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ladedicatoria · 2 years
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A todes les profes del mundo.
A Claudia
Comprabas las colecciones de libros infantiles que venían con el diario y los repartías entre tus sobrines, a cada une nos tocaba uno distinto, también nos grababas caseramente películas en vhs, en la etiqueta escribías los títulos y nuestros nombres, para Julieta y Leo, recuerdo La era del hielo 1, Los Aristogatos, Anastasia, Winnie Pooh con los comerciales de la tv incluídos.
 Tu departamento en los monoblocks frente al parque central me encantaba, ¿Cómo se llamaba tu gata? Una vez dormimos las tres en tu cama. Me parece tan increíble la cantidad de veces que he vuelto a pasar por ahí y no se me pasa por la cabeza visitarte.
 Tengo muchas cosas que fueron tuyas. Remeras que me quedan enormes. Unas muñecas mexicanas de tela a las que les dibujé la cara, les corté el pelo, les rompí la ropa e hice tatuajes practicando con una máquina de verdad, perdón,  siempre fui destructiva con los juguetes. Un tambor de cuero que apesta y en el que un compañero del secundario escribió en la parte de atrás con corrector uno de esos mensajes estúpidos de nunca cambies con t.k.m, siempre pienso que voy a lijarlo. un bolsito negro de tela con un dibujo bordado de gente dándose la mano al rededor de un mundito. Montones de tarjetas dedicadas que te regalaban tus alumnes por el día del maestro.
 Un álbum de fotos de tu viaje a México del 98', el año en el que nací, ese año tu otro hermano también estaba por ser padre. Vos te ibas de viaje con tu amiga, tiene fotos juntas, de los sitios que visitaron,  plantas y cascadas, de un avión sobre el cielo celeste, postales compradas de paisajes, iglesias, murales, tejidos, ruinas, fotos con gente que conocieron allá, una de un chico, tal vez amigo tuyo envuelto en telas indígenas riendo sosteniendo una vela encendida y usando el bolsito negro que tengo, una imagen del Subcomandante Marcos, fotos de una protesta con la que te encontraste, en una hay una pancarta que narra “el olvido está lleno de memoria”, eso fue en Puebla, lo sé porque pegaste pequeñas etiquetas que escribiste indicando de qué lugares son tomadas las fotos, lo que ahora haríamos al publicar una foto con su ubicación. También estuviste en Las Ruinas de Cholulá, Mitla, Chiapas, Ocosigno, Palenque, Kabah, Tulum.
 Hacías tu propia ropa, eras zurda, usabas lentes, tenías muchísimos libros, en mi mente de niña eras Vilma de Scooby-Doo. Una vez caminando por la sexta tuvimos una conversación sobre pijamas.
 Siempre que nos visitabas agarrabas todas nuestras zapatillas y las lavabas a mano, se secaban al aire, desbloquee ese recuerdo cuando ví París Texas.
 Eras la única adulta que me dejaba sentarme en el asiento de copiloto del auto. Moriste en un accidente que no fue tu culpa, el 24 de diciembre.
 Una vez soñé regresabas después de pasar años en la cárcel, pero me decías por qué te habían encerrado, me sentí enojada porque te habías ido tanto tiempo, pero era enojo conmigo, porque no me había dado cuenta de tu ausencia. Cuando desperté todavía se sentía real, iba a preguntarle a mis xadres por qué habías estado en la cárcel pero mientras bajé la escaleras recordé que habías muerto, y que no había pensando mucho en vos desde entonces.
 Una vez en la playa nos metimos juntas al mar, nos alejamos un montón de la orilla, quería ir más profundo todavía, hablamos sobre qué pasaría si nadáramos sin parar hacia adentro: en un momento los músculos se cansarían de esforzarse y aunque quisieras seguir nadando te ahogarías.
 Una vez tuvimos una discusión sobre si los perros pueden comer alimento de gato o si los gatos pueden comer alimento para perros.
 Eras la hermana mayor, igual que yo. Tuviste dos hermanos, uno tenía una edad similar a la tuya, el otro mucho más chico. Igual que nosotrxs, el mismo patrón, no llegaste a conocer a Marcos, el hermano menor.
 Tuve un profesor de lengua en el secundario que te conoció, la primera vez que pasó lista me preguntó qué era tuyo, por el apellido, me contó que fueron amigos, que comían asados y vos lo delirabas porque le gustaba Draghi Lucero y a vos no.
 El otro día te imaginé en la movilización de les docentes, será por ese no sé qué fantástico qué se crea cuando se unen tantas personas en un sólo lugar. Te ví encontrándote con tus colegas que te recuerdan, con una pancarta prolijita que hiciste vos misma, sacando fotos con una kodak descartable, después iríamos a alquilar una película conversando como lo hacíamos, de cosas importantes, como el mar y las mascotas, porque todo lo que me recuerda a vos es analógico y tiene una mística infantil a la que siempre quiero volver.
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lasfotosdezoe · 4 years
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RETRATXS CON MI HERMANX
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ladedicatoria · 2 months
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“dedico estas palabras al arte y la posibilidad que me regala de acercarme a la vida escribiendo, en cada cosa que miro y siento, en cada sentido visual y textual que me invoca”. 
¿Dónde va aquello que no cobra una forma definida? Aquello que más bien simula un contorno, algo difuso que se va dibujando a sí mismo.  De a ratos veo algo desde afuera que impacta hacia dentro y brota una cosa y otra y se van amontando de manera desordenada  en mi interior. ¿Cuál es el lugar donde viven esas palabras por venir? ¿Dónde empieza lo que se va moviendo como una figura difusa, casi fantasmática entre mi cuerpo y el mundo?  Y en este lugar borroso me quedo, recorro con mis dedos textualidades y ahí me estoy en sus habitaciones, en sus paseos diarios, en los recorridos que hacen para aparecer.  Luego se intercalan las rutas,  sucede algo similar por dentro, luego hacia afuera y al final del día no es tan claro discernir el procedimiento. 
Sin embargo, 
camino un poco en esas
Cosas
Casas
Caminos
Agujeritos de la piel 
Y me doy cuenta que por eso escribo. Y quizás por eso intento adivinar dónde sucede el primer envión, esa primera imagen, esa primera relación que tanto significa en mi vida. 
De las cosas más importantes para vivir en este cuerpo quiero hablar del agarre a los días,  de esa relación inmanente entre las palabras y las formas difusas que suceden delante de mis ojos. Por eso dedico estas palabras al arte y la posibilidad que me regala de acercarme a la vida escribiendo, en cada cosa que miro y siento, en cada sentido visual y textual que me invoca. 
Soñé que me enternecía un bebé que no era mío y lloraba por la incomprensión que me generaba que un cuerpo humano pudiera ser tan pequeño, y de repente sentí ganas de ser bebé. Me desperté recordando el llanto de los bebés que he cuidado, en su totalidad bebés ajenos. El llanto del bebé siempre me resultó algo incomprensible, es una imagen que me genera una angustia similar a la de un accidente, algo que de pronto te deja sin saber qué rumbo tomar.  Que el llanto invada algo que no sabés qué es o que algo tan incomprensible como ir al pasado pueda suceder, debo decir, llamó mi atención. ¿Por qué deseaba esto? 
Son días donde lo abrupto me aterra. Pensé en convertirme en bebé, sólo un momento, para llorar sostenidamente perdiendo todo tipo de capacidad para enunciar tal angustia, si bien era algo que podía anhelar, sólo deshaciendo mis 39 años llegaría a un estado similar. Me aterrizaron muchas preguntas, similares a cuando me despierto pensando en un color: ¿Qué nombre le pondría a mi propio llanto? ¿Cuánto me llevaría poder nombrar? ¿Podría algún día decir me angustia tal o cual cosa? Eso que yo recababa en compañía de mi analista ¿qué tan real era? Esa revisión actual ¿era válida hacia el futuro? 
En el andar de mi análisis he podido encontrar imágenes-sucesos-textualidades que permanecieron años ahí y que de pronto se visibilizaron, modificando desde el presente tanto mi pasado como todo lo que vendría. Puedo experimentar como la palabra agarra una imagen, he sentido vaciadas palabras que me sostuvieron, he abrazado imágenes sin comprender cómo se llamaban para luego buscar un nombre propio para ellas. 
Parecería que al pasado se le va otorgando el olvido y al futuro lo ajeno; la distancia es, en todo caso, lo que sostiene estas maneras en las que me ciño al tiempo. 
Durante los días de tragedia es cuando más puede sentirse el agarre a la vida que ofrenda el arte. Caminando en el llanto y los sentidos entreabiertos al mundo, entregándole a los días la gratitud de conmoverme por el cielo cada mañana. 
Los días más tristes son aquellos donde sucumbo ante la ausencia de palabras que parecieran no encontrar un lugar en el mundo y convertirse en nubes, desiertos y nuevos modos de hablar. En medio de los días de tragedia puedo acariciar el recuerdo de colores explotando dentro mío todas las veces que sentí amor a la vida. Gran parte de esos recuerdos están entrelazados al arte y su sentido de transformación, sobrevolando en aquellas palabras que antes fueron imágenes o que rebotaron de afuera hacia dentro hasta encontrar un hogar posible. 
En los tiempos que atravesamos, resulta sustancial inventar maneras para acercarnos,  merodeando circuitos y hogares para mantenernos cerca.  Gental* intenta ser un poco eso, es una propuesta lúdica que tomó la forma de dispositivo, proponiendo abrir un juego que desde la sorpresa propone una manera de hacer arte con otras personas.  Gental viene de gente, es un adjetivo que se define como algo  “común a todos los individuos que constituyen un todo, o a muchos objetos, aunque sean de naturaleza diferente”.  Son siete personas que se disponen a dejarse impregnar por textos que alguien escribió, textos que sin saberlo de antemano quizás estaban dedicados a ser, además de textos otra cosa.  En tiempos de tanta oscuridad,  tejer nuevos puentes entre gente que se agarra desde el arte a la vida es una opción que tira un poco de luz,  un rayo que nos conecta.  
