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historiasmasoscuras · 3 years
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(灬♥ω♥灬) this aesthetic tho ༼♥ ♥༽
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historiasmasoscuras · 3 years
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aquietsecretplace​:
Joanna supo exactamente el momento en el que Alexey se corrió dentro de ella porque una nueva oleada de placer recorrió su cuerpo, diferente a la que había sentido con el orgasmo, como si de alguna manera su interior supiese que él la había terminado allí y eso fuese una nueva fuente de placer.
Dejó que el comandante tirase de ella hasta quedar tumbados en la cama sin oponer resistencia alguna y, además de acomodarse contra él, correspondió con naturalidad a su beso, casi como si aquello no fuese nuevo para ella, aunque todavía con bastante inocencia.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de la chica cuando sintió como el ruso abandonaba su interior, dejándole de pronto una sensación de haberse quedado muy abierta y vacía, sobre todo cuando unos instantes después comenzó a sentir cómo desde su vagina comenzaba a resbalar el semen de él, manchando sus piernas.
Joanna sonrió al escucharle, aunque más que las palabras de él, lo que le hizo sonreír fue sentir que él estaba satisfecho por lo que acababa de pasar, podía sentirlo en su voz, en cómo la miraba y acariciaba. Así que simplemente le respondió atrayéndole con suavidad hacia ella para poder besarle de nuevo.
El comandante Volkov se vio gratamente sorprendido por como la kaiju correspondió a sus besos en cuanto terminaron en la cama, abrazados y disfrutando del dulce y placentero trance que venía después del sexo. Se tomó su tiempo jugando con sus labios y acariciando, ahora de forma cariñosa, su cuerpo. Joanna sonrió, tras decirle cuanto la deseaba, era realmente preciosa cuando sonreía, antes de adelantarse y volver a sorprenderle, esta vez ella besándole a él, al llevarlo a ella. Alexey le devolvió cada beso, de una forma lenta, dedicándose a realmente disfrutar del momento, terminó acariciándola detrás de una de sus orejas de gata, como ya sabía que era su debilidad, antes de separarse de su boca y pegar su frente a la de la kaiju.-Joanna, Joanna... Estas llena de sorpresas.- Le acusó, al mirarla a los ojos con malicia.
-Te quiero en mi cama, esperándome a que regrese del cuartel, todas las noches, hermosa.- Propuso el ruso sonriendo de medio lado, en lo que llevaba sus besos al cuello de Joanna. Le hubiera propuesto sexo por las mañanas pero, conociéndose, tal vez terminaría por no querer salir de la cama en alguna ocasión.-Prometo llenarte por completo...- La tentó, sabiendo también aquella debilidad de la Kiaju, en lo que sus caricias bajaban de sus orejas a sus caderas, que delineó con una sola mano. Reparó en el sudor en el cuerpo de Joanna y en el desastre que le había dejado entre las piernas, ante lo cual soltó una risa por lo bajo.-Te he dejado muy sucia, tendré que bañarte...- Dijo al volverse para mirarla.
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historiasmasoscuras · 3 years
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El cambio de postura pilló a Joanna desprevenida, pero enseguida se acomodó de nuevo en la cama, separando más las rodillas para que él pudiese penetrarla mejor. Ahora que tenía las manos libres y Alexey había dejado de masturbarla, Joanna llevó una de sus manos de nuevo a su sexo, que acarició casi con desesperación, acariciando también el miembro de él cuando salía de ella.
La forma de bersarla, cómo pellizcaba su pezón, su propia mano frotando con desesperación su clítoris, Joanna sentía que todo el mundo a su alrededor se disolvía en un calor abrasador que nacía entre sus piernas, pero también en e pezón que Alexey pellizcaba y en sus labios y su lengua ocupando su boca.
De haber tenido más experiencia, tal vez Joanna habría intentado resistir un poco más, habría tratado de aguantar hasta sentir que el comandante también estaba cerca del orgasmo, pero en su gran inexperiencia en aquel ámbito, la joven simplemente se dejó llevar.
Su vagina entonces comenzó a contraerse con fuerza a un ritmo pulsátil, lo que hizo que Joanna gritase de placer mientras su interior apresaba el miembro del comandante buscando obtener algo más de él que solo placer. A pesar de estar de rodillas, sentía que le fallaban las fuerzas en las piernas, por lo que se apoyó en el pecho de él, reposando su cabeza en su hombro, mientras trataba de luchar por no cerrar las piernas mientras él seguía penetrándola con fuerza.
Alexey se mostró gratamente sorprendido, especialmente al sentir las caricias a su miembro, al darse cuenta como la propia Joanna había llevado una mano a su sexo y se estaba tocando con todo descaro, en medio de las potentes embestidas con las que el propio ruso la estaba sacudiendo por completo. -Ah... Preciosa...- Se quejó de gusto. Terminó besándola, apropiándose de sus labios e invadiendo la boca de la kaiju con la lengua, en lo que apresaba con su mano libre uno de los senos de su amante. Aquello era demasiado, especialmente cuando se sumaba al fuerte placer que venía con penetrar a la chica, el hecho que ella estaba hirviendo y era demasiado estrecha. Pero entonces Joanna se rindió al orgasmo, un fuerte estremecimiento que hizo que el comandante Volkov maldijera entre dientes, al hacerse cada vez mas difícil, casi incómodo, embestirla. Terminó jadeando contra el cuello de Joanna, mientras ella profería gritos y maullidos de éxtasis.
Alexey se aprovechó que la kaiju terminó apoyándose en él, desfallecida del gusto, para continuar mordisqueando y besando su cuello.-¡Joanna...!¡Ah, carajo!.- Maldijo, cuando el placer fue mucho y el éxtasis le invadió. Se corrió de golpe, derramándose dentro de ella, ardiente y abundante, en lo que daba convalecientes embestidas que le hicieron seguir jadeando el nombre de la Kaiju, mientras la abrazaba, como si temiera que ella fuera a irse. Terminó llevándola consigo a la cama, recostándose y abrazándola de medio lado, sin dejar ir la postura con la que había culminado el sexo.-Ah... Preciosa, eso fue...- Comenzó a decir, entre jadeos, solo para mirar a la kaiju y sonreirle.-Fue glorioso.- Le dijo antes de robarle un lento beso, que alargó demás. Acabó saliendo de su interior, tras un gruñido que acalló contra los labios de su amante.-Me encantas, Joanna.- Admitió, al mirarla a los ojos, mientras con una mano acariciaba el vientre de la kaiju.
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historiasmasoscuras · 3 years
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A pesar de aquel dolor, Joanna sentía que estaba tan mojada que el miembro de Alexey resbalaba con facilidad a nada que él hiciese un poco de fuerza. Y sus besos y pequeños mordiscos en su cuello solo hacían que la excitación no parase de crecer. Fue así cómo sintió cómo poco a poco él la iba abriendo hasta llegar al fondo de ella cuando la cadera de él se pegó a su trasero.
Suspiró levemente cuando sintió que él se quedaba quito dentro de ella, dándole tiempo a acostumbrase a sentirse tan llena, pero aquella tranquilidad duró poco, pues su interior reaccionó con un espasmo a la mano de él masturbándola, lo que le hizo gemir tanto de dolor como de placer.
Y poco a poco, conforme él seguía frotando su clítoris y besando su cuello, el dolor desapareció casi por completo y tan solo quedó el placer, que como un calor abrasador recorría su cuerpo en oleadas impulsadas por cada una de las embestidas de él.
