Tumgik
#mvsick
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⊰❀⊱ Mascota!Verse ⊰❀⊱
♡ ·˚꒰ Jayden Rice ¡! ꒱ ₊˚ˑ 
Sus orejas se movieron levemente, desde su posición escuchaba como sus papás se levantaban y empezaban con la rutina. Él, por supuesto que a pesar de tener la oportunidad de dormir más tiempo no lo hizo, en cambio se levantó y estiró bastantes veces, bostezando luego de eso. Se salió de la cama y miró a sus papás, que por suerte no habían salido todavía de la habitación, tenía mucha flojera.— Buenos díaaas... —Les dijo en un bostezo, cubriéndose la boca mientras lo decía.— Mamá, papá. —Su colita se movió de un lado a otro y él fue hasta ellos para abrazarlos.
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svenson777 · 7 years
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Death tape.
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censormusick · 5 years
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The future𝒾𝓈 Ḧ̤Ë̤R̤̈Ë̤ nσw.
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betwixtthevoids · 11 years
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... & +HIRS+ x MEN ...
...yea...
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Jayden Rice ❪ Mascota!Verse ❫
♡ ⌇✎ Nombre: Jayden Rice. ♡ ⌇✎ Edad: 8 años. ♡ ⌇✎ Nacionalidad: ¿Británico? ♡ ⌇✎ Especie: Híbrido humano-gato. Su apariencia es la de un humano normal, pero cuenta con los reflejos, instintos y sentidos agudizados de un gato, así como rasgos de los mismos. En su caso son orejas, pupilas, cola, caninos más desarrollados y garras retráctiles en sus uñas.                       « ♥ »-———— 【 ❛❛ Historia ❜❜ 】 ————-« ♥ » 
De bebé siempre fue muy dormilón, mayormente se la pasaba durmiendo y cuando estaba despierto solo pedía comida a su mamá. A medida que fue creciendo y adquiriendo movilidad también le dio por empezar a morder y tomar con sus manitas y pies todo lo que pudiera. Fue un bebé normal, nada extraordinario, si al caso podía llegar a ser un poco brusco en cuanto la manera que trataba a sus juguetes, no sobresalía en ningún otro comportamiento más.
Le gustaba mucho dormir, era un niño bastante dormilón y que siempre se dormía al instante con el poco de calor que le brindaran sus papás o su mantita y peluche favoritos. Tampoco toleraba mucho las visitas, a excepción de la madre Francisca, como así le decía su mamá a esa mujer.
A medida que él crecía ese horario tan irregular de sueño fue cambiando hasta el punto donde pudo dormir perfectamente una siesta en la tarde y luego dormir en la noche junto con sus papás sin despertarlos en plena madrugada. Pero ese fue el único cambio suyo, ya que las visitas seguían irritándolo, así como cualquier persona que se le quisiera acercar a tocarle sin siquiera conocerlo. No le agradaban los desconocidos encimosos, por eso mismo tuvo muchos problemas cuando entró al jardín de niños.
Aparte de eso, tenía el problema de sus orejas y colas, era un niño extraño, a veces no entendía por qué solo su papá y él eran así. Nunca se sintió mal por ser diferente, de hecho lo que le hacía sentir mal era que tuviera que esconder sus orejitas y colita, no poder decirle a nadie por más obvio que fuera, no debía ya que no sabía como reaccionarían los demás. Por eso siempre usaba gorro y camisas holgadas, excepto en su casa. Los profesores nunca le regañaron por usar esa ropa en clases, ni le pidieron que se quitara el gorro hasta que pasó a la primaria, ahí tuvo que quitárselo y ponerse una diadema especial que hiciera la ilusión de que sus orejas fueran falsas. 
Se suponía que los niños no debían tener ningún mal sentimiento en su corazón que les hiciera querer lastimar a los demás, que eran inocentes. Sin embargo, así no eran los compañeros de Jayden, ya que ellos siempre buscaban una forma para hacerlo sentir mal. Se reían y le llamaban niña por usar una diadema, le decían gordo por tener una ropa muy grande para él o usar abrigos para ocultar su colita, en pocas palabras, le daban apodos tontos por todo. 
Tal vez tuvo que desmotivarse completamente e intentar abandonar la vida de los humanos normales, pero no lo hizo. Recibiendo mucho apoyo por parte de sus papás pudo superarlo y hacer que no le tomara atención a todos esos insultos, a considerarlo como un contratiempo. Le decían que mientras no se pasaran de la raya con los insultos eso podía hacer y que funcionaría, así que él confiando plenamente en sus padres eso hizo. Así que a pesar de su corta edad tuvo que aprender a ignorar las burlas vacías de las malas personas de su salón. 
