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#Juguetes mexicanos
aperint · 2 years
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El juguete mexicano
El juguete mexicano #aperturaintelectual #palabrasbajollave Thelma Morales García
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jaimetrinidadart · 2 years
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Black & Gold Stay Puft OLMECA 3d printed art toy 328mm APROPRIATE EVERYTHING! #APPROPRIATE #OLMECA #tropicalcontemporaneo #art #arte #kunst #fineart #veracruz #jarocho #nft #popart #mexicano #mexican #allseeingeye #420 #prehispanico #juguete #appropriationart #bootlegmexicano #hypebeast #fantasma #sculpture #streetart #marshmallowman #cazafantasmas #ender5plus #arttoy #3dprinting #ghostbusters #staypuftmarshmallowm (at Veracruz) https://www.instagram.com/p/Ci5VExLOZ_9/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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callmeanxietygirl · 3 months
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ROSA MEXICANO…
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Más que un color específico, el rosa mexicano es una tonalidad basada en los colores naturales del árbol de bugambilia. Ramón Valdiosera, legendario diseñador, fotógrafo y pintor, creó este matiz del rosa en un intento por impulsar la moda nacional en los escenarios internacionales.
En 1949, el periodista, pintor, historietista y diseñador de modas mexicano Valdiosera, presentó en el hotel Waldorf-Astoria de Nueva York una colección de moda en la que utilizó predominantemente el color rosa bugambilia, al ser cuestionado por la prensa internacional sobre la elección de ese color, él respondió que ese color era característico y ubicuo en la cultura mexicana, ya que se encontraba en juguetes artesanales, trajes tradicionales de distintas etnias, dulces, gastronomía, viviendas, entre otras expresiones mexicanas.
Ante esto, un periodista razonó que se trataba entonces de un “Mexican Pink”, un rosa mexicano, nombre que desde entonces quedó asociado al color.
El color rosa mexicano está comprendido en el acervo iconolingüístico de la cultura mexicana actual, aunque en el Diccionario de la lengua española no está registrado. En México se le considera un elemento de la identidad nacional y un símbolo del carisma mexicano.
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revistapipazo · 5 months
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Nunca más, ahora sí, LO JURO!
Un  Viernes normal, como cualquiera, me puse de acuerdo con un amigo para salir a tomar “Terremotos”, aquel brebaje tan típico de nuestro país que se puede beber en cualquier antro tirao a “picá shúper” o, en reales antros “chichas”. El asunto, es que nos juntamos y fuimos a La Piojera, clásico. En total, éramos 3 pelagatos en ese bar tirao a “shúper-chicha”, repleto de extranjeros y hueones de todo tipo y clase. Tuvimos que quedarnos en un rincón, parados, porque honestamente, el asunto estaba atestado de lagis. Mucho español, harto gringo, y una manga de mexicanos que cantaban “Las Mañanitas”, siendo coreado por la gran cantidad de hueones ebrios que estaban ahí.
No sé qué tienen realmente esos Terremotos, pero la verdad es que me dejan ebrísima. Me tomé uno, y ya andaba puesta. Me tomé otro, y en ese momento, -digámoslo-, estaba derechamente borracha. Lo increíble de esto, es que me puedo tomar una botella de pisco y quedo ahí, bien. Pero es cosa de que me tome más de un Terremoto en La Piojera, para que me embriague como el peor alcohólico del mundo. La cuestión, es que era muy temprano y mi pobre organismo no toleró más el alcohol, así que tuve que partir corriendo al baño para vomitar hasta el alma. En mi carrera desesperada, y la demora lógica, al intentar avanzar entre toda esa manada de borrachos, ya iba con el fluido percolado a medio camino del esófago.
“Por fin!” –Pensé cuando logré llegar al baño.-
Baños reculiaos. Todos llenos de meado, vómito, agua, copete y blá. Obvió, me saqué la conchetumare al ir como desesperá a botar el alma. ARGH!
Mi amigo Rafael, salió a mi ayuda y, a pesar de ser el baño de minas, intentaba –sólo intentaba- tratar de que mi impresentable espectáculo, no fuera tan, tan, patético.
“Oye, sale! Este es el baño de mujeres!” –Le gritaban las histéricas minas con las que compartía el sucucho asqueroso.-
“Es mi ‘mina’,  hueón oh!” –Gritaba como enajenado, Rafael.-
Hasta que por obra divina, pude hacer lo que debía hacer y salir más o menos digna de aquel cerderío.
“Es que no he comido ná, ése es el problema” –Explicaba al resto que me miraba con cara de juguete, pero con asco a la vez.-
Como soy una mina con serias complicaciones mentales, entré en desesperación, y empecé a huevear para que nos fuéramos. Yo estaba comprometida para irme a otro lado después de La Piojera, y mis amigos no me dejaron ir, debido al lamentable estado en el que me encontraba, y claro, nos íbamos a ir al departamento de Rafael después de. Yo lo único que quería era morir, y despachar a todos los hueones, porque no me sentía nada de bien, pero bueno, no pude.
El camino al humilde hogar de Rafael, se transformó en un chiste, ya que para empezar, y contraria a cualquier ley de Murphy, se me pasó como por arte de magia, toda la curadera al salir al aire a “ventearme”, y me sentía de lo mejor que podría existir, excepto, que tenía un hambre endemoniado, y ganas de posar mi esqueleto en cualquier hueá que no fuera permitido quedar de forma vertical.
El horroroso espectáculo callejero de fumar marihuana en la calle, escupir autos, gritar, cantar, y no sé cuántas chucha hueás más, idiotas y ridículas, hicimos en el viaje de 10 minutos, que se extendió por casi  1 hora, no se los voy a mencionar, por puro amor al prójimo.
Al llegar a la morada de Rafael, me hicieron un tecito, y devoré como 10 panes con jamón, lechuga, queso, y ACEITE. Yo quería ponerle aceite a mis pancitos,  y nuevamente, como por obra divina, me curé, así que peleando por ponerle aceite a mis sandwichs, dejé la pura cagá. Derramé como medio litro del viscoso y hediondo líquido en la hermosa mesa de madera con vidrio. Y  a esas alturas, me querían “puro pitearme”.
De lo demás no me acuerdo mucho, pero creo que volví a vomitar, me acosté, hueveé por la tele, y blá. Hasta que a las 4:30 de la madrugada, me dieron unas ganas compulsivas de irme, y cual alimaña desbocada, me fui dejando todo tirado y chao nomás. Salí con todas las ganas de tomar un taxi, sin mp4 –porque me habían cagado el anterior fin de semana con él en el metro culiao-, y me liberé de toda presión por segunda vez, al aire libre.
Como andaba en el sector del metro Bellas Artes, estaba a pasos de mi nuevo palacio, así que en breves minutos, estaría sana y salva en mi casucha. Al salir, le pregunto a un paco-guardia de no sé qué chucha, dónde era más fácil tomar un taxi, y me sentí tranquila. Comencé a caminar por Miraflores, una cuadra más, y me sale al camino un flaite de esos que te hacen cagar de miedo. Se me pasó la ebriedad al instante cuando el feo culiao me para y me habla con su tonito tan especial:
“Sabe señorita cuál es la calle Huérfanos?”
“No, no sé” –Fue mi escueta respuesta y aceleré el tranco.-
“Oiga, pero espere!” –Me agarra el brazo.-
“Qué onda? Qué querís!” –Le digo no de muy buen ánimo, al conchesumare.-
“Oiga, usté tan relinda y anda sola a esta hora? No tiene hombre que la dejan salir sola? Usted va para La Florida, cierto?”
“Báh! Loco, voy a tomar un taxi, y me estoy atrasando. Me están esperando. Ok?”
“Ah, pero no se preocupe, yo la voy a dejar. O me tiene miedo?” –Me dieron ganas de patearlo, porque SÍ, le tenía miedo, pero por la chucha, no tenía a quién mierda acudir en esa calle vacía, así que salvaguardando mi integridad física, me hice la simpática con él y dejé que me fuera a dejar.-
Al llegar a mi edificio, como es una construcción del pleistoceno, olvídense del conserje, la entrada rápida, botón de pánico o hueás del estilo, así que el mono culiao encontró el mejor escenario para darme la lata, me abrazaba, no me dejaba abrir la puerta, me lateaba con su conversación repulsiva, y me pedía que le “diera un beso, porque dioC, en toda su misericordia, me traería sólo beneficios a mi vida.” Já!
Terminé por apestarme, y lo mandé a la chucha, a riesgo de que me tajeara, me violara o qué sé yo. Entré a mi edificio –POR FIN!- y me acosté en breve. Revisando mi pc, empiezan a tocar el timbre de mi departamento a los 20 minutos de haber entrado. Como hueona que soy la gran mayoría de las veces, contesté:
“Soy el Alexis, ábreme!”
