Tumgik
#la luz de mi vidaaaaaa
kyungsoo · 2 years
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new jaehyun vlog ♡
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misslover98 · 5 years
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Diabolik Lovers Do-S Vampire Vol.5 Reiji.
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The english version is in yumemirusekai´s blog :3
No esperen que la traducción sea 100% exacta, he tenido que modificar algunas frases para que encajen al español. Puede que haya algún que otro error de ortografía o gramática, me disculpo por eso y disfruten de la lectura 💞💞
Reiji está solo en la habitación y habla sobre el sonido de la porcelana, cómo la cuchara suena en la taza de té y lo sugestiva que suena. Luego él empieza un monólogo filosófico sobre la vida, que se asemeja a un espiral, llena de peligros y desesperación… (que optimista V: y yo que pensaba que sólo mi profesor de filosofía podía deprimirme con el punto de vista socrático sobre la vida V':)
*entras a la habitación*.
[00.40] Reiji: ¿Hmm? ¿Por qué no muestras tu presencia en lugar de esconderte?... Aunque, si quieres esconderte en cualquier parte, es un pobre intento. *suspira* Que pena, si hubiera alguno de mis hermanos en ésta habitación, ya te habrían comido. *murmura* Sería un fastidio.
[01.07] R: Ven y arrodíllate aquí. Si, así es, enfrente mío y en el suelo. Vamos, hazlo rápido. *vas hasta donde está él y lo haces* Muy bien. Hasta que yo lo diga no tienes permitido mover tus pies de aquí. Jeje… No estoy siendo cruel. Es una prueba para darte una perfecta postura.
[01.41] R: Bueno… Ahora continuaré bebiendo mi té. *sonido de porcelana* *él suspira* ¿Hay algo mal? ¿Hay algo que quieras decirme? No malinterpretes, no he garantizado tu permiso para hablar. ¿El permiso de quién crees que necesitas para hablarme?
[02.18] R: Que pena… Pero cuando miro a esos desgraciados ojos tuyos, éste té se vuelve poco apetecible. ¿No es agradable? Tienes permiso para hablar. Se breve.
[02.36] R: ¿Cuánto tiempo te quedarás arrodillada así?... Hasta que te diga que pares. Quién sabe por cuánto tiempo… Jajajajaja… Oh, ¿Tus piernas ya empezaron a temblar? Debe ser doloroso. Pero debes esperar hasta que esté complacido. No habrá lenidad.
[03.10] R: ¿Qué pasa…?¿Ya estás llorando? Exactamente por esto… Me disgustan las mujeres. Si piensas que terminaré esto porque estás llorando, estas equivocada.
[03.28] R: *suspira* Que triste… Supongo que no puede hacerse nada. Muy bien, dejemos esto y te prepararé algo de té. Debes considerarlo un privilegio, me tienes a mí para servirte personalmente.
*él se va para preparar algo de té*
[04.00] R: Mmm… ¿Entiendes el delicado aroma del té? Algo como esto es desperdiciado en ti. Es como el aroma de una flor, ¿Entiendes? Toma un sorbo… Despacio, está caliente asique por favor se cuidadosa.
[04.26] R: Ahora apúrate y cesa de llorar. * murmura* Que pena, que persona fastidiosa. ¿Bien? ¿Vas a empezar a hablar ahora?... ¿Qué quieres decir con "¿Qué?"? Obviamente de la razón por la cual has venido aquí, a ésta habitación, a ésta hora.
[04.52] R: Se rápida al explicarlo. El tiempo es oro, te daré 3 segundos. Tres, dos, uno… ¿Hmm? ¿Qué has dicho? ¿Qué has tenido un sueño aterrador?... *se ríe* Ya veo. Por favor… *se sigue riendo*
[05.12] R: Jaja, por favor no te enojes. No estaba echando luz sobre tu miedo. De hecho, estaba pensando en cómo se parecía mucho a ti y lo lindo que era.
[05.25] Él encuentra hilarante que tengas pesadillas, pero luego se disculpa por haber sido grosero. Él piensa que no debería ser inusual para ti tener pesadillas, ya que eres una chica sin ningún atributo especial que está en una terrible situación. Sería extraño que no tuvieras ninguna pesadilla.
A todas horas eres llamada por Ayato y los otros para que beban tu sangre y sumemos a que te acosan. No puedes estar a salvo en ningún momento.
[06.15] R: *se ríe* Vamos, tu té se está enfriando. Por favor, bebe más, calmará tus sentimientos. No puedes rehusarte a tomar el té que te he preparado, ¿Entendido?
[06.32] R: ¿Quieres beberlo cuando esté un poco más frío? No, será un problema si no lo bebes ahora mismo. El delicioso té se arruinará si no lo bebes en el tiempo perfecto.
*lo bebes inmediatamente*
[06.50] R: *se ríe* Eso es… Por favor saboréalo lentamente. Bueno, ahora debería servirme un poco para mí también.*se sirve té e inhala el aroma* Ah~… Es realmente un hermoso aroma, ¿Verdad? Si no estuvieras aquí, entonces habría sido una noche perfecta.