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“Jade” ❪ Mascota!Verse ❫
↳⋮⇶ Nombre: Sylar "Jade” Reed.  ̖́-
↳⋮⇶ Edad: Aparenta unos 30 años.  ̖́-
↳⋮⇶ Orientación sexual: ¿Qué es eso?  ̖́- ↳⋮⇶ Nacionalidad: No lo sabe.  ̖́-
↳⋮⇶ Raza: Gato bombay.  ̖́-
                          « ✦ »-————「 ❛❛ Historia ❜❜ 」————-« ✦ »
No conocía mucho de su origen, por lo que le dijo su madre, él era la única cría que sobrevivió de una gatita que a pesar de verse de raza pura, era callejera. Y como si haber sido la única cría, la gatita que lo dió a luz no resistió mucho tampoco, desfalleciendo cuando la llevaron al veterinario para ver su estado después del parto. Aún así, su madre no se rindió y decidió adoptarlo, darle un mejor lugar para vivir. Tenía entendido que su crianza fue muy complicada y cansada, que durante muchas veces estuvo en riesgo de morir, que ella a pesar de no tener responsabilidad alguna hizo hasta lo imposible para mantenerlo con vida y darle los mejores cuidados. 
Y lo logró, él creció lentamente pero lo hizo, pronto era un gatito fuerte y sano, feliz y disfrutando la crianza y los mimos que le daban. Se ganó por completo los corazones de aquella pareja que le cuidaba. 
Los años pasaban, y él siendo un gato parecía envejecer como si fuera un humano normal, su apariencia no cambiaba mucho en cuestión de meses como solía ser con los de su raza. Eso espantó un poco a quien él ya consideraba su madre, pero ni así la mujer decidió ir al veterinario si el minino estaba bien, porque él se comportaba mejor que nunca. 
Fue durante su cuarto año de vida, que casi mata a sus padres de un susto al adoptar una forma muy distinta a la que solía tener. Su cuerpo era el de un niño humano, de su espalda baja salía una peludita y pequeña colita de gato, mientras de su cabello sobresalían un par de orejas bastante curiosas. No era consciente de la gran explicación que le debía dar a la pareja, pero eso no fue tan necesario, ya que después de responder un par de preguntas ellos parecieron aceptarlo más que bien. Mejor para él, que tampoco sabía a qué se debía esa forma tan curiosa que tenía. 
Desde ese día tan bizarro que tuvieron, el se transformaba en humano más a menudo. Sus padres le daban el mismo cariño de siempre, así como también le enseñaron muchas cosas de la vida común de los humanos; como se aseaban, como comer con cubiertos, como leer y escribir y contar, como hablar incluso. 
Recibió educación en casa, cuando salía siempre ocupaba un abrigo que cubría su colita y un gorrito para ocultar sus orejitas. Según sus padres, él era el hijo que siempre quisieron y que nunca pudieron tener, que era un pequeño lucero para ambos. 
Pero después de todos esos momentos felices, vino la tragedia. 
Su madre enfermó, ningún doctor se explicaba qué era lo que padecía ella. Los tratamientos no ayudaban mucho, cada día estaba peor al punto de que la tuvieron que internar. A los pocos meses ella terminó por fallecer, cuando él solo tenía ocho años. Toda esa semana se mantuvo en su forma gatuna, rehusandose a hablar con su padre, llorando y lamentándose en soledad por la pérdida. 
Después de eso se aferró a el, ya que era la única familia que le quedaba... O eso intentó, por lo menos, porque cuando vio como su padre a los pocos meses se conseguía a otra mujer se sintió traicionado. Ella era una mujer horrible, horrenda, fea, que no tan solo no le inspiraba absolutamente nada de confianza, sino que aparte ella despreciaba a su madre, sin razón alguna. Ah sí, y tenía dos hijas que eran horribles, una tortura para él. Y ni decir sobre el hecho de que su padre le había prohibido rotundamente a transformarse en humano desde el día que esa mujer se mudó a su casa, eso le dolió tanto, pero lo aceptó en silencio, después de todo, sabía que no todos lo iban a aceptar tan bien como lo hicieron sus padres.
