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#la ridicula idea de no volver a verte
idrislibrary · 11 months
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El amor consiste en encontrar a alguien con quién compartir tus rarezas.
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El arte es una herida hecha luz, decía Georges Braque. Necesitamos esa luz, no sólo los que escribimos o pintamos o componemos música, sino también los que leemos y vemos cuadros y escuchamos un concierto. Todos necesitamos la belleza para que la vida nos sea soportable. Lo expresó muy bien Fernando Pessoa: «La literatura, como el arte en general, es la demostración de que la vida no basta.» No basta, no. Por eso estoy redactando este libro. Por eso lo estás leyendo.
"La ridícula idea de no volver a verte", Rosa Montero.
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depoesiaypoetas · 7 years
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¿Por qué otra causa puede decir una mujer con tanta desesperación que ha sido, es y será una estúpida si no es porque se le ha roto el corazón?
Rosa Montero
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innconscientte-blog · 7 years
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Siento una soledad tan grande que no cabe en la palabra soledad.
La ridícula idea de no volver a verte, Rosa Montero
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beneatheroses · 7 years
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Es extraño, desde que murió no solo echo de menos su presencia, seguir viviendo con él y verle envejecer, sino que también añoro su pasado. Las muchas vivencias que no conocí. Esta niñez, esta tarde de verano en un barquito. Querría poderme beber, como un vampiro, todos sus momentos de felicidad.
Rosa Montero
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msclait · 8 years
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Ya se sabe que sufrir de mal de amores es como marearse en un barco: a la gente tu estado le parece divertido, pero tú te sientes morir.
Rosa Montero, La ridícula idea de no volver a verte.
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lohagoxelvicio · 5 years
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21:30 hs
- Ella es mi amiga, la que no sabe terminar relaciones sanamente. Dice Theo y la señala a Sara que está parada frente a la parrilla quemando cosas.
- uy que olor a papel quemado y a plástico. Dice uno de sus amigos.
Sara sigue revolviendo las cartas que cada vez se acumulan más y más entre toda esa ceniza y carbón deshecho.
Se juntó un domingo con sus amigos a comer un asado vegano. Ella se llevó de todos modos una morcilla vasca porque al igual que la Jellinek de vez en cuando se come una morcilla.
Tras la presentación que hizo su amigo La Theo de ella, Sara siguió quemando las cartas de su ex.
- Boluda, tenías que hacer eso acá, ahora?
- Sí, aproveché el momento... de paso me siento menos mal haciendolo rodeada de gente, me impulsa a no llorar y no hacer tanto drama
Theo le saca de las manos la ultima foto que le queda por quemar y le dice
- Esta también? eran divinas. yo sigo creyendo que van a volver
- Ella no quiere volver. Yo tampoco. Que madure, si es como un buen vino la tomaré y será puro placer y sino... para tomarme un termidor picado la verdad que prefiero seguir entrándole a la birra.
Theo deja la foto en la parrilla y la agarra del brazo a Sarita, la lleva hasta la mesa donde hay más amigos de él. Sara saluda a uno de aproximadamente unos cuarenta años, es el jefe de Theo y se llama Julian.
Ni bien el asado está listo se acomodan todes en la mesa, Sara se sienta al lado de Julian y empiezan a charlar de la falta de carne en ese asado. Ella le muestra el privilegio de ser la única que se trajo una morcilla vasca.
-Perdón que no traje más, primero pensé que eran todxs vegans y segundo que soy pobre y solo me alcanzaba para una y para cargar la sube. Suelta una risa medio ridicula. Julian le sonríe y Sara nota en su sonrisa algo tierno, infantil y dulce. Después se rescata de que es un chongo, es hetero, cis, y todo ese puñado de etiquetas que hacen que llamemos al fantasma de los prejuicios y todo eso.
Lo cierto es que Julian era un tipo de esos cuarentones a los que se les suele llamar “macanudo“. Hablaron toda la noche. Él supo que ella estaba separada y ella supo que él iba  a empezar una carrera en la UBA, eso le dio más ternura y ganas de seguir conociendolo. Pero en su mente no dejaba de resonar la idea de que ella era torta, que no podía permitirse bordear el mundo de la heteronorma, pero estaba ya un poco ebria y tan sola y tan carente de afecto que encontró en esos brazotes y esa espalda una especie de contención.
Cuando el escabio se acabó y todes estaban medio en pedo bailando el tema del polaco que dice «deja de llorar/deja de sufrir/ que ya no puedo verte más así/ él no se merece tu amoooor» ellos se dispusieron a ir en búsqueda de más alcohol. Se subieron al auto de Julian y se sumó una pareja de maricas que se iban a una fiesta por capital, si no los podían tirar hasta la ruta.