[07.23] R: *suspira* ¿Qué sucede? Has estado observándome por un tiempo. ¿Eh? ¿Quieres verme beber té? Eres una persona vocal… ¿Qué intención tienes para querer ver algo como eso?
[07.50] R: *aclara su garganta* Me gusta que mi té esté ligeramente enfriado. Por favor déjalo, no es algo que te incumba. Sobre todo, me disgusta que toques mi porcelana pulida de la más alta calidad. Tengo que mantenerme en guardia de que no rompas a mis preciosos niños. ((JAJAJAJAJAJA xdxdxd Reiji, enserio, que haces con los juegos de té?? Xdxdxdxd se nota que quieres más a eso que a tus hermanos V:))
[08.22] R: La cuchillería es cosa maravillosa. Por ejemplo, por favor, mira éste tenedor para cena. Éstas puntas permiten fácilmente enterrarse en la comida. Y el plato de allá… Sólo pensar sobre qué clase de comida podría llevar me da el sentimiento de acción.
[08.42] R: Pero, la pieza en la que estoy más interesado en éste momento es ésta taza de té. Su forma y ornamentos son tan detallados. ¿No es más hermosa que cualquier poesía y prosa? Beber sangre de su interior… Pensar que se va deslizando… *se ríe* Ven, ven más cerca. Esto es algo que ningún talentoso artesano podría duplic-… ¡Ah! No deberías tocarla-*la rompiste* ((CORRE PERRA CORRA, CORRE POR TU VIDAAAAAA PIERNAS PA QUE LAS QUIEROOOOO!!!!))
[09.20] R: *jadea* La taza de té… ¡¿No te había dicho que no la tocaras?! Aun así, tu descuidadamente-… Tu dedo… Se cortó. Estas empezando a sangrar ¿No ves?... *suspira* Esto es lo que pasa cuando te involucras con una niña humana, es… *suspira vez* Vamos a apurarnos para tratar tu mano. Ahora, estate callada y muéstrame tu herida.
[10.00] R: Lameré para limpiar… Como esto. *besa la herida* ¿Acaso no escuchaste lo que te he dicho antes? Lo diré una vez más. Por favor, estate callada. En sumatoria, te advierto que no te resistas. Éste es el tratamiento para tu mano. Si te resistes así, solamente te causaré dolor.
[10.33] R: Muy bien… Eres una mujer obediente, ¿Verdad? No me disgustan ellas. *besa la herida otra vez* *controla su respiración* Aquí vamos. Ya terminé. Fue doloroso, ¿Verdad? Lo escondiste bien. No parece ser serio, pero la ubicación de ésta herida significa que la sentirás pronto. ((que te dolerá))
[11.06] R: En adición… Tu sangre… Es más deliciosa que cualquier cosa que haya probado… La razón porque los demás continúan persiguiéndote… Bueno, no puedo decir que no lo entienda. Tu sangre… Ciertamente tiene el poder de volvernos locos con sólo beberla.
[11.34] R: *burlándose* ¿Hay algo mal? Tienes una expresión de susto. ¡Ah~! Ya sé lo que estás pensando exactamente. Justamente por una gota de tu sangre… Estás pensando que me volveré loco. Te preguntas si tienes que ponerte en guardia, ¿Estoy en lo correcto? Eres realmente una persona fácil de comprender.
[12.00] R: Se llamaría naiveté. Pero en realidad, eres solo una idiota que hace lo que quiere y no nota nada, ¿Verdad? Oh, eso fue un poco rudo de mi parte.
[12.15] Entonces él habla sobre cómo ellos, los vampiros de la casa, son cuidadosos de no volverse locos. También señala que los que se han rendido a la locura no pueden actuar como caballeros… Especialmente cuando están en presencia de la sangre de una mujer. Básicamente, todo lo que ellos pueden pensar es en beber su sangre.
Te cuenta de que si ellos se volvieran adictos por tu sangre, nada podría ayudarte. Al final, ellos son de ese tipo de criaturas y tú no deberías olvidarlo.
[13.08] R: Esa es mi advertencia. Si, así es, te deberías sentir privilegiada de haber recibido una advertencia.
*se ríe* Encuentra irónico que después de darte su advertencia, empezara a sentir que su garganta quema.
[13.35] R: Parece que el tratamiento de tu mano explica esto. *pasos que se acercan a ti* *ronco* En verdad… No puedo resistirme en beber tu sangre.
*corres y tratas de escapar*
[13.55] R: ¡Jajajajaja! ¿Adónde estas tratando de ir? Esa puerta está trabada. Tu expresión revela que te estas preguntando a qué hora la he bloqueado ¿Estoy en lo correcto? Eres demasiado obvia… Eso es por qué tu eres una persona que está preocupada consigo misma.
[14.11] R: Ahora… Estar quieta es lo mejor. Por favor, relájate, no haré nada doloroso. *camina hacia ti* Contentarte con estar quieta mientras miras a un demonio… Que persona idiota. Ese es tu error.
