Tumgik
siluetasmag-blog · 6 years
Text
Carta Abierta a los Diputados y las Diputadas de la Nación Argentina:
Sres. y Sras. Diputados/as:
Mi nombre es Aylén Valdez, tengo 20 años y estoy a favor de la vida.
Estudié en un Colegio Católico ubicado en Morón, con una fuerte presencia de la ideología religiosa. La única vez que tuve una clase relacionada con la Educación Sexual fue en Cuarto Año de la Secundaria bajo una materia llamada “Salud y Adolescencia”. Fue una clase de dos horas en la que la profesora nos enseñó a colocar correctamente un preservativo, utilizando un desodorante como ejemplo. Nos pedía que prestemos atención ya que en su larga carrera como profesora había visto a muchísimas chicas adolescentes con “grandes futuros” abandonar el colegio porque quedaban embarazadas; las veía cuando caminaban por el pasillo con una panza de varios meses para ir a rendir materias previas y poder obtener el título secundario para comenzar a trabajar.
Al finalizar su demostración con el preservativo, nos habló por el resto de la hora sobre las Infecciones de Transmisión Sexual. En ningún momento de esa materia volveríamos a tratar la Educación Sexual, tampoco mencionamos los demás métodos anticonceptivos, los derechos reproductivos, el abuso sexual y mucho menos la identidad sexual.
Una amiga que acudía al mismo colegio pero al turno tarde, tuvo la misma materia y la misma clase. Cuando una compañera a fin de año le preguntó a la profesora si iban a hablar sobre la Educación Sexual, la profesora respondió: bueno, ustedes ya saben que los hombres usan preservativo pero las mujeres no podemos hablar de eso porque la Iglesia no lo tiene aceptado y la mujer tiene que tener hijos.
Claramente ninguna de las dos clases cumplió con el Programa de Educación Sexual Integral que compone la Ley 26.150 sancionada en el año 2006, mejor conocida como ESI.
Por esta razón, el aborto legal es tan importante como los anticonceptivos y la educación sexual. Como expresó hace unos meses la relatora especial de la Organización de las Naciones Unidas sobre Violencia Contra La Mujer, Dubravka Simonovic: Argentina viola los derechos humanos por impedir el acceso al aborto legal y contribuye a la alta tasa de mortalidad materna.
Las mujeres y cuerpos gestantes que deciden interrumpir su embarazo fuera de los supuestos legales se enfrentan a un proceso penal pero, peor aún, incluso quienes tienen reconocido el derecho por el fallo de la Corte Suprema, ya sea porque el embarazo es producto de una violación o porque atenta contra la salud del cuerpo gestante, deben superar numerosos obstáculos, como la falta de información, ausencia de protocolos y la objeción de conciencia de los médicos.
Yo, tuve suerte. Soy una privilegiada que tuvo acceso a información gracias al movimiento feminista y mi estatus de clase media. Lamentablemente, no es el caso de muchos chicos y chicas jovenes que no tienen acceso a una educación básica y, en caso de poder asistir al colegio, sus profesores no están capacitados para informar y enseñar una clase de Educación Sexual. Muchos de los que expusieron dijeron que en vez de abortar, ese futuro bebé puede ser dado en adopción. ¿Quisiera preguntarles si alguna vez recorrieron los barrios más humildes de la República Argentina? ¿Habrán siquiera visitado un hogar de niños para ver las condiciones en las que viven? ¿Estarán informados sobre el largo y arduo proceso por el que hay que atravesar antes de adoptar? ¿Se habrán atrevido a mirar más allá de su comodidad y sostener una conversación de cinco minutos con las madres que viven entre cartones y tierra? Les sugiero que lo hagan. Pero mientras tanto, desde mi humilde lugar, les pido que no hagan comentarios ilógicos e hipócritas porque le faltan el respeto a los niños y niñas que son discriminados porque no tienen los recursos para comer tres veces al día, no poseen ropa en condiciones óptimas y no tienen agua para darse una ducha antes de irse a dormir.
Mi nombre es Aylén Valdez, tengo 20 años y estoy a favor de la vida, por eso exijo la legalización y despenalización del Proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
10 notes · View notes
siluetasmag-blog · 6 years
Text
Tengo miedo
Cuando voy caminando por la noche y la oscuridad me abraza y aprieta hasta doler, me imagino qué me pasaría.
¿Qué me pasaría si uno de esos autos me secuestrara? ¿O si uno de esos grupos de pibes que se juntan en la esquina me empezaran a gritar cosas? ¿Qué me pasaría si un tipo me sigue por cuadras como si fuera mi sombra? ¿Y si me agarra por los hombros, y me empuja contra el cemento? ¿Y si quiero gritar pero no me sale la voz? ¿Si me sube a un auto y nunca vuelvo a ver la calle en dónde crecí?
Tengo miedo de que me borre la identidad, de ser parte de una estadística siniestra, con la que tengo pesadillas cada vez que cierro los ojos. Tengo miedo de que me violen. Que un hombre imponga su fuerza en mi cuerpo, que me desgarre el alma y que después me entierre en su patio, que me tape con cemento. Que me petrifique la memoria, que no me pueda olvidar del dolor. No quiero tener que clavar mis uñas en defensa, no quiero tener que morder, masticar y escupir su enfermedad. No quiero desaparecer.
Qué miedo que tengo la puta madre. Quizás es por eso que me quedo en casa tantos días seguidos, y cada vez que tengo que salir me abrazo fuerte antes de abrir la puerta. Me despido de mi misma, por si vuelvo pero no siendo la misma, por si no vuelvo nunca más.
Cuando regreso caminando por la noche, no solo agarro fuertemente la llave entre mis dedos, no solo miro atrás cada vez que cruzo de cuadra; también trato de evitar estos pensamientos que me encarcelan, pero están siempre están presentes. Me gustaría que la noche no fuera mi enemiga, me gustaría que fuera más fácil, me gustaría tener menos miedo, me gustaría que no me sigan, me gustaría que no me denigren con sus voces, me gustar��a que no me violen, que no me desaparezcan, que no me maten.
No voy a olvidarme nunca de lo que se siente ser mujer.
11 notes · View notes
siluetasmag-blog · 7 years
Text
“Por mujer en la hoguera te quemas”
Tumblr media
Reflexión por Valentina. Ilustración “Emancipación” por Constanza Rodd.
Sobrevivientes de las brasas históricas que aún las persiguen, gracias a las marginalidades consecuentes de nuestra cultura, las travestis latinoamericanas como último eslabón de una cadena de sufrimientos están siendo asesinadas. Existieron sin existir ante los ojos de la ley, tuvieron que gritar y pegar para que sus cuerpos sean reconocidos, para tener su identidad, que intenta romper con las cadenas conservadoras que nos siguen apretando a todos y más que nada lastimando. Pero sobre todo en lo cultural, toda esta lucha no es suficiente, los logros parecen ser en vano. La historia de la humanidad continúa como es de costumbre segregando a personas que deciden escindirse de las modalidades establecidas. Como consecuencia de la discriminación muchas venden sus cuerpos, tal vez hasta a los mismos hombres que en un trabajo las rechazaron, los mismos que las observan con la entreceja disgustada capaces de emitir un comentario innecesario en la noche se acercan para consumirlas. Están perdidas en el fuego, se queman enfrente de todos, están sufriendo, las están matando y escondiendo.
