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#Madera policromada
fotograrte · 3 months
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La dormición de la Virgen: talla española del siglo XVI en el Museo de Bellas Artes de Lyon
El Museo de Bellas Artes de Lyon carece de entrada sobre esta talla de finales del siglo XVI, que puede verse en sus salas. Las únicas entradas que he localizado lo han sido en diversas fotos de Flickr, en las que se señala como características las siguientes: La Dormición de la Virgen, madera policromada de la Escuela de Burgos (España), finales del siglo XVI – Adquirida en 1889 por el Museo de…
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thatsbutterbaby · 1 year
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Juan de Mesa, atribuido (Córdoba, 1538 - Sevilla, 1627) - La Prudencia, 1618.   Madera tallada y policromada / Altura 80 cm.
Cartuja de Santa María de las Cuevas. Sevilla. 
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jpelsous · 2 years
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El púlpito de la iglesia del Monasterio de Santa Rosa, conocido coloquialmente como de las Monjas, es una espléndida obra barroca del siglo XVIII, ejecutada en madera tallada, dorada y policromada. La cátedra está adornada con santas dominicas, mientras que en el respaldar está Santo Tomás de Aquino y en la cúspide del tornavoz Santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden. #lima #igerslima #peru #igersperu #barroco #barocco #barock #baroque #escultura #sculpture #virreinal #virreinato #colonial #patrimonio #patrimoniocultural #heritage #iglesia #church #púlpito #pulpit #dominican #saintroseoflima #santarosadelima (en Monasterio de Santa Rosa de Lima) https://www.instagram.com/p/Ch5Ysgup6Fz/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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peluxe · 2 years
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San Felipe de Jesús, s. XVII
Autor no documentado
Madera policromada
135 cm. de alto
Catedral Metropolitana de la Ciudad de México
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anticlluis · 2 months
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DOS ANTIGUOS RODILLOS DE AMASAR POLICROMADOS
DE MADERA CON ZONAS POLICROMADAS
DE 33 y 30,5 cms DE LONGITUD
DIÁMETROS CENTRALES DE 4 y 2,6 cms
PESOS: 117 y 62 grs
LAS FOTOGRAFÍAS SON PARTE DE LA DESCRIPCIÓN
45 € MÁS GASTOS DE ENVÍO
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diarioelpepazo · 3 months
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LEÓN MAGNO MONTIEL @leonmagnom En las calles del barrio Cerros de Marín, en Maracaibo, aún se escucha el eco de la voz profunda de Alí, se sienten los acordes de su cuatro, el bardo aún anda de parranda en casa de doña Josefina, la amada compañera de Armando Molero. Alí Rafael canta entre el nisperal, hace fluir la música de sus manos hacia la garganta de Ricardo Cepeda, toca las manos de Tino Rodríguez y abraza a Miguel Ordoñez. El poderoso Alí, poeta irreverente que nació el 31 de octubre de 1942, siempre se sintió huésped de honor en la casona de don Armando Molero; el cantor del pueblo al que tanto admiró. La casa de Armando y Josefina era amplia, con muchas recámaras y un solar inmenso. Estaba ubicada frente al antiguo cine París, en las accidentadas calles de Cerros de Marín, barriada con pequeñas colinas desde donde se veía el lago, y contemplaba el rielar de la luna en las noches de aventuras. Según contaba Alí en sus tertulias, su carrera la sustentaron cuatro fuertes pilares geográficos: Maracaibo, Barquisimeto, Coro y Caracas. Fueron las cuatro ciudades columnas, que mejor lo albergaron con afecto profundo y en cada una sembró su pasión y apego. En esas cuatro casas infinitas fue donde afianzó el cantor su vocación de trovador, su proyecto de siembra de una nueva patria, sus ansias de redimirla. De muchacho, Alí fue limpiabotas, boxeador, participó en carreras de bicicletas. Un apasionado de las peleas de gallo, amaba ese animal hermoso, su plumaje iridiscente, su carácter valiente de ave de pelea. Para él representaba un signo de resistencia, como bien lo plasmó Gabriel García Márquez en “El coronel no tiene quien le escriba”. Esa idolatría la