[14.35] R: ¿O exactamente entendías lo que hacías y viniste a mi habitación por eso? Mm, por favor, ilumíname. * tu corres* Oh, ¿Vas a seguir guardando silencio? ¿No tienes nada que decirme?
[15.00] R: Esta bien. Estoy curioso de ver cómo vas a afrontar esto. Bien, ahora… ¿De dónde prefieres que beba tu sangre? ¿Tu cuello? ¿Tus labios? ¿Tu muñeca? O… ¿De una taza de té? Mira…
[15.32] R: *ríe* Era una broma, sólo una broma. Tu expresión aterrada es realmente un poco agradable. Te hace blanco para las bromas. ¿Piensas que he perdido el control?
[15.50] Te dice que has estado en presencia de sus hermanos por demasiado tiempo para haber pensado que había perdido el control. Dice que no lo hagas reír porque, a pesar de que seas linda y que tu sangre sabe deliciosa, no eres de su tipo.
Si quieres volverlo loco, entonces tienes que volverte más refinada. Él señala que un extraordinario humano habría entendido sin que él tuviera que explicárselo pero, aparentemente sigues sin entenderlo. Él lo encuentra lamentable.
[16.42] R: Ahora, ¿Qué me haría perder el control? ¿Qué pasa con esa expresión? Hay miedo… Pero también infelicidad. Jeje… No es displacentera. En verdad, es tierna. ¿No eres feliz al pensar eso?
*empieza a sonreír* Primero, él está divertido de que estés sin palabras pero, te revela que lo encuentra grosero o algo así. Para detenerte de hacer eso otra vez, o que pienses que puedes seguir haciéndolo, te va a entrenar como a un animal. ((que no te dije que corrieras!?!?!?))
[17.26] R: Eso es… Lo primero que haré es… *chasquea los dedos* Ah, ya se. *toma una taza de té y vuelca su contenido* Oh, el té se volcó ((nop, tú lo volcaste V:)) ¿Qué harás ahora que está todo derramado en el piso? Apúrate, ¿Qué haces ahí para tan campante? Entiendes lo que tienes que hacer, ¿O no?
[17.54] R: ¿No es obvio? Tú debes limpiarlo con tus manos y rodillas.
Le dices que tu no fuiste la que lo derramó. Él se sorprende de que le hables así, pero luego suspira y murmura sobre lo desilusionado que está. Finalmente te dice que lo hagas y que seas rápida con ello. Que no te lo está pidiendo, sino que te lo está ordenando.
En breve, él te advierte sobre distraerte. Él también agrega que quiere que esté brillante de limpio en comparación con el resto del piso.
*te rindes y tomas un trapo*
[18.30] R: ¡Ah! Notaste que había un trapo para secar ahí. *te arrodillas en el piso y empiezas a limpiar* *él observa* Eso es, si has escuchado mis palabras en primer lugar, honestamente, no tendrías que haber hecho éste tipo de cosas insatisfactorias.
[18.54] R: Es porque tu actitud es muy terrible. Si, así es, pule el piso de rincón a rincón. Arrodillarte en el piso así no te da ningún refinamiento, pero es justamente placentero. Algo tentador.
[19.28] R: ¿Qué? ¿Qué tengo mal gusto?... Jajaja… Tal vez sea verdad, pero ¿Hay algún problema con eso? Sin embargo, puedes parar ahora. *chasquea los dedos* Ah sí, ¿Podrías levantarte? Vamos, se rápida con eso.
*te levantas*
[20.00] R: *suspira* Como esperaba. ¿Qué tipo de postura es esa? Tu espalda está encorvada. Que indisciplinada. Levanta tu mentón y párate derecha. Oh, ¿Ni siquiera te puedes parar derecha? Es una extraordinaria vergüenza.
[20.28] De todos modos, él no está decepcionado de ti, porque no tienes nada en especial excepto tu sangre. Él no te está haciendo un cumplido. Una perdida es una perdida, aunque no hay ningún significado en eso.
[20.58] R: Como último, ¿Eres capaz de bailar? ¿No puedes… Bailar? *suspira*. Esto es un problema. Honestamente, ¿Qué es lo que tu padre te enseñó? Estoy decepcionado. Entonces, ésta noche, te enseñaré a bailar. Si no puedes hacer, aunque sea eso, tu vida no vale la pena.
[21.42] El pensamiento de estar cerca, en un cuarto, con una mujer le da un sentimiento de disgusto. Pero bueno, no quiere que crezca la ignorancia que lo rodea. Entonces te dará un tratamiento especial. *risitas* Pregunta que está mal y porqué tienes una expresión asustada. Te dice que no estés tan reservada ya que él finalmente te escucha. ¡La lección comienza!
[22.25] R: *aplaude* Empecemos… Eso es lo que quería decir pero, primero cámbiate esa ropa y ponte un vestido. Como mi compañera, escogí un un vestido blanco inmaculado para ti. Es importarte tener una buena figura.
[22.45] R: ¿Te sientes complacida con el vestido? Es un color que le asienta a una mujer joven como tú, inmaculado pero se ensucia fácilmente. Ahora ve y cámbiate. Oh, ¿Qué estás esperando? Te puedes cambiar justo aquí.
