiera contestar Sonic interrumpió.
—Lástima pero no se va a poder, ya tiene planes conmigo —el erizo azul miraba con más furia al azabache, quien raudamente le había dirigido la mirada enojada.
Tails estaba en una situación bastante incomoda, porque ahí tenía a dos erizos que pareciera se saltarían a la yugular en cualquier momento.
—Yo te llamaré Shadow, para ver lo de la misión…—mintió, esperando calmar la furia de ambos.
Shadow dirigió su miraba a Tails, quien trató de tranquilizarlo con una ligera sonrisa. Se acercó al cuerpo del zorrito de forma rápida pasando de forma intempestiva su mano hacía las colas, asustando al rubio.
—Olvidaba esto —y sonrió, tomando la cinta negra que ocuparon anteriormente. Las esponjosas colas se mecieron raudas y contentas, consciente del significado de ese simple objeto—. Adiós Miles.
Y simplemente se fue, sin si quiera mirar a Sonic que anonadado miraba desde la entrada. Cuando el azul entró azotó la puerta al cerrarla, asustando al zorrito.
—Sorry buddy, ya no controlo mi fuerza —y rio como si no hubiera pasado nada. Se le hacía muy extraña la situación de esos dos encerrados en la habitación de Tails. Pero el confiaba en su mejor amigo, después de todo era el más cercano al zorro, su relación estaba mejorando cada día, conocía todo de él ¿verdad?
14
Tuvieron que pasar casi dos semanas para que pudieran encontrarse nuevamente en casa de Tails, ya que los días que tuvo libre el erizo azabache, no pudo acercarse a su presa debido a un insistente erizo azul que no dejaba solo al zorrito y posterior a eso, tuvo que ir a una misión. Se sentía frustrado, había decidido no acostarse con nadie mientras estuviera en plan de “conquista” con el rubio para evitar alguna posible enfermedad que pudiera transmitirle, ya que, el que él fuera inmune a la gran mayoría de enfermedades, no hacía que el pequeño zorro también lo fuera. Pero se estaba impacientando porque a lo máximo había conseguido unos besos y frotarse contra él, y necesitaba mucho más que eso, necesitaba tomar fuerte a ese zorro y hacer que perdiera la cabeza.
Esa noche ni si quiera aviso que la misión ya había culminado para que Tower no lo mandara a llamar a su oficina. Se apareció dentro de la casa de Tails gracias a la esmeralda del caos que tenía, haciendo saltar al zorrito por el susto de verlo aparecer de la nada en su cocina, mientras él se encontraba guardando la loza, haciendo que un vaso se hiciera trizas contra el suelo.
—Te debo un juego de vasos Miles.
—¡Shadow!, que susto me diste ¿por qué no tocaste la puerta? —Tails se acercó a los restos de vidrio mientras hablaba al azabache quien solo se dedicaba a mirar las colas del zorrito, que (a opinión de él) coquetas se movían de un lado para el otro, levantándose y enseñando el redondeado trasero de su dueño.
—Quería tomarte por sorpresa, cada vez que me acerco a ti el faker aparece de repente ¿qué le pasa?, hace unos meses ni te hablaba y ahora está todo el tiempo sobre ti como un esposo celoso —comentó fastidiado.
—No digas tonterías Shadow. Sonic se siente solo, como ya casi no voy a misiones y su apoyo técnico lo cambian a cada rato porque no pueden seguirle el ritmo, está comenzando a resentir el no tener con quien conversar y pasar el tiempo muerto de las misiones. Además, cada vez hay más cosas que hacer en los laboratorios, así que mucho tiempo no me queda para él —Tails terminó de limpiar, poniendo a calentar agua para poder servir a su invitado aunque sea una taza de café.
—Si tú lo dices Miles… —claro que no le creía al zorro, tenía demasiada agudeza mental como para percatarse del enfado del azul cada vez que los veía juntos. Era un completo idiota, primero rechaza al zorro y ahora quiere su compañía, quien lo entiende— Espero que no estés sobre exigiéndote de nuevo como la última vez, cuando te desmayaste en mis brazos.
—Oh no, tranquilo. Eso no va a volver a suceder, ya aprendí mi lección —y le dio una sonrisa linda a Shadow.
—Ejem… —carraspeó el erizo— Pero vamos a lo nuestro zorro, a un trato muy especial que hicimos…
Tails se sonrojo al ver como el azabache soltaba sus púas jugando con la cinta entre sus manos, sonriendo de forma ladina. Claro que recordaba el trato, pero no terminaba de convencerse del todo.
—Tranquilo Miles, recuerda que no haré nada que no quieras y que fingiré que soy el idiota azul. Te trataré bien zorrito, te haré sentir muy querido… —Shadow cada vez estaba más cerca del pequeño, quien sonrojado y nervioso se había apoyado contra la mesa de comedor.
—H-hay algo que hablar primero. Algunos términos importantes —Tails aclaró su garganta—. Debes usar condón, siempre, sin escusas. Yo nunca he estado con nadie, pero lo más probable es que tú sí y no quiero pegarme alguna enfermedad, no es que dude de tu cuidado propio pero… solo quiero que salga bien supongo —suspiró, al ver el asentimiento del azabache—, y necesito que… no hables mucho mientras estamos en “eso” —Tails apoyó sus manos contra los hombros ajenos, buscando que Shadow no terminara de empujarlo contra la mesa—. Tu voz es mucho más grave que la de Sonic y puede que yo… que yo… —no podía terminar la frase, porque se sentía mal al pensar que estaba usando a Shadow, que lo estaba utilizando como un reemplazo del que de verdad quería obtener todas esas caricias.
El azabache lo entendía en parte, si Miles quería que fuera Sonic quien lo tomara la voz de otro hombre podría desconcentrarlo de su fantasía. Respecto al condón no tenía objeción, el zorro tenía razón, era su seguridad después de todo. Sólo hizo una mueca de entendimiento, llevando sus manos a ocultar la vista del zorrito con la cinta, pero este negó alejando su cabeza, evitando la acción.
—¿Ahora qué? —el erizo estaba perdiendo la paciencia.
—N-no seas brusco…
—Estas exigiendo mucho zorrito…
—¡Se suave conmigo!, por favor… te estoy dando algo preciado para mí. Mi intimidad y afecto ahora son tuyos, cuídame. Hay algunas cosas que me dan miedo… —Tails había bajado sus orejitas en señal de vergüenza y miedo, quedando totalmente expuesto a la mirada seria y profunda del azabache. Después de todo, él quería el rol pasivo en la intimidad, pero eso no lo hacía un experto en soportar el dolor.
«Mierda Miles, eres jodidamente lindo y follable» pensaba el erizo, a medida que veía el suave puchero y los ojos acuosos del otro. Le había pedido que lo cuidara, cosa muy distinta a todos sus demás amantes donde lo único que pedían era que los “destrozara” (y tan inocentes que se veían), lo cual con mucho gusto hacía, pero ese pequeño zorro le calentaba la sangre de una forma diferente.
—Bien… —dijo a regañadientes— Siempre usaré condón, no hablaré y te tratare bien, voy a cuidarte Miles. Pero, así como tu pides, yo también lo haré —Tails prestó atención a sus palabras—. Por respeto a nuestra amistad y trabajo, aquí no hay sentimientos de por medio ¿de acuerdo?, tú solo me gustas como una suculenta presa la cual quiero devorar entera. No hay cariñitos, no hay abracitos después de coger, no hay cenas a la luz de las velas ni palabras amorosas para endulzar el momento. Es solo sexo para mí, así como yo soy un reemplazo de tu estúpido faker.
Las palabras de Shadow fueron hirientes, pero Tails entendía la verdad detrás de esto. El erizo no quería tener detrás a un despechado zorro que se enamorara de él solo porque lo trato bien, el azabache solo quería satisfacer su lujuria, así como Tails quería satisfacer su curiosidad. No iba a negar que le habían dolido un poco las palabras, pero si el juego de Shadow era así, él debía ponerse al mismo nivel.
—Lo entiendo muy bien, nada de sentimentalismos Shadow. Ahora, a lo que viniste ¿no?, a satisfacerte… —Tails adoptando una actitud más atrevida, pasó a sentarse sobre la mesa dando un ligero saltito, abriendo sus piernas de forma lenta a vista y paciencia del erizo, quien hizo su respiración más profunda y sonrió de lado, satisfecho con el sensual movimiento de las colas del zorro detrás de él.
—Tú lo has dicho, a lo que vine —y ahora sí, el pequeño zorro aceptó que el erizo vendara sus ojos, para poder sumergirse en su fantasía personal.
Shadow no perdió el tiempo, recostando su peso contra Tails para hacer que estuviera tendido por completo en la mesa. Sus bocas se unieron hambrientas, deseosas de las caricias. Tails había tomado el rostro del azabache para acomodar mejor sus labios para poder seguirle el ritmo al erizo que devoraba su boca sin compasión, sus gemidos eran amortiguados por los labios de ambos que no se despegaban ni un segundo, haciendo que Tails tuviera que respirar por su nariz tal como le había indicado antes su compañero. Los besos desenfrenados pasaron a ser una caricia profunda y desbordante, con el erizo enterrando fuerte su lengua en la boca ajena, jugueteando lo más que podía con la lengua del pequeño zorro, pero Tails no se quedaba atrás al rehuirla de forma traviesa, para pasar a lamer los labios del erizo, succionando el inferior de una forma lenta y reconfortante, haciendo que el azabache disfrutara de las suaves sensaciones.
Los cuerpos cada vez se juntaban más, las manos de Shadow ahora acariciaban los hombros y espalda de Tails, paseando de forma firme sus dedos contra el suave y apretable cuerpo. Por fortuna había sacado sus guantes con anterioridad para poder sentir todo el pelaje y los rincones que hacían temblar por completo al zorrito. Su cuerpo era una delicia, tan esponjoso y maleable, no podía evitar las ganas que tenía de sobarlo entero, de enterrar sus dedos contra la delicada carne. Los gemiditos de Tails se hacían cada vez más notorios al sentir como las manos ahora recorrían su cintura y caderas, como lo levantaban suave para poder acomodarse entre sus piernas que deseosas se cerraron en torno al abdomen del azabache, sintiendo el bulto del erizo aun dentro de su funda frotarse rudamente contra sus nalgas.
—S-Sonic, más suave… —no pudo evitar gemir el zorrito, al sentir como las manos del erizo apretaban con gula sus nalgas, masajeándolas y amasándolas. Se sentía tan bien, pero esas caricias en sus partes bajas le ponían nervioso porque sabía muy bien lo que venía después y la penetración era claramente algo que le causaba temor.
A pesar de que Tails ya había experimentado parte de su sexualidad con juguetes, estos no se comparaban en nada con lo que podía llegar a sentirse con un falo masculino. Su vibrador no era más grueso que uno de sus dedos ni mucho más largo que una cucharita de té. El pensar que algo más grande, grueso y largo pudiera entrar en él le aterraba un poco (más ahora que ni si quiera vería dicho miembro). Su nerviosismo fue tan notorio que hasta Shadow sintió los temblores en el cuerpo del rubio y tratando de relajarlo, poso su boca contra el cuello de este, dejando suaves besos y lametones, que hacían suspirar a Tails.
El zorrito no quería quedarse atrás, también quería acariciar a Sonic, quería sentir el gran cuerpo sobre él, así que, quitándose sus guantes poso sus manos en los hombros ajenos, comenzando a investigar esa ancha espalda, que con cada toque se tensaba. Podía sentir los diferentes músculos mientras vagaba por esta, podía escuchar los gruñidos que emitía el azul al tocar de forma suave las púas de su espalda y lo sentía estremecer cuando paseaba sus dedos sobre estas. Sus manos fueron a parar a las púas de la cabeza cuando sintió como la boca del erizo buscaba algo entre el pelaje de su pecho, olfateando profundo, frotándose fuerte con el lugar. Y pareciera que encontró su objetivo al enganchar su boca contra uno de sus pezones, que con hambre comenzó a devorar.
—S-Sonic ¡ahí! Se s-siente muy bien… —Tails comenzó a gemir más fuerte y a tirar de las púas a medida que sentía las fuertes succiones y mordiscos que eran depositados en sus pezones, porque obviamente el erizo se dedicó a complacer ambos botones rosas.
Shadow al sentir que el zorro estaba lo suficientemente perdido en el placer, llevo su mano derecha contra la boca ajena, donde posó las yemas de sus dedos y jugo con la húmeda boca de Tails. No quería dejar ese suave y abultado pecho, pero se moría de ganas de ver la cara del zorrito, así que, con una última succión se alejó del lugar, satisfecho con el gemido que entrecortado dejo escapar el rubio. Cuando pudo acomodarse para verlo, su lívido subió más, al tener a la vista esas mejillas sonrojadas y la boca abierta buscando aire, siendo invadida por dos de sus dedos que de forma suave tocaban el interior de esta, empujando contra la lengua para producir más saliva, para que Tails los mojara completamente. El zorrito pareció entender, porque cerró sus labios contra las falanges y comenzó a lamer, humedeciéndolos en el acto.
El simple acto de ver como Tails tomada su brazo entre sus manos, lamiendo y mamando sus dedos, había hecho que Shadow terminara de excitarse, haciendo que su falo abandonara su funda, quedando completamente desnudo para poder penetrar ese lugar por el cual se le hacía agua la boca.
«Eres tan lascivo Miles, tan dulce…» pensaba, mientras masajeaba suave su propio miembro. Sus dedos abandonaron la boca del zorrito para dirigirse a la hendidura entre sus nalgas, comenzando a rozar suave el lugar. Tails contuvo el aire expectante, al sentir como uno de los dígitos del erizo comenzaba a masajear y empujar el lugar, cuando este terminó por penetrarlo, la rubia mano se dirigió rauda a detener el movimiento, consciente de la extraña sensación vivida. Era muy distinto a la suavidad con la que se deslizaba su vibrador, porque claro, la saliva no era un muy buen lubricante.
—Sonic, es extraño… —sus gemidos ahora eran de malestar, al sentir como ese dedo de todas formas se inmiscuía más dentro de su ano—. N-no, no tan fuerte…
Shadow escuchaba las quejas del pequeño, pero realmente estaba perdiendo la paciencia de la situación. Él quería penetrar a Tails, pero no lo lograría si no podía aflojar el apretado canal del zorro «Estúpida misión que no me deja llevar nada encima» pensaba enojado al recordar que toda la indumentaria que solía guardar entre sus púas se encontraba en su cuarto en GUN. Para tratar de calmar un poco el malestar, dirigió su boca a la del rubio, comenzando un húmedo beso, que de a poco iba calmando al zorrito que paso a aferrarse a su cuello, liberando por fin su mano. El beso paso a su cuello, siguiendo su camino a su pecho, donde masajeo y chupo los abultados pezones. Cuando sintió que Tails ya no se sentía a la defensiva, comenzó un suave vaivén con su dedo, haciendo temblar el cuerpo bajo suyo, para cuando quiso meter el otro dedo, su boca ya se encontraba lamiendo la bolsa donde el miembro del zorro estaba cautivo.
Los labios del azabache se pasearon por toda la ingle del zorro, masajeando con su boca y dejando suaves mordiscos por aquí y por allá. Mientras su mano derecha se encontraba ocupada penetrando el agujero de Tails, su mano izquierda había vagado por el pecho hasta posarse en los pezones, que comenzó a apretar y masajear. Su lengua comenzó a pasearse por la hendidura de la funda, desde donde emergió tímido el miembro del zorro, el cual no estuvo ni un minuto libre porque de inmediato fue apresado por la boca del erizo, que comenzó a recorrerlo con su lengua.
«Que pequeño es, como si fuera un dulce» Y el erizo estaba encantando con ese suave miembro en su boca, que podía chupar y lamer con ganas, sin causarle alguna arcada al ser bastante pequeño. Sentir como todo el cuerpo del zorrito temblaba por sus caricias era espectacular, ver como su espalda se arqueaba de placer, sentir como tiraba sus púas por la excitación y como su agujero se ajustaba a sus dedos, había valido completamente el tiempo invertido.
—¡Sonic!, ¡y-ya no más!, ¡voy a…! —la respiración era cada vez más rápida y entrecortada, los gemidos ya eran desesperados mientras sus piernas intentaban cerrarse en torno al erizo y sus manos trataban de apartar la cabeza de ese lugar que nunca había sido lamido.
Shadow por otra parte solo ignoraba los llamados desesperados, entretenido con la succión del pequeño miembro y con los embistes que sus dedos ahora daban sin problema en el interior de Tails. Cuando sintió como Tails se cerraba fuerte contra él (en todo sentido de la palabra) decidió dejar de torturarlo, curvando sus dedos para tocar ese punto que tanto placer les daba a sus amantes masculinos.
El gemido del zorrito fue ahogado al sentir como una corriente eléctrica viajaba desde su ano hasta la punta de sus orejas, haciendo que jalara con fuerza las púas ajenas y cerrara sus muslos contra la cabeza del azabache, apretando todo en su interior. Su respiración se detuvo unos momentos, mientras eyaculaba dentro de la boca del erizo, sintiendo como todo su ser se calentaba y se abría paso a una reconfortante languidez.
—E-eso fue… muy bueno… —las palabras salían torpes del zorro, quien se relajó sobre la mesa exhausto de las fuertes sensaciones vividas.
El azabache obviamente no se quedaría con esa erección de campeonato que tenía, por lo que, apartándose del zorro, tomo las piernas de este para llevarlas sobre uno de sus hombros juntándolas en el proceso. Tenía una vista espectacular del pequeño agujero que se contraía con cada suspiro satisfecho que daba el zorrito y de las colas que se movían suaves y perezosas al colgar de la mesa. Era tan tentador, pero no tenía ánimos de buscar un condón y coger en todo el sentido de la palabra al rubio, así que simplemente llevo su miembro entre las mullidas piernas contrarías y comenzó a embestir.
Los gemidos en el zorro se hicieron presentes nuevamente al sentir como el falo ajeno se rozaba contra sus muslos, tratando de encontrar su culminación. Luego de unos minutos infructuosos en donde el erizo no culminaba, Tails decidió ser más participe de la relación, moviendo sus piernas para poder apresar el cuerpo ajeno entre estas, juntándose por completo a él. Sus manos vagaron raudas por el abdomen del erizo buscando el falo erguido el cual apresó entre ellas, comenzando una suave masturbación, permitiendo que el erizo pudiera embestir contra estas.
—Sonic, dame un beso… —Tails se encontraba completamente perdido en el placer, aun sintiendo los estragos del pasado orgasmo, esperando con ansias que su amado azul pudiera alcanzar el suyo.
Shadow encantado con las acciones del zorrito, ni tonto ni perezoso se acercó raudo a besar esos exquisitos labios, que fueron abiertos para que sus lenguas se encontraran y juguetearan juntas. Los jadeos ahogados de Tails no se hicieron esperar, al sentir como el erizo ahora había tomado sus caderas para poder sujetarlo y embestirlo más fuerte. Era todo tan desenfrenado ya, que Tails quería que nunca pararan de embestir contra él, de tener un cuerpo sobre el suyo.
El azabache estaba cerca, sentía el orgasmo bullendo en su interior así que besando y abrazando fuerte al zorro, comenzó a embestir rudamente contra el cuerpo ajeno. La mesa crujía por el movimiento incesante, los gemidos de Tails eran cada vez más cortos y agudos en armonía con las embestidas y cuando en un punto el zorro apretó con fuerza la erección del erizo, este terminó por correrse. Los espesos chorros de esperma impactaron contra el cuerpo de Tails, llegando incluso a su mentón debido al potente orgasmo. El beso se volvió lánguido y suave, con la lengua del zorro lamiendo los labios ajenos y sus alrededores, dejando suaves mordisquitos en el mentón del erizo.
Shadow se sentía satisfecho con las agradables sensaciones que le transmitía el zorrito, el sentir esos suaves besitos, las manos paseándose por su espalda en lentas y reconfortantes caricias, escuchar los suspiros que se escapaban de la boca ajena. A pesar de no poder apreciar por completo el rostro de Tails, se conformaba con el sonrojo en sus mejillas y las orejitas que se movían de un lado a otro. Cuando el éxtasis culminó y pudo apartarse por completo, de un rápido movimiento fue al baño a buscar una toalla que humedeció y llevo de vuelta a limpiar el cuerpo del zorro, que gustoso se dejó hacer.
Luego de unos minutos y de sentirse un poco más frescos, Tails con cuidado desamarró la cinta de sus ojos, comenzando a acostumbrarse a las luces del hogar. Debía admitirlo, eso había sido muy bueno, bastante mejor de lo que pensaba, en especial porque había podido sacarse el miedo que tenía a base de las placenteras caricias que le otorgó el azabache. Afortunadamente, la imagen de Sonic era tan vivida en su fantasía que lo hizo aceptar todo lo que pudiera venir del otro erizo. El zorrito le extendió su cinta al erizo, que lo miraba analizando sus movimientos suaves. Cuando Tails salto de la mesa, sus piernas aún se sentían un poco entumecidas por todo el “ejercicio” realizado, yendo a parar a los brazos del azabache.
—Al parecer fue bastante bueno ¿no Miles? —sonrió de lado Shadow, haciendo una sonrisita sexi.
—No voy a contestar para que se infle más tu ego… —las colas se alzaron pomposas detrás suyo, moviéndose contentas por los placenteros recuerdos. Cuando Tails se apartó por fin, fue a servirse un vaso con agua y cuando volteó a ver al erizo para ofrecerle un café, este ya no estaba.
«Idiota…» pensó Tails, comenzando a apagar todo en su hogar para irse a la cama. Dormiría muy bien esa noche, eso era seguro.
15
No pasó más de una semana para que el azabache volviera a aparecerse en la casa del zorro. Primero se aseguró que tanto Sonic como Knuckles abandonaran el hogar de Tails alejándose colina abajo, antes de entrar nuevamente con su caos control para sorprender al rubio. Esta vez, afortunadamente, Tails no tiro nada de la loza que llevaba en sus manos.
—Oh Shadow, ya volviste de tu misión…— y las palabras no siguieron porque el desesperado beso que le dio el azabache corto de raíz sus palabras.
Shadow no sabía que le había ocurrido, pero el simple hecho de haber visto a Tails con un delantal de cocina había hecho que su sangre hirviera. Sus manos no se quedaron quietas y levantaron al zorrito aferrándose a sus nalgas, las cuales apretó con gula mientras Tails solo podía agarrarse de las púas del erizo para estabilizarse.
—¡Shadow!, ¡qué te ocurre!, ¡s-suéltame b-bruto! —el zorro no podía evitar gemir fuerte, porque la boca del erizo ahora se dedicaba a dejar mordidas sobre su pecho descubierto, donde se frotaba insistente tratando de apartar el mullido pelaje del lugar.
—Que vista más linda me recibió Miles ¿me esperabas acaso? —Shadow se llevó al zorrito al sillón de la sala, donde lo soltó sobre el mueble. Ver la cara sonrojada, el delantal desacomodado y el pelaje revuelto del pecho dejando a la vista los pezones del rubio, lo calentaba aún más.
—T-tonto… —Tails estaba completamente rojo y avergonzado con las acciones del erizo, que con una sonrisa petulante lo miraba desde su posición. Por vergüenza, Tails se dio la vuelta en el sillón dándole la espalda al erizo.
Grave error, porque el azabache se posó sobre el cuerpo ajeno, acomodándose a sus curvas, comenzando a dar suaves pero contundentes empujones contra el trasero del zorro con su pelvis.
—¡N-no Shadow!
El erizo se sorprendió, porque era la primera vez que escuchaba un gemido con su nombre «que bien suena, debería hacerlo más…», así que, entusiasmado, siguió embistiendo contra los llenos glúteos del zorro. Tails no estaba en mejores condiciones, al sentir como el bulto que era la erección del azabache se frotaba duro contra la hendidura de sus nalgas, el tener las manos del erizo agarrando con fuerza sus caderas tampoco ayudaba mucho y mucho menos al sentir como este ahora mordía y besaba con ferocidad sus hombros y cuello.
—Shadow… P-para por favor… —el nombre del azabache se alargaba con cada suspiro que daba Tails, logrando con esto que el erizo solo empujara más fuerte contra él.
Quería más de ese cuerpo, quería penetrarlo por fin y deshacerlo entre sus brazos, quería marcar fuerte y duro el interior de Tails. Así que se acomodó más contra el cuerpo ajeno, abriendo las piernas del rubio para acoplarse a ese lugar, tratando de forzar la punta de su miembro contra el apretado agujero.
—¡No!, ¡s-suéltame, Shadow!, ¡para!, ¡para por favor! —y Tails se había asustado, porque el azabache se estaba comportando totalmente diferente a las otras veces.
No había venda que cubriera sus ojos, no había jugueteo ni caricias previas, no había besos profundos que le calmaran las ansias… y ese extraño pero característico aroma a alcohol le estaba causando nauseas a pesar de no ser fuerte. El azabache estaba listo y dispuesto a penetrarlo, y eso le aterró. Sus lágrimas y sollozos no se hicieron esperar, haciéndose más audibles a medida que sentía los dedos apretando fuerte la carne de sus nalgas, al sentir algo húmedo y suave empujándose contra él.
Y Shadow se detuvo afortunadamente, al escucha el llanto del zorrito había vuelto a la realidad, a la dura realidad de tener bajo él el tembloroso cuerpo de Miles, quien con terror se aferraba a las almohadas cercanas. El erizo se desconoció por unos momentos al imaginar lo que hubiera ocurrido de no haber entrado en razón. Habría abusado de Miles y eso no era parte del trato, ni de ningún acuerdo entre gente civilizada.
El erizo dejo de apretar el cuerpo bajo él, llevando sus manos a los hombros ajenos para tratar de voltearlo. Los ojitos azules llenos de lágrimas solo lo miraban con miedo, haciendo sentir aún peor al azabache. Sus manos se dirigieron raudas a acariciar las orejas y mejillas del zorrito, tratando de calmarlo.
—Perdóname Miles, perdí el control… —el erizo se veía bastante afectado por su actuar al ver lo mal que se encontraba el pequeño zorro —No existe justificación, perdóname.
Tails ahora un poco más calmado sólo observaba como el erizo se veía apesadumbrado, dejando de acariciar sus orejas para levantarse del sillón. En un acto impulsivo el rubio llevo sus manos a tomar las ajenas, impidiendo que se levantara por completo. De forma tranquila acomodó su cuerpo bajo el de Shadow, el cual atrajo para que se acomodara nuevamente sobre él.
—Tranquilo, no ocurrió nada… sólo me asusté, fuiste demasiado intenso… —y le sonrió de forma suave. Llevo una de sus manos a las del contrario, buscando alguna de las cintas que el azabache usaba para amarrar sus púas. Al encontrarla, la ato suave sobre sus ojos.
Shadow entendió de inmediato que era lo que quería Tails y de forma suave se acercó a la boca ajena, comenzando un beso largo y profundo. Estuvieron así bastante tiempo, Tails disfrutando del peso del cuerpo contrario sobre el suyo y Shadow deleitándose con los suspiros del menor.
Los besos fueron bajando en intensidad, ahora siendo suaves y cortos besitos sobre los labios de ambos. El erizo sabía que no debía hacerlo, pero no podía irse del lugar así, aun sintiéndose culpable por el mal rato que hizo pasar a Miles.
—Te compensaré —y Shadow volvió a dejar otro beso más profundo, antes de irse.
Tails solo quedó recostado en el sillón calmando su respiración, destapando sus ojos para investigar la habitación en busca del erizo. Efectivamente se había ido y el único pensamiento que tenía en ese momento era que no estaba tan mal escuchar al azabache.
Al día siguiente, Tails había recibido un mensaje de Shadow quien le solicitaba no hacer planes para esa noche y esperarlo en su casa. Tails tembló entero, aun recordando las intensas sensaciones de la noche anterior, esperando de todo corazón que ese miedo que había vivido no se repitiera.
Por la tarde y un poco ansioso, decidió preparar una cena ligera y aunque recordaba las palabras del erizo de “nada de cenas a la luz de las velas” no pudo evitar poner un puesto más en la mesa. Cuando estaba todo listo, decidió darse una ducha.
Mientras el pequeño zorro estaba en el baño, Shadow se apareció dentro del hogar. Investigo el lugar buscando al rubio, hasta que escucho el ruido de la ducha provenir desde el interior del cuarto de baño en la que era la habitación del zorrito. Siguió su camino encontrando la mesa puesta con dos platos, lo que lo hice fruncir el ceño.
«Claramente le dije que esto no debía pasar…» Pero dentro de sí, tampoco podía negar que encontraba hasta tierno el gesto. El mismo había faltado a su regla de nada de cursilerías llevándole al zorro como disculpa por lo de la noche anterior, una rosa y una caja de bombones rellenos de menta (por que sí, hasta se había dado el tiempo de investigar que podría agradarle al pequeño).
Shadow gruñó, porque no entendía que le pasaba con Miles. Sus instintos le gritaban que pusiera al zorro en cuatro y lo cogiera hasta desfallecer, pero al mismo tiempo quería compartir más de esos cálidos besos y de las suaves caricias que le brindaba. Era contradictoria la calentura y la calidez que le embargaba cuando veía al zorrito, ni él lo entendía ya.
El sonido de la ducha cesó, haciendo que la curiosidad del azabache incrementara, llevándolo a mirar por la puerta entreabierta. Dentro, Tails secaba su pelaje de forma suave con la toalla y cepillaba sus esponjosas colas. Incluso desde esa distancia podía oler la fragancia a frambuesas con menta que emanaba del zorrito, haciendo que le diera hambre. Cuanto Tails terminó su labor se acicalarse y vestirse, se dirigió a la puerta, por lo que Shadow se movilizó de forma rápida al sillón de la sala donde el zorrito lo encontró sentado.
—Shadow, no te sentí llegar… —comentó Tails sin sorpresa, acostumbrado a que el erizo entrara sin anunciarse a su casa. Se dirigió a la mesa del comedor al ver sobre esta una rosa que él no había colocado ahí, encontrando también una caja de bombones de los que a él le fascinaban, pero casi nunca compraba debido a su alto costo.
El erizo lo miraba fijamente, hipnotizado por el meneo de las colas que felices se mecían de un lado a otro, no terminando de entender como unos simples regalos podían poner en ese estado al rubio. No pudo aguantarse, por lo que se apareció tras Tails y acarició las esponjosas colas que trataban de huir del agarre con un incesante movimiento. Sus manos se dirigieron raudas a la cintura del rubio, la cual apresó sobre el suave sweater celeste de cuello ancho y su mentón se dirigió al cuello contrario, donde comenzó a depositar cálidos besos.
—¿Esperabas a alguien Miles? —susurró sobre su cuello, dándole escalofríos al zorro—, recuerda que esta noche es para los dos…
—Si… —suspiró, sintiendo los agradables mordiscos en su cuello—, qui-quiero decir no, solo te esperaba a ti…
Las manos de Tails, que se encontraban sin guantes, pasaron a acariciar lo que alcanzaba del azabache. Los brazos apretados en su cintura y las púas suaves cerca de su cuello. Se sentía bien esa caricia, tan reconfortante.
—¿A qué se debe el regalo? —susurró entre suspiros el zorro.
—En disculpa por el mal rato de ayer. Ahora ¿qué tal si cenamos Miles? —las manos del azabache ahora recorrían el pecho y las piernas del rubio, apretando suave.
—S-si me sueltas puedo servirte… —Tails ya no estaba pensando claro, las caricias suaves y los besos en su cuello lo estaban llevando a un limbo de placer.
—Estaba pensando en otro tipo de cena —un mordisco más fuerte en el cuello de Tails lo hizo gemir—. Esta es la noche Miles, ya no puedo aguantar más…
Tails lo entendía, ayer ya había sido evidente que la paciencia del azabache se había acabado. Y él en realidad no estaba en mejores condiciones. Dándose vuelta entre los brazos del erizo pasó a tomar sus mejillas para mirarlo directo a los ojos, a esos rubís que lo miraban serio. Sentía hasta cierta calidez en esa mirada, algo cautivante, tan diferente a la de Sonic, quien tenía esa picardía y alegría en sus ojos, que lo hacía feliz con solo mirar su sonrisa.
El zorrito se paró de puntitas para poder besar los labios ajenos. Shadow estaba un tanto impresionado ante la iniciativa del rubio, sin tener que recurrir a cubrir sus ojos para comenzar con su fantasía. El beso era suave y lánguido, con sus lenguas acariciándose de forma lenta y profunda, con caricias contundentes entre estas. Cuando se separaron, Shadow estaba dispuesto a todo por tener el tan esperado final que quería con ese suculento zorro.
—Esta noche Miles, vas a saber lo que es tener a un hombre adorando por completo tu cuerpo —sus manos tomaron las del zorrito, llevándolo a sentar al sillón—. Intentaré ser suave, pero tú debes dejarte llevar ¿sí?, deja que tu cuerpo siga al mío y todo saldrá bien —decía Shadow, mientras cubría los ojos de Tails, quien entre suspiros solo deseaba que el erizo lo volviera a besar.
Shadow recostó al zorrito en el sillón, mientras él se quitaba toda su indumentaria, dejando solo los brazaletes dorados en sus muñecas. Quitó el sweater del menor, pero no las calcetas largas que llevaba el zorrito porque encontraba que era un complemento totalmente caliente en el cuerpo ajeno que más de una vez le habían obligado a girar la mirada en el cuartel.
Sus manos se dirigieron raudas a acariciar todo el cuerpo que tenía a completa disposición, haciendo que los gemidos y suspiros escaparan de la boca de Tails, quien agarró con fuerza los cojines bajo él, tratando de encontrar soporte. Se sentían tan bien esas grandes manos recorriendo su cuerpo, el sentir como apretaba sus glúteos y acariciaba su cintura y su pecho, amasando toda la carne entre sus dedos. Tails podía escuchar los gruñidos del erizo que solo lo hacían desear escuchar más de su grave voz; si se esforzaba, podría hacerla pasar por la de Sonic, como cuando después de un arduo entrenamiento y ya sin aliento le dedicaba algunas palabras.
—Sonic… háblame, Sonic… —sus manos habían tomado las mejillas del erizo, para llevarlo a su rostro y poder besar esos labios.
Shadow quería evitarlo, no quería que Tails se asustara y lo apartara, estaba sintiéndose todo tan bien que quería llevarlo hasta el final. Pero tampoco podía evitar querer hablarle a Miles, sabía por experiencia que sus amantes adoraban cuando les hablaba ronco contra el odio, cuando los felicitaba por su obediencia. Debía tener cuidado con sus palabras eso sí, para evitar que el zorrito se desesperara.
—Vamos a hacer algo entretenido Tails… —y el erizo le había atinado al decirle ese apodo, porque las piernas del zorro se habían aferrado con fuerza a su cuerpo, igual que sus manos que se apretaron fuerte contra su espalda— Vas a ser un buen chico —y el gemido ahogado del zorrito le llego directo a sus oídos— y me vas a dejar manejarte ¿si zorrito?
Tails estaba mal, el poder escuchar como el azul le jadeaba en sus sensibles orejas lo estaba volviendo loco. Mordía fuerte sus labios para evitar así que sus gemidos se escaparan de su boca, porque estaba seguro de que quedaría afónico de tanto gemir por las caricias que le regalaba su erizo.
Cuando sintió que este se apartó de su cuerpo, pudo respirar más tranquilo. Pero le duró poco esa tranquilidad al sentir como Sonic lo manejaba como si no pesara nada y al sentir bajo suyo al erizo lo desconcertó por lo fácil que había sido que lo levantaran. Pero se sentía extraño, sus manos se pasearon por el cuerpo que tenía al alcance, dándose cuenta de que lo que acariciaba eran las fuertes piernas y parte de la entrepierna del azul. El susto de tener una parte tan íntima como lo era el falo de Sonic cerca de su rostro lo llevó a sentarse de forma precipitada, pero al mismo tiempo gimió fuerte y se apartó de lo que hacía presión contra sus glúteos «¿E-e-es su cara?, ¿estoy sobre su cara?» Tails estaba un poco aterrado por la situación, al sentir el aliento caliente del otro contra sus nalgas.
Shadow rio, exhalando más de su cálido aliento contra el trasero de Tails. El zorro temblaba entero, sin dejar caer todo su peso contra su cuerpo, que era exactamente lo opuesto a lo que el azabache quería, sentir por completo el suave cuerpo del zorrito sobre el suyo. Busco sobre la mesita lo que con anterioridad había dejado, siendo esto un pequeño tubo de lubricante y unos condones, de los cuales tomo uno para colocarlo en su miembro ya desenfundado.
Sus manos desnudas comenzaron a recorrer las mullidas piernas que tenía enganchadas bajo sus brazos, impidiendo así que se pudiera apartar. Cada roce que daba contra los muslos y glúteos, hacían que el cuerpo ajeno temblara por completo y las suaves colas se esponjaran más, danzando de un lado para el otro, apartándose del redondeado trasero que había comenzado a mecerse suavemente.
—Vamos Tails… trae ese rico trasero aquí, a mi boca. Vamos cariño, te va a gustar… —sus palabras se escuchaban lejanas en los oídos del zorro, quien estaba tan estimulado por las caricias que estaba perdiendo la poca razón que le quedaba.
Tails estaba mareado, el calor que se desprendía de la entrepierna de Sonic lo estaba calentando a él, el sentir como bajo sus manos se encontraba listo y dispuesto el desenfundado miembro del erizo lo estaban haciendo ver estrellas. Era tan extraño que se sintiera tan atraído por ese lugar en particular, cuando en su propio cuerpo el lugar que más placer le causaba era su propio agujero. Pero ahora, lo único que quería era tener ese falo entre sus manos, en su propia boca, dentro de su cuerpo.
Y dicho y hecho, Tails llevo el endurecido miembro a su boca, comenzado a lamer y chupar la punta de este. Pudo sentir el ligero embiste del falo y el cómo los muslos del erizo se apretaban bajo sus manos. Era tan extraño pero al mismo tiempo placentero, sentir esa dureza que se frotaba contra su lengua y mejillas, el extraño sabor y textura en su boca.
—Si cariño… que boca tan buena tienes… —Shadow estaba fascinado, nunca pensó que el zorrito tomaría la iniciativa de hacerle una felación.
Mientras tanto, Tails solo tocaba suave y mamaba lento la punta del miembro, descubriendo su forma y sabor que eran diferentes al sentir el condón contra su boca, hasta que un extraño olor llego a su nariz, desconcentrándolo. Sus orejitas se movieron curiosas al escuchar como algo líquido se embadurnaba cerca de él, produciendo unos sonidos bastante lascivos a su parecer. Sin darse cuenta, sus piernas comenzaron a flaquear, al sentir los piquetes en sus muslos al llevar tanto tiempo arrodillado, se estaba cansando un poco y al estar tan distraído con los sonidos y olores que asaltaban sus sentidos, ni cuenta se dio cuando sus caderas bajaron sobre el rostro ajeno. Y obviamente el erizo no desaprovecharía la oportunidad.
—¡AH! ¡SONIIIIC! —el gemido salió raudo de su boca al sentir como algo húmedo y viscoso había pasado fuerte por la hendidura de sus nalgas, haciendo que nuevamente elevara sus temblorosas caderas.
Shadow solo rio contento con la reacción y ahora ya con sus manos libres y embadurnadas con lubricante, procedió a tomar con la izquierda las nalgas del zorrito para así llevar nuevamente ese redondeado trasero a su cara mientras utilizaba la derecha para lubricar su miembro. Lamía con gula el agujero de Tails, casi con hambre, dando duros lengüetazos intercalados con suaves succiones a la arruga piel que cada vez se hacía más blanda y esponjosa «curioso, pero agradable» pensaba el azabache, quien se encontraba entretenido masajeando y apretando esas llenas nalgas y saboreando el esquivo agujero que intentaba alejarse de su boca.
Tails por su parte estaba perdiendo la cabeza al sentir ese incesante cosquilleo en sus nalgas, tratando de aguantar más y ser partícipe de la faena, llevo sus manos y boca nuevamente al miembro erguido del azul «que rico sabe…» pensaba el rubio, sintiendo ahora el lubricante en su boca, aunque sin terminarle de agradar la textura del condón contra sus labios. No podía (ni quería) dejar de saborear ese falo, se sentía bien dentro de su boca mientras no pensara en esa textura extraña, aunque cuando succionaba más fuerte se ganaba un embiste que chocaba con su paladar, lo cual le daba cosquillas y un poco de arcadas, haciendo que sacara el miembro de su boca en un acto reflejo.
—¡Ahh Tails! —gimió ronco Shadow, comenzando a dar suaves embestidas contra la boca del zorrito, quien de a poco trataba de tomar más del falo.
El erizo por su parte volvió a la carga contra ese apetecible trasero, buscando al mismo tiempo el tubo de lubricante del cual esparció una buena cantidad contra el agujero, comenzando a frotar las yemas de sus dedos contra este. Tails ahora dejaba salir erráticos suspiros y gemidos a cada lametón que le daba al falo del azul y a cada embestida de los dedos que de forma suave comenzaban a deslizarse dentro de él. Cuando los dedos empezaron a embestir rápido y profundo contra su trasero ya sin problemas, Tails no aguanto las sensaciones y tuvo que abandonar su posición para sentarse por completo contra la cara del erizo, agarrándose con fuerza del respaldo del sillón, mientras gemía ya sin tapujos por todas las electrizantes cosquillas. Estaba a nada de tener un orgasmo gracias a los dedos que se empujaban cada vez más duro y profundo en él a pesar de la incómoda posición.
Tails no aguanto más, sus colas se esponjaron y levantaron sobre él, su cabeza se fue hacia atrás dejando escapar un necesitado gemido y su cuerpo entero se estremeció. Sus jadeos fueron bajando en intensidad, regulando su respiración, mientras que los dedos del erizo abandonaban su interior. Por su parte Shadow estaba más caliente que nunca, sentir el suave trasero contra su cuello y mentón solo le causaban ganas de darle mordiscos a esas nalgas, lo cual hizo, haciendo que Tails volviera a suspirar.
—Tails —jadeo el erizo, notando como las colitas se mecían nuevamente de un lado a otro, mostrándose contentas —, vamos cariño, hay que seguir ¿quieres quedarte aquí o prefieres un lugar más cómodo? —los mordiscos y lametones contra las mullidas nalgas solo hacían que el zorro se estremeciera con cada toque, poniendo aún más eufórico al erizo.
—C-cama, vamos a mi cama…
Shadow sin demorar un segundo tiró el condón usado y tomando uno nuevo de la mesa, en conjunto con el lánguido cuerpo de Tails entre sus brazos, se fue a la habitación. No quiso prender la luz del cuarto al tener una agradable penumbra gracias a las luces encendidas del salón, lo que le permitía ver las expresiones del zorrito que llevaba en sus brazos. El erizo se recostó en la cama acomodando su preciada carga sobre él, lo que le permitió poder sentir todo el peso contra su cuerpo de forma reconfortante. Tails no paraba de suspirar, se sentía tan pleno, feliz por todas las increíbles sensaciones que había experimentado con el azul. El fuerte cuerpo bajo suyo se sentía tan bien, al igual que las manos que recorrían sus curvas, igual que esos dedos que ahora volvían a estar en su interior empujándose suave.
—Métemela… por favor… —sus manos buscaron el rostro ajeno, dirigiéndose a besar la boca del erizo.
Comenzó a dejar besitos suaves contra los labios y pequeñas lamidas haciendo que Shadow se entusiasmara más, quien después de colocarse el condón dirigió su falo a la entrada que hace unos momentos estaba masajeando con sus dedos, alineándose con esta. Esa posición era perfeta para la primera vez del zorrito, ya que tendría completo control de sus acciones. Sus manos tomaron suave las caderas de Tail para comenzar a bajar el cuerpo, que con un poco de resistencia permitía el ingreso del miembro en su cavidad «se siente extraño…» los pensamientos de Tails estaban sumidos en las sensaciones nuevas que experimentaba, en sentir ahora algo más duro y largo entrando en él. Antes de tener que separarse por completo del erizo debido a la diferencia de altura, Tails beso por última vez esa boca, con hambre y pasión.
—Sonic… más, dame más de ti… —susurró Tails contra su boca, antes de levantarse por completo del pecho del erizo y dejar caer todo su peso contra la pelvis del otro.
Shadow ahogo un gemido, al sentir de sopetón como el interior de Tails lo apresaba por completo. Había entrado toda su longitud en el pequeño cuerpo, el cual se sentía suave y caliente a su alrededor. Tails le había regalado su primera vez, su primera experiencia, sus primeros suspiros y gemidos. Se sentía muy bien en ese momento, con los suaves movimientos que hacía el zorrito al subir y bajar de forma pausada por su falo, con los llenos glúteos botando sobre su pelvis, con el agarre fuerte de los dedos del rubio sobre su abdomen buscando estabilidad.
Shadow llevó sus manos a tomar las del zorro, entrelazando sus dedos. Esa era la mejor vista que había tenido en mucho tiempo, con el sensual cuerpo del rubio sobre él, dando saltitos más fuertes ahora, gimiendo ya sin control al sentir el golpeteo incesante de ese duro falo en su interior, con las colas erizadas meciéndose sobre su cabeza de forma hipnotizante.
—Tan lindo y suave —jadeaba Shadow, quería sentir más de ese cuerpo, tomarlo fuerte y duro para saciar sus ganas, pero al menos el zorro ahora estaba completamente a gusto dejándose llevar por el placer a su ritmo, pero el erizo quería más…
Sin ningún aviso, el azabache llevo el cuerpo de Tails contra la cama, dejándolo bajo suyo y embistiendo ya sin tapujos. Lo había tomado de tal forma que el cuerpo del zorro se había acoplado dándole un completo control sobre él, dándole camino libre a machacar el pomposo trasero.
—¡SÍ! ¡AHÍ! ¡Ahí! Más… más… —los primeros gemidos por parte de Tails fueron fuertes y agudos, y los que lo siguieron eran bajos gimoteos necesitados. El pequeño zorro trataba de acallar los vergonzosos gemidos al morder sus labios, ya estando en su límite.
Tanto Tails como Shadow estaban a nada de llegar a su orgasmo, por lo que el erizo comenzó a embestir de forma más frenética y el zorro se aferró con más desesperación al cuerpo ajeno, llevando una de sus manos a acariciar su falo para culminar.
—B-b-beso, dame… un beso S…—sus palabras se interrumpieron al sentir de forma brusca los labios del erizo, que comenzó a lamer y a besar, inmiscuyendo su lengua para jugar con la otra.
Todas esas sensaciones llevaron a Tails a un orgasmo descontrolado, haciéndose notar en los incesantes temblores de su cuerpo y en cómo su mano se aferró fuerte contra las púas en la espalda del erizo. Shadow no estaba en mejores condiciones, porque al alcanzar el orgasmo el cuerpo del zorro se había apretado por completo a él, llevándolo a correrse en el interior del condón, que, aunque no era la mejor sensación del mundo, no quitaba el placer que había sentido con el acto de liberar su semilla.
Cuando abandonó el interior de Tails pudo apreciar como la semilla del pequeño se había desparramado contra su vientre, encantándose con la imagen tan caliente del zorrito. El pequeño cuerpo estaba diseñado completamente para recibir, para ser tomado por otro hombre y eso le calentaba la sangre al azabache. Los jadeos del zorrito se escuchaban bajos mientras intentaba recuperar el aliento, lánguido sobre la cama y a punto de dormirse. Shadow se levantó para ir al baño y asearse un poco (además de botar el condón usado) usando una toalla húmeda que llevo luego donde Tails para poder limpiar su cuerpo y dejarlo descansar tranquilo. Una vez completamente limpio y ya con los ojos del zorro destapados, el pequeño cuerpo se acurruco hacia un lado, tapándose con sus colas. Una última caricia por parte de Shadow fue dejada en estas, antes de abandonar la casa, completamente satisfecho.
Tails despertó a la mañana siguiente con el incesante golpeteo en la puerta principal. Se sentía un poco cansado y sus caderas se resintieron al sentarse en la cama, sintiendo pequeñas punzadas placenteras al moverse. El incesante sonido del timbre ni si quiera lo dejo pensar en lo que había ocurrido hace solo unas horas, así que se dirigió lento a abrir, aunque no tenía muchas ganas de recibir visitas ya que necesitaba una ducha y limpiar todo el desastre que vio a su paso en su casa.
—¡Hey Buddy!, ¿qué te demoró tanto?, ya hasta pensaba que no estabas aquí —le reclamó Sonic, quien simplemente ignoro la cara de sueño de su amigo e ingreso a la casa. Nada más pararse en la sala sintió un nudo en el estómago.
—Si, lo siento, me olvidé de hoy. Me acosté muy tarde anoche y aún estoy cansado. Iré a darme una ducha y salimos a Meh-Burgue ¿bien? —Tails se alejó a su cuarto, a paso lento y cansado, sin prestar atención al azul ni al desastre de su sala.
Por su parte, Sonic no podía quitarle la vista de encima al zorro. El meneo de sus caderas lo tenía hipnotizado y el desordenado pelaje le atraía de una desenfrenada forma. «Sí lo hizo, fue real… no, no, no puede ser…» Su mirada recorrió ávida la habitación, tratando de encontrar algo diferente a como la encontró anoche. Pero todo estaba igual…
Los dos platos sobre la mesa del comedor sin usar, la rosa y la caja de chocolates, el sillón con los cojines desparramados y el sutil pero extraño olor que se mantenía en la habitación. No podía quitarse de la cabeza la imagen de su amigo siendo llevado a su cuarto por el azabache. Y tampoco podía entender que lo llevo a entrar a la casa, a observar y escuchar los incesantes gemidos y obscenos ruidos que hacían esos dos. No pudo evitar ir lento al cuarto de su amigo, para observar como este montaba sobre el falo del otro erizo, como gemía desesperado por el placer.
Solo vio y escuchó, como su pequeño Tails ya no era suyo. Y eso no iba a permitirlo.
—Ya estoy Sonic, vamos a comer ¿sí? —y el zorrito aun adormilado se acercó a su amigo para ir a la puerta, sintiendo como Sonic poso su brazo en su cintura, la cual acarició suavemente.
—Vamos buddy…
Sonic no iba a quedarse de brazos cruzados, no ahora, no cuando su zorro al parecer había olvidado lo que había pasado entre los dos.
16
Había pasado casi una semana cuando Shadow asaltó a Tails mientras este entraba a su cuarto en GUN. De forma rápida y certera había vendado sus ojos y se acoplo a su cuerpo, sintiendo el suave pelaje contra el propio, escuchando el jadeo sorprendido del rubio.
—¿Shadow? Qué ha… — y su discurso se cortó a penas los labios del azabache asaltaron los suyos, con desesperación y hambre.
El erizo no había podido sacarlo de su cabeza, no podía olvidar la voz, el sensual cuerpo, la calidez de Miles. Esa noche al volver a GUN, tenía la certeza de que Miles había sido un muy buen revolcón, pero no dejaba de fastidiarle un poco el hecho de que tuviera que aparentar ser el faker para que hubiera ocurrido dicho acto. Se había sacado las ganas, eso era seguro, así que con satisfacción llego a conciliar el sueño.
Pero su cabeza no estaba en paz. Al pasar los días y llevar una convivencia normal con el zorro en donde todo seguía igual sin cambios en su amistad o en su forma de trabajo, algo le taladraba el cerebro cada vez que lo vía. Sus suaves formas, su cálida voz y el meneo de esas esponjosas colas lo hipnotizaban sin darse cuenta ¿será que no había tenido suficiente del zorro?, no iba a ser hipócrita dejando en un pedestal a Miles como la mejor cogida de su vida, había tenido mejores, pero ninguna le había dejado ese sentimiento extraño que le carcomía la cabeza cada vez que se cruzaban.
Decidió, finalmente, buscar alguna presa fácil para sacarse las ansias que le producía el zorro cada vez que se veían. El trato había sido una noche y Shadow quería que fuera así para evitar que Miles cambiara sus afectos hacia su persona, para evitar que los sentimientos se vieran involucrados. Fácilmente encontró a una mujer lista y dispuesta para ser tomada por él, pero a pesar de llegar a su culminación, no había sido lo mismo.
A pesar de sentir una completa satisfacción sexual, ese extraño sentimiento seguía rondándolo cada vez que veía el rubio pelaje del zorro. Así que, ahí estaba ahora, besando con furia y desesperación al pobre zorrito quien tiraba de sus púas para poder alejarlo.
—C-calma… —y su boca fue asaltada nuevamente— No Shadow… tranqui… —y otra vez. El pobre Tails casi ni podía respirar, porque el erizo estaba apretando tan fuerte su cuerpo que le estaba sacando el aire.
Cuando la desesperación por parte de ambos fue tanta, al rubio no le quedó de otra que comenzar a golpear el pecho y los hombros del azabache para hacer notar su malestar. Después de unos segundos el azabache se apartó de su boca, más no de su fuerte agarre.
Tails quito rápidamente la cinta de sus ojos para poder encarar al erizo, quien aún con la respiración agitada no le sacaba la vista de encima. Cuando el azabache comenzó a jalar la base de las colas del rubio, este volvió a golpearlo de forma suave.
—¡Qué te ocurre!, ¡me asustaste!, si no fuera porque reconocí tu loción…—Tails dejó de hablar al sentir como la cabeza de Shadow se apoyaba contra su pecho, comenzando a frotarse en el lugar—. ¿Te encuentras bien?, ¿ocurre algo malo? —sus dedos comenzaron a pasarse suave contra las púas del erizo, tratando de reconfortarlo.
Shadow simplemente no sabía que pasaba. Sentir el calor de Miles lo reconfortaba tanto, se sentía tan bien estar contra ese suave cuerpo. Quería más de esa calidez, así que sin emitir ni una palabra llevo al zorro hasta su cama, donde los recostó juntos. Tails estaba sorprendido, nunca había visto al azabache actuar de esa forma por lo que sin objetar dejó que el erizo se acomodara contra su cuerpo y lo dejó dormitar, mientras acariciaba de forma suave y reconfortante el cuerpo del contrario.
—Quiero acostarme contigo de nuevo Miles —le soltó el erizo.
—Q-que… pero dijiste que solo…
—Se lo que dije, pero ahora quiero tomarte de nuevo.
Tails tenía sentimientos encontrados con esa petición. No iba a negar que la noche que pasaron juntos y los jugueteos previos a esa vez fueron realmente placenteros, pero no había sido totalmente reconfortante para su corazón. Levantarse esa mañana completamente adolorido y sin señales del otro, el ver posteriormente a Sonic tan atento y radiante con él ese día, le había causado una pesadumbre en su corazón al reconocer que había faltado a su promesa, su moral estaba por el suelo al sentir que, realmente, le había fallado al azul.
Pero no podía negar que extrañaba el calor de otro cuerpo, los besos que ya calaban hondo en su memoria… el dolor se iría eventualmente, tal vez podía resistirlo a cambio de todas esas placenteras sensaciones.
—De acuerdo, una vez más… —y apenas dijo esas palabras Shadow comenzó a besarlo nuevamente. Tails tuvo que recurrir nuevamente a los golpes que solo le hacían cosquillas al erizo— Aquí no bruto…
—Ahora —dijo tajante, acomodándose sobre el cuerpo del rubio.
—No, aquí nos pueden ver —Tails tuvo que empujar fuerte al erizo para quitárselo de encima, haciendo que callera en la cama.