mantuvo toda su vida, la materializó en su colección de gallos artesanales, en estatuillas de maderas policromadas que atesoró toda su vida. Ese amor lo plasmó una vez más en su golpe “El gallo pinto”, dedicado a don Pío Alvarado, músico emblema del estado Lara: “Qué bonita madrugada cuando ese gallo ha cantao, se alimenta el gallo pinto con flores de siempreviva” Alí buscaba trascender en las sendas del arte, soñaba rumbos musicales, eso lo lleva a salir de Coro, era entonces un adolescente. Llegó a Caracas en 1963 y comenzó su carrera universitaria en la Universidad Central de Venezuela. Eran sus primeros días en la quimérica Caracas. Allí llegó con la intención de estudiar química. En paralelo comenzaron sus cantatas estudiantiles, sus afiebradas charlas sobre el ideario bolivariano y su marcado talante revolucionario. En el decenio 1960, Venezuela salía del oscuro período militar, había cesado el mandato férreo de Marcos Pérez Jiménez y comenzaba la guerrilla urbana a labrar su camino accidentado en el país, que devino en un final desastroso. La nación se inquietaba por la visita de Fidel Castro luego de su entrada triunfal a La Habana. La devastación y el genocidio causado por las tropas norteamericanas en Vietnam era titular en todos los medios. El planeta se conmovió con el canto de paz y amor de Los Beatles. Surgía entre los jóvenes un nuevo icono de rebeldía, “El Che” Guevara, con una dimensión casi mística. En las principales urbes del continente se oía el canto de la Nueva Trova Cubana y de los grandes cantores latinoamericanos: Violeta Parra, Zitarrosa, Daniel Viglietti, la negra de Tucumán Mercedes Sosa. Esos hechos marcaron la índole del canto emergente y combativo del joven juglar Primera. En el año 1968, Alí salió hacia Europa con la misión de hacer un grado universitario en Rumani. Apoyado por sus camaradas del Partido Comunista de Venezuela, conoció los rigores del exilio voluntario. En ese período le nacieron dos hijas de su relación con una intelectual rumana de nombre Tharja. A sus hijas rumanas las llamó María Fernanda, en la intimidad Shimpi, y María Ángela, a quien acariciaba y llamaba Marimba. En la soledad del viejo continente madura su visión de cantor y emprende el retorno a su patria. Grabó su álbum “La patria es el hombre” y comenzó una impresionante
escalada en las emisoras del país, a pesar del veto silente y progresivo a sus canciones sugerido por los burócratas de los grandes circuitos nacionales. Sin embargo, la popularidad de Alí crecía vertiginosamente, poco a poco se convertía en una figura mítica que muchos querían escuchar y protegían con celo. El éxito de sus canciones lo conmina a fundar su propio sello discográfico, lo llamó Cimarrón, su casa disquera propia. Eso le dio absoluta libertad para crear y difundir su obra, sin censura ni restricciones. Se unió al gran músico venezolano Alí Agüero, un extraordinario arreglista, con quien produjo el grueso de su repertorio. Llegaron a lanzar 14 álbumes larga duración. Cada disco de vinilo de Alí Primera, lo ilustraba con cuadros de pintores venezolanos: Héctor Poleo, Bárbaro Rivas. A su admirado Armando Reverón le escribió una de sus mejores canciones: “Reverón titiritero Reverón el muñequero se te fue Juana la gorda ya no sirve de modelo” Alí siempre estuvo alejado de la televisión, por ser un medio de comunicación al que percibía como vulgar expendio de mercancías, como un mostrador banal. Él nunca quiso verse entre esa mercadería de la televisión, a pesar de las jugosas ofertas que recibió por actuar en ella. Su canto estuvo en las cintas sonoras de películas nacionales en la década de los 70. Por esos años comenzaba en el país un movimiento de grupos alternativos que interpretaban sus composiciones, entre otros: Los Guaraguaos, Los Cuñaos, Gran Coquivacoa con su amigo Beto Borjas y el Grupo Guaco liderado por los hermanos Aguado León. También lo hicieron orquestas consagradas como el Gran Combo de Puerto Rico en la voz de Andy Montañez con su tema “Cunaviche adentro”: “Va cabalgando el llanero oliendo a sudor de vaca y al cafecito negro que tomó en la madrugada” El grupo Guaco tuvo éxito cuando grabó en tiempo de gaitas sus composiciones “Perdóneme Tío Juan” y “Hay que aligerar la carga” en el año 1972, en