Sentir a Alexey rodeando su cuerpo y llenándola por completo, el peso de su cuerpo sobre ella, sus besos en su cuello… Joanna en esos momentos se sentía en la gloria, completa. —Mucho— respondió en casi un maullido. Asintió con la cabeza en respuesta a la pregunta de él al mismo tiempo que comenzaba a acompañar los movimientos de él con su cuerpo, haciendo que cuando él la penetrase, lo hiciese con algo más de fuerza.
El sabor del sudor de Joanna en su cuello, sus dulces gemidos, que por momentos eran maullidos, y el fuerte placer que venía cada vez que adelantaba la cadera y la penetraba mas profundo, todo ello estaba volviendo loco al comandante Volkov. La estaba masturbando con descaro, queriendo abrumar a la kaiju con el placer, mientras el sexo iba haciéndose cada vez mas rápido y cada vez mas fuerte, especialmente conforme ella comenzó a moverse.-Uhm... Hermosa.- Soltó en un jadeo Alexey, complacido con la forma en que ella movía la cadera, permitiéndole a él que la azotara cada vez que la embestía, haciéndole casi gruñir de gusto.
Ah, esa Kaiju se esta volviendo una maravillosa amante.-Ven aquí...- Le ordenó al oído, en lo que el ruso se erguía. Rodeó la cadera de la chica con un brazo atraiéndola a sus pectorales, pero sin detener sus acometidas. Estaban de rodillas y el sexo seguía, en aquel ritmo cada vez mas frenético, al punto que se escuchaban las embestidas del hombre. Alexey buscó los labios de Joanna, y la besó con necesidad, con lujuria y desenfreno, como no la había besado antes. Terminó maldiciendo en ruso contra sus labios, en lo que con su mano libre jugaba con uno de los senos de la kaiju, pellizcando sus pezones.
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historiasmasoscuras · 3 years
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Las manos de Alexey recorriendo su cuerpo, acariciando su piel, consiguieron aplacar momentáneamente la necesidad que sentía Joanna por sentir al comandante llenándola de nuevo. La joven no era consciente de ellos, pero aquellas caricias tenían en ella un peculiar poder tranquilizante, que se vio reflejado en como su cola se movió con suavidad, relajándose un poco, al igual que sus orejas.
Pero aquella tranquilidad duró lo mismo que el ruso tardó en llegar a los pechos de la kaiju y comenzar a acariciarlos. Fue entonces cuando la necesidad de Joanna volvió y movió sus caderas contra el miembro del ruso, buscando la excitación de nuevo.
Por suerte, Alexey no tardó en actuar y Joanna contuvo un momento la respiración al sentir el miembro de él comenzar a presionar la entrada de su vagina. Soltó un leve gemido lastimero cuando él comenzó a penetrarla, dolía, él era demasiado grande para ella. —Ah… duele— le dijo en un gemido que casi pareció un maullido. Pero aun así Joanna no hizo intento alguno de alejarle o zafarse de él, pues la excitación no había desaparecido. Tan solo se revolvió un poco entre los brazos del comandante y jadeó según él iba adentrándose más y más en ella, sintiendo cómo la llenaba y estiraba hasta casi su límite.
-Sssshhhh...- Le murmuró al oído Alexey, en lo que entrecerraba los ojos, disfrutando demasiado el caliente y palpitante abrazo del interior de la kaiju sobre su miembro.-Todo va a estar bien, preciosa... Uhmm... Va a empezar a gustarte...- Prometió el ruso, mientras continuaba atacando el cuello de su amante con besos y mordidas cariñosas. Había detenido sus embestidas, queriendo darle tiempo a Joanna para que ella dejara de sentir molestia durante el sexo. Llevó la diestra a la intimidad de la kaiju y comenzó a frotarlo, masturbándola en toda regla, esperando que aquello la pusiera un poco mas húmeda e hiciera aquello mas placentero.
Cuando estimó, a juzgar por los jadeos de Joanna, que ella estaba mas cómoda, volvió a comenzar con sus acometidas. Eran embestidas dominantes, la penetraba tan profundo como podía, golpeando sus caderas contra el generoso trasero de la kaiju, solo para luego retroceder, casi amenazando con salir de su interior, antes de penetrarla de nuevo.-Joanna...- Jadeo extasiado el comandante Volkov, algo en todo ello era demasiado bueno, demasiado placentero. Tal vez el crimen que era tener sexo con una kaiju, tal vez los sonidos gatunos que ella soltaba, todo ello era tan morboso, eran la mejor de las drogas.-¿Te esta gustando?.- Le consultó, en lo que mordía uno de sus lóbulos.
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historiasmasoscuras · 3 years
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No entendió a qué se refería Alexey hasta que aclaró sus palabras, entonces sin dudar ni un momento en la orden que él le había dado, Joanna comenzó a masajear sus pechos, atrapando entre sus dedos sus ya erectos pezones con torpeza, pues el placer que sentía entre sus piernas era tal que parecía que sus manos no le obedecían o se olvidaban del cometido que tenían.
Y entre todos aquellos besos, Joanna se perdió en el más absoluto placer que hacía que en su pecho resonase un ronroneo continuo.
—No…— se lamentó cuando el ruso se separó de ella, aunque al sentir cómo le hacía que se girase y se arrodillase frente a él supo que era solo una pequeña pausa antes de continuar.
Al sentir el miembro de él contra su trasero, Joanna por un momento se puso nerviosa, recordaba vagamente lo que había ocurrido hacía un par de semanas atrás, pero al mismo tiempo, sabía que Alexey sólo le haría disfrutar de verdad, por lo que al final, tras un momento de duda, ella misma movió sus caderas para sentir el roce del miembro de él contra su piel.
—Te necesito dentro de mí ya…— le pidió a la vez que llevaba una de sus manos a su clítoris y comenzaba a frotárselo.
-Shhh... Te va a gustar mas lo que te haré en un momento.- Le dijo Alexey a la Kaiju, en cuanto ella se mostró opuesta a que dejara de besar y lamer todo su sexo. Le regaló una sonrisa llena de malicia, en lo que la hacía acomodarse. Pasó por su cabeza la idea de que tendría que enseñarle mas formas de tener sexo a Joanna, y aún tenía que mostrarle como dar sexo oral. Aquello hizo que la erección del ruso tuviera renovadas fuerzas, mientras amenazaba con ella las sugerentes formas del culo de la chica. El comandante Volkov buscó relajarla acariciando su cuerpo, primero delineando sus pronunciadas caderas con la manos, tentando aquellas femeninas formas, para luego terminar encontrando sus pechos, que acarició lentamente. Pero para entonces la propia Joanna le incitó, adelantando sus caderas, pidiendo lo inevitable. La forma en que ella misma se tocaba fue lo que finalmente hizo que el hombre se decidiera a comenzar.
Con una mano guió su miembro al sexo de la kaiju y pasó a penetrarla, tomándose el lujo de ir lentamente. Alexey terminó gruñendo de gusto, ella estaba muy estrecha y estaba hirviendo por dentro, le molestaba un poco, pero a la vez aquello era demasiado placentero para detenerse.-Ah... Joanna...- Se quejó de gusto, al tener que cerrar los ojos por un momento.-Estas deliciosa...- Soltó, en algo que fue mas un gruñido, mientras comenzaba con sus embestidas. El ritmo del sexo fue lento, antes de apresurarse quería estar seguro que Joanna se acostumbrar a su invasiones, y se contentó con soltar una que otra maldición cada vez que acometía un poco mas profundo en su interior. Se había aferrado a sus caderas y terminó inclinándose sobre ella, solo para besarla en el cuello y luego apoyarse en la cama, sin detener sus penetraciones, ver su cola moverse le había puesto mucho.
