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Lo extraño que era

Alexey Volkov maldijo con mil palabras altisonantes en sus pensamientos a la desesperante música del ascensor, que le llevaba a su apartamento. Y pensar que aquella mañana había empezado de lo mas normal. Tras que aparentemente el celo de Joanna terminara, el ruso no necesitaba mas portar la mascarilla, tanto él como Shui concordaron que lo mejor era llevarla ahora al apartamento del comandante Volkov. Tras asegurarse que ella se había acostumbrado a su nuevo entorno, la kaiju parecía especialmente tranquila al estar junto a Alexey, el ruso pudo retornar mas o menos a su rutina diaria. Despertaba temprano y tras preparar un desayuno para Joanna, le administraba ciertos calmantes que la doctora Shi le había recomendado que le diera para que estuviera tranquila mientras él estaba fuera y sobretodo para evitar que ella escapara como había ocurrido antes.

Justamente esa mañana el hombre se había encontrado que la Kaiju estaba muy calmada, incluso se había mostrado un tanto cariñosa, por lo cual tras desayunar simplemente se despidió de ella y fue al cuartel. No sería hasta media mañana que repararía que había olvidado de darle los tranquilizantes a Joanna. Tras casi tener un ataque de pánico, no quiso imaginar todo lo que podría haberle pasado a la kaiju, el ruso logró convencer a su mando inmediato para retirarse temprano por estar enfermo, antes de subirse a su auto e ir a toda velocidad a su apartamento.-¡Joanna!.- La llamó al ruso, tras entrar a toda prisa a su apartamento.-¡Joanna!¿Estas aquí?.- Cuestionó al aire, en lo que la buscaba por todo el lugar.

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Algo instintivo

-¡Eh, comandante!¿Va a ver a la chica gato?.- Preguntó el guardia en turno, al ver a Alexey Volkov bajar del elevador en la planta de contención.-Quiero ver como ha estado y tal vez hacer algunas observaciones, me llevará un rato, Moreau. ¿Está alguien en observación?.- Le preguntó devuelta el ruso, en lo que pasaba sus chapas de identificación para habilitarle el acceso.-Se acaban de ir, no habrá nadie hasta el turno de la mañana.- El comandante se despidió del hombre con un gesto de cabeza, antes de entrar al laboratorio y cerrar la compuerta detrás de si.

“La chica gato” como le llamaban en la base, era una especie de Kaiju que se había encontrado antes en Japón, África y Sudamérica, pero nunca en Europa. Había sido atrapada por el propio pelotón de exterminadores de Alexey, en una operación en la que no se había disparado una sola bala. Los biólogos de la célula Longinus de Monarch la mantenían en un “hábitat” controlado para realizarle estudios y observaciones. Hasta entonces, lo único que tenían por seguro era que efectivamente era una criatura que combinaba ADN humano y felino, muestra de ello era que pareciera una simple joven a mediados de sus 20 años, con orejas de gato y cola.

-Buenas noches, Johanna.- La saludó el ruso, al entrar a su hábitat, con el nombre que le habían dado. El comandante acostumbrara visitarla, realmente interesado por ella, e incluso asistía ocasionalmente a los biólogos en sus trabajos de investigación. Había escuchado que en días pasados Johanna se había mostrado arisca, incluso había arañado a un técnico que se había descuidado. Así que aquella noche había decidido visitarla, con una ofrenda de paz, tratando de ver si ya se encontraba mejor. Sirvió la leche en un tazón que dejó en una mesa antes de volver a llamarla.-¿Como estas, preciosa?¿Tienes sed?¿Te gustaría un poco de leche helada?.-

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Los juegos compartidos

Alexey terminó de acomodarse el abrigo de profesor, antes de regresar a la sala. Se había tomado su tiempo en dar los últimos detalles en su apariencia del “Profesor Pearson” pues, en su opinión personal, el diablo estaba en los detalles. No era la primera vez que Danielle y él jugaban ese juego de roles, pero si era la primera vez que lo hacían en el apartamento de la sueca y quería que todo saliera perfecto.-¿Que te parece, preciosa?.- Le preguntó a su novia, al entrar a la sala y sonreirle. Ella, por supuesto, ya estaba lista con la vestimenta de colegiala que tanto le gustaba al ruso. De hecho, el propio Alexey se tomó el tiempo de disfrutar la imagen de la sueca en esas ropas.-¿Repasamos el plan para hoy?.- Preguntó, al guiñarle un ojo.