la voz de su admirador Gustavo Aguado León, logrando sonar en todas las emisoras de amplitud modulada de la época. Alí Rafael Primera Rossell encarnó un auténtico trovador, un poeta que captó el sentir de la gente y lo plasmó en canciones. Utilizó en sus composiciones todas las formas musicales venezolanas: el vals, la danza, el ritmo orquídea, el sangueo. Hasta el son cubano, como un préstamo solidario. Sus letras viven en la memoria colectiva: “El lagrimear de Las Cumaraguas, está cubriendo toda mi tierra, piden la vida y le dan un siglo, pero con tal que no pase nada, en mi tierra mansa, mi mansa tierra” (Canción mansa para un pueblo bravo) El estado Lara está presente en su poesía, en sus canciones, es una referencia perenne: “Mira que linda la vereda, la lluvia de primavera le florecieron la piel. Ese camino va al Tocuyo, ya se escuchan los tambores de tamunangue otra vez” (Caña clara y tambor) Su clásico dedicado a la ciudad de Caracas, capital de contrastes, con millones de personas que se debaten entre el lujo y la miseria en sus cerros: “Qué triste se oye la lluvia, en los techos de cartón qué triste vive mi gente, en las casas de cartón” (Techos de cartón) Una de sus canciones más poéticas la dedicó a la mujer nativa de la península de Paraguaná, a la hembra hermosa que vive en esa capital del viento y la sal: “Llena tus labios de colorete y de ansiedad el alma se llena, todas las tardes la carretera recibe el beso de tu mirar” Al final de esa canción, Alí le rinde un homenaje al gran periodista Alí Brett, intelectual de izquierda oriundo de Carirubana, autor del libro “Aquella Paraguaná”: “Tocayo no se me muera no se muera tocayo que están cantando los gallos para ese pueblo que espera vamos a darle una flor a aquella paraguanera” Toda su obra está marcada por una pasión de hombre enamorado de su paisaje, su canto es bucólico, de poeta en defensa de la flora. Logró resonancia en Latinoamérica por su canto reivindicativo. Un hecho trascendente fue su participación en el concierto en solidaridad con Nicaragua
en 1973, donde acompañado solo por su cuatro dejó su huella profunda de artista auténtico. Para recibir en tu celular esta y otras informaciones, únete a nuestras redes sociales, síguenos en Instagram, Twitter y Facebook como @DiarioElPepazo El Pepazo
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cofradiastv · 6 months
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Santa Isabel de Hungría de Barrera Cortés
Escultura que representa a Santa Isabel de Hungría, de tamaño inferior al natural (mide 85 cm de altura). Ha sido realizada por el escultor e imaginero de Paradas (Sevilla) en madera de cedro real tallada y policromada al óleo, con ojos de cristal artesanales y pestañas superiores de pelo natural en su mascarilla. La santa aparece de pie sobre una peana tallada con su nombre y lleva como…
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antiguedadesmiqueleiz · 8 months
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Candelero
Madera dorada y policromada
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fotograrte · 3 months
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El Arcángel San Miguel venciendo al demonio, por La Roldana
1682. Madera tallada y policromada. En este caso, voy a poner pocas palabras porque merece la pena concentrarse en contemplarla simplemente. El Arcángel San Miguel venciendo al demonio, por La Roldana. Galería de las Colecciones Reales. Madrid Continue reading El Arcángel San Miguel venciendo al demonio, por La Roldana
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thatsbutterbaby · 2 years
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Anónimo novohispano / Virgen de Guadalupe / Nueva España / Siglo XVIII / Madera tallada y policromada 
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MUSEO IRREVERENTES: “La gran ola de Kanagawa” (ca.1830-32)
Katsushika Hokusai  (1760-1849)Impresión en madera policromada. Tinta y color sobre papel25.7 cm x 37.9 cmThe Metropolitan Museum of Art (New York City, NY, USA)
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vimogra-art · 1 year
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Consulado del Mar de La Lonja de la Seda Valencia año 1238 VALENCIA CON...