Alexey Volkov maldijo con mil palabras altisonantes en sus pensamientos a la desesperante música del ascensor, que le llevaba a su apartamento. Y pensar que aquella mañana había empezado de lo mas normal. Tras que aparentemente el celo de Joanna terminara, el ruso no necesitaba mas portar la mascarilla, tanto él como Shui concordaron que lo mejor era llevarla ahora al apartamento del comandante Volkov. Tras asegurarse que ella se había acostumbrado a su nuevo entorno, la kaiju parecía especialmente tranquila al estar junto a Alexey, el ruso pudo retornar mas o menos a su rutina diaria. Despertaba temprano y tras preparar un desayuno para Joanna, le administraba ciertos calmantes que la doctora Shi le había recomendado que le diera para que estuviera tranquila mientras él estaba fuera y sobretodo para evitar que ella escapara como había ocurrido antes.
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Justamente esa mañana el hombre se había encontrado que la Kaiju estaba muy calmada, incluso se había mostrado un tanto cariñosa, por lo cual tras desayunar simplemente se despidió de ella y fue al cuartel. No sería hasta media mañana que repararía que había olvidado de darle los tranquilizantes a Joanna. Tras casi tener un ataque de pánico, no quiso imaginar todo lo que podría haberle pasado a la kaiju, el ruso logró convencer a su mando inmediato para retirarse temprano por estar enfermo, antes de subirse a su auto e ir a toda velocidad a su apartamento.-¡Joanna!.- La llamó al ruso, tras entrar a toda prisa a su apartamento.-¡Joanna!¿Estas aquí?.- Cuestionó al aire, en lo que la buscaba por todo el lugar.
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«My whole philosophy has been to let the work speak for itself, because that’s really what you want to show» -Alycia Debnam-Carey
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historiasmasoscuras · 3 years
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aquietsecretplace
En aquella ocasión, Joanna se mostró mucho más proactiva a corresponder el beso del ruso, sobre todo por cómo él seguía frotando su sexo, ya completamente mojado en fluidos por la excitación. Asintió con la cabeza despacio cuando él la miró a los ojos, más que dispuesta a que él la hiciese sentir “muy bien” y suspiró al oír todo lo que pensaba hacerle. Solo de imaginarlo todo su cuerpo parecía reaccionar.
—Oh, Comandante… Alexey…— se corrigió mientras él llenaba su cuerpo de besos, haciendo que la piel se le erizase por momentos a causa de las agradables cosquillas que de vez en cuando le hacía.
Respiró con cierta impaciencia mientras él se acomodaba entre sus piernas y en cuanto los labios de él tocaron su sexo, no pudo contener un profundo jadeo, al que siguió un suave gritito cuando sintió como la penetraba.
—Mm… a… a mí me encanta eso…— le confesó mientras comenzaba a retorcerse de placer.
Se tomó su tiempo Alexey, queriendo alargar la espera solo un poco, al besar los muslos de Joanna. La kaiju tenía unas piernas deliciosas, ciertamente, y la idea de querer tenerlas en sus hombros hizo que el ruso sonriera con maldad, despertando una fuerte erección en él. Terminó penetrándola con la lengua, sorprendiéndola como se esperaba que ocurriera, antes de dirigir sus besos y atenciones al clítoris de Joanna.-Tócate, preciosa.- Le ordenó, en lo que con sus manos separaba los muslos de la kaiju, asegurándose de que ella no cerrara las piernas.-Juega con tus pechos, pellizca tus pezones...- Precisó, antes de volver a atacar con su lengua su punto mas sensible.
Alexey chupó y lamió con descaro el sexo de su amante, probó su excitación con gusto, le pareció que aquel sabor dulzón era el sabor que se suponía que debía de tener una hembra, dejándose guiar por como ella gemía o maullaba de gusto para continuar o seguir avanzando. Con sus manos acariciaba las piernas de Joanna, incitándola. Él también ya estaba muy excitado, tanto así que ocupó una mano para masturbarse, tratando de calmarse un poco.-No puedo mas, Joanna, quiero follarte.- Reconoció al apartarse de su intimidad.-Ven aquí...- Fue a ella y la hizo colocarse a cuatro patas, solo para colocarse atrás de ella y acusar su poderosa erección contra su trasero.
Alexey Volkov maldijo con mil palabras altisonantes en sus pensamientos a la desesperante música del ascensor, que le llevaba a su apartamento. Y pensar que aquella mañana había empezado de lo mas normal. Tras que aparentemente el celo de Joanna terminara, el ruso no necesitaba mas portar la mascarilla, tanto él como Shui concordaron que lo mejor era llevarla ahora al apartamento del comandante Volkov. Tras asegurarse que ella se había acostumbrado a su nuevo entorno, la kaiju parecía especialmente tranquila al estar junto a Alexey, el ruso pudo retornar mas o menos a su rutina diaria. Despertaba temprano y tras preparar un desayuno para Joanna, le administraba ciertos calmantes que la doctora Shi le había recomendado que le diera para que estuviera tranquila mientras él estaba fuera y sobretodo para evitar que ella escapara como había ocurrido antes.
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Justamente esa mañana el hombre se había encontrado que la Kaiju estaba muy calmada, incluso se había mostrado un tanto cariñosa, por lo cual tras desayunar simplemente se despidió de ella y fue al cuartel. No sería hasta media mañana que repararía que había olvidado de darle los tranquilizantes a Joanna. Tras casi tener un ataque de pánico, no quiso imaginar todo lo que podría haberle pasado a la kaiju, el ruso logró convencer a su mando inmediato para retirarse temprano por estar enfermo, antes de subirse a su auto e ir a toda velocidad a su apartamento.-¡Joanna!.- La llamó al ruso, tras entrar a toda prisa a su apartamento.-¡Joanna!¿Estas aquí?.- Cuestionó al aire, en lo que la buscaba por todo el lugar.
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historiasmasoscuras · 3 years
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aquietsecretplace
—Me gusta tocarme, pero prefiero que lo hagas tú— le corrigió con suavidad y sin quererlo, invitándole abiertamente a que lo hiciese.
Tan solo cuando Alexey por fin se tumbó a su lado, Joanna se relajó sobre la cama, dejando dócilmente que el ruso hiciese lo que gustase con ella. El ronroneo en su pecho pronto se hizo más intenso cuando los labios del comandante acabaron atrapando uno de sus pezones.
—Comandante…— susurró, posando una de sus manos en la cabeza de él y acariciando con las yemas de sus dedos su pelo en un claro gesto de que quería que siguiese haciendo aquello.
Y al ronroneo pronto se unieron suaves gemidos de placer que el ruso le arrancaba por cómo la masturbaba, lo que le provocaba mover su cadera contra la mano de él.
—Mucho— respondió sin dudar en casi un maullido tembloroso.
