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#pablokatchadjian
josedemariaromerobarea · 10 months
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revistasentimental · 4 years
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AMADO ESCRITOR
Por Catalina Berarducci
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Amado escritor, 
Estoy leyendo tu último libro, Amado Señor, editado el mes pasado en Buenos Aires por la editorial Blatt & Ríos. Ahora mismo estoy en una isla y entre el sonido del mar salvaje y la lectura, siento que lentamente se va cerrando alrededor mío una esfera mística. Y floto. Cuando cierro los ojos aparece la imagen de un repollo blanco, como metáfora de la psiquis y el universo. No sé de dónde saqué eso, pero estoy segura de que esa idea no es mía. 
No puedo evitar relacionar el repollo con tu libro. Como una narración que va para adentro y no para adelante. Pienso que tu escritura hace mucho ese movimiento, hacia adentro y no hacia adelante, y es algo que me gusta mucho. Porque lo hacés de una forma muy simple, y muy maternal. Cuando leo Amado Señor siento al Señor igual que vos, amado escritor. Esto sucede porque tenés mucha fe en la escritura, y hay una transparencia en la forma que me permite no perderme dentro de este viaje a través del caleidoscopio de tu psiquis. 
Pienso en vos y pienso en Santa Teresa de Jesús, creo que son parecidas, pienso que quizás Santa Teresa vive a través tuyo y por eso escribiste este libro, y tus otros libros que son místicos también aunque no de una forma tan directa. Tus amadas moradas van mutando, insisto, como un caleidoscopio, que se lleva algunos colores y patrones de su forma previa para devenir en otra, distinta, ni más abierta ni menos abierta. Creo que en este libro puedo entender mejor el castillo que es tu mente, así como tu destino de escritor y místico. Además hay un conjuro, que se manifiesta sutilmente. Si leo durante mucho tiempo tu libro, y luego veo el mar, no puedo sostener demasiado la mirada, porque siento que cuando la ola se rompe, yo soy la ola. Sobre todo al llegar a la parte de la Amada Rosca, que es la parte más islámica de tu libro, pero también más carmelita descalza (como Teresa). Esa parte gira y gira como una sema sufí y sospecho que ahí lanzás tu conjuro (o maldición) desde el brujo gitano que no dudo que seas. Es increíble como un texto puede tener tanto movimiento y al mismo tiempo estar tan quieto. Qué hermosa es la literatura de viaje interior. Cuánto territorio salvaje que permanece igual de incierto que hace miles y miles de años. Algo que también me gusta mucho de tu escritura, y sucede mucho en El caballo y el gaucho (también editado por Blatt & Ríos), es cómo conectas los tiempos con las ideas y los conceptos, para recordarnos sobre la circularidad del pensamiento, o sobre la no-linealidad del tiempo y el espacio. Es tan difícil a veces, amado escritor, escribir, pues como decís “las palabras no me resultan lo suficientemente ambiguas”. Pero gracias a tu libro (amado libro), me fue devuelto algo parecido a un brillo. Julia Kristeva escribe en su libro Teresa, ¡amor mío! Que la escritura mística (yo pienso que la escritura en general) “hace nacer el mundo terrenal gracias a la mediación de las veintidós letras originales que operan en el aire: la permutación de estas entidades creadoras expresa todas las ideas y todos los objetos”. Escribir es hacer magia primitiva. 
Dudo un poco sobre lo que dije con anterioridad sobre la progresión no-lineal o invertida de tu libro, porque ahora que lo pienso, hay algo en la forma que se va asentando. Como la caravana de tus antepasados gitanos, que pasó del movimiento constante al asentamiento. Me refiero a que los últimos capítulos son más largos, menos ambiguos. Como si hubieras necesitado definirte un poco más…
Amado escritor, vuelvo a esta carta para terminarla, después de que haya pasado por la isla una tormenta tropical que me hizo imposible seguir escribiendo. Algo lindo fue que yo estaba en la arena, viendo cómo se iba formando la tormenta en el horizonte, rayos caían, truenos sonaban, y junto a mi había un bebé, o un infante mejor dicho, que al igual que yo, estaba muy concentrado en ver el nacimiento de el evento meteorológico. Él estaba más cerca de la tormenta que yo, eso pensé, ya que cada vez que caía un rayo, y casi sincronizado con el trueno, el infante imitaba el sonido casi perfectamente. No tenía miedo, porque él estaba ahí (allá). Y yo tuve menos miedo, porque estaba al lado de él. Nada, me pareció algo especial que creo que la lectura de tu libro me ayudó a notar. Espero con ansias el próximo. Un abrazo.
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niela1 · 5 years
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lagunavirtual-blog · 5 years
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Título: La Gioconda - Los albañiles
Autorx: Marcelo Galindo, Pablo Katchadjian, Santiago Pintabona
Género: Poesía
Año de edición: 2016
Editorial Ivan Rosado
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