*Gental es un evento colaborativo que ha tenido dos ediciones en el teatro El Taller y prepara su tercera edición en mayo.
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ladedicatoria · 2 months
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A Sensini, a Diego de Zama, a los suicidas, al silenciero, a Antonio Di Benedetto
 
Conocí Mendoza de chico y Mendoza en mi recuerdo, en ese primer encuentro, se reduce a una jirafa. Una jirafa hermosa a la que ni siquiera pude pensar encerrada. Una jirafa que esperé por años. Mis padres al ver mi fascinación me prometieron una, que nunca llegaba. Un derrotero kafkiano seguía el viaje de la jirafa. Trámites aduaneros, puertos cerrados, tormentas en el mar, porque venía en barco…a La Rioja. Fui y volví muchas veces a Mendoza en el transcurso del tiempo, pero fue en ocasión de mostrar mi colección de arte donde esas visitas se convirtieron en una cita obligada. Creo fue en 2018, nunca puedo recordar fechas ni números  en general, caminé por la nave cultural y encontré unos cartelones de hierro oxidados que tenían grabados fragmentos de textos de Antonio Di Benedetto. Era una mañana fresca y mi peculiar sentido de la sociabilidad estaba pleno, había conocido en esos días muchos artistas que tanto Daniel Rueda como Mariano Fiore habían tenido la amabilidad de presentarme. Aquella mañana fue como si recuperara si no la felicidad, sí la energía: una energía que se parecía mucho al humor, un humor que se parecía mucho a la memoria. Recordé de golpe la jirafa y recordé la dedicatoria de Zama.
Nunca sabré si es nuestro destino latinoamericano o es algo más personal, no tan colectivo, lo que me hace tener una pequeña expectativa, que se debilita pero no se apaga. Una especie de esperanza chiquita, como que en algún momento lo que espero va a suceder. Seguramente eso me permite construir en mi cabeza y en la práctica una red de personas con intereses más o menos comunes, de los que puedo ser amigo o amigo potencial con los que puedo planificar proyectos. Andrei Fernández describió este fenómeno una noche en casa, como una poética del Noroeste y como me pareció entrañable, lo sumé a mi discurso. Cuando me preguntan qué mantiene nuestro hacer en regiones tan alejadas de los centros principales del arte, respondo que es nuestra necesidad de vincularnos con el otro, una necesidad muy interna del ser humano de no ser una isla. Mientras lo escribo, porque lo he manifestado muchas veces y ya lo tengo internalizado, veo por ahí alguna contradicción. Supongo que entrará en el capítulo “excepciones a las reglas” de las que nos hablan las ciencias duras. Disfruto muchísimo mi soledad y me encanta vincularme con pares y espero, espero, espero al amor de mi vida. Que si no se apura en aparecer, encontrará lo peor de mí, lo que viene quedando. 
Si miro atrás no proyecto. Lo tengo en cuenta, pero avanzo. ¿Hacia dónde? No lo sé. O si lo sé y me hago el distraído. No entiendo mi hacer como artista, como coleccionista o como el rol que la gente necesite ubicarme para estar tranquila, sin el soporte ni la complicidad de los amigos. En una entrevista a Orson Wells le preguntaban, le exigían que explique por qué él siempre trabajaba con actores amigos. Respondió que él trabajaba con amigos porque para él eran los mejores. Bajo estas consigas, que obviamente las descubrí mucho después con el hacer, es que creo toma sentido mi colección y las actividades en Un Muro*. 
Volver a Mendoza ya no es la Jirafa. Volver a Mendoza es caminar por calles por las que caminé con gente que quiero, personajes valientes y a la deriva. Es la montaña que se percibe más lejana que en mi aldea, pero imponente, protectora. Es la promesa del encuentro, son las charlas íntimas y profundas, las charlas grupales y divertidas, el vino, el zonda, el fantasma de Sensini, la ilusión de que Gregorio no esté muerto.
Al final, después que el niño rubio le ha salvado la vida, Zama le dice “No has crecido…”, y él responde “Tú tampoco”. Nadie vive en la espera, ella solo engendra víctimas. 
Hugo Albrieu 14 de abril de 2024.
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ladedicatoria · 2 months
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que el desierto sepa lo mucho que le agradecemos  que nos enseñara  lo importante.
carta de amor al desierto
o
la correspondencia como páramo atemporal
Mendoza. Abril del 2024.
(No sé si alguna vez viste algo tan hermoso.)
Querido desierto. Qué hago yo otra vez escribiendo una carta, si estamos en el dosmilveinticuatro, el correo postal cuesta una fortuna y las estampillas son, prácticamente,  objetos de colección.
No sé si alguna vez viste algo tan hermoso, le diría a alguien que no conoce esta tierra corazón de desierto. Porque el desierto lleva en sí la crudeza de la muerte. Es la muerte hecha tierra caliente y polvo desprendido. Y sin embargo está tan lleno de una vida furiosa, una que se aferra a existir con lo mínimo que el paisaje puede darle.
Una vida tenaz. Silenciosa, lenta, pero perfectamente fuerte y prolífica.
No sé si alguna vez viste algo tan agradecido como el desierto después de una lluvia. Le diría eso a algunx extranjerx, a algunx desconocidx, a alguien que no puso sus ojos en el pedemonte vacío. Le diría: en el desierto, la lluvia es dios, y después de su aparición, todo es reverencia.
Desierto querido. Hago silencio para escucharte. El sonido es mínimo. Alguien podría decir: silencio. Pero en realidad tendrías que detenerte para entender que no es silencio, es quietud. La quietud puede ser un sonido. La cautela puede ser un sonido. La falta de agua puede ser un sonido. El sonido ínfimo de la tierra quebrándose, de la tierra flotando en el aire vacío.
Te escribo esta carta porque no conozco otra manera de detener el tiempo. 
Verás. Los tiempos que corren son voraces. Hoy en día, sentarse a escribir una carta es librar una batalla contra el tiempo. Es devorarse la inmediatez. Es mirar a los ojos al tiempo y decirle: te tengo miedo, pero igual voy a mirarte. 
Entonces, desierto mío, te escribo una carta, porque para conversar con vos hace falta detener el tiempo.
Ahora, acá, en estas letras. Un páramo atemporal. 
Hago foco en la memoria para mirarte.
Pero el desierto no es un paisaje visual. El desierto no es/
solamente/
la tierra cuarteada bajo los pies, el sol que parte al medio, la vegetación baja o inexistente.
El desierto es un paisaje adentro. Se lleva en el cuerpo, como parte de nuestra composición química, psíquica, imaginaria. 
Tenemos al desierto en la voz.
Tenemos al desierto en los ojos cautos.
Tenemos al desierto en el tiempo suave de la siesta.
Tenemos la crudeza del desierto en el invierno de la piel.
Tenemos la fuerza del desierto en la primavera del gesto de supervivencia.
Mi barrio está lleno de jardines. Yo no he visto nunca tan buenxs jardinerxs. ¿Quiénes son estas gentes que, mientras viven sus vidas, cultivan como expertxs un verdor imposible? ¿Quiénes son estas personas que todos los días, además de trabajar y criar hijxs, crían en sus pequeños cuadraditos de tierra un montón de plantas que no tendrían por qué existir en este pedazo de continente? ¿Quiénes son estxs jardinerxs invisibles que, con paciencia de meses, con paciencia de años, van haciendo crecer de a poco plantas que, más que plantas son una promesa? 
Riego mi propio jardín. 
Está plagado de verde.
Me he convertido, sin darme cuenta, en unx jardinerx más de lxs de mi barrio.
Lo único que sé de mi jardín a ciencia cierta es que me necesita. No va a crecer solo. No puedo dejarlo librado a su suerte si viajo. No puedo dejar de regarlo ni un sólo día en el infierno del verano. No puedo no seguir los cambios de la luz en el invierno.
Ésa es la verdad de esta tierra:
Crecer en el desierto 
es la única manera 
de no dar por sentados los jardines.
Por eso, desierto mío, esta carta. Esta carta que es una apuesta contra la urgencia. Esta carta que es un mapa, una brújula, un intento de encontrarte entre los pliegues del tiempo. Una búsqueda de lo sutil, de lo pequeño. Un recordatorio de lo que está ahí: adentro. 
Un agradecimiento.
Con amor, Mar.
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ladedicatoria · 2 months
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dedicado a todxs lxs niñxs del taller evita,  a todxs lxs pibes de las villas, y a la educación popular 
Amigo, después de transcribir los audios, siento el corazón latir fuerte gracias por todo lo que relatás en cada pregunta de la entrevista; toda esa entrega; la abrazo. De la misma forma que abracé tu gesto de generosidad cuando nos conocimos; en aquella época estabas dando clases gratis en el taller de cerámica. Todxs lxs artistas ceramiquerxs que conozco de la zona este han pasado por tu taller, no nos cobrabas nada por enseñarnos, en uno de los audios decis: “hay que transmitir lo que uno sabe; es importante que no caiga en la categoría meramente mercantil - vender y comprar- sino que cuando hay una necesidad de alguien, y te solicita algo, dárselo: lo que sea, lo que vos sabés. Lo que uno aprendió también lo aprendió de otrxs”. 
Recuerdo que en esa época nos contabas que les dabas clases de cerámica a lxs niñxs en tu barrio. ¿Cómo nació el taller/merendero en tu casa? 
“Era un sueño ya desde niño, por haber atravesado desigualdades, uno en la vida va aprendiendo, puede convertirse en una persona resentida o empática ;yo creo que opté por ser empático. Siempre me preocuparon las necesidades de mi barrio, las viví.
El barrio se llama Villa Italia, porque los italianos comenzaron a poblarlo en los años treinta haciendo chozas, después les adjudicaron algunos terrenos y se establecieron varias familias. En el setenta y ocho hicieron el  barrio que está al lado, el Güemes. Yo me acuerdo, tendría unos ocho años, todo esto era una gran villa, se llamaba “ el matadero".
