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#Cómplices de tanta desdicha
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Cómplices de tanta desdicha
Las Mujeres que dicen...
"YA NO TE QUIERO PERO ME QUEDO POR MIS HIJOS"
Se les llama PRESAS
Porque viven en una cárcel llamada CONVIVENCIA.
Las Mujeres que dicen...
"HACE TIEMPO ME HUBIERA IDO PERO NO TENGO A DÓNDE IR"
Se les llama SIN HOGAR.
Porque lo que antes era un hogar
se convirtió en un REFUGIO.
Las Mujeres que dicen...
"HAS DE TU VIDA LO QUE TÚ QUIERAS, A MI YA NO ME IMPORTA, CON TAL QUE CUMPLAS CON LA CASA"
Se llaman CONVENIDAS.
Porque hace tiempo que sólo se QUEDAN por la COMODIDAD o por PLATA.
Las Mujeres que dicen...
"YO NUNCA TE VOY A PERDONAR LO QUE ME HICISTE"
Se llaman VENGADORAS
Porque en cada pelea recordarán
con sumo dolor que el único culpable de todo es el MARIDO.
Las Mujeres que dicen...
"ESTOY CANSADA, ABURRIDA,
YA NO SÉ LO QUE SIENTO POR TI"
Pero cuando hay que ir de shopping son las primeras en producirse.
Se llaman FLOJAS.
Porque creen que la vida de pareja solo es ROMANCE y COMPRAS.
Y las que dicen frescamente
y hasta cierta alegría camuflada
"ÉL HACE SU VIDA Y YO LA MÍA,
ASÍ NADIE MOLESTA A NADIE"
Se llaman INFIELES.
Porque cada uno juega a la familia unida pero su mundo sexual y romántico es con OTRO.
Y por último están las que dicen:
"MIS HIJOS SON PRIMERO,
SINO YA ME HUBIESE SEPARADO
HACE RATO, PERO POR ELLOS
ME SACRIFICO"
Se les llama MÁRTIRES
En cambio yo les llamo MIEDOSAS.
Miedo a quedarse SOLAS.
Miedo a SUFRIR si dejan la comodidad.
Miedo a volver a TRABAJAR.
Miedo a que no les ALCANCE LA PLATA.
Miedo a volver a EMPEZAR.
Se sienten sin fuerzas.
Se sientes viejas o feas.
Se sienten morir con solo pensar
que se tienen que separar.
Hay MUJERES VALIENTES
que construyen su propia vida
sin temor a fracasar y luchando
por ser auténticamente FELICES.
¡Ellas lo lograron!
Ahora viven solas y con un nuevo
y mejor amor.
Ahora aprendieron a trabajar y valerse por ellas mismas.
Y lo mejor es que sus hijos no ven a una madre infeliz, ni una madre sola que todos los días decía
"ESTOY HARTA" ó "ERES MALO" al marido, cuando en realidad ellas eran cómplices de tanta desdicha.
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ℜ𝔬𝔰𝔞🖤
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sweetandcrime · 3 years
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“Sunshine”, XLII.
— ¡Qué milagro, están lloviendo los ángeles!
Kazuki dio un respingo cuando la voz grave y escandalosa de Taehyung lo sobresaltó. El japonés soltó una risita y continuó escogiendo las hierbas que había ido a buscar.
—Hola, Taehyung.
—Hace tiempo que no te veía por aquí. Estás muy ocupado con tu... cosa esa, del campo, ¿cierto?
— ¿Mi proyecto de riego? —asintió—. Han sido meses de arduo trabajo y dolores de cabeza, pero está saliendo adelante y pronto será una realidad.
—Es rara la persona de por aquí que se dedica a estudiar, pero veo que a ti te gusta. Eso es grandioso, encanto, he escuchado rumores al respecto. Felicidades.
—Gracias —levantó la cabeza, para corresponder su sonrisa.
— ¿Listo, Kazuki? —Kyuho intervino y el gesto alegre de Taehyung se transformó en uno más travieso, divertido. Era como un niño queriendo hacer una travesura para molestarlo.
—Le estaba diciendo a tu... amigo, que cada día está más guapo.
— ¿Ah, sí?
—Está mintiendo —murmuró Matsumoto, emitiendo una risa suave y negando con la cabeza al ver a Kim.
—Bueno —dijo el castaño, cruzando los brazos—, quizá no se lo dije, pero es lo que pienso. Estás precioso, Kazuki. El cabello largo te queda muy bien.
— ¿Vas a seguir siendo tan descarado? —masculló el rubio, adelantando un paso para estar más cerca de él. Kazuki se entrometió, quedando entre los dos. Lucía más pequeño entre ellos, ¿Taehyung estaba más alto? Se sintió avergonzado.
—Chicos, por favor, dejen de ser tan tontos y cavernícolas. Taehyung, ¿podrías dejar de molestarlo y cobrarme esto? Tengo un poco de prisa.
Los chicos se miraron por uno segundos, Kyuho con la expresión neutra de siempre y Taehyung con esa característica sonrisa coqueta. El rubio sintió ganas de desbaratarle ese estúpido gesto de un puñetazo, pero lo vio relajarse y soltar un suspiro.
—Me apenó mucho lo que sucedió con la señora Jie. No había podido darles mis condolencias porque estaba en la ciudad y... Lo siento mucho, Kyuho —por primera vez, Kazuki lo había oído dirigirse a él por su nombre y eso lo sorprendió tremendamente—, te lo digo sinceramente. Y a ti, Kazuki, también.
Si Lee estaba sorprendido, no lo demostró en absoluto. El camino de regreso a la finca había sido silencioso, Kazuki se había despedido de Taehyung brevemente después de hacer su compra y después había corrido tras Kyuho, que se había dado media vuelta simplemente, para volver a la camioneta.
—Estaba siendo sincero con lo que dijo —fueron las primeras palabras que pronunció el menor, cuando llegaron y Kyuho parqueó el vehículo—. ¿Por qué estás molesto?
—Porque sé que fue sincero —respondió simplemente.
Kazuki se sonrió y no hablaron más del tema. ¿Qué veía ahí, un atisbo pequeñito de perdón, de reconciliación? Estaba seguro de que ellos jamás podrían sostener una amistad, porque eran diferentes y el pasado era traicionero, pero Kyuho llevaba un peso encima a causa de lo sucedido con Taehyung y su difunta hermana desde hacía años y por primera vez, sintió que podía liberarse de él.
Las semanas siguieron pasando y la convivencia entre ellos se acortó, gracias a los proyectos de Kazuki y el trabajo de Kyuho. Cuando podían reunirse, lo hacían para pasar tiempo con Seokjin y su familia. Por eso, el día que pudieron ir a visitar la casa de Lilian, con la finalidad de empacar el montón de pertenencias que había dejado, Kazuki lo vio como una gran oportunidad de pasar tiempo de calidad juntos.
—Sé que Seokjin va a venderte esta casa.
—Es un tesoro valioso que él debería conservar, pero aparentemente y sigo sin entender por qué, su madre quería que yo la tuviera —Kyuho estaba guardando figuras de porcelana dentro de una caja, mientras Kazuki doblaba un montón de ropa.
—Sé que vas a cuidarla tanto como ella lo hizo —suspiró—. Entrar aquí me pone nostálgico. Es como si no se hubiera ido, ¿sabes?
—Nunca se van —dijo, alzando la mirada hacia él—, siempre se quedan. Ella seguirá aquí, por eso transmite tanta paz.
