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Huida
Hallóme aquí de nuevo ante el esperpento de mi ventana
cruda realidad que envejece por llanto mi alma,
¿Acaso no hay nadie ahí fuera capaz de sentir?
pregunta mi esperanza con titubeante calma
Los ojos de la gente no reflejan si no un amor pordiosero
por el amor a uno mismo, a la patria, que es el dinero
mas Dios liberarme de la vanidad que realza al hombre, por favor te lo ruego,
pues aunque yo también sea hombre, no me veo en su reflejo
Cómo la vida se escabulle con el tiempo, yo huyo de la vida
sólo así podré ser eterno, pues nunca nací del todo
y como no nací del todo, tampoco me puede llevar la Muerte fría
muere el que nace, y yo no terminé de ser nato por ti, vida mía.
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Prometeo
Volverás a tu cueva de certidumbre y bienestar
Dónde los alaridos del alma palpitan sin cesar,
¡Muéstrame tu corazón desgajado por la desesperanza!
Pues ya vi tus lágrimas de agua y sal,
Y no me interesa ese dolor que se me repite por la vía estomacal.
Nos volvemos a encontrar viejo amigo, como tiempo atrás,
De nuevo han podido conmigo, y ya no sé a quién más rezar
El insomnio se apodera de mis sueños, como la tormenta en alta mar,
Mas me resisto e insisto, pero no la puedo olvidar
¿Será que su recuerdo es el veneno que me hace delirar?
¡No quise verlo amigo mío, y me hizo vivir sin piedad!
¿Cómo se atrevió a resucitarme para luego tratarme con nimiedad?
Algunos dicen que es una Diosa jugando a ser mortal
Y al igual que los Dioses se divierten matando y resucitando,
Soy su hígado de Prometeo, regenerándome para que me vuelva desechar.
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CEGUERA IDÍLICA
Hoy recuerdo aquella declaración maldita
En la que me decías que llevabas años con dudas,
Que no sabías lo que sentías pero que te encantaba mi sonrisa
La misma sonrisa, que tu compasión despiadada convirtió en poluta.
Años sin saber lo que todos nuestros amigos ya intuían
Que yo era un poeta desgraciado y tú mi bella musa
Ella te utiliza en un “ni sin ti, ni contigo” me decían
Pero yo, ciego de amor, caí en tu dulce impostura,
Mas sólo quise alabar lo que mis ciegos ojos veían
Aunque eso fuese el final de mi cordura.
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CEGUERA IDÍLICA
Hoy recuerdo aquella declaración maldita
En la que me decías que llevabas años con dudas,
Que no sabías lo que sentías pero que te encantaba mi sonrisa
La misma sonrisa, que tu compasión despiadada convirtió en poluta.
Años sin saber lo que todos nuestros amigos ya intuían
Que yo era un poeta desgraciado y tú mi bella musa
Ella te utiliza en un “ni sin ti, ni contigo” me decían
Pero yo, ciego de amor, caí en tu dulce impostura,
Mas sólo quise alabar lo que mis ciegos ojos veían
Aunque eso fuese el final de mi cordura.
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EL DESPERTAR
¿Por qué Dios mío? ¿Por qué me destierras de sus brazos?
No puedo alzar la mirada sin ver su pálido rostro
ni pasear por el parque dónde nos besamos
sin que las heridas palpiten por el recuerdo tosco
¿Por qué lo hiciste posible si sabes bien que la amo?
Ahora, sigue sonriendo mientras la acaricia otro
Y yo, como buen despojo, tomo otro trago
Se forma una imagen tibia que desconozco
Es ella, tumbada plácida en mi cama mientras la alabo
Y ella, con sus dulces labios, me besa hasta volverme loco
Ella me muerde, y yo sonrío como un tonto enamorado
Mas, ¿Qué está ocurriendo? Todo se torna borroso
Mi cielo se desvanece y ella me da de lado
Desde que mi musa está conmigo nada me sabe a poco
Sus redondos senos son lo más parecido al paraíso anhelado
Y su boca, una inmensa cueva donde se esconde el tesoro
De repente me despierto empapado en sudor, angustiado
¡Otra vez ese maldito sueño que su recuerdo ha creado!
Y es que no hay peor castigo que ser desterrado
Del Edén del que sólo ella es el amo.
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EL DESPERTAR
¿Por qué Dios mío? ¿Por qué me destierras de sus brazos?
No puedo alzar la mirada sin ver su pálido rostro
ni pasear por el parque dónde nos besamos
sin que las heridas palpiten por el recuerdo tosco
¿Por qué lo hiciste posible si sabes bien que la amo?
Ahora, sigue sonriendo mientras la acaricia otro
Y yo, como buen despojo, tomo otro trago
Se forma una imagen tibia que desconozco
Es ella, tumbada plácida en mi cama mientras la alabo
Y ella, con sus dulces labios, me besa hasta volverme loco
Ella me muerde, y yo sonrío como un tonto enamorado
Mas, ¿Qué está ocurriendo? Todo se torna borroso
Mi cielo se desvanece y ella me da de lado
Desde que mi musa está conmigo nada me sabe a poco
Sus redondos senos son lo más parecido al paraíso anhelado
Y su boca, una inmensa cueva donde se esconde el tesoro
De repente me despierto empapado en sudor, angustiado
¡Otra vez ese maldito sueño que su recuerdo ha creado!
Y es que no hay peor castigo que ser desterrado
Del Edén del que sólo ella es el amo.
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