El ruso sonrió contra uno de los senos de Joanna, al notar como ella ronroneaba aún con mas intensidad, eso que seguramente sería algo que asustara o perturbara a otros, era justamente algo que realmente le encantaba de la kaiju, aquellos gestos gatunos le ponían mucho.-Llámame Alexey.- Pidió, dejándose acariciar por su amante y suspirando por lo bajo, eso le había gustado. Fue a los labios de Joanna de nuevo y la besó de forma lenta y cariñosa, jugando con ella. Un evidente contraste a como sus dedos frotaban libremente el clítoris de la kaiju, solo por el gusto de escucharla gemir por lo bajo.-Eres una preciosura, Joanna... Quiero hacerte sentir muy bien...- Admitió, al dejar aquellos besos, solo para mirarla a los ojos.
-Primero voy a comerte el coño...- Le dijo al oído, casi en una amenaza, al morder su lóbulo de manera lenta y jugando con su lengua.-...Y luego voy a follarte hasta llenarte.- Agregó, al recorrer con un camino de besos el cuerpo de Joanna, solo deteniéndose para tomarse su tiempo recorriendo sus pezones, antes de continuar a su sexo. La hizo acomodarse en la cama para darle espacio, para luego terminar en el borde y mordisquear sus muslos. Acabó en su sexo, besando aquellos labios con una devoción de amante, solo para después penetrarla con la lengua.-Me encanta tu sabor.- Dijo el comandante Volkov, sin mirarla, antes de acabar jugando con su lengua en el punto mas sensible de Joanna.
Alexey Volkov maldijo con mil palabras altisonantes en sus pensamientos a la desesperante música del ascensor, que le llevaba a su apartamento. Y pensar que aquella mañana había empezado de lo mas normal. Tras que aparentemente el celo de Joanna terminara, el ruso no necesitaba mas portar la mascarilla, tanto él como Shui concordaron que lo mejor era llevarla ahora al apartamento del comandante Volkov. Tras asegurarse que ella se había acostumbrado a su nuevo entorno, la kaiju parecía especialmente tranquila al estar junto a Alexey, el ruso pudo retornar mas o menos a su rutina diaria. Despertaba temprano y tras preparar un desayuno para Joanna, le administraba ciertos calmantes que la doctora Shi le había recomendado que le diera para que estuviera tranquila mientras él estaba fuera y sobretodo para evitar que ella escapara como había ocurrido antes.
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Justamente esa mañana el hombre se había encontrado que la Kaiju estaba muy calmada, incluso se había mostrado un tanto cariñosa, por lo cual tras desayunar simplemente se despidió de ella y fue al cuartel. No sería hasta media mañana que repararía que había olvidado de darle los tranquilizantes a Joanna. Tras casi tener un ataque de pánico, no quiso imaginar todo lo que podría haberle pasado a la kaiju, el ruso logró convencer a su mando inmediato para retirarse temprano por estar enfermo, antes de subirse a su auto e ir a toda velocidad a su apartamento.-¡Joanna!.- La llamó al ruso, tras entrar a toda prisa a su apartamento.-¡Joanna!¿Estas aquí?.- Cuestionó al aire, en lo que la buscaba por todo el lugar.
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aquietsecretplace
Un suave y constante ronroneo comenzó a resonar en el pecho de Joanna cuando Alexey empezó a besar y mordisquear su cuello. La chica entonces no dudó y cambió de postura, acomodándose mejor para que el ruso tuviese más fácil llegara su cuello.
Desde que había pasado su celo, Joanna había estado bastante tranquila, sobre todo porque apenas veía a Alexey cuando volvía de trabajar, pero en esos momentos, incluso sin estar en celo, sentía que su cuerpo, ahora que habían empezado, necesitaba aquello.
Y no dudó ni lo más mínimo cuando el comandante le dijo que fuesen a su cama. Se levantó del sofá y siguió las pasos de él hasta su habitación, donde con un gesto ágil se quitó la sudadera que llevaba como única prenda de vestir. A continuación se echó en la cama y separó las piernas, comenzando a pasarse los dedos por los labios, que comenzaban a sonrojarse e incharse.
Negó con la cabeza en respuesta a la pregunta de él y enseguida tendió su mano libre hacia él, en una petición de que terminase de desvestirse y fuese con ella ya.
El comandante Volkov miró con una sonrisa maliciosa como la Kaiju se liberaba de la sudadera con una facilidad que casi le sorprendió. Si fuera por Joanna, sin duda andaría completamente desnuda en el apartamento, aún tenía que enseñarle a la necesidad de usar ropa para pasar desapercibida, pero en esos momentos eso no le importaba al ruso. Miró descaradamente el cuerpo de Joanna, sus femeninas formas y sugerentes caderas, mientras él luchaba con el resto de su ropa.-Eso es preciosa, frotate suavemente... ¿Te gusta, verdad? Ahora voy a ocuparme de ti.- Le dijo en lo que la miraba masturbarse con ojos lascivos En cuanto ella negó con la cabeza Alexey soltó una suave risa, en algunos aspectos la Kaiju era extremadamente sexual y en otros bastante inocente.-No te gusta tocarte, porque prefieres que yo te toque a ti.- Observó el exterminador, al terminar de quitarse los boxers, para luego ir a ella, al tomarla de la mano.
Se recostó a su lado y comenzó a besarla de forma cariñosa, suavemente, en lo que su diestra subía por las piernas de la kaiju, delineando su piel.-Eres una belleza, Joanna...- La acusó, al tiempo que sus besos bajaban a su cuello y finalmente se detenían en uno de sus senos. Mordisqueó, besó y lamió aquella suave piel, solo deteniendo sus atenciones cuando acabó en uno de sus pezones que chupó descaradamente. En tanto, su mano ya había dado con el sexo de la Kaiju, que comenzó a acariciar a un ritmo lento, separando sus labios y buscando su clítoris, solo para frotarlo de manera descara, masturbándola en toda regla.-¿Eso te gusta, preciosa?.- La tentó, al mordisquear su otro pezón.
Alexey Volkov maldijo con mil palabras altisonantes en sus pensamientos a la desesperante música del ascensor, que le llevaba a su apartamento. Y pensar que aquella mañana había empezado de lo mas normal. Tras que aparentemente el celo de Joanna terminara, el ruso no necesitaba mas portar la mascarilla, tanto él como Shui concordaron que lo mejor era llevarla ahora al apartamento del comandante Volkov. Tras asegurarse que ella se había acostumbrado a su nuevo entorno, la kaiju parecía especialmente tranquila al estar junto a Alexey, el ruso pudo retornar mas o menos a su rutina diaria. Despertaba temprano y tras preparar un desayuno para Joanna, le administraba ciertos calmantes que la doctora Shi le había recomendado que le diera para que estuviera tranquila mientras él estaba fuera y sobretodo para evitar que ella escapara como había ocurrido antes.
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Justamente esa mañana el hombre se había encontrado que la Kaiju estaba muy calmada, incluso se había mostrado un tanto cariñosa, por lo cual tras desayunar simplemente se despidió de ella y fue al cuartel. No sería hasta media mañana que repararía que había olvidado de darle los tranquilizantes a Joanna. Tras casi tener un ataque de pánico, no quiso imaginar todo lo que podría haberle pasado a la kaiju, el ruso logró convencer a su mando inmediato para retirarse temprano por estar enfermo, antes de subirse a su auto e ir a toda velocidad a su apartamento.-¡Joanna!.- La llamó al ruso, tras entrar a toda prisa a su apartamento.-¡Joanna!¿Estas aquí?.- Cuestionó al aire, en lo que la buscaba por todo el lugar.