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El confort del hogar

Había sido una semana muy larga para Alexey. Las costas de Italia habían sufrido el ataque de una variedad de parásitos acuáticos mutantes creados por vertederos industriales de granjas de pollos, al igual que desperdicios de máquinas médicas nucleares, y la gravedad del asunto no se había notado hasta que comunidades enteras comenzaron a quedar en silencio. Seis días había tomado limpiar hoteles y pueblos infectados, llenos de cadáveres, antes que les dieran luz verde para volver a casa. Muchos reclutas del pelotón de exterminadores de Alexey habían salido heridos, incluso hubo un par que habían tenido que ser dados de baja por haber perdido la razón. El propio comandante Volkov había resultado golpeado en una confrontación con infectados y civiles. Nada de gravedad, pero lo suficiente para darle un tiempo de descanso que, naturalmente, quería pasar con Danielle.

Ella ya tenía llave de su apartamento, así que fue natural encontrarla allí esperando, a penas regresar a París. Esa noche de jueves la pasaron solo abrazados en la cama. La mañana siguiente despertaron juntos, y Alexey fue de inmediato a afeitarse, pues su barba de diez días era intolerable.-Esos malditos trajes de riesgo biológico son lo peor.- Le contaba el ruso a su novia desde el baño.-Pase 36 horas en uno, sin poder ir al baño, y no podíamos usar el agua corriente cuando llegamos al cuartel general.- Agregó al terminar de ponerse crema de afeitar. -El agua estaba infectada con los huevos de esos malditos parásitos.-

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Otras sorpresas

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Alexey terminó de vestirse, al ponerse por encima una camisa blanca y la cadena de oro que su tía Svetlana le había mandado como regalo de navidad, con la cruz ortodoxa detallada que era el emblema de la familia Volkov. Había tomado una ducha tras que Danielle le hubiera sugerido que lo hiciera pues tenía una “sorpresa” para él. El ruso había sonreído y accedido, ya había llevado un par de cambios de ropa al apartamento de Danielle, donde estaban pasando el fin de semana. Pasó a la barra de la cocina, buscando su novia que, descubrió, estaba en la sala.-¿Ya has alimentado a Cuatro, preciosa?.- Le consultó a la mujer desde donde estaba, en lo que acariciaba el lomo de la gata, que se acurrucaba junto a él. Terminó sacando una lata de preparado de vodka helado del refrigerador, que abrió, antes de darle un trago, para luego mirar a la sueca.-¿Y cual es mi sorpresa?.-

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Algo más intimo

Al día siguiente al primer día en que habían tomado parte de un juego de roles, Alexey y Danielle pasaron la mañana haciendo senderismo, apreciando los paisajes que el campo podía ofrecerles y, en general, pasando tiempo juntos. Se tomaron de las manos, se persiguieron el uno al otro, se besaron bajo varios árboles y contemplaron las nubes bajo la sombra del bosque. Tras volver a la cabaña y almorzar, terminaron sentados juntos, abrazados al sofá, frente al fuego de la chimenea. En algún punto había surgido conversación, Danielle le había preguntado por mas de sus aventuras de campaña con Dimitri, alguna que fuera divertida, no con Kaijus aterradores.-...Y para cuando irrumpimos en la bodega, Dimitri había tirado la puerta abajo de una patada, nos dimos cuenta que eran en realidad los avistamiento de Kaijus que habían reportado.- El ruso terminó riendo sin poder controlarse por el recuerdo.-¿No sé si has escuchado de la gente que le pone disfrazarse de Kaijus? Pues terminamos en una orgía de sujetos disfrazados. Te juro que Dimitri casi termina vomitando cuando vimos al tipo con el traje de Godzilla con los pantalones abajo.- Alexey negó con la cabeza, entre una carcajada.

