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#Felipe Rojas A Arte
felipe-rojas-a · 1 month
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De Felipe Rojas A.
15 notes · View notes
jartitameteneis · 1 year
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"Érase un hombre a una nariz pegado"
...................
Es conocida la rivalidad entre Luis de Góngora, poeta cordobés, y, el satírico y burlesco poeta madrileño, Francisco de Quevedo, ambos probos y eximios poetas del Siglo de Oro de la literatura española.
Según sus biógrafos, ambos se conocieron probablemente en Valladolid en 1601, cuando las cortes decidieron cambiar de lugar, de Madrid a Valladolid por orden del rey Felipe III. Desde 1601 hasta1606 la movida cultural de la época se destacó y descolló en Valladolid, el traslado de las cortes implicó una renovación de aire cultural barroca, inédito y sin precedentes, el teatro y la comedia vallisoletana fue intensa y productiva, así, la Cofradía de San José albergó compañías de teatro en un número permitido hasta de 8, eran, las que estaban auditadas y avaladas por la corona, Francisco de Sandoval y Rojas, (Duque de Lerma) el válido del rey, dedicado a la administración, además, entre otras funciones, se dió el tiempo para supervisar y permitir que la estancia de la corte en tierras vallisoletanas sea amena, divertida y con espacios culturales.
También, muchas de las obras literarias fueron impresas en sus talleres editoriales gráficos del editor Luis Sánchez, como, la obra de Cervantes " El ingenioso hidalgo Don Quijote...." Salió a la luz en una edición limitada en 1604, y así, muchos autores editaron sus libros.
Del mismo modo, el movimiento cultural vallisoletano era promovido por la corte, la esposa del rey, era amante y gran aficionada al teatro, a orillas del Pisuerga se organizaban eventos, kermes, danzas, murgas, iluminando también la actividad cultural en las noches, del mismo modo, los poetas y literatos estaban presentes, como se dijo antes, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, y otros más, estuvieron a lo largo de ese lustro de desborde cultural, derrochando arte y talento ya que el medio así lo exigía.
La producción artística y literaria en Valladolid no tuvo similitud alguna, "El Siglo de Oro" estaba en ebullición.
Es probable que el conceptista y satírico - burlesco poeta, Francisco de Quevedo, aún no haya escrito esos versos irónicos dedicado a Góngora, el superlativo en su prosa era su sello, así se descuelga
Érase un hombre a una nariz pegado
Érase una nariz superlativa
................
Érase una nariz sayón y escriba
Un Ovidio Nazón mal narigado
::::::::::::::::::::::::::::::::::
El poeta y dramaturgo no reparaba en burlarse incluso de la prominente nariz del poeta Oviedo, las comparaciones burlescas y superlativas eran siempre direccionadas, en este caso, al poeta cordobés, Quevedo lo resaltó irónicamente, burlandose de su apariencia física, su homosexualidad y acusar a Góngora de ser judío, lo mismo, que hizo con el válido del Rey Felipe IV - el Conde de Olivares - en otros poemas
Acá, unas letras de Quevedo resaltando su antisemitismo dirigido al poeta cordobés
Yo untaré mis obras con tocino
Porque no me las muerdas
gongorilla
Perro de los ingenios de Castilla
docto en pullas, cual mozo de camino
apenas hombre, sacerdote indino
que aprendiste sin cirrus la cartilla;
chocarrero de Córdoba y Sevilla
......,............... ....
No cabe duda, el ataque y humillación a Góngora al resaltar su origen judío ( los judíos por normas del kashrut no pueden corner carne de cerdo), Góngora en 1576-80 estudia teología en Salamanca, pero no llega a graduarse, por tal motivo, el cordobés pierde la Capellanía real que el rey Felipe III le había concedido por no ser aún sacerdote, de ahí, que Quevedo arremete con su frase "sacerdote indino" aludiendo a sacerdote descarado e impropio.
Por su parte, Góngora, ya mayor, tenía ganada reputación incluso antes que Quevedo editará sus poemas, aún así, se refería como " Quebebo"
Resaltamos unos versos dedicados a Quevedo
Anacreonte español, no hay quien os
tope
Que no diga con mucha cortesía,
Que ya que vuestros pies son de elegía,
Que vuestras suavidades son de
arrope.
:::::::::::::::::::::::::::::::::
Góngora no se quedaba atrás, los insultos eran finos y directos, se sabe que Quevedo era adepto a la bebida y cojeaba de un pie, de ahí que " vuestros pies son de elegía" nótese en ésta frase, el uso de elegía, acusándole de desgracia e infortunio, o cosa que no tiene remedio - Pie zambo - una cojera congénita que simula el andar al pie equino, Góngora prosigue " vuestras suavidades son de arrope" el arrope es una bebida que se destila de la uva mostillo maduro, en la edad media, se cocía la uva con jugos o frutos para relajarse a jarabe, sí se rebajaba aún más, era un licor popular y barato, se sabe que Francisco de Quevedo era de familia pudiente y trabajó en puestos cortesanos y políticos, por eso, su denigración a libar bebidas populares era la ironía que Góngora hacía gala.
El culteranismo y la fineza de los poemas gongorinos no escatima en seguir insultando al poeta madrileño
Este sin landre claudicante Roque,
de una venera justamente vano,
que en oro engasta, santa insignia,
a lo que, a San Trago camina, donde
llega:
que tanto anda el cojo como el sano.
::::::::::::::::::::::::::::::
"Este landre claudicante Roque" Vemos que hace alusión a su movimientos rectos como "Roque", pieza de ajedrez, o también, una persona que camina de manera mono-direccional, y landre, son tumores que salen en sobacos o en la ingle, quizás se refería a su andar cojeando.
En fin, ambos poetas del Siglo de Oro, una vez más nos demuestran su fina poesía, la sátira,- burlesca, tanto Góngora con el estilo poético culteranismo y Quevedo usando el conceptismo y valiéndose de la sátira burlesca y la ironía en sus poemas, fueron dos pesos pesados en la literatura barroca de inicios del siglo XVII
Toda una polémica
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ignacionovo · 3 months
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¡Hola, buenos días, humanidad! 🌍 ¡Feliz viernes! 💪🌟🚀🏆🌈📈🌱🌞🎯🌺 Hoy os dejo la panorámica de Sucre. Conocida como la "Ciudad Blanca" por sus hermosos edificios coloniales de fachadas blancas y techos de tejas rojas, es la capital constitucional de Bolivia y una joya arquitectónica y cultural. Ubicada en un valle rodeado de montañas en el sureste del país, Sucre es reconocida por su impresionante arquitectura barroca, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Entre sus puntos de interés se encuentran la Catedral Metropolitana, la Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca, una de las más antiguas de América, y el Convento de San Felipe Neri.
Para tener en cuenta...
Poco a poco voy aprendiendo que, aunque reaccione, no cambiará nada, no hará que la gente de repente me quiera y me respete, no cambiará sus mentes por arte de magia. A veces es mejor dejar las cosas estar, dejar ir a la gente, no luchar por el cierre, no pedir explicaciones, no perseguir respuestas y no esperar que la gente entienda de dónde vienes. Voy aprendiendo que la vida se vive mejor cuando no la centras en lo que sucede a tu alrededor, sino en lo que sucede en tu interior. Trabaja en ti mismo y en tu paz interior.
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rockanrolario · 7 months
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#Rola | Möebius | Into the Grave
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Möebius, el quinteto chileno que nos sumerge en un universo de sonidos y narrativa intrigante, está de vuelta con "Into the Grave" un explosivo nuevo single y videoclip que te llevará a la oscuridad de su mundo cyberpunk, el último adelanto de su esperado álbum conceptual "Kryptomnesia”. En el segundo sencillo de su próximo larga duración, Möebius continúa tejiendo la trama fascinante de "Kryptomnesia", y esta canción en particular explora cómo “The Hand”, el grupo de poder dentro del enigmático Laberinto se enfrenta al Technomancer dejándole claro que está destinado a vivir con el status quo. ¿Podrá el Technomancer derrotar a esta fuerza que se nutre del consumismo y la competencia desenfrenada? https://www.youtube.com/watch?v=OGCQy7dFU9s El videoclip de "Into the Grave" es una obra maestra audiovisual que complementa a la perfección la narrativa de la canción. Desarrollado por la talentosa productora Plátanos de la Quinta Región, dirigido por Matías Rojas Ruz y producido por Diego Jorquera, este video cuenta con una impresionante dirección de fotografía a cargo de Felipe Herrera y una dirección de arte innovadora que estuvo a cargo de Marie Anne Oliger. Laura Toledo interpreta magistralmente a la jefa de "The Hand", mientras que Emilio Dieguez se adentra en el papel del Technomancer. Finalmente la banda misma se toma el escenario como "The Hand", entregando una actuación memorable. La música de Möebius es acompañada por una calidad de producción excepcional. El álbum fue grabado por la banda en abril de 2023 en los prestigiosos Jester’s Abyss Studios. La mezcla fue realizada por Rodrigo Aranda y Felipe Marín, y su masterización fue ejecutada por el talentoso Francisco Holzmann. El arte de la portada del álbum es una creación de Claudio Bergamín, un artista chileno de renombre que ha colaborado con leyendas del rock como Judas Priest y Rata Blanca, entre otros. Hoy en día la banda está compuesta por Felipe Marín (batería), Sebastían Herrera (guitarra), Felipe Herrera (bajo), Clemente Cociña (sintetizadores/samples), Tomás de la Fuente (voz), y están listos para llevar a su audiencia en un emocionante viaje hacia lo desconocido con "Into the Grave". Read the full article
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gerardofontenelle · 8 months
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Apple Arcade - A New World To Play In from Mauro Chiarello on Vimeo.
Director: Ian Pons Jewell Producer: Chris Avery @ Apple Writer: Jordan Pories Creative Director: Hamish Pinnel Art Director: Esteban Cardona Group Creative Directors: Sam Oliver & Carl Broadhurst AD Producer: Jacob Stitzel Production Company: Reset Managing Director: Dave Morrison Executive Producers: Deannie O'Neil & Jen Beitler Head of Production: JP Colombo Producer: Megan Moore Director of Photography: Mauro Chiarello Director’s Assistant: George Daniell Casting: Majo Gallardo Costume Designer: Nayeli de Alba
Production Service Company: The Lift Producer: Fuad Abded Managing Director: Avelino Rodriguez Production Manger: Israel González Cadena Unit Manager: Vladimir Espinoza Production Coordinator: Liliana Huacuja APOC: David Carretero Script: Andrea Eduardina Key PA: Juan Tovar Production Assistants: Erick Ávila, Miguel Luna, Isaac Alvarez Runner: Paulina Camacho Chaperone: Paulina Marín Chaperone: Paulina Maqueda Locations Manager: Sergio Aguilar Locations Assistants: Itzia Rojas, Rodrigo López, Eduardo Gutierrez, Andrés Macías, Juan Chávez
1st AD DGA: Robert Phillips 1st AD: Sandra Mayerstein 2nd AD Vala Cárdenas 2nd AD: Lorenza Ramos 1st AC Horacio Vega 2nd AC: Adonay Meza Camera PA: Edson Reyes DIT: Julio Cesar Gonzalez Data Manager: Hayde Medina Corona VTR Operator: Jonathan Fernando Noriega Hernández VTR Assistants: Eduardo Martinez & Miguel Valdez Wheels Operator: Felipe Pérez-Burchard Steadicam Operator: Gerardo Manjarezz Trinity Operator: Niels Lindelien Gaffer: Leonardo Julián Key Grip: Juan Antonio Aguilar López Key Grip: Jose Marcos Vilchis VFX Supervisor: Daniel "Chovy" Cordero VFX Assistants: Rafael Santana Cruz & Francisco Ruben Perez Reyes
Production Designers: Robin Brown & Margarita Laborde Hair & Make Up: Chela Olea Hair & Make Up Assistants: Yoali Cortés, Ixchel Cortés Stunt Coordinator: Tomas Guzman Art Coordinator: Katia Duarte Propmaster: Diego Téllez Decorator: Melinda Ridaura Decorator: Sandra Jalife Art Assistant: Jessica Peralta Wardrobe Coordinator: Giselle Arriaga Wardrobe Assistants: Rodrigo Montoya, Paulina Regalado, Christian Fernando, Rocelia Alexandra Graphic Design: Mireya Guerrero Renders: Hugo Jiménez Swings: Daniel Hernández, Jesús Enriquez, Aldo Márquez, Juan Cisneros, Néstor Luna, Luis Hernández, Gabriel Cabrera.
Edit Company: Whitehouse Post, Los Angeles Editor: Tobias Suhm Executive Producer: Joanna Manning Post Producer: Jordan Stricklin
VFX Company: Framestore VFX Supervisor: James Rogers Senior Producer: Joe Greenberg Art Director: Carlos Vidal Lead Data Wrangler: Fabio Zapata Data Wrangler: Juan Colon Coordinator: Evan Kanter
CAST Kid in car: Ariella Covalin-Mizarahi Metro Guy: Shu Sakimoto
Chef & Waiters: Jack Morris Jean Wolf Allison Vargas
Taco Stand: Mariana Arias Emme Gonzalez Paulina Camacho Oscar Sagrado Raphael De Cecco Ivan Modragon Christian Godoy Miguel Angel
Airplane: Heidy Diaz
Popcorn Eaters: Micah Bijon Charlie Scovill
Clothes Guy: Rick Darge Bus Shelter: Yuki Oc-Noda
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tonin-terets · 11 months
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Peugeot 308 - Drawn by attraction from Mark Jenkinson on Vimeo.
It was a lot of fun to design and bring this little character to life with a brilliant team. Awesome work as ever with @gudnason and amazing CG work by the Mill. Huge thanks to my wonderful producer Giulia and to everyone who worked on this!
Production Company Movie Magic International Executive producer Giorgio Borghi Producer Giulia Buffa Director Mark Jenkinson DOP Ottar Gudnason 1st AD Ferran Rial 2nd AD: Jesus Espin Production Designer Jon Blud Stylist: Claudia Martins Wardrobe assist: Felipe Rojas / Natalia Castillo Arm Car: @car_shooting111 Marc Roca @x_moliner @montoliuxavier Precision Driver Dan Adams / Marc Sangra Stunt rider @natasha.duran 1st AC: Alex Benhamou 2nd AC Francesc Rubio VTR: Celia Abraira DIT: Sergi Aranda Key Grip: Xavi Gordi Gaffer: Ricard Pujol Car care Victor Sanchez Service Company Vivi Film EP: Fabrizio Vittucci / Carlos Soms Prod Manager: Serge Hernandez Shot on Sony Venice 2
Editor Quin Williams at Tenthree Global Head of Peugeot Marketing & Communications : Phil York Brand Content Director : Erika Bouteloup Brand Manager : Elodie Bugat Agency : OPEn Global Account Lead: Stéphane Boutier Global Business Director: Judith Romero Global Account Director : Lena Lieuvin Global Account Executive: Helia Bardon Chief Strategy Officer: Loïc Mercier Head of Planning: Nicolas Orsoni Creative Director: Stephane Lecoq Art Director: Jake Butler Copywriter: Nick Kugge Head of Production/agency producer: Patricia Lucas Agency post-producer: Florence Marquet Sound Designer : Fabrice Pouvreau
VFX Studio: THE MILL PARIS Executive Producer: Fabrice Damolini VFX Producer : Stéphanie Mollet VFX Supervisor et Flame: Alexis Baillia CG Supervisor: Mickael Girod Editing : Maxime Didelot Grading: Philip Hambi Modelling & Environment: Jaspreet Kay Dua, Tytouan Botte, Nicolas Du That Co Generalist: Guillaume Dadaglio Rigging: Marine Sisnaki, Alexandre Sauthier Animation : Alban lelièvre, Geoffroy Barbet Massin, Ludovic Martin, Hervé Anceau FX: Pierre Carcedo Lighting : Valentin Lesueur, François-Xavier Gonnet, Balthazar Bourguignon, Tytouan Botte Compositing : Ugo pierantoni, Fabrice Fernandez, Jordan Recoquillon, Killian Roy Flame : Alexis Baillia VFX Coordinator : Milan Vicet, Mathilde Cohen Selmon Assistant : Julie Rigaud, Chloé Charrier, Felix Fléchet, Naomie Dumas, Pauline Royo, Antoine Zimer, Maité Tamain VFX support: The Mill Bangalore Associate Production Manager: Rushikesh Shelar Production Coordinator: Raman Dhode, Srinivas Bandi, Nividita Dakua Compositing Supervisor: Venkata Siva Kumar Mannepalli Compositing Lead: Rajesh S Compositing Artist : Pavan Gurhalkar, Ragesh Ramchandran, Gopinathan Sekhar, Sudeep Bandi Asset Lead: Nishant Kumar Rigging Lead: Garlapati Yeswant Lighting Supervisor: Aritra Kumar Sarkar Lighting Artist: Trinath Sarkar, Romika Tiwari, Karan Patel, Sourabh Soni MMRA Supervisor: Elangovan Ganeshan MMRA Lead : Smijumon Viswanathan, Avaneetharan Karuppasamy MMRA Artist : Puppala Vinod Kumar, Anirudh Krishna Kurve, Tirupati Bhavani Shankar Derangula , Upasana Choudhary, Swapnil Bharat Nerkar, Yallamraju Venkata Raja Chandra, Praveenkumar Palani, Asif Mohammad, Paras Pareshkumar Shah, Typhan Rai, Chetan Balasaheb Kadam, Vijay Bapu Chavan Prep Supervisor : Sugumar S Prep Lead : Kiran Veeraswarapu, Sachin Ranaware Prep Artist : Ritesh Patil, Sikandar Shaikh, Anuj Pathania, Prashant Kamble, Abhishek Deswal, Sagar Gawande, Bruno Roosewelt, Jagadeesh Dasari, Utkarsh Indis, Sagar Dasgaonkar Roto Supervisor : Sivakumar S Roto Lead : Rohit Charde, Moumita Ganesh Pratihar Roto Artist : Rahul Jagtap, Laxman Nathuram Bodere, Nitin Yashwant Thorat, Sudhir Balaram Jadhav, Ahamadulla Khan, Hrushikesh Kadu, Shrikant Jadhav, Sudev S, Tanmay Bera, Aditya Shrikant Salunkhe, Rakesh Gharti, Sekh Sahangir Versions Digitales VFX Producer: Kahina Lamblin
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remixinc · 1 year
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Lil Yachty - sAy sOMETHINg from Crowns & Owls on Vimeo.
