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#murō saisei
mournfulroses · 7 months
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Murō Saisei, from Anthology of Contemporary Japanese Poetry; "An Unfinished Poem,"
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jinruihokankeikaku · 4 months
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Color-coded sentence diagrams of two poems by Murō Saisei.
Content words are highlighted in darker colors; particles and demonstratives in lighter colors. Nouns are in blue-green, or blue-purple when used as verbs. Verbs are in magenta, except forms of the copula (including 「な」), which are a warmer & darker red. 形容動詞 (na-adjectives) are in green and 形容詞 (i-adjectives) are in orange. Adverbs are in blue. Particles that form conjugations (「て」 and 「た」)or declensions (「が」「を」「の」 etc.), or attach to adverbs(「と」and 「に」) are in a lighter tint of that of the word they're attached to; particles that attach to whole phrases/clauses, such as 「か」, 「と」, and 「の(だ)」, are in light violet.
As for why I did this...I just thought it would be interesting to get a visual sense of how sentences are structured. With the color contrast between noun phrases and verb phrases, you can see how sentences tend to form through alternation between the two - relative clauses (always ending in a verb phrase) branch off to the left of nouns, which form the subjects and objects of new clauses that ultimately also end in a verb phrase.
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ochoislas · 3 years
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Amo el hielo tenso a partirse; amo las mientes crispadas, punzantes. He visto el hielo quebrarse en un iris y sus floraciones de duro cristal. Siento aquello que le yace dentro y me apasiona su filo acerado. Siempre he vivido una vida tirante, rechinando en dilatada soledad, por eso amo el hielo tenso a partirse y amo las mientes crispadas, punzantes.
Murō Saisei
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u-fruits · 4 years
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いつの日に忘れしものならん 納戸の小暗きを掃きたりしに 三株ばかりの球根の種、 隅より転がり出でて もはや象牙のごとき芽を吹きけり。 芽にちからあり 指触れば水気(みづけ)ふくみゐて光る、 余りにしほらしく 土にうづめぬ。
室生犀星 詩「忘春」『忘春詩集』
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yourcatwasdelicious · 7 years
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muro saisei
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recentanimenews · 4 years
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Handsome Guys Get Literary in Bungo to Alchemist TV Anime Key Visual
  Five new cast members and a new key visual (below) have been revealed for Bungo to Alchemist ("Literary Master and Alchemist"), an upcoming TV anime based on the otome game by DMM Games that re-imagines famous authors as super-powered librarians protecting the world of literature from an uncanny threat. The new cast members include:
    Ryōta Ōsaka as Murō Saisei.
    Tomoaki Maeno as Naoya Shiga.
    KENN as Saneatsu Mushanokōji.
    Shinichiro Miki as Kan Kikuchi.
    And Hiroyuki Yoshino as Masao Kume.
youtube
    The story of Bungo to Alchemist is set in a world where great works of literature have the power to move people's hearts. However, literature itself is under threat by "Invader", a malevolent force born of negative human emotion that seeks to erase these great works from humanity's collective memories. Only "Alchemists" - reincarnated authors with special abilities - have the power to defend the world of literature from "Invader".
    Bungo to Alchemist is directed by Toshinori Watabe and features animation production by OLM. The series will broadcast in Japan beginning in April of 2020.
  Sources:
Ota-suke
Comic Natalie
Official Bungo to Alchemist TV anime home page
  Copyright notice: © DMM GAMES / Bungo to Alchemist Production Committee・TV Tokyo
    ---
Paul Chapman is the host of The Greatest Movie EVER! Podcast and GME! Anime Fun Time.
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ochoislas · 3 years
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SIERPE
Mente que sierpe contempla, sierpe se torna. Sierpe acerada, sierpe argentina, sierpe hedionda de pozo muerto atosigado de macilentas flores. Si pienso en tus dedos, uno por uno se deslíen lábiles, se tornan sierpes.