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Lo que es Amar

Aquella noche Alexey tuvo sueños agradables, se vio de regreso en la hacienda de su Abuelo, corriendo por el bosque. Fue un sueño tranquilo, aunque en realidad no recordó mucho de él al despertar. Y era que despertó cuando los primeros rayos de sol cruzaban por la ventana. Tardó unos minutos en darse cuenta de donde se encontraba. No tardó en girarse entre las sabanas y terminar abrazando a la sueca de medio lado. Sonrió, no tan feliz por los sueños que acababa de tener, como por haber despertado de ellos con la mujer que amaba a su lado. Ella aún no despertaba, pero él planeaba despertarla como no la había despertado antes. La besó cariñosamente en el cuello.-Danielle...- Susurró, sin intenciones reales de despertarla con su voz. Su diestra se coló debajo del pijama de la sueca y no tardó en dar con sus bragas. Comenzó a acariciar su sexo con gentileza por encima de la tela, mientras renovaba los lentos besos en el cuello de la mujer.-...Eres una belleza.- Volvió a murmurar, ahora contra su piel, una naciente erección se acusaba contra el trasero de la piloto.

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La Navidad inolvidable

Aquella era la primera navidad que Ahmael y Caedis compartían juntos, al menos como pareja, y habían decidido compartirla en el apartamento de la ángel. Bajo sugerencia de ella misma, habían decidido permanecer juntos todo el día, abrazados en el sofá de su sala, viendo las melosos películas navideñas que ponían en la televisión.-¿Y todo eso existe en verdad?.- Jugó con el rey en las sombras la ángel, que tocó su nariz con el dedo índice, llamando su atención, sin dejar de abrazarlo.-¿Uhm?.- Caedis volvió la mirada, sin entender realmente a que se refería.-¿Es Santa Claus en verdad como en esas películas?¿Existe el polo norte?¿Los elfos?.- Ella terminó riendo por la idea.-Quiero decir, existen los vampiros, los hombres lobo, los zombies, las momias...- Elaboró. Su hermano le miró con una de esas raras sonrisas, que solo la propia ángel podía ocasionar.-Santa Claus es mas gordo que en la película...- Apuntó el cainita, sin revelar toda la verdad, al levantarse del sofá.

En lo que su hermano rellenaba de nuevo sus tazas de café caliente, con un malvavisco, Ahmael reparó en que había un regalo debajo el árbol de navidad, que no tardó en examinar. Era una caja perfectamente envuelta con papel de colores y un moño, la etiqueta decía su nombre.-Así es, es para ti.- Le dijo el rey en las sombras, al regresar con las tazas y dejarlas sobre la mesita de la sala.-¿Puedo?.- Consultó Ahmael, con los ojos tristes ante los cuales sabía que su hermano no tenía defensa. Caedis asintió con la cabeza, al sentarse junto a ella. Dentro de la caja la ángel encontró una hermosa prenda de oro blanco.

-Caedis, es preciosa...- Observó ella, tenía en su cadena pequeños dibujos de ángeles brillantes.-¿Quieres que la use como tobillera o muñequera?.- Jugó con él la ángel, al hacer el ademán de ponérsela. Caedis la detuvo y tras robarle un cariñoso beso, que se alargó mas de lo debido, la miró a los ojos.-Tobillera.- Y tras mirarla con una complicidad de amantes le mostró la joya del centro de la prenda, era un perfecto cubo que parecía hecho de diamante.-Obsérvalo bien y dime que ves.- Ahmael tomó la prenda y miró fijamente el cubo. De pronto recuerdos, imágenes y vivencias pasaron por sus pensamientos. Todos eran de Achi, su protegida, recordó todos los bellos momentos que pasaron juntos, incluso las veces que había sido estricta con ella, recordó la forma dulce en que la había cuidado y la bella amistad que había tenido. Ahmael se quedó sin aliento, hasta que el rey en las sombras la despertó, al besarla en la mejilla.

-¿Que...?¿Que es?.- Consultó ella, al sacudir la cabeza.-Una gema del inmaterium, la impresión de los recuerdos de Achi, todos su recuerdos amados contigo, me tomó mucho tiempo conseguir suficiente oro del cielo y motas de luz para hacerlo, pero lo forjé especialmente para ti.- Ahora fue ella quien le sorprendió, al adelantarse y apoyar sus manos en su pecho, haciéndole recostarse en el sofá. Le besó apasionadamente, de pronto las lenguas entraron en juego y juguetonas mordidas siguieron.-Te amo.- Dijo Ahmael, de la forma absoluta en que solo los ángeles podían hacerlo, antes de besarle lentamente, de forma suave.-Y yo te amo a ti.- Correspondió Caedis, al apartar un mechón de cabello de su rostro. Aquella fue una navidad que nunca pudieron olvidar.