—Es verdad —sonrió. Guardaron silencio por unos minutos, mientras se enfocaban en sus tareas, luego él añadió—: ¿sabes qué sería bonito?
— ¿Hm?
—Tener un columpio en el patio. Debajo del árbol —vio a Kyuho esbozar una media sonrisa, con cierto tinte divertido—. ¿Qué?
—Eres un crío.
— ¡Oye! —exclamó, indignado—. ¡Querer un columpio no me hace un crío! Tch... ¡Cretino!
—Mimado. Eres tan berrinchudo y ruidoso.
— ¡Cállate!
—No. Tú cállate.
— ¡Ah, no te soport...!
La mejor manera de detener su berrinche, había sido un beso. Uno inesperado, intenso, que hizo a Kazuki suspirar mientras se abrazaba fuerte a su cuello. Lo estrechó con necesidad, mientras Kyuho lo sostenía por la cintura, apretándolo contra su cuerpo.
¿En qué momento terminaron en la vieja habitación de Kazuki? No lo supo.
La antigua cama donde solía pasar las noches en vela, preguntándose por qué no había sido suficiente para el hombre que había amado hacía muchos ayeres, lo recibió y fue testigo de cómo se desataba la pasión de un alma libre, que había renacido después del desamor, la traición y la desdicha. Y escucharon las paredes los susurros cómplices, las súplicas, los gemidos, el rumor de sus cuerpos que se unían y se desbarataban a la par.
Amor. ¿Cómo se sabe cuando se está enamorado? ¿Es el corazón alocado y las mariposas revoloteando en el estómago? ¿O la paz, la seguridad de unos brazos cálidos?
«El sentimiento de estar en casa, de haber encontrado tu lugar en el mundo».
Kyuho lo hacía sentir así, a salvo. En medio del encuentro pasional que lo tenía perdido y abrumado de calor, las palabras brotaron por sí solas entre suspiros y miradas cargadas de deseo, de cariño, de necesidad. Resbalaron de los labios tibios y enrojecidos, que se rozaban contra los de Lee en un beso torpe, casi inocente. La danza de sus caderas lo tenía perdido, pero nunca había tenido tan claros sus sentimientos como en ese momento. Brotó así, sin más, del alma.
«Estoy enamorado de ti... Kyuho...»
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galaxia-de-escritos · 5 years
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Mi bella Alhelí
De lo más profundo, de lo más pulcro que en su ser se hallaba; estaba ella o lo que quedaba de su ausencia.
Esa noche fría de otoño era el compañero de esta alma enamorada. Mientras sus pies, apresurados atravesaban la vereda que los separaba de su amada, él imaginaba el rostro que la chica pondría en el momento en el que él llegara.
Él frío se hacía cada vez más fuerte, comenzaba a calarle los huesos. En pocos días sería invierno. No había momento tan más sublime, tan mágico. Todo valía la pena si como recompensa, esos ojitos pispiretos y esa sonrisita cómplice lo premiaban.
Uno, quince, treinta pasos más. ¿Cuántos más tendría que andar? Estaba tan ansioso por llegar. Y es que luego de tenerla tan lejos, no podía esperar para verla ni un minuto más. Su familia se había ido se vacaciones a las montañas, así que su amada había estado fuera durante ese mes. Ambos procuraban escribirse diario y algunas noches, si la red estaba a favor de los dos románticos, hablaban por teléfono.
— Te amo, vida mía — le decía su chica de en sueño con esa voz aterciopelada qué sólo ella tenía.
— Más de lo que te pudieses imaginar, te adoro con locura, mi bella Alhelí — le respondía él, ensimismado al escuchar su dulce voz.
—Mi Leo, mi andar por esta vida ha sido un sueño a tu lado. Gracias por ser tú el que alegra mis días. ¡Jamás dudes que te amo!
— Jamás lo haría, vida mía. Sabes bien que somos inevitablemente atraídos, sin importar las circunstancias. De ti no me puedo escapar. Esta vida nos ha juntado y el universo ha conspirado a qué estás dos almas errantes se encontrarán y dejarán de vagar. — le recitaba él.
—Leo, ten por seguro que te amaré hasta el final de mis días.
El chico repetía una y otra vez la conversación con su amada de hacía unos pocos días. Era inevitable, tenía que hacerlo, de esa manera la sentía cerca, y por fin esa misma noche la vería.
La temperatura había bajado ya a su punto mínimo, habitual para esos últimos días de otoño. Más el chico al recordarla a ella se sentía cálido, ni el viento más gélido impediría que la viese. Se habían escrito la noche anterior, ella le había dicho que regresaría al día siguiente, y acordaron verse en la casa de ella en la noche, cómo todos los viernes.
Ahí estaba, a unos pasos de su amada. La residencia era amplia en extensión, y las hileras de cipreses que estaban en ambos lados del sendero anunciaban que ya había llegado.
Su corazón no reparó en contener la emoción que guardaba. Se permitía sentirse niño, se permitía todo por ella. Le había llevado un ramo de flores alhelí de amarillo vibrante, sus preferidas, y de dónde el había tomado el apodo “mi bella alhelí”. Eran flores que con tanta dedicación el procuraba cultivar para ella en el vivero que tenía en casa. El bello aroma de las alhelitas inundaban sus sentidos. No podía esperar a que en su rostro se dibujara una tierna sonrisa al sentir su aroma mientras él tomaba una de las flores para acomodarla en su sedoso cabello, de destellos cobrizos y dorados.
El sonido del picaporte de la puerta principal lo sacó de su utopía, en reacción involuntaria sus músculos del cuerpo brincaron por la sorpresa. Sería ella seguramente la que lo recibiría de inmediato.
Ante él, el padre de la chica. Un hombre más alto que el por una palma, robusto y con ceño fruncido como característica usual, de apariencia ruda pero con un corazón tan noble, el cual su hija había heredado en doble porción.
— Leo, hijo, pasa hace bastante frío.
Lo recibieron con la misma calidez de siempre, aunque lograba sentir un atisbo de melancolía en el aire... ¿Estarían cansados por el viaje? Al fondo, se escuchaba una dulce sinfonía, la favorita de su bella Alhelí, seguramente era ella quien la había puesto.
El café y los bizcochos colocados en la mesa de centro en medio de la sala y ambos padres sentados a la par, frente al novio de su hija.
— Necesitamos que leas esto Leo. — le decía el padre de la chica, mientras extendía un sobre con su nombre escrito en el.
El chico no era ningún tonto ni mucho menos ingenuo. Su amaba no lo había recibido, sus padres no le daban ningún indicio de que ella estuviera por bajar de su habitación, no la habían mencionado en lo absoluto y para terminar de alimentar la ansiedad que estaba por aflorar, le entregaban un sobre con su nombre escrito por el puño y letra de la chica. >>¿Qué está pasando?<< se preguntaba así mismo mientras intentaba aparentar serenidad sin mucho éxito.
Su cara debió ser un poema, por qué la madre le dijo:
— Es de Leah.
>>¡Claro qué es de Leah!<< gritaba para su adentros. Sabía que era de ella, pero la cabeza le daba vueltas al intentar comprender todo aquello. ¿Qué acaso ella lo estaba dejando? — ¡Por todos los cielos, me está dejando! — musitó tan inaudible. Pero, ¿ por qué? ¿Qué había pasado? ¿Había hecho algo mal? ¿Era posible que sólo en este corto tiempo fuera lo dejara de amar?