En aquella época iba a visitar a algunos compañeritos de la escuela, vivían en los ranchos alrededor del matadero; ahí faenaban, vendían achuras y limpiaban las tripas, se  usaba la tripa para los embutidos porque la gente por lo general criaba animales y carneaba, era una salida laboral. 
Cuando hicieron el barrio Güemes, recuerdo que los milicos le pasaron por encima con la topadora a los ranchos. Mucha gente no se quería mudar a la casa nueva, querían seguir viviendo ahí. Yo me acuerdo de los milicos sobre los muebles y sobre todas las pocas cosas que tenían esas personas.
Antes de esto, iba a la casa de mis amigos; en pleno invierno todos teníamos las manos partidas, los cachetes, los labios partidos por el frío. Por lo menos mi casa era de adobe; ellos vivían en los ranchos, el aire circulaba por las cañas porque no había tantos plásticos para cubrirlas -cómo pueden dormir acá, sobre los pisos de tierra- pensaba.
Éramos muy amigos, compartimos muchas cosas; la mayoría perdieron la vida, algunos muy jóvenes, por vicios, por trastornar la vida; muchas veces se volcaron a la delincuencia. Fuimos pocos los que tratamos de no caer en eso y salvarnos. A mí me salvó el arte, siempre lo digo.
Yo me siento atravesado por el arte: de niño me acuerdo que un vecino me retó muchísimo porque le tallaba los ladrillos de la medianera; pasaba mucho tiempo pintando, dibujando, me gustaban las tizas pastel. Pero desde niño muchas cosas fueron inalcanzables para mí, como por ejemplo, estudiar. 
Comencé a trabajar cuando tenía nueve años en una farmacia, después en un supermercado, tenía que colaborar en la casa. Por ahí me guardaba alguna plata y compraba revistas de arte. También recuerdo los talleres que daban en la capilla o en el barrio, me ayudó mucha gente a lo largo de mi vida.
Cuando tenía dieciocho años, había terminado la cosecha y estaba sin trabajo, recibí un llamado de un taller de cerámica, me  preguntaron si sabía pintar ,les dije que sí y así comencé en el oficio. Todo lo que aprendí fue de forma autodidacta, me apasiona trabajar con el barro, con la madre tierra, la alquimia que tiene todo esto, el fuego que lo cambia todo. Y aparte de eso, las piezas que salen de uno, que son como pedazos nuestros, cada pieza es un pedazo de nosotros.
Bueno, por estas cosas fue que antes de la pandemia decidí abrir un taller en mi casa, daba clases a lxs niñxs, cuando conseguía materiales. Después tuve la posibilidad de meterme en el movimiento Evita;  comencé a trabajar con las chicas  del plan Potenciar Trabajo. Ahí nace el nombre “Taller Evita”. Se sumaron personas a colaborar, con el tiempo fue creciendo, ahora vienen sesenta niñxs. Hay diferentes talleres de arte y  hacemos la  merienda con algunas cosas que trae la gente amiga.
Se convirtió en un refugio, donde intentamos, con las herramientas del arte, transmitir afecto; enseñarles a quererse entre amiguitos. Trabajar la empatía, enseñarles a lxs niñxs a verse en la persona que está enfrente; a no ser individualista; tratar de enseñarles que ellxs juegan porque tienen sus amigxs alrededor.
A veces las familias son demasiado disfuncionales o viven con sus tíos, con sus abuelas; también hay cosas feas, desmembradas. Por eso cada vez que festejamos algo; por ejemplo  el día de la madre; construyen un regalito y se lo llevan a sus casas; esa cuestión afectiva nos importa, porque muchas veces las carencias, las carencias suelen destrozar los deseos, suelen destrozar los sueños, destrozar toda esa imaginación creativa que tienen lxs niñxs. Acá vivimos con varias cosas negativas pero tratamos de transformar, tratamos de llevarlos hacia otro lugar, espero que podamos continuar. Que esas criaturas el día de mañana puedan pensar algo bueno, tener el recuerdo en su cabeza de un lugar dentro de ese mundo infantil, donde venían a divertirse.”
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ladedicatoria · 2 months
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A nuestrxs amigas y amigos
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ladedicatoria · 2 months
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La idea de esta entrevista comenzó por una charla en 2022 una tarde en el Anexo MMAMM en la muestra de La vida secreta de las imágenes. En el día de hoy, 12 de abril de 2024, la cita comenzó en el marco de un día frío entre mates, salsitas y falafels recién horneados. Como se extendió largamente, el siguiente texto registra algunos pasajes intervenidos por la imaginación y el magnetismo que esta historia nos produjo, en su capacidad de mantenerse en el punto justo entre el misterio y la huida, como ejemplo de un modo de vida particular y esquivo, en el medio de una Mendoza en un proceso de transformación, manteniendo brillante el poder y la gravedad de una mujer para habitar la diferencia. 
La historia de mi abuela es como una especie de leyenda, porque no hay nada cierto cierto. Son cosas que se decían, cosas que se cuentan. Por palabra de ella no tenemos la historia. Es una historia que ha venido a nosotros por mi viejo. Mi abuela era una persona que le gustaba mucho el arte. Ella quedó huérfana en Santiago del Estero. Ella se llamaba Kira Kadiajh y nosotros tenemos el apellido de ella. 
¿Kira con k? Bellísimo
Sí. Era blanca mi abuela, tenía ojos claros, rubiecita, nada que ver con nosotras. Bueno ella se cría en el orfanato, se escapa a una edad, no sé si a los 16, con una amiga. Las vuelven a agarrar, las meten otra vez al orfanato, se vuelven a escapar y se van a Buenos Aires. (Ahí) yo no sé porqué se involucra o entra en contacto con la gente del arte. En algún momento alguien dijo que ella quería ser actriz y después sabíamos que había posado en la Escuela de Bellas Artes, para un escultor. Ser modelo era un laburo que a ella le servía y le pagaban muy bien, así que empezó a rodearse de artistas. Yo pienso que allá se quedó embarazada de Estrella, mi tía mayor, porque ella cuando después encuentra a su papá, era porteño. Pero la cría acá en Mendoza. Después viene mi papá, Máximo (Turco Máximo Kadiajh) y la última hija que tiene es mi tía Argentina, que le decimos todos Tina. No sé cómo llegaron a Mendoza, mi abuela viene con mi abuelo Luis. Él estudiaba, sabía muchas cosas, pero no tenía la ambición de una carrera.  Era hijo de militares, tenían plata. No sé cómo se conocieron, se vinieron sin nada. Mi abuela era muy anarquista, vivían como en una especie de bohemia: tocaban la guitarra, escuchaban música clásica, leían mucho. Eran gente muy culta en una situación muy rara, diferente. 
Acá nace mi papá y mi tía Argentina. Los tres hijos son de padres distintos. Lo cuento porque me parece muy importante. Ella era una mina muy libre, practicaba esa libertad, con mi abuelo presente. Nunca se casó. Ellos pasaron un tiempo con los chicos en una villa que se había hecho al lado del zanjón que está en Las Heras, (a muchxs) les dieron casa en La Favorita. Mi abuela no quería vivir en un barrio, rodeada de gente, así que se fueron al cerro a vivir, enfrente de la rotonda del indio (Parque Gral. San Martín), en la subida/bajada del anfiteatro (Teatro Frank Romero Day). Ahí había como una especie de quebradita y donde terminaba estaba el rancho, la casa de piedra con el techo de chapa que hizo mi abuelo. Esa es la casa que yo conocí de mi abuela, era una aventura ir para nosotras, era divino. Subíamos por la quebrada y llegabas a la pared de piedra, caminabas un poquito y aparecía el patio. La casa era solo dos espacios: la habitación y la cocina. La habitación tenía unas escaleritas de piedra para abajo y ahí tenían el colchón en el piso, con una frazada de pulloveres cosidos, de muchos colores. Me acuerdo siempre que tenían una especie de chimenea que no se usaba, como de adorno, y arriba de la chimenea estaba llena de libros, una pila de libros para arriba. Afuera había grupos de cabezas de muñecas con algunos peines, un espejo, del otro lado una montaña de pilas… Como los pájaros pergoleros ¿los conocen? Acumulaciones muy ordenadas de cosas: cabezas de muñecas, muñecas rotas, pilas, hojas de gillette, cosas así, todo ordenado y un horno de barro. No había baño, si estaba todo el monte. Me acuerdo que mi abuela nos daba papelitos morados, en los que venían envueltos las manzanas ¿se acuerdan? Ahora no vienen así. Ella los juntaba y nos lo daba y nos decía “si les falta se buscan una piedra muy lisita y con eso terminan de limpiarse”. Nosotras íbamos y le robábamos la plata a la virgencita (Virgen de Fátima Milagrosa). Nos llevaba al cerro y se ponía a leer mientras jugábamos y volvíamos llenos de garrapatas. 
Mi abuela a mi tía Estrella la mandó a ballet. Desde esa misma casa ella quería que sus hijos tuvieran una educación artística y los mandó a buenas escuelas. Ella (la tía) bailó mucho tiempo en el Independencia y después se fue al Colón y del Colón a Europa, hizo una carrera. Mi papá estudió mucho con Lahir Estrella, que es muy conocido por la Escuela de dibujo al aire libre, y después entró a la Escuela de Bellas Artes. A mi tía Argentina la mandó a estudiar Francés, creo que ella sí era hija biológica de mi abuelo (Luis). La cosa es que la historia de mi abuela es una historia que no la vamos a saber nunca jamás. Ella no quería contarles a los hijos la vida que había llevado.