[23.18] R: Por favor, relájate.Aunque viera tu cuerpo ahora, ni lo sentiría en el baile (( que estás plana ._.)). Ah… A menos que quieras experimentarlo, pegarte a mí. *risita* Si no quieres eso, desnúdate entonces.
[23.45] R: Por favor, pásame el corsé. Debo ponértelo. Voy a empezar… *ajusta el corsé* Jeje… ¿Duele? Pero debes aguántalo para poder usar éste hermoso vestido. Ahora he terminado.
[24.14] R: Ahh… Éste vestido te complementa por sobretodo. Es como decir que alguien puede lucir bien con la ropa adecuada. Al parecer, mis ojos no se equivocaron. Éste gasto no fue para ti, solo fue para satisfacer mi propio gusto. No lo malinterpretes.
[24.37] R: De todos modos, ahora… ¿Me permite su mano? Oh, ¿Cuál es el significado de su vacilación ahora, después de todo? ¿Estás asustada de tocarme? No importa lo que digas, es tarde para echarte para atrás. Apúrate y ven aquí.
[25.06] R: Por cierto, conoces los pasos, ¿Verdad?.*suspira* No sabes lo suficiente… Que vergonzoso. Es un simple vals. Un, dos, tres… Un, dos, tres. Sé un poco más ágil y sigue mi paso.
[25.33] R: Lo que sigue es una vuelta. Volvamos a intentarlo. Un, dos, tres. Un, dos, tres. Oh, te estas moviendo un poco rígida. ¿Estás nerviosa? *susurra en tu oído izquierdo* Aprenderás imitándome más. Si, mas.
*accidentalmente pisas su pie*
[26.05] R: Tratar el pie de una persona de esa manera… ¿Qué tan torpe eres? Mira. Mis zapatos se han ensuciado. ¿Qué harás con ello? Tus disculpas no significan nada para mí. Un castigo tiene que ser propinado para que no vuelvas a cometer un error como éste otra vez, ¿Entiendes?
[26.34] R: Ahora, ¿Qué castigo será el mejor? Jeje… Tu expresión es extremadamente inquieta… Por favor, tranquilízate para mí, no como mis hermanos que te lastimarían o te harían llorar. Un hombre debe ser caballeroso.
[27.01] R: Simplemente debería besar… Tu pequeña mano… Así. *besa* ¿Ves? ¿Por qué tus ojos están tan abiertos? ¿Podría ser que querías ser lastimada? Jeje… Deberías ser más honesta. Oh bien… Ahora, continuemos con nuestra danza.
[27.40] R: Jeje… Al parecer tu nerviosismo ha desaparecido. Si, si te concentras un poco entonces serás capaz de hacerlo. Habría sido mejor que lo hicieras desde un principio. Bueno, esto y lo otro son dos cosas diferentes.
[27.58] R: *risita* Al parecer soy capaz de obtener diversión de esto. Pero… Como he fallado en beber mi té… Mi garganta me quema. El gusto de tu sangre… Esparcido en toda mi boca… Solo imaginarlo… Hace que mi garganta arda.
[28.32] R: Si colocara mis colmillos en tu cuello indefenso, sería capaz de librarme de ésta sed. Ah~ no hay otra manera más que ésta. *cerca de tu oreja* ¡Tu sangre…!
*tropiezas*
[28.52] R: *suspira* Parece que has torcido tu pie. To be shaking to this extent… Que acertado. Me hubiera gustado bailar contigo un poco más pero it can´t be helped. Debería llevarte a una habitación.
[29.13] R: Ya que soy la razón por la cual te duela el pie, mi conciencia está acongojada. Y… *te carga* ésta es la mejor manera para mí de llevarte, no haré nada impropio.
[29.30] R: Por favor, quédate quieta. Si te resistes tu pie se lastimará más. Si no quieres eso, déjame continuar. Claro que si quieres sentir dolor, sigue resistiéndote por favor. Si lo haces, no creo que seas capaz de huir de mí.
*se ríe* *puerta que se cierra*
[30.07] R: Bien ahora, siéntate tranquilamente en la cama. *te deja ahí* ¿Por qué me miras con esos ojos? Ah… ¿Es porque es mi habitación? Un breve comentario, nunca dije que te llevaría a tu habitación. Tu eres la única que pensó eso.
[30.37] Se da cuenta de que realmente quieres mirarlo. Retóricamente pregunta si eres consciente de la consideración que te está dando, que estas herida. Especialmente, él podría haberte echado y así podría haber bebido su té en paz y silencio, lo que le habría gustado hacer. Y también él es un poco reacio.
[31.12] R: Oh bien, ésta es la situación… Contigo estando aquí ahora… ¿Hm? ¿De que estas sorprendida? Esos son mis verdaderos sentimientos obviamente.
[31.34] Él parece tomar como una ofensa la manera en la que lo observas con desafío/ espíritu en tus ojos. Entonces él toma tu pie torcido y aplica presión en él. Mientras tanto, él habla sobre que tu existes porque eres útil. Ese tipo de existencia es deseable para él. Lo hace sentirse deseoso de ver una.