En este sistema intentas sobrevivir, en una carrera desigual, así impiden que las personas se valoren, a que crezcamos como seres independientes. Por una falla y falta tan grande que cargamos de nuestro pasado existe odio, prejuicio que se convierte en crimen y hay cadáveres Hay cadáveres, como el de Diana Sacayá, militante trans, no se callaba ni se dejaba intimidar, fue hallada asesinada en su casa, apuñalada. Hacía tres años recibió el DNI que respetaba su identidad de género, pese a que la asumió a sus 17 años. Durante doce años se prostituyó para vivir, fue perseguida y estuvo presa. Militó para que los hospitales de buenos aires respetaran la identidad autopercibida de las personas trans o travestis, logró que se sancione la Ley de Cupo Laboral para Personas Trans e intento quitar del colectivo el ámbito de la prostitución. Fuertes mujeres como Diana, víctimas de una sociedad machista que las arroja a las calles siendo niñas, que las expulsa de sus hogares y de las escuelas, que las empuja a la prostitución como única alternativa, que las oprime las excluye y hay cadáveres.
3 notes · View notes
siluetasmag-blog · 7 years
Text
El Caso de Victoria Aguirre: una justicia machista
Tumblr media
Victoria Aguirre junto con su hija Selene.
La historia de Victoria Aguirre tiene algo en común con el caso de Higui y el de Belén: una justicia machista que revictimiza a la víctima y justifica al culpable.
"Te la mato, no te muevas o te la mato. Cogé o la mato."
En el año 2015, Victoria Aguirre tenía 21 años y una beba de dos años y medio cuando conoció a Rolando Emilio Lovera, convivieron juntos por un tiempo y todo parecía estar bien. Hasta que el 13 de enero Selene, hija de Victoria, sufrió un cuadro de deshidratación y tuvo que ser internada.
Lovera comenzó a acusar a Victoria y a Selene de "quitarle horas de sueño" por el ruido del chupete y por el retraso madurativo de Selene. Los enojos fueron creciendo hasta que un día encerró a Victoria y a Selene en su casa, sacandole el celular a Victoria. Victoria decidió irse y preparó los bolsos pero tuvo que esperar a que Lovera volviera con la llave.
Cuando Lovera se dio cuenta de lo que Victoria planeaba, agredió físicamente a la beba y a Victoria. Las encerró por ocho días. Si Victoria se negaba a mantener relaciones sexuales, entonces le pegaba a Selene. Llegó a agarrarla de las piernas y ponerla boca abajo, amenazando con golpearle la cabeza contra el suelo.
Pero esto no termina ahí.
El 27 de Enero tuvieron que internar a la beba nuevamente en el Hospital Samic de Oberá de Misiones por un cuadro de convulsiones. Al revisarla, los médicos notaron los moretones en su cuerpito. Cuando Victoria se lo contó a su pareja, él le dijo que sacara a la nena de ahí. Como Victoria no reaccionó, Lovera amenazó a la doctora. Pero la verdadera tragedia ocurrió el 29 de Enero de 2015. Esa noche Lovera, Selene y Victoria estaban en la arenera (lugar de trabajos de Lovera). Victoria se quedó dormida y horas después Lovera la despierta a patadas, en el sentido literal, ya que había llamado a un remis. Cuando se levantó vio a su hija en el sillón despeinada, fría, llorando y sin pañales, Lovera la alzó y se la llevó. Las cámaras de seguridad del lugar muestran a Lovera cargando a Selene, quién estaba erguida y despierta, y luego vuelve a aparecer a los cuatro minutos con la nena acostada en sus brazos y envuelta en una frazada.  Lovera le entrega la beba envuelta en la frazada a Victoria, quien ya estaba en el remis, con una advertencia: "No la destapes. No la mires." Cuando llegaron a la casa, Victoria se dio cuenta que Selene tenía manchas de sangre y que no estaba respirando, luego de hacerle masajes de resucitación le pidió a Lovera que la llevara al hospital, él accedió pero en el camino le dijo a Victoria qué era lo que tenía que decir: "Se le cayó una notebook encima". 
Selene entró muerta a la guardia del Samic. Victoria, nerviosa, no pudo explicar lo que había ocurrido y fue acusada del politraumatismo de cráneo y de las antiguas marcas de violencia que tenía el cuerpo de su hija. Los médicos llamaron a la policía y Victoria quedó detenida. Lovera huyó del hospital pero al día siguiente se entregó, declarando en contra de Victoria y culpándola por un homicidio que ella nunca cometió.
Lamentablemente la historia no termina ahí, ya que Victoria está detenida desde esa noche en el hospital. A pesar de que Lovera, de 33 años, está acusado de homicidio simple (un delito que tiene una pena de entre 8 y 25 años de prisión), las consecuencias para Victoria Aguirre son peores ya que está acusada de homicidio agravado por el vínculo y el encuadre jurídico es "omisión impropia", lo que prevé una pena de prisión perpetua. Esto significa que ella “tendría que haber hecho algo para evitar que él matara a su hija”.
No podemos no mencionar una parte muy importante de este caso: lamentablemente, la fiscal y los jueces revictimizan a Victoria, culpándola de no haber actuado de otra manera, con comentarios de este tipo (textual) en el juicio: "Yo en tu lugar me hubiera escapado”.
¿Usted qué haría? Quisiera preguntarle a la fiscal. ¿Usted qué haría si fue torturada por ocho días seguidos, sin ver la luz del sol, sin tener libertad alguna? ¿Qué haría si su pareja amenaza constantemente no sólo con molerla a palos y violarla sexualmente a usted sino también con matar a su hija? ¿Qué haría si esas amenazas se vuelven realidad? ¿Qué haría si sabe que hablar significa terminar peor de lo que ya está? ¿Qué haría si su pareja le entrega en sus brazos el cuerpo sin vida, repleto de sangre y moretones, de su hija? Porque yo sé lo que haría, por eso estoy acá defendiendo a Victoria. Porque cientos de mujeres también actuarían como lo hizo ella si les pasara algo similar. El juicio se consideró nulo hace unas semanas después de que los tres jueces, Lilia Avendaño, José Pablo Rivero y Francisco Aguirre, integrantes del único Tribunal Oral Penal de Oberá, que la estaban juzgando, anunciaron el 31 de Julio que se inhibían de seguir adelante con el caso al igual que la fiscal Stella Maris Salguero de Alarcón, luego de que el Consejo Nacional de la Mujer exigió que se investigue el caso con perspectiva de género y que se lo considere un “femicidio vinculado”: un asesinato que tiene como fin hacer sufrir a una pareja o ex y destruirla psicológicamente.
Sólo se puede lograr la justicia para Selene otorgándole la libertad y absolución a Victoria Aguirre y condenando a Rolando Emilio Lovera, el verdadero culpable. 
Si sos víctima de violencia de género o conoces a alguien que lo es comunicate con la línea 144 (disponible las 24 horas, los siete días de la semana).
4 notes · View notes
siluetasmag-blog · 7 years
Text
“Mata a tu violador”
Tumblr media
Cuando estaba sacando esta foto en la Marcha “Ni Una Menos” el pasado 3 de Junio, un chico me gritó: “¿No te parece demasiado?”. No le contesté, estaba apurada y con la euforia de volver a la marcha con mis amigas.
Cada vez que la veo entre las fotos en mi celular me acuerdo de esa pregunta ignorada, así que acá está la respuesta.
Nos tocan sin permiso, se aprovechan de nuestros cuerpos por “ser mujeres”, nos desgarran la ropa para tocarnos la piel, nos quitan un pedazo de nuestra libertad, nos cosifican y deshumanizan, nos tapan la boca para no gritar, nos golpean para que dejemos de luchar… Estas son algunas características de un hecho que dura 15 minutos (o más) y que puede llegar a marcar tu vida con un «antes» y «después».