Pero se había ido armando como un relato entre los hijos…
Sí. Mi papá una vez contaba que a la casa iba Scalco (Juan), porque ella posaba también para la Escuela de Bellas Artes de acá. Yo no sé si es verdad o no, dicen que posaba para muchos viejos artistas, lo conocía Cúneo también (Víctor Hugo Cúneo), dice que se aparecían en la casa. Mi abuela compraba en la ciudad, en una librería conocida de la época, muchos lotes de libros completos, en los que venían muchas clases de libros: esas son las pilas de libros que veíamos en la casa. Ahí se juntaban muchos escritores en los 60’s o finales de los 50’s. Ella compraba el diario Qué pasa? del partido comunista, mi papá estaba afiliado al PC, mi abuela decía que ella era anarquista y también de izquierda. Contó en algún momento que había estado presa embarazada por haber repartido panfletos anarquistas en la época de Perón en San Juan, por eso mi papá nació en San Juan (1949). Mi abuela se vuelve villera, empieza a vender yuyos del monte, los seca y los vende, los trueca. Mi abuelo era electricista, cada tanto trabajaba de eso. Trabajaban lo justo y lo necesario. 
Mi viejo tenía una relación muy particular con mi abuela. Siempre iba a laburar con ella desde chiquito. Es un tipo que se crió en el monte, como un animal salvaje corriendo por el cerro. Cuenta que una vez agarraron unos leoncitos que se habían salido del zoológico y se los querían llevar. Esas cosas. Mi abuela le decía Machi, por brujo, porque era un tipo muy intuitivo. Mi papá dibujaba muy bien, pero quiso hacerse boxeador, a lo que mi abuela le dijo “si vos te hacés boxeador te vas a volver tonto”, entonces se hizo ciclista. Abandonó la escuela, abandonó todo. Después cuando conoció  a mi mamá y nosotras nos hicimos grandes decidió terminar la secundaria y se metió a diseño de productos. Siempre tuvo oficios, una bicicletería, soldar, fibra de vidrio, serigrafía, de todo…un tipo con muy buena manualidad. Terminó trabajando con los diseñadores que se recibieron, el Pupo Boldrini, con el Gato Ficcardi, con el Ari Doctors; él llevaba a volumen lo que los chicos diseñaban. Ahora está estudiando guitarra. Tiene eso de mi abuela, de siempre estudiar, siempre autodidacta. 
Los domingos discutían de política a los gritos. Después se saludaban y mi papá se iba, era la forma de cariño entre ellos. En mi casa siempre se discutió mucho aunque mi papá fuera machista, todas opinábamos. Discutíamos a los gritos, fumábamos y tomábamos mates, era así en la casa. Mi papá tiene una práctica de la discusión que ha heredado de mi abuela, que practicaba con ella. Tiene una manera de argumentar, genera una especie de orden, una secuencia, algo lógico que para mí era un juego al que había que llegar, y como a mí me interesaba la relatividad, que algo podía ser así o no, lo tenía que argumentar muy bien para ganarle.
¿Y tu abuelo?
Mi abuelo se muere en el cerro. Un día mi papá llega al cerro y mi abuela lo recibe y le dice “tu papá está muerto en la pieza”. Lo ve y estaba así, muerto, allá arriba. Debe haber sido re fuerte eso para él. Bueno, hace todos los trámites, lo velan a mi abuelo y decide traer a mi abuela del cerro a mi casa (Jesús Nazareno). Ella murió en el 89 y vivió con nosotros cinco o seis años, yo era chica (Sabri nació en 1974). Ella siempre caminaba, salía del cerro, iba hasta la ciudad, volvía. En la casa del cerro no había luz así que se iluminaban con velas, no había gas así que cocinaban con leña. Y tampoco había agua así que iban a buscar agua del Anfiteatro. La vida era así, ese era el sustento. Ser electricista mi abuelo y mi abuela hacer esos trueques con los yuyos. La cosa es que cuando se la trae a la casa, nosotros teníamos una casa pequeña también, casi una réplica de la del cerro pero con un baño afuera y hecha de bloques en vez de piedra. En la habitación mi papá había hecho un tabique, del otro lado dormía mi abuela y cuando prendía fuego se llenaba todo de humo. Ahí empiezan una serie de temas porque había que vivir con mi abuela. No dejaba de hacer las cosas que hacía en el cerro y eso generaba conflictos con mi madre, que venía de una familia donde la limpieza era un valor social muy importante. 
Mi abuela extrañaba mucho su casa. Se iba y no volvía, se volvía al cerro, caminando hasta allá. Eso lo hizo varias veces, ella estaba acostumbrada a caminar. Así que para que no volviera mi viejo un día se fue allá con una maza, un martillo y tiró la casa, solo. Le tiró la casa. Le dijo “te tiré la casa, ya no vas a poder volver”. 
Me acuerdo que cuando volvía del colegio me bajaba del colectivo en la avenida y la buscaba, buscaba un humito. Cuando lo encontraba ahí estaba la vieja en el fuego, tomando mate, leyendo, haciendo alguna cosa. Ella estaba más vieja, seguía trocando algunas cosas. Le metía el verso a alguna gente. Una vez estaba doña Godoy que vivía del otro lado y mi abuela le estaba haciendo un rito de bruja, pero ella decía “esta gente se cree cualquier cosa, yo le hago esto, me pagan unos mangos y así tengo plata”. Era vivir de lo que se podía como se podía, así aprendió a vivir en la calle. 
Mi abuela nació el 11 del 11 del 11. Ha marcado mucho, yo siempre la he sentido muy presente en mí, ha sido muy importante. Después de un tiempo la dejé ir porque uno a veces se aferra demasiado a las cosas que le parecen importantes. Tiene como una dimensión muy mágica en la vida de uno, en un momento dije ya está, porque era ella, el número 11 por ella, tener su apellido que me encanta… Pero es una mujer que sufrió un montón, no la pasó muy bien. Escribía mucho, hacía listas de tareas del día, llevaba un diario. Llevaba muchos diarios escritos con una letra prolija cursiva muy linda… Siempre pienso que había sufrido mucho, que no fue fácil para ella. Había momentos en los que yo creía que estaba loca. Por ejemplo una vez había venido mi tía Estrella de Buenos Aires, entonces iban a llevarla porque se iba en tren, entonces ella para despedirse se puso un vestido, un pañuelo atado acá (en la cabeza) y unos lentes así, que los tenía guardados y venía riéndose, con un diente, como loca. 
Después mi papá le construyó una casa en el fondo. Nosotras jugábamos mucho en el fondo y a mí me gustaba verla… Charlábamos mucho. En una época estaba estudiando alemán con unos diccionarios y por ahí repasaba cosas conmigo. Me explicaba algo de política, yo no entendía nada de lo que ella me decía y encima me decía “¿entendiste? a ver explícame” y yo no podía. 
Un día me pelié con mi abuela. Le reclamaba que no se bañara. Después de grande entendí que era algo que me venía de otro lado y era algo que yo tampoco pensaba. Me acuerdo que ella me miró como diciendo “bueno, qué le voy a decir a esta nena que no ha pasado ni la mitad de lo que yo viví”. Odiaba a las monjas porque decía que de niña le pegaban con toallas mojadas, odiaba mucho a la iglesia. Le gustaba mucho el arte, escribía y leía mucho. Sus diarios parece que se perdieron. 
Hay imágenes que me han quedado grabadas en la cabeza, por lo raras, por lo locas. En la nueva casa no hacía cúmulos, tenía la cama, el mueble esquinero “de mi abuela”, y donde hacía el fuego, que estaba todo tiznado. Tenía una fuente con lejía y lugares donde secaba los yuyos. Entrabas y veías la carqueja, el ajenjo, el poleo, todo lo que recolectaba de la montaña. No tenía un jardín, solo tomaba las cosas que necesitaba de la naturaleza. Yo me dejé un libro de ella que decía que se lo había robado de la Biblioteca Gral. San Martín. Es un libro de yuyos viejo, está roto, tiene páginas arrancadas, y tenía algunas cosas escritas, muy poquitas. Nosotras conocemos de los yuyos por mi mamá, por sus hermanas sanjuaninas y por mi papá, esa información nos llega indirecta de mi abuela. 
La historia de mi abuela es como una incógnita para mí. Los recuerdos no se si son recuerdos o los hemos fabricado. Esas imágenes que tengo de haber ido a su casa, esa casa tan extraña, rarísima. Una vez soñé que alguien se metia a esa casa, a ese lote, habían hecho una especie de bar y yo pensaba “por qué están acá, se tienen que ir”, yo los miraba con tanta bronca que les prendía fuego, los incendiaba para que se vayan. Algo que haría mi abuela. 
Una justicia acorde a tu abuela. Es impresionante pensar en una persona que prende un fuego todos los días de su vida, incluso cuando ya no es por supervivencia…
Claro, cuando vivía con nosotros ella tenía una garrafa y un anafe, y nunca lo usaba, tampoco prendía la luz. Prendía la vela y hacía el fuego. Y no se bañaba seguido. Viste que la limpieza tiene una carga moral. Yo me acuerdo que los domingos que se quedaba, se ponía al sol y se pasaba yodo en las rodillas, sentada en el escaloncito de piedra de la casa. Se curaba, le daba fuerzas para caminar, porque caminaba todos los días. Los perros de la casa la esperaban, ella se iba por atrás en el fondo, abría la tela y salía, era como una entrada. Ahí los perros nuestros se ladraban con los perros de doña Chayra, una vieja venida de Bolivia y que tenía pica con mi abuela. Una vez se levantó la falda delante mío, me mostró que tenía todo pelado y una cicatriz gigante y dijo que mi perro el Tango le había hecho eso, pero mi abuela me decía que era mentira, que estaba loca la vieja (risas). El fondo de mi casa era nuestro lugar de juego y mi abuela nos veía jugar. Por ahí ponía un sapo colgando, se mandaba alguna cosa mentirosa para hacerse la bruja, para ganarse unos mangos. 