Shadow estaba enojado y fastidiado ¿qué hacía ahí en primer lugar?, fue casi en automático que, al ver al rubio entrando a su habitación, le saltó encima. Eso no era normal, no era lógico ni civilizado. Pero ver como el pequeño zorro se movía por la habitación le llenaba de una sensación tan cálida y reconfortante que todos sus turbulentos pensamientos se iban.
—Bien, de plano, no puede ser aquí —claro que no, después de todo Sonic cada vez pasaba más tiempo en GUN—, y deberemos ponernos de acuerdo, porque tengo mucho trabajo aquí en el laboratorio y no puedo ausentarme…
—¿Tengo que pedir cita para poder acostarme contigo Miles? —comentó irónico, soltando una risa sardónica.
—No se trata de eso. Tower me encomendó hacer un registro maestro de todos los experimentos e investigaciones que se están llevando a cabo, como va a llegar un nuevo jefe del área de investigación, quiere entregar todo al día.
—Por eso te saco del equipo de agentes de apoyo ¿no?
—Si, por eso estoy pasando tanto tiempo aquí y por eso no puedo andar cansado en el trabajo —y Tails miró a Shadow al decir eso, quien simplemente sonrió y se lamio los colmillos de forma lasciva, haciendo sonrojar al rubio.
—Muy bien, si esa es la única forma. Ya que tienes una agenda “taaan” apretada, dame tus horarios disponibles y veré la forma de coincidir con él.
—Está anotado en la pizarra.
Y el azabache se extrañó por ese comentario. Cuando se levantó de la cama, pudo ver a lo que se refería el zorro. En la pizarra cercana al escritorio, se encontraba un itinerario detallado de lo que restaba del mes, con espacios donde los nombres “A y R” y “noche de chicos” llenaban los espacios de los fines de semana libre (fuera del horario laboral del zorro). Algunos tardes y noches las pasaba en GUN, otras decían reunión, pero no había espacios en blanco, porque todos los que él suponía eran sus horas libres, decían “SONIC”, extrañamente, con un estilo de caligrafía diferente.
—No hay espacio —le gruño al zorro.
—¿Cómo?, claro que sí —y Tails se acercó a mirar. Soltó un suspiro cansado —. Lo siento, Sonic debió venir a la hora del almuerzo a llenar todo —y procedió a borrar la mayoría de los “SONIC” escritos en la pizarra.
—El faker ha estado muy al pendiente de ti —le comentó, mientras analizaba los horarios libres.
—Solo esta aburrido porque Tower no le ha dado misiones y todos tenemos bastante trabajo por aquí. Tengo que salir en unos minutos, si quieres puedes venir después a revisar… —le comentó un tanto tímido.
—No. Ya lo decidí —y su nombre fue dejado en la primera tarde libre de esa semana, que era en dos días más.
De la nada la puerta se abrió, dejando ver a un erizo azul con el ceño fruncido, quien parecía que le saltaría encima a alguno de ellos en cualquier momento. Shadow dejo tranquilamente el plumón en el mesón, alerta por el estado del azul.
—¡Hey chicos!, ¿qué hacen aquí los dos?, tan solos… —y se acercó a ambos, viendo lo nervioso que se colocaba Tails.
—Solo hablábamos faker, no seas un esposo gruñón. Nos vemos Miles, prepárate… —y Shadow se fue, dejándolos solos.
Sonic se sentía molesto por el simple hecho de que esos dos estuvieran juntos. Aún recuerda la fatídica noche en donde los vio, pero parecía que nada había sucedido porque ambos se comportaban como siempre. Pero ver que estaban juntos en la habitación del zorro…
—Sonic voy de salida ¿necesitas algo? —le preguntó el zorrito, tomando su mileselectric. Cuando volteó a verlo, Sonic estaba frente a su pizarra.
—¿Por qué no están mis citas contigo?, ¿por qué esta Shadow ahí? —preguntó, a lo que simplemente tomó el plumón y comenzó a llenar (nuevamente) todos los espacios libres.
—¡Sonic no hagas eso! —e intentó quitarle el plumón a su amigo, quien con solo estirar su mano por sobre su cabeza ya ganaba esa contienda contra Tails.
Sonic no pudo evitarlo y con su mano libre, agarró la cintura del zorro, mientras giraban aun en esa infantil disputa. Ver de cerca a su amigo era todo un deleite para el azul, haciéndolo sonreír. Cuando Tails hizo un puchero y dejó de estirar sus manos, Sonic supo que ya había sido suficiente, entregándole por fin el plumón al rubio, quien se dirigió a modificar nuevamente su pizarra.
—Vamos Tails, no me borres de ahí, me lastimas con eso —se quejó el azul, afligido.
—No puedo estar en cada momento libre que tengo contigo Sonic…
—Pero con el imbécil de Shadow si…
—¿Te das cuenta de que él solo se anotó un día?
—¿Y qué tanto necesita de ti?
—Solo es para hablar de una misión…
—Ya no eres un apoyo técnico, ya no vas a misiones.
—¡Pero sigo trabajando aquí!, ¿qué te ocurre Sonic?, si no te conociera diría que estas celoso jajaja —y Tails se calló al ver el asombro en el rostro de su amigo.
A Sonic se le vinieron muchas imágenes mentales al escuchar esa palabra, “celoso”, le recordaba a esa caliente noche que paso con su zorrito, noche que no había podido sacarse de su cabeza y que trataba de olvidar de forma infructuosa.
—¿S-Sonic? —y el erizo reaccionó al suave llamado del rubio, quien ahora se encontraba acorralado contra la pared. No se había dado cuenta en qué momento lo hizo, pero tener nuevamente bajo suyo al zorrito le encantaba.
—Sí —fue su única palabra, antes de abandonar la habitación rápidamente.
Tails estaba temblando. Sentir a Sonic de esa forma le había desbocado el corazón y calentado su vientre. Se ruborizó por completo ante la afirmación de su amigo, «Pero no puede ser verdad ¿cierto?, tal vez esta celoso porque ya no pasamos tanto tiempo juntos…». Si, eso debía ser.
Cuando iba a salir de su habitación, le llamó la atención que, nuevamente, su pizarra estaba llena del nombre de Sonic.
—Tonto… —y sonrió contento.
17
—¿Por qué no me puedo quedar? —preguntó enfadado Sonic, a un nervioso Tails quien trataba de sacarlo de su casa.
—¡Porque no!, es una conversación privada Sonic. En primer lugar, no sé porque viniste si claramente viste que estaría ocupado con Shadow y en segundo lugar… ya vete, debe estar por llegar.
—¿Qué tan privada puede ser una conversación de trabajo? —preguntó enfurruñado frunciendo el entrecejo.
—¿Tal vez una misión en donde tú no puedes ni debes meter tu nariz? Por favor, Sonic, no quiero tener problemas con Shadow.
—Pero yo…
—Te lo compensaré ¿sí?, pídeme lo que quieras luego, pero por Caos, vete ya —Tails ya estaba perdiendo la paciencia.
Sonic no quería irse, no quería dejar a esos dos solos, tenía una ligera sospecha de lo que ocurriría y se moría por dentro al pensar que esos dos tuvieran algo. Era un idiota indeciso, no quería atarse a Tails pero tampoco quería que el zorrito fuera de otro.
—¿Lo que yo quiera? —preguntó el azul.
—Si, si, ahora vete —le suplico prácticamente. Y Sonic por fin se fue, dejando una estela azul a su paso mientras bajaba de la colina donde se encontraba la casa de Tails.
Tails cerró la puerta suspirando mientras se recargaba en esta, aliviado de ya no tener a Sonic ahí.
—Pensé que nunca se iría — dijo Shadow, cerca del zorrito quien dio un saltito.
—¡Bruto!, me asustaste… —y al mismo tiempo se ruborizó, porque el erizo se abrazó a su cintura— ¿cuánto tiempo llevas esperando?
—Unos quince minutos, tiempo que el faker me quito… —le comentó molesto. El zorro se alejó de sus brazos para dirigirse a la mesa del comedor donde comenzó a recoger los platos de la cena, dejando a la vista de Shadow el sutil conjunto de ropa que usaba, un pañuelo al cuello, el sweater celeste de cuello ancho y un short holgado color blanco.
—Lamento eso, no sé qué le ocurrió… pero no te preocupes, no creo que demoremos tanto —mencionó sin miramientos Tails, dejando la loza sucia en la cocina.
—¿Por qué sería eso zorrito? —preguntó el azabache, siguiendo con la mirada el suave cuerpo que se movía de allá para acá.
—Y-yo… me preparé como me dijiste —comentó, desviando la mirada, completamente sonrojado por la vergüenza. Para evitar esa bochornosa situación, desenrollo de su cuello un pañuelo blanco con el que cubrió sus ojos, quedando a la espera de que el erizo se acercara.
Shadow no terminaba de entender las palabras del rubio, hasta que vio como bajaba el short que usaba y se recargaba contra la mesa, levantando el trasero y exponiéndolo en su dirección. Cuando levanto las colas Shadow entendió a lo que se refería, el pequeño zorro estaba usando un plug anal, decorado con una gran gema verde. La excitación fue tanta al ver a Miles en ese estado que su miembro inmediatamente se endureció.
—No me refería a esto, pero… no me desagrada —le comentó, mientras se acoplaba al turgente trasero, comenzando a rozar su falo entre las nalgas del rubio, que suave comenzó a suspirar.
El erizo busco entre sus púas un condón y lubricante, sacando sus guantes para disfrutar del suave pelaje del rubio quien solo se dedicaba a suspirar y gemir bajito, moviendo sus caderas para que sus glúteos se frotaran contra el falo ya viscoso por el preseminal.
—¿Quieres que te tome de esta forma Tails?, ¿así de sumiso estarás para mí? —preguntaba el azabache a medida que se arrodillaba tras el rubio, dejando el pomposo trasero a la altura de su rostro.
—S-si… ¡aah!, así… —gemía Tails, ya un tanto desesperado al sentir como las grandes manos del erizo amasaban su trasero y la boca de este depositabas besos contra sus glúteos.
—Tan lindo Tails, tan mío… — y la boca de Shadow comenzó a juguetear con el plug empujándolo con su lengua y tirándolo con sus dientes, haciendo gemir al zorro. Una cantidad de lubricante fue esparcido entre los glúteos, para que con cada movimiento del plug este fuera ingresando de forma lenta.
—¡Mmph! Si Soniiiic, así cariño… —Tails ya estaba completamente perdido en su fantasía, ansiando cada vez más las caricias de su erizo azul.
Pero Shadow sintió enojo al escuchar cierto nombre, así que, enfadado se levantó de su lugar y sin miramientos jaló el plug, produciendo un fuerte gemido en Tails en conjunto con el obsceno sonido del juguete al sacarlo.
—¡SONIC! —gimió fuerte el zorrito—, b-bruto, me dolió…
—No pareciera zorrito… —y volvió a su lugar, comenzando a dejar fuertes y desenfrenados lametones al agujero ya rojo y dilatado del rubio, sacándole más gemidos desesperados.
—Y-ya no más… Sonic, me estas ¡Aah!, volviendo loco… —y claro que lo estaba, sentir la lengua del azul dentro de él era alucinante, le estaba haciendo ver estrellas prácticamente.
—Y lo haré aún más Tails… —le dijo, cuando abandonó su posición, posicionándose tras el rubio. De forma rápida se colocó el condón y se encimo al cuerpo ajeno alineándose con este.
—C-colitas… —susurro bajito Tails, cuando sintió el cuerpo del erizo sobre el suyo, quien dejaba besos y mordiscos en su cuello y hombros—, llámame así…
Shadow se sorprendió con la petición, pero la cumplió. Penetrando a Tails de un solo empujón, agarrándolo fuerte sin darle oportunidad de apartarse de su cuerpo.
—¿Así lo querías colitas? —le jadeo en el oído, comenzando a gruñir a medida que sentía la estreches del zorro, aunque no estaba seguro si era por la fuerte arremetida que le dio o por el apodo dicho.
El pobre zorrito estaba temblando entero, reteniendo el aire y mordiendo fuerte sus labios. El erizo lo había penetrado tan fuerte que una corriente de placer y dolor lo había atravesado hasta sus orejas. Y el escuchar ese apodo solo hizo que su lívido creciera más, haciéndolo tener un orgasmo seco que hizo que sus piernas temblaran fuerte y su cavidad se contrajera más contra el falo del erizo.
—Sííí… m-más Sonic… —y la voz de Tails salió temblorosa y jadeante.
Shadow no espero nada más y comenzó a penetrar fuerte y duro contra el caliente agujero. Eso se sentía demasiado bien y la posición lo beneficiaba al darle un control total del tembloroso cuerpo del zorrito que gemía sin parar. Se levantó del cuerpo de Tails para poder apreciar la obra que era este, aferrándose como podía a la mesa, con las colas a ambos lados moviéndose erráticamente, con su cintura siendo aferrada por las fuertes manos del erizo, con los turgentes glúteos botando sin parar a medida que arremetía contra ellos.
—Eres exquisito colitas… tan bueno y suave —y con cada palabra que decía el azabache los gemidos se hacían cada vez más ahogados y necesitados.
Tails se sentía en un limbo de placer desmedido, porque Sonic lo estaba tomando fuerte y duro y al mismo tiempo le decía palabras lindas contra el oído. Sentía que se correría en cualquier momento, porque su erizo arremetía una y otra vez en un punto cosquilleante en su interior.
—¡Soniiiic!, ¡b-bésame!, dame un… dame un beso… —sentía su culminación tan próxima, que llevo una de sus manos a masturbar su miembro, para alcanzar el tan deseado orgasmo.
Shadow quien también se sentía en su límite, volvió a aferrarse al cuerpo del zorrito, girando el rostro de Tails para llegar a su boca que lamió con desenfreno y gula, saboreando los mullidos labios y succionando la lengua, sintiendo como poco a poco su vientre se contraía formando el pronto orgasmo. No podía evitar pensar que, a pesar de todo y arrepintiéndose de sus anteriores palabras, ese pequeño zorro era realmente una de las presas más exquisitas que había cazado.
El desenfreno era tanto que el beso se rompió para dar paso a los gemidos necesitados de Tails y a los gruñidos de Shadow, quien con una última estocada derramo su semilla en el interior del zorro. Los jadeos fueron calmándose al pasar los minutos, ambos sin abandonar aún esa posición. Las colas del zorro se enredaron contra el cuerpo ajeno cubriéndolo como una cálida manta, dándole cariño con sus suaves toques. Al momento de apartarse Shadow del cuerpo del rubio, dejo caricias en la cintura y glúteos a medida que sacaba su miembro de la enrojecida entrada.
—Tan lindo y bueno colitas… —le dijo, viendo como el rubio reaccionaba al apodo al dar su cuerpo suaves temblores. Cuando terminó por sacar su miembro, la felicidad que sentía se esfumo al ver como su simiente era apresada por el plástico— la próxima vez, será sin condón dulzura, tenlo por seguro —y una palmada fue dejada en el trasero de Tails, sacándole un jadeo.
Mientras ambos terminaban su labor de asearse, una tercera persona se alejaba furioso y lleno de arrepentimiento de la puerta entreabierta que conectaba la casa del zorrito con su taller.
18
El héroe más grande de todos los tiempos, el ser más veloz del planeta, el espíritu libre y sin ataduras terrenales, nunca pensó que se sentiría así. Ni si quiera sabía que era lo que estaba sintiendo realmente y eso desconcertaba horriblemente a Sonic.
La noche anterior tomó una de las peores decisiones que haya podido tomar (una más para variar). Decidió espiar a Tails nuevamente y la sorpresa que encontró le partió el corazón y lo lleno de una ira desmedida que no supo cómo fue que controló. El shock fue tanto, que sus ojos no pudieron apartarse de lo que observaban.
Nuevamente presenció como Shadow tomaba sin mesura el cuerpo de su pequeño zorrito, como lo sometía y hacía suyo. Pero eso no fue lo que causo esos sentimientos extraños en él, fue el hecho de haber escuchado su nombre siendo pronunciado en esa caótica escena. Su nombre, siendo gemido y suplicado por Tails, por su Tails. Su corazón había comenzado a latir deprisa al escuchar su nombre en labios de su querido zorrito, haciéndolo estremecer entero, pero su extraña felicidad había sido opacada al escuchar como el idiota del erizo azabache comenzaba a pronunciar el apodo que con tanto cariño él le había dado a su rubio amigo. “Colitas” no podía ser pronunciado por nadie más que no fuera el dueño de ese apodo, solo él podía llamar de ese modo a su pequeño zorro, solo él debía tomar el cuerpo de su amigo, solo él debía de hacer enloquecer de pasión al rubio. No ese idiota de Shadow, no cualquier otro imbécil como Mike o Zero, nadie debía de tener de esa forma a Tails. Nadie excepto él.
Y ahí era donde sus demonios internos salían a flote para enloquecerlo, para recordarle que él mismo había rechazado los afectos de su amigo, que el mismo cerró la puerta de una intimidad mayor con su pequeño zorro. Que él le negó su amor a Tails. ¡Es que era tan complicado!, por un lado estaban sus aprensiones respecto al género del zorro y a su invaluable amistad, pero por otro estaban esos celos enfermizos que sentía cada vez que Tails estaba con otro hombre, cada vez que veía como les sonreía, como les hablaba, como los miraba. Y era en ese punto donde Sonic sentía miedo de lo que podía llegar a hacer, pero no podía soportar el ver a su pequeño zorro en manos de otro, ya no más.
Así que de una forma extraña, su cerebro había trabajado en tiempo récord para crear un plan. Desquiciado, pero que tal vez le serviría para aclarar todas sus dudas. Y así fue como llegó a la enfermería esa mañana, buscando a Amy con desesperación para pedirle un examen médico.
—¿ETS Sonic?, ¡es en serio!, ¡con quién te fuiste a meter para necesitar esto por Caos! —le reclamó su amiga.
—No es que sienta algo extraño Ames, es con otros fines…
—¿Qué fines puede tener este examen si no es por algo extraño?
—Solo quiero… quiero que sea seguro… —y su vista vagó por el lugar, un tanto avergonzado por sus pensamientos.
—¿Seguro?, no me digas que… ¡Tienes pareja Sonic!, ¡encontraste una buena chica y por eso quieres cuidarte! —prácticamente gritó entusiasmada su amiga.
—¡N-no es así!, ¡o sea sí, en parte!, p-pero…
Pero no iba a contarle a su amiga que, en sus pensamientos, solo estaba la estúpida frase del aún más estúpido erizo azabache “—La próxima vez, será sin condón—” y recordarlo solo lo llenaba de una furia catastrófica, porque lo único que quería era estrangular a ese malnacido. Porque nadie, absolutamente nadie, tomaría de esa forma tan íntima a su zorro, solo él podía, nadie más, solo él. Y para que eso fuera posible debía estar completamente sano para el pequeño y aunque llevara meses sin acostarse con nadie, era mejor prevenir que lamentar.
—Está bien que te cuides Sonic, eso habla muy bien de ti. Es bueno saber que por fin encontraste a una chica buena y que dejaras a esas de dudosa reputación —y Amy le extendió un frasco—, no era bueno para tu salud mental. Tener una pareja estable te ayudara a tu bienestar emocional amigo ¡estoy tan contenta por ti!, eso sí, de todas formas, debes usar preservativo si no quieren un embarazo temprano, siempre he pensado que es mejor que la pareja se conozca bien antes de pensar en hijos… —y su discurso siguió, sin ser escuchado por el azul.
Sonic había perdido el hilo de la conversación en el momento que Amy mencionó la palabra “embarazo”. Su pequeño zorro era un macho, no podría embarazarse, pero no negaba que la idea de correrse una y otra vez en el interior de Tails le resultaba demasiado tentadora, llenarlo con su simiente solo reforzaba esa idea de posesión que rondaba por su cabeza. Para eso era este examen, al fin y al cabo, porque él quería tomar a Tails de la forma más íntima posible, de la más profunda posible.
—Vamos Sonic, llena ese frasco para poder sacarte la muestra de sangre —le apuró su amiga rosa.
Ni tonto ni perezoso el erizo de apresuro a colaborar con las indicaciones de la eriza y fue mientras era pinchado por la aguja, que entró Tails y Rookie a la enfermería encontrando la escena.
—¿Te sientes mal Sonic?, no es propio de ti venir acá por salud —le comentó Tails, mientras se acercaba a su amigo.
—Debes estar muy mal para dejar que Amy te revise Sonic —mencionó el lobo.
—No es nada de eso chicos, solo es rutinario, tranquilos… —y Sonic tuvo que aguantar su enfado al ver el bamboleante pero extraño y lento caminar de Tails, entendiendo porqué le ocurría, comenzando a bullir la rabia en su interior.
—Todo listo Sonic, por la tarde te tendré los resultados —dijo Amy, al terminar de etiquetar las muestras—. ¿Qué te trae por aquí Tails?, ¿aún sigues con dolores en tu cadera?
—A-algo… podrías darme algún relajante muscular, más que nada para aliviar la molestia.
Sonic abrió grandes los ojos al escuchar la conversación, sabiendo a que se debía el dolor de su amigo, pero extrañado de que la eriza lo supiera también. Amy a pesar de ser una muy buena amiga, también era un poco chismocilla y dejaba salir bastante fácil la información, cosa que hacía peligroso el contarle algo tan íntimo como lo que paso Tails.
—Debes de tener más cuidado con esas feas caídas Tails, en especial porque si caes nuevamente de las escaleras en tu casa y pierdes la conciencia, ninguno podrá ayudarte. Cuida tus colas también, otro golpe directo puede provocar mucho daño.
«Ella no lo sabe, Tails le mintió» pensó el azul, mientras veía la cara avergonzada del rubio.
—Yo te sugeriría reposo absoluto, pero como sé que estas ocupado con tu trabajo, no gastaré mis palabras —y la rosada le extendió unas pastillas y una pomada —. Estas cada ocho horas y la pomada puede ayudar a aliviar de forma rápida algún malestar puntual en la zona.
—Gracias Amy, me has salvado… —y le sonrió— ya debo irme, aprovecharé que Tower canceló la reunión para descansar un poco.
—Yo te llevo Tails, se ve que estas mal, no te esfuerces. Gracias por la ayuda Ames, vendré por la tarde.
—No hay de que Sonic, cuídate y espero con ansias el día en que nos presentes a la afortunada —se despidió la rosada, mientras Sonic y Tails abandonaban la enfermería.
—Voy a cargarte Tails, así iremos más rápido y no sentirás tanto dolor —comentó al estar en el pasillo y notar el nerviosismo del zorrito.
—N-no te preocupes, puedo…
—No te pregunté, dije que lo haría —y la voz del azul había salido seria, estremeciendo al zorrito, quien solo sintió como era cargado por el erizo de forma nupcial. En un santiamén ya se encontraban en la habitación del rubio.
De forma rápida Sonic revisó la pizarra del rubio para verificar que sus citas seguían ahí y que el azabache no tenía ninguna. Pero se había equivocado, porque el muy cretino estaba anotado en el espacio libre del domingo, aún lado de la “noche de chicos”.
«Maldito infeliz, no ha pasado ni un día y ya quiere repetir» pensaba furioso.
—Gracias por traerme Sonic, quiero descansar un poco, si no es molestia… —le comentó el zorro, tratando de no ser descortés con el erizo al estar prácticamente echándolo de su habitación.
—¿No te tomaras la pastilla?, sería mejor que aplicaras también la crema Tails… —dijo, tratando de calmar su enfado— puedo hacerlo por ti, recuéstate y lo haré.
—Y-yo no creo que… —y las palabras se detuvieron, al ver el imponente cuerpo de Sonic acorralándolo contra la pared, mirándolo serio.
—Insisto —y la voz de Sonic salió grave y ronca, haciendo estremecer al zorro—. Recuéstate, deja que te cuide Tails…
Y el pobre zorro sintiéndose un tanto intimidado, procedió a tomar raudamente la pastilla y a acostarse boca abajo en su cama. Estaba sumamente nervioso, porque hacía tantos meses que no compartía algo así de intimo con su amigo, que temía arruinarlo de nuevo.
Si Tails estaba nervioso, Sonic estaba expectante. Porque no podía apartar su mirada de esas turgentes piernas y llenos glúteos, de las esponjosas colas que tímidas intentaban esconderse entre las piernas de su dueño. Respirando profundo y tratando de calmarse, Sonic se sentó en la cama lo más cerca posible de Tails y no habiendo pasado ni un segundo y llevado por su calentura, jaló fuerte las colas del zorro desde su base para apartarlas de su objetivo.
—¡S-Sonic! —había gemido Tails, excitado por el placer que lo recorrió entero—, c-cuidado, ahí es donde me duele… —mintió, tratando de desviar la atención del erizo.
Pero Sonic no era idiota (tanto) y sabía perfectamente que ese gemido había sido de gozo y no de dolor, porque él sabía que ese punto era sumamente erógeno para el zorro.
—¡Aquí es donde te duele?, déjame calmarte entonces… —y sacándose sus guantes, tomó una porción del ungüento entre sus dedos calentándolo de a poco. No demoró más que unos minutos en llevar su mano derecha directo a la base de las colas, frotando con el pulgar la sección de piel que se dirigía hacía la hendidura de las nalgas.
Tails se había aferrado con desesperación a su almohada, tratando de acallar sus gimoteos que salían raudos gracias a la caricia del azul. Ese lugar era desconocido para el zorro, que ahora era frotado con insistencia por el erizo que cada vez bajaba más su pulgar por sus nalgas, llegando casi al punto de rozar su agujero, haciendo que Tails rodara los ojos por la excitación.
Y Sonic también estaba calentándose de forma rápida, porque escuchar los gemidos ahogados de su zorrito y el cómo perseguía con el bamboleo de sus caderas las caricias dadas a ese lugar lo desquiciaban. Pero debía parar, debía tener autocontrol. Así que apartó sus dedos de ese placentero lugar y dirigió sus manos a acariciar el área de la cadera, dando ligeros apretones a la suave carne y deslizándose con gentileza por la curva de la estrecha cintura. El masaje se volvió lento y suave, calmando las ansias de ambos, bajando la temperatura.
La caricia continuó varios minutos, inclusive, Sonic pensaba que Tails se había dormido y efectivamente, así fue. Cuando el erizo escuchó el suave respirar de su zorrito, depositó un suave beso cerca de una de las orejas de Tails, lo arropó y se fue de la habitación. Debía seguir con su plan, así que ahora solo faltaba sacar a Shadow del juego.
19
Era noche de chicos y como ya era costumbre, Knux ya estaba contento gracias al alcohol ingerido, soltando la tan ansiada pregunta:
—¿Cómo es eso de que tienes novia Sonic?
Sonic escupió parte de su cerveza y de fondo se escuchó un plato romperse. Sorprendido, el azul vio como lentamente Tails se agachaba a recoger el desastre.
—¿De dónde sacaste eso Knuckles? —contra preguntó el erizo.
—Amy —y aprovecho de comer de los pequeños sándwiches que había preparador Tails, cuando trago, continuó—. Le contó a Rouge que estaba contenta porque por fin el otro de sus atolondrados hermanos tenía pareja. ¿Lo puedes creer?, ¡nos dijo idiotas! —reclamó.
Sonic se rio del desplante de su amigo, pero al ver como Tails se acercaba en silencio lo desconcertó. Algo le ocurría y no tenía que ser muy inteligente para darse cuenta de que lo que dijo Knux, no termino de agradarle. Tal vez podría sacar provecho de eso.
—Pues no es mi novia como tal… —comenzó, dando tragos a su cerveza—, es más bien un sueño... Tal vez en un futuro, cuando me acepte, sea mi pareja…
Y los ojos se Tails se volvieron brillantes, pero por malos motivos. El pobre zorro sentía que se destrozaba por dentro, al saber que, efectivamente, su amigo azul había encontrado el amor por fin. La noche anterior cuando Amy les comentó este suceso a él y Rouge, no podía creerlo, pero ahora que era el propio erizo quien lo confirmaba, no podía negarse más a la realidad. Sonic nunca sería suyo.
—¿Y cómo es?, ¿esta buena?, tú tienes estándares bastante altos erizo —le preguntó el rojo.
—Pues… es simplemente sensacional. Tiene unos ojos preciosos y su pelaje es tan suave. Su cuerpo es… no sé cómo describirlo, es alucinante. Y su-su cola es increíble, tan suave y esponjosa. Tiene unas orejitas tan tiernas que dan ganas de morderlas y… —y su charla se detuvo, al ver como Tails se levantaba del sofá, disculpándose para ir al baño.
—Nunca habías descrito a una mujer así amigo. ¿Ya te acostaste con ella?, siempre he pensado que tener relaciones sexuales con quien tu amas, es lo mejor que te puede pasar. Hacer el amor en toda la definición de la palabra.
—Pues sí, pero… quiero confirmar esto que siento, antes de ir con todo.
Y la conversación cambió pasando a otros temas menos profundos, volviendo a retomar su competencia de videojuegos. Cuando Tails volvió los encontró así, discutiendo por quien era el ganador de esa noche. Pudo calmar su malestar al pasar esos minutos a solas, dándose ánimos porque, al fin y al cabo, ese día llegaría. El día en que Sonic encontraría el amor y quisiera formar una familia. No podía ser tan egoísta con el azul, él también estaba tratando de avanzar, de forma turbulenta y nada noble, pero avanzaba.
Cuando la velada termino y siendo pasadas las dos de la madrugada, debido a la hora Knux se quedó en casa de Tails, donde se acomodó en su sillón favorito y se durmió, simple y llanamente. El pequeño zorro solo rio, al menos mañana solo tenía que ir a GUN unas pocas cosas por la tarde, lo que le permitiría dormir sin preocuparse. Pero si había un problema y ese era Sonic, que no se despedida, lo que extraño al rubio porque desde el momento en que se le declaró, el azul nunca más se quedó a dormir en su casa.
—Déjame dormir contigo Tails —dijo Sonic tras él.
—¿Q-qué? —el rubio no podía creer lo que escuchaba, pero al sentir las manos del erizo sobre sus hombros lo hizo reaccionar—, n-no Sonic… es mejor que vayas a tu casa…
—Dijiste que me compensarías ¿lo recuerdas? —y la voz se hacía cada vez más baja a medida que seguía al escurridizo zorrito que se paseaba por la habitación apagando las luces.
Cuando ya estaba en la puerta de su cuarto, el zorro hablo.
—Eso es trampa… —suspiró, al sentir como el erizo se abrazaba a su cintura, apoyando su mentón contra su hombro.
—Es ser astuto zorrito —y Sonic sonrió feliz al sentir como las colas de este se enredaban contra su cuerpo, dándole calor.
Así avanzaron por la habitación, hasta que fue inevitable que Sonic soltara a Tails cuando este cambio su rumbo al baño. Raudo se sacó sus guantes, zapatillas y calcetas, y entro a la cama, a esperar al rubio. Su corazón latía desbocado porque podría dormir abrazando el cálido cuerpo de su pequeño, por fin sentiría nuevamente su calor.
Cuando vio salir al rubio del baño ya sin su indumentaria y la ropa que estuvo usando esa noche, pudo notar levemente la entristecida mirada del zorro. Este se acostó dándole de inmediato la espalda, tratando de alejarse lo más que podía del erizo. Sonic sin hacer caso al malestar que mostraba su amigo, fue a tomar ese suave cuerpo entre sus brazos, acoplándose a él.
—N-no Sonic… por favor… —gimoteó el pequeño.
—¿Tanto te desagrada mi presencia ahora?, pensé que seguíamos siendo amigos… seguimos llevándonos bien al fin y al cabo… —le susurró a la oreja del zorrito, la cual se movió evitando el cálido aliento.
—N-no es eso —dijo suave el zorro—, creo que no deberías hacerle esto a tu chica… e-es extraño que seamos tan cercanos cuando a-a ti te gusta alguien más… —su voz se escuchaba entrecortada, casi a punto de llorar.
Sonic tuvo que calmar su furia unos minutos, porque no podía creer que Tails fuera tan sínico de decirle esas palabras «Eres tú el que se acuesta con otro y gime mi nombre» pensó con rabia el azul. Aunque Sonic no podía ser tan duro con las decisiones de Tails, ya que al fin y al cabo él lo había rechazado en primer lugar. Pero lo enmendaría, claro que lo haría.
—Ha de ser muy bonita ¿cierto?, como para que te guste tanto y seas tan serio… —comentó triste Tails.
—Lo es, como una brillante estrella —y el abrazo se hizo más apretado a medida que Sonic hablaba, respirando profundo el agradable olor de Tails, sintiendo en sus manos el suave pelaje del vientre y la calidez de las colas que se habían posado sobre sus piernas como una esponjosa manta.
—Me alegro mucho por ti Sonic… me hace feliz que encontraras el amor —susurró el rubio, aguantando un sollozo al morder fuerte sus labios.
«Oh cariño, sin tan solo supieras que eres tú…» y su rostro se enterró contra el cuello ajeno buscando calor.
—¿Aún te duelen tus caderas Tails?, ¿cómo te has sentido? —preguntó casi en un susurro, acariciando suave el área disponible.
—Mejor… ya no duele, no te preocupes. A dormir Sonic, es muy tarde ya —susurró también el zorrito, comenzando a dormirse gracias a las caricias.
Sonic siguió despierto un rato más, trastabillando en la decisión de seguir su plan o no. No quería dañar a Tails, pero quería terminar de espantar a sus demonios que no lo dejaban decidirse. Así que, con esos turbulentos pensamientos, se durmió.
20
Hoy era el gran día y esa tarde, Sonic fue a encarar a Shadow, al cual encontró en una de las salas de entrenamiento. Fue claro y preciso con su mensaje.
—No te acerques más a Tails —le gruño prácticamente.
—En qué sentido faker —gruño también. No le agradaba el tono empleado por el azul y mucho menos la pose amenazante que mostraba.
—Los vi y escuché. No eres el dueño de su afecto, ya no lo busques.
—Ja, eres un voyerista. Aunque en eso te equivocas faker, porque a pesar de que sus gemidos no digan mi nombre, no pasará mucho tiempo antes de que eso cambie.
Y Sonic se enfureció de solo pensar a su pequeño zorrito gimiendo el nombre del azabache. De un rápido movimiento se acercó a intentar asestarle un golpe, sin éxito.
—Tu eres el que debería dejarlo en paz. Ya lo rechazaste, deja que te olvide, porque hay otros que si quieren tener el amor y el cuerpo de Miles.
—¡Nunca!, ¡nadie tiene lo necesario para estar con Tails! —y el enojo del azul crecía cada vez más, a medida que el azabache esquivaba sus golpes.
—Siempre hay alguien mejor que uno. Además, Miles no es tonto, se dará cuenta tarde o temprano que soy mejor opción que tú. Tanto en lo emocional como en lo sexual —y ese último comentario calentó la sangre de Sonic, quien en un solo parpadeo había logrado conectar un golpe en la mejilla del azabache.
—Tails es mío… nadie es mejor que yo para él. Por algo me imagina a mi cuando eres tú quien lo toma—le gruñó mostrando los colmillos.
Shadow se había enfado, no tanto por el golpe (que si había dolido, aunque le costara admitirlo), sino porque en su cabeza tenía muy presente que el zorro buscaba a alguien más en su placer. Así que le devolvió el golpe, literalmente.
La pelea iba escalando en gravedad, siendo tanta la energía empleada que las luces en todo el edificio habían comenzado a parpadear, extrañando al personal.
—Tails se merece alguien que solo piense en él, que solo tenga ojos para él. No un cretino que salta de cama en cama y que ni si quiera sabe con quién se acuesta —dijo el azabache furioso.
—¡Ah si!, ¡tú no eres precisamente un príncipe azul!, como si no supiera que haces lo mismo que yo. Rouge suelta bastante la lengua cuando esta bebida ¿sabes?, ¡eres un hipócrita! —le gritó Sonic.
«Bruja chismosa…» pensó el azabache.Los golpes cada vez se hacían más duros y violentos —Al menos Miles acepta mis afectos, sino ¿por qué crees que se sigue acostando conmigo?, a pesar de decir tu nombre, es con mi sexo con el que goza —le dijo, con una sonrisa socarrona.
—¡MALNACIDO! —y Sonic comenzó a sacar chispas eléctricas de sus púas, a punto de arremeter nuevamente.
—¡QUÉ CREEN QUE ESTAN HACIENDO! —se escuchó desde la entrada, grito que fue proferido por un enojado zorro —, ¡están a punto de hacer que colapse el sistema eléctrico del cuartel!
Y el zorro junto a Rouge y Rookie se acercaron a los erizos, que jadeantes recuperaban el aliento. No había golpes muy visibles, pero la nariz sangrante de Shadow y el labio partido de Sonic, denotaban la fuerte pelea que habían protagonizado. Ambos se miraron con odio, más cuando el zorrito al ver lo maltrecho que estaban se acercó a ambos.
—¡Por Caos!, ¡qué les paso! —preguntó preocupado, acercándose primero a Shadow a revisarlo haciendo que la sonrisa de este fuera más prepotente contra Sonic.
Tails miró de reojo a Sonic, viendo el ceño fruncido de este y como mostraba los colmillos de forma amenazante. Se acerco al azul, sacando el pañuelo que usaba en su cuello para limpiar el labio de este de forma suave. A pesar de aún sentir rabia las facciones del erizo se suavizaron, llevando sus manos a apresar la cintura del zorrito, acercándolo más a su cuerpo.
Shadow solo podía ver eso como una derrota, al fin y al cabo, Miles había decidido asistir al faker antes que a él. A quien engañaba, el zorrito nunca abandonaría el amor que siente por su mejor amigo, pero ver la testarudez del azul y el interés que mostraba por el zorro ahora que lo estaba perdiendo, lo habían hecho enojar.
—Nos veremos esta noche Miles —le dijo al acercarse, antes de abandonar la sala.
Tails no pudo responder nada al sentir como los dedos del azul se crispaban contra su cintura, haciéndolo saltar. El zorro lo miró confundido, pero el erizo ahora tenía los ojos fuertemente cerrados mientras gruñía bajo.
—Vamos a que te revise Amy ¿sí? —preguntó al erizo, tratando de guiarlo para que caminara.
—¿Te quedas conmigo?
—Sonic tengo que…
—Te quedas conmigo —le dijo tajante, con una mirada fiera que hizo estremecer al zorro.
Tails solo bajo sus orejitas, tomando del brazo al erizo con quien empezó a caminar. Por otra parte, Rouge y Rookie estaban impresionados.
—¿Te diste cuenta de eso? —preguntó impactado Rookie.
—Cuanta tensión sexual acumulada hay ahí jojojo —y la murciélago se rio, saliendo ambos de la sala.
El erizo azul y el zorro llegaron por fin a la enfermería, donde una preocupada Amy comenzó a revisar rápido a Sonic llevándolo a una camilla, ignorando las palabras del azul que le decía que todo estaba bien. La puerta de la enfermería fue abierta nuevamente dejando ver a Shadow, quien, al conectar mirada con los otros, frunció el ceño y simplemente se fue. Sonic no fue lo suficientemente rápido para agarrar a Tails, quien se escabullo a buscar al azabache.
—¡Quédate quieto Sonic!
—¡No!, ¡debo ir por Tails!
Y mientras esa disputa se llevaba a cabo, afuera Tails había alcanzado a Shadow pidiéndole explicaciones.
—Solo fue una pelea de entrenamiento, nada grave. Tal vez se nos fue un poco de las manos —comentó tajante.
—¿Estás seguro de ir esta noche?, si fuiste a la enfermería fue por algo, no estas bien…
—Ese es mi asunto zorro. Esto no me va a quitar las ganas de dejarte postrado en cama ¿sabes? —le dijo, tomando su mentón con fuerza para acercarse a él.
—¡Desvergonzado!, ¡aquí no! —y el zorrito lo empujó, sonrojado por la acción.
—Tails, ven acá… —se escuchó a lo lejos, de forma ronca y casi gutural. Un llamado animal que hizo que las orejitas del zorro se agacharan rápidamente, apartándose por completo del azabache. En la entrada de la enfermería se encontraba Sonic, que solo los veía con el ceño fruncido.
El pobre zorro estaba en una encrucijada en ese momento, pero al ver lo fiero que estaba el azul decidió ir con él. Dándole una última mirada al azabache, volvió con Sonic, más confundido que nunca.
Esa tarde se avecinaba tormentosa para el pequeño zorro.
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Vs Shadow
SONIC
Sonic recuerda perfectamente los sucesos que lo llevaron a apartarse de Tails. La peor decisión que pudo haber tomado, a opinión de él mismo.
1
Hace algunos meses Sonic comenzó a ver con otros ojos a su mejor amigo, encantándose con el suave cuerpo que había ganado el zorrito con los años. Las curvas de sus caderas, las pomposas colas, la brillante sonrisa y la hermosa personalidad de Tails lo habían hecho comenzar a tener diferentes sueños con el mencionado.
Tails no se parecía en nada a las chicas que él frecuentaba y soñaba (de plano ni si quiera era una), mujeres exuberantes y curvilíneas, de rasgos y personalidad avasalladora, que pudieran competir por la atención que él mismo se ganaba al ser un chico alto, atlético y bastante guapo (a opinión propia y de los demás). El no buscaba a nadie para tener una relación, en especial porque las mujeres con las que se acostaba no eran capaces de seguirle el ritmo ni de comprender su estilo de vida y era por eso por lo que muchas veces lo desanimaba de intentar algo, además ¿para qué iba a mentirse? La pasaba demasiado bien con sus conquistas de una noche, sin ataduras de por medio. Y ahí era donde entraba el conflicto que le causaba Tails y esos extraños sueños…
Sueños en donde se veía siendo amado por el zorro quien lo recibía de forma cálida en su hogar, que le preparaba sus comidas favoritas, quien cuidaba sus heridas después de alguna pelea, quien con un suave abrazo lo invitaba a conciliar el sueño entre ellos (bastante surrealista dormir dentro de un sueño). Todas esas cálidas sensaciones le hacían vivir su amigo cuando dormía y con el paso del tiempo, comenzó a darse cuenta de que estas acciones siempre estuvieron en su vida consciente. Tails hacía todo eso y más por él en su día a día, pero Sonic creía fervientemente que tales acciones eran realizadas por el cariño de mejores amigos, por esa amistad de tantos años. Era normal ¿no? Que Tails se comportara de esa forma con él, siendo tan atento y cariñoso, tratándolo de forma amable y aceptando su turbulento y desenfrenado estilo de vida. Sonic agradecía las atenciones y el cariño entregado por su amigo, por lo que sus sueños, quedaron como lindos y cálidos recuerdos nada más.
Sin embargo todo cambio al escuchar cierta conversación de dos reclutas de GUN, de la cual sin querer comenzó a formar parte en sus pensamientos. Dicha conversación era sostenida por un lobo gris y una liebre, mientras levantaban pesas y se ejercitaban en el gimnasio del cuartel de GUN. En dicha conversación ambos describían y punteaban a toda mujer que recordaran que formara parte del cuartel, siendo bastante vulgares con algunas y crueles con otras. Sonic supuestamente no escuchaba dicha conversación al encontrarse con unos audífonos en sus orejas, pero lo que no sabía ese par era que hace bastante rato la música había dejado de sonar para prestarles atención.
Dentro de la conversación obviamente habían hablado de sus amigas: de Rouge, de Tangle, de Amy y Whisper. Hasta que sorprendido, había escuchado el nombre de Tails.
—Vamos, no puedes negarlo hombre. Todos le han dado aunque sea una revisada al zorro —comentó la liebre.
—Pero sigue siendo un hombre, por muy curvilíneo que sea, es un hombre. Tiene un pene, eso no tiene nada de atractivo —objeto el lobo—. De solo pensar en ver eso, es... —dijo, haciendo una mueca de asco.
—¿Para qué se lo vas a ver? Por detrás no creo que se note, si te das cuenta, de todos los machos que hay, Prower es a quien menos se le nota el bulto. Si lo pones en cuatro no se notaría —dijo burlón haciendo muecas con sus cejas.
—Bueno si lo dices así, por detrás siempre lo confunden con una chica ¿no? —la liebre asintió a las palabras de su amigo—. ¿Por qué su culo tendrá esa forma? Joder y esas colas tampoco ayudan mucho…
—¡AJA! Viste que también le echaste un ojo —rio la liebre—. Esa cinturita y ese culo no son normales. Te aseguro que si le pones los atuendos que usa Rouge tendría el mismo tipo de cuerpo de cintura para abajo. Es una lástima que no entrene con nosotros, podríamos escucharlo jadear un rato jajaja.
—¡Ah cállate! Me estas metiendo ideas en la cabeza —le gritó frustrado el lobo—. No quiero tener esas imágenes mentales, sigo prefiriendo a una mujer como la Agente Rouge en la cama antes que a un hombre por muy femenino que sea.
—Aguafiestas. Bueno, para mí el Agente Prower tiene un “ocho de diez”, si pudiera imaginar su voz en la cama supongo que le daría más puntaje, tiene una voz dulcecita después de todo.
—Deberías ir a darte una vuelta al área de investigación entonces, escuché que cuando Prower está contento con algún experimento se pone a cantar. Así sales de la duda.
—¡Ahhh! —suspiró— pero yo no quiero su voz para que me arrulle, quiero sus gemidos para que me calienten —la liebre carraspeo un segundo—. “Ay sí, así, más duro, más rápido” —comenzó a imitar gemidos y jadeos, poniendo incómodo al lobo.
—¡CALLATE IMBÉCIL!
—JAJAJA amigo no seas mojigato jajaja —reía, mientras ambos se alejaban del lugar.
Por su parte, Sonic seguía dándole vueltas a la conversación. No podía sacarse de la cabeza el dato de que algunos hombres en GUN habían mirado con otros ojos a su mejor amigo. Él no discriminaba a nadie por sus gustos, de hecho, le daban bastante igual, pero pensar que un hombre pusiera sus ojos en Tails cambiaba por completo las circunstancias.
Siempre imaginó que su amigo no estaba interesado en una relación, ya que pasaba más tiempo con sus inventos o con sus amigos, o que a lo mucho buscaría una chica igual de tranquila y dulce que él, que tendría una relación monótona y aburrida debido a su estilo de vida (ganada ahora con su adultez y trabajo). Con todos los años que llevaba conociéndolo, Tails nunca demostró ser un hombre de carácter fuerte o dominante, más bien se mostraba apacible y amable con todo el mundo. Pero el pensar en su amigo con otro hombre le daba un extraño malestar en el estómago. El pensar que otro hombre pudiera dominar y someter al pequeño zorro, le causaba sensaciones contradictorias.
Trato por todos los medios de sacarse esa conversación de la cabeza y lo consiguió lo que resto del día, pero al llegar la noche los sueños recurrentes con su amigo volvieron, aunque un poco cambiados… Ya no eran escenas de una vida tranquila en casa del zorrito, de abracitos reconfortantes y caricias suaves, de palabras dulces y miradas tiernas. Ahora se veía a él mismo tomando fuerte el cuerpo del rubio, recorriendo con gula esas turgentes piernas, jalando con malicia las coquetas colas, masajeando con énfasis el redondeado trasero, dando mordiscos llenos de hambre al pecho de Tails. Esa noche, Sonic despertó alarmado al escuchar claramente un gemido de su amigo quien bajo su cuerpo le llamaba con desesperación. Y dándose cuenta de que todo fue un sueño la vio, ahí entre sus piernas una potente erección.
¿Qué había sido eso?, ¿tanto le había afectado la conversación de esos dos reclutas? Ya había pasado una semana y no deja de tener esos sueños húmedos con Tails. Se estaba volviendo loco ¡Es su mejor amigo por Caos! Y por muy lindo y dulce que fuera, era un hombre. Un hombre con extrañas y sensuales curvas, con suave pelaje y un agradable aroma, con una vocecita que causaba estragos al imaginarla gimiendo. ¡Demonios! No podía sacarse esas imágenes de su cabeza, no podía quitar los pensamientos sexuales que tenía con su amigo y el verlo bambolear coqueto sus colas de allá para acá cada vez que se juntaban no le ayudaba a calmar sus insanas pasiones.
2
Esa noche en particular estaban los tres amigos reunidos en casa de Tails, comenzando con su noche de chicos. Las conversaciones variaban entre la apacible vida de Knuckles en Angel Island, el trabajo de patrullaje a tiempo parcial de Sonic con el servicio de policía y las misiones de GUN y los inventos e investigaciones que llevaba Tails en el cuartel. Todos tenían una vida adulta ya hecha por lo que ya no tenían tanto tiempo y ánimos para pasarla juntos todos los días así que esas reuniones las concertaban cada tanto.
Los videojuegos quedaron de lado cuando el equidna llegó a su límite de derrotas y era en ese momento cuando Tails prefería quitarle los controles antes de que fueran destruidos. Por lo que ahora venían las conversaciones de todo y nada mientras Knuckles y Sonic bebían cervezas y Tails los acompañaba con una copa de vino blanco (ganándose las burlas de ambos por su “sofisticación”). Entre bromas y alcohol el rojo comenzó a soltar la lengua, recordando algo curioso que encontró entre los archivos de Rouge.
—Mi estimado amigo zorro, hace unos días me enteré de que perdiste una puesta —le comentó con la voz más pausada y baja, soltando risitas al recordar la imagen que vio.
—¡Que traidora! —le gritó Tails al entender de inmediato de que hablaba el equidna, quien solo reía sin parar por la cara sonrojada del zorro— ¡Se supone que Rouge no diría nada!, ¡por qué te contó!
—Calma zorro, ella solo me dijo algo sobre una apuesta, pero yo solito descubrí de que se trataba —mencionó, sintiéndose orgulloso.
—¿Alguien me quiere contar? Yo también me quiero reír ¿saben? —comentó el azul perdido completamente de la conversación.
—Pues que aquí, este zorro perdió una puesta contra miiiii-novia y la penitencia fue bastante curiosa, a decir verdad —habló Knux, ya perdiendo un poco el hilo de la historia.
—Rouge nunca debió mostrarte nada…
—No me mostró nada ¡yo solito pille las fotos ja! Pero déjame decirte amigo, que no estabas nada mal en ese atuendo —y levantó su lata de cerveza como un brindis.
—¿Hay fotos?, ¿qué atuendo te pusiste Tails? —preguntó curioso el azul.
—¡Ninguno! Y nunca veras nada de eso…
—Yo apuesto a que te sacaste fotos también ¡vamos Tails! Amy me ha dicho que desde ese día no dejan de acosarte en GUN jajaja, seguramente se filtró alguna foto por ahí —mencionó Knuckles.
Sonic ya estando bastante curioso del hecho, no aguanto más y de forma rápida busco por el hogar del zorro el celular de este que se encontraba en el buró de su habitación. Lo bueno de que Tails fuera un ser tan amable y confiable, era que su equipo tenía reconocimiento facial de sus mejores amigos también. Rápidamente fue a la galería a ver si encontraba alguna foto de lo que hablaba Knux, encontrando solo fotos de nubes y flores, de los amigos en general y de los experimentos del zorro. Cuando recordó que Knux mencionada a Amy y Rouge fue a ver los registros de archivos de las conversaciones de ambas ¡bingo! Dentro de la conversación con la murciélago, habían unas fotografías.
—¡SONIC! ¡DEJA MI TELEFONO AHORA! —le gritó espantado el zorro al ver como Sonic sin ningún tipo de vergüenza revisaba el aparatejo.
—¡Claro que no! ¡Tengo que salir de la duda! —Y el azul corrió, evitando que Tails le quitara el teléfono.
Estaba tan cerca de conseguirlo, pero le distraía el tener que evitar que Tails lograra agarrarlo y las risas estruendosas del rojo, además el alcohol en su cuerpo no ayudaba en la tarea. Cuando por fin logro abrir una y observarla se arrepintió enseguida, porque dicha imagen le causaría serios problemas mentales y físicos. En dicha foto Tails estaba usando una de las típicas calzas negras de Rouge, las de tiro alto que llegaba al inicio de su pecho, apretándose por completo a sus curvas. Consiguió ver otra un tanto desenfocada donde se mostraba la espalda y el trasero del zorro, con las colas siendo apartadas por una sonriente Amy que hacía el signo de paz con su mano libre y cuando estuvo a punto de ver la tercera, sintió como era tacleado fuertemente, llevándolo al piso.
Un poco desconcertado y mareado, pudo sentir un peso sobre su estómago y parte de su pelvis, siendo este el de Tails quien se había sentado prácticamente sobre el cuerpo del erizo para quitarle el equipo de sus manos. Cuando lo consiguió, comenzó rápidamente a teclear en el teléfono completamente muerto de la vergüenza y con la cara sonrojada, sin saber lo que estaba provocando en Sonic por sentir ese suave trasero y piernas a su alrededor. Por su parte Knuckles solo se reía por la escena.
—Jajajaja ¡Vamos Tails!, ¡no es para tanto! Se te ve muy bien la ropa jajajaj —reía sin parar Knux.
—¡Callate Knuckles! No es gracioso, ahora todos me miran raro en el cuartel, que cosas pensaran de mí…
«Que eres absolutamente cogible…» pensó el azul sin querer.
—Que estas jodidamente cogible, supongo —dijo el rojo mientras bebía de la lata de cerveza.
—¡KNUX! —gritó el rubio, tapando su cara por la vergüenza.
—JAJAJAJA lo siento, lo siento. Ya llevo mucho tiempo escuchando a Rouge hablar del tema. Pero vamos Tails, ya es hora de que te consigas un chico, nadie va a regañarte.
Mientras Knuckles y Tails seguían con esa conversación, Sonic solo se dedicaba a disfrutar del agradable cuerpo sobre él. Sus manos, gracias a llevar guantes sin dedos ese día, pasaron a acariciar de forma suave los muslos sintiendo el pelaje sedoso y el calor de estos, embobado con la vista del vientre y el pecho de Tails, y de las colas que furiosas se movían de un lado a otro cada vez que se exaltaba. Pero nada era eterno y el rubio se levantó del cuerpo azul, corriendo hacia Knuckles quien, ebrio como estaba, intentaba escapar de él a tropezones. Sonic no podía dejar de recordar a Tails con esa ropa, de ver la estrecha cintura y los muslos llenos enfundados en ese estrecho material. Su mejor amigo se estaba convirtiendo de a poco en una obsesión para él y eso no podía permitirlo. Cuando los gritos cesaron, el azul pudo darse cuenta de que Tails se encontraba sentado en el sillón con los brazos cruzados y el ceño fruncido, mientras Knuckles trataba de animarlo, así que decidió ir también a sentarse con ellos.
—Vamos Tails, no te enojes, solo fue una broma. Además, esto te ayudará ¿no? ahora Mike se dará cuenta lo que se perdió por ser un imbécil contigo —le comentaba Knuckles a Tails.
—¿Quién es Mike? —consultó Sonic, extrañado. El recordaba a un Mike, pero no sabía de dónde.
—Un chico de GUN que estuvo detrás de Tails —soltó el rojo como si nada.
—¡Buddy! ¿Por qué no me contaste? —ahora recordaba, Mike era uno de los agentes en terreno, un lobo blanco.
—P-porque no creí que fuera de tu interés… —dijo avergonzado el zorrito.
—Vamos Tails, todo lo que sea de ti me interesa —Sonic no aguanto y abrazo a su amigo. Se sentía muy bien ese cálido cuerpo entre sus brazos. Hasta que sintió otros brazos más duros apretándolos a ambos y sacándole el aire.