Written and Directed by Crowns & Owls Creative Directors Tara Razavi and Cam Hicks Executive Producer, Happy Place, Inc. Tara Razavi Executive Producer, Colombia Daniel Mcausland Produced by Miranda Sarah Einy and Daniel Mcausland Miles Parks McCollum as Boat, Thomas and CV Featuring Anok Yai Director of Photography Luis “Panch” Perez Production Designer Brittany Porter Editor Sebastian Zotoff Original Music by Miles Parks McCollum HAPPY PLACE, INC. PRESENTS “SAY SOMETHING” 1st Assistant Director Camilo Bahamón 2nd Assistant Director Danny Cardona
CAST Boat, Thomas and CV Miles Parks McCollum Lover Anok Yai Stand Ins for Mr. McCollum Alex Preciado Stand Ins for Mr. McCollum Keyber Prens Panneso Baby Kaylin Jhareli Viera Parking Lot Mom Eliana Lucumi Parking Lot Kid Silvana Murillo Lucumi Dead Man Edward Junior Martinez Waitresses Margarita Cristancho Waitresses María Milena Córdoba Diner Patrons Stivenson Riascos Diner Patrons Luisa Fernanda Vidad Diner Patrons Jader Yesid Cortes Diner Patrons Ricardo Romero Diner Patrons Daniela Jiménez Diner Patrons Andrés Pedraza Diner Patrons Angel Bohórquez Hallway Men David Cambindo Hallway Men Jorge Andrés Zapata Hallway Men Kevin Savier Moya Hallway Men Juan Esteban Ruiz Hallway Men Cristian Duvan Cortes Hallway Men Carlos David Quejada Hallway Men Edwin Felipe Moreno Hallway Men Diego Fernando Riascos Hallway Men Jose Gabriel Cuero Hallway Men Wilder Arieli Arboleda Hallway Men Diego Quintero Hallway Men Duvan José Orozco Hallway Men Jhon Fredy Palencia Hallway Men Adrián Stiward Rodríguez Hallway Men Yonifer Salas Hallway Men Dixon Pedraza Hallway Men Jean Carlos Alegría Hallway Men Cristian Cándelo Hallway Men Andrés Rentería
CREW Production Manager, Colombia Nelson Zuluaga Assistant Production Manager, Colombia Arnol. F Rodríguez Production Coordinator, Happy Place, Inc. Chandler Yvanna Guzmán Production Coordinator, Colombia Isaac Meneses Assistant to Mr. McCollum Madelyn Gamwell Set Production Assistants Miguel Rodríguez Set Production Assistants Cesar Perea Art Director Elisabeth Rendon Art Swings Oscar Javier Martinez Art Swings Oscar Prada Art Swings Javier Rayo Art Assistants Diego Caicedo Art Assistants Victor Vargas Crane Operator Abelardo Parra 1st Assistant Camera Alejandro Florez 2nd Assistant Camera María Fernanda Carrillo Camera Assistant Annie Henao BTS Capturers Daniela Tauty Pardo BTS Capturers Nicolas Quintero Sound Mixer Rafael Ospino Boom Operator Santiago Rodríguez Chief Lighting Technician Herman Jaramillo Lighting Technician Miguel Gamba Best Boy Electrician Alexandra Arguello Electricians Julian Montoya Electricians Carlos Moralez
Electricians Rodrigo Bedoya Rigging Gaffer Camilo Fajardo DMX Controller Mauricio Sarmiento Lighting Assistants Jorge Perez Lighting Assistants Fernando Sanchez Lighting Assistants Oscar Donoso Lighting Assistants Andres Castiblanco Lighting Assistants Jefferson Vidal Lighting Assistants Rojas Wilber Lighting Assistants Fredy Arias Lighting Assistants Jeison Gutierrez Key Grip Yeison Ropero Best Boy Grip Enrique Hurtado Dolly Grip Ericson Ropero Assistant Dolly Grip Andrés Corredor Grips Cristian Moreno Grips Andres Mûnoz Grips Gustavo Padillo Grips Elizabeth Hurtado Production Accountants, Happy Place, Inc. Karen Perez Production Accountants, Happy Place, Inc. Nancy Vasquez Accounting Assistant, Colombia Anlly Vanegas Location Manager Camila Celis Fashion Stylist for Mr. McCollum Aris Tatalovich Fashion Stylist for Ms. Yai Nicole Chaux Wardrobe Designer Daniela Rodríguez Key Makeup Artist for Ms. Yai Jamal Scott Makeup Artist Alejandro Romero
Key Hair Stylist for Mr. McCollum Tangela Snead Key Hair Stylist for Ms. Yai Nena Melendez On Set Special Effects Makeup Artist Gratia Malkemus Prosthetics Designed and Created by Omar Sfreddo at Nomad Studios Security to Mr. McCollum DeMario Jemes Editorial Rock Paper Scissors Editor Sebastian Zotoff Executive Producer Shada Shariatzadeh Head of Production Dre Krichevsky Producer Aymi Sanchez Color No.8 Colorist Tim Smith Managing Director Barny Wright Executive Producer Charlie Morris Audio Mix + Sound Design Adam Carl VFX Pendulum VFX VFX Supervisor Ryan Zum Mallen VFX Coordinator Will Brunker CG Supervisor Daichi Sakane Rotoscoping Ashish Patwal Senior Post Coordinator Damian Giampietro Junior Post Coordinator Emily Tegel Post Production Assistant Kevin Garcia Catering by Jenifer Melendez Caterers Daniel Caicedo
Caterers Fortino Sanchez, Yulieth Dominguez, Caterers Carlos, Caldera Caterers, Hector Sendales Transportation Captain Marcela Durango Transportation Coordinator Jaime Alejandra Canon Drivers Oscar Bautista Drivers Omar González Drivers Estiven Pinilla Drivers Fredy Álvarez Drivers Jimmy Ortiz Drivers José González Motown Records Emmanuelle Cuny Motown Records Nathan Ledesma Motown Records Jill Lamothe Motown Records Gelareh Rouzbehani Management Kevin Lee AKA Coach K. Lab Services by Colorlab Filmed in Bogotá, Colombia.
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ledenews · 1 year
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Women’s History Month at WLU Concludes with Panel Discussion
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West Liberty University is observing Women’s History Month with events celebrating women’s empowerment. Under the coordination of the Diversity Committee, events conclude with a panel discussion planned for noon, Wednesday, March 29 that addresses leadership and Title IX. The panel discussion takes place in the Student Leadership Center, located in the College Union and is open to the public. “The panel addresses two topics important to women's empowerment — our evolving conceptions of leadership and the ongoing benefits of Title IX,” said Dr. Cecilia Konchar Farr, Dean of the College of Liberal and Creative Arts and leader of the Women's Empowerment subgroup of the WLU campus Diversity Committee. The panel includes: - Assistant Vice President of Enrollment Management Katie Cooper,  - Dean of the College of Sciences Dr. Karen Kettler,  - Graduate student researchers in the sciences Alyssa Oppedisano and Megan Stubbs,  - Student athlete leader Nyia Setla (volleyball), - Student Government President Sydney Burkle, - Associate Professor of Management and Economics Dr. Vishakha Maskey, Gary E. West College of Business.  The Diversity Committee meets throughout the academic year and is chaired by Dr. Felipe Rojas, assistant professor of Spanish. Members include staff: Emily D‘Aquila, Izzy Bennett, Kate Billings, Ryan Glanville, Yodev Ocasio, Cassandra Seth, Michelle Panepucci and Tasha Taylor.  Faculty members are: William Baronak, Rebecca Meacham, Hilary Bougher-Muckian, Lihua Chen, Terri Giller, Eveldora Wheeler and James Wood. Read the full article
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poettier · 1 year
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Apple Arcade - A New World To Play In from Ian Pons Jewell on Vimeo.
Director: Ian Pons Jewell Producer: Chris Avery @ Apple Writer: Jordan Pories Creative Director: Hamish Pinnel Art Director: Esteban Cardona Group Creative Directors: Sam Oliver & Carl Broadhurst AD Producer: Jacob Stitzel Production Company: Reset Managing Director: Dave Morrison Executive Producers: Deannie O'Neil & Jen Beitler Head of Production: JP Colombo Producer: Megan Moore Director of Photography: Mauro Chiarello Director’s Assistant: George Daniell Casting: Majo Gallardo Costume Designer: Nayeli de Alba
Production Service Company: The Lift Producer: Fuad Abded Managing Director: Avelino Rodriguez Production Manger: Israel González Cadena Unit Manager: Vladimir Espinoza Production Coordinator: Liliana Huacuja APOC: David Carretero Script: Andrea Eduardina Key PA: Juan Tovar Production Assistants: Erick Ávila, Miguel Luna, Isaac Alvarez Runner: Paulina Camacho Chaperone: Paulina Marín Chaperone: Paulina Maqueda Locations Manager: Sergio Aguilar Locations Assistants: Itzia Rojas, Rodrigo López, Eduardo Gutierrez, Andrés Macías, Juan Chávez
1st AD DGA: Robert Phillips 1st AD: Sandra Mayerstein 2nd AD Vala Cárdenas 2nd AD: Lorenza Ramos 1st AC Horacio Vega 2nd AC: Adonay Meza Camera PA: Edson Reyes DIT: Julio Cesar Gonzalez Data Manager: Hayde Medina Corona VTR Operator: Jonathan Fernando Noriega Hernández VTR Assistants: Eduardo Martinez & Miguel Valdez Wheels Operator: Felipe Pérez-Burchard Steadicam Operator: Gerardo Manjarezz Trinity Operator: Niels Lindelien Gaffer: Leonardo Julián Key Grip: Juan Antonio Aguilar López Key Grip: Jose Marcos Vilchis VFX Supervisor: Daniel "Chovy" Cordero VFX Assistants: Rafael Santana Cruz & Francisco Ruben Perez Reyes
Production Designers: Robin Brown & Margarita Laborde Hair & Make Up: Chela Olea Hair & Make Up Assistants: Yoali Cortés, Ixchel Cortés Stunt Coordinator: Tomas Guzman Art Coordinator: Katia Duarte Propmaster: Diego Téllez Decorator: Melinda Ridaura Decorator: Sandra Jalife Art Assistant: Jessica Peralta Wardrobe Coordinator: Giselle Arriaga Wardrobe Assistants: Rodrigo Montoya, Paulina Regalado, Christian Fernando, Rocelia Alexandra Graphic Design: Mireya Guerrero Renders: Hugo Jiménez Swings: Daniel Hernández, Jesús Enriquez, Aldo Márquez, Juan Cisneros, Néstor Luna, Luis Hernández, Gabriel Cabrera.
Edit Company: Whitehouse Post, Los Angeles Editor: Tobias Suhm Executive Producer: Joanna Manning Post Producer: Jordan Stricklin
VFX Company: Framestore VFX Supervisor: James Rogers Senior Producer: Joe Greenberg Art Director: Carlos Vidal Lead Data Wrangler: Fabio Zapata Data Wrangler: Juan Colon Coordinator: Evan Kanter
CAST Kid in car: Ariella Covalin-Mizarahi Metro Guy: Shu Sakimoto
Chef & Waiters: Jack Morris Jean Wolf Allison Vargas
Taco Stand: Mariana Arias Emme Gonzalez Paulina Camacho Oscar Sagrado Raphael De Cecco Ivan Modragon Christian Godoy Miguel Angel
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Popcorn Eaters: Micah Bijon Charlie Scovill
Clothes Guy: Rick Darge Bus Shelter: Yuki Oc-Noda
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tonertorque · 1 year
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Fotógrafos da exposição Toner/Torque - dezembro de 2022
FOTÓGRAFOS DA PRIMEIRA EXPOSIÇÃO TONER/TORQUE - DEZEMBRO DE 2022
A primeira exposição colaborativa Toner/Torque trará 82 fotógrafos, 4 continentes e infinitos Brasis.
Adrian Rovetta (Anchieta/ES)
Aluízio Sueth Jr. (Alegre/ES)
Babak Kanaani (Teerã - Irã)
Bárbara da Silva Santos (Vitória/ES)
Beatriz Sodré (Vitória/ES)
Bruno Queiroz Marvila (Linhares/ES)
Bruno Reis (Vitória/ES)
Carlos Carriço dos Santos (Anchieta/ES)
Carlos Felipe Rojas (Curitiba/PR)
Caroline Minzoni (Anchieta/ES)
Chad Tobin (Nova Escócia - Canadá)
Christine Walter-Saxena (Londres - Inglaterra)
Cláudia Sampaio (Alegre/ES)
Craig Mammano (Seattle/WA - EUA)
Danilo Andrade (Berlim - Alemanha)
Deybiane Moreschi (Anchieta/ES)
Douglas Lopes (Anchieta/ES)
Ederson Klug (Vila Velha/ES)
Eliane Grillo (Anchieta/ES)
Ellen Bravo (Anchieta/ES)
Eustáquio Silva (Belo Horizonte/MG)
Fábio Miguel Roque (Sintra - Portugal)
Fábio Mozine (Vila Velha/ES)
Fabiola Jungles (Curitiba/PR)
Fernanda Santos do Nascimento (Anchieta/ES)
Fernando Costa Netto (São Paulo/SP)
Fred Ayres (Espera Feliz/MG) 
Gabriela Carrara (Niterói/RJ)
Gabriely Tiburski (Jaraguá do Sul/SC)
George Bravo (Rio de Janeiro/RJ)
Gimü (Vila Velha/ES)
Gustavo Minas (Brasília/DF)
Guy Veloso (Belém/PA)
Islane Flôr (Anchieta/ES)
Ivo Escossia (Fortaleza/CE)
JC Anjos (Rio de Janeiro/RJ)
Jean Venturim (Venda Nova do Imigrante/ES)
Jessie Dinan (Melbourne - Australia)
Jiang Wang (Pequim - China)
Jonas Viriato (Anchieta/ES)
Jose Gallardo (Málaga - Espanha)
Lacy Filho (Alegre/ES)
Léo Daruma (Santos/SP)
Leonardo Daher (Brasília/DF)
Leonardo Prata (Vitória/ES)
Lorena Gomes (Anchieta/ES)
Lua Catake (Belo Horizonte/MG)
Lucas Muniz (Rio de Janeiro/RJ)
Luciana Silveira (Vitória/ES)
Luiz Henrique Rangel (Anchieta/ES)
Marcela Medeiros Calazans (Vitória/ES)
Maria Amélia Boechat (Bom Jesus do Itabapoana/RJ)
Maria Auxiliadora Pires (Alegre/ES)
Maria Bonella (Vitória/ES)
Maria da Penha Soares (Alegre/ES)
Mariana Antônio (Alegre/ES)
Mirella Bravo Bonella (Vitória/ES)
Miro Soares (Vitória/ES)
Monique Ferbek (Anchieta/ES)
Nadja Kouchi (São Paulo/SP)
Nandolfo (Vitória/ES)
Olandim Sueth (Alegre/ES)
Othon Ribeiro (Anchieta/ES) 
Paula Holanda Cavalcante (Feira de Santana/BA)
Paula Maria (Vila Velha/ES)
Rafael da Silva (Guaçui/ES)
Raphael Pereira Santos da Silva Machado (__)
Ricardo Luis Silva (São Paulo/SP)
Roberta Lima (Santos/SP)
Roberto de Barros Lima (Vitória/ES)
Rodrigo Lima (São Paulo/SP)
Rogério Campos (Vitória/ES)
Sara Lovatti (Vitória/ES)
Sergej Vutuc (Paris - França)
Sol Iaria Berlt (Anchieta/ES)
Taynara Barreto (Alegre/ES)
Tiago Almeida (Rio de Janeiro/RJ)
Trey Derbes (Los Angeles/CA - EUA)
Uanas Linhares (Vila Velha/ES)
Vagner Benezath (Vitória/ES)
Vitor de Lima Siqueira (Serra/ES)
Werllen Castro (Vitória/ES)
XÉROX-ARTISTAS - PRIMEIRA EXPOSIÇÃO TONER/TORQUE - DEZEMBRO DE 2022
29 talentosos alunos da rede pública de ensino, orientados pela professora Iris Negrini, enviaram trabalhos em arte xérox para a exposição.