En la parte izquierda del patio de los Naranjos, de la Lonja de la Seda, se encuentra el Consulado del Mar, institución creada en 1238 donde los jueces o los cónsules de comercio celebraban sesiones sobre asuntos marítimos y mercantiles. Empezado por Pere Compte, después de su fallecimiento en 1506, siguió con las obras Joan Corbera y fue finalizado en 1548 por el guipuzcoano Domingo Urtiaga, este consulado es de planta rectangular y de estilo renacentista y fue literalmente adosado al muro de poniente de la lonja original. Según Manuel Sanchis Guarner, el Consulado, con una profusa y graciosa decoración bastante italianizante, convive en feliz maridaje con la gótica Sala de Contratación. En la primera planta, es donde se encuentra la Cámara Dorada, se accede a través de una escalera monumental de piedra, desde el patio de los Naranjos. Esta cámara está ornamentada con una techumbre de madera que fue realizada entre 1418 y 1445, cuyos comienzos fueron dirigidos por el maestro de las obras de la ciudad Joan del Poyo (1418-1428), coordinando a un grupo de artífices integrado por Bertomeu Santalinea, Julià Sanxo, los hermanos Joan y Andreu Çanou, Domingo Mínguez y Jaume Mateu; la cual fue rescatada de la antigua Casa de la Ciudad al ser derribada ésta durante el siglo XIX. Estuvo encajado de manera muy satisfactoria en la Cámara Dorada hacia el año 1921. Este techo, de madera policromada, vino a inaugurarlo, en su primera ubicación, Alfonso el Magnánimo, tiene centenares de piezas de carácter zodiacal, bélico, grotesco, quimérico, vegetal, musical y heráldico como el escudo de la ciudad de Valencia, que se repite decenas de veces. La planta baja del Consulado, que se utiliza para exposiciones y audiovisuales, cuenta con un interesante techo de estilo renacentista. Se accede desde el patio de los Naranjos o desde la Capilla.
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anticlluis · 2 months
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PORTAVELAS, PALMATORIA DE MADERA TORNEADA Y POLICROMADA
DEL S.XVIII-XIX
MADERA POLICROMADA
BASE CONCAVA DE HIERRO CON CLAVO PARA COLOCAR LA VELA O CIRIO
PESO: 914 grs
ALTURA: 15,2 cms
DIÁMETRO BASE: 11,9 cms
DIÁMETRO SUPERIOR: 12,7 cms
EN BUEN ESTADO
LAS FOTOGRAFÍAS SON PARTE DE LA DESCRIPCIÓN
115 €MÁS GASTOS DE ENVÍO
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diarioelpepazo · 7 months
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León Magno Montiel @leonmagnom En las calles del barrio Cerros de Marín, en Maracaibo, aún se escucha el eco de la voz profunda de Alí, se sienten los acordes de su cuatro, el bardo aún anda de parranda en casa de doña Josefina, la amada compañera de Armando Molero. Alí Rafael canta entre el nisperal, hace fluir la música de sus manos hacia la garganta de Ricardo Cepeda, toca las manos de Tino Rodríguez y abraza a Miguel Ordoñez. El poderoso Alí, poeta irreverente que nació el 31 de octubre de 1941, siempre se sintió huésped de honor en la casona de don Armando Molero; el cantor del pueblo al que tanto admiró. La casa de Armando y Josefina era amplia, con muchas recámaras y un solar inmenso. Estaba ubicada frente al antiguo cine París, en las accidentadas calles de Cerros de Marín, barriada con pequeñas colinas desde donde se veía el lago, 0Iy contemplaba el rielar de la luna en las noches de aventuras. Según contaba Alí en sus tertulias, su carrera la sustentaron cuatro fueLrtes pilares geográficos: Maracaibo, Barquisimeto, Coro y Caracas. Fueron las cuatro ciudades columnas, que mejor lo albergaron con afecto profundo y en cada una sembró su pasión y apego. En esas cuatro casas infinitas