[31.58] R: *se ríe* Oh, apartas tus ojos. Como pensé, eres fácil de leer. Tienes la libertad de mirar la habitación pero no puedes cometer ningún error. No tienes permitido tocar nada innecesariamente.
[32.22] R: ¿Hm? ¿Estas curiosa de lo que hay en las botellas de la estantería? Jajaja… Tus ojos están perspicaces. Ésa es mi colección de venenos.
Él empieza a hablar sobre cómo los venenos son maravillosos, por la manera en la que silenciosa y lentamente afectan al cuerpo de la víctima sin que lo note, y luego se empieza a sentir extraña. Por ejemplo, puede hacer que la molestia que se encuentre frente a sus ojos que esté fisgoneando en su habitación sienta dolor, quiera doblarse y agarrarse el pecho (una amenaza velada para ti). Te pregunta si no encuentras maravillosa la escena.
[33.15] Nota que lo estás mirando con desdén. Oh bueno, no le importa lo que pienses de él. Pero no te encuentra lista para nada, ya que te hizo algo sin que lo notaras.
[33.48] R: *ríe* ¿Sigues sin entender? Eso es… Coloqué una gota de veneno en el té que bebiste antes. Jaja… ¡JAJA! Estaba bromeando. No desperdiciaría ni una sola gota de mi precioso veneno en una mujer inútil como tú. Y fuiste embaucada… Que adorable. Otra vez estoy pensando en eso.
[34.33] R: Esta bien, ¿Verdad? Yo soy el único que elegirá a la víctima con la que experimentaré mi veneno.¿ "¿Quién por ejemplo?"? Qué pena, que pregunta boba. Quienes desobedezcan mis órdenes obviamente. Por favor, no te asuste, no habrá problemas si tú te comportas.
[35.05] R: *murmura* Como sea… El Bueno-para-nada… Sólo matarlo de una vez sería misericordioso. Él necesita sentir que el dolor que va creciendo… Quiero seguir atormentándolo. Lo odio… A esa persona.
[35.26] R: Bueno… Lo que te dije no te concierne. Olvida lo que pasó ahora por favor. Al parecer, hablé un poco de más. *suspira* Esto es un desastre. La razón por la cual estoy hablador puede ser porque bebí un poco de tu sangre.
[35.56] R: Como pensé, ésa sangre es especial. Lo suficientemente dulce como para embriagarte… Como las hojas de té de la más fina calidad… No, más que eso, es algo que no puedo olvidar.
[36.27] R: ¿Qué pasa? Esa mirada miserable que tienes en los ojos. ¿Puede ser que te preocupe que me vuelva esclavo de tu sangre? Ah, ya veo. Di en la marca.
*prorrumpe a reír… Otra vez V:*
[36.57] R: Si fuera el caso, me estas tratando demasiado bien. Cuantas veces tengo que decírtelo, tus pensamientos son absurdos.
*Sonata Claro de Luna*
[37.10] R: Esto es extremadamente insatisfactorio. Rompiste mis reglas al hacerme sentir insatisfecho. "¿No escuché ése tipo de regla?" ¿Qué tan tonta eres? Ésta regla fue apenas dicha. Es obvio, naturalmente.
[37.46] Pregunta si no te has dado cuenta de que eres inferior a él en intelecto y otras cosas. Él nota que, honestamente tú, has pensado que eras su igual. Algo como eso es imperdonable. Y por eso te va a encadenar.
[38.15] R: Te sienta. *susurra* ¿Cómo se siente? La manera en la que tu libertad te fue arrebatada. Jajaja… Oh, ya estas asustada, ¿Verdad? ¿No son tus lágrimas las que corren por tu rostro? Qué triste.
[38.45] R: Si quieres ser perdonada entonces condúcete de una manera más digna. ¿Adónde piensas que estás tratando de llegar con ésa expresión miserable? Todo eso me tienta más.
[39.04] R: Si quieres tu libertad entonces… Primero necesitas robar ésta llave de mi mano. Puedes hacerlo, ¿O no? Eres impotente.
[39.26] R: Jajaja… No me mires así por favor. Deberías saber, en primer lugar, que no te dejaré huir tan fácilmente. Y cualquier esperanza es innecesaria… * balancea la llave* Oh, ¿Tanto deseas ésta llave? ¿No sabes cuándo rendirte, verdad?
[40.05] R: Ahora, escucha atentamente. *susurra* Tú… No tienes… Donde correr. Jejeje… Eres tan inconsciente que debo iluminarte.
Habla de que si logras escapar de ésta habitación, no habría ningún lugar donde pudieras esconderte o que nadie te salvaría. *susurra* O sería mejor que te sometieras. *te encoges y él se ríe*
[40.53] R: Así tu rostro se pondrá de un rojo brillante. *te resistes* Oh, ¿Tanto deseas ésta llave? ¿No sabes cuándo rendirte, verdad? De todos modos, gracias a que te resistes, la habitación se ha vuelto polvorienta.