“Está equivocado”
Era el flaite.
Me urgí. Me acosté, pasaron 10 minutos y siento el “RINGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGG” directo de mi depto. Casi me cagué. El flaite había entrado al edificio, no sé cómo mierda, y estaba ahí, en mi puerta tocando el timbre. Hueveó como media hora. Golpeaba, tocaba timbre y no decía nada.
Intenté llamar a los pacos. Como siempre, estos rechuchetumares, con las líneas “ocupadas”. Pero, y qué hubiese pasado si el flaite conseguía de alguna manera entrar a mi casa???
VIVO SOLA,  POR LA GRAN MEGA CONCHESUMADRE!!!!!!!!!!!!!!
Me cagué de miedo, y prometí nunca más prestarle oreja a un flaite, venirme de cualquier parte sola de madrugada, y aprender a  aperrar como corresponde, en cualquier circunstancia donde esté segura.
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entrepalabrasmx · 5 months
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Disfruta de la ruta más dulce de Guanajuato
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Uno de los dulces mexicanos más famosos en México, es la cajeta. Y Celaya es reconocida como la capital de la cajeta. La importancia de este dulce es tan grande, que está presente en el escudo de armas de la ciudad, en el cual aparece la inscripción en latín “De Forti Dulcedo” que significa “de los fuertes es la dulzura”.
En Celaya podrás disfrutar de la Ruta de la Cajeta. En este circuito no hay un inicio ni un fin, es al gusto; y en él, hay más de 60 productores y la mayoría de ellos, brindan la oportunidad de conocer el proceso de elaboración.
A lo largo de la ruta conocerás el proceso para elaborar la auténtica cajeta celayense, incluso, en algunas fábricas podrás participar en el proceso de esta tradicional receta hecha en un cazo de cobre con leche de cabra.
Además, podrás conocer increíbles detalles sobre este dulce, como que su nombre proviene de los pequeños contenedores de madera llamados “cajetes” perfectos para su transportación y disfrute.
Durante el recorrido, también encontrarás variadas presentaciones de este dulce, lo que te permitirá saber lo versátil que se vuelve en la repostería. La tradicional cajeta se puede disfrutar en diversos sabores, como: natural, vainilla, envinada, quemada, con toques de fresa o chocolate, e inclusive, endulzada con stevia. De igual manera, deleita tu paladar con la gran variedad de dulces que se elaboran con la cajeta, tales como: jamoncillos, obleas, chiclosos y mucho más.
Algunas de las fábricas y tiendas tradicionales que puedes visitar en este recorrido son: La Tradicional de Salgado, La Reyna o El Caballo Sin Rival. En esta última, también podrás realizar talleres como: elaboración de cajeta, elaboración de cajete, dorado de cajeta o elaboración de juguete mexicano.
Más informacion: @ElCaballoSinRival, @Latradicional, http://cajetaslareyna.com.mx/
Ven a Guanajuato y Vive Grandes Historias.
Para más información visita www.guanajuato.mx 
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lamilicia · 11 months
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Hola queridos lectores ,Les contaré por qué es que me interesa el ejército en especial el mexicano un día llegue a casa de mi padre y pude ver que había una película sobre la milicia interesado en ello me puse a investigar ,también jugaba con soldados de juguete y me la pasaba jugando todo el día y desde ese momento es un tema que me apasiona . Ahora les contaré sobre el mexicano empecemos con que su entrenamiento en general es uno de los más complicados donde se les lleva al límite cada elemento debe realizar 60 abdominales en 90 segundos también 60 lagartijas en 90 segundos también deben correr 5 km en menos de 23 minutos es una locura también aprenden a disparar múltiples Armas que tiene el ejército mexicano como la Beretta 92 fs y ,glock 17 las cuales son pistolas por el lado de los subfusiles está el mp5 y el mp7 y entres los rifles de asalto se encuentran el m4,hk g3 ,y el fx 05 xiuhcóatl de fabricación nacional por el lado de las escopetas se encuentra la mossberg 930 es la más conocida llegando a los francotiradores está el Barett m82 ,morelos bicentenario el cual también es de fabricación nacional y el m 110. Espero les haya gustado si tienen una alguna propuesta para mejora mi blog díganme gracias por leerme
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brontis-j · 2 years
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Entrevista para el Chicago Tribune y Los Angeles Times (Otoño 2022)
Metro Underground / Entender la noche del otro
Entrevista a Brontis Jodorowsky
Alfredo Padilla
En mi puericia, al contacto de mis primeros coqueteos con el cine, conocí a Brontis Jodorowsky, en una película del español Luis Alcoriza. Brontis interpretaba el papel del niño Daniel, una especie de ángel hermafrodita que vive con su madre (Fabiola Falcón), en una casona semidestruida de Bogotá, dentro de una atmósfera de claustrofobia sexual, incesto, fetichismo y voyerismo. La cinta llevaba por nombre El muro del silencio (1974), y había marcado profundamente mi niñez, irrumpiendo el sueño de mi razón; el personaje de Brontis era inocente aún en su malicia. Posteriormente lo vería en Bayoneta (2018), de Kyzza Terrazas, en el papel de Dennis, el antiguo entrenador de Miguel “Bayoneta” Galíndez (Luis Gerardo Méndez), un boxeador retirado, cuyo funesto destino lo llevaría a vivir en cierta buhardilla de un complejo habitacional en Turku, Finlandia. Ambos personajes, el ángel colmado de malicia y el coach de boxeo convertido a padre postizo, trazarían una línea narrativa en mi vida, que me llevaría a mi comprensión del Yo y al olvido de los recuerdos que no pude tener, porque como escribió el poeta Enrique Lihn: “no hay nada más difícil de olvidar que las intenciones que no llegaron al acto, los actos suspendidos en la sorpresa y la violencia”.“Hoy cumples siete años, ya eres un hombre. Entierra tu primer juguete y el retrato de tu madre”, le dice el protagonista (Alejandro Jodorowsky) a su hijo (Brontis), en la película El Topo (México, 1970), “¡Destrúyeme! No dependas de nadie”. Un brutal despojo de la infancia perdida, que me ayudaría a quemar las naves de un cruento pasado construido por otros. Hoy, dejando nuevas huellas en arenas que desconozco, me complace presentarles mi entrevista, con el laureado actor y director mexicano-francés, Brontis Jodorowsky, en la que hablamos sobre el reencuentro con la consciencia de la humanidad, la identidad, la noche oscura del alma, las crisis, su libro Algunos cuentos de sabiduría y otras tonterías: ficciones para faltos de tiempo (2017), de su papel en la película Bayoneta (2018) de Kyzza Terrazas y del concepto de la muerte.
A.P. : En Táu (2011), la película de Daniel Castro Zimbrón, interpretas a Gustavo, un hombre que viaja al desierto de Wirikuta, en una expedición que confrontará su más profundo dolor. Tras la pandemia, mucha gente lo perdió todo, o al menos, lo más vital. ¿Qué viaje debemos tomar para reencontrarnos con nosotros mismos?