fue donde afianzó el cantor su vocación de trovador, su proyecto de siembra de una nueva patria, sus ansias de redimirla. De muchacho, Alí fue limpiabotas, boxeador, participó en carreras de bicicletas. Un apasionado de las peleas de gallo, amaba ese animal hermoso, su plumaje iridiscente, su carácter valiente de ave de pelea. OPara él representaba un Osigno de resistencia, como bien lo plasmó Gabriel García Márquez en “El coronel no tiene quien le escriba”. Esa idolatría la mantuvo toda su vida, la materializó en su colección de gallos artesanales, en estatuillas de maderas policromadas que atesoró toda su vida. Ese amor lo plasmó una vez más en su golpe “El gallo pinto”, dedicado a don Pío Alvarado, músico emblema del estado Lara: “Qué bonita madrugada cuando ese gallo ha cantao, se alimenta el gallo pinto con flores de siempreviva” Alí buscaba trascender en las sendas del arte, soñaba rumbos musicales, eso lo lleva a salir de Coro, era entonces un adolescente. Llegó a Caracas en 1963 y comenzó su carrera universitaria en la Universidad Central de Venezuela. Eran sus primeros días en la quimérica Caracas. Allí llegó con la intención de estudiar química. En paralelo comenzaron sus cantatas estudiantiles, sus afiebradas charlas sobre el ideario bolivariano y su marcado talante revolucionario. En el decenio 1960, Venezuela salía del oscuro período militar, había cesado el mandato férreo de Marcos Pérez Jiménez y comenzaba la guerrilla urbana a labrar su camino accidentado en el país, que devino en un final desastroso. La nación se inquietaba por la visita de Fidel Castro luego de su entrada triunfal a La Habana. La devastación y el genocidio causado por las tropas norteamericanas en Vietnam era titular en todos los medios. El planeta se conmovió con el canto de paz y amor de Los Beatles. Surgía entre los jóvenes un nuevo icono de rebeldía, “El Che” Guevara, con una dimensión casi mística. En las principales urbes del continente se oía el canto de la Nueva Trova Cubana y de los grandes cantores latinoamericanos: Violeta Parra, Zitarrosa, Daniel Viglietti, la negra de Tucumán Mercedes Sosa. Esos hechos marcaron la índole del canto emergente y combativo del joven juglar Primera. En el año 1968, Alí salió hacia Europa con la misión de hacer un grado universitario en Rumani. Apoyado por sus camaradas del Partido Comunista de Venezuela, conoció los rigores del exilio voluntario. En ese período le nacieron dos hijas de su relación con una intelectual rumana de nombre Tharja. A sus hijas rumanas las llamó María Fernanda, en la intimidad Shimpi, y María Ángela, a quien acariciaba y llamaba Marimba. En la soledad del viejo continente madura su visión de cantor y emprende el retorno a su patria. Grabó su álbum “La patria es el hombre” y comenzó una impresionante
escalada en las emisoras del país, a pesar del veto silente y progresivo a sus canciones sugerido por los burócratas de los grandes circuitos nacionales. Sin embargo, la popularidad de Alí crecía vertiginosamente, poco a poco se convertía en una figura mítica que muchos querían escuchar y protegían con celo. El éxito de sus canciones lo conmina a fundar su propio sello discográfico, lo llamó Cimarrón, su casa disquera propia. Eso le dio absoluta libertad para crear y difundir su obra, sin censura ni restricciones. Se unió al gran músico venezolano Alí Agüero, un extraordinario arreglista, con quien produjo el grueso de su repertorio. Llegaron a lanzar 14 álbumes larga duración. Cada disco de vinilo de Alí Primera, lo ilustraba con cuadros de pintores venezolanos: Héctor Poleo, Bárbaro Rivas. A su admirado Armando Reverón le escribió