Mi abuela fallece en mi casa. Un día la trae un señor porque ella le había querido robar unas frutas que tenía en la camioneta y casi la pisa, entonces la lleva a la casa. Vuelve toda sucia, mis hermanas no la querían tocar, así que yo la ayudé y me acuerdo que me dijo “nena, vos sos mala pero sos buena”, así me dijo (risas). Después de eso me acuerdo que la fuimos a ver atrás porque estaba mal: tenía la lengua azul, había tenido un infarto en la noche. Mi papá se la lleva al hospital al otro día y mi abuela le deja una plata que había ahorrado para el entierro, le dice “yo no voy a volver”. Mi papá cuenta que en el hospital se bañaba todos los días, estaba blanca, muy limpia. Se hacía una limonada con levadura de cerveza, algo que yo hago también, me encanta; también se la daba a mi papá cuando volvía de entrenar. A los días se muere en el hospital. Fue la primera vez que lo vi llorar a mi papá, mucho. Yo después soñé con ella. Venía con un vestido muy elegante negro, divino, y con un pan. Golpeaba la puerta y me daba el pan, una hogaza de pan. Se iba con mi papá que estaba llorando en la mesa y lo cubría con el coso negro (vestido) para que se calme. 
Me parece que todos nos portamos mal con ella, que ella sufrió mucho. Que era una mujer muy sensible, muy inteligente. Yo creo que hizo lo que pudo, quizás si hubiese hecho lo que quería, hubiese sido actriz. Fue una mina que no se quería adaptar socialmente, que no iba a cumplir ninguna de las leyes sociales establecidas, de hecho no cumplió ninguna. En ningún sentido nunca. No quería juntarse con la gente, fue una ermitaña, una mujer dura. Yo creo que no votaba, no sé si tenía documento. Se interesaba por la política más como una cuestión existencial, algo muy personal. Estar por fuera del sistema desde ese lugar es algo durísimo. 
Ella me decía “nena vos tenés que ser modelo”. Quizás por eso también terminé posando…Yo después empecé a posar. El enganche con ella me ha servido creativamente, para sostenerme en ciertas cosas que no sé si son mi vocación. Yo llegué al arte porque me gustaba hacer otras cosas pero después empecé a posar y me acordé de ella, era como importante que ella hubiera posado, era una herramienta que me servía para posar, que le gustara el arte. Ha sido una influencia indirecta, algo más mágico, una cosa a la que yo voy a tomar, a apropiarme porque me sirve como herramienta para desnudarme, porque no es fácil desnudarse. Cuando me desnudé por primera vez pensé en ella.  
Ella cuenta que en la estatua del indio es ella con mi viejo en los brazos, la que está en la esquina de la terminal (Monumento al Cacique Guaymallén de Mariano Pagés). Yo pienso que sí, que es factible, iban los pintores y los escritores hasta allá a la casa, tenía ella esa relación con esa gente.  Yo la veo y la veo a ella, sé que es ella, mi abuela. 
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ladedicatoria · 2 months
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Para les que soportan. 
¿Por qué sostener un espacio destinado al arte contemporáneo en un  pueblo? ¿Por qué no?  
¿Es que acaso no estamos rodeades de talento genuino y generoso? 
Es que si nacimos acá, 
donde las apariencias y apellidos parecieran sobresalir y poder más que la misma justicia ¿No podemos pretender que sucedan cosas para les que habitamos 
la periferia y el barro? 
Sostuvimos un espacio, que sostuvo ideas y nos sostuvo a nosotras. 
La idea de tode artista que vivió o vive en San Martín, 
tener un lugarcito donde crecer juntes, 
donde encontrar nuestra identidad y defenderla 
De a poco, pero de manera firme y contra todo prejuicio 
aprendimos a leer el territorio. 
Nos frustramos. 
Entendimos la importancia de formar un público 
que sea sensible y comprometido con sus artistas. 
¡Qué importante escuchar lo que el arte y la cultura tienen para decir! 
¡Porque hay mucho para decir! 
Cada propuesta nos enseñó y trajo nuevos proyectos, 
nuevas obras, 
nuevas ganas. 
Sin olvidar que pertenecemos al Borde, a los márgenes, 
cambiamos la mirada y nos convertimos en centro. 
Uno chiquito,  
de amigues,  
de birritas y vino en la vereda, 
de bicis atadas a un árbol. 
de construcción horizontal, 
fraternal y cariñosa. 
Abrimos el círculo. 
Bancamos y nos bancan. 
¿Por qué sostener un espacio destinado al arte contemporáneo en un  
pueblo? ¿Por qué no? 
Somos Luz y Fer Magarre, gestionamos BORDE, una galería de arte independiente que deriva  de nuestra gestión en Dorothee galería, desde el 2021 al 2023 en San Martin Mendoza.  Consideramos nuestro proyecto como un lugar de encuentro y crecimiento. Creemos que es tarea de todes empezar a crear, cuidar y apoyar espacios culturales e  independientes a través de procesos colaborativos buscando provocar cambios positivos en los  lugares que habitamos. Este proyecto no tiene sentido sin le otrx
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ladedicatoria · 2 years
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para San Martín
la ciudad que 
arma y desarma 
mi corazón
como si fuese
suyo
En este caso, tan preciso y melancólico, solo quisiera dirigirme a quienes vivan o hayan vivido en un pueblo. No es que flayee un texto exclusivo, es que necesito que hayan sentido en el cuerpo el silencio crudo de la siesta, el chisme profundo e hiriente y la subestimación constante a todo lo que suceda acá. 
Si algunx citadinx ha decidido continuar con la lectura, por favor lxs pido, imaginen con voluntad el contexto, que nada se parece al de ustedes, aunque finjamos que sí. 
No debe tener mucho sentido generalizar a todos los pueblos mendocinos. Poco sé de historia y poco me interesa investigar, pero me parecen increíbles las características súper específicas que hacen a la tradición artística o cultural de los lugares pequeños. 
Yo siempre creí que la característica predominante de San Martín era caretear firme, pretender, suponer y ostentar ¡¡Tenemos 200 mástiles con banderas argentinas en la avenida principal!! Cada mástil con un apellido importante. San Martín es una pija y siempre me quise ir, porque San Martín nunca iba a entenderme. Pero amigxs quiero contarles que empecé a descubrir cosas acá. Tarde, bastante tarde. Encontrando fui entendiendo y entendiendo, encontrando más, tanto que hoy podría hablarles de cientos de giladas que me han volado la cabeza y el corazón acá, acá mismo, en el pueblo de San Martín. Hoy seleccioné sólo algunas, que me han dejado sin aire, pero pueden venir cuando quieran a ver más.
Quiero referirme a una sensación muy concreta, que es cuando sentís surreal lo que estás viviendo, que lo sentís guionado por unx dementx, que no lo podés asimilar como parte de lo cotidiano. Digo, cuando algo te atraviesa firme, te destruye, te emociona y unx encima tiene que seguir viviendo. Bueno, así, y sin exagerar nada, me sentí cuando vi las fotos del Gastón. 
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El Gastón es un chaboncito de acá que anda en bici con una analógica cruzada. La verdad no lo conozco tanto pero me siento muy cerca suyo cuando me cruzo en ig con sus imágenes granuladas, super nostálgicas y silenciosas, de otro universo seguro, porque parecen fugaces y congeladas al mismo tiempo, porque flayeo que decidió incrustarse la cámara en el pecho tipo ironman, para controlar cada rayito de luz que le ofrezca el sol.
Una vez le pedí al Gastón que me sacara unas fotos, sobretodo porque quería conocerlo, y pedaleamos hasta un matadero abandonado que siempre había estado ahí y que yo no conocía. Siempre había estado ahí. Conseguimos una mesa, rayamos una pared y tuve la mejor foto del mundo. Charlamos una bocha y me decía que a él sólo le gusta sacar fotos pero yo sé que no sólo le gusta. Maneja de taquito la idea de abandono y te lo pone al lado de retratos de sus amigxs, este chabon está completamente enamorado de sus amigxs. No hay mucho más retrato que sus amigxs y su novia, todo un romántico. Pero al lado, todo el abandono del mundo en una sola imagen. De verdad, te destruye.
También descubrí que es sobrino de la Ely (una de las mejores poetas mendocinas) y eso me pareció todavía más surreal. Prometo que algún día, si el Gastón me deja, voy a curar una muestra suya con un poema de la Ely y vamos invitar a todxs lxs pueblerinxs de Mendoza.
Con este mismo nivel de manija y locura me encontré con el Darío. Yo sabía que había un chabón de acá que hacía cine pero no sabía bien quién ni cómo. Un año compartimos una clínica y mostró unos fragmentos medios crudos, en los que había filmado a una amiga suya con su hijita. Eran hermosísimos esos fragmentos. Unos años después, ahora, hace poquito, pudimos ver esa peli terminada ¡¡¡¡¡¡Pudimos ver una película que hizo el Darío sobre la Colo y su hija Aurora en la galería (Dorothee) de San Martín!!!!!!
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La Aurora ahora es mi alumnita, una artista super sensible. Ese día pintamos juntas en el taller mientras ella le contaba a sus compañeritxs que era la protagonista de una peli pero que le daba miedo. 
La Aurora aparece desde muy bebé en la cámara del Darío. La Aurora jugando, durmiendo, en recitales. La Aurora acompañada por lxs amigxs de su mamá, entre los yuyos secos de San Martín. La locación de la peli es acá, ¿entienden? Lxs protagonistas de la peli ranchan y escabian con nosotrxs. El Darío baila Britney descalzo en las fiestas en los patios de las casas.
Cuando vi la peli, intentando superar y procesar esa sensación multidimensional o extraplanetaria, asimilando que eso estaba pasando acá, a 5 cuadras de casa. Cuando entendí que el Darío que poetiza de manera extrema tomas re cotidianas y cercanas, era un Darío real, no supe bien qué hacer, pero creo que he decidido entregarle mi corazón destrozado al infierno de este pueblo. 
Hablando de infierno, también existe el Waki, más conocido como maldito, que viene haciendo ilustraciones y pilchas desde hace 12 años. Yo no tengo mucho punk encima pero de verdad pienso que el chabón ha registrado la historia del under y el punk sanmartiniano. El Waki debería hacer un programa de tele contando todo y haciendo chistes. 