Sus manos temblorosas tomaron la carta. La incertidumbre lo carcomía como polillas aborasadas alimentándose de madera; la ansiedad se había apoderado de todo su cuerpo. Se sintió inmediatamente enfermo, sudaba frío y había pedido toda capacidad de articular palabra. Los padres de Leah se habían retirado, suponía que para evitarse la pena de verlo llorar cuál alma en pena al enterarse que su hija lo estaba botando. Tomó una gran bocanada de aire para luego dejarlo salir quedándose sin nada de aire en los pulmones y comenzar a leer lo que ya temía encontrar en sus letras.
// . // // . // // . //
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Recuerdo perfectamente una ocasión que en la escuela presencié como un compañero le daba un obsequio a una de mis amigas. A mis quince años yo tenía dos ideas muy claras, una muy distante de la otra supongo. La primera, era un detalle muy tierno y tan deseable para cualquiera; el segundo, eran a mi parecer, aún pequeños para entender eso del amor que ni yo aún conocía, pero aún así no le quitaba lo tierno. Al final, para amar, creo que no existe edad.
Me quedé pensando entonces, ¿cuándo me sucedería a mí? Y le conté a papá, a lo que él me respondió que yo sabría cuándo sería ese momento, sabría justo quién sería esa persona. Y aún con impaciencia de niña me prometí que esperaría, después de todo aún era una ingenua en eso que llamaban amor. Entonces, te conocí. Aquella niña sigue muy presente creyéndose aún pequeña cuando está delante de ti.
La Niña le dice a esta ahora adulta joven lo que piensa, y la adulta solo alcanza a decir entre su ensimismamiento, lo conmovida, entusiasmada y alegre que se siente de experimentar esto tan anhelado y atesorado para ella.
Mi amado Leo, a veces siento que mereces más de lo que te ofrezco. En ocasiones, me siento torpe mientras mi corazón y estómago, acelerados y en revolución, se hacen tripas corazón al quererte decir lo dichosa y feliz que soy por tenerte a mi lado. Pero aveces mi cuerpo no parece ir a la par de mis ideas... Así que torpemente atino a abrazarte mientras me aferro a tu cuello y te digo con un hilo de voz esperando a que no se quiebre y delate mi emoción y nervios desmedidos, por tantos sentimientos bellos que llevo dentro por tu causa. Me siento tan niña contigo, y me encanta, aunque aveces temo parecer una loca desquiciada por amarte como lo hago.
¡Por favor, perdóname corazón de mi alma!
Aunque quisiera decirte esto y más de frente, con voz propia, ya no podría. Lo hubiese hecho, eso tenlo por seguro, aunque para decir todo mi ser con claridad, concordancia y sin tartamudear, tendría que indudablemente leerlo desde el papel. Pero, no importa, ¿cierto? Por qué aún así, seguiría siendo mis palabras y mi esencia. Eso es lo que quiero que sientas al leerme aquí, ahora.
¡Por favor perdóname amor mío! Perdóname por no cumplir lo prometido. Mi llanto y mi pesar ha sido mi alimento y la amargura la que me asecha cada día, al saber que ya no podré estar contigo.
¡Ódiame, ódiame te lo pido! Siento que casi te lo podría pedir a gritos. Ódiame para que pueda estar tranquila. Porque preferiría mil y un billón de veces más tu odio a soportar tu tristeza y desdicha mientras aún me amas a desmedida inclusive en mi ausencia.
Maldije a la vida, cuestioné al universo. ¿Por qué nos ha hecho esto? Porque egoístas, conspiraron a nuestro encuentro y hoy nos castigan.
Mi luz en medio de mi oscuridad, mi paz en mis tormentas, ¡JAMÁS DUDES QUE TE AMO!
Mi aflicción es que ya no pueda verte más, pero mayor es mi melancolía al saber que yo seré la culpable del dolor que te avecina.
Desearía que para cuando leyeras esto yo aún estuviera con vida. Pero no sé, no soy tan fuerte amor de mi vida. Ya no me siento en este mundo, pero me aferro a él por solo un minuto de verte, porque mi paz sería cuando yo pudiera escucharte y abrazarte. Por ese motivo, aprovecho a escribirte, mientras me quede fuerzas, mientras aún disponga de mente.
Me iré amándote a desmedida, con mi alma. Gracias por amar a este pequeño ser imperfecto. ¿Sería egoísta pedirte que por favor, seas feliz vida mía? Perdóname si te lo pido. Sólo una última cosa exigiría al universo, y es que me lleve, pero que mi ausencia no te pese. Y no sé si exista otra vida, pero estoy convencida que te amé en esta vida y lo haría sin dudarlo en otras más. ¡Sólo tú existes!
Siempre tuya, tú bella alhelí.
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¡Esto era una pesadilla, tenía que serlo! No suponen que momento, pero las lágrimas se desbordaron desmedidas por su mejillas, el apodo impregnado de ellas caía al suelo. Le faltaba el aire, su corazón parecía que ya no latía, sus sentidos paralizados, mis extremidades rígidas, gélidos escalofríos eléctricos le recorrían por la espina dorsal hasta extenderse por todo su sistema. Dolía, sentía que el pecho dolía, con ambas manos presionaba su pecho, en un intento vano de mitigar el dolor que en el sentía. Sentía como si mil espadas repetidamente lo hubiesen atravesado. Sus vista estaba nublada por el manantial que de sus ojos corría.
Se llevó ambas manos a la cabeza mientras la sacudía frenéticamente en negación. No podía, no su amada Leah. ¿Por qué la vida nefasta, se había ensañado con ella? ¿Por qué con ese ser que no lo merecía?
—Hijo... Leah — las palabras del padre fueron interrumpidas, una ola de tristeza lo inundó enseguida. Cabizbajo, sollozos suplantaron sus palabras, mientras infinitas lágrimas de sus ojos salían cayendo sobre la alfombra de la casa. Su esposa posó una de sus manos en el hombro del padre y este al sentir a su esposa se derrumbó de inmediato, cuál niño aterrorizado sin consuelo. Ella, de inmediato lo acunó como pudo entre sus brazos en un abrazo por detrás. Ella, también lloraba.
— Leah experimentó un infarto en el tronco cerebral. Todo fue muy inesperado, este lunes ella se encontró con dolor de cabeza muy fuerte y parecía que le costaba un poco hablar decía tener vértigo. Decidimos llevarla de inmediato al hospital, entró en estudios y los médicos determinaron que había sido solo en una sección del tronco y procedieron a programar de inmediato su intervención, nos aseguraron que habrían buenos diagnósticos, que eran un alivio que llegáramos a tiempo, procedieron como lo planeado, pero volvió a tener un infarto masivo hoy viernes por la madrugada. Cayó en coma y esta tarde...— La madre cayó, estaba demás seguir hablando...
Leo no entendía absolutamente nada. Nada le cuadraba, nada tenía sentido. Sentía morirse.
Debido a la mala señal telefónica los chicos habían logrado hablar ese domingo. Y leo había seguido conversando con ella hasta ese miércoles por escrito. Sí bien esos días no conversaron tan largo y tendido como siempre, creyó que era por qué su bella alhelí estaba aprovechando sus últimos días en las montañas que tanto disfrutaba. Ese miércoles ella le escribió temprano, avisándole que se quedaría sin red hasta el regreso a casa. Le había dicho que estimaban llevar para el atardecer, casi al caer la noche y que la viera en su casa como cada viernes antes del viaje. Nada de eso le pareció anormal. ¿Por qué nunca le dijo nada? ¿Por qué no le aviso que estaba internada?