Adriely Silva (Anchieta/ES)
Alexandro Souza (Piúma/ES)
Ana Carolina Vieira de Macedo (Anchieta/ES)
Ana Carolyna Vieira de Macedo (Anchieta/ES)
Ana Izabella Rodrigues Meleipe (Anchieta/ES)
Brian R. de Mattos (Guarapari/ES)
Carlos Eduardo Carriço dos Santos (Anchieta/ES)
Edy Gomes (Anchieta/ES)
Gabriel Cunha (Guarapari/ES)
Gabriel Gomes Ferrando (Piúma/ES)
Gabriel Marx Gonçalves dos Reis (Anchieta/ES)
Gilciane Alves (Anchieta/ES)
Iris Negrini (Anchieta/ES)
Isabella Germano (Piúma/ES)
João Pedro Nascimento (Anchieta/ES)
João Vitor Almeida Matos (Anchieta/ES)
Lucas Cesar Morais (Anchieta/ES)
Luiz Felipe (Piúma/ES)
Maria Eduarda de Nadai (Anchieta/ES)
Maria Eduarda de Souza Santos Ferreira (Piúma/ES)
Matheus Alves da Silva (Piúma/ES)
Matheus Bento (Anchieta/ES)
Matheus Santos (Anchieta/ES)
Natan Coutinho Carvalho (Anchieta/ES)
Reinam Silva (Anchieta/ES)
Simon Silva (Anchieta/ES)
Thalles Matos Ferreira (Guarapari/ES)
Vitória Rita Lorencini (Anchieta/ES)
Wederson Júnior (Anchieta/ES)
***
O lançamento da exposição acontecerá no dia 1º de dezembro, quinta-feira, às 18h, no CEU das Artes, bairro Planalto, em Anchieta (ES).
Realização: Luciano Albertazzi Bravo (curador) e Gerência Estratégica Municipal de Cultura e Patrimônio Histórico.
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felipe-rojas-a · 1 month
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de Felipe Rojas A
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viajeenmoto · 2 years
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EL Club Español, una pequeña Alhambra y unas motos curiosas
Marcelo Hidalgo Sola nos invita a descubrir una joya que engalana la impronta española en la ciudad. El edificio de una institución clave en la historia de la comunidad española asentada en nuestro país que hoy, sigue tan activa como en los días de su nacimiento.
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Estacionar las motos en Bernardo de Irigoyen 172 puede resultar complejo. A tan sólo 200 metros del cruce entre Avenida de Mayo y Avenida 9 de Julio, la ciudad se debate entre el caos y los momentáneos sosiegos que brinda la pausa obligada de los semáforos. Sin embargo, a pesar del agitado frenesí urbano, la fachada del Club Español no pasa desapercibida. Aquí la cosmopolita Buenos Aires luce su costado más español y despliega una arquitectura esplendorosa.
El edificio tiene cuatro plantas, diseños arquitectónicos de estilos variados y una cúpula color terroso con un ser alado coronando el diseño. De su frente impactan muchos elementos, pero sobre todo la visual queda alineada con unos balcones dorados, con diseños art noveau, intrincados, llenos de hojas forjadas a cincel y pequeños detalles que le dan al conjunto un aire de obra de arte salida de un museo o de un decorado teatral.
Pero lo que más desconcierta es que, al elevar la vista, en el siguiente nivel, se ven tres arcos de corte morisco, con mosaicos y diseños que llevan el pensamiento hacia el Medio Oriente. En el 3ro se destacan ventanas de estilo moderno y simple que presentan un corte abrupto con los estilos de las dos primeras plantas. Y, en el 4to y último piso se distingue el conjunto de unos balcones terraza con diseños circulares en la mampostería.
Con justa razón, este edificio sede de la primera entidad en representar a la colectividad española argentina, fue declarado sitio de interés cultural de la Ciudad de Buenos Aires en 2004-explica Marcelo Hidalgo Sola-.Su diseño estuvo a cargo del arquitecto holandés Enrique Folkers , llevó 24 meses de trabajo y se inauguró en 1911.
Los Reyes de España Juan Carlos I y Sofía, y los presidentes Felipe González y José María Aznar han visitado las instalaciones del Club, así como otras visitas ilustres visitas, lo hicieron en ocasión de celebrar fechas relevantes para la comunidad española.En 1910, durante los festejos del centenario patrio, asistió la Infanta Doña Isabel de Borbón, la cual obsequió al Club tres ascensores, dos de los cuales siguen funcionando y el tercero se donó al Poder Ejecutivo Nacional, y que hoy es utilizado por Presidente de la Nación para subir a su despacho.
Salones e interior para una vivir una recepción de lujo
Recorrer el interior es una experiencia aparte. Al ingresar, una alfombra roja se despliega ante nuestros pies y cubre los pasillos interiores. La escalera de la entrada, por la cual se accede a las diferentes plantas, es de mármol rosado y está tallada con figuras, rostros y flores en los flancos laterales. Grupos escultóricos acompañan la subida y reciben a los visitantes en los descansos, previo al acceso a los tres salones del lugar. Los ascensores impactan . De perfil acanalado y pintados en dorado y están conformados por una estructura de hierro labrada, con diseños que dejan pasar la luz entre el interior y el exterior por pequeños intersticios. Los asientos acompañan el diseño de lujo recubiertos de exquisita pana roja.
Cada piso tiene un salón con diferentes improntas y pueden ser utilizados por la comunidad para eventos, conferencias y espectáculos con capacidad de hasta 200 personas. El que más impacta es el Salón Alhambra, que tal como lo dice su nombre, en su interior, recrea con exactitud las formas y diseños de la famosa construcción que está en Granada. Este recinto es un verdadero alarde árabe en toda su pureza, cuyos paneles y decorados son obra del pintor Francisco Villar y su esposa, la pintora francesa Leónie Matthis. Los paneles recrean la visual que se puede observar desde la Alhambra en España: las colinas a lo lejos, las suaves ondulaciones de los terrenos con sus sembradíos, las aldeas distribuidas entre la campiña y la vastedad de árboles y especies que circundan el lugar.Una experiencia única que logra que el visitante se transporte por momentos hacia este paisaje de ensueño del otro lado del mar.
EL compromiso social del Club Español
Desde sus primeros años el Club concretó numerosas obras de bien en beneficio de españoles y argentinos. Participó en varias suscripciones y auxilios para las víctimas de distintas catástrofes suscitadas a lo largo del tiempo y, también fue el pilar de artistas sin medios económicos a los cuales ayudó proporcionando los fondos para que pudieran concretar su perfeccionamiento. El Club ya ha cumplido más de cien años de historia y sigue acompañando de cerca el devenir de los descendientes españoles en el país y recibiendo con los brazos abiertos a todos los que llegan desde la Madre Patria para vivir en Argentina, como lo hiciera antes y como lo seguirá haciendo siempre mientras continúe en pie más allá de los vaivenes del tiempo.
Originally published at on https://viajeenmoto.com.ar August 17, 2022.
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vm4vm0 · 2 years
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ESCUDO NEGRA DC from JIMMY FERNANDEZ on Vimeo.
Director: Jimmy Fernandez Director de Foto: MIguel Bunster Productora Ejecutiva: Maca Keller Director de Arte: Caco Huerta Jefa de Producción: Paula Fernandez Locaciones: Felipe Herrera & Eder Hepp Asst. de producción: Pancho Baldivia Asst. de campo: Tomas Carboni Productor Técnico: Pablo Rojas Maquillaje: Carolina Fernandez Vestuario: Alejandra Salinas Vestuario Asst. Katerine Jara 1er AC: Pelao Flores 2nd AC: Rogelio Ramirez Ambientación: Eduardo Ureta Producto: Victor Jorquera Video asst. Daniel Lara DIT: Mateus Olguin Jefe Electrico: Fabian Olguin Electrico: Ivan Olguin Electrica: Carolina Diaz Op. Astera: Williams Aragon Op. Movi: Piero Leiva Post & Sonido VD: Jimmy Fernandez & DVD Medios Montaje VD: Jimmy Fernandez
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pengychan · 3 years
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[Coco] Nuestra Iglesia, Pt 25
Title: Nuestra Iglesia Summary: Fake Priest AU. In the midst of the Mexican Revolution, Santa Cecilia is still a relatively safe place; all a young orphan named Miguel has to worry about is how to get novices Héctor and Imelda to switch their religious vows for wedding vows before it’s too late. He’s not having much success until he finds an unlikely ally in their new parish priest, who just arrived from out of town. Fine, so Padre Ernesto is a really odd priest. He’s probably not even a real priest, and the army-issued pistol he carries is more than slightly worrying. But he agrees that Héctor and Imelda would be wasted on religious life, and Miguel will take all the help he can get. It’s either the best idea he’s ever had, or the worst. Characters: Miguel Rivera, Ernesto de la Cruz, Héctor Rivera, Imelda Rivera, Chicharrón, Óscar and Felipe Rivera, OCs. Imector. Rating: T
[All chapters up are tagged as ‘fake priest au’ on my blog.]
A/N: Revenge is a dish best served cold, as long as poison is not in the equation. Art is by @lunaescribe​ and @swanpit​​
***
“What in God’s name did he put in that wine?”
“I… I don’t know.”
“What do you mean, you don’t know! You spoke with him, he must have told you--”
“Lower your voice!” Héctor hissed, and he had the audacity to smack a hand over his mouth. “He only told me not to drink the wine, and to tell you not to either. That’s all I know!”
Gustavo scowled, and slapped off his hand. “Ugh, whatever. I don’t care.” He grabbed the reins of his horse, and turned to the other men who’d been taken from Santa Cecilia. They all looked varying degrees of terrified and confused all rolled into one and there sure would be a lot of questions concerning ‘Padre’ Ernesto that Héctor had better give answers to, but at the moment - in the midst of absolute chaos, with about half the soldiers collapsed, another good chunk not looking to great themselves and those not looking pale as death trying to help their comrades in any way they could - they had other priorities.
The main of which was getting out of there.
��Everyone get a horse, we’ll make a run for it. Doubt they’ll notice, let alone give chase. Help is coming, but getting out of the way would be wise,” he said, and sure enough, all men got on top of a horse. Except one, of course.
One idiot who tried to turn and run on foot in the opposite direction, toward the grove where the commander had dragged the man Gustavo had believed their parish priest. Before he could go far, however, Gustavo grabbed his arm. God, it was like trying to look after a child who wanted to find out the hard way why one shouldn’t get into the pen of an angry bull. 
“Chorizo, that everyone includes yo--”
“I can’t leave him behind,” Héctor cut him off. He turned back to him with a look that was somehow both defiant and apologetic, but that most of all made Gustavo want to kick his teeth in. As in, made him want him to kick his teeth in more than usual. “I have to help him.”
“You don’t have to do anything, he was a Federale and--”
“He came to help us!” he snapped. That was not something Gustavo could argue against, which somehow made him ever angrier at the bastard who’d managed to fool him for months on end. So much for just being an eccentric young priest. 
“He’s probably already dead.”
“You don’t know that.”
A groan. “If you want to go and try, be my guest. But you’ll do it on your own, you hear me?” he said. Héctor drew in a deep breath, and with a stronger pull managed to get his arm free. 
“If I don’t make it back--”
“You couldn’t shoot your own foot if you tried, of course you won’t make it--”
“Tell Imelda I love her.”
Jesus Christ. Gustavo slapped a hand on his forehead and groaned again, wishing really hard he was exactly the cabrón everyone claimed he was so he could just shrug, wish him good luck, and ride off to safety with the others. Unfortunately, he was only approximately seventy percent the cabrón everyone thought he was. In the end, he turned to the others.
“Ride back the way we came, fast. Don’t turn back. If you meet men on the way, tell them what is happening.”
“But we don’t know what is--”
“Federales drank a bad batch of wine, tummies hurt, come take them out,” Gustavo snapped, and smacked the rump of Francisco’s horse. It took off, and the others followed. As expected a few yells rose up for them to stop, drowned out in the cries of terror of men writhing in pain on the ground; a shot rang out, hitting no one. Gustavo turned with a scowl.
“Fine. Let’s go save the imposter before I kill you for this,” he grumbled, and when the idiota smiled at him with that stupid golden tooth he had to really fight the urge to knock it out.
***
“I told you I’d make sure everyone would know exactly what you are, didn’t I?”
De la Cruz didn’t reply, but that didn’t matter. His cries before he seemingly ran out of voice had been better music to his ears than any of his singing back when they were in the same battalion; the wheezing sound he made now, as his bloodied chest rose and fell in shallow breaths, was more of enough for him. 
Santiago smiled, and finally stood to admire his handiwork. Blood was everywhere on de la Cruz’s chest; the letters he’d carved on his skin didn’t show as clearly as he would have liked and the traitor’s eyes were falling shut as he tethered on the edge of unconsciousness, but that was nothing a good splash of water wouldn’t fix. Santiago took a bottle from the saddle of his horse, and threw water across de la Cruz’s face and chest. 
“Ah…!”
He recoiled and seemed to choke on it a moment, pulled back onto awareness; much of the blood washed out, and the letters showed stark and clear for a few moments before more blood welled up. But even as it began dripping into the dirt again, the word remained clearly visible and that was all that mattered.
JUDAS
“Now you can never hide again,” Santiago sneered, knowing full well Ernesto de la Cruz would not live to see the sun set that day, let alone get a chance to try hiding. But it was a soothing thought, knowing that anyone walking by his hanging body would get to read the reason why right there on his chest. 
“I have sinned, he said, for I have betrayed innocent blood,” Santiago quoted, cleaning the blade of his knife before he put it back at his belt. A long time since he’d even stepped in a church, he still remembered much of the scriptures. “So Judas threw the money into the temple and left. Then he went away and hanged himself.” 
A pause, and his lips twisted in something resembling a smile. He could taste something bitter at the back of his throat. “Maybe even Judas was above you, after all. You never regretted a thing, did you? You would have never ended your own pathetic life. You had to be dragged out of hiding, kicking and screaming, to be given the punishment you know you deserve.”
De la Cruz groaned and tried to move, or maybe to speak, but in the end all he could do was turn his head to the side and heave, skin clammy and ashen gray, hair sticking to his forehead. Some bile spewed forth into the dirt, and it seemed to take the last of his strength; even when Santiago kicked his side, he barely reacted. 
“What is it? No more begging?” Santiago taunted, and crouched down to put the noose around his neck. There was a weak attempt at shifting away, easily ignored. He tightened the noose, glanced up to make sure the rope went over a branch solid enough to hold his weight, and stood. “No more crying? No more--”
“Uuugh…!”
The sound of someone else groaning and then throwing up caused Santiago to trail off, and he rolled his eyes. Was a little blood enough to make the delicate damsels he was leading grow faint? 
“If you can’t handle this, I suggest you--” Santiago began, turning, but paused when he realized it wasn’t just one of the three men with him at the grove who looked sick.