[41.18] R: Es una vergüenza pero estoy al límite de mi paciencia. SILENCIO. Eso no fue demasiado, ¿Verdad? Solamente un poco de mi verdadera fuerza y estarías tirada en el suelo… Pero bueno, esa inculta pose te sienta.
[41.57] R: Es tu culpa, ya que has hecho que me enoje. Justo cuando estaba por ser misericordioso. De todos modos… Me daré por vencido en esperar para catar tu sangre. Ahora decidiré tu castigo.
[42.33] R: Si, así es… La sangre que fluye dentro de tu cuerpo es buena. Tiene un valor, ¿Verdad? Bien, entonces he decidido beber tu sangre hasta que mi corazón esté satisfecho.
[43.00] R: *se ríe* Ahora, apúrate y levántate. ¡De inmediato! *te levantas* Hmmp… Qué pena, eres una cosa fea. Miserable… Patética… Deplorable… Lamentable. Pero los humanos son felices en su miseria, ¿Verdad?
*lo abofeteas* ((:0000… Ahora sí, correeeeeeeeee D:))
[43.33] R: … Que interesante… Herir mi mejilla de ésa manera. *risita* Eso es algo por lo que debería castigarte. Bien, ahora… Empecemos. *susurra* Admite que eres la posesión de Reiji-sama y entrégame tu sangre.
*te resistes*
[44.05] Los dos caen en la cama y él nota que te sientes infeliz. Pero él señala que no podría beber tu sangre si estás en el suelo. Además, es más preferible ése lugar que que se le manchen las ropas. ((que la cama es mejor que el piso V:… Sí, yo tampoco entendí eso ?) )) Él ve que tienes los ojos desafiantes. Le divierte como tú no has renunciado a tu esperanza de huir, aun cuando no puedes obviamente.
[44.34] R: Ésa mirada en tus ojos… No la esperaba. Tu esperanza… Tu vergüenza… Y tu autoestima… Lo borraré todo. Luego de eso… No tendrás nada excepto a mí.
[44.58] R: ¿Cuándo has empezado a mirarme de ésa forma? Jejeje… Valdría la pena ver por cuánto tiempo más puedes desafiarme. Es mesurable para tu obstinación. Mi garganta está considerablemente sedienta ahora.
[45.21] R: Deberíamos empezar. Soy un vampiro … Cuando estoy frente a ti… Enfrente de tu sangre… Mi razón se desmorona…*respiración estremecida* Estoy sediento. Mi sed demanda tu sangre. No hay… otra cosa que necesite, ¿Verdad? Éste es… tu castigo… Después de todo.
*te muerde* *empieza a jadear*
[46.00] R: Mi cuerpo se siente mareado. Tu sangre… ¡Satisface mi sed!! ¡ES MARAVILLOSA~! ¡JajajaJAJAJAJAJA!
[46.22] R: Cuando bebía de tu sangre… ¿Qué sentiste? Tu sangre envió choques por mi cuerpo y se fundió con mi sangre. En ése momento, ¡¿Qué sentiste?!
[46.50] R: *risita* ¿Así que no dirás nada? Con sólo beber de tu sangre una vez, te has vuelto muy silenciosa. ¿Eso es auto-respeto? "¿Eso no es verdad?"
[47.15] R: Sigues sin ser honesta. Eso es una pena. *susurra* Como sea, pienso que te has desaliñado por mí.*inhala y exhala* Sigo. Sediento. Ahora… No tengo intenciones… de dejarte.
*suena una campana* * te muerde otra vez*
*él jadea*
[48.04] R: *ríe* La noche será larga. Ahora… ¿Dejarías que tu sangre… satisfaga mi sed? Jajaja…
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bloglisergia · 7 years
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Por el lado salvaje de la vida
Por. David F. Esteban
I
Emanuel del Castillo llevaba cinco años casado con Susana, su segunda esposa,  y con la cual había procreado a Cristóbal, su único hijo. Por más de quince años había sido profesor de literatura en la preparatoria número dos. A pesar de ser un tema poco interesante para las decenas de pequeños mozalbetes que se aplastaban frente a él en sus torturantes pupitres año tras año, en ocasiones, de manera sorpresiva, lograba despertar simpatía entre algunos de sus alumnos. Incluso, de manera aún más sorprendente, algunas de sus estudiantes lo llegaron a considerar atractivo. En el mismo plantel, de igual forma, su  esposa era profesora de matemáticas. A la hora del descanso solían almorzar  juntos.
Al terminar sus clases,  subían al viejo cacharro de Emanuel y se marchaban a casa. Desde hace mucho tiempo la docencia había dejado de ser una actividad bien remunerada. Aunque quizás, nunca lo fue.  Esto lo sabía muy bien el matrimonio. Emanuel y Susana se habían resignado a vivir en una casa modesta. Se conformaban con  tener un auto viejo, con fumar cigarrillos sin filtro  y a estar rodeados de una atmosfera gris, desolada, sin futuro aparente y sin solución alguna. Pese a esto, Emanuel disfrutaba de recorrer las calles húmedas, encharcadas y mal olientes de aquel lugar en su automóvil. Esto es la jodida realidad, se repetía a cada instante, y garabateaba algunas líneas ilegibles en su libreta de bolsillo.
