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#adiestrador de perros de prisión
ztoa99 · 2 years
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El adiestrador de perros de Clarence Correctional Dylan Thomas fue despedido después de luchar contra una lesión de perro
El adiestrador de perros de Clarence Correctional Dylan Thomas fue despedido después de luchar contra una lesión de perro
Un entrenador de perros de servicios correccionales que también sirvió en las fuerzas armadas durante ocho años fue despojado de su puesto y de sus amados perros, luego de ser llamado para investigar la lesión grave de un perro de trabajo en un centro correccional de Nueva Gales del Sur. El entrenador de perros de doble propósito y entrenador de procedimientos de escolta armada, Dylan Thomas,…
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diario-vespertino · 2 years
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Anahí Benítez: nuevo juicio
La primera audiencia del nuevo juicio por el femicidio de Anahí Benítez se realizó este miércoles 1 de marzo. La joven desapareció el 29 de julio de 2017 y apareció asesinada casi una semana después el 4 de agosto, golpeada, violada y enterrada en el predio de la Reserva de Santa Catalina. Este nuevo juicio responde a la disposición de la Sala I de Casación de la provincia de Buenos Aires que, el 28 de diciembre de 2021, dictaminó que el juicio realizado por los tribunales lomenses presentaban serias irregularidades durante el proceso, en el tratamiento parcial de los testigos y las pruebas. Por ello definió que debía llevarse a cabo un nuevo juicio con otros jueces. La Cámara de Casación, además, anuló la condena a prisión perpetua de Marcos Bazán y ordenó que el otro imputado, Marcelo Villalba – que había sido apartado del juicio por considerarlo inimputable – fuese llevado a juicio. En la primera audiencia del lunes declararon la mamá de Anahí, Silvia Pérez Vilor, el papá, uno de los hermanos, su novio y tres de sus amigas. En la segunda audiencia que se realizó este viernes fue clave el testimonio de Martín Luengo, entrenador de perros en la búsqueda y localización de personas. La Fiscalía y la Defensa de Bazán le mostraron a Luengo una serie de videos donde se ve el accionar de Daniel Tula y su perro Bruno. En estos videos, el perro ladra dentro de la casa de Bazán y su entrenador Tula concluye que ahí está el olor de Anahí. En otro de los videos el perro recorre un área y vuelve al lado de su entrenador y reitera el ladrido. En este caso, Tula concluye que el resultado de la búsqueda es negativo. “Por lo que veo en los videos, para un mismo resultado, el perro ladra. Hay dos apreciaciones diferentes del entrenador, en un caso el hallazgo del rastro de la víctima y en el otro, la ausencia de rastros”, dijo Luengo. La importancia de este testimonio reside en que uno de los ejes por los cuales el tribunal sentenció a Bazán como culpable del homicidio de la joven, en mayo de 2020, fue por el accionar del can. En este sentido, Roberto Lugones, uno de los jueces que componía el tribunal que condenó a Bazán, elogió, en los fundamentos del dictamen, el trabajo del perro “el perro no miente”, afirmó. Marcos Bazán vivía a poco más de 200 metros de donde fue hallado el cuerpo de la joven y fue inculpado por la marcación del perro Bruno, que para su adiestrador y para los jueces fue determinante para establecer que allí mantuvo cautiva a Anahí. El otro imputado, Marcelo Villalba, es quien tenía el celular de la joven y su ADN fue hallado en el cuerpo de Anahí. Anahí desapareció el 29 de julio de 2017 y apareció asesinada casi una semana después el 4 de agosto, golpeada, violada y enterrada en el predio de la Reserva de Santa Catalina. :::Red Eco Alternativo::: Read the full article
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versatiro2 · 5 years
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EL AGAVE segunda parte
La jornada fue muy fructífera. Largas conversaciones con Raúl y entretenidos ratos de esparcimiento con Arizona me hicieron sentir como en casa. Jeff llamó a Raúl por teléfono en varias ocasiones, y este le soltaba una mentira más gorda en cada llamada. Antes de la puesta de sol, sentí el motor de un coche. Me asomé por una ventana y vi cómo se bajaba un tipo trajeado y con el pelo café claro cortado al uno, supuse que sería Jeff. Anuncié su llegada a Raúl y me pidió que me mantuviese a su lado junto a la cama articulada. Se abrió la puerta y entró maldiciendo a Arizona.
- Lo sabía, por eso quería recogerlo yo. No sé qué porquería de adiestrador será ese tío que no le ha enseñado a respetar mis petunias.