All of them were pale, one still heaving, the other two clearly struggling to maintain composure. The one who’d just tied up the end of the hanging rope to the horse was holding onto the saddle with one hand and doubling over, holding onto his stomach; another staggered as though drunk, and leaned against a tree before slumping to the ground.
“What are you-- Rojas! Stand up, damn you!”
“Commander, I… I…” he tried to speak, but his voice broke and he doubled over, both hands over his stomach. A few meters away, again came the harsh sound of retching. When Santiago turned again, blood running cold, all three men were either on the ground or kneeling over. Something was wrong, he realized, horribly wrong. 
“What the-- what’s happening!” He demanded to know, walking up to one of them. The wind picked up and as though to answer more sounds reached him, beyond the grove, back on the path where he’d left the rest of his men. There were yells, the whinnying of scared horses, a noise that sounded horribly like a grown man wailing.
“You damned us!” Rojas choked out at his feet, eyes squeezed shut and terror in every word. “You shot a priest and God punished us!”
For just a moment, Santiago believed it. He stepped back, an unknown terror seizing his heart, mind full of the tales of divine punishment he’d heard as a boy, of plagues and fire and brimstone. Everything around him seemed to go still and cold, as though the blistering hot sun above the grove had ceased giving warmth. 
“In God’s name,” the gringo had cried out. “For your own soul, if not for their lives!”
And he’d shot him. He had taken out his pistol and shot him, and now… now…!
Rojas writhed on the ground, and something spurted from his mouth. Santiago was terror-stricken enough to think it was blood at first, that his men were dying as they spat out their own blood - but by then, he had seen too many men bleed out for the illusion to last long. After a few moments he realized what Rojas was spewing forth was not blood at all. It was… it was...
Wine.
He saw it now, with the mind’s eye, the scene he’d come across earlier: his men standing around a fake priest, all of them drinking from casks of wine. Red wine. Mass wine. 
Blood of the covenant. This damn bastard. 
With a cry of fury, Santiago turned his back to Rojas and stormed back to where Ernesto de la Cruz lay, chest bleeding and arms tied behind his back, noose still around his neck… and features twisted in a grin that confirmed all of Santiago’s suspicions. He crouched by him, pulling him up by his hair and shaking him savagely. 
“You! What did you put in that wine!” he screamed. “WHAT HAVE YOU DONE!”
De la Cruz’s eyes found his own, and the despicable grin widened. His chest shuddered while he let out a sound that was hardly recognizable as a laugh, or any sort of sound a human being should be able to make. “Whatever… it took,” he gasped out, and he had the audacity to laugh again. “Todo modo... para buscar... la voluntad divina.”
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“I’LL GIVE YOU DIVINE WILL!” 
With another cry of anger, Santiago slammed the traitor back down against the ground and went to the horse. The raspy laughter still rang out, mocking him, but he would silence it and he’d silence it now. Santiago grabbed the horse’s reins, and pulled hard to get it to move. The beast moved, the rope grew taut, and Ernesto de la Cruz’s laugh was finally silenced. 
In the distance shots rang out, but Santiago Hernández was beyond caring for anything other than the choking noises that now left Alberto’s murderer.
Let them die. Let us all die, as long as I take him down with me. 
He stopped the horse, turned, and watched with a widening smile as Ernesto de la Cruz writhed and choked, hanging by his neck a few feet above the ground. His eyes bulged, his face quickly growing red while he kicked uselessly and strained against his bounds in a doomed struggle for survival. It was horrifying, a slow and painful death. It was perfect. 
I told you I’d avenge you, Beto, Santiago thought, and stood there to watch, faintly wishing he had something to drink as he enjoyed revenge which had been served very, very cold.
***
“Hold the horses, something is-- stop! Everyone, stop!”
Imelda pulled back the reins, causing her horse - who had probably not run so much since the day her father had absolutely forbidden the twins to ride him - to skid to a halt, nearly bumping into José’s horse right ahead. A few paces ahead one of the women, the one who'd allowed Imelda to join, had stopped with a hand held up. 
“Luciana, what is--” José began, only to be silenced by a wave of her hand. 
“Listen.”
They did listen, and after a few moments Imelda heard it over her own rushing blood - distant cries and, coming closer, the beating of horse hooves. Someone was coming. 
What’s going on?
As one, the men and women around her pulled up their rifles and pistols and took aim towards the bend on the road ahead. Imelda did the same, grip tight on the pistol and holding onto the reins with her other hand. Sweat dripped down her brow, into her eyes. The cries remained distant, but the sound of galloping horses drew closer. 
Then several horses come over the bend at breakneck speed, ridden by men in uniform. The first man to appear saw them and cried out, pulling hard on the reins and causing the horse to rear up on its hind legs. The cap fell off his head, Imelda caught a glimpse of his face, and the finger on the trigger went slack. 
The baker.
“Wait! Don’t shoot!” Imelda cried out, lowering the pistol and kicking the flanks of her horse, coming in front of José and Luciana. “I know them! They were taken from Santa Cecilia!”
As José blinked, more horses came into view and skidded to a halt. Voices rose up, frantic. 
“Don’t shoot!”
“We’re not enemies!”
“We got away!”
“Gustavo sent us this--”
“It’s hell back there--”
José lifted an arm to get his comrades to lower their rifles, and Imelda quickly scanned the group. She recognized all of them, they were from Santa Cecilia all right, all twenty-eight of them. Two, however, were missing: Gustavo… and Héctor. 
Fear gripping her heart, Imelda opened her mouth to speak - but José spoke first, kicking his horse’s flanks to get closer to the terrified men. “What-- all right, all right, one at a time. Gustavo sent you? Where is he? What happened?”
“Padre Ernesto-- I mean, we think he’s a Padre--”
“-- not so sure anymore--”
“-- came over with wine, offered it to all soldiers--”
“-- told us not to drink and we didn’t--”
“Did any of you listen to me when I said to speak one at a time?” José lamented, and most of them fell quiet. Only one spoke again.
“Now they’re all sick - if not all, most of them - I think some have died, I am not sure. It was chaos, the screams… It was like the plagues. I think-- I think Padre Ernesto poisoned them.”
“... A priest poisoned them?” José turned back to look at Imelda, baffled. “First you, and now… what is going on with the clergy in your village?”
Ah, that was going to be… a long story to tell. Imelda opted to cut it short, for now. “Ernesto must have gone after them with the holy wine - he clearly did something with it. Francisco-- Francisco, look at me. Where’s Héctor?”
The young man looked back at her, pale as ash. He was a couple of years older than her, and yet looked so much younger now. “He… he and Gustavo stayed behind, he wanted to help Padre-- I mean-- Ernesto. The commander, he was hellbent on seeing him dead. He recognized him, and took him away to hang him. He-- wait, was it him he was looking for in Santa Cecilia?”
Something clenched in the pit of Imelda’s stomach; once again, the knowledge she may have avoided all this by speaking out and handing them Ernesto wouldn’t leave her mind. It was a sense of guilt she would have to deal with, but later. Now, she had to get to Héctor.
And maybe also save that other idiot who thought he could take on Federales with sweet words and poisoned wine. 
But he was not entirely wrong. The men are ill. Vulnerable. We have an advantage now.
When Imelda looked up to meet Luciana’s gaze, she could tell she’d come to the same conclusion. “... We will discuss this later. Their advantage was in numbers and now that they’re sick, it’s gone. We can take them head-on,” she said, and turned to the still shaken men. “How far are they?”
“No more than three miles. Just down the path at the bottom of the hill, they stopped in the middle.”
“A stupid place to stop. Any guards at the back?”
“No. It’s chaos, that’s how we got away.”
“Very well. You can go home. If any of you feel able to join us in this, do so. But lose the jacket, we wouldn’t want to shoot you down by mistake.”
As several of them did tear off the jacket, ready to follow them back, Luciana turned to Imelda again. “That’s your novio still there, right?”
“... Sí.”
“Then focus on finding him. We’ll take on anyone who fights back and find Gustavo. The idiota still owes me money,” she added, and kicked the horse’s flanks. “Onward!”
The group galloped forward once again, ten more men added to its ranks. Imelda spurred the horse, and this time she found herself galloping by José’s side. He turned to look at her as they rode on.
“Hey, do we get an invite to your wedding? I’ll invite you to mine!” he yelled. Despite everything, Imelda found it in herself to laugh. It helped to think of it, that there would be a wedding, and guests to entertain. She would bring Héctor home, and they would have all that, and a lifetime to either celebrate or regret it, tales to tell their children. 
She smiled. “You’ll all be guests of honor.”
***
“I hate you. I hate you. I hate you.”
“You don’t mean that.”
“I absolutely do mean that.”
Héctor decided not to carry on the whispered argument, and they kept moving slowly through the grove, low behind shrubs, following the sound of groans. The hands holding the rifle were sweaty, which didn’t work miracles on his already shaky grip. He let go with one hand to wipe it against his jacket, and almost dropped the rifle altogether when he heard a scream.
“I’LL GIVE YOU DIVINE WILL!”
Gustavo recoiled as well, rifle raised as he tried, without much success, to look like he was all that good with firearms. Héctor may have even found it funny - maybe we’ll be the ones to shoot Ernesto in the ass after all - if not for the noises that followed moments later, nowhere as loud as the scream but bone-chilling all the same. 
The unmistakable noise of someone being choked.
They’re hanging him. They’re doing it. 
“They wouldn’t give me a quick death,” he had told him once, and he had been right. It was horrifying but maybe, if he made it on time, it was a blessing in disguise. He could stop it. 
Héctor ignored Gustavo’s whisper to wait and just began running, holding tightly onto the rifle, following the increasingly weak sounds of a man whose consciousness was fading fast. His heart pounded, and he prayed he wouldn’t be too late.
Please don’t die. Hang in ther-- agh, I mean-- hold on. Don’t die. Please.
The choking noises had almost died down by the time he finally reached the clearing, Gustavo having fallen behind. Ernesto was there, hanging from the tree and convulsing in his death throes. Blood dripped from his bare chest, but that wasn’t the most horrifying thing; what would never leave Héctor’s nightmares was his purplish face, the way his mouth opened as he strained for air, the bloodshot eyes. 
Dimly, Héctor was aware of the presence of the commander standing by and watching, of three other men groaning in pain on the ground, but none of it registered. All he knew was that Ernesto had seconds left to live if he didn’t act immediately, and so he did. 
Héctor lifted the rifle, took aim for the branch Ernesto was hanging from, and pulled the trigger.
***
“Drop the weapons or drop dead!”
“Never!”
“Bad call.” Luciana’s reply was followed by a bang, and the man who’d tried to stand up and lift his rifle did, as a matter of fact, drop dead. As did several other men who tried to draw weapons, taken by surprise by their arrival as they tried to tend to their ill comrades. 
Imelda hadn’t been so naive to imagine epic battles with fair play, of course. Often vastly outgunned, revolutionaries couldn’t afford the luxury of being chivalrous; even so, had those men not terrorized her village only hours earlier and taken Héctor - and tried to take her brother, and Miguel - she may have felt some measure of guilt for the attack, which struck them as they were mostly defenseless. Francisco had been right: it was chaos there.
But she was there for Héctor, and it made overlooking the death around them so very easy. 
“There is no mercy in war,” Ernesto had said. “They die or you do. Until you forget you’re looking at humans.”
She didn’t quite understand, then. She did now, in the midst of a battle, ears full of screams and gunshots and galloping horses raising clouds of dust. If the idiot was still alive, she’d have to tell him as much - that he’d been right. Annoying, that.
More shots were fired as the men still able to stand and hold a rifle left their wounded and ill comrades on the ground and began to retreat towards a rocky formation, clearly aiming to hide behind it and keep shooting. Imelda slowed her horse before it stepped on the body of a groaning soldier, heard a bullet whizzing right past her head, and looked ahead to see a soldier lifting his rifle, aiming it at José as he rode to intercept some men before they could recover ammunition from a cart. Imelda didn’t stop to think: she lifted Ernesto’s pistol, her pistol now, and fired, the kickback violent enough to hurt her shoulder.
She had aimed for the head, truth be told, and the bullet hit the man’s calf, but it was enough to make him drop his rifle and fall to the ground, so she counted it as a success. She looked around, scanning every man in uniform she saw for a sign of Héctor, but he wasn’t anywhere within sight. Where had he gone? He had stayed to help Ernesto, so… where was Ernesto?
The commander, he was hellbent on seeing him dead. Took him away to hang him.
And to hang someone… well. You need a tree. Imelda turned; right by there was a smaller path, leading to a grove of trees. And just as she turned, a gunshot rang out in the distance.
A flock of frightened birds took flight against the setting sun, and she knew where to go.
***
BANG
As the kickback caused Héctor to stumble back, the noise ringing in his ears, his mind registered two things. 
The first was that he’d entirely missed the branch he had aimed for; the second was that he must have hit the rope instead in a stroke of sheer blind luck which he would forever pass off as skill, because the rope was severed and Ernesto’s twitching body fell heavily to the ground. 
The third was that he was in deep shit, because Commander Hernández immediately turned to see him and he was much, much better than him at using a gun - not that it took much. That, and he was even more unhinged than ever before. 
“YOU!” 
Mierda.
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Héctor ducked behind a tree just on time before a shot rang out, taking out bits of bark inches away from his head. The horse let out a loud frightened neigh and galloped away, dragging the severed rope with it. That would have been an excellent moment to run, but Ernesto was still there, unconscious, and--
“I should have known you were harboring this traitor! Once I’m done with you both I’ll burn your village to the ground!”
Héctor clenched his jaw, and dared glance around the tree, ready to duck back. The commander was turning, rifle up, aiming it at Ernesto’s still form. Even now, knowing an armed man was on him, he was hellbent on killing Ernesto like it was a more important goal than his own survival. 
Oh no you don’t.
Héctor lifted his rifle again, braced himself, and fired another shot. It missed Hernández entirely because of course it did, but it seemed enough to make him rethink the strategy of pointing his firearm at an unconscious man rather than on a much more pressing threat. He fired back, but Héctor was already hidden behind another tree and he heard him cursing before he also took cover. 
Maybe Héctor wouldn’t be able to hit him, let alone incapacitate him, but at least he could keep him in a stand-off and away from Ernesto until help came. And by help he meant Gustavo. God, where was he? How far behind had he fallen while Héctor ran on… much longer legs? He couldn’t be that far. If only he could hold Hernández’s attention long eno--
BANG
Another shot rang out, much too close, sending bark flying off the tree right next to the one Héctor was crouched behind. All right, so Commander Hérnandez had a fairly good idea of where he was hidden. Time to move and make some more noise while he was at it, just to keep him busy. 
Héctor drew in a deep breath and darted behind another tree, shooting blindly in the process. Two shots were fired back, and a bullet hit the ground just inches from where he’d been standing a second earlier, but he managed to get cover unscathed, heart beating wildly in his throat. He gripped the rifle tightly, drenched in sweat, and crawled behind some shrubbery. 
He looked over at the clearing through the branches, hoping to catch a glimpse of Hernández, but he could only see three unconscious soldiers… and Ernesto, still motionless on the ground where he’d fallen.
No good, no good, he could shoot him any moment--
And he tried, sure enough. Something that had looked like a branch moved from behind a tree, and it was once again pointed at Ernesto. Héctor lifted his rifle, heart hammering in his chest, and shot again. The bullet hit the tree instead of the barrel of the rifle, but it was enough to make the man recoil and lower his weapon. With a cry, Héctor pulled the trigger again.
CLICK
Ah. Mierda.
As Héctor fumbled to grab the spare bullets, Commander Hernández made a horrible sound that may have, with some imagination, passed off as laughter. 
“Oh, out of bullets, are we? Didn’t make sure it was fully loaded, did we?” he called out, his voice more unhinged with each word, and he stepped into view, rifle up and aimed at Ernesto. Well, that was it. No time to wait for Gustavo any longer. 
With no other choice, Héctor did the only thing he could think of doing: he ran out of his hiding spot screaming like a man possessed, brandishing the rifle like a club, and brought it down with all his might.
“You bast--!” Santiago Hernández moved at the last second and the blow did not land on his arm as intended, but it did hit the barrel of his own rifle; when the shot rang out - how many times has he shot, how many has he left? - the bullet hit the dirt, several feet away from Ernesto’s head. Héctor let out a cry of victory, feeling elated for just one moment.
Then the butt of the rifle hit him in the face, and he fell back on the ground. Blood filled his mouth along with something small and hard - the golden tooth, dislodged by the blow - and Héctor’s vision swam. The commander stood above him. He’d shoot him, he knew, any second now he’d point the rifle at him and pull the trigger and--
BANG
“Agh!”