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Asintió con la cabeza levemente en respuesta a la pregunta de él. Incluso cerró los ojos disfrutando de cómo acariciaba sus orejas. Claro que aquello le encantaba, aunque le gustó aún más que la mano de él acabase en su trasero, acariciando su piel desnuda durante unos instantes, lo que hizo que moviese un poco la cadera al encuentro de la mano del ruso. Joanna seguía sin querer usar ropa interior.
Le observó con detenimiento mientras él le explicaba acerca de los besos y cuando él la besó, al principio no hizo nada más que intentar memorizar lo que él estaba haciendo hasta que el beso se hizo mucho más profundo y comenzó a corresponderle con cierta torpeza pero casi de forma instintiva.
Joanna suspiró levemente cuando Alexey se separó y se llevó las yemas de los dedos a sus labios, notando en ellos la humedad de la saliva de él. Aunque no eran solo los labios de su boca los que estaban empezando a humedecerse.
—Vale…— aceptó un poco insegura, volviéndose a acercase al comandante para intentar repetir lo que él había hecho, aunque con más torpeza e inocencia que el beso de él.
-Oh... ¿Te gusta mucho eso, preciosa?.- Consideró el ruso, en lo que jugaba con suaves caricias en las orejas de la kaiju, solo para llevar luego su diestra a acariciar una de sus nalgas. No pasó desapercibido para él como la chica movía la cadera, ansiosa a su tacto. Luego pasó a besarla, en una muestra demostrativa de como se debía de besar, y disfrutó mucho de como ella con inseguridad le correspondió, podía estar condenado pero le encantaba esa kaiju, toda ella. Dejó que ella llevara el ritmo del nuevo beso, y aunque lo hizo titubeando y dudando, realmente le encantó la forma con la que Joanna jugó con sus labios. En medio de aquello, había rodeado las caderas de la kaiju con un brazo y la había acercado aún mas a él.-Muy bien, lindura, ha estado bastante bien, necesitas experiencia, pero yo me encargaré de que puedas practicar todo lo que quieras. ¿De acuerdo?.- La instruyó entre una risa malvada al separarse, para luego besarla en la frente.
-Ah, mi dulce Joanna, me vuelves loco...- Se adelantó y pasó a besarla en el cuello, con suaves mordidas que sabía que a la Kaiju le hacían perder la razón. Así era en parte su relación, instintivamente sexual.-Vamos a mi cama.- Le pidió al oído, con autoridad. Tal vez con la autoridad de un macho. La llevó de la mano al cuarto, deteniéndose a medio camino para volver a besarla, demandante, a penas resistiéndose a continuar en el pasillo. Terminó haciendo que ella se sentara en la cama, mientras el comenzaba a desvestirse, quitándose los zapatos primero.-Desnudate, Joanna, y tocate como te he enseñado... ¿Has estado practicando?.- Le preguntó, lascivo.
Alexey Volkov maldijo con mil palabras altisonantes en sus pensamientos a la desesperante música del ascensor, que le llevaba a su apartamento. Y pensar que aquella mañana había empezado de lo mas normal. Tras que aparentemente el celo de Joanna terminara, el ruso no necesitaba mas portar la mascarilla, tanto él como Shui concordaron que lo mejor era llevarla ahora al apartamento del comandante Volkov. Tras asegurarse que ella se había acostumbrado a su nuevo entorno, la kaiju parecía especialmente tranquila al estar junto a Alexey, el ruso pudo retornar mas o menos a su rutina diaria. Despertaba temprano y tras preparar un desayuno para Joanna, le administraba ciertos calmantes que la doctora Shi le había recomendado que le diera para que estuviera tranquila mientras él estaba fuera y sobretodo para evitar que ella escapara como había ocurrido antes.
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Justamente esa mañana el hombre se había encontrado que la Kaiju estaba muy calmada, incluso se había mostrado un tanto cariñosa, por lo cual tras desayunar simplemente se despidió de ella y fue al cuartel. No sería hasta media mañana que repararía que había olvidado de darle los tranquilizantes a Joanna. Tras casi tener un ataque de pánico, no quiso imaginar todo lo que podría haberle pasado a la kaiju, el ruso logró convencer a su mando inmediato para retirarse temprano por estar enfermo, antes de subirse a su auto e ir a toda velocidad a su apartamento.-¡Joanna!.- La llamó al ruso, tras entrar a toda prisa a su apartamento.-¡Joanna!¿Estas aquí?.- Cuestionó al aire, en lo que la buscaba por todo el lugar.
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En cuanto Alexey tomó asiento, Joanna se acomodó a su lado, acurrucándose contra él, buscando en parte el calor de su cuerpo. Los días de atrás, en los que la mayor parte del tiempo lo había pasado sola por las noches o durmiendo, al igual que todo el tiempo en el hábitat en la base de Monarch, había echado mucho de menos la cercanía con otros seres, compartir el calor de otro cuerpo vivo, así que ahora que Alexey estaba allí con ella, pensaba aprovecharlo.
—En cualquier parte— respondió ella con sencillez y sinceridad, pues era cierto que cualquier caricia en cualquier parte de su cuerpo, sería bienvenida.
—¿Por qué besar es tan importante?— le preguntó intrigada, pues aunque los besos le habían parecido muy agradables, seguía prefiriendo las caricias.
El ruso se acomodó en el sofá, dejando que la kaiju se acurrucara junto a él, y terminó besando rápidamente en el cabello a Joanna, antes de rodearla con su brazo derecho, al notar que ella trataba de estar tan cerca de él como fuera posible.-¿En cualquier parte?¿Segura de ello, lindura?.- Consideró Alexey, riendo por lo bajo, en lo que continuaba jugando con las orejas de gato de Joanna. Terminó bajando la diestra, solo para acariciar suavemente su cola antes de, manera maliciosa, acariciar el sugerente trasero de Joanna, para luego de volver a sus cabellos.-Oh... Besar es la forma en la que mostramos afecto, preciosa. Es como decimos cuando alguien realmente nos importa, cuando queremos estar con él y demostrarle que le apreciamos.- Explicó detenidamente, casi instructivo, para luego sonreír de medio lado.-Y no hay mejor maestro que la experiencia, déjame mostrarte como besar, Joanna...- Aventuró el comandante Volkov, antes de tomar de la barbilla y adelantarse. Jugó con sus labios, en un suave beso que se alargó porque terminó atrapando tentadoramente el labio inferior de la kaiju. Se separó para tomar aire, la miró a los ojos, para luego volver a besarla, ahora incluso aventurándose a jugar con la lengua de Joanna. Le encantaba besarla, algo en el sabor de sus labios era tan diferente al de cualquier otra mujer que hubiera conocido, algo que era adictivo.-¿Entiendes, preciosa?.- Soltó, en lo que acariciaba suavemente su mejilla.-Ahora tu, besame...- Le pidió.
