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LOS APÓSTOLES – VLADIMIR CORA
Puebla, México. Sin prisas, me tomé el tiempo para analizar cuál sería la escultura electa. Me encontraba justo entre tantas que resplandecían con su belleza, verdaderas obras de arte para aquellos críticos del arte. Y sin pensarlo, recorrí ese pasillo lleno de figuras parecidas a rostros humanos. Allí estaba, tan singular, tan opacada por las demás, tan extraña, pero a la vez extraordinaria; supe en ese momento que esa era mi elección.

Aquella escultura tan poco atractiva, había atrapado mi atención en un santiamén. Se trataba de una verdadera obra de arte, esculpida por Vladimir Cora. Me sorprendí al indagar sobre su persona, ya que es uno de los pocos artistas mexicanos que existen, más importantes en la actualidad.
Ésta escultura forma parte de una colección que representan a los doce apóstoles, de ahí su nombre. Me dediqué por un momento a admirarla e inmediatamente noté el bronce que la constituía, estaba muy limpia a pesar de que se encontraba a la intemperie del complejo cultural universitario, de la BUAP. Aquella escultura me recordaba inmediatamente a una figura importante en la religión católica, la virgen maría.
Comencé a ver los detalles de tan increíble figura. De frente pude notar la forma de un velo que colgaba de la parte trasera de aquél rostro de frente amplia, con pequeños cilindros a su alrededor y algunas grietas verticales imperfectas del lado derecho. Un alargado cuello curveado, sostenía aquella cara de forma almendrada. Ese rostro estaba formado de hendiduras hechas a propósito para darle forma a los ojos, labios, mejillas, nariz y mentón. La mirada estaba firme y directa del ojo derecho, mientras que el izquierdo se mantenía cerrado aludiendo tristeza. La nariz era amplia y desviada. Los labios estaban descompensados y fruncidos. En la parte trasera de la escultura, logré percibir unas líneas curveadas que parecían un espeso cabello suelto, con una especie de pintura regada de color blanco y negro.

También, encontré pegada una etiqueta de registro entre “los cabellos” con el nombre de la figura y el código QR asignado.

La escultura tenía un color azulado opaco con destellos de marrón y se encontraba colocada sobre un cuadro simétrico blanco de cemento, entre el pasto verde.

Sin duda, era una obra de arte digna de ocupar ese lugar para seguir maravillando a las personas que rondaban aquél lugar.
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Un día para enamorados: BUAP
Y ahí estaba, dispuesta a emprender el viaje a C.U. de la BUAP para así poder estar en la tan anunciada feria de San Valentín.
Aquél día se tornó soleado como uno de tantos en esa semana, podía sentirse el calor tan remarcado que abochornaba entre la multitud dentro del camión en el que viajaba. Llegué a C.U. del extremo contrario a la feria, era un hecho que tenía que caminar o abordar el lobobus. Pasaron aproximadamente tres lobobus exageradamente llenos, así que tuve que abordar el cuarto, que afortunadamente aun contaba con lugares vacios. Me percaté de algo que me llamó la atención en ese momento, aquellos estudiantes abordo hablaban bastante y no paraban ni un segundo, el viaje se hizo insoportable.
Llegué a la parada, descendí rápidamente y caminé a mi destino. Aún me faltaban metros para llegar al polideportivo, donde precisamente se ubicaba la feria; desde ese punto ya escuchaba a la multitud gritando de emoción, no sabía exactamente qué sucedía así que aceleré el pasó para llegar más rápido.
Al fin me encontraba justo en el lugar prometido, mis ojos pudieron ver la grandiosa feria de san Valentín.

Entre gritos y ruidos mecánicos la feria parecía un éxito rotundo. Todo parecía perfecto entre la multitud, la adrenalina de los juegos mecánicos, el amor, las risas, los besos y todo un ambiente cursi, inundaban aquel espacio destinado justo para eso.
Algo irrumpió aquel escenario de amor, me percate de una pelea entre dos chicos que justo se encontraban frente a mí. Al prestarles más atención, noté que era un chico de aproximadamente 1.55 de altura golpeando en la cabeza de otro mucho más alto. No lo podía creer, parecían simios tratando de demostrar algo inexistente, superioridad, hombría, no lo sé y para rematar la novia del chico bajito estaba tratando de intervenir. Sin duda fue algo raro ver a dos tipos golpeándose en un lugar de ese tipo.
Me dispuse a navegar por aquella multitud que hacía fila para subirse a los juegos mecánicos, la fila parecía interminable aún con el sol radiante.

