seo-joonki - Tumblr blog

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⋆ kiyoomi.

el ataque era un enredo en su ya frágil memoria, los hechos demasiado rápidos para ser recitados con lucidez por el menor de los sakusa. nadaban con tranquilidad en su subconsciente pero cuando el peliblanco intentaba extender una mano para rescatarlos, estos escapaban de su débil agarre. recordaba colmillos, garras, golpes y gritos. recordaba el inmenso dolor de puntiagudos dientes en su cuello antes de completamente perder la conciencia. ahora, con media lucidez y un dolor tan punzante que alteraba su vista, se abre paso entre las ruinas. la mascarilla en su rostro hace poco para acallar el creciente disgusto que genera en si la escena, pero agradece el haber conservado el objeto a pesar de la magnitud de los hechos. la repentina voz hace que pare su camino tambaleante. arruga la nariz, sin pensar mucho al cambiar su ruta hacía el sonido. me gustaría que hagan lo mismo por mi, piensa. “me duele todo pero …” suelta en cuanto ve el estado ajeno, caminando con lentitud hacía él. “haré lo que pueda” continua, ofreciéndole uno de sus hombros. 

“¿kiyoomi ...?” es lo único que logra decir, una ligera sonrisa acompañando la mención del ajeno. el hangil, al igual el otro, camina hacia él a pasos lentos, intentando no lastimarse más de lo que ya se encuentra, mientras que permite que su respiración descendiera hasta volver al ritmo antes de ver a lo lejos al contrario. con cada paso que da, el seo se da una mejor vista del estado del peliblanco, su rostro invadiéndose de preocupación al verlo casi tan mal como él. lleva la diestra, con la que sostiene su varita, a la altura de sus rostros una vez frente suyo, iluminando el rostro ajeno. “es bueno verte ... aunque sigo creyendo que esto no es más que una pesadilla.” sus palabras salen de él a modo de broma, una vaga sonrisa formándose en sus labios mientras que la mano izquierda se dirige al hombro impropio, apoyándose de ese modo a la vez que su mente se invade de preguntas que siente la necesidad de cuestionarle al contrario, no sólo por curiosidad, sino por ligera preocupación. despeja todo pensamiento de sí y, tras aclarar la garganta, habla: “¿qué te ocurrió?”

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⋆ zheung.

la duda se acentúa en sus facciones, rememorando situaciones escabrosas de su infancia, en donde no le quedó más que acatar órdenes. su semblante pareció oscurecerse, asintiendo levemente. “supongo…” pausó, buscando calmar recuerdos y espantar intrusos pensamientos. “sí, vale, tienes razón. hay bastante falta de abrigo. especial porque la mayoría estábamos disfrazados cuando todo pasó.” intentó llevar su mente a un sitio seguro, irónicamente siendo ese el lugar del ataque en cuestión. “vamos, vamos. es por aquí.” incapaz de pronunciar exactamente la dirección, decidió jalar con suavidad la tela de ropa impropia, guiándolo hacia un sector cercano a las ruinas, inertes cuerpos que, aparentemente, buscaban encontrar refugio en el bosque o, quizás, bajo un pilar desafortunado que estampó contra el suelo. metros considerables guardó en distancia, su izquierda señalando bultos que justo donde estaban parecía un montón de ropa. “—son dos.” informó lo obvio, humedeciendo su labio inferior. “bueno, hagamos esto rápido antes de que me arrepienta.” invitó, cauteloso, y de la misma forma de aproximó a los que en su momento fueron felices alumnos correteando por los pasillos compartidos. observó, sigiloso, escrutando cada centímetro con su mirada. “¿los conocías?” 