La bella Leah siempre se distinguió por ser muy perspicaz e intuitiva, entre su mágica personalidad, parecía tener sangre gitana en las venas, porque de repente, muchos de sus presentimientos llegaban a ser tan acertados que sorprendían al mismo Leo. En infinitas ocasiones ambos habían comprobado lo mágica que era al momento de predecir acontecimientos, ella solía decir que simplemente sentía la convicción de que inminentemente lo que presentía sucedería. Podía distinguirlo más no sabía cómo explicarlo.
Ese día, ese miércoles ella lo supo. Supo que nada sería igual, sabía que el destino había hablado y que el reloj del tiempo se detendría para ella muy pronto. A pesar de las buenas palabras de ánimo de los especialistas, ella lo sabía, nunca se caracterizó por ser un ser pesimista, sólo sabía que moriría.
Cómo uno de los mayores retos que le había puesto esta vida, se dispuso determinante a despedirse de Leo. Y le escribió.
No quiso que nadie le avisara, hizo jurar a sus padres y familiares que no le dirían. Ella, a su manera, quería evitarle todo el dolor posible a su amor. Solo pidió, como ultimo favor, que se encontraran con él como ella había acordado y le entregasen la carta que le había dejado. Solo esperaba que él la perdonara.
Leo yacía inmóvil, las lágrimas habían dejado de salir y una rabia indescriptible le hacía hervir las venas.
—¡Yo debí estar ahí con ella, debí haber estado en el hospital! — le gritabas al aire, a la vida, al destino, al universo.
—Vamos hijo, además de venir a encontrarnos contigo venimos por ropa para ella, tenemos que irnos. Vamos, vamos a despedirnos de nuestra Alhelí.
Y cruzando el umbral de la habitación de su amada, cayó de rodillas al suelo. Ella nunca más estaría ahí. Jamás la volvería a ver reír. Sí contenerse se derrumbó, se quebró, todo el lugar olía a ella, un llanto ahogado y amargo salía de su ronco pecho, sintió morirse junto a ella. — ¿Por qué vida? ¿Por qué universo? Si ella era mi vida... —
De lo más profundo, de los más pulcro y sincero que en su ser se hallaba; estaba ella o lo que quedaba de su ausencia.
-AutumnGirl
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goya-65 · 3 years
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"Las Mujeres que dicen...
"YA NO TE QUIERO
PERO ME QUEDO
POR MIS HIJOS".
Se les llama PRESAS.
Porque viven en una cárcel
llamada CONVIVENCIA.
Las Mujeres que dicen...
"HACE TIEMPO ME HUBIERA IDO
PERO NO TENGO A DÓNDE IR"
Se les llama SIN HOGAR.
Porque lo que antes era un hogar
se convirtió en un REFUGIO.
Las Mujeres que dicen...
"HAS DE TU VIDA LO QUE TÚ QUIERAS,
A MI YA NO ME IMPORTA,
CON TAL QUE CUMPLAS CON LA CASA"
Se llaman CONVENIDAS.
Porque hace rato que sólo se QUEDAN
por la COMODIDAD o por PLATA.
Las Mujeres que dicen...
"YO NUNCA TE VOY A PERDONAR
LO QUE ME HICISTE"
Se llaman VENGADORAS
Porque en cada pelea recordarán
con sumo dolor que el único culpable
de todo es el MARIDO.
Las Mujeres que dicen...
"ESTOY CANSADA, ABURRIDA,
YA NO SÉ LO QUE SIENTO POR TI"
pero cuando hay que ir de shopping
son las primeras en producirse.
Se llaman FLOJAS.
Porque creen que la vida de pareja
solo es ROMANCE y COMPRAS.
Y las que dicen frescamente
y hasta cierta alegría camuflada
"ÉL HACE SU VIDA Y YO LA MÍA,
ASÍ NADIE MOLESTA A NADIE"
Se llaman INFIELES.
Porque cada uno juega
a la familia unida
pero su mundo sexual
y romántico es con OTRO.
Y por último están las que dicen:
"MIS HIJOS SON PRIMERO,
SINO YA ME HUBIESE SEPARADO
HACE RATO, PERO POR ELLOS
ME SACRIFICO"
Se les llama MÁRTIRES
En cambio yo les llamo MIEDOSAS.
Miedo a quedarse SOLAS.
Miedo a SUFRIR si dejan la comodidad.
Miedo a volver a TRABAJAR.
Miedo a que no les ALCANCE LA PLATA.
Miedo a volver a EMPEZAR.
Se sienten sin fuerzas.
Se sientes viejas o feas.
Se sienten morir con solo pensar
que se tienen que separar.
Hay MUJERES VALIENTES
que construyen su propia vida
sin temor a fracasar y luchando
por ser auténticamente FELICES.
¡Ellas lo lograron!
Ahora viven solas
y con un nuevo
y mejor amor.
Ahora aprendieron a trabajar
y valerse por ellas mismas.
Y lo mejor es que sus hijos
no ven a una madre infeliz,
ni una madre sola
que todos los días decía
"ESTOY HARTA" ó
"ERES MALO" al marido,
cuando en realidad
ellas eran cómplices
de tanta desdicha."
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escritor-eso-creo · 7 years
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Te atreves a decir la verdad? /Wigetta
Narra el médico. /Cap 118
Willy tendrá el ataque que tuvo Samuel.
Para el trastorno de Willy existe la posibilidad mas clara que entre en la felicidad más alta o en la depresión igual de radical.
Lo único certero es que cuando explote no saldrá algo bueno.
...
...
Dejé al fin al paciente.
Tuve noticias de Luzu; para nada son favorables.
Frank lo ha dejado, era algo que se podía ver venir, no quería que la culpa se diese en él.
...
Hablé también con Mangel y Rubén.
Ellos están en la etapa que vivió Luzu; indirectamente quieren que Samuel vuelva con Willy. Éso no pasará.
...
...
Era el día de la boda, he visto el comunicado en la prensa.
Escuché  lo mucho que ha cambiado todo, por un lado la desdicha de la relación de Frank y Samuel, cómo uno buscaba con desesperación al otro.
Por otro lado la reacción de Willy, pensé que él cancelaría la boda al enterarse de la persona que es Andrés. 
Era claro que él sabe que no funcionará; entonces, porqué lo haces Willy?
...
...
Frank, cuantas veces te dije que no te acercaras demasiado a Samuel.
Cuantos consejos te di para que se diese la amistad y no se confundiera con el  amor; ya era nadar contra la corriente. Con las sesiones se aclaro el sentimiento, Samuel realmente sentía amor por Frank.
...
...
Supongo que aunque Frank cumpliese al pie de la letra las indicaciones es incierto si el sentimiento se diese o no.
Narra Carol. /Cap 119
Estaría sólo hasta éste fin de semana en España.
Papá y mamá me han obligado a asistir al matrimonio de mi hermano, decían que alguien debe sacar la cara por la familia.
La tonta fui yo.
...
...
Al vestirme sentía mucha rabia; rabia  de querer golpear a Willy. Cuantas veces imagine combinar los aretes con el vestido, los tacos con el collar, el maquillaje, cómo imaginaba sería todo puesto.
Odiaba a Willy, que no he imaginado haría Samuel por ti hermano...
Salí.
...
...
Eran las tres, hay muchas personas.
Prensa.
Gente mayor.
El Juez.
A la distancia veía a las dos únicas personas que harán que éste infierno no arda tanto, Mangel, Rubén.
...
...
Al caminar vi a mi hermano, su traje era estupendo, sonreía.
Andrés aún no aparecía, pase por  muchas personas para llegar a mi hermano.
Narra Rubén. /Cap 120
El traje combinaba con los detalles del traje de Mangel. Era un conjunto, somos un completo.