Una vez más pasaron los años, el ya había cumplido 12 años y la relación que tenía con sus padres se había deteriorado bastante. Se comportaba como un gato normal, incluso cuando estaban solos, haciendo que el hombre recibiera incluso burlas de esas dos horribles mocosas que se habían metido a su hogar por la fuerza y sacado de su propia habitación. A pesar de eso, el hombre parecía ser feliz con esa mujer, así que él no se quejaba o se transformaba en humano enfrente de ella para ahuyentarla del susto. Nuevamente falló con su pronóstico, su padre no era feliz, y él nunca se dio cuenta hasta que fue demasiado tarde. 
Una noche quiso dormir en la habitación de su padre, ya que dormir en la alfombra de la sala no le daba el calor suficiente y era horrible estar así en pleno invierno. Se levantó, estiró y corrió hacia la habitación, empezando a rascar la puerta con insistencia. Después de todo, ella estaría fuera hasta tarde con unas amigas, según le había dicho a su padre. Notó que no había respuesta, así que se detuvo para no despertar a las demonios de la otra habitación y decidió transformarse para abrir la puerta. Cuando entró, quedó horrorizado por la escena tan simple pero aterradora para un niño de su edad. 
El cuerpo inerte de su padre se hallaba tirado en el suelo, habían cantidades grandes de sangre en el mismo y en sus muñecas habían unos cortes grandes y horribles. Se tapó la boca para ahogar un sollozo, pero de todos modos hizo demasiado ruido, despertando así a las hermanas. Cuando ellas llegaron a la habitación, el niño se había transformado en un gato nuevamente, pero no se había apartado ni un poco del cuerpo de su padre, le observaba con profunda tristeza. Las chicas gritaban desesperadas, maldijeron incluso, fueron a llamar a su madre y él empezaba a escuchar todo distante y ver borroso, para perder la consciencia segundos después de ello. 
No supo cuánto tiempo pasó, pero cuando despertó ni siquiera se encontraba en su hogar, pero el movimiento lo identificó de inmediato como un automóvil. Así que estaban en un automóvil, bien pero, ¿Por qué? Se intentó mover pero no pudo, sus patitas estaban amarradas, su pequeño cuerpo dentro de algo plástico... Una bolsa. Se empezó a remover, todo estaba completamente oscuro. Se intentó transformar y con ello pudo romper los amarres y la bolsa, aunque le dolió bastante. Justo a tiempo el auto se detuvo, y escuchó como unas puertas se abrían y cerraban, así como unos pasos se acercaban a la cajuela. Se transformó nuevamente a su forma gatuna, observando con miedo a la puerta, hasta que se abrió. Unas manos le tomaron con fuerza, la persona empezó a maldecir y el reconoció de inmediato de quien era la voz, esa horrible mujer. Empezó a forcejear y maullar con miedo, pero la mujer después de mucho forcejeo y pelea lo tiró a ese gran bote de basura. 
Estaba espantado y solo, no pudo siquiera despedirse de su padre de manera definitiva, ni de su propio hogar. Le dolía tanto, esa mujer llegó a su vida solo para arruinarla y el no pudo hacer nada al respecto. Le quitó su habitación, le quitó todos sus juguetes, le quitó su libertad, le quitó a su padre incluso. Ese día lloró como nunca lo había hecho, en ningún momento intentó buscar ayuda, porque, ¿Quién ayudaría a un fenómeno?
Años después de pura soledad ya había hecho de las calles su hogar, sabía andar por cada rincón, sabía conseguir comida medianamente decente y defender su territorio. También tenía la reputación de cuidar muy bien a los bebés de las gatitas abandonadas y que tenían poco de dar a luz, todo porque a pesar de lo feliz que fue, no quería que a ningún otro minino le pasara lo mismo que a él le pasó, sabía que no todos tendrían la misma suerte que tuvo él.
Un día cualquiera, estaba descansando encima de las cajas que formaban su pequeño imperio gatuno y otras minorías de diversas razas, cuando un gato entró al callejón siendo acompañado por un perro, ambos venían escapando de los integrantes de la perrera. El corrió, hizo lo posible para que esos gatos mucho mayores a él (que no entendía por qué envejecían tan rápido) escaparan y se salvaran, así como también lo hizo por las gatas y por sus crías, así fue como lo atraparon.