no hace más que asentir con lo primero que el ajeno pronuncia. todos estaban vestidos con extravagantes disfraces que, a algunos, no solía cubrirlos del frío; agradecía que no fuera su caso aunque, por los ataques del dragón y más, el sangre pura quedó medianamente expuesto a los fuertes vientos que ahora llegaban en la nueva posición de la escuela. no tenían otra opción más que recolectar la ropa de aquellos que no vivieran más. “sé cuidadoso, aún me duele.” murmura cuando siente el agarre, que no fue brusco, pero ser precavido no estaba de más. a paso muy lento, el seo camina junto al contrario, una de sus manos posándose aún en los restos que tiene a su alcance, tratando de no darse a sí mismo mucho peso en la pierna lastimada. ríe por lo bajo al notar las ganas de echarse para atrás del contrario, siendo que él prácticamente dio la idea de hacer ello. “me crucé con él días antes de la fiesta.” responde, señalando a uno de los dos cadáveres. el tono en que sus palabras dejan su boca es neutral, apagado y sin emoción alguna. “démonos prisa, se hace tarde.”  aclara el pelinegro, sin siquiera preguntar si el contrario reconocía a aquellos dos. no importaba ya. haberlos conocido, o no, no los traería de vuelta a la vida. nada lo haría. observa al ajeno por algunos segundos antes de doblarse sin tener que, precisamente, arrodillarse; su muñeca derecha estaba frágil, pero tirar del abrigo de uno de los cuerpo traía no iba a dolerle mucho, jalando de la prenda con ambas manos. “venga, zheung, ¿lo vas a hacer o quieres que se me tuerza la mano?” suelta en tono burlón para aminorar la tensión de la situación en que ambos se encuentran, apoyando la espalda en una de las paredes que aún quedaban, envolviendo el abrigo en su brazo derecho.

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⋆ honey.

la curvatura en sus labios expresa calma, al menos diluye el susto pasado antes. entendía que el contexto no daba ni media posibilidad a que la confianza pudiera extenderse hacia estudiantes no conocidos, que el shock podía hacer eso, despertar en uno las ideas que la paranoia inventaba. sin embargo para ella, era todo demasiado frágil, tan volátil que aún con el castillo destruido, tenía miedo que regresaran por su ayuda. “¿qu-qué te ocurrió, joonki?” pregunta fijando sus ojos en los ajenos, después de observar como una parte de la piel ajena estaba envuelta. “gr-gracias” expresa sacudiendo la tela de la nieve que restaba de la misma. y lleva una mano a su frente, chequeando que la bandita siguiera sobre la diagonal se su frente “¿qué hacías a-aquí?”

“sería más fácil responder qué no me ha pasado.” bromea por su estado, incluso su cada paso que diera le hiciera sentir escalofríos por todo el cuerpo, aún con el miedo creciente de lastimarse más la pierna dañada. el gesto se desvanece de él cuando nota la herida de la contraria. el sangre pura, a pesar de encontrarse en ese estado, era consciente de que tuvo suerte. suerte de sobrevivir. esfuma esos pensamientos de su cabeza, no quería sumirse en ellos nuevamente, y tampoco quería mostrarse débil ante el resto. “sólo— …” decir que salió a dar un respiro sonaría algo aterrador, siendo que el lugar estaba lleno sólo de grandes bloques de lo que fue el castillo y cuerpos muertos, pudriéndose, llenando el aroma del sitio. “nada en específico. supuse que encontraría algo ...” fija los ojos en la mirada ajena, alzándose de hombros, y continúa, casi sonriendo. “pero sólo te encontré a ti.”

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⋆ hyemi.

‘ es probable que, por lo menos algunas de ellas, sean la mascota de alguien ’ pero el rescatar a las mascotas no parece ser una prioridad de momento, y tal vez por eso que la hangil ha decidido tomarse la libertad de ayudar un poco en ese aspecto. ‘ devolveré a este pequeñín y luego vendré a ver si encuentro alguna mascota más ’ decide, avanzando algunos pasos hacia el contrario. ‘ tú… ¿también perdiste algo? ¿o es sólo… tratar de caer finalmente en lo que ha ocurrido? ’ sus labios se curvan en una pequeña sonrisa, que quizás busca mostrar amabilidad antes que algún sentimiento positivo que la destrucción del castillo no consigue despertar en ella. ‘ sé de quién es, sólo tengo que llevárselo a los establos. ¿ibas hacia allá? ’