Defenderte (ya sea hiriendo como matando) de la persona que está intentando abusarte o concretando el hecho (ya sea vía anal, vaginal u oral) se considera “legítima defensa”, lo que la mayoría conocemos como “defensa propia”, según el Código Penal Argentino (Artículo 34). 
La legítima defensa es un eximente, es decir, los delitos de lesiones o incluso muerte cometidos en legítima defensa NO son punibles. La legítima defensa puede ser propia o ajena (para defender a una tercera persona). Sin embargo, según el Inciso 6 del Artículo 34 del Código Penal Argentino, deben cumplirse tres condiciones (si no se dan las tres, no se considera eximente sino atenuante):
Se ejerce contra un delito que se está cometiendo o se está a punto de cometer. Es decir, si nos defendemos de un delito que nunca ocurrió o que ocurrió hace tiempo, NO es considerado legítima defensa (pasa a ser agresión ilegítima).
Proporcionalidad del medio empleado. Se mide caso por caso e impera el sentido común: por ejemplo, no es legítima defensa disparar a quien intenta robarnos la cartera (sí lo es si, por ejemplo, está agrediéndonos físicamente o amenazándonos con un arma o un cuchillo). En el caso de la agresión sexual, se trata de un delito muy grave ya que atenta contra la libertad sexual y la intimidad, la víctima suele encontrarse en una situación de inferioridad respecto del agresor. Por ello, se puede justificar el uso de una variedad de medios para defenderse.
Falta de provocación por parte de la víctima. La “provocación” es considerada un comportamiento ilícito. En ningún caso se puede considerar provocación vestir de manera “sexy” o tener una actitud “insinuante”. (Es decir, si el agresor justifica su acto diciendo que lo hizo porque la víctima estaba vistiendo una pollera corta, NO es un argumento válido.)
Mujer, defendete. Lastimalo. Mordelo. Rasguñalo. Golpealo. Matalo si podes. Resistí. Sos más fuerte de lo que crees. Pero si no podes reaccionar, por favor no olvides que no es tu culpa, no vivas tu vida con una vergüenza que no te pertenece.
Así que acá está tu respuesta pibe: en vez de cuestionarme a mí si “no es demasiado”, deberías preguntárselo a ellos, a los que golpen, violan y matan. No te olvides de quién es el verdadero culpable.
9 notes · View notes
siluetasmag-blog · 7 years
Photo
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Parte 2/2. Algunas fotografías de la Marcha “Ni Una Menos” el pasado 3 de Junio de 2017 para la revista Siluetas. Créditos: Aylén Valdez.
66 notes · View notes
siluetasmag-blog · 7 years
Photo
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Parte 1/2. Algunas fotografías de la Marcha “Ni Una Menos” el pasado 3 de Junio de 2017 para la revista Siluetas. Créditos: Aylén Valdez.
895 notes · View notes
siluetasmag-blog · 7 years
Text
“No arrojar a la vía pública”
Tumblr media
Cuento por Merlina Seijas. Ilustración por La Brigada de Propaganda Feminista.
Estamos mirando una secuencia de movimientos desde el cielo. Vos y yo. Persona que escribe y persona que lee. Se podría decir que tenemos la vista panorámica que tendría Dios, pero yo prefiero decir que estamos adentro de Google Maps en la vida real. Nosotrxs dos podemos hacer zoom en las calles que queramos para mirar las situaciones que más nos interesen. Un colectivo en movimiento nos llama la atención, dentro del cual una chica empieza a grabar un audio:
”Ya estamos en el 71, en 20 minutos llegamos”
¿Llegar a dónde? Había un plan exacto gestándose en el cielo, demasiado milimétrico para chicas de 19 años. Esa es la única información que tenemos por ahora. Enfocamos nuestra atención en una esquina de Villa Crespo. Observamos como caminan parejas de chicas a lo largo de las cuadras cercanas a Lavalleja y Camargo. No nos resulta una situación cotidiana. Casi todas las chicas tienen un pañuelo escocés atado al cuello. Una de ellas se llama Luna, es una certeza. Luna camina agarrada del bracete de otra chica, que no nos interesa identificar. Cuando volvemos a nuestra mirada satelital, se podría decir que todas estas chicas, incluyendo a las del colectivo, estaban unidas por un hilo dorado de energía determinada. Si se las veía desde nuestro punto de vista, el hilo era perfectamente visible y dibujaba una telaraña de oro. Nos sentimos expectantes, como en un sueño.
Para la gente de la Tierra ya habían pasado esos 20 minutos que tardaría el 71 en llegar a destino. Por alguna razón nos cuenta de que están todas en sus posiciones, será por la simetría de los hilos dorados o porque están todas quietas? No lo sabemos. Los tendones del aire están tensos, y la telaraña es perfecta. Dos chicas están apoyadas atrás de un conteiner de basura negro, otras dos se esconden abajo de un auto, y así todas, en parejas, encontraron su escondite estratégicamente perfecto. Todas esperaban a que algo o alguien cayera en su red menos Luna, que caminaba distraída y usando el celular. Esas calles eran solitarias, todas casas y edificios residenciales de los que no parecía salir nadie. No había ni una zapatería, ni un kiosko cerca. Luna caminaba distraída y con una pollera celeste. ¿Era una pollera celeste muy corta? Si, pero aunque a nosotrxs no nos interese, entendemos que hay gente que lo aclararía.
Desde el cielo, pudimos observar como apareció una camioneta en escena ni bien se separaron y escondieron las chicas. Avanzaba por las calles como una criatura lenta y observadora. Un anfibio blanco. Las serpientes nunca reprimen sus propios deseos y siempre arman estrategias para cumplirlos. No solo desde el cielo, desde cualquier punto de vista se podía decir que la situación era animal, los sujetos estaban bien distribuidos: presa y depredador, aunque nosotros no tenemos bien claro quién es quién. La camioneta reptiliana se  arrastró a 10 metros de Luna, que se forzaba a si misma a mirar el celular. Dos figuras robustas se bajaron del vehículo y atraparon a Luna con cuatro brazos gordos y peludos. Ella no se resistió en absoluto. No gritó, solo cerró los ojos tan fuerte que parecía que se le iban a romper. Se dejó alzar, igual de silenciosa como una bolsa de ladrillos. Todas las personas provenientes de la camioneta se extrañaron por esa falta de reacción. “Se habrá desmayado esta piba?”. Deducimos que ellos están acostumbrados a que sus presas griten y peleen por sus vidas.  A pesar de eso, la tiran con violencia adentro de la camioneta. Escuchamos perfectamente cómo el brazo de Luna choca contra el estómago de la camioneta, escuchamos el crack. Reiteramos: todavía no podemos definir quién es la presa. Aunque es extraño admitirlo, sentimos una profunda empatía. Nos duele un poco el brazo derecho.
La camioneta pudo avanzar unos metros hasta que un ladrillo cayó en el vidrio frontal del monstruo blanco.
Nos interesamos en la parte de atrás de la camioneta: vemos a Luna suspirar con alivio: se guarda en el bolsillo una pastilla de cianuro hecha a mano. Saca el cuchillo que tenía aferrado al muslo con un elástico, por las dudas, piensa ella.