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Entre cadáveres, animales y frases icónicas como “nuestras canciones ya no forman tormentas” ha vestido a todo el pueblo, se ha metido en nuestras casas, nos ha enseñado a querer romper todo con un toque de melancolía. 
Por momentos he creído que sorprenderme y celebrar tanto que esta gente exista en la puebla tiene que ver con subestimar el espacio, pero hoy creo que estoy lejos de eso. Me siento muy enamorada de la hostilidad del este mendocino, me siento muy acompañada y entendida por personas muy mostras y sensibles. Existe el lado b de los pueblos horribles y es la mejor versión.
 Prometo hacer un tomo 2 de estas flayadas con las pibas, para derretirse con ellas. 
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ladedicatoria · 2 years
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A mi perrito, en su primer aniversario de fallecimiento
Para quienes la producción de imágenes representa una parte importante de la vida, el espejo es un objeto primordial. Yo, Sofía, paso horas fragmentadas frente al el. Me gusta mirarme y reconocerme para así proyectar quién soy en las fotografías que tomo. La búsqueda constante de mostrarme a través de estas imágenes se ve reflejada en los objetos que retrato. Me es urgente comunicarle al mundo esta estética que construyo día a día y en la que me esmero por transmitir un statement: la belleza está en la calle, en la basura, en lo ordinario, en lo inerte y en la muerte.
Y no me importa lo que digan. Narcisista, ególatra, leonina, creída. Porque tampoco sé si me importa mucho lo que veo yo misma. Horrible, hermosa. Me quiero, me odio e indago en la búsqueda infinita por conocerme. Lo que intento averiguar es qué hay detrás de esta forma de vida que elijo. Y si bien la respuesta muchas veces es incierta, con el paso del tiempo, es decir, con la muerte cercana me aproximo a lo que me pasa. Las elecciones artísticas son políticas y yo estoy decidida a mostrar el lado b del mundo que las redes sociales y el sistema se empeñan en banear y censurar para que todo y todxs nos centremos en la idea aspiracional de ser mejores, más capaces, más bellxs, más fuertes y al mismo tiempo vacíxs.
¿Qué es el afuera? Un estado metafísico en el que rodeada de naturaleza o ciudad camino casi corriendo en cámara lenta con los mechones y el flequillo al viento; y es en ese preciso momento cuando surgen las imágenes y la inspiración. Una a una van pasando por mi cabeza todas las proyecciones y fantasías de vidas imaginarias, que a raíz de lo percibido en el afuera, como el viento en la cara, una gota de transpiración, la calidez del sol y el frío en los labios logran materializarse en fotografías cuando agarro el celular para captar lo que vi y sentí en la caminata metafísica y elevada. Entonces, el paso posterior a observarme en el espejo es salirme de mi cuerpo y volar en mi cabeza hacia esas otras vidas que no conozco y que nunca tendré. Estas fantasías me permiten otorgarle otro mundo a los objetos por fuera de mi misma. ¿De quién es este jardín tan cuidado? ¿Quién dejó en la calle una botella de vino vacía junto a esta bolsa de basura? ¿Por qué alguien eligió dejar esta silla en la vereda? QUIERO SER TODXS. Mi corazón es de todxs.
Si soy capaz de captar un barrio es porque me conozco a mi misma.
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ladedicatoria · 2 years
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A todos los proyectos archivados y olvidados
Soñé que iba caminando sobre miles de baldosas rotas, viejas, desteñidas y al lado ibas vos, en cada paso se nos caían palabras, ideas, desvelos, como pedacitos de...
Ios dejamos ahí. 
A veces nos desgastamos de la nada pero te prometo que nos volvemos a regenerar. 
Amiga, quisiera inventar un museo para vos, para nosotras, que podamos llenarlo de posibilidades. Que tenga todas las películas que amamos. Todas las canciones que bailamos y todos los libros que leímos y abandonamos.
¿Y si hacemos un proyecto? 
Producir desde el afecto y con afecto. Es de la única manera que nos sale. 
Voy por la ruta pensando en vos, en el paisaje borroso, ¿cuántas cosas me has enseñado? Es ñoño esto pero yo sería demasiado distinta si nunca me hubieses hablado esa vez en el micro
Ahora escucho unos pibes en los asientos de atrás, no se si albañiles o pintores, hablan desde el amor de trabajar en colectivo: yo por vos me tiro a la pileta loco no sabía si quedarme o no en ese laburo, pero te conocí y dije me quedo, pongo las manos en el fuego por vos
¿Qué es ese desgaste que se intensifica?
Como una sábana que se va desgarrando con el tiempo. 
Amiga, si pudiera te construiría refugios con esos pedazos de sábanas 
Vos decís que podemos encontrarle sentido a las cosas que producimos?
No sé
El otro día me encontré unas flores tiradas, me hicieron pensar en tus intentos, todos esos intentos por ser algo. Que insistencia amiga, en momentos te fusionas con tu patio, no dejas de habitarlo, 
aunque haga frío, 
aunque el agua de la pileta esté podrida.
Te comunicas con cada florcita que encontrás. Una vez me dijiste que las silvestres son las más bellas y estoy de acuerdo.
Quisiste tomarlas
Son pocas. No será un cambio significativo (pensaste) total la helada las va a matar igual
Las ordenaste en libros, en parafina, en cubitos de hielo, en bolsas de plástico
Empecinada con conservarlas
Pero también con saber que de ninguna forma iban a sobrevivir, que todo terminaría siendo inútil
Y yo solo me quedo fascinada 
A veces pienso que nadie conoce tanto sobre lo que hacemos como vos de mí y yo de vos.
Otras veces pienso que si dejara de existir sólo vos tenés acceso a mis escrititos, a donde guardo cada cosa, a mis pensamientos y a mis cuentas en la nube donde está todo. 
Puede que el deseo amiga, este en flashear miles de proyectos juntas.
Puede que sí, ese es el deseo que más deseo. Lo visualizo rojo, como los malvones que fuimos a regar a esa casa abandonada, como las lágrimas chorreando de tus ramas llenas de espinas y que una vez recreé con ketchup en tu honor
Amiga qué difícil a veces resulta todo
Es muy difícil estar solas, hay muchas cosas que no entendemos y que nos dan miedo. Es como un monstruo que se hace pequeño si estamos juntas. 
Creo que nuestro drive va a estallar
Si en el futuro estamos sin casa tenemos un intento de una a la que le podemos hacer ampliaciones, ya compramos los focos con luces de colores.
¿Acaso hemos hecho de este colectivo un refugio? 
Puede ser
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ladedicatoria · 2 years
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A las infancias del pasado 
que nos habitan
A las infancias del futuro 
que nos liberarán.
A Diego, que me las trajo al presente.
Y también a quienes por marzo del ‘21 leyeron el texto en las redes y mencantearon, compartieron, comentaron, mandaron mensajes y emojis. A mi tía Estela, que me llamó desde España. A las chonguitas de Chonguitas: masculinidades de niñas, edición de fabi tron y val flores, que como un espejo invertido me inspiraron de un tirón “trolo, trolo” una mañana. A mi padre, que entretanto se murió sin haberme vuelto a hablar ni querido ver. Para mucha gente todavía la homosexualidad y la disidencia sexo-genérica, de tan inaceptables pueden bloquear los mismísimos vínculos filiales: en él también la ideología patriarcal fue más fuerte que su supuesto amor de padre. Armada así con fotos, afectos e intercambios, la escritura sale del armario de las artes & las letras y, desnuda ante a la imaginación pública, entra a yirar con las cicatrices de un habla íntima: es lo que me lleva, por último, a dedicarle este paratexto a La Dedicatoria.
Mayo de 2022
¡trolo, trolo!
Ése era el insulto, la injuria, el sambenito que me imponía la horda cuando me tocó ser niñe, allá por los ‘80.
Había pasado mi primera infancia oyendo el marica, maricón, mariquita remolacha, de abuelos, mamá y tíos y, por supuesto, de mi viejo, el liso y llano puto, para referirse a una condición del ser que, a todas luces, no estaba permitida o, al menos, quedaba marcada como inaceptable, funesta, digna de repudio, asco y, a la vez, la mayor parte del tiempo, de burla, ironía, risa.
-Están cagados en las patas, parece, los de Dinastía. El tragasable del Rock Hudson le ha dado un beso a la Linda Evans y, como todos andan con todos mientras filman, el elenco entero se va a agarrar sida.
-En el centro, esta mañana, el gordo ése que hace café-concert, cómo se llama, qué vergüenza que me dio, con un equipo de siré, unos lentes, vos lo vieras, una bataclana del cotolengo. 
-No, esa mujer nunca más volvió ni a abrir las ventanas. Una empleada le barre la vereda, le hace las compras, desde que al hijo se lo echaron del Liceo por maricón.
Trolo en cambio fue el mote que empezó a usarse en la época en que yo salía de la salita de primero y segundo grado al club (me mandaban a karate), la parroquia (me mandaban a catequesis), las calles del barrio (me mandaban a hacer las compras, a jugar a la plaza, a que me diera un poco el sol). “¡Trolo, trolo!”. Cuando alguien vino con la noticia de que Olmedo se había muerto, yo me puse contento, porque era ése sin duda el tipo que había popularizado la palabra. Es más, Atracción peculiar, su última bazofia otra vez junto a Porcel, la absorbía desde su subtítulo, en un grado más ominoso a medida que expandía su espectro sinonímico, su familia de palabras: “Los trólex se divierten”. Recuerdo a toda la familia muerta de risa, escapándosele el salamín de los sanguchitos por las bocas, ante las “picardías” del Manosanta o Perkins, entre los bráshins despampanantes y los concheros con lentejuelas de Beatriz Salomón, Adriana Brodsky y Silvia Pérez. En la tele, eran los tiempos del chiribí chiribí de Moria, el divinaaaaaaa de Susana y “la tanguita para después de la semanita” de Noemí Alan. La revista Libre, en su propaganda entre He-Man y Robotech a las cinco de la tarde, anunciaba: Esta semana desnudamos a Susana Romero o a Yuyito González y, con la Tetamantis de fondo, concursantes de jeans nevados y camisolas con hombreras decían en Finalísima muy seguido “un afeminado” para referirse a ciertos protagonistas del chiste que podía ganar los mil australes. 