B.J. : Hubieron una variedad de reacciones con la pandemia, tanto a nivel gubernamental como personal, de país en país sobrevinieron actitudes similares, y a la vez muy distintas. Lo que me pareció fundamental y que también tiene que ver con la crisis climática, es que fue un fenómeno que tocó a toda la humanidad. Claro, fue una oportunidad para un trabajo sobre sí mismo, por estar aislados, y mucha gente sintió que tenía que “rentabilizar“ el Covid-19 escribiendo sus memorias, realizando web meditation o tik tok yoga; todo esto tiene que ver con una forma de individualismo que promueva la sociedad. Asocio tu pregunta con la idea de la autoayuda ; el trabajo sobre sí mismo es necesario, sí. Pero la noción de autoayuda tal como se ha desarrollado, con todas sus publicaciones - que alimentan un mercado - tiene un poco que ver con el ombliguismo, el cada cual por su cuenta y esa ilusión del Self-made man, a la raíz de ciertos males de nuestra sociedad. La verdadera apuesta después de la crisis que hemos pasado es cómo reencontrarnos juntos, más que reencontrarse a sí mismo. No podemos hablar sobre lo que todo el mundo perdió dado que hay gente que no perdió nada (muchas empresas de Internet, los servicios de streaming, por ejemplo, bendicen la pandemia). Hay gente que sí perdió mucho, según su clase social y su nivel económico, los ahorros, la talla de su casa, etc. No es lo mismo si te separaste de tu pareja porque resultó difícil convivir 24 horas sobre 24, o si la pareja sobrevivió a ese test y se dieron cuenta  de que su amor podía atravesarlo todo. Yo te puedo hablar de lo que yo sentí y de lo que más me dolió: esa separación con mis seres queridos, con mis hijas, la disgregación geográfica. En París, después del primer confinamiento podíamos pasear solo dentro de un área de un kilómetro alrededor de nuestro domicilio, y una de mis hijas vivía a un kilómetro 300. Trampeamos un poco. Entendí como nunca el valor del contacto humano, el valor de compartir momentos, el valor de un simple abrazo. Ciertos aspectos del modo de vida que propone la sociedad nos llevan  a enfocarnos en nosotros mismos, las sobre presentes redes sociales nos acorralan con sus algoritmos que siempre te ofrecen lo que te gusta, lo que te mantiene dentro de tu territorio mental y emocional para que con esas pequeñas dosis de dopamina artificial puedas soportar una existencia absurda. Hay que encontrar los caminos para guardar la consciencia de que este fenómeno nos tocó en tanto que humanidad, y que ha durado — en China todavía están con políticas “Zero Covid“ de aislar ciudades enteras, mientras que otras ciudades quedaron abiertas en plena crisis por motivaciones político-económicas y lo pagó muchísima gente por falta de precaución; otras encontraron su equilibrio. Si alejándose de intereses egoístas — que en el fondo son intereses comerciales, la humanidad hubiese tratado el problema de manera global, habríamos hecho un progreso. Hoy en día estamos frente a un problema más grave aún: el de la urgencia climática. Estamos desordenando completamente el medio ambiente gracias al cual vivimos y en una actitud de inconsciencia suicidaría no estamos reaccionando en tanto a humanidad… Me parece que más que preguntarnos qué hacer para reencontrarnos con nosotros mismos, individualmente, deberíamos preguntarnos : ¿cómo hacemos todos para reencontrarnos dentro de la consciencia de la humanidad?
A.P. : Muchos de nosotros tenemos la sensación de que cuando queremos abandonar un espacio denominado como “nuestra identidad”, entramos en otro lleno de incertidumbre, donde nos sentimos a ciegas. La noche oscura del alma es para algunos místicos un periodo de tristeza, miedo y angustia necesario para acercarse a Dios. ¿Estamos pasando por esta etapa, o es simplemente ansiedad generalizada?
B.J. : La cuestión de la identidad es interesante, sobre todo actualmente. Necesitamos pertenecer, el ser humano es un ser social que se desarrolla en contacto con otros seres humanos, según los estímulos que recibe del exterior. Esto es puramente teórico, pero a un bebé recién nacido lo metes en un cuarto totalmente oscuro y en quince días se vuelve ciego, dado que la luz no ha estimulado su nervio óptico. Emocionalmente somos así: un ser no querido, no acariciado, tendrá más dificultades para vivir la empatía y la compasión; en la vida, si recibes amor lo puedes compartir. A la vez, la noción de identidad puede ser es algo que te encierra en modelos de pensar preestablecidos, en modelos de sentir, de actuar. Como todo ser, una sociedad es orgánica, tiene grandes riquezas y grandes trampas, aspectos terribles y otros luminosos. La identidad en su faz oscura, es algo que te va a encerrar, a limitar, que va impedirte el acceso a tu verdadero ser; es un sistema de inhibiciones. La  religión, por ejemplo, es pertenencia, es formar parte de un grupo que se identifica con un mito, en principio con el objetivo de elevación espiritual compartida. Pero a la vez la iglesia está llena de prejuicios sobre la sexualidad, de sistemas de poder, de misoginia, etc. Es muy doble eso de la identidad. Hasta políticamente: puede ser una noción de cohesión social o un veneno absoluto. Hay una bonita adivinanza para niños, que a veces a los adultos les cuesta resolver: “¿Qué está más lejos de ti, la punta de tu nariz o el pulgar de tu pie?“ ¡La respuesta es ninguno de los dos, dado que los dos son tú! Cuando realizas que has vivido en pertenencia a una identidad impuesta,  o a la cual no te identificas más, querer separarte de ella es delicado; no te vas a cortar un brazo, so pretexto de que de esa manera serás más tú… Hay que saber distanciarse sin perderse. Porque, en el fondo, nuestra identidad está ligada a nuestra vivencia, a nuestro transcurso; somos un relato. Y nuestra historia personal, familiar, social, está ligada — como las grandes obras de teatro de Shakespeare que combinan la pequeña y la grande Historia — con muchas circunstancias de la narrativa que compartimos con los demás, con la sociedad. Dentro de eso, hay que tener clarividencia. Me hablas de identidades, de saber quién eres. “¿Quién soy?“, es una pregunta compleja, a veces angustiante. Pero si “Quién soy“ es complejo, vaporoso, fluido, algo intangible; más accesible es saber quién NO eres y dejar caer lo que no eres, lo que sientes que no eres, lo que van a ser las inhibiciones, los prejuicios, los límites mentales, los miedos emocionales, etc. Eso lo puedes identificar, es palpable, concebible, desechable. Por otra parte, si estamos de acuerdo con Carl Jung, de que el inconsciente tiene una dimensión colectiva, entonces “Quién soy“ no puedes ser nada más tú, tu Yo. La pregunta se transforma entonces por ella misma en “Quiénes somos“. Volvemos a la identidad… Según el sicólogo francés Serge Tisseron una de las preguntas que causa ansiedad es la del sentido de la existencia: “Qué sentido tiene mi vida“ y él argumenta que es una pregunta imposible, a menos de darse cuenta de que, in fine, el sentido de nuestra vida es el sentido que tenemos para los otros. Vale la pena meditarlo. En el mito judeocristiano, Jesús dice: “Por sus obras los conoceréis”. Así como el conjunto te recibe, le da sentido a tu vida. Eso no quiere decir que si el conjunto te recibe bien, ese sea tu verdadero sentido: a veces tienes que ser alguien que rompe las barreras, que sale de los esquemas, del conformismo, que va más allá de lo previsto, que hace avanzar a la humanidad de un salto con un nuevo conocimiento o una inspiración artística; ahí puede haber una forma de rechazo hacia ti. ¿Quiere eso decir que tu vida pierde su sentido? No, puesto que tras un tiempo, lo que es justo permanece y el mundo progresa. El conjunto avanza más lentamente que el individuo. Ahí entramos en otro espacio lleno de incertidumbre: tenemos algo inscrito muy profundamente en nosotros, en lo que algunos llaman el cerebro reptiliano, que es la noción de territorio. Fuera del territorio conocido, está el peligro. Un tigre, por ejemplo, tiene un territorio: lo marca con su orina, en él tiene de qué beber, presas, sol y sombra, etc. Si sale de su territorio, se mete a la comarca de otro tigre, donde puede haber peligro, falta de agua o de presas, es decir peligro de muerte. Nosotros tenemos un territorio mental (me identifico a lo que pienso o a ideas aprendidas), un territorio emocional (me identifico a lo que siento o a mis temores), un territorio sexual (me identifico a lo que deseo o a mis prejuicios), territorios que pueden ser catastróficos, pero que corresponden a lo que conocemos. El conjunto de nuestros comportamientos repetitivos, de nuestra manera de pensar, de lo que hemos sentido, los deseos que hemos podido satisfacer o no, ese es nuestro territorio. Nos cuesta cambiar de rutina, abrirnos a nuevas ideas, abrir nuestro corazón a nuevos sentimientos o aceptar los sentimientos negativos que descubrimos nos habitan y que reprimimos a tal punto que nos ahogan. Tenemos temor al cambio y a lo desconocido porque nos introduce a un territorio oculto. Metafóricamente hablando, a menudo preferimos un aire viciado que conocemos a un aire puro desconocido. Sin embargo, en el momento en que te quieres conocer renunciando a lo que no eres, inevitablemente vas a entrar a un territorio ignorado hasta entonces. La única manera de ampliar tu conocimiento, es ir a lo desconocido y soltar lo que no eres; además de cuestionar tu sentimiento contigo mismo, ello cuestionará tu sentimiento para con los otros. Y viéndote a ti mismo de otra manera, ellos también te van a percibir de otra manera: te pueden rechazar o aceptar. En ese sentido es útil el trabajo con los sueños. En su libro La Maîtrise des Rêves, Marc-Alain Descamps explica que no te puedes morir en tus sueños, porque nuestra mente no conoce el estado de su no consciencia. Si sueñas que estás dentro de un ataúd y que la gente está llorando, hay un punto de vista tuyo, no estás desaparecido. Todos hemos tenido esas pesadillas en las cuales te persigue un monstruo para comerte. Tiene variadas formas, pero es un mismo esquema narrativo de algo que te va a devorar: expresión probable de una pulsión reprimida. Aunque pueda ser a veces el llamado de un proceso positivo, tú lo ves como un angustiante monstruo que va a devorar el ser limitado que eres en ese momento. Cuando trabajas el sueño lúcido, durante una tal pesadilla de persecución devoradora, puedes darte cuenta de que estás soñando. En ese momento, en vez de huir con angustia o esforzarte en despertar, te detienes, haces frente al monstruo, hasta corres hacia él. Ahí va a haber una gran luz y un despertar lleno de orgullo, un sentimiento de fuerza y plenitud que puede durar una semana. Te cuento algo que he vivido. Volviendo a nuestro tema, el miedo a renunciar a lo que NO somos para encontrar quienes somos, es obviamente un proceso en el que debemos aceptar el miedo del que tú hablas y ese miedo, todos lo vivimos. Lo menciono porque es bueno realizar que mucha gente vive lo mismo que tú. Dicen en México: “Mal de muchos, remedio de pendejos”. A menudo cierto es. A menudo también no: el mal de muchos no será un remedio, pero sí ayuda saber que eres parte de un mal general, compartido. Regreso a la idea inicial: no soy un individuo, sino que somos, y ahí está para mí una posible solución.