Nos alejamos de la camioneta y vemos como las chicas salen de sus lugares. Los hombres de adentro de la camioneta buscan torpemente un arma y discuten desesperadamente acerca de su ubicación. “En la guantera, pelotudo” Es evidente que nadie les había indicado qué hacer en una situación así. En general, las chicas son fáciles y débiles de capturar, nunca hizo falta un arma para meterlas atrás de una camioneta. Se tiran al piso sucio de la trafic y hablan  a los gritos por un celular especial, una especie de  walkietalkie espía, como los que tienen los policías. Se tapan la cabeza mientras una de las chicas rompe la ventana del conductor con un palo y rocía gas pimienta.
No llegamos a ver cómo pero Luna sale de la camioneta y se abraza con una de sus compañeras. Después del abrazo, graffitean en rojo atrás de la camioneta  “EL MIEDO VA A CAMBIAR DE BANDO“ y otras frases que no llegamos a leer. Preferimos observar cómo los tipos caen de la camioneta, ciegos por el gas pimienta. Quedan tirados boca arriba en el medio de la calle, dos de ellos tienen cortes en los brazos. Hacemos zoom en sus caras hinchadas y agrietadas, no sabemos si las lágrimas son reales o si es otro efecto más del ardor. Sabemos que uno de ellos está llorando del dolor y de la asfixia, llora y piensa en cómo va a explicarles la hinchazón de su cara a su mujer y a sus hijos. Otro de los hombres, piensa en algo relacionado con un partido de Boca.  Mientras tanto, las chicas empiezan a correr hacia los dos autos que las esperan en Lavalleja y Drago. Todo el operativo duró 6 minutos, desde que agarran a Luna hasta que los tipos caen del vehículo. Los vecinos se asoman en los balcones y a lo lejos se escucha una sirena de una ambulancia o de un patrullero. Se nos cruza un breve pensamiento por la cabeza: “montoneras feministas”. Sonreímos desde el cielo y sentimos algo parecido al orgullo.
10 notes · View notes
siluetasmag-blog · 7 years
Text
“Hablar fuerte”
Tumblr media
Ilustración de la Brigada de Propaganda Feminista. Reflexión enviada por Camila.
Una vez le dijeron una barrabasada en la calle a una chica, y cuando ésta le contestó al agresor, una señora que estaba al lado mío se quejó, diciendo “qué necesidad de hablar fuerte”, y después de esto, por muchos años creí que significaba gritar, pero estaba equivocada.
Hablar fuerte es decir con firmeza un ideal, decir lo que te pasa, lo que sentís, lo que querés. Hablar fuerte no es hablar alto, hablar fuerte es expresarte sin tapujos, sin censura y sin miedo.
Hablar fuerte es el idioma de la revolución. Hoy hablo fuerte porque sé que quiero y que no. Hablo fuerte porque pido basta, porque pido respeto, y porque sé que no tengo que pedir disculpas.
Hablo fuerte porque lo único que vos haces es gritar.
24 notes · View notes
siluetasmag-blog · 7 years
Text
“No te podemos tomar la denuncia, piba.”
Tumblr media
Ilustración por Katnyf.
¿Cómo que no? ¿Por qué? Si estoy denunciando un acto que atenta a mis derechos como mujer, y como ser humano.
Ojalá se dieran cuenta que al rechazarnos una denuncia, están deshumanizándonos, quitándonos un derecho por el simple hecho de ser mujeres. Nos arrebatan esa poca esperanza que protegemos día tras día, en un frasquito de cristal en el lugar más profundo de nuestro ropero, ahí en donde nadie la pueda encontrar… Porque todos estamos sedientos de esperanza.
Cuando nos rechazas una denuncia, nos sometes a ser parte de un delito que nunca cometimos. Estás dejando que se repita esa pesadilla adelante tuyo, liberando al verdadero delincuente mientras vos miras para otro lado y te cubrís los ojos con ese privilegio cegador con el que naciste, porque es así: si sos hombre sos un privilegiado; no te van a violar, no te van a golpear, no te van a matar por el simple hecho de ser hombre. ¿Sabes en qué te convierte eso? En cómplice. Sos cómplice de una violación, sos cómplice de un femicidio, sos cómplice de la violencia machista. No hiciste nada para detenerlo así que ahora sos parte del problema.
Denunciar un hecho así requiere coraje y fuerza, dos cosas que vos rompes en un minuto cuando nos decis que no.
¿Cuántas razones ilógicas habrán escuchado las paredes de las comisarías? Te puedo enumerar algunas.
No, porque ese golpe en la mejilla parece maquillaje. Qué resentidas que son las minas che.
¿Vos qué le hiciste para que reaccione así?
Con esa pollerita quién no te va a violar…
¿Y por qué no hiciste lo que te pidió en vez de oponerte?
 Obvio que te van a cagar a piñas con ese carácter.
Pero si estaba borracho no sabía lo que hacia.
Si te estabas drogando antes de que te violara, seguro le dijiste que sí pero no te acordás.
A las mujeres les gusta ser sometidas y golpeadas cuando están garchando.
“Si lo mataste mientras practicaban relaciones sexuales es considerado un homicidio…” “Pero yo no quer-” “NO.”
 Pero si tenes una cara de putita…
Y podría seguir. Porque son miles de comentarios verídicos, contados por víctimas de la violencia machista que los padecieron. Sin embargo, continúan cuestionándose por qué las mujeres ya no denuncian los hechos de violencia… ¿Y como les explicamos que poner un pie en una comisaría es que te vuelvan a violar, que te vuelvan a golpear? ¿Como hacemos para que entiendan que cada “no” está basado en mirarnos la ropa en vez de las cicatrices?
Son muchas las pibas. Cada mañana me da miedo prender la tele y encontrarme con una cara nueva que no voy a borrarme nunca más de la memoria. Pero mientras que yo no puedo irme a dormir sin antes escribir un poema con cada uno de sus nombres, en las comisarías nos siguen preguntando por “más detalles” porque “no entienden” cómo pudo pasar x cosa si…, buscándole la vuelta a todo lo que decimos para ver en donde estamos mintiendo. ¿Acaso también piensan que inventamos que nos matan cada 16 horas?
A veces no tengo miedo, me resigno a un “que me pase lo que me tenga que pasar” y camino sin prestar atención. Pero hay otras veces en las que siento un cansancio profundo cada vez agarro las llaves entre los dedos de mis manos y abro la puerta de casa, intentando no pensar en si voy a volver o no, en si debería abrazar a mi mamá y pedirle perdón por todo, o si tal vez tendría que cancelar los planes y quedarme.
Pero en todas esas veces, sigo adelante. Sigo nombrando a las mujeres que fueron arrebatadas de esta vida, a veces quedándome afónica porque la lista se vuelve cada vez más extensa. Me gusta pensar que cada vez somos más, y quizás con el tiempo sólo nos salgan susurros pero en una multitud somos una sola voz, una voz que es fuerte, firme y clara.
Seguimos luchando porque si tocas a una, nos tocas a todas. Y cada vez que matas a una piba inocente, te llevas una parte mía que jamás va a ser devuelta en su forma original. Lo único que me garantiza volver a estar completa algún día es saber que la revolución será feminista y esa es la única justicia que conozco.
Así que no nos pregunten por qué pintamos las paredes, de todas formas no lo entenderían.
11 notes · View notes
siluetasmag-blog · 7 years
Text
“Compartir”
Tumblr media
Ilustración por Sara Fratini.
Hace relativamente poco fue la 43.ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Según las estadísticas, fue un éxito, y se vendió el 50% más que en la del año pasado.
