Tumgik
#y al final el único perjudicado fui yo.
armatofu · 5 months
Text
Tumblr media
Jonathan Viera explica su marcha: "Hay un problema con el entrenador"
1 note · View note
nuevo-tiki-blog · 6 years
Text
El final de una larga historia de amor
Y en el corredor aeróbico de San Miguel veía una una situación extraña pero familiar a la vez: La niña caminando rápido, muy rápido, al momento se da vuelta. Atrás un niño, un poco más pequeño y débil, corriendo a más no poder. Casi la alcanza, pero cuando estaba cerca ella decidió alejarse. El niño defraudado decide llorar para quejarse con su mamá. Al instante la chica decide volver un poco, acercarse a él para darle nuevas esperanzas al niño, es ahí cuando vuelve a correr el niño hacia ella. Acto seguido, como espejismo, la niña decide volver a correr para distanciarse del chico. 
La situación no parecía tener final o por lo menos yo no iba a pararme a verla, no por indiferencia, sino porque estaba entrenando y con la cabeza en otro lado. Sin embargo, eso se disparó en mi a los minutos. Como para recordar esto que me pasó con Yani, para darle un final, para recordarlo todo para poder -al fin- expulsarlo de mi ser.
Todo empezó sin empezar, me acuerdo por mi maldita memoria eterna, de una charla de casualidad. Esa clase del doctor H.B. en la que me sentaba atrás de todo y solo era un niño que tenía todo por vivir. Al tiempo, bastante tiempo después y 2 novias de por medio, nuestros caminos se volvieron a cruzar. Por decisión directa mía, estaba decidido, me abalance sobre ti. Al invitarte a salir en 3 oportunidades, dejando claro mi deseo, recibí un "no" rotundo. Capaz la respuesta fue de las más sinceras que obtuve en toda mi vida, y la agradecí como nunca: “Sos muy buena onda, pero no quiero salir con nadie de la universidad. Hace poco tuve un relación con alguien de ese circulo y no quiero que quede ‘raro’ otra relación ¿Me entendes?”. Acepte respetuosamente y agradecí sinceramente que no me hicieran perder el tiempo. Es raro que esta repuesta tuya podría hacer que al final, en cierto punto, me haya perjudicado.
———— “Por descuido fui victima de todo alguna vez”. 
Tiempo después, no se… ¿Habrá pasado año y medio o dos? Ya recibido y en un momento en que me sentía totalmente poderoso, ahí me volviste hablar vos. Fue distinto, porque vos eras la que lo intentaba y la que buscaba. La que proponía charlas, la que incentivaba la magia, la que creaba las situaciones. Me hacía feliz hablar con vos y que me contaras de todo, que te abrieras conmigo, que me dijeras lo que te entristecía y que fuera yo quien te diera felicidad. El que te sacara una sonrisa me daba una felicidad increíble. Hasta te atreviste a decirme un secreto que te aturdía, que te enfriaba la sangre. Sin embargo entraba en mi corazón una pregunta ¿Y si yo estoy siendo un machista pensando que ella ‘me tiene ganas’ y solo es buena onda? Eso en mi cabeza fue nocivo, atrasó todo, tal vez demás. 
——— “Si no fui mejor postor fue por aquel maldito temor. Si yo pedía vos te alejabas de mi”.
Un día sentí que me apuraste, que querías que avance, y lo hice. Lo que pasó terminó en gracioso y para explicarlo no voy a hacerme el poeta. Dijimos de juntarnos, el día que te dije yo no podías, porque te ibas a Mar del plata para ver a tu banda favorita y el día que vos propusiste me incomodaba a mi porque, gracioso, yo también me iba a Mar del Plata pero por mi Investigación. Quedamos en juntarnos el último viernes de ese Noviembre, fecha tenebrosamente distante ¿Qué hago para llenar los vacíos hasta llegar a esa fecha? ¿le hablo durante su viaje? ¿Qué hago para no cagarla? Los días se hicieron enormes, los suspiros venían con un duro trago amargo y tu distancia se hizo sentir -más fuerte y más intensa- con breves conversaciones por whatsapp. Ahí llegó mi duda, que tardó poco en confirmarse, esa fecha volví a preguntar sobre nuestro encuentro y la respuesta fue tétrica: “No puedo y no voy a poder juntarme desde este viernes ni ningún viernes de este año porque tomé un laburo”. Parecía una broma, obviamente de mal gusto, un guión de una sit-com. Decidí dejarlo todo, ir por otro lado… Por ahora.