una de sus mejores canciones: “Reverón titiritero Reverón el muñequero se te fue Juana la gorda ya no sirve de modelo” Alí siempre estuvo alejado de la televisión, por ser un medio de comunicación al que percibía como vulgar expendio de mercancías, como un mostrador banal. Él nunca quiso verse entre esa mercadería de la televisión, a pesar de las jugosas ofertas que recibió por actuar en ella. Su canto estuvo en las cintas sonoras de películas nacionales en la década de los 70. Por esos años comenzaba en el país un movimiento de grupos alternativos que interpretaban sus composiciones, entre otros: Los Guaraguaos, Los Cuñaos, Gran Coquivacoa con su amigo Beto Borjas y el Grupo Guaco liderado por los hermanos Aguado León. También lo hicieron orquestas consagradas como el Gran Combo de Puerto Rico en la voz de Andy Montañez con su tema “Cunaviche adentro”: “Va cabalgando el llanero oliendo a sudor de vaca y al cafecito negro que tomó en la madrugada” El grupo Guaco tuvo éxito cuando grabó en tiempo de gaitas sus composiciones “Perdóneme Tío Juan” y “Hay que aligerar la carga” en el año 1972, en la voz de su admirador Gustavo Aguado León, logrando sonar en todas las emisoras de amplitud modulada de la época. Alí Rafael Primera Rossell encarnó un auténtico trovador, un poeta que captó el sentir de la gente y lo plasmó en canciones. Utilizó en sus composiciones todas las formas musicales venezolanas: el vals, la danza, el ritmo orquídea, el sangueo. Hasta el son cubano, como un préstamo solidario. Sus letras viven en la memoria colectiva: “El lagrimear de Las Cumaraguas, está cubriendo toda mi tierra, piden la vida y le dan un siglo, pero con tal que no pase nada, en mi tierra mansa, mi mansa tierra” (Canción mansa para un pueblo bravo) El estado Lara está presente en su poesía, en sus canciones, es una referencia perenne: “Mira que linda la vereda, la lluvia de primavera le florecieron la piel. Ese camino va al Tocuyo, ya se escuchan los tambores de tamunangue otra vez” (Caña clara y tambor) Su clásico dedicado a la ciudad de Caracas, capital de contrastes, con millones de personas que se debaten entre el lujo y la miseria en sus cerros: “Qué triste se oye la lluvia, en los techos de cartón qué triste vive mi gente, en las casas de cartón” (Techos de cartón) Una de sus canciones más poéticas la dedicó a la mujer nativa de la península de Paraguaná, a la hembra hermosa que vive en esa capital del viento y la sal: “Llena tus labios de colorete y de ansiedad el alma se llena, todas las tardes la carretera recibe el beso de tu mirar” Al final de esa canción, Alí le rinde un homenaje al gran periodista Alí Brett, intelectual de izquierda oriundo de Carirubana, autor del libro “Aquella Paraguaná”: “Tocayo no se me muera no se muera tocayo que están cantando los gallos para ese pueblo que espera vamos a darle una flor a aquella paraguanera” Toda su obra está marcada por una pasión de hombre enamorado de su paisaje, su canto es bucólico, de poeta en defensa de la flora. Logró resonancia en Latinoamérica por su canto reivindicativo. Un hecho trascendente fue su participación en el concierto en solidaridad con Nicaragua