- Hola, cariño —dijo Raúl al verlo en el quicio de la puerta del lujoso salón hospitalizado—. No te enfades. Arizona es solo un cachorro, y precisamente para eso has contratado a un adiestrador, para que aprenda a respetar.
- Hola, soy Matt, la porquería de adiestrador —dije temiéndome lo peor.
- Así que eres tú —me miró extrañado—. Pero yo no contraté a ningún adiestrador —dijo mirando a Raúl—. En la estación me dijeron que habían venido a recogerlo de parte de mí, entonces supuse que habías descubierto la sorpresa y te adelantaste.
- Nada que ver, Jeff. Siéntate y te cuento la historia —dijo Raúl dando una palmadita sobre el colchón.
- ¿La historia? —exclamó sin entender nada—. ¿Y la enfermera?
Yo no sabía dónde meterme.
Jeff era norteamericano, de mediana estatura, 1,75 más o menos. Sus incipientes arrugas decían que estaba entre los 40 y los 50 años, pero se mantenía en forma. Tenía unos hermosos ojos grises y brillantes, los labios finos y la piel blanca, un tanto enrojecida por el sol. Tenía buena pinta, y hacía buena pareja con Raúl, desde luego. Por mi parte, me excusé y dejé que Raúl lo pusiese al tanto de todo.
- Si me disculpáis, voy a preparar la cena.
De tanta ida y vuelta para atender a Raúl ya me conocía perfectamente la planta baja de la casa. Preparé una rica cena para los tres y al volver al salón, Jeff ya me miraba con otros ojos y me sonreía.
- Así que no solo secuestras a mi perro, que me ha destrozado el jardín, sino que también usurpas la identidad de dos profesionales —dijo tirando de ironía—.Por no hablar de las mentiras que me ha colado mi marido por teléfono y de la follada de boca que le has pegado.
¡Joder! Yo quería salir de allí corriendo. Creí que iba a matarme cuando se levantó y vino hacia mí. Tras mirar el carrito donde traje la cena dijo:
- Supongo que te quedarás a dormir.
- Lo haré encantado, si es lo que desea, Jeff —dije tragando saliva.
- Perfecto —dijo sentándose a la mesa de roble que había junto a la cama de Raúl—, pero no me llames de usted, que de postre te vas a comer mi polla.
Cenamos los tres al mismo tiempo, Jeff y yo en la mesa y Raúl en su cama, mientras Arizona intentaba rascar algo de comida mordisqueando nuestras piernas. Tuvimos una conversación que fue subiendo de temperatura poniéndome al día de sus gustos sexuales. Tomé buena nota, pues me gusta ser agradecido con quien me da cobijo, algo que en mi periplo de las últimas semanas viene siendo habitual.
Terminada la cena, Jeff sirvió unos tequilas y ambos nos sentamos en un sofá justo en frente de la cama de Raúl. No había querido cambiarse de ropa, seguía con su traje impecable. Después del segundo trago, abrió las piernas y sacó el contenido de su paquete. Sobre un par de huevazos bien gordos, peludos y colganderos, yacía un rabo blanco no muy grueso y con prepucio. Parecía un nido de pájaros estrangulado por la bragueta.
- A Raúl le encanta observarme cuando disfruto, y a mí me pone muy burro que me mire fíjamente —dijo Jeff dando el pistoletazo de salida.
No me lo pensé. Para que Raúl tuviera campo de visión, me coloqué al lado de Jeff y bajé a explorar aquella maravilla. Si mis manos me ofrecen sensaciones increíbles, con la boca y el olfato, soy capaz de percibir una variedad de estímulos muy superior. Posé mis labios sobre el pajarito, lo besé desde el nacimiento hasta el pellejo. Me embriagó el aroma de sus cojones. Por muy aseado que fuera, después de todo el día trabajando, de su pubis emanada un intenso aroma hormonal que me puso a cien. Besé sus redondas y voluminosas bolas, las lamí, degusté su sabor americano y enterré mi nariz en su mata de vello y sus ingles húmedas. Joder, aquello me dio un subidón más fuerte que el puto tequila. Entre tanto beso y lamida, el pájaro creció de forma exponencial, nadie hubiera dicho que se alargaría tanto, es lo que tiene estar enmarcado en un escroto tan grande, que la polla parece más pequeña de lo que es. Seguí lamiéndola hasta que alcanzó sus 17 centímetros de eslora y procedí a mamarla de arriba abajo. Me había quedado con ganas de ensartarme la polla de Raúl, pero no pudo ser por estar sondada, estoy seguro de que esto era obra del karma, me merecía un rascado de garganta y me vino de la polla de su marido. Jeff achinó sus ojos grises en cuanto sintió el calor de mi boca en su rabo y comenzó a suspirar.
- Qué cabrones —exclamó Raúl desde la prisión de su colchón—. Os estáis tomando la revancha, jajajaja.
Lo miré de reojo mientras seguía mamado a Jeff y Raúl se estaba acariciando la punta del capullo completamente empalmado. Molaba muchísimo ver aquel nabo con la pajita clavada. Jeff se desabrochó la camisa y dejó su torso al aire. Parecía un oso con tanto pelo, no había discontinuidad entre el pecho y la barriga, todo fundido con el pubis. Con mi mano izquierda, erotizaba sus pezones y con la derecha jugaba con sus pelotas. Daba gusto tenerlas entre las manos, parecían huevos de pato, ufff, menudas pelotas. Noté que se sobreexcitaba al apretárselas. Las cerraba en el puño y hacía presión acelerando la mamada. Raúl me dio alguna que otra instrucción.
- Cógele los huevos solo por la piel y deja las pelotas debajo del puño —y así lo hice soltándole el rabo—. Ahora aprieta y tira para abajo.
¡Joder! Jeff tuvo una reacción espectacular. Guiñó los ojos y estiró su cuerpo con aparente dolor, pero los ánimos de Raúl me hicieron no cejar en el tirón.
- ¡Vamos, tírale fuerte! ¡Aguanta! Eso lo enciende de gusto.
Efectivamente, Jeff me miraba suplicando, pero sus manos no intentaban apartar las mías ni su cuerpo se cerraba para proteger su escroto ahorcado por mi mano ejecutora. Todo lo contrario, su voz quejicosa pedía más y más en el fondo. Era una especie de demanda encubierta en plan "no me tires tanto que al final me voy a correr sin que me toques la polla". Más se quejaba, pues yo más le tiraba al tiempo que mordisqueaba sus pezones. Cuando sus quejidos se convirtieron en gemidos, Raúl me llamó la atención.
- ¡Para, Matt! ¡Suéltale los huevos!
Como si fuera un resorte, abrí las manos y las aparté de su cuerpo. Jeff entonces, se retorció como una serpiente y pegó unos alaridos de impotencia brutales. Pareciera que se quejaba por haberlo dejado al precipicio del orgasmo al detener la estimulación escrotal y de sus tetillas.
- Jeff está muy interesado últimamente en el "edging" —apuntó Raúl—, me estoy haciendo un maestro del control de la eyaculación.
- De eso yo sé un rato, no te preocupes, pero está bien que me hayas avisado —dije agradecido.
Era algo de lo que no habíamos hablado durante la cena. Raúl era el kinky de la relación. Le gustaba el cuero, el neopreno y disfrutaba con bue fisting, pero Jeff era más vainilla, había tenido malas experiencias con el kink y solo aceptaba el "ball busting" como recuerdo excitante de aquella época de exploración de nuevas prácticas sexuales.
Mi rabo pedía guerra, lo tenía encarcelado en mi pantalón, y conociendo la versatilidad de Jeff, supuse que darle por culo podría ser un buen recurso para seguir jugando a aquel reto de resistencia a la corrida. Aprovechando que había detenido mis maniobras bucales y manuales, me puse de pie y me platé frente a Jeff. Poco a poco fui bajando mis pantalones y mis calzoncillos hasta que excarcelé mi ansioso rabo duro. Cuando Jeff lo vio saltar y vio su curvatura dijo:
- La tienes más torcida que la mía, y con más pellejo, joder —le gustó por su sonrisa.
Se acercó a mis cojones y los estiró con suavidad, luego abrió su pequeña boca y la chupó como un polo de fresa. Jugó con mi prepucio un buen rato hasta que me descapullo y su lengua hizo que mi glande se volviese aun más grueso y violáceo por la humedad, el calor y el roce. Raúl, que seguía masturbándose con delicadeza, dijo:
- Matt, hazlo —me vio las intenciones.
Entonces, aparté la cabeza de Jeff de mi pubis y le di un pequeño empujón hacia atrás. Cayó recostado en el sofá. Yo me arrodillé y sin quitarle del todo el pantalón, se lo bajé hasta la mitad de los muslos. Sus piernas eran fuertes y definidas, además de muy peludas. Se las levanté y quedó su culazo superpeludo coronado por sus enormes cojones expuesto hacia mi cara. Me ponía muchísimo verlo en aquella postura. El tío que quería darme de mamar como revancha hacia su marido, ahora estaba indefenso como un pollo asado pero trajeado. Con aquella delicia de culo hice lo mismo que cuando se sacó la polla y los huevos al principio. Lo olisqueé durante un rato con inspiraciones profundas y besos húmedos, hasta que no pude más y empecé a devorarlo. Qué rico estaba, qué untuoso, qué carnoso, qué peludo, qué sabroso. Mi lengua subía desde la rabadilla hasta el perineo y volvía a bajar. La zona de su ojete estaba el triple de caliente que el resto de la raja y me entretenía lamiendo su esfínter como lo haría Arizona con un cuenco de leche. Jeff contraía y dilataba el ojete a su atojo y me daba pistas sobre lo que quería que le hiciera. Cuando lo contraía le daba lamidas más fuertes e incluso le rozaba con mi barbilla rasposa, y cuando lo abría, intentaba mordisquear y succionar el grueso anillo además de meter la lengua a saco. Se lo dejé bien preparado y hambriento de rabo. Sus gemidos me decían claramente que me lo follara, pero Raúl lo hizo verbo.
- Matt, ahora. Si yo pudiera no dudaría en petar ese ojete, sé muy bien cómo le gusta, pero tu polla sabrá como hacerlo igualmente. Dale caña.
Como mi capullo es un poco tímido, aunque Jeff me lo había descapullado para comerme el gajo, mi gran prepucio había vuelto a cubrirlo. Me gusta acariciar el ojete húmedo con el pellejo baboso antes de petarlo, así que aparté la espesura de vello que ocultaba el agujero de Jeff, lo acerqué y me lo meneé para darle latigazos sonoros y así lubricarlo un poco. Después desenfundé mi glande y lo encajé en el orificio. Poco a poco fui metiendo mi nabo hasta que desapareció la mitad. Encontré un poco de resistencia, así que agarré los cojones de Jeff y tiré de ellos hacia mí. Un alarido de gusto se escapó de su boca jadeante y aproveché la inspiración posterior para meter tres cuartos de mi polla y suavemente comencé a moverme. Sus gemidos ya fueron acompasados con la entrada y la salida de mi rabo. Qué culito más jugoso, redondo y superpeludo, uffff. Me encantaba tirar de sus cojones cuando le petaba el culo hasta el fondo. Que llevase el traje puesto me ponía más cachondo aún. Me recordaba a un jefe que tuve en uno de mis trabajos que era un tirano, y ahora yo estaba resolviendo mi frustración por no matarlo follándome a Jeff.
- ¿Lo estás gozando, amor? —preguntó Raúl superexcitado.
- Ufffff, sí, muchísimo —dijo con la voz entrecortada por el placer—. Lástima que no estés en condiciones de probar este rabaco.
Pensé que no había sido bonito aquello que dijo, porque precisamente ese era uno de los deseos más potentes que tenía Raúl, y además, yo le había prometido hacerlo realidad. Me dio rabia y la descargué tirándole más fuerte de los cojones y follándomelo con más potencia.
- No te adelantes a los acontecimientos. Raúl tendrá su ración de rabo si lo desea, solo hay que hacerlo de la forma adecuada para no lastimarlo. Pero no se lo niegues —le dije parando la petada.
- Tú ocúpate de follarme y no te metas en nuestros asuntos —dijo para provocarme claramente.
Todavía empujé mi cuerpo con más ganas y además de apretarle más las pelotas, se las retorcí.
- ¡Joder! ¡Vas a hacer que me corra, cabrón!
Entonces, añadí a la petada y a la tortura testicular una paja. Le cogí el rabo y lo masturbé rápido durante unos segundos, luego paré en seco y me aparté de él sacándo mi nabo. Jeff se retorció como la primera vez ante el borde del orgasmo.
- Estás hecho un maestro, Matt —dijo Raúl sobando sus pequeñas pelotas y disfrutando de cómo me follaba a su marido—. Creo que se merece otra jugada por la tontería que acaba de decir.
Me puse de pie y coloqué a Jeff de lado sobre el sofá.
- Sigue agarrándote las piernas, no pierdas la postura —indiqué al pollo trajeado.
Aunque seguía con el culo en pompa y de lado, mantenía las piernas abiertas, entonces, le agarré las pelotas y la polla y las pasé entre los muslos obligándolo a cerrarlos de tal forna que yo podría seguir petándole el culo mientras sus huevos y su rabo eran accesibles para mí e invisibles para él.
- ¡Vamos, dale caña otra vez! —gritó Raúl
Le metí un pollazo que vio las estrellas, al tiempo que apretaba todo el conjunto genital. El cabrón de Jeff, sudaba ya como un cerdo y sus jadeos eran cada vez más sonoros. Sin dejar de meter polla, comencé a darle palmaditas suaves en los huevos. Quería ir de menos a más para comprobar su umbral del dolor. Tampoco quería pasarme. Como vi que iba aceptando los golpecillos, aumenté la fuerza y le di otra tanda de palmadas. Esta vez se quejaba con más gana. Iba combinando el "ball busting" con la masturbación. Cuando veía que se acercaba el orgasmo paraba, y cuando se relajaba, continuaba. Me lo estaba pasando de puta madre.
- Al final no te has salido con la tuya —dijo Raúl que disfrutaba como un puto voyerista—. Querías lefarle la boca a Matt y al final será él quien te lefe el culo.
- Es que su polla es demasiado buena como para perdérsela —dijo Jeff.
Pero ahora era Raúl el que se equivocaba. Había sido un gran colaborador para poder complacer los gustos de Jeff, y se merecía un premio, así que la corrida sería para su boca, y la de Jeff, tal y como empezó el juego, sería para la mía.
Viendo que Jeff ya había estado al borde del abismo orgásmico en más de diez ocasiones, saqué mi polla y me senté en el suelo para poder tratar sus bajos de forma oral y manual. Seguí comiéndole la polla, tirándole de los cojones y metiéndole un dildo de bolas que él mismo me ofreció. Lo sacó de entre los cojines del sofá, fue toda una sorpresa. Se lo metía entero y lo iba sacando poco a poco. Luego volvía a metérselo y lo sacaba rápido. Aquél juguetito era una puta gozada.
Con toda aquella estimulación al mismo tiempo, la cosa no podía tener otro fin, así que cuando tiré del dildo a la vez que de los cojones y teniendo su polla en mi boca, Jeff empezó a lefármela de forma inhumana. ¡Joder, cuánta lefa! Fue inpresionante. Notaba la boca llena, y aunque no estaba dispuesto a dejar escapar ni una gota, me fue imposible, mi postura retorcida en el suelo no era la ideal, estaba demasiado a favor de la gravedad, creándose una charquito de su delicioso semen a los pies del sofá.
Jeff, sin levantarse del mismo, recompuso su postura y quedó derrotado abierto de piernas mirándo con los ojos entreabiertos y la cara roja como un tomate a su amado Raúl, que le devolvía su mirada morbosa.
Pero yo no había terminado mi faena, así que me acerqué a la cabecera de la cama y me pajeé fuerte para lefar la boca de Raúl por segunda vez en el día. Llegándome el orgasmo, dejé que siguiera él con su boca y sus manos mientras yo terminaba de pajear su polla durísima y ya roja de tanto frote.
- Traga, Raúl, traga —dije mientras lefaba su garganta.
Y su cuerpo convulsionó de nuevo sin echar más que unas tímidas gotas de lefa por culpa de la sonda. No es lo mismo, claro. Su corrida de la mañana ya estaba en la bolsa mezclada con la orina, había ido saliendo a lo largo del día.
Me senté exhausto junto a Jeff, y este sirvió unos tequilas para rematar la velada.
La nota de humor la puso Arizona, que tras observar con la inocencia de un perro como tres perrakos humanos se enzarzaban en un "sindios" de follisqueo, se acercó en busca de caricias y sin darnos cuenta, limpió a lametazos la lefa de Jeff que no pude aguantar en mi boca.
Terninamos tarde, y Jeff, muy amablemente, me indicó dónde podía pasar la noche, en un cuarto de puta madre que había entre la cocina y el salón. Así que cada mochuelo deslefado a su olivo.
Iba a venirme de puta madre descansar en aquella cama. Mientras se cerraban mis ojos, pensé que al día siguiente debía partir de nuevo, pero antes tendría que darle a Raúl lo prometido.
...CONTINUARÁ...
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mascotastraining · 5 years
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¿Adivina quién va a ir a la universidad de servicio de perros?
Hoy Adelle comenzó el siguiente paso en su viaje para convertirse en una perra de servicio.  Nos gusta llamarlo ir a la Escuela de Perros de Servicio.  Sin embargo, Adelle fue seleccionada para un programa especial antes de que empezara el Service Dog College.  Así que supongo que ella va a Service Dog Junior College primero 🙂
Todo nuevo comienzo proviene de otros comienzos y termina
Tumblr media
Buena suerte, pequeña.  Sé que lo harás muy bien.
Durante las próximas 8 semanas Adelle estará entrenando con jóvenes adultos en el Centro de Detención Juvenil del Suroeste donde trabajará más en su obediencia básica y socialización.  Esta es una oportunidad maravillosa para Adelle, ya que no sólo fomenta su formación, sino que también ayudará a rehabilitar a los jóvenes en el Centro de Menores.  Estoy seguro de que ella hará una diferencia en sus vidas como lo hizo con nosotros en los últimos 15 meses.
Y El Viaje Continúa…
Después de 8 semanas en el Centro de Detención Juvenil, Adelle pasará al Programa de Cachorros en la Prisión en el Instituto de Mujeres de California.  Una vez más, tendrá la oportunidad de trabajar en su formación mientras rehabilita a los reclusos.  Aquí hay un pequeño extracto del sitio web del CST:
En septiembre de 2002, la Institución de California para Mujeres en Chino, CA, se convirtió en la primera prisión dentro del estado de California en tener un Programa de Entrenamiento de Perro de Servicio. Canine Support Teams se enorgullece de su "Prison Pup Program" (Programa de cachorros en la cárcel), en el que las mujeres del Programa de Cachorros en la Prisión de Chino Hills desempeñan un papel vital en el entrenamiento avanzado de nuestros perros de servicio para la comunidad de discapacitados.
Los perros son asignados a un entrenador de reclusos a los 18 meses de edad, después de haber sido criados en un hogar de criadores de cachorros donde son bien socializados y se les enseñan habilidades de obediencia. Permanecen en la prisión de 4 a 6 meses. El personal del CST proporciona a los reclusos 2 horas de clases de entrenamiento cada martes por la noche y 3 sábados por mes, trabajando con los reclusos y entrenándolos para que se conviertan en entrenadores de perros, peluqueros y técnicos.
La última alegría de la fundadora de CST Carol Roquemore en el programa es que "Las mujeres que han sido liberadas de la prisión después de haber participado en el programa de adiestramiento de perros, no han regresado a la prisión. ¡Ni uno!"
Mientras está en la prisión, Adelle aprenderá un entrenamiento más avanzado específico para su receptor.   Los cachorros están entrenados para ayudar con pequeñas cosas que nunca consideramos un problema. Cosas como
Encender y apagar las luces
Recogida de llaves dejadas caer
Abrir y cerrar puertas
Pulsar los botones del elevador
Desátese los zapatos
Quitarse los calcetines
Ayude a quitarse un suéter o un abrigo
En algunos casos, incluso ayudar con un par de pantalones
El perro de servicio de una persona puede ayudar a pararse y caminar estando allí para estabilizarlos o ayudar a sentarse en una silla y volver a levantarse.  Los perros están ahí para estabilizar a sus dueños mientras son transferidos de una silla de ruedas a una cama o para ayudar en un baño, que puede no estar debidamente equipado.
Una vez que Adelle ha completado su entrenamiento en el California Institute for Women (Instituto de la Mujer de California), pasa a
Entrenamiento y graduación del equipo
Los perros de servicio de CST se colocan con personas que usan sillas de ruedas, andadores, muletas o bastones, tienen autismo, epilepsia, convulsiones, diabetes, veteranos de combate con PTSD y más.
Cada persona elegida para recibir un perro de servicio de los Equipos de Apoyo Canino pasa dos semanas en entrenamiento de equipo aprendiendo cómo trabajar con su nuevo compañero.  El entrenamiento del equipo concluye con una prueba de acceso público y una graduación para el perro y su adiestrador.
El día de la graduación es también el mismo día que vemos a Adelle de nuevo y conocemos a su nueva pareja por primera vez.  La graduación será dentro de unos seis meses y la gente a menudo se pregunta si nuestros cachorros se acuerdan de nosotros después de haber estado fuera durante 6 meses.  Si tiene alguna duda, eche un vistazo al vídeo del Día de la Graduación de Dublín.
Así que eso es todo.  Ahora depende de Adelle.  Sé que lo hará muy bien trabajando con sus nuevos entrenadores de reclusos.  No puedo esperar a verla de nuevo en 6 meses… contando los días 🙂
¿Has criado un perro de servicio?  Si usted tiene we’d amarían oír sobre sus experiencias en la sección del comentario abajo.
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