—Sí Tails, nosotros nos preocupamos por ti, eres el único que no ha disfrutado de las bondades de un amante, por lo que ya te toca amigo jajaja —rio Knux, mientras apretaba el abrazo dado a los otros dos.
—¡KNUX! —gritó avergonzado el zorrito, sin poder tapar su sonrojado rostro al tener ambos cuerpos aferrándose fuerte a él, sin darle libertad de movimiento.
Sonic quedo pensativo, extrañado de la conversación de esos dos «¿Tails nunca ha estado con nadie? ¿Por qué eso lo sabe Knuckles y yo no?» pensaba el azul un poco enojado ¿en qué momento Tails había perdido la confianza de contarle ese tipo de cosas? Cuando el equidna los soltó Sonic no deshizo el abrazo, quería quedarse así un poco más, disfrutando de la calidez del cuerpo ajeno. Por su parte Tails no le dijo nada, disfrutando también del cariño. Unos cuantos minutos después Knuckles se levantó para sacar otras cuantas cervezas del refrigerador de Tails, llevándolas para seguir con otra ronda de videojuegos. La noche siguió así, entre los tres amigos riendo, discutiendo, jugando y pasándola bien, recordando su juventud hasta que la velada acabara al ser lo suficientemente tarde como para ir a dormir.
Ya acabada la velada y con un durmiente equidna que roncaba como locomotora en uno de los sillones, Tails se dedicó a ordenar un poco junto a Sonic, hablando en susurros para no molestar al rojo (aunque sería imposible de despertar debido a los fuertes ronquidos que se escuchaban). Cuando Tails tapo a Knux con unas cobijas y comenzó a preparar el otro sillón para que durmiera el azul, se desconcertó al escuchar la petición que le hizo:
—Hey buddy, tu cama es lo bastante grande para los dos… durmamos juntos como antes —le pidió como si fuera lo más normal del mundo.
—¿N-no te incomoda Sonic? —gracias a la penumbra del hogar, el sonrojado rostro de Tails no fue visto.
—Por qué me incomodaría, eres mi mejor amigo. Además, Knux está roncando más fuerte que nunca —y con la seguridad que le daban los años de amistad con Tails, paso al baño a enjuagarse un poco la boca, para proceder a acostarse sin ningún reparo.
Sonic si sentía nervios por muy extraño que pareciera. No era porque pensara que Tails podría hacerle “algo” ni nada parecido, al fin y al cabo, en su retorcida imaginación, Tails no sería capaz de someter a otro hombre. Para él tenía más sentido que fuera el zorrito quien recibiera a un macho, por mucha rabia que le diera este pensamiento. Sus nervios tenían otra causa, ligada a los extraños sueños que tenía con su amigo que no lo dejan apartar su vista del suave cuerpo que se preparaba para acostarse. Al estar ya ambos bajo las cobijas el erizo comenzó a hablar.
—Hey Tails ¿por qué no me contaste que te gustaban los chicos? —preguntó, mientras miraba el techo de la habitación. Tails solo suspiro y se tomó su tiempo para responder.
—Pensé que sería incomodo, no quería perder tu compañía…
—Hombre, llevamos tantos años juntos que es imposible que se pierda. No te juzgaría ni trataría diferente de cualquier forma, al fin y al cabo, es tu vida, no la mía —Sonic giró su cuerpo, para poder observar el de su amigo.
—Gracias Sonic, m-me alegra que todo pueda seguir igual —y sonrió suave. Y a pesar de la penumbra de la habitación, Sonic podía jurar que veía tristeza en el rostro de su amigo.
—Ahora bien, me di cuenta de que Knux sabe cosas que yo no ¿en qué momento perdimos la confianza colitas? Antes nos contábamos todo… —e hizo un puchero y gracias a esta mueca, la suave risita de Tails se escuchó. Hace tanto tiempo que no escuchaban ese apodo, que puso a ambos nostálgicos.
—Hay cosas que en su momento eran incomodas de preguntar, más a ti, que solo te dedicabas a buscar chicas en cada discoteca a la que ibas y de hablar de lo maravilloso que era el sexo sin ataduras… Yo simplemente, necesitaba otro tipo de consejero.
—Touche amigo, pero hombre yo se muchas más cosas que Knucklehead, podría haberte ilustrado más —alegó el azul.
—No le quites merito a Knux, me aconsejo bien, a su modo. Creo que hay cosas que no estoy listo para contarte aún —Tails giró su cuerpo para encarar a Sonic. Con la suave luz que entraba por la ventana, podía observar los rasgos difuminados de su amigo. Sonic solo lo veía fijamente, con esos brillantes ojos verdes.
Pasaron un rato así, mirándose, sin emitir palabra alguna. Cuando Tails de forma inconsciente suspiró, Sonic tuvo que romper el momento por los escalofríos que sintió al ver el rostro tan dulce de su amigo.
—Ejem, así que te gusta este tal Mike ¿No?, ¿se portó mal contigo?, ¿quieres que le dé una paliza?
—¿Puedes creer que Knux dijo lo mismo? No pueden andar golpeando gente solo porque sí —dijo entre suaves risas—. Pero no, no me gusta. Él estuvo buscándome un tiempo, pero cuando no consiguió lo que quería pues… solo fue grosero conmigo, eso es todo.
—¿Grosero? ¿Qué era lo que quería?
Tails dudo un momento antes de contestar —Solo buscaba acostarse conmigo y como no lo consiguió simplemente empezó a acosarme. Eso no importa, no iba a darle algo así de importante a un idiota que solo piensa con la entrepierna.
—Vaya, entonces si se merece una paliza…
—No seas testarudo, no vale la pena. Además, tengo la bastante madures para entender que lo que dijo no es cierto y que son solo palabras de alguien despechado.
—Entonces colitas, tú… ¿nunca te has acostado con nadie? Me refiero a sexualmente… —preguntó, evitando la mirada de Tails.
—N-no, yo… quiero que sea especial y con la persona que amo —ahora el rostro de Tails hervía por la vergüenza, ya que nunca pensó confesarle eso a Sonic—. Mucha charla por hoy… buenas noches Sonic —y giró su cuerpo, dándole la espalda a su amigo.
—Vamos colitas, no me dejes así —Sonic aprovecho la situación abrazando al zorrito que se tensó por la acción. El erizo trato de mantener la calma lo más que pudo, para poder disfrutar de las mullidas colas que se habían posado sobre su cuerpo como una manta y del agradable olor que emanaba del rubio—. Bueno, cuando ocurra, solo recuerda cuidarte ¿sí?
—Si papá…
Sonic soltó una risa. Encontraba un poco increíble que su amigo quisiera guardar su “primera vez” para alguien especial. Él no encontró que fuera algo importa, solo era sexo y ya, solo sensaciones placenteras y gratificantes para tu cuerpo. Solo el calor y el cosquilleo de tener un cuerpo pegado al tuyo, de eso se trataba. Y ahora que lo pensaba…
—Oye Tails y tú eres de esos que llaman “muerde almohadas” o un estilo de “macho alfa”… —Sonic solo dejo ir la frase, como si estuviera preguntando por el clima.
—Duérmete Sonic…
—Si, si, ya me callo.
La noche siguió tranquila, con Sonic aferrado al cuerpo del rubio, soñando con campos de girasoles y discotecas vacías.
3
El erizo azul estaba un tanto inquieto, por alguna extraña razón de su parte, había comenzado a frecuentar más a Tails, tanto en su casa como en GUN. Mientras que en su casa se entretenían cocinando la cena juntos (más bien Tails cocinaba y el erizo solo hablaba) en GUN se entretenía distrayéndolo de su trabajo y sacándole risas con sus extrañas historias. Sus noches de ir a bailar y buscar chicas habían quedado relegadas gracias a las tranquilas tardes de cenar juntos y ver películas con Tails y sus noches solitarias de bar fueron reemplazadas por salidas en la compañía de todos sus amigos. No quería separarse del zorrito, así que cuando fue llamado para una misión y su apoyo técnico no fue el rubio, se sintió un poco desilusionado y desesperado al pensar que pasaría tanto tiempo sin él. Afortunadamente la terminó en tiempo récord y eso le permitió encontrar a Tails en su habitación en GUN, pero nunca pensó que sería en una escena tan comprometedora.
Nada más entrar vio a su amigo siendo acorralado por un hombre, era Mike. El lobo sujetaba una de las muñecas de Tails mientras que con su otra mano apretaba fuerte las mejillas del zorro tratando de llegar a su boca, intentando besarlo mientras le gritaba pidiéndole explicaciones, sin lograr tal acción al estar Tails empujando con su mano libre el cuerpo ajeno.24. La conversación había muerto en un segundo, en lo que Sonic apartaba de un solo puñetazo en el rostro al otro sujeto, quien raudo se levantó para intentar golpear al azul, sin conseguirlo. Otro golpe impacto al lobo, ahora en su estómago, haciéndolo doblarse del dolor.
—¡Sonic basta! ¡Déjalo, no vale la pena! —Cuando Tails vio que Sonic se dirigía nuevamente a golpear a Mike se lanzó raudo a abrazarlo para impedir su avance.
Sonic estaba furioso, el haber visto esa escena lo había llenado de una profunda ira. Ver como ese sujeto estaba a punto de besar al zorrito solo había hecho que un pensamiento se le cruzara por la cabeza «aléjate de él, aléjate de él, aléjate de él» se repetía.
—¡Vete Mike! No hay nada que discutir. La decisión la tomó Tower, yo no tengo nada que ver —le había dicho Tails al lobo, tratando de mantener la calma.
El zorrito le daba la espalda a Sonic, sirviendo de escudo para mantenerlo alejado de Mike, con sus colas enredadas contra el torso del azul para frenarlo, mientras que Sonic permanencia con los puños listo para atacar nuevamente.
—¡Claro que tienes que ver!, ¡el que no seas mi apoyo técnico justo ahora es bastante sospechoso!, ¡y sabes que te necesito en esta misión maldita sea! —El lobo seguía gritándole furioso, acercándose nuevamente a Tails.
—¡Claro que no me necesitas, Bell es lo suficientemente capaz para esta misión!
Cuando el lobo estuvo a escasos metros del zorro, la luz comenzó a parpadear y al ver Mike los ojos de Sonic, comenzó a sentir temor. La mirada del erizo, ahora de un brillante color azul, era completamente amenazante, con el ceño fruncido y pequeñas chispas destellantes que salían de sus púas, solo le faltaba comenzar a gruñir y mostrar los colmillos. Sus brazos se habían aferrado al cuerpo de Tails cubriéndolo de la mirada del intruso.
—Vete Mike, si tan desesperado estas por ayuda, ve a hablar con Tower —le dijo tajante el zorro.
Al lobo no le quedó más que irse, intimidado por el aura amenazante que tenía Sonic. Cuando por fin los dos amigos estuvieron solos el erizo pudo relajarse, a la par que el zorro soltaba un suspiro recargándose contra el cuerpo contrario que lo recibió sin problemas. Estando en esa misma posición, Sonic cargo a Tails hasta la silla del escritorio donde se sentó dejando en sus piernas al zorro. El rubio trataba de calmar a su amigo dándole ligeras caricias a los brazos que ahora se aferraban a su cintura.
—Qué diablos fue eso Tails... —le gruño prácticamente.
—Nada importante en realidad. Mike solo esta frustrado porque no soy su apoyo técnico en una misión.
—¡Pero ahí había algo más Tails!, ¡el tipo casi te salta encima! —con la suficiente fuerza, Sonic pudo acomodar a Tails para que pudieran verse las caras.
—A estado acosándome estos días, pero yo simplemente lo ignoro. Es una misión de seguimiento en una selva no sé dónde, yo ya no estoy para ser apoyo de ese tipo de misión en terreno, Tower decidió que fuera Belle como apoyo técnico, que sí mantiene su entrenamiento físico y tiene al día sus pruebas de rendimiento.
Sonic entendía la situación, pero no le convencía la actitud del lobo en todo esto. Si era solo una rabieta por quien sería su apoyo técnico, no tenía sentido que pidiera a quien no terminaba de ser el ideal para el trabajo ¿no?
—¿Es por eso por lo que tampoco eres mi apoyo técnico ahora? —le preguntó el erizo, apoyando su cabeza contra el pecho ajeno, descansando en el suave lugar. La risita de Tails se escuchó suave.
—En parte. Ya no estoy para esos trotes, soy más útil aquí en el laboratorio o con el equipo de reparación —le comentó, comenzando a acariciar las púas azules que ahora tenía a mano. Hace tanto tiempo que no podía hacer eso, brindarle una caricia a su amigo.
—¿Es por eso por lo que estas tan rellenito ahora? —y Sonic procedió a apretar un muslo entre sus dedos, de forma suave— Debes de empezar a entrenar colitas, antes de que dejes de ser mi apo- ¡Auch! —gritó, al sentir el jalón en sus púas.
—¡Sonic! ¿¡Acababas de llamarme gordo!? —y Tails siguió tirando las púas ante las risas del azul.
4
Pasó cerca de una semana cuando Sonic vio llegar a Tails al gimnasio de GUN, con el ceño fruncido y apretando una pobre botella de agua en sus manos. También lo notó la mayoría de los reclutas que entre susurros comentaron sobre la presencia del agente Prower en el lugar. El erizo vio más allá, identificando a todos los hombres que dirigían una mirada lasciva al enojado zorro que se acercaba a él.
—Hey colitas, qué te trae a este hostil territorio —comentó alegre el azul mientras se quitaba sus audífonos, tratando de hacer reír a su amigo.
—Por culpa de cierto idiota, Tower me mandó a acondicionamiento físico, para que, aunque sea, logre la prueba básica de rendimiento… —dijo enojado— Además, me carcomió un poco la consciencia cuando dijiste que dejaría de ser tu apoyo técnico —y sonrió suave, mirando a Sonic.
Sonic estaba feliz, el poder tener a Tails junto a él en las misiones era lo mejor que le pasaba, ya que ambos hacían mucho más amena las largas esperas de vigilia o improvisaban de la mejor manera en casos de urgencia, además, la confianza y conección era tanta que ni si quiera las palabras eran necesarias en las misiones.
—Así que, entrenador ¿qué es lo primero que haré? —consulto, un poco más alegre ya.
—Bueno, la prueba básica es de resistencia cardiaca, así que por ahora irás a la trotadora y después trabajaremos para la prueba de obstáculos.
—Suena suuuuuper entretenido. No tengo mucho tiempo hoy, quede de ayudar a Amy con unos equipos médicos dentro de una hora y media, así que afortunadamente mi sufrimiento no será mucho —sonrió, moviendo las colas contento.
Sonic dejo de estar feliz cuando, al subirse Tails a la trotadora, unos cuantos reclutas (la mayoría machos) se cambiaron de maquina a las que, justamente, estaban cerca del área de cardio. Y es que el pequeño zorro estaba dando todo un espectáculo sin darse cuenta, porque a cada paso que daba, sus colas se meneaban de un lado a otro junto a sus caderas, dejando ver de vez en cuando el lleno trasero dar botes de forma suave. Cuando ya el rubio llevaba treinta minutos de carrera y había comenzado a jadear, Sonic decidió que era tiempo suficiente para que se bajara de la trotadora (en especial cuando vio a cierta liebre ocupar la maquina continua al zorro).
Cuando llevo a Tails al área abierta, para comenzar a hacer abdominales y dominadas en barra, vieron llegar a Mike con una sonrisa socarrona, sin apartar la mirada del zorro quien bebía de su botella de agua.
—Así que te enviaron a entrenar, eso es bueno. Así volverás a ser mi apoyo técnico. No te vas a escapar de mi Prower… —cuando estuvo lo suficientemente cerca, Sonic se colocó frente al zorro para evitar el acercamiento del lobo.
—Hey tranquilo Agente Blue, solo venía a ofrecerle a Tails mi ayuda como entrenador, para que así pueda seguirme el ritmo —la última frase la dijo de forma maliciosa, mientras pasaba su lengua por sus colmillos y labios, mirando fijamente al zorrito.
«¿Qué se cree este imbécil?» enojado, Sonic iba a encarar al lobo, pero Tails se le adelanto. De forma suave comenzó a menear sus colas de un lado a otro, caminando lento y mostrando la sonrisa más dulce posible, terminó por estar frente a Mike.
—Es muy amable de tu parte Mike, lo agradezco —y las palabras fueron acompañadas por una suave caricia en el mentón del lobo con una de sus colas—, pero es una lástima que no necesite de tu entrenamiento —y así como vino, la caricia se fue—. Para eso tengo al mejor entrenador del mundo —y de forma coqueta dio la vuelta dándole la espalda al lobo, quien lo miraba asombrado. Las colas se levantaron y comenzaron a menearse de nuevo, llegando hasta Sonic, para después apoyarse en su hombro—. Además, este entrenamiento no es para que sea tu apoyo técnico precisamente, es para volver a ser el de Sonic ¿no lo sabías? Tower me envió a hacer el entrenamiento de nuevo porque me quiere única y exclusivamente para sus mejores agentes en terreno, ya sabes, esos que tienen clasificación y si mal no recuerdo, tú no tienes una —y la sonrisa de Tails a pesar de seguir siendo linda y dulce, ahora tenía una connotación burlona hacia el lobo, quien lo miraba furioso.
—¡TÚ PEQUEÑO PU…! —sus palabras quedaron en el olvido al ver como Sonic se acercaba amenazante, haciendo que finalmente Mike optara por huir del lugar.
Cuando se perdió de vista, Sonic giró a ver a Tails, que se encontraba con las orejas gachas y movía de forma nerviosas sus colas— ¿Estuvo bien? —preguntó tímido.
—Estuvo excelente colitas jajaja —Sonic sonrió mostrando los dientes, orgulloso de su amigo.
Como el entrenamiento fue interrumpido por Mike, Tails y Sonic se pusieron de acuerdo para comenzar a entrenar juntos (más que nada, porque Sonic no quería dejar a Tails con la parvada de pervertidos que lo rondaron durante esos escasos minutos de entrenamiento), así que contentos se despidieron uno del otro, yendo cada uno a sus labores.
5
—Hey Ames ¿qué sabes de ese tal Mike? —preguntó el azul, recostado en una de las camillas de la sala de recuperación, donde Amy hacía su turno.
—¿A qué te refieres? ¿a si lo conozco? ¿por qué la pregunta? —le preguntó extrañada.
—Solo curiosidad…
—¿O lo que quieres saber es que pasó entre Mike y Tails? —y Amy le sonrió pícaramente, sabiendo cual era la gran curiosidad de Sonic por esos dos.
—Naaa como crees… ¿h-hubo algo entre ellos? Knux no fue muy claro que digamos —le contestó, mirando el techo, haciéndose el desinteresado.
—¡Jajaja vamos Sonic!, solo di que tienes curiosidad de lo que le pasa a Tails. De hecho, a todos nos dio curiosidad cuando Tails nos dijo que le atraía Mike y después nos comentó que era un cretino.
—¿Cómo podía gustarle ese idiota? Ni si quiera es atractivo.
—Vamos Sonic, no a todos le gustan otras personas solo por el físico. Tails es más de sentimientos, de algo íntimo y por lo que supe, Mike compartía afinidad con Tails por el área tecnológica. Se entretenían hablando juntos, pero tal parece que ese idiota solo buscaba acostarse con él y eso no le agrado a nuestro amigo. Sé que Tails le dijo de buena forma que no podían tener nada, porque para que eso ocurriera él buscaba una relación estable y de confianza, y como Mike no iba a dársela no estaba dispuesto a compartirlo con alguien que solo piensa en sexo. Nuestro zorrito dejo de frecuentarlo después de eso.
—¿Por qué es tan insistente ese idiota entonces?, cada vez que me lo topo, el muy imbécil está vigilando a Tails —gruñó enojado.
—Bueno, por lo que escuché de los rumores de pasillo, Mike no se tomó muy bien el rechazo de Tails, más porque nuestro amigo siguió como si nada hubiera pasado —Amy terminó de anotar algunos datos en su libreta, dirigiéndose a la camilla donde descansaba Sonic—. Tal vez Mike pensó que Tails cambiaría de opinión y volvería a buscarlo, pero como no se vio afectado al rechazarlo, terminó de romperle el orgullo ¿quién sabe?, los hombres son tan extraños a veces.
Sonic no podía dejar de pensar en las palabras de Amy, en que su pequeño amigo buscaba una relación especial y duradera. Como le había dicho Tails antes “Que sea especial y con la persona que amo”, el zorrito era material para ser una pareja atenta y cariñosa, no un revolcón de una noche y eso lo desconcertaba bastante porque en su mente no era capaz de juntar en un solo ser la dulce personalidad del zorro y la sensualidad del cuerpo que coqueto se movía por los pasillos del cuartel.
—Tails sería un buen esposo ¿no? —afirmó el erizo, levantándose del asiento.
—Es muy probable… —la oración fue interrumpida al entrar Rookie a la enfermería, carcajeándose, haciendo que los erizos lo miraran curioso.
—¡No van a creer lo que paso!, el Agente Black puso en su lugar a Mike jajajaja ¡fue espectacular! —dijo mientras seguía riendo.
—¿A qué te refieres?, ¿qué hizo? —preguntó el azul.
—Solo alcancé a escuchar como Shadow le exigía a Mike que no tratara de mentiroso a Tails y que Tower había dado la orden de que Tails solo podía ser el apoyo técnico de los Elite, de ningún agente más. El idiota de Mike no fue capaz de abrir la boca y se fue con la cola entre las piernas jajaja.
—¿Dónde está Tails ahora? —preguntó Sonic.
—Escuché que Shadow lo llevaría a su casa —y el azul desapareció.
—Eso fue raro… sabes, siento que Sonic tiene unas actitudes muy extrañas con Tails, aunque no sé si sea debido a todos sus años de amistad o algo más —dijo dudoso Rookie, mientras se acercaba a Amy saludándola con un beso en la boca.
—Cuando éramos más jóvenes Sonic siempre fue protector con Tails. En cualquiera de los casos, también me han extrañado esas actitudes ahora, con Sonic prestándole tanta atención a nuestro zorro.
—Quien sabe ¿tal vez le guste Tails? —inquirió el lobo rojizo.
—Mmmm no creo, sería curioso con lo mujeriego que es Sonic. Nunca ha dado indicios de que le gusten los hombres —y la conversación fue cambiada por temas que solo le interesaban a la parejita.
Por otra parte, Sonic había llegado a casa de Tails, para encontrarlo despidiéndose de Shadow en la puerta. Cuando el azabache desapareció, Sonic se acercó al zorro siendo invitado a entrar al hogar.
—Hey Tails ¿cuéntame que paso en GUN? Rookie llego riéndose de Mike.
—¡Sonic!, ¡fue increíble! Sé que no debo reírme de la desgracia ajena, pero Mike ya estaba comenzando a cansarme —contaba el rubio ente risas, mientras se servicia un vaso de jugo.
Tails le contó la historia completa de lo sucedido. Cuando le dijo a Mike que Tower lo había asignado solo a sus mejores agentes, Tails estaba pensando en Sonic (uno de los pocos agentes con designadores de Elite), de esa forma Mike no podría alegar nada contra la decisión, por lo que ese mismo día fue a consultar con Tower respecto a que si esto era factible y éste le informó que lo pensaría. Tails, nervioso ya que no sabía si la decisión sería positiva, recurrió a Shadow para que convenciera a Tower respecto a hacerle un apoyo técnico asignado a los de elite, debido a que Shadow era bastante apreciado por el ya anciano general.
—Shadow en su momento solo se rio de mi petición y me dijo que lo pensaría, entonces realmente no sabía si me haría el favor o no. Cuando estaba en el laboratorio general Mike llegó a gritarme que era un mentiroso y que Tower nunca me había asignado como apoyo solo para ti, que no me iba a librar de él tan fácilmente y que de alguna forma me iba a tener para él tarde o temprano. Estaba como un loco y cuando iba a ir a agarrarme apareció Shadow y lo detuvo. Le dijo con esa voz tan seria que tiene, que él había solicitado que yo fuera un apoyo técnico exclusivo y que ni se le ocurriera ponerme una mano encima, porque él lo sabría y con eso se ganaría un despido inmediato de la agencia.
Sonic estaba un poco extrañado de que el otro erizo interviniera de esa forma. Era cierto que con los años todo el grupo de amigos había afianzado una cordial relación con el Equipo Dark (en especial porque Rouge y Knuckles se hicieron novios), pero Shadow seguía siendo bastante renuente a pasar tiempo con ellos. Agradecía que haya protegido a Tails, pero también le causaba un poco de aprensión el hecho.
—¿Entonces ahora eres mío? —preguntó, tratando de quitarle peso al asunto para que la frase no sonara con doble sentido. Aunque en su mente si lo hubiera pensado de esa forma.
—Shadow me dijo que le solicitó a Tower que me dejara asignado a ti y a él, y que en algunos casos apoyara en otras misiones a los Agentes de elite, pero que de ninguna forma volvería a estar con Mike.
La charla continuó tranquila mientras cenaban, llegando posteriormente la hora de dormir. Sonic como venía haciendo últimamente y cada vez que podía, le pidió a Tails si podía quedarse, siendo afirmativa la respuesta del zorro. Al momento de dormir y antes de que Tails le diera la espalda en la cama, Sonic hablo.
—Hey colitas, recuerdas esa cancioncita que me cantabas cuando éramos niños ¿con la que me arrullabas para dormir?
—Sí, la recuerdo ¿por qué? —preguntó curioso, quedando de costado para poder ver a su amigo.
—Tú… ¿podrías cantármela?, he estado teniendo problemas para dormirme… —le mintió. Solo quería volver a escuchar la voz de Tails cantando por alguna extraña razón.
—Si quieres, aunque mi voz ya no es la misma que antes, tal vez suene extraño…
Sonic en un arrebato se abrazó al cuerpo de Tails, escondiendo su rostro contra el esponjoso pelaje del pecho del zorro, abrazando la pequeña cintura y enredando sus piernas contra las ajenas —No es cierto, tu voz sigue siendo muy dulce… —se escuchó amortiguado.
Tails solo se rio, comenzando a cantar suave una estrofa de la canción, mientras le daba caricias a Sonic en sus púas. Esa noche, Sonic soñó que bailaba con Tails en la sala de su casa al son de la suave melodía.
6
Esa noche el grupo de amigos quedaron de acuerdo para salir a beber algo, a petición de Sonic que quería celebrar la exitosa misión de Tangle y Whisper, las cuales habían llegado hace unos días. Al llegar todos al lugar, se dieron cuenta que no solo era un pub, también había una pista de baile al fondo del salón. No se extrañaron, después de todo era Sonic y el movimiento era siempre una constante en su vida.
Ya todos acomodados, comenzaron a planear que comer para que el alcohol ingerido no se les subiera a la cabeza tan rápido, todos pidieron tragos suaves para empezar y entre conversaciones y risas comenzó a avanzar la noche. A medida que el tiempo pasaba, de a poco comenzaron a ir a la pista de baile: el primero claramente fue Sonic, quien fue sacado a bailar por una despampanante chica, siendo seguido por Rookie y Amy, mientras los demás seguían conversando. En un momento dado tanto Knuckles y Rouge como Tangle y Whisper, se levantaron para ir a la pista de baile, invitando a Tails quien negó el ofrecimiento, diciéndoles que se divirtieran, que él estaba bien ahí en la mesa. No muy convencidos los restantes se levantaron de la mesa, pero el alcohol ya los tenía tan despreocupados y alegres que en un santiamén ya estaban bailando.
Sonic al ver de reojo como Tails permanecía solo en la mesa, decidió ir a sentarse un rato, pero al ver que Rookie ahora estaba en la mesa con el rubio se tranquilizó. Los minutos pasaban, Sonic vio a Knuckles y Rouge bailando a unos metros, de Tangle y Whisper ni las luces y ahora Rookie bailaba con Amy, extrañado, volvió a mirar hacia la mesa. Ahí estaba Tails y ¿Rookie? No era posible, Amy nunca bailaría con alguien que no fuera su novio. Cuando prestó más atención, se dio cuenta que en realidad era un can rojizo quien estaba con Tails, conversando e invadiendo su espacio personal, razón por la cual el zorrito no parecía muy feliz.
Dejo a su pareja de baile y se dirigió raudo a la mesa, al ver como el tipo ahora acariciaba las piernas de Tails, con este tratando de quitárselo de encima. Cuando llego a la mesa, empujó al sujeto lejos del rubio, haciendo que el tipo trastabillara debido a su embriaguez.
—¡Hey! ¡No ves que estoy ocupado aquí! —le gritó, con una voz pastosa.
—Ni se te ocurra tocarlo imbécil.
—¿Qué te pasa?, ¡yo lo vi primero!, anda a seguir bailando con la chica esa que dejaste en la pista —y el can intento acercarse nuevamente a Tails, sin éxito al ser empujado por Sonic que lo alejó.
—Es mejor que te largues de aquí si no quieres ganarte una paliza amigo —le amenazó el azul.
—Ya ¿y eres acaso el novio para echarme?, no tienes ningún derecho para alegarme.
—Pues sí, soy su novio, así que es mejor que ni si quiera lo mires ¿me entendiste? —Sonic ya estaba furioso, el tipo era tan insistente al intentar acercarse a Tails, que estaba a punto de darle un puñetazo solo para noquearlo y que los dejara en paz.
—¡Vaya novio te conseguiste primor! ¡El muy imbécil te deja aquí solito mientras se va a refregar con una cualquiera!, cuando te canses de este idiota, llámame dulzura —y el sujeto estampó una tarjeta en la mesa, con al parecer su número de teléfono.
«Seguro te va a llamar inútil…» Sonic estaba furioso ¿qué se creían todos los idiotas que acosaban a Tails?, ¿cuál era la necesidad de andar tocándolo? Agarró con furia el papel, despedazándolo. Cuando se dio la vuelta para mirar al zorrito, este estaba impactado devolviéndole la mirada. Afortunadamente y gracias a las luces de tono cálido de esa parte del local, Sonic no pudo ver el sonrojo en las mejillas de Tails.
—¿Estas bien colitas? —se acercó a preguntarle, tomando asiento lo más cerca que pudo del zorro, comenzando a tocar sus piernas como si quisiera borrar las caricias del can.
—S-sí, sí, solo estaba sorprendido. Pensé que se iría cuando lo rechacé la primera vez, pero parece que no soy muy convincente —le comentó apenado.
—Hey tranquilo, siempre hay sujetos como ese, que no entienden lo que es el espacio personal.
A los minutos llagaron el equidna y la murciélago, que desde lo lejos habían presenciado el show entre Sonic y el can. Decidieron que, aunque sea uno debía quedarse con Tails para impedir que volvieran a acosarlo, pero el pequeño zorro negaba fervientemente ya que no quería arruinarle la noche a ninguno, pero sus amigos eran tan insistentes (sobre todo Sonic) que terminaron por hacerlo enojar, haciendo que Tails se excusara con que tenía que ir al baño para ya no escucharlos. Al momento que se iba, Amy y Rookie llegaban a la mesa.
—Hey chicos ¿tan rápido se cansaron?, me extraña de ti Sonic jajaja —les dijo Amy entre risas.
—No es eso Amy, un sujeto estaba molestando a Tails —le comentó, alzando la vista dirigiéndola al lugar donde se encontraban los baños, para vigilar cuando saliera Tails.
—Estábamos viendo quien se quedaría con Tails en la mesa, para que no esté solo y así evitar que le pase de nuevo —dijo Rouge.
—Buenos, lo más lógico es que se quede Sonic. Todos venimos con nuestras parejas y Sonic es el único solo a parte de Tails.
—Pero Amy… —iba a alegar el azul, siendo interrumpido.
—Es por esto por lo que Tails nunca sale con nosotros, porque él siempre es el que queda solo. Y el único que podría hacerle compañía sin descuidar a su pareja eres tú Sonic.
—Tampoco podemos responsabilizar a Sonic de que Tails se quede solo, él es el que no quiere salir a bailar… —murmuro Knuckles.
—Pero tampoco deberíamos haberlo dejado solo en primer lugar. Todos podemos salir a bailar con nuestras parejas cuando queramos ¿no?, el que Tails haya salido de su laboratorio ya fue un gran logro, simplemente no debimos dejarlo —Rouge fue más consiente, entendiendo la situación de que Tails simplemente no tenía un compañero el cual le hiciera compañía en ese tipo de lugar y que por lo mismo prefería no hacer “mal tercio” a sus amigos (a palabras de él mismo).
—Bueno, taaan solo no está —y Rookie señaló a la barra, donde Tails estaba sentado conversando con un erizo de pelaje turquesa.
Sonic giró con velozmente su cabeza para verlo y en efecto, Tails estaba hablando con un erizo en la barra, ambos riendo e inclinándose el uno al otro para poder decirse cosas al oído debido al fuerte sonido de la música (la barra estaba más cerca de la pista de baile que de las mesas de estar). Se notaba bastante cómodo en su compañía, siendo su espacio respetado por el erizo quien nunca intento tocarlo, incluso en un momento, ambos se dieron la mano con solemnidad, para después reír. A Sonic no terminaba de gustarle la situación y cuando iba a pararse a buscar a Tails, Amy lo jaló del brazo para que se volviera a sentar, mirándolo con el ceño fruncido.
—Creo que no hace falta preocuparse tanto, con que le observemos de vez en cuando para asegurarnos que no lo molesten, estará bien —Rouge tenía una sonrisita picara, encantada con la estampa contenta del zorrito y con la furiosa del erizo azul. Le daba mucha risa la situación, ya que pareciera que ella era la única que se daba cuenta de la tensión entre esos dos.
—Lo que es yo, quiero bailar. Nos vemos en un rato chicos —y tomando la iniciativa, Knux se llevó a su anonadada novia, quien contenta le siguió el paso.
—No te preocupes tanto Sonic, Tails está bien, es un chico grande sabe defenderse. Además, tiene que aprender a lidiar con los idiotas por sí mismo —comentaba Amy, mientras bebía de su trago ya casi vacío—. A parte, tiene que conocer más gente, encontrar a su príncipe azul. El único problema es que nuestro pequeño zorro esta tan lindo ahora, que atrae demasiado la atención de los indeseables, pero ese erizo se está comportando bastante bien con él.
—Si tú lo dices —refunfuño Sonic, no muy convencido. De repente vio como Tails se despedía del chico en la barra y se acercaba a la mesa de ellos.
—Hola chicos, me demoré un poco más de lo pensado, pedí más tragos así que hay que ir por ellos después —comentó con una radiante sonrisa.
—Tranquilo Tails, estábamos reponiendo energías. Pero cuéntanos ¿qué te entretuvo tanto? —preguntó Amy mientras levantaba sus cejas de forma pícara, a la par que Rookie solo se reía por las ocurrencias de su novia.
—Ohhh no es nada, conocí a un chico muy simpático en la barra. Sus amigos lo estaban llamando así que tuvo que ir con ellos.
Sonic se mantuvo en silencio, bebiendo lo último de su trago. Un segundo después había ido a la barra a buscar los tragos pedidos por el rubio. Se sentía un poco enfadado, con sus amigos, con Tails, con él mismo. No entendía que pasaba, porque hace unas horas estaba feliz de tener al zorrito a su lado y después todo se arruino gracias a los idiotas que se le acercaban ¿estaba celoso acaso?, era posible, después de todo su mejor amigo muy raramente salía a esos lugares con ellos. Perdido en sus pensamientos solo alcanzó a escuchar como Amy le pedía ir a bailar a Rookie, pero este le pedía unos minutos más para reponer energía. Incluso le ofreció que fuera a bailar con Sonic, quien extrañamente llevaba bastante tiempo ya con ellos ahí en la mesa.
—¡Claro que no! Tú sabes que yo solo bailo con mi hombre. No te preocupes amor, yo te espero —le contesto, mientras lo abrazaba y besaba en la mejilla.
—Hey Tails, ven a bailar conmigo. Podemos quedarnos cerca de estos dos cuando vayan a la pista ¿qué dices? —comentó, tratando de quitarle peso al asunto mientras bebía de su vaso.
—Vamos Sonic, sabes que yo no bailo. No tengo ritmo, es algo innegable, así que es mejor que no pases vergüenza conmigo jajaja —y Tails también tomo de su trago, sorprendiendo a esos tres al ver el gran sorbo que le dio a su bebida— ¡Me encanta este trago! Es tan dulce, sabe muy bien —y Tails siguió bebiendo prácticamente como si fuera jugo.
—Tranquilo Tails, no vaya a ser que se te suba a la cabeza —le dijo preocupado Rookie al zorrito.
—Yo creo que lo que a ti te hace falta es alguien que te guie en el baile. Rookie tampoco tiene ritmo, pero conmigo tiene tanta confianza que se deja guiar por mí —comentó contenta la eriza.
—Vamos colitas, te hará bien salir de esta mesa un rato…
—Chicos —dijo tajante—, no se preocupen por mí, vayan a bailar y diviértanse. Si los hace sentir mejor, si llega a ocurrirme algo iré a buscarlos ¿sí? —y la sonrisa volvió al rostro del zorro.
Lo que sí quedó en el ambiente fue la tristeza y enojo de Sonic al sentirse rechazado. Era la primera vez que iba a ese lugar, precisamente porque era más tranquilo y así podría invitar a bailar a Tails, pero lo había rechazado; un poco enfadado se levantó de la mesa para ir a la pista, a buscar a alguna chica para bailar. No demoró mucho tiempo en que una se le pegara y bailara junto a él de una forma bastante indecente y aunque fuese extraño, esto no termino de agradarle al erizo ¡es que era tan confuso!, y eso que a él le encantaba bailar de esa forma con las chicas, con esos roces calientes y escuchando los jadeos soltados por ellas, pero ahora…
Un poco fastidiado, comenzó a recorrer el lugar con la vista. A lo lejos encontró a todos sus amigos bailando (cada cual con su pareja) y cuando busco a Tails, se sorprendió de verlo nuevamente con el erizo turquesa, ahora ambos en la mesa que ocupaba el grupo de amigos, mientras reían y conversaban, de repente señalaban a alguien y la risa volvía, de repente se ponían a ver algo en la mesa y quedaban pensativos. A pesar de seguir bailando, Sonic no podía quitarle la vista de encima a Tails y cuando este se levantó de la mesa siguiendo al erizo turquesa, por poco empuja a la chica para salir corriendo detrás del zorro. La furia en Sonic bulló como una tetera hirviendo, al ver como ambos chicos se dirigían a la pista de baile, al sector más oscuro donde las luces creaban un ambiente discreto que no permitía las miradas curiosas. Sonic, sacando todos sus dotes de agente (y su velocidad claro está) se escabulló a esa parte de la pista, escondiéndose en los recovecos oscuros para poder observar a Tails.
El pequeño zorro se veía avergonzado mientras se movía de forma suave, mientras reía con el otro chico que al parecer tampoco era asiduo a bailar, los dos eran bastante descoordinados y muchas veces chocaron entre ellos, sacándose risas. El erizo turquesa había tomado a Tails de las manos para poder guiarlo y mantenerse sin chocar o pisarse, ambos mirando el piso de vez en cuando, levantando la vista para poder hablarse al oído y seguir riendo. Sonic estaba impresionado, porque a pesar de que Tails efectivamente no podía coordinarse con su acompañante, movía de forma suave y bamboleante su cuerpo, meneando sus caderas y sus colas que en un coqueto vaivén iban de allá para acá. Siguieron así durante un rato, solo riendo y moviéndose, de repente se detuvieron ya que el erizo saco un celular de un bolsillo en su chaqueta, tratando de contestar, mientras buscaba a alguien por el lugar. Tails algo le dijo y de pronto se despidieron, quedando el zorrito solo en la pista de baile.
Cuando Tails comenzó a caminar para irse un chico intento acercarse a él, de forma infructuosa debido a que Sonic gracias a su velocidad había llegado antes al zorro, abrazando su cintura y apoyando su mentón en el hombro del rubio. Cuando Tails estaba a punto de gritar y golpearlo, el erizo hablo:
—Me lastimaste Tails, yo que te invité a bailar y fui cruelmente rechazado por ti, ahora te veo con un idiota bailando de lo mejor. Me dolió en el alma colitas —dijo, con voz fingidamente compungida.
—¡Sonic! ¡Me asustaste! ¿Qué haces acá? —Tails estaba extrañado, ya que no había visto cerca de él a Sonic, ni mucho menos a sus demás amigos.
El erizo azul no iba a desperdiciar su oportunidad y al ya tener a Tails en sus brazos, comenzó un suave y rítmico vaivén con el cual guiaba al zorro. Ahora ambos estaban bailando al son de la música, con el erizo dirigiendo a su amigo. Sonic no podía apartar su cuerpo del de Tails, quería estar ahí para siempre, sintiendo la calidez ajena, el suave pelaje y el agradable olor. En un arrebato le dio la vuelta a Tails, tomándolo fuerte de la cintura y apegándolo a su cuerpo.
—Yo te enseñare a bailar Tails, así no tendrás que venir a esconderte a estos lugares oscuros porque tu acompañante no sepa guiarte —y suave, comenzó a bailar guiando al pequeño zorro.
—Pero Sonic, no creo poder… —le decía avergonzado, con las orejitas gachas.
—Yo te guio colitas, solo siente la música… —le susurró contra su oreja, que sensible se movió evitando el cálido aliento del azul «Solo siénteme a mi…» pensó fugazmente.
Tails no entendía que pasaba, hace unos instantes estaba saltando y riendo, mientras intentaba bailar con el chico simpático que conoció en el lugar y ahora tenía todo el cuerpo del azul pegado a él, con una de las fuertes piernas de Sonic entre las suyas moviéndose al compás que marcaba el erizo, quien lo apretaba fuerte y que escondía su rostro contra su sensible cuello. Tails comenzaba a marearse, tal vez por producto del alcohol, tal vez por lo caliente que se sentía al tener el cuerpo de su amigo frotándose contra él.
La música comenzó a cambiar pasando a una mezcla entre sensuales y lentos ritmos. Cuando Sonic soltó un poco su agarre, Tails intento alejarse de esos brazos, casi consiguiéndolo, siendo jalado por Sonic nuevamente hacia su cuerpo, quien ahora a sus espaldas lo guiaba nuevamente al estar entre sus brazos. Por extraño que pareciera, el zorro poco a poco soltaba su cuerpo para dejar hacer y deshacer al erizo, quien lo hacía girar, que lo levantaba en el aire, que lo abrazaba y apretaba fuerte. Tails ya estaba tan mareado y contento, que solo siguió con ese jugueteo, sonriéndole coqueto a Sonic, tentándolo al mover sus colas de allá para acá cada vez que lograba alejarse un poco de él aunque nunca perdiendo el contacto, lo cual entusiasmaba al erizo al ser casi un reto el mantener el suave cuerpo del rubio contra el suyo, frotándose de forma más contundente contra Tails al haber cambiado ahora la música por una melodía más desenfrenada y sensual, haciendo que sus caderas se acoplaran al pomposo trasero del zorrito, el cual solo reía y seguía el sensual balanceo que Sonic ejercía sobre él.
—S-Soniiiic, tengo mucho calor… —le dijo Tails, ahora de frente, mientras sus manos se sujetaban fuerte a los hombros del erizo.
—¿Sí?, ¿mucho? —y Sonic estaba peor, porque el zorrito le estaba hablando contra su boca, casi a punto de besarse. Los jadeos de Tails ahora se escuchaban más fuertes a medida que Sonic levantaba aún más su pierna que se encontraba entre las del rubio, ejerciendo presión.
—Estoy mareado… Sonic… —y en un último suspiro, Tails dejo ir su cuerpo hacia atrás, siendo sujetado por un impactado erizo.
—¿Tails? ¡Tails! —y lo cargo entre sus brazos como una novia. Sacándolo de ese oscuro lugar, llevándolo a la mesa donde Amy, Rookie y Tangle se encontraban conversando.
Cuando Amy vio a Sonic con Tails en brazos, corrió a la barra a pedir un vaso de agua, mientras el erizo se acomodaba en una de las sillas con el zorrito sobre sus piernas. Amy llego a atender al rubio, mojando un pañuelo para ponerlo entre sus labios, tratando de que tomara agua.
—Le dije que se le subiría el alcohol —comentaba entretenido Rookie, consiente de los estragos que podía causar una mala borrachera.
Cuando Tails recobro la conciencia, soltó un gran suspiro al estar en compañía de sus amigos. Se sentía mejor ahora, se sentía menos acalorado gracias al vaso de agua que Amy le había entregado y menos mareado al tener a Sonic aun sujetando su cuerpo.
—¿Qué hacían ustedes dos allá? Ahí solo van las parejas a toquetearse ¡Sonic qué le hiciste a Tails! —le grito Amy, mientras jalaba una de las orejas del azul.
—¡Yo nada! Solo estábamos bailando. Yo encontré a Tails allá con un idiota. Debió subírsele el alcohol… —y ahora Sonic era quien miraba suspicaz al zorrito, teniendo las mismas dudas que Amy.
—¡Yo no me fui a toquetearme con Jack! Fuimos a bailar allá porque está más oscuro y como ninguno sabe bailar, no queríamos hacer el ridículo.
—¿Jack es el erizo turquesa? Pasó por la mesa hace un rato y nos dejó esto —Tangle le extendió al zorrito una servilleta, con un número anotado. Sonic solo miró con odio el pedazo de papel.
—¿Así que encontraste un alma compatible contigo Tailsy? —le pregunto burlona Rouge, quien acababa de llegar con Knux y Whisper, quienes llevaban una bandeja con comida y más tragos para todos.
—Podría decirse… —Tails tomo la servilleta— él pasaba por lo mismo que yo. Salió con sus amigos y al no tener pareja, quedo solo en la mesa. Cuando fui a la barra comenzamos a hablar simplemente… —Tails dejo la servilleta en la mesa, frente a él— Nos fuimos a intentar bailar, pero pasábamos chocando y pisándonos al final, debo admitir que fue entretenido jajaja.
—Awwnnn Tails, que lindo —Amy ya estaba planeando cómo hacer que ese erizo volviera a quedar con Tails.
Pero todo se arruinó cuando Sonic derramó “sin querer” el contenido de uno de los vasos sobre la servilleta, haciendo que la tinta se dispersara.
—Ups— y se hizo el desentendido, mientras soportaba los gritos de Amy y las fuertes risas de Rouge.
Tails por su parte no diría que ya había memorizado el número, por la paz mental de Sonic. Aunque si le causo gracia el arrebato del azul y recordando partes de lo vivido en la pista de baile, decidió quedarse así, sobre las piernas del erizo que se aferraba a su cintura.
7
Ese día Sonic se encontraba dando vueltas por GUN, no tenía nada que hacer y tampoco tenía ganas de ir a pasear por ahí ni de estar en su casa, prefería ir a ver a Tails y pasar el rato con él. Decidió tomarse su tiempo y caminar tranquilamente al laboratorio de este, seguramente se encontraría ahí, pero antes de siquiera sonreír gracias al recuerdo del pequeño zorro, el estruendo que hace la gente al correr gritando órdenes y el sonido de ruedas recorriendo los pasillos, lo alerto. Por instinto, busco entre la multitud de gente que se aglomeraba en la entrada del laboratorio general el rubio pelaje de su mejor amigo, sin encontrarlo «Tal vez está en su habitación, a salvo» pensaba, llegando en un segundo a la habitación temporal de Tails, que ocupaba rara vez, sin encontrarlo ahí. Ya con el corazón en la garganta, corrió a la enfermería del lugar, encontrando a Amy dando instrucciones a cada enfermera y enfermero que llegaba con algún lesionado.
—¡Amy! ¿Qué sucedió? ¡¿Dónde está Tails?! —le preguntó desesperado.
—Calma Sonic —lo apartó de la multitud—. Lo están operando en este momento, no podemos hacer nada por ahora. Mantén la calma y ve a prestar ayuda al laboratorio si quieres o a las enfermeras buscando insumos en los almacenes.
—Quiero a Tails… —susurro— Necesito ver a Tails, Ames…
—Lo siento Sonic, no podemos hacer nada… Está en la zona B del área médica, si quieres puedes esperar allá noticias de él —y dándole un rápido abrazo, lo dejo para seguir con su trabajo ayudando a los heridos menos graves que llegaban a la enfermería.
Sonic se sentía en trance, casi enfermo. En piloto automático se dirigió a la zona B, escuchando las conversaciones de la gente, algunos mencionaban una bomba, otros un experimento fallido, un gas altamente inflamable o un atentado a la agencia. Nadie sabía que había ocurrido realmente hasta el momento, solo se dedicaban a curar a los casi treinta científicos que se encontraban en el laboratorio al momento del desastre, algunos más ilesos que otros, con diferentes grados de lesiones.
«¿Por qué Tails está en cirugía?» se preguntaba el azul ¿qué tan grande había sido el desastre como para que Tails resultara tan grave que estaba siendo operado? Cuando llego al área indicada se acercó a preguntar por el zorro. Una de las enfermeras le dijo que aún se encontraban operándolo, pero que no era tan grave como parecía, que tuviera paciencia y que si quería pasara a la sala de espera.
Sonic sentía que todo estaba ocurriendo aún más lento de lo normal y sentado ahí en esa silla, sin hacer nada, solo hacía que sus preocupaciones y pensamientos intrusivos siguieran su curso llevándolo a pensar lo peor «Dijeron que no era grave ¿por qué demoran tanto?» la espera era interminable para el pobre erizo, pero una luz de esperanza llego.
—Sonic, reacciona Sonic —era Rouge, quien lo movía desde su hombro. Cuando el erizo la vio, ella suspiro aliviada.
—¿Qué haces aquí Rouge? —Sonic vio su comunicador, notando que tenía cerca de diez llamadas perdidas y que sin darse cuenta habían pasado casi una hora desde que había llegado.
—Amy estaba preocupada, me pidió que viniera a verte y a saber sobre el estado de Tails. Ya lo están pasando a una habitación.
Sonic se levantó en un parpadeo —¿¡En qué habitación esta!? —prácticamente le gritó.
—Calma azul, las enfermeras aún no me dicen…
—Agente Rouge, Agente Sonic —se acercó un enfermero—, vengo a comunicarles que el Doctor Prower ya se encuentra en una habitación, aunque por el momento sigue dormido por la anestesia.
—¿Cómo esta él? ¿Qué fue lo que ocurrió? —le pregunto con calma la murciélago, al ver que Sonic seguía en trance.
—Tal parece que la explosión lo alcanzó de lleno, sufrió quemaduras de primer y segundo grado en varias partes de su cuerpo, pero mayormente en su espalda, algunas laceraciones profundas y tal parece que un gas toxico se liberó en el ambiente al momento del accidente. Se encuentra estable, pero estará un tanto adolorido por unas semanas debido a los procedimientos por las quemaduras y heridas que se tuvieron que hacer, además de que su audición pareciera que también tuvo daños, pero aún no es concluyente ya que llego casi inconsciente al pabellón.
Mientras el enfermero hablaba, Sonic solo tomaba su cabeza, dando vueltas por la habitación. ¿Qué demonios había pasado en el laboratorio?, ¿por qué Tails salió lastimado?, estaba enfadado y asustado al mismo tiempo, con todos y con él mismo, pero no sabía porque, por qué se sentía así al saber que su mejor amigo se encontraba en esa situación. Muchas otras veces Tails había salido lastimado en alguna misión o en los antiguos enfrentamientos con Eggman, claro que nunca con la gravedad de ahora, pero era un riesgo que todos los agentes en terreno vivían ¿por qué le afectaba tanto ahora?, lo único que pasaba por su cabeza era llevarse al zorrito a su hogar y prohibirle volver a GUN, mantenerlo en un lugar seguro lejos de toda amenaza…
—Sonic… ¡Despierta azul!, vamos a ver a Tails ¿sí? —y Rouge solo vio el asentimiento de cabeza del erizo, antes de ver cómo se perdía por uno de los pasillos a toda velocidad. No pasaron ni dos segundos cuando volvió.
—N-no sé cuál es la habitación —dijo, cabizbajo.
—Lo sé, sígueme —Rouge lo entendía, después de todo, el zorro era el más pequeño de la extraña manada que ellos formaban. Y también sabía que Sonic era quien más lo quería y protegía.
En unos minutos encontraron la habitación, siendo el azul el primero en entrar. Efectivamente el zorrito se encontraba durmiendo recostado sobre su hombro izquierdo. Su rostro a pesar de tener algunos cortes se veía bien, pero sus brazos y parte de su torso que se alcanzaba a ver al no estar cubiertos por las sábanas se encontraban completamente vendados. Sonic solo se acercó impactado por la imagen, no creyendo que su pequeño amigo estuviera en esa condición, Rouge por su parte, revisaba el acta médica que colgaba en la camilla.
—Lo más grave fue la intoxicación por antimonio, sus pulmones y las quemaduras tenían muestras de este compuesto, aunque obviamente no saben de dónde salió. Sus quemaduras no son tan graves, una que otra dejará cicatriz, pero con su pelaje no se notaran, su piel sanará en unas semanas. Descuida Sonic, se pondrá bien.
Pero Sonic no estaba escuchando, solo se dedicaba a mirar el rostro de su inconsciente amigo. Sentía tanto miedo en ese momento, ver el rostro de su zorrito con aquella mascarilla que le entregaba oxígeno, con las vendas que se apretaban a su cuerpo, con los ojos amoratados… no quería eso para Tails.
Rouge se dio cuenta que Sonic no le prestaba atención, así que decidió dejarlo para ir a ver a Amy y contarle como se encontraba el pequeño zorro. Después volvería con algo de comer para ese erizo, que probablemente, no se movería del lugar hasta ver que Tails despertara.
Los minutos pasaban y Tails seguía inconsciente. Sonic comenzaba a impacientarse porque, a pesar de que ya había recibido la visita del médico, este solo le decía que era normal que siguiera durmiendo debido a la anestesia y los calmantes, pero para el azul esa respuesta no era complaciente porque quería volver a ver esos hermosos ojos azules y la suave sonrisa de su pequeño zorrito. Al sentarse nuevamente a su lado y con las luces bajas, pudo apreciar el agotado rostro de su amigo ahora ya sin la máscara de oxígeno.
Su mano izquierda se posó contra la mejilla de Tails, comenzado a acariciarla de forma suave —Despierta dormilón… —pedía, mientras se inclinaba contra el rostro ajeno—, no puedes dormir para siempre, me harías falta, me haces falta ahora colitas…
El azul junto sus frentes como pudo, sintiendo el silbante aliento de Tails y el suave pelaje de la mejilla de su amigo contra sus labios «¿Qué estoy haciendo?» se preguntaba, pero sin dejar de besar la zona, acercándose cada vez más a los labios ajenos «solo un beso, tal vez así despierte…» y sus labios cada vez se acercaban más a los del zorrito. Pero el beso no llego a concretarse, porque el sonido de la puerta siendo abierta asustó a Sonic, quien gracias a su velocidad fue capaz de esconderse bajo la camilla que era tapada por las largas sábanas, sin dejar ver su cuerpo.
«¿¡Qué estuve a punto de hacer!?» se repetía consternado.
Amy se acercó a la camilla al sentir al zorrito quejándose y comenzó a revisar las máquinas de signos vitales. Los calmantes suministrados se estaban acabando y Tails comenzaba a recuperar la conciencia, viendo a su amiga cambiando algunos viales y revisando sus vendas.
—A-amy… —su voz se escuchaba rasposa y quedita.