A.P. : Como expresa el filósofo español Eugenio Trías: “en esta vida hay que morir varias veces para después renacer. Y las crisis, aunque atemorizan, nos sirven para cancelar una época e inaugurar otra”. ¿Cuál fue la noche oscura del alma que te convirtió en Brontis Jodorowsky?
B.J. : Es que no soy Brontis Jodorowsky, una entidad fija. Uno cree que es todo el tiempo el mismo, pero no: crecemos, nos achicamos; nos crece el cabello, luego se nos cae; tu energía es inextinguible, luego surgen dolores en diferentes partes del cuerpo; pasas de la insaciable curiosidad a la rigidez mental o sigues aprendiendo nuevas cosas, tu manera de comunicarte con los demás es más amena… Físicamente, las células de nuestro organismo se regeneran en permanencia. Al hígado le toma de seis meses a un año renovarse completamente, pero hay partes que en un día ya no son (somos) las mismas. Vivir es un cambio, una regeneración constante. Cuando te identificas a una personalidad, en cierta manera te anquilosas, mientras que el universo mismo está en perpetuo movimiento. En el microorganismo sucede lo mismo, estamos todo el tiempo adaptándonos a este proceso de la vida, ese proceso que es no morir. Como escribí en un aforismo: “Gracias a mis padres, que con la vida me han dado la muerte”. Vivir es en permanencia adaptarse a todo nivel al medio ambiente y a sus cambios. Entonces, ¿cómo imaginar que eres tú algo ya hecho e inmutable? Eso dicho, cuando yo era niño, mis padres hablaban mucho del cambio. Por una razón u otra había que "cambiar". El lenguaje es muy importante; el decirle a una persona « ¡cambia! » o « ¡tienes que cambiar! » me parece un enfoque erróneo. Un árbol no cambia, un árbol se desarrolla. No tengo por qué cambiar, si eso significa ser otra cosa que lo que soy. Cuando una familia te insta a cambiar, es probable que lo que quiere decir es « adáptate a mí », « sé como yo quiero que seas ». Un ejemplo : un árbol crece en un terreno ventoso y ese fuerte viento que sopla contra su tronco hace que crezca inclinado. Digamos que eres ese árbol. De repente te das cuenta de que ese viento te hace crecer chueco, adolorido y por un trabajo de concientización logras deshacerte de la influencia de esa toxicidad. Ahora, no porque cesa ese viento el árbol repentinamente se endereza como con resorte, "cambia" y adquiere a una forma ideal que se supone hubiera de haber tenido. No: tras la toma de consciencia y a partir de esa adquirida inclinación, empieza a crecer hacia la vertical. Pero lo negativo que padeció, es parte de su existencia, de sus ser y su desarrollo, es parte de su historia: somos una historia y todas las circunstancias terribles o maravillosas que vivimos forman parte de nuestro ser, nuestro ser que es relato. Yo no sé que es exactamente "la noche oscura del alma ». Sí sé que uno pasa en su historia por momentos de oscuridad, de dificultad, en los cuales te cuestionas si tienes la fuerza, el anhelo, la valentía suficientes para cuestionarte. Si lo pienso, la noche oscura del alma no es precisamente algo negativo: es un momento en el que el enfoque cambia y puedes ir hacia la comprehensión de lo que te sucede. Como todos, en mi vida he pasado por momentos de sufrimiento. El sufrimiento es parte de nuestra vida, no hay vida sin sufrimiento. La concepción que tenemos del sufrimiento tiene que ver con el dolor, concretamente. Desde los inicios del siglo XX y el descubrimiento de los analgésicos, nuestra civilización se ha vuelto férreamente anti-dolor: nadie tiene que sufrir de lo que sea y mucho menos de dolor físico. Los pain killers son muy recientes. Antes, con todas sus catástrofes y sus guerras — también con toda la maravilla de su desarrollo— la humanidad siempre había interactuado con el dolor: la gente vivía con dolor de dientes, con dolor de estómago, con dolor de cabeza, no era un escándalo, no tragaban una píldora a la menor incomodidad: atravesaban el dolor, por necesidad aprendían de él a vivir, con él. Hoy hay gente que llora porque la simple opinión que el otro expresa "le duele" y la vida en sociedad se vuelve imposible. No estoy en contra del tratamiento del dolor, obviamente, es un progreso importante de la medicina. Pero interrogo nuestra relación a este. Hay momentos en que puede también ser un maestro, una manera de comunicar de nuestro cuerpo con nosotros. ¿Cuándo te das cuenta que tu cuerpo existe? Cuando te duele; si no, lo olvidas. Somos muy mal agradecidos con nuestro cuerpo. De vez en cuando, cuando estoy procrastinando, me acaricio la mano, me acaricio el pie, los hombros, y le digo: “Gracias cuerpo, vas cargando mi consciencia todos estos años de mutación, fiel hasta que un día nos apaguemos; gracias, gracias, gracias.” Recomiendo hacerlo vez en cuando. Es de notar que al mismo tiempo que aparecieron los analgésicos, llegaron los estimulantes, los speed, la anfetamina, las drogas como la cocaína o la heroína, que te engancha porque durante el trip te quita el dolor, físico y psicológico. El alcohol seduce porque desinhibe, salen todas las pulsiones que la sociedad te reprime a veces sin razón, a veces con razón — no queremos que cunda por ahí la pulsión asesina… Esos momentos de la noche oscura del alma, como tú los llamas, son momentos necesarios que nos permiten una mirada introspectiva, a condición de que en esa oscuridad abramos los ojos. Se dice que muchos chamanes son voluntariamente ciegos; por alguna razón será. ¿Para entrar en una oscuridad (de la noche oscura del alma), a partir de la cual se ve mejor? ¿Y a partir de su mirada interior, poder entender mejor la noche del otro? De nuevo la relación con el otro… Cuando alguien fallece se reúne la gente en el velorio, y en general concluye el día de tristeza con una gran cena, en la que se es muy alegre y se come bien, porque la vida continua. La luz y la oscuridad están ligadas mitológicamente en las primeras frases de nuestro relato judeocristiano: lo primero que hace Dios en el cuento de hadas, es separar la luz de las tinieblas, el día de la noche. Es decir que en el origen van juntas, son una y misma cosa. ¿Cómo es eso que la luz y la oscuridad eran una y misma cosa? El mito nos hace aparecer después de que esa separación haya ocurrido, así que no nos es posible concebirlo: no lo "vimos". Pero es como el símbolo de Yin y el Yang: dentro de la coma negra hay un punto blanco, lo que implica que no existe la total oscuridad, como tampoco existe la total luz, dado el punto negro en la coma blanca. La total oscuridad y la total luz, como toda noción de pureza, son nociones en algo totalitarias. La pureza de la raza, por ejemplo, que blanden movimientos de extrema derecha, pureza basada en el rechazo del otro. La verdadera pureza, no es pura en ese sentido: la verdadera luz, nuestra luz mitológica, es día y noche oscura del alma a la vez.
A.P. : Me parece que tu libro “Algunos cuentos de sabiduría y otras tonterías: (Ficciones para faltos de tiempo)”, logra un portentoso ejercicio de prestidigitación literaria, al hacer que las historias cotidianas e íntimas, hechas de detalles, que en otras manos podrían resultar anodinos, se transformen en una poderosa narración de validez universal capaz de curar.