aquello que la chica pronuncia tiene algo de razón, cabía la posibilidad de que fuera cierto lo que dice. “no … no creo.” protesta, parecíanser ratas simples y asquerosas, pero entonces recuerdo haberse encontrado con una algo peculiar. “aunque me parece haber visto una huyendo con una varita … o quizás sólo era una rama de árbol cualquiera.” ríe con ligereza, sus ojos volviéndose a conectar con los ajenos cuando la siente acercarse, provocando que el sangre pura negase despacio con la cabeza a su primer pregunta. “curiosidad, solamente. hubiera sido bueno si encontraba algo … un libro o lo que sea. ya no queda nada aquí.” responde con un tono algo apagado, su mirada despegándose de la ajena para recorrer, una vez más, el sitio. “sí, era la intención … estoy algo perdido, sinceramente.” contesta a la sigui, la línea de sus labios se curva ligeramente, nervioso por admitir ello, tratando de remendarlo con aquel gesto. pocos pasos le bastaron para estar lo suficientemente cerca de ella, llevando la zurda al animal, acariciando con delicadeza su cabecita; luego, tras algunos minutos, levanta la mirada para conectarse los orbes ajenos, sus labios mostrando una leve sonrisa. “mmm, ¿por dónde es?”

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⋆ honey​.

revisaba el perímetro mientras hacía la guardia, agradecía tener el turno a la luz del sol, y en esos momentos sus pies se había alejado, quizás en los límites de dónde debería estar cuando el grito la hace querer avanzar huyendo, sin saber quién le hablaba “n-no hice nada” se justifica frenando porque su pie herido no le dejó escapar, lo que era realmentr buena para hacer. sobre su frente una pequeña bandita que cubría una línea diagonal que se había formado por la caída provocada por la falda del vestido. “n-no me retes, es-estoy de guardia” informa mirando a sus pies más que mirando al contrario “¿p-puedes ayudarme?” un filo sobresaltaba de entre los escombros y el doblez del pantalón se había atascado por el mismo, no quería romperlo.

frunce el ceño al oír aquella voz, reconocible para él, llenándose no más que de alivio. “honey ...” pronuncia el sangre pura de forma lenta, agradecía que se tratase de un rostro conocido. “yo …” aclara la garganta antes de desviar sus ojos al vendaje que se hizo a sí mismo en la pantorrilla. quería ayudarle, pero no quería hacer un movimiento en vano que lo llevase a retorcerse por el dolor ... aunque mucho menos quería hacerse ver como un inútil. “claro, claro, dame un segundo.” una sonrisa se dibuja en él, acercándose a la más baja de forma lenta. con cuidado dobla el torso hasta dar con el pedazo de tela, librándolo cuan rápido pudo, volviendo a erguirse. un respiro agitado se muestra en él por poco tiempo hasta que posa la mirada en la impropia. “uff ... se veía más fácil.” añade, acompañando sus palabras con una corta risa.

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⋆ dohee​.

chasquea la lengua en cuanto debe detener andar al escuchar voz masculina detrás suyo, dedicándole una última mirada a felino rechoncho que consiguió divisar entre los escombros, deseando asegurarse de que allí siguiera, antes de girarse para enfrentar a quien fuera que le hubiera visto. “lo mismo digo” menciona, siendo más inteligente que sólo caer como única culpable cuando eran ambos los que estaban cerca de romper el toque de queda, pese a que quedaba tiempo antes de que se hicieran las diez. “¿te estás escapando nuevamente de alguien?” inquiere con ceja arqueada tras reconocer facciones ajenas, recordando conversación mantenida hace no mucho. 

“ah, eres tú ...” responde, acompañado de una leve sonrisa. no es que le alegrase verla, no precisamente a ella, pero el que se haya encontrado con un rostro ya visto era mucho mejor que dar con alguien extraño. “no me escapo de nada.” añade, ahora en tono más apagado, negando lentamente con la cabeza. “intento volver al grupo.” da algunos pasos que lo acercasen a la ajena, gruñidos y quejidos escapando de él con cada uno que da. los ojos del sangre pura se fijan en los ajenos, que detonaban preocupación, intentando dar con qué es lo que la tiene de ese modo, aunque poco -casi nada, en realidad- podía leer las expresiones de esa chica. “... ¿llevarás al gato?”