Alexey Volkov maldijo con mil palabras altisonantes en sus pensamientos a la desesperante música del ascensor, que le llevaba a su apartamento. Y pensar que aquella mañana había empezado de lo mas normal. Tras que aparentemente el celo de Joanna terminara, el ruso no necesitaba mas portar la mascarilla, tanto él como Shui concordaron que lo mejor era llevarla ahora al apartamento del comandante Volkov. Tras asegurarse que ella se había acostumbrado a su nuevo entorno, la kaiju parecía especialmente tranquila al estar junto a Alexey, el ruso pudo retornar mas o menos a su rutina diaria. Despertaba temprano y tras preparar un desayuno para Joanna, le administraba ciertos calmantes que la doctora Shi le había recomendado que le diera para que estuviera tranquila mientras él estaba fuera y sobretodo para evitar que ella escapara como había ocurrido antes.
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Justamente esa mañana el hombre se había encontrado que la Kaiju estaba muy calmada, incluso se había mostrado un tanto cariñosa, por lo cual tras desayunar simplemente se despidió de ella y fue al cuartel. No sería hasta media mañana que repararía que había olvidado de darle los tranquilizantes a Joanna. Tras casi tener un ataque de pánico, no quiso imaginar todo lo que podría haberle pasado a la kaiju, el ruso logró convencer a su mando inmediato para retirarse temprano por estar enfermo, antes de subirse a su auto e ir a toda velocidad a su apartamento.-¡Joanna!.- La llamó al ruso, tras entrar a toda prisa a su apartamento.-¡Joanna!¿Estas aquí?.- Cuestionó al aire, en lo que la buscaba por todo el lugar.
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De haber sido una gata de verdad, Joanna se habría frotado contra las piernas del comandante para atraer su atención y que no dejase de acariciarla, pero pudiendo hablar, tenía formas mejores de pedirlo. Sonrió encantada cuando él accedió a seguir acariciándola y un levísimo ronroneo comenzó a resonar en su pecho. Aunque su razonamiento fuese prácticamente humano, había cosas que hacían que sus instintos tomasen el control, y una de ellas eran las caricias. —¿Y por qué no ahora? Yo no tengo hambre— le dijo después de corresponder con cierta torpeza el beso de él. Y era cierto, no estaba acostumbrada a comer tanto como los humanos y tampoco terminaba de entender por qué estaban comiendo todo el rato.
Alexey sonrió mas ampliamente cuando notó como Joanna había comenzado a ronronear, le parecía curioso como justamente esos actos tan animales que a otros hubieran preocupado o puesto incómodos, era justamente lo que le atraía al ruso de la kaiju. Terminó besándola, atraído inevitablemente a ella, y tomándose su tiempo para disfrutar de sus dulces labios. En cuanto se separaron el ruso acabó riendo suavemente, le parecía muy tierno como ella a penas sabía corresponderle.-Tengo que enseñarte a besar, preciosa.- Le dijo, prometiéndoselo, antes de mirarla sorprendido por su petición.-Oh, mi bella kaiju... ¿Te gusta tanto que te acaricie?.- Preguntó, sabiendo la respuesta, al tiempo que volvía a acariciar las orejas de Joanna.-Bueno, entonces vamos al sofá, el día de hoy me dedicaré a consentirte.- La tomó de la mano y la llevó consigo a la sala. Hizo sentarse a la kaiju junto a él, en lo que encendía el televisor y lo colocaba en el canal de la naturaleza, con volumen bajo.-¿Donde te gusta mas que te acaricie, preciosa?.- Le consultó, al mover sus dedos por los sedosos cabellos de ella.-Uhm... Supongo que podríamos aprovechar el tiempo.- Propuso, con una mirada maliciosa.-¿Quieres que te enseñe a besar, Joanna?.-
Alexey Volkov maldijo con mil palabras altisonantes en sus pensamientos a la desesperante música del ascensor, que le llevaba a su apartamento. Y pensar que aquella mañana había empezado de lo mas normal. Tras que aparentemente el celo de Joanna terminara, el ruso no necesitaba mas portar la mascarilla, tanto él como Shui concordaron que lo mejor era llevarla ahora al apartamento del comandante Volkov. Tras asegurarse que ella se había acostumbrado a su nuevo entorno, la kaiju parecía especialmente tranquila al estar junto a Alexey, el ruso pudo retornar mas o menos a su rutina diaria. Despertaba temprano y tras preparar un desayuno para Joanna, le administraba ciertos calmantes que la doctora Shi le había recomendado que le diera para que estuviera tranquila mientras él estaba fuera y sobretodo para evitar que ella escapara como había ocurrido antes.
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Justamente esa mañana el hombre se había encontrado que la Kaiju estaba muy calmada, incluso se había mostrado un tanto cariñosa, por lo cual tras desayunar simplemente se despidió de ella y fue al cuartel. No sería hasta media mañana que repararía que había olvidado de darle los tranquilizantes a Joanna. Tras casi tener un ataque de pánico, no quiso imaginar todo lo que podría haberle pasado a la kaiju, el ruso logró convencer a su mando inmediato para retirarse temprano por estar enfermo, antes de subirse a su auto e ir a toda velocidad a su apartamento.-¡Joanna!.- La llamó al ruso, tras entrar a toda prisa a su apartamento.-¡Joanna!¿Estas aquí?.- Cuestionó al aire, en lo que la buscaba por todo el lugar.
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—No— confirmó rotunda a la pregunta de él. Aunque de vez en cuando todavía se mostraba algo temerosa, como cuando el comandante había entrado gritando en la casa, poco a poco Joanna había ido ganando algo de confianza como para al menos sentirse capaz de decir lo que le gustaba y lo que no, al menos en lo relacionado a la comida. Por eso, cuando Alexey la invitó a hacerlo sonrió y asintió con la cabeza. Tras eso cerró los ojos por el beso de él y sonrió un poco más cuando le rascó la oreja. Oh, si por ella fuese se olvidaría del dibujo y de la comida si le seguía acariciando así. —Agua está bien— dijo negando con la cabeza, poder disfrutar de agua fresca en cualquier momento era de las cosas más maravillosas que había descubierto de aquel mundo, por lo que no entendía por qué todos se empeñaban en beber otras cosas. —Sí, pero…— dudó y volvió a tomar la mano de él para llevarla a su cabeza —¿Un poco más antes?— le pidió, al tiempo que su cola se movía despacio.
-Entonces una botella de agua será para esta bella Kaiju.- Consintió el ruso, al sonreír de medio lado por la petición de Joanna. El comandante Volkov miró extrañado como la kaiju tomaba de su mano, solo para volver a llevarla a su cabeza, y terminó riendo al notar que se refería a que continuara mimándola y acariciándola.-Ah... ¿Te gusta mucho que haga esto, preciosa?.- Le cuestionó suavemente Alexey, en lo que pasaba a acariciar de nuevo por detrás de una de sus orejas a la kaiju. La forma en que movía su cola y la expresión en su rostro sin duda demostraba que le encantaba.-¿Te he dicho antes lo hermosa que eres, Joanna?.- Preguntó, sonriendo de medio lado, en lo que bajaba su mano, solo para jugar con sus cabellos, antes de ocuparse con caricias de la otra oreja.-¿Que te parece que cuando terminemos de comer nos sentemos en el sofá a ver algo en la televisión, mientras acaricio tus orejas?.- La tentó, con algo de malicia, antes de adelantarse y robarle un beso que alargó solo un poco más de lo que había pretendido.-
Alexey Volkov maldijo con mil palabras altisonantes en sus pensamientos a la desesperante música del ascensor, que le llevaba a su apartamento. Y pensar que aquella mañana había empezado de lo mas normal. Tras que aparentemente el celo de Joanna terminara, el ruso no necesitaba mas portar la mascarilla, tanto él como Shui concordaron que lo mejor era llevarla ahora al apartamento del comandante Volkov. Tras asegurarse que ella se había acostumbrado a su nuevo entorno, la kaiju parecía especialmente tranquila al estar junto a Alexey, el ruso pudo retornar mas o menos a su rutina diaria. Despertaba temprano y tras preparar un desayuno para Joanna, le administraba ciertos calmantes que la doctora Shi le había recomendado que le diera para que estuviera tranquila mientras él estaba fuera y sobretodo para evitar que ella escapara como había ocurrido antes.