“This will teach you to run off like that, idiot! Should have let him shoot your stupid head off!”
Gustavo’s voice was rarely a welcomed sound to Héctor’s ears, but it sure was now - even sweeter than the cry of pain that left Hernández, and that of his rifle falling to the ground. As he grabbed that rifle and forced himself to stand again, pointing it at the soldier’s crumpled form, Héctor couldn’t help but think his voice had sounded almost angelic, really. Not that he planned on telling him as much. 
As it turned out, he would never get the chance to either way.
***
Gunshots and cries were a clear indication that not all was well in the grove, but what really told Imelda she was heading in the right direction was seeing a terrified horse bursting out of it, dragging a severed rope behind it. 
The commander, he was hellbent on seeing him dead. Took him away to hang him.
Maybe she wasn’t too late after all, but if the shots were anything to go by she didn’t have much time either. Imelda gripped the pistol more tightly and spurred the horse into going faster, down the path and into the grove, trampling bushes and pressing forward amidst trees, heart beating somewhere in her throat. 
It was not the most discreet way for her to go into whatever awaited, and it made her a much easier and obvious target - she was well aware of that - but there was no time to waste. Too much was at stake; Héctor’s life, their future. She couldn’t afford to be too late. 
More shots rang out and then another sound came, carried by the wind - the most unhinged laughter Imelda had ever heard in her life. It made the hair on her arms stand, but what truly made her blood run cold was the cry that followed. Héctor’s cry. 
As another gunshot tore through the air, Imelda spurred her horse into a full gallop, heading straight ahead and ready to trample everything on her path.
Whatever it takes, was all she could think, and the grip on Ernesto’s pistol tightened.
“You know, I could kiss you.”
“Do me a favor and never say that again. I would like to keep my lunch down.” Gustavo snorted, rifle still pointed at the groaning man on the ground. He was curled forward, blood seeping through his sleeve. “Don’t move if you want to live,” Gustavo added, and tilted his head to his left. “Go check if the fake priest over there is still breathing. You and him both have a lot of explaining to do, you know.”
Héctor didn’t need to be told twice. He rushed to Ernesto’s side, put down the rifle, and went to shake his shoulder. 
“Ernesto-- amigo, you hear me? It’s all right, it’s over, come on…” He turned him on his back, horrified by the mess of blood on his chest but relieved to see it rise and fall in shallow, wheezing breaths; the noose had loosened, but not quite enough. Héctor loosened it the rest of the way, and pulled it over his head before resting it back on the ground. God, it had been a close call, but now… now he got him. He would be all right. “There-- better, no? Breathe, come on. Just keep breathing. We’ll get you help. Just hang-- I mean, hold on--”
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“Mier--”
BANG
Héctor turned, heart leaping in his throat, just on time to see Gustavo being falling back, the rifle falling from his hands. He opened his mouth to cry out, but no sound left him; he watched, petrified, as commander Hernandéz stood - his wounded arm hanging limply at his side, and holding a pistol in his other hand.
The pistol, oh God, how did we forget he had one--
The second he turned the pistol on them Héctor knew that trying to grab the rifle would doom both him and Ernesto. Instead he lifted his arms, shielding Ernesto with his body. “Please,” he managed. “You don’t have to do this.”
“Ah, but I do.” The man bared his teeth in a smile that looked so much more like a snarl. “That man is a murderer, and I promised Alberto he would be avenged. Get out of the way, and I may even let you take your other friend to safety.”
Behind him, Gustavo groaned. He tried to lift himself on his elbows, but immediately fell back in the dirt. “Liar,” he gasped out, voice full of venom. Hernández barely glanced over at him, then looked back at Héctor, who hadn’t moved. He didn’t think he could move even if he wanted to, frozen on the spot between predator and prey. Deaf to everything but Ernesto’s laboured breathing and his own thundering heart, he failed to hear something else - a quickly approaching horse. 
Hernández didn’t look up, either. “A poor choice,” he scoffed, and Héctor closed his eyes. 
I’m so sorry, Imelda. Miguel--!
For the final time that day a gunshot tore through the air, echoing into Héctor’s head. He kept his eyes shut and waited to feel the pain, wondering how bad it would be, how hot it would burn and for how long. And he waited. And waited.
And still there was nothing. 
Slowly, he opened his eyes to meet the gaze of Commander Santiago Hernández. He staggered back and stared at him, eyes widened as if wondering how come they had both come to be there. He let the pistol drop, all strength gone from his hand, and looked down. 
Across his chest blood was seeping through the uniform, spreading fast. He opened his mouth, tried to speak - but a gurgle was all he managed before his eyes rolled back and he fell heavily, dead before his body even hit the ground. 
“... I had aimed for the groin.”
Héctor turned slowly. Behind him - above him, atop a horse - was Imelda. Her head uncovered, her robes gone, a pistol in hand. A vision from Heaven, and for a moment he wondered if he was dead after all. He smiled breathlessly. That sure was a lovely way to be welcomed in the afterlife. “Te amo,” he told her. 
She stared at him for a moment, then smiled back. “I sure hope you do. I hear that helps in a marriage.”
“So-- will you marry me?”
“Of course I will.”
A short distance away Gustavo managed to make a noise that sounded a lot like ‘bleagh’, and it was enough to snap Héctor’s mind back to reality. He lifted his head, alarmed. “Gustavo! Imelda, he needs--”
“I’ll check on him. You make sure the other idiot doesn’t die.” Imelda climbed off the horse, practical as always now that the moment had passed. She ran past the commander’s corpse straight at Gustavo, and Héctor focused on Ernesto again. He still breathed, and that… that was good, surely. It had to be good, he told himself, brushing some hair off his forehead.
Imelda, however, did not have good news. Héctor could tell as much the moment she called out for him, her voice somber. He turned to see she was cupping the back of Gustavo’s head; he was ashen pale, eyes rolling back, blood all over the front of his uniform.
And despite everything, he still spoke. “If you let-- Chicharrón bury me, I swear to God-- he’ll do a shit job just to spite me.”
Imelda looked down at him, something akin to a small smile on her lips. “You need not worry. Chicharrón hasn’t actually dug a grave in years.”
“Heh. I-- knew it. The cabrón-- should have got him-- fired,” Gustavo gasped, and dropped his head against her hand again with a groan. Imelda turned to Héctor. 
“The final rites,” she said. “He needs it now.”
Oh. A weight in his stomach, Héctor left Ernesto to rest and stood. It felt surreal, like it couldn’t possibly be happening and he was watching an event from someone else’s life through a foggy glass. “I… I don’t think I can. I am not priest, I--”
“You are the closest that there is to one right now. It will have to do.”
She was right: as soon as Héctor approached he could tell that the wound to Gustavo’s stomach was devastating, and he was fading fast. Too fast. He wouldn’t live long enough to see a real priest. They had never been friends, quite the contrary, but something clenched painfully in Héctor’s chest as he approached. He’d never wanted such a thing to happen.
He knelt by the dying man, trying to ignore a bizarre urge to apologize if the attempt at befriending him as kids had hit a nerve, if he had done or said something wrong, if he had never tried to extend the olive branch again. All along, he’d been their link to the revolutionaries, and now he’d saved his life too. He deserved better than dying in the dirt. 
“There is no mercy in war,” Ernesto had said. “They die or you do.”
But he could extend mercy now, at least; without even anointing oil, it was all he had to give. So he rested a hand on Gustavo’s forehead, and began murmuring the prayers required. With a rattling breath, Gustavo opened his eyes and looked up at him. 
“Now you’re… really trying… to piss me off, Chorizo,” he managed, and it took the last of his strength. His head fell back again, his gaze grew dull, and his chest rose in yet another breath before stilling, just as Héctor whispered the last amen. 
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It was over. Héctor let out a long breath, feeling entirely emptied out. Imelda laid a hand on his shoulder, a warm and welcome weight. He reached up to cover it with his own.
“... Maybe we’ll tell others he had something slightly better to say as his last words,” he said. 
She squeezed his shoulder, closing Gustavo’s eyes with her other hand. “Yes. Let’s do that,” she agreed. They knelt a few more moments before standing, and tending to the living.
Away from the grove, the battle was over.
***
“What in God’s name is this mess!”
Well, that was not an encouraging thing to hear, but then again doctor Sanchéz wasn’t new to outbursts, and it wasn’t every day he had two severely wounded men carried at his doorstep. The gringo had been at death’s door - still was, lying unconscious only a few feet away - and Ernesto was in no better shape. 
Sofía’s eyes wandered over the congealed blood, the deep cuts on his chest, the dark bruise around his neck, the ashen color of his skin, his utter stillness as he remained unconscious. She remained outwardly calm, but something within her trembled. 
Idiota. What have you done?
Of course, at that point she knew the answer; word travelled fast as soon as the first few men returned galloping into the village. Between that and the fact Chicharrón had confirmed their stock of rat poison had disappeared along with the wine, Sofía knew exactly what he had done. She may have admired the sheer guts of it, and the fact it had helped win the battle, if not for the detail it had turned out so horribly wrong for him.
That, and even if he pulled through the game was up and the village knew, or at least guessed, he was no priest at all. Coming up for a convincing explanation was going to be a bitch and a half, but she’d think about it later. One problem at a time. 
“... Well, doctor, surely there must be something you can do,” she said, and Sanchéz groaned, rubbing his forehead.
“I’ll clean the wounds, stitch the worst and wrap them up,” he muttered. “But he lost a lot of blood and Hell knows for how long he was left hanging by the neck. There is nothing I can do about that. Either he wakes up or he doesn’t. If you ask me, he doesn't have many more chances than the gringo does.” 
“We’ll be praying for them. We already lost a member of our parish today,” Sofía said quietly. 
Sanchéz would have normally snorted at such a comment, but this time he sighed. He looked tired, too, and gestured for his assistant to bring over the alcohol and a small basin of warm water. “... I’ll do what I can. You may want to come up with some sort of story to tell, if not the village, at least outsiders. In case anyone comes asking. And we’re going to need at least one real priest alive, for Gustavo’s funeral.”
“Our… friends know one who will come over from San Luz to do it. No questions asked.”
“... That’s good. You may go, sister. We’ll try our best here.”
Sofía nodded and, with one last glance at Ernesto - try to pull through, you idiot, you and the stupid gringo both because God knows you deserve each other - she took her leave, stepping out of Sanchéz’s home and into the street. The bell was once again ringing to a death knell, announcing the death of their parish's sexton. 
Just as she stepped past the threshold, with doctor Sanchéz’s attention entirely on Ernesto, Father John Johnsons shifted imperceptibly and almost, almost opened his eyes.
***
“Padre Raúl will be here within a couple of days for the funeral - three at most, I swear. Us too, it’s the least we could do.”
“Wouldn’t you prefer to stay for a few nights?”
Grabbing the reins of his horse, José smiled. “Tempting, but we have all those Federales to keep an eye on. They’re still writhing about, but they’ll live. Whatever was in that wine couldn’t be nearly enough to kill so many men.” 
Héctor swallowed before speaking, thinking back of Alejandro, of other men who so clearly were not in the army by their own free will. “... What will you do with them?”
“They’ll get a chance to join us. A lot of them do - Gabriel was one.” José shrugged, and grabbed the reins of his horse. They were standing in the churchyard, Imelda holding tightly on Héctor’s hand. “If not, well. We have someplace where they can be locked up for a time. Between us, I got word from the north and I think Huerta’s days are numbered. Once he falls, the Federal Army itself is sure to follo--”
“HÉCTOR! IMELDA!”
A loud, wonderfully familiar voice cut José off, and Héctor turned just on time to catch Miguel in his arms. He was a shrimp of a kid, but he almost knocked him over. “Hola, chamaco. How--”
“Why did you do it!” Miguel cried out, face pressed against his stomach. His shoulders shook, and he began sobbing. “Stupid, stupid, stupid…!”
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“Miguel…” Héctor began, not quite knowing what to say next. In the end he needed say nothing at all: Imelda crouched down to hold onto Miguel as well and he clung back, a hand grasping her blouse.
They kept holding onto one another for a very, very long time.
***
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LOS DRAMATURGO MAS IMPORTANTES
los dramaturgos importantes
Rodolfo Usigli Wainer (Ciudad de México, 17 de noviembre de 1905 - Ib., 18 de junio de 1979) fue un poeta, dramaturgo, escritor y diplomático mexicano. Está considerado como el padre del teatro mexicano moderno.
Rodolfo Usigli
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Información personal
Nacimiento
17 de noviembre de 1905
Ciudad de México
Fallecimiento
18 de junio de 1979
(73 años)
ibíd.
Nacionalidad
Mexicano
Educación
Educado en
Escuela de arte dramático de Yale 
Información profesional
Ocupación
dramaturgo, poeta, escritor, diplomático
Cargos ocupados
Embajador de México en Líbano (1959-1962)
Embajador de México en Noruega (1962-1971) 
Obras notables
El Gesticulador, Corona de Sombra, Corona de Luz, El niño y la niebla
Distinciones
Premio Nacional de Ciencias y Artes, Premio Nacional de las Letras
Entre sus obras teatrales destacan: El Gesticulador, escrita en 1938, en la cual hace una concienzuda crítica al régimen revolucionario mexicano de ese tiempo y que fue censurada por el gobierno. Por otro lado, se encuentra la trilogía de las Coronas, cuyas obras fueron calificadas por Usigli como antihistóricas y la cual se encuentra confirmada por: Corona de sombra, escrita en 1943, donde destaca la figura de Carlota de Bélgica, esposa de Maximiliano de Habsburgo, durante y después del Segundo Imperio en México; Corona de Fuego de 1960, sobre el último enfrentamiento entre Cuahutémoc y Hernán Cortés; y Corona de Luz de 1963, esta última sobre las apariciones de la Virgen de Guadalupe y la posibilidad de la fabricación de un milagro por parte de los españoles.
Miguel de Cervantes
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Retrato atribuido a Juan de Jáuregui, también llamado el Pseudo-Jáuregui. No ha sido autentificado, y no existe ningún supuesto retrato de Cervantes cuya autenticidad haya sido establecida.
Información personal
Nombre de nacimiento
Miguel de Cervantes
Nombre en español
Miguel de Cervantes Saavedra 
Apodo
El manco de Lepanto
Nacimiento
29 de septiembre de 1547
Alcalá de Henares, España
Fallecimiento
23 de abril de 1616 (68 años)
Madrid, España
Causa de la muerte
Diabetes mellitus tipo 2
Sepultura
Convento de las Trinitarias Descalzas 
Nacionalidad
española
Lengua materna
castellano
Religión
Iglesia Católica Ver y 
Características físicas
Cabello
Rubio y castaño
Familia
Padres
Rodrigo de cervantes
Leonor
Cónyuge
Catalina de Salazar y Palacios
Pareja
Ana de Villafranca y Rojas 
Hijos
Isabel de Saavedra
Educación
Educado en
Estudio de la Villa 
Información profesional
Ocupación
Novelista, soldado, contable, poeta y dramaturgo.
Años activo
Siglo de Oro
Movimiento
Siglo de Oro
Lengua de producción literaria
castellano
Géneros
Novela, poesía y teatro.
Obras notables
Don Quijote de la Mancha, La Galatea, Novelas ejemplares.
Firma
Miguel de cervantes
Está considerado la máxima figura de la literatura española y es universalmente conocido por haber escrito El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (novela conocida habitualmente como El Quijote), que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal, además de ser el segundo libro de la historia en número de ediciones y traducciones, solo superado por la Biblia. A Cervantes se le ha dado el sobrenombre de «Príncipe de los Ingenios».