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⋆ hyemi.

sus pasos se detienen tan pronto como aquella voz así se lo pide. voltea con tranquilidad, con un kneazle mestizo en los brazos. nota que el contrario parece claramente asustado, paranoico o algo similar, y tal vez es eso lo que la invita a mantenerse tan calmada como podría estarlo alguien que no tiene intenciones de provocar ningún disturbio ( ni siquiera trae su varita, para variar ).  ‘ a uno de los que están enfermos se le escapó su mascota ’ contesta, señalando al pequeño felino que sostiene en sus brazos. ‘ creo que encontró algo en los escombros, porque estaba quietito cuando lo encontré, como si estuviera a punto de cazar algo ’ explica, volviendo la vista hacia aquello que no era más que un montón de ladrillos rotos y paredes a medio derrumbar. sin embargo, poco después vuelve a posar la mirada sobre el más alto. ‘ uhm, ¿no tendrías que estar haciendo reposo? ’ ladea el rostro, preguntándose si no se trata de alguien que acaba de conseguir escapar de los escombros.

sus ojos se fijan en el animal, una expresión neutral se mostraba en su rostro antes de desviar la mirada los orbes ajenos. “he visto algunas ratas dándose vueltas por debajo de ... todo el desastre.” traga saliva cuando termina de hablar, observando el desolado panorama que nunca creyó ver más que en detestables pesadillas. seguía sin creer que todo ello haya sucedido, que a él le haya sucedido lo acontecido y que haya terminado con graves heridas. “quise recorrer lo que queda de guleumseong.” sentencia finalmente, mostrándole una ligera sonrisa de lado. “¿deseas ayuda con la búsqueda del dueño?” propone antes de que la chica hablara otra vez.

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⋆ sangwoo​.

el muchacho de hebras rojas iluminaba con su varita el camino, debía estar alerta por si algo surgía, debía estar alerta si alguien aparecía y debía atacar. fue esa misma determinación la que hizo que se girase cuando escuchó el grito ya habiendo identificado como su misma sangre, pero cuando notó que el grito era hacia su persona, la molestia se hizo presente en su rostro “ eso debería preguntarte yo ¿no crees? ” le dijo con claro disgusto, él hacía su trabajo de vigilancia como le correspondía, el menor no estaba en condiciones “ debes estar descansando, no haciendo estupideces, joonki ” porque por más que el contrario lo detestase o apenas lo tolerase, sangwoo se preocupaba por sus hermanos menores, aunque lo hacía en una menor cantidad.

“no puede ser.” pronuncia en un murmuro, un suspiro escapando del pelinegro en cuanto reconoce la voz de su mayor. “de todas las criaturas por aquí, ¿tienes que aparecerte tú?” si bien el vínculo entre los hermanos no era el más ejemplar al hablar de una familia, y también de no soportarse entre ninguno de los tres, el menor de entre ellos dos agradecía en una muy minúscula parte de él que aquel con el que compartía sangre, estuviese con vida. dispersa ese pensamiento de su mente, formándose en su rostro un gesto de disgusto. “de hacer estupideces te encargas tú.” protesta en un tono algo infantil, alzando una de sus cejas. poco después, suelta un respiro, tratando de mantenerse calmado y sereno, o sino el dolor de cabeza volvería a invadirlo, y lo único que el pelinegro quería era descansar un poco la mente. “sólo vine a tomar un respiro, estoy agobiado.” 

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⋆ taewoo.

Se separó solo del grupo nocturno para hacerse cargo de propias necesidades, fue cuestión de un par de minutos lo que le tomó. Tuvo que detenerse en seco ante el llamado, mismo que lo espantó inicialmente pero tan pronto comprobó que se trataba de un estudiante se tranquilizó. Se acercó hasta él y no reconoció rostro como parte del grupo encargado de patrullar, a demás, que éstos sabían de Taewoo alejándose por un par de minutos. “Eso debería preguntarte yo” le respondió mirándole fijamente. 

el sangre pura dio algunos pasos hacia atrás al no tener en claro quién era la otra persona en el lugar; traga saliva y formula sus palabras, tratando de no sonar nervioso. “he venido en búsqueda de ...” ni siquiera él mismo sabía qué era lo que buscaba, sólo quería encontrar algo valioso que sumase los recursos que el grupo recolectaba. “cosas.” finaliza. ¿acababa de excusarse? ¿de justificar lo que hace? en otra situación no lo habría hecho pero, suponía, que aquello se trataba por el miedo y desconfianza que todo ello trajo consigo. “no has respondido... ¿qué haces aquí?” cuestiona, elevando una de las cejas, esperando una respuesta ajena.