-Papá ¿qué es un afeminado?
-Un puto.
“¡Trolo, trolo!”. Faltaban unos años todavía para los ‘90, para el “tortero balín” de los gomas de Tinelli en joda 24/7, y la familia argentina unida conjuraba su homofobia burlándose del Ricardito Araña de Ricardo Arana en Matrimonios y algo más… los sábados a la noche. Faltaba todavía para que un Gianola le mariconeara a un Francella los domingos al mediodía, dejando escapar risitas cada tanto para que nadie pensara que iba en serio. Eran los tiempos en que los noticieros pretendían tapar los alzamientos carapintadas y la hiperinflación que se venía a fuerza de colalés y un pedo nunca oído de María Amuchástegui. Mientras, con la teve por cable y el VHS aún en ciernes, los horarios de emisión se acortaban a causa de una crisis energética armada para que en breve se lo bendijera a Menem por privatizar nuestras inútiles empresas de servicios estatales. Años que se me mezclan ahora en el recuerdo, entre una sala de maestras donde escuché cómo muchas estaban de acuerdo con el divorcio pero no en ese momento, la tapa de Gente con un cuerpo sin cabeza gracias a un tanque militar de la Tablada y unas cajas de cartón de la Caja Pan con que las familias damnificadas por el terremoto se protegían del frío en unas carpas de camping allende el zanjón Frías. 
“¡Trolo, trolo!”, me gritaban los pibes que intercambiaban figuritas del mundial México ‘86 cuando yo pasaba cerca saltando y revoleando la bolsa de las compras, como Megan rodeada de pequeños ponis. “¡Trolo, trolo!”, me repetían las chicas de gimnasia artística cuando después de una medialuna o “salto árabe” yo saludaba como Nadia Comănecci, en spagat: 
-Los varones no marcan así el final del ejercicio, nene- me aclaraba el profesor -sino parado, con un brazo en alto nomás. 
“¡Trolo, trolo!” me hacían llorar los compañeros de catequesis de la vicaría San Cayetano una vez que, ante quienes decían ser Fortachón, Genio o Bromista, yo dije que era Pitufo Vanidoso. 
Y es que antes de que vinieran el cine adulto, la música joven y la literatura inmortal a masculinizar mis hábitus y que mi imaginario fuera así rediseñado hacia identificaciones más naturalizadas para mi adolescente exceso de testosterona, siempre tuve tendencia a mimetizarme con las mujeres. Las imitaba. Cuando mi mamá me retaba, le decía “te aborrezco”, igual que Luisa Kuliok a Arnaldo André en Amo y señor. Cuando algún compañerito “medianamente logrado” se burlaba porque yo siempre sacaba “distinguido”, le decía, con la trompa de Etelvina Baltasarre en Señorita maestra: “Lo que pasa es que me tenés envidia”. 
-A ver vení acá, qué tenés en la cara ¿jabón? 
-Bah, ¿una nueva?  
-De dónde habrá sacado la huevada este pendejo…
¡Cómo me enojé con la Virgencita cuando no le importaron mis ruegos! Por favor le había pedido que nunca pasaran la propaganda de Nastassja Kinski probando y recomendando el nuevo Lux, delante de mis padres en el recién comprado Sanyo a color.
-Desde hoy nunca más dejás cerrada la puerta del baño, ¿me escuchaste? 
En mi casa no se escuchaba casi rock (ni un disco de los Beatles o Charly hubo nunca) sino tango y ese pop latino que ellos llamaban melódico. Madonna por ejemplo para mí era alguien de quien hablaban nomás las nenas que se hacían las chuchis, y Michael Jackson, Tina Turner o Phil Collins sólo unos nombres que se anunciaban por la pequeña radio junto a la que tomaba sol mi tía Stella cuando era soltera. Pero sí recuerdo poner una y otra vez los casets de Valeria Lynch, Amanda Miguel y María Marta Serra Lima, y cantar en el comedor imaginándome que estaba en Badía & Cia o el Festival OTI de la Canción.
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ladedicatoria · 2 years
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A la poesía de los 90.
En el encuentro de poesía organizado por la Revista La Dedicatoria en y con la Fundación del Interior, Cecilia Pavón compartió algunos poemas sentada junto a todxs lxs que formamos parte de Editorial Microcentro en Mendoza: Amira Yurie, Flora Breccia, Clara Ponce, Mariel Matoz y Ely Jofré. Preguntó si era normal que el viento soplara con tanta fuerza, sujetando su piluso rosa, y después se mezcló con lxs invitadxs como una más a escuchar lo que desde la provincia lxs poetas tenemos para decir. En una toma cordial del espacio se ampliaron lxs invitadxs y compartieron a micrófono abierto algunos textos: Estefanía Acosta, Juliana Bocci, Fabiana Graselli, Verónica Gimenez, Manu Interlandi (Fvrio), Azul Mendez, Florencia Nicolás y Mauricio Funes.
C, como firma en sus correos, llegó sin nada de pompa a un café del centro mendocino para coordinar el encuentro. La vimos con M. desde lejos, leyendo un libro y tomando un jugo de naranja que no era natural. El mozo confundió el pedido de cafés y arrojó vasos en el piso, quizás por haberse hecho cargo de nuestra adrenalina que oscilaba entre el ritual que hicimos en una maceta con una cruz de sal gruesa y un cuchillo en el medio para que no lloviera y la sensación que unx siente cuando va a conocer a alguien a quien admira. En una charla amena y confesional, recordó en voz alta su recorrido desde la escuela a la parada del micro hace algo más de 30 años, el cruce casual en la calle con un compañero de secundaria, su casi huída a Buenos Aires, volver a Mendoza al menos dos veces al año y no dar notas. Empecé el taller con C a mediados del segundo año de la pandemia, cuando a pesar de que se habían dispuesto medidas de apertura y posibilidad de encuentro  presencial, ella había decidido continuar con sus talleres virtuales de poesía. A C sólo le conocía la voz. Los martes, nos sentábamos 3 horas por la tarde y éramos solo voz y una foto, la cámara permanecía apagada durante el tiempo que duraba la reunión por meet. Casi siempre no faltábamos a la cita: Azul de México, Julián de Canarias, Valentina de Palermo, Georgina de San Telmo, Diego de La Plata y yo de Mendoza. Por el sólo hecho de ser entes sonoros el sonido debía ser perfecto o se corría el riesgo de ser muteadx. La consigna había sido enviada por mail y consistía en la lectura de Kevin Killian, Kathy Acker, Gabriela Bejerman, Daiana Henderson, Marosa, Lydia Davis y un ejercicio para llegar al poema. De la puesta en común surgían ideas diversas tales como:
El espacio (la ciudad desde la que escribimos) siempre determina el texto.
Lx poeta contemporáneo debe abandonar la poesía sufriente aunque sea acusado de frívolo.
La poesía es una forma de conversación .
El poema puede ser un ready made, o un happening.
Hay que buscar al poema en lugares a donde creemos que no está (en una conversación, en una lista de cosas que me compraría cuando venda mi auto y me vaya a vivir al campo).
Ir a por el poema deshilachado,  salir de lo armadito.
Escribir poemas que no son del reino humano.
Samplear poemas.
Todo lo que se pueda escribir sobre Cecilia Pavón es conocido, podemos aportar que es madre de Félix, compañera de Claudio Iglesias y una gran jardinera. Para entrevistarla, después del evento, le enviamos vía e-mail la obra L'Autre (1992) de Sophie Calle en donde ella reinventa el mítico cuestionario Proust para la Revista Les Inrockuptibles, cambiando una serie de preguntas de el antiguo juego de salón, o una especie de test para conocer la forma de pensar y sentir de una persona. Al igual que Sophie, C escribe desde su intimidad pero revela sólo lo que ella quiere.
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COPIA DE MAIL
Cuestionario Sophie Calle
Recibidos Ely Jofré 4 ene 2022, 22:35 Te envié el mail sin los archivos adjuntos. Espero que puedas mandarnos el cuestionario para armar la nota. Que la pases lindo. Muchas gracias. Ely 6 ene 2022, 13:47
para mí Hola Ely feliz año! van las respuestas de las que elegí contestar que son casi todas, faltan un par del final beso grande c Cuándo moriste por última vez? Creo que la vida es una sucesión cíclica de muertes y resurrecciones simbólicas; aunque también hay momentos  sin vuelta atrás como la muerte de mi padre que fue de alguna forma comprender que se acerca también mi propia muerte con mayor claridad. Qué te saca de la cama por las mañanas? El amor de mis seres queridos, disfrutar la vida segundo a segundo junto a ellos. Qué pasó con tus sueños de infancia? Desde que tengo memoria quería ser poeta, leer y escribir, y es lo que hago todos los días entonces podría decir que se cumplieron. Qué falta en tu vida? Naturaleza, a veces me deprime vivir en la ciudad Creés que cualquiera puede ser artista? Sí De dónde venís? De una isla en el delta del río paraná, mi lugar preferido en el mundo Qué hacés con tu dinero? Lo uso para comprar la mínima comodidad de una vida austera sin horarios ni presiones. Lo más importante siempre es comprar tiempo libre. Qué tarea hogareña te cuesta más? Pensar todos los días en el almuerzo y la cena tener que tener dos ideas de comida por día me enloquece Cuáles son tus placeres favoritos? hablar con mi hijo, viajar y ver las plantas de mi jardín crecer Qué te gustaría recibir para tu cumpleaños? Muchos regalos de cualquier tipo, siempre sueño con una fiesta con decenas de invitados donde cada uno trae un regalo. Cuál es la parte más frágil de tu cuerpo? El estómago De qué te hizo capaz el amor? De poder conocer la paciencia
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ladedicatoria · 2 years
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Dedico este poema a Mariel y Amira que se animan, lo hacen e invitan … A todes ustedes, que leen. A la memoria de cuatro queridxs artistas que partieron, pero aquí se quedan…
DOS PUNTAS, UN PUENTE:
Una punta:
Gladys Ravalle nació el 28 de junio de 1942 , en San Rafael.