Una vez en la perrera el estaba ansioso por salir, sabía que moriría si se quedaba ahí, que no pertenecía ahí. Su hogar eran las calles, le había costado tanto tener una vida decente, y pronto había involucrado a muchas personas más. Una pequeña oportunidad se presentó cuando un muchacho bastante joven entró a la habitación donde el se encontraba enjaulado y hablaba con él usando una amabilidad que por más genuina que fuera, el no se permitió caer en ella. 
Al parecer le dió buena impresión al muchacho, porque en poco tiempo le había nombrado de otra manera y ambos ya estaban rumbo a lo que pretendía ser su nuevo “hogar”. Sí, claro, como si el fuera a permitirlo.
Cuando entraron a la casa del muchacho lo primero que sintió fue pánico. Sí, fue pánico porque no sabía en dónde esconderse, apenas había muebles en ese lugar donde pudiese ponerse debajo, y él no era un gato para nada pequeño. Por esas razones, cuando el humano lo tomó en sus brazos tan solo se quejó y nada más, ya que sabía que no podía escapar. 
Y al final, no quiso escapar. 
Paraise era todo lo que él había deseado durante años. 
Era un dueño amable, que le daba todo su cariño, y ese cariño era recíproco, pero quería que se notara, que no le quedaran dudas de que él lo quería igual, que estaría agradecido toda su vida por sacarlo de las calles y demostrarle que no todos los humanos eran igual de malos. 
Lo intentaba proteger, intentaba alegrar su día, intentaba no molestarlo. A pesar de que no siempre lo lograba, tampoco hacía un mal trabajo. 
Su vida se había vuelto estable, se volvió todo un minino doméstico en cuestión de días, pero todavía algo faltaba, algo que involucraba a ambos y que había ignorado desde su llegada y aún más desde que se encariñó. 
Y eso era el hecho de que él era un fenómeno. 
Debía encontrar el momento perfecto para confesarlo, pero el miedo lo invadía y lo hacía temblar apenas pensaba en ello. No tenía el valor para decirle la verdad, ni siquiera en cartas. 
Fue el día que le iban a castrar, que después de la rutina de la mañana y de un relajante baño, se transformó cuando estaba en la soledad de su cuarto y esperó a que Paraise entrara a buscarlo. Cuando por fin entró a la habitación no quedó triste ni decepcionado con su reacción, de hecho, quedó impresionado y hasta feliz por la reacción que había provocado en él, y aún más feliz por la aceptación que tuvo hacia él. 
Ambos siguieron viviendo juntos, el cariño nunca disminuyó ni se formó un ambiente extraño por su revelación. En cambio estaban más unidos que nunca, Paraise lo seguía queriendo como siempre y él lo quería aún más que antes. 
El no vio un cambio significante, por más que los meses pasaran y las estaciones cambiaran, el seguía sintiendo todo igual. Seguía obteniendo toda la atención y cuidados por parte del humano, su humano. Era tan feliz con él, más que nunca, y eso lo expresaba diariamente con cualquier muestra de cariño. 
Pronto, los deseos de estar toda su vida a su lado se presentaron, el creyó que era normal, ya que como su mascota estaría con el hasta la muerte. La cosa cambió un poco cuando un deseo de tener crías surgió. Pero no era tener crías con cualquier fémina de su especie, era el deseo de tener crías con Paraise. No sabía a qué se debía eso, pero lo vio con normalidad, con inocencia. 
O así fue, hasta que unas palabras del muchacho en tono tan dudoso y tímido arruinaron esa calma que sentía. 
“Estaba pensando, en tal vez... ¿Meterme a un aplicación de citas...? Unos compañeros dicen que es bueno para encontrar pareja...“
No lo comprendía, ¿Por qué el querría hacer eso? ¿Qué demonios era una pareja siquiera? ¿Ellos no eran ya compañeros de vida?... ¿Acaso no quería tener crías con él? ¡Pero si ya se habían apareado incluso! 
Esas y más dudas venían a su mente a medida que la conversación avanzaba, ya que si, esa frase remontó a una conversación confusa y complicada entre ambos. No alcanzaba a entender todo, pero le dolía sin duda.
Gracias a alguien recibió una buena explicación y aunque al inicio parecía querer rendirse, después de un pequeño regaño por fin entendió. Amaba a Paraise. Quería que ambos fueran eso que en el mundo humano se le dice “pareja” y debía arriesgarse. Volvió con el y confesó todos sus sentimientos, le dijo que por fin entendía y para su sorpresa la respuesta fue positiva. Paraise lo había aceptado, ambos se amaban y desde ese día estarían juntos como una pareja, en las buenas y en las malas. 
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