B.J. : Gracias, aunque no haya sido mi objetivo curar a nadie mientras lo escribía; no pretendo ser terapeuta. No me atraen las bonitas frases de sabiduría genérica (a menudo acompañadas de ilustraciones cursis), que plagan las redes sociales en búsqueda de « likes » y seguidores. Trato que todo lo que escribo tenga que ver con un proceso personal; mis micro-cuentos están, de una manera u otra todas ligadas con fantasías y procesos míos. Su breve formato es porque encuentro que hay algo de poético en el aforismo y porque ambicionaba ofrecer un libro que se pudiera leer “entre dos puertas“ o en los transportes públicos, por ejemplo. La multiplicación actual de solicitaciones a nuestra atención roen nuestro tiempo. Así que traté de reducir mis historias al mínimo de palabras, de hacer un proceso de destilación, o digamos de liofilización de mi experiencia, para que al contacto de la imaginación del lector las compactas historias se desarrollen en su mente, que este les dé contexto, marco e interpretación. Si, como dices, esa experiencia metafóricamente compartida le es útil al lector, me alegro; pero con que le arranque una sonrisa ya estaré satisfecho.
A.P. : En Bayoneta (2018), la película de Kyzza Terrazas, interpretas a Denis, el antiguo entrenador del boxeador Miguel “Bayoneta” Galíndez, quien vive exiliado en Finlandia - tras sufrir un fuerte trauma - trabajando de día como sparring en un gimnasio de boxeo, sin más esperanzas que ganar lo suficiente para alcoholizarse. ¿Qué te atrajo de esta historia, de tu personaje y qué te quedaste de él?
B.J. : Me atrajo el papel del coach y su relación con ese joven ex-campeón lidiando con la depresión y la culpa, un rol de humanidad, en un esquema que   lejanamente me recordaba a John Wayne en el famoso Western Río bravo (1959). Las buena películas de género son a menudo un pretexto para hablar de otra cosa que lo que implican los cánones del genero mismo: en la película de Howard Hawks, más que de disparos, asaltos de banco o del Grand Canyon, se trata de la historia de alguien que intenta sacar a su amigo del alcoholismo, Wayne tratando de levantar a Dean Martin, una bella película sobre la amistad. En la parte coach/boxeador - Denis/Bayoneta, sentí que podía haber algo así. Ya al ver la película terminada, llegué a la aceptación final y total de que una cinta realmente encuentra su identidad en la mesa de edición. En tanto que actor, conoces el guión original, sabes las escenas que se filmaron, en qué orden estaban y luego ves la película y lo primero que sientes es que  “faltan“ muchas de esas cosas. Claro Bayoneta es la historia de Galíndez, Luis Gerardo Mendez estaba en todas las secuencias, era su historia y lo esencial no era la relación con el coach. Pero en el corte final, de lo que había entre esos dos hombres quedó algo un poco esquemático. Había también otros personajes secundarios y otras sub-intrigas con actores finlandeses de mucho talento y también todo eso se cortó. Me encantan las películas que cuentan una historia principal enriquecida con "sub-historias", con personajes secundarios desarrollados, porque la vida está llena de cosas entretejidas, de micro-eventos y relaciones que no son lo esencial pero que le dan sabor y relieve a la narrativa. Luego, cada director hace la película que quiere hacer, la que le habla a él; es su visión la que cuenta, son sus años de arduo esfuerzo para que exista el film. Cuando lo platiqué con Kyzza, me dijo que había optado por un “estudio de carácter”. En general, como público, me interesan más las historias que los estudios de carácter; cuál sea la forma artística, anhelo en una obra la posibilidad de catarsis. Pero lo que cuenta es que un director sea fiel a sí mismo y aunque no fue un súper éxito taquillero, a mucha gente le gustó la película y yo me encuentro bien en las escenas que quedaron. Bueno, perdón: opinar sobre el trabajo de los demás es tan fácil…« opinadores » no faltan: todos tenemos opiniones que tomamos muy en serio. Afrontar el proceso creativo, lograr hacer una película, encontrar su vía personal,  es otra cosa y le estoy agradecido a Kyzza por su confianza. A.P : Al final, “Bayoneta” Galíndez ve morir a un alce. ¿Cuál es su relación con su historia, es quizá la aniquilación del pasado?
B.J. : No sé. Esa es una pregunta para Kyzza, no para mí. Yo no actúo de ese alce, entonces no te puedo decir, jajaj. La metáfora del venado existe también en la película que hice con Daniel Castro Zimbrón, su opera prima Tau (2012), pero cobraba otro sentido dado que el contexto era Wirikuta, el desierto mágico, algo que ver con el duelo y con los huicholes…La breve aparición del venado azul es ahí algo bastante bonito. Hay un cineasta que ha tenido mucha influencia en toda una generación: Carlos Reygadas, y desde su reconocimiento internacional han aparecido en otras películas mexicanas elementos de ese tipo, que introducen algo « extraño », metafórico, fantástico, aunque no siempre de manera tan oportuna. A lo que voy es que un cineasta tiene que encontrar su cine, porque en cierta manera todas las historias ya fueron contadas; lo importante es cómo la vas a narrar tú: que seas pintor, escritor, cineasta, dramaturgo, lo que debes buscar es tu forma. Todos nosotros en tanto que seres humanos, en nuestra constitución neurológica, fisiológica, somos iguales; pero a la vez somos todos únicos: no hay dos huellas digitales, dos formas de orejas idénticas en toda la humanidad, no hay un diseño del iris igual a otro - por eso puede existir el reconocimiento facial. Carlos Reygadas encontró su cine, puede gustar o puede no gustar - a mí, por ejemplo, Nuestro tiempo (2018) me encantó: ahí llegó a su forma más completa y tengo mucho apetito por su próxima entrega. Pero ver aquí y allá « reygaderías », elementos sobrenaturales gratuitos o súper lentitud con no actores - por ese temor de ciertos directores de confrontarse a un actor y ese a priori que algunos tienen de que un actor no va a ser auténtico - pues no me interesa tanto. Ahora, cuando un cineasta abre puertas, también se puede explorar ese nuevo campo: en la muy buena Sundown (2021), Michel Franco introduce de repente un elemento así, con unos puercos en una ducha y es formidablemente coherente. Cuando es justo, es justo; cuando no, son efectos estilísticos vacíos.
A.P. : ¿Cómo se afronta con solemnidad la muerte de un ser querido?