Jamas se lo dije a nadie pero éstos trajes los hicimos para nuestra boda; claro está que Mangel aquella vez en la tienda al comprarlos hizo una broma.
(Flashback)
-Entonces si me dices que quieres casarte conmigo usaremos éstos trajes? -La cara de Mangel estaba roja al pronunciar ésa pregunta.
Quería reír pero estaba muy nervioso.
-P...Pues sí! Que no te gustan?
-Claro, pero y si algo se presenta antes? Sabes que me gustaría usar algo especial para una ocasión cómo la nuestra...
No entendía lo que decía Mangel
-Algo más especial que lo que nosotros tenemos?
-Sí, hay otra pareja que tiene algo así de fuerte.
-Quién? No conozco a nadie como nosotros.
-Samuel, Willy. Quisiera usar algo así el día que al fin lo admitan.
...
...
...
Recordaba aquel momento, amaba a Mangel por ser así de perfecto con otras personas, amaba que quisiera esperar por si ellos se casaran primero lo usaríamos con ellos.
...
...
Todos nos veían, seguramente la mayoría de estos señores saben quienes somos; sin querer sonar arrogante lo sabía.
...
...
Vimos a la hermana de Willy entrar, se aproximaba a nosotros cuando Willy la tomó de la mano.
Willy venía a nosotros, nos llevó a la cocina.
 El personal se asombró al notar que el novio se podía ensuciar.
Nos metimos a la parte donde descansan los vinos.
...
...
Carol estaba confundida, paramos de caminar.
-Chicos gracias por venir. -Diría Willy al acomodar su saco
Willy estaba muy elegante, su sonrisa radiante. Parecía ser el de antes.
-Papá y mamá me obligaron. -Diría Carol al,acomodarse el vestido.
Mangel y yo no dijimos nada.
-Si han venido les pido no hagan algo estúpido...
Mangel, querido amigo es inevitable callarte.
-Que quieres decir con éso! -Vinimos a rescatarte, ya no tienes porqué fingir!
-No quiero que nadie me salve. Acaso no ven que es así como deben pasar las cosas, soy feliz...
...
...
Carol se quedó confundida, ella supo el porque de nuestra asistencia.
Willy salió, se escuchaba a los guardias buscándolo.
...
...
...
Eran las tres con cincuenta. Todos se aproximan a la sala, Mangel entendía que Willy no quería que lo salvaran.
Nuestro amigo finalmente se volvió loco.
Narra Andrés. /Cap 121
Al entrar a casa los invitados rodeaban la la sala, prensa y familia están reunidos por toda ella.
...
Cuatro con dos de la tarde, tomé a Willy mientras escuchábamos las palabras del Juez.
...
El silencio era algo que me agradó.
La mirada decidida de Willy. Jamas vi tanta confianza en él.
Le brinde una sonrisa; él la respondería, era definitivo él y yo nos casaremos.
...
...
Firmé primero, los flash de prensa se daban.
-Ahora el señor Díaz. -Mencionaría el Juez.
Willy tomó el bolígrafo.
...
...
...
...
Narra Mangel. /Cap 122
Era el momento más triste después de lo de Alex.
Willy firmó. (Clic para escuchar)
-Jamás me hagas esto Ruben. -Susurré.
-Nunca podría casarme con alguien que no fuese tú, jamás. -Respondería al tomar fuerte mi mano.
...
...
Se besaron...
...
...
...
Nadie impediría la farsa, Willy sonreiría.
En mi mente las preguntas parecen que pierden confianza, ya no hay un propósito que hagan que quiera estar en éste lugar.
...
...
...
Ya no se porqué seguíamos viendo a nuestro amigo destruirse.
...
...
...
Finalmente nos fuimos, Carol vino con nosotros.
 Se quitó los tacos y nos marchamos brincando por los charcos, no queríamos volver a usar ésta ropa.
-TE ODIO VIDA! QUE HAS JODIDO LA RELACIÓN DE WILLY Y SAMUEL! -Gritó Rubén con todas sus fuerzas.
-TE ODIO DESTINO! HAS SIDO CÓMPLICE DE LA VIDA AL ARRUINARLO TODO, ÉL JAMAS VA A SER MAS FELIZ QUE CON SAMUEL! -Secundó el grito Carol.
Eramos dementes, la lluvia era tan intensa, se escuchaban a los truenos. Nadie podría escuchar lo que gritáramos.
Seguramente ésa era la respuesta de la vida o del destino, lamentablemente el ser humano no sabe interpretar las señales ni las respuesta que se nos dan.
Ambos me vieron. sabía lo que esperarían de mí.
-ERA HOY, MALDITA SEA! ERA HOY QUE HA DEBIDO PASAR LO INCOMPRESIBLE, TE HAS CALLADO Y HAS JODIDO UN GRAN AMOR! -Tiré el saco, Rubén sonreiría, Carol haría lo mismo.
-Sabía que alguien había venido a salvar a mi hermano. Debí suponerlo de ustedes... -Diría Carol al tomar nuestras manos.
-Lo siento, no pudimos... -Diría Rubén y la abrazó.
-También lo siento. -Secunde  a Rubén.
Carol destruyó gran parte de su hermoso vestido.
-QUE TE JODAN VIDA! -Gritó tirando lo que destruía del vestido.
-QUE TE JODAN! -Gritó también Rubén, en empatía.
...
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                                            ... Continuará.
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leregirenga · 2 years
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"Las Mujeres que dicen...
"YA NO TE QUIERO
PERO ME QUEDO
POR MIS HIJOS".
Se les llama PRESAS.
Porque viven en una cárcel
llamada CONVIVENCIA.
Las Mujeres que dicen...
"HACE TIEMPO ME HUBIERA IDO
PERO NO TENGO A DÓNDE IR"
Se les llama SIN HOGAR.
Porque lo que antes era un hogar
se convirtió en un REFUGIO.
Las Mujeres que dicen...
"HAS DE TU VIDA LO QUE TÚ QUIERAS,
A MI YA NO ME IMPORTA,
CON TAL QUE CUMPLAS CON LA CASA"
Se llaman CONVENIDAS.
Porque hace rato que sólo se QUEDAN
por la COMODIDAD o por PLATA.
Las Mujeres que dicen...
"YO NUNCA TE VOY A PERDONAR
LO QUE ME HICISTE"
Se llaman VENGADORAS
Porque en cada pelea recordarán
con sumo dolor que el único culpable
de todo es el MARIDO.
Las Mujeres que dicen...
"ESTOY CANSADA, ABURRIDA,
YA NO SÉ LO QUE SIENTO POR TI"
pero cuando hay que ir de shopping
son las primeras en producirse.
Se llaman FLOJAS.
Porque creen que la vida de pareja
solo es ROMANCE y COMPRAS.
Y las que dicen frescamente
y hasta cierta alegría camuflada
"ÉL HACE SU VIDA Y YO LA MÍA,
ASÍ NADIE MOLESTA A NADIE"
Se llaman INFIELES.
Porque cada uno juega
a la familia unida
pero su mundo sexual
y romántico es con OTRO.
Y por último están las que dicen:
"MIS HIJOS SON PRIMERO,
SINO YA ME HUBIESE SEPARADO
HACE RATO, PERO POR ELLOS
ME SACRIFICO"
Se les llama MÁRTIRES
En cambio yo les llamo MIEDOSAS.
Miedo a quedarse SOLAS.
Miedo a SUFRIR si dejan la comodidad.
Miedo a volver a TRABAJAR.
