Tumgik
#puntinazo
mas-o-menos-macho · 2 years
Text
Tumblr media
Después del puntinazo , 
tuvo un ojo blanco para siempre. 
Ella iba al arco. 
Jugábamos al fútbol en los recreos 
con una pelota de papeles de alfajor. 
Agustina se creía el Pato Fillol
Volaba de palo a palo 
como los hijos de Agustín Mario Cejas 
que iban al turno mañana. 
Ahí daban las materias en inglés. 
Por eso aprendí 
que no hay una palabra 
que signifique tuerto en ese idioma 
y mucho menos tuerta. 
Eso te pasa 
por jugar con los varones, 
le dijeron sus compañeras. 
A®F - 2021
1 note · View note
suddenlyyoubelong · 3 years
Text
Nico
En el año 2017 uno de mis amigos de toda la vida, Edu Rodríguez, me contactó después de un buen tiempo perdidos y me enteré de una mala noticia: otro de mis grandes amigos de la infancia   -de esos que no te olvidás ni aunque te corten la cabeza-  había muerto en diciembre del año anterior: Nico Dosualdo.
A las pocas horas estaba hablando con Diego, el hermano menor desde Miramar, que es donde vive toda la familia.  Con él también compartimos muchas tardes de bici y algunos picados en el patio de casa.  Jugaba con borcegos y levantaba lo que se le pusiera adelante: piernas, pelota, toscas, lo que sea.
Lo apodamos Leñador.  Nicolás corría atrás de la pelota con cara de loco y si tenía que darte un puntinazo o agarrarte del  pullover tampoco lo dudaba.  Eran pibes intensos educados en una familia hiper católica, donde se rezaba en una larga mesa de 8 hermanos y nadie se levantaba hasta que todos terminaran de almorzar.
Nico era un pibe a la vez gentil y temperamental.  Podía hacer gala de buena educación y unos modales de caballero,
sobre todo en presencia de gente grande, o podía darle un ataque por cualquier cosa y ponerse rojo de furia y gritar hasta quedarse ronco, así es como lo recuerdo a veces, con un ataque de furia y casi sin voz y alejándose con paso hosco y la cabeza echada hacia adelante.  
Anécdotas de pendejos a paladas: una tarde tirándonos en su bicicleta por Elflein desde Rolando, yo sentado en el manubrio y antes de llegar a la esquina me dice  "no tengo frenos"  "qué?"  "eso  no tengo frenos.." con cara de desquiciado. En la esquina cruzaban autos así que quiso subir a la vereda y rebotamos contra el cordón. Yo le pegué a un cobertor de chapa de un ducto de ventilación de algún hotel y me llevé una buena arrastrada. Me levanté con el codo sangrando y él enredado en la bici contra un paredón en pleno ataque de risa.
No recuerdo que nos hayamos fajado pero pudo haber sucedido.   No eran nenes suaves, eran callejeros, desprolijos y siempre oliendo a grasa de borcegos y con las manos sucias de clavar rulemanes en los carros de madera o de arreglar las cadenas de las bicis.  Eran impetuosos e impulsivos.
El padre, Alfredo, imponía una autoridad tajante en la que ellos se escamoteaban.
Un día estábamos diciendo la oración antes del almuerzo y Diego empezó a pelearse con la hermana, no recuerdo si Julieta o Lourdes.
- Diego terminala!. .  -nada-    Diego cortala te dije! .-  Diego empezó a insultarla cada vez más alto    hasta que Alfredo se levantó de la punta de la mesa y en dos zancadas lo agarró del cogote, lo llevó al baño, abrió el grifo y le metió el pan de jabón en la boca ahogándole los gritos. Nosotros nos doblábamos de risa.
Yo estaba fascinado con ese ritual que para la época ya no era nada común, porque semejantes proles no existían.  En los 80 se imponía la familia tipo  y si no, era raro que pasaran de 3 hermanos.
Me deleitaba con la fricción entre religión y vandalísmo que constituía la dinámica auténtica de la familia. O al menos de los varones.  De hecho, Diego y Nicolás eran monaguillos en la misa del domingo en la Inmaculada  y cuando alguien me llevaba los veía, las caras caídas sobre las manos en plegaria  con la luz de los vitrales dándoles de espalda.   De hecho también, la familia completa salía en un anuncio de Canal 6 en blanco y negro  los domingos a la hora del almuerzo.  
Los padres eran Pupi y Alfredo y el órden de los hermanos el siguiente: Gastón, Victoria, Nico, Diego, Julieta, Lourdes, Eugenia y Cristóbal, que era un bebé.