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Solo sigue mi voz

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Era una tarde de firma de reportes para el comandante Volkov, una de esas pocas partes aburridas de su trabajo, que resultaban de alguna manera no tan fastidiosas tras haber pasado recientemente dos semanas en un traje de riesgo biológico, disparándole a isópodos mutantes.

Y sin embargo la idea de estar en el apartamento de Danielle, haciéndole el amor a su novia en la ducha, corrió por su cabeza mientras firmaba el doceavo reporte de campo. Una sonrisa maliciosa cubrió su rostro en lo que tomaba su celular y llamaba a la sueca.

-Hola, precioso, justo estaba pensando en ti.- Le dijo ella, riendo. El ruso casi se sonrojó.-Hola, preciosa. Oye, saldré tarde hoy de mi guardia, se han acumulado los papeles y tal...- Comenzó a explicar.-Esta bien, a penas regreses podemos cenar y hacer todo lo que habíamos planeado.- Sugirió Danielle, aunque había algo de decepción en su voz, sin duda había esperado que Alexey saliera temprano.-Estaba pensando que podríamos empezar de una vez. ¿Que llevas puesto?.- Cuestionó, malicioso.

-Unos vaqueros y una blusa.- Soltó con tono burlón la sueca. El comandante Volkov negó con la cabeza, divertido.-Quítate todo, y ve por el juguete vibrador que te regalé, él que tiene funciones en linea, estoy abriendo la aplicación...- Sentenció, absoluto, como solo Alexey podría ser. Al otro lado de la línea, ahora fue Danielle la que casi se ruborizó, pero obediente, no tardó en desnudarse e ir a la cama, antes de abrir la mesilla de noche, donde guardaba la mayoría de los juguetes que ellos usaban.-Ya lo tengo.- Dijo ella, con ansia, antes de colocárselo en su sexo. Lo frío que estaba, combinado con su textura, la hizo temblar un poquito.

-Quiero probar una función, esta vibra de acuerdo a una canción que solo yo escucharé, pon el teléfono en tu oído...- Ansiosa por la anticipación, Danielle dejó el teléfono junto a ella. El juguete comenzó a vibrar suavemente y de manera rítmica, erizando su piel por completo, arrancándole un gemido que fue mas fuerte de lo que hubiera querido.-Uhmm... Alexey, me gusta.- La sonrisa del ruso se volvió mas amplia.-Imagina que soy yo, imagina que te estoy comiendo el coño...- Ordenó, y la sola idea, en conjunto con la forma rítmica con la que la vibración aumentaba y disminuía puso muy mojada a Danielle, que había ya cerrado los ojos y mordía su labio inferior.

-Solo sigue mi voz. Te encanta como lo hago, pero necesitas más, quieres más. Así que terminas pellizcando tus pezones, están duros porque te encanta esto.- Ella lo hizo sin dudar, demasiado mojada para decir algo, la voz de Alexey, junto con la forma con la que el vibrador iba acelerando le estaban volviendo loca. Sus dedos encontraron sus pezones y trató de imitar la forma con la que su novio los maltrataba, sin mucho éxito, había algo en la manera en que él lo hacía que le desarmaba, especialmente cuando los mordisqueaba apresuradamente.-Ah, ah... Se siente... Muy rico.- Se quejó de gusto, el ruso debía de admitir que cada vez necesitaba mas esfuerzo para controlarse y no largarse de la oficina, especialmente con la fuerte erección que ya acusaba bajo el pantalón.

-Alexey... Yo creo... Estoy cerca.- Masculló la piloto, al cerrar con fuerza los ojos, conforme la canción alcanzaba sus notas mas fuertes, estimulando el punto mas sensible de Danielle con una vibración que la estaba deshaciendo por dentro.-Disfrútalo, preciosa, ya quiero ser yo quien te haga temblar...- El orgasmo la azotó con un gusto liberador que le hizo gemir el nombre de su novio, en lo que se aferraba a las sábanas y suspiraba con fuerza. El juguete siguió vibrando, aunque mas suavemente que antes, ayudándola a disfrutar aún mas el dulce placer que venía a su cuerpo al relajarse.