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Justamente esa mañana el hombre se había encontrado que la Kaiju estaba muy calmada, incluso se había mostrado un tanto cariñosa, por lo cual tras desayunar simplemente se despidió de ella y fue al cuartel. No sería hasta media mañana que repararía que había olvidado de darle los tranquilizantes a Joanna. Tras casi tener un ataque de pánico, no quiso imaginar todo lo que podría haberle pasado a la kaiju, el ruso logró convencer a su mando inmediato para retirarse temprano por estar enfermo, antes de subirse a su auto e ir a toda velocidad a su apartamento.-¡Joanna!.- La llamó al ruso, tras entrar a toda prisa a su apartamento.-¡Joanna!¿Estas aquí?.- Cuestionó al aire, en lo que la buscaba por todo el lugar.
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Sonrió contenta por la respuesta de él, pues había empezado a pensar que tal vez aquellas pinturas no eran del agrado del comandante. Pero ahora que tenía su beneplácito y ya la había descubierto, podría ir más despacio y hacerlo mejor. Además, parecía que aquella pared absorbía muy rápido el líquido que estaba usando, por lo que tendría que repasar todos los trazos de nuevo.
Por un momento dudó en responderle, pero al final pensó que ya era hora de decir la verdad. —No me gusta leche helada— confesó —Solo la bebía porque no había otra cosa— añadió sincera. Mientras la mantuvieron cautiva en el hábitat, había comido lo que le daban porque realmente pasaba hambre, no porque le gustase.
Fue entonces cuando se le ocurrió algo y tomó a Alexey de la mano para llevarlo a la cocina. —Esto sí— le dijo señalando la fruta. Luego fue a la nevera y señaló un pescado que tenía allí el ruso y unos huevos —Estos también— tras eso señaló carne —Esto a veces…— tras decir eso se volvió hacia él de nuevo —Leche no—
-¿No te gusta?.- Cuestionó el ruso, sorprendido. Él había pensado que a Joanna le fascinaba, siendo que siempre se la ofrecían el laboratorio, el que ahora ella le confesara que no era así le hizo sentir de lo mas desconsiderado y estúpido. Se dejó llevar por la kaiju a la cocina y terminó escuchando con atención que era lo que le gustaba, para luego asentir con la cabeza. Era bueno que el comandante Volkov tuviera tal variedad de comida en su propia cocina, todo lo necesario para un buen cocinero.-Esta bien, preciosa, no te preocupes, si no te gusta la leche no te haré beberla.- Le animó con una sonrisa de medio lado.
-Quiero que me digas lo que te gusta, Joanna, y no tienes porque tener miedo de decírmelo, quiero que estés a gusto aquí.- Le pidió, aún tomándola de la mano. Se adelantó y la besó en la frente, de aquella forma cariñosa con la que le gustaba hacerlo y acarició por detrás de una de sus orejas.-¿Tal vez entonces quieras que te de para beber un baso de jugo de naranja? Creo que lo has probado antes...- Cuestionó suavemente, antes que se le ocurriera repentinamente una idea.-Ya sé, voy a cocinarte algo delicioso, Joanna. ¿Te gusta el pescado, verdad? Te prepararé algo muy rico con pescado.- Ofreció, antes de terminar riendo.-Lo preparé para ti en lo que terminas de pintar.-
Alexey Volkov maldijo con mil palabras altisonantes en sus pensamientos a la desesperante música del ascensor, que le llevaba a su apartamento. Y pensar que aquella mañana había empezado de lo mas normal. Tras que aparentemente el celo de Joanna terminara, el ruso no necesitaba mas portar la mascarilla, tanto él como Shui concordaron que lo mejor era llevarla ahora al apartamento del comandante Volkov. Tras asegurarse que ella se había acostumbrado a su nuevo entorno, la kaiju parecía especialmente tranquila al estar junto a Alexey, el ruso pudo retornar mas o menos a su rutina diaria. Despertaba temprano y tras preparar un desayuno para Joanna, le administraba ciertos calmantes que la doctora Shi le había recomendado que le diera para que estuviera tranquila mientras él estaba fuera y sobretodo para evitar que ella escapara como había ocurrido antes.
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Justamente esa mañana el hombre se había encontrado que la Kaiju estaba muy calmada, incluso se había mostrado un tanto cariñosa, por lo cual tras desayunar simplemente se despidió de ella y fue al cuartel. No sería hasta media mañana que repararía que había olvidado de darle los tranquilizantes a Joanna. Tras casi tener un ataque de pánico, no quiso imaginar todo lo que podría haberle pasado a la kaiju, el ruso logró convencer a su mando inmediato para retirarse temprano por estar enfermo, antes de subirse a su auto e ir a toda velocidad a su apartamento.-¡Joanna!.- La llamó al ruso, tras entrar a toda prisa a su apartamento.-¡Joanna!¿Estas aquí?.- Cuestionó al aire, en lo que la buscaba por todo el lugar.
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Para cuando Alexey se asomó debajo de la cama, Joanna estaba totalmente acurrucada contra la pared. Por un lado, el comandante le gustaba, estaba a gusto con él y su vida en el apartamento era sin duda mucho más sencillas y agradable que en el hábitat, pero por otro, seguía desconfiando de los humanos y aunque no recordaba apenas nada del ataque que había sufrido, los nervios se le ponían de punta cuando oía un grito o algún ruido inesperado.
Dudó un poco antes de salir de debajo de la cama, y cuando lo hizo aceptó la ayuda de él para ponerse de pie. —¿Y por qué no iba a estar bien?— le preguntó confusa por la repentina alegría de él. No estaba muy segura de ello, pero a veces sentía que tanto él como la mujer de ojos rasgados desconfiaban de ella tanto como ella de ellos. —Pero has vuelto pronto— dijo confusa, mirando por la ventana para comprobar que el sol todavía estaba demasiado alto como para que él ya estuviese de vuelta. —¿Terminar?— respondió a la última pregunta de él con otra pregunta, mientras señalaba el mural que había dejado a medias.
-Es solo que, me preocupe por ti...- Soltó el comandante Volkov, en lo que negaba de la cabeza.-No tiene importancia, lo que importa es que estas bien.- Aceptó Alexey, al asentir con la cabeza. Le daba mucho gusto que Joanna no hubiera intentado escapar, tendría que hablar con Shui, pero tal vez podrían quitarle los calmantes. Ciertamente no le sentaba para nada bien el tener que darle drogas a la kaiju, a pesar de saber que era necesario.-Si, he vuelto pronto...- Suspiró al darse cuenta de todo lo que había corrido y había excusado para llegar antes. Afortunadamente el exterminador tenía días de descanso de sobra, él rara vez los tomaba, mas allá de los obligatorios.