Tío Alfredo se llamaba la juguetería que el padre regenteaba en los bajos de la casa de la calle Juramento, donde hoy funciona una imprenta.  De ahí salían los Temerarios, unos muñecos articulados que traían armas y ropa de guerra  de los que todos teníamos uno o dos modelos.  Uno de esos fetiches que se ponían de moda y con los que nos gustaba jugar.
Me acuerdo de estar en medio de una clase y torcer la cabeza y verlos a mis compañeros en la otra fila, agachados  sobre sus carpetas con los muñecos encaramados en los pupitres, y a Fede Slunchtz  jugando agazapado atrás del todo o hablando solo, que cuando me descubría se reía.
Tiempo después Alfredo compró BariToys, otra de las jugueterías emblemáticas de Bariloche y que estaba en el primer local de la galería que está abajo del hotel Nevada, en la calle Rolando antes de Mitre.  
Cuando terminamos 7° grado ellos se quedaron un par de años más en la ciudad, pero ya empezábamos a dejar de vernos.
Me acuerdo que a veces pasaba y me lo encontraba a Nico atendiendo la juguetería  él solo, que era un niño adolescente aún, y desde ahí no tuvimos más contacto.  La última vez que lo vi fue una noche en Rocket, alrededor del año 2000, andaba de vacaciones recién divorciado y con otro amigo común, Javi Duarte. Hablamos un poco y me pasó el mail, pero nunca le escribí. Supongo que ya no hacía falta. Aunque varias veces lo recordé en relatos y apuntes sueltos y esa noche, cuando me enteré que había partido de este mundo poco después que su padre  -al que estaba muy unido, según Diego me contó-  los recuerdos comenzaron a fluir de nuevo.
En los días siguientes quise imaginarlo jugando una mano de poker contra sí mismo en uno de sus ratos libres en el escritorio de la juguetería, una partida enfrentando a sus dos personalidades: el responsable y juicioso caballero  contra el monaguillo callejero y medio loco con el que compartimos tantos momentos de chicos. Mi amigo.
Lo que salió es la historia siguiente, que para mí es sobre todo un poema:  
“Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra..”      y sí, alguien debe haberlo creado todo, por más que se le escape a la ceguera de cacatúa de la razón, alguien debe haber intervenido comenzando a mover las fichas en tinieblas, colisiones y dolor, nacimiento y extinción a borbotones en el caos sin forma, cómo será sentirlo todo a la vez  antes de existir? o después, vaya…”   abrió el fichero Paulson que guardaba debajo del escritorio y que  siempre le impactaba  por los colores  y repartió una mano contra él mismo de un lado y otro del mostrador  mientras comentaba en voz baja, casi balbuceando. De un lado tenía un proyecto a escalera que pegaba en el palo con dos ases y la gente que pasaba caminando en la calma de la tarde con un sol que visto desde ahí lastimaba los ojos, aunque apenas entibiaba; del otro una dama, un rey, un as y dos sietes, y los bebotes sentados detrás y los aviones que había colgado la tarde anterior y le habían quedado tan bien, girando suspendidos de la tanza, de esos con una banda elástica enganchada a la hélice que juntaban la energía al enroscarla y  salían disparados por el aire cuando la soltabas. El mismo que me iba a regalar mi viejo para Navidad. Trató de verse a sí mismo del lado del vendedor y pensó cómo engañarlo, quiso verle la cara que ponía cuando entraba la gente y esos modales de los que hacía gala (le encantaba ser sobrio y caballero). Cómo hacerlo jugarse al tipo responsable que hacía los bancos cada mañana, bien despierto de  iniciativa adulta y tan joven:                                                                                                                                                - Abro con 60.- desafío a la imagen de sí mismo que tenía en frente arrojando 3 fichas rojas –puusshhhh….-, le gustaba como sonaban contra el vidrio así que las agarró palpándoles los bordes y las arrojó de nuevo, haciendo un gesto con el brazo y flasheaba que caían en un agujero enorme .. “el abismo de lo increado era un paño de póker sobre el que el humo de un dios arrojaba las fichas”, orejeó sus cartas otra vez y las dejó boca abajo mientras iba del lado del comerciante, donde estaba el mazo, se puso los lentes de marco cuadrado que usaba en el cole para descansar la vista, levantó las suyas y miró los dos ases calculando con un gesto burlón.  –Veo- y tiró 3 fichas del montón sobre la mesa levantando la vista hacia la sombra recortada contra el sol de la vereda, el monaguillo díscolo y vándalo por turnos, capo del cubo de rúbi al que había que tironearlo para que llegara con los deberes a tiempo y los borcegos lustrados.  - Cartas?.- bajó las suyas, se quitó las gafas y corrió del otro lado del mostrador.  –Dos- y arrojó las dos que le sobraban guardándose el rey y haciéndolas girar en el aire como en cámara lenta- chuuffff…- sacó dos del mazo y antes de volver, orejeo la primera haciendo temblar la mano hasta que apareció  el gancho de otro 7 a la par de la figura. Volvió a mirar al responsable invencible que lo contemplaba del otro lado y corrió a asumir su lugar bajando las cartas como si escondiera un secreto,  y sin sospechar lo que había en frente, consideró las posibilidades:  “se quedó orejeándola fijo, aunque con el reflejo no estoy seguro…   tardo un momento antes de bajarlas y..” miró a la vidriera de la entrada donde el temerario negro estrenaba su mameluco camuflado en cuerpo a tierra, de la misma manera en que solía acomodarlo sobre el pupitre Dani Gómez durante las horas de clase (casi oyó el eco de su risa) y  apuntándole con el rifle como si le guiñara un ojo : “dale que podés”..Entonces tomó coraje para pedir 1 pero en cambio dijo:  -3 –y dudó un instante sorprendido de sí mismo, mientras descartaba la escalera y se quedaba con los anchos. Se dio las 3 cartas con actitud condescendiente y un rastro de culpa hacia la sombra desarrapada y no pudo contener el entusiasmo (casi las lágrimas), cuando detecto una pata gemela de la pareja de ases, que ahora eran trillizos, y de reojo le devolvió el guiño al temerario.                                                                                                  
–Vaa qué te hacés..-le dijo la sombra del otro lado, mientras él la ignoraba desenterrando la joroba de un 6 con la ceja levantada detrás de los cristales transparentes.                                                                                                                              
–Usted habla.- y corrió del otro lado.                                                                                        
-100 más!- gritó, saboreando el tirón.                                                                                        
-a 150.- contestó el otro con las gafas torcidas.                                                            
–Visto -y una mujer sorprendida en la vidriera lo miraba ir y venir hablándose a sí mismo y olvidado del negocio. Mandó los 50 cuando volvió a encontrar al rey que lo miraba con gesto admonitorio, había empezado a orejear la segunda pero se paró..- y otros 200.                                                                                                                                           
El comerciante volvió a acomodarse las gafas con pulcritud mientras saludaba a la señora en la vidriera con un movimiento de cabeza y acomodando los montoncitos de fichas como si estuviera solo.                                                       
 -Ehh! no toque mis fichas!.- lo frenó la sombra.                                                    
 -200 más? – los tiró sobre la mesa y abrió el abanico a contraluz con los  ases de frente y despacio fue aflojando la última baraja hasta que asomó la curvita de otro 6, como si lo espiara.  Se tomó un momento para mirar a la sombra del monaguillo por encima, casi con la piedad de un ángel por ese alma gemela a la que tantas veces había visto desde adentro y le había robado los secretos alimentándose del mismo impulso.                                                                         
-570 y jugado.- dijo empujando todas sus fichas hacia el pozo                              
-Eh ya no podés rebotar! tendrías que haberlo mandado todo antes..                    
-Sí que puedo,  qué pasa no tenés huevos?                                                         La sombra sabía que era trampa pero tuvo que ceder, y empujó todas sus fichas al pilón..                                                                                                        “En el principio era el Verbo, y el Verbo era Dios, y el Verbo era con Dios..”..       -quién habla?.- preguntó la sombra resignada poniéndose las gafas detrás del mostrador.                                                                                                              
–Full de ases y seis.- bajó el comerciante con la fría diligencia del que ejecuta.    La sombra se vistió de monaguillo como si en la umbría de los estantes se extendieran los asientos de la congregación, dándole la espalda a la luz de los vitrales que caía desde el ábside  encandilando al comerciante detrás de las gafas. Contempló las cabezas persignándose que se daban la paz al son de un hosanna mientras el Padre levantaba el pan partido entre los dedos,  ofreciéndolo a los fieles:                                                                                        
-Que el cuerpo de Cristo esté con vosotros.                                                          
–Y con tu espíritu.- contestó la multitud mientras él pelaba la última carta con  despunte minucioso.. “y con tu espíritu…” y el gancho del cuarto y último 7 asomó con un destello sobre el silencio postrado de los que al fin comulgan, poker de 7, símbolo bíblico de plenitud y perfección multiplicado a los cuatro vientos, razón y magnificencia del perdón prodigado sin medida y “hasta 77 veces”, como Jesús le dijo a Pedro..                                                                      
–Tomáa! Poker de 7 gil!   Tomá!..- le gritó  al comerciante con la voz ronca y el rostro encendido, tirándole las cartas adelante y saltando por todo el local, mientras la mujer que seguía parada en la vidriera no daba crédito a lo que estaba viendo.  “I´ll be back”.. le dijo el comerciante, evaporándose después de guardar las fichas.          