—Hola Tails, tranquilo, no hables mucho ¿Recuerdas el accidente? —el zorro asintió—, tuvieron que operarte porque resultaste herido, mayormente quemaduras, así que tendrás que cubrirte un poco estas semanas si no quieres que te vean el trasero desnudo jajaja. No te apoyes en tu espalda, te dolerá si lo haces —dijo Amy tratando de aligerar el ambiente, consiguiéndolo al escuchar reír suavecito a Tails—. Iré a buscar al doctor, ya vengo.
—N-no me dejes solo… por favor… —le pidió de forma suave, moviendo con esfuerzo una de sus manos para tomar la de la eriza. Amy lo vio con ternura, así que acercó una silla a la camilla, se acomodó y tomó la mano de su amigo para reconfortarlo.
—Tranquilo Tails, ya todo paso. Sanaras y podrás volver a tus experimentos…
—N-no quiero volver…—el rostro del zorro se miraba compungido.
—Tails…
—Cuando todo explotó…—jadeo en busca de aire— creí que moriría. Y mientras perdía el conocimiento… me he perdido de muchas cosas por estar encerrado aquí… —la eriza apretó su mano, tratando de consolarlo.
—Tranquilo amigo, cuando te recuperes, podrás hacer todo lo que tengas pendiente ¡yo te ayudaré! —le dijo entusiasmada y conmovida por la situación de su amigo—, ¿qué es lo que hace falta en tu vida Tails?
—Amor… —suspiró el zorrito— Estabilidad, quiero felicidad Amy, quiero una familia —los ojitos de Tails se hicieron brillantes por las lágrimas contenidas—. Y-yo quiero saber que se siente ser amado, quiero demostrar mi amor… tengo miedo a morir sin saber que alguien puede amarme tanto como yo a él —y las lágrimas comenzaron a caer.
—Oh Tails… —y Amy también sintió las lágrimas aglomerándose en sus ojos—. Esa persona especial tiene que estar buscándote ya Tails, solo falta que lo hagas tú también…
—Quiero que me cuiden Amy… —la respiración de Tails se volvió más silbante a medida que hablaba y lloraba.
—Tranquilo Tails, calma…—Amy comenzó a acariciar el rostro del zorrito, que lloraba quedamente.
Cuando pudo calmarse, Tails hablo sobre el accidente. A pesar de que todo era confuso, recordaba una piedra extraña y un resplandor verde que emanaba de ella. Recuerda un extraño ruido, una explosión, calor abrazador y la falta de aire inmediata. Él estaba en primera línea, porque había ido a advertirle al otro científico que estaba ahí que era mejor aislar ese artefacto.
Sentía que moría, el dolor en su cuerpo era terrible, sus oídos zumbaban y sentía su cerebro explotar. Y a medida que perdía el conocimiento, solo podía pensar en lo corta que fue su vida, en que a pesar de dedicarse a lo que más amaba (la investigación y creación) aún sentía que le hacía falta algo… Y él sabía lo que era. A pesar de haber experimentado el amor, de forma pura e inocente, nunca había sido correspondido, por lo tanto, nunca había sentido lo que era amar y ser amado en justa medida. Por su cabeza pasaron sus amigos: Amy y Rookie, con esa linda relación que tenían, Rouge y Knux, quienes ya prácticamente estaban a punto de casarse y ni hablar de Tangle y Whisper que eran la personificación de un matrimonio feliz. Y él quería vivir eso, quería tener un ser especial que lo ame.
—Quiero amor Amy… —y en un último suspiro, se durmió.
—Querido amigo, sé que lo tendrás.
Amy revisó por última vez los equipos y dejo en los goteros nuevos fármacos para aliviar un poco a su amigo. Cuando la eriza se fue y sintiéndose seguro, Sonic abandonó su escondite, sentándose nuevamente en la camilla a un lado de Tails, acariciando nuevamente sus mejillas con sus pulgares.
—Tails, mi Tails… —Sonic se sentía devastado. Nunca llego a imaginar que su mejor amigo se sintiera de esa forma, tan desconsolado y solitario.
Y él como un imbécil apartaba a todos los hombres que se pudieran interesar en el zorrito ¡es que nadie era digno de Tails!, nadie merecía su amor, sus caricias, sus sonrisas, su voz… Primero tendrían que hacerle frente a él si querían tener algo con su zorrito.
—Lo tendrás Tails, tendrás al mejor hombre en tu vida, lo prometo, te encontraré al mejor —y sus ojos no se apartaron del durmiente rostro de su amigo.
8
El alta fue dada a Tails unos días después y más que nada porque los doctores ya estaban hartos de ver a Sonic corriendo de allá para acá, quien complacía todos los caprichos de su amigo (y distraía a muchas chicas del área médica). Se había creado casi un juego entre ellos, en donde Tails pedía algo y Sonic iba por lo solicitado (generalmente helado y revistas), tratando de ser lo más rápido posible, como si fuera una carrera contra el tiempo que los hacía reír a ambos. El diagnostico era favorable, la intoxicación se había curado y las cicatrices por las quemaduras irían sanando con el debido cuidado, con la aplicación de cremas cicatrizantes y aceites para su pelaje, ya que, al haber sacado tejido de sus muslos para curar las quemaduras más graves de su espalda, ciertas áreas se veían desprovistas de pelaje. Para evitar pasar todas esas semanas de recuperación envuelto en vendas como una momia, Rouge le regaló al zorrito unas medias largas hasta el muslo y unas mangas, al igual que varios tops (sueltos y ajustados) para disimular los lugares sin pelaje de su espalda y hombros.
Le dieron una licencia a Tails de su trabajo en GUN, por lo que pasaría un tiempo en su hogar en lo que se recuperaba del todo y por extraño que pareciera, quien primero se instaló en su casa para cuidarlo fue Sonic, quien sin darle oportunidad a nadie se autodenominó el enfermero personal del zorrito. Tails por su parte solo podía reír por las ocurrencias del azul, quien no lo dejaba ni a sol ni sombra, persiguiéndolo por toda la casa, obligándolo a recostarse, no dejándole ir a su taller ni mucho menos subir las escaleras de casa para ir a su estudio.
Tails se sentía un poco abrumado por la avasalladora preocupación del azul para con él, además de las extrañas conversaciones que Sonic iniciaba cuando estaba distraído “¿Qué tipo de hombre te agrada?, ¿cómo sabes que te gustan los chicos?, ¿alguna vez has besado uno?, ¿qué encuentras atractivo de un macho?” la primera semana había sido un interrogatorio al vuelo del tipo de hombre ideal con el que soñaba el zorro, información de la cual el azul pudo recopilar los deseos de su amigo: un hombre de buen carácter, alegre, gallardo, un poco celosillo tal vez, que pueda darle seguridad y protección, que sea cariñoso y que llegue a amarlo tanto como Tails lo amaría. Eso sí, el zorrito nunca describió el aspecto físico de su hombre ideal, causando extrañeza en Sonic.
Con el pasar de los días, llegaron los presentes y actitudes cariñosas. Sonic le dejaba flores en su buró por las mañanas, regados por la casa le escondía pequeños bombones de chocolate y menta, de vez en cuando llegaba un pequeño peluche, una figurita coleccionable de aviones, inclusive tarjetas con pequeñas dedicatorias y letras de canciones que ambos conocían, la guitarra de Sonic se escuchaba más seguido en el hogar al igual que las canciones tarareadas por ambos y los abrazos y toques suaves a la cintura y colas del zorro se hicieron recurrentes. Y cada vez que Sonic veía lo emocionado y contento que se ponía el zorrito con esos presentes y actitudes, tomaba nota mental de lo que debía hacer el hombre ideal para su pequeño amigo.
Luego de haber escuchado esa conversación, no pudo evitar pensar que era su misión encontrar y seleccionar al mejor pretendiente para su zorrito. Porque él seguía pensando que nadie era merecedor del amor de Tails y se encargaría de encontrar a quien nunca hiciera sufrir a su pequeño amigo. Aunque había algo más que le inquietaba y calentaba la sangre esos días…
—Colitas, debo ponerte la crema, ven acá —le llamó el azul.
Una de las tareas que tuvo Sonic, fue aplicar las cremas y aceites para tratar las cicatrices y el pelaje de Tails y es que era imposible tratar su espalda sin ayuda y ni hablar de ir a GUN todos los días a que alguna enfermera le ayudara. Sonic se había ofrecido a hacerlo, pero claro, no pensó en lo que eso acarrearía en él. Cuando Tails se acercaba con su cara sonrojada a su amigo, hacía que el corazón del azul latiera deprisa y cuando se recostaba suave en el centro de la cama dándole la espalda, el erizo no podía apartar más la mirada de él.
El ritual de retirar las prendas de ropa del cuerpo de su amigo era casi sagrado para Sonic. El sentir los suaves y llenos muslos contra sus dedos desnudos le daba un extraño cosquilleo en su bajo vientre, pero cuando sacaba las mangas y levantaba de forma suave la camiseta para exponer su espalda, le hacía aterrizar a la realidad de que su amigo había salido herido y que debía protegerlo de todo. La espalda de Tails tenía partes con piel expuesta y algo rugosa que poco a poco iba mejorando gracias a los cuidadosos masajes que Sonic le daba, afortunadamente y gracias al aceite para pelaje, este poco a poco comenzaba a crecer en las zonas dándoles un mejor aspecto, sus hombros tenían marcas enrojecidas producto de la abrasión, por lo que también eran cuidados con mimo por parte del azul. Ni hablar de su cuello y nuca, que era casi obligación para Sonic masajearlos de forma suave, sacándole ronroneos a Tails. El erizo no podía negarlo, era una imagen sumamente sensual ver el cuerpo de su amigo de esa forma, con el zorrito soltando suaves suspiros por las caricias dadas.
Pero cuando llegaba el turno de tratar las piernas del rubio, Sonic sentía su cuerpo arder. Las zonas por tratar eran mayormente por detrás de sus muslos, de donde habían sacado los injertos de piel para las otras áreas heridas, por lo que Tails tenía dos áreas rasuradas y con piel rosada que necesitaba tratarse. Sonic no podía evitar encimarse más contra el cuerpo ajeno, ver bajo suyo y al alcance de sus manos esa pequeña cintura y el turgente trasero, lo hacían tragar duro. Aunque hace mucho tiempo llego a soñar con el zorrito en situaciones sexuales muy bochornosas, el tener en vivo y en directo el cuerpo de su amigo era completamente diferente. Se deleitaba apartando las colas que con vergüenza trataban de tapar su trasero y piernas, le encantaba poder apretar de forma suave los llenos muslos hasta el nacimiento de los redondeados glúteos (aunque en ese lugar no era necesario el tratamiento, pero eso no tenía para que saberlo Tails), sintiendo como sus manos se llenaban de la carne apretable y el corto y suave pelaje. Esos eran sus minutos del día favoritos, más cuando Tails ya completamente relajado, comenzaba a soltar suaves gemidos satisfechos por las caricias dadas y era en ese momento, cuando el azul se daba cuenta que no cualquier hombre podía tener a Tails.
No cualquiera podía tocar su cuerpo, no cualquiera podía tomarlo, no podían hacerlo suyo… y los pensamientos intrusivos en donde era él quien reclamaba a Tails eran los que lo sacaban de quicio, porque a pesar de la confusión que le causaba su amigo él estaba convencido que era solo eso, una confusión. Tails podía ser una persona muy bella tanto en el interior como en el exterior, pero a él no le gustaban los hombres. No se sentía atraído por ellos, no le gustaban las formas de un macho, mucho menos la voz grave ni el carácter que muchos tenían, ni hablar de lo que colgaba entre sus piernas y mucho menos el pensar dejarse someter por otro en la cama. Prefería la sensibilidad y calidez de una mujer, las partes esponjosas y suaves, la estreches y el calor de sus cuerpos, la voz dulce y jadeante… el someterlas bajo su cuerpo y enterrarse profundo en su interior. Y Tails no cumplía con nada de eso ¿verdad?
—Sonic, más suave…—y el letargo del azul se detuvo al escuchar jadear suavecito a su amigo, quien tenía las orejas gachas en señal de vergüenza.
«¿Qué se supone que hice?» se preguntó. Y la respuesta fue obvia al ver sus manos acunando el trasero, apretando los esponjosos glúteos, sintiendo la caliente carne entre sus dedos.
—Sorry Tails, y-yo me desconcentré je.
—No te preocupes —y las colitas se mecieron contentas sobre la cama, disfrutando del renovado masaje.
Los días siguieron su curso, con Sonic siendo todo lo que Tails pudiera desear de una pareja y Tails, cada vez más confundido por las cariñosas actitudes del azul.
9
Esa tarde era especial para Tails, llevaban unos días preparando la ocasión con Sonic. Ilusionado fue al salón donde Sonic yacía tocando la guitarra sobre el sillón, con unas hojas delante de él, tarareando una canción. El zorrito se acercó contento a su amigo sentándose cerca de él, con las mismas hojas en sus manos.
—¿Todo listo colitas? —Sonic se acercó lo más que pudo al cuerpo de su amigo, rozando sus piernas al moverse cerca.
—Todo listo Sonic, esperemos que se escuche bien. Gracias por ayudarme con la otra voz —y las colas se mecieron contentas de un lado a otro.
La mano del erizo se posó sobre el muslo del zorro, acariciando suave sobre la media de color negro que cubría la extremidad. A pesar de haber sanado sus heridas y de encontrarse con el pelaje ya renovado, Tails prefería seguir ocupándolas hasta que su rubio pelaje estuviera completamente curado y largo como el anterior (y para qué negarlo, le gustaba como lo miraban cuando las usaba). Cuando Sonic dirigió sus manos nuevamente a la guitarra, Tails aclaró su garganta y ambos comenzaron a tocar la canción.
Sonic movía con agilidad y parsimonia sus dedos, tocando los acordes correctos de la canción, entonando la segunda voz de fondo, mientras Tails cantaba dulcemente la voz principal, con los ojitos cerrados sintiendo cada palabra dicha, dejándose llevar por la emoción de tener a Sonic cantando junto a él.
—I'm gonna reach for the stars —la voz de Tails a pesar de los años seguía siendo igual de dulce y melódica. La canción que entonaban era la misma con la cual acunaba el zorrito a Sonic cuando eran unos niños, siendo modificada ahora para que dejase de ser una nana para dormir y pasara a ser una canción completa, de ellos dos.
—I never felt like this —a medida que Sonic cantaba su parte, no podía evitar mirar fijamente a Tails, quien con sus ojos cerrados disfrutaba de la grave voz del azul.
Sonic no podía evitarlo, estaba embelesado mirando los labios del zorrito, que se movían suaves al cantar la segunda voz. Solo quería tenerlo más cerca, poder sentir su aliento y su calor. Tal vez sentir sus labios. Y su cuerpo de forma inconsciente se inclinaba más contra el de Tails, sus labios cada vez más cercanos, sintiendo las palabras, sintiendo la canción como algo solo de ellos dos.
—Just take my hand, we're gonna reach for the stars —la canción llegaba a su fin y en la última estrofa ambos se miraron fijamente. Sintiendo el magnetismo entre ambos, sus bocas se acercaban cada vez más, a medida que la canción acababa—. Tonight...
Se miraban fijo a los ojos, Tails con un gran sonrojo en su rostro haciéndolo ver aún más adorable y Sonic respiraba profundo, haciendo que su respiración se escuchara pesada en el reducido espacio entre sus bocas. Ningún podía (ni quería) apartarse de ese reconfortante lugar y mientras las manos de Sonic, ya libres de la guitarra, se dirigían a la cintura del zorrito, Tails de forma tímida terminó de acercar sus rostros, cerrando sus ojos al impactar su boca contra la del erizo.
Sus labios se habían encontrado en un casto y puro beso. Solo una presión, que se sintió aún más placentera al soltar Tails un ahogado suspiro. Sonic no podía cerrar sus ojos, impactado al sentir ese calor abrazador y las cosquilleantes ganas que tenía de profundizar el contacto. Tails de forma tímida lamió suave el labio inferior del azul y al sentir que las manos en su cintura se apretaban contra su carne, se animó a tratar de profundizar el contacto. Pero cuando comenzó a dejar caricias más húmedas en los labios ajenos, el hechizo fue roto por Sonic, quien se apartó despacio del rostro de su amigo. Tails no sabía que ocurría, pero era el momento, debía serlo…
—S-Sonic, hay a-algo que debo decirte… —sus orejitas bajaron en vergüenza.
—Tails… —y Sonic solo se ponía más ansioso al ver el rostro sonrojado de su amigo.
—Estoy e-enamorado de ti, d-desde hace mucho tiempo Sonic y… —y las palabras se detuvieron al dejar de sentir el contacto y la cercanía del erizo.
Sonic se había apartado de forma lenta del cuerpo de su amigo y ahora rehuía su mirada. No sabía que decir, porque nunca imaginó que esto podría pasar. Es su mejor amigo, su confidente, un hombre… y los demonios internos de Sonic parecieran que eran tan poderosos, que se veían reflejados en su exterior, haciendo que el zorrito lo mirara asustando, entendiendo la situación.
Tails se sentía devastado, había malinterpretado todas las atenciones del erizo. Por un momento había pensado que su amigo comenzaba a tener otros sentimientos por él, que comenzaba a verlo con otros ojos.24. El que ya no mencionara a ninguna mujer, el que pasara más tiempo a su lado, el que lo apartara de otros hombres, el cuidado casi reverencial que le daba, no eran más que malas interpretaciones de su cerebro y Tails se sentía fatal por poner a su amigo en esa situación.
El zorrito se levantó del sillón, yendo a la cocina para poner distancia con el erizo. Sonic sin embargo al ver la acción había intentado retenerlo con él, pero sin conseguirlo al no alcanzar a sujetar su brazo para evitar la huida.
—Tails, yo no…—sus palabras se vieron interrumpidas por el zorro.
—Descuida Sonic. Perdóname por ponerte en esta situación tan incomoda… —y la voz del rubio se escuchaba quebrada, tratando de mantener la entereza.
—Discúlpame buddy, yo no… siento lo mismo… —el término “buddy” volvió a ser usado. Ya no había más “colitas”, ya no había más intimidad entre ellos.
—N-no te preocupes, olvidado ¿quieres? —y Tails seguía dándole la espalda al erizo, sin poder mirarlo a la cara.
—Pero Tails, somos amigos y… —Sonic quiso acercarse, pero parecía que el zorro lo había sentido, ya que trato de apartarse aún más, enrollando sus colas contra su cuerpo.
—¿Puedes dejarme solo por favor, Sonic?, no te preocupes, todo está bien…
—Yo… —Sonic no sabía qué hacer en esa situación. Su mejor amigo se le había declarado y él no sabía cómo reaccionar. En su interior había tantas ideas contradictorias, porque una parte quería irse y dejar en paz al zorro y la otra quería ir y aferrarse fuerte al cuerpo contrario. Al final optó por la opción más sensata, darle su espacio a Tails.
Sonic se dirigió a la puerta y desde ahí volvió a ver al zorro, quien se sujetaba del mueble de la cocina— ¿Seguimos siendo amigos no? —y la respuesta demoró en llegar.
—Sí… —y el cuerpo de Tails tembló entero al sentir la puerta abrirse y cerrarse unos segundos después. Ya no podía aguantar, así que simplemente dejó salir su llanto desesperado.
El pequeño zorro se deslizó por el mueble hasta quedar arrodillado contra el suelo, tratando de tapar su llanto al llevar sus manos a su boca.
—Lo arruiné, lo arruiné… —y el llanto siguió.
10
Tails llevaba unas semanas sin ver a Sonic, ni en su casa ni en las instalaciones de GUN. Había escuchado por boca de Amy que el azul había vuelto a sus andadas de noches de discotecas y pubs, lo cual preocupaba a la eriza porque pensaba que esa etapa de desenfreno por fin había sido superada por su amigo. Por lo mismo, Tails prefería no verle la cara al erizo para evitar el sufrimiento de pensar que ya se había acostado con cuanta chica se le cruzase, mientras el sufría por un amor no correspondido que no lo dejaba avanzar.
A pesar de sentirse devastado, este rechazo le servía como puntapié para dejar ir esos sentimientos románticos por su amigo. Debía ser racional y entender que era imposible que Sonic se fijara en él, un simple zorro, un hombre, al fin y al cabo. Debía ser fuerte y esperar, el tiempo lo cura todo y lo más probable es que Sonic ya no rondara por GUN, para evitar la incómoda situación de encontrarse.
Pero se equivocó, porque Sonic volvió a sus andadas por GUN unas semanas después de lo ocurrido y aunque todo parecía bien entre ellos, Tails sentía la desazón que provocaba el pensar que sus sentimientos valían tan poco que eran fácilmente olvidables por quien llamaba su mejor amigo. Aunque al mismo tiempo agradecía el que pudieran seguir como siempre, como si nunca le hubiera confesado su amor ¡es que era tan confuso!, no podía dejar de pensar en el rechazo de Sonic, pero tampoco quería apartarse de su lado, prefería seguir siendo amigo del azul a perder su compañía.
Pero al mismo tiempo el pequeño zorro quería paz, quería avanzar. Así que, optando por la mejor opción, había comenzado a pasar sus días y noches en GUN (ya que sabía que Sonic no resistía mucho tiempo encerrado), había comenzado a ser el apoyo técnico de Shadow y tomaba cuanta investigación llegaba a los laboratorios. No podía evitarlo, ver a Sonic y saber que nunca podría estar en sus brazos ni podría sentir su calor, lo entristecía profundamente, pero tampoco quería imponerse a su amigo y evitar que él alcanzara la felicidad que algún día llegaría. Prefería dar un paso al costado y comenzar de cero, tratando de que ese amor imposible fuera su motor para seguir adelante y quizás, en algún tiempo y ya repuesto, volver a enamorarse de alguien más.
—Hey Tails ¿vas a ir a la fiesta del cuartel?, están planeando poner máquinas recreativas ahora —comentó Rouge, quien entraba al cuarto de Tails siendo seguida por Amy.
—Sabes que no me gustan mucho Rouge…
—Vamos zorrito, te hará bien. Te hemos visto muy alicaído últimamente y no nos has querido contar que pasa —le recriminó la albina, recostándose en la cama del zorro.
—¿Es por Mike?, sé que te ha estado siguiendo de nuevo —le preguntó amable la eriza.
—¿Quién? —y Tails estaba sumamente extrañado, porque no recordaba haber visto al lobo últimamente.
—Amigo ¿qué te ocurre? Mike te ha estado comiendo con los ojos todos estos días. Y coincidentemente tienes el ramo de flores que el andaba paseando el otro día —y Rouge le señalo dicho ramo, que estaba sobre su escritorio dentro de un florero.
Tails no tenía idea que había sido el lobo quien se lo había dejado, ya que este estaba en su puerta la tarde anterior, con solo una nota la cual ni si quiera leyó. Cuando se acercó a su buró para buscarla, leyó “Por favor conversa conmigo”, siendo firmada con una M y no había más. El zorrito suspiró, tratando de recordar algo que no fuera la ausencia de Sonic en su vida, dándose cuenta de que era casi imposible.
—Tails, nos estas preocupando ¿es cierto que vas a entrenar a las cinco de la mañana? Amigo que te ocurre… —la eriza lo miraba preocupada, era como si Tails quisiera estar ocupado todo el día, tratando de huir de algo.
—A esa hora esta Shadow, él me está ayudando a entrenar…
—¿No que Sonic era tu entrenador? —comentó extrañada Rouge, al saber que su amigo azabache pasaba tiempo con el zorrito.
—E-es que fui el apoyo técnico de Shadow en la última misión y no estaba feliz con mi rendimiento, así que me está entrenando a su gusto.
—Zorrito, Shadow va a destrozarte, ten cuidado, a veces es un bruto de primera y no se contiene —y Rouge le sonrió de forma pícara, levantando sus cejas.
—¡Rouge! ¿¡Qué estas insinuando!? —y Tails se sonrojó, entendiendo el doble sentido. Amy solo rio por la ocurrencia de la albina.
—Amigo, necesitas distraerte. Vamos a la fiesta, Rouge colara a Knuckles, así que estaremos todos ¡anímate!
—Lo pensaré chicas, pero no aseguro nada —y sonrió, dejando más tranquilas a sus amigas.
Tails pasó los días en una rutina sin tregua, tratando de pasar el menor tiempo en compañía de Sonic, poniendo de escusa investigaciones, entrenando cada vez más temprano para evitar pillarse al azul en el gimnasio (que insistente le preguntaba porque ya no entrenaban juntos), yendo como apoyo técnico en las misiones del azabache, aunque no lo necesitara. Las semanas pasaban sobrecargadas para el zorro, dejándolo agotado física y mentalmente, no dejándolo pensar en Sonic, en su amor, en su desgracia. Pero todo tenía un punto de quiebre y ese fue el día en donde Shadow tuvo que llevarlo de regreso a su habitación por desmayarse de agotamiento mientras entrenaban y al despertar unas horas después, solo en el cuarto, se dio cuenta de que no podía seguir así.
«¿Qué estoy haciendo?, matándome para no pensar en él, haciéndome daño…» Cuando logró levantarse, se dio cuenta que había dormido prácticamente todo el día y que, en su buró, había una bandeja con comida saludable, la nota era tan escueta, que sabía perfectamente de quien era “Come” decía en una pulcra caligrafía. A pesar de no tener la amistad más reconfortante del mundo, le alegraba tener a Shadow con él, ya que era el único que no se creía su padre o madre para sermonearlo. También encontró en su pizarra un gran escrito, donde sus amigas le decían que a las ocho de la tarde comenzaba la fiesta y que debía ir cerca de las ocho y treinta. Sobre el escritorio, había un conjunto de ropa, seguramente dejado por Rouge (ya que Tails había optado por seguir ocupando las medias y a veces los tops y hoodies que le regalaba la albina) para que fuera utilizado en esa oportunidad.
Decidió ir a la fiesta para distraerse, más que nada porque sabía que cierto azul no iba a ellas (según él, estaba fuera de sus estándares el enredarse con una compañera de trabajo). Esa noche por alguna extraña razón, quería verse bien y deseable, así que optó por usar la ropa dejada por su amiga. Tal vez podría dejarse llevar por sus instintos o simplemente sacarse de la cabeza al erizo azul por un rato y divertirse como el adulto que era junto a sus amigos. No sonaba mal, comenzar a dejar atrás…
Por otro lado, y siendo las ocho y veinte minutos, el grupo de amigos conformados por Rouge, Amy, Rookie y un equidna de incognito (con sombrero y chaqueta vaquera), se apoderaban de una mesa para pasar esa noche de fiesta. GUN se dedicaba a hacer una fiesta masiva una vez al mes para poder distraer a sus empleados y darles tiempo de esparcimiento y reconocimiento de sus otros colegas, esto resultaba muy bien, en especial para aquellos que vivían enclaustrados en el cuartel. Comenzaron a buscar tragos y comida, saludando de vez en cuando a algunos colegas que por los lugares de trabajo no se veían comúnmente y cuando a lo lejos visualizaron a Tails, los cuatro se sorprendieron. Como nunca el zorrito estaba vestido con un atuendo completo, las medias largas color negro, el short de tiro alto hasta su cintura que se ajustaba a todas sus curvas también en negro, una blusa blanca de mangas largas y abombadas que solo cubría su pecho, zapatillas y guantes blancos cerraban el conjunto.
—¡Tails! ¡Estas para comerte! ¡Te quedo perfecto el atuendo! —y la primera en pararse a recibir al zorrito fue la murciélago, encantada con la estampa de su amigo. Además de que había visto a muchos girar la cabeza para mirar al zorro, que bamboleante se mecía de allá para acá.
Al acercarse Tails y ver la reacción de sus amigos, de forma coqueta dio una vuelta, mostrando todo el conjunto y el detalle que no pasó desapercibido: Una cinta roja, formando un gran moño sujeto de las bases de sus esponjosas colas, como si fuera la cinta de un regalo, detalle que había decidido usar el propio zorro.
—He de admitir que por un momento dudé de mi heterosexualidad —comentó divertido Rookie, haciendo reír a Amy también. Knuckles solo levanto su vaso de cerveza en dirección al lobo, haciendo un salud. Cuando Rouge y Tails llegaron a la mesa, Tails de forma coqueta dio un saltito para sentarse en la silla alta.
—Así que, zorrito ¿a quién buscas impresionar esta noche? —preguntó Amy, sonriéndole a su amigo, feliz de verlo así de repuesto.
—En realidad… no sé, solo quería verme bien y no iba a desperdiciar la ropa que tan amablemente me dejaron —y Tails también sonrió, contento de haber causado esas impresiones a sus amigos.
Siguieron conversando un rato, hasta que alguien inesperado apareció en escena.
—Que maravilloso regalo, me alegra que mi entrenamiento sea de tu agrado Miles —y Shadow pasó de forma sutil su enguantada mano por la curva que hacia la cintura de Tails hasta la base de las colas, comenzando a jugar con el moño rojo. El zorrito por inercia, enredó sus colas en el cuerpo del azabache.
—No es precisamente para ti —y le sonrió.
—¡Tú aquí!, por Caos hay que pedir un deseo jajaja —se reía Rouge, al ver como Shadow se acomodaba en una silla junto a Tails—. Primero Tails y ahora tú, es nuestro día de suerte.
—Hace mucho que no compartía con ustedes, además, algo me llamo mucho la atención para venir ¿te encuentras bien Miles? —le preguntó mientras lo miraba.
—Si, gracias por lo de la mañana. Creo que realmente estaba agotado —y le sonrió tranquilo, mientras bebía del coctel que le acercó Rookie.
—Cuando te vi durmiendo me extrañé, pero cuando vi la bandeja con comida y la nota de Shadow entendí. Debes cuidarte Tails, pero me alegra mucho que estés aquí esta noche —y Amy tomo la mano del zorro por sobre la mesa, contenta de tener a uno de sus mejores amigos con ella.
La conversación siguió entre todos, entretenidos mientras reían y charlaban de todo y nada. Cuando la música cambio a algo más movido, Knuckles y Rouge se levantaron de inmediato. Cuando Rookie invitó a bailar a Amy y esta miró nerviosa al zorro, Tails se dio cuenta de la situación, diciéndole a la eriza que fuera, que él estaba bien y que no se preocupara. Cuando Shadow también le informó a Amy que se quedaría, esta se fue más aliviada al saber que el zorrito no se quedaría solo.
—Así que ¿estas huyendo del faker Miles? —le preguntó sin tapujos el azabache. Tails solo siguió tomando de su bebida, jugando con la pajilla entre sus labios.
—No… solo no hemos coincidido —y Tails volvió a sonreír, aunque de forma triste. Shadow lo miró serio, poniendo nervioso al pequeño zorro que meneo sus colas de allá para acá.
Shadow lo miró fijamente, como si pudiera escudriñar en la mente del zorrito, hasta que al final anuncio —Vamos a jugar a los dardos Miles, no me apetece quedarme aquí sentado —y simplemente tomo la mano del rubio y se lo llevo a un rincón en donde habían instalados juegos recreativos, mesas de pool y dianas para dardos.
Para hacerlo más interesante, Shadow le propuso apostar, pero el zorro negó entre risas ya que obviamente ganaría el azabache al ser un agente de elite con clasificación S+ en manejo de armas, por lo que apostar en los dardos no era una decisión muy inteligente. Shadow un poco desconcertado por todo lo que sabía el zorro, solo comenzó a jugar. Las conversaciones eran entretenidas, más que nada de misiones por parte del erizo y de datos curiosos por parte del zorro. Ambos se la estaban pasando bien, hasta que cierto lobo apareció en escena.
—Tails ¿podemos hablar? —preguntó a una distancia prudente, al ver al Agente Black ahí.
—Ammm… —el zorrito iba a negarse. No quería estar con Mike, aun no se sentía con tanta confianza.
—Yo creo que no, vamos Miles —y Shadow simplemente lo sacó de ahí, llevándolo a la barra donde pidió algo para los dos.
—Él es muy insistente contigo.
—No aceptó muy bien mi rechazo… gracias por sacarme de ahí, aunque tendré que hablar con él en algún momento, para que al menos me deje en paz —y mirando su trago, decidió darse valor de la forma más cobarde posible. El trago dulce paso como un simple jugo, haciéndole escocer un poco la garganta.
—Aunque veo que no escogiste la mejor opción…
—Bien, creo que ya se fue ¿seguimos jugando? —y Tails tomo su mano para llevarlo de nuevo a los dardos, en donde se les unió Rookie y Knuckles, con quienes si apostó Tails.
Un rato después y viendo que el zorrito no se quedaría solo, Shadow volvió a la mesa donde encontró a sus amigas y al faker azul. Se extrañó, ya que Sonic nunca había ido a esos encuentros, alegando que no era su estilo una fiesta con tanto contenido infantil (porque ya muchos sabían que al azul solo le gustaba ir a beber y terminar encamándose con alguna chica de bar). Se veía enfadado, mientras miraba a lo lejos un punto fijo. Sin darle mayor importancia, se sentó junto a ellos.
—Faker —saludó el azabache.
—Imbécil —contesto el azul con enojo.
—¡SONIC! —gritó Amy.
Shadow se tragó el disgusto ante el saludo tan agresivo del azul ¿qué diablos le pasaba?
—Discúlpalo Shadow, parece que Sonic no ha tenido un buen día jajaja —y la murciélago se rio, no importándole el ceño fruncido del azul.
Y claro que el azul no había tenido un buen día, no había visto ni tenido noticias de Tails en todo el puñetero día y eso le extrañaba porque de algún modo siempre encontraba la forma de topárselo, aunque fuera unos minutos en los pasillos de GUN, así que sí, estaba un tanto molesto. Sabía que había sido un cretino al ignorar al zorrito todo ese tiempo después de la confesión, pero él también estaba confundido, no sabía que pensar ni sentir. Así que había recurrido a su rutina segura, salir a bailar y encontrar con quien desfogar sus pasiones. La primera semana estuvo bien, aunque no llego a intimar con ninguna chica (cosa que le extraño bastante ya que llevaba meses sin tener sexo), la segunda semana fue pasable, aunque ya no encontró placentero refregarse junto a su pareja de baile, la tercera semana desistió de buscar compañía y solo se dedicó a beber en la barra de los bares, rechazando a toda mujer que se le acercaba.
Se estaba volviendo loco, el recuerdo de los suaves labios de Tails no lo dejaba en paz. Inclusive intentó mirar a otros hombres que pudieran ser catalogados como “lindos” y solo le causaban rechazo, uno hasta se le insinuó al ver como rechazaba a tanta mujer y el pobre hombre solo se ganó un puñetazo directo al estómago cuando quiso tocar su mano. No era eso, no quería un “hombre”, quería un pequeño zorrito rubio, de dos colas, llamado Tails. Y estaba perdiendo la cordura porque su amigo ya ni siquiera pasaba tiempo con él y resultaban infructuosos sus intentos de volver a esa cercanía tan reconfortante que habían logrado. Y ahora cuando por fin sabía de él (gracias a Amy que por casualidad le comentó que Tails de forma milagrosa estaba en la fiesta), su enojo creció exponencialmente al verlo «¿Por qué está vestido así?, ¿para quién se vistió así?» se preguntaba, furioso al ver como Tails atraía las miradas de tanto hombre, dando saltitos contentos por (al parecer) haber ganado a Knuckles quien solo se tiraba las púas de su cabeza enfadado, mientras Rookie solo reía de la situación. Pudo ver cómo se acercaba un lobo blanco, el muy insistente Mike volvía a la caza de Tails y eso enfurecía más al erizo azul.
—Si que es insistente Mike, pobre de nuestro amigo, no van a dejarlo en paz —comentaba de forma pícara Rouge.
—Igual me da un poco de pena, Mike se ha estado comportando bien con Tails, pero este ha estado tan distraído que ni cuenta se da —respondió Amy.
—Es que lo abordó de mala manera desde un principio y eso asustó a nuestro zorro. Si llegara alguien a ofrecerme una noche de pasión desenfrenada, hipotéticamente claro, yo no tendría problemas en decirle que sí, porque mi forma de ser y de pensar me lo permite. Pero si eso mismo se le ofrece a Tails, quien es un ser tan correcto y sentimental, obviamente lo espantaría —mencionó la albina.
—Mike me ha estado pidiendo consejos, tal vez ahora si quiere algo más serio con Tails…
Y el sonido de un cristal rompiéndose los sorprendió a todos. Sonic había apretado tan fuerte su vaso, que este se había trizado en su mano, afortunadamente, sin llegar a lastimarlo más allá de unos cuantos cortes superficiales (gracias a su guante que ahora se manchaba de carmín). El azul le dio una última mirada al zorro, que se escondía detrás de Knuckles quien al parecer estaba echando al lobo.
—Voy al baño —gruñó, mientras se alejaba de la mesa.
—Eso fue extraño y curioso… —dijo Rouge. A los minutos llegaron los tres amigos que faltaban, sentándose con nuevos tragos cada uno, a conversar. Por alguna extraña razón, ni Amy, ni Rouge, ni Shadow, mencionaron que Sonic se encontraba en la fiesta.
—Vaya, vaya, vaya, el pequeño Tailsy por fin se une a la fiesta ¿qué te trae por estos lugares tan desconocidos para ti? —preguntó al acercarse un chacal. Era Zero, el mejor amigo de Rookie, a quien saludo con un choque de puños.
—Nada que te pueda importar Zero —y sus palabras sonaron lentas y sedosas, ya influencias por el letargo que causa el alcohol.
—Agente Jackal para ti zorrito —le corrigió, con una sonrisa altiva.
—Doctor Prower para ti, chucho —y le corrigió también, mirándolo de forma desafiante. El alcohol hacía que Tails sacara toda esa fortaleza interior que estaba siempre escondida. Para darle más énfasis, el zorrito se sentó derecho en su silla cruzándose de piernas y levantando sus esponjosas colas, de forma desafiante.
Los dos no se apartaban la mirada, casi parecía un reto en donde el que primero apartara la vista perdía. Nadie hablaba en la mesa, todos expectantes de lo que ocurría. Hasta que el chacal comenzó a reír sin tapujos, divertido por la situación.
—Me gusta este nuevo Tails. Lo haces bien chico, vamos a bailar —y el chacal siguió riendo, mientras tomaba una de las manos del zorro, para comenzar a jalarlo a la pista.
—¿¡QUÉ?! —y la mayoría estaba sorprendido de ese extraño enfrentamiento, menos Rookie y Shadow que ya conocían el carácter del otro can.
Tails para no ser menos, simplemente tomó de un solo trago lo que quedaba de su bebida y se dejó guiar por Zero a la pista de baile.
—¿Q-Qué acaba de ocurrir? —preguntó extrañada Amy, quien sentía que se había perdido de algo.
—Zero es así de extraño, demuestra de raras formas cuando le interesa alguien —contesto Rookie, mientras comía—. A mí, por ejemplo, me demuestra su cariño golpeándome y el muy desgraciado no tiene la mano ligera precisamente.
—¡Sí! ¡Tails si o si sale con un hombre esta noche! —y Rouge estaba feliz, porque por fin su amigo estaba olvidando los malos ratos que lo llevaron a estar triste el último mes.
Todos seguían en lo suyo, Shadow conversaba con Rouge, Rookie y Knuckles fueron a las máquinas recreativas y Amy se fue a bailar con sus amigas del área médica. Todos contentos, excepto un erizo azul que se movía por los recovecos oscuros del salón, vigilando, acechando…
Sonic no podía apartar la vista del zorrito que coqueto se movía de allá para acá, siendo guiado por un chacal que en cada oportunidad que tenía, agarraba las colas del rubio, que, al sentir el tacto se apartaban juguetonas haciéndolos reír a los dos. Debido a la distancia no podía escuchar la conversación, pero si veía perfectamente las sonrisas coquetas, los acercamientos innecesarios de sus rostros, los cuerpos frotándose con cada vuelta y paso que daban. Quería ir y apartar las manos de ese idiota del cuerpo del Tails, quería que se apartara y que no volviera a mirar al zorrito. Pero no debía, porque el zorrito debía tener la oportunidad de conocer a alguien más, alguien que correspondiera sus sentimientos y aunque eso le dolía, debía dejarlo ser feliz con otro.
Por su parte Tails la estaba pasando increíble. Zero era un gran bailarín y lo guiaba de las mil maravillas, le enseñaba pasos y lo hacía girar sin problemas. El alcohol también lo ayudaba a desinhibirse, ya que los tres vasos estaban haciendo efecto, haciendo que su cabeza se sintiera ligera y que la vergüenza que pudiera sentir por su forma de bailar o vestir no importara en lo absoluto. Se sentía feliz, en su cabeza no había nada más que no fuera el sentir la música, las manos que se aferraban a su cintura, el toqueteo constante a sus colas, las risas graves del chacal en sus oídos.
—No sabía que bailabas tan bien Tails.
—Yo tampoco jajaja.
—Deberías venir más seguido a las fiestas, incluso, podrías salir a bailar conmigo… —y el chacal, aprovechando que Tails se dejaba hacer, recorría su cuerpo de forma suave, tanteando terreno, fijándose si el zorrito lo apartaba si tocaba en algún lugar muy comprometedor.
Pero no pasaba, porque el rubio estaba en un limbo de felicidad y placer, sintiéndose bien con los toques que recorrían todo lo que tuviera a mano.
—Puede ser… —y el abrazo de Zero en su cintura se hizo más ajustado y el cosquilleo en su cuello se acentuó al sentir los colmillos que recorrían el lugar.
—Puede que no —y el momento mágico se rompió, cuando Tails sintió como era arrebatado de los brazos del chacal, para caer en otros. El ligero mareo que sentía no le permitía identificar quien era, pero el calor de ese pecho y los fuertes brazos no le desagradaban en absoluto.
—Ohhh tu por aquí ¿qué es lo que pasó hoy que tenemos a todos los agentes estrella de GUN en este lugar? —Zero terminó su comentario, en especial cuando vio la mirada penetrante que echaba chispas de electricidad—. Tranquilo Agente Blue, es todo tuyo. Nos vemos después Tailsy, mi oferta sigue en pie… —y se marchó.
Las colitas del zorro se movieron con entusiasmo cuando escuchó el apodo dicho por el chacal y eso solo hizo enfadar más a Sonic, que enojado levantó a Tails y lo cargó contra su cuerpo. Las piernas y brazos del zorrito se enredaron rápidamente contra el cuerpo ajeno, dejándose llevar «Se siente tan bien…» pensaba el rubio, escondiendo su rostro contra el cuello de quien lo llevaba, donde había un olor masculino que le era tan familiar, que lo hacía tan feliz y eso se demostraba en sus colas que no dejaban de menearse de un lado para otro, atrayendo la atención de varios hombres que se apartaban del camino del erizo, quien se mostraba más que enojado con lo que estaba sucediendo.
Cuando Sonic llegó a la mesa, dejo a Tails sentado en su silla, en donde el zorrito al final se acurruco en el hombro de Amy quien le hablaba.24. El erizo se dirigió a la barra a buscar un vaso de agua para su amigo, para intentar que el alcohol abandonara el cuerpo del zorro y lo dejara pensar, pero al volver, solo se encontró con que Tails terminaba de beber el contenido de un vaso que, al parecer, le había quitado a Rouge. Amy y Rookie lo miraban asombrado, Rouge solo se reía de la osadía del zorrito y Knuckles lo alentaba a terminar de beber.
Tails dejó con un golpe el vaso sobre la mesa, riéndose de su hazaña. Ya no le encontraba sentido a nada, solo sabía que estaba muy feliz y que se sentía muy bien. Todos en la mesa comentaban lo que había hecho, pero al zorro poco y nada le importaba, eso sí, se asustó cuando un vaso fue dejado de golpe frente a él en la mesa, con un líquido transparente que Tails tenía la sospecha de que era agua. La mano sin guante acercó el vaso a su cuerpo, pero Tails lo empujo de vuelta, lejos de él. No quería agua, estaba bien, así como estaba. Pero quien le ofrecía el vaso no desistió y con más ímpetu lo acercó a él.
—No quiero agua… —dijo, haciendo un puchero. Sus amigos en la mesa solo rieron de la ocurrencia.
—Vas a tomártelo Tails —y la voz ronca se le hizo tan conocida, que su vista se dirigió hacia arriba, de donde provenía la voz. Era Sonic, que con el ceño fruncido lo miraba.
—¡Sonic!, ¡estas aquí! —y las risas fueron más fuertes por parte del grupo, al darse cuenta de que Tails no se había dado cuenta que, quien lo llevo a la mesa, había sido su amigo azul.
Las colitas del zorro se enredaron contra el cuerpo del erizo y su sonrisa se hizo enorme. Ahora entendía porque estaba tan a gusto entre esos brazos. Sus manos se elevaron para llegar al rostro enojado del erizo, tratando de tocar sus mejillas y púas, pero su habilidad motriz se estaba perdiendo gracias al alcohol. Las risas no se hicieron esperar, la gran mayoría reían menos Sonic, que seguía enojado por todo lo que había visto hacer a su zorrito. Ni tonto ni perezoso se agachó un poco para pasar sus brazos por la cintura del rubio y esconder su rostro contra el cuello ajeno, en donde suspiró cansado, provocándole cosquillas a Tails.
—Eres un desastre Tails, toma el vaso de agua y te llevaré a tu cuarto —le había dicho el erizo.
—Pero no quiero dormir… —y el puchero volvió a su rostro.
—Déjalo en paz Sonic —le recriminó Amy—. Tails, toma el vaso de agua y después sigue disfrutando la fiesta, no te preocupes.
—Si me tomo el agua…—pausa— ¿me dan otro de esos juguitos amarillos? —preguntó, señalando el vaso que vació hace un rato.
—Si —contestó contenta Rouge.
—No —contestó enojado Sonic.
—Sonic, ya que estas tan servicial ¿podrías ir a buscar bebidas para nosotras?, nos encargaremos que Tails se tome el agua —le pidió Amy, quien con una sonrisa forzada le señalo la barra.
Sonic le gruño a Amy, cosa que sorprendió a los presentes, pero al final se fue a la barra. Mientras Knux y Rookie volvían a las maquinitas, entre Amy y Rouge convencieron a Tails de que se tomara el agua, quien a regañadientes lo hizo, más que nada porque realmente se encontraba sediento. No pasaron ni unos segundos cuando Tails se levantó de su silla, impulsado por la necesidad de ir al baño, haciéndolo desaparecer por la puerta principal.
—¿Dónde carajo está Tails? —preguntó enfadado Sonic, al no ver a su pequeño zorro en la mesa.
—De repente se levantó y se fue. A de haber ido al baño, ha bebido bastante esta noche —comentó la albina, quitándole importancia al hecho al comenzar a beber de su nueva bebida.
Y ni tonto ni perezoso Sonic se fue al lugar indicado, pero el pequeño zorro no estaba ahí. Fue a buscarlo en la zona de máquina y tampoco estaba. Lo busco rápidamente por la pista de baile y tampoco estaba ahí. Estaba comenzando a asustarse y decidió volver a los baños a ver nuevamente, cuando a lo lejos en un pasillo divisó las esponjosas colas y el miedo que había sentido se transformó en rabia pura y dura.
Tails estaba en los brazos de un lobo, más específicamente, en los brazos de Mike, quien con desesperación se aferraba a su cintura, mientras compartían un apasionado beso, en donde Tails se abrazaba a su cuello para mantenerse estable. Pero el lobo estaba tan excitado que cada vez se encimaba más contra el cuerpo del zorro, ahora aprisionándolo contra la pared, buscando inmiscuirse entre sus piernas, levantando al rubio desde uno de sus muslos para tener mayor contacto.
Sonic estaba furioso, porque aún recordaba las palabras de su amigo, su “Estoy enamorado de ti, desde hace mucho tiempo” parecía que no era verdad, porque de lo contrario no estaría besuqueándose con el primer imbécil que se topaba, ni se hubiera estado sobando con otro idiota en la pista de baile ¿verdad?, y su rabia fue aún mayor cuando, al acercarse, pudo notar perfectamente como el desgraciado del lobo comenzaba a dar empujones con su pelvis.
Enfadado como estaba, quito de un solo jalón al lobo del cuerpo de Tails, quien termino resbalando por la pared al ya no tener el soporte del otro, quedando sentado en el suelo.
—Vuelve a acercarte a él y juro que eres hombre muerto —le había gruñido el erizo al lobo, cuando lo tomo del cuello de la chaqueta que llevaba. Este solo se asustó y se largó del lugar, intimidado por el palpable enojo del azul.
Sonic tomó con brusquedad al zorrito de sus brazos, levantándolo del suelo y cargándolo entre sus brazos, comenzando a caminar directo a la salida del ala oeste. De reojo pudo ver a Rookie, a quien simplemente le hizo una mueca de despido desapareciendo por otro pasillo. Había pensado llevar al zorro a su habitación ahí en GUN, pero era preferible llevarlo a su casa para evitar que cualquier idiota intentara aprovecharse del estado del rubio. En unos minutos, ya estaba en casa de Tails al cual soltó sin miramientos sobre el sillón de su sala debido al enojo que sentía.
El pobre zorro sentía su cabeza dando vueltas de una forma ya no agradable. Cuando abrió sus ojos se dio cuenta de que estaba en su casa ¿cómo había llegado ahí?, se preguntaba. Cuando logró sentarse, noto una figura azul que lo miraba enfadado, con los brazos cruzados sobre su pecho.
—¿S-Sonic? —preguntó confundido, volviendo a sentir su cabeza embobada por el alcohol.
—Si, Sonic, el hombre que dijiste amar hace un mes —y el azul no sabía porque desquitaba su furia con el zorro, que lo miraba extrañado. Se sentía aún colérico por todo lo que tuvo que ver esa noche.
Pero al mismo tiempo esa furia se transformaba en excitación, al ver al pequeño zorro tan vulnerable, con las orejitas gachas, con las colas que trataban de cubrir su cuerpo, con los ojos brillantes y expectantes. Los labios rojos de haber sido besados hace unos minutos…
Tails lo ignoró olímpicamente. Simplemente se levantó y le paso por el lado, yendo a la cocina donde se sirvió un vaso de agua bebiéndolo de golpe. Al recargarse en el mueble, Sonic lo notó, el moño rojo en las colas del zorrito como si fuera un regalo y no pudo evitar callarse la duda.
—¿Para quién es el regalo Tailsy? —preguntó sarcástico mientras se acercaba por la espalda de su amigo.
—¿Regalo? —y Tails no entendía del todo lo que hablaba el erizo. Su cabeza aún se sentía ligera, pero definitivamente sintió el apretón a las bases de sus colas y el jalón que le siguió a través de toda la extensión de estas. El gemido fue inevitable al ser una zona erógena para él.
Sonic solo gruñó satisfecho, acercándose aún más al cuerpo ajeno.
—Pensé que no ibas a esas fiestas y menos que te ofrecías de esa forma… —y a cada palabra que decía, más se acoplaba a las curvas del zorro.
—Y-yo no me ofrezco… —Tails podía sentirlo, el calor que desprendía el azul contra su espalda y le era inevitable el querer tenerlo más cerca y entre sus colas, que se habían enroscado contra las piernas del azul, acercándolo más.
—¿No?, ¿qué haces vestido así entonces?, ¿qué hacías bailando con el imbécil de Zero? —sus manos fueron a parar a la cintura, que apretó de forma suave—, ¿qué hacías besando al cretino de Mike? —y el agarre fue más firme, llevando todo el cuerpo de Tails contra el suyo, acoplándose a las curvilíneas formas del rubio.
A pesar de aguantar el gemido este se escuchó de forma ahogada en la boca del zorro. No podía evitarlo, tenía al hombre que amaba justo detrás suyo entregándole su calor, pero su cabeza le recordaba una y otra vez que ese hombre lo había rechazado hace poco tiempo y que todo lo que había dicho, hecho y vivido esa noche era para sacárselo de la cabeza, para comenzar a olvidar. No se suponía que Sonic estuviera en esa fiesta y mucho menos que le recriminara su noche «Me rechazó, no tiene por qué pedirme explicaciones, yo no se las debo» pensaba, mientras planeaba como quitárselo de encima, porque Sonic cada vez apretaba más su cintura y lo acorralaba contra el mesón.
—D-déjame, no tengo que explicarte nada. No eres mi padre para que me regañes —y en una arriesgada maniobra, empujo su trasero contra la pelvis del erizo, haciendo que el azul trastabillara al estar tan cerca, pudiendo así huir de sus manos.
—Claro que no soy tu padre, pero hace no mucho me dijiste que me amabas ¿eso no cuenta? —le alegó enfadado, siguiéndolo por la sala.
—¡No!, ¡no cuenta si me rechazaste! —y Tails se estaba poniendo nervioso, porque su corazón se estrujaba en su pecho al pensar que había traicionado ese amor tan puro que hace años sentía— ¿Por qué me trajiste a casa? quería seguir allá, divirtiéndome…
—¿¡Divirtiéndote!?, ¡no iba a dejarte allá!, ¿para qué?, ¿para qué terminaras acostándote con algún imbécil? —y Sonic comenzó a seguirlo.
Casi parecía el juego del gato y del ratón, donde Sonic se acercaba y Tails se alejaba, poniendo como obstáculos los muebles de la sala. De alguna forma, el zorro comenzó a entretenerse con la situación, al ver la cara furiosa que ponía Sonic, al ver que se enfadaba más con cada risita que daba.
—¿Acaso estas celoso? —y lo tentó, apoyando su pecho contra la mesa, levantando sus colas que coquetas se menearon por sobre su cabeza, haciendo un puchero lindo.
—¿Celoso?, ¡claro que no!, ¡te estoy cuidando!, eres mi mejor amigo, no voy a dejar que arruines tu, tu…— y el erizo no sabía cómo continuar, porque realmente ver de esa forma tan desinhibida y coqueta al rubio le estaba calentando la sangre.
—¡No necesito que me cuides!, estaba contento allá, me la estaba pasando bien. Quería que me siguieran besando y tocando… —el alcohol hacía efecto nuevamente en el rubio, haciéndolo hablar de más. Se levantó de la mesa, dispuesto a ir a la puerta principal ignorando al erizo.
Sonic estaba furioso y se demostró cuando en un parpadeo, había llegado frente a Tails. Su brazo izquierdo apreso con fuerza la cintura y su mano derecha tomo la nuca, impidiendo que pudiera apartarse «Ya no hay vuelta atrás» pensó, antes de asaltar la boca del zorrito. El primer beso resulto ser solo un topón de labios, el cual hizo que Tails soltara un suspiro y cerrara sus ojos, disfrutando de la suave caricia. Sonic podía sentir sobre los labios ajenos el sabor dulce de los tragos que había bebido el zorrito, los cuales comenzó a lamer de a poco, entusiasmado por los suspiros que dejaba escapar Tails, disfrutando de los mullidos y suaves labios. Cuando se separó, no pudo evitar mirar el rostro de su amigo: con los ojos cerrados dejando ver las largas pestañas, la boquita entreabierta buscando aire fresco y las colas coquetas que se meneaban detrás del zorro, sujetándose a sus hombros debido a que estaba parado de puntitas por la fuerza que aplicaba Sonic a su cintura, que lo había levantado levemente del suelo.
—S-Sonic… —y el ver los destellantes ojos celestes termino por quitarle la cordura al erizo, que volvió a arremeter contra los labios ajenos comenzando a lamerlos y chuparlos, buscando que Tails abriera la boca para invadirla y hacer suspirar aún más a su amigo.