Mi recorrido se nutría de gritos y más gritos por la adrenalina que generaban esos divertidos juegos mecánicos y la música, ambientaba perfecto el lugar. Me encontré frente al “matillo”, un juego mecánico que daba una vuelta impresionante de 360° y reflejaba una experiencia inigualable. Por un momento me dieron ganas de subirme a este juego pero mi cobardía se encargó de eliminar esas ganas locas.

Tras pasar la sección de los juegos mecánicos, comencé a percatarme de un olor suculento, me di cuenta en ese momento que había una sección de comida y sin dudar me dispuse a buscarla. Encontré rápidamente el lugar y me dispuse a encontrar algo para degustar. Recorrí cada parte de la sección de comida y todos los puestos me decepcionaron, nada de lo que vendían se me pudo antojar.
Entre mi recorrido encontré a mucha gente que parecía estar pasándola bien en cada rincón de la feria y al parecer el objetivo se cumplió. A mi parecer deberían de incrementar el presupuesto para hacer este tipo de eventos. Los juegos mecánicos eran viejos y la sección de comida no lucía tan apetecible, las personas que estaban a cargo tenían vestimenta poco favorable. Considero que hay que cuidar ese aspecto tratándose de la universidad más importante del estado de Puebla.
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Mantente entretenido mientras el mundo fluye
¿Quedarse quieto recibiendo tu destino pasivamente, o crear uno con posibilidades infinitas? La respuesta en un tanto fácil para muchos y otros prefieren analizarla. Es fácil responder si la pregunta se toma a la ligera aceptando o haciéndose el valiente, aparentando tener decisión y control de la propia vida; Al final, la gran mayoría de personas termina por aceptar siempre lo más fácil.
Hoy en día tenemos una realidad basada en el arte del engaño y la mentira. Nuestro alrededor puede estar basado en una mentira perfecta, que incluso, puede llegar a convencernos de lo contrario, tomando de referente una verdad sólida, indudable y absoluta. Es aquí donde la manipulación entra en acción, alimentando a las masas con falsedades minuciosamente preparadas. Las mentiras pueden sobrevivir si las esparcimos de mente en mente, y aunque parezca contradictorio, su principal ingrediente es la verdad.
Los medios de comunicación se han vuelto los principales capitanes en escena para la difusión de mentiras envueltas en verdades. Ahora se descaran al luchar por la primicia y el mayor impacto en la audiencia, convirtiéndolo en “rating” sin importar ya la ética y neutralidad que alguna vez tuvieron. Ya nadie es de fiar en esta era de la posverdad que no es otra cosa más que la era del engaño y la mentira.