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⋆ zheung.

“bueno— un hechizo más, uno menos…” buscó seguir la broma, pero incluso él sabía que los ánimos no estaban para eso. mordisqueó el interior de su mejilla, asintiendo ante lo dicho. “sí, supongo que podríamos estar peor, ¿no?” suspiró, aunque lo cierto es que habían compañeros que no estaban ni cerca de estar tan bien como ellos. frunció el ceño ante egoísta pensamiento, tratando de espantarlo con una suave negación con la cabeza. “eh,” respondió, evidentemente distraído, su mirada vagando por la nieve hasta posarse en su contraria. “no, nada— bueno, unos… uh, cadáveres, pero no sé qué hacer con ellos. yo… ¿dejarlos ahí no es poco ético? pero la verdad es que no podría cargarlos, menos sin mi varita.” enunció, permitiéndose la confianza de contarle algo que, la verdad, pensaba en su memoria atesorar. “tampoco creo que debamos quitarle su ropa para llevarla a la suerte de refugio que hay en las montañas —tal vez deberíamos sepultarlos.” algo que jamás había hecho, pero desde la inocencia, creía que era la mejor idea. 

suelta una leve risa, incluso algo tan simple como ello hacía que su cabeza diera vueltas. asiente con suavidad como respuesta a lo dicho por el contrario, agradecía no haber terminado  como un gran grupo del alumnado, desaparecidos y sin vida bajo los escombros. su mirada se posa en la impropia, su rostro evidenciando preocupación por aquellos que no tuvieron su suerte. “no hay tiempo para eso.” aclara la garganta luego de hablar. no podían perder tiempo, horas valiosas en las que podían recolectar comida, abrigo, madera. “se han ido, no viven más ... además, podríamos recibir otro ataque sin siquiera esperarlo.” el tono de la voz del sangrepura ya no muestra empatía alguna. él sabía que lo dicho era verdad, y esperaba que el ajeno no pensase en más que los sobrevivientes y en un posible regreso del dragón y sus secuaces. “la ropa no les va a servir en ese estado, podemos tomar los abrigos y zapatos.” añade. no importaba si el seo sintiera de lo peor, sabía que con llevar prendas de ropa al grupo estaría aportando mucho. “démonos prisa ... ¿por dónde los has visto?”

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⋆ lijun​.

su tarea consistía en preparar y repartir alimentos, y eso era prácticamente lo que estaba haciendo: buscando alumnxs para brindarles alimento después de los trágicos hechos ocurridos y, también teniendo en cuenta que muchxs estaban gravemente heridxs. fue entonces cuando escuchó que alguien le llamaba. se volvió rápidamente alzando su mano libre (porque la otra cargaba contenedores con comida) para demostrarle que no tenía intenciones de atacar. “ey, tranquilo, tranquilo.” trata de calmarle, sin acercarse mucho al sentirse amenazado por la varita. “soy lijun. yo quería–” con las dos manos, toma los contenedores y se los muestra al contrario. “traje comida. ¿cómo te sientes?”

a pesar de las palabras que recibe, todavía mantiene el agarre de su varita, inseguro en si confiar en el contrario que, aún, no logra reconocer. “lijun ...” repite, más para sí mismo que con esperanza de ser escuchado. observa los objetos que el ajeno carga consigo, sus fosas recibiendo ligeramente el aroma de la comida dentro, relamiendo sus labios de forma involuntaria, siendo acompañado por un ruido proveniente de su estómago. desde el día anterior que no comía algo, rehusándose a recibir el desayuno; la zurda, ahora en su estómago, trata de presionar esa parte de su cuerpo. «muero de hambre.» es lo único que invade su mente, mas trata de evadir responder aquello. “estoy ... bien así, gracias.” responde en un tono firme, siendo seguido de una sonrisa de lado para buscar esconder la mentira tras ello, acercándose poco a poco al opuesto. “busquemos a quienes necesiten esa comida, ¿de acuerdo?” la sonrisa en él se expande más, llevando la zurda al hombro impropio, esperando que aceptara su ayuda.