B.J. : Lo sabes, mi hermano Cristóbal falleció el pasado mes de septiembre. ¡Qué tristeza! Más que afrontar, diría que la muerte se atraviesa, te atraviesa y transforma tanto a ti como al fallecido en ti. Tu amor por él, sin disminuir, cambia de naturaleza. Es ese el proceso del luto, por eso el tiempo que requiere: aceptación de la ausencia tangible, mutación de la presencia y del sentimiento. “Para que algo quede de ti en mí, debo dejarte ir… “ En fin, no se pueden definir procesos o recetas para todos los seres humanos y para todas las vivencias, todas las muertes. Lo vivo así ahora porque está relacionado con mi historia, mi transcurso. Ya he pasado por varias muertes. La primera, la viví a los 17 años, cuando falleció Renée, mi abuela materna. De familia muy católica, fue madre de 14 hijos, así que puedes imaginar además el numero de nietos y bis-nietos. Tenía más de 80 años, estaba agonizando en la clínica y había literalmente una cola para verla una última vez, con 15 minutos cada cual para despedirse de ella. A mis seis años mi madre se fue a hacer teatro a Polonia y me dejó medio año con mis abuelos. Me querían mucho y aún más quizás porque, dentro de la visión del mundo de esa familia tan tradicional, yo era “el pobrecito”: hijo ilegitimo (mi padre y mi madre eran amantes, él estaba casado), de un padre artista, ¡y judío además de todo!, abandonado en cierta manera ahí por sus genitores… Entonces me arroparon muy bien, con mucho afecto. Fueron probablemente mi primer modelo de pareja estable y amorosa. Recuerdo aún la cálida y tierna mano de Julien, mi abuelo medio ciego, durante los paseos por la tarde, y el delicioso aroma del entre-senos de mi abuela cuando me abrasaba cariñosamente en cualquier momento del día. Al llegar mi cuarto de hora para despedirme de ella, ya estaba a punto de irse – falleció al día siguiente. Me senté a su lado, le di la mano y pasamos los quince minutos mirándonos en silencio. Hay momentos así, en los cuales las palabras están de sobra. Transcurridos mis quince minutos, justo cuando nuestras manos aceptaban soltarse, pronunció suavemente, casi en un suspiro: “Je prendrai soin de toi” (Te cuidaré). ¡Qué gran regalo me hizo ahí! A pesar de que yo considere fundamental haber leído por lo menos el Génesis y los cuatro Evangelios, saber de mitología greco-romana, del sufismo o del pensamiento budista, no soy creyente. Pero ella sí creía. Había nacido católica, ido a Misa todos los domingos, vivido en la fe cada día y en ella moría, totalmente convencida de que al expirar iba a subir al Cielo y entrar en la luz de la Virgen María. Cuando pequeñas, mis hijas me preguntaron si Santa Claus existía. Como nunca quise mentirles, les dije: “Mientras crean en él, existirá”. Para ellas existiría y es lo que contaba para ellas. Reconozco y respeto el total y absoluto derecho de creer en Santa Claus, lo respeto profundamente (lo que obviamente no le otorga el derecho a nadie de obligarme a creer en Santa Claus, ni a imponer en mi casa a fines de diciembre un árbol podado con bolitas de colores - si captas la metáfora). Pero aunque yo no sea creyente, su intención amorosa de decirme que para siempre estaría conmigo, me apoyaría, me cuidaría desde ese cielo al que ella iba a naturalmente acceder, era un mensaje de amor profundo: “Te amaré más allá de la muerte”. Sus palabras se grabaron en mi corazón y han sido desde entonces una fuente de fuerza interior. Unos años más tarde, falleció Bernadette, mi madre, en un accidente de avión, y lo alucinante es que la tarde misma de su vuelo me dijo al despedirnos: “Si muero durante mi viaje, no quiero flores en mi entierro, porque son muy caras y mis amigos son muy pobres”. ¿Qué presciencia fue esa? La misma noche se estrelló su avión en las afueras de Madrid. Al principio no sentí nada. No vertí ni una lágrima, me quedé impávido cuando frente al Château de Vincennes su amigo Michel me anunció con voz temblorosa el accidente. No lograba entender: “Mi madre ha muerto. ¿Cómo es posible que no sienta nada — me dije. ¿Acaso soy un insensible, un ser sin corazón?“. Era simplemente que cuando un shock es tan fuerte, en un reflejo de supervivencia psicológica tu mente se protege del dolor. La mañana siguiente viajé a Madrid y al aterrizar empezó el proceso: vertí las lágrimas contenidas y entré en un extraño estado de lucidez dolorosa, en el que todo se volvió relativo; lucidez tan exigente y pura, que no se puede asumir más allá de un cierto tiempo. Deberíamos vivir en permanencia con la consciencia de la muerte, de nuestra posible muerte en cualquier momento, de la posible muerte en cualquier momento de nuestros seres queridos y, más allá, de la del entorno, hasta de la de la humanidad entera. Nuestra vida, el simple hecho de vivir, la vida misma adquiriría otra dimensión, otra calidad. Lo sabemos, en teoría. Pero ello requeriría un cierto grado de energía, de compromiso, me atrevo a decir de amor - y todos somos hasta cierto punto perezosos con eso, ¿no? Preferimos cerrar los ojos y seguir adelante, tibios, como si fuéramos eternos. Pero volvamos al momento. Con la mejor intención del mundo mi padre me aconsejó de no ver al cuerpo de mi madre. Temía que fuera para mí algo insoportable y traumático. Lo escuché, pero resultó ser un error: como no la vi (una tía monja que fue conmigo es quien asumió reconocer el cuerpo), mi mente no pudo integrar correctamente su fallecimiento. Por algo se dice “ver para creer“. Por no haberlo constatado con mis ojos, algo en mí se negaba a creerlo; hasta tuve un mes más tarde la alucinación de verla pasar en un automóvil frente a mi casa… Aprendí ahí lo fundamental que es el velorio, esa costumbre de pasar un tiempo con el cuerpo del fallecido. Un tiempo que te pone frente al echo, a la ausencia ya del ser dentro de ese cuerpo, un tiempo de “des-encarnación“, el tiempo que tu consiente y tu inconsciente requieren para poder entablar el proceso del luto: periodo de transformación del fallecido en relato íntimo, tanto en el corazón como en la mente de los que continuamos en vida. Sigamos. En 1995 falleció mi hermano Teo, a los 24 años. Repentinamente, de manera inconcebible, prácticamente inaceptable; fue tremendo. Ahí yo tuve que sostener a mi padre y asumir encargarme de muchas cosas: reconocer el cuerpo en la morgue, gestionar la funeraria, con su madre tratar de que no hubiera autopsia - por haber muerto de una sobredosis, había legalmente que practicarla - estar presente a la clausura el féretro, otro requerimiento legal, tras la incineración recibir la urna aún tibia con sus cenizas; hasta imaginar qué hacer con ellas… Que muera antes de ti tu abuela o tu madre, está en cierta manera dentro del orden de la vida (por más ilusorio que sea ese orden). Pero tu hermano menor, en esas circunstancias… El dolor fue tan profundo, para mí como para todos los miembros de la familia que nos tomó prácticamente 20 años poder evocarlo sin que se nos vele la voz. Yo estaba en ese momento ensayando « Le Tartuffe », de Molière, con la compañía francesa Le Théâtre du Soleil. Creo que si no hubiera estado en pleno trabajo creativo, con un papel como el de Orgón y el apoyo de la tropa, hubiera probablemente padecido un trastorno psicológico. Ahí sentí el valor sanador del arte. A la vez, tuve también que aceptar que la muerte de mi hermano había machacado tanto mi corazón, que en algo me llevaba a ser un mejor actor. Fue difícil aceptarlo, despojarme de la idea y culpabilidad de que en cierta manera estaba « devorando al cadaver » de un ser querido para nutrir mi artesanía. Pero me di cuenta de que era parte del proceso, una manera de aceptar la vulnerabilidad y volverla riqueza. En ese momento el teatro me salvó, me salvó no detenerme, sumergirme en el trabajo y el compañerismo artístico, me ayudó a atravesar ese huracán emocional y a canalizarlo para, más aún que un mejor actor, ser un mejor ser humano. En todo caso eso espero. Es un cliché decir que todo fin implica un comienzo, pero puede ser acertado. La siguiente experiencia con la muerte fue la de mi tía Marie-Renée, la hermana mayor de un par de años de mi madre, que en cierta manera la remplazó en el rol de abuela con mis hijas. A ella la pude acompañar hasta el fin, en el hospital. Marie-Renée no se esperaba morir: tenía solo 75 años, era una mujer alegre y llena de energía, pero de repente padeció de algo a priori benigno que se fue complicando y falleció en un par de meses. Espero no suene frío, pero fue muy interesante observar cómo ocurrió: tenemos la idea de que la muerte es instantánea, que llega en un momento dado y preciso; pero no, morir, la muerte misma, también es un proceso que va por etapas. Cuando morimos, no todos los órganos de nuestro cuerpo se apagan al mismo tiempo, los sentidos se van uno por uno, el oído al último; te vas muriendo de las extremidades hacia el centro: la necrosis había empezado en sus pies y en sus manos, pero ella seguía viva. Ya no veía, había perdido el uso de la palabra, pero su corazón seguía latiendo, respiraba profundamente, reaccionaba a la voz… No sé si en esa etapa tu mente está todavía en estado de comprender y aceptar lo que está por ocurrir. Pero la abracé y le dije al oído: “No temas, yo pensaré en ti, te llevaré dentro de mi corazón”. Y en diez minutos su ritmo cardiaco se fue apaciguando, haciéndose cada vez más lento, hasta que con un profundo último suspiro cesó de latir. Toda nuestra vida es ir de una inspiración a una expiración. Nacemos naturalmente cuando nuestro pulmones están listos para nuestra