Fui dos veces este año, y me había olvidado de cómo era; o, tal vez, ahora la podía ver con otros ojos. Es una organización muy grande y compleja, y es una de las muy pocas cosas hoy en día en esta sociedad que acercan a la gente de distintos lugares del país, de distintas edades y de distintos entornos a toda clase de culturas que tal vez ni imaginamos que existen. Es el único lugar donde están  concentradas tanta cantidad de voces distintas, que dan la posibilidad de ver con otros ojos cosas diferentes, y hasta nos dan la posibilidad de escuchar a los muertos con los ojos (Roger Chartier, 2007).
La segunda vez que fui, entré sola. Siempre dije que es mejor estar con alguien para este tipo de cosas, pero esta vez no pudo ser. Recorrí, compré y me fui. Cuando fui a la estación me encontré con una familia: una mamá, una nena como de catorce o quince años, un nene de tal vez nueve y un bebé. Estaban vestidos con ropa humilde, el pelo de ellas estaba un poco enmarañado y la mujer tenía puesta una campera de egresados de alguien más y crocs en los pies. Traían dos bolsas enormes de Farmacity, pero estaban llenas de algo que conocía muy bien: libros. 
Del otro lado de la estación, es decir, en el anden del frente, aparece otra señora aparentemente conocida para esta familia y comienzan un diálogo con los dos andenes de por medio; a lo único a lo que le presté atención en ese momento fue a la alegría y la emoción de la nena cuando gritó “¡Fuimos a la Feria del Libro, y compramos un montón de libros!”. Me puse contenta, por alguna razón y sin conocer nada de esa gente. Dio la casualidad de que me senté junto a todos ellos en el tren y pude ver que todos y cada uno de ellos tenían un libro: la mujer había comprado una edición de la Biblia, el nene tenía un libro de Cars, y la nena se había comprado una novela. 
Lo que me llamó la atención fue que ni una de esas personas en ningún momento sacó un celular, ni emitió palabra alguna. Todos leíamos. Recordé entonces las palabras de una de mis profesoras en la Universidad: “Hoy en día los padres les dan a los hijos cuando son chiquitos un celular o una tablet, porque así encuentran la forma de sacárselos de encima, y que estén callados y quietos durante mucho rato. Los chicos crecen aprendiendo a manejar ese aparato, con el cerebro dentro de esa pantalla. Y cuando crecen los mismos padres que le dieron el celular o la tablet se preguntan cómo pueden integrar a sus hijos, para entonces inmersos en un mundo que no existe. No comparten. Y es lógico que no compartan, porque lo único que aprendieron es a teclear en una pantalla.” Y siguió diciendo: “No se dan cuenta de que la única forma de que ellos se integren, lean, sepan, se logra de la misma manera en la que se recibe el amor: compartiendo.” Me acordé de ella, porque pude ver en esa familia lo importante que es compartir.
Paradójicamente, mi celular en ese momento estaba apagado.
5 notes · View notes
siluetasmag-blog · 7 years
Text
“Me gusta un chico”
Tumblr media
Ilustración por Beatriz Prados.
“Me gusta un chico”… No es algo que no suene anormal. Es muy común que te guste alguien, ojo, tampoco tan común, a veces podes sentir eso de que no me gusta nadie, ando sola y está perfecto, es algo común también. Pero si es algo único lo de gustar de alguien. Aparecen emociones y síntomas nuevos, te volves más boluda, empezas a a preocuparte por boludeces que le pasan, queres verlo todos los días con una excusa distinta. Si, desde mi punto de vista, es algo hermoso. Pero, llegando a este punto, hay algo malo en que me guste este chico.
Él le pego a su ex novia.
Si, soy una boluda, y no puedo perdonar eso. Y no podría perdonármelo a mí misma si me llegará a pasar algo así, por unos sentimientos y síntomas de mierda. Por eso no puedo hacer más que gustar de él. No le tengo miedo, cada vez que me grita siento que no me va a pegar a mí. Pero ¿y si me equivoco? ¿Por qué no me pegaría a mí sabiendo que ya golpeó? Será que le tengo mucha confianza. Pero la realidad es que yo no puedo confiar tanto teniendo ese historial. Me muero por estar con él y por disfrutar de él. Pero no puedo.
Me gusta un chico, pero no puedo estar con él.
(Enviado anónimamente.)
24 notes · View notes
siluetasmag-blog · 7 years
Text
“Sin clientes, no hay trata”
Tumblr media
Ilustración por Paula Diez
Esta noche mi nombre es Camila, me dijo que si miento él se va a enterar y si se entera ya no voy a tener ningún otro nombre.No sé si quiero ser Camila, tampoco sé si quiero ser Belén o Sabrina… Me parece que ya no quiero ser.
Me llevan por un camino repleto de agua, mis pies descalzos están lastimados pero al menos tengo las uñas pintadas con mi color favorito, eso es lo único que Patricia me deja elegir. Patricia, aunque no creo que ese sea su verdadero nombre, es la que más años tiene acá entonces él le da cierta libertad que nosotras no tenemos. Ella siempre nos dice que hagamos las cosas bien si queremos llegar a ser “Patricias”, pero todas sabemos que “hacer las cosas bien” implica hacer cosas que no queremos hacer.
Patricia me abraza apenas me ve, “Tenes todos los ojos hinchados, nena. Tenes que dejar de llorar porque sino vas a empezar a ir sin maquillaje, para que veas como te va”, me murmura con cierto enojo.
Automáticamente le respondo que no estuve llorando, sino que un cliente me golpeó con su puño en el párpado por puro placer. “Ah bueno, entonces está bien. Más vale que no me estés mintiendo, Belén.”
“Camila. Hoy soy Camila.” 
Mi voz se convierte en un pequeño murmullo, deseando ser otra Camila. Una Camila libre y que esté allá afuera, recorriendo el mundo de otra forma que no sea esta, riéndose con sus amigos y con las uñas pintadas de azul como la parte profunda del mar.
“Bueno Camila, ponete el vestido negro de siempre,” Me señala el rincón de la habitación en donde están colgados todos los vestidos. “Pero apurate porque no sos la última, todavía tengo que maquillarte y no tenemos mucho tiempo.”
Cuando estoy por agarrar el vestido de siempre, veo en el piso el vestido blanco que tanto me gusta pero nunca puedo usar. “Patricia, ¿Te puedo hacer una pregunta?” Le digo, con el vestido blanco entre mis manos que no paran de temblar. Ella asiente con la cabeza, “¿Hoy qué fecha es?” Pregunto, medio tímida.
“Ay nena, con boludeces no. Dale, dale, ponete la ropa. ¿No viste el labial rojo?” Responde mientras revuelve todas sus cosas.
“Es que… Me parece que hoy es mi cumpleaños. Y bueno, quería saber si puedo usar este vestido en vez del negro de siempre” Admito, mostrándole el vestido blanco que reluce entre mis manos sucias.
Patricia detiene su búsqueda y me mira fijamente a los ojos, es la primera vez que la veo sorprendida desde que llegué. “Ponetelo pero si te preguntan algo no me vayas a echar la culpa porque–”
La interrumpo, “No, no. Yo lo agarré.”
Camino hasta el espejo y me saco la ropa hasta quedar sólo con mi ropa interior. Me cambio rápido para evitar observar más tiempo del que debo todos los moretones y quemaduras de cigarrillo que se esparcen por mi piel.