Pedro Calderón de la Barca y Barreda González de Henao Ruiz de Blasco y Riaño nació en Madrid el viernes 17 de enero de 1600 y fue bautizado en la parroquia de San Martín. Su padre, Diego Calderón, era hidalgo de origen montañés (Viveda, Cantabria) y por herencia paterna había asumido el cargo de secretario del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda, sirviendo en él a los reyes Felipe II y Felipe III. Se casó en 1595 con Ana María de Henao, perteneciente a una familia también de origen noble.[nota 1]​ Pedro fue el tercero de los seis hijos que el matrimonio alcanzó a tener (tres varones y tres mujeres, de los que solo cuatro pasaron de la infancia: Diego, el primogénito;[nota 2]​ Dorotea —monja en Toledo—;[nota 3]​ Pedro y Jusepe o José.[nota 4]​[nota 5]​ Estos hermanos estuvieron siempre bien avenidos, como declaró Diego Calderón en su testamento (1647):
Tirso de Molina destaca sobre todo como autor dramático. Su dramaturgia abarca principalmente la comedia de enredo, como Don Gil de las calzas verdes, y obras hagiográficas como la trilogía de La Santa Juana o La dama del olivar. Se le ha atribuido tradicionalmente la creación del mito de Don Juan en El burlador de Sevilla, cuya primera versión podría ser de 1617, con la obra Tan largo me lo fiais, editada en el siglo XVII a nombre de Calderón y que parte de la crítica atribuye a Andrés de Claramonte (no así otro sector de críticos, que la tienen como una versión emparentada con un arquetipo común escrito por Tirso entre 1612 y 1625);[1]​ en la citada obra, Don Juan, un noble sevillano, altera el orden social deshonrando a cuantas mujeres se le ponen delante y finalmente es castigado por la estatua funeraria de una de sus víctimas, el padre de una de las damas burladas, que lo mata y lo arrastra a los infiernos. También se encuentra en discusión la autoría de El condenado por desconfiado, comedia de bandoleros a lo divino. Tirso fue el primer autor que dio profundidad psicológica a los personajes femeninos, que llegaron a ser protagonistas de sus obras literarias.
Eurípides son el Marmor Parium, la Suda, Aulo Gelio[1]​ y las Vidas escritas por el biógrafo griego del s. III a. C. Sátiro.[2]​[3]​ Su madre se llamaba Clito o Cleito (gr. Κλειτώ) y su padre Mnesarco o Mnesárquides (gr. Μνήσαρχος ο Μνησαρχίδης),[4]​ que era mercader. Eurípides nació en Flía (gr., Φλύα), aldea del Ática central, de donde pronto, por la Segunda Guerra Médica, decisiva para los griegos y el mundo occidental, tuvieron que emigrar a Atenas siendo aún niño él.[5]​ Otras fuentes indican que su lugar de nacimiento fue la isla de Salamina.[6]​
Se sabe que fue alumno de Anaxágoras de Clazomene, Protágoras, Arquelao, Pródico y Diógenes de Apolonia. En el año 466 a. C., cumplió dos de servicio militar. Odiaba la política y era amante del estudio, para lo que poseía su propia biblioteca privada, una de las más completas de toda Grecia. Durante un tiempo estuvo interesado por la pintura, coincidiendo con el apogeo del pintor Polignoto en Atenas. Tuvo dos esposas, llamadas Melito y Quérile (o Quérine). Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras de Eurípides. En el 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, Eurípides se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después.
(Córdoba, h. 4 - Roma, 65) Filósofo hispanorromano. Perteneció a una familia acomodada de la provincia Bética del Imperio Romano. Su padre fue un retórico de prestigio, cuya habilidad dialéctica fue muy apreciada luego por los escolásticos, y cuidó de que la educación de su hijo en Roma incluyera una sólida formación en las artes retóricas, pero Séneca se sintió igualmente atraído por la filosofía, recibiendo enseñanzas de varios maestros que lo iniciaron en las diversas modalidades de la doctrina estoica por entonces popular en Roma.
Séneca
Emprendió tempranamente la carrera política, se distinguió como abogado y fue nombrado cuestor. Su fama, sin embargo, disgustó a Calígula, quien estuvo a punto de condenarlo en el 39. Al subir Claudio al trono en el año 41, Séneca fue desterrado a Córcega, acusado de adulterio con una sobrina del emperador. Ocho años más tarde fue llamado de nuevo a Roma como preceptor del joven Nerón, y cuando éste sucedió a Claudio en el 54, se convirtió en uno de sus principales consejeros, cargo que conservó hasta que en el 62, viendo que su poder disminuía, se retiró de la vida pública.
En el 65 fue acusado de participar en la conspiración de Pisón, con la perspectiva, según algunas fuentes, de suceder en el trono al propio Nerón; éste le ordenó suicidarse, decisión que Séneca adoptó como liberación final de los sufrimientos de este mundo, de acuerdo con su propia filosofía.
En general, su doctrina era la de los antiguos estoicos, aunque, en numerosos aspectos, incorporó a ella su propia visión personal y hasta la de pensadores de escuelas antagónicas, como Epicuro, al que cita a menudo en términos aprobatorios; con ello no hizo sino ejemplificar el espíritu ecléctico y sintético característico del «estoicismo nuevo» propio de su época, del cual fue el máximo exponente.
La filosofía era, para él, un asunto fundamentalmente práctico, cuyo principal objetivo era el de encaminar a los hombres hacia la virtud, comunicándoles el conocimiento de la naturaleza del mundo y de su propio lugar en él para que ello los hiciera capaces de guiar sus vidas de acuerdo con la voluntad divina. En este sentido, la lógica y la física proporcionan un fundamento a la ética pero no ocupan su lugar, sino que están subordinadas a ella como lo estaban ya en el antiguo estoicismo; a este último, Séneca aporta esfuerzo, que aplica a persuadir del deber de obrar y pensar rectamente, más que a demostrar la verdad de un conjunto de enunciados éticos normativos.
Se vale, para ello, de la descripción vívida de los beneficios de la virtud y las desventajas del vicio; en la comprensión de que todos los bienes y males de este mundo son transitorios radica la autosuficiencia del verdadero sabio, quien, para conseguirla, debe liberarse de sus emociones, juicios equivocados acerca del valor de las cosas. El tono moral de Séneca está cargado de acentos religiosos que lo aproximan al teísmo y llevaron a pensar en la posibilidad de que fuera cristiano, circunstancia que trató de probarse a través de una supuesta correspondencia con San Pablo, que resultó ser apócrifa.
En sus escritos sobre ciencias naturales trató, en particular, de los terremotos y su relación con los volcanes; aunque, en general, recogió las opiniones de los antiguos sobre diversos temas, añadió algunas reflexiones personales interesantes, como el vaticinio de una futura explicación de los cometas como verdaderos cuerpos celestes.
Fue también autor de nueve piezas dramáticas, inspiradas en modelos griegos clásicos y que son, de hecho, estudios de las tensiones emocionales a que se ven sometidos los personajes, destinadas a ser leídas más que representadas; escribió así mismo una magistral y mordaz sátira de la deificación del emperador Claudio.
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EURÍPIDES
Las fuentes más importantes sobre la vida de Eurípides son el Marmor Parium, la Suda, Aulo Gelio1​ y las Vidas escritas por el biógrafo griego del s. III a. C. Sátiro.2​3​ Su madre se llamaba Clito o Cleito (gr. Κλειτώ) y su padre Mnesarco o Mnesárquides (gr. Μνήσαρχος ο Μνησαρχίδης),4​ que era mercader. Eurípides nació en Flía (gr., Φλύα), aldea del Ática central, de donde pronto, por la Segunda Guerra Médica, decisiva para los griegos y el mundo occidental, tuvieron que emigrar a Atenas siendo aún niño él.5​ Otras fuentes indican que su lugar de nacimiento fue la isla de Salamina.6​
Se sabe que fue alumno de Anaxágoras de Clazomene, Protágoras, Arquelao, Pródico y Diógenes de Apolonia. En el año 466 a. C., cumplió dos de servicio militar. Odiaba la política y era amante del estudio, para lo que poseía su propia biblioteca privada, una de las más completas de toda Grecia. Durante un tiempo estuvo interesado por la pintura, coincidiendo con el apogeo del pintor Polignoto en Atenas. Tuvo dos esposas, llamadas Melito y Quérile (o Quérine). Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras de Eurípides. En el 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, Eurípides se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después.
Obra[editar]
Se conoce que escribió 92 obras, conocidas por los títulos o por fragmentos, pero se conservan solo 19 de ellas (18 tragedias y el drama satírico El Cíclope).7​ De una de estas, Reso, se discute aún si es apócrifa. El canon establecía también 7 tragedias de Eurípides, pero el gusto de la época nos transmitió un número mayor. Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y de la de Sófocles. Las obras de Eurípides tratan de leyendas y acontecimientos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C., pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra. Los rasgos diferenciales de su obra son los siguientes:
Innovación en el tratamiento de los mitos.
Complejidad de las situaciones y de los personajes.
Humanización de los personajes, que se muestran como hombres y mujeres de carne y hueso, con pasiones y defectos que, en algunos casos, se acercan a los de la tragicomedia.
Especial influencia de los problemas y polémicas del momento, que dan un aire de realismo.8​
Crítica racionalista del concepto de divinidad tradicional.
Disminución del papel del coro.
Eurípides es conocido principalmente por haber reformado la estructura formal de la tragedia ática tradicional, mostrando personajes como mujeres fuertes y esclavos inteligentes, y por satirizar muchos héroes de la mitología griega. Sus obras parecen modernas en comparación con las de sus contemporáneos, centrándose en la vida interna y las motivaciones de sus personajes de una forma antes desconocida para el público griego. Uno de los mecanismos más discutidos es el llamado deus ex machina, que consiste en solucionar de manera antinatural un conflicto, como en Medea (obra en la que al final aparece un dragón que salva a la protagonista en el último momento), o en su Helena (tragedia en la que un eidolon enviado por los dioses sustituye a la verdadera Helena, que ha sido trasladada a otro Egipto, sin que haya adulterio; y algo semejante ocurre en sus Ifigenias.9​) El conflicto en Hipólito, que escribió dos veces, y única de sus obras que obtuvo el primer lugar en los agones, revela las pasiones humanas en una dimensión muy actual y minimiza la participación de los dioses en ellas. Hipólito también nos revela la verdadera naturaleza de los textos euripídeos, gracias a que conocemos las modificaciones que hizo a la obra para volver a presentarla y ganar la competencia y nos muestra claramente cuál era la valoración del público y los jueces de la época.
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TIRSO DE MOLINA
Tirso de Molina (seudónimo de fray Gabriel Téllez; Madrid, 24 de marzo de 1579-Almazán, hacia el 20 de febrero de 1648) fue un religioso mercedario español que destacó como dramaturgo, poeta y narrador del Barroco.
Tirso de Molina destaca sobre todo como autor dramático. Su dramaturgia abarca principalmente la comedia de enredo, como Don Gil de las calzas verdes, y obras hagiográficas como la trilogía de La Santa Juana o La dama del olivar. Se le ha atribuido tradicionalmente la creación del mito de Don Juan en El burlador de Sevilla, cuya primera versión podría ser de 1617, con la obra Tan largo me lo fiais, editada en el siglo XVII a nombre de Calderón y que parte de la crítica atribuye a Andrés de Claramonte (no así otro sector de críticos, que la tienen como una versión emparentada con un arquetipo común escrito por Tirso entre 1612 y 1625);1​ en la citada obra, Don Juan, un noble sevillano, altera el orden social deshonrando a cuantas mujeres se le ponen delante y finalmente es castigado por la estatua funeraria de una de sus víctimas, el padre de una de las damas burladas, que lo mata y lo arrastra a los infiernos. También se encuentra en discusión la autoría de El condenado por desconfiado, comedia de bandoleros a lo divino. Tirso fue el primer autor que dio profundidad psicológica a los personajes femeninos, que llegaron a ser protagonistas de sus obras literarias.
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CALDERON DE LA BARCA
Pedro Calderón de la Barca y Barreda González de Henao Ruiz de Blasco y Riaño nació en Madrid el viernes 17 de enero de 1600 y fue bautizado en la parroquia de San Martín. Su padre, Diego Calderón, era hidalgo de origen montañés (Viveda, Santillana del Mar, Cantabria) y por herencia paterna había asumido el cargo de secretario del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda, sirviendo en él a los reyes Felipe II y Felipe III. Se casó en 1595 con Ana María de Henao, perteneciente a una familia también de origen noble.nota 1​ Pedro fue el tercero de los seis hijos que el matrimonio alcanzó a tener (tres varones y tres mujeres, de los que solo cuatro pasaron de la infancia: Diego, el primogénito;nota 2​ Dorotea —monja en Toledo—;nota 3​ Pedro y Jusepe o José.nota 4​nota 5​ Estos hermanos estuvieron siempre bien avenidos, como declaró Diego Calderón en su testamento (1647): Sin embargo, tenían también un hermano natural, Francisco, que ocultaron bajo el apellido de "González" y fue expulsado de la casa paterna por don Diego, aunque este dejó escrito en 1615 que se le reconociera como legítimo a no ser que hubiera contraído matrimonio "con esa mujer con quien trató de casarse", en cuyo caso sería desheredado.nota 6
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Arte sacro español del Museo del Prado, un tesoro de valor incalculable
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Entrevistamos a Fernando Álvarez Maruri, un auténtico enamorado del arte, para que nos hable sobre los tesoros del arte sacro español del Museo del Prado. Fernando se define a sí mismo como un “pradoadicto”. A pesar de no residir en Madrid, cada vez que viaja a la capital de España, realiza visitas al museo; en ocasiones, éstas duran una jornada entera. En esta ocasión nos habla del arte sacro español en el Museo del Prado, correspondiente al románico, gótico y renacimiento. El Museo alberga tanta cantidad de tesoros que es imposible abarcarlos todos en una entrevista. Por eso, cita y comenta, a modo de pincelada, algunos de los más significativos, siendo consciente de que tiene que omitir, muy a su pesar, muchísimas obras de arte de primerísimo nivel.
En una próxima entrevista, que debido a su minuciosidad tardará un buen tiempo, abordaremos del arte barroco en adelante.
¿Cómo descubrió el Museo del Prado y sus numerosos tesoros?
Comencé a viajar a Madrid, de manera continuada, en 1985, a la edad de veintidós años; en aquel tiempo, estudiaba Geografía e Historia en la universidad del País Vasco. Siempre he considerado que el patrimonio histórico artístico de una nación, de alguna manera, es la materialización de su historia. El emperador Carlos V, su hijo Felipe II, Felipe IV y los primeros reyes de la dinastía borbónica, por poner algunos ejemplos, se han convertido tan solo en un recuerdo. La España en la que vivieron se ha transformado profundamente, en muchos aspectos es irreconocible. Sin embargo, algo real y tangible nos queda de ellos. Lo esencial de sus colecciones artísticas se conserva en el Museo del Prado. Cuando contemplamos los Tizianos que tanto fascinaban al emperador Carlos, podemos introducirnos en su mundo, entender su mentalidad y conocer sus gustos estéticos; lo mismo nos ocurre al visitar la sala que atesora los Boscos de Felipe II, o cuando caminamos por el espacio reservado a Velázquez y nos maravillamos con los retratos que pertenecieron a Felipe IV. Tenemos la inmensa suerte de que las mejores obras artísticas de las que disfrutaron nuestros reyes han llegado hasta nosotros, casi siempre perfectamente conservadas, y son accesibles para los ciudadanos.
Huelga decir que para conocer, con un mínimo de rigor, un museo tan extenso y denso como lo es el Prado se necesita realizar decenas de visitas. Siempre que uno deambula por este lugar mágico, descubre pinturas “nuevas”, de las que habitualmente se encuentran depositadas en los almacenes y que por falta de espacio no encuentran acomodo definitivo en las salas del museo. Otras veces, la obra en cuestión ha pasado por los talleres de restauración y ha sido despojada de barnices oxidados, pudiendo ser admirada en toda su plenitud, como salió de las manos del artista que la creó. En realidad, el Prado nunca se termina de descubrir del todo. Es un museo vivo, no una colección cerrada; sigue creciendo e incorporando nuevas obras de arte. Gracias a las adquisiciones por parte del Estado y a las generosas donaciones de particulares, enriquece paulatinamente sus fondos y rellena las lagunas existentes.
Me gustaría que nos comentase cuáles son las obras más señeras de la colección del Prado; me interesan, de modo especial, las de temática religiosa que atesora entre sus muros tan insigne institución cultural. Creo que en esta entrevista deberíamos centrarnos en la escuela española y dejar, para más adelante, el resto de escuelas.
Es complicado hacer una selección de los tesoros artísticos que se conservan en nuestra primera pinacoteca nacional; se trata de una tarea ardua y dolorosa. Por falta de espacio, deberemos excluir de nuestra lista obras de gran belleza estética; tampoco podremos citar a muchos artistas célebres, mundialmente reconocidos. El Prado está considerado como el museo del mundo que atesora un mayor numero de obras maestras por metro cuadrado, se habla de unas ochocientas; los expertos lo califican como un museo de pintores y de artistas, no es una colección enciclopédica al uso. En estas páginas, me limitaré a comentar un ramillete de obras, y no podré realizar un análisis exhaustivo de las mismas. Mi única intención es despertar en el lector el interés por visitar, de manera pausada y ordenada, esta institución. Su existencia supone un motivo de orgullo para los españoles; nos abruma por su inmensidad y a la vez eleva nuestro espíritu. El Prado, entre otras cosas, es una auténtica Biblia visual, que nos ayuda a conocer los pasajes más representativos de las Sagradas Escrituras.