-Pero esta bien, no he pasado tanto tiempo contigo, Joanna. Podemos aprovechar el tiempo.- Consideró, en lo que estiraba la diestra para acariciar su lacia cabellera. Era sorprendente lo hermoso y sedoso que era.-¿Terminar?.- Cuestionó el ruso, antes de darse cuenta de lo que se refería. Acabó riendo por lo bajo, por supuesto, a eso se refería.-Bueno, aunque agradezco mucho el gesto de que pintes algo para mi, Joanna...- Terminó reparando en la mirada de la kaiju y finalmente no pudo negarse, a pesar de que seguramente el cuarto le iba a quedar oliendo a café.-Esta bien, preciosa, puedes terminar. Iré a buscar algo de tomar a la cocina. ¿Quieres que te traiga algo de leche helada?.- Le cuestionó, sonriéndole.
Alexey Volkov maldijo con mil palabras altisonantes en sus pensamientos a la desesperante música del ascensor, que le llevaba a su apartamento. Y pensar que aquella mañana había empezado de lo mas normal. Tras que aparentemente el celo de Joanna terminara, el ruso no necesitaba mas portar la mascarilla, tanto él como Shui concordaron que lo mejor era llevarla ahora al apartamento del comandante Volkov. Tras asegurarse que ella se había acostumbrado a su nuevo entorno, la kaiju parecía especialmente tranquila al estar junto a Alexey, el ruso pudo retornar mas o menos a su rutina diaria. Despertaba temprano y tras preparar un desayuno para Joanna, le administraba ciertos calmantes que la doctora Shi le había recomendado que le diera para que estuviera tranquila mientras él estaba fuera y sobretodo para evitar que ella escapara como había ocurrido antes.
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Justamente esa mañana el hombre se había encontrado que la Kaiju estaba muy calmada, incluso se había mostrado un tanto cariñosa, por lo cual tras desayunar simplemente se despidió de ella y fue al cuartel. No sería hasta media mañana que repararía que había olvidado de darle los tranquilizantes a Joanna. Tras casi tener un ataque de pánico, no quiso imaginar todo lo que podría haberle pasado a la kaiju, el ruso logró convencer a su mando inmediato para retirarse temprano por estar enfermo, antes de subirse a su auto e ir a toda velocidad a su apartamento.-¡Joanna!.- La llamó al ruso, tras entrar a toda prisa a su apartamento.-¡Joanna!¿Estas aquí?.- Cuestionó al aire, en lo que la buscaba por todo el lugar.
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Lo cierto era que desde que estaba en la casa del comandante, sus recuerdos se habían hecho un poco borrosos, por eso no sabía si habían pasado muchos días, aunque tenía la sensación de que no. Durante el día, cuando estaba sola, se pasaba casi todo el tiempo durmiendo, vencida por un extraño cansancio que le entraba después de desayunar. Era entonces cuando más soñaba, cuando los recuerdos del pasado acudían a su mente. Luego, cuando Alexey volvía a casa, simplemente estaba con él, yendo a donde él fuese, observando con gran curiosidad todo lo que hacía. Y poco después él se iba a dormir, por lo que Joanna se pasaba la noche observando las luces de la ciudad desde el ventanal del salón mientras de fondo la tele mostraba el documental que se estuviese emitiendo en ese momento en el canal de ciencia.
Sin embargo, aquella mañana, al contrario que las anteriores, no sintió ese repentino sueño y al cabo de un rato, aburrida de estar en la cama, se levantó y empezó a curiosear libremente por el apartamento del comandante. Abrió todo mueble y cajón que encontró, probó casi toda la comida que había en la cocina y fue así como dio con el resto del café que había preparado Alexey aquella mañana. Fue entonces cuando se le ocurrió que ya sabía qué hacer para agradecer al hombre que la hubiese sacado del hábitat.
Se llevó la cafetera a la habitación de él y con el café, en la pared blanca junto a la cama, las ramas de unos árboles. Al no tener más herramientas que sus dedos, los trazos no eran tan definidos como a ella le hubiese gustado, pero las formas eran perfectamente entendibles.
Al oír que la puerta del apartamento se habría, Joanna se apresuró a bajarse de la cama para ir a recibir a Alexey, aunque al oírle llamarla a voces se asustó y en un acto casi reflejó se escondió debajo de la cama.
-¡¿Joanna?!¿Sigues aquí?.- Cuestionó Alexey, en lo que corría por toda la casa, revisando cada lugar. Finalmente terminó entrando a su habitación y se detuvo en la puerta, mirando sin entender lo que había en la pared. Las formas eran descuidadas, pero la esencia del dibujo era perfectamente entendible, eran ramas y el olor inconfundible a café le sorprendió al mismo tiempo en que se daba cuenta de que aquel dibujo debía de ser de la kaiju.-¿Joanna?¿Estas aquí, verdad?.- Soltó en voz baja, sin querer asustarla, en lo que pasaba a revisar el armario. Tras no encontrarla allí, revisó bajo la cama y finalmente dio con ella.
-Hey, hey... Lo siento, si te he asustado, es solo que me preocupé por un segundo, yo...- Negó con la cabeza y se apartó, dejando que la kaiju pudiera salir.-No importa. ¿Tu has hecho esto, verdad?.- Dijo al señalar la pared.-Es hermoso, no sabía que te gustara dibujar. Aunque preferiría que no lo hicieras en las paredes.- Reparó con una risa aliviada, en lo que la tomaba de las manos.-Me alegra tanto que estés bien.- Se sinceró, al suspirar, quitándose un peso de encima.-Bueno, parece que el día de hoy me quedaré en casa contigo...- Y finalmente reparó que a pesar de que Joanna no había recibido sus tranquilizantes había permanecido en el apartamento, lo cual hizo sonreír al comandante Volkov.-¿Que te gustaría hacer, preciosa?.-
Alexey Volkov maldijo con mil palabras altisonantes en sus pensamientos a la desesperante música del ascensor, que le llevaba a su apartamento. Y pensar que aquella mañana había empezado de lo mas normal. Tras que aparentemente el celo de Joanna terminara, el ruso no necesitaba mas portar la mascarilla, tanto él como Shui concordaron que lo mejor era llevarla ahora al apartamento del comandante Volkov. Tras asegurarse que ella se había acostumbrado a su nuevo entorno, la kaiju parecía especialmente tranquila al estar junto a Alexey, el ruso pudo retornar mas o menos a su rutina diaria. Despertaba temprano y tras preparar un desayuno para Joanna, le administraba ciertos calmantes que la doctora Shi le había recomendado que le diera para que estuviera tranquila mientras él estaba fuera y sobretodo para evitar que ella escapara como había ocurrido antes.
Tumblr media
Justamente esa mañana el hombre se había encontrado que la Kaiju estaba muy calmada, incluso se había mostrado un tanto cariñosa, por lo cual tras desayunar simplemente se despidió de ella y fue al cuartel. No sería hasta media mañana que repararía que había olvidado de darle los tranquilizantes a Joanna. Tras casi tener un ataque de pánico, no quiso imaginar todo lo que podría haberle pasado a la kaiju, el ruso logró convencer a su mando inmediato para retirarse temprano por estar enfermo, antes de subirse a su auto e ir a toda velocidad a su apartamento.-¡Joanna!.- La llamó al ruso, tras entrar a toda prisa a su apartamento.-¡Joanna!¿Estas aquí?.- Cuestionó al aire, en lo que la buscaba por todo el lugar.
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