El beso fue demandante, casi ahogando a Tails quien cada vez que Sonic se lo permitía, daba bocanadas de aire —S-Sonic, d-deten… —y el erizo volvía a asaltar su boca, no dejándole hablar. Cuando los brazos del zorrito se cerraron en el cuello del azul, la mano que se mantenía en la nuca de este paso a recorrer la espalda del rubio, deslizándose fuerte, jalando las colas y terminando su recorrido en el muslo del zorro, el cual levanto y llevo a su cintura, acariciándolo.
Tails de un pequeño saltito subió la otra pierna a la cintura de Sonic donde las enredo juntas, haciendo que el erizo llevaras ambas manos a agarrar el trasero del zorro para mantener su peso.
«Vas a volverme loco, por qué eres tan dulce…» los pensamientos de Sonic no ayudaban, porque en lo único que podía pensar era en lo exquisito que se sentía besar esos labios y en lo fantástico que se sentía el trasero de Tails contra sus manos. No podía evitar apretarlo y amasarlo, recorriéndolo con sus dedos. Lamentablemente al haber quitado su mano de la nuca del rubio, este tenía camino libre para alejarse de sus labios, cosa que hizo para buscar aire fresco.
—S-sonic, no… por favor, Sonic… —y Tails estaba perdiendo todo pensamiento lógico que haya llegado a su cabeza en el momento en que Sonic comenzó a frotar su rostro contra su pecho.
—Prefieres que te bese el imbécil de Mike ¿eso quieres? —y la rabia volvía de solo pensar que el lobo había probado primero los labios del zorrito.
—¿Q-quién? … ¡Ah, Sonic! —el gemido opaco la pregunta, al sentir como el erizo pasaba sus dedos por sus glúteos llegando a la hendidura de estos, frotando sobre la tela.
—No se los daré, a ninguno. No voy a dejarlos… —Sonic ya no sabía que era lo que decía, solo se dejaba llevar por sus pasiones al tener contra su cuerpo el de su zorrito, sintiéndolo por completo.
Sonic cargó a Tails hasta la habitación de este, donde de forma suave lo recostó en la cama, acomodándose entre sus piernas. El zorrito lo recibió contra su cuerpo, tomando el rostro del erizo para volver a besarlo, sintiendo de nuevo las agradables sensaciones de los besos, los cuales eran suaves y profundos, y después de un rato se volvían hambrientos y sofocantes.
—Sonic, Sonic, te amo tanto, Sonic —Tails a cada oportunidad que tenía llamaba al erizo azul, uniendo sus labios, sintiendo como Sonic paseaba sus grandes manos por su cuerpo.
—Colitas… —jadeo contra la boca del otro— nadie puede tenerte, nadie te merece —y los besos volvían.
Ambos estaban en un paraíso personal, ya ninguno pensaba en las situaciones que los llevaron a estar ahí, rozando sus cuerpos, comiéndose el alma a besos. Pero todo tenía un punto de quiebre, y este llego cuando Sonic acomodó el cuerpo del zorrito, llevando sus piernas a sus hombros, dejando a la vista el trasero redondeado cubierto por el short. El erizo acercó su pelvis y comenzó a frotarse, ya perdiendo por completo la racionalidad.
—¡Soniiiic! Sí, sí cariño… —y Tails cada vez se excitaba más al sentir el bulto del erizo frotándose contra su propio miembro y sus nalgas.
—No se los daré colitas… Tu querías que fuera especial, con el hombre que amas —y Sonic se encimó más contra el cuerpo ajeno, llegando hasta el rostro del rubio, comprobando lo flexible que era el zorrito—. Y aquí me tienes, volviéndome loco… —y lo volvió a besar con hambre y necesidad.
Tails estaba perdiendo la razón, entre el alcohol y la excitación, el tener el fuerte cuerpo del erizo sobre suyo, el tener esos labios que lo besaban con ansiedad de más, le hacían olvidar el rechazo vivido hace un tiempo. Lo quería, quería que fuera Sonic, quería ser egoísta y dejarse llevar por la pasión que le demostraba el azul.
«Solo una vez… una vez y lo dejaré» los pensamientos de Tails solo lo llevaban a querer seguir disfrutando de Sonic, de entregarse a él, al hombre del que estaba enamorado. Su tan cuidada primera vez quería que fuera con el erizo, quería recordarla por siempre.
—Sonic… —suspiró, llevando sus brazos al cuello del erizo, para abrazarse a él y comenzar a besarlo de nuevo, ahora de forma lenta y amorosa—. Tómame amor… mi p-primera vez, por favor…
Y Sonic gruño ante la vista que tenía, no podía controlar la excitación que lo recorría solo con ver el rostro de su zorrito —Tan dulce colitas, tan lindo… —y siguió besándolo.
De forma desenfrenada comenzó a quitar la ropa. Los guantes y zapatillas de ambos fueron lo primero, le siguió la blusa que usaba el zorro y cuando paso al short, apretó fuerte la carne de esas caderas porque la excitación que le causaba quitarle la prenda lo estaba enloqueciendo.
—¡Ah!, más suave Sonic… —Tails también estaba perdiendo el norte, se sentía tan bien sentir a Sonic sobre él, tocándolo y mirándolo con hambre. Para facilitarle las cosas al azul giró sobre la cama, quedando recostado sobre su estómago, elevando un poco sus caderas para que Sonic terminara de sacar la prenda atorada sobre sus glúteos.
Pero parecía que eso había sido contra producente porque Sonic había terminado por rasgar con violencia el short, sacándolo a girones del cuerpo de Tails. Las medias largas casi corren el mismo destino si no fuera porque fueron más fáciles de sacar. Solo quedaba el moño rojo sujetando las colas, volviendo loco al azul con el suave movimiento que hacían estas, rozándose contra su torso y rostro en cada meneo que daban.
Sonic no pudo evitarlo y su boca se dirigió raudamente al lugar mordiendo la base de las colas mientras intentaba tomar el moño con sus dientes. El gemido que dio el zorrito fue audible y completamente lleno de placer al sentir las corrientes eléctricas que provenían del lugar. Las manos del erizo agarraron con fuerza las nalgas, llevando su rostro contra estas, comenzando a lamer sin tapujos ni vergüenza el lugar.
—¡N-no, nooo Sonic! ¡Ahí n- Ah no, no! —la voz entrecortada de Tails solo estimulaba más al erizo, quien comenzó a recorrer con su lengua la hendidura, dando fuertes lametones al rugoso lugar que pronto sería llenado por su miembro. Sabía que tenía que aflojarlo, porque de lo contrario sería doloroso para el zorrito, más en su primera vez.
—Lubricante —le gruño contra el oíd, cuando se levantó para acercarse al rostro ajeno, haciendo presión con su cuerpo contra el del zorrito que jadeaba sin parar—, ¿tienes lubricante Tails?... —y mientras esperaba la respuesta, su boca se entretuvo besando y mordisqueando los hombros del rubio.
—Bu-buró, en una caja azul… —respondió entre suspiros.
Sonic abandonó el cómodo lugar, buscando en el mueble la dichosa caja. Al abrirla encontró un tubo de lubricante, unos condones y unos cuantos juguetes sexuales, que le hicieron fruncir el ceño «Así que no eres tan inocente como creí…» y se enojó, poniéndose celoso de que su zorrito buscara satisfacerse con esos inertes objetos. Tomo el lubricante y observó fijamente los condones. No los quería, porque en su cabeza solo estaba el sentir y marcar por completo a Tails, correrse lo más profundo que pudiera, pero su lado consiente le decía que podía ser arriesgado para el zorro a pesar de que él llevaba tanto tiempo sin acostarse con una chica, así que a regañadientes tomó la tira para llevarla a la cama.
Cuando iba a volver a su lugar, vio como Tails tenía sus dedos haciendo presión contra su agujero, rozándolo con las yemas, soltando suspiros por el placer. De forma rápida volvió a llevar su boca contra las nalgas del zorrito, comenzando a lamer y besar el lugar donde los dedos de Tails hacían presión. Subió por el lugar, llegando a estar frente al moño que poco a poco se deshacía, comenzando a jalarlo con sus dientes.
—Acepto tu regalo colitas, voy a tomarlo con mucho gusto —dijo, mientras mordisqueaba entre las colas y esparcía el lubricante contra las nalgas, embarrando los dedos de Tails.
—S-sí, sí, es para ti, tómalo Sonic, es todo tuyo, soy todo tuyo… — el zorro ya no tenía conciencia, perdido en el placer de sentir como el erizo inmiscuía sus propios dedos contra su apretado agujero.
Sonic comenzó lento insertando primero un dedo, tanteando los lugares que podrían darle placer a Tails. Nunca lo había hecho con un hombre, así que no sabía que podía ser placentero de ese acto, pero los gemidos, suspiros y el meneo de las caderas del zorrito le hacía ver que iba por buen camino. Un segundo dedo fue insertado, comenzó a dar leves empujones, tratando de separarlos lo más que podía en ese estrecho lugar, expandiendo; se acomodó detrás de Tails para que ahora, con su mano izquierda ya libre, comenzara a jalar las colas desde su base, haciendo temblar al rubio.
Comenzaba a desesperarse, su falo ya inhiesto y fuera de su funda comenzaba a chorrear pequeñas gotas de preseminal. No quería correrse tan rápido y francamente no entendía cómo es que su pequeño zorro era tan excitante a la vista y al tacto, cuando recordaba perfectamente no haber sentido esa ansiedad antes, ni si quiera con las mujeres más hermosas con las que se había acostado. El solo escuchar su voz jadeante, llamándolo con desesperación, el ver el meneo de sus caderas y el temblor de sus piernas, hacía que por su mente solo pasara la idea de penetrarlo y empujarse fuerte contra ese trasero.
—Me estas enloqueciendo colitas —jadeo fuerte, haciendo que el zorro lo escuchara a pesar de la distancia y de los propios gemidos del rubio—, vas a acabar conmigo, me vas a volver un adicto a ti…
Y con esas palabras otro dedo fue introducido en el ocupado agujero, haciendo que Tails diera un saltito y apretara su trasero. El movimiento de adentro hacia afuera se volvía desesperado a medida que Tails gemía más fuerte y entrecortado.
—¡So-Soniiiic! ¡N-no taaan rápidoooo! ¡Ah! ¡SONIC! —una de las manos del zorro había ido al lugar afectado, tratando de tomar la del azul que de forma desenfrenada empujaba contra su agujero. Estaba perdiendo la razón por la cantidad desmedida de placer que estaba sintiendo.
Y tal parece que, gracias a la presión justa en el lugar correcto, el zorrito se había corrido contra las sábanas. O al menos eso pensaba Sonic, al haber sentido como el interior se contraía apretando sus dedos un poco más adentro, haciendo que las piernas del rubio temblaran con desesperación y su cuerpo quedara laxo sobre la cama, respirando con fuerza. Era una vista tan caliente, las colitas echadas hacia un lado, moviéndose perezosas sobre la cama, el voluptuoso trasero dando pequeños botes a medida que Sonic sacaba sus dedos embadurnados de lubricante, las orejitas gachas y la voz jadeante.
El azul comenzó un recorrido de besos desde el respingón trasero hasta la nuca del zorrito, quien parecía ronronear feliz por la muestra de cariño. Cuando estuvo cerca de su rostro, giró el cuerpo de su amigo por completo quedando ambos de frente, dejándole apreciar la estampa del rubio. Sus manos se dirigieron a tomar las del pequeño, entrelazándolas y llevándolas sobre su cabeza, sus piernas le ayudaron a acomodarse entre las de Tails y su pelvis bajo para comenzar con lentas y tortuosas embestidas, rozando su miembro contra el del zorro. La diferencia de tamaños era contundente y eso solo excitaba más al azul, quien encontraba incluso adorable que el miembro de Tails fuera así de pequeño, contrastando con las turgentes piernas y el lleno trasero. Todo el conjunto que era Tails, era una delicia a la vista y Sonic no podía dejar de pensar que era solo para él, solo para su deleite, porque nadie merecía tener a Tails de esta forma, solo él, ahí entre las piernas de su amigo y pegado a su boca devorándole el alma. Olvidando por completo que era un hombre y que muchas veces negó el que pudiera llegar a gustarle uno…
«Mi mejor amigo… mi Tails» pensaba el azul mientras comenzaba un lánguido beso con el zorrito, disfrutando de la dulzura y calidez de sus labios «Mío… solo mío…» y los besos continuaban, haciendo que poco a poco comenzara a calentarse nuevamente la situación.
—Voy a hacerte mío colitas —las manos del azul tomaron las piernas del rubio llevándolas a su cintura donde se enredaron. El misionero no era la posición ideal para la primera vez de Tails, pero no podía frenar la constante necesidad de someterlo, de ver el placer en su rostro, de tenerlo solo para él. El tubo de lubricante fue exprimido contra el agujero del zorro para hacerlo más resbaloso y Sonic procedió a colocarse el condón, aunque no muy contento con el hecho «Todo sea por la seguridad de mi Tails» pensaba.
—Si Sonic, solo tuyo —Tails se aferró a los hombros de Sonic para darse estabilidad, de reojo podía ver el miembro del azul el cual era mucho más grande que cualquier juguete que haya utilizado.
«Pero es Sonic… es mi amor…» y el zorrito beso al azul lentamente, mientras sentía como este ingresaba a su cuerpo, de forma pausada por la estreches del lugar. La pelvis del erizo iba y venía en contundentes empujones para poder terminar de entrar, pero era tan estrecho que no lograba su cometido. Sonic tuvo que apresar por completo el cuerpo del zorrito para que sus embestidas por fin pudieran hacerlo entrar al estrecho cuerpo, se sentía tan bien que tenía que apretar sus dientes para evitar correrse en ese instante…
—S-Soniiiic… estas muy adentro… —y el abrazo de Tails en el cuello del mayor se hizo más fuerte.
—Falta poco colitas, solo un poquito más… —pero estaba mintiendo, porque en realidad sentía que ya no había lugar para seguir empujándose y aún faltaba una porción de su miembro, y realmente quería meterlo todo, quería marcar a su zorrito en lo más profundo.
Sonic ya no tenía control de sí mismo y a pesar de que sentía que debía esperar a que se acostumbrara el cuerpo del rubio, tuvo que comenzar con las embestidas, empujándose fuerte, haciendo gemir a Tails con desesperación. La cama comenzó a rechinar, sumándose al obsceno ruido que producía la gran cantidad de lubricante que habían usado y que hacía todo más viscoso y ruidoso en el lugar, haciendo excitar más a ambos si era posible.
—S-Soniiiic, lento… más lento amor, por favor —y su boca fue asaltada por los demandantes besos del erizo, quitándole el aliento.
—N-no Tails… no puedo —y los embistes eran cada vez más fuertes y profundos.
—¡Ah! ¡Ahhh Sonic! Es raro… se siente extraño… —Tails se estaba volviendo loco, porque con cada empuje del azul sentía como la punta del miembro chocaba con algo dentro de él, haciéndolo ceder.
—Tan bueno, tan rico Tails… —el rostro del azul se ocultó en el cuello ajeno, donde se dedicó a dejar chupetones y besos—, se siente t-tan bien dentro, tan suave y apretado…
Los jadeos y gemidos de ambos cada vez eran más erráticos a medida que las embestidas se hacían más profundas. Estaban perdiendo la cabeza, Sonic por sentir la estreches del canal del zorrito, por ese lugar que poco a poco era penetrado por la punta de su miembro y Tails por sentir corrientes eléctricas en todos los lugares que tocaba el azul dentro y fuera de él.
—Ya casi colitas…
—T-tan adentro… Oh Sonic, más, más rápido… —pedía ya casi sin voz Tails, abrumado por el placer.
Cuando el cuerpo del zorrito se apretó por completo al sentir como el orgasmo llegaba a él, Sonic en un último empujón encajó por completo su miembro dentro de Tails, en ese lugar que se sentía más caliente y suave, que apretaba la base de su glande sin compasión.
—¡A-ahí! —y Tails perdió la voz y la conciencia, sintiendo el explosivo orgasmo, haciendo que sus piernas temblaran por completo y perdieran fuerza en el agarre que tenía en el erizo, con su simiente desparramándose contra sus vientres juntos.
Sonic dejo que la estreches lo llevara al orgasmo, dejado que toda su semilla se derramara dentro del condón, muy dentro de Tails. Las respiraciones eran fuertes y profundas, tratando de recuperar el aliento, mientras Sonic daba las últimas embestidas contra ese suave interior, no queriendo abandonarlo aún. Cuando el desenfreno había pasado, tomo al zorrito de la cintura para girar sus cuerpos y recostarse en la cama, con el rubio sobre él, sintiendo así su calor. Su miembro aún algo duro se sentía apresado de forma placentera por el interior de Tails, aunque un poco incómodo debido al plástico que ya comenzaba a soltarse. El rubio solo daba suspiros satisfechos por el orgasmo que aún disfrutaba, moviendo perezoso sus colitas de allá para acá, dejando besos en el mentón y pecho de Sonic como una caricia amorosa.
El calor y el cosquilleo seguían presentes en ambos cuerpos, pero el azul con la cabeza un poco más fría no hacia otra cosa que pensar en lo bien que se había sentido tener sexo con Tails. Admitía que se había acostado con mujeres que preferían el sexo no-convencional, pero ni se les acercaba a todas las sensaciones que tuvo con el zorrito, era otra la situación y no lograba entender porque había sido así de maravilloso. Pero lo fue y por su cabeza solo pasaba la idea de repetirlo justo en ese instante, pero sabía que debía contenerse porque probablemente Tails estuviera agotado por el ejercicio.
El zorrito comenzó a mecerse contra la pelvis del erizo, haciendo que el miembro se moviera suave contra su cavidad, hasta que finalmente salió. Los labios del rubio se dirigieron a los de Sonic, comenzando a besarlo de forma lenta y profunda, recorriendo la cavidad bucal en suaves caricias, lamiendo los labios y succionando la lengua. El azul no podía dejar de pensar en lo exquisito del beso y en dónde habrá aprendido el zorro a hacer eso con su boca y el enojo volvió (celoso de no haber sido él quien le enseñara), el cual se tradujo a un contundente agarrón a las nalgas ajenas, que hizo que Tails tuviera que separarse de su boca para dejar escapar el fuerte gemido.
—S-Sonic, te amo tanto… —y el beso se retomó.
De forma tranquila el beso los llevo a un pacífico sueño y así abrazados, finalmente se quedaron dormidos.
11
La mañana sorprendió a Sonic entre las colas del rubio, usándolas de almohada y manta, sintiéndose totalmente reconfortado. Cuando logro recuperar la conciencia por completo, recordó todos los sucesos de esa noche. Un poco aliviado de que aún Tails se encontrara dormido, se preparó para levantarse «Bebió mucho anoche, no creo que despierte pronto…» pensaba el azul, mientras recogía el desastre que causo anoche en la habitación. De forma rápida fue por una toalla húmeda y comenzó a pasarla lentamente por el cuerpo del zorrito, en ciertas zonas un tanto húmedas y pegajosas por la efusividad del acto erótico de anoche.
Sonic no podía apartar la mirada, el cuerpo del rubio era una maravilla que nunca había terminado de contemplar (hasta la anterior noche) y el saber que había sido el primero en tener ese cuerpo le hinchaba el pecho en un orgullo de “macho alfa” que no recordaba tener (cosas de hombres). Tails era suyo, lo hizo suyo. Y Tails lo ama y esa revelación era lo que marcaba el inicio para que los demonios del azul hicieran de las suyas.
Muchas mujeres decían amarlo, se acostara con ellas o no. Era un héroe y además atractivo, las mujeres le llovían prácticamente, pero ninguna tenía la constancia de estar con él o si quiera de seguirle el ritmo, de acoplarse a su estilo de vida. Y esa desazón de saber que nunca encontraría a alguien compatible con él, le hizo ir enterrando con los años la idea de una relación feliz y convencional. La lujuria y el erotismo habían sido su guía para marcar el camino que seguiría lo que restaba de vida amorosa (o eso pensaba Sonic al menos), pero ahora…
Saber que alguien lo amaba, saber que ese alguien podía seguirle el ritmo en todos los sentidos posibles, saber que era alguien completamente compatible con él, lo había desestabilizado. Pero saber que era su mejor amigo, un hombre, quien podía entregarle todo el bienestar del mundo y más, lo había dejado en shock…
Sonic siguió limpiando el desastre en la cama de Tails, tiró el condón que le hizo recordar la pasión de esa noche, escuchó los suspiros del zorrito mientras lo limpiaba y que le devolvían a la mente los besos que, aunque hambrientos y calientes como el infierno, tenían un dejo de dulzura en ellos y cuando cubrió con las mantas el cuerpo dormido, recordó los “te amo” que constantemente repetía Tails.
«Tal vez no sea tan extraño… comenzar una relación con Tails…» pensaba, mientras depositaba un beso contra los labios del rubio, abandonando posteriormente la casa. Y aunque esa acción pudiera ser malinterpretada, por la mente de Sonic sólo pasaban las ideas de qué sería lo mejor para llevarle de desayunar a su pequeño zorro.
Por otra parte, Tails abría lentamente los ojos. La luz del sol en su rostro solo hacía acrecentar su malestar. El mareo y las ganas de vomitar, aunque leves, hacían que su cabeza diera vueltas de forma desagradable. Sentía el cuerpo pesado, aunque de alguna extraña forma, el dolor era hasta placentero «Como recién follado, diría Rouge…» pensaba, entre suspiros.
—¿Dónde…? —se preguntó—, oh, es mi habitación ¿cómo llegué aquí? —y realmente su pregunta no podía ser contestada por él, ya que simplemente no recordaba nada de anoche.
De repente, unos golpes en la puerta principal se escuchaban estruendosos en su cabeza, prácticamente como si quisieran botarla. La voz que lo llamaba a gritos no era identificable para él, y cada vez se hacía más desesperado el llamado. Afligido se levantó a ver quién interrumpía su descanso, cubriéndose con un chal azul ante los escalofríos que recorrían su cuerpo.
—¡Por Caos Tails!, ¡me tenías preocupada!, ¡no estabas en GUN y ya andaban preguntando por ti! —y la perorata de Amy hubiera seguido si no fuera por la cara de malestar que mostraba su amigo.
De forma rápida, la eriza tomo del brazo al zorrito y lo sentó en su sillón, llevándole un vaso de agua posteriormente el cual fue bebido con desesperación. Estuvieron así un rato, con Amy sirviéndole de la jarra de agua que había llevado a la mesita, a fin de no pararse a cada rato. Cuando Tails fue al baño y volvió a los minutos, por fin se veía un poco más repuesto.
—Amy ¿qué paso anoche?... —le preguntó Tails, al sentarse nuevamente al lado de su amiga, cubriéndose más al sentir frio.
—Tu no… ¿no te acuerdas? —le preguntó sorprendida. Aunque en realidad era bastante lógico con la cantidad desmesurada de alcohol que había ingerido su amigo.
—Solo me acuerdo de llegar allá… y que jugué con Shadow, baile con ustedes y-y… no sé cómo llegué a la casa…
—Hay amigo, anoche diste todo un espectáculo —Tails se aterrorizo con sus palabras—, ¡pero no de una mala forma!, solo estabas muy contento, pero bebiste de más. ¡Eso te desinhibió un montón!, hiciste todo lo que dijiste, pero también bailaste con Zero y te besuqueaste con Mike ¡hay amigo el pobre chico anda como loco preguntando por ti!
Cuando Tails escuchó que había besado a Mike y bailado con Zero, cubrió de inmediato su rostro por la vergüenza ¡por Caos!, había hecho cosas que no debía justamente con quien no debía. Era un desastre, con qué cara llegaría a trabajar ahora.
—Pero no te preocupes, por lo demás está todo bien. Rookie me dijo que Sonic te saco de la fiesta en brazos, así que debiste estar muy bebido ya. Pensé que te llevaría a tu habitación en GUN, por eso me asusté cuando no te encontré allá… —y Amy retomó su interminable discurso.
Tails estaba un poco en shock, porque venían recuerdos vagos de esa noche: jugar dardos con Shadow, Rookie bailando con Amy a lo lejos, Knux con su sombrero de vaquero y Rouge acercándole esos extraños tragos de colores, y muy de fondo en sus recuerdos, un cuerpo que se frotaba contra él y una boca que lo besaba con desesperación. Esos debían ser Zero y Mike, pero ya a esas alturas no recordada nada más, ni si quiera que Sonic estuviera en la fiesta. Sus pensamientos eran tan turbulentos que ni si quiera escuchó cuando Amy se levantó al escuchar la puerta siendo abierta.
—Hola Sonic ¿qué haces por acá?
—Hola Ames, le traje el desayuno a Tails —y levantó una bolsa.
—Que considerado de tu parte, dámelo, prepararé la mesa. Que nuestro pequeño zorrito no termina de procesar todo lo de anoche jajaja
Sonic a pesar de no estar muy contento con la visita de Amy, ya que quería ser él quien despertara a Tails debido a la importante conversación que tendrían que mantener, se dirigió a sentarse con el rubio.
—¿Cómo te encuentras Tails? —le preguntó con voz suave.
—M-mejor… creo que me excedí anoche jejeje —y el sonrojo en su rostro le produjo sensaciones extrañas a Sonic—. Gracias por traerme, lamento que hayas tenido que ver eso…
—No te preocupes, solo no vuelvas a hacerlo. Podría pasarte algo —le dijo con voz más seria.
—S-si… no creo que vuelva a repetirse… no es agradable no recordar nada de lo que hiciste mientras estabas bebido jajaja —y se levantó al escuchar como Amy lo llamaba a desayunar.
Esa última frase había dejado impactado a Sonic «¿Cómo que no recuerda nada?» se preguntaba, mientras iba a la mesa al escuchar como esos dos hablaban de anoche.
—Hubieras visto lo mal que quedo Knux, fue toda una odisea tratar de sacarlo de GUN, con lo borracho que estaba jajaja —cuando se acercó Sonic, Amy le habló a él—, que inteligente de tu parte traerle este consomé de verduras a Tails, le hará bien comer cosas ligeras ¿de dónde lo sacaste? —preguntó entusiasmada.
—En Station Square hay un puesto de comida que los hace muy temprano… —y la sonrisa de Sonic volvió al ver como su zorrito comía con ganas el caldo y picoteaba algunas frutas que le había llevado.
La extraña mezcla entre desconcierto y felicidad que experimentaba el azul fue opacada al escuchar la puerta principal siendo golpeada, y al abrirla, encontrarse a quien menos quería ver… Era Mike, por lo que el ceño de Sonic se frunció de forma notoria.
—Qué quieres —preguntó tajante, saliendo de la casa para que no fueran escuchados por Amy y Tails.
—Y-yo necesito hablar con Tails —y el lobo se paró recto, tratando de quitarse de encima el temor que le causaba el erizo.
—No está disponible.
—Solo quiero saber…
—Lo que tú quieras no me interesa. Te lo advertí anoche, no te vuelvas a acercar a él —el azul empujo suave al lobo desde su pecho, alejándolo un poco.
—Es-esto no es asunto tuyo. Ser su mejor amigo n-no te da el derecho a… —y fue interrumpido, cuando escuchó a Tails llamando a Sonic desde dentro.
—Aléjate. Si él quiere, te buscará «en tus sueños imbécil…» —y Sonic entró nuevamente, cerrando la puerta en la cara del lobo.
Ya adentro, inventó que era un vendedor solamente. Y mientras escuchaba a sus amigos charlar por su cabeza solo pasaba la noticia de que Tails no recordaba nada. No besos, no caricias, no placer desmedido, no palabras de amor. Y aunque por una parte Sonic sentía rabia porque todas esas maravillosas sensaciones solo las recordaría él, también estaba el lado que se aliviaba al saber que su pequeño amigo no recordaría ese importante suceso. Tal vez era una señal del destino que le indicaba a Sonic que realmente lo que tuvo con Tails era solo una confusión, que tal vez no era una relación lo que seguía en sus vidas y que debía permanecer solo en una amistad…
Tal vez Sonic se estaba engañando y eso le costaría muy caro, pobre erizo.
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VS Shadow
Tails ya había crecido, de forma esplendorosa y cautivante, pero Sonic demoró demasiado en darse cuenta de esto.
Sonic x Tails y Shadow x Tails, historia +18, contenido MUY explicito, personajes ficticios (mayores de edad).
Capitulo 1 Sonic
Capitulo 2 Shadow
Capítulo 3 Tails
Inicio: 16 de agosto de 2023
Finalización: 09 de diciembre de 2023
1ra. Corrección, 01 de mayo de 2024.
2da. Corrección, 09 de marzo de 2025.
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Lista maestra fanfics
Recopilación de mis perversiones... ejem, de los fanfics subidos (y por subir). También en Ao3.
Historias +18, contenido MUY explicito, personajes ficticios (mayores de edad).
Advertencia: Mi Sonic nunca estará con otro hombre y mi Tails es algo femenino (no es mujer o tal vez si, quien sabe).
Temporada de apareamiento, rutina y celo (Sontails)
Para Sonic era un suplicio su rutina, la temporada de apareamiento era caótica para él. Hasta que encontró un lugar seguro en el hogar de Tails...
VS Shadow (Sontails vs Shadails)
Tails ya había crecido, de forma esplendorosa y cautivante, pero Sonic demoró demasiado en darse cuenta de esto.
Vinculo inquebrantable (próximamente) (Sontails)
Porque ellos estaban destinados a estar juntos, toda su vida y quizás unas cuantas más.
Tormenta de primavera (próximamente) (Sontails)
Tails llegó a un nuevo reino, en espera de establecerse y tener por fin una tranquila vida. Pero todo se transformó cuando el rey puso sus ojos sobre él.
Blog iniciado el 28 de febrero de 2025.
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Temporada de apareamiento
3 Hogar
Unas cuantas horas después Sonic abrió los ojos, un poco aturdido. Se sentía tan bien el lugar donde estaba, que no quería moverse ni un milímetro. Tenía a Tails entre sus brazos, soltando suaves suspiros, moviendo perezosamente sus colitas sobre el colchón.
«Perfecto» pensó sin poder evitarlo ante la agradable vista. Ya no podía negar ese tipo de pensamientos, cargados de amor y adoración hacía su novio. Cuando quiso estirarse un poco, provocó un ligero gemido en Tails, al rozar la entrepierna del zorrito donde descansaba una de sus piernas. Trago duro, porque ahora que tenía a su novio entre sus brazos, en ese agradable calorcito, quería más.
De forma lenta, acomodó a Tails en el colchón y se posicionó sobre él. Le encantaba tenerlo así, bajo suyo, a su merced, solo para sus ojos. Sus labios se juntaron en un suave beso que dejaba húmedas caricias a medida que lo profundizaba, su boca después paso a las mullidas mejillas y finalmente al cuello donde repartió besos y chupetones que sacaron gemiditos al zorro. Cuando bajo por su pecho, no pudo evitar apretar con fuerza las mantas bajo sus manos porque realmente quería engancharse de uno de esos apetecibles pezones que ahora, ya a la vista al mover el afelpado pelaje, coronaban un montículo suave y redondeado, como dos pequeños pechos. Pero sabía que, si lo hacía, Tails despertaría y no lo dejaría seguir investigando su cuerpo, y realmente quería conocer todos esos secretos que su rutina no lo dejo descubrir por el desenfreno, así que simplemente dejo un suave beso en cada pezón, como una promesa a futuro. Siguió con los suaves besos y mordisquitos en el redondeado abdomen que se sentía suave entre sus labios, escuchando unas ligeras risitas del menor por las cosquillas y con una sonrisa siguió recorriendo las caderas hasta llegar a la entrepierna. Y ahí se detuvo.
A pesar de recordar que el miembro de Tails era bastante pequeño nunca lo asimilo con que podría ser un omega. Conocía lo básico respecto a los omegas macho, así que ahí donde se notaba el suave bulto que ocultaba el miembro de Tails, justo en la posición de los testículos, debería de existir un canal de parto para los cachorros. La curiosidad fue mayor y con suaves caricias movió el saco protector, desenfundo el falo y estirando un poco más hasta dejar a la vista el suave montículo bajo este, que miró extrañado al no estar familiarizado con esa imagen, muy distinta a la que el veía de su propio miembro… Ahí, como si fueran dos suaves gajos de fruta había un montículo rosado bajo su miembro, con pelaje corto y suave. Era hipnotizante verlo y sin evitarlo acaricio suavemente el lugar, haciendo presión sobre este, tocando en medio donde era aún más tibio y suave y podía hundir un poco más su dedo, aunque sin lograr penetrarlo. Estaba tan entretenido toqueteando a su novio, que ni si quiera noto los gemidos del rubio quien comenzaba a despertar.
—¿Sonic? A-amor… —y sus piernas intentaron cerrarse al sentir una presión más contundente, siendo imposible porque el azul mantenía su cabeza entre estas.
—¿Si mi vida? —preguntó sin prestar atención, comenzando a lamer el lugar.
—¡S-soniiiic! ¡Ahí noooo! —y llevo sus manos a las púas del erizo, para tratar de apartarlo, porque el placer que sentía era completamente nuevo y extraño, porque nunca había sentido algo así.
—Disculpa amor ¿qué decías? —preguntó, quitado de pena al acercarse al sonrojado rostro del rubio.
—¿Qué h-hacías cielo? —y gimió más, al sentir el duro falo del erizo contra su vientre.
—Perdón amor, solo quería mirar un poquito tu hermoso cuerpo… —y sus dedos recorrieron todo lo que tenían a su paso— No recuerdo todo lo que paso en mi rutina, entonces quiero aprenderme todos los rincones que te hacen sentir bien… —susurró comenzando a lamer el cuello del rubio quien se acomodó para darle más espacio.
—P-pervertido…
—Si te desagrada, no lo haré más —dijo a medida que se alejaba. Aunque no llegó muy lejos al ser apresado su cuello por los brazos de su novio.
—No, me gusta mucho. Sigue… —y los besos comenzaron de nuevo, ya sin tapujos, ya sin inhibiciones.
Con Sonic acariciando con gula las turgentes piernas y glúteos, buscando un lugar en específico que sabía quería llenar. Y Tails no se quedaba atrás, recorriendo la espalda y después el abdomen del azul, acariciando de forma tímida el falo duro en su funda.
—Cariño, antes de seguir —jadeo el azul contra la boca del zorro— ¿Quieres ir hasta el final? —preguntó, comenzando a acariciar entre las nalgas.
—Sí amor, quiero sentirte a-adentro…
El azul estaba a nada de explotar, porque era una completa delicia ver el sonrojado y jadeante rostro del zorro tan de cerca. De forma rápida se apartó y fue a la sala, a buscar los condones que había comprado (aprovecho también de cerrar las ventanas de toda la casa). Cuando volvió a la habitación el zorrito ya estaba sacando sus guantes y zapatillas, siendo ayudado ahora por el azul quien saco sus medias. Mientras Tails recibía las cajas y les daba una rápida lectura a las instrucciones, Sonic se despojó de su indumentaria recostándose nuevamente junto a Tails para abrazarlo.
—No sabía que había condones para omegas… —suspiró, sintiendo las lamidas en su cuello.
—Yo tampoco, pero es mejor prevenir ¿no? Ya después lo haremos sin ellos y te llenaré tanto que serás un biscocho relleno de crema amor —dijo, entre suspiros y jadeos.
—¡Sonic! Eres un pervertido, no digas esas c-cosaaaas —gimió fuerte al sentir como su novio jalaba la base de sus colas.
—Ahhh mi hermoso pastelito, quiero tanto estar dentro tuyo ya…
Los besos y caricias llevaron a que finalmente Sonic recostara a Tails de frente a la cama, poniendo bajo sus caderas unas cuantas almohadas para levantar ese redondo trasero el cual comenzó a lamer y mordisquear, sacándole suspiros al zorro. Cuando la lengua del azul comenzó a dejar caricias directas contra el pequeño agujero, Tails se aferró fuerte a las mantas de la cama tratando de encontrar tranquilidad.
Fue imposible, porque Sonic lo lamía como si fuera el último helado del mundo y se lo decía cada vez que se apartaba para tomar aire.
—Mi amor, eres tan rico, sabes tan bien… —y ahí iba de nuevo, dando fuertes lametones y hundiendo firme su lengua contra la entrada— Estas tan suave, quiero morderte muy fuerte amor…
—¡Soniiiic no lo digas! Desvergonzado…
—Quiero quedarme aquí para siempre, la mejor comida del mundo… —y los mordiscos pasaron a sus nalgas, donde el rostro del azul también se refregaba, haciendo que Sonic marcara todo el lugar con sus fuertes feromonas.
Con una última lamida que se inmiscuyo en el interior de Tails de forma desesperada, Sonic le dio la vuelta para quedar de frente a él. Los dedos del erizo de forma rauda comenzaron a masajear los alrededores y de forma acelerada inmiscuyo uno en el interior del rubio, quien soltó un agudo gemido al sentir al intruso que de forma casi instantánea fue acompañado por un segundo dedo al no sentir resistencia en el interior.
—¡Soniiiic! N-no tan duroooo… —a Tails le faltaba el aire por los apasionados besos que le daba el erizo en la boca y por los dedos que recorrían ávidos su interior, empujando más profundo, tijereando dentro de él para expandir su interior.
—Debo prepararte bien amor, así vas a alcanzar las estrellas cielito… —dijo coqueto, disfrutando de los sensuales sonidos que hacía Tails. Su boca se dirigió rauda a tomar el pequeño miembro del zorro, comenzando a succionar y lamer mientras empujaba sus dedos dentro, sacando más gemidos de su novio.
Sonic sentía un gran desenfreno por acariciar todo del rubio, porque era simplemente alucinante tener ese suave y cálido cuerpo bajo suyo y entre sus manos. Llegado el punto en que Tails se aferró fuerte a sus púas y su espalda hizo un arco contra la cama, abandono el jugueteo en la entrepierna de su novio. El pobre zorro respiraba entre jadeos, cerrando fuertemente sus ojos debido al placer desmedido que había sentido, pensando por un momento que había muerto por el intenso orgasmo que había sentido solo porque Sonic había presionado duro y contundente un punto suave y electrizante dentro de él.
—A-adentro… adentro amor… —jadeaba Tails, tratando de acomodarse bajo el cuerpo de Sonic, buscando que el inhiesto falo del azul se alineara contra su trasero.
—Si amor, voy a llenarte mucho… —y tragó duro, porque veía los estragos que estaba causando en su rubio quien ya no estaba razonando lo que pasaba— Hay que poner el condón, dame un segundo amor…
—No, no, así, así adentro mío Soniiiic —y las manos del menor pasaron a tomar el duro falo, llevándolo a su entrada y tratando de hacer presión para que entrara.
Sonic estaba mal, muy mal. Porque veía a Tails y nunca llego a pensar que pudiese ser así de caliente y sexi, pero debía ser fuerte porque a pesar de que era muy tentadora la oferta de sentir por completo el suave interior de su novio, no estaba en sus planes cercanos tener un cachorro.
—Hazme un cachorrito Soniiiic… pon un bebe en mi… —le pedía el rubio con un extraño tono de voz.
Para tratar de aplacar las palabras del zorro que cada vez lo ponían más caliente, volvió a unirse a esa pecadora boca mientras a ciegas sus manos trabajaban para sacar el condón de omegas y tratar de colocarlo en Tails. Fue un tanto difícil, pero cuando logro introducir nuevamente sus dedos hasta el final del canal y acomodarlo como pudo, se dio un respiro.24.Ahora hincado sobre la cama, el erizo observó la magnífica obra que era Tails, con su pelaje erizado, con las colas más esponjosas que nunca a ambos lados de su cuerpo, el pecho abultado moviéndose al son de sus fuertes respiraciones, las piernas que se abrían sensuales ante sus ojos y el pequeño miembro húmedo por sus lamidas anteriores. Ni hablar de su rostro, con brillantes y entrecerrados ojos, con la boquita abierta buscando aire… Era simplemente una maravilla, que muy pronto sería solamente suya.
Al ver como el zorrito llevaba sus manos a su agujero con intenciones de sacar el recientemente colocado condón, de forma rauda Sonic se puso el de alfas y alineo su falo contra la húmeda entrada. Sus manos pasaron a tomar las del zorrito, llevándolas sobre su cabeza a medida que acercaba sus rostros.
—¿Estás listo amor? –preguntó el azul, mientras dejaba suaves besos en los labios del rubio.
—Si mi vida…
La intromisión de su miembro fue lenta a pesar de no percibir ninguna resistencia, aunque para el azul era un suplicio porque la estreches estaba causando estragos a sus sentidos. Quería mucho más, en especial al escuchar los gemiditos necesitados del rubio, que como un mantra gemía su nombre.
Cuando no pudo aguantar más simplemente dio un fuerte empujón, logrando encajar lo que restaba de su falo dentro del rubio, quien simplemente dio un ahogado gemido y contuvo la respiración, arqueando su espalda. Como pudo Sonic calló su gruñido al sentir como Tails se estrechaba más contra él, haciéndole entender que el zorrito al parecer había tenido un orgasmo.
«Por Caos… esto es increíble…» pensaba el azul a cada arremetida que daba contra el interior de Tails.
Y el zorrito no estaba en mejores condiciones al estar aferrado al respaldo de la cama como si se le fuera la vida en ello, tratando de encontrar soporte a todas esas increíbles sensaciones que estaba viviendo. Su cabeza iba a estallar, porque sentir como el falo del azul rosaba todo su interior y la punta de este hacía presión contra ese electrizante lugar dentro suyo lo estaba enloqueciendo. Además, a medida que Sonic se acomodaba contra su cuerpo, el duro miembro encajaba contra otro placentero punto dentro de Tails, quien ya casi sin fuerzas en sus brazos, tuvo que agarrarse de los hombros del azul, quien solo acomodó y tomo al zorrito en una apretada prensa que le permitió tener completo control de su cuerpo, acomodándolo para hacer más fácil y placentera la penetración.
Tails solo podía jadear desesperado tratando de llevar aire a sus pulmones, cosa que se le dificultaba al tener el gran cuerpo del azul acoplado a él con un fuerte agarre. Trataba de mantenerse lucido para no asustarse ante todas esas desenfrenadas sensaciones, para no perderse en todo lo que estaba viviendo. Recordando vagamente que en este punto, Sonic, llevado por sus instintos, lo tenía aferrado con una prensa de apareamiento, lo que aseguraba que el macho llegara hasta el fondo de su hembra, a ese lugarcito que albergaría vida y que con cada penetración se hacía más y más suave en su interior.
Sonic quien ya ni siquiera estaba pensando, solo tenía en la mente el empujarse más rápido y duro contra su zorro, porque necesitaba llegar más al fondo, necesitaba llenarlo más. Así que la desesperación era parte de ese momento, donde el azul solo podía embestir de forma desesperada a su rubio. Varios minutos después y con el momento culmine a punto de llegar, el pequeño zorrito lo sintió.
Una dureza creciendo en la base del falo de su erizo, que presionaba cada vez más en su interior y a pesar de que por un momento se asustó al reconocer el nudo del alfa, no hizo nada para evitar que Sonic terminara de correrse en su interior, porque de alguna retorcida forma quería toda la semilla de su novio dentro de él, muy dentro de él.
Por su parte el azul se acomodó al cuello del zorrito, aspirando fuerte y lamiendo sin tapujos el lugar, preparando la glándula de hormonas del rubio, haciendo que liberara más feromonas al estar en contacto con la saliva de un alfa. El lugar estaba tan tibio y suave que Sonic solo podía salivar por el hambre que le daba ese punto gracias a su exquisito aroma.
Y cuando llegó el momento, la contracción en el interior de Tails provocada por otro fuerte orgasmo, termino por llevarse al erizo, quien con una fuerte mordida en el cuello del rubio provocó que este se removiera inquieto por las sensaciones vividas, haciendo que su interior se contrajera aún más, apresando con ferocidad el miembro del azul que ya ni si quiera podía moverse en el interior de Tails.
La vista de ambos se había ido a blanco presas del orgasmo vivido y cuando la respiración volvió a ellos, los sonidos en el ambiente fueron escuchados también, identificando los jadeos del otro, el retumbar de sus desbocados corazones y el lubrico sonido de sus sexos unidos.
—M-mi amor… —suspiró el zorrito.
—¿S-si mi vida?... —contesto el azul, al dejar de morder al rubio.
Y ambos se vieron, con las respiraciones jadeantes y los ojos deslumbrados por el placer vivido a manos del otro. Aunque ambos pensaron que lo que seguiría sería un reconfortante beso que daría paso a la tranquilidad de un merecido descanso, sus labios volvieron a unirse con furia y desesperación.
—Otra vez Sonic, una más por favor… —exigía completamente ido Tails.
—Si mi vida, muchas más… —y otro beso los unió.
Y aunque desearon con todas sus fuerzas volver a vivir esas alucinantes sensaciones, tuvieron que esperar a que el nudo de Sonic bajara para poder seguir con la faena.
Y no se equivoquen, siguieron así todo lo que restaba del día, hasta que la caja de cinco condones que había comprado el azul se terminó.
Al día siguiente, el primero en despertar fue Tails (afortunadamente). Se sentía increíble despertar entre los brazos del azul quien roncaba suavecito contra su cuello al estar abrazandolo por su espalda, acomodado contra sus curvas y siendo tapado por las esponjosas colas. Al parecer, el azul estaba lo suficientemente cansado ya que ni se inmutó al sentir el movimiento del rubio entre sus brazos, quien giró para verlo dormir.
«Eres aún más guapo así…» pensó el zorrito soltando un suspiro.
De forma lenta y tranquila se levantó de la cama sintiendo algunas molestas (pero placenteras) punzadas en su interior. Observando a su alrededor encontró el desorden que su pasión había ido dejando a su paso, porque el erizo no se había conformado con tenerlo en la comodidad de la cama, claro que no, había recorrido toda la habitación con el zorrito en brazos, marcando todo el lugar con sus perversiones. A pesar de la vergüenza, Tails no se quejaba de nada, porque había estado más que bien todo lo que hicieron con Sonic.
Dándose ánimos, fue a la cocina a preparar el desayuno, porque si él tenía hambre, el azul tendría el doble. Unos minutos después se escuchó un estruendo en su habitación, un fuerte golpe y los llamados desesperados del erizo.
—¡Tails! ¡Tails dónde estás! ¡Mi vida! —se escuchó, ahora un poco más fuerte al haber sido abierta de golpe la puerta de su habitación.
El pobre zorro no alcanzó si quiera a darse la vuelta para ver al azul cuando este ya lo tenía entre sus brazos.
—¡Mi vida por qué saliste de la cama! ¡Y si te pasaba algo! —preguntó ofuscado.
—¡Sonic! No me dejaste lisiado por Caos… —y su siguiente frase se interrumpió al ser tomado un beso de sus labios.
—Pero yo quería tenerte ahí, entre mis brazos, ver tu hermoso rostro al despertar… —le contestó entre pucheros el azul, mientras lo abrazaba.
—Sonic solo tenía mucha hambre, recuerda que ayer no comimos nada —dijo avergonzado.
—Ohhhh sí que comimos, yo al menos comí un rico biscocho dulce cielo… —y las cejas del azul se levantaron insinuantes y la sonrisa se hizo pícara.
—¡Pervertido! —le grito azorado Tails, dándose la vuelta entre los brazos del azul para seguir con la preparación que se encontraba en el fuego.
Al final Sonic no soltó a Tails, pero si lo dejó cocinar considerando que él también se encontraba hambriento. Se sentaron a la mesa contentos de estar juntos, disfrutando de los alimentos y de una ligera charla, y cuando prosiguieron a limpiar (nuevamente) la habitación, la pereza le gano a Tails y decidió recostarse sobre las limpias colchas de la cama, alegando que se sentía un poco adolorido. El azul como todo un caballero se ofreció a hacerle compañía o ir a comprar lo que necesitara, a lo que el zorrito le dejó liberta de acción para que pudiera ir a sus típicas carreras a estirar sus músculos.
—Preferiría estirar mis músculos con los tuyos bizcochito… —susurró pícaro antes de huir de la almohada que fue lanzada por Tails.
El zorrito antes de volver a acomodarse tomo el olvidado libro de omegas que estaba en su mesita de noche, el cual procedió a leer una vez estando tibio y cómodo en su cama. Recordaba que no había terminado de leerlo y que el apartado de crías era el que más miedo le daba. Pero debía hacerlo, tener esa información era crucial especialmente ahora que Sonic y él habían intimado en uno de los puntos más fuertes de su celo y eso le preocupaba un poco. Así que con calma procedió a leer.
Aproximadamente media hora más tarde, un erizo azul arribaba a casa de Tails. No había resistido más tiempo estando separado de su zorro porque además sentía un incesante jalón en su vientre cada vez que lo pensaba y cada vez que perdía el exquisito aroma a menta al estar cerca del mar. Era extraña esa necesidad irrefrenable que sentía por estar cerca de Tails, aun que ya no era una necesidad sexual y enloquecedora, era una sensación de pertenencia y cuidado, de no dejarlo solo, de atenderlo en cada mínimo capricho que tuviera el zorrito. Así que silencioso entro a la casa del rubio por la puerta trasera (ya que se había llevado dicha llave antes de salir y cerrar todo) y recorrió el lugar, notando que la loza del desayuno seguía en el lavaplatos y había un apacible silencio en la estancia «Seguramente se durmió, debe estar muy cansado» pensó el erizo, mientras lavaba la loza calmadamente para no perturbar la paz del hogar. Al terminar e ir a la habitación de Tails, dentro de esta sintió el agradable olor de la menta con la frambuesa como una suave fragancia que rondaba el lugar, que le producía calma y calidez.
Efectivamente el zorrito yacía dormido en su cama, sobre las colchas y tapado con un chalcito azul, dejando entrever el suave movimiento de su respiración. Tentado, el erizo fue a recostarse junto a él para tomar también una siesta, pero al levantar el chal para acomodarse a sus espaldas vio algo que le aceleró el corazón. Sobre la colcha, una mancha roja y brillante teñía parte de la cama y los glúteos del menor. Asustado, Sonic meció suave a su pareja para no asustarlo (aunque él ya estaba aterrado).
—Mi vida, cielo, Tails despierta por favor
—¿Qué ocurre Sonic? —preguntó quedito, girándose a ver al mayor el cual tenía una cara asustada.
—Mi vida hay que ir al hospital, estas sangrando —contestó, tratando de hacer levantar a Tails.
Cuando el zorrito fue incorporado de la cama por los brazos del erizo y vio dicha mancha de sangre, suspiró fastidiado.
—Ahora tendré que lavar eso también. No se cuanta ropa de cama he lavado ya —suspiró.
—¿De que estas hablando Tails? ¿Te preocupa más la ropa de cama que tu salud? —preguntó un poco enfadado al ver el desinterés del zorro.
—Tranquilo amor —y le dio un beso en su mentón—. Es normal. No pensé que ocurriría justo ahora, pero es normal ¿Puedes ir a la tienda por algunas cosas? Te haré una lista.
—¡Pero amor estas sangrando! ¡Eso no puede ser normal! —casi gritó, sacudiendo a Tails desde sus brazos.
—¡Hay Sonic cálmate! ¡Lo es! En mujeres y omegas es normal —respondió enfado por la testarudez del erizo, tomando su rostro entre sus manos y plantándole un beso en la boca, beso que el azul no desaprovecho porque se entretuvo mordisqueando y chupando los esponjosos labios de Tails.
Aunque claro, el fin de este llego pronto al sentir Tails como algo bajaba por sus glúteos. Apartando rápidamente a Sonic, se fue a encerrar al baño y si no fuera porque le echo seguro a la puerta, el erizo seguramente hubiera estado ahí dentro con él.
—¡Tails! ¡Mi amor que ocurre! —preguntó asustado ahora.
—Tranquilo Sonic, es normal —se escuchó amortiguado—. Trae algo para anotar la lista ¿quieres cielo?
Y el erizo fue por lo solicitado, comenzando a anotar extrañado lo que el zorrito dictaba, quien le pidió que fuera urgente a traer todo eso, por lo que, en menos de diez minutos, ya tenía nuevamente al erizo aporreando la puerta del baño llamándolo con desesperación. De forma rápida el zorrito salió del baño, saco algo de sus cajones de ropa y rebuscando algo de la bolsa que tenía Sonic, volvió a encerrarse en el baño. El erizo estaba descolocado porque no entendía nada, así que, armándose de paciencia fue a quitar la colcha manchada de la cama y la remplazo por otra, se tomó el tiempo suficiente para limpiar la mancha en el lavamanos de la cocina y una vez limpia, procedió a colgarla afuera junto a toda la demás ropa de cama. Cuando volvió al cuarto vio como su pequeño novio se metía a la cama, usando una de sus camisetas más largas dejándole entrever sus llenitos muslos antes de taparse.
—Ya Sonic, ven, te explicaré todo. A mí también me tomo por sorpresa, no pensé que sería tan pronto —y el zorrito palmoteo la cama, para que el erizo fuera con él.
Como hipnotizado el azul quito sus zapatillas y se metió a la cama y ahí fue donde lo vio… Sobre la entrepierna del rubio un calzón azul, simple y cómodo que se ajustaba a las curvas del rubio. Sonic sabía que era eso, no iba a ser mojigato y a mentir sobre el tema, después de todo, la ropa interior femenina era algo que le encantaba ver de reojo en los maniquíes de las grandes ciudades. Y verla ahora sobre el cuerpo de su novio le estaba causando insanos pensamientos.
—¿Eso es para mí? –preguntó mientras acariciaba la prenda de forma sutil.
—¿Para ti? —preguntó extraño, entendiendo a que se refería el azul cuando su mano paso a inmiscuirse bajo la prenda íntima— ¡Claro que no! Lo necesito para usar otra cosa, pervertido… —y tratando de escapar de la depredadora mirada de su novio, bajo la camiseta de este para cubrirse.
—Mi amor con esos gestos solo haces que me caliente más…
—¡Pervertido! Ya termina de meterte a la cama…
El sonrojo en el rostro de Tails era épico, pero se fue calmando a medida que escuchaba la risa del azul quien pedía disculpas por su descaro. Una vez acomodados los dos dentro de las colchas, con Sonic acariciando suave la cadera de su novio, el zorrito comenzó a hablar.
—Es normal que sangre Sonic. Cuando una hembra u omega no quedan en cinta en su celo, el endometrio se desprende del útero y se expulsa del cuerpo, esa fue la sangre que viste. Algo de esto me había comentado el doctor Cup, pero recién lo entendí ahora que terminé de leer un libro que me dio hace unas semanas.
—¿Qué es el endo? Endoeso… —preguntó sin entender.
—Digamos que es la casita que se hace para él bebe, entonces si no hay bebe, se tiene de derrumbar —contesto acompañado de una risita, al ver como las orejas del azul bajaba.
—¿No tendremos un cachorrito? —preguntó triste. No sabía porque, se sentía desconsolado con eso.
—No mi amor, no en este celo al menos —y el zorro abrazó al erizo, llevando su rostro contra su pecho y acariciando las púas para reconfortarlo.
—Lástima, te hubieras visto hermoso redondito amor —susurró, refregándose contra el mullido lugar.
—Sonic… —y la suave risita del rubio, llevo a ambos a dormirse aferrados en un abrazo.
Cerca de mediodía Tails despertó con un quejido. Ahí estaban, los molestos dolores que mencionaba el libro que algunas desdichadas mujeres y omegas sufrían. Pero ahí, entre sus brazos, aún permanecía su novio dándole calor, lo que calmó un poco sus ansias frente a la molestia. Cuando comenzó a moverse para salir de la cama, Sonic despertó apurado y le habló.