蛇をながむるこころ蛇になる ぎんいろの鋭き蛇になる どくだみの花あをじろく くされたる噴井の匂ひ蛇になる 君をおもへば君がゆび するするすると蛇になる
Murō Saisei
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ochoislas · 3 years
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LA TIERRUCA
La tierruca existe cuando la añoras de lejos y la cantas con nostalgia. Incluso aunque cayeras en la miseria y mendigaras, ése sería el último lugar al que irías. Solo en la capital al crepúsculo recuerdas la tierruca entre lágrimas... Con tal ánimo dejas correr el tiempo en la remota capital, dejas correr el tiempo en la remota capital.
Murō Saisei
ふるさとは遠きにありて思ふもの そして悲しくうたふもの よしや うらぶれて異土の乞食(かたゐ)となるとても 帰るところにあるまじや ひとり都のゆふぐれに ふるさとおもひ涙ぐむ そのこころもて 遠きみやこにかへらばや 遠きみやこにかへらばや
室生犀星
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ochoislas · 3 years
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RYŌAN-JI
Capté sonido de agua, leve, amortecido quizá, sofocado correr de agua. Alguien cruzando la nave; cabello negro al vuelo, centellas de pupilas negras.
Conté las piedras una a una: quizá no fueran más que siete; escrutándolas eran justo tres; las examiné de nuevo atento y no había más que una.
Al fin me hizo perder la cuenta el rimero de piedras sin cuento; la ira de las piedras inflamadas, el súbito silencio de las piedras, su afán por alzarse clamando, todas crispadas por tornar al cielo.
Murō Saisei
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ochoislas · 3 years
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Akaza pasaba el año entero medio desnudo en la ribera.
Tenía una cuadrilla y bajaba al río cada día desde el refugio, incluso en invierno, trabajando hasta que las montañas de Chichibu desaparecían en la oscuridad. En el refugio había un hogar de piedras. Cuando hacía frío sentaba bien la carpa en la sopa de miso. En primavera Akaza tiraba la red para atrapar los cachos, con su lista bermeja. Espetados en rancajos de bambú de los cestones para las piedras, chisporroteaban sobre la candela. Él se los comía enteros, con raspa y todo, aquellos cachos reventones de huevas. Rara vez los compartía con sus peones. Si tanta hambre tenían, allí estaba la red, que probaran ellos... y se la señalaba con la quijada.
Cuando la cuadrilla de Akaza levantaba un dique, su proverbial vista para disponer las piedras en los cestones entraba en acción. Hasta cuando el río crecido con el deshielo o las lluvias estivales mordía las márgenes durante días seguidos, sus cestones nunca se coscaban. Dirigiendo la obra desde uno de los lanchones pedreros, mandaba echar primero las rocas más grandes y rellenar con las chicas hasta que no quedaban huecos. «Apretadlas todo lo que podáis. No son tanto las piedras como la maña que se ponga apretándolas. ¡Si tan cansados estáis, secaos la camisa e iros a casa!». Así les gritaba. Despedía a los trabajadores que mostraban la menor indolencia, uno tras otro: «Tienes la camiseta seca. Yo mismo no sé lo que es salir adelante en la vida con la camiseta seca. Por aquí no vengas más». Antes que el alba blanqueara las piedras ya estaba en el tajo a ver quién llegaba temprano, y el que llegaba tarde, aunque fueran cinco minutos, no trabajaba ese día. «Yo tengo mis normas.» Con los trebejos al hombro el tipo se volvía por donde había venido, dique arriba camino de su casa. Akaza no perdía tiempo con esos botarates.
Tenía otras cosas de que ocuparse: vigilar la carga de siete barcazas, bucear desnudo en el río para comprobar que las estacas estaban bien hincadas, hacer la ronda por la ribera para asegurarse que los cestones se trenzaban como dios manda, fondear las embarcaciones en medio del cauce y estimar los cestones que requería cada hondura del lecho. En una de las barcas tenía siempre aparejado un arpón de tres puntas con un largo astil de bambú. Si oteaba una trucha joven —del mismo color del agua casi— su arpón se hundía, daba un jalón, y se alzaba de nuevo con el pez de cabeza verdinosa, que boqueaba de pasmo, retorciéndose sobre las tres puntas. El coletazo de una trucha te deja el brazo dormido, pero Akaza de un guantazo la dejaba tiesa y mas fina en su mano que un pie de mujer.