Miedo a que no les ALCANCE LA PLATA.
Miedo a volver a EMPEZAR.
Se sienten sin fuerzas.
Se sientes viejas o feas.
Se sienten morir con solo pensar
que se tienen que separar.
Hay MUJERES VALIENTES
que construyen su propia vida
sin temor a fracasar y luchando
por ser auténticamente FELICES.
¡Ellas lo lograron!
Ahora viven solas
y con un nuevo
y mejor amor.
Ahora aprendieron a trabajar
y valerse por ellas mismas.
Y lo mejor es que sus hijos
no ven a una madre infeliz,
ni una madre sola
que todos los días decía
"ESTOY HARTA" ó
"ERES MALO" al marido,
cuando en realidad
ellas eran cómplices
de tanta desdicha."
Autor : Fernando Coello.
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gracelu20 · 4 years
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¡SIN MIEDO A NADA!
"Las Mujeres que dicen...
"YA NO TE QUIERO
PERO ME QUEDO
POR MIS HIJOS".
Se les llama PRESAS.
Porque viven en una cárcel
llamada CONVIVENCIA.
Las Mujeres que dicen...
"HACE TIEMPO ME HUBIERA IDO
PERO NO TENGO A DÓNDE IR"
Se les llama SIN HOGAR.
Porque lo que antes era un hogar
se convirtió en un REFUGIO.
Las Mujeres que dicen...
"HAS DE TU VIDA LO QUE TÚ QUIERAS,
A MI YA NO ME IMPORTA,
CON TAL QUE CUMPLAS CON LA CASA"
Se llaman CONVENIDAS.
Porque hace rato que sólo se QUEDAN
por la COMODIDAD o por PLATA.
Las Mujeres que dicen...
"YO NUNCA TE VOY A PERDONAR
LO QUE ME HICISTE"
Se llaman VENGADORAS
Porque en cada pelea recordarán
con sumo dolor que el único culpable
de todo es el MARIDO.
Las Mujeres que dicen...
"ESTOY CANSADA, ABURRIDA,
YA NO SÉ LO QUE SIENTO POR TI"
pero cuando hay que ir de shopping
son las primeras en producirse.
Se llaman FLOJAS.
Porque creen que la vida de pareja
solo es ROMANCE y COMPRAS.
Y las que dicen frescamente
y hasta cierta alegría camuflada
"ÉL HACE SU VIDA Y YO LA MÍA,
ASÍ NADIE MOLESTA A NADIE"
Se llaman INFIELES.
Porque cada uno juega
a la familia unida
pero su mundo sexual
y romántico es con OTRO.
Y por último están las que dicen:
"MIS HIJOS SON PRIMERO,
SINO YA ME HUBIESE SEPARADO
HACE RATO, PERO POR ELLOS
ME SACRIFICO"
Se les llama MÁRTIRES
En cambio yo les llamo MIEDOSAS.
Miedo a quedarse SOLAS.
Miedo a SUFRIR si dejan la comodidad.
Miedo a volver a TRABAJAR.
Miedo a que no les ALCANCE LA PLATA.
Miedo a volver a EMPEZAR.
Se sienten sin fuerzas.
Se sientes viejas o feas.
Se sienten morir con solo pensar
que se tienen que separar.
Hay MUJERES VALIENTES
que construyen su propia vida
sin temor a fracasar y luchando
por ser auténticamente FELICES.
¡Ellas lo lograron!
Ahora viven solas
y con un nuevo
y mejor amor.
Ahora aprendieron a trabajar
y valerse por ellas mismas.
Y lo mejor es que sus hijos
no ven a una madre infeliz,
ni una madre sola
que todos los días decía
"ESTOY HARTA" ó
"ERES MALO" al marido,
cuando en realidad
ellas eran cómplices
de tanta desdicha."
Fernando Coello.
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johapv94 · 4 years
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Hoy...
Hoy estoy de regreso aquí, a este mundo del cual decidí alejarme hace algún tiempo, de este mundo que me mostraba tantas cosas y me permitía desahogarme en los momentos más difíciles de mi vida, ese mundo que deje atrás por pensar que era uno de mis hobbies menos importante, pero al pasar los días noto la falta que puede hacer algo tan sencillo como tener la oportunidad de expresarte sin tener la certeza de que alguien te va a leer, pero con la satisfacción de sacar estas palabras desde el fondo de mi corazón para que no me carcoman cuando la noche llega nuevamente al finalizar el día.
Ya paso bastante tiempo, un poco más de un año desde que mi vida cambio de cierta manera, de esa manera en la que nunca pensé que lo haría y mucho menos de la forma en la que me encuentro hoy en día. Momentos tan oscuros en los cuales pensé que no me debía ir, en los cuales pensé que la vida no tendría sentido si una persona que era demasiado importante no estaba a mi lado, pero afortunadamente en eso se quedó, en un montón de recuerdos que me llenan el corazón y la cabeza de una inimaginable cantidad de recuerdos y propósitos para lograr alcanzar eso que tanto deseaba.
Hoy una parte de mí no sabe hacia dónde se dirige, hoy una parte de mí no sabe si está haciendo las cosas de la manera indicada, y mucho menos si va a lograr algo en su vida, pero otra que no esta tan escondida sabe que esta alcanzado muchas cosas, metas y propósitos que nunca pensó alcanzar, y si es verdad que tal vez no es lo que yo esperaba y también que no lo estoy haciendo de la manera más indicada, pero saben algo ¡No me importa!
En este punto mentiría si digo que me siento a gusto con muchas cosas que está sucediendo a mí al rededor porque la verdad no es esa, la verdad es que no estoy a gusto y me siento mal hasta conmigo misma, pero que se le puede hacer, si la vida está siendo así y las cosas se encargan de mostrarle a uno la sinceridad y la prioridad de lo que se está viviendo o pasando a nuestro al rededor, las circunstancias se suman, la muerte, la soledad, el encierro y la falta de motivación, rodearte de gente que posiblemente te haga sentir comodo contigo mismo pero que ni si quiera de esa manera te puedan llenar o generar algún tipo de satisfacción. Hoy como muchos otros días quisiera tumbarme en mi cama y no preocuparme por nada más, hoy como muchos otros días solo quisiera salir corriendo y olvidar todo lo que está sucediendo, todo lo que me está atormentando en la mañana, en la tarde, en la noche, en el día y porque no en la semana.
Un torbellino se apodera de mi ser en este instante, un mundo paralelo con una realidad alternativa de la cual me quisiera apoderar, se suman cuestiones inexplicables, cuestiones de amor, cuestiones laborales entre muchas otras preocupaciones que no tendrían porque tener cause en una situación de vida como la que tengo en este momento, pero bueno esa es la realidad que debo vivir, esa es la realidad que me dio el destino y a la cual me debo acoplar. Si tal vez en este momento muchos o pocos lean esto y piensen que estoy al borde de la locura, al borde de la depresión o incluso al borde de la muerte, pero ¿saben? en este punto muchas personas nos debemos acostumbrar a que esa es nuestra realidad y a que la gente siempre llegara a criticarnos, por la forma en la que vestimos, por la forma en la que hablamos, porque somos gordos o flacos, por nuestros dientes y por muchas atrocidades más que tal vez en este punto a nosotros ya nos dejó de importar.
Hoy más que nunca quiero un abrazo, hoy más que nunca quiero un refugio, un beso, un amigo, un amante, un cómplice, un compañero, pero cuando recuerdo todo este tipo de cosas que quiero también recuerdo todas las cosas que hice cuando tuve a alguien a mi lado y eso me hace recordar que no debo estar con nadie en este punto de mi vida, debo sumar los abrazos y los besos, y dármelos a mí misma, debo sumar mis desdichas y aciertos y mezclarlas para encontrar un equilibrio en este caos que llamamos vida.