Cuando me miro en el espejo, me encuentro con una sonrisa en mi rostro que no veo hace muchísimo tiempo. Ojalá tuviera el pelo como lo tenía antes, brillante y del mismo color que mi mamá… Si me viera con este vestido, se largaría a llorar. ¿Qué estará pasando en casa? Hace tanto tiempo que no pienso en cómo eran las cosas antes… Cada vez que se me vienen los ojos cálidos de papá a la cabeza, pienso en otra cosa. Pero la realidad es que pensar en las risas de mis amigos o en los abrazos de mi familia, son lo único que me mantienen respirando acá.
Me acerco a Patricia y mientras me maquilla, me cuenta un poco más sobre el lugar de hoy. “Es un bar muy conocido en la zona, así que tenes que tener cuidado. Normalmente van hombres entre 40 y 60 años, hombres de profesión que están dispuestos a pagar mucha guita por pibas como vos. Esperemos que el vestidito atraiga a varios… Mientras más propina, mejor.”
Esa es la parte que más miedo nos da a todas, a pesar de estar acostumbradas a ciertas cosas que piden. La propina no te la dan por un “buen servicio”, la dan si haces todo lo que ellos quieren. Si te negas a algo no recibis nada aparte del precio establecido por los jefes. De las “propinas” aparecieron mis ojos hinchados, los moretones y las quemaduras.
Interrumpiendo mis pensamientos aparece Parca, ese es el apodo por el que lo conocemos nosotras y creo que no es necesario explicarlo, y nos avisa que mi turno con Patricia se terminó. 
Cuando se va, Patricia me agarra de los hombros. “Camila, escuchame, los hombres que van hoy son gente de poder: Jueces reconocidos, políticos con gran repercusión, miembros de rangos altos en la policía… Son clientes que no podemos perder. Entonces esta noche todo va a estar permitido. Te digo esto porque yo a vos te tengo aprecio, me haces acordar a cuando era jovencita…” Por un momento sus ojos se llenan de brillo. “Antes, antes de todo esto. Cuando estaba en mi segundo año en la facultad de medicina…” Sus ojos vuelven a apagarse, “Pero bueno, eso ya no importa. Toma.” Me agarra las manos, me pone algo en la palma y envuelve mis dedos alrededor. “Tomalo antes de entrar a las habitaciones, con una copita de algo que te guste y sea bien fuerte. Que no te lo encuentren nena.” Me abraza fuertemente y me empuja hasta la puerta.
“¿Pero qué es?” Le pregunto confundida, cerrando con fuerza el puño en dónde está la pastilla.
“Te va a ayudar. No importa lo que es, vos tomala cuando no te estén mirando. Te hace efecto en unos minutos.” Asiento con la cabeza y avanzo hacia el pasillo. “¿Ah y… Sofía?” Me congelo en mi lugar cuando lo escucho.
Mi nombre. Ese es mi nombre. Sofía. Soy yo. Sofía… Sofía, con acento en la i. La observo a Patricia con los ojos bien grandes y sorprendidos, ella sonríe calidamente en mi dirección.
“Feliz cumpleaños nena.”
Patricia me da la espalda y cierra la puerta en mi rostro. Me quedo paralizada mirando a la nada.
“¡Piba! ¡Por fin terminaste!” Grita Parca desde la punta del pasillo mientras lleva a Andrea para que Patricia la prepare.
Andrea tiene la misma edad que yo pero la trajeron hace poco, según lo que escuché ella fue engañada y no secuestrada como la mayoría de nosotras… Algo de una supuesta sesión de fotos para una marca conocida. Cada vez que la miro tiene un moretón nuevo, por eso Patricia la prefiere atender al final.
Apenas Parca la deja, me agarra del brazo fuertemente y me lleva por el pasillo hasta la sala en donde esperamos a que vengan a buscarnos.
“Hoy voy a volver con ese vestidito en la mano, preciosa.” Me susurra en el oído, estremeciéndome todos los huesos. Quiero vomitar del terror apenas escucho como se ríe, su voz retumbando en la sala.
Nadie está hablando cuando llegamos, no lo tenemos permitido. Sin embargo, cuando nos dejan solas nos contamos qué pasó por la noche, si nos dieron propina, y principalmente si nos lastimaron mucho. En ese caso, le pedimos a Patricia que nos traiga alcohol y vendas, cosas que no siempre conseguimos. Cuando no las trae, nos sentamos alrededor de la que esté muy herida y nos contamos historias de nuestra vida anterior para distraernos: los nombres de nuestros familiares, que estábamos haciendo antes de que nos agarraran, si estábamos en pareja… Historias felices de un pasado que siempre está latente en nuestras mentes, hagan lo que hagan con nuestros cuerpos.
El Negro, el chófer de cada vehículo que ellos usan, nos obliga a entrar de a una a la camioneta en donde nos trasladan, mientras vocifera que no gritemos ni intentemos correr porque va a ser peor. “Peor” es algo que no puedo explicar en palabras. Todas intentamos escapar y apartir de eso, todas conocemos lo que es estar encerradas en un cuarto rodeadas de más de tres hombres. Elegir entre intentar escapar o subir a la camioneta es una decisión muy fácil luego de vivir lo que nos hicieron en ese cuarto. Quizás perdamos una parte nuestra cada vez que nos obligan a entrar en una habitación pero eso significa tener una oportunidad más certera de escapar o comunicarnos con nuestras familias si tenemos el coraje. Y la suerte.
Una vez dentro del lugar, el cual tiene una sala especial apartada de la sala “común” con habitaciones y una barra exclusiva para estos servicios, comienzan a pasar los clientes. Camino hacia la barra y pido lo más fuerte que tengan, como dijo Patricia. Con cuidado voy a la parte del bar en donde no hay luz y agarro la pastilla de mi corpiño. Luego de verificar que nadie está observándome la trago junto con mi bebida, mientras vuelvo a donde están las demás chicas paradas.
El primer cliente se me acerca luego de unos cuantos minutos. Esta es la parte más difícil, apesar de hacerlo noche tras noche siempre se siente como la primera vez que pasó... Pero negarnos e intentar forcejear significa terminar peor. Siguiendo la rutina, caminamos hacia una habitación desocupada. Estoy por entrar cuando empiezo a sentirme mareada pero, antes de caer sobre mi propio peso, retomo el equilibrio sosteniéndome de la pared. El hombre ignora lo que paso y me agarra de la cintura, tumbándome en la cama y empujando todo su cuerpo en mi sin darme tiempo a reaccionar.
Mis ojos se cierran bruscamente y mentalmente cuento hasta diez. Él me susurra algo que no entiendo y me alarmo cuando inyecta una aguja en mi brazo, intento detenerlo pero todo se torna confuso. Él nunca detiene sus movimientos, incluso cuando la puerta se abre. Con un gran esfuerzo abro mis ojos y notó a Parca desabrochándose el cinturón de su pantalón.
En un instante, todos mis sentidos se desvanecen. Mis ojos se cierran lentamente sin mi permiso, como si supieran que ya no quiero ver lo que está ocurriendo frente a mí. Siento una presión en mis pulmones y de un momento a otro, comienza a costarme respirar.
Intento decirles que paren pero de mi boca sólo sale un susurro que es tapado por gemidos que no son míos. Una lágrima se desliza lentamente por mi mejilla, pensando en la pastilla que me dio Patricia como regalo de cumpleaños.
Hoy cumplo 21 años. Mi verdadero nombre es Sofía. Estoy usando mi vestido favorito y mis uñas están pintadas de azul, mi color preferido.
Repito esas palabras en mi cabeza mientras que todo sonido y sensación desaparecen de a poco, con cada pensamiento.
Y de golpe, ya no siento nada.