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⋆ yong.

El suspiro profundo que soltó cuando le escuchó casi le hizo desear no ser prefecto, no ser del grupo de seguridad, no estar allí. “Si, bueno, me encantaría hacerlo pero no es tan sencillo” le echó un último vistazo a los escombros antes de proceder a caminar en dirección del recién llegado. Al verlo de cerca sólo comprobó lo que había imaginado de lejos; era uno de los heridos graves. “Quisiera pasar de largo pero me meteré en problemas si mañana aparece tu cadáver congelado en la nieve” le observó con languidez, fijamente a sus orbes. No es que le importara su bienestar porque lo conociera. Quizá lo rercordaba vagamente como un de los Seo pero nada más allá de aquello; el problema era que estaba cansado de las pérdidas. Y ese muchacho, aunque no fuese su amigo, podía ser otro número entre tantos. “Vamos al establo de nuevo, por favor. A esta hora no podrás hacer nada.”

sus ojos ruedan antes de encontrarse con los impropios, acompañados de un refunfuño. “estoy buscando comida para mi.” responde, en su rostro se desvanece cualquier gesto, quedando sin ánimo ni emoción divisible alguna, al igual que el tono en que sus palabras salieron de sí. “volveré al establo cuando encuentre algo, no antes.” pronuncia antes de que el ajeno insistiera en volver a resguardarse en el punto acordado por el grupo de sobrevivientes. el ajeno tenía poca suerte si creía que el hangil le obedecería sólo por ser prefecto. “finge que no me has visto.” se alza de hombros tras hablar con desinterés y, de ese modo, se prepara para caminar lejos de él. muerde el labio inferior para intentar ahogar para gruñido al dar un paso con su pierna fracturada. no cae, pero el dolor fue tanto que termina apoyando de forma brusca la espalda contra lo que hace días fue su escuela. “anda, yong, te deben necesitar en el grupo.”

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⋆ zheung​.

no estaba seguro si haber regresado a las ruinas había sido la mejor idea, pero ahí estaba, nadando entre escombros que no hacían más que dañar con mayor ahínco las partes intactas de su piel. rasguños en su única mano útil le obligaron a detenerse en su misión personal, ya que debido a su estado no le habían asignado tarea alguna más que descansar, reposar, palabras que no hacían cabida en su cabeza. una voz lo sorprendió por la espalda, el miedo logró serpentear por su columna vertebral; con varita en mano, apuntando, se giró con la velocidad que sus heridas piernas le permitieron. “joder, —no me asustes así.” pronunció en algo similar a una súplica, un suspiro que denotaba total alivio huyó de su nariz. “oye, ¿te encuentras bien?” torció sus labios en una mueca, aproximándose cauteloso al otro hangil, su aspecto tampoco debía ser el mejor, pero no había tenido tiempo de mirarse a un espejo. “yo solo estoy buscando… cosas, no sé, algo.” reveló su poco específico objetivo, encogiendo su hombro bueno con cierta despreocupación. “¿y tú?” 

estaba muy cansado ya por tener que pensar siquiera en batallar con alguien pero, al recibir una respuesta, no hizo más que soltar soltar un respiro. “qué bien que no te quedaste callado … no habría temido usar esto.” intenta bromear al apuntarle con su varita. la sonrisa, formada segundos antes de que hable, se desvanece al igual que sus palabras. “estoy … no tan bien como quisiera, pero es algo.” habla despacio, muy pausado, su respiración lenta acompañando los pasos que da para acercarse al contrario, apoyándose en un gran bloque de concreto, casi sentandose, buscando descanso en ello. “también vine a buscar algo que sirviera …” responde, pasando la zurda por sus hebras negras. “no he tenido suerte.” el sangrepura suena algo decepcionado, un suspiro escapando de él de forma inconsciente. pese a las múltiples heridas, joonki se sentía inútil, miserable por no poder ayudar tanto como el resto de sus compañeros que se adentraban al bosque o hacían guardia por las noches. quería dar algo a cambio de seguir recibiendo comida y resguardo, quería aportar al igual que el resto. “¿tú encontraste algo?”