Ni debajo del río podían los trabajadores escabullirse. Akaza no les quitaba ojo mientras se zambullían, salían por aire y se hundían de nuevo. A principios de primavera parecía que el río retoñara también: los piscardos y hasta las peñas eran un verdegal. Cuando algo lo tenía molesto Akaza se chapuzaba, le propinaba a alguno de sus hombres un empellón o un cogotazo, o lanzaba los pedrejones de fondo, esenciales para quebrar la corriente. Nunca callaba aquella bronca voz suya. Por muy recia que fuera la revesa, Akaza se somorgujaba hasta el calmo fondo, más ágil que un lenguado. Ninguno de sus hombres aguantaba más que él debajo del agua. En el agua todos guardaban el respeto que les convenía a aquel adusto semblante, pero ya fuera Akaza se ponía de buenas. Más que río que trataba de domar, lo veía como una represa creación suya.
Los dos días de paga de cada mes su mujer Riki aparecía en el refugio: una mujer tan callada y comprensiva que la llamaban la santa. Pero cuando había cuestión, no se andaba con contemplaciones: «Es su condición y no os queda otra que aceptarlo como es. Os podéis dejar la boca hablando, que si no os quiere escuchar no lo va a hacer». Akaza se limitaba a resoplar y darles la espalda.
No había manejos con la paga, aun tratándose de aquella labor. Riki evitaba el común redondeo a favor del patrón. También se había ganado a la gente adelantado la paga, y cuando llegaba a la presa con cajas de bizcochos todos los toscos braceros la saludaban. Reunidos para el té de mediodía, charlaban animadamente, y el río devolvía sus voces mientras se guardaban el dinero en la camisa o lo liaban en sus pañuelos. Luego Riki rendía cuentas a Akaza. Hacía mucho que éste había dejado que ella se ocupara de todo lo referente al dinero. Él hasta bebiendo su té estaba pendiente del río, que nunca paraba quieto entre sus márgenes. Para trabajar estaba él allí. Como ocurre con los hombres que trabajan a la intemperie, estaba atezado hasta los ojos; aquellos ojos que parecían estar hechos para entender el río. Cuando éste iba crecido tras días de lluvia, salía a mirar las aguas correntosas y turbias. Se encapotaba viendo al río así. Las barcazas estaban aupadas contra el dique y todo la rambla anegada de aguas fangosas que se habían llevado por delante el refugio. Por mucho que se impusiera a sus hombres, poco podía hacer entonces. Había vivido a la par del río desde que tenía seis años, a los catorce ya era pedrero hecho y derecho, y se hizo hombre con las plantas laceradas por las astillas del bambú. Y sin embargo el horror de la inundación se renovaba cada año sin falta. ¿Cómo lograba llevarse un centenar de cestones macizos de piedras? Desde que se había establecido por su cuenta a los diecinueve había visto los cestones perderse antes de cumplir el año. Pero los del fondo aguantaban siempre: los cestones de Akaza, como los llamaban con admiración sus colegas.
Murō Saisei
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ochoislas · 3 years
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Por aquí, por allá, cantan —chirri chirri— las cigarras. ¿Ya llegó el tiempo? El niño corre por la arena tibia queriendo atraparlas. (¿Dónde andará hoy?)
Es triste el verano ¡y la vida tan corta! Más allá de las calles, sobre las tejas y el cielo —chirri chirri— cantan las cigarras.
Murō Saisei
いづことしなく しいいとせみの啼きけり はや蝉頃となりしか せみの子をとらへむとして 熱き夏の砂地をふみし子は けふ いづこにありや なつのあはれに いのちみじかく みやこの街の遠くより 空と屋根とのあなたより しいいとせみのなきけり
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u-fruits · 4 years
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凡ては僕の中にあるのだ 高いものや 善良(よ)きものや 深きものや また卑しい低いものさへ潜んでゐるのだ 僕は毎日いやしいものを追い出す 清潔なさわやかなものをとり容れるのだ この宇宙のさまざまな感情 さまざまな汚れたものの一部に その空気にも生き泳いでゐるのだ
室生犀星 詩「汚れにも生きられる」『愛の詩集』
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