Tumblr media
ilustración: @juanpluma​ 
0 notes
fuegocolores · 3 years
Text
Martín y el fútbol
Yo creo que a Martín le interesaba mucho la cultura popular. El fútbol, malafama, el rancheo en las plazas...
El primer recuerdo de Martín y el fútbol que tengo es allá por el 2009 o 2010, en unas olimpiadas del secundario. Nuestro equipo era malísimo, poco vistoso y sin ideas. Para colmo siempre faltaba algún jugador. Un día le dijimos a Martín que venga a jugar. yo creo que la vez anterior que Martín había tocado una pelota fue en el verano del 96’ 🤣
El partido fue aburrido y sin emociones, pero en los últimos minutos pasó algo inesperado para todos. Teníamos un penal a nuestro favor! Sin haber pateado al arco en todo el partido! Si lo metíamos pasábamos de ronda, y estirábamos la eliminación un partido más....
“Que lo patee carusso!” “ seeee, ya fue, lo va a meter, nos trajo suerte”
Acomodó la pelota en el punto del penal. Y dio uno o dos pasos de carrera. Todos lo alentábamos, lo teníamos que meter, pero la realidad era que no nos importaba si no lo metía.
“Pégale fuerte y al medio, un puntinazo” “ mira, con esta parte del pie pégale! Dale que ganamos”
Sonó el pitazo y Martín le pegó a la pelota. Un disparo fuerte e incierto, rasante, yo creo que le pegó la mitad a la pelota y la mitad a la tierra.
El penal fue directo a las piernas del arquero que también no era el más virtuoso bajo los 3 palos. “ agarrá el rebote!! Con todo!!” Martín volvió a pegarle a la pelota, con todo, a media altura, infló la red y estallamos en un grito de gol.
Luego vino la montaña humana de todos, creo que hasta alguno de equipo contrario se metió, hasta el árbitro! El árbitro se metió, le dio unas palmadas y lo felicitó. Todos fuimos felices, Martín sin esperarlo se había convertido en nuestro héroe, y no importaba que hayamos pasado de ronda sin patear al arco, o que el próximo partido seguro íbamos a perder por goleada, fuimos felices.
la foto es del 9/12/18 la final de la libertadores, lo invité a ver él boca River con unos amigos. Martín llegó bien entrando el segundo tiempo y trajo una sidra. Más tarde y después de sufrir los tiempos extras, pudimos descorchar esa sidra y gritar dale campeón.
Tumblr media
0 notes
whileiamdying · 4 years
Text
Crimen en Villa Gesell: qué revelaron las ruedas de reconocimiento y un testimonio brutal
El "testigo T" complicó a Máximo Thomsen, imputado como coautor. El ataque: insultos racistas y puntinazos en la cabeza. from Clarin.com - Sociedad http://www.clarin.com/sociedad/crimen-villa-gesell-revelaron-ruedas-reconocimiento-testimonio-brutal_0_IDSF0smz.html via IFTTT
0 notes
labandarojasangre · 6 years
Text
Lo que llevamos dentro
                                                                                  "Todos somos Maradona"
                                                                                                 (dicho popular)
                                                       "Tengo dos problemas para jugar al fútbol:
                                 uno es la pierna izquierda. El otro es la pierna derecha"
                                                                                 (Norberto Fontanarrosa)
  Recibe la pelota Maradona. La baja de pecho y la pisa con la pierna derecha. Se sabe rodeado, por lo que amaga avanzar hacia un costado pero se detiene a ver la reacción de sus rivales. Siente un tirón en el muslo derecho y deja que la pelota se vaya al lateral. A continuación se apoya en el alambrado del costado y se toma la zona afectada. Mueve un poco la pierna y el dolor parece aflojar. Diego sabe que son ecos de antiguos golpes y de viejas batallas que regresan cada tanto a reclamar sus penas. Mira la cancha, donde el partido sigue. Dos a cero abajo, piensa Maradona mientras hace una mueca de fastidio. "Si son todos unos muertos", parece pensar con desazón. Pero el partido continúa. Diego pide la pelota. No se la dan. Se fastidia pero acompaña la jugada con la vista. Luego, se acerca al número nueve mientras éste se acerca al área rival, y se la pide a gritos. Pero su compañero, en vez de darle el pase, prefiere clavar un puntinazo y que la pelota se vaya desviada. Saque de arco.