En ocasiones salía de noche, y quedaba hipnotizado por  los letreros rojo neón resplandecientes que esteban afuera de todos los centros nocturnos. Su favorito siempre había sido la Muerte Chiquita, aunque jamás se había atrevido a pasar. Sin embargo, un día en que la curiosidad lo asfixiaba, Emanuel se decidió a entrar. El sudor le escurría por la frente. Buscó un lugar para sentarse y se percató de que el único asiento libre estaba frente  a la barra. Las mesas estaban llenas a pesar de ser un martes lluvioso. Esa noche bebió dos whiskys y fumó seis cigarrillos. El alumbrado verde neón del interior le era muy desconcertante, por no decir que molesto, pues le aturdía la vista. El tipo de la barra le pareció gentil y al momento de marcharse le dejó una buena propina. Llegó a su casa en punto de la media noche. Al día siguiente tenía que impartir clase a las diez de la mañana. Su mujer lo percibió extraño, pero para nada borracho. Aún seguía aturdido por las luces.
II
Había transcurrido un mes desde su primera visita a la Muerte Chiquita. Por razones de trabajo no había tenido el tiempo suficiente para repetir la experiencia. Emanuel y su esposa tenían que apurarse rápido a entregar las evaluaciones. Concluido este engorroso proceso, la pareja se dedicaría a descansar por dos meses. Emanuel había comprado diversos libros y películas. De igual forma, planeaba desempolvar sus viejos discos de los Rolling Stones y David Bowie. Susana, por su parte, pretendía pasar más tiempo con su hijo. Su deber maternal la acechaba.
Ya en medio de sus vacaciones, sentado en su sofá, Emanuel recordó aquella aventura dentro de aquel lugar de luces verdes neón. Miró el reloj: 8:25. Arrojó el periódico. A la vista quedó el suplemento cultural. Es la única razón por la que sigo comprando diarios, le decía siempre al voceador. Le encantaba leer las reseñas de novelas y se imaginaba constantemente que algún día leería la reseña de su novela inconclusa en las páginas del suplemento. Que quizás autores como Ortuño o Fadanelli dirían  maravillas de él. Después de dar unos pasos trastabillados, Emanuel tomó las llaves de su auto. Se despidió de su mujer dándole un beso en la mejilla. Salió de casa para abordar su viejo Mustang 66 sin decir palabra alguna. Se marchó haciendo que Susana se sintiera atolondrada  por tan rápida decisión.
El camino hacia la Muerte Chiquita no era largo. Estaba a treinta minutos de la casa de Emanuel. Llegó. Estacionó el coche debajo de un farol  inservible. La concurrencia era más que la última vez que había asistido. Un nuevo show estaba en exhibición. Una mujer envuelta en un vestido rojo con lentejuelas entonaba una canción de Jeanette (la cantante pop española). Sus labios de manera sensual repetían cada palabra de la melodía. Los ojos de Emanuel se incrustaron directamente en los de la cantante. Ella, por su lado, movía los brazos y contoneaba las caderas al ritmo de:
Dí  Esta vez  Dí  Es igual  Dí 
Que si fueras el primer chico con quien ame
Pellízcame
Con suavidad
Ayúdame
A despertar.
Di  Y bailamos  Di  Y soñamos  Di  Y el amor toca el violín 
Al finalizar la canción, Emanuel tomó asiento en el mismo lugar que  semanas atrás ocupó. Las canciones de Sara Montiel comenzaron a sonorizar el lugar. Entre aplausos, la exótica cantante se despidió de su público. De manera repentina, Emanuel sintió una potente presencia. Silvina, aquella mujer que había observado cantar, estaba sentada a su lado. Su piel era oscura y delicada. Su cabello era rizado, completamente negro. Era delgada y su vestido parecía ser más pequeño que en el escenario. Unas medias negras cubrían sus piernas, y por su escote, se podía distinguir un par de pechos pequeños, pero bien formados.
Silvina ordenó un whisky. Sacó un cigarrillo de su bolso y empezó hacer ademanes para llamar la atención del caballero que estaba a su lado. Pero éste reaccionó tarde. Entre lápices labiales y paquetitos de kleenex, la exuberante cantante encontró una caja de fósforos en su bolso. Encendió su cigarro y lanzó la primera bocanada de humo justo al rostro de Emanuel. El tímido hombrecito respondió con una sonrisa detestable. Chocaron los vasos y se dijeron salud con un ligero levantamiento de cejas.
Gózame ya de Susana Estrada comenzó a sonar en ese preciso instante. Silvina  tomó del brazo a Emanuel. Estaba decidida a bailar. Emanuel se ruborizó. Sabía perfectamente que el baile no era lo suyo. Sus pies habían sido cómplices de diversos ridículos en  fiestas y reuniones. Después de varios jaloneos y sorbos acelerados de whisky, Emanuel se encandiló de la mano de Silvina hacia la pista de baile. La canción invitaba al deseo y al amor. Haciéndose más explícita en el último verso:
¡Fóllame ya,
fóllame ya, mi vidaaaaaa,
si me vas a follar mi amor!