———— “Y esa inconstancia no es algo heroico, es más bien algo enfermo”.
Ese Marzo fue extraño. Volvi a hablar con ex-compañeros del Universidad por otras cosas y saltó tu nombre. “Che, salí con una amiga de Yani y decía que estaba atrás de vos y que no apurabas. Proba que onda.” Y, no se porque, lo intenté. Tomé el teléfono y hable, con la idea fija, para intentar no equivocarme. Hablamos de muchos temas y de volver a salir, o de salir por primera vez. Quedamos en un día, pero porque teníamos que hacer un reclamo en la Universidad juntos y luego tomaríamos algo. Dije “perfecto, es mi oportunidad, no es ideal pero es algo”. La situación fue menos glamorosa de lo que pensé. Al llegar me enteré que muchos más iban a venir a esto y me di cuenta que este reclamo sería muy largo. Lo peor fue que en el momento de llegar avisaste, como dejándolo caer,  que te tenías que ir a las 5. Era muy gracioso, porque la reunión era a las 2 y recién llegaste 2:39. El día fue bastante largo, capaz demasiado. A las 4:10 terminó todo, después de que todo se hiciera eterno, después de que, a cada momento, pensara de que todo esto no serviría para nada. Al instante desapareciste, como si no valiera la pena saludarme. Nunca sentí tanta bronca. 
A los pocos días, por este reclamo, todos decidimos en volver a juntarnos y yo solo pensaba ¿Y si no me junto? ¿Para qué voy, si no vale la pena para lo que yo realmente quiero? Y fui, porque preferí el seguir el reclamo. Lo extraño es que te acercaste un poco más. De ese día tengo una foto nuestra, de la vez que nos sacamos una foto en la azotea de nuestra Universidad, de tu sonrisa junto a mi. Lo único que me queda de ti, las sonrisas que te saqué. 
———- “Voy a mentir cuando les diga que ya superé, que nunca hubo dolor en mi piel, que nada tuyo existe”.
De este grupo de los que reclamaban nació un grupo de whatsapp. De esto, una extraña amistad de grupo, de esas que me dan algo de asco. Surgió juntarnos a tomar algo en grupo. Lo triste fue ir a confirmar cosa, que no te interesaba en lo absoluto, o eso entendía. La cosa cambió cuando, en una charla entre nosotros, tiré al pasar que podríamos juntarnos todos en mi casa.
El tiempo continuó, porque jamás quiere detenerse, y llegó el momento más importante de mi carrera: El Interescuelas de Mar del Plata ¿Qué tiene esa Ciudad conmigo? Y los dos íbamos pero no nos hablamos hasta que llegaste allí. Hice mi ponencia, presenté y ya me sentía más tranquilo. Cuando me disponía a ir a dormir fue que llegó, ese mensaje que no debía llegar, ese que me dio otra maldita oportunidad. “Tengo miedo porque mañana expongo”. Ahí comenzó una larga charla dónde te volviste a abrir conmigo, como aquellas veces, como si nada hubiera pasado. Me dijiste donde exponías y te fui a buscar.  Al escucharte me maravillé que tuvieras miedo, porque lo hiciste perfecto, estaba muy feliz de como te desenvolvías. Después de esa presentación me invitaste a comer con vos y tu amiga. Nos divertimos mucho, la pasamos muy bien y tocaba volver. Volver pensando en vos, escribiendo poemas, como si fuera un niño de 16 años otra vez. En el grupo recordaste esa invitación que hice, y todos vinieron. No pasó nada interesante, pero decidiste “por casualidad”, sentarte a mi lado. 