-¿Qué querés inventar, papá? ¿No me ves que estoy solo? -reclamó malhumorado. El otro levanta los hombros y no dice nada.
Tumblr media
El arquero rival saca fuerte a la mitad de la cancha. La pelota es recuperada por el líbero que, con un pase largo, la hace llegar al volante central, que se la pasa a Maradona. Diego cubre la pelota y la mueve hacia un costado para esperar a que lleguen sus compañeros. Siempre rodeado de rivales, el genio divisa a uno de los suyos, e intenta hacerle llegar el balón con un pase mágico, picándola sobre la defensa. Sin embargo, una pierna mal intencionada se encarga de interrumpirlo con foul. Maradona toma la pelota con ambas manos y la acomoda en el suelo con cara de mortificación: “No protegen a los habilidosos”. Aprovechando el desconcierto de los rivales y, sin dar tiempo a que el arquero acomode la barrera, Diego le da un fuerte zurdazo a la bola, que se pierde un par de metros por encima del travesaño. Los compañeros parecen recriminarle pero él levanta la palma de su mano para pedir perdón. Como si él tuviera que pedir disculpas por algo...
A continuación, Maradona sale a presionar al número cinco rival pero éste, rápidamente, se saca la pelota de encima. Diego se queda jadeando y se toma la cintura. Está bien pero sin aire. Lamentablemente, las condiciones meteorológicas no son las mejores y menos para que juegue el mejor del mundo. El calor y la humedad lo están matando. Maradona se recupera a tiempo para recibir una pelota que le viene al pie. La devuelve a un toque y fabrica una pared con el número siete, antes de tirársela larga para que pique. Lamentablemente, el remate, aunque bien direccionado y con potencia, da en un poste y se pierde afuera. Diego aplaude la jugada y hace señas para que el balón se juegue a un toque.
Tumblr media
El encuentro no da para respiros. Hay lateral para su equipo. Aprovechando una distracción, Maradona hace un pique corto y sorprende al equipo rival, pidiendo la pelota en tres cuartos de cancha. Por una vez desmarcado, recibe el esférico y lo pisa, haciéndolo pasar por debajo de sus piernas. Luego del giro, Diego comienza su avance con pasos cortos, moviendo las piernas intentando desconcertar a su marca. Finalmente, el defensor intenta sacarle la pelota de la zurda pero Diego engancha hacia la derecha. Frente a él aparece un nuevo rival que parece listo para derribarlo con falta. Pero Maradona es Maradona: adivinando el movimiento de su contrincante, mete un cambio de ritmo y deja atrás a un delantero que retrocedía para ayudar con la marca. Habiendo esquivado a tres jugadores, entra al área con pelota dominada. Le sale al encuentro un nuevo defensor y, luego, el arquero. Aprovechando el envión, pisa la pelota y el desconcertado zaguero hace un movimiento en la dirección equivocada. Ya está Diego frente al portero. Alcanza a ver a dos compañeros suyos solos en el área chica: si hace el centro atrás, es gol seguro. Pero el egoísmo de los goleadores lo ciega frente al arco, lo decide a abrirse hacia la derecha cuando le sale el uno y, cuando se está quedando ya sin ángulo, ensaya una rabona. Diego, sin embargo, erra al balón, tropieza consigo mismo y cae aparatosamente contra la defensa de alambre de la canchita de Parque Norte.
-¡Dale, gorrrdo! -gritó Luis, de 38 años, que vestía una camiseta de Racing.
-¡Despertate, matambre! ¿Quién te crees que sos Maradona? Largá la pelota morfón… -agregó Juan, con la camiseta de Croacia.
-Callate, muerto y dejame tranquilo. ¿A quién se le ocurrió reservar la canchita para el mediodía en pleno verano? ¡Hay mil grados a la sombra! –contestó Felipe, ya entrado en los cuarenta y con una descolorida camiseta de la selección argentina, mientras se levantaba trabajosamente.
-El boludo de Cacho, ¿quién va a ser? ¡Dale, sigamos! -dijo de nuevo Juan, mientras se pasaba la manga de la remera por la frente para secarse la transpiración.
-Pasála -gritó Felipe a uno de sus compañeros de equipo- ¡Acá, acá…!
Maradona pide la pelota nuevamente y se acerca a recibirla hasta detrás de la mitad de la cancha…
Tumblr media
0 notes