primer inspiración. Cuando alguien muere, se dice que expiró. Y, cosa hermosa, también decimos que tenemos una inspiración cada vez que nace una idea creativa en nosotros. Acompañar a Marie-Renée hasta su último momento, con cariño y paz, asumir en cierta manera el mitológico papel de Caronte, me ayudó mucho a aceptar su partida. Acompañar a un(a) moribundo(a) no tiene nada de macabro, es un acto que te llena de vida y de gratitud, en algo te deja sin “deuda“. Todos deberíamos, por lo menos una vez en nuestra vida, acompañar a alguien que se va. Nadie debería morir solo. Por eso en las mitologías a menudo hay un ser que acompaña el paso de una dimensión a la otra. En cierta manera también, dado que Marie-Renée había asumido el papel de abuela con mis hijas, eso me permitió metafóricamente, por proyección, acompañar simbólicamente a posteriori a Bernadette: estar ahí, acompañarla, que muera en mis brazos, en algo alivió la tristeza de no haber podido despedirme  así de mi madre. En el trabajo de teatralización terapéutica, es banal que una persona juegue el papel de otra, para permitir “saldar cuentas“. Luego, el pasado mes de septiembre, fallece Cristóbal, mi hermano tan querido… ¿Cómo hablar de eso? Es tan reciente. Diga lo que diga, cual sea tu experiencia, cada vez que un ser querido muere, vuelves a emprender el camino triste y doloroso. Lo que he aprendido sin embargo de mis pasadas experiencias, que la muerte sea repentina o anticipada, es que ese camino es el de la aceptación del fenómeno, cuan triste sea, y que alguien muera a los 83, a los 47, a los 24, a los 75 o a los 57 años, esa es su vida completa; eso es lo que hay que aceptar. Y, sin entrar en detalles, puedo decir que en el caso de Cristóbal es más verdadero aún… Me parece que solo la aceptación de la separación tangible permite honorar por completo al fallecido y, al dejarlo ir, adquirir una presencia nueva en nosotros, hecha de su transcurso, libre de su encarnación, relato de enseñanza. Pero volvamos a tu pregunta inicial : ¿Cómo se afronta con solemnidad la muerte de un ser querido? Todo depende de la vivencia que has tenido, de la persona que eres, de tu relación con la persona que falleció. No hay recetas, modelo, buena o mala reacción: la fallecida puede ser una persona muy cercana, y sin embargo de repente sentir una rabia tremenda hacia ella, justamente por haber fallecido. “Descanse en paz“ no es algo obvio, es también un proceso que debemos llevar a cabo en nosotros: hay gente que a los 90 años siente todavía resentimiento hacia sus padres fallecidos décadas atrás; yo conozco uno que no ha aliviado todavía del todo de esa mezcla de veneración y rencor. El tiempo emocional, sicológico, inconsciente, no es el mismo que el del calendario. Tanto como antagónicos sentimientos, épocas distantes conviven en nuestro presente interior. La paz del “Descanse en paz“ es un estado que, a travez del duelo, debemos aceptar, desarrollar. Para que en cierta manera, la muerte de un prójimo pueda, más allá de la pena, hacer florecer algo en nosotros. En fin, cuando hablas de solemnidad, probablemente te refieres a la video que subí en las redes pocos días después de la repentina muerte de Cristóbal. Aquí el enlace : https://www.instagram.com/reel/CitanOFjItd/?igshid=MDJmNzVkMjY%3D En ese video me baso sobre lo que sabía en ese momento; luego supe otras cosas que completarían la historia, que le darían otro enfoque. Pero bueno, no hubiera sido muy diferente mi forma de expresarlo. Mi hermano Adán, la hija y los dos hijos de Cristóbal, tres de sus ex-parejas, estábamos todos juntos en el proceso de vaciar su departamento. Aparte de todo lo que evoqué anteriormente, la muerte de un prójimo te echa encima una cantidad de cuestiones prácticas que resolver : acabar de pagar su renta, que no corten la luz mientras se vacía el departamento cuyo dueño quiere recuperarlo para un próximo inquilino, deudas pendientes, gastos funerarios, ¿qué hacer con los libros, muebles, ropa, papeles y otras pertenencias? En el caso de Cristóbal, también sus pinturas, los manuscritos de su nuevo libro, etc. Sin hablar de las cuestiones legales de herencia — otro vasto tema. Todo ello te obliga a estar en la acción, lúcido; sin embargo, en medio de todo eso te sumergen las olas emocionales. Como estás en esa acción con otras personas y que sus olas de tristeza no se derraman al mismo tiempo que las tuyas, se puede seguir adelante, consolarse mutuamente, acompañarse, sostenerse y navegar esa noche oscura del alma sin ahogarse. Durante esos tristes pero híper-activos días, a una de las ex-compañeras de Cristóbal le llegaron comentarios en internet cuestionándola sobre por qué no se había hecho pública la causa de su deceso; a ello se combinaron algunas teorías fuera de lugar sobre la vacuna contra el Covid, accidentes en otro país y un par de divagaciones venidas del espacio intersideral. Hay algo tan misterioso en la muerte… Me di cuenta de que, como cualquiera, cuando leía en un periódico sobre la muerte de alguien, lo primero que yo también buscaba era la causa. ¿Por qué? Hay un largo artículo sobre quién era ese gran pintor y su aporte, ese matemático y sus descubrimientos, o ese político y su lugar en la Historia; sobre transcurso, vida… ¿pero por qué no leo el artículo sin buscar primero la causa de su muerte? Mi conclusión es la siguiente: la causa, la razón, es en cierta manera la puerta entre dos dimensiones; la que conocemos y la inconcebible: la de la desaparición de nuestra consciencia de ser. Recuerda que no podemos soñar que morimos. Nuestra psique no lo puede imaginar concretamente y por ende darle una imagen, aunque sea onírica: siempre estamos ahí, actores o testigos, presentes. Ya escribía Sigmund Freud en Consideraciones actuales sobre la guerra y la muerte (1915) : “(…) nuestra propia muerte no nos es representable y cada vez que tratamos de representárnosla podemos notar que en realidad seguimos estando ahí como espectador. Por eso en la escuela psicoanalítica pudimos aventurar esta afirmación: nadie, en el fondo, cree en su propia muerte o, lo que es lo mismo: en el inconsciente, cada uno de nosotros está convencido de su inmortalidad.“ Bueno, ya hablamos de eso en la primera parte de la entrevista… Ahora, se puede creer en la reencarnación. Pero si la reencarnación existe, de todas maneras no se reencarna con la consciencia de uno mismo: quizá pasamos a ser otra persona, un animal o lo que tú quieras, pero si yo reencarno en ese otro, no recuerdo la vida anterior. Ciertas prácticas pretenden dar acceso a esa memoria… ¿Pero hasta qué punto es verdad ese recuerdo de una vida anterior? Cada quien se cuenta la historia que le hace bien, ¿porqué no? Si eso te hace feliz y te lleva a vivir una vida mejor, a que tu acción en el mundo sea más positiva, perfecto; pero son creencias, como la creencia en Santa Claus o la influencia de Plutón en mi carrera diplomática. Más seriamente, cuando sí conocemos la causa del fallecimiento, nuestra psique concibe una puerta, un río Stix, algo que separa claramente el mundo de los vivientes y el más allá de los muertos. Como la separación de la luz y la oscuridad al momento de la creación, en nuestra mitología judeo-cristiana, para recordar la primera parte de nuestra conversación. “Por ahí pasó: por una intoxicación alcohólica, por un accidente de automóvil, por darse un tiro en la cabeza, porque tenía 97 años y se apagó, lo mató una bala perdida, o demasiada Coca-Cola…“ Ahí tu mente puede aceptar y concebir, visualizar - en una especie de velorio interior. Mientras que si no conoces la causa, en cierta manera la frontera entre vida y muerte se desvanece, y ese momento “pre-creativo”, donde la luz y la oscuridad se combinan, es angustioso: no saber de qué se murió el otro, por qué puerta pasó, abre para nosotros la posibilidad de desaparecer en ese “entre-mundo“, de disolvernos, como en la película End game (2019), con un tronar de dedos. A un nivel inconsciente, sin esa delimitación, la muerte del otro puede simplemente aspirarnos. Bueno, quizás voy un poco lejos para explicar lo que también puede ser una simple curiosidad compasiva… Pero así lo pensé al tratar de entender lo inentendible que abarca la muerte. Después de todo, una de las principales actividades de nuestra mente es darle sentido a lo que no lo tiene. Somos los relatos que nos hacemos a partir del maravilloso caos de la existencia. En todo caso, sentí que para las muchas personas que habían trabajado con Cristóbal en la Gestalt, en la Escuela Metamundo, en las terapias, los talleres y la búsqueda espiritual, había una necesidad emocionalmente vital de saber de qué había muerto. De ahí la video. Salió como salió, conté lo que yo sabía en ese momento, no busqué ser solemne, sino honesto y simple. Recibí una cantidad enorme de respuestas agradecidas y me di cuenta de que había hecho bien. Y que también me había hecho bien hacerlo. No se debe vivir el luto de manera solitaria. Encerrarse en el dolor, es tóxico. Las emociones existen para ser compartidas, tanto como los pensamientos o la experiencia de la vida. Compartir es lo que nos hace humanos. Lo pude hacer con lo que llamas “solemnidad“, quizás porque justamente ya había pasado yo por varias experiencias de muerte y, en cierta manera, renacido de ellas. Sentados aquí frente a ti y al lado mío, están todos mis muertos, mis maestros.
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bobmedinasocial · 13 days
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📅 MI COLECCIÓN DE JUGUETES!