Pasó el tiempo y volví a cursar en la universidad, esta vez para buscar mi posgrado. Lo gracioso fue que en la primera clase te volviera a encontrar. Como dice la canción “nada es casualidad”. Fue extraño que a cada clase nuestra relación fuera distintas, como que un día seas copada y hablaramos, que otra fueras distante y te tuvieras ir, otras estabas cansada y no pudieras quedarte, otra que te quedaras conmigo. No sabía que pensar hasta que escuché esa maldita palabra “Vos, decime algo que sos mi amigo” ¿Amigo? ¿Cuándo me transformé en el amigo? Fue el momento en que me caí, que me desplomé como un idiota, en el que lloré. Aunque quisiste hacerte la graciosa y hablarme de posibles parejas en esa clase, nada podía arreglarme. Fue una destrucción completa de mi ser.
A la semana siguiente sentí que debía hacer, sabía que tenía que decirte que me gustabas, sin miramientos. Ir directo y ya está, incinerarme como me gusta. Y la cuestión fue que nunca estuvimos solos, porque no había razones para estar solos, porque un pelotudo se nos puso a conversar. DIOOOOOOS, odio pensar ese momento. Así fue que supe que debía caminar con eso. Decidí rendirme y caminar mi nuevo sendero. Busque divertirme con Emilia, hacerte sentir celos, para ver si algo te producía. Por la última clase te intercepté, hablamos y me animé, no se porque, a invitarte directamente a salir. Arreglamos un día que nos conviniera a los dos: El jueves de esa semana. Decidí pedir el auto de mi viejo, lavarlo y prepararme para nuestra última oportunidad. Llegó el día y decidí preguntarte sobre esto. La respuesta fue “No puedo”, como si fuera un meme de nuestra relación, “no puedo”. Arreglemos para otra semana ¿Cómo le digo a mis padres que me dijo por tercera vez que no? Decidí no decir nada, para no sentirme más perdedor de lo que era. 
Volví de mi viaje y leí tu estado, esa canción de Soda Stereo me invitó a preguntarte cuando nos veríamos. Esa pregunta nunca llegó. Al saludarte me dijiste “estoy rara”, al preguntarte el porque me lo dejaste caer como un balde de agua en mi cara “Estoy saliendo con un chico y el se va. Estoy mal porque estaba saliendo muy bien”. Fue como un crónica de una muerte anunciada. Un mal remate, como un chiste sin gracia, como una mentira que se sabía. No lloré, como que cada golpe me fue preparando para este momento, para asumir que todo estaba perdido, sobre todo el tiempo. Que nada valió la pena. Que nada sirvió. Me resigne, como si no fuera nada más que un final que debió ser, como si fuera algo más. Este último golpe fue indoloro, o eso creí. Todo cayó por su peso y debía ser así. Hable con amigos que me dieron su punto de vista, que me dieron su apoyo. Gente que me entendió y gente que me dijo que todo cambiaría, que encontraría el amor. Me hacía el superado hasta que pasó, ese momento que me golpeo, que me mostró la verdadera dimensión de mi dolor. En el recital de Ciro y Los Persas, en el momento de tranquilidad, sonó “Ando Ganas” y provocó en mi una intensa tristeza. Lloré como sólo me pasó 2 veces en mi vida: Con mi primera y mi segunda novia. Lloré de principio a fin de la canción, teniéndote en mente. Como si necesitara eso, como si quisiera que todo quedar ahí, como lo estoy intentando en esta lineas. Fue un final necesario, y lo dejo así. Nada de lo que pasó hace que cambie mi postura sobre lo que pienso de vos. Sos una persona maravillosa y deseo sinceramente que te vaya bien. Es más, se que vas a triunfar. Ahora es momento de que mi camino cambie, porque se que por este camino. Ya sufrí suficiente, es hora de volver a mi. De ser yo. De encontrarme y encontrar con ello un nuevo corazón. Solo necesitaba descargarme, volcar todo esto y sentir que puedo cerrar esta etapa. No prometo no leer nada de lo que te pase, pero prometo que en mi próximo amor jugármela por completo. Mi próximo amor será correspondido. 
——– “ No hablare del final, por ninguna razón. En silencio despertarás de tu historia de amor”.
0 notes