en 1973, donde acompañado solo por su cuatro dejó su huella profunda de artista auténtico. En 1977 se casó con la hermosa muchacha, cantora oriunda de Acarigua, Sol Mussett, de ascendencia libanesa. Con ella conformó una familia de cinco varones: Sandino en homenaje al líder Nicaragüense; Jorge; Servando por el personaje de su Coro idílico; Florentino, para honrar la tradición llanera; y Juan Simón, el surrapo, en homenaje al pueblo y al prócer Bolívar. Hoy en día, sus cinco hijos venezolanos son cantantes reconocidos en buena parte de América Latina. En 1983, Alí ideó y organizó “La canción bolivariana”, megaconcierto que realizó en el estadio “Luis Aparicio” de Maracaibo. Allí participaron grupos y cantores que llegaron de distintos rincones del continente americano. Nuestra ciudad lacustre fue capital de la trova. Alí Primera sólo vivió 42 años, la muerte lo atrapó el 16 de febrero de 1985 en la autopista Valle-Coche de la capital venezolana. Esa noche salía de grabar su canción: “El lago, el puerto y su gente” cuando se registró la colisión de dos vehículos, su cuerpo quedó destrozado entre el amasijo de hierros de su camioneta luego de ser impactada por un auto sin control que se desplaza a gran velocidad. Le tocó a su paisano Charles Arapé, el gran productor radial nativo de la Sierra de Coro, reconocer su cadáver en la morgue de Bello Monte, y encender en esa madrugada, la pólvora de la fatal noticia. Se apoyó en la cronista y locutora Lil Rodríguez que estaba realizando su programa nocturno. Sus exequias se recuerdan con una larga caravana de Caracas a Falcón, entre las notas de sus canciones que entonaron los amigos, estudiantes y seguidores. Fue sepultado en un cementerio humilde de la península de Paraguaná, lo sembraron en su tierra árida. Cada año, en el mes de febrero, se realiza la marcha de los claveles rojos para homenajearlo. Su emblemática camisa bermeja, su barba entrecana, sus cadenas de plata con el rostro de Jesucristo, los vi por última vez en la plaza de la urbanización La Victoria, cuatro días antes del cruel desenlace, el 12 de febrero. Él quiso cantar el día de la juventud, ante el busto de José Félix Ribas, rodeado por los vecinos de la casa que lo albergó con amor toda su vida, Maracaibo, pilar fundamental de apoyo a su carrera. Se esparcen notas y rebotan desde el lago ardiente hasta las arenas falconianas. En el medanal donde sembramos al cantor, sus versos siguen germinando. Y como él le cantó al grupo Madera, después del naufragio en el río Orinoco, hay una canción olorosa a madera en la orilla, con notas de jazmín y café, esa canción no se detiene; es Alí Primera. Para recibir en tu celular esta y otras informaciones, únete a nuestras redes sociales, síguenos en Instagram, Twitter y Facebook como @DiarioElPepazo El Pepazo
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viajeenmoto · 1 year
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De motos, historias y reliquias en la Iglesia del Pilar
Marcelo Hidalgo Sola nos invita a conocer detalles históricos de una de las Iglesias más importantes de Buenos Aires: la basílica Nuestra Señora del Pilar, que guarda la historia de la etapa colonial de la ciudad y custodia reliquias de santos de un valor incalculable para la cristiandad.
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La estampa de la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar domina el escenario de Plaza Francia. De blanco inmaculado su perfil se asoma dejando ver de lejos sus torres esbeltas de diseño español. Sus campanas, aún activas y en perfecto estado de conservación, son las originales y coronan la fachada de corte colonial. La basílica del Pilar es el segundo templo más antiguo de la ciudad, el primero fue la iglesia de San Ignacio de Loyola, inaugurada sólo un par de años antes, en 1722. El entorno la hace única, y le permite lucirse como una verdadera joya de la urbanidad porteña. Por estar emplazada en uno de los polos turísticos más concurridos de Buenos Aires, pleno barrio de la Recoleta y justo al lado del cementerio, la parroquia recibe miles de personas cada año.