Recuerdo que una perdida es algo que nada ni nadie va a asimilar de la misma manera, recuerdo que lo que queda marcado en mi piel y en mi mente es lo que perdurara para siempre y que debo llegar a un punto en el cual el amor por mi sea tan grande que nada ni nadie pueda venir a destrozarme o ilusionarme con actos tan sencillos como un saludo.
Esto es solo el inicio de algo que quiero retomar y espero hacerlo con más frecuencia de lo normal.
Johanna P.
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latikobe · 5 years
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La prensa oficial y el secuestro de dos médicos cubanos
Médicos cubanos secuestrados en Kenia (Foto Granma)
LA HABANA, Cuba. – París volvió a conmover al mundo, pero esta vez no emociona como en aquellos días en los que Hemingway contemplaba su luminosa apariencia, cuando la creyó una celebración perpetua. París no es una fiesta, no es una ciudad de luz. Vive en medio de la angustia y recuerda a la que antaño sufrió los rencores que despertara el arte gótico; cuando la catedral, esos enconos y toda la ciudad, consiguieron que Víctor Hugo escribiera “Nuestra señora de París”.
La desdicha de la Ciudad de la luz se junta a otras adversidades que empañaron la historia del mundo; aún se recuerda con la destrucción, también a causa del fuego, de la Biblioteca de Alejandría, ocurrida casi trescientos años antes del nacimiento de Cristo. Las brasas que acosaron a Notre Dame fueron tan enormes como las provocadas por Nerón cuando incendió Roma, o como las que destruyeron a Londres en el siglo XVII. Y en estos días se recuerdan esos fuegos destructores, grabados en la eternidad de la historia.
Siempre que se fijan los sucesos se hace historia. Gran responsabilidad de ello tiene la prensa, encargada de relatar hechos que podrían inscribirse en la gran tradición, fijándose en ella para siempre. En la vida moderna la prensa tiene la responsabilidad de visibilizar esos hechos y conseguir que perduren en la memoria, aunque a veces sucede lo contrario. No son pocos los sucesos trascendentes que son mirados con soslayo. Así suele suceder en Cuba, donde no todos los acontecimientos relevantes reciben las merecidas vigilancias.
Podría ser muy útil el cotejo de algunos sucesos ocurridos en la Isla con las atenciones dedicadas por la prensa. Probaré atendiendo a tres eventos y la a la manera en que fueron visibilizados. Ahora pienso en tres secuestros. El primero, el más añoso, ocurrió en La Habana de los meses previos al triunfo de los barbudos, en el Hotel Lincoln, ese que se levanta en la calle Virtudes y que ya no exhibe el glamour de los años en los que hospedara a tantas celebridades.
Fue en ese hotel donde se consiguió raptar a Fangio. Tres hombres armados lo obligaron a abandonar el hotel y a que abordara uno de los tres autos parqueados en la calle Virtudes. Todo sucedió el 24 de febrero de 1958, y los perpetradores del rapto eran miembros del “Movimiento 26 de julio”. Con la acción se pretendía hacer visible la fuerza de una organización clandestina que, desde la ciudad, apoyaba al Ejército Rebelde comandado por Fidel Castro.
Los captores y el secuestrado se convirtieron en un punto centralísimo del noticiario mundial. Esa acción que el discurso comunista cubano relata insistentemente, y con gran encomio, consiguió visibilizar la correlación de fuerzas en la Cuba previa al triunfo de 1959; y todavía hoy se exalta esa maniobra, y hasta se le considera como una hazaña, cuando en realidad fue un abuso brutal a pesar de los guiños de Fangio, el atropellado.
El segundo de los raptos que me interesa destacar fue el que hicieran al niño Elián González, y que tuvo a su madre, según la prensa de la isla, como la primera ejecutora; luego de la muerte de esta y del rescate del niño, la familia miamense de Elián reemplazó a la madre demonizada, convirtiéndose en los nuevos ladrones. El hecho consiguió gran trascendencia, el mundo entero hablaba de Elián, mientras  la “revolución”, a la que habían robado un vástago ganaba notoriedad. Fidel Castro se puso al frente y sacó a la calle a “todo un pueblo”, los conminó a bravuconear.
No sé cuánto se dejó de trabajar y producir en esos largos meses, muy pocos deben saberlo, quizá solo esos que organizaron las marchas, quienes en ellas hicieron discursos pomposos, y subían a sus autos cuando finalizaban las exaltadas peroratas. El niño Elián volvió y se hizo familia de Fidel Castro; “El padre, el hijo, y la revolución”.
El pequeño se convirtió en un fenómeno mediático, sirvió a Fidel y a la “Revolución”, quienes comprobaron los beneficios del “secuestro”. Fidel encontró justificaciones para hacer sus acostumbrados discursos de barricada. Elián fue la nueva excusa para demonizar al “enemigo”. El niño rescatado de las “crueles garras del enemigo” y recibido por Fidel, el gran redentor, el gran “héroe”.
Ahora no está Fidel, el de las grandes epopeyas discursivas. Ahora “el horno no está pa’ galleticas”, y quizá tenga que ver con esas circunstancias el cuidadoso seguimiento que se le ha dado al secuestro en Kenia de dos médicos internacionalistas cubanos. La filantropía de la “Revolución” y de sus profesionales de la salud es la bandera del discurso oficial, pero una madre no aceptará tranquilamente que secuestren a un hijo que viajó al África y desatendió a su familia porque quería conseguir un poco más de dinero.
Poco dicen los medios oficiales del asunto, poco se sabe del secuestro y de las condiciones que ponen los captores para devolver a los retenidos. Esta vez la prensa procede con cautela, decide abandonar la bravuconería. Sin dudas la decisión de “bajo perfil” viene de arriba; aunque comentarios parecidos a estos que ahora escribo podrían figurar en la conversación de los cubanos y de los familiares de los secuestrados
Ninguna madre se acostumbra a la ausencia del hijo, ningún hijo entiende el viaje del padre y mucho menos la posibilidad de que no regresen. Ningún niño tiene que sufrir el secuestro de su padre. Cada madre debe dormir tranquila, sin que la acose el sobresalto de un toque en la puerta de su casa. Ningún padre quiere mirar en el umbral de su puerta a un extraño que le cuente que unos islamistas secuestraron a su hijo.
El bajo perfil que dedican al asunto es oprobioso; este 18 de abril, en una breve nota publicada en el periódico Granma, se informaba de las conversaciones de Díaz Canel con los presidentes de Kenya y Somalia, y de cuánto estaba dispuesto a hacer el gobierno cubano para conseguir el regreso de Assel y Landy, aunque no se exponen las verdaderas causas del secuestro ni las estrategias que seguirán los gobiernos de Cuba y Kenya para salvar la vida de esos médicos.
La “colaboración” médica es una de las banderas del gobierno cubano a la hora de ensalzar las bondades del socialismo isleño, aunque los cubanos no se enteren jamás, al menos a través del discurso oficial, de cuánto de redituable tiene esta “generosidad isleña”. El silencio que rodea el asunto es irresponsable, es cómplice. ¿A qué temen? ¿Acaso suponen que hechos como estos traerán como consecuencia que den al traste con la disposición de los profesionales a cumplir esas misiones?