Insistir sobre la veracidad consecutivamente de una mentira, crea una especie de fortaleza que elimina a quienes estén en su contra haciendo parecer que e son los que mienten. Ahora cualquier persona puede tomar la tecnología a su favor y crear material verdadero o falso al mismo tiempo. Un ejemplo claro es el internet. En el ciberespacio no se puede controlar nada, aparecen mentiras y verdades al mismo tiempo que pueden engañar fácilmente a la mente; no nos queda más que investigar e informarnos por nuestra propia cuenta.
La gente se ha convertido en un ente manipulable y moldeable. Ya se duda de cualquier noticia o cosa pero al mismo tiempo se creé de cualquiera. La mentira es como una carta que hay que saber jugar y para su mayor peso, se recurre a varias técnicas como la insinuación, la presuposición, el sobreentendido, el contexto inadecuado y la creación de relevancia en hechos secundarios. Todas estas son herramientas infalibles.
Por otra parte ir contra marea es terrible en la poscensura, ya que al ser la impulsora de la posverdad y la posmentira, cuenta con un nivel poco tolerable. Los propios ciudadanos la manejan y se encargan de dictar un juicio castigador a los que estén en contra de los ideales que prevalecen aun sin cerciorarse por completo. La misma gente se cierra los ojos para sentirse segura y libre entre la multitud, de lo contrario al sostener opiniones diferentes o en contra, automáticamente se ponen en un latente peligro.
Y es así como la manipulación y las mentiras siguen su mismo curso de éxito. Son muy pocos los valientes que se atreven a sostener un juicio diferente y desafiante a la multitud oprimida y castigada.
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Y tú, ¿quieres ser reportero?
Todos dicen que ser reportero tiene sus consecuencias, incluso yo, me dejaba llevar sin saber ni un poco del verdadero significado.
Todo reportaje da a conocer un hecho y gracias a que estoy ampliando mis conocimientos en estos lares, puedo afirmar que existe mi verdad, tú verdad y la verdad misma. No nos compete resolver los casos que exponemos, si no más bien darlos a conocer de una manera objetiva e imparcial.
Heródoto ha dejado un gran legado a todos los que se quieren formar en éste ámbito. Él fue el primer reportero en la historia de la humanidad y sin duda uno de los grandes maestros practicantes de éste género.
Comparto la idea de que cuando nos adentramos a conocer otras culturas, conocemos mucho más la nuestra. Al comenzar a aventurarse en medio de otra cultura, inmediatamente se empieza a crear una especie de vacío en uno mismo y el sentido de pertenencia se hace presente inmediatamente. ¿De dónde soy? ¿Por qué mis pensamientos y creencias son así? Son algunas preguntas que emergen en nuestra mente al tratar de identificarnos.

No siempre se podrá viajar al más recóndito lugar del mundo, pero tener esa intención de investigar para saber más sobre alguna cultura ayuda mucho. Al tener datos sobre varías culturas, se empieza a comparar e inmediatamente nuestra mente se ve enriquecida, ampliando así nuestro criterio.

Un buen reportero toma en cuenta hasta el más mínimo detalle de lo que escribe o leé. Todo significa algo, todo es valioso y hay que valorarlo siempre.
Recoger y redactar reportajes no es cosa fácil, se necesita de tiempo, esfuerzo e incluso sacrificio para lograr uno muy bueno. La gente no podrá percatarse de todo y es momento de empezar a valorar a todas las personas valientes que se dedican al maravilloso arte de reportear.
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Si los lugares hablaran
Siempre han sido iguales, nadie tenía otro concepto para definirlas. Grisáceas, duras y frías eran aquellas palapas ubicadas en la Facultad de Comunicación de la BUAP. A pesar de tener ese aspecto tan desmotivante, las palapas contaban con una increíble demanda. Era incrédulo ver una fila de espera para estar por lo menos un momento, antes de la siguiente clase.
El clima se tornaba frío aquella mañana, eran alrededor de las diez cuando se empezó a ver la gran multitud saliendo de los salones. Los jóvenes se apresuraban con mochila en mano para ocupar un lugar sobre las palapas. El momento para tomar un ligero desayuno o simplemente un corto descanso había llegado. Era genial poder estar con los compañeros después de cada clase, y un lugar innegable eran las susodichas palapas a pesar de su estructura. Y ahí estaban, esas bancas de concreto alrededor de una mesa del mismo material, esperando a aquellos que quisieran ocupar sus duros y fríos espacios.
A cuenta gotas pasaba el tiempo, parecía un eterno descanso. Había de todo en cada mesa, sin duda, un coctel heterogéneo. Estaban los risueños, una especie de muñecos con cuerda que les habían dado vueltas a más no poder. No había cosa de la que hablaran sin que surgiera una carcajada, parecía alocado pero era su manera de interactuar. Pensándolo bien fue un riesgo tomar el desayuno en ese momento, ya que está advertido sobre las consecuencias que hay tras comer y hablar al mismo tiempo, peor aún reír a carcajadas. Los accidentes por atragantarse con comida son muy frecuentes pero esta vez, esos chicos corrieron con suerte.