Sara se tomó la confianza de prender el stereo del auto y sonaba la aspen, atras las maricas iban re chapando y Julian lucía una cara de armonía y tranquilidad, como si nada le importara tanto. Ella se dejó seducir por las fantasías de que él pudiera gustarle, un sugar daddy es un sugar daddy, pensó.
En la ruta se despidieron de la pareja y ellos se quedaron en un kiosco 24 de por ahí cerca. Compraron clandestinamente un par de botellas y se fueron.
De vuelta en el auto esta vez Julian puso un pendrive con sus canciones. Empezó a sonar un tema de Lou Red y siguió otro de The flamming lips. En el camino charlaron de todo un poco, muchas coincidencias y todo eso. La pelicula en su cabeza se empezó a armar sola, hasta que en un largo semaforo se lanza hacia él y lo besa.
Después las cuadras que siguieron fueron en silencio con la musica de fondo. Se bajaron y adentro de la casa bailaron un rato. Él no sabía bailar, no conocía esa musica de veinteañeros y treitañeros pendejos pero estaba con ella. A ella le atrajo la sensación de gustarle, de sentirse deseada y de que sobretodo no la juzgara porque se tomó todo un vaso de medio litro lleno de vodka con naranja.
Cuando el alcohol subió le ofreció a Julian ir a un hotel. Para su sorpresa Julian sólo le respondió que era tarde pero que podía dejarla en su casa si quería. A nuestra Sarita la invadió la verguenza y le contestó que preferia quedarse a bailar un rato más. Desupués vio cómo él se despedía de todes y de ella con un gran cariño, era como el padre del grupo.
05:30
La noche la terminó alcoholizandose más, mirando la parrilla con las cartas y las fotos quemadas y proponiendole a las cinco maricas que quedaban jugar al UNO en la terraza.
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idrislibrary · 11 months
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Uno sería infinitamente generoso con los muertos amados: pero claro, siempre es mucho más difícil ser generoso con los vivos.
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historiasdeldivan · 6 years
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Qué pena que olvidé que podía perderte. Si hubiera sido consciente, te habría querido no más, pero mejor. Te habría dicho muchas más veces que te amaba. Habría discutido menos por tonterías. Me habría reído mas…
Rosa Montero , La ridicula idea de no volver a verte
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elyoquenoencuentro · 6 years
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Ahora.
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flamingowglitter · 7 years
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A veces las relaciones que se cimentan en el daño, son más fuertes que las que se cimentan en el amor.
La ridicula idea de no volver a verte.
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innertthoughts-blog · 7 years
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"El verdadero dolor es indecible. Si puedes hablar de lo que te acongoja estas de suerte: eso significa que no es tan importante. Porque cuando el dolor cae sobre ti sin paliativos, lo primero que te arranca es la palabra. Es probable que reconozcas lo que digo; quiza lo hayas experimentado, porque el sufrimiento es algo muy comun en todas las vidas (igual que la alegria). Hablo de ese dolor que es tan grande que ni siquiera parece que te nace de dentro, sino que es como si hubieras sido sepultada por un alud. Y asi estas. Tan enterrada bajo esas pedregosas toneladas de pena que no puedes ni hablar. Estas segura de que nadie va a oirte."
-Rosa Montero
La ridicula idea de no volver a verte
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innconscientte-blog · 7 years
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A veces tengo la ridícula idea de que todo esto es una ilusión y que vas a volver.
¿No tuve ayer, al oír cerrarse la puerta, la absurda idea de que eras tú?
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msclait · 8 years
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La característica esencial de lo que llamamos locura es la soledad, pero una soledad monumental. Una soledad tan grande que no cabe dentro de la palabra soledad y que uno no puede ni llegar a imaginar si no ha estado ahí. Es sentir que te has desconectado del mundo, que no te van a poder entender, que no tienes palabras para expresarte. Es como hablar un lenguaje que nadie más conoce. Es ser un astronauta flotando a la deriva en la vastedad negra y vacía del espacio exterior.
Rosa Montero, La ridícula idea de no volver a verte.
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idrislibrary · 11 months
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En el origen de la creatividad está el sufrimiento, el propio y el ajeno. El verdadero dolor es inefable, nos deja sordos y mudos, está más allá de toda descripción y todo consuelo. El verdadero dolor es una ballena demasiado grande para poder ser arponeada.
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