Hoy cumpliría 21 años. Mi verdadero nombre era Sofía. Estaba usando mi vestido favorito y mis uñas estaban pintadas de azul, mi color preferido.
Lo único que Patricia no sabía cuando me entregó esa pastilla es que yo ya había muerto hace mucho tiempo atrás.
Argentina es un país de origen, tránsito y destino de la trata. A pesar de que existen muchas leyes que penan este flagelo, el delito continúa ocurriendo porque las redes de trata tienen más poder que las mismas leyes. Este sistema delictual necesita un nivel alto de protección que sólo puede ser otorgado por los “transportistas”: policías, jueces y políticos. Las familias de las chicas desaparecidas denuncian en reiteradas oportunidades la falta de acción de las fiscalías y de la policía. Algunos de los casos de desaparición de personas en donde la policía y las fiscalías estuvieron involucradas son: el de Marita Verón, la Banda Policial dedicada a la Trata, el de Fernanda Aguirre, el de Yamila Cuello, el de Araceli Fulles (aunque no fue de trata, la policía estuvo involucrada), la banda de Cuatro Policías vinculados a una Red de Explotación Sexual, entre muchos otros casos que ni siquiera salen a la luz.
En este momento hay una chica que está siendo engañada por una mujer que le ofrece trabajo en otra provincia; una chica que está siendo forzada a cortarse y teñirse el pelo, a ponerse lentes de contacto e inyectarse alguna droga; una chica está apretando los ojos fuertemente, imaginando estar con su familia sana y salva, mientras un hombre toca su cuerpo en contra de su voluntad. En este momento hay una mujer que está esperando que alguien la salve de este infierno que parece no tener fin, ese alguien podes ser vos…  ¿Cómo podes ayudar?:
Si ves una foto de una persona desaparecida en las redes sociales o en la vidriera de un negocio, mirala bien, guardala en tu celular y compartila;
Si estás dando vueltas por internet y ves un anuncio que promueve la explotación de personas con fines de prostitución, denuncialo a través de Google Ads para que sea eliminado; 
Si estás caminando por la calle y ves un aviso/folleto que promueve alguna oferta sexual y/o demanda de personas destinadas al comercio sexual, arrancalo y envía un mail a [email protected] (Oficina de Monitoreo de Publicación de Avisos de Oferta de Comercio Sexual) con el nombre del medio gráfico, página web u otro, su fecha de publicación, y número de página original en el caso de medio gráfico;
Si vas a algún bar, boliche, cabaret, whiskeria, café bar, etc y ves algo raro, hace la denuncia  llamando al 145 (de forma anónima, todos los días y las 24 horas) o enviando un mail a [email protected] (Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Víctimas de Trata de Personas), a [email protected] (Ministerio de Trabajo), o a [email protected] (Procuraduría de Trata y Explotación de Persona -PROTEX).
Por último, dejo algunos números útiles para denunciar una desaparición:
Unidad de Búsqueda de Personas Extraviadas: 4809-1544
Consejo Nacional de Mujeres: 144
PROTEX (Procuraduría de Trata y Explotación de Persona): 4338-4300
13 notes · View notes
siluetasmag-blog · 7 years
Quote
Hoy escribo esto porque me consume el miedo, porque no puedo dormir, porque salgo con miedo, mirando para todos lados. Temo no volver para decirte que te amo, temo no volver para sostenerte, temo no volver para seguir soñando con nuestro abrazo, temo no volver y dejarte con una lista de cosas por hacer juntas. Nace en mi el hecho de que cada vez que llego a mi casa necesito decirte que te amo porque tal vez mañana no te lo vuelva a decir. Y si ellos me llevan, no voy a volver. Voy a ser parte de ellas, voy a convertirme en una menos. Voy a ser víctima del macho. No voy a volver porque está fuera de las estadísticas, no voy a volver porque nadie volvió. Me van a tirar por ahí, como si fuera un juguete, un algo sin sentimientos que es sólo para jugar un rato y tirarlo.  Y si algún día me pasa algo; quiero que me recuerdes como la chica que te amaba mucho; Como la chica que depositó todos sus sueños y esperanzas en vos; Como la persona que era; Como una mujer que ahora yace bajo tierra, siendo víctima del macho. En mi, en este momento y siempre, nace la necesidad de decirte te amo, porque quiero que lo recuerdes. Porque necesito irme de este mundo sabiendo que sabes que verdaderamente te amo. Necesito irme siendo lo último que lea un "te amo" desde lo más sincero de tu alma. Hoy estoy acá, Mafer; pero mañana no sé. Te amo, y quiero que te quede claro que soy repetitiva con esas dos palabras para que nunca olvides lo que siento por vos. Te amo, porque sos una buena persona, carismática, simpática.  Te amo, porque tenés un gran corazón. Te amo, por la simple belleza de las palabras que seleccionas cuando hablamos, que todo lo hace parecer un hermoso poema. Te amo, Mafer. Te amo para siempre, esté donde esté, te voy a amar.
Poema por Martina Barla.
36 notes · View notes
siluetasmag-blog · 7 years
Text
“No soy como las demás chicas”
Tumblr media
Ilustración por Beatriz Prados.
Cuando tenía 11 años y estaba transitando la primer etapa de la adolescencia, leía muchos libros (principalmente novelas románticas) que trataban diversas tramas, desde el príncipe que elije a su esposa como si fueran productos en venta de un supermercado, o la chica buena que tiene un promedio excelente pero se enamora del chico malo de la secundaria y pierde toda su moral, hasta la chica emo que es aislada por sus compañeros y es, milagrosamente, salvada por el chico popular. En cada historia, aparte de que la mujer era objeto del hombre (ya sea para ser “salvada, "elegida” o “amada”), me cruzaba con la frase: “No soy como las demás chicas”.
Crecí con este pensamiento de que estos personajes (el de la típica chica que no usa maquillaje, no tiene amigas, no practica deportes, no es popular, no tiene sexo con muchos chicos, tiene buenas notas, no se arregla el cabello, odia la música pop y sólo escucha bandas viejas, etcétera) son todo lo que tenía que aspirar a ser al crecer.
Bueno, dejenme decirles algo: ¡Primicia! ¡Todos estos conceptos son totalmente erróneos!
Primero, no existe la “típica chica” ni las “demás chicas”. Las mujeres somos seres complejos que tienen pensamientos propios, intereses variados, objetivos, y gustos y disgustos, al igual que los hombres. Es imposible meter a la mayor parte de las mujeres en una caja y decir “todas las mujeres son iguales”, creando este estereotipo de que si sos tal cosa y te gustan ciertos aspectos perteneces a un bando y si sos todo lo contrario, al bando opuesto.
Ahora, ¿Por qué pensamos que es malo ser como las demás chicas? No hay que ser un genio ni tener una lógica magistral para descubrir la razón, pero voy a decirla de todas formas: desde que tenemos conciencia somos obligadas, por nuestro entorno (padres, profesores, medios de comunicación, etc), a desarrollar este inmenso odio sin razón alguna hacia nuestro propio género: históricamente, ser mujer está asociado con ser débil, tonta y torpe mientras que ser hombre significa ser valiente, poderoso e inteligente. Entonces, ¿A quién le gustaría ser torpe, tonta y débil cuando podes ser valiente, poderosa e inteligente? Si todavía no estás segura de mi punto, responde sinceramente esta pregunta: ¿Cuantas veces en tu vida dijiste “Ojalá fuera hombre y no mujer”?