¿Cuánto tiene de negocio la solidaridad cubana que exaltan los comunistas? ¿Se preguntarán Assel y Landy porqué el médico Antonio Castro no correrá nunca esa mala suerte?
No sabemos lo que conoce el gobierno ni cómo procederá en lo adelante. ¿Será capaz de pagar un rescate? ¿Volverán como los cinco? ¿Estará dispuesta la prensa oficial a entrevistarlos sin sugerir antes las respuestas? No tenemos todos los detalles, pero el suceso está fijado, aunque la prensa oficial comentará con más detenimiento las exaltadas llamas que hicieron caer la aguja de Notre Dame que el secuestro de esos médicos cubanos. ¿Cuál será el final de esta historia?
La prensa oficial y el secuestro de dos médicos cubanos
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noisilysecrettexts · 7 years
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La noche en aquel notable hotel opulento estaba rebosante de un clima fresco y templado. La brisa golpeaba con tanta sutileza que podía imitar cual perfecta caricia sobre la piel.  La temperatura era lánguida, pues anunciaba la salida del verano y entrada del invierno.
Ella estaba apoyada en una pared observando la jardinería que intentaba dar su mayor esfuerzo por parecer un ambiente natural. Sin embargo, la tierra había sido sustituida por ladrillos de refinado material y diseños peculiares. 
Cerca de ella había dos jóvenes vestidos con trajes negros que liberaban su ansiedad en un cigarrillo mientras observaban la luna, que amablemente, regalaba un espectáculo en el espacio abierto. El olor a nicotina se esparcía en una dirección opuesta adonde se encontraba la muchacha. Eso le brindaba la comodidad necesaria para disfrutar de su estadía en aquel crepúsculo. 
Los jóvenes dialogaban y descargaban sus quejas sobre el fastidioso ambiente que había en la fiesta que se estaba llevando a cabo en la sala que brillaba a lo lejos con humaradas de luces y el calor de cerca de trescientos invitados. 
La muchacha prestaba su oído a la conversación y pensaba que tal vez aquellos mancebos solo protestaban por sentirse enfermos del corazón, como ella. ¿Cuándo la diversión podía vivirse a plenitud con emociones decaídas?
El viento cesó un momento y la nicotina se estancó cerca de su nariz provocándole tos y estornudos. Así que decidió moverse hacia un lugar donde la luz a penas fuese un susurro tenue, la oscuridad se sintiera más densa y su soledad más profunda. 
Mientras intentaba distinguir sus zapatos de lo que parecía un vacío negro pensaba en lo que acababa de sucederle. Un joven en quien había prestado ojos de interés se había acercado a ella con el propósito único de dirigir unas palabras hacia una de sus amigas cercanas. No era la primera vez que le ocurría algo semejante.
A sus amigas les consideraba como las gemas más centelleantes, por eso no se daba por sorprendida que cualquier joven presentara fascinación hacia alguna de ellas. Pero eso no disminuía la sensación de vergüenza y desdicha que cargaba por dentro. 
Estaba consciente que su figura y rostro podían contemplarse sin admiración, pues no había nada tan especial en ello. Pero estaba segura que no podía ser definida solo con indiferencia. Entonces, ¿Por qué parecía que su existencia repelía la presencia de quien en ella posaba su interés? No encontró respuesta.
Su soledad combinaba muy bien con la noche templada y sombría. Fue así como un ataque de fragilidad llegó a ella haciéndola sentir desesperada por querer compartir un momento grato y feliz con alguien. Así como los muchos que disfrutaban de sus acompañantes en aquella celebración a la que había asistido. Todos expresando un basto cúmulo de miradas cómplices, sonrisas contagiosas y manos juntas con roces discretos. 
Apetecía compartir un baile con alguien que se deleitara en la danza y que gustara de ella, aunque fuese tan solo por su sonrisa. Algo que se asemejara a lo que soñó de pequeña.
La soledad quiso aconsejarle dejar sus esquemas mentales y abrazar la compañía de cualquier joven dispuesto a llenar aquel hueco que la hacía sentir débil y quebrantable. No importaba qué apariencia, principios o estilo de vida tuviese.
Pero entonces suscitó un dilema en ella. ¿Solo por cobardía estaba dispuesta a dejar entrar a su vida cualquier persona? No, pues qué de encantador podría tener alguien con vicios y sentimientos poco nobles. Y si ese no fuese el caso ¿Qué había de ella? ¿Qué podía ofrecer más que inseguridad y miedos? 
Se convenció que de adoptar esa idea descabellada, ella terminaría sólo utilizando los sentimientos de alguien para no sentirse vulnerable. Eso le conduciría a un camino que colisionaría rápido ante cualquier marea. 
Respiró profundo y decidió retener la sensación de llanto que emanaba de su cuerpo. Aquello le llevó a tener una conversación con Dios. ¿Cómo se lidiaba con esas impresiones y pensamientos? No lo sabía. Tampoco había respuesta.
Eventualmente, se llenó de cuestionamientos sobre su futuro, quién era y qué hacía. Pero entre toda esa confusión y diálogos había decidido algo: intentar esperar lo que fuese necesario por alguien, en quien confiaba, valdría la pena. Alguien con quien pudiera compartir incontables cosas, pero entre una de ellas, pequeños instantes llenos de música, baile y fragmentos de felicidad. 
Después de aquel evento, la muchacha decidió disfrutar cada celebración con intensidad. Bailar hasta no sentir los pies, reír en abundancia. Los momentos de vulnerabilidad aparecieron de nuevo en su travesía provocándole  algunos tropiezos y heridas. Sin embargo, aquel pacto personal se mantuvo intacto: intentar esperar por alguien adecuado.
Pasados muchos años después la joven creció  y cambió mucho. Había ganado pericia en sus pensamientos. Ya no anhelaba la compañía de nadie. Abandonó aquella idealización sobre la espera y el encuentro. 
La joven había aprendido a abrazar su soledad y ella se convirtió en una excelente amiga. Le enseñó a amarse, a conocerse y reinventarse. Una de las lecciones que le impartió y que ella más atesoró fue que no se está con alguien solo por llenar vacíos y evitar un sentir solitario. 
No obstante, sin esperarlo, desearlo, buscarlo y planearlo ahí estaba con él. Aquellos ojos se encontraron con los suyos y ella era agradablemente consciente de que quedaron atrapados.  A ocho años de aquella celebración donde se sintió tan vulnerable por primera vez, ese día se encontraba de nuevo en una pequeña fiesta.
Aquel muchacho que estaba con la joven no era el mejor danzante y no tenía los mejores pasos. Pero para ella, fue un bailarín excepcional y perfecto. No pudo desear la compañía de nadie más. Qué fortuna era poder contemplar su rostro mientras bailaba como lo hacía en la comodidad de su habitación, siendo ella misma a plenitud. 
Aquel hombre jovial con ligeras ondas de timidez, altura y un parecer apuesto había cumplido uno de sus sueños de infante sin saberlo. Se sintió bendecida y agradecida por tener la oportunidad de estar a su lado. 
Entendió el por qué confiar en los planes de Dios y ser paciente había valido la pena. Pensar en todo aquello ya descrito en este papel le provocó una risa inevitable, él preguntó qué sucedía, pero ¿Cómo podía explicarle todo esto? La respuesta más simple fue decir que no pasaba nada. 
Una única frase que pudo encerrar aquel mar de sensaciones fue que él era un sueño, aunque él parecía incrédulo ante tal afirmación. Aún siendo así su parecer, solo ella sabía qué significaba poder haberle sentido a su lado, disfrutar de escuchar su voz y dulce compañía aquella noche.
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