Estas palabras en la voz de Silvina sonaban más delirantes.
Bailaron de una forma tan seductora, como si el resto de la gente hubiera abandonado la Muerte Chiquita. Como si todo estuviera abandonado. Como si  ellos dos únicamente estuvieran en la pista de baile.
III
Sin percatarse, estaban a bordo del viejo Mustang 66. ¿A dónde vamos?, preguntó Emanuel. Enciende el auto y larguémonos a otro lugar, respondió Silvina mientras inhalaba coca de su dedo meñique mirándose en un espejo de mano. Así lo hicieron. Transitaron por calles a medio alumbrar y empapadas por la lluvia torrencial que había caído. Se detuvieron en La Pasadita, hotel de paso que Silvina frecuentaba con regularidad. Descendieron del auto y caminaron hasta donde se encontraba el viejo recepcionista. Emanuel pagó la habitación y tomó la llave.  El elevador estaba fuera de servicio. Tuvieron que subir a pie hasta el tercer piso. Cansados, lo primero que hicieron fue tumbarse sobre la cama y lanzar un largo suspiro. La habitación estaba cubierta en su totalidad por un tapiz rojo. El suelo simulaba ser de madera. Enfrente de la cama había un pequeño televisor inservible que a veces, cuando lograba encender, proyectaba una y otra vez la misma película porno. Lo único admirable de aquel lugar  era la enorme ventana por la cual se podía ver el pasar de los autos. Esto es  lo verdaderamente valioso de estar en un tercer piso dijo Emanuel mientras fumaba un cigarrillo.  
Ya con el aliento recuperado por completo, Silvina se dirigió al baño. Emanuel se quedó tumbado un instante más. Giró levemente la cabeza y se percató de que la puerta del baño no estaba bien cerrada. Un hilillo de luz se asomaba. Se puso de pie procurando no hacer ningún ruido. Poco a poco fue abriendo la puerta del baño. De pie, con los calzones en las rodillas y con el vestido levantado, Silvina orinaba. La escena fue tan excitante que Emanuel no aguantó las ganas y de inmediato la tomó por atrás mientras la tímida mujer lanzaba el último chorro de orina en el retrete. La penetró con violencia, con rapidez. De inmediato ambos llegaron al éxtasis.
Es curioso cómo terminó todo, pensaba Emanuel mientras veía su flácida y regordeta barriga reflejada en el espejo del techo. A su lado yacía dormida Silvina con la espalda descubierta. Miró hacía la ventana. Aún reinaba la oscuridad. Susana debe de estar preocupada –dijo–, y de inmediato saco el último cigarrillo que quedaba en el paquete. Fumó de manera suave. Al amanecer le telefonearé. Diré que a mi padre de nuevo lo volvieron a hospitalizar.
Susana se creyó la mentira.
IV
Estás arriesgando tu vida. Nos están vigilando. Fueron las últimas palabras de Silvina y comenzó a mamársela a Emanuel al interior de su Mustang 66. Hope I don't fall in love with you sonó por última vez en la radio. Días después, Silvina desapareció.
Los rumores no se hicieron esperar. Según las averiguaciones, Silvina estaba involucrada con algunos miembros del crimen organizado, los cuales, solían ir a la Muerte Chiquita a presenciar su actuación. Se dice que el jefe de esta organización criminal estaba perdidamente enamorado de ella, y al enterarse de su amorío con el profesor, la mandó a liquidar. Aunque la policía no descarta la posibilidad de que su amante, tras quizás una discusión o un arranque de ira, la golpeara hasta dejarla inconsciente y con graves heridas en la cabeza. El  cuerpo de la ahora occisa –agregaba la nota publicada en el diario local–fue hallado en las primeras horas del día de ayer a la orilla del canal de aguas negras. El rostro por completo estaba desfigurado y el cuerpo  presentaba graves muestras de tortura. En su bolso no encontraron ninguna identificación. Sin embargo la policía obtuvo dos indicios: un par de grapas de cocaína  y una libreta de bolsillo con anotaciones ilegibles. La nota finalizaba diciendo que se había descubierto la identidad de la mujer asesinada gracias al vestido rojo neón con lentejuelas que vestía. Todo mundo la conoce como Silvina, declaró un hombre de aproximadamente cuarenta años que afirma ser bartender de la Muerte Chiquita.  
Emanuel terminó de leer la nota. Arrojó el diario al cesto de la basura. Como todas las mañanas, se marchó a dar clases en compañía de su esposa Susana.
And the colored girls go
Sonaba en el estéreo del viejo Mustang 66, y el coro cada vez más se hacía menos imperceptible.
Doo doo doo doo doo doo doo doo doo
Doo doo doo doo doo doo doo doo doo
Doo doo doo doo doo doo doo doo doo
Doo doo doo doo doo doo doo doo doo
Doo doo doo doo doo doo doo doo doo
Doo doo doo doo doo doo doo doo doo
Doo doo doo doo doo doo doo doo doo
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