Yo lo he dicho incontable cantidad de veces, hasta que me di cuenta de que ser mujer es mucho más que eso. Ser mujer significa ser hermosa y poderosa al mismo tiempo, con nuestros pensamientos inteligentes, nuestros cabellos de distintos tamaños y colores, nuestra habilidad de transformar ideas, y con cuerpos que tienen la capacidad de generar vida. ¿Por qué debería disgustarme ser así?
Ser como las “demás chicas” no es un insulto, no es algo perjudicial. Te gusten los deportes o te guste el maquillaje, te guste la música o prefieras el cine, si amas las zapatillas u adoras los tacos, si estás entre medio de todo: Merecemos respeto, tanto del hombre como entre nosotras mismas. Por lo tanto, si sos mujer y rebajas a otras mujeres para hacerte ver como una mujer única, interesante e inigualable frente a los hombres (o frente a la sociedad en sí) estás generando una competencia que definitivamente no es la solución ya que desvalorizas a un género completo de mujeres que también son únicas, inteligentes, creativas, etc etc. Con esto no quiero decir que ser la “típica chica” es incorrecto o que querer destacar está mal, me refiero a que es una idea que se torna en una acción negativa cuando deshumanizamos y hasta odiamos a otras mujeres, perpetuando la idea machista de que tenemos que competir entre nosotras para sobresalir porque sino somos todas iguales.
Estas ideas que fueron implantadas en nuestras mentes sin permiso alguno nos colocan en el medio de un abismo del cual sólo los que se atreven pueden cruzar. Tenemos que abrir los ojos y darnos cuenta de que juntas somos más fuertes, imaginate si estás en el baño del boliche y ves a una chica que está usando algo que a vos no te gusta tanto pero en vez de criticarla con tu grupo de amiga, te acercas y le haces un cumplido sobre algo positivo. Con esa mínima acción, estamos empezando un cambio más grande de lo que imaginamos.
Así que atrevámonos y aprendamos a encontrar similitudes en cada mujer diferente a nosotras, ya sea que conocemos o que cruzamos por la calle mientras volvemos a casa, a respetar a nuestros pares (a nuestros hermanos pero principalmente a nuestras hermanas). Mirate a vos, que estás leyendo esto, seguro sos muy opuesta/o a mí pero, sin embargo, estás absorbiendo mis palabras y esa es nuestra similitud, eso nos une a los dos, eso crea un puente entre el precipicio que excavó la sociedad para separarnos y hacernos creer que el camino que estamos destinados a seguir es único: el del odio, la envidia, la discriminación, la violencia. Pero no te preocupes, no tengas miedo de ser como “las demás chicas”. Dame la mano así te ayudo a cruzar.
298 notes · View notes
siluetasmag-blog · 7 years
Text
“Cuando te toca de cerca"
Tumblr media
19:06. 
Mi mejor amiga manda un audio de cuarenta y cinco segundos al grupo que tenemos con mis amigas.
Leo los mensajes debajo del audio: “estás bien?”, “Evita caminar sola”, “Metete a algún local en donde haya gente”. Entro en pánico al instante.
¿Qué pasó? ¿Qué le hicieron? Lo único que quiero en ese momento es que esté bien, por favor, que no le haya pasado nada.
Pongo play al audio, el corazón me empieza a latir muy fuerte, queriendo salir de mis costillas.
Lo primero que se escucha es un llanto, un llanto casi desesperado. Me pongo de pie, alarmada por lo que sea que va a contar.
“Un tipo me corrió una cuadra para preguntarme si no quería que me alcance en su auto hasta la otra cuadra”, empieza a contar, congelándome los huesos porque sé que pasó algo más y no estoy segura de si quiero saberlo. La impotencia me hierve en la sangre, ¿por qué todavía nos pasan estás cosas?
“Le dije que no, que se fuera, entonces caminó al lado mío por otra cuadra más, hablándome e insistiendo en que le de una oportunidad para conocerlo. Me dijo que tenía un auto y que me podía alcanzar y cuando le dije que no quería saber nada con él, me preguntó ¿te puedo dar un beso? Obviamente mi respuesta es NO. Y cuando llegamos a la otra cuadra, se va.”
Pero no termina ahí. Ahí termina para el pibe que la acosó por dos cuadras, hostigándola hasta entender que no significa no: seas lindo, seas amable, seas un conocido.
Pero para mi amiga siguió, porque caminó dos cuadras desorientada por el miedo que había estado reteniendo, por el llanto que soltó cuando el pibe desapareció, y por el pánico de que aparezca con el auto y que sea una más, una mujer desaparecida más en este país que cuenta a las víctimas como si fueran números de un porcentaje y no como vidas que fueron robadas en un abrir y cerrar de ojos.
Otra vez. Volvió a pasar. Cada día hay una cadena distinta por whatsapp, una foto de otra chica más, un tweet con números de patentes e historias que erizan la piel y no te dejan dormir por la noche. Otra vez los medios nos llaman exageradas, diciendo que estamos creando una “ola de pánico” entre las mujeres porque esas fotos, esas cadenas, esas historias son “todas falsas”. Esa foto que dice “ayudanos a encontrarla” de la chica de pelo negro y ojos luminosos que rodeaba por twitter es parte de una mentira que busca llamar la atención, seguro la piba está de joda o en la casa de algún pibito que conoció cuando salió a bailar. No la busquen, no merece ser buscada porque si miras su perfil de facebook te vas a dar cuenta que se lo buscó: ¿Vos viste cómo se vestía? ¡Usaba shorts y tops con 40° de calor!
Mientras vos lees esto hay otra chica que todavía no llegó a su casa, que está siendo violada por un grupo de pibes que quieren “divertirse” un poco; otra chica que se defendió de sus agresores y fue llevada presa; otra chica que dijo “no, no quiero salir con vos” y fue golpeada y estrangulada hasta que dejó de respirar y su cuerpo se rindió; otra chica que está enterrada bajo cemento en la casa de un tipo que la conocía y que ahora está comiendo fideos con tuco en la habitación con su novia; otra chica más.
Qué feo decir “menos mal que tuvo suerte y no le pasó nada” porque te das cuenta de que tú vida pertenece a un juego de ruleta rusa, te quitaron toda la libertad y control que tenías sobre tu cuerpo. ¿Qué quieren que hagamos? Porque si tienen una solución que funcione entonces que la compartan, porque por más de que salga completamente tapada de pies hasta cabeza me van a violar (si no me crees fijate las mujeres musulmanas que son obligadas a usar hijabs y son violadas de todas maneras); por más de que vuelva temprano por el camino seguro, me van a golpear; por más de que vuelva sobria con todas mis amigas en un remis, nos van a secuestrar. Así que me parece que el problema no es nuestro, el problema nace con este justicia que protege al hombre violador, violento y asesino, con esta sociedad que los justifica y que juzga a la victima, con ciertos hombres (y lamentablemente) mujeres que prefieren callarse y seguir con sus vidas en vez de salir a protestar por las voces de sus hermanas, hijas, madres. Dejen de culpar a la victima de algo sobre lo que no tiene control alguno y empecemos a apuntar el dedo hacia el verdadero culpable.
Lo primero que dijo mi amiga cuando llegó a su casa fue “tenía mucho miedo, tenía miedo de ser otra más…” ¿Y sabes qué, amiga? Yo también tenía miedo, miedo de que desaparezcas en menos de media hora y de no volver a verte más, de buscarte por un mes para encontrarte sin vida en un descampado, de marchar con un cartel que tiene tu sonrisa y tus ojos todavía vivos. Yo también tuve miedo. Yo también tengo miedo.
169 notes · View notes