¿Cuáles son las principales obras, dentro de las más antiguas, de la escuela española, que se conservan en el Museo del Prado?
Tenemos que remontarnos al siglo XII, una época en la que en la mitad norte de la península se asientan cuatro reinos cristianos, que siglos más tarde se fusionarán para formar España; nos estamos refiriendo a las coronas de León, Castilla, Navarra y Aragón. Durante esta centuria, dichos reinos se enfrentarán a problemas de tipo sucesorio y competirán entre sí por ampliar sus fronteras. La zona sur de la península se encuentra bajo el dominio del Imperio Almohade; los musulmanes, tras siglos de Reconquista, luchan por conservar Al Andalus, sus tradiciones y religión. En este contexto histórico, en una pequeña población enclavada en la provincia de Segovia, encontramos la Ermita de la Veracruz de Maderuelo. El ábside de este templo se ornaba con una serie de pinturas al fresco. Como consecuencia de la construcción de un pantano, estos frescos fueron trasladados a lienzo en 1947. Su destino final fue la exposición permanente en el Museo del Prado, a partir de 1948. Las pinturas están fechadas en el siglo XII. Se trata, sin duda, de uno de los conjuntos pictóricos románicos más importantes de España.
¿Cuál es la principal finalidad de las manifestaciones artísticas del románico español?
Tienen como única finalidad adoctrinar a los fieles, en su inmensa mayoría analfabetos, a través de la representación de una serie de pasajes bíblicos, siempre con un carácter didáctico. Las cuestiones estéticas quedan supeditadas al mensaje doctrinal que se quiere enviar al espectador; se trata, por tanto, de un arte eminentemente conceptual. Desde el punto de vista temático, se hace referencia a los dos paraísos: el terrenal y el celestial. En un espacio semicircular se representan dos importantes pasajes del Génesis: la Creación de Adán y el Pecado Original; las dos escenas están divididas por una palmera, árbol que hace alusión a la localización oriental del jardín del Edén.
A la hora de representar a Dios Padre insuflando vida a Adán, el pintor anónimo renuncia a cualquier referencia espacial, nos da la sensación de que las figuras flotan en el espacio. En la pintura románica la perspectiva es inexistente. Las figuras aparecen flexionadas, adaptándose al espacio semicircular. Se representa a Adán completamente desnudo, ocultándosele al espectador tan solo la visión de sus partes pudendas. El pintor renuncia al naturalismo y nos da la sensación de que los cuerpos de nuestros primeros padres son los de dos muñecos articulados; recurre a una serie de líneas negras y rojas para dibujarlos. Se utilizan colores planos; los volúmenes de las figuras están iluminados por igual, no existen las sombras, ni matices lumínicos.
La narración del pecado original se sintetiza en una única escena, en la que los protagonistas se sitúan a ambos lados del árbol de la ciencia. Eva sujeta el fruto con una mano, mientras que cubre sus genitales con una hoja de parra, inequívoca señal de que siente vergüenza de su desnudez. Adán, por su parte, con el rostro desencajado, se sujeta el cuello con una mano y con la otra tapa sus partes íntimas; ya son plenamente conscientes de que han pecado contra Dios.
En el testero, espacio semicircular, el artista anónimo representa el Cordero Místico, es decir a Cristo Salvador, inserto en una cruz, sujetada por dos ángeles. A ambos lados aparecen las figuras de Caín (aunque para algunos estudiosos se trataría de Melquisedec) y Abel, presentando respectivamente sus ofrendas a Dios.
Presidiendo este esplendido conjunto pictórico, en la bóveda, aparece el Pantócrator; se trata de la representación, típicamente románica, de Cristo en majestad (Maiestas Domini), insertado en una mandorla o almendra mística, sostenida por cuatro ángeles. El Salvador, entronizado, nos bendice con una mano, mientras que con la otra sostiene el Evangelio. En una ventana muy estrecha encontramos al Espíritu Santo en forma de paloma.
Los cuatro evangelistas aparecen con la forma del Tetramorfos: con cuerpos humanos y las cabezas del animal con el que se les relaciona a cada uno (león para San Marcos, toro para San Lucas y águila para San Juan); a San Mateo se le representa con un ángel. Las figuras de los apóstoles de Cristo aparecen enmarcadas por estructuras arquitectónicas que nos remiten a la Jerusalén Celestial. El pintor reproduce en estos muros otras escenas evangélicas como La Anunciación del Ángel a María; La Virgen y el Niño adorado por un rey mago (en muy mal estado de conservación) y María Magdalena enjuagando los pies a Cristo con sus cabellos. Este conjunto pictórico estilísticamente guarda relación con los lienzos procedentes de San Baudelio de Berlanga (provincia de Soria) y que también se exponen en el museo, en la misma sección dedicada al arte románico.
De entre todas las que cuelgan de las paredes del Prado, ¿Cuáles serían las más paradigmáticas del gótico español?
El museo del Prado cuenta con una excepcional colección de pintura gótica española. Encontramos todo tipo de piezas, desde las de carácter más primitivo y arcaizante hasta las más evolucionadas, que utilizan un lenguaje naturalista, próximo al renacimiento. He escogido para la ocasión una tabla de Jaume Serra en la que se representa a la Virgen de Tobed. Procede de la Iglesia gótico-mudéjar de Santa María de Tobed, en la provincia de Zaragoza; concretamente se trata de la tabla central del retablo mayor. Ingresó en el museo recientemente, formando parte de la generosa donación que realizó Várez Fisa de su colección de obras góticas y renacentistas españolas. En el museo se ha habilitado una sala de grandes dimensiones para exponer dignamente tan valiosa aportación. La Virgen de Tobed está fechada entre 1359 y 1362. Se trata de una obra cumbre del estilo italogótico catalán; además de su indudable calidad estética, se trata de un documento histórico de incalculable valor. Las figuras se recortan sobre un lujoso fondo dorado. Se representa la advocación mariana de la Virgen de la leche. María aparece sentada, envuelta en un espléndido manto bordado, sosteniendo sobre su regazo al Niño Jesús.
Éste es amamantado, mientras gira el rostro hacia el espectador, al igual que hace su Madre; como si quisieran entablar un diálogo con el fiel y hacerle partícipe de la intimidad familiar. En los laterales se distribuyen cuatro esbeltos y bellos ángeles, dos a cada lado, flotando en el espacio, adorando al Niño Dios y a la Virgen María. El retablo fue costeado por el rey Enrique II de Castilla y su mujer Juana Manuel. En esta tabla están presentes varios escudos del reino de Castilla y León y de la casa de los Manuel. A los pies de la Virgen y el Niño, encontramos las figuras de los donantes arrodillados y con las manos juntas, en actitud de plegaria. Aparecen representados a una escala más reducida que las sagradas imágenes, como signo de humildad. A la izquierda se sitúan el rey Enrique II de Castilla junto a su hijo, el futuro Juan I de Castilla. En el extremo derecho de la tabla aparece la reina Juana Manuel y una de sus hijas.
¿Existe alguna otra obra gótica digna de mención?
Vamos a pegar un salto en el tiempo para situarnos en la segunda mitad del siglo XV. Una de las tablas imprescindibles, de las que dejan prendado al visitante por su belleza, es, sin duda, el Santo Domingo de Silos entronizado como obispo, salida de los pinceles de Bartolomé Bermejo. Está datada, aproximadamente, entre 1474 y 1479 y la podemos encuadrar en lo que se conoce como estilo hispano-flamenco. Bermejo creó escuela en Aragón, fue maestro de maestros. Se trata de la tabla central del retablo mayor de la Iglesia de Santo Domingo de Silos de Daroca (Zaragoza). La composición presenta un carácter marcadamente piramidal. Se representa al santo vestido como obispo, no como abad de Silos, y revestido de pontifical. Domingo se presenta ante el espectador en toda su magnificencia, como un ejemplo vivo de la pompa y el boato del que se reviste la Iglesia. Viste casulla y sobre sus hombros descansa la capa pluvial, con una cenefa ricamente labrada, en la que se bordaron imágenes de los santos que contaban con mayor devoción en la localidad; aparece tocado por una mitra y sujeta entre sus manos un libro abierto. La presencia de un precioso báculo, de formas afiligranadas, es otro signo de su poder. El trono, de un inconfundible estilo gótico, rematado por pináculos, se ornamenta con las figuras policromadas de las Siete Virtudes.
Por su parte, la imagen del santo es de una gran rotundidad; aparece colocado en una postura frontal, con la mirada fija en el espectador; su rostro presenta contrastes lumínicos que le confieren un gran realismo. En cuanto a la técnica se refiere, el pintor hace un alarde de su maestría a la hora de reproducir las calidades táctiles de los objetos: las transparencias y veladuras de los tejidos, la riqueza de las sedas y oros con los que han sido confeccionados los ornamentos litúrgicos, el brillo de las joyas, el minucioso brocado de la capa… También demuestra un gran dominio de los efectos del claroscuro. Se utiliza, de forma generosa, el pan de oro, para conferir a la composición una mayor riqueza. No podemos dejar de referirnos al espectacular marco, que es el original, con sus caprichosas y alambicadas formas góticas. Sin duda, se trata de una obra maestra que está a la altura de las mejores tablas flamencas.
El pintor palentino Pedro Berruguete es otro de los grandes artistas que trabajaron en las postrimerías del siglo XV. El Prado cuenta con un excelente conjunto de tablas de este autor. He escogido una que está datada entre 1493 y 1499 y que se titula Auto de Fe presidido por Santo Domingo de Guzmán. Procede de la sacristía del Convento de Santo Tomás de Ávila. Podemos calificar esta obra como de transición; entremezcla elementos típicamente góticos, propios del estilo hispano-flamenco, con otros aspectos que anuncian la llegada del renacimiento. Todavía recurre al lenguaje medieval, representando a los personajes de rango más elevado con un tamaño mayor, como el propio Santo Domingo de Guzmán; por el contrario, los herejes albigenses aparecen empequeñecidos, quedando patente su inferioridad moral. Sin embargo, el autor acepta los presupuestos del renacimiento, demostrando un cierto dominio de la perspectiva, recurriendo para ello a la utilización de elementos arquitectónicos. También combina acertadamente los efectos de luces y sombras. Santo Domingo fue el fundador de la orden de predicadores; se le representa sentado sobre un rico trono con un nimbo coronando su cabeza y tres flores de lis.
Fue el encargado de presidir el auto de fe contra el hereje Raimundo. Este suceso ocurrió en el siglo XIII pero los personajes que aparecen en la escena visten a la moda de finales del siglo XV, época en que reinaron los Reyes Católicos. Seguramente, Berruguete se inspiró en algún auto de fe acaecido en el período en que le tocó vivir. En el centro de la composición, encontramos un trono con dosel amarillo, levantado sobre un basamento. Junto al santo protagonista, en este espacio de honor, se distribuyen seis magistrados, tres a cada lado, cómodamente sentados, conversando entre ellos. Como dato anecdótico, en la grada inferior y a los pies del santo, uno de los jueces dormita plácidamente, ajeno a las preocupaciones que conlleva el proceso. Los oficiales encargados de leer las sentencias permanecen de pie. Junto a las escaleras de la tribuna, un dominico comunica al hereje Raimundo que su pena ha sido conmutada, salvará su vida; el procesado se ha despojado del capirote pero sigue vistiendo el sambenito amarillo. La perspectiva es baja, quedando reflejado en la composición el pronunciado desnivel del terreno. En la lejanía, en la zona izquierda de la tabla, se levanta un pequeño tablado, sobre el que se apiñan los oficiales y los condenados. En el plano bajo de la derecha, muy cerca del espectador, se erige un pequeño estrado de piedra que hace las veces de cadalso para la ejecución de las sentencias. Aparecen dos condenados desnudos, atados a un poste y sufriendo el castigo del fuego; por el suelo se distribuyen las maderas que se utilizarán como combustible. Dos de los herejes visten capirote y sambenitos, símbolos de su pecado. La presencia de soldados, a caballo y a pie, aporta movimiento a la escena. Casi invisibles, bajo el tablado de madera, se sitúan los espectadores que contemplan atónitos la ejecución de los reos.
Otro de los grandes maestros de la pintura, activo a finales del siglo XV, fue Fernando Gallego.
Así es y una de sus obras más bellas es, sin duda, la que se titula Cristo bendiciendo, fechada en 1496. Procede de la iglesia de San Lorenzo de Toro (Zamora). Esta tabla la podemos encuadrar en el estilo hispanoflamenco castellano. El espectacular marco de madera dorada, de elaboradas formas góticas, se confunde con la pintura de la tabla, entremezclándose con el bello fondo arquitectónico que se representa en la composición. El artista dibuja esbeltos arcos apuntados, sujetados por columnas irisadas, que sirven de puntos de fuga, creándose así la ilusión de perspectiva; también utiliza el ajedrezado del suelo para dar la sensación de profundidad. Sobre una plataforma con dibujos de taracea, se levanta un trono gótico de madera sobre el que se sienta el Señor. Al fondo, podemos admirar un dosel, de rico brocado y reflejos dorados, que añade una nota de suntuosidad y elegancia a la escena. En primer plano y en el centro, aparece Cristo como Salvador del Mundo, bendiciendo a la humanidad.
Es una figura de una rotundidad escultural, majestuosa y solemne, que nos transmite una gran serenidad y paz. El pintor lo representa como a un hombre joven, de rasgos equilibrados, larga y ondulada cabellera, barba dividida en dos y con una mirada profunda y conmovedora. Su cabeza aparece inclinada hacia la derecha y el pie izquierdo, desnudo, adelantado; posiblemente el autor quiera romper la frontalidad de la composición y dotar de un mayor dinamismo a la escena. Para impartirnos su misericordiosa bendición, Cristo eleva la mano derecha, con los dedos índice y corazón juntos. En la mano izquierda, porta una esfera de cristal, símbolo del universo sobre el que reina, y que aparece rematada por una estilizada cruz de coral. El pintor demuestra su gran maestría y virtuosismo al diseñar los ropajes de Cristo. La túnica ha sido confeccionada con una espléndida tela, con brocados de grana y oro. El manto, de tono carmín, se sujeta por medio de un espectacular broche de rubí. Los tejidos se pliegan formando amplios ángulos quebrados, al gusto de la pintura flamenca. En los cuatro ángulos de la tabla se distribuye el Tetramorfos, los cuatro evangelistas representados por sus símbolos: el águila de San Juan, el león de San Marcos, el ángel de San Mateo y el toro de San Lucas. Flanqueado a Cristo, en los brazos del sillón y dibujadas a una escala menor, se representan las alegorías de la Iglesia y la Sinagoga. La Iglesia triunfante, a la derecha del Señor, encarnada en una joven muchacha, porta el estandarte de la Victoria y el cáliz con la Eucaristía, aparece cubierta con un manto rojo. Frente a ella, a la izquierda, contemplamos a una anciana a punto de caerse, sujetando una bandera rota y las tablas de Moisés; se trata de la Sinagoga, que viste de amarillo, el símbolo de envidia y la iniquidad.
Dejemos la Edad Media para adentrarnos en el renacimiento español, un momento de la historia en el que florecen las artes y las ciencias. ¿Cuáles son los artistas más destacados de este período con presencia en el Museo del Prado?
Comenzaremos por nombrar a Juan de Flandes, un artista de origen flamenco que difundió en Castilla el arte renacentista y fue pintor en la corte de Isabel la Católica. El Museo del Prado dispone de varias tablas suyas; hemos escogido la que se considera su obra maestra, la Crucifixión, que procede del retablo mayor de la catedral de Palencia. Ingresó en el museo en 2005, como consecuencia de una dación por impuestos. Está datada entre 1509 y 1519. La técnica que utilizó el pintor fue el óleo sobre tabla. La escena se contempla desde un punto de vista bajo, con el fin de que el espectador se sitúe al mismo nivel que los protagonistas de este pasaje evangélico; de esta manera, el fiel participa de una manera más directa en el drama de la Pasión. Presidiendo la composición, encontramos a Cristo crucificado; a su alrededor se distribuyen, en semicírculo, el resto de los personajes. Como paisaje de fondo, al atardecer, divisamos una tierra seca y áspera que nos recuerda a las llanuras castellanas por su color parduzco. En un cielo crepuscular surge una gran nube oscura y amenazadora, que oculta parcialmente la luna y el sol, una reminiscencia de las tinieblas que envolvieron la tierra cuando falleció el Redentor. En la lejanía divisamos a un grupo de aves, con sus siluetas sombrías, flotando en el aire como símbolo de muerte. El autor demuestra un gran dominio de la perspectiva; para ello utiliza con profusión la línea recta en un formato apaisado. Introduce elementos de una marcada verticalidad como la cruz, la lanza del soldado o las estructuras arquitectónicas.