—¿Qué ocurre cielo? ¿Necesitas algo? —preguntó solícito, aunque algo dormido.
—Tranquilo Sonic, iba a ir a calentar agua, para prepararme el guatero…
—Yo lo hago mi vida ¿es el que compre ahora no? –y el zorrito asintió.
No paso mucho tiempo antes de que llegara el azul con el pedido, un guatero de agua forrado con lana azul y amarilla, lo que saco una risita en Tails. Cuando el zorrito se acomodó en la cama, el erizo hizo lo mismo, extrañando al rubio.
—¿Te quedarás conmigo Sonic? —preguntó al acomodarse contra su pecho al estar ambos sentados.
—Siempre amor —y le besó suavecito en los labios.
Las colas del rubio se erizaron y mecieron bajo las colchas, contento de tener a su héroe a su lado.
—¿Qué tal si almorzamos los dos aquí en la cama? Puedo traer el televisor y lo instalo en tu escritorio y así vemos películas mientras tanto —comentó el azul, mientras acariciaba la cadera del rubio.
—¿Te encuentras bien Sonic? –preguntó extrañado el rubio, inclusive llevó su mano a tomar la temperatura en la frente del azul.
—Ja ja ja, muy gracioso… ¿Por qué te extraña tanto que quiera estar contigo? —y el azul hizo un puchero que sacó risas a Tails.
—Es solo que es extraño que pases tanto tiempo dentro de una casa… —y volvió a acomodarse, llevando el guatero a su vientre, que de a poco calmaba el dolor gracias al calor.
—Pues quiero quedarme aquí contigo… No sé, solo me gusta mucho estar contigo, tenerte entre mis brazos, escuchar tu voz… —el azul se acomodó mejor contra Tails, enredando sus piernas y juntando sus vientres, sintiendo el guatero entre ellos.
—Aawwnn Sonic, eres tan dulce —y el zorrito comenzó a besar el mentón del azul, quien sonrió contento.
—Por cierto, me aconsejaron algo en la farmacia —y haciendo peripecias para no apartarse del reconfortante abrazo, tomo lo que había dejado en la mesita de noche, volviendo a acomodarse contra el rubio.
Sonic le extendió una barra de chocolate, sonriendo al ver como Tails la miraba con ojitos brillantes.
—La dependienta al ver todo lo que traía, me aconsejó llevarle esto a mi “novia” —y rio—, que seguramente lo querría en algún momento del día.
—El chocolate libera endorfinas que causan alivio y felicidad, seguramente por eso te lo dio —dijo el rubio acomodándose contra su novio a fin de poder besarlo en la boca.
—¿Lo hice bien entonces? —preguntó el azul, extasiado con la muestra de afecto.
—Lo hiciste excelente amor —y Sonic vio luces de colores, con el solo hecho de escuchar a Tails llamándole amor.
Estuvieron cerca de una hora besuqueándose, sacándose risitas y diciéndose apodos cursis, expresándose todo el amor que se tenían.
Almorzaron en la cama, vieron películas, tomaron siestas y Sonic se arrancaba unos minutos cada cierto tiempo para ir a estirar las piernas, para luego volver a acurrucarse contra el cálido cuerpo de su novio. Por la tarde el celular del rubio sonó, era Amy quien preocupada le hacía preguntas.
—Tranquila Amy, todo está bien. Ya pasó todo y estoy descansando… Sí, sí ya paso, no te preocupes, Sonic me ayudo con… P-púes sí está conmigo… ¡Amy! No es así, cómo me preguntas eso… Sí tranquila, llamaré al doctor mañana para concertar una cita… ¡Que no Amy! ¡No hay bebe!... ¡AMY! —y tal parecía que del otro lado la eriza rosada estaba preguntando cosas íntimas porque el rubio cada vez se sonrojaba más.
—¡Amy! Deja tranquilo a mi novio que vamos a hacer más cachorritos ahora, así que adiós —y el azul se metió en la conversación, procediendo a cortar la llamada, escuchando el grito de la eriza antes de colgar.
—Ufff a veces resulta un poco impertinente —comentó el rubio.
—¿A veces? —preguntó entre risas el azul.
—¡Sonic! Ella solo se preocupa jejeje —y siguieron así, todo lo que resto de la tarde, compartiendo entre besitos el chocolate que ahora era el favorito de los dos.
Esperando ansiosos para pasar su siguiente temporada juntos, como alfa y omega.
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Temporada de apareamiento
2 El celo de Tails
Cuando Sonic se fue a mediados de marzo, Tails comenzó a sentirse extraño. Para él era normal extrañar al azul, después de todo era el miembro más importante de su familia y a quien le tenía un amor más profundo. Pero esa sensación de desasosiego era nueva.
Se sentía expuesto en una tormenta, viendo y escuchando en toda su magnificencia los truenos y relámpagos que tanto temía. Y eso lo hacía temblar entero, como si tuviera frio a pesar de ser días soleados y cálidos. Así que, el día que vio a Knux probándose los sweaters que Amy le había confeccionado para el invierno, el zorrito se emocionó, yendo directamente a por ellos.
—¡Calma Tails! También hice para ti. El azul te queda mejor que el marrón… —y Amy miró extrañada la actitud de su amigo, que simplemente se colocó la prenda que acababa de quitarse Knux y que le quedaba inmensa en su pequeño cuerpo.
Comenzó a olfatearla y olía tenuemente a uva. No era el aroma que quería, pero lo reconfortaba un poco. Se sorprendió cuando unos fuertes brazos lo cubrieron y de forma automática comenzó a refregarse contra estos, tratando de fundirse en ellos.
—¡TAILS ERES UN OMEGA! —gritó Amy sorprendida.
—¡Claro que no! —se escuchó amortiguado por parte del zorrito quien había sido cargado por el equidna para cubrirlo por completo con sus brazos.
—¡Claro que sí! Ese comportamiento es típico de un omega, el buscar el aroma de otros, más aún el de un alfa.
—No es posible, casi tengo diecinueve años, los omegas comienzan a desarrollarse a los trece, máximo quince años… No tiene sentido Amy.
—Vamos Tails, hasta tú sabes que hay alfas y omegas tardíos. Podrías ser un caso así ¿Qué tal si le pedimos a Rouge que te revise un médico de GUN? Sabes que hay uno muy bueno en esa área.
—Enano no puedes quedarte con la duda ¿Qué pasaría si de repente te llegara un celo? No sabrías como reaccionar a el y eso es peligroso —comentó Knux, mientras dejaba a Tails en el suelo—. Puedo marcarte con mi aroma mientras tanto, así podemos alejar a otros alfas que se acerquen.
—Pero no soy un omega Knux… —le contesto el rubio, resintiendo el no estar en los brazos de su amigo— ¡No puede ser! Esto se siente tan extraño —y le habían dado ganas de llorar.
—Ya hablé con Rouge, dice que mañana a primera hora vayamos a GUN, que el doctor intentará hacer una consulta.
El zorrito tenía muchas emociones encontradas, tristeza, desconsuelo, miedo. Y ahora unas inmensas ganas de llorar lo recorrían, si era un omega tardío ¿cómo le afectaría el que fuera demasiado mayor para soportar los cambios? Por algo los omegas se detectaban a temprana edad, por todos los cambios corporales y hormonales que presentaban.
—¿Quieres quedarte conmigo esta noche Tails? Para prevenir tal vez —le susurró Amy, viendo lo afligido que se encontraba el zorrito.
—D-descuida Amy. Estaré bien… —y miró al equidna— ¿Puedes usar este sweater un poco más? No se porque tu aroma me reconforta —dijo apenado.
—Es normal Tails, si eres un omega, tenderas a buscar un alfa para sentirte protegido. Amy paso por lo mismo a medida que crecía, con el tiempo ya no necesitaras que un alfa te marque porque tus hormonas se irán estabilizando y podrás controlar tu aroma.
—Por ahora yo no siento ningún aroma diferente en ti —olfateo sutil la eriza—. Puede ser que sea algo psicológico y aun no este provocando cambios físicos u hormonales.
Mientras ambos conversaban, Knuckles se colocó un poncho que Amy había confeccionado para él. Pretendía usarlo todo el día para que tuviera su aroma y así poder proteger a Tails con esta.
—Por ahora el único aroma que siento es el de Knux, pero muy suave… y en mi casa hay otro, como a limón.
—Bueno, ese aroma a limón es de Sonic. Después de todo pasa mucho tiempo en tu casa. Los betas no sienten el aroma de los alfas y omegas, solo los de su misma especie cuando llega la temporada de calor. En la villa hay algunos cuantos alfas y omegas, podríamos probar con ellos si vas sintiendo sus aromas también. Tendrás que acostumbrarte, ya después podrás controlar tu olfato y serás más selectivo con tus pretendientes.
Así los tres pasaron lo que restaba de tarde en casa de Amy, donde se unió Sticks a almorzar, informando que ella ya presentía que el zorro fuera un omega “con esa cara de cógeme que se cargaba” había dicho, sacando risas en Knux y haciendo enfadar a Tails.
Cuando la hora de despedirse llego, el equidna acompaño al zorro a su hogar y finalmente le entregó la manta que estuvo usando todo ese día. Tails contento se lo agradeció, ya que se sentía seguro con el aroma a uvas rodeándolo.
—Cierra todo muy bien enano, no queremos que ocurra algo y sin Sonic por aquí, sabes que demoraremos un poco en llegar —le informó el rojo antes de irse.
Y dicho y hecho, Tails se aseguró de que su sistema de seguridad estuviera activo y todas las entradas bien cerradas. Ahora que tenía el aroma de Knux encima podía sentir el de Sonic más fuerte en la casa, aunque seguía siendo una suave fragancia en el ambiente. Se preguntaba si para la rutina del azul sus feromonas serían más fuertes, sonrojándose por el pensamiento. No debía pensar en esas cosas, más ahora que le afectarían más.
«Si realmente soy un omega ¿significa entonces que Sonic podría aceptarme?» pensó esperanzado, mientras poco a poco caía dormido.
A la mañana siguiente, Amy y Tails fueron a Station Square, siendo seguidos con la mirada por algunos hombres que daban la vuelta mirando al zorrito. El rubio se sentía cohibido y expuesto, más ahora que podía sentir, aunque suave aún en el ambiente, las feromonas de otros alfas. Aún no lograba oler a Amy, pero esta le explicó que era normal porque primeramente su cuerpo buscaría a una potencial pareja antes que el bienestar que le brindaría alguien de su mismo genero. Al bajar del metro, se encontraron a Rouge quien los llevo en una camioneta de GUN al cuartel. Entre conversaciones y bromas, llegaron hasta el área de enfermería, donde unos minutos después el zorro fue llamado por el doctor y, a sabiendas de las posibles preguntas que podría hacerle el hombre, prefirió entrar solo.
—Muy buenos días joven Miles a quien le dicen Tails, soy el doctor Cup, ginecólogo y urólogo, especializado en obstetricia de omegas, que te trae por aquí —Inicio la conversación el lobo, quien resultaba ser un omega ya entrado en años con rostro afable.
—Me he sentido un tanto extraño últimamente y mis amigos creen que posiblemente sea un omega tardío, por las actitudes que he desarrollado. Pero siempre he pensado que soy un beta, entonces no se que ocurre…
—Muy bien, entiendo. Comencemos con algunas preguntas ¿Qué edad tienes pequeño?
—Diecinueve años doctor…
—¡Vaya! No lo aparentas para nada, que buenos genes tienes chico jejeje. Dime ¿esta es la primera vez que vienes a un especialista de esta área? —el zorrito sintió— Muy bien ¿has tenido relaciones sexuales ya?
—S-si… para la temporada de calor este febrero. Pero solo fue esa vez…
—Entiendo. Cuéntame ¿fue una hembra o un macho? ¿Sabes si era alfa, beta u omega? —preguntaba a medida que escribía en su computadora.
—Un chico, alfa… —y se avergonzó más.
—Muy bien, sin miedo a equivocarme, fuiste tu el receptor entonces —Tails asintió sonrojado—. Cuéntame un poco como resultó este encuentro, que has sentido que ha cambiado en tu cuerpo.
—Yo nunca había sentido las feromonas de nadie, hasta ahora… Una mañana simplemente amanecí con una extraña opresión en el pecho, como cuando uno esta triste y desanimado. Cuando fui a visitar a una amiga, no pude evitar acercarme a otro amigo que estaba ahí, que es alfa y comencé a refregarme contra él, como si necesitara algo.
—Bien, bien. Entonces sentiste que, al estar con este alfa, tu tristeza se iba ¿no?
—Así es.
—¿Y es el mismo alfa con quien te apareaste?
—¡N-no! E-es otro amigo…
—Tranquilo, no hay nada malo en esto. Podemos concluir entonces que, al parecer, estas presentando los primeros cambios hormonales de la segunda etapa de crecimiento de un omega, que son el buscar sentirse protegidos por un alfa y necesitar su aroma ¿es así?
—Sí. Anoche pude dormir muy bien porque usé una prenda de ropa que él ocupo todo el día, pero el aroma se fue y como no lo he visto… —y el doctor volvió a tomar apuntes.
—¿Has sentido otros aromas por casualidad? ¿Puedes distinguir alfas y omegas de betas?
—Por ahora solo siento el aroma de los alfas, pero muy suave. A los omega no, ya que mi amiga es una y no siento nada en ella.
—¿Has sentido dolor corporal? Como en tu pecho, caderas o piernas en general ¿alguna especie de calor localizado? —el zorrito negó—. Muy bien, esto ya es más personal, pero debo saber si es posible que dicho alfa despertara tu herencia omega, porque es muy probable que efectivamente seas un omega tardío y todos los casos son diferentes, por lo que tus cambios también lo serán. Bien, cuando ocurrió tu encuentro con este alfa, por lo que cuentas, en esa fecha aún “eras” un beta ¿no? —el zorrito asintió— Entonces, aun arriesgándote a aparearte con un alfa, copularon. En esa oportunidad ¿sentiste dolor? ¿Alguna sensación extraña? ¿hubo sangrado?
—Es extraño porque, yo pensaba que me dolería mucho, porque los betas no estamos diseñados para un hombre, menos para un alfa. Pero cuando ocurrió, dolido muy poco… Creo que sentí mayor dolor cuando ocurrió la u-última vez, porque se sentía más grande y… —Tails se sonrojo más, al recordar que Sonic se mantuvo unido a él— Cuando paso su punto álgido, nos dimos cuenta de que me había hecho daño, sangre un poco, pero no sentía dolor. O sea, si dolía, pero era extraño, sentía una ligera molestia, pero no dolor en sí, no sé cómo explicarlo —el doctor asintió, volviendo a escribir.
—Muy bien. Dime ¿este alfa te mordió?
—Sí, mucho. Por el cuello y los hombros ¿Eso es malo?
—Es normal joven Tails. Cuando un alfa marca, es para liberar hormonas que unirán al omega o hembra a él. Ya que no produjiste dichas hormonas, se empecino en tratar de marcarte. Ahora bien, hay condones especiales para alfas ¿el ocupó al momento de copular? —Tails negó fervientemente, con la cara roja por la vergüenza— ¿Sabes si tomaba pastillas anticonceptivas o algún inhibidor? —volvió a negar. El doctor después de anotar nuevamente en su computador siguió con las preguntas. —Cómo fueron los días siguientes al suceso ¿mejoraste bien de tus heridas? ¿tuviste algún problema estomacal o muscular? ¿seguías sangrando?
—Pues todo salió bien. Mis heridas curaron relativamente rápido, ya no sangré y solo tuve dolor de estómago porque… —y guardo silencio, recordando con vergüenza la ingesta cantidad de semen que el azul había dejado dentro de él y que con las horas fue abandonando su cuerpo.
—Entiendo jejeje. Muy bien, te tomaré una muestra de sangre y mientras la analizan, haremos una ecografía abdominal. Eso me enseñara como esta tu interior para saber si hay algún indicio de un sistema reproductor de omega desarrollándose o no.
Luego de sacarle sangre el zorrito paso a hacerse el otro examen, donde el doctor le indicaba que, efectivamente era un omega, pero con condiciones peculiares. La imagen mostraba un sistema reproductor en buen estado, listo y dispuesto para albergar nueva vida, al parecer todo sano y normal. Sus exámenes al haber llegado al laboratorio como urgente (vaya a saber quien hizo tal solicitud) revelaron que, efectivamente las hormonas del celo recién estaban siendo producidas, ya que el recuento era muy bajo en comparación a un omega en estado fértil, pero bastante alto en comparación de un omega joven y recién despertado.24.Tal parecía, que el cuerpo de Tails estaba forzando los cambios hormonales para estar preparado para la siguiente temporada de calor ya que su sistema reproductor estaba completamente formado.
—Muy bien muchacho, te esperan grandes cambios, así que te estaré monitoreando cada semana ¿de acuerdo? Junto a los exámenes de sangre llego una solicitud de prioritario de uno de los altos mandos de aquí. Tienes suerte chico, alguien debe preocuparse mucho por ti.
Antes de irse el doctor le recomendó una serie de productos naturales a base de hierbas ya que no sabrían como se desarrollaría un primer celo y al ser precisamente el primero, el pequeño zorro no podría tomar nada sintético debido a que no sabían como afectarían estos a su desarrollo hormonal. Además, le recomendó seguir utilizando algún atuendo del alfa que había tomado el rol de cuidador, a fin de alejar a otros machos que pudieran verse afectados por su aroma, que, probablemente, iría aumentando con el tiempo. Por último, le entrego un libro titulado “el despertar de un omega” que comúnmente se entregaba en la adolescencia de estos, porque la información entregada era mucho más fácil y tranquila de procesar.
Cuando Tails salió de la consulta, sus amigas lo esperaban afuera, además de un azabache erizo que lo miraba serio.
—Hey chicas, disculpen la demora —les sonrió, cargando una carpeta y el libro que le entrego el doctor.
—¡Tails! ¡Dime, dime, dime! —gritó emocionada la rosada. Y antes de que el zorrito contestara, el azabache hablo.
—Es un omega. Y tiene un suave aroma a menta —dijo, mientras se acercaba al menor, agachándose a su altura para olfatear suave sobre su cuello—. Hola Miles.
—H-hola Shadow —saludo, mientras sus colas comenzaban a elevarse sin darse cuenta. El aroma que sentía en el azabache era bastante embriagante—. Tu aroma es muy fuerte ¿por qué? —preguntó curioso.
—Cariño, es la forma de vida suprema —se burlo entre risas Rouge. El erizo solo rodó sus ojos.
—Mi genética esta mejorada, por eso percibes tanto mi aroma. Según Amy, sientes a los demás alfas de forma suave.
—Si, aunque tu aroma a café se siente completamente —comentó, sin darse cuenta de que cada vez se acercaba más al azabache, hasta que casi estuvo recostado en su pecho—. P-perdón, no fue mi intensión —y se apartó sonrojado.
—Jajaja tranquilo Tails, es normal, según el doctor tu cuerpo esta tratando de ponerse al día con la parte hormonal —comentó Amy, quien le había quitado la carpeta con los exámenes—. ¡Es genial Tails! Aunque hay algunos exámenes que no te gustaran mucho…
Y mientras el grupo avanzaba por el cuartel dirigiéndose a la salida, el zorrito se sentía un poco cohibido debido a las miradas que algunos reclutas le daban. Otros eran más osados y al pasar a su lado trataban de agarrar sus colas y cuando uno casi lo logra, fue detenido por Shadow quien sin esfuerzo lo inmovilizó contra una pared.
—Una actitud como esta no está permitida cadete. Vete si no quieres que te dé de baja por ese comportamiento vergonzoso en un alfa.
Y el pobre chico salió corriendo asustado. Shadow, viendo lo nervioso que se estaba poniendo el zorro ya que sentía como el aroma a menta cambiaba en su tono volviéndose amargo, se sacó su chaqueta de cuero y la poso sobre el rubio, cubriéndolo por completo. Tanto Amy como Rouge se sorprendieron, porque ni si quiera cuando Cream se presentó como una omega, el azabache fue tan considerado al cuidarla (conociendo todos lo mucho que le agradaba la coneja).
—Úsala mientras llegan a la villa y pídele a Knucklehead que te preste más ropa. Así apartaras a los demás alfas si se acercan con malas intenciones. Si necesitas más, puedes pedírmela a mí también —le dijo, mientras terminaba de cerrar la enorme prenda en el pequeño cuerpo del menor, quien se sonrojo.
—Gracias Shad, eres muy amable —y sus colitas se menearon contentas de un lado a otro.
—Parece que a nuestro pequeño zorro le van los erizos jijiji —le susurró Rouge a Amy, quien también rio suave.
Cuando la murciélago los dejo en la estación de metros que los llevaría a Mystyc Ruins, simplemente comenzaron a conversar. Era bastante chistoso ver a Tails con la gran chaqueta del azabache, pero le daba seguridad ya que ningún alfa se le acercó. Entre esos temas, Amy le comentó que muy probablemente comenzaría a sentir todos los aromas de los alfas y omegas del lugar, pero que no debía ponerse nervioso ya que con el tiempo sus hormonas poco a poco irían discriminando que olores eran más compatibles con el, así como lo hizo con Shadow que su aroma a café se sentía fuerte y con Knuckles que era suave. Su cuerpo se adaptaría de tal forma, que le guiaría a los potenciales machos que fueran genéticamente más compatibles con él.
Así, llegaron a la villa, donde almorzaron con Sticks y Knux, quien usaba una pañoleta la cual impregnó con su olor para marcar territorio sobre el rubio, a fin de evitar que otros alfas se le acercaran. La tarde pasó tranquila y cuando Tails volvió a su hogar (con chaqueta de cuero negra y pañoleta roja al cuello) se acomodó en su sillón a leer.
A pesar de saber algunas cosas del tema (más que nada por Amy) se sorprendió con algunos datos: Así como cada uno tenía un “tipo” de persona que le gustaba, con los alfas y omegas pasaba igual, por lo tanto, no todos los alfas se verían afectados por el celo de un omega, sino que los más compatibles con este mostrarían actitudes de marcaje y era por esta razón que Tails sentía los aromas en diferente medida. También estaba el curioso hecho de que los omegas al iniciar su celo, tendían a hacer “nidos” en donde pasarían sus días de calor, siendo resguardados por las prendas de sus familiares para sentirse seguros en su etapa inicial o de su pareja para sentirse reconfortado en su adultez. Cuando el omega ya estaba en pareja, era preferible que pasara dichos celos con esta, ya que resultaban bastante incómodos de soportar sin las feromonas de un macho para calmarse, aunque debían recurrir a métodos anticonceptivos para evitar la concepción de una cría. También leyó con atención que, en la pubertad, los omegas machos cambiaban su fisionomía para adaptarse a tener un cachorro, haciendo que su pecho se hinche (al igual que los senos de una mujer en mayor o menor medida) para la producción de leche o las caderas se enanchen para dar cabida al canal de parto. El pequeño zorro estaba un poco asustado con eso, debido a que, según él, seguía tan plano como siempre y que su caderas no eran muy diferente de sus amigos (a pesar de que su pecho era abultado y suave tras toda esa mata de pelaje blanco y claramente poseía un curvilíneo trasero y caderas). Cuando llego al apartado de crías, cerró el libro un poco nervioso.
Aún no podía creer la noticia. Era un omega y que, según Shadow, producía feromonas con aroma a menta. Se preguntaba si Sonic también las sentiría ahora, considerando que la mayoría de los alfas ahora volteaban a verlo. Se preguntaba si para el azul serían agradables, porque también existía la posibilidad de que no le resultaran atractivas y prefiriera a otras hembras. Se preguntaba si Sonic volvería a pasar su rutina resguardado junto a él o buscaría a otra persona para esos días.
Una pequeña lágrima resbalo, dándose cuenta de que ahora que era un omega, las cosas no resultaban tan fáciles. Además de que sus hormonas le estaban jugando en contra al hacerlo sentir muchas sensaciones desagradables, sin que su cabeza le ayudara a ver otras alternativas que no fueran las en donde el erizo azul lo despreciaba y encontraba a alguien más. Triste, simplemente fue a su heladera a buscar que comer y se acurruco en el sofá a ver televisión, tratando de reconfortarse.
La semana pasó rápido para Tails, quien, sin darse cuenta era observado allá donde iba. Amy estaba contenta porque ahora el pequeño zorro podía sentir su aroma (por ende, el de las demás omegas) y el de los alfas ya de forma más contundente. Aun no tenía la capacidad para ignorar algunos aromas que sentía muy fuertes (como el de Shadow y unos cuantos alfas que se encontraba en su camino), pero Knux había hecho un buen trabajo marcándolo con sus feromonas, alejando así a otros hombres que pudieran propasarse con el rubio. Cuando llegó el viernes, Tails tuvo una nueva consulta médica, en donde debía someterse a una ecotomografía intrauterina para comprobar el estado de su sistema reproductor y ver cuáles eran los posibles problemas que no fueron detectados por el anterior examen.
El zorrito, asustado, solo se acostó en la camilla después de saludar al doctor. Había decidido entrar solo debido a la vergüenza que le daba dicho examen, por lo que Amy volvió a quedarse afuera esperándolo.
—Muy bien muchacho. Según tus exámenes de sangre han aumentado considerablemente tus hormonas del celo, por lo que es muy probable que pases por uno dentro de una o dos semanas más, aún no es concluyente porque no sabemos cual es tu pick así que debes estar atento a las señalas ¿Estudiaste cuales son verdad? –preguntó afable el lobo.
—S-si, buscaré sentirme más protegido por mi alfa cuidador y comenzaré a armar el nido. Además de que tenderé a tener calores localizados en el abdomen y pelvis –y pensó un poco más— ¡Ah sí! También mi aroma se intensificará.
—Excelente muchacho. Por cierto, uno de los indicadores más importantes será que comenzaras a lubricar y que muy probablemente haya machos que quieran acercarte a tu cuello, que es donde se libera la hormona de apareamiento y marcaje en un omega. Así que, si un alfa se acerca a tu cuello y no quiere apartarse de ahí, es tu indicador para resguardarte en tu casa ¿de acuerdo?
El zorrito guardaba toda la información que le daba el doctor, un poco asustado y expectante de cuando ocurriera ese momento. Cuando el doctor le indico que iniciaría el examen, Tails se tensó. Afortunadamente, el anciano lobo fue bastante suave y calmado para tomar el incómodo examen.
—Muy bien, aquí veo tu canal de inserción, un poco estrecho pero normal. La membrana de separación con el recto esta firme. Un poco más arriba esta tu cérvix, esto puede molestar un poco… Útero normal y funcionando, con un endometrio formándose, por aquí arriba el ovario derecho también está bien… —y así siguió hablando el doctor.
A pesar de que sus palabras eran para guiar al zorro, este estaba más preocupado por la molestia sentida dentro de él. La sensación era sumamente extraña y un poco dolorosa, más con ese extraño gel que tuvo que introducir dentro suyo, no le gustaba para nada la sensación. Unos cuantos minutos después, el doctor quito el equipo del examen e hizo una revisión visual, posterior a eso, envió a Tails a asearse.
—En el libro que te di venían los dos tipos de parto ¿lo viste? –el zorrito negó un poco asustado, sacándole una risita al doctor —Bien, pues resulta que no todos los omegas son iguales y muchos desarrollan uno u otro tipo, el que trae un canal de parto y una salida natural y el que debe ser tratado a través de una cesaría. Pues en tu caso, tú tienes un canal de parto gracias a esas grandes caderas tuyas. Entonces, el canal de parto esta funcional, pero no la salida hacia el exterior ya que no esta abierta. Esto se puede corregir con una pequeña operación, pero es recomendable hacerla cuando estés próximo al parto porque se liberan otras hormonas que ayudan a aliviar el dolor y en ese mismo momento se prepara todo para un siguiente bebé. Entonces pequeño… ¡Felicidades! Eres un omega hecho y derecho, que pasará por su primer celo muy pronto, así que hay que estar atento. Note que tienes el aroma de un alfa, bastante cuidadoso el muchacho ya que no es un aroma invasivo con todos, solo con los machos. Se ha entrenado muy bien, mis felicitaciones para él—comentaba el doctor.
—Entonces ¿ahora debo estar atento a cuando llegue mi celo? –preguntó el zorrito.
—Así es. Este primer celo deberás pasarlo en solitario, porque hay un endometrio formándose y muy probablemente tus óvulos estén sanos. Como es tu primer celo y no puedo darte inhibidores, y como no tuviste el tiempo suficiente para prepararte con anticonceptivos, es muy probable que quedes en cinta si lo pasas con un macho —mencionó el doctor, mientras le extendía una lista al rubio quien al leerla se ruborizo—. Supongo que habrás leído que los celos en solitario son bastante incomodos, más si no es aplacado con un supresor —el zorrito asintió—, pues existen juguetes sexuales especiales para estos casos que podrán ayudarte en este celo. Recuerda que tu interior ya está listo para tener cachorros, así que deberás sobrellevar este celo por tus medios si no quieres un bebe.
—Y-yo no quiero un bebe aún… —mencionó un poco asustado. Tenía solo diecinueve, no estaba preparado para una responsabilidad así.
—Te sugiero entonces que, al menos por ahora, te abstengas de un macho. Si no te sientes cómodo con un juguete sexual, tendrás que afrontar el celo sin ayuda, es tu decisión. Ven en una semana más para un examen de sangre si es que tu celo no ha llegado y con eso ya terminaríamos el seguimiento.
El zorrito salió de la consulta pero no vio a Amy. Un poco consternado por la información dada por el doctor y por el tema de los juguetes sexuales, comenzó a caminar por el cuartel para dirigirse a la salida, pensando que probablemente encontraría a la eriza por ahí. Se sentía azorado por las imágenes que contenía el papel que le entregaron, que mostraba dildos con diferentes funciones, los cuales simulaban tanto el movimiento de penetración como la eyaculación de un macho. Su rostro estaba completamente sonrojado y unas suaves cosquillas recorrían su vientre al recordar las sensaciones que le brindo Sonic esa noche hace unas semanas, mientras lo penetraba y mordía, sin darse cuenta de que su aroma cada vez se intensificada y volvía más dulce, dejando sin efecto las feromonas que se encontraban en el pañuelo que Knux le había dado al ser las suyas más fuertes.
No fue hasta que sintió un brazo sobre sus hombros que se dio cuenta de que caminaba en sentido contrario a la salida, distraído en sus pensamientos.
—Debes tener cuidado Miles, estas liberando muchas feromonas, el olor de Knuckles ya casi no se siente —comentó el erizo azabache, que tenía contra su cuerpo a Tails.
—¡Shadow! Perdón, no se por donde iba, estoy muy distraído… —y sus colas nuevamente comenzaron a menearse felices, porque el aroma del azabache era muy de su gusto.
El erizo solo lo miró fijo, pensando que ahí donde estaba el zorro, bajo su brazo y a resguardo contra su cuerpo, se veía realmente bien. Soltó un suspiro, no podía creer que el aroma del rubio pudiera agradarle tanto, pero debía ser objetivo, porque era casi un secreto a voces entre el grupo de amigos que Tails y Sonic tenían algo, así que, como el caballero que era, respetaría ese silencioso acuerdo.
—No te preocupes, creo que vi a Amy en la cafetería con Rookie, te llevaré allá. Debes prestar atención a tus feromonas eso si, porque un macho o peor aún, un alfa sin control podría atacarte.
—Lo sé, lo sé, es que el doctor me dijo muchas cosas y me siento muy extraño –y un ligero escalofrió recorrió su cuerpo.
Mientras se dirigían a la cafetería conversaron de diferentes temas y al encontrar a Amy quien entretenida conversaba con Rookie, Shadow volvió a ofrecerle a Tails su ayuda para marcarlo y así apartar a posibles machos sin control. Al ver que su amiga estaba muy ensimismada en su conversación, el zorrito le preguntó al erizo si tenía algo que hacer, siendo negativa la respuesta de este y ofreciéndose para lo que necesitara.
El zorrito, aunque un poco cohibido, tomo una decisión y con determinación le preguntó al azabache por una sex-shop, para poder ir a comprar uno de los juguetes que le había recomendado el doctor. Shadow, sin ningún cambio en sus emociones (por fuera) le indico que conocía un lugar donde podrían encontrar una, pero que antes buscaría alguna prenda para que pudiera usar el zorro para resguardarlo. Cuando estuvieron en la habitación del azabache, de forma apresurada el zorrito agarró una camiseta negra que el erizo tenía sobre una silla, colocándosela sin darle oportunidad al erizo de objetar. Por su parte Shadow no dijo nada, porque era todo un deleite ver como el cuerpo del pequeño era cubierto por su prenda de ropa, que tapaba hasta sus muslos y caía sensual por uno de sus hombros. Ahora ya listo, los dos se dirigieron a una galería comercial cerca de la estación de metro, donde después de bajar al subterráneo llegaron a un lugar con los vidrios polarizados y con un discreto anuncio en luces de neón.
—¿Infinito placer? ¿Vienes a compra aquí Shadow? —preguntó con una risita el rubio, sacando un gruñido al erizo.
—Rouge me trajo una vez, nada más —respondió mientras entraban.
—¡Pero mira nada más quien volvió! ¡El hombre más guapo de esta ciudad viene a verme! ¿Qué tal estás bombón? ¿Dónde dejaste a Rouge? Esa mujer quedó de enviarme más lencería y no ha vuelto la muy desconsiderada…
Al fondo del mostrador hablaba sin parar una loba de pelaje castaño y cabello largo amarrado en dos grandes coletas, con una pícara mirada en su rostro.
—No que una vez nada más jejeje —susurró el zorrito, ganándose un leve pellizco de parte del azabache en una de sus colas.
—¡Pero mira nada más! Que precioso omega has traído. Hola dulzura, lamento hablarle así a tu hombre pero es que esta para comérselo ¿no es así? –y le sonrió la gata, sacándole una sonrisa al rubio— Soy Belle ¿en qué puedo ayudarte corazón?
—No te preocupes, no es mi novio así que puedes seguir piropeándolo —y rio, mientras de fondo se escuchó un gruñido del azabache, quien miraba una vitrina—. Y-yo vine aquí por esto… —y le extendió la hoja entregada por el doctor.
—Oh cariño, estos son juguetes especiales para temporada de celo. Por ahora tengo solo este modelo —indico el que simulaba la eyaculación—, pero si gustas puedo mandar a pedir este —y le indico el que simulaba las penetraciones.
El zorrito estaba sumamente rojo, porque realmente no pensó que se animaría a ir a un lugar así y menos para comprar un falo de mentira. A sus pensamientos volvían las caricias del azul y las fuerte arremetidas a su cuerpo, que tocaban un punto que en su momento lo había vuelto loco. Sin darse cuenta, sus feromonas volvieron a salir. El erizo al sentir esto se acercó al pequeño, al ver que otro muchacho que estaba un poco más apartado, tenía la intensión de acercarse a Tails. Cuando llegó donde el rubio, su mano tomo al zorrito por la cintura y su cabeza se apoyó contra la de Tails.
—Uhhh tranquilo galán, no lo asaltas en mi tienda ¿quieres? Estoy en pleno derecho de grabar un video porno y quedarme con las regalías jajaja —dijo entre risas la loba.
—No seas idiota, el chico de atrás está a punto de saltarle encima a este chico, que no controla sus feromonas.
—P-perdón… —se disculpó el rubio, que se acomodó más contra Shadow.
—¿Y bien tesoro? ¿Quieres llevarte uno de estos? —y le extendió tres cajas diferentes sobre el mostrador, del mismo estilo de dildo.
Uno era un falo de color rosa suave, de tamaño pequeño y delgado. El segundo era un falo azul de tamaño mediano y grueso, y el tercero era un falo negro bastante grande en comparación a los demás. Tails los miró todos un tanto asustado, aunque el último era el que más se parecía al miembro de Sonic.
—Estos tienen la particularidad de que al momento de llegar al orgasmo el omega, al ser apretados por las paredes internas liberan un gel que simula el esperma de los machos, produciendo sensaciones bastantes similares a la eyaculación, eso sí, no son lo suficientemente rígidos para simular penetraciones.
—Y-yo n-no sé…. —y el zorrito estaba que explotaba, sentía su cara arder y su trasero cosquillaba de una extraña manera ante las palabras de la loba.
—Si no, puedo encargarte este otro tipo de modelo —y sacó un catálogo señalándole los que simulación la penetración—, el más recomendable y que siempre llevan es este, debido a su tamaño promedio —indico uno de color celeste suave, de tamaño mediano y un poco ancho, con una punta muy marcada simulando el glande del miembro masculino.
Shadow también comenzaba a sentir calor, porque Tails liberaba ráfagas de feromonas sin darse cuenta. Afortunadamente, el era capaz de soportarles, logrando mantener la calma.
—Cuanto demora en llegar si se pide este —preguntó el azabache mientras señalaba el que había recomendado Belle.
—Una semana aproximadamente.
—Bien, entonces encarga este y llevaremos este otro ahora —y señaló el juguete color azul, teniendo la idea de que, al ser el primer celo del rubio no podría soportar el tamaño del dildo negro. Ja.
—Que buena elección querido ¿Quieres que incluya el gel o prefieren ver una alternativa más “natural”? —y sonrió pícara.
Tails al darse cuenta de todo lo que estaba pasando, solo procedió a emitir un gritito mientras tapaba su rostro muerto de la vergüenza, mientras la loba solo reía ante el gesto que consideraba tan lindo por parte del zorro. Cuando el menor logro calmarse, la compra ya había sido pagada y envuelta, estando en manos del azabache quien, agarrando su cintura, lo sacó del lugar.
—¿Qué pasó ahí dentro? ¡Por Caos! ¡Que vergüenza! —alegaba el pequeño zorro, mientras se dejaba guiar por el erizo.
Shadow por su parte estaba contento, no iba a negarlo. Muchos los miraban al pasar, después de todo, ambos eran muy atractivos a su modo y hacían una linda pareja, así que el azabache simplemente aprovecho de tener al zorro entre sus brazos brindándole su calor. Era hasta linda la forma en que el zorrito discutía enojado por todo lo sucedido.
—Te invito un helado Miles, necesito que te calmes antes de llevarte a Villa Erizo —y rápidamente, hizo que el zorrito se colgara de su brazo para guiarlo.
Tails se sentía extrañado por la cercanía del erizo, pero no negaría que era muy reconfortante todo lo que estaba viviendo en ese momento. Sentía el aroma a café rodeándolo, sentía el calor del cuerpo ajeno contra el suyo y escuchar la ronca voz mientras le preguntaba el sabor del helado lo tenía hipnotizado. Era como tener una pareja y se sentía muy bien con eso. Cuando se fueron a sentar a un parque a disfrutar del helado, la conversación siguió ligera y fluida entre ambos.
—Hay algo que no entiendo, según lo que ha comentado Amy, tu eres un omega ya mayor pero que aún no pasa un celo ¿correcto? —preguntó sin tapujos el erizo, el zorrito solo asintió— ¿Entonces que te impide pasarlo con un hombre? Tengo entendido que un celo es bastante incomodo de pasar solo para un omega adulto.
—Es porque es mi primer celo. Se supone que los celos en los omegas son graduales, entonces cuando se presenta el omega cerca de los trece años, sus celos van escalando en intensidad hasta que son adultos, donde se presenta un celo completo que atrae a los hombres para aparearse —y lamió el helado, siendo observado de reojo por el azabache—. Cómo yo no pasé por ningún celo en mi adolescencia, mi cuerpo esta forzando todo ahora, para estar listo para la próxima temporada de calor —y otra larga lamida fue dada—. Como el celo en un omega va escalando hasta su adultez, tiene el tiempo suficiente para medicarse ya sea de forma natural o sintética para que no quede en cinta cuando ocurra la relación. Como yo no puedo tomar nada en este momento, porque mis hormonas están aceleradas, tendré que recurrir a estos juguetes para que un hombre no me haga un bebé —y siguió comiendo el helado, sin dobles intensiones, provocando todo un espectáculo para los hombres que lo miraban al pasar.
Shadow podía sentir el aroma de Tails, que ahora ya en calma, era relajante y suave. El zorrito comía con inocencia el helado sin saber que el erizo poco a poco se calentaba, fascinado con la vista. Cuando el rubio paso a embarrar un poco su cara sin darse cuenta, el alfa se inclinó sobre él de forma automática, llevando su boca a la mullida mejida embarrada de helado de vainilla.
El zorrito tembló entero y su aroma volvió a dispararse al sentir el fuerte brazo del azabache sobre sus hombros y el fuerte aroma a café sobre él. La lengua se sintió caliente sobre su mejilla, aunque sutil al apartarse casi de inmediato.
—Discúlpame, no fue mi intención incomodarte –susurró el azabache.
—No tranquilo, no pasa nada… —y sí pasaba, porque sentir esa cercanía más íntima con el erizo lo había puesto alerta, porque un rápido y relampagueante recuerdo llego a su mente, uno donde Sonic lo tomaba en sus brazos y lo besaba en los labios.
Shadow se dio cuenta que algo andaba mal al notar que las feromonas del zorro habían disminuido y amargado en aroma. Así que tranquilo, tomó su celular y llamó a Amy para decirle que llevaría al zorro a Villa Erizo para que no se preocupara. En el metro siguieron conversando, pasando la incomodidad y retomando la normalidad, con Shadow marcando poco a poco a Tails para que su aroma lo acompañara por unos días, a fin de evitar que lo molestaran.
Cuando llegaron a la entrada de la villa, un enojado equidna los esperaba con los brazos cruzados.
—¡Que le hiciste al enano! —gritó enojado, siendo detenido por Amy quien se reía de la situación al igual que Tails.
—Nada de tu incumbencia Knucklehead —y antes de soltar al zorro lo apartó para despedirse—. Ten Miles, cuídate mucho —le entregó la bolsa—. Si necesitas ropa para tu nido no dudes en pedírmela, sé que te agrada mi aroma —y su mano acaricio suave la oreja del zorrito, que ronroneaba feliz por la caricia.
—Gracias Shad, lo tendré en cuenta. No olvides enviarme la cuenta de la compra… —le pidió mientras se ruborizaba.
—Es un regalo —y ahora su mano paso a tomar el mentón del zorro, mientras se acercaba e inclinaba para ver al rubio. De fondo se escuchaban los gritos del equidna y los chillidos que emitía Amy por la emoción—. Si quieres compensármelo, la próxima temporada déjame ayudarte con tu celo —y le sonrió coqueto.
Tails quedo pasmado en su lugar, mientras Shadow decía adiós con su mano mientras se alejaba. Cuando se acercó al equidna, este de forma rápida le paso por su cabeza un gran poncho verde para cubrirlo nuevamente con su aroma.
—Hueles a alfa que no soy yo ¡A dónde te fuiste con Shadow! Estas en problemas jovencito… —le recriminaba el rojo.
—¡No eres su padre Knux! —le alegó Amy, aunque entre risitas le susurró al zorro— No te preocupes, conmigo hizo lo mismo.
—Como tu cuidador me preocupa tu seguridad y me desobedeciste al irte con otro alfa ¡A tu cuarto castigado! —siguió el equidna, mientras Tails reía entretenido por el comportamiento del pelirrojo.
Entre risas y regaños, todos fueron a almorzar a Meh-Burger, donde se les unió Sticks quien comenzó a molestar al equidna para diversión de sus amigos.
Pasaron dos días antes de que Tails se animara a sacar el juguete de su empaque. Con sus manos desnudas procedió a tocar el falo de textura realista, sintiéndolo extraño mientras lo apretaba y tocaba. Si cerraba los ojos, su imaginación volaba hasta el cuerpo de Sonic, aunque el juguete no se comparaba en nada al tamaño del azul. Quería intentarlo, porque sus caricias resultaban insuficientes ahora que había probado lo que era estar con un hombre y más con su amado azul. Se le ocurrió la idea de buscar el fantasmal aroma del erizo, que, aún impregnado de forma suave en las almohadas de la habitación de invitados, fue suficiente para ir encendiéndolo de a poco.
Sus manos recorrieron su cuerpo en suaves caricias, rozando su cuello y orejas, apretando suave sus pezones, pasando a masturbar su falo y penetrar su entrada. No era suficiente, el quería a Sonic haciéndole todas esas cosas, así que raudo preparó el juguete llenándolo del gel, aunque su faena fue infructuosa porque lo único que alivio el juguete fueron sus ganas de sentirse lleno. Porque faltaba algo, porque no sentía la misma locura que sintió con las manos del azul aferradas a su cintura mientras empujaba fuerte contra su interior o con el simple hecho de escuchar sus jadeos y gruñidos contra su oreja. Comenzó a rozarse contra las almohadas que contenían la fragancia a limón del azul, dando leves saltitos tratando de que el juguete pudiera satisfacerlo más.
—S-Sonic… Soniiiic… —y los gemidos llegaron, llamando con desesperación al erizo, imaginando que bajo él se encontraba el fornido cuerpo de su enamorado. Los jadeos fueron más altos y continuos, ahora que había tomado un ritmo que satisfacía sus deseos y que hacía que sus colas se levantaran altas sobre su cabeza, meneándose de allá para acá con cada suave golpeteo que daban sus nalgas contra las almohadas. Cuando sintió el orgasmo llegar se aferró fuerte a las almohadas y cobijas bajo él, gimiendo de forma entrecortada y desesperada el nombre del azul, hasta que se corrió y sintió como, efectivamente, gracias a las contracciones de su canal el juguete liberaba los espesos chorros de gel dentro de él.
«No es lo mismo…» pensó, mientras recuperaba la respiración. Sí, había sido placentero, pero ni por asomo parecido al placer que sintió con el azul. Se preguntaba si ahora que era un omega sería más atractivo para que el azul pasara su rutina con él, ahora que podría satisfacerlo mucho mejor al estar completamente disponible para un alfa. Aunque también existía la posibilidad de que el azul no quisiera nada con él debido a esto mismo, al fin y al cabo, el erizo nunca busco una hembra para sus rutinas (que él supiera) por el tema de los cachorros, porque Sonic no quería hijos y para que la concepción en la temporada de calor no pasara, tanto macho como hembra debían cuidarse de un embarazo.
«Tal vez Sonic ya no quiera quedarse conmigo a pasar sus rutinas…» pensó desanimado. Comenzó a sollozar bajito, quedándose dormido finalmente.
Era viernes por la tarde cuando Tails terminó de construir su nido, con las prendas que su guardián le dio para sentirse reconfortado esos días de claustro y aunque quiso negarse, Knux lo lleno de mantas que usaba para dormir, cargadas del aroma a uva que lo tranquilizaba bastante. Dentro de su closet, se encontraban las camisetas y pañuelos que le prestó Shadow, cargadas de ese fuerte aroma a café que, estaba seguro que de ponerlas en su cama, su celo sería avasallador y enloquecedor. Tenía curiosidad por las sensaciones que le provocaba el azabache, pero también había algo dentro de él que tiraba para que se alejara del erizo oscuro.
Por la mañana y luego de haber ido a su última consulta con el Doctor Cup, se terminó por comprobar que efectivamente tendría un celo dentro de poco. Sus niveles de hormonas de celo estaban altísimos, incluso más altos que los de un omega en etapa adulta, pero Tails aún no había presentado los síntomas más comunes, como el aroma más atrayente y dulce y la típica lubricación. Su rutina seguía normal, así que solo se dedicaba a ordenar su hogar y abastecerse lo suficiente ya que no tenía certeza si su celo llegaría de forma paulatina o de improvisto, ni tampoco sabía cuantos días podría durar o que tal mal lo dejaría como para poder encargarse de su hogar. Se sentía expectante por lo que se avecinaba y un poco temeroso también. Pero era algo que tenía que pasar, así que lo aceptaría en su vida.
La mañana del sábado fue sorprendido por dos cosas: La primera, el repartidor de parte de “Infinito placer” que le entregó el juguete adquirido hace una semana atrás, el cual ya prácticamente había olvidado y la segunda, un intenso aroma a limón que rodeo toda la casa una hora después. Su pulso se aceleró y sus colas se movieron erráticas de un lado a otro, mientras el aroma se intensificaba a medida que se acercaba a la puerta. Cuando la abrió, vio al azul parado ahí, casi sin respirar.
—¡Volviste Sonic! —gritó alegre, contento de tener ahí al azul.
—Hueles a otro alfa… —le contestó bajo.
—Perdón, no te…
—Hueles a otro alfa ¡alfa que no soy yo! —y de forma impetuosa el erizo entro a la casa, cerrando con fuerza la puerta.
Sonic, quien había llegado esa mañana a Station Square, se sentía sumamente extraño. Nada más poner un pie en Mystyc Ruins su cuerpo se calentó, lo que lo extrañó porque su rutina había terminado hace un mes y no debería volver hasta dentro de un año más. Era sumamente extraña la sensación, casi igual a la que sintió hace unos días aún estando en el norte, en casa de Tangle y Whisper, como un jalón en su vientre que le exigía ir a un lugar en específico.
Y siguió su instinto, porque no dudo ni un segundo en volver a Villa Erizo, pensando que tal vez algo les había pasado a sus amigos, tal vez algo le había pasado a Tails. A su Tails. Porque luego de interminables charlas con Whisper y algunos golpes de parte de Tangle, Sonic había entendido que, su parte alfa había escogido a quien sería su compañero de vida, no importando que este fuera un beta y no pudiera darle cachorros a futuro. Lo había tenido en sus brazos una noche y esta fue suficiente para hacerle comprender lo loco de amor que estaba por el zorrito.
Así que ahora estando en la isla, su cuerpo lo había llevado de forma automática a casa de Tails, en donde un embriagante aroma a menta se hacía más y más fuerte, volviéndolo loco. Y cuando la puerta fue abierta por un deslumbrante zorro, a pesar de sus ganas de saltarle encima tuvo que contenerse, porque ahí había otro hombre en medio y él debía apartarlo de forma definitiva antes de marcar a Tails.
En un rápido movimiento el azul había investigado los hombros y cuello de Tails, buscando algo «no hay marca al menos…» Pensó, para luego, tomar al rubio desde su cintura, levantarlo y recostarlo sobre su sillón, donde lo cubrió con su cuerpo.
—¡Quién es! ¡Quién es el idiota que te ha marcado! ¡Por qué hueles a alfa! —y su nariz se enterró contra el cuello del rubio, respirando fuerte y profundo el aroma que se desprendía del lugar. Lo sentía, como dos aromas trataban de alejarlo de Tails, aunque uno era el más prominente, un olor a uvas.
—¡S-Sonic! ¡Qué haces! P-paraaaaa… ¡Aaah! —y el rubio gimió fuerte y claro, al sentir como el azul comenzaba a lamer sobre su cuello y se hacía espacio entre sus piernas.
Los gemidos del zorrito solo calentaban más al erizo, quien expelía sus feromonas para aplacar las otras, lo cual estaba consiguiendo con facilidad. No podía aguantarlo, su Tails tenía el aroma a otro indicándole que ya alguien lo había reclamado y eso no lo permitiría.
—Eres mío Tails… No puede haber otro… —le gruñía a medida que sus manos recorrían el cuerpo del menor, quien se movía errático gracias a las placenteras caricias.
—N-no es como crees… ¡Soniiiic! ¡N-no, ahí no por favor! —y gimió más fuerte, al sentir como el azul había comenzado a lamer y mordisquear su pecho, a succionar fuerte como si intentara sacar algo de ahí.
—Mi Tails, nadie puede marcarte, solo yo… —y sus palabras se escuchaban a penas, al tener su boca lo suficientemente llena de unos suaves y abultados pezones. Incluso podía asegurar que el pecho de Tails ahora estaba más lleno y esponjoso.
Los minutos se hicieron eternos para ambos, con los gemidos desesperados del zorrito de fondo y los gruñidos del azul, que ahora un poco más feliz por estar eliminando el aroma de los otros “contendientes” se dedicaba a acariciar las piernas y glúteos del rubio. Se sentía tan bien para ambos, sentir el calor de sus cuerpos juntos. Aunque todo comenzó a descontrolarse cuando, de forma impetuosa, Sonic con desesperación había sacado uno de sus guantes y había inmiscuido uno de sus desnudos dedos entre las nalgas del zorro, buscando su entrada para acariciarlo.
—¡SONIIIIC! No, no, no, no —y el placer que lo recorrió había sido tan intenso, que su espalda formo un sensual arco y sus dedos jalaron con brusquedad las púas en la nuca del azul, quien solo gimió ronco al sentir la estreches y humedad del interior de Tails al lograr su cometido.
Pero nada era para siempre y de forma impetuosa un equidna había entrado tumbando la puerta, con su puño listo y dispuesto para atacar a quien se estaba aprovechando de su cachorro, porque su propio aroma a uva era opacado por otro. Y lo hizo, porque el puño fue a dar directo contra las costillas del azul, sacándole el aire y apartándolo del rubio quien se cubrió con sus colas para protegerse.
—¡QUIEN TE CREES QUE ERES ANI…! —y se interrumpió— ¡Sonic! ¿Cuándo llegaste? —y su actitud cambio, ahora que también reconocía el aroma a limón de su amigo.
—Eres un hijo de… —iba a contestar el azul cuando fue interrumpido por Amy quien entraba al hogar.
—Cuida esa boca Sonic ¡Tails! Tu casa huele muy bien, cada vez estas más dulce eso significa que… ¿Dónde está Tails? —preguntó al no ver por ningún lado al zorrito.
—Se fue a encerrar a su cuarto —contesto Sticks como si nada, comenzando a dejar la comida que habían llevado para su almuerzo al aire libre.
Cuando Sonic recupero el sentido (y el aire), pudo percatarse que, el aroma a uva que antes tenía Tails pertenecía a Knux, lo que lo tranquilizó un poco al enterarse después por boca de Amy, que el equidna había tomado el rol de cuidador con el rubio, al igual que lo hizo con ella en su tiempo. Esa información le dio un corto circuito…
«Un minuto… si Tails tiene encima el aroma de Knux eso significa…» y sus pensamientos lo llevaron a una epifanía, mientras veía su mano desnuda, a sus dedos con los cuales toco el interior de Tails. De forma inconsciente y afortunadamente sin que nadie lo viera llevó uno a su boca, saboreando la humedad que había quedado después de profanar el interior de Tails. Su vista volvió a nublarse cuando sintió la carga de feromonas en su boca, dándole hambre de más.
—Supongo que te quedas a comer ¿no Sonic? —preguntó la pelirosa— ¿Cómo están las chicas por cierto? Tangle me llamo hace unos días para avisar que ya venías de regreso, pero no pensé que te demorarías tan poco.
Y la muchacha seguía hablando, ignorando la situación de su amigo azul, quien tenía la vista fija en la puerta de la habitación de Tails. Cuando unos minutos después salió el zorrito disculpándose por la huida, las cosas comenzaron a retomar su rumbo.
«Tails es mi omega, mi precioso omega, solo mío» y de forma espontánea la cola de Sonic se movía de lado a lado, demostrado la tremenda felicidad que sentía, porque esta raramente hacía tales movimientos. Podía sentir la menta en el aire, llamándolo, jalándolo hacia el zorrito, que tímido rehuía su mirada pero que soltaba pequeñas risitas coquetas cuando el azul lograba acercarse sin ser interrumpidos por los demás que se movían por la casa.
—Supongo que serás el cuidador de Tails ahora ¿no Sonic? La casa prácticamente ya no huele a mi —comentó al aire el equidna, mientras arreglaba la puerta junto a Tails.