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⋆ yong​.

Por una razón que ya sospechaba, no sentía ningún dolor cuando veía los escombros del colegio al que llevaba dos años asistiendo. Nunca le tuvo cariño, incluso una de sus metas era graduarse lo más rápido posible para no tener que volver. Ahora que no quedaban más que ruinas se preguntaba si el estado de la institución le despertaba algún tipo de satisfacción Pero no encontró ningún sentimiento que pudiera reconocer como tal; al igual que el terreno que tenía por delante, Yong no sentía más que un extraño vacío. El escuchar la advertencia, sin embargo, le arranca de sus pensamientos. “Baja la varita” ordena con voz alta, sin inmutarse tras la potencial amenaza. El otro está mucho más herido que él mismo, así que, de quererlo, lo desarmaría con facilidad. “Hago lo mismo que tú. Veo.” Exhala y vuelve la vista hacia adelante. Una niebla delgada había descendido de las montañas para tragarse parcialmente lo que quedaba de Guleumseong. “¿Por qué no estás durmiendo? Apenas puedes caminar. Le vas a dar problemas a alguien más.”

traga saliva en seco cuando recibe la orden, incapaz de reconocer con claridad aquella voz. obedece lo dicho, aunque no del todo, guardando la varita en –lo que queda– del disfraz utilizado por última vez en la última fiesta impartida por la escuela, aún así, manteniendo la punta de esta escondida en palma. “no estoy sólo viendo.” responde. las palabras salen de él de forma lenta, pero el tono en el que las dice demuestra no sólo desconfianza, sino indiferencia a su presencia. “no seré un problema para ti si sólo pasas de largo.” el contrario tenía razón, de todos modos. el sangre pura tendría que reposar lo más que se le fuera posible para poder sanar pronto, pero se negaba. ¿realmente quería recibir algo sin esforzase siquiera en dar algo a cambio? no, no permitiría eso.

[seo-joonki]

no hacia mucho desde que volvió a estar consciente, buscando su varita en la manga de su brazo derecho, donde suele tenerla, un suspiro escapando de él cuando la tuvo en mano. “lumos.” pronuncia con firmeza, recorriendo su cuerpo con la punta de su varita: quemaduras leves en el torso, largos rasguños por todo su cuerpo, la ropa hecha trizas, la pierna fracturada y una hilera notoria de sangre descendiendo de su ceja. ¿en dónde estaba él? ¿dónde estaba el resto? ¿era esto, acaso, otra de esas detestables pesadillas? la confusión e inquietud invaden la mente del sangre pura mientras avanza a paso lento, apoyándose de lo –poco– que queda de las paredes de, suponía, guleumseong, divisando a poca distancia una figura desconocida. “¿hola? ¿podrías ayudarme?” su voz suena débil, agotada, pero aún así logra que sus palabras salgan en un grito. “por favor…” añade, casi en un murmuro. * / * @sksaomi

[seo-joonki]

la oscuridad no le permitía ver casi nada pero, gracias a la tenue luz de la luna, lograba diferenciar extrañas siluetas de grandes picos de montañas que se complementaban con la niebla por donde quiera que voltease la mirada; una delgada capa de nieve cubría su alrededor, escombros y demás, dejando también la huella de sus pasos: un pie caminando de manera normal, mientras que el otro era arrastado. la pierna izquierda tenía la tela de la manga izquierda hecha un nudo por encima de su rodilla, era lo único que podría servirle por el momento. debido a su estado no tenía alguna tarea pendiente, por lo que pudo recorrer parte de lo que quedaba de la escuela, teniendo una basta esperanza de encontrar compañeros vivos, comida, madera, lo que sea con lo que ayudase al grupo para pasar el día. es entonces que, con varita en mano ( por si necesitaba defenderse ), se abre camino entre los escombros. “hey, ¡detente!” grita cuando observa una figura a lo lejos, su paso desacelerando cada vez más, no perdiendo estar a la defensiva. “¿qué haces aquí?” * / * @startersgs