Dedicarle un tiempo al recorrido que la Iglesia propone es adentrarse en los vericuetos mismos de la historia. Como si fuéramos de pronto sumergidos en el túnel del tiempo, el paseo nos lleva a visitar los claustros, en dónde habitaron los monjes recoletos, el patio del aljibe, el museo de piezas de arte y culto, y cada una de sus capillas de enorme valor arquitectónico y espiritual.
La Orden de la Recolección llegó al país para vivir como lo hizo su padre fundador San Francisco de Asís. Su objetivo fue retirarse de la zona urbana hacia las afueras para disponer el espíritu al sosiego y al silencio en un ámbito de pobreza extrema al modo del santo de Asís-explica Marcelo Hidalgo Sola. De San Francisco de Asís no hay reliquias en el Pilar pero en la iglesia hay un espacio sagrado que custodia un tesoro de la humanidad. El “altar de las reliquias” que pasa casi desapercibido a los ojos de los visitantes y fieles. Ubicado en el espacio lateral derecho apenas uno ingresa a la Basílica, allí podemos ver en relicarios de oscuras maderas, calaveras y otros huesos del esqueleto humano que se sabe pertenecieron a santos ilustres del cristianismo y son hoy venerados.
Un tesoro de la humanidad que está oculto
No hay detalles específicos que orienten acerca de qué santo se trata cada uno, pero estos tesoros son nada más ni nada menos que de San Pedro, el primer Papa, San José, el padre adoptivo de Jesús, Santa Ana y San Joaquín, Sus abuelos, de San Juan , el apóstol más querido y de San Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús , orden a la que pertenece el actual Papa Francisco. Las referencias que no aparecen escritas en ningún lado se presume que por la razón de resguardar y proteger su integridad y seguridad. Sin embargo hay dos de ellas que sí están bien identificadas y corresponden al Padre Pío de Petrelcina y a Carlo Acutis.
El Santo Padre Pio fue un sacerdote capuchino italiano de la orden franciscana que recibió los estigmas o las heridas de la crucifixión de Jesús, también tenía el don de la bilocación y de la lectura de las conciencias. Carlo Acutis, es un beato italiano, conocido como el ‘ciberapóstol’ por su gran tarea de difusión de los milagros eucarísticos y de las apariciones marianas.
Se sabe que alrededor del mundo existen numerosas reliquias, las hay en casi todas las iglesias , pero nunca en un solo sitio se han podido reunir personajes tan trascendentes en este sentido.
El altar fue construido en 1779 especialmente para albergar a estas joyas de la cristiandad que el rey Carlos III de España le obsequió al padre Francisco de Altolaguirre, el primer fraile recoleto nativo que visitó al monarca español. Hecho de madera policromada, con detalles de carey, bronce y estaño, el relicario contiene urnas, objetos litúrgicos y gran cantidad de imágenes de cera.
A un costado, sobre la reja que preserva la capilla, están expuestos los documentos que acreditan la procedencia de las reliquias, con el detalle incluso del registro de embarque que despachó el envío de España. Pero nada se dice de los santos, cuyos restos descansan en arcas. Las autoridades de la iglesia explican que fueron obtenidos del Archivo de Indias, organismo que tiene sede en Sevilla- creado por el rey en 1785 con el objetivo de centralizar toda la información referente a la administración de las colonias-y que allí se encuentra el listado completo del relicario. Los guías del lugar confirman el dato y aclaran que no es necesario hacer alarde del tesoro, para muchos que estén allí, descansando y bendiciendo a los fieles al ingresar, alcanza y sobra.
Originally published at on https://viajeenmoto.com.ar November 30, 2022.
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cofradiastv · 1 year
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La nueva obra de Fernando Aguado para León
La nueva obra de Fernando Aguado para León
El imaginero Fernando Aguado acaba de culminar estos días la imagen del paso de la Primera Palabra de la cofradía de las Siete Palabras de León, un crucificado de una de las ciudades con más tradición cofrade de España. Está confeccionada en madera de cedro policromada al óleo, naturalista . Se trata de la primera obra de un misterio que representa el momento en que Cristo ha sido crucificado y…
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