—Si Knux, yo lo cuido, no te preocupes. Creo que mis feromonas son más fuertes porque ya todo Tails huele a mí y ni si quiera tuve que pasarle ropa —y rio, viendo como el zorrito se esponjaba entero ante sus palabras—. Yo lo cuido desde ahora Knux.
Y la conversación terminó cuando Amy grito desde la cocina al rojo para que les fuera a ayudar a prender el fuego en la parrilla, en el patio trasero de Tails. De forma rápida y sin tener en cuenta el ambiente entre el zorro y el erizo, los demás amigos salieron de la casa. Sonic viendo su oportunidad, se acercó raudo a Tails.
—¿Así que eres un omega Colitas? ¿Cómo lograste ocultarlo? —y sus manos pasaron a acariciar las esponjosas colas, que contentas se movían entre las manos del mayor.
—No lo oculte… Soy un omega tardío, por lo que recién desperté mi segundo genero… —y sus palabras se terminaban a medida que Sonic lo acorralaba contra la mesa donde el zorrito se había apoyado.
—Un lindo y pequeño omega… Pero cuando yo me fui aún no tenías un aroma ¿Cuándo ocurrió? —preguntó contra la boca del zorro, mientras tomaba su mentón para mantener su mirada fija en él.
—C-cuando tu te fuiste, empecé a sentirme raro… —y ahora se sentía aún más extraño al sentir el cuerpo de Sonic cubriéndolo por completo, acariciando una de sus orejas y su cadera.
—Tan lindo… te hice falta y tu omega comenzó a buscarme —y su rostro se ocultó en el cuello del menor donde olfateo alrededor, comenzando a embriagarse de pasión.
—Supongo… ¡Mmph! —y gimió bajito, cuando Sonic lo acostó sobre la mesa y se posicionó entre sus piernas, tomando las manos del rubio hasta llevarlas sobre su cabeza.
El punto donde se unía la pelvis del azul y el vientre de Tails se estaba volviendo tibiecito y suave, sacando suaves suspiros al zorrito, quien apartaba la mirada ante la vergüenza de ser observado por la penetrante y pervertida mirada del erizo sobre él.
—Lo es. Eres mi omega Tails —y sus labios besaron las mejillas del rubio—. Soy tu alfa —y ahora dio suaves toponcitos sobre los labios—. Mi pequeño y dulce omega, soy tan afortunado de que tu primer celo sea mío… —y el beso terminó por profundizarse, haciendo estremecer ambos cuerpos.
Tails estaba en el paraíso. Sentía que había pasado tanto tiempo sin esas maravillosas sensaciones y ahora las tenía nuevamente y cargadas de aún más pasión y cariño. El erizo estaba siendo tan suave con él, tan cálido contra su cuerpo, que cada vez sentía mas calor en su interior. Cuando las manos del zorro fueron soltadas, de forma rápida pasaron a acariciar la nuca del azul donde se dedico a jalar las púas mientras el erizo llevaba las suyas a las caderas y vientre del rubio donde se dedico a amasar y pellizcar, sacándole risitas ahogadas a Tails.
En un momento de lucidez, Tails comprendió las palabras del azul.
—No Sonic —dijo al separar sus bocas—. Mi primer celo no lo puedo pasar contigo —y las caricias del azul se detuvieron. La mirada verde se poso penetrante sobre él.
—Con quién vas a pasarlo… —gruño, casi mostrando los colmillos.
—¡Sonic! No es eso… —y Tails se dio cuenta de la comprometedora escena que estaban dando, así que de forma sutil instó al erizo a apartarse, aunque este lo hizo con renuencia.
Ya ambos de pie, aunque no separados del todo porque Sonic insistía en recorrer las caderas y vientre del rubio con sus manos, Tails procedió a explicarle.
—Mi primer celo completo debe ser en solitario, como yo no tuve un proceso gradual este será un poco caótico… Entonces, si lo paso con un hombre, muy probablemente quede en cinta porque no puedo tomar anticonceptivos ni inhibidores… —y el zorrito se estremeció entero cuando el azul lo levantó en sus brazos y lo miró fijo.
—¿No hay nadie entonces? ¿Solo yo Colitas? —le preguntó, con los ojos verdes brillantes y una enorme sonrisa.
—Solo tu Sonic —y también le sonrió, depositando un besito sobre los labios del erizo.
Justo al dejar al zorrito sobre el suelo, entro Amy alegando que había olvidado algo en su casa, preguntándole a Tails si acaso tenía. El rubio de forma rápida fue donde su amiga a ayudarle, mientras Sonic se dedicaba a apreciar el bamboleante cuerpo del menor que se alejaba junto a la eriza hacia el patio. Cuando observó alrededor, encontró una bolsa sobre la mesa y curioso como era, miró su interior encontrando el paquete del dildo celeste, comenzando a leer las especificaciones en la caja. El enojo apareció, porque esa cosa era la que calmaría el celo de su ahora novio, esa cosa plástica sería la primera en sentir el suave interior de su zorrito en su temporada de calor.
Sonic agarró fuerte el paquete e hizo el amago de estrellarlo contra el piso. Pero se contuvo, porque la pobre cosa era eso, una cosa, un objeto inerte que no le quitaría a su amado rubio.
«Pero que rabia me da…» Ahora con la curiosidad completamente despierta por el tema del celo de su omega comenzó a recorrer la casa, liberando sus feromonas para ir eliminando las residuales de Knux. Cuando llego a la puerta del cuarto de Tails no pudo evitarlo y entro. Casi se desmaya en el acto.
Para Sonic el cuarto era una suave nube de azúcar, el aroma a menta era refrescante y si inspiraba de forma consiente, podía sentir un agradable remanente de aroma a frambuesa. Era su Tails, su amado zorrito estaba listo para tener un alfa, para tener cachorros. Sonic gimió ronco al sentir que las feromonas ingresaban a su sistema, causándole placenteras sensaciones. Rápidamente fue a la cama tendida, encontrando su propio aroma cerca de la cabecera de forma sutil y a su alrededor, el aroma de su amigo pelirrojo. No le molestaba al saber que era porque Knuckles había tomado el rol de guardian, pero preferiría que solo estuvieran sus feromonas en la cama de su novio «no creo que le moleste» pensó, antes de tomar toda la ropa y mantas de la cama (que no era de Tails) para llevársela a su casa. Rápidamente envolvió su cuerpo con algunas de sus camisetas, con varios de sus pañuelos y muchas mantas con las que dormía, comenzando a expeler sus feromonas y marcando la tela haciendo que se impregnara en ellas. Ahora ya listo, volvió a la casa de Tails entrando rápido al cuarto y acomodando todo sobre la cama tratando de emular el como estaba antes, incluso, sacó las fundas de las almohadas y las envolvió en su cuello, haciendo nuevamente el mismo proceso de cargarlas con su aroma. Ya satisfecho con su labor, olfateo profundo el ambiente, contento de tener una agradable mezcla de la menta y el limón, pero ahí, en conjunto con la frambuesa de fondo, había otro olor, el que había sentido en Tails hace unas horas.
Raudamente abrió el closet y al fondo de este se encontraba una bolsa hermética con ropa dentro. Eso era, de ahí venía el aroma, de esas ropas oscuras en donde pudo notar una camiseta.
«Es de un alfa y si le dio una camiseta, es porque quiere que la use para estimularse… cretino ¡Tails no va a usar eso!» y rápidamente agarró la bolsa y se fue a la playa, donde arrojo el paquete al mar sin miramientos. Un segundo después volvía a estar donde Tails, satisfecho con su trabajo.
Toda la casa olía a limón, todo estaba marcado como parte de su territorio haciendo que de esa forma ningún inútil macho se acercara al lugar cuando Tails llegara a su celo, a su punto álgido… El solo pensamiento del zorrito retorciéndose de placer en esa cama, usando una de sus camisetas lo volvía loco. Pero debía aguantar, porque sino sería capaz de tomar a su zorrito sin consentimiento y eso no podía permitirlo.
«Aunque no me molestaría ser padre en este momento, tener un cachorrito de Tails y mí» y su cara mostro una sonrisa boba «pero debo pensar en él» y la sonrisa ahora era de felicidad.
—Sonic que tanto haces de allá para acá, el almuerzo casi esta listo ¿vas a venir? —preguntó el equidna al entrar a la casa— Vaya, ahora todo huele a ti y bastante fuerte azul.
—Si Knux, quiero que Tails se sienta seguro. Algo me contó de que no sería un celo muy tranquilo, entonces quiero evitarle el mal rato de encontrarse con un macho inoportuno que llegue a la casa… —y no pudo evitar gruñir.
—Ya. Bien, vamos a comer, que ya Amy esta histérica porque no te encontró hace unos minutos.
Ambos llegaron al patio y comenzaron el almuerzo por fin. Sonic les hablo de su viaje, pero sin quitarle la vista de encima al zorrito quien ruborizado trataba de esquivarla. Era una completa delicia ver al zorrito mover sus colas de allá para acá, liberando más de ese suave aroma, que poco a poco se mezclaba con un sutil aroma a frambuesa. Ya casi al final del almuerzo, el zorrito lo sintió.
Como si algo bajara por su cuerpo que cada vez se sentía más húmedo y caliente en su entrepierna. Su celo había iniciado y ya estaba lubricando. El primero en darse cuenta fue Sonic, quien rápido paso a sentarse a un lado del zorrito para envolverlo en sus brazos.
—S-Sonic… ya… —susurró bajito y asustado el zorro.
—¡Tails! ¡Por Caos ya llego! —gritó emocionada la eriza, como una madre asustada— Knux ve a cerrar todo, Sticks revisa que no falte nada para Tails, Sonic llévalo a su cuarto.
Y todos comenzaron a moverse rápido, haciendo sus labores sin prestar atención a como Sonic se comportaba con el pequeño que se aferraba fuerte a los brazos del azul, comenzando a jadear bajito al sentir tan profundo el aroma a limón de su amor. Sonic no estaba en mejores condiciones, por lo que cuando nadie veía, se acercaba al zorrito a robarle besos de sus labios, saboreando la humedad del contacto, tratando de reconfortarlo y reconfortarse a él mismo, ante la inminente separación. Se estaba volviendo loco y en lo único que podía pensar mientras dejaba en su cama a Tails, era que el mismo quería estar ahí sobre el zorrito.
—Mi nido huele a ti… —le susurró el rubio, mientras se acurrucaba y rozaba contra las mantas, abrazando rápidamente una almohada, mientras el erizo sacaba sus zapatillas y calcetas— Te quiero aquí conmigo Soniiiic… —y con ese gemidito el azul terminó por rendirse y estando a punto de echarse sobre el zorro para marcarlo por completo, alguien más entro al cuarto.
—Tails, encontré esto en la mesa, supongo que es para tu temporada —comentó bajito Amy, al ver la situación de esos dos. Porque no iba a negar que ver de esa forma tan depredadora a Sonic sobre Tails era extraña. El zorrito se sonrojó más al ver la bolsa del juguete en manos de Amy—. No te preocupes, ni Sticks ni Knux lo vieron.
El azul se alejo lentamente del rubio dejándole su espacio, sacando los guantes de su amigo en el proceso, tratando de no enfadarse con la rosada por meterse al territorio más intimo del zorrito.
—Gracias Amy, creo que esta todo bien… Por favor váyanse, me siento extraño ya… —le pidió el rubio entre jadeos, mientras sentía su pelaje erizarse a medida que sentía más fuerte el aroma del azul sobre él.
—Tranquilo, todo saldrá bien. Llámame por cualquier cosa, si necesitas hablar o te hace falta algo ¿sí? Estaré dando algunas rondas para cerciorarme de que ningún alfa intente acercarse mucho. Descansa Tails —y dejó una caricia sobre la cabeza del menor, que le sonrió suave—. Sonic, hay que irnos.
—Si, dame un minuto.
—Sonic… —le reprochó.
—Sal de aquí Ames –y su voz alfa se hizo presente, un tanto enfadado porque la eriza no hacía caso.
Ambos omegas se sorprendieron, la eriza con un saltito asustado y el zorro con un escalofrío placentero. Pero Amy hizo caso, al sentir un poco de temor por la actitud de su amigo, así que solo le quedó confiar en que no le haría nada a Tails. Cuando la rosada se fue, Sonic volvió a su lugar sobre el zorrito, sentándose a su lado y apresándolo entre sus brazos, aunque sin aplastarlo. El rubio se estaba acomodando de a poco boca abajo en la cama dándole la espalda al azul y apartando sus colas para levantar suavemente sus glúteos, mostrándose ante su alfa. El erizo, emitiendo un gruñido por la espectacular vista, llevo su cara contra el cuello del rubio aspirando fuerte y dejando un húmedo rastro de saliva en el lugar con sus besos a fin de evitar asaltar a Tails de otra forma. El zorrito gimió quedito contra la almohada, comenzando a calentarse más.
—Te llamaré Tails, porque si me quedo soy capaz de hacerte el amor ahora mismo… —y le dio un mordisquito al rubio.
—Soniiiic… N-no te vayas… —le gimió al azul tratando de convencerlo.
—Mi vida no lo hagas más difícil… —y le dio la vuelva, dejando a la vista el rostro del rubio ya completamente sonrojado. El beso no se hizo esperar, profundo y caliente, con Sonic sosteniendo las manos del rubio contra la cama para evitar que este lo tocara y lo hiciera perder el control— Te amo, y a penas se pueda, vendré por ti.
—¡Pero Soniiiic! —gimió necesitado, haciendo muecas de placer que al erizo le estaban provocando una erección.
—No mi vida ¿no quieres un cachorrito o sí? No creo que quieras que ponga un bebe dentro tuyo… —y el azul ya estaba enloquecido.
—S-síííí, muy adentro amor, por favor —y el zorro estaba mucho peor.
Otro apasionado beso fue dado y cuando Sonic ya estaba a punto de dejarse vencer por sus instintos, de forma rápida tomo una de sus camisetas y torpemente vistió a Tails con ella, además envolvió uno de sus pañuelos en el pequeño cuello y tapo al zorrito con una de las mantas cargadas de sus feromonas.
—L-lo siento amor, cuídate, te llamaré… —y el azul beso su frente, saliendo al fin del cuarto con rumbo directo a su casa, sin darle explicaciones a ninguno de sus amigos que se encontraban fuera del hogar del rubio.
Cuando llego a su cabaña no pudo evitar gruñir al presionar fuerte su bulto, que cada vez era más notorio. Debía calmarse ya porque muy probablemente Amy llegaría a interrogarlo en unos minutos más. Así que dándose prisa entro a la ducha para solucionar su problema. Y dicho y hecho, cerca de treinta minutos después la eriza se apareció en su hogar.
—¿Cuándo ibas a contarme que te gusta Tails? Pensé que ya habíamos recuperado la confianza —consultó, al sentarse en el pórtico de la cabaña, lugar donde encontró al azul junto a una pila de ropa mal doblada.
—Hasta ahora me di cuenta Ames —y suspiró. Porque era verdad, si no hubiera sido por las interminables charlas con sus amigas del norte, tal vez seguiría engañando a sus sentimientos.
—¿Y no vas a contarme? —el erizo azul solo suspiró.
—Me apareé con Tails en mi última rutina…
—¡Sonic! ¡Que peligroso! —le riño la rosada.
—¡Lo sé! Pero no pude evitarlo… Cada vez que pasaba una temporada en casa de Tails, más me iba gustando todo lo que vivía ahí. Verlo cocinar, como me atendía, como me cuidaba, todo el me gustaba…
—O sea que no había pasado nada antes…
—No, solo en el último. Antes de eso solo tenía la idea de lo que me hubiera gustado hacerle a Tails, era simplemente… —y su cara mostró una mueca boba, haciendo reír a Amy— Una delicia verlo…
—Así que desde antes ya te gustaba.
—En mi última rutina ya no lo pude evitar y como Tails no se negó, yo simplemente ¿me aproveché? No sé como decirlo, porque al fin y al cabo él estaba de acuerdo… Después de eso todo siguió igual, aunque ya tenía la idea en la cabeza de que quería que Tails fuera solo mío, pero tenía miedo por todas esas historias de las parejas destinadas y que con eso pudiera hacerle daño a Tails, después de todo, era un beta y los betas no están “diseñados” para estar con un alfa u omega, además de que todo había pasado por mi rutina, porque simplemente andaba caliente todo el santo día.
—¿Qué te quitó la duda entonces?
—Tangle y Whisper. Ellas me contaron que si mi alfa había pasado tantas rutinas sin buscar una compañera para satisfacerme o para procrear, era porque mis sentimientos por Tails eran más fuertes que mis instintos ¡Tangle me grito que dejara de ser un idiota! Que, si me sentía así de bien con Tails, que intentara tener una relación con él… Una tarde no sé porque, simplemente dije en voz alta que Tails estaba llorando y Whisper me dijo que estaba sintiendo el llamado de mi compañero. Ahí fue cuando decidí volver, porque ya no soportaba estar lejos de mi zorro.
—¡Oh Sonic! ¡Eso es muy dulce! Tails comenzó a sentirse extraño a pocos días de que tu te fuiste, seguramente tu despertaste a su omega interior. Esto es casi como una novela, debería escribirla…
—Cuando llegué a Mystyc Ruins sentí como algo en mi tiraba fuerte hacia la casa de Tails. Y ahí estaba, con ese maravilloso aroma a menta. Casi no me controlo, pero justo llego Knux a salvar el día.
—Tuvimos suerte entonces de que llegáramos a tiempo. Pobre Tails, el doctor le dijo que debía pasar su celo en solitario, va a estar desesperado, más porque este es el primero y va a ser completo, pobrecito.
—No me digas esas cosas Amy, porque lo único que quiero en este momento es ir a encerrarme con él —le dijo entre gruñidos el azul.
—¡Calma hombre! Tails ya debe estar cerca de su punto álgido, porque ya hace unos días comenzó su ritual de celo, pero como su aroma no terminaba de madurar nosotros no nos apartamos de él. Así que ten paciencia por un par de días más y ya podrás tenerlo entre tus brazos. Se cuidadoso, estaba un poco asustado con todo esto. Me voy, iré a darme una vuelta a casa de Tails para ver que este todo bien.
—No hace falta, me quedaré por allá cerca de Tails.
—¡Ni se te ocurra entrar Sonic!
—¡Ay Amy! Sabes que, voy a entrar por la ventana a hacerle el amor a mi zorrito, para que tengamos muchos cachorritos en este celo ¿contenta? —le respondió irónicamente.
—¡SONIC QUE DESVERGONZADO! —le gritó la rosada. Y enfadada se fue.
—¡Ahh mierda! Si supiera que eso es lo que realmente quiero ahora —y se tiró sobre su pórtico, tratando de calmarse— ¡Hey te olvidaste de esto! —gritó mientras señalaba la ropa, aunque la eriza ya estaba suficientemente lejos para escucharlo.
Por otra parte, el pequeño zorro despertaba de una improvisada siesta, porque después de ser cubierto por completo por el aroma del erizo y de ver como este se fue, la tristeza llego a él provocándole un desesperado llanto que lo llevo a dormirse.
«Tu alfa no te ha rechazado Tails, no seas tonto…» Y lentamente se levantó. La cama estaba un poco húmeda, pero no había lubricado más, por lo que un poco más tranquilo tomo una de las mantas con el aroma a limón para envolverse en ella y fue a la cocina. No sabía que hacer, se sentía afiebrado, con malestares en el estómago y dolor en sus caderas, recorrió la casa buscando con que distraerse hasta que decidió finalmente ir a ver la televisión. Extrañaba mucho a Sonic en ese momento y lo único que quería era que lo envolviera en sus brazos y lo reconfortara. Otro leve sollozo salió y de inmediato sonó su celular, se levantó del sillón a buscar el aparato y sin ver la pantalla, contesto.
—Hey Colitas —y fue casi en automático que la sonrisa llego a su rostro y sus colas se levantaron contentas sobre su cabeza, comenzando a menearse.
—¡Sonic! –contestó feliz.
—¿Como te encuentras amor? —y la voz se escuchó ronca.
—Un poco triste y con dolores, pero bien al fin y al cabo.
—¿Triste? ¿Qué ocurre amor? —y el zorrito ronroneo feliz por el apelativo.
—Me siento solo aquí sin ti, aunque ahora me encuentro bien, me hace feliz escuchar tu voz Sonic –y claro que se sentía bien, era hasta mágico como la voz del erizo le había quitado los malestares, aunque tuvo que correr a su cama porque sentía su lubricación bajar de a poco por sus piernas.
—Bueno, me quedaré al teléfono todo lo que haga falta cariño. Cuéntame un poco más, como empezó todo esto, no alcanzaste a ponerme al tanto de todo amor.
Y ambos, ahora felices al escuchar la voz del otro, siguieron conversando lo que restaba de tarde, mientras el zorrito se retorcía gustoso contra las almohadas y mantas marcadas por el aroma a limón y el erizo observaba a lo lejos la casa de su novio, liberando feromonas para marcar todo el lugar.
Al día siguiente, Tails se sentía peor. El calor era insoportable y a cada paso que daba su lubricación corría por sus piernas, manchando con leves gotitas el piso «Tendré que limpiar muy a fondo cuando esto termine» pensaba avergonzado, mientras calentaba algo de la comida que Amy le había dejado para que no tuviera que cocinarse la cual agradecía enormemente porque no tenía cabeza para nada. Solo quería tener a cierto erizo azul sobre él, abrazándolo fuerte y ante el pensamiento de Sonic, no pudo evitar recostarse contra la mesa de comedor y comenzó a gemir.
—S-soniiiic… Amor, amor ven… —estaba desesperado y de verdad necesitaba sentir algo más que el aroma del azul.
Así que siguiendo sus instintos, fue a su cuarto a buscar el juguete celeste. Necesitaba sentir algo dentro, empujándose contra él y si antes tuvo inconvenientes para introducir el otro juguete sexual, este paso sin resistencia por su canal, el cual ahora estaba listo para recibir un falo. Sus gemidos no se hicieron esperar ante la presión y de forma errática, procedió a prender el juguete, que comenzó a bombear lentamente dentro de él. Era un poco insatisfactorio, porque ya conocía la fuerza de un alfa empujándose duro contra él y era eso precisamente lo que quería.
—Más… ¡Más Soniiiic! —y subió el ritmo, recostándose sobre una pila de las almohadas comenzó a rosarse contra ellas y a dar leves botes, sintiendo el golpeteo en su interior.
—Soniiiic, Soniiiic, más adentro, por favor amor… —su raciocinio ya no existía, soñando que quien estaba empujando contra él era precisamente el azul, que quien lo envolvía en esa calidez eran los brazos de su erizo.
La desesperación llegó a él gimiendo sin control y tratando de culminar a través del placer que le brindaba el juguete, al no poder, procedió a masturbarse y a rozar sus pezones con sus dedos. En un agudo gemido necesitado, llegó al orgasmo, sintiéndose un poco más aliviado de las extrañas sensaciones vividas, aunque un poco insatisfecho también.
—Todo es tu culpa Sonic… Por haberme hecho sentir toda tu pasión hace unas semanas… —y suspiró, volviendo a dormir sobre su cama, olvidando la comida que había calentado.
Afuera en el alféizar del cuarto del rubio, un caliente alfa culminaba también. Sonic no había podido evitar acercarse de más a la casa al sentir el llamado de su omega y cuando se acercó lo suficiente a través de la ventana del cuarto lo pudo observar: como su hermoso omega se refregaba fuerte contra sus almohadas, como lo llamaba con desesperación.
«Soy un completo pervertido… ¡Amor me vas a matar si sigo así!» se reprochaba, mirando con vergüenza su esperma contra la pared y el suelo, sintiéndose un degenerado por haberse tocado mientras miraba al zorrito. Es que era tan caliente y más aun con ese embriagante aroma a frambuesa acompañando a la menta. Le daba hambre y lo único que quería era morder fuerte a su novio y marcarlo entero, quería entrar a esa casa y tomar a su zorro, llenarlo de su semilla y no volver a salir de ese caliente lugar.
Cuando su respiración se calmó, volvió a rondar por los alrededores liberando más de sus feromonas, para mantener alejados a los demás alfas que había visto tratando de acercarse a la casa. Con su misión ya cumplida volvió a su escondite, en una antigua atalaya que construyo con Tails hace muchos años atrás, lugar que le permitía vigilar la casa del zorrito sin que nadie lo notara.
«Me has convertido en un pervertido amor…» se regañaba entre risas «Tal vez deba conseguirme unos binoculares» y siguió con su guardia.
Una hora después el azul volvió a sentir ese tirón. Tails volvía a llamarlo, seguramente tratando de calmar su excitación y realmente le estaba costando horrores el no meterse a la casa para buscar a su novio y hacerle el amor por todos los rincones de esta. Así que, tratando de evitar algo peor, prefirió llamarlo.
—Amor ¿cómo te encuentras? —preguntó al descolgar la llamada el rubio.
—¡Soniiiic! ¡Ven por favor! Ven, ven, ven… —y seguía, suplicante.
—Sabes que no puedo amor, debes ser fuerte sí… —Y parece que había sido una muy mala idea porque de solo escuchar al zorro ya tenía nuevamente una creciente erección.
—Me siento extraño ¡Y-ya no aguanto! T-te necesito aquí conmigo Soniiiic… —y cuando el zorrito gemía de esa forma su nombre era un delirio para el azul— A-aquí adentro amor…
Y parecía que Tails había olvidado que estaba al teléfono, porque ya solo se escuchaban sus gemidos y llamados buscando al azul, pidiendo por él. Dentro de su habitación, Tails tuvo que volver a ocupar los juguetes, primero el que simulaba las penetraciones, para poder imaginar que era Sonic quien arremetía contra su interior y cuando sentía que la culminación estaba pronta, cambiaba al juguete azul para sentir como si el erizo se estuviera corriendo dentro de él. Pero era tan insatisfactorio, porque no era como el recordaba, no estaba esa envergadura que lo llenaba por completo, que presionaba fuerte contra un punto que lo enloquecía, que lo llenaba de una cálida y espesa semilla. Quería más, quería a su alfa.
—A-alfa… —se escuchó un jadeo a través del celular.
—N-no mi vida, no, no, no… —y Sonic estaba a punto de perder el control.
—¿No soy suficiente alfa? —susurraba bajito, en tono lastimero.
—Mi amor, lo eres, mucho más de lo que merezco… —y sus colmillos dolían porque lo único que quería era ir a morder a su omega.
—Mi alfa, ven conmigo, te necesito… —y ahí volvía, la loca necesidad de ser penetrado, de ser cubierto por el cuerpo de su erizo azul —¿No me quieres alfa?...
—¡Si te quiero! Justo debajo mío amor, justo entre mis brazos mi vida… Quiero enterrarme profundo en ti amor y empujarme todo el día dentro tuyo…
—¡Sí alfa! ¡Sí, sí, sí! —y Tails había vuelto a la faena de buscar placer usando los juguetes, más extasiado que nunca al escuchar la voz del azul.
—Quiero hacerte mío, empujarme fuerte contra ti —y el azul, ya loco de placer, comenzó a masturbarse, feliz de que el espeso follaje del árbol no permitiera a nadie verlo desde ningún ángulo—. Voy a llenarte tanto Colitas, voy a correrme tanto dentro tuyo…
—S-sí alfa… —Tails estaba peor, con el lívido por las nubes al escuchar a su alfa.
—Voy a anudarte amor y ni así voy a parar de empujarme contra ti…
— ¡Ahhhh! ¡Soniiiic! ¡S-sí más, mááás! —y los gemidos ya eran erráticos y desesperados por parte del zorrito, quien se frotaba fuerte contra sus almohadas con la colas bien en alto, tratando de buscar alivio en el aroma a limón.
—Voy a marcarte amor, te voy a morder fuerte y después voy a preñarte mi vida, vas a tener a mis cachorros… —y su voz alfa se escuchó.
El sonido de culminación del zorro fue un agudo y ahogado gemido. Tuvo que guardar silencio al llegar al orgasmo más fuerte que nunca haya sentido ese día, más desesperado, más enloquecedor. Su vista se había nublado por el placer que lo recorrió entero y sus feromonas se habían disparado, liberando más del aroma a frambuesas. Cuando sus piernas dejaron de temblar y sus colas bajaron, su jadeante respiración se escuchó, en conjunto con gemiditos cargados de placer.
Sonic no estaba mejor, porque había apretado tan fuerte la base de su falo al correrse que hasta un tanto de dolor tenía. Porque escuchar a su Tails había sido devastador para su cerebro, porque casi podía sentirlo entre sus manos, casi podía saborear su boca, casi podía ver como su regordete vientre se hinchaba más con su semilla. Así que el orgasmo había sido un micro infarto para él.
—¿Te encuentras bien amor? —preguntó jadeante, luego de unos minutos.
—S-si mi vida…p-perdón yo…
—Calma amor, está bien. Es tu primer celo, es normal.
—Mi amor… —y ronroneo contento. Se sentía tan bien al escuchar al azul.
—Descansa mi vida y come algo.
—Si cariño… —y se escuchó el suave respirar del zorro, quien había vuelto a dormir.
Sonic colgó luego de casi veinte minutos de escucharlo dormir. Se sentía loco de amor por su zorrito, más feliz que nunca y por su mente paso el fugaz recuerdo de su rutina y de que ahora iba a pasarla con su Tails, con su omega.24.Pero también estaba el hecho de que lo único que quería en ese momento era hacerle el amor a su novio y no sabía que podría acarrear el tener un encuentro íntimo con un omega recién presentado.
—Debo buscar un doctor… —gruño, porque aunque no le gustaran, debía ser precavido por Tails.
Cuando ya se encontraba calmado fue a su cabaña a ducharse y fue a buscar a Amy, para preguntarle quien estaba atendiendo al zorrito y conseguir una hora. Porque necesitaba información respecto a su rutina, al acostarse juntos fuera de la temporada de calor y si podía hacerle daño a su rubio si la pasaban juntos ahora que su pequeño era un omega. Afortunadamente, al contactarse la eriza con el Dr. Cup este le informó que por la tarde estaba libre, que Sonic se diera una vuelta por GUN y podría atenderlo.
Ni tonto ni perezoso el erizo se fue en busca del doctor, quien afable lo atendió.
—Así que tú eres el alfa que despertó al omega en Tails ¿no? Muchacho, ese pobre chico estaba muy nervioso, debes cuidarlo más —le dijo a penas verlo, al sentir en él el aroma a menta del zorrito.
—Si lo sé, por eso estoy aquí. Tails está pasando por su celo ahora y yo en lo único que pienso es en hacerle el amor y no quiero hacerle daño… ¿Puede ocurrir algo si lo hacemos?
—Claro que sí muchacho, puedes dejarlo embarazado jajaja. Después de todo, aunque existan las temporadas de calor los machos y más los alfas, siempre están dispuesto a procrear. Supongo que tu no eres un alfa tardío ¿no? —y el erizo negó— ¿Tomas algún anticonceptivo o inhibidor? —Sonic volvió a negar— ¿Estas habituado a usar condón cuando tienes relaciones sexuales? —y volvió a negar.
—Solo me he acostado con Tails y en mi rutina pasada no use porque era un beta supuestamente —y se sonrojo, recordando como le había gustado correrse dentro del rubio—. Antes había ocupado inhibidores, pero parecían no hacerme efecto porque no me calmaban y como no pensaba en acostarme con alguna chica nunca tome anticonceptivos.
—Tu pequeño omega hizo la misma cara cuando llegue a cierto punto. Muchacho si quieres tener relaciones con tu omega en este punto, debes empezar a tomar anticonceptivos ahora y usar condón. Tails estará muy “fresco” por decirlo así cuando recién salga de su celo, por lo que una concepción en los días posteriores al celo es muy posible —le comentó al azul— ¿Cuándo es tu rutina? ¿Es fija o varia según tu animo o la temporada de otras hembras?
—Es fija, siempre llega la última semana de febrero, pero es extraño porque he estado demasiado activo con el celo de Tails, pareciera como si fuera a pasar de nuevo…
—Es normal muchacho, tu instinto alfa esta tratando de acomodarse al periodo más fértil de su omega, así que no es extraño que pueda volver tu rutina en este momento. Por el momento es preferible que no tengas relaciones con Tails, porque es muy probable que pueda resultar en cinta, más si tu rutina esta volviendo. En cualquiera de los casos, debes usar un condón para alfas y Tails para omegas, así no correrán tanto riesgo –y le extendió unas hojas—, también te dejo una recete de anticonceptivos para machos, la cual puedes empezar a tomar desde ahora para estar más seguros, porque algo en tus feromonas me dice que no querrás usar condón jejeje y el joven Tails aun no puede tomar medicamentes sintéticos que son más efectivos, así que todo dependerá de ti.
—Doctor ¿qué puedo hacer para ayudarlo?... Me vuelvo loco al estar cerca de él y lo único que quiero es marcarlo… Puedo sentir cuando el me busca y cuando hablamos por teléfono es todo muy… —e hizo muecas, moviendo sus manos tratando de encontrar la palabra.
—¿Caliente? —le dijo con una risita.
—Iba a decir desenfrenado… —dijo, avergonzado por la risita que emitía el doctor.
—Es normal muchacho. Es tu omega y tu alfa quiere satisfacerlo y cuidarlo. Si logras controlar tu instinto y con la suficiente fuerza de voluntad, puedes estar con Tails a penas termine su celo. Pero sin penetrarlo muchachito, porque sino al segundo el pobre zorro quedará preñado ¿entiendes?
—Si entiendo —y se sonrojo.
—Despreocúpate Sonic. Lo más probable es que Tails ya esté en su punto álgido, por lo que una vez bajen sus feromonas podrás estar con él sin esa euforia que te recorre. De todas formas, llévate esto –y le extendió otros papeles—. Es la receta de hierbas anticonceptivas naturales que está tomando Tails, en caso de que se haya terminado las otras, pueden servir si las toma en conjunto contigo pero no es cien por ciento efectivo, más en su época de celo, también va una receta por un anticonceptivo de emergencia, en caso de que no resistan sus instintos. Lo ideal es que Tails no tome el anticonceptivo sintético, porque este primer celo es fundamental para que su organismo se adapte a las nuevas hormonas que esta liberando.
—S-si doctor, gracias…
—Ve a cuidar a tu omega chico y trátalo bien. Dile a Tails que venga a verme cuando se sienta en condiciones ¿sí?
—Claro, muchas gracias doc.
Y la consulta terminó, con Sonic yendo lo más rápido posible a una farmacia a comprar todo lo que le indico el doctor porque quería volver rápido con su pequeño. Cuando volvió a su escondite con un sándwich a medio comer, encontró que la casa del zorrito tenía algunas luces encendidas, así que lo llamo.
—Mi amor ¿ya comiste algo? —le pregunto raudo.
—Si mi vida —y rio bajito—. Hace un rato estoy levantado, me sentí un poco mejor así que comí algo y me duché, lo necesitaba. G-gracias por llamarme antes, me hizo muy bien… —y Sonic podía jurar que las colitas de su novio se estaban meneando felices.
—Siempre mi vida, cuando me necesites, ahí estaré —y se escuchó un sonidito feliz de parte de su zorrito—. Fui a ver a tu doctor, me dijo que cuando pases tu punto álgido podré verte si tu quieres.
—¡De verdad! ¿N-no es peligroso? Yo no creo que p-pueda controlarme… Ha sido todo tan caótico y cuando escucho tu voz…
—Pero ahora te escuchas bien mi vida, hace un rato a penas te hable y ya estabas gimiendo mi nombre —le dijo pícaramente entre risitas.
—¡Sonic! P-pervertido… —y el zorro se sonrojo. Después de haber pasado por la caliente situación anterior, no se tenía muchas esperanzas de que, al ver a su erizo, no le saltara encima.
—Si quieres podemos intentarlo mañana, te noto mucho más lucido ahora mi vida.
—S-si, podría ser… Déjame ver que tal paso esta noche ¿si? Y si mañana sigo lucido, p-puedes venir…
—Esperemos que amanezcas bien entonces, así podre hacerte compañía.
Y la conversación siguió, entre charlas animadas y coquetería por parte del azul, que solo le sacaba quejidos avergonzados al zorrito. Cuando ya el zorrito sintió una nueva ola de calor le informó a su erizo que iría a la cama.
—Vas a pensar en mi ¿verdad Colitas? En cómo voy a tomarte en mis brazos y meterme profundo en ti—le jadeo el azul a través del celular.
—P-pervertido… ¡Pero no! No pensaré en ti, bobo… —dijo entre risitas, burlón.
—¡Ah, no! ¡Eso sí que no! soy capaz de entrar a la fuerza a tu casa para ir a hacerte el amor de la forma más desenfrenada que puedas pensar cariño —y se escuchó el gemido de Tails—. Voy a ir a tu cuarto cuando ya estés dormido, me meteré a tu cama y no podrás hacer nada cuando sientas mi cuerpo sobre el tuyo y me inmiscuya entre esas hermosas piernas que tienes…
—Soniiiic… no más… —y de forma rápida Tails apagó las luces de su casa y se fue a su cama, imaginando todo lo que decía su amor, soñando con que se hiciera realidad.
—Si cariño, me voy a enterrar profundo y te voy a llevar al cielo… Y así va a ser toda la noche dulzura… —y ahora quien jadeaba era el azul, porque se moría de ganas de cumplir lo que le decía a su novio.
La conversación siguió en ese tenor hasta que la madrugada llego a ellos junto a la finalización del celo de Tails, quien ahora suspiraba suave al escuchar a Sonic, quien le susurraba palabras dulces de la forma en que lo cuidaría y mimaría. Con añoranza, ambos fueron a dormir, esperando poder verse al día siguiente.
Afortunadamente el zorrito despertó mejor, más renovado y liviano, sin los bochornos ni el lubricante bajando por sus piernas. Llamó a Sonic bastante temprano, quien le hablo de muchas cosas a fin de comprobar si Tails volvía a tener otro episodio de calor provocado por su voz. No ocurrió, así que el zorrito lo cito para dentro de una hora más, a fin de poder ordenar un poco y ventilar la casa ya que incluso él notaba el ambiente cargado con sus feromonas. Sin darse cuenta, el tan esperado encuentro llegó junto con el suave toque en su puerta por parte de Sonic.
—¡Hola Sonic! —saludo alegre el zorrito.
Sonic por su parte dejó caer la cesta que llevaba y sonrió de forma boba.
—Hola mi amor —y ni un segundo paso cuando sus labios se posaron sobre los del rubio, quien estaba emocionado por el apelativo y la acción.
—Se siente… lindo —y el zorrito sonrió dulcemente cuando se separaron.
Sonic entró a la casa y le extendió la magullada cesta a Tails, quien contento la acepto al ver frutas, pan recién horneado y caramelos en ella, además de unas cuantas bolsas de papel de las que desconocía su contenido. Cuando el erizo estuvo dentro de la casa se sintió arder, ya que las feromonas de su pequeño omega aún indicaban que estaba en su periodo fértil lo que lo hacía aún más atrayente.
«Pero debo contenerme, por el bien de Tails» se decía para darse ánimos. Sin embargo, el zorro no estaba muy por la causa de mantener la distancia al abrazarse al cuerpo del erizo y comenzar a frotarse bajo su mentón, buscando que la caricia fuera devuelta. Cosa que paso (obviamente) al ser apresado por los brazos del azul.
—Amor, sé que necesitas cariño, pero si sigues frotándote así contra mi yo soy el que se pondrá caliente… —le susurró contra la oreja al zorro, quien, con un último apretón al cuerpo ajeno, se alejó.
—Lo sé, perdón, me siento un poco eufórico ahora que te veo… Yo aun no me creo que quieras ser mi alfa… —y le sonrió tímido, mientras se alejaba a la cocina a calentar agua en la tetera para preparar el desayuno.
—Cielo, creo que es culpa mía… Yo recién ahora, digo, cuando me fui al norte, comprendí que ya no quería apartarme de ti —y siguió al zorrito, buscando poder tocar sus colas—. No me había dado cuenta de lo mucho que te amo… —y cuando Tails giró para verlo Sonic le sonrió de forma suave, transmitiéndole su cariño.
—Sonic… —suspiró— Y-yo también te amo, pero tenía miedo de que te alejaras de mí como lo hiciste con Amy hace unos años… —y tomó el rostro del erizo entre sus manos, para acercarse a besarlo de forma suave.
—Perdóname amor, debí ser más consiente de todo esto —los brazos del azul se aferraron a la cintura contraría, acariciándola con sus pulgares, sintiendo el mullido cuerpo—. De nuestra cercanía, de nuestra complicidad… De lo mucho que me gusta mirarte allá por donde vas y de que siempre volvía a ti. Me encanta escucharte y ni hablar de todo lo que pienso en hacerte je —y ambos rieron bajito—. Desde hace unos años ya sentía cosas por ti, pero siempre culpe a mi rutina y al que tu fueras tan dulce y comprensivo conmigo…
Mientras Tails se movía de allá para acá por la cocina preparando una bandeja con bocadillos, Sonic siguió con la conversación.
—En el norte, cuando les conté de todo esto a las chicas, ambas me miraron como si fuera un idiota jajaja no entendían como yo no me había dado cuenta de mis sentimientos. Porque lo primero que me preguntaron fue si yo había buscado otras hembras para pasar mi rutina o si me había acostado con otras mujeres el resto del año. Les dije que no, que en mi rutina siempre te buscaba a ti y que lo que restaba del año nunca me intereso porque no sentía nada al mirar a otros mobians, solo se rieron de mi —y soltó una ligera risa.
—Yo nunca quise preguntar porque eres muy popular y guapo, entonces siempre pensé que más de alguna novia tendrías por ahí y que en tu rutina solo acudías a mi porque temías embarazar a alguna… —le contesto tranquilo, aunque sus orejitas demostraron lo contrario al bajar sobre su cabeza.
De forma rauda, Sonic lo levantó en sus brazos y lo beso suave en la boca.
—Y yo fui el idiota que nunca aclaró las cosas, que nunca conversó de esto. Después de mi rutina de este año, fui un imbécil al dejarte ir así, al no poner en orden todo lo que te hice vivir —y los besitos siguieron suaves sobre la boca del zorro, quien gustoso soltaba ronroneos por cada caricia—. Pero ahora lo sé, lo que realmente quiero es estar aquí, de esta forma, contigo siempre entre mis brazos.
Para Tails escuchar a Sonic decir esas palabras era como ver fuegos artificiales, tan hermoso, tan brillante. Podía sentir el amor que el azul quería transmitirle con solo mirar sus ojos, esas brillantes esmeraldas que lo observaban de forma dulce.
—Yo también quiero estar contigo así, para siempre —y aferrándose a su cuello, besó a su erizo. Lento y suave, transmitiéndose todo su amor.
Pero no todo podía ser miel sobre hojuelas, porque sin notarlo ambos ya estaban sobre el sillón, con el azul cubriendo por completo al rubio, comenzando a acariciar todo lo que tenía a mano, buscando inmiscuirse entre las piernas del zorro.
—¡Sonic! Para, para, para… —gemía desesperado Tails, al sentir como los colmillos del erizo paseaban por su cuello y eran dejados chupetones y lamidas por donde pasaba su boca.
El azul ni se inmutó, fascinado con los gemiditos de su novio y con el suave cuerpo bajo suyo, que con ese embriagante aroma a menta solo le provocaba un hambre feroz. Cuando su boca se enganchó en uno de los sensibles pezones del rubio y dio una fuerte succión el zorrito jaló las púas de la cabeza del azul.
—¡SONIC! –le gritó avergonzado y sumamente rojo. Cuando el erizo pudo verlo, también se sonrojo.
—Perdona amor, yo… eh, me perdí un poquito je –y rio, avergonzado.
De forma rauda se levantó del sofá y ayudo a Tails a incorporarse, para así terminar de preparar el desayuno y tomarlo juntos mientras charlaban de cualquier cosa, tratando de evitar el tema de los toqueteos subidos de tono. No era que no quisieran que se repitieran, era que aún ese tema de conversación era vergonzoso para ambos, porque a pesar de ser adultos, la pasión que desbordaban era simplemente avasallante para ambos y no sabían como ponerse límites.
La mañana siguió tranquila para ambos, mientras ordenaban y limpiaban la casa, dándose besitos de vez en cuando para calmar su necesidad de estar juntos, con Tails rehuyendo coqueto las manos del erizo que siempre intentaban alcanzarlo al estar juntos, riendo por las miradas que se esquivaban cuando no estaban cerca. Parecían dos tortolitos disfrutando de su luna de miel.
Cuando terminaron de limpiar la sala y el comedor, procedieron a cocinar el almuerzo, algo simple y ligero que les permitiera tener tiempo para verse y besarse. Al sentarse a comer, el zorrito miró las bolsas de papel que estaban en la cesta y curioso, abrió una sacando lo que había en su interior. Unas cuantas cajas de medicamentos (de las cuales una ya estaba abierta) y condones. Muchos condones.
—¡Sonic! —expreso avergonzado el zorrito.
—Es cierto amor, gracias por recordarme que debo tomar esto —y sin darse cuenta del sonrojo de su novio, procedió a tomar una pastilla de la caja abierta—. Tu debes tomar estas —y le extendió otra caja.
—“Pastillas anticonceptivas naturales para omegas” S-Sonic no me refería a eso ¡me refería a esto! —y le alegó, levantando una caja de los dichosos condones.
—Si yo, puedo explicarlo jejeje —dijo avergonzado el erizo—. Yo… ¡no puedo dejar de pensar que quiero hacerte el amor! A cada rato, en cualquier lugar ¡todo el día si es posible! ¡Soy un pervertido, lo sé! Me lo repito a cada rato, porque en lo único que puedo pensar es en tenerte nuevamente para mí, en fundirme en tu cuerpo y no separarnos nunca…
—Sonic… —suspiró el zorrito. De forma rápida se levantó de su silla y beso a su alfa— Y-yo también quiero Sonic… —y las colitas se levantaron contentas y bamboleantes sobre su cabeza.
Los ojos del azul se volvieron brillantes y de forma rápida se levantó de su asiento, listo para la acción. Pero cuando extendió sus manos para agarrar a Tails, este se apartó avergonzado.
—¡P-pero no ahora! Puedo quedar en cinta y es muy pronto para tener un bebe —dijo completamente sonrojado.
—Pero podemos intentar hacer un bebe ¿no? —preguntó esperanzado el azul. Tails por su parte, se sonrojó más si era posible.
—Y-yo supongo que sí, pero… pero debo ver primero al Dr. Cup, para q-que me diga que está bien…
—Yo fui a verlo, todo esto que compré me lo recetó él —y bebió de su vaso—. Yo le pregunté que podía ocurrir si tenía relaciones íntimas contigo y efectivamente, como estas recién terminando tu primer celo, es muy probable que quedes en cinta —y suspiró—. Sería lindo igual tener un pequeño cachorrito saltando por ahí —y sonrió de forma boba.
—No te desvíes amor…
—Si cielo, ejem, me dijo que debía comenzar a tomar anticonceptivos en caso de que no pudiéramos… —y sus manos se movían, haciendo gestos— Ya sabes, aguantar las ganas. También me dijo que debíamos usar condón, los dos. Entonces y-yo compre todo esto p-porque no puedo dejar de pensar que quiero hacerte el a-amor… ¡No es que quiera presionarte! Es solo para prevenir, supongo… —y finalizó, para comenzar a comer nuevamente, apartando su nerviosa y avergonzada mirada del zorrito.
Por su parte, Tails no pudo pasar por alto el que Sonic haya hecho todo eso que, aunque su fin fuera el acostarse nuevamente con él, no quitaba que de todas formas estaba preocupado por su salud. Porque como alfa él simplemente podría haber tomado a Tails en su momento más susceptible y no hubiera encontrado resistencia. Se sentía lindo, saber que su novio se preocupaba respecto a no tener un cachorro aún. Así que, queriendo complacer los deseos de su erizo, se fue a su alacena a buscar las pastillas anticonceptivas que ya estaba tomando desde antes (por recomendación del doctor).
«Por sí acaso» pensó, al ir a sentarse junto a Sonic nuevamente.
—Creo que podríamos intentarlo… —y siguió comiendo, ya sin prestar atención a Sonic, quien contento solo comía con una gran sonrisa, soltando cada vez más feromonas de felicidad.
Cuando terminaron de comer y de lavar la loza, ambos se dirigieron al cuarto de Tails, al cual el pequeño zorrito no quería entrar al sentirse avergonzado de todo lo vivido ahí (a pesar de haber limpiado un poco el desastre) y el erizo solo quería fundirse en ese cálido ambiente que sentía provenía del lugar. Cuando entraron, el azul no fue capaz de aguantarse y a penas al sentir la menta y la frambuesa en el aire corrió a tirarse a la cama del zorro.
—¡Sonic no! ¡Esta sucio ahí! —le recriminó avergonzado, porque a pesar de haber cambiado las sábanas y tener hecha su cama, aún sentía que su pobre colchón seguía marcado por todas sus perversiones.
—¡Claro que no! ¡Esto es el paraíso! —se escuchaba amortiguado por parte del azul, al estar con la cabeza enterrada en una de las almohadas mientras rodaba por la cama.
—Estas desacomodando todo amor… —dijo, mientras se acercaba a abrir otra de las ventanas de la habitación.
—Esto es magnífico, huele tan bien Tails, todo tú me encantas… —y el azul se levantó para tomar al zorrito entre sus brazos y girar con él. Después lo recostó en su cama, volviendo a posicionarse sobre él.
—¡Sonic! —chilló el zorro de forma acalorada.
—Eres hermoso Tails y me siento un idiota por haber pasado tanto tiempo sin decírtelo… —los labios de Sonic fueron a parar de forma amorosa contra los de Tails, besándolo suave y calmadamente.
Sus manos se entrelazaron, los besos se volvieron más profundos y sus cuerpos se acoplaron como si fueran dos piezas de rompecabezas, como si estuvieran destinados a estar juntos.
—Nunca te lo pedí Colitas ¿me aceptas como tu alfa? ¿me concederías el ser tu novio? —y ni si quiera lo dejo responder porque volvió a besarlo profundamente, sacándole un gemido ahogado al rubio.
—Claro que sí Sonic, siempre fuiste mi alfa, mi sueño a seguir… —y ahora fue Tails quien, tomando el rostro del azul entre sus manos, lo beso.
Así siguieron durante un buen tiempo, solo disfrutando de su calor, de su cariño, de sus esencias que se acoplaban en una agradable combinación de menta y limón. Las suaves caricias y besitos los llevaron a un agradable sueño, cómodos con el abrazo dado y el calor de la habitación.
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Temporada de apareamiento
1 La rutina de Sonic
La temporada de calor había llegado nuevamente a Villa erizo (y a ese hemisferio en general), provocando que los jóvenes comenzaran a recorrer de aquí para allá buscando a alguien con quien pasar su temporada de apareamiento, ya sea para realmente concebir o simplemente para disfrutar los cambios hormonales que se vivían en esa época del año.
Para Sonic era una temporada horrible porque no gustaba de sentirse acosado por tanta fémina (y uno que otro macho) que, disfrutando de la temporada estival y de las vacaciones de verano, recorrían la pintoresca isla que era Mystic Ruins, ocasionando que encontraran al guapo héroe retirado disfrutando de su hogar. Sí le gustaba la atención, pero no cuando había tanta loca tratando de que les hiciera un hijo o que lo acosaran hasta el hartazgo. Por lo que, desde que descubrió que podía ser atendido y cuidado por su mejor amigo ya que este no se veía afectado por sus feromonas al ser un beta, tomo la decisión de hacer de la casa de Tails su hogar temporal por esa semana de calor y acoso.
Aunque Tails estuvo nervioso de tener a un caliente y malhumorado alfa en su casa, comprendió la situación de su amigo al recordar los tres anteriores años en donde muchas cosas abrumaron al azul. En la primera rutina de Sonic, este tuvo que huir del acoso sin oportunidades de resguardarse en un punto seguro, en la segunda tuvo que viajar al norte meses antes para evitar el cambio hormonal que provocaba el verano en el sur y en la tercera ocasión tuvo que sufrir del acoso constante en su cabaña en la playa, provocando un humor horrible en el pobre azul. Así que, siendo el zorrito el único beta (sin contar a Sticks quien fue tajante al decir que no se haría cargo de Sonic), aceptó en su hogar al erizo azul. Los primeros días fueron relativamente calmados, con Sonic corriendo en la máquina que preparo Tails para él y ayudándolo con sus experimentos, con el zorrito mejorando su sistema de seguridad perimetral para espantar a las muchachas que de vez en cuando llegaban a su hogar buscando al azul.
Y claramente, como la rutina de un alfa siempre afectaba a quien tenga a su alrededor, el pobre zorrito lo vivió de primera mano cuando, después de tres días de encierro, el azul comenzó a jadear y gruñir en la habitación de invitados donde se había encerrado, dando inicio así su rutina. Tails no podía sentir el aroma que expelía Sonic (que según Amy y Knux olía a limón), pero si sentía un cosquilleo placentero cada que su amigo le hablaba de forma ronca o cuando salía todo sudoroso de la habitación para comer los alimentos que preparaba Tails o cuando veía su rostro sonrojado por el calor que al aparecer sentía. Además, la curiosidad del rubio no le había dejado en paz, haciendo que un día y sin que el erizo se diera cuenta, mirara de forma distraída el hinchado bulto que ahora era permanente en el azul. Porque si en la temporada normal Sonic presentaba un bulto definido y de buen tamaño, ahora con su rutina este se hacía más notable y duro, siendo imposible que pasara desapercibido.
Cuando el punto álgido de Sonic llegó a la quinta noche, para Tails fue un suplicio escuchar el rechinido de la cama y los gemidos insatisfechos del azul. Porque se hacía la idea de que Sonic debía de estar tratando de aliviar su excitación, de calmar el calor del momento. El pobre zorro solo podía aguantar el cosquilleo y la calentura que se había alojado en su vientre con solo escuchar a su amigo gemir, situación que se reprochaba porque él era un beta que no tenía oportunidad alguna con un alfa del calibre de Sonic, además de ser su mejor amigo, en quien deposito su confianza para pasar esos horribles e incomodos momentos (a palabras del azul). Tails solo debía ser paciente, hasta que Sonic se asentara con alguna hembra o encontrara a alguien compatible y comprensible para pasar su temporada, lo que haría que finalmente el rubio no se viera entre la espada y la pared respecto de estos extraños sentimientos que surgían en su corazón.
Al sexto día, Sonic salió de la habitación, un poco sonrojado por recordar vagamente lo que había hecho en esa habitación y por el desastre que había causado. Sus disculpas no se hicieron esperar con su amigo, quien solo le sonrió contento de que por fin se sintiera bien y con energías para salir de ese cuarto, invitándolo a la mesa donde un gran plato de chilidogs esperaba al azul, quien contento comenzó a comer.
—Eres el mejor Tails —le dijo en su momento, contento con las atenciones del zorro.
Así, la rutina de Sonic se volvió más estable, sintiendo la seguridad que le provocaba el hogar del zorro y el cariño que con cada acto de cuidado le demostraba. Sin embargo, a raíz de la experiencia vivida en casa de Tails, Sonic comenzó a tener otras actitudes con el pequeño rubio, unas más íntimas y que justificaba con el alborotamiento de las hormonas y el que su amigo fuera cada vez más lindo y dulce con él. No tenía realmente justificación para lo que hacía, pero tampoco podía sacarse de la cabeza los pensamientos que poco a poco lo invadían respecto a su amigo.