Los silenciosos eran aquellas personas que solo se acompañaban en presencia. La preferencia de estar con aquel aparato antisocial destruye amigos llamado celular o simplemente pensar y resolver dudas existenciales mirando al infinito como una cabra rumbo al matadero, esa era la característica principal. De vez en cuando se rompía aquel silencio que los inundaba con un singular tono de “like” que emanaba desde la aplicación Facebook.

Es bueno atender las tareas o pendientes de los profesores siendo estudiantes y nunca faltan los que llegan a hacer el trabajo en un corto periodo de tiempo. Ellos ocupaban una banca asombrosa, podían tener el frío y calor al mismo tiempo, los llamé “Los valeversh”. Ese estrés tan notable entre ellos era inconfundible, no se ponían de acuerdo y eso lo empeoraba todo. Aquellas indefensas computadoras sobre la mesa estaban soportando esos achaques descontrolados, golpes, teclas casi por sumirse eran resultado de la irresponsabilidad de los “valeversh”.
Al costado de las palapas donde el sol daba con intensidad, se encontraban “los chismosos” esos jóvenes que todo lo querían hacer “noticia”. Sus intenciones son criticar o viborear a los otros compañeros, generar un debate entre ellos para compartir ese sentimiento incomprensible que los llena por dentro. Al principio eran solo dos personas interactuando, pasaron segundos para que esos dos se volvieran cuatro y así sucesivamente se fueron integrando más. Había una chica peculiar dentro de ese círculo, traía una apariencia destacable que resaltaba entre los demás, su pelo era corto y de color morado, era la líder de ese grupo. En cada cosa que comentaban los demás, la opinión de esta chica era necesaria para seguir o cerrar el tema.
Eran casi las 10:15 todos sabían que era momento de prepararse para abordar la siguiente clase. Un momento crucial si no habías terminado aquella memela o burrito, pues era mejor apresurarse o engullirlo para terminar pronto. No era viable que ese sagrado alimento terminara deforme, frío y en el fondo de la mochila lleno de esporas por el olvido así que no había otra opción.
Poco a poco se fueron vaciando aquellas bancas bajo las palapas. Los jóvenes se dirigían a otro viaje en el tiempo desconocido dentro de esos edificios, bajo el mando de un profesor. Entonces quedaron aquellos que no tenían clase o que no quisieron tomarla, entre risas y pláticas estos jóvenes tomaban relajadamente sus alimentos contando anécdotas que parecían divertidas. Al frente de estos chicos se encontraba la nueva cafetería.
La cafetería lucía genial, contaba con un menú baratísimo, comida deliciosa y al mando se encontraban jóvenes llenos de energía, disposición y buen trato. Aquellas mini salas para comer eran la sensación, la cafetería de la facultad por fin estaba siendo congruente. Sin duda era lo que muchos estudiantes necesitaban, ya que alimentarse anteriormente costaba un ojo de la cara. En ese momento resaltaba aquel joven detrás de ese mostrador con camisa negra que llevaba como uniforme, guiando con entusiasmo a su equipo para solventar las necesidades de los que aún quedaban.
Por la puerta de la cafetería se vio entrar a un grupo de jóvenes con mucha actitud, parecían buenos amigos dispuestos a comprar algo de ese exquisito menú. Se acercaron al mostrador donde el despachador los recibió con amabilidad, ofreciendo el menú en una especie de letanía aprendida de memoria y sin equivocación. El despachador era muy bueno en su trabajo, ya que lograba citar los productos a los comensales con la entonación perfecta a manera de rima, para acordarse de las cosas que ofrecían sin volver a preguntar. Los jóvenes no demoraron en ordenar y comenzaron dispuestos a complacer aquella necesidad que los incomodaba.
Las bancas bajo las palapas, la cafetería, los arboles e incluso el pasto, serán siempre los mismos en un periodo de tiempo, lo que cambiará son esas personas rondando entre los edificios de la facultad de Ciencias de la Comunicación; dejando una historia diferente como recuerdo, que quedará plasmado entre esos ecos cuando el sol cae y la penumbra reina. Si esos pequeños espacios hablaran, se tardarían días e incluso años para contar todas esas divertidas e interesantes anécdotas de las cuales, siempre fueron parte.
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