Se observa cierta influencia del arte italiano, sobre todo de Mategna. De este pintor, el Prado posee una tabla en la que se representa el Tránsito de la Virgen. La mirada del espectador se dirige al Cristo clavado en la cruz con tres clavos, según la norma establecida en el siglo XIII. Su cuerpo, ya cadáver, muestra una gran rigidez, no aparece flexionado. Para compensar el hieratismo de la sagrada imagen, el autor nos presenta un paño de pureza en movimiento, con numerosos pliegues y flotando en el aire. La filacteria que corona la cruz dibuja una diagonal, rompiendo así la frontalidad con la que el artista representa a Cristo. El rigor mortis ha hecho acto de presencia, el tono de su piel ha adquirido el característico color cerúleo; de la herida del costado, producida por la lanzada, mana abundante sangre; la cabeza, inclinada hacia la derecha, todavía tiene incrustada la corona de espinas. En el centro de la imagen y en primer plano se hace referencia a una antigua leyenda, según la cual Adán fue enterrado en el monte Gólgota; una calavera y un fémur son los símbolos de esta tradición. Encontramos más restos humanos esparcidos por el suelo.
A la derecha del crucificado se distribuye el grupo formado por la Virgen María, las santas mujeres y San Juan. Observamos sus rostros compungidos, de una palidez marmórea; el llanto por el Redentor y las oraciones se entremezclan; los personajes no se relacionan entre sí, cada uno está encerrado en su propio dolor. La Madre de Dios aparece en primer plano, sentada sobre una roca, transida de pena y envuelta en un manto oscuro de amplios y pesados pliegues. A la izquierda de Cristo, se disponen tres personajes, que contemplan atónitos al ajusticiado; se han convertido a la verdad, ya son plenamente conscientes de que aquel hombre era verdaderamente el Hijo de Dios. Tanto el centurión como el soldado que clavó la lanzada en el costado de Cristo aparecen montados a caballo y de frente al espectador. En el extremo de la tabla, de espaldas, aparece otro soldado, vistiendo una brillante armadura. Juan de Flandes demuestra carecer de conocimientos históricos, su representación es anacrónica. Los tres militares visten según la moda de principios del siglo XVI y no como lo hacían los romanos de los tiempos de Cristo. La finalidad última de esta obra es conmover al espectador, tocar su fibra sensible ante el misterio de la Redención.
Fernando Yáñez de la Almedina introduce en Valencia y en Castilla el renacimiento pleno, la estética del cuattrocento italiano. Al parecer, este artista estuvo vinculado profesionalmente con Leonardo da Vinci, con quien colaboró en su taller. En el Museo del Prado, desde 1946, se custodia una de las más preciadas obras del renacimiento español: Santa Catalina, fechada hacia 1510. Al contemplarla, el visitante se percata de la monumentalidad con la que el autor diseñó la imagen de la santa; ésta se nos presenta de cuerpo entero, como única protagonista de la escena, y aparece magistralmente iluminada. Al mismo tiempo, es una figura delicada, de una sutileza exquisita y marcada verticalidad. Catalina de Alejandría fue una joven princesa del siglo IV, hija del rey Costo, profundamente religiosa, además de virtuosa y sabia. Se negó a contraer matrimonio con el emperador Maximiliano y a consecuencia de ello sufrió martirio y acabó decapitada.
Inicialmente, esta obra estuvo atribuida a los pinceles de Leonardo da Vinci por su perfección técnica. Como decorado de fondo, con el fin de dotar a la composición de profundidad y perspectiva, encontramos una construcción de gusto clásico, con un claro predominio de las líneas rectas. Sobre la cornisa, hallamos una serie de objetos que hacen referencia a las cualidades de la santa: un libro abierto, símbolo de la sabiduría y sobre éste la palma del martirio. En el otro extremo del pretil, una corona de oro, con formas afiligranadas y piedras preciosas engarzadas, hace alusión al linaje real de Catalina. En el primer plano de la composición, surge majestuosa la imagen de la joven, de una hermosura deslumbrante: su piel nacarada y tersa; la mirada baja, como signo de humildad; esbozando una media sonrisa, una clara alusión al mundo de Leonardo; su cabellera rubia aparece parcialmente cubierta con un velo de suave tejido…La posición de los brazos dotan de cierto movimiento a la escena. Con la mano izquierda se levanta delicadamente el manto, mientras que con la derecha sujeta la espada, signo de su martirio, al igual que el fragmento de rueda dentada que aparece en el suelo. Yáñez demuestra un gran dominio técnico al reproducir los suntuosos ropajes con los que se viste la santa. Pinta con esmero las calidades de los elegantes tejidos, muy de gusto italiano, con los que aparece ataviada Catalina. En la zona del escote encontramos tules con sutiles transparencias. El sombreado, producido por los pliegues angulosos de las telas, proporciona a la figura un cierto aire escultórico, dotándola de mayor volumen. De gran originalidad es la presencia de letras cúficas en los vestidos que evocan el mundo morisco. La santa aparece ricamente enjoyada, adornada con perlas y piedras preciosas.
El toledano Juan Correa de Vivar es otra de las figuras señeras del renacimiento español.
El museo cuenta con casi cuarenta obras de este pintor. En el Retablo de la Anunciación, fechado en 1559, podemos admirar sus excelentes cualidades artísticas. Procede del monasterio abulense de Guisando y es una obra de madurez, de su producción tardía. En la tabla central se narra con exquisita delicadeza un pasaje transcendental del Evangelio de San Lucas: el arcángel Gabriel anuncia a María que ha sido elegida para concebir en su vientre al Hijo de Dios. Estilísticamente hablando, esta obra se encuentra en la órbita del Manierismo. Para representar a las figuras humanas, el artista recurre a un canon muy alargado, dotándolas de movimientos agitados. El arcángel aparece en una postura forzada e inestable, un tanto artificiosa. Despliega en el aire una filacteria con el saludo divino a María; sus vestiduras, de suaves tonalidades, se agitan violentamente; contorsiona su cuerpo hacia adelante y flexiona las piernas, mientras sus pies flotan sobre una nube baja.
La paleta que utiliza el pintor es de una gran riqueza cromática, con colores tornasolados y vivos, muy del gusto manierista. Podemos distinguir dos planos: el terrenal y el celestial. En una suntuosa estancia se encuentra María leyendo un libro piadoso, que está apoyado sobre una lujosa mesa. Inesperadamente, irrumpe el arcángel Gabriel en la habitación. La que será Madre de Dios se gira hacia éste, sobrecogida ante esta visión celestial, inclina humildemente la cabeza mientras mueve delicadamente las manos. La perspectiva de la escena es un tanto forzada; las líneas del suelo funcionan como puntos de fuga. En la zona baja, en el centro de la composición, encontramos un jarrón con azucenas, cómo símbolo de pureza virginal de María. Al fondo, creando perspectiva, se dispone el elegante dosel de la cama. En la zona superior izquierda, encontramos lo que se conoce como “rompimiento de gloria”. Dios Padre, aparece como una figura en escorzo, rodeado de nubes y angelitos. Flotando en el espacio, encontramos al Espíritu Santo en forma de paloma. El misterio de la Encarnación del Hijo de Dios está a punto de suceder.
Flanqueando la tabla central, podemos contemplar los dos batientes o puertas de cierre. En ellos encontramos las figuras de San Esteban y San Lorenzo; se les reconoce perfectamente por sus atributos: la palma del martirio de San Esteban y la parrilla de San Lorenzo. Estos santos aparecen representados de manera magistral; el autor emplea una riquísima paleta de colores, llena de matices, que nos remite al manierismo rafaelesco. Correa de Vivar se recrea en el detalle, reproduciendo minuciosamente el bordado de las casullas o los cabellos de los personajes. Cuando se cierran los batientes, el espectador puede contemplar las imágenes de San Hilario, vistiendo un hábito marrón y en una postura un tanto serpenteante, y la representación de la Imposición de la casulla a San Ildefonso.
Juan de Juanes, cuyo nombre real era Vicente Juan Macip, está considerado como uno de los grandes artistas del Prado.
Pertenece a la escuela valenciana renacentista. Fue hijo y discípulo del insigne pintor Juan Vicente Masip, del que cuelgan algunas tablas en el museo. La representación de la Última Cena es, desde mi punto de vista, su obra cumbre. Está fechada entre 1555 y 1562. Tras la Contrarreforma, desde las instituciones religiosas se promueve la exaltación de la Eucaristía en las artes. Este trabajo se lo encargaron al pintor para que formara parte del retablo mayor de la iglesia de San Esteban en Valencia. El Prado conserva otras cinco tablas pertenecientes a dicho retablo; en ellas Juan de Juanes narra episodios de la vida de San Esteban, primer mártir que dio su vida por Cristo. Siempre se ha relacionado esta pintura con la celebérrima obra de Leonardo da Vinci del mismo tema; el pintor valenciano también recurre a la inclusión de fondos arquitectónicos en la composición para crear la ilusión de perspectiva. Podemos apreciar un arco central, tras el cual se divisa un evocador paisaje crepuscular, de formas difuminadas, que confiere profundidad a la escena. En los extremos cuelgan dos pesados cortinones verdes que añaden una nota de color al escenario.
También el diseño del suelo, con dibujo de damero y líneas que confluyen en el horizonte, contribuye a que percibamos esa tercera dimensión. En la zona baja central de la composición, hallamos una jarra y una jofaina de metal, que reflejan la luz y hacen alusión al lavatorio de los pies. Los comensales se distribuyen en torno a una mesa rectangular. Encima de ésta se disponen una serie de objetos y alimentos: trozos de pan, cuchillos, una bandeja plateada, un recipiente con sal, una jarra de cristal transparente con vino…Mención aparte merece el Santo Cáliz. Se trata de una fiel reproducción del grial que se conserva en la Catedral de Valencia y que, según recientes estudios, pudiera tratarse del que utilizó Cristo en la Santa Cena. Nos da la sensación de que el pintor ha recurrido a todos estos elementos para incluir un bodegón o naturaleza muerta dentro de la composición general. La paleta cromática que emplea el artista es rica en matices; el vibrante colorido de la escena y el cuidado dibujo nos remiten a la pintura de Rafael. Juan de Juanes representa el acontecimiento más transcendental en esta Sagrada Cena: la instauración de la Eucaristía por parte del Señor.
En el centro aparece Cristo, levantando la Sagrada Forma; su mirada, serena y profunda, nos transmite una sensación de paz interior. En torno al Redentor, se distribuyen los doce apóstoles, cada uno con sus nimbos y nombres, con la excepción de Judas. San Pedro y San Juan se sitúan al lado del Maestro, en un lugar preferente; estos tres protagonistas de la escena forman una estructura triangular. De gran interés son las expresiones místicas de los distintos apóstoles; cada uno de ellos recibe un tratamiento individual. Con el movimiento de sus manos y a través de la expresión de sus rostros comunican al espectador sus emociones, próximas al éxtasis religioso. En un extremo de la mesa, se sitúa Judas Iscariote, alejado del Señor, en un escorzo forzado; su nombre figura en la banqueta en que se sienta. Viste los colores de la envidia, el verde y el amarillo. Intenta esconder la bolsa que contiene el dinero de su traición; su cabello pelirrojo y la nariz prominente también simbolizan la perfidia.
El extremeño Luis Morales, apodado el Divino, por su dedicación exclusiva a los asuntos religiosos, es otro de los pintores más sobresalientes del renacimiento español.
Posee un estilo artístico inconfundible. Lo podemos encuadrar dentro del movimiento manierista; suele utilizar un canon muy alargado a la hora de representar las figuras humanas, como si quisiera remarcar la espiritualidad de las mismas. También recurre con frecuencia a la técnica del esfumado, inventada por Leonardo da Vinci; los personajes de Morales presentan unos contornos imprecisos y difuminados. En 2015 se celebró en el Prado una exposición antológica del pintor. Nuestra primera pinacoteca nacional cuenta en su inventario con aproximadamente una veintena de obras de este autor. Como ocurre siempre, me ha resultado complicado escoger una sola de sus pinturas. Al final he optado por una de las más reconocidas, imagen arquetípica en su producción. Me estoy refiriendo a La Virgen con el Niño, fechada hacia 1565. El artista recurre a una composición de tipo piramidal; nos presenta la figura de María, de tres cuartos, con la cabeza inclinada y las rodillas separadas, acogiendo en su regazo al Niño Dios.
Los contornos de las sagradas imágenes son imprecisos, se confunden con el fondo negro, de total oscuridad. Prescinde de cualquier referencia espacial, reduciendo a la mínima expresión los elementos representados, tan solo aparece un banco de piedra de forma alargada. Observamos fuertes contrastes lumínicos que ayudan a crear una atmósfera intimista. La Virgen, de suave rostro, dirige la mirada a su hijo, con una ternura infinita, conocedora de su naturaleza divina. Es muy habitual que en las obras de Morales aparezcan delicados velos; en este caso, la cabeza de María aparece cubierta con un tul transparente, casi imperceptible, un auténtico alarde de su dominio técnico. Sobre su vestido carmín, descansa una capa azul, color que se asocia a la pureza virginal. Con sus manos sujeta al Niño, estrechándolo amorosamente entre sus brazos. El infante reclama la atención de María, la mira con ternura mientras palpa con su diminuta mano el pecho de la madre, buscando el alimento. Morales recurre a un diálogo de miradas para conferir a la escena una mayor intimidad. Se trata de una variante del tema de la Virgen de la Leche.
Como colofón de esta selección de pinturas del renacimiento español, ¿podría analizar alguna de las muchas y magistrales obras que se conservan en el museo de Doménikos Theotokópoulos, más conocido como el Greco?
Este artista, reconocido en todo el mundo, cuyo nombre figura con letras de oro en el inventario de la pinacoteca madrileña, nació en la isla de Creta, en donde vivió hasta los 26 años. Después, viajo a Italia, concretamente a Venecia y Roma, y descubrió a los grandes artistas del renacimiento, como Tiziano, Tintoretto y Miguel Ángel. A partir de 1577, se estableció definitivamente en Toledo. Por su estrecha vinculación con nuestro país, se le encuadra dentro de la escuela de pintura española. El Cristo abrazado a la cruz que se expone en el Prado es uno de los lienzos más bellos que pintó sobre este tema; existen diversas versiones, unas salidas directamente de las manos del cretense y otras identificadas como obras de taller. Este óleo ha sido fechado hacia 1602, coincidiendo con la etapa final de la carrera del pintor. Al Nazareno se le representa como una figura de tres cuartos, recortándose sobre un fondo de tinieblas grises, sin ningún tipo de referencia arquitectónica o espacial. El espectador lo contempla desde un punto de vista bajo; de esta manera, se refuerza la monumentalidad de Cristo. El artista utiliza un canon alargado, con el fin de dotar a la imagen del Señor de una gran carga de misticismo y espiritualidad. Se trata de una composición de marcada verticalidad; todo lo representado en este lienzo nos invita a elevar la mirada hacia los cielos, toca nuestra fibra más sensible. De nuevo recurre al lenguaje manierista, tan presente en la obra de El Greco. La cruz aparece en una posición casi erecta, ligeramente inclinada, sujetada de una manera amorosa por Jesús.
Las manos alargadas del Nazareno, de una blancura casi nacarada, con los dedos anular y corazón juntos, nos recuerdan a las del Caballero de la mano en el pecho, uno de los iconos del museo. El rostro de Cristo es sumamente delgado, demacrado, propio de un asceta, de una palidez extrema. El espectador más sensible se conmueve al contemplar esos ojos humedecidos, con una mirada serena, ascendente, que establece un diálogo espiritual con el Padre que está en los cielos. El artista reproduce la corona de espinas con un gran detallismo y minuciosidad, recreándose a la hora de dibujar el complejo trenzado de las ramas; la presión que ejercen las espinas han provocado numerosas heridas en la cabeza de nuestro Señor, algunas gotas de sangre se deslizan por su cuello. Para remarcar aún más la naturaleza sagrada del Nazareno, el pintor sitúa detrás de la corona de espinas un nimbo romboidal, muy luminoso. En cuanto a la vestimenta se refiere, el cretense opta por los colores clásicos con los que se representa a Jesucristo: el rojo para la túnica y el azul para el manto.
Por Javier Navascués
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