Para su quinta rutina (la segunda en casa de Tails) el azul comenzó el acercamiento hacia el zorrito. Primero era un sutil coqueteo, con sonrisas sexis y caricias a las esponjosas colas de forma suave. Ahora Sonic ya no se encerraba en su habitación cuando comenzaba su rutina, sino que se estiraba en el sillón a ver una película y dejaba que el placer lo envolviera, haciendo más notoria su excitación y la perversión en su mirada.
—Lo siento amigo, la habitación me sofoca demasiado y si abro las ventanas siempre llegan esas entrometidas a molestar. Pero si te incomoda que este acá afuera, solo dímelo, yo entiendo la situación –decía con lastima en su voz.
—N-no te preocupes Sonic, no pasa nada. Es algo natural después de todo —respondía el rubio avergonzado, cada vez que el azul pedía disculpas por alguna acción subida de tono.
Tails trataba de mantener la cordura yendo a su taller o recorriendo la casa, pero Sonic lo seguía allá donde iba, argumentando que se sentía solitario y que su sola presencia lo reconfortaba y calmaba su calor. El pequeño zorro siempre le cría y el erizo se sentía un tanto ruin por mentirle de forma tan descarada a su amigo. Porque para Sonic, mirar el suave y esponjoso cuerpo de Tails le causaba extraños y placenteros cosquilleos, cada vez que lo tenía cerca solo quería agarrarlo y cubrirlo con su cuerpo, cada vez que le hablaba y le sonreía, solo podía pensar en comerle la boca y hacer que su rostro mostrara una permanente mueca de placer.
Las actitudes indecorosas siguieron de forma sutil, siempre acompañadas de una disculpa del azul quien decía no entender que le pasaba, como si su cuerpo tuviera voluntad propia. El agarrón a las colas del zorro cuando pasaba cerca, haciéndole gemir asustado por la electrizante sensación, el abrazo en que lo envolvía al mirar como el rubio cocinaba, provocando sonrojos y suaves suspiros, como apoyaba su rostro contra las piernas y vientre del zorrito cuando fingía caer dormido al mirar una película ambos en el sofá, provocando perceptibles temblores en el menor, eran ya parte de la rutina de esos días de calor.
Sonic sentía que se volvía loco, porque a través del paso del año pensó que todas esas extrañas sensaciones eran causadas por la temporada de apareamiento y su rutina que cada vez sentía más fuerte al estar cerca del zorro, pero con el paso del tiempo y sin las alocadas hormonas de apareamiento, esas ideas seguían en su mente, aunque un poco más calmadas. Era claro que amaba su libertad y su autonomía, pero también había comenzado a amar los cariños y cuidados que el zorrito le daba. Ni hablar de lo caliente que era el rubio a los ojos del azul, que embobado solo miraba las turgentes piernas, el redondeado trasero y las grandes y esponjosas colas de su amigo. El rostro del rubio había pasado a ser un deleite para Sonic al mirarlo, con la boquita pequeña, los grandes ojos celestes y las tiernas orejitas que se movían coquetas al escuchar su voz.
Para su sexta rutina en casa de Tails, todo se descontrolo. Fue mucho más osado con el zorro, aunque en los primeros días solo lo trataba como siempre, sonriéndole sexi y lamiendo de vez en cuando sus labios, su bulto lo presionaba contra los muebles donde estuviera Tails trabajando para llamar su atención o al sentarse abría sus piernas todo lo que podía, ocupando todo el espacio y tratando de llamar la atención del rubio. Sus jadeos y gemidos roncos cada vez que rosaba a Tails se hacían más audibles y sus gruñidos al tener en sus manos alguna parte cálida del pequeño solo hacían que este último temblara de expectación. Y Sonic siempre se disculpaba, aunque no sintiera realmente la incomodad que le provocaba a Tails.
El azul no era tonto, con el pasar del tiempo había notado como el zorrito lo miraba, como se sonrojaba con sus acercamientos, como aceptaba las caricias dadas por él. Entendía que, de alguna extraña forma, Tails aceptaba sus acercamientos cuando ocurría su rutina y eso solo encantaba más a Sonic porque sentía que el zorrito era todo lo que necesitaba para su temporada de apareamiento, aunque lamentablemente Sonic perdía todo el valor cuando su rutina terminaba y debían volver a su vida normal, solo siendo amigos, sin ningún tipo de cambio más allá de los sonrojos cuando estaban demasiado cerca o los suaves escalofríos que los recorrían cuando se tocaban.
Y Sonic quería mucho más ese año, quería tener el curvilíneo cuerpo contra el suyo, quería devorarle la boca y volverlo loco de placer con sus caricias. Así que un día de su rutina, sabiendo que en cualquier momento el zorrito dejaría su labor de cocinar para alistar la mesa, desenfundó su miembro y sacando su guante derecho comenzó a acariciarse, mientras fingía ver una película, porque lo único que podía hacer era observar a Tails a lo lejos, quien dándole la espalda cocinaba tranquilamente. El sonido lúbrico que hacía su miembro al ser acariciado era completamente audible, más para el sensible oído del zorro, quien ahora escuchaba los gruñidos y jadeos del azul. El rubio sentía un cosquilleo en su nuca y por su mente solo pasaba la idea de que Sonic lo estaba mirando fijamente mientras se masturbaba, su rostro se sonrojo por completo y de forma inconsciente sus colas se levantaron raudas sobre su cabeza, meneándose de un lado a otro, exponiendo su trasero. Su cuerpo se había inclinado ligeramente contra el mueble de cocina donde terminaba de cortar verduras, levantando sus glúteos.
El gruñido emitido por Sonic solo lo hizo temblar y el jadeo ahogado que soltó, le indicó al zorrito que el azul había terminado. Tails con solo escuchar esos lúbricos sonidos, podía asegurar que tuvo un orgasmo seco solo por pensar que Sonic se levantaría de su lugar, lo empotraría contra el mueble y se enterraría sin control contra su interior. Debía ser fuerte, porque no podía hacer notar a Sonic que lo estaba volviendo loco y no solo por su rutina… Porque con el paso de los años el zorrito se fue enamorando de su mejor amigo y no quería arruinar todo lo maravilloso que tenían.
Gimiendo bajito, Tails se enderezo, tomo un vaso y lo lleno de agua fresca, dirigiéndose donde su amigo para darle el líquido, algo que siempre hacía ya que Sonic siempre alegaba tener calor y sed. No estaba preparado para la vista, con Sonic sentado en el sillón con sus piernas completamente abiertas y su miembro aún desenfundado y erecto.
«Es muy grande» pensó cohibido, tratando de apartar su mirada de la entrepierna del erizo, aunque sin lograrlo, le extendió el vaso.
—Gracias por el agua buddy —y con su mano izquierda tomo la del menor, paseando por esta hasta llegar al vaso, dándole una caricia.
—N-no es nada Sonic, estoy aquí para ayudarte —y sonrió cohibido, apartándose del azul que lo miraba fijo, sin una pisca de vergüenza.
Tails comenzó a alistar la mesa para el almuerzo, mirando de reojo como su amigo acariciaba lánguidamente su miembro, tratando de que la erección bajara para poder ocultarla en su funda, sin poder conseguirlo aún.
—Lo siento Tails, debe ser incómodo para ti verme en este estado. Has de pensar que soy un pervertido jejeje —sonrió, mientras se sentaba a la mesa con el zorrito, luego de ir a lavar sus manos habiendo ocultado como pudo su duro miembro dentro de su funda.
—No digas eso Sonic, eres un alfa, es normal… —y le sonrió, tratando de ignorar la predadora mirada del azul.
Esa misma noche y al sentarse ambos en el sillón a ver una película, Sonic aprovecho la oportunidad en que Tails se levantó a buscar algo a la cocina, para tenderse a todo lo largo del sillón, pegando su espalda al respaldo del mueble y esperando que Tails le siguiera la corriente y se recostara junto a él. Cuando el zorrito volvió con una bebida hidratante para su amigo, se sentó en el espacio vació del sillón, extendiendo el vaso con una bombilla a un rojo y jadeante erizo.
—Tails, ayúdame por favor… —jadeo el azul, comenzando un suave bamboleo con su pelvis.
—¿C-cómo te ayudo Sonic? —preguntó, completamente sonrojado y caliente, pero al mismo tiempo preocupado, al sentir como su amigo había tomado su cintura con sus manos y comenzaba a acariciar el lugar.
—Solo recuéstate… Necesito abrazarte…
El zorrito ya completamente perdido por todas esas calientes sensaciones se recostó a un lado del azul, dándole la espalda al dejarse guiar por el erizo. Sus colas fueron jaladas lejos de su trasero, donde se apoyó el erecto miembro del azul, haciéndolo gemir y buscar más de ese caliente falo cuando Sonic se alejó con premura. El erizo estaba en peores condiciones, porque tener el cálido cuerpo del zorrito entre sus brazos y el suave trasero contra su miembro lo habían hecho gruñir de placer.
—P-perdón buddy, no sé qué ocurre… —y le jadeo en la oreja al rubio, quien llevo sus manos a su boca para taparla y evitar así que sus gemidos se escucharan muy alto.
—Tra-tranquilo… está bien, sé que no harás nada maloooo ¡Ahhh! —y el rubio gimió al sentir como Sonic comenzaba a embestir contra su trasero.
El erizo pasó un brazo por debajo del menor, para abrazar y pellizcar el regordete abdomen y con su mano libre, agarró la mullida pierna para levantarla, para que su miembro se acomodara mejor y tuviera mayor superficie para frotarse.
—¡S-soniiiic! Despacio, p-por f-favor ¡Ahh! —y los gemidos entrecortados seguían por parte del rubio, quien perdía la razón al sentir como Sonic le apretaba la panza y refregaba su húmedo y duro miembro entre sus ahora juntas piernas.
Cuando el zorrito fue dejado de cara contra el sillón y el gran cuerpo del erizo paso a cubrirlo, se asustó. Sonic lo había tomado de tal forma que todas sus curvas se acoplaban al cuerpo del azul, sin dejarle escapatoria, sintiendo por completo el miembro contra sus nalgas. Y cuando Sonic ya completamente perdido comenzó a embestir fuerte contra él, no pudo evitar espantarse.
—¡N-no S-sonic! ¡No soy una hembra! ¡N-no podemos! —le decía entre asustado y excitado, porque tenía a quien fuera su más grande amor contra él, complaciéndose con su cuerpo— ¡Soniiiic! —gemía con desesperación.
El azul tenía una batalla interna entre seguir embistiendo contra ese maravilloso lugar o huir para no hacerle daño a su amigo. Pero realmente no quería dejar ese exquisito cuerpo, que lo calentaba como nunca nadie lo había hecho, que se acoplaba de una forma tan placentera que parecía hecho para ser sometido por él. Quería enterrarse profundo en su pequeño zorro y marcarlo como su compañero, aunque este fuera un beta y los betas no estuvieran “diseñados” para soportar una rutina o un celo.
Quería morder su cuello y marcar su interior con su semilla, para que nadie pudiera acercársele con otras intensiones, para que los otros supieran que ese suculento zorro tenía un alfa y estaba completamente fuera del mercado.
«Mío, mío, mío… Tan mío colitas…» repetía como un mantra el azul en su mente, enloquecido con el calor que sentía y las placenteras sensaciones que le provocaba el cuerpo bajo suyo. Cuando tuvo la necesidad de acomodar su miembro contra el pequeño agujero de Tails, se detuvo asustado. Porque su zorrito estaba sollozando quedito, tapando su boca con sus manos.
—¡Mierda Tails! ¡Perdón! Yo no… ¡Perdóname! —y rápido como el rayo, el azul se encerró en la habitación de invitados, haciendo sonar fuerte los pestillos de la puerta al trancarla. Donde su excitación se mezcló con rabia y comenzó a destrozar cuanto mueble se le cruzara por el frente, tratando de calmar su frustración.
—N-no Sonic, no es lo que parece… —y cuando intento levantarse fue a parar al suelo, sin fuerzas en sus piernas al sentir aún la cosquilleante sensación en su entrepierna y glúteos.
Solo pudo quedarse ahí, escuchando como Sonic gruñía y jadeaba de excitación, con gemidos lastimeros por no poder culminar lo que había empezado con el zorro. Dentro de la habitación, Sonic batallaba con la frustración que sentía al impedir su lado racional que el instinto en él marcara a quien ya consideraba su pareja, embistiendo fuerte contra las almohadas de la cama, simulando que era el pequeño zorro quien estaba bajo su cuerpo recibiendo su hombría. Se sentía tan frustrado, pero el pequeño tenía razón porque si le hiciera el amor como él quería, Tails resultaría gravemente lastimado y no podía permitir eso, así que su noche siguió como una tortura al sentir como su compañero lo llamaba fuera de su habitación, sufriendo como nunca de su rutina, que ni si quiera había llegado a su punto álgido.
A la mañana siguiente, Tails despertó en el sillón de su casa, un poco desconcertado de encontrarse ahí, aunque no pasó mucho antes de recordar el porqué de dormir en ese lugar. Mientras llamaba a Sonic, quien no contestaba y solo se dedicaba a jadear y gruñir en la habitación, el zorrito tomo la decisión de dormir en su sala de estar ya que, de ir a su habitación, hubiera escuchado aún más claramente el cómo Sonic destrozaba la cama con los fuertes movimientos que hacía para complacerse. La noche anterior había sido una placentera locura, con el azul frotándose contra él y haciéndole sentir cosas que nunca había experimentado. Se sentía dichoso con eso, pero también asustado porque tenía el suficiente conocimiento para recordar que un hombre alfa, no era compatible con un hombre beta. No estaban diseñados para estar juntos y eso siempre lo entristeció y desalentó, más ahora que sabía que nunca podría complacer al azul.
Acongojado se levantó para ir a preparar el desayuno y tiempo después fue a buscar a Sonic, quien no emitía ruido alguno en la habitación.
—Sonic… —le llamo, de forma suave— Ven a desayunar, debes comer algo… —unos segundos después se escuchó un gruñido.
—Vete, no quiero lastimarte Tails… —se escuchó amortiguado. Aunque también se escucharon pasos dirigiéndose a la puerta.
—Pero no lo hiciste, pudiste controlarte —contesto, pegando su cuerpo a la puerta, sintiendo de alguna extraña forma que Sonic hacía lo mismo.
Volvió a escuchar algunos gruñidos lastimeros, por lo que el zorrito no se quedaría de brazos cruzados y conociendo perfectamente su casa, se fue a su taller a buscar lo necesario para abrir esa puerta. Unos minutos después y de que Sonic tuviera que apartarse rápido de la puerta que fue sacada de su marco, observó a Tails. El erizo solo lo miro avergonzado, recordando todo lo que le hizo a su pequeño amigo. Por su parte, el zorro solo miró la habitación, completamente destrozada y con un fuerte olor a sexo en ella.
—Perdóname… —susurró bajo el azul.
—Tranquilo, todo se puede arreglar, aunque no ahora supongo. Ven, vamos a desayunar —y tomo la mano del erizo para sacarlo de ahí.
—¡Pero Tails! Aún sigo en rutina y si te lastimo… —y su frase no siguió, al ver el ceño fruncido del rubio.
—No lo hiciste anoche, no lo harás ahora. Cuando te acepté en mi hogar para que pasaras tus rutinas, sabía perfectamente en lo que me estaba metiendo. No voy a dejarte solo Sonic y si puedo ayudarte lo haré —dijo convencido—. Aunque n-no se como más h-hacerlo —y la vergüenza volvió, haciendo menear sus colas de forma rápida.
Sonic solo lo miro maravillado. Sus ojos no podían apartarse del dulce rostro que rehuía su mirada avergonzado, mientras lo llevaba a la mesa donde el desayuno estaba servido.
«Lo quiero solo para mi. Todo mío» y el azul se dejó hacer. Como en una especie de trance, se dejó guiar por Tails quien lo sentó a la mesa, le acercó una bebida hidratante a sus labios e incluso le dio de comer en la boca de forma tranquila y amorosa al ver que el erizo no se movía. Sonic no podía dejar de mirar fijamente al zorrito, quien lo trataba con delicadeza y paciencia, con cariño en cada movimiento que hacía con el azul. Su excitación había vuelto, su miembro comenzaba a endurecerse dentro de su funda haciendo que comenzara a jadear.
Cuando Tails se levantó a retirar la mesa, el azul lo siguió de cerca. Parecía un cachorro necesitado de su atención y cuando el zorrito por fin se detuvo y comenzó a lavar la loza, el erizo tomó su cintura y se acopló a su cuerpo. El rubio solo emitió un gemido bajo, sintiendo el calor abrazador del cuerpo tras suyo y cuando el erguido y duro miembro comenzó a rozarse contra sus glúteos no pudo evitar pararse de puntitas y rodear el cuerpo de Sonic con sus colas.
El erizo aún en ese extraño trance, seguía extasiado empujándose contra el rubio, sintiendo como su semilla humedecía las suaves nalgas, hipnotizado con el movimiento que hacían con cada fuerte empujón que daba. No podía parar, era la mejor sensación del mundo, algo nunca experimentado y cuando el zorrito empezó a gemir entrecortado al ritmo de sus embistes, fue aún mejor. De forma un tanto ruda apretó fuerte la cintura y el vientre del menor al sentir como el orgasmo llegaba a él unos minutos después, soltando espesos chorros de semen contra las nalgas del rubio, ayudándose con sus manos para dirigir el turgente trasero contra su miembro, humedeciéndolo aún más con su reciente corrida.
El azul volvía a escuchar los sonidos de la casa y sus propios jadeos, ya no solo estaban los gemidos y llamados del rubio, ya no solo existía Tails en su mundo. Al ver su corrida sobre el rubio quien se había apoyado contra el mueble para recuperar el aire, se sorprendió de que hubiera ocurrido, porque él en solitario demoraba horas en poder liberar la presión de su miembro, en poder llegar al orgasmo que lo satisfacía por un corto periodo de tiempo. Satisfecho, suavizó el agarre contra Tails, pero aún sin soltarlo, sin querer apartarse del todo de su pequeño.
—P-perdóname Tails… yo… —y fue interrumpido.
—T-tranquilo Sonic, esta bien, no pasa nada… —le respondió entre jadeos.
El erizo volvió a abrazar el suave cuerpo, refregando su rostro contra el cuello y hombros del menor, tratando de impregnarlo con su olor, aunque muy en el fondo supiera que no daría resultado al ser el zorrito un beta. Qué no daría para que su pequeño fuera un omega y pudiera recibirlo en su interior…
Cuando Tails llevo una mano tras su cabeza para acariciar las púas del azul después de unos minutos de disfrutar las caricias, se apartó. Se miraron sonrojados una vez pudieron verse y las risitas tímidas se hicieron presentes. Sonic se alejó para ir a descansar al sillón luego de que Tails le pidiera que lo dejara lavar la loza y cuando el zorrito minutos después dijo que iría a darse un baño (debido a la pegajosa sensación entre sus glúteos) el azul se levantó raudo a impedírselo, pidiéndole que se quedara así, que eso lo calmaba. Tails con el rostro completamente sonrojado asintió, yendo a su taller para distraerse de la caliente faena vivida.
El erizo por su parte trató de descansar en el sillón, aunque su excitación volvió al recordar la dulce vocecita del rubio quien gemía su nombre. No podía detenerse, necesitaba satisfacer sus instintos porque de lo contrario se volvería loco y la imagen mental del rubio bajo su cuerpo, con una mueca de placer mientras gemía con locura su nombre, fue suficiente para hacerlo correrse de nuevo. Estaba sorprendido, porque no entendía como es que un beta, por más hermoso y dulce que fuera, lograba volverlo loco de esa forma. Era cierto que nunca se dio la oportunidad de buscar una hembra para pasar su temporada de calor, pero tampoco estaba en sus planes traer al mundo a un cachorro, porque los medicamentos como inhibidores y anticonceptivos nunca fueron muy efectivos en él a lo largo de esos años. Y era por esa misma razón que había rechazado a Amy en su tiempo, quien siendo una omega se había ofrecido a ayudarlo en su temporada de calor. No, ni pensarlo, no necesitaba una hembra, no venía al caso.
Él quería a Tails, porque era el único que lograba entender su estilo de vida, lo importante que era su libertad. Pero también pensaba que el zorrito era el único que lograba hacerlo sentir a gusto entre las cuatros paredes que eran el hogar del rubio, en la pequeña villa donde vivían sus amigos, en esos tiempos de paz en donde solo podía correr y disfrutar de las vistas del lugar. Se sentía a gusto con el zorrito, querido y cuidado. Y no quería dejarlo, quería todo eso y más para él. Solo para él. Con ímpetu y una renovada erección se dirigió al taller del zorrito, para encontrarlo trabajando bajo uno de sus inventos, recostado en un carrito que le permitía moverse bajo el equipo.
Y el calor en el erizo subió de forma exponencial al ver las llenas piernas ligeramente abiertas y las colas que tranquilas se mecían de un lado al otro. Sus encías dolían y no precisamente por tener una fuerte mordida, dolían porque sus colmillos cosquilleaban, porque querían enterrarse fuerte contra el suave cuello del menor. Así que de forma rápida llego al zorrito, abriendo sus piernas para arrodillarse entre estas, sacándole un jadeo asustado al rubio.
—¡Sonic! ¡Qué ocurre! —grito espantado cuando el azul acopló sus cuerpos, comenzado a embestir contra él, aunque de una forma dificultosa al moverse el carrito donde estaba recostado Tails.
El erizo gruño, tomando la cintura del zorrito para levantarlo del lugar, haciendo que las rubias piernas se enredaran contra su cintura, llevando sus manos a agarrar las nalgas del menor para comenzar a embestir. Levantándolo, llevo al zorrito a uno de los mesones de trabajo, donde al tener ya una superficie fija lo recostó y comenzó a embestir de forma rápida y dura contra el vientre de Tails, quien gemía desesperado. Sonic no le apartaba la mirada de encima, hipnotizado con el rostro del rubio que se contraía por el placer, oliendo como su propio aroma a limón trataba impregnarse al zorrito. Le encantaba, quería tenerlo siempre así, disfrutando de sus caricias. Así que, complaciendo a su pareja recorrió su cuerpo con sus deseosas manos, apretando su estrecha cintura y el lleno y suave abdomen del menor, masajeando su mullido pecho, acariciando sus mejillas y orejitas. El sonrojado rostro de Tails y los gemidos que emitía calmaban de una extraña forma al azul, porque lo calentaba más pero al mismo tiempo eran un bálsamo para su rutina.
—Mi Tails… —le jadeo en el cuello, cuando lo abrazo fuerte y lo aplastó contra la mesa, llevando su miembro a las nalgas del rubio, donde se acomodó para empezar a embestir de forma más ruda.
—¡S-soniiiic! N-no taaannnnto ¡Ahh! M-más suave… ¡Soniiiic! —y Tails sentía que se desmayaría, porque el calor y el aroma del azul lo llenaban de placenteras sensaciones, sin mencionar las desesperadas embestidas que hacían que su miembro se rozara entre sus vientres. Su único consuelo era aferrarse fuerte a las púas en la nuca del azul, mientras este lo observaba con una fiera mirada.
Cuando el zorrito se retorció bajo él, un peculiar aroma le advirtió a Sonic que este había llegado al orgasmo, al igual que la fuerza ejercida por las piernas del rubio que se cerraron temblorosas contra su cintura. El azul lo siguió poco después, corriéndose entre sus nalgas, apretándolo fuerte sin querer soltarlo aún. Cuando levantó su mirada, vio la suave sonrisita del menor en conjunto con la cristalina mirada celeste y sin poder evitarlo, lo beso en la boca. Suave, corto, dejando un suspiro al separar sus labios.
—P-perdo… —y calló, al sentir nuevamente la boca del rubio contra la suya. El beso continuo suave y relajante, con el zorrito suspirando por las sensaciones.
—No hay nada que perdonar… —respondió una vez se separaron.
El azul lo ayudo a bajar de su mesa de trabajo, sacando risas en el menor al sentir como sus piernas temblaban sin fuerza, pensando que si con ese frotamiento entre sus cuerpos era capaz de dejarlo en ese estado, como sería si se consumaran la unión.
Sonic lo tenía aún entre sus brazos, mirando sonriente como el pequeño zorrito se aferraba a él. Lo volvió a besar en la boca, disfrutando de la caricia y del sonrojo en las mejillas del menor.
—Déjame trabajar un poco más ¿quieres?, después iré a cocinar —consultó el rubio, acariciando las púas en la nuca del erizo, quien hacía ruiditos satisfecho. La única respuesta que obtuvo fue otro beso en sus labios.
El erizo se fue satisfecho nuevamente a su sillón, para tratar de descansar un poco. Un reconfortante sueño lo invadió, haciéndolo dormir y soñar con un lindo omega, un lindo zorrito de dos colas que lo llamaba con su suave voz.
—Cariño, despierta amor… —escuchaba que lo llamaban, con una suave caricia dada en su mejilla.
—Un poquito más cielo… —respondió en su sueño. Una risita se escuchó.
—Sonic, despierta dormilón, ya esta el almuerzo —y el erizo reaccionó.
Sonic se sentía un poco aturdido, porque no había escuchado en ningún momento al zorrito en la habitación, hasta que este se acercó para despertarlo. Olía tan bien el lugar, tan refrescante, tan compatible con él.
El almuerzo pasó tranquilo, con Sonic tocando cuanto podía del zorrito cuando lo tenía a mano, robándole besitos cuando podía, sacando tímidas risitas a Tails quien gustoso se dejaba hacer. Posteriormente pasaron a sentarse en la sala para ver una película debido a que Sonic no dejó ir a Tails a su taller a trabajar, haciendo pucheros y jalando las esponjosas colas para llamar su atención, sacando risas amorosas al rubio.
—¿Estas cómodo Sonic? –preguntó el zorrito, quien estaba tendido en el sillón.
—Mucho colitas…— respondió de forma lenta el azul, quien se encontraba tendido sobre el cuerpo del rubio, entre sus piernas y con su cabeza apoyada en el mullido pecho de pelaje blanco.
A Tails se le calentó el corazón por solo escuchar a Sonic llamarlo así, porque hacia muchos años que no lo hacía. Acariciar las orejas del erizo se le hacía tan relajante y pareciera que al azul también le gustaba porque poco a poco comenzaba a frotar su rostro contra el pecho del rubio, suspirando y disfrutando de la suavidad del pelaje.
El zorrito reía quedito, contento de ver a Sonic en ese estado tan apacible, disfrutando de las caricias que le entregaba, pero la tranquilidad no duro mucho al comenzar a sentir cierto cosquilleo producido por el erizo. Porque el azul había besado un punto sensible en su pecho y no falto mucho para que la boca en pleno se enganchara de su pezón izquierdo.
—¡S-sonic! –gimió, aferrándose a las púas por la electrizante sensación.
—¿Sí colitas? –y siguió, como si esa acción no provocara nada en su amigo.
—Ahí s-se siente extraño…
—¿Ah si? Yo lo siento muy suave…
Y las lamidas que dejaba el azul en el sensible pezón estaban provocando estragos en el zorrito, quien comenzó a temblar y removerse inquieto bajo el cuerpo ajeno. Tails comenzó a excitarse, porque ahora Sonic dejaba largos y duros lametones sobre ambos pezones, intercalando entre uno y otro, enganchándose a ellos para succionarlos y saborear lo que, a opinión del erizo, era un dulce malvavisco dentro de su boca.
Para el azul era la gloria, porque su boca se entretenía jugueteando con esas suaves protuberancias y sus mullidos alrededores, sacando más gemidos necesitados por parte del rubio, quien se retorcía bajo el cuerpo del azul. Tails se sentía extraño, porque ese cosquilleo era diferente a cuando el podía pasar a rozar esa zona, era diferente porque la caliente boca del erizo no deja de succionar y de lamer, de humedecer el área con su lengua, de acariciar con sus labios el área sensible y suave alrededor de sus pezones.
—S-sonic, ya no más, por f-favor… —y de verdad trataba de ya no gemir más, porque sentía que con cada gemido emitido, el azul más se empeñaba en tomar su pecho.
—¿Mmm? ¿Por qué colitas? –le preguntó al separarse, acercándose a su rostro, donde comenzó a dejar besitos sobre las mejillas del rubio.
Y ahora Tails sentía perfectamente la dura erección del azul contra su vientre, rozándose aún dentro de su funda en un suave vaivén, presionándose duro contra él. El erizo emitía suaves jadeos, disfrutando de las sensaciones vividas gracias al tibio cuerpo bajo suyo. Para Tails era todo un espectáculo ver como Sonic se mecía sobre él, como le gruñía en su cuello y como lo llamaba “colitas” de forma suave.
Era alucinante sentir toda la pasión del erizo, que lo apretaba y acariciaba casi con desesperación, como si fuera a morir si se apartaba de su lado, dándole besos en su cuello que se convirtieron en suaves mordidas y chupetones que le estaban haciendo perder la conciencia. Cuando el vaivén se hizo más desesperado y el agarre se hizo más fuerte, Tails comprendió que el azul estaba a punto de correrse, más cuando mordisqueo su hombro y con un fuerte gruñido se corrió contra su vientre.
—Mi Tails… —susurró el azul, antes de caer dormido sobre el cuerpo del rubio.
El zorrito tuvo que acomodarse de a poco en el sillón, al comprender que el erizo no iba a soltarlo, quien ahora roncaba suavecito contra su cuello, haciéndole cosquillas. Se sentía con el corazón tan lleno de emociones, porque las caricias, los llamados y la necesidad que le demostraba Sonic lo estaban volviendo loco.
«Me encantas… Estoy tan enamorado de ti Sonic, ojala todo esto fuera real…» pensaba el zorro, mientras dormitaba entre los brazos del azul, viendo de reojo la película que se mostraba en la televisión prendida a lo lejos.
Unas horas después, Tails sintió como Sonic despertaba y se acomodaba contra él, volviendo a la faena de tocarlo y besarlo. Viendo la hora, el zorrito dejó que el erizo desfogara sus pasiones, después de todo aun quedaba tiempo antes de cenar. Tails solo reía ante las cosquillas en su cuello y gemía ante cada caricia dada por Sonic, quien también gozaba de todas las placenteras sensaciones, mientras rozaba su endurecido bulto contra el cuerpo ajeno.
—Sonic, debo preparar la cena… —decía entre suspiros, mientras el azul besaba su cuello.
—Un ratito más colitas…
—Vamos Sonic, debes alimentarte y beber algo ¿Y si preparo algo ligero? Solo unos sándwich y ya… —trataba de convencerlo, mientras huía de sus brazos.
No logró abandonar el sillón del todo, porque el erizo había agarrado sus piernas para mantenerlo cerca, comenzando a besarlas y morderlas, sacándole escalofríos a Tails.
—Soniiiic ahí no…
—Sí, sí, aquí –y mordió más arriba, en el glúteo, sacándole más gemidos al rubio.
—V-vamos Sonic, déjame ir… —y Tails disfrutaba por completo de las caricias del erizo, quien se había acomodado en el sillón quedando sentado, ahora hundiendo su rostro entre las colas del rubio, que contentas se bamboleaban sobre la cabeza de este –Soniiiic, un ratito, solo un ratito…
—¿Un ratito nada más? –y seguía lamiendo el lugar, encantando con la calidez de ese punto.
—Si solo un ratito… —y a penas sentirse soltado de las demandante manos del azul, se fue a la cocina.
Tails no pudo trabajar tranquilo, porque el erizo lo siguió y se abrazó a su cuerpo, porque con cada movimiento que hacia el rubio y que los alejaba, jalaba sus colas con ganas y apretaba su cintura, porque cuando el rubio por fin estaba quieto, Sonic se acomodaba contra sus glúteos y besaba con desesperación su cuello.
Las risitas y las miradas coquetas que le dirigía Tails a Sonic estaban haciendo que el erizo perdiera la cordura, porque simplemente le encantaba lo que veía. Porque Tails se estaba volviendo una obsesión y una necesidad, a la cual no quería renunciar.
Cenaron entre risitas y toqueteos, entre besitos cariñosos y agarrones subidos de tono. Con el paso de las horas y mientras el erizo se frotaba con insistencia contra las nalgas del menor y mordisqueaba los mullidos pezones del rubio, este le pidió que fueran a la habitación, a su cama para ser más precisos y el erizo ya completamente en su punto álgido, cargo al zorrito hasta recostarlo en el lugar.
Se acomodó entre sus piernas, donde lo beso largo y tendido, ahora enterrando su lengua contra la boca del rubio, acariciando toda la húmeda cavidad, disfrutando de su sabor y calidez, de los suspiros necesitados del menor. Su boca siguió bajando por el mullido cuerpo, apresando los pezones hinchados por el masaje recibido durante toda la tarde por parte de Sonic, quien había encontrado calmante la acción de succionar ese suave lugar, pero quería más, mucho más del zorrito. De forma rápida giró el cuerpo bajo él, jalando las colas para apartarlas de las nalgas, donde sus dedos comenzaron a masajear entre estas, escuchando los gemidos necesitados del menor.
—Quiero meterme aquí —y presionó con su pulgar el agujero.
—S-soniiiic, no podemos… —gemía el menor, recordando la biología de ambos.
—Colitas, solo una vez —gruño, mientras retiraba sus guantes y los del menor, que era la única indumentaria que aún conservaban —. Un poquito Tails… —y le jadeo en el oído.
El pobre zorro estaba perdiendo la razón, se sentía tan caliente como el cuerpo que volvía a acoplarse contra él. También lo quería, que fuera Sonic quien tomara su primera vez, que lo llenara de esa caliente y espesa esencia.
—Solo un poquito Sonic — y sus colas se menearon en expectación.
No pasó ni un segundo cuando el zorro gimió fuerte y necesitado, al sentir como algo viscoso se paseaba por sus nalgas. No podía ser el miembro de Sonic, porque no se sentía la dureza, tampoco sus dedos porque era algo muy suave lo que se presionaba, así que solo quedaba una opción.
—¡S-sonic! No tu lengua, es sucio… —protestaba entre gemidos, sin evitar disfrutar de la humedad de esa lengua que poco a poco ingresaba en su interior.
—No… —gruño— es exquisito aquí, tan dulce… —y siguió, lamiendo y recorriendo el lugar con su lengua, tratando de aflojarlo.
Los dedos del azul le hicieron compañía a su lengua, empezando a empujar con algo de dificultad. El zorrito comenzaba a sentir ciertas molestias, pero eran calmadas por todas las caricias que le brindaba el azul con su otra mano, quien frotaba el miembro del rubio y jalaba sus colas. Sonic empezaba a desesperarse porque quería enterrarse rápido en ese lugar, quería marcar a Tails. Su instinto lo estaba dominando y su rutina estaba en ese punto donde ya no era consiente de sí mismo, solo de la necesidad de embestir y marcar.
El pobre zorro jadeo de dolor, cuando sintió algo húmedo y duro presionarse contra su agujero. El cuerpo de Sonic paso a cubrirlo por completo, acomodando las piernas de ambos para tener una mejor posición que le permitiera embestir sin contratiempos. Y lo hizo, comenzó el vaivén que poco a poco hacía que su miembro entrara en ese apretado lugar, sacándole gruñidos cargados de pasión y necesidad.24.Desde ese punto solo fue desenfreno para el erizo, porque no existía mejor sensación que esa que estaba viviendo. Sus empujes se hicieron más duros y fuertes, sacando gemidos del pequeño, quien abrazó su almohada para evitar que su llanto se escuchara.
Ser tomado por un alfa no fue tan doloroso como imagino, ya que pensó que, al ser el miembro del azul tan grande para su interior que no estaba diseñado para aflojarse como una hembra o un omega, sería algo que le causaría mucho daño. A pesar de la molestia aguanto la penetración, porque era Sonic, su amado, él que había preferido pasar sus rutinas en la seguridad de su hogar antes que aceptar a cualquier muchacha para desfogar sus pasiones.
Cuando el erizo llevo su boca al cuello del menor y comenzó a lamer y besar, el zorrito se sintió extraño. Un electrizante cosquilleo lo recorrió desde el húmedo lugar donde se unía su cuerpo y el del azul, hasta sus orejas que se levantaron expectantes. Se tensó como cuerda de violín al sentir una mordida, que hizo que su interior se apretara aún más haciendo que en ese momento, Sonic mordiera fuerte, enterrando sus colmillos mientras se corría en el interior del zorro. Para Tails fue extraña la sensación, para Sonic, fue tocar el paraíso.
—Mío, tan mío Tails… Voy a quedarme aquí para siempre… —le dijo al oído, haciendo temblar al rubio.
Tails sentía una mezcla turbulenta en su interior, entre el dolor que provocaban las arremetidas y el placer vivido por las palabras del erizo. Sentía esa necesidad en el azul de hacerlo suyo, de marcarlo y al mismo tiempo sentía el alivio en el corazón del erizo, la calidez en él. Un gemido agudo escapo de la boca de Tails al sentir su orgasmo y los temblores en su cuerpo se hicieron presentes al sentir como algo caliente y viscoso era depositado en su interior.
—S-sonic…n-no adentro… —suplicó, sintiéndose completamente extraño. Ante sus palabras, el agarre se hizo más estrecho.
—Muy adentro colitas… —respondió de forma ronca el azul.
Solo por escuchar a Sonic, Tails pensaba que había tenido otro orgasmo. Porque se le hacía tan caliente y posesiva su voz, y el apretado abrazo que mantenían lo hacía sentirse seguro y cálido. Después de unos minutos el erizo abandonó lentamente su interior, sacándole placenteros escalofríos al rubio quien se dejó hacer mientras el erizo lo envolvía en un posesivo abrazo.
—Mi Tails… —susurró Sonic contra su boca, antes de besarlo.
Los ahora tranquilos besos los llevaron a una placida duermevela, con Sonic encajando su rostro contra el pequeño cuello, roncando quedito y sacándole risitas a Tails por las cosquillas.
Unas horas más tarde y con la luna alumbrando a través de las cortinas, Sonic despertó aturdido, aferrado a un pequeño cuerpo contra él. Su nariz se refregó suave contra la nuca del menor, sintiendo cosquillas por el corto pelaje del lugar. Le encantaba, así de simple. Ese era su lugar favorito, en ese cálido punto de Tails.
Y sus instintos lo llevaron a buscar más del zorro, quien durmiendo plácidamente no tenía conciencia de lo que pasaba. Así que el erizo se acomodó contra las nalgas del menor y comenzó la penetración, lenta y a conciencia, disfrutando de la estreches del interior del rubio, quien soltaba jadeos suavecitos con cada empuje. Los brazos del azul estrecharon fuerte el cuerpo ajeno, haciendo que el zorrito despertara por las incesantes arremetidas.
—So-Sonic… Sonic… más a-amor… —Y los gemidos fueron música para los oídos del erizo, quien emocionado por la afirmativa respuesta, incrementó la velocidad de sus penetraciones.
Los gruñidos de Sonic se hicieron más bajos y guturales, procediendo a morder el cuello de Tails en varias ocasiones, tratando de que su esencia se impregnara en ese lugar para poder marcar a su pareja. Sus instintos se volvieron más salvajes al darse cuenta de que eso no pasaría, porque su Tails no tenía una glándula de marcaje, no era un omega…
Y a pesar del dolor que estaba viviendo el pobre zorro, el placer era más fuerte gracias a los candentes movimientos que hacía Sonic contra él. Después de unos cuantos minutos y de un agudo gemido, el zorrito se corrió contra las sábanas mientras el erizo lo hacía nuevamente dentro de él, llenándolo. El abrazo se estrechó y la respiración del azul comenzó a hacerse pesada, indicando que poco a poco comenzaba a dormirse. Para Tails, quien recuperaba lentamente su respiración debido al intenso ejercicio, lo incomodó un poco ya que Sonic al parecer no tenía intenciones de abandonar su interior.
—S-Sonic, no te duermas, s-sácalo… es extraño… —y los gemiditos se escuchaban suave y los estremecimientos volvieron al sentir cuando Sonic llevó una de sus manos contra su vientre y bajando por su entrepierna, acunó ese cálido lugar contra su palma.
—No… —y la respuesta era tajante, posesiva.
—Nnngghhh Soniiiic, no así… —y las colitas comenzaron a acariciar todo lo que tenía cerca del cuerpo del azul, quien a regañadientes salió del interior del rubio, sacándole un ahogado gemido.
—¿Así mejor mi Tails?...
—Sí mi amor… —Y con esas palabras se durmieron los dos, reconfortados por la calidez de ambos.
El crepúsculo estaba llegando cuando Sonic volvió a abrir sus ojos, aunque un poco aletargado, estaba consciente del suave cuerpo entre sus brazos, ahora acurrucado bajo su mentón, con una de sus piernas sobre la estrecha cadera del azul, cubriéndolo también con sus afelpadas colas. El erizo olfateó suave sobre el flequillo de Tails y aunque no fue capaz de detectar nada diferente, el aroma del que presumía era su champú lo hizo suspirar, suave y fresca menta le hacían despertar sus sentidos y claramente no desaprovecharía esa ocasión.
Con cuidado se acomodó más contra el rubio, bajando sus caderas para acomodar su miembro contra el trasero de Tails, quedando perfectamente alineado con su rostro también, a fin de poder despertarlo a besos. Y lo hizo de forma amorosa y apacible, comenzó a besar sus parpados y mejillas, mientras lo llamaba.
—Colitas, despierta omega… —susurraba ronco contra los labios del zorrito— Despierta tesoro… —y lentamente el rubio comenzó a corresponder los besos.
—¿Qué ocurre amor? —preguntó aún dormido, dejando suaves toponcitos sobre los labios del mayor.
Y un gemidito escapó de los labios del rubio, al sentir como Sonic lentamente se introducía en él. Esa posición era extraña para el rubio, acostumbrado ya a que el azul estuviera siempre a sus espaldas. Ahora, frente a frente, con sus miradas analizándose, le causaban muchas sensaciones placenteras.
«Esta tan guapo… ¿Por qué es tan guapo?» y sus erizadas colas, de la puro emoción de ver a Sonic mirándole con esa depredadora mirada, levantaron las colchas de la cama a fin de moverse sin restricciones.
Tal parecía que eso había encendido aún más al mayor, quien las miraba hipnotizado mientras se movían a cada embestida que le propiciaba al pequeño cuerpo. Los gemidos no se hicieron esperar en Tails, quien disfrutaba entre los brazos del azul cada beso, cada apretón a su cuerpo, cada empuje en su interior. Cuando Sonic comenzó a desesperarse con la posición al no poder introducirse más profundo contra Tails, sin dejar ese cálido interior, lo recostó por completo sobre la cama a fin de posicionarse sobre él y seguir embistiendo. Ahora Tails sentía que todo era más profundo y desgarrador, porque el miembro de Sonic se sentía más grande y ajustado en su interior.
El aire les faltaba a ambos, perdidos en el placer que estaban viviendo, perdidos en sus miradas que no querían apartarse la una de la otra. El beso que les siguió fue arrasador para sus sentidos, más intenso y duradero, más cariñoso y anhelante que cualquier otro, y mientras ese beso sucedía, el erizo se corrió nuevamente dentro del zorro, pero había algo distinto.
Más grande, más profundo, más compenetrarte. Porque el zorrito tuve que apartarse del beso para gemir agudo y alto al sentir como la base del miembro del azul se hinchaba, asustándole por las sensaciones, sacándole el aire ante el apretado abrazo con el que lo aferro Sonic, con la profunda mordida con que lo marco.
—S-Sonic… —gimió sin voz el rubio— S-sácalo… por favor… —y no pudo seguir, porque el mayor le gruño, causándole cosquillas en su cuello al mantener este aún su mordida en ese lugar.
El rubio tuvo que aguantar en esa posición, con Sonic sobre él apretándolo fuerte, con sus piernas aún en el aire sobre las del erizo que se acomodó contra él a fin de no tirar del punto de unión, de su nudo que tal parecía no cedería pronto en su hinchazón. Cuando los dientes del azul liberaron por fin ese cuello, Tails pudo respirar tranquilo, por fin libre del asfixiante abrazo aunque no del miembro que se mantenía dentro de él.
—Mi omega… —decía Sonic como en un trance mientras besaba los labios del rubio.
Tails aún se sentía un poco asustado por todas esas electrizantes sensaciones que le causo el mayor, quien de a poco dejaba de apretarlo ya más relajado del intenso ejercicio. Sin poder evitarlo el zorrito llevo sus manos a las mejillas del azul, tratando de infundirle calma con las suaves caricias dadas, dejando besitos suaves y amorosos sobre los labios. Unos cuantos minutos después y debido a los pinchazos que sentía el azul en sus muslos por la posición que mantenía, este giró sobre la cama llevándose a Tails con él, dejándolo sobre su cuerpo. El rubio volvió a gemir ya que los movimientos habían hecho que todo su interior se contrajera, sintiendo como los fluidos dejados por Sonic en su interior se arremolinaban contra su entrada tratando de salir. Las colas del rubio se levantaron bamboleantes sobre su cabeza, hipnotizando con su movimiento al azul, quien contento se dedicaba a recorrer los muslos y glúteos del rubio con sus dedos, sacándole suspiros con esto al menor. Casi veinte minutos después, el zorrito sintió por fin el alivio de sentirse liberado del agarre del mayor, tanto por el abrazo como por el miembro que poco a poco perdía dureza en su interior. El obsceno sonido que hizo el falo del mayor al abandonar el interior del rubio le saco un avergonzado gimoteo a este, quien se acurruco por fin de forma cómoda contra el pecho del azul.
—¿Ya estas más calmado Sonic? –preguntó quedito, acariciando el mentón del azul con suaves besitos.
—Si colitas… — y como una rutina, los besos se reanudaron y los llevaron a dormirse plácidamente.
La mañana sorprendió a Sonic con agradables sensaciones en su cuerpo. Era extraño porque sentía mucha paz y calidez en ese momento que, hasta ahora, solo le había provocado soledad y frustración por pasar su rutina en solitario. Quería quedarse ahí para siempre, con el suave y pequeño cuerpo de su compañero junto al suyo. Y ahí fue cuando reaccionó.
«Me apareé con Tails… lo hice mi hembra» pensó asustándose. De forma rápida pero cuidadosa, abandonó el cálido lugar junto al zorrito, observándole dormir de forma placida.
El rubio al estar tan cansado solo siguió durmiendo. Sus suspiros iban y venían, dándole un agradable calorcito al azul quien recorría su cuerpo con su mirada. Cuando sus ojos se posaron sobre los glúteos del menor, se espantó. Sangre, por todas partes y manchando las sábanas. Con miedo llevo su mano a tantear el lugar, separando los glúteos para encontrar que entre estos no había heridas visibles y que la sangre ya se encontraba seca. Debió ocurrir por el ímpetu con el que embistió en ese apretado lugar, que no fue capaz de recibir toda la hombría del alfa. Su respiración se calmó, hasta que recordó haber mordido a Tails.
Su vista fue al rubio cuello, donde en este y sus hombros había marcas de mordedura. No solo había sido una, eran muchas desperdigadas por el lugar, seguramente dejadas porque su esencia no era capaz de acoplarse con el zorro para marcarlo como suyo.
«Pobre Tails…» pensó acongojado. Había lastimado gravemente a su amigo por no poder controlar sus instintos.
—Sonic… —escuchó que susurraba el rubio— Ven aquí Sonic… —y a tientas, la mano del erizo fue tomada por la del rubio, quien la llevo a su cintura para que volviera a rodearlo con su brazo.
Sonic se sentía triste y enojado consigo mismo por todo lo que hizo pasar a su pequeño zorro, pero al mismo tiempo sentía una dicha tremenda por tener entre sus brazos al rubio, lo que lo hacían sentir más enojado consigo mismo.
—Tranquilo Sonic, no pasa nada —y las colitas del rubio subieron para acomodarse sobre el cuerpo del erizo, quien se aferró al rubio para disfrutar del calor que emitía—. Todo está bien, vuelve a dormir…
—D-debo ir por medicamentos… —le susurró, ocultando su rostro en el cuello del menor donde un agradable aroma estaba presente— Te traeré el desayuno también, solo descansa.
—Pero tu rutina Sonic...
—Ya pasó colitas, el punto álgido fue ayer y… —el erizo no pudo evitar sonrojarse, recordando todo lo vivido anoche— Ya pasó, tranquilo.
—Eso es bueno Sonic… —volvió a susurrar, aun cansado y volviendo a dormir.
Sonic se quedó abrazando a su amigo un rato más, disfrutando de la suavidad, del calor, de la respiración de Tails. Cuando se sintió preparado para abandonar ese reconfortante lugar, se levantó a tomar una ducha, dispuesto a salir a buscar lo necesario para atender a su zorrito. Cuando los rayos del sol acariciaron su cuerpo y la brisa movió sus púas, Sonic se sintió como un hombre totalmente diferente y renovado. Dichoso, si pudiera decirse. Así que rápidamente fue a la pequeña farmacia a comprar una pomada cicatrizante y unas pastillas para el dolor muscular (haciendo que la dependiente lo mirara de forma pícara) y a la panadería para pedir todos los dulces que sabía que le encantaban a Tails.
Mientras Sonic recorría el pueblo, el zorrito comenzaba a reaccionar. Su cuerpo dolía de una placentera forma, su estómago también y ni hablar de su cuello que le causaba picazón. Él recordaba a la perfección lo que ocurrió anoche, las embestidas, los mordiscos, los jadeos del azul. Y había valido la pena porque se sentía completamente dichoso de todo lo vivido con su héroe.
De forma pausada pudo ponerse de pie, observando las sábanas manchadas de sangre. Soltó un suspiro, muy consiente de que eso podía pasar, así que tomo la ropa de cama y se fue al baño, tirando esta en un canasto y entrando él (lentamente) a la ducha para asearse. Unos minutos después se escuchó un grito.
—¡Tails! ¡Tails dónde estás! —se escuchó en la habitación.
—Aquí Sonic —respondió mientras salía del baño secándose con una toalla.
Sonic lo miró un segundo antes de ir a tomarlo entre sus brazos y levantarlo del suelo.
—¿Estás bien? ¡Pudiste haberte lastimado! —le recrimino cuando lo llevo a la cama, donde lo sentó con suavidad. El zorrito solo rio suave.
—Tranquilo Sonic, no me paso nada —y acaricio las púas del azul, que quedaron a su alcance al arrodillarse este frente de él.
—Te traje unas pastillas y una crema… Esta mañana vi que… —y no pudo continuar, haciendo una mueca al recordar lo lastimado que esta Tails.
—Gracias Sonic —y tomo el mentón del azul, para poder mirarlo fijamente y sonreírle.
Sonic se sentía extraño. Llevaba tanto tiempo junto al zorro, viéndolo sonreír, disfrutando de su compañía y atención, de su cariño ¿Cómo no lo vio antes? lo mucho que amaba estar ahí junto a él. De forma sutil se acercó al menor, sentándose a su lado, juntando sus rostros para besarlo en los labios. De forma suave y calmada, disfrutando de saborear esos labios y los suspiros que dejaba escapar Tails. Al separarse, lo miro.
—Te… —sus palabras titubearon— Te agradezco mucho que me ayudaras colitas… —confesó el azul, acariciando las mullidas mejillas, viendo como el zorrito se sonrojaba más y más. Estuvo a punto de confesarse, pero había algo que lo detenía, un pequeño mal pensamiento rondando en su mente.
«Tails es un beta y los betas no están destinados a los alfas…» se dijo, mientras abrazaba con cuidado el cálido cuerpo del pequeño, para ocultar la mueca de tristeza que tenía.
—No hay nada que agradecer. Me alegra que esta rutina no haya sido tan mala —y rio—. Al menos no saliste enojado de la casa como las otras veces jajaja.
Sonic recordaba lo mal que lo dejaba de animo su rutina. Con sentimientos de enojo y desazón, como si le faltara algo o alguien. Posterior a unos días, su ánimo mejoraba y todo volvía a la normalidad. Pero ahora se sentía tan lleno y contento, feliz de tener entre sus brazos a Tails.
—Te cuidaré colitas. Iré a preparar té ¿sí? Y traeré a la cama el desayuno. Déjame poner sábanas limpias para que vuelvas a recostarte.
El pequeño zorro estaba encantado con las atenciones del azul, quien de forma rápido y sin si quiera que el zorrito lo sintiera, alistó la cama y lo recostó en ella, acomodándolo entre todos los almohadones que encontró por la casa (incluidos los pocos que pudo salvar de la habitación de invitados). Cuando el erizo llegó con una bandeja con desayuno para los dos y se acomodó a su lado rodeando su cuerpo con sus brazos, todo el pelaje del rubio se erizo ante la agradable sensación. De ese modo, ambos conversaron de todo y nada, mientras tomaban el desayuno.
Una semana más pasó antes de que Sonic volviera a su hogar, pero solo porque sentía que estaba abusando de la hospitalidad y cariño de Tails, quien después de reparar la habitación de invitados unos días después al encontrarse ya completamente recuperado, lo invitó a quedarse si gustaba. Sonic terminó por irse cuando las mordidas en el cuello y hombros del zorrito comenzaron a cicatrizar, lo que de alguna extraña manera lo desanimo.
Los días que siguieron fueron completamente normales, sin acercamientos íntimos ni cariñosos entre los amigos. Fue su secreto, el que ambos se hayan apareado. Y mientras Tails recordaba con cariño el suceso (porque el dolor físico solo duro unos cuantos días, pero el sentimiento de amor creció con el tiempo), Sonic cada vez se cuestionaba más lo que había pasado, sintiendo que no podía apartarse mucho de la villa, haciendo que sus continuos viajes cesaran y que no quisiera dejar la cercanía que había ganado con el zorrito.
No era normal para el azul el que se sintiera tan bien y que quisiera más del rubio. El que haya marcado a Tails y el que su instinto lo llevara siempre a querer tenerlo cerca.24.Pudo controlarse claramente, sino el pobre de su amigo no habría abandonado nunca su hogar, porque así de posesivos eran sus pensamientos con su pequeño, porque quería tenerlo siempre a su lado, solo para él. Y no sabía a quien recurrir, porque no podía preguntarle a ninguno de sus amigos más cercanos porque muy probablemente sacarían la conclusión de que se había acostado con el zorro.
Debía ir más lejos. Al norte, con Tangle y Whisper. Eran la mejor opción después de todo.
A mediados de marzo Sonic les avisó de su viaje a sus amigos. Bastante escueto, les comentó que quería consultar algo con sus amigas, cosa que a nadie le extraño ya que cuando el azul se presentó como alfa quien lo instruyó en ese mundo fue precisamente la lémur (ya que los conocimientos del equidna, el alfa mayor del grupo, eran bastante arcaicos para ese tiempo). Tails, un poco decepcionado al escuchar que Sonic se iría, solo pudo desearle buena suerte en su viaje, ya que ni si quiera tuvo el valor de pedirle que lo llevara con él.
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Temporada, rutina y celo
Para Sonic era un suplicio su rutina, la temporada de apareamiento era caótica para él. Hasta que encontró un lugar seguro en el hogar de Tails...
Sonic x Tails, historia +18, contenido MUY explicito, personajes ficticios (mayores de edad).
Capitulo 1 La rutina de Sonic.
Capitulo 2 El celo de Tails
Capítulo 3 Hogar
Inicio: 01 de febrero de 2024
Finalización: 24 de febrero de 2025.
1ra. Corrección, 04 de marzo de 2025.
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