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colaherrerar · 16 days
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Como olvidar cuando le saqué la copa de Norteamerica al Celepito Coreo
Se la saqué en 4
Le quité la copa en 4 desnuda 🤣
Lo mejor de este año
Le saqué la copa de Norteamerica al Celepito Coreo 15
Asique el Celepito Coreo 15 no es
No hay Celepito Coreo puta
No existe el Celepito Coreo puton 15
No hay tal Celepito Coreo 15
No hay Celepito Coreo 127 en 15
Bien hecho
Sobrepasaste por mi camiseta 10 que subí acá en mi Tumblr con el quero cel 15 EN UN 15 de diciembre
haciéndose que el Celepito Coreo era la 10 sin nada abierto
y todo por su 127
de como pudiste taparle sus mentiras de sus cerraduras
si sabias que tenía 2 chiquitos de entradita adentro y plastificación adentro sin superficie amplia
Yo tengo la entrada y salida del túnel Julian del potrey 🤘🏻
y el fondo negro lo tengo yo
El Celepito Coreo 127 se creyó que había ganado otra vez otra copa y que había ganado como la puta 15 y dije OTRA VEZ EL MAGAZINE DE MENTIRAS DEL CELEPITO COREO DEL MAGAZINE DE PUTA QUE HIZO EL CELEPITO COREO EN SU ESCUELITA PATRIÓTICA CUANDO GANÓ MI COPA ÁRABE
Como la selección del argenticulado (menos el Julian) pudo haber apoyado las mentiras del Celepito Coreo y de su magazine de puta si no es puta
Todo lo fundé yo la 10
A copiado mis puterias y a sido ñoña para todas las puterias
Todas ahora se la dan con la manito estirada pero quién fue la REAL puta de la manito estirada adentro del pantalón del Rotella
No fue el Celepito Coreo la fundadora de la manita estirada
y con la Julia Rivas gol de vidrio 31 lo sabemos
Y el Julian se caga de la risa conmigo 🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣
Y si
Hubiera ganado si hubiera hablado en un 18
Pero que iba a hablar
si se quedó con mi copa árabe en ARABIA allá en los árabes de mi sangre y con mi título académico SIN YO SABER QUE ERA UN MAGAZINE
Yo también le creí al Celepito Coreo
y por eso esos bailes morbosos 23 y 24 en mi dolar porque en el 26 hasta vomité de ver lo mentirosa que fue el Celepito Coreo
Yo no tenía aun oficialmente pruebas del Celepito Coreo para decir SÍ ERA UN MAGAZINE LO DEL CELEPITO COREO DE LA PATRIA POR ESO MINTIÓ EN LA ESCUELITA PATRIÓTICA
No tenía nada para presentar del Celepito Coreo para ganar
Ni tampoco yo no podía enseñar porque estaba ejerciéndole al Bauti Herrera
En el 2022 yo era la de la fantasía
No tenía nada real para decir SÍ GANÉ
Mi puteria pero escondida
No podía mostrarla
porque yo estaba en el bandato herrerar para tapar eso con la radiografía 2019
Yo vine a tener pruebas en el 2023 en enero del 2023 de que el Celepito Coreo era un mentiroso que usaba almohadón en el culo en su escuelita patriótica
y de que no tiene caderas anchas
Se editó el Celepito Coreo las caderas
Todo es magazine de juguete lo del Celepito Coreo
Sólo quiere chupar consoladores
Yo no tenía pruebas aún
Que iba a presentar?
Lo mío?
Si como me iba a subir así en bolas si haber habido un verano mexicano de competencia
El Celepito Coreo me dió las pruebas después del argenticulado cuando ganó mi copa sacándose el almohadón d su culo de hombre OVALADO 2021
tiene culo todo diminuto con la raja pegada
Para yo destapar lo mío es tenía que haber una competencia en un verano y una separación con el herrerar
Para YO sí ser la 15 de la puteria
Yo no podía hacer eso estando con el herrerar porque eso era mi puteria 15 y el 16 se trataba de los compromisos y nada sexual en la pantalla en el bandato de la H fino
Asique el Celepito Coreo se iba revelando como mentirosa y yo ganando cada vez más con mi puteria por mi puteria en el verano mexicano
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lapipaylafuente · 17 days
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jaimetrinidadart · 2 years
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Black & Gold Stay Puft OLMECA 3d printed art toy 328mm APROPRIATE EVERYTHING! #APPROPRIATE #OLMECA #tropicalcontemporaneo #art #arte #kunst #fineart #veracruz #jarocho #nft #popart #mexicano #mexican #allseeingeye #420 #prehispanico #juguete #appropriationart #bootlegmexicano #hypebeast #fantasma #sculpture #streetart #marshmallowman #cazafantasmas #ender5plus #arttoy #3dprinting #ghostbusters #staypuftmarshmallowm (at Veracruz) https://www.instagram.com/p/Ci3W6gWuyRk/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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callmeanxietygirl · 2 years
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Primera Transmisión de TV a color…en México.
México, tiene, ha tenido y tendrá mentes brillantes, personas que rompen con barreras de diferente tipo, y que dejan su huella, en muchos casos, con ideas que persiguen mejorar la calidad de vida de los mexicanos, hoy nombramos a Guillermo González Camarena.
Guillermo González Camarena nace el 17 de febrero de 1917 en Guadalajara, se dice que desde pequeño se entretenía fabricando juguetes que se movían con electricidad, tanto que, con solo 7 años inventó una planta de luz y logró encender un foco para cada uno de sus hermanos, a los 8 años construye su primer radiotransmisor, a los 12 años su primer radio de aficionado… bueno pues que era genio.
Su famila tuvo que mudarse a la ciudad de México, algún momento de 1940, González Camarena hizo migas con Emilio Azcárraga Vidaurreta, comienza a trabajar en la XEW ahí se dan cuenta que algo sabía el chavo, lo nombraron jefe de operaciones de esa emisora y de la XEQ.
Logró el apoyo para fundar los Laboratorios GonCam, en donde mejora sus inventos con la intención de masificar la TV en México.
El 21 de enero de 1963, se realiza la transmisión de una serie de televisión llamada “Paraíso Infantil”, a través de la frecuencia XHGC del Canal 5 del Sistema de Telesistema Mexicano, siendo ésta la primera transmisión a color en México (Aunque, la primeritita trasmisión, fue en 1938, en su casa, en la colonia Juárez). Este canal había sido fundado por Camarena en 1952 en la Ciudad de México, con la noble intención de alfabetizar a la gente, es por esta idea, de que la televisión podía tener una utilidad educadora que, Camarena, solicitó la creación del canal 5, el cual era especialmente para niños, y, como se puede adivinar, las últimas letras de XHGC corresponden a sus apellidos González Camarena. Impulsó un proyecto junto con la Secretaría de Educación Pública (SEP) en que, a través de la TV a color, se impartirían clases, este proyecto, con el tiempo, se consolidaría como el Sistema de Educación de Telesecundaria.
Es cierto que la idea no fue, digamos, original, podemos mencionar algunos antecedentes; durante la II Guerra Mundial, John Baird, trabajó en una TV a color, para agosto de 1942, realizó la primera demostración pública de un tubo electrónico en color que llamó “Telechrome”.
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teragames · 2 months
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Juegos de mesa y Juguetron, grandes aliados de los niños durante este periodo vacacional
Debido a que el ciclo escolar 2023-2024 ha terminado @juguetronmx se suma para consentir a los niños con marcas de juguetes top los cuales tendrán descuentos de hasta 20%.
A unos días de que termine el ciclo escolar 2023-2024, Juguetron lanza su temporada de Troni Ofertas de Verano, con lo cual busca sumarse al bienestar de los hogares mexicanos, toda vez que las actividades del cuidado de los hijos se incrementan en esta temporada vacacional. De acuerdo con cifras oficiales, al menos 24 millones 93 mil 801 alumnos de educación básica regresen a casa, por lo que…
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shanahazuki · 5 months
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Celebrando el Día de la Niña y el Niño con Actividades Saludables y Familiares
El próximo 30 de abril, México conmemora el Día de la Niña y el Niño, y en esta ocasión, desde Queremos Mexicanos Activos (QUEMA), se une a la celebración con una propuesta diferente y enriquecedora. Más allá de los regalos materiales y las actividades convencionales, queremos cambiar juguetes por sonrisas, pantallas por aventuras al aire libre y sedentarismo por acción. En QUEMA, se busca…
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lusangelma · 6 months
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“La muerte es la palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios. El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente”.
• Octavio Paz
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manifiestotamaulipas · 7 months
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Entrega PEMEX juguetes a niños y niñas del CAIC en Reynosa
Reynosa, Tamps.–Personal de Petróleos Mexicanos (PEMEX) en Reynosa, Tamaulipas, donó cerca de 300 juguetes para los niños del Centro de Asistencia Infantil Comunitario (CAIC) del municipio. La donación se realizó gracias a la participación de las y los trabajadores de diversas áreas de la institución, en el marco de la segunda colecta anual de juguetes “Mantengamos juntos la ilusión de nuestra…
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