Carlos Ojam nació el 21 de enero de 1949 , en Mendoza .
Alfredo Ceverino nació el 15 de septiembre de 1939, en Las Heras.
Luis Quesada nació el 23 de junio de 1923, en Santa Rosa.
El Puente ...:
Nacer, comer, respirar, jugar.
Todos... esas primeras veces...
Los garabatos, el campo, la ciudad…
SUEÑOS
La imposibilidad…y las quimeras… el poder elegir...a veces....
Compartir, equivocarse, trabajar, amar, subsistir,
llevar adelante las ideas, creer a pesar de todo…
y esos días difíciles...y la injusticia y la muerte.
Aquellas utopías… …
y los deseos abiertos…
Arte - creación...trabajo, Arte- ideas...idas y venidas. …
Y VOS, así, con ese hablar CASCADO, con una sonrisa entre los rulos …LA DISTINTA, la que me abrazaba en italiano y chocábamos el pecho y la caricia, transformada mil veces nos miraste en personaje…pero arriba o abajo de las tablas... … la defensora grande de los que no pudieron…
Y el deseo ardiente…y el coraje…
…Y VOS también, aunque no estuve tan cercana, supe de toda otra ilusión y confianza…de aquella rebeldía en aventura, que ganó un Primer Premio pese a todo… y fue maestro y pintor de formas nuevas, de amable vocación con CHISPA Y FUEGO.
Y el Amor, que suelen ser amores…
y este collage que resulta en vida…
SUEÑOS...y elegir creer, a pesar de todo.
y este collage que también resulta vino…
Y VOS, que viste como patria al barrio, recorriste el mundo en una bicicleta… con tus compañeros de ruta, los colores y el sueño atrasado…acunaste una cantora y otro sueño que también dibuja ...y te vas con Vincent a la plaza y…hacés la magia en tu lugar…allá en Las Heras.
Y toda esa modernidad como un tsunami.. …
y el pedemonte y este oeste del mundo.
y acariciar un árbol cuando se abren los ojos..
y el Amor, que suelen ser amores…que se comparte y se brinda…Y con todos… y Sos parte….
…y VOS, maestro amado …que atravesaste el desierto… y los melones brillantes de tu infancia … y el mate amargo allá por Godoy Cruz. Paisaje de papeles... entre las carbonillas, en tu Inmenso País… te multiplicas…Tus maderitas y textos llenos de siestas…con la sierra de calar en una mano… sumar y construir, con los otros, con vos…cala tu voz… …entrañable hasta la médula….
Y hubo hijes y amigues y familia…
y en la esquina una guirnalda brillante en lamparitas….
y detractores a ultranza y seguidores…
Y faltó el pan ...y sobró muerte …y sale el sol todos los días..
y la mesa … y días sin dormir...y reinventarse…
y Arte y más trabajo y más docencia...de entrega generosa...a toda hora....
y este collage que quizás resulta arte…
Y aquel Amor, que suelen ser amores…
y este collage que no resulta siempre …
y Ser …y SER MUJER, Ser....SER...ser HOMBRE, ser todos, ser...ser, desde eso que llamamos arte…
…Ser la Escuela Provincial de Bellas Artes, el Instituto Goethe, la Facultad de Artes... el Bermejo...…Ser todo y todo, donde lo puso Jorge Luis…Todo en aquel punto infinito e imposible…al borde de los días…hasta llorar como Oliverio
será el amor de un dibujito…
Al infinito...y más allá!!! claro.....
LA OTRA PUNTA
Gladys viajó el 28 ,
Carlos viajó el 21,
Alfredo el 17,
Luis, el 19 .
En enero, en 2022 ,
en Mendoza.
Marcela Furlani. Marzo 2022
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ladedicatoria · 2 years
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A C.
En el encuentro de poesía organizado por la Revista La Dedicatoria en y con la Fundación del Interior, Cecilia Pavón compartió algunos poemas sentada junto a todxs lxs que formamos parte de Editorial Microcentro en Mendoza: Amira Yurie, Flora Breccia, Clara Ponce, Mariel Matoz y Ely Jofré. Preguntó si era normal que el viento soplara con tanta fuerza, sujetando su piluso rosa, y después se mezcló con lxs invitadxs como una más a escuchar lo que desde la provincia lxs poetas tenemos para decir. En una toma cordial del espacio se ampliaron lxs invitadxs y compartieron a micrófono abierto algunos textos: Estefanía Acosta, Juliana Bocci, Fabiana Graselli, Verónica Gimenez, Manu Interlandi (Fvrio), Azul Mendez, Florencia Nicolás y Mauricio Funes. C, como firma en sus correos, llegó sin nada de pompa a un café del centro mendocino para coordinar el encuentro. La vimos con M. desde lejos, leyendo un libro y tomando un jugo de naranja que no era natural. El mozo confundió el pedido de cafés y arrojó vasos en el piso, quizás por haberse hecho cargo de nuestra adrenalina que oscilaba entre el ritual que hicimos en una maceta con una cruz de sal gruesa y un cuchillo en el medio para que no lloviera y la sensación que unx siente cuando va a conocer a alguien a quien admira. En una charla amena y confesional, recordó en voz alta su recorrido desde la escuela a la parada del micro hace algo más de 30 años, el cruce casual en la calle con un compañero de secundaria, su casi huída a Buenos Aires, volver a Mendoza al menos dos veces al año y no dar notas. Empecé el taller con C a mediados del segundo año de la pandemia, cuando a pesar de que se habían dispuesto medidas de apertura y posibilidad de encuentro  presencial, ella había decidido continuar con sus talleres virtuales de poesía. A C sólo le conocía la voz. Los martes, nos sentábamos 3 horas por la tarde y éramos solo voz y una foto, la cámara permanecía apagada durante el tiempo que duraba la reunión por meet. Casi siempre no faltábamos a la cita: Azul de México, Julián de Canarias, Valentina de Palermo, Georgina de San Telmo, Diego de La Plata y yo de Mendoza. Por el sólo hecho de ser entes sonoros el sonido debía ser perfecto o se corría el riesgo de ser muteadx. La consigna había sido enviada por mail y consistía en la lectura de Kevin Killian, Kathy Acker, Gabriela Bejerman, Daiana Henderson, Marosa, Lydia Davis y un ejercicio para llegar al poema. De la puesta en común surgían ideas diversas tales como:
El espacio (la ciudad desde la que escribimos) siempre determina el texto.
Lx poeta contemporáneo debe abandonar la poesía sufriente aunque sea acusado de frívolo.
La poesía es una forma de conversación .
El poema puede ser un ready made, o un happening.
Hay que buscar al poema en lugares a donde creemos que no está (en una conversación, en una lista de cosas que me compraría cuando venda mi auto y me vaya a vivir al campo).
Ir a por el poema deshilachado,  salir de lo armadito.
Escribir poemas que no son del reino humano.
Samplear poemas.
Todo lo que se pueda escribir sobre Cecilia Pavón es conocido, podemos aportar que es madre de Félix, compañera de Claudio Iglesias y una gran jardinera. Para entrevistarla, después del evento, le enviamos vía e-mail la obra L'Autre (1992) de Sophie Calle en donde ella reinventa el mítico cuestionario Proust para la Revista Les Inrockuptibles, cambiando una serie de preguntas de el antiguo juego de salón, o una especie de test para conocer la forma de pensar y sentir de una persona. Al igual que Sophie, C escribe desde su intimidad pero revela sólo lo que ella quiere.
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Cuestionario Sophie Calle
Recibidos Ely Jofré 4 ene 2022, 22:35 Te envié el mail sin los archivos adjuntos. Espero que puedas mandarnos el cuestionario para armar la nota. Que la pases lindo. Muchas gracias. Ely 6 ene 2022, 13:47
para mí Hola Ely feliz año! van las respuestas de las que elegí contestar que son casi todas, faltan un par del final beso grande c Cuándo moriste por última vez? Creo que la vida es una sucesión cíclica de muertes y resurrecciones simbólicas; aunque también hay momentos  sin vuelta atrás como la muerte de mi padre que fue de alguna forma comprender que se acerca también mi propia muerte con mayor claridad. Qué te saca de la cama por las mañanas? El amor de mis seres queridos, disfrutar la vida segundo a segundo junto a ellos. Qué pasó con tus sueños de infancia? Desde que tengo memoria quería ser poeta, leer y escribir, y es lo que hago todos los días entonces podría decir que se cumplieron. Qué falta en tu vida? Naturaleza, a veces me deprime vivir en la ciudad Creés que cualquiera puede ser artista? Sí De dónde venís? De una isla en el delta del río paraná, mi lugar preferido en el mundo Qué hacés con tu dinero? Lo uso para comprar la mínima comodidad de una vida austera sin horarios ni presiones. Lo más importante siempre es comprar tiempo libre. Qué tarea hogareña te cuesta más? Pensar todos los días en el almuerzo y la cena tener que tener dos ideas de comida por día me enloquece Cuáles son tus placeres favoritos? hablar con mi hijo, viajar y ver las plantas de mi jardín crecer Qué te gustaría recibir para tu cumpleaños? Muchos regalos de cualquier tipo, siempre sueño con una fiesta con decenas de invitados donde cada uno trae un regalo. Cuál es la parte más frágil de tu cuerpo? El estómago De qué te hizo capaz el amor? De poder conocer la paciencia
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