-Ha sido... Me ha gustado mucho, pero te quiero a ti entre mis piernas, Alexey Volkov.- Admitió ella, en un tono sugerente, al hablarle al teléfono, queriendo hacer que su novio llegara cuanto antes. Y funcionó, Alexey firmó a toda prisa tres informes más, y archivó el resto en el escritorio, ya se inventaría una excusa en la mañana para discutirlos con la directora, ahora tenía que ver a su novia.-Voy para allá, preciosa. Sigue jugando, ahora con tus juguetes, porque cuando llegue voy a darte la follada que no puedes darte con ellos...-

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Sentir

Aquella tarde, en la cabaña, Alexey y Danielle habían decidido entrenar un poco, tras considerar que las caminatas y las sesiones en la alcoba no podían sustituir el buen entrenamiento físico. Apartaron los muebles de la sala, improvisando una suerte de ring, y se dedicaron a practicar un boxeo de puño limpio limitado por el espacio que tenían. Tras haber terminado en una llave con la que el ruso inmovilizó a la mujer en el piso, pasaron a besarse de forma apasionada, con el corazón a tope por el ejercicio físico. Las ropas de deporte desaparecieron tras una lucha de jugar con el cuerpo del otro, Alexey se tomó especialmente un tiempo en morder y besar las piernas de la sueca, y Danielle se dedicó a frotarse sugerentemente contra una erección mas que evidente bajo los pants del ruso. Ambos estaban desesperados y el sofá terminó siendo el mueble perfecto para que Danielle obligara al ruso a recostarse, dispuesto ahora ser ella quien dirigiera el sexo, solo por el gusto de llevarle la contraria a su comandante, la noche pasada él la había atado de nuevo.-Los condones...- Soltó él, entre jadeos placenteros, pues la Sueca le estaba masturbando a dos manos, mientras le miraba a los ojos. Había descubierto en aquella cabaña cuanto le gustaba ver disfrutar a su novio mientras le atendía con las manos.

-Se terminó la caja anoche...- Reparó Danielle en ese detalle. Había sido una noche tan movida que aquello les había obligado a detenerse, el Ruso había dicho, antes de cerrar los ojos, que iría a comprar mas condones, entre otras cosas, al pueblo mas cercano. Aquello no había ocurrido pues había sido un día maravilloso y habían practicado senderismo toda la mañana.-Olvídalos, tengo el DIU, y no esperaremos a que vayas a la tienda, Volkov.- Le regañó, en parte culpándolo por aquella falta de protección, y en parte curiosamente excitada. La repentina idea de tener sexo sin condón con Alexey, la había puesto a mil. Y a juzgar por la mirada ansiosa del ruso, a él también. Sin mas, ya estaba muy húmeda por el juego previo, Danielle guió con una mano la erección del comandante Volkov, en lo que se sentaba sobre él. Soltó un fuerte gemido, en parte sorprendida por una repentina calidez que había olvidado, y en parte sabiendo que a Alexey le gustaba escucharla. Se movió de forma pronunciada, adelantando y retrasando las caderas por momentos, y por instantes literalmente saltando sobre su novio.

El ruso soltaba maldiciones apagadas en su idioma, mientras sus manos se turnaban entre jugar con los senos de la sueca, y en frotar energicamente su clítoris.-Ah... Alexey...- Gimió de gusto la piloto, que había llevado las manos a los pectorales del exterminador para apoyarse mejor.-Se siente... Se siente muy rico...- El hombre apretó los dientes, sin poder contenerse, estaba demasiado cerca.-Danielle, carajo...- Sintiendo lo inevitable, y azotada por un fuerte orgasmo, la sueca gimoteó sin dejar de mover sus caderas. La corrida de Alexey la llenó, se sintió demasiado caliente y la hizo temblar, como algo que no debía estar en su cuerpo, y sin embargo hizo que Danielle cayera sobre el pecho de su novio con una sensación de satisfacción que no recordaba haber disfrutado antes. Se besaron, ambos con los ojos cerrados, mientras acariciaban sus cuerpos.-No vuelvas a usar condón...- Pidió la sueca en su oído, mientras soltaba un ruidito de placer. Alexey había salido de su interior